Ica I.- CRIMINALISTICA 1.- INTRODUCCION Mientras El Derecho Penal determina lo que se considera delito y la Criminología se ocupa de estudiar la causasión del delito, la Criminalística tiene como finalidad el descubrimiento del delito. Esta forma me parece la mas practica y directa de presentar nuestro tema de estudio ya que el contenido de la Criminalística reúne una importancia tal para la moderna investigación científica del crimen[1] y a la vez resulta de una complejidad tal, que debe ser abordado con sentido interdisciplinario. En efecto, es tan importante el bagaje de conocimientos teórico-prácticos que en ella se conjugan, se desarrollan y perfeccionan – renovándose constantemente – dentro de la corriente científica contemporánea, que ya es considerada como parte esencial e indiscutible de las universalmente denominadas Ciencias Forenses[2]. Con su enseñanza en esta Cátedra no se persigue la formación expertos con multiplicidad de conocimientos, sino simplemente orientar o reforzar los conocimientos básicos indispensables para que puedan actuar eficientemente en la investigación criminal; la cual cuenta actualmente con medios positivos e indubitables de identificación personal; para que tengan siempre presente que en la escena del crimen pueden encontrar – si actúan diligentemente – la más rica y extraordinaria variedad de testigos mudos,[3] mediante los cuales se podrá reunir y ofrecer la prueba indiciaria[4] del hecho concreto que investigan si apelan oportunamente al eficaz concurso de los técnicos y de los Laboratorios de Criminalística; para que aprendan a valorar, en una palabra, hasta los detalles y elementos de apariencia más insignificante, porque en ellos puede estar el inicio de una exitosa investigación criminal. Es en la práctica diaria de la investigación criminal es donde se puede medir la real y verdadera importancia de la Criminalística. En efecto, si el Funcionario[5] que se aboca a la investigación criminal, convoca de inmediato a los técnicos por el medio más rápido y, al mismo tiempo, arbitra las medidas necesarias para que no se toque ni remueva nada en la escena del delito hasta que ellos no hayan actuado, no sólo habrá cumplido con su deber sino que habrá brindado la oportunidad para que se constate la existencia del hecho delictuoso y se identifique a sus autores, eliminando toda posibilidad de destrucción, desaparición o desnaturalización de los rastros dejados por el o los delincuentes, o su sustitución por los propios, por los del damnificado o por los de los intrusos o desprevenidos. Es por ello que siempre conviene tener presente aquel principio de Edmond Locard[6]: “en la investigación criminal el tiempo que pasa es la verdad que huye”[7]. Para alcanzar este propósito formativo, la enseñanza teórica debe necesariamente complementarse con la práctica de laboratorio; indispensable para el afianzamiento y valoración de los conocimientos técnicos. De esta forma el se podrá concretar el fin que se propone: no formar técnicos sino funcionarios capaces de facilitar la oportuna y eficaz intervención de los verdaderos técnicos, de los especialistas de gabinetes y laboratorios avezados en la revelación, fijación, relevamiento y valoración de los rastros, huellas, manchas y elementos del delito. Para que la colaboración de los técnicos especializados alcance toda la eficacia que de ella se puede esperar, también es aconsejable educar a la población. Locard informaba que en Francia, una sabia utilización de la prensa había permitido - ya a principios del siglo XX - disciplinar al público, hasta tal punto que el experto siempre encuentra el lugar del hecho en el estado en que lo dejó el delincuente. También se ha llegado –agregaba – y esto es lo verdaderamente asombroso -, a que los lioneses cuando regresan a sus casas a medianoche y encuentran su departamento saqueado, se van a dormir al hotel para estar seguros de no destruir las huellas antes de la hora en que se abre el laboratorio. 2.- CONSIDERACIONES GENERALES: Sin lugar a dudas, la criminalística por ser de tipo explicativo, pertenece a las disciplinas científicas de órden naturalístico. Su contenido esta formado básicamente por ciencias formales como la química, la física, la matemática, y otras disciplinas desarrolladas posteriormente a raíz de su propio crecimiento como la balística, la dactiloscopía, la accidentología vial, etc. Ahora bien, hemos dicho que su finalidad es “el descubrimiento del delito” y ese descubrimiento se refiere al como, cuando, donde y quien del delito, aspectos inherentes e indispensables en la tarea de investigación y descubrimiento y por ende de una serie de actividades, todas constitutivas de la Criminalística. Es precisamente en el ámbito judicial ó forense donde esta disciplina toma importancia – como indiscutible auxiliar del Derecho Penal - , pues no alcanza solamente con saber que un hecho típicamente anti-jurídico y punible se ha cometido (delito) sino que además se necesita saber quien, como donde y cuando lo ha cometido, para imponerle la sanción socialmente establecida para el caso. Estos cuatro elementos formales del delito se encuentran intrínsecamente unidos; el conocer solamente la autoría de un delito, es un saber judicial procesal incompleto[8], por lo cual la doctrina y practica forense exigen acreditar las circunstancias de modo, tiempo y lugar, a los efectos de una condena. Como ha quedado claro otra de las características de la Criminalística es la de ser una ciencia auxiliar del Derecho Penal, - a la cual sin dudas debe su existencia - pues siendo esta la ciencia que se ocupa del estudio y tratamiento de “los delitos y de las penas”, su éxito en gran medida depende del éxito de la Criminalística en su tarea de “investigación y descubrimiento del delito”. Por otra parte, si no existiera el delito, la Criminalística no tendría razón de ser. Resumiendo podríamos decir que la Criminalística es una disciplina científica explicativa y formalística, constituída por el conjunto sistemático de otras varias disciplinas naturales, y de modo general se puede ensayar una definición expresando que se trata de “la disciplina científica auxiliar del Derecho Penal que se ocupa del descubrimiento y comprobación científica del delito y del delincuente”. De esta manera, al decir descubrimiento y comprobación, nos estamos refiriendo a aquello que constituye la escencia y razón misma del quehacer criminalístico, en donde: - “Descubrir significa el fin mismo de la indagación y es, en términos generales, la primera fase de lo criminalístico, o sea: poner en descubierto. Llevar a un efectivo conocimiento forense y público, entendiendo por tal no solo el simple descubrimiento del hecho en si, sino del como, cuando, donde y quien del mismo.” - La segunda fase, es la comprobación de lo descubierto. Comprobar es probar la verdad de lo aducido, ajustándose a la causalidad del hecho investigado, y recae por supuesto sobre esos cuatro elementos – cuando, como, donde y quien - , evitando de así, el error judicial. Por último, como corolario de lo expuesto, basta recordar que la denominación de Criminalística se debe al ilustre Juez Criminalista de la Escuela Alemana, Hans Gross[9], quien la propuso a fines del siglo XIX, en oportunidad de concretar en su obra “El Manual del Juez de Instrucción” los conocimientos hasta entonces dispersos sobre la materia, y en donde fundamentaba que el cambio de denominación constituiría el reconocimiento oficial de esta disciplina con la jerarquía científica, alcanzada por esta materia de indubitable importancia para la ciencia jurídica. 3.- ANTECEDENTES Y PRECURSORES: La Criminalística como disciplina “per se” tiene antecedentes remotos, tan remotos como la Medicina Legal, pudiendo citar al respecto, la obra de Cospi “Il Giudice Criminalista”, publicada en Florencia en 1643, no obstante, con anterioridad a dicha fecha se han encontrado algunas referencias a un conjunto heterogéneo de conocimientos para descubrir el delito, en Julius Clarus de Alexandría (1525-1575)[10] Como en el caso de todas las doctrinas y teorías modernas ha tenido precursores; en realidad, ellas comienzan a existir cuando un hombre o un grupo las imponen a la atención de su época, incorporándolas al acervo común de las ciencias a que se refieren. Marcelo Malpighi[11] estudiaba los surcos papilares en el siglo XVII; que en épocas más próximas (siglos XVIII y XIX) Purkinje completó y distinguió 9 formaciones distintas en las terminaciones digitales; que ya en el siglo XIX Faulds en el Japón, inspirándose en las impresiones papilares observadas en cerámicas prehistóricas, distinguió dibujos en forma de arcos, presillas y verticilos y reveló detalles papilares para identificar al autor de un homicidio, propiciando igualmente un procedimiento y material para obtener impresiones digitales; que Herschell en la India hizo un estudio serio sobre las impresiones para dar el anticipo de su inmutabilidad, variedad y perennidad, para la misma época; Mas tarde Francis Galton[12] (Finger Print) valiéndose de las colecciones de Herschell y de su propia experiencia dio los verdaderos fundamentos de la dactiloscopia (perennidad, inmutabilidad y variedad). Juan Vucetich[13] (Dactiloscopía Comparada) pro su parte, a cargo de la sección de Identificación en la Policía de Buenos Aires – tomó noticia de los trabajaros sobre sistemas de filiación de Galtón, y logró la primera sistematización de los diseños dactilares sobre los cuales hoy en día se apoyan los sistemas más modernos para identificación de personas físicas. Casi contemporáneamente Alfonse Bertillón[14] brindó su Sistema Antropométrico, sobre la base de un sistema de medición de algunas partes del cuerpo humano, para identificar a los delincuentes reincidentes, reemplazando así al infame sistema de marcas y señales; y a su vez Reiss realizó un vademécum del Portrait Parlé[15] ideado por Bertillón para, despojándolo de su terminología estrictamente científica, hacerle bien accesible para el común de los policías, y que también dio a luz un verdadero tratado de policías científicas. Balthazard con su Medicina Legal y, en especial, con su primer método adecuado para la identificación de proyectiles con las armas de fuego que los disparan: Lacasagne, Stockis, Nicéforo, etc. Consolidando conocimientos técnico científicos en obras de consulta; Por otra parte, Sodermann y O’Connell en su Métodos Modernos de Investigación Policíaca y ofrecen un Tratado completo que, constituye una enciclopedia técnico científica, en la cual además sientan las bases de lo que la doctrina anglo-sajona diera en llamar la investigación científica del crimen, en donde no solamente se contemplan los elementos formales de la criminalística tal como la hemos descripto, sino donde además se le incorpora a la clásica tarea de Laboratorio (científicamente metódica, probada en la experiencia y que obedece a la existencia de Leyes) la fase de investigación judicial ó policíaca, distinta a la anterior, aunque se encuentre íntimamente ligada a ella (pretendiendo ésta una reconstrucción causal del hecho criminal, en donde se trata de reproducir los hechos para corroborar si todas las partes encajan con el mismo resultado obtenido en la comprobación de laboratorio). 4.- CONCEPTO: “Es la disciplina técnico científica multidisciplinaria que mediante la aplicación de recursos, métodos y procedimientos suministrados por la ciencia a la investigación criminal, tiene como finalidad constatar la existencia y comprobación de los delitos como auxiliar a la Justicia para contribuir a su esclarecimiento”. Esta definición, que sintetiza el contenido de la Criminalística, comprende los siguientes supuestos: 1º. Constatar la existencia de los delitos. El primer paso en una investigación criminal debe orientarse en sentido de establecer si realmente se está en presencia de un hecho o de una omisión que pueda considerarse delito por la legislación penal vigente. Para ello, se debe proceder con calma, serenamente, no dejándose llevar por la primera impresión, apelando a todos los recursos que brinda la moderna investigación científica y a la opinión de los técnicos auxiliares del investigador, ya que todo apresuramiento será condenable por sus consecuencias: sin perjuicio de la actividad, del material y del tiempo insumidos por la averiguación[16]. • Lo primero que debe surgir como interrogante en una investigación criminal, es ante QUE tipo de Hecho nos enfrentamos – si es un Delito ó no -. • Una vez conocida la naturaleza del mismo, y en el caso del primer supuesto, se avanzará sobre la mecánica de producción[17] • Por último, se podrá realizar aportes sobre la calificación penal del mismo – culposo, doloso, etc 2º) Identificación de la víctima: Este paso es fundamental, pues por mas que haya autores que se opongan a la investigación de la victima, no existe otra manera de comprender la situación ante la cual se debe enfrentar el investigador si no tiene claro sobre quien se ha perpetrado una acción delictiva, y las motivaciones ó causales que podría haber tenido el autor para ello. Además en los casos de homicidio de un N.N resulta imprescindible conocer la identidad de la víctima para completar los aspectos formales del delito. 3º ) Identificación del delincuente: Para completar este paso la Investigación criminal debe orientarse a la identificación del autor del delito, pero sin detenerse solamente en el QUIEN , sino que esto debe complementarse con el COMO, CUANDO y DONDE , ya que gracias a estos elementos formales del delito, no solamente conoceremos la existencia del mismo, sino que además podremos ordenar ese conocimiento y presentarlo ante la Justicia para su juzgamiento y condena Para ello nos valdremos del examen de huellas, rastros, manchas y demás elementos dejados en el lugar o escena del delito; jugando rol preponderante, la revelación, fijación o levantamiento de los mismos y su posterior remisión en condiciones óptimas a los respectivos Laboratorios. También serán de utilidad los datos de filiación suministrados por versiones testimoniales que faciliten la reconstrucción fisonómica, las prendas o escritos dejados en el lugar, etc. De esta manera la ciencia criminalística facilita al investigador todos los recursos, métodos o procedimientos idóneos para constatar la existencia del hecho delictuoso y para la identificación del autor y la víctima. Vemos así que, una vez analizada la definición ofrecida a través de sus dos extremos, 5.- OPINIÓN DE AUTORES EXTRANJEROS: Desarrollaremos a continuación los conceptos que sobre la materia han ofrecido algunos especialistas que en principio se ocuparon de la Criminalística cuando ésta comenzó a incursionar en el plano de las ciencias auxiliares del Derecho Penal: a) Diaz de Acevedo: Criminalística es el conjunto de conocimientos técnico científicos, ajenos a la ciencia médica, aplicada a la resolución del proceso penal y civil. b) Del Picchia Filho: Criminalística es el conjunto de conocimientos técnico científicos aplicados a la función judiciaria de investigación criminal y del estudio de la prueba indiciaria constituida por los vestigios materiales de naturaleza no biológica. c) Lopez Rey Arrojo: Criminalística es la disciplina auxiliar del derecho penal y procesal penal que se ocupa del descubrimiento y verificación científica del delito y del delincuente. 6.- OTRAS DENOMINACIONES La denominación de esta materia ha sido tan diversa como el criterio sustentado por los diversos autores al enunciar su contenido a través de conceptos distintos. Entre las más conocidas en el curso de su evolución, habiendo quedado prácticamente reducidas en la actualidad a las denominaciones de: “Policía Científica” y “Técnica Policial” . Al respecto realizaremos algunas consideraciones: 1. El primero que sustentó el nombre de Criminalística fue como ya hemos apuntado, el Dr. Hans Gross en su libro “Manual del Juez de Instrucción”, cuando ésta todavía era nada mas que un mero conjunto de incipientes conocimientos prácticos de índole heterogénea, bastante lejos todavía de ser la Disciplina Científica con Leyes, Fundamentos y Fines propios que es hoy y además con una sistematización propia e integradora de todos esos conocimientos. 2. Reiss empleaba las denominaciones Policía Científica o Técnica, aunque tenía preferencias personales por la segunda (policía técnica). Locard, en el prefacio de su “Tratado de Criminalística”, propuso la de “Técnica Policial” expresando: “ insisto en Técnica porque una disciplina tal es propiamente un arte no una ciencia, porque comprende métodos y no leyes. A menos que se admita que, contrariamente a la opinión de Aristóteles, ella no es ciencia más que de lo particular. 3. El eminente profesor francés Edmond Locard, denominó “Criminalística” a su obra enciclopédica que reúne todos los conocimientos actualizados que a la misma se refieren. Determinando que la más adecuada denominación de esta materia es actualmente la de “Criminalística”, diremos que ella encierra el estudio de las técnicas del crimen. En este sentido, brinda una extraordinaria colaboración al proceso penal, ya que su fundamento es encontrar la verdad para que el hecho delictuoso no quede impune. Si ello es así, se impone preguntarse: ¿de qué medios se ha valido la Justicia en todos los tiempos para encontrar la verdad? Es lo que veremos seguidamente a través de los puntos siguientes: 1. Evolución de los medios de prueba 2. El testimonio 3. La prueba indiciaria. En el año 1944 se reunió en Santiago de Chile un Congreso al que concurrieron, especialmente invitadas, delegaciones de casi todos los gobiernos americanos, integradas por especialistas del mundo forense y policial y por catedráticos de Derecho Penal y de Medicina Legal. Dicho Congreso. En sus conclusiones se señala una época en el orden mundial de los especialistas del mundo forense y policial y por catedráticos de Criminalística. Una de las recomendaciones más importantes aprobadas, es la que se refiere a la necesidad de dictar la cátedra de criminalística en cursos de perfeccionamiento para post graduados de las facultades de derecho, como medio de dotar a los abogados que se dedican o dedicarían al fuero penal, de la cultura criminalística indispensable para su mejor desempeño como magistrados o defensores. Concretando esa recomendación, por primera vez en América, nuestra Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires instituye, en el año 1952, la Cátedra de “Criminalística” en el curso de perfeccionamiento para post graduados” que funcionaba en su Instituto de Derecho Penal y Criminología, a iniciativa de su Director, el Dr. Alfredo Molinario. II. – EVOLUCION DE LOS MEDIOS DE PRUEBA 1.- INTRODUCCIÓN: Desde que el hombre comenzó a organizarse en comunidades para convivir, surgió la necesidad misma de que esa organización contase con un sistema normativo que le permitiera a sus integrantes establecer parámetros de convivencia. De ahí también la necesidad de señalar y castigar a quienes no respetaran esas normas, y por ende de conocer la verdad. Estos primitivos y muy elementales sistemas jurídicos, tuvieron por supuesto el sello distintivo de las creencias de esos pueblos, y fueron evolucionando desde entonces hasta nuestro días, desandando inevitablemente el camino de la prueba y el error. La cuestión de la denominada Prueba Criminal, elemento indispensable aún en los albores de la humanidad, fue abordada desde el principio en cada cuestión en que los conflictos de intereses aparecerían en escena. Primitivamente se creyó que la verdad le era revelada a la justicia por la Providencia. Era el “dedo de Dios” el que se manifestaba – según pensaban – a través de las ordalías y del duelo judiciario. Era colocar el puño del sospechado en el fuego: si se llagaba era culpable, si no le ocurría nada era inocente. Era, igualmente, arrojar desnuda en un curso de agua fría, en la temporada invernal, a la mujer sospechada de adulterio: si contraía una pulmonía era culpable, si no contraía ninguna dolencia era inocente. En estas condiciones, nadie quedaba exento de culpa. Se recurre, entonces, a la CONFESION. Para obtenerla todos los medios eran adecuados. Nace así el terrible procedimiento de las torturas. Bajo su imperio, el inocente se declaraba culpable para escapar al sufrimiento; pero luego continuaban la torturas hasta que revelaba el nombre de sus cómplices, cayendo así otros inocentes a través de los mismos procedimientos. Esto, subsistió hasta que Luis XVI prohibió toda clase de torturas dado que, sobre la base de la confesión – llamada la reina de las pruebas – resultaban condenados tanto los culpables como los inocentes. Para reemplazar a la confesión surgió la Prueba Testimonial. Lo que el sospechoso no quería o no podía relatar por sí mismo, se preguntaría a otras personas: los testigos. Esta prueba, que preponderó a través de siglos, originó muchos errores judiciales. Aún se recuerda el que se refiere al célebre caso del Correo de Lyon. Es que el testimonio es el relato de un hecho visto a través de un temperamento: y éste es incontrolable. Por otra parte, el testigo se equivoca a pesar de su buena fe. Y ahora nos preguntamos ¿ qué ocurrirá en los casos en que `prepondera la mala fe?. Es por ello que el Testimonio fue sometido a un juicio severísimo, en que intervinieron magistrados y psicólogos, en el transcurso del siglo pasado. Y de ese juicio, en el que actuaron Claparede, Altavilla y Ghorpe, salió muy mal parado. Si resulta que los testigos se equivocan a pesar de su buena fe ¿a quién debía entonces interrogar la Justicia para alcanzar la verdad en el proceso penal?. Las cosas como éstas, carecen de sensibilidad; allí es donde deben encontrarse su virtud. Pero, para lograr que digan la verdad, las cosas deben ser interrogadas por quienes sepan interpretarlas; y a estos, a sus intérpretes, en el peor de los casos no dirán más que la verdad. Es así como surge la prueba indiciaria, constituida por el relato de los testigos mudos de la escena del delito. Y los intérpretes de esos testigos mudos son los técnicos especializados de los Laboratorios Policiales de Criminalística. Locard decía que el indicio ya era conocido por el hombre primitivo, ya que, al llegar a su caverna, por las huellas podía determinar si alguien le había substraído su comida o había entrado a flirtear con su compañera. Agregando que, hasta el neozelandés más obtuso podía, por la lectura de las huellas existentes a cientos de metros de su vivienda, medir la extensión de su infortunio. Los únicos que no saben nada de esto – concluía – son los juristas, porque viven demasiado alejados de la naturaleza. 2.- EL TESTIMONIO Y LA PRUEBA INDICIARIA: El testimonio es incontrolable y la memoria es falible. Cuando un testigo señala en una rueda de presos a uno de sus integrantes como siendo el mismo a quien vio cometer un hecho delictuoso, está comparando una imagen actual – la fisonomía del señalado – con un recuerdo. Y es muy fácil que se equivoque. Por otra parte, el juez no puede captar esa imagen interior para cotejarla con las características fisonómicas del sospechado. Por el contrario, la prueba indiciaria es perfectamente controlable. Los rastros papilares levantados o fotografiados en el lugar del hecho pueden ser cotejados por el juez con las impresiones digitales de la persona a quien se los adjudica el perito de los laboratorios de criminalística, a través de las respectivas ampliaciones o fotomacrografías. Y estos elementos se conservan permanentemente y siempre en las mismas condiciones para que la operación se repita por el juez o por las distintas partes que intervienen en el juicio. Lo mismo ocurre con las huellas de pisadas, de vehículos, de animales, etc., con las escrituras o textos manuscritos; en fin, con todo lo que permanente y objetivamente puede ser adjudicado a una persona determinada, basándose en principios científicos indestructibles. III .- CONCEPTO DIFERENCIAL CON OTRAS CIENCIAS 1. – CRIMINALISTICA Y MEDICINA LEGAL: a) esfera de la competencia de cada una de estas ciencias; b) conceptos diferenciales suministrados por los criminalístas Díaz de Acevedo y Del Picchia Filho. La Criminalística, disciplina que amalgama todos los estudios relativos a la técnica de la investigación crimenal, hace muy poco tiempo que alcanzó el mérito de ser reconocida como ciencia. Por un lado, el mundo médico se oponía a reconocerle autonomía, afirmando que solo constituía un capítulo de la Medicina Legal. Por otro lado, los que se la reconocían incurrían en el error de afirmar que la Medicina Legal no era más que un simple capítulo de la Criminalística. Buceando para alcanzar la verdad histórica y apelando a la lógica científica, se impone el reconocimiento de la Medicina Legal como la primera de las ciencias oficiales aplicadas al mundo forense; pero también se impone aceptar que la Criminalística ha alcanzado su autonomía por haber acreditado un contenido que escapa al puro conocimiento médico. Es por ello que, aceptando esa posición, con Diaz de Acevedo podemos decir: que si la medicina legal es definida como la aplicación de los conocimientos médicos a las cuestiones de interés forense, por exclusión podemos definir a la criminalística como siendo: “el conjunto de conocimientos técnico científico, ajenos a la ciencia médica, aplicados a la resolución del proceso penal y civil”. Un destacado criminalista paulistano, el doctor Del Picchia Filho, nos ofrece igualmente conceptos diferenciales que sirven para definir la esfera de la competencia de cada una de estas ciencias. Hélos aquí: “La criminalística es la disciplina que tiene por objeto el reconocimiento e interpretación de los indicios materiales extrínsecos relativos al crimen y a la identidad del criminal. El examen de los vestigios intrínsecos (en la persona) es de la jurisdicción médico legal”. Hecha esta distinción – agrega el mencionado autor -, conceptúase a la Criminalística como aquel conjunto de conocimientos técnico científico aplicados a la función judiciaria de investigación criminal y del estudio de la prueba indiciaria constituida por los vestigios materiales de naturaleza no biológica; en lo que se opone a la medicina legal a la cual incumben, con análoga finalidad, todos los exámenes directamente realizados sobre la persona física y los de indicios materiales de naturaleza biológica. 2.- CRIMINALISTICA Y CRIMINOLOGIA: a) Competencia. b) Concepto diferencial de López Rey Arrojo. En el lenguaje común, por falta de conocimientos adecuados, se suele confundir a ambas ciencias, llamando Criminología a la Criminalística o viceversa; poniendo en evidencia así la ignorancia del contenido de cada una de ellas, y de su condición de ciencias colaborantes del Derecho Penal y del Procesal Penal. El distinguido criminalísta español Lopez Rey Arrojo nos expresa: “la sistemática del contenido de la criminología, entendiendo por tal el conjunto de las disciplinas que pueden integrarla, deja aún bastante que desear, lo que es explicable por dos razones: 1ra. , por la juventud de tal disciplina que, a diferencia del Derecho Penal, salvando precedentes, apenas si tiene 80 años de vida y, 2do. porque en un buen número de países, la estructura de la misma se ha hecho positivisticamente y ya hemos señalado como el positivismo, si bien aportó un progreso, se caracteriza respecto al método y sistemática por la carencia de uno y otra. Por ello, salvo los trabajos alemanes y algunos norteamericanos que no siguieron una trayectoria positivista o que la han superado y alguna que otra posición aislada en otros países, el contenido que se suele señalar a la Criminología se presenta contradictorio o confuso o es simplemente la reunión mas o menos ordenada de una serie de disciplinas aplicadas al estudio del delito. Es de esperar que esta etapa vaya superándose allí donde subsiste, para una mejor configuración de la disciplina que nos ocupa. En esta superación se han mostrado realmente progresivos los escritores norteamericanos, cuyas obras en los últimos 10 o 12 años, muestran un progreso sistemático evidente. Es evidente – agrega – que la Criminología constituye en si un sistema científico que tiene un doble origen: de un lado, el que le suministran las disciplinas que la integran, que son ciencias, y de otro, el que ella impone por sí misma en razón de su propia finalidad: explicación y entendimiento del delito, finalidad perfectamente definible. ... En donde la Criminología puede ofrecer mas reparos es en su definibilidad, ya que sus contornos manifiestan aún alguna imprecisión, debida esta en gran medida a ese afán, carente de sistemática, con que bastantes criminólogos quieren presentarla, al hacerlo como una ciencia proteiforme del delito, casi como una ciencia genética del mismo, que tiene su paralelo en la concepción, no menos carente de sistema, con que ciertos penalistas hablan de una Ciencia amplia del Derecho Penal que comprende incluso, la Criminalística. Ambas posiciones son erróneas por falta de sistema y sobre todo, de filosofía. Por otra parte, concretando el concepto diferencial entre ambas ciencias, nos expresa: hay que ir, por tanto, deslindando el contenido y límites de la Criminología, la cual tiene que dejar de ser la disciplina monstruosa y proteica que comprende partes del Derecho Penal, de la Criminalística, del Procedimiento Penal y de otra serie de materias que no tienen que ser incluídas en ella. Así, la Criminalística no forma parte de la Criminología, ya que mientras ésta se ocupa del por qué del delito, aquella se preocupa del como, cuando, donde y quien del mismo, aspectos estos formalísticos que si bien poseen una gran importancia práctica nada tienen que ver con los factores del delito, considerados estos causalmente. Por Criminalística, hemos de entender – concluye – la disciplina auxiliar del Derecho Penal y del Procesal Penal que se ocupa del descubrimiento y verificación científica del delito y del delincuente. Basta reflexionar sobre este concepto, para ver la gran diferencia que existe entre Criminalística y Criminología la que, aún ampliamente entendida, estudia, tiene por objeto de conocimiento, algo de muy inversa naturaleza a lo que persigue la primera. Al citar la opinión del Dr. Lopez Rey Arrojo, solamente hemos querido poner de relieve la forma clara, precisa, concreta, conque nos brinda lo relativo a la competencia y concepto diferencial entre la Criminalística y la Criminología; dejando a salvo, en todo lo demás, la valiosa opinión de destacados criminólogos nacionales y extranjeros, debiendo especialmente señalar entre los primeros a nuestro prestigioso y querido Profesor del Curso de Subcomisarios Dr. Roberto Ciafardo. 5. - Criminalística, medicina legal y criminología: ciencias autónomas pero colaborantes en la moderna investigación criminal. A través del desarrollo de los puntos 3 y 4 hemos tenido oportunidad de determinar, por medio de la autorizada opinión de tratadistas consagrados, que tanto la Criminalística como la Medicina Legal y la Criminología son ciencias autónomas, definiéndose perfectamente la esfera de la competencia de cada una de ellas. Aún más, de ahí surge que son disciplinas auxiliares del derecho penal y del procesal penal y que ninguna de ellas absorbe a las otras. Es que, en definitiva, a pesar de su autonomía científica, debemos reconocer que las tres son ciencias colaborantes para aportar su verdad al proceso penal; esa verdad que evitará la impunidad del hecho delictuoso cometido, cuando se haya determinado que realmente se ha infrigido una norma penal: esa verdad que brindará la prueba de la autoría del sospechado o la de su inocencia; esa verdad que permitirá captar la personalidad del delincuente para una adecuada aplicación de la sanción penal y del posterior tratamiento carcelario. Vemos así que, siendo auxiliares del derecho penal y procesal penal, las tres ciencias que nos ocupan son colaborantes en la moderna investigación criminal para alcanzar y brindar la verdad al proceso penal en sus tres etapas decisivas: la verificación del hecho delictuoso, la determinación de su autoría y lo relativo a la personalidad del delincuente para la adecuación de la sanción. 6. - Criminalística: concepto de autores nacionales y extranjeros. a) concepto de autores nacionales: 8.- LA INVESTIGACION MODERNA DEL DELITO. La investigación del delito ha debido pasar por etapas ineludibles, dictadas por el grado de civilización y de cultura de los pueblos y por el afianzamiento de la investigación científica. En medios relativamente reunidos, sin problemas de superpoblación con su lógica consecuencia (la desocupación y la holganza que son malas consejeras), el mundo delincuente debía ser limitado y perfectamente localizable; y, por ende, lo que más valía a los efectos de investigaciones positivas era el conocimiento de la gente del hampa, de sus inclinaciones o especialidades delictuosas; en una palabra, “el conocimiento del hombre”. De ahí que esto constituyera la preocupación esencial de las instituciones encargadas de la prevención y represión de la delincuencia, y la explicación de que su personal llegara a reclutarse entre los individuos que tenían mayor conocimiento del mundo del hampa; sus propios integrantes. Esta etapa que Bernaldo de Quirós denominara equívoca, consistía, ni más ni menos, en incorporar a verdaderos delincuentes a los efectivos policiales, donde llegaron a alcanzar puestos directivos. En esa forma, meros infidentes de la policía se constituían en persecutores directos de sus antiguos camaradas. Es el caso de Vidocq en Francia. A este tristemente célebre ladrón se el encargó estructurar y organizar la primera policía secreta, para lo cual contó con la colaboración de asesinos y otros malhechores de categorías en el mundo del hampa. Su principal recurso fue la delación. Así es como simulaba hacerse encarcelar para obtener confidencias de sus compañeros de prisión y luego delatarlos; o alternaba con la población de los bajos fondos con la misma finalidad; llegando, en esa forma, a terminar con verdaderas organizaciones de delincuentes. Tanto prestigio adquirió entre la población de París, que se llegó a otorgarle facultades para establecer la “primera brigada de seguridad”, la que se encargaría de descubrir el delito y apresar a sus autores. Después de diez años de efectiva actuación en la policía francesa, Vidocq se vió obligado a renunciar después de haber afrontado innúmeras denuncias contra él y sus colaboradores. Se afirma que luego se reintegró a la vida del delito, con mayor éxito que antes, dado que a su experiencia delictiva sumó su experiencia policial. Reemplazado en sus funciones por el famoso “violador de cerraduras” conocidos por “Cocó – Latour”, llegó a desprestigiarse en tal forma la brigada que, a instancias de la opinión pública, las autoridades se vieron obligadas a suprimir la policía secreta y a rechazar definitivamente aquel principio de que “un ladrón solamente podía ser descubierto por otro ladrón”. Felizmente esta etapa equívoca, caracterizada por el absurdo sistema de reclutar delincuentes, debió abandonarse para enrolar en las filas policiales exclusivamente a personas carentes de antecedentes, explotando su vocación o inclinación, sus meras facultades naturales verdaderamente intuitivas en muchos casos, su fácil adaptación al medio para facilitar las investigaciones sin inspirar recelos en los lugares frecuentados por delincuentes (tabernas, clubes, salas de esparcimiento, etc.), aunque actuaran sin método ni disciplina investigativa, sino tan solo empíricamente. De ahí la denominación de “empírica” que diera el mencionado autor a la segunda etapa de la evolución policial. Más tarde, el adelanto de las ciencias ofreció, de entrada, mayores posibilidades al delincuente para delinquir y eludir la acción represiva. Pero, a la postre, vino a favorecer a la investigación criminal que, colocada en la disyuntiva de adaptarse a los nuevos dictados del progreso o sucumbir, pasó de lo empírico a lo científico. El análisis físico de los elementos empleados para delinquir; el examen y cotejo de los rastros papilares, huellas de pisadas, etc., dejados por el delincuente; el análisis químico de los residuos y manchas encontrados en la escena del delito (sangre, materia fecal, esperma, pelos, substancias tóxicas, etc.); la cooperación de la fotografía para registrar los menores detalles del lugar del hecho, de los pasos del delincuente y de sus huellas; el levantamiento topográfico para registrar los menores detalles del lugar del hecho, de los pasos del delincuente y de sus huellas; el levantamiento topográfico para ofrecer una vista sintetizada de los lugares, contenidos y desplazamientos, con aplicaciones de escalas reconstructivas; todo ello ofreció, en su conjunto, nuevas posibilidades al mundo policial en su incesante lucha contra la delincuencia; lo que unido al eficaz recurso de los métodos inductivos y deductivos, vino a configurar la tercera y última etapa que Quirós llamo científica. Todos estos recursos, métodos y procedimientos que tan generosamente brindaron las ciencias al mundo policial moderno, autorizaron la instalación de escuelas de capacitación, ilustración y perfeccionamiento profesional, que permitieron exaltar valores explotando facultades naturales y organizando laboratorios destinados al estudio, análisis y ponderación de aquellos elementos que permiten suministrar al mundo forense el valioso aporte de la prueba indiciaria. No debemos olvidar jamás que entre el delincuente y el policía existe una permanente lucha de habilidades. El primero, estando bien enterado del contenido y recursos de la Criminalística (como lo está también del Derecho Penal y del Procesal Penal), trata de delinquir sin dejar rastros de su autoría para alcanzar la impunidad; el segundo, el experto policial, trata de encontrarlos a pesar de aquél. El policía debería triunfar siempre, partiendo de la base de que el delito perfecto no existe; debiendo agregar que solamente podrá existir en la medida en que subsista la imperfección de los métodos de investigación criminal. Tratando de alcanzar y demostrar la verdad que ha de brindarse al proceso penal, por medio de la prueba indiciaria, el policía puede apartarse de la violencia que significa la confesión, por la confesión misma, y al mismo tiempo ponerse a cubierto de la falacia del delincuente cuando le acusa de torturas ante el magistrado judicial para restarle valor a la versión que espontáneamente suministró en la prevención. Se debe estar bien preparado para que el delito no exceda la órbita de las posibilidades policiales, porque de lo contrario los señores del mal atentarán sin riesgo contra el mundo social y el orden se construirá en una quimera inalcanzable. Los hechos de sangre y los atentados violentos contra el patrimonio, serán la consecuencia de la impunidad que alcanza a pensar de su desprecio por las leyes que rigen el ordenamiento jurídico y social. Sodermann y O Connell, en su tratado “La Investigación Moderna del Delito”, señalan los siguientes tres aspectos fundamentales de la policía moderna: 1. Identificación de las personas vivas o muertas. 2. Trabajos prácticos de los empleados investigadores en los lugares que son escenas de delitos. 3. Métodos de Laboratorio para examinar y analizar las pistas y rastros que se presentan en el curso de la investigación. Se pone así de relieve la acción armónica que deben desarrollar los tres elementos que deben intervenir en toda investigación: los técnicos identificadores, los pesquisantes o investigadores y los especialistas de los Laboratorios de Criminalística. Esta debe ser la norma infranqueable y de permanente observancia para todos los integrantes de las policías modernas. Ahí reside el secreto del éxito que debe coronar sus esfuerzos en la lucha implacable que deben entablar contra la delincuencia, para responder así a la confianza que en ellos deposita la sociedad. ----------------------[1] El de “investigación científica del delito” es un concepto utilizado por la doctrina de origen anglosajón, en reemplazo del término Criminalística mas utilizado por las otras corrientes en especial la francesa (Criminalistique) [2] Ciencias autónomas complementarias del Derecho Penal, cuya finalidad es contribuir con sus conocimientos, metodologías y desarrollos como auxiliares de la Justicia. (Medicina Legal, Criminalística, Criminología, Química Forense, Anatomopatología Forense, etc). [3] De esta manera la Bibliografía universal denominaba inicialmente a los “indicios”. [4] Término utilizado en históricamente para diferenciarla de otro tipo de Pruebas como la de Testigos, (de carácter mas subjetivo), ó la de Confesión (mas elemental y a veces arbitraria). Hoy definitivamente forma parte esencial del plexo normativo del derecho penal y del Derecho Procesal Penal en todo el mundo. [5] Juez, Fiscal, Policía (en definitiva quien primero tenga la notitia criminis y debe disponer en consecuencia). [6] (1877-1952) Doctor en Medicina, Jurista y Profesor de Criminalistica, Francés, autor entre otras obras de Traité de Criminalistique (1931), Instrucciones pour les Recherches Techniques (Lyon 1922), Manuel de Tehnique Policiere (París - 1934). [7] Este es actualmente uno de los Postulados Fundamentales de la Criminalística, sobre el cual se trabajado metodológicamente a fin de establecer parámetros de trabajo universales, en especial, en lo atinente a la Criminalística de Campo, cuya área de incumbencia es la Escena del Crimen. [8] Un saber incompleto puede conducir a un error judicial. El error mas que un saber equivocado es en rigor de verdad un no saber aún, ó sea un saber que no sabe. [9]Dr. Hans Gross, Juez austríaco y universalmente reconocido como "El Padre de la Criminalística", en su libro "Manual del Juez de Instrucción", abogó por el desarrollo de esta Disciplina, como una Ciencia multi e interdisciplinaria a la que denominó por primera vez "Criminalística." [10] Enciclopedia Jurídica OMEBA – Editorial Bibliográfica Argentina. [11] (1628-1694) Médico anatomo-patólogo y naturalista italiano Fue uno de los primeros que utilizaron el microscopio en el estudio de los tejidos. Descubrió la capa de la piel que llevan su nombre. [12] Sir Francis Galton (1822-1910) Naturalista británico, considerado el fundador de la Eugenesia (aplicación de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de la especie humana).Estudió los problemas de la herencia física y psíquica y además como contribución a la ciencia Criminalística sugirió el uso de las impresiones digitales como medio de identificación. Entre sus obras mas destacadas se encuentran “Ensayo sobre la eugenesia” y “Talento Hereditario” [13] Juan Vucetich (1864-1925) nacido en Dalmacia (exYugoslavia) y nacionalizado argentino a fines del siglo XIX. Fue designado Jefe de la sección Identificación de l Departamento de Policía de la Provincia de Buenos Aires donde aplicaba el Sistema Antropométrico ideado por Bertillón. Mas tarde, siguiendo los estudios y recomendaciones de Galton creó el Sistema Dactiloscópico Argentino en base a la clasificación y sistematización de los diseños de papilares de los dedos de las manos, hoy adoptado universalmente para la identificación física humana tanto en lo criminal como en lo civil. Su principal obra escrita fue la “Dactiloscopía Comparada”. [14] (1853-1914) Científico y Criminalista francés, inventor del Sistema Antropométrico para la identificación de delincuentes. [15] (Retrato Hablado) Sistematización de una serie de parámetros para identificar delincuentes, según la versión de víctimas y testigos. [16] Si se parte de Premisas Falsa, se arribará inevitablemente a una Conclusión Errónea. [17] Un caso referencial de éste tópico lo constituye la investigación de la muerte de una persona en donde nos encontramos ante las variables que pueden presentarse - homicidio, suicidio ó accidente – siendo mientras dure la investigación, una muerte por causales dudosas. (2011, 10). Apuntes De Criminalistica. BuenasTareas.com. Recuperado 10, 2011, de http://www.buenastareas.com/ensayos/Apuntes-De-Criminalistica/2927170.html