LA CONJUNTEZ EN LAS VISIONES CASTRENSES. UN ANÁLISIS SOBRE LAS EVISTAS DE LAS ESCUELAS DE GUERRA DE LAS FUERZAS ARMADAS ARGENTINAS (1983-2010) Ricardo J. Laleff Ilieff ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL DOCUMENTO DE TRABAJO N° 4 LA CONJUNTEZ EN LAS VISIONES CASTRENSES. UN ANÁLISIS SOBRE LAS REVISTAS DE LAS ESCUELAS DE GUERRA DE LAS FUERZAS ARMADAS ARGENTINAS (1983-2010) Ricardo J. Laleff Ilieff1 Este trabajo es parte de la tesis de Maestría en Defensa Nacional, actualmente en proceso de elaboración del autor. 1 Este artículo refleja las opiniones personales de su autor y no necesariamente las de la ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL. Laleff Ilieff, Ricardo J. La conjuntez en las visiones castrenses. Un análisis sobre las Revistas de las Escuelas de Guerra de las Fuerzas Armadas Argentinas (1983-2010). ESCUELA DE DEFENSA NACIONAL (EDENA) CABA, Buenos Aires, Argentina, agosto de 2011. 33 p. Documento de Trabajo N° 4, Serie Documentos de Trabajo. ISBN: en trámite. LA CONJUNTEZ EN LAS VISIONES CASTRENSES. UN ANÁLISIS SOBRE LAS REVISTAS DE LAS ESCUELAS DE GUERRA DE LAS FUERZAS ARMADAS ARGENTINAS (1983-2010) Ricardo J. Laleff Ilieff * * Ricardo J. Laleff Ilieff es licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, Maestrando en Defensa Nacional y doctorando en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como docente en la Universidad de Buenos Aires. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 1 LA CONJUNTEZ EN LAS VISIONES CASTRENSES. UN ANÁLISIS SOBRE LAS REVISTAS DE LAS ESCUELAS DE GUERRA DE LAS FUERZAS ARMADAS ARGENTINAS (1983-2010) Ricardo J. Laleff Ilieff ÍNDICE INTRODUCCIÓN…………………………...….....………………………………………………………… 3 LA REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DEL EJÉRCITO ……………………... 4 LA REVISTA DE LA ESCUELA DE GUERRA NAVAL………..…………………………………... 14 LA REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA AÉREA………..………………………. 19 CONSIDERACIONES FINALES……..………………..……………………………………….….. 24 BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES……………………………………………………………………... 27 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 2 INTRODUCCIÓN El presente trabajo se inserta en investigaciones en curso realizadas por el autor para su tesis de maestría de Defensa Nacional, por lo que las consideraciones aquí vertidas no poseen un carácter concluyente. En este sentido, el objetivo general del trabajo consiste en analizar la problemática de la “conjuntez” en la Argentina desde la reapertura democrática de 1983 hasta diciembre de 2010. En consecuencia, se hace especial hincapié en la forma en la cual distintos actores involucrados en la Defensa Nacional concibieron los vínculos interfuerzas. Sobre este punto cabe destacar que no se procura realizar una suerte de genealogía sobre las relaciones entre las distintas instituciones militares, sino examinar las continuidades y rupturas sufridas a lo largo del tiempo en lo que a sus dimensiones respecta. En tal virtud, se explora su importancia en el período estudiado y su vinculación con diferentes aristas que exceden la cuestión técnico-militar de la coordinación operacional castrense. Por ende, en el título del trabajo se ha privilegiado el neologismo “conjuntez” por sobre el término “accionar militar conjunto”, en tanto el primero implica de forma más acabada las diversas dimensiones que se ponen en juego en las relaciones castrenses. De esta manera, las fuerzas armadas son concebidas como un conjunto heterogéneo y no monolítico de burocracias estatales de innegable peso en la historia del país2. Con el objeto de entregar mayores coordenadas que sitúen el presente artículo la hipótesis guía de la investigación sostiene lo siguiente: la persistencia de la conjuntez como un tópico problematizado por distintos actores desde 1983 en adelante no es el resultado unidireccional del fracaso técnico-militar de la guerra de Malvinas –aunque sí su emergente empírico fundamental–, sino la conjunción de esta experiencia con otras propias de la etapa democrática, ligadas principalmente a la implementación de mecanismos de control y conducción gubernamental de la defensa3. Dichos mecanismos no representan en sí mismos las experiencias mencionadas, sino los dispositivos con los cuales los actores procuraron afianzar sus objetivos en el marco de contextos sociohistóricos disímiles. Ahora bien, en las próximas líneas no se pretende validar o falsear lo expresado, sino inscribir a la conjuntez como una temática propia de un campo profesional específico con el objeto de examinar cómo sus integrantes la concibieron. En tal virtud, se examinarán un grupo de revistas castrenses especializadas, editadas todas ellas por instituciones educativas pertenecientes a las fuerzas. Básicamente, se pondrán de relieve las ediciones de las escuelas de guerra terrestre, naval y aérea. Al respecto es importante destacar que si bien 2 Para un excelente análisis al respecto ver el libro de Paula Canelo titulado El Proceso en su laberinto: la interna militar de Videla a Bignone. Buenos Aires, Prometeo, 2008. 3 Por cuestiones de tiempo y espacio el artículo no puede centrarse sobre este punto, por ello recomendamos consultar los siguientes trabajos: CAVAROZZI, Marcelo: Autoritarismo y Democracia (1955-2006). Buenos Aires, Ariel, 2006; LÓPEZ, Ernesto: Ni la ceniza ni la gloria. Actores, sistema político y cuestión militar en los años de Alfonsín. Buenos Aires, UNQUI, 1994; SAÍN, Marcelo: “Repensando las relaciones cívico-militares. Redefinición teórico-conceptual para los casos latinoamericanos”. Documento de Trabajo N° 2 - PIFAS, Universidad Nacional de Quilmes, 1999, y; SAÍN, Marcelo: Los votos y las botas. Estudios sobre la defensa nacional y las relaciones civil-militares en la democracia argentina. Buenos Aires, Prometeo, 2010. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 3 sus volúmenes se conforman mayoritariamente con artículos de militares, los mismos no responden directamente a una visión institucional de las fuerzas, por lo que este carácter “no-oficial” permite un rico análisis interpretativo. Asimismo, la temporalidad de la investigación, la asiduidad de las publicaciones y la sistematicidad en el relevamiento documental recrean un espacio analítico profuso para abordar la forma en la cual los propios militares han repensado su campo profesional. Lógicamente, a partir de este ejercicio no se pueden establecer conclusiones taxativas y omnicomprensivas sobre “el pensamiento militar”, dado que las revistas en cuestión no agotan los campos de expresión, pero sí permiten advertir las existencias de diversos pensamientos militares. Finalmente, resta advertir que las escuelas de guerra son claves en la formación castrense, ya que como se verá a continuación, sus existencias datan de muchas décadas y se constituyen en destinos ineludibles en la vida de los oficiales superiores. Además, representan espacios de capacitación y divulgación sumamente relevantes, por lo que en las publicaciones consignadas figuran las palabras de presidentes, ministros de defensa, jefes de las fuerzas –cuando aún no lo eran y cuando lo fueron–, oficiales de distintas armas, especialidades y grados, uniformados y académicos, tanto nacionales como internacionales. LA REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DEL EJÉRCITO4 La revista de la Escuela Superior de Guerra del Ejército fue creada el 8 de agosto de 1922 a través del Boletín Militar Reservado Nro. 326. Hasta el año 2010 se han editado más de quinientos números, aunque variando su frecuencia, pues si bien comenzó editando cuatro ediciones anuales, en 1926 se editaron doce. Los contenidos de sus distintos artículos versan principalmente sobre temas históricos, filosóficos, técnicos-militares y de actualidad internacional. Como se ha advertido, el interés en las publicaciones se dirige hacia aquellos artículos que realizan algún tipo de mención a la conjuntez, por lo que la exposición de los datos se realizará a través de un agrupamiento de los artículos en relación a la dimensión temática que conlleva la referencia al terreno de lo conjunto en vistas de reconstruir temáticamente los argumentos. En este caso compete a: las operaciones aerotransportadas, la guerra electrónica, la reestructuración militar, las misiones de paz, y finalmente, la especificidad de lo conjunto. Comenzando con el análisis, cabe señalar que a lo largo de los veintisiete años estudiados se observan un buen número de referencias a la conjuntez en los artículos 4 Cabe señalar que los autores de los artículos militares desde aquí en adelante mencionados se encuentran citados tal como aparecen en los originales, es decir, ordenados en primer lugar por el criterio de rango militar y luego por el abecedario. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 4 dedicados a las operaciones aerotransportadas. Se podrá argumentar que la propia temática supone ello, dado que por definición este tipo de operaciones engloban al espacio aéreo. Sin embargo, es menester advertir que tanto el Ejército como la Armada poseen elementos de aviación propios, por lo que las opiniones podrían estar dirigidas al fortalecimiento de estas actividades específicas. En tal virtud, es interesante tener en cuenta este punto para analizar el modo en el cual se piensa una arista militar que puede no ser desarrollada necesariamente de forma conjunta. Justamente, en la edición 465 de los meses de marzoabril de 1983, en un artículo a cargo de los coroneles retirados Carlos y Guillermo Landaburu, se caracterizaron a los conflictos posteriores a la Segunda Guerra como enfrentamientos de “rápida definición”5. Dicho esto, los autores juzgaron a la integración interfuerzas como crucial para el buen curso de las operaciones terrestres, ya que se ponía de manifiesto “la necesidad de disponer de un ejército de elevada movilidad operativa y táctica que le permita al país operar en estrecha integración con una fuerza aérea moderna”6. Para ello, la fuerza “podría constituirse desde el tiempo de paz con un comando superior de naturaleza conjunta (Ejército, Fuerza Aérea y, en caso necesario, Armada) que permita conducir íntegramente las operaciones”7. Como se puede apreciar, el artículo se refería a la conjuntez desde el punto de vista operacional, puesto que la presencia aleatoria de la Armada en un comando unificado dependería fundamentalmente de las características del teatro de guerra y no de un paradigma organizacional determinado. En este sentido, es claro que los autores pensaban a la conjuntez en relación a la movilidad de la tropa terrestre únicamente. Esta perspectiva pareció compartir el coronel retirado Federico G. Landaburu también en 1983: “Irán-Irak, Israel en El Líbano y el Atlántico Sur demostraron la importancia de ejercer la superioridad del espacio aéreo para ejecutar operaciones terrestres con marcada libertad de acción”8. Por otra parte, en 1984 el teniente coronel Juan Carlos Hibgert consideró vital la unidad de conducción para este tipo de operaciones, pues al combinarse “los medios de Ejército y Fuerza Aérea, no puede haber dualidad de Comando”9. Tal centralización precisaba de “un trabajo previo en equipo permanente desde la paz para unificar criterios y procedimientos”10. Por ende, la conjuntez excede el momento del campo de batalla. Un par de años después –en los meses de agosto/octubre de 1986–, las palabras de un grupo de oficiales completaban el juicio del mencionado teniente coronel, al expresar que: “el Apoyo 5 LANDABURU, Carlos y LANDABURU, Guillermo: “Tendencias orgánicas modernas: hacia una mayor movilidad operativa y táctica”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 465, Buenos Aires, Marzo-Abril 1983, p. 13. 6 LANDABURU, Carlos y LANDABURU, Guillermo: 1983, p. 14. Negritas en el original. 7 LANDABURU, Carlos y LANDABURU, Guillermo: 1983, p. 19. 8 LANDABURU, Federico: “La Defensa Aérea del campo de Batalla – El rol del cañón de defensa aérea autopropulsado”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 466, Buenos Aires, Mayo-Junio 1983, p. 109. 9 HIBGERT, Juan Carlos: “El futuro de las unidades aerotransportadas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 470, Buenos Aires, Enero-Febrero 1984, p. 470. 10 HIBGERT, Juan Carlos: 1984, p. 47. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 5 de Fuego, es esencialmente conjunto y debe ser planeado, coordinado e integrado desde el nivel Estratégico-Operacional hasta el nivel Subunidad como una totalidad”11. Tras algunos años de ausencia, en la edición número 524 del año 1997 las operaciones aerotransportadas reaparecieron en la revista a través de un artículo escrito por un grupo de oficiales, donde se encaraba el asunto a través de la “sincronización”, que “constituye un aspecto trascendental de las operaciones específicas, más aún de las conjuntas”12. A estos fines, los autores advertían “la necesidad de que toda la doctrina elaborada”13 y la priorización de los elementos sea de carácter conjunto14. Otra de las temáticas pensadas a la luz de lo conjunto es la de la guerra electrónica. En tal virtud, en el bimestre de julio-septiembre del 84’ el mayor Gonzalo L. Martínez recuperaba el ejemplo de Malvinas –donde las fuerzas británicas detentaron total superioridad en este aspecto–, poniendo de relieve la importancia de “una adecuada integración y coordinación en lo específico y en lo conjunto”15 para estar a la altura de esta modalidad de combate. Por otro lado, el artículo de 1983 denominado “Una Infantería para el campo de batalla moderno” del teniente coronel Carlos R. Doglioli16 es el primero de nuestro lapso temporal que parte de una consideración clara sobre el efecto de la experiencia malvinense como catalizador fundamental para una reestructuración de la milicia17, espíritu que también recuperaría el mayor Luis Albano en 1987 a través de su trabajo “Las Comunicaciones Modernas en un RI”, donde sostenía lo siguiente: Hablamos a cada momento de la necesidad imperiosa de disponer cuanto antes de un ‘Nuevo Ejército’, pues los resultados adversos en Malvinas obligaron y continúan obligando a efectuar por cada uno de nosotros, y en cada arma en especial, un replanteo gomal del ‘modo de operar’ y del ‘equipamiento necesario’ para tal fin (…) al día de la fecha y por distintas circunstancias no han sido totalmente asimiladas por la doctrina18. 11 PELTZER, Juan; GABINO PEREIRA, Jorge; TARRADELLOS, Héctor y FERBERNIN, Oscar: “La apreciación de situación de coordinación de Apoyo de Fuego”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 499, Buenos Aires, Agosto-Octubre 1986, p. 55. 12 HERMOSILLA, Miguel; BAO, Gabriel; CAPITELLI, Juan; GIUNTA, Adrián y MALBERTI, Gustavo: “La Sincronización: llave del éxito de la Batalla Aeroterrestre”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 524, Buenos Aires, Enero-Marzo 1997, p. 100. 13 HERMOSILLA, Miguel; BAO, Gabriel; CAPITELLI, Juan; GIUNTA y Adrián; MALBERTI, Gustavo: 1997, p. 100. 14 HERMOSILLA, Miguel; BAO, Gabriel; CAPITELLI, Juan; GIUNTA y Adrián; MALBERTI, Gustavo: 1997, p. 101. 15 MARTÏNEZ, Gonzalo: “Las operaciones electrónicas de los sistemas de armas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 472, Buenos Aires, Julio-Septiembre 1984, p. 71. 16 DOGLIOLI, Carlos: “Una Infantería para el campo de batalla moderno”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 467, Buenos Aires, Julio-Agosto 1983. 17 Doglioli se refiere especialmente al estado anacrónico del arma de Infantería: “literalmente hablando y como dicen los más viejos, nuestra Infantería sigue organizada ‘como cuando yo era subteniente’”. DOGLIOLI, Carlos: 1983, p. 78. 18 ALBANO, Luis: “Las Comunicaciones Modernas en un RI”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 487, Buenos Aires, Enero-Marzo 1987, p. 100. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 6 En “La Confrontación Conjunta a nivel Estratégico Operacional y Táctico” de 1988 , se explicita el objetivo de “efectuar un aporte a la doctrina que posibilite cubrir vacíos reglamentarios detectados al poner en ejecución el Planeamiento para la Acción Militar Conjunta”20. Esta apelación a un proceso de cambio en el aspecto doctrinario reapareció con el artículo “Evolución del Pensamiento Militar en el Nivel Estratégicooperacional a la luz de los últimos Conflictos”, firmado por el Curso de Mandos Superiores de 1992, donde se afirmaba que los hechos de Medio Oriente de la década de los noventa habían demostrado “la necesaria coordinación en los avances doctrinario específicos, con la del Accionar Militar Conjunto”21, con el objeto de que se: “continúen limando asperezas sectoriales y se superen contradicciones”22. 19 Ahora bien, la pregunta sobre la reestructuración castrense desborda la esfera técnico-militar. En tal sentido, el ya mencionado Federico Landaburu sostuvo en 1991 algo interesante al respecto: Desde 1983, sobre la base de los resultados obtenidos tras Malvinas, el Ejército comienza a analizar con sumo cuidado las enseñanzas y emprende una enorme tarea de racionalización de sus medios para poder obtener una fuerza moderna, ágil y dinámica. Sin embargo, las exigencias económicas de la hora, en términos nacionales, no parecen ser tan óptimas para alcanzar los objetivos en los plazos anhelados. Lo mismo acontece con las otras fuerzas23. La cita arroja luz sobre algunas aristas importantes: en primer lugar, la supuesta conexión entre los sucesos de 1982 y la “racionalización”. Como veremos en capítulos posteriores, la “racionalización” castrense se produjo en el marco de un contexto de merma presupuestaria tras el advenimiento democrático. De hecho, el propio autor lo sostiene al mencionar las “exigencias económicas” nacionales impuestas, por ende, no parece haber una relación causal entre dichas experiencias. En segundo lugar, Landaburu argumentaba que el recorte fue emprendido con cierta autonomía decisional por parte de las fuerzas. En rigor de verdad, acertaba parcialmente sobre este punto, pues los militares autogestionaron sus asuntos al carecer de un direccionamiento proactivo integral por parte de las autoridades políticas, pero no fueron ellos quienes dieron por finalizados proyectos como 19 OCHOA, Carlos; ESTEVEZ, Luis; ESTEBAN, Carlos y VENTURA FERNEPI, Gastón: “La Confrontación Conjunta a nivel Estratégico Operacional y Táctico”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 491, Buenos Aires, NoviembreDiciembre 1988. 20 OCHOA, Carlos; ESTEVEZ, Luis; ESTEBAN, Carlos y VENTURA FERNEPI, Gastón: 1988, p. 17. 21 CURSO DE MANDOS SUPERIORES: “Evolución del Pensamiento Militar en el Nivel Estratégico-operacional a la luz de los últimos Conflictos”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 507, Buenos Aires, Octubre-Diciembre 1988, p. 113. 22 CURSO DE MANDOS SUPERIORES: 1988, p. 114. 23 LANDABURU, Federico: “El pensamiento militar argentino. Su evolución en el siglo XX”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 500, Buenos Aires, Enero-Marzo 1991, p. 134. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 7 el del misil Cóndor24. Además, el coronel se equivocó al asegurar que se gestaron reformas sustanciales para tener una fuerza “moderna”, ya que en todo caso se debieron a modificaciones legales –que exceden al nivel castrense– más que un rediseño institucional. De todas maneras, el escrito de Landaburu no fue el único que dio por sentada la reforma militar, ya que el entonces coronel y futuro jefe del Ejército Ricardo Brinzoni proclamaba que: La mayoría de los que hablan de la reestructuración militar del país no pueden definir su consistencia. Sencillamente porque no hemos definido todavía el modelo de Argentina Futura, por ello, para algunos, la modernización castrense puesta en marcha se relaciona más con las posibilidades económicas que con las necesidades de la defensa25. Para Brinzoni la tan mentada reestructuración comenzó mucho tiempo atrás a 1992, debido a que las fuerzas “aprovecharon las lecciones de Malvinas, progresaron más rápido de lo que se dice”26, afirmando que el cambio ya estaba hecho, sin hacer mención alguna a lineamientos gubernamentales, sólo aclarando que: “El Ejército se ha ajustado al presupuesto asignado por el poder político”27, como si esto fuera una actitud extraordinaria que excede el respeto debido por las leyes. Entre los cambios, Brinzoni mencionó la reducción de personal “en un 54% promedio en un plazo de 9 años”28, la introducción de criterios meritocráticos en el ascenso –que “han modificado absolutamente nuestras costumbres”29–, la adecuación de la “estructura orgánica de la Fuerza”30, la modificación del “despliegue del Ejército”31, y la venta de inmuebles32. En definitiva, el futuro jefe de la fuerza estaba preocupado por mostrar que la reestructuración ya había sido realizada, y por lo tanto no había que continuar insistiendo sobre su pertinencia. Su argumento giraba en torno a criterios economicistas que, más que a una reestructuración, daban cuenta de un proceso de autoadecuación de las fuerzas a las mermas presupuestarias, sin advertir que aunque los balances “cerraban”, las fuerzas continuaron manteniendo su estructura, cada vez más amorfa, carente de toda pertinencia contextual. Otro jefe del Ejército, Martín Balza, también se pronunció sobre este punto en la edición 509 del año 1993. A diferencia de Brinzoni, sus palabras se publicaron cuando éste 24 Ver: LÓPEZ, Ernesto: “Argentina: Desarme de hecho y cooperación para la paz”, en Revista Fuerzas Armadas y Sociedad, Santiago de Chile, Vol. VII, Nº 1, Enero-marzo, 1992. 25 BRINZONI, Ricardo: “Reestructuración Militar: cuando se hace más de lo que se dice”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 507, Buenos Aires, Octubre-Diciembre 1992, p. 167. 26 BRINZONI, Ricardo: 1992, p. 168. 27 BRINZONI, Ricardo: 1992, p. 170. 28 BRINZONI, Ricardo: 1992, p. 168. 29 BRINZONI, Ricardo: 1992, p. 170. 30 BRINZONI, Ricardo: 1992, p. 169. 31 BRINZONI, Ricardo: 1992, p. 169. 32 BRINZONI, Ricardo: 1992, p. 169. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 8 ya era jefe del Ejército, sin embargo, coincidía con su sucesor en que daba por realizado el cambio militar: “la postergada modernización de la Fuerza pudo plasmarse en hechos que permitan pronosticar una transformación beneficiosa”33. Balza no abundó en detalles económicos, ya que prefirió declinarse hacia elementos conceptuales que permiten avizorar su concepción acerca de las relaciones interfuerzas. En efecto, afirmó que el Ejército poseía “una marcada predisposición al Accionar Militar Conjunto”34. De alguna manera, es normal que un jefe militar piense desde su propia institución lo conjunto, pero también es claro el sentido que le imprime al término. Evidentemente, la esfera integrada no dejaba de ser una sumatoria de atributos específicos para Balza, algo muy distinto al clásico esquema aristotélico de concebir al todo por sobre las partes35. De todas maneras, algunos militares continuaron reflexionando sobre la necesidad de aplicar reformas mucho tiempo después a las apelaciones de “clausura” de Brinzoni y Balza. Los trabajos en 2001 y 2002 del coronel José Manuel Díaz Diez y del teniente coronel Alejandro Luis López respectivamente lo demuestran. Ambos observaron a la conjuntez como un instrumento adecuado del cambio. De hecho, el primero de ellos sostuvo que la conjuntez era “una solución” 36 en el marco de las restricciones presupuestarias, poniéndose de manifiesto los elementos implícitos y subyacentes en los artículos de Brinzoni y Balza, es decir, los recelos entre las fuerzas, la reticencia al cambio y la compartimentación castrense: “La militar, como cualquier otra gran burocracia moderna, se resiste a las innovaciones, sobre todo si el cambio implica la depreciación de ciertas unidades, la necesidad de aprender determinadas destrezas y superar rivalidades entre las armas” 37. En la misma línea, López aseveraba que lo conjunto no consistía en “reunirse para hacer lo mismo, ni para perder la esencia de cada parte”38, y que la misión castrense ya “no hay dudas de que debe hacerse conjunta”39. Por otro lado, en 1992 entraban en escena las misiones de paz en la revista. Diversos artículos analizaron los conflictos en Medio Oriente y Europa Oriental, y a partir de allí, a las actividades argentinas desplegadas en este tipo de operaciones. En este sentido, el texto del general de brigada retirado Antonino Fichera ponía en el tapete de la cuestión la relevancia de la conjuntez en esta nueva arista: “hace quince meses, efectivos de la Armada y de la Fuerza Aérea Argentina, operaron en la zona del Golfo de Pérsico, integrando una fuerza multinacional”40, que servían para mejorar la operatividad y los 33 BALZA, Martín: “Reflexiones de un Jefe de Estado Mayor”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 509, Buenos Aires, Abril-Junio 1993, p. 52. 34 BALZA, Martín: 1993, p. 52. 35 ARISTÓTELES: Política. Buenos Aires, Losada, 2005. 36 DÍAZ DIEZ, José Manuel: “El adiestramiento conjunto: una forma de disuasión en países con bajo presupuesto militar”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 540, Buenos Aires, Enero-Marzo 2001, p. 52. 37 DÍAZ DIEZ, José Manuel: 2001, p. 66. 38 LÓPEZ, Alejandro: “Avanzando hacia un nuevo modelo de diseño organizacional para las Fuerzas Armadas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 545, Buenos Aires, Abril-Junio 2002, p. 68. 39 LÓPEZ, Alejandro: 2002, p. 69. 40 FICHERA, Antonino: “El Instrumento Militar en su empleo extracontinental”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 505, Buenos Aires, Abril-Junio 1992, p. 35. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 9 procedimientos de las fuerzas, ya que poseían “defectos o limitaciones”41. A su vez, el general de brigada retirado Antonio Piñeiro argumentaba que el nuevo contexto requería “ciertas capacidades que les posibiliten satisfacer otros roles que, aunque secundarios, no dejan de ser importantes”42, por lo que habría que prestar atención a estas nuevas tareas que pueden “provocar importantes efectos en el perfil” 43 profesional. Asimismo, destacaba que las fuerzas tampoco habían “alcanzado un aceptable nivel de capacitación y accionar conjunto y específico”44. Para revertir tal situación, las fuerzas debían emprender medidas a fin de “impulsar las acciones para obtener el presupuesto”45 necesario. Es obvio que la pluma de Piñeiro apelaba a la autonomía organizacional para definir los asuntos militares, pues los cambios emprendidos generaban la necesidad de que las propias fuerzas procuren obtener el presupuesto necesario. De igual forma, en el ejemplar 506, el mayor auditor Virgilio Beltrán también aleccionaba sobre los “efectos duraderos”46 que estas actividades tendrían en las instituciones. Para concluir en lo que respecta a las misiones de paz, el teniente coronel argentino Hernán Vázquez y el teniente coronel chileno Carlos Mezzano Escanilla en 2001 ponían el foco en desarrollar “planes y ejecutar el equipamiento de las FFAA en la manera que permita la interoperabilidad conjunta y combinada”47; mientras que el coronel Hernán Risso Patrón48 y el mayor Alejandro Moriconi49 se centraron puntualmente en el concepto de “interoperabilidad”. En definitiva, todas las referencias expresadas en el período 1983-2010 en la revista de la Escuela Superior de Guerra del Ejército denotan diferentes maneras de concebir la conjuntez. Si bien este trabajo no pretende constituirse en un análisis semiótico, es obvio que las palabras y los artículos traducen un modo de asignar especificidad a lo conjunto. Lo interesante es que ello no resulta unívoco. Sin embargo, aún en lo disímil y contradictorio, los textos poseen un denominador común: el modo más o menos indirecto con el cual se refieren a las relaciones entre las fuerzas. Pero ¿qué sucede con aquellos artículos en donde el abordaje es más directo y nítido? El vicecomodoro Federico Meza –uno de los pocos hombres de la Fuerza Aérea que han escrito en esta revista del Ejército–, en 1984 analizó la conjuntez como una derivación de las características de los conflictos modernos: “la guerra ya no podrá ser 41 FICHERA, A.: 1992, p. 43. PIÑEIRO, Antonio: “Una estrategia militar posible para la Argentina de la presente década”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 505, Buenos Aires, Abril-Junio 1992, p. 77. 43 PIÑEIRO, Antonio: 1992, p. 77. 44 PIÑEIRO, Antonio: 1992, p. 82. 45 PIÑEIRO, Antonio: 1992, p. 87. 46 BELTRÁN, Virgilio: “La misión de paz del Ejército argentino en Yugoslavia”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 506, Buenos Aires, Julio-Septiembre 1992, p. 93. 47 VÁSQUEZ, Hernán y MEZANO ESCANILLO, Carlos: “La interoperabilidad: una herramienta fundamental para las fuerzas multinacionales”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 542, Buenos Aires, Julio-Septiembre 2001, p. 76. 48 RISSO PATRÓN, Hernán: “La Interoperabilidad”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 547, Buenos Aires, Octubre-Diciembre 2002. 49 MORICONI, Alejandro: “Interoperabilidad. Un término que arrastra fuerzas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 547, Buenos Aires, Octubre-Diciembre 2002. 42 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 10 considerada como una operación de combate terrestre, marítima o aérea aislada, que en forma acumulativa proporcione el éxito”50, por lo que la integración castrense produce “un efecto superior a la suma de los efectos conseguidos con el esfuerzo individual”51, en tal virtud, “la preparación y ejecución de las operaciones militares”52 debían ser de “responsabilidad conjunta”53. De esta manera, se cuestionaba el paradigma de lo conjunto como una sumatoria de atributos específicos: “ya no se trata de concebir una maniobra terrestre y luego ver cuántos aviones se tienen para el apoyo de fuego aéreo, como corrientemente se hacía”54. Al mismo tiempo, Meza se pronunciaba a favor de una reformulación de la propia Fuerza Aérea pero mediante un “eficaz asesoramiento de un Estado Mayor conjunto”55, el “desarrollo de una completa doctrina de conducción conjunta y la práctica de ejercitaciones importantes”56. Por otro parte, en 1987 el general de brigada retirado Juan de Dios Carranza Zavalía argüía que las fricciones interfuerzas evitaron el progreso de una nueva concepción sobre el instrumento militar, ya que “no se ha logrado superar determinadas discrepancias, denominadas ‘puntos de fricción’, cuyas consecuencias se pusieron de manifiesto, en nuestra última contienda”57. En este sentido, los documentos conjuntos no fueron “suficientes para salvar contraposiciones conceptuales y operativas”58 y licuar la visión del particularismo: “No podemos ser Uno, porque somos Tres. Debemos aprender a seguir siendo Tres, pero dispuestos a conjugar voluntades y aptitudes para obrar como Uno”59. Para dicho oficial el accionar coordinado debía prescindir de “soluciones de compromiso”60. En el número 499 correspondiente al año 1990, el general de brigada retirado Roberto F. Domínguez en su trabajo “El General San Martín y la Acción Conjunta: Un ejemplo a tener en cuenta” realizó un interesante proceso de legitimación vía la experiencia histórica. Domínguez efectuó un paralelismo entre la experiencia del Libertador y el conflicto de Malvinas. Sobre este último acontecimiento, el general recuperaba las conclusiones del Informe Rattenbach61, que consignó “las múltiples vulneraciones al principio de la ‘Acción Conjunta’ y recomendó este tema como uno de los prioritarios”62. Además, sostuvo que la envergadura de los acontecimientos en Malvinas habían desechado 50 MEZA, Federico: “¿Qué hacemos en el teatro de operaciones? (Un punto de vista de un aviador)”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 470, Buenos Aires, Enero-Febrero 1984, p. 71. 51 MEZA, Federico: 1984, p. 72. 52 MEZA, Federico: 1984, p. 72. 53 MEZA, Federico: 1984, p. 72. 54 MEZA, Federico: 1984, p. 72. 55 MEZA, Federico: 1984, p. 72. 56 MEZA, Federico: 1984, p. 83. 57 CARRANZA ZAVALÍA, Juan de Dios: “Estrategia Militar Argentina”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 483, Buenos Aires, Julio-Agosto 1987, p. 65. 58 CARRANZA ZAVALÍA, Juan de Dios: 1987, p. 65. 59 CARRANZA ZAVALÍA, Juan de Dios: 1987, p. 65. 60 CARRANZA ZAVALÍA, Juan de Dios: 1987, p. 65. 61 INFORME RATTENBACH: Buenos Aires, Ediciones Espartaco, 1988. 62 DOMÍNGUEZ, Roberto: “El general San Martín y la Acción Militar Conjunta: un ejemplo a tener en cuenta”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 499, Buenos Aires, Octubre-Diciembre 1990, p. 24. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 11 “la posibilidad de que una Fuerza Armada, cualquiera sea, puede por sí sola constituirse en el factor exclusivo y excluyente del éxito”63. Otro hombre de la Fuerza Aérea, en este caso el comodoro Jorge Luis Peralta Monti en 1992, también recaló en los antagonismos interfuerzas, pero si hasta el momento los recelos entre las fuerzas se hallaban ligados al terreno de lo “común”, en su pluma abarcaban divergencias sobre lo específico: Estas cuestiones de las responsabilidades han generado largas discusiones que recién han llegado a feliz término después de penosas años de desencuentros. Ahora podemos decir con orgullo que nuestras Fuerzas Armadas no tienen disidencias entre sí respecto qué debe hacer una de otra64. En otro contexto, hacia 1998, el general de brigada retirado Héctor Rodríguez Espada interpeló la validez terminológica de nuestro objeto de estudio: El neologismo ‘conjuntez’ no tiene razón de ser ya que lo correcto es hablar de lo conjunto. La Doctrina Básica en un principio partió de una concepción equivocada al entender que lo conjunto tiene entidad por sí mismo como algo distinto y superior a las Fuerzas Armadas65. Rodríguez Espada vinculaba el “fracaso”66 de la coordinación con la “concepción equivocada” que concebía a lo conjunto como un elemento diferenciado de lo específico: “se parte de la idea que lo conjunto tiene entidad por sí mismo, como si hubiera algo anterior y superior a las distintas Fuerzas que les sirve de punto de partida y las rige”67. No obstante, advertía una marcada “tendencia al aislamiento de cada Fuerza”68 que se “evidenció con crudeza en nuestra última guerra con Inglaterra”69. La postura de dicho general excedía ampliamente el terreno de la mera ideología al poseer un sustrato dirigido a erosionar toda instancia que debilite el poder particular de las fuerzas. Por ello, Rodríguez Espada apeló al “fracaso” en Canadá de la superioridad del organismo unificador70, para luego afirmar que lo conjunto: Se materializa en las figuras de las cabezas de las tres fuerzas (Armada, Aeronáutica y Ejército) siendo quienes deben concretar 63 DOMÍNGUEZ, Roberto: 1990, p. 24. PERALTA MONTI, Jorge Luis: “El Poder Aeroespacial en el Plan Estratégico”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 506, Buenos Aires, Julio-Septiembre 1992, p. 145. 65 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: “Operaciones Conjuntas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 528, Buenos Aires, Enero-Marzo 1998, p. 127. Subrayado en el original. 66 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 128. 67 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 130. 68 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 128. 69 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 128. 70 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 131. 64 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 12 la unión evitando las deformaciones de política de preeminencia o aislamiento. El conocimiento profundo de lo propio, la voluntad para comprender el accionar de los otros y la llana franqueza del soldado, hacen que lo conjunto integre el deber ser de las FFAA71. Si bien observó que el descanso sobre lo específico tampoco había dado resultados, aún así apelaba a un “deber ser” que los uniformados debían perseguir. Pero ¿por qué deberían si ello no sucedió en un conflicto armado con una potencia militar, donde la vida de muchos hombres dependía de los máximos esfuerzos? Rodríguez Espada apelaba a la individualidad para construir algo que no puede depender en la vida burocrática de la mera voluntad. Pensaba que lo conjunto nacía de una manera endógena, es decir, a partir de las propias fuerzas. Su tecnicismo deviene en voluntarismo, o mejor dicho, su voluntarismo oculta la apelación a conservar una relativa independencia de cada fuerza. De todas maneras, argumentaba una superación de la concepción errónea que “entiende a lo conjunto como un ente superior y distinto a las tres Fuerzas”72, y agregaba en una sugerente nota al pie que: “Esta superación creo que se da en la masa del personal militar, no así en parte de los dirigentes civiles quienes sin sedimentar sus conocimientos y sin práctica, se han visto obligados a ejercer responsabilidades en el área de defensa”73. Como ya hemos visto, los sustentos conceptuales de Rodríguez Espada se contraponen con otras visiones de militares, como la del coronel Ernesto Ossola, quien un año antes sostenía que el instrumento militar es “un todo indivisible”74. Sin embargo, la publicación en 1999 de “¿Qué es exactamente la ‘conjuntez’?” del coronel norteamericano Lawrence Wilkerson parece acompañar las consideraciones de Rodríguez Espada: “la conjuntez no implica algo mayor a la suma de sus partes, en el mejor de los casos, la conjuntez es la suma de sus partes”75. En definitiva, la riqueza temática observada en los distintos artículos de la Revista de la Escuela Superior de Guerra del Ejército demuestra las múltiples aristas que impactaron sobre la problemática de la conjuntez. Como se ha visto, la recuperación de Malvinas como catalizador fundamental de las relaciones interfuerzas representa sólo el primer acto de una larga trama histórica. 71 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 131. RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 133. 73 RODRÍGUEZ ESPADA, Héctor: 1998, p. 134. 74 OSSOLA, Ernesto: “Visión Militar del mundo actual”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 527, Buenos Aires, Octubre-Diciembre 1997, p. 21. 75 WILKERSON, Lawrence: “¿Qué es exactamente la conjuntez?”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Nº 533, Buenos Aires, Abril-Junio 533, p. 38. 72 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 13 LA REVISTA DE LA ESCUELA DE GUERRA NAVAL La Escuela de Guerra Naval se creó en 1934 bajo el gobierno de Agustín P. Justo. El primer número de su revista se publicó en 1969, manteniendo una publicación anual hasta diez años después, momento en el cual se editaron dos números. De igual forma, el máximo de publicaciones por año se registró en 1984 con la edición de tres ejemplares. Resta destacar que dicha revista dejó de publicarse en el año 2007, debido a la mudanza de la Escuela de Guerra al Apostadero Naval Buenos Aires, en el marco de la transformación del predio de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) en un museo. Hemos optado por agrupar las reflexiones en torno a la conjuntez en dos áreas temáticas principales: la primera, correspondiente a las operaciones anfibias, mientras que la segunda, relacionada con la morfología institucional. Resta advertir que una mención especial se realiza a las misiones de paz, ya que, más allá de que no siempre se observan menciones a la problemática conjunta, su valor es fundamental para analizar el impacto de estas aristas operacionales y comprender la forma en la cual se gestionó bajo el gobierno de Carlos Menem la defensa. Ahora bien, la única mención explícita sobre la esfera conjunta en las operaciones viene de la mano de las misiones anfibias. En junio de 1983 un grupo de capitanes de fragata de la infantería de marina indagaron sobre el fundamento de este tipo de acciones: “el asalto anfibio debe resultar por doctrina, una operación estratégicamente no independiente, y ligada al cuadro de operaciones conjuntas”76, dado que su cometido “no es el de buscar un hecho de guerra capaz de producir una decisión, sino más bien una acción concordante”77, por lo que “el empleo conjunto de las fuerzas anfibias y aerotransportadas, apoyadas con aeronaves con base en tierra y en el mar, debería ser lo normal, y el desembarco aislado, la excepción”78. Nótese que en el período estudiado la revista publicó preferentemente artículos que problematizaban sobre la conjuntez desde el punto de vista organizacional. Es decir, si en la publicación del Ejército nos encontramos con elucubraciones precisas sobre determinados tipos de operaciones, aquí la reflexión se dirige hacia el perfil institucional en primer lugar, para posteriormente remitirse a cuestiones puntuales. De hecho, en noviembre de 1983, el capitán de fragata Miguel Ángel Trotiño publicó un artículo denominado “Acción conjunta. No desperdiciemos la experiencia”79, en donde señaló que: “las Malvinas de 1982 resultaron el incentivo doliente que se agregó a una situación ya existente por mucho tiempo para denunciar el problema de lo conjunto”80, agregando que la experiencia había demostrado verdades negadas por los militares: “hemos dicho haber 76 PAZOS, Gerardo; PIUMA Horacio; TROTIÑO Miguel y BARDERI, Gerardo: “El rol anfibio en las Estrategia Nacional”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 18, Buenos Aires, junio 1983, p. 87. Negritas en el original. 77 PAZOS, Gerardo; PIUMA Horacio; TROTIÑO Miguel y BARDERI, Gerardo: 1983, p. 87. 78 PAZOS, Gerardo; PIUMA Horacio; TROTIÑO Miguel y BARDERI, Gerardo: 1983, p. 87. 79 TROTIÑO Miguel: “Acción Conjunta. No desperdiciemos la experiencia”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 19, Buenos Aires, Noviembre 1983. 80 TROTIÑO Miguel: 1983, p. 139. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 14 comprobado dolorosamente, hace muy poco tiempo la necesidad de lo conjunto; pero no hemos dicho que la desconocíamos, por saber, lo sabíamos”81. Por ello, “las Fuerzas Armadas no pueden tener ningún pretexto para no asumir las propias responsabilidades”82, cuyas implicancias provenían de “intereses sectoriales, la mayoría de las veces sin fundamentos profesionales; o, lo que es peor, las pasiones particulares, que son siempre de bajo nivel”83. En este sentido, exhortaba a buscar una solución a tal flagelo donde habitan “un amplio espectro de puntos de fricción”84. Para Trotiño – similares palabras esgrimió en 1990 el capitán de navío José Cohen85–, la reestructuración debía pasar “irremediablemente por lo CONJUNTO”86. Asimismo, en “Material Militar y Desarrollo Nacional” de 1984, el capitán de navío Juan Reverter examinó la esfera conjunta en los sistemas de armas 87, concluyendo que las fuerzas disponían de material diverso, lo que complicaba la interoperabilidad. Además, en aquellos casos que los problemas eran comunes, cada una las resolvía “conforme a su particular criterio”88. De aquí deriva la importancia de normalizar y sistematizar los sistemas de armas: “ha sido muy poco lo que hemos avanzado en la unificación de los medios y sistemas de armas que puedan ser utilizados por más de una Fuerza Armada, y nada se ha intentado en su adquisición conjunta, teniendo en cuenta los beneficios económicos para el país” 89. En este sentido, la conjuntez habilitaba una esfera de racionalización en el marco de los presupuestos militares “siempre escasos”90, y un dispositivo de control institucional de las autoridades gubernamentales, debido a que la logística debía estar bajo “supervisión de una Autoridad con poder Político”91. Estas opiniones parecen coincidir con las del capitán de fragata Gerardo Barderi92. Ahora bien, la subordinación y el papel de las autoridades gubernamentales fueron remarcadas por otros marinos. De hecho, para el capitán de navío Ernesto Diamante los desafíos de la Escuela de Guerra Naval debían encontrarse en subsidiariedad con las directivas emanadas del poder político y con una “concepción de la maniobra militar, normalmente conjunta” 93; mientras que el almirante Ramón Arosa –jefe de la Armada en 81 TROTIÑO Miguel: 1983, p. 141. TROTIÑO Miguel: 1983, p. 144. 83 TROTIÑO Miguel: 1983, p. 144. 84 TROTIÑO Miguel: 1983, p. 140. 85 COHEN, José: “Dificultades para aplicar los Procedimientos de Planeamiento en la concepción y conducción de Acciones Conjuntas en una teatro”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 33, Buenos Aires, junio 1990. p. 8. 86 TROTIÑO Miguel: 1983, p. 143. 87 REVERTER, Juan: “Materia Militar y Desarrollo nacional”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 20. Buenos Aires, junio 1984. 88 REVERTER, Juan: 1984, p. 55. 89 REVERTER, Juan: 1984, p. 56. 90 REVERTER, Juan: 1984, p. 56. 91 REVERTER, Juan: 1984, p. 60. 92 BARDERI, Gerardo: “Radiografía de la logística”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 20. Buenos Aires, junio 1984. 93 DIAMANTE, Ernesto: “Alocución del Capitán de Navío Ernesto F. Diamante, en oportunidad de la Apertura del ciclo de conferencias relacionados con el cincuentenario de la Escuela de Guerra Naval”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 20. Buenos Aires, junio 1984, p. 11. 82 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 15 tiempos alfonsinistas–, argüía que la Armada debía actuar en el marco de la estrategia militar establecida por el EMCO y por la “conducción política del Estado”94. Sin embargo, algunos militares –como el capitán de navío José María Cohen– consideraban que si bien la guerra había evidenciado “la necesidad de hacer operar eficazmente a las Fuerzas”95, su ejemplo podía generar una visión de lo conjunto extrema, tal como le sucedió a Canadá, cuyo “grado de conjuntivitis”96 fue altamente nocivo. De todas maneras, Cohen hacía especial hincapié en la necesaria unidad de comando consecuente con el “espíritu de lo conjunto”97, por lo que sus palabras se unirían con la del contraalmirante retirado Eduardo Schaer, quien aducía la necesidad de “comandos unificados y específicos que atiendan a las verdaderas”98 tareas bajo el control de un Estado Mayor Conjunto. En el número 23, el capitán de fragata Basilio Pertiné avizoraba que el intento alfonsinista de revitalizar al EMCO chocaría con obstáculos, debido a las fuertes subculturas organizacionales: “nuestras Fuerzas Armadas aún no tienen suficiente mentalidad conjunta”99, por lo que los cambios demandarían “como mínimo, una generación militar”100. Como algunos de sus camaradas, Pertiné apelaba al ejemplo frustrado canadiense por lo que prefería el caso norteamericano, donde las divergencias motorizan el éxito de los vínculos, pues cada una “tiene sus propios puntos de vistas sobre los diferentes temas militares”101. En otras palabras, lo específico debe mantenerse como el motor, donde el concepto de lo conjunto no deriva de la “unidad, sino de UNION”102. Asimismo, en diciembre de 1990, el capitán de fragata Eduardo L. Aviles exhortaba el establecimiento de una concepción estratégica naval específica coherente con el “sentir conjunto”103. Su diagnóstico acerca de las debilidades en la integración recaía en el voluntarismo de la acción y en el egoísmo de los intereses, al sostener que el individualismo priva de “‘cooperar’ y ‘trabajar en equipo’ para el logro de objetivos comunes”104. El remedio consistía en evitar la emergencia de este particularismo exacerbado: “moldeando poco a poco este ‘individualismo’ hasta alcanzar la ‘conjuntez’ tan necesaria y tan resistida”105. Nótese que Cohen, y posteriormente los capitanes de navío Ricardo Aumann y Gerardo Pazos, son los únicos que utilizan el término conjuntez 94 AROSA, Ramón: “Conferencia pronunciada por el Señor Jefe de Estado Mayor General de la Armada, Almirante Don ramón A. Arosa, el 26 de Septiembre de 1984”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 22. Buenos Aires, Noviembre 1984, p. 15 95 COHEN, José: “Breves reflexiones sobre el concepto de ‘lo conjunto’”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 22, Buenos Aires, Noviembre 1984, p. 159. 96 COHEN, José: 1984, p. 159. Negritas en el original. 97 COHEN, José: 1984, p. 161. Negritas en el original. 98 SCHAER, Eduardo: “Conducción de fuerzas navales en el más alto nivel”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 23, Buenos Aires, Junio 1985, p. 31. 99 PERTINÉ, Basilio: “El desafío de lo conjunto”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 23, Buenos Aires, Junio 1985, p. 81. 100 PERTINÉ, Basilio: 1985, p. 82. 101 PERTINÉ, Basilio: 1985, p. 82. 102 PERTINÉ, Basilio: 1985, p. 88. 103 AVILÉS, Eduardo: “Ideas para la concepción de una ‘estrategia Nacional’”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 34, Buenos Aires, Diciembre 1990, p. 55. 104 AVILÉS, Eduardo: 1990, p. 56. 105 AVILÉS, Eduardo: 1990, p. 57. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 16 en esta publicación. Mientras que en el artículo de Cohen la aparición de la palabra no se produce sin el entrecomillado, en las líneas de Aumann y Pazos el concepto emerge en el propio título. Lo relevante es que estos dos autores analizaron la importancia de la conjuntez a partir de la conferencia que el general norteamericano Collin Powell hiciese en el Estado Mayor Conjunto norteamericano el 11 de Noviembre de 1992106. Por otro lado, al igual que en la revista del Ejército, las Operaciones de Paz abrieron nuevas instancias analíticas sobre el rol de las fuerzas armadas. Es cierto, no siempre se abordó a partir de lo conjunto, sin embargo, este tipo de misiones demuestran la subordinación del instrumento militar a las directivas gubernamentales. Los artículos del contraalmirante Roberto Luis Pertusio y del capitán de navío Guillermo Montenegro del 94’, establecen con justeza lo que hemos expresado: El Gobierno Argentino parece descubrir, a través de sus fuerzas armadas, y en particular de la Armada, una vía de aproximación a su decisión política de alineamiento con los EEUU en las cuestiones de política internacional. El envío de buques al Golfo Pérsico constituyó un gesto claro107. Asimismo, el almirante Jorge Ferrer –jefe de la Armada durante los años 19891993–, observó a la conjuntez como un dispositivo para lograr una disuasión creíble, donde “no solamente debe ser conjunto, sino que el concepto de la utilización de las unidades deben ser conjuntas”108. De forma análoga, el capitán de corbeta J. J. Siekan se preocupaba en 2004 sobre el potencial de la Armada para “persuadir en la paz y decidir en la guerra”109, para ello, debían realizarse ciertas mejoras institucionales, tales como: poseer “un sistema de mando apropiado, además de prepararlos con personal calificado, entrenado, equipado y listo para realizar las operaciones conjuntas”110. En tal virtud, la reestructuración debía alcanzar la materialización de “una estructura de fuerzas conjuntas, diseñando un campo de batalla más integrado”111, “una gestión conjunta de los apoyos logísticos”112 y una reducción de “los gastos de funcionamiento burocrático en pro de un ejército profesional con la adquisición de equipamiento tecnológico” 113. En un tópico 106 Cabe señalar que el artículo no se extendía en comentarios, simplemente amplificaban las palabras de quien sería secretario de Estado de George W. Bush. Uno de los últimos párrafos del artículo sostenía la siguiente frase de Powell: “soy un entusiasta partidario de lo conjunto y del trabajo en equipo, que funcione bien para mis FFAA y para mi país”. AUMANN, Ricardo y PAZOS, Gerardo: “¿Una lección de Conjuntez? Resumen y Comentarios de la Conferencia del General Collin Powell, Presidente de la Junta de Jefes de Estados Mayores de los EE.UU., en el Estado Mayo Conjunto el 11 de Noviembre de 1992”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 38, Buenos Aires, Junio 1993, p. 57. 107 PERTUSIO, Roberto y MONTENEGRO, Guillermo: “Aproximaciones Argentinas a la OTAN”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 40, Buenos Aires, Julio 1994, p. 74. 108 FERRER, Jorge: “Jornadas ‘La Defensa nacional y los Intereses Marítimos argentinos’”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 46, Buenos Aires, Diciembre 1997, p. 28 109 SIEKAN, J. J.: “La influencia de la guerra de la información y de la revolución de los asuntos militares en las capacidades de la Armada Argentina”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 53, Buenos Aires, Diciembre 2004, p. 108. 110 SIEKAN, J. J.: 2004, p. 108. 111 SIEKAN, J. J.: 2004, p. 121. 112 SIEKAN, J. J.: 2004, p. 122. 113 SIEKAN, J. J.: 2004, p. 122. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 17 semejante, el número 55 de la revista del año 2006, el capitán de corbeta Fernando Terribile meditaba sobre la problemática interfuerzas en el contexto de un sistema de defensa colectivo –temática novedosa para estas publicaciones–, afirmando la pertinencia de una nueva estructura que conlleve el máximo empleo del “uso de Fuerzas interoperables en el concierto conjunto y combinado”114. Finalmente, el último número de la revista hasta ahora editado data de diciembre de 2007. Allí se publicaron dos trabajos relevantes a nuestros fines, ambos escritos por capitanes de navío. El primero de ellos, Álvaro José Martínez –entonces director de la Escuela de Guerra Naval– examinó los desarrollos conjuntos educativos y sus implicancias sobre las fuerzas. Sus palabras apuntaban a la creación reciente de la Escuela Superior de Guerra Conjunta, pues generaba “la necesidad de adecuar y compatibilizar”115 la currícula del instituto naval aunque ello significaba “un nuevo incentivo para nuestro progreso”116. Martínez recuperaba lo específico ligándolo al desarrollo de lo conjunto, dado que la formación de los futuros dirigentes navales “nos recuerda acerca de la especificidad del quehacer naval pero –al mismo tiempo– de las exigencias de un imprescindible accionar conjunto eficaz”117. Por su parte, el texto de Hugo Santillán se enfocó en el papel de las fuerzas de desembarco del “Operativo Rosario”, relatando su propia experiencia a cargo de una unidad correspondiente a la infantería de marina. Santillán ponía como ejemplo de un verdadero espíritu conjunto el accionar del entonces teniente coronel Mohamed Alí Seineldín, quien con mayor grado y antigüedad que Santillán, se puso en la misión bajo el mando de éste118. Cabe advertir que cierto “espíritu” de conjuntez en el aspecto táctico no puede subsanar las falencias organizacionales de los diversos niveles del quehacer militar. Tal como sucede con los artículos pertenecientes a la Escuela del Ejército, los respectivos a la Escuela de Guerra Naval también recuperan los acontecimientos de 1982 como un elemento parteaguas en la historia de las instituciones militares en lo que a los vínculos castrenses respecta. Sin embargo, su aporte principal radica en el modo de pensar la dimensión interfuerzas, puesto que se observa una reflexión menos tematizada desde el punto de vista operacional y más incisiva en lo que concierne al propio perfil organizacional de la Armada. 114 TERRIBILE, Fernando: “Seguridad Defensiva no Ofensiva”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 55, Buenos Aires, Diciembre 2006, p. 113. 115 MARTÍNEZ, Álvaro José: “Mensaje del Señor Director de la Escuela de Guerra Naval”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 56, Buenos Aires, Diciembre 2007, p. 8. 116 MARTÍNEZ, Álvaro José: 2007, p. 8. 117 MARTÍNEZ, Álvaro José: 2007, p. 8. 118 “Este espíritu por el trabajo conjunto fue una de las perlas de la compaña en las Islas durante la epopeya”. SANTILLÁN, Hugo: “El Planeamiento de la Fuerza de Desembarco para la Operación Rosario”, en Revista de la Escuela de Guerra Naval Nº 56, Buenos Aires, Diciembre 2007, p. 42. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 18 LA REVISTA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA AÉREA La “Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea” (RESGA) se edita desde 1953 con una frecuencia que ha variado con el correr del tiempo, ya que en el año 1954 se publicaron nueve números, en 1983 cuatro y en 2004 sólo uno, mientras que a partir de 2008 no se editó número alguno hasta el 2010, momento en el cual la revista abandonó el formato impreso por el digital. Asimismo, RESGA posee otra peculiaridad: muchos de sus volúmenes han estado consagrados a un sólo artículo, adoptando casi formato de libro. En lo que respecta al objeto de estudio –y manteniendo la comparación con las publicaciones analizadas–, RESGA presenta de forma más temprana la problemática de la conjuntez en el lapso temporal delimitado, dado que ya en 1983 se publicó “La acción unificada en las Fuerzas Armadas españolas” del teniente coronel español José Paternina, donde se argüía que la acción conjunta descansa “sobre la necesidad de superar los prejuicios, los individualismos y los sentimientos particularistas”119, convirtiéndose en un “dogma castrense en todas las naciones modernas del Oriente y del Occidente”120. También en 1983, pero en el mes de junio, se publicaron las palabras del entonces director de la Escuela de Guerra Aérea, comodoro Edgardo Cáceres, quien en el marco del aniversario de dicha institución, indicaba el clivaje profesional producido por el conflicto del Atlántico Sur: “se habla con frecuencia de ‘antes de las Malvinas’ y ‘después de ella’”121. A su vez, sostenía que durante la guerra la Fuerza Aérea demostró “que su orientación formativa específica, y sobre todo la formación doctrinaria, no estaban equivocadas”122. Aún así, la Escuela de Guerra se hallaba: En una encrucijada y en un duro empeño: la de dedicarse por entero, junto con el Organismo pertinente del Estado Mayor General, a la revisión de la propia doctrina de empleo de la Fuerza, y sobre la marcha, desde la Cátedra, a lograr el convencimiento en sus alumnos y en su entorno de que hoy más que nunca es necesario, con mucha humildad y paciencia, pero con inquebrantable fuerza, tratar de crear y consolidar una doctrina de empleo conjunto123. En efecto, Cáceres vinculaba el pasado reciente de las fuerzas con su futuro organizacional, prescribiendo un rumbo necesario: “Aún cuando falte tiempo para compatibilizar las doctrinas de cada una, y para eliminar los puntos de fricción 119 PATERNINA, José: “La acción unificada en las Fuerzas Armadas españolas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 122, Buenos Aires, Marzo 1983, p. 15. 120 PATERNINA, José: “La acción unificada en las Fuerzas Armadas españolas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 122, Buenos Aires, Marzo 1983, p. 13. 121 CÁCERES, Edgardo: “Discurso pronunciado al cumplirse el 39ª aniversario de la Escuela Superior de Guerra Aérea por el Señor Director, Comodoro Edgardo G. Cáceres”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 123, Buenos Aires, Junio 1983, p. 15. 122 CÁCERES, Edgardo: 1983, p. 15. 123 CÁCERES, Edgardo: 1983, p. 16. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 19 emergentes de ese momento, es necesario trabajar juntos familiarizándonos, estando así mejor preparados para cuando sea necesario ir a la guerra” 124. En definitiva, estas dos primeras alusiones alumbran tempranamente la forma en la cual se pensó durante más de veinte años a la conjuntez en las hojas de RESGA. Como si hubieran marcado tendencia, Paternina y Cáceres iluminaron costados diferentes, aristas que luego serían retomadas por otros autores, ya que mientras el español se centraba en las operaciones, las distintas fases consignadas por Cáceres se dirigían hacia una indagación sobre el propio sustento de la integración. En consecuencia, hemos decidido agrupar las menciones a partir de estos dos grandes ejes con el objeto de presentar un abordaje articulado. Para comenzar con el tópico de las operaciones, en diciembre de 1983 el vicecomodoro Rubén C. Palazzi afirmó que: “un asalto aéreo tiene carácter de operación conjunta”125, por lo que dejaba en claro la imposibilidad de pensar la participación aérea sin acciones desplegadas en tierra firme. En este sentido, el comodoro retirado Joaquín Argüelles Banet razonaba de forma análoga, tomando como disparador el ejemplo norteamericano en la guerra del Golfo: “la batalla terrestre particular no podía haber sido desarrollada sin la favorable situación previa lograda en el empleo efectivo del Poder Aéreo”126. Ahora bien, es obvio que lo expresado por Palazzi y Argüelles Banet entra en colisión con lo sucedido en Malvinas, de hecho, según la óptica del comodoro Rubén Moro, la Fuerza Aérea actuó independiente y “no suministró apoyo directo a las fuerzas terrestres”127, debido a su interés por “tener una mayor cuota de poder político”128. Por otra parte, en octubre de 1987 se publicó el artículo del mayor Roberto R. Dimeglio “¿Disuasión Ofensiva o Defensiva?”, donde se exhortaba a “lograr una unidad de criterios en la participación de Sistemas de Armas de otras Fuerzas Armadas, que sean destinadas a prestar servicios en una misma acción defensiva”129. En otro contexto, la problemática de lo conjunto reapareció con la notoriedad de las Operaciones de Paz en la década del 90’. Dos artículos se destacan al respecto: el primero de ellos, publicado en el primer trimestre del año 1998, a cargo del mayor José F. Novak; y el segundo, escrito por el vicecomodoro Ángel Villano en 1999. Novak se centró en los beneficios que este tipo de acciones le entregaban a las fuerzas, básicamente en lo referido 124 CÁCERES, Edgardo: 1983, p. 17. PALAZZI, Rubén: “Un asalto aéreo estratégico para el análisis”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 125, Buenos Aires, Diciembre 1983, p. 109. 126 ARGÜELLES BANET, Joaquín: “La Campaña de las Cien Horas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 171, Buenos Aires, Junio 1991, p. 67. 127 MORO, Rubén: “Historia del Conflicto del Atlántico Sur”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 135/136, Buenos Aires, Julio 1985, p. 533. 128 MORO, Rubén: 1985, p. 533. 129 DIMEGLIO, Roberto: “¿Disuasión ofensiva o defensiva?”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 149, Buenos Aires, Octubre 1987, p. 93. 125 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 20 al “entrenamiento del personal”130; mientras que el trabajo de Villano se focalizaba en el objetivo de la política gubernamental, en tanto advertía que el papel argentino resultaba “un ejemplo de cómo el instrumento militar está siendo empelado para reforzar una política exterior cooperativa y concordantes con los intereses del Primer Mundo”131. Vale la pena insistir en que si bien no aparecen menciones directas a la conjuntez en las citas transcriptas, las misiones de paz se efectuaron a través de un abordaje conjunto. En este contexto, no sólo fueron claves para la política exterior, sino también para la economía y los rumbos emprendidos por la Defensa Nacional. Por ende, las frases de Novak y Villano da cuenta de una esfera diferente donde la conjuntez se manifestó. Algunas años después, y tras los hechos de septiembre de 2001 en Nueva York, el comodoro retirado José D’Orico efectuó un llamado de atención acerca de la relevancia de lo conjunto en las “guerras no convencionales” (GNC), señalando las divergencias y la “competencia entre los servicios armados”132 de los Estados Unidos. En este sentido, realizaba una suerte de imputación a la profesión militar por la reticencia a los cambios: “los responsables suelen ser dominados por una perniciosa tendencia a actuar independientemente (¿el sprit de corps anestesia el cambio?)”133, por lo que insinuaba el impacto negativo de tales fricciones en operaciones no tradicionales: “La pugna entre las fuerzas militares norteamericanas ha sido vox populi y lo que puede suceder en una GNC, de concretarse, puede constituir una desastre”134. Finalmente, D’Orico apuntalaba a la conjuntez como elemento ineludible de toda operación militar, más aún en las no convencionales: “La conducción conjunta de las operaciones militares en una GC –guerra convencional– es un requisito obvio que no merece otros comentarios (…) Esta misma recomendación pero elevado a la enésima potencia será conveniente tenerla presenta en la conducción de una GNC” 135. Para terminar con nuestro recorrido en este eje temático de la revista, en 2007 apareció la última referencia a la conjuntez, proveniente del capitán Sebastián González Iturbe, quien aludía a la clásica problemática del comando136 denunciando la carencia en la Argentina de ciertos elementos cruciales para solucionar tal cuestión, tales como: una doctrina de operaciones conjuntas137, el desarrollo de ejercicios entre las tres fuerzas 138, la 130 NOVAK, José: “La Fuerza Aérea en las Operaciones de paz de las NN.UU”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 200, Buenos Aires, Primer Trimestre 1998, p. 93. 131 VILLANO, Ángel: “La Defensa Nacional, un problema de todos”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 204, Buenos Aires, Primer Trimestre 1999, p. 79. 132 VILLANO, Ángel: “Operaciones Conjuntas en la guerra no convencional”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 218, Buenos Aires, Segunda Edición 2003, p. 11. 133 VILLANO, Ángel: 2003, p. 20 134 VILLANO, Ángel: 2003, p. 12. 135 VILLANO, Ángel: 2003, p. 14. 136 “Siempre existió reticencia a subordinar medios y ponerlos a disposición bajo el comando de un comandante conjunto”. GONZÁLEZ ITURBE, Sebastián: “Operaciones Aéreas Conjuntas Argentinas”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 223, Buenos Aires, 2007, p. 4. 137 GONZÁLEZ ITURBE, Sebastián: 2007, p. 26. 138 GONZÁLEZ ITURBE, Sebastián: 2007, p. 27. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 21 estandarización de material, el intercambio de personal y un plan de abastecimientos coordinado139. Ahora bien, el otro eje que nos permite articular las consideraciones presentes en RESGA se vincula a la propia sustancia de lo conjunto. En efecto, en el número 16 del año 1984 el vicecomodoro retirado Federico Mela definió a lo conjunto como “el efecto superior a la suma de los efectos conseguidos con el esfuerzo individual”140, proclamando que la integración debía basarse en un “conjunto armónico, permanente”141 entre las cualidades específicas. A partir de lo expresado, señalaba que “la guerra ya no podrá ser considerada una operación de combate terrestre, marítima o área aislada, que en forma acumulativa proporcione el éxito”142, por lo que resultaba impropio concebir “una misión estratégica-operacional importante que no tenga un carácter conjunto”143. Consecuentemente, Mela discurría sobre el estado de las organizaciones militares nacionales: “Nuestra doctrina conjunta no es muy extensa; pero lo poco que hay aprobado y en vigencia es lo suficientemente denso como para echar buenas bases”144. Estas consideraciones se asemejaban a las del comodoro Miguel A. Plasencia: “no es el esfuerzo terrestre, marítimo o aéreo que se suman acumulativamente, sino el esfuerzo integrado el que se requiere para el más óptimo resultado”145. Dicha visión holística se contrapone con la concepción de agregado manifestada en la revista en febrero de 1985 al asumir el brigadier general Horacio Crespo como jefe de la fuerza. Crespo sostuvo que a partir de su asunción la Fuerza Aérea tendría: “siempre como objeto, en lo conjunto, una estrecha colaboración con el Ejército y la Armada, que asegure la eficiencia del Instrumento Militar como una sumatoria de las capacidades de cada Fuerza” 146. Consecuentemente, el brigadier general José Antonio Juliá planteó la necesidad de coordinación entre las burocracias militares dando por descontado los conflictos existentes: “no sólo como un enunciado formal, sino como una vocación y necesidad”147. Por otra parte, en 1992 y 1993, los artículos del brigadier mayor retirado Carlos Corino y del vicecomodoro Carlos Arnau referían a las bases angulares sobre las que debía sustentarse la defensa. Para el primero la política del área debía estimular “el acostumbramiento al accionar conjunto y solidario”148, mientras que para el segundo – 139 GONZÁLEZ ITURBE, Sebastián: 2007, p. 28. MELA, Federico: “¿Qué hacemos en el Teatro de Operaciones?”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 126, Buenos Aires, Febrero 1984, p. 17. 141 MELA, Federico: 1984, p. 17. 142 MELA, Federico: 1984, p. 17. 143 MELA, Federico: 1984, p. 29. 144 MELA, Federico: 1984, p. 23. 145 PLASENCIA, Miguel: “La Guarra India-Pakistán: del 3 al 17 de diciembre de 1971”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 138, Buenos Aires, Febrero 1986, p. 36. 146 CRESPO, Horacio: “Discurso pronunciado por el Señor Brigadier Don Horacio Ernesto Crespo, en ocasión de asumir el cargo de Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea el 8 de marzo de 1985”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 132, Buenos Aires, Febrero 1985, p. 11. 147 JULIÁ, José: “Mensaje del Señor Jefe del Estado Mayor General, con motivo de su puesta en función”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 162, Buenos Aires, Enero 1990, p. 34. 148 CORINO, Carlos: “Aproximación a una Política de Defensa”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 177, Buenos Aires, Cuarto Trimestre 1992, p. 8. 140 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 22 defensor de la lógica de agregado–, “La defensa es una responsabilidad conjunta, donde cada una de las Fuerzas Armadas debe contribuir con lo mejor de su estructura” 149, siendo que “El propósito de toda acción militar común es sumar”150 procurando evitar “todo factor que arriesgue una eventual resta”151. En el tercer trimestre de 1994, el comodoro Jorge García planteaba el problema de la conjuntez de una forma peculiar, centrándose en un aspecto clave que evidencia el paradigma organizacional militar decimonónico: “el funcionamiento de una Escuela de Guerra de cada una de las fuerzas sugiere indirectamente la posible existencia de guerras independientes”152. En verdad, la concepción imperante de los organismos educativos castrenses fragmenta aquello que en la práctica conforma un entramado complejo como la guerra. García denunciaba que poco tenía que ver el destino o el azar en ello, sino las tensiones militares –visibilizadas en el enfrentamiento con Gran Bretaña–, donde las fuerzas “operaron con escasa coordinación entre sí como fruto de desentendimientos estériles”153. Por otro lado, aseveraba la relevancia de las conclusiones del Informe Rattenbach, en tanto habían permitido que “el PEN y las tres fuerzas”154 resolvieran “darle un importante impulso al EMCFFAA”155, iniciando: “Una etapa de fructífera actividad, materializada en la edición de un considerable número de documentos doctrinarios conjuntos, a pesar de que todavía subsisten imperfecciones y dificultades sin solucionar”156. Tras dicha sentencia, el oficial impugnaba cierta concepción acerca de la organización militar: “ninguna de las guerras privadas (aérea, naval, terrestre, electrónica, sicológica, nuclear, submarina y otras) es capaz de alcanzar los objetivos políticos del Estado por sí sola”157. En el número 192 de 1996 la revista publicó una serie de entrevistas a distintos miembros del Poder Legislativo, entre ellos los diputados peronistas Eduardo Vaca y Miguel Ángel Toma, quienes recuperaron la experiencia del Atlántico Sur en lo que respecta a la ausencia de niveles deseables de accionar militar conjunto, otorgándole una fuerte cuota de responsabilidad por el “fracaso”158 en la guerra. Sin embargo, es en el tercer trimestre de 1997 donde nos encontramos con una editorial muy valiosa, titulada “Bienvenida la ‘conjuntez’ a la Argentina”, donde se aborda nuestro objeto de estudio con 149 ARNAU, Carlos: 1993, p. 72. ARNAU, Carlos: “Punto de vista sobre la defensa aérea”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 180, Buenos Aires, Tercer Trimestre 1993, p. 72. 151 ARNAU, Carlos: 1993, p. 72. 152 GARCÍA, Jorge: “La Doctrina Militar Conjunta”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 185, Buenos Aires, Tercer Trimestre 1994, p. 32. 153 GARCÍA, Jorge: 1994, p. 32. 154 GARCÍA, Jorge: 1994, p. 32. 155 GARCÍA, Jorge: 1994, p. 32. 156 GARCÍA, Jorge: 1994, p. 33. 157 GARCÍA, Jorge: 1994, p. 32. 158 Entrevista “Reorganización de la Defensa Nacional”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 192, Buenos Aires, Primer Trimestre 1996, p. 9. 150 EDENA - Documento de Trabajo N° 4 23 cierta ironía, humor y cinismo159. En semejanza con los considerandos del coronel Rodríguez Espada del Ejército, la editorial apelaba al correcto lenguaje castellano para poner en entredicho el concepto: “la mayoría de estas palabras invasoras, que abrumadamente revelan una raíz inglesa, emergen de extravagantes traducciones”160, sosteniendo que la conjuntez asomaba cada vez más en “los discursos técnicoprofesionales o políticos”161. Cabe señalar que la editorial no desconocía las implicancias materiales del concepto, puesto que mencionaba expresamente a Malvinas como “un dramático ejemplo”162, sosteniendo además que “las operaciones militares futuras no tendrán viabilidad alguna a partir del individualismo”163. De todas maneras, la editorial no parecía esconder una lógica de agregado que mantuviera la relativa autonomía decisional de cada una de las fuerzas, como tampoco una recuperación de lo específico sobre lo conjunto. No obstante, el texto apostaba a una suerte de consenso para definir el sustrato del término cuestionado: “Si deseamos que la ‘conjuntez’ adquiera vida propia y especialmente un profundo sentido de realidad doctrinaria, démosle un significado consentido por las Fuerzas Armadas nacionales”164. Finalmente, la editorial apelaba al humor: “Prometemos aceptar y respetar el concepto implícito de la ‘conjuntez’ (…) que, tal vez con impensada inocencia, dio a luz a una criatura destinada a solventar la doctrina conjunta de las Fuerzas Armadas argentinas”165. Como es esperable, en su mayoría los miembros de la Fuerzas Aérea también analizaron la esfera conjunta a partir de su propia institución, no obstante, lo interesante de observar es que diversos artículos demostraron que el propio accionar de la aeronáutica en el campo de batalla no puede ser concebido sin la coordinación con efectivos desplegados desde otros ámbitos –en el Atlántico Sur esto fue notorio–. En este sentido, para algunos uniformados de la Fuerza Aérea la revisión de las esferas conjuntas necesariamente conlleva una reformulación de sus particularidades organizacionales. CONSIDERACIONES FINALES Tanto el análisis sobre el Informe Rattenbach como el relevamiento de los distintos artículos pertenecientes a las revistas de las cuatro escuelas de guerra, nos han permitido ahondar en los matices internos de las fuerzas armadas. Probablemente, ello no resuelva ni pueda establecer conclusiones taxativas sobre “La mirada militar” acerca de la conjuntez, pero sí nos permite aprehender las distintas miradas militares sobre dicho asunto. 159 Es la única mención, en el lapso trabajado, al término “conjuntez” en la revista aérea. Editorial “Bienvenida la ‘conjuntez’ a la Argentina”, en Revista de la Escuela Superior de Guerra Aérea Nº 198, Buenos Aires, Tercer Trimestre 1997. 160 Editorial: 1997, p. 4. 161 Editorial: 1997, p. 4. 162 Editorial: 1997, p. 5. 163 Editorial: 1997, p. 5. 164 Editorial: 1997, p. 5. 165 Editorial: 1997, p. 5. EDENA - Documento de Trabajo N° 4 24 Asimismo, resulta dificultoso establecer conclusiones generalizantes sobre las posturas de cada una de las fuerzas, dado que los artículos no representan perspectivas “oficiales” de las instituciones. No obstante, esto no anula la factibilidad de establecer una serie de consideraciones al respecto. También hemos comprobado el clivaje organizacional que significó Malvinas para los hombres de armas. Las referencias a la guerra han sido numerosas y diversas, en especial aquellas ligadas a las deficiencias organizacionales. Estas falencias han sido más que admitidas por los militares, lo que generó múltiples reclamos para llevar a cabo transformaciones. Cierto es que algunos con más ahínco que otros dieron por sentadas las modificaciones en los artículos, pero la gran mayoría de ellos admitieron la dimensión necesaria del cambio. Muchas veces ese cambio ha sido pensado a partir de mayores niveles de conjuntez en diversos campos, en otros casos, sólo como reformas específicas. De todas maneras, ambos sentidos permiten aprehender la dimensión interfuerzas, puesto que el diagnóstico y la resolución de un problema forman parte de un ejercicio de subjetividad que se asienta sobre procesos objetivos. En este sentido, algunos uniformados reflexionaron sobre lo conjunto como una sumatoria de agregados –como lo hicieron casi todos los jefes de las Fuerzas–, otros lo concibieron como algo diferente, cuyas instancias superiores debían estar controladas por organismos especializados, muchas veces de matriz gubernamental. Aquí, la conducción “política” apareció con notoriedad, lo que nos permite ligar la esfera técnico-militar, el contexto social y la problemática gubernamental. Ahora bien, lo que resulta indudable, como ya se ha advertido, es que existe una verdadera lucha por el sentido de lo que acarrea lo “conjunto”, inclusive, hasta abarca una disputa acerca de su denominación. Mientras el término “conjuntez” remite a toda una serie de fases que van más allá del accionar en el teatro de operaciones, el concepto “acción militar conjunto” pone de relieve las actividades desplegadas principalmente en las operaciones. De hecho, muy pocas menciones se registraron al término “conjuntez” en las revistas, es más, tanto en la relativa al Ejército como en la de la Fuerza Aérea las pocas alusiones se produjeron para negar su pertinencia idiomática –aunque en el caso de la revista de la aeronáutica se admitiera el término por sus “favorables” consecuencias empíricas–. La categorización y el lenguaje son una faceta más que denotan pugnas y contraposiciones que pretenden constituirse en hegemónicas expresando un sentido unívoco e inmutable del lenguaje. Lo discursivo y lo ideológico no están exentos del elemento empírico, por el contrario, las ideas y las praxis se interrelacionan cotidianamente. La esencia otorgada a las palabras en el ámbito castrense denota visiones distintas sobre la defensa y la profesión militar, permitiendo indagar sobre los márgenes de las relaciones de poder entre las fuerzas, al interior de las mismas y con otros sectores. En definitiva, reduciendo lo conjunto al accionar, se excluye el tratamiento integrado de toda una serie de fases mucho más abarcadoras que la operativa. Estas instancias pueden comprender desde aspectos burocráticos, pasando por el manejo de los recursos financieros y hasta llegar a la educación militar. Indudablemente, uno de los términos utilizados remite EDENA - Documento de Trabajo N° 4 25 mucho más al aspecto técnico-militar, mientras que el otro da cuenta con mayor amplitud de la dimensión profusa de lo conjunto, englobando aristas propiamente políticas. Quizás sería más correcto hablar de lo “conjunto” en un sentido amplio cuando se utiliza el concepto “conjuntez”, y en un sentido restringido al evocar el término “accionar militar conjunto”. Sin embargo, una suerte de consenso terminológico no haría más que obviar las tensiones empíricas existentes. 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