INTRODUCCIÓN El estudio del Poder Constituyente es uno de los temas más relevantes del derecho constitucional pero, a su vez, el más importante. Constituye la esencia política de este pues dicho poder es la manifestación del libre sometimiento o dependencia a un ordenamiento jurídico de cualquier jerarquía. El Poder Constituyente posee la atribución o capacidad de crear o establecer la Constitución del Estado sin limitaciones formales de ninguna especie, siendo la Carta Magna el resultado de una voluntad esencialmente política, guiada e inspirada y limitada por la ideología social predominante que se plasma en la norma fundamental del ordenamiento jurídico y del poder político. Solo aparece en circunstancias excepcionales en la vida de un Estado, es decir, cuando este nace, después de la independencia o unificación de un pueblo o cuando un estado sufre una transformación profunda de sus instituciones políticas y su ordenamiento jurídico. La titularidad del Poder Constituyente, es decir, la potestad de crear la Constitución, está indisolublemente ligada, por razones históricas y teóricas, a las nociones de democracia y soberanía popular; por consiguiente, el Poder Constituyente corresponde al pueblo. Este es el titular indiscutible, pues si se otorgara la potestad de crear la Constitución a un ente distinto, tal régimen no sería democrático, toda vez que las instituciones políticas y las normas jurídicas fundamentales no nacerían en este caso de la voluntad popular, libremente exteriorizada, sino de la imposición de un poder de facto. El concepto de titularidad presenta algunos matices. El primero es la constatación de que no todo el pueblo de un estado interviene cuando se trata de elaborar una Constitución; solo lo hace el pueblo en su participación como cuerpo electoral y mediante su pronunciamiento, directo o indirecto, delegando poder a un grupo de ciudadanos quienes adoptarán las decisiones políticas fundamentales que contendrá dicha Constitución. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que no existe una forma única para que se exprese el Poder Constituyente depositado en el pueblo. Una de ellas es la elección de sus representantes para conformar una Asamblea Constituyente que elabore y sancione la constitución; otra forma es que esta se apruebe directamente por el pueblo en un referéndum, sobre la base de un proyecto previo, sin que este sea el fruto de una asamblea representativa. 1 CAPÍTULO I EL PODER CONSTITUYENTE 2 1.1. Concepto El poder constituyente es uno de los temas más importantes estudiados por el Derecho Constitucional. Según Valladolid (2009, p. 85), el “[…] poder constituyente, como concepto histórico, ha ido variando (…), desde los criterios medievales, para los que el poder constituyente o soberano reside en Dios, hasta la aparición de los Estados modernos y las revoluciones inglesa, americana y francesa, donde el titular de este poder se hace terrenal: en el caso norteamericano, los fundadores; en el caso inglés, el ejército, que vence al poder del monarca y que descansa su nuevo poder en el parlamento; y, en el modelo francés, el pueblo organizado en forma de nación”. A través de la historia, se quiere llegar a entender el término de poder constituyente con un análisis histórico, partiendo desde la época de la Alta Edad Media, seguida de la Ilustración en Europa, en donde el poder del soberano reside en Dios. Esta idea cambia luego con la aparición de los Estados modernos donde el poder se concentra en un solo individuo. Dicho poder se convertiría luego en un estado absolutista que colisionaría con la necesidad de la burguesía al contar con libertad política y económica que le permitiría desarrollar sus actividades (Valladolid, 2009, p. 85). El poder constituyente es aquel que se ejerce y manifiesta desprovisto de toda sujeción o subordinación a un ordenamiento jurídico anterior o superior; este poder “[…], según el constitucionalista argentino Segundo Linares Quintana, se define como la facultad inherente a toda comunidad soberana a darse su ordenamiento jurídico político fundamental originario por medio de una Constitución […]” (Orbegoso, 2002, p. 44). La importancia de la Constitución para cualquier Estado, permite comprender también lo fundamental que resulta el poder constituyente si consideramos que su esencia política se basa en la capacidad que posee para crear o establecer la Constitución Política de un Estado. El poder constituyente otorga a los integrantes de la sociedad la posibilidad de asociarse y vivir, con una ley común respaldada por una legislación, para lograr constituirse y organizarse para su gobierno (César y Bernardo, 2008, p. 50). La capacidad de crear sin limitaciones formales de ninguna especie solo la posee el poder constituyente “[...] La promulgación de una ley como la realización de una reforma constitucional implican, como actividad o proceso, el tomar decisiones políticas y, como 3 producto o resultado, una forma general, abstracta, impersonal permanente [...]” (Córdova, 2009, p.471). 4