MENCIÓN HONORÍFICA Imaginarios sociales y acción colectiva en la globalización del capitalismo neoliberal Autor(a): David Sánchez Tecla Seudónimo: El Cronopio I. El proceso de la globalización Es importante plantear el fenómeno de la globalización, partiendo de un acercamiento conceptual. Para ello James Petras define la globalización como la “ampliación y profundización de los flujos internacionales de comercio, capital, tecnología e información dentro de un solo mercado integrado”. 1 Según dicho autor, la globalización es la herramienta ideológica que instaura la creencia de que el libre flujo de mercado, capital e información generará bienestar social. Para Petras constituye un error considerar la globalización como la ultima fase del capitalismo, ya que la integración de las economías nacionales es tan antiguo como el surgimiento del capitalismo. La globalización comenzó a finales del siglo XV con el capitalismo y la expansión hacia ultramar; así como con la conquista y explotación de América, África y Asia. El desmantelamiento del Estado de bienestar es lo que sirve de condición para la globalización, no los “cambios tecnológicos, la lógica del capital o las exigencias del mercado”. La globalización no se da por la revolución tecnológica (también llamada tercera revolución científica). Las nuevas tecnologías informáticas aumentan la velocidad de las transferencias y traslados de capitales pero la tecnología no es una fuerza social autónoma, sino que la inversión, investigación y diseño dependen de decisiones sociopolíticas y de la capacidad del Estado para llevarlas a cabo. El “mercado” no es un ente, son personas concretas organizadas en clases (como por ejemplo los ejecutivos del FMI). 2 Por lo cual la fase actual de globalización supone la <reestructuración> de la economía mundial 1 Petras, James, La globalización desenmascarada, México, Porrua, 2003, p. 11. Petras, James, Las estrategias del imperio: Estados Unidos y América Latina, Hondarribia, ed. Argitaletxe Hiri, 2000, pp. 131-132. 2 1 mediante la liberación de los flujos de capital y de las normas que rigen las operaciones internacionales de las instituciones financieras. Se origina por los cambios sufridos por la correlación de clases en el seno del Estado, la sociedad y los centros de trabajo. 3 La globalización es un concepto polísemico, aunque la mayoría de sus significados viene acompañada de un propósito ideológico y político. La globalización incluye los siguientes puntos: -Movimientos de grandes masas de capital financiero internacional posibilitados por los avances técnicos y tecnológicos de las comunicaciones y la informática. -Fragmentación y dispersión alrededor del mundo de las diversas fases de los procesos de producción (el que se produzca una mercancía en distintos lugares, un carro por ejemplo), así como la oferta de servicios que anteriormente estaban restringidos al ámbito nacional, alianzas corporativas, instrumentos de apropiación. -Una progresiva integración de mercados nacionales dentro de mercados mundiales, lo cual facilita la realización de los dos primeros puntos, sino que además genera patrones de consumo mas homogéneos alrededor del mundo.4 La globalización es un proceso “localizador”, de fijación del espacio. Los procesos globalizadores incluyen una segregación, separación y marginación social progresiva; los espacios públicos son sustituidos cada vez más por espacios construidos y poseídos por entidades privadas, es decir, espacios para el consumo, en donde el acceso depende de la capacidad de pagar. En ese sentido las elites optan por el aislamiento mientras el resto de la población se encuentra excluida con un tácito o explícito “propiedad privada y/o prohibida la entrada”.5 Así, el territorio urbano se convierte en una guerra continua por el espacio. Los centros de producción de significados y valores son extraterritoriales, las distinciones entre aquí o allá pierden toda lógica. La desterritorialización del poder va de la mano con la estructuración cada vez más estricta del territorio. El espacio/tiempo se comprime; el capital se desplaza rápidamente permitiéndole ventaja sobre cualquier gobierno que intente limitar o encausar sus movimientos. De hecho el capitalismo contemporáneo se establece con dos tipos de Estado, ambos con una obsesión paranoica por la ley y el orden, uno es de tipo imperialista (o llamado nacional de 3 Petras, Las estrategias del imperio, ob. Cit. p. 137. Véase Carney, Larry, “Globalización: ¿El legado final del socialismo?”, en Saxe-Fernàndez, John, (2001), pp. 169-171. 5 Véase Bauman, Zygmunt, La globalización. Consecuencias humanas, México, FCE, 2006, p.32. 4 2 competencia), con protección e impulso a sus transnacionales, tratados de libre comercio, guerras de ocupación por intereses geopolíticos, etc. Esta modalidad de Estado-nación irradia o impone sus políticas de Seguridad Nacional, políticas económicas, y formaciones sociales, así como la instauración de un modo de vida, su modo de vida cultural hacia las llamadas periferias, donde se desempeña el otro tipo de Estado, capitalista dependiente -y débil- subordinado,6 “Los Estados débiles son justamente lo que necesita el Nuevo Orden Mundial, que con frecuencia se parece a un nuevo desorden mundial, para sustentarse y reproducirse. Es fácil reducir un cuasi Estado débil a la función (útil) de una estación de policía local, capaz de asegurar el mínimo de orden necesario para los negocios, pero sin despertar temores de que pueda limitar la libertad de las compañías globales.” 7 El establecimiento de la economía de mercado global implicó el fin de la etapa de las economías nacionales tradicionales, ya que los Estados-Nación modificaron sus funciones al cambiar la relación entre el Estado y el capital. En años recientes han aumentado los consorcios transnacionales, existiendo aproximadamente 37 mil empresas de este tipo, mismas que controlan las transacciones y vida económica del mundo. De esta manera la transformación estructural del capitalismo global produce un cambio en las funciones del Estado, se pasa del Estado de bienestar fondista al Estado nacional de competencia. Este nuevo tipo de Estado ya no impulsa políticas protectoras de las industrias nacionales, ahora el Estado activa la capacidad competitiva global con la liberalización del mercado mediante una política de oferta. En la etapa del Estado nacional de competencia el consumo cambia desplazándose hacia las mercancías y servicios de mayor rentabilidad –autos, comida rápida, videos, computadoras, etc.mientras que los bienes de consumo colectivo como salud, vivienda, educación se vuelven impagables y escasos. En este nuevo Estado la democracia se caracteriza por que los partidos políticos son partidos mediáticos, se perfilan más hacia las técnicas publicitarias que a propuestas, no hacen política la 6 El Estado nacional de competencia sustituyó al llamado Estado de bienestar; por su parte en Latinoamérica nunca hubo este tipo de Estado sino uno populista-desarrollista, y el actual de tipo neoliberal-dependiente-subordinado. 7 Bauman, Zygmunt, ob. cit., p. 92. 3 venden.8 En la época de la globalización, el capitalismo desenvuelve la ideología neoliberal como su producto y condición. El conocimiento y las ideas como parte de la producción se industrializan, se sistematizan y generalizan. De esta manera, el imaginario social se ve truncado por un régimen de significación instaurado en una forma discursiva dominante, es decir, una perspectiva única. El mundo se ha convertido en un gigantesco mundo imaginario; un mundo de signos flotantes y significantes sociales disociados. El mundo actual se caracteriza por el papel de la imaginación; la imagen, lo imaginado, el imaginario son términos que apuntan hacia lo nuevo en los procesos culturales globales: la imaginación como práctica social, como componente fundamental del nuevo orden global. La complejidad de la economía global tiene que ver con dislocaciones entre la economía, la cultura y la política.9 En la era de la globalización la sociedad civil tiene un doble origen: la necesidad de estabilidad y legitimidad política que tiene el neoliberalismo, y en la organización de las bases para asegurar la supervivencia frente al reajuste estructural. Por lo tanto hay dos direcciones en la acción de la sociedad civil: la estabilidad o la ingobernabilidad. La acción ciudadana analizada como redes abiertas y flexibles; los movimientos sociales ahora se basan más en la noción de cultura.10 Cuando los Estadosnación pierden autonomía económica, así como cohesión social y política se debilitan las fuentes tradicionales de los movimientos sociales, es decir, la noción de clase social, por lo cual es la cultura la que asume un importante recurso movilizador, partiendo de la noción de la identidad.11 Donde las identidades son experiencias compartidas de determinadas relaciones sociales y representaciones de dichas relaciones sociales.12 8 Véase Hirsh, Joachim, El Estado nacional de competencia. Estado, democracia y política en el capitalismo global, México, UAM-X, 2001. 9 Veáse Appadurai, Arjun, La modernidad desbordada, Buenos Aires, FCE, 2001, p. 44-46. 10 En este punto véase Yudice, George, El recurso de la cultura. Usos de la cultura n la sociedad global, España, Gedisa, 2002. 11 Véase Smith, Jim, “Nacionalismo, globalización y movimientos sociales” en Los movimientos sociales: transformaciones políticas y cambio cultural, Madrid, Trota, 1998. 12 Véase Tilly, Charles, “Conflicto político y cambio social”, en Los movimientos sociales: transformaciones políticas y cambio cultural, Madrid, Trota, 1998. 4 II. El Estado en América Latina En los inicios del siglo XX se forman numerosos estados nacionales oligárquicos en América Latina, los cuales a la par que unificaban política y económicamente distintas regiones, configuraban el capitalismo agroexportador. Posteriormente, en la década de los treintas se empieza a establecer el estado desarrollista en su forma populista, el cual consistía en la incorporación vertical y autoritaria de las masas a la política. El populismo es un movimiento de masas que combina un modelo policlasista y un modelo de corporativismo estatal, que conserva el modelo de dominación existente. Después de la segunda guerra mundial empieza a surgir un nuevo tipo de estado capitalista dependiente en América Latina, el Estado desarrollista burgués, el cual implicaba una visión industrializadora que no contemplaba las bases sociales que habían sido aliadas en la experiencia nacional-popular. En los años 80´s las crisis se agudizan, aumentando los problemas de desigualdad, desempleo y subempleo, tensiones inflacionarias, desajustes financieros internos y desequilibrio externo. Según Pedro Vuskovic la crisis en América Latina debe entenderse dentro de una crisis global, donde el neoliberalismo es un proyecto refundacional de las sociedades capitalistas, donde las propuestas de ajuste estructural promovidas por el Fondo Monetario Internacional han generado mayores índices de desempleo, afectando los salarios reales y la desigual distribución del ingreso. Por lo que las políticas de ajuste más que un programa para salir de la crisis cumplen la función de administrarla. A finales de los años setentas, el discurso desarrollista comienza a decaer ya que las diferencias sociales no sólo no se reducen sino que continúan haciéndose más palpables y profundas, generando un retroceso del PIB y aumentando la deuda externa de los países dependientes. Durante los años 80´s se fueron generalizando paulatinamente los programas de política económica de corte neoliberal en América Latina, la teoría del desarrollo pasó de darle un papel central al Estado a postular el libre flujo de capitales el rol principal en el teatro de las medidas macroeconómicas. Así el paradigma del desarrollo vía el Estado fue sustituido por el mercado, que con los llamados ajustes estructurales, implicaba entre otras cosas: 5 Liberar los precios. Reducir protección arancelaria. Facilitar entrada y salida de capital. Impedir cualquier interferencia al libre juego de oferta y demanda. Reducir la participación del sector público. Privatización de empresas paraestatales. Promover el mercado de capitales interno, liberando los intereses y eliminando los controles cuantitativos y cualitativos sobre la asignación de créditos. ¾ Flexibilización del trabajo. 13 III. La transición a la democracia y la crisis de la política. Desde el fin de la guerra fría la idea de democracia pasa a ser la única alternativa legítima para cualquier sistema o régimen político en prácticamente todo el mundo, podríamos decir que la llamada democracia viene de la mano con la reconfiguración de las sociedades capitalistas desde finales de los años 70´s y la instauración del neoliberalismo. En ese sentido Eduardo Saxe-Fernández nos hace referencia a lo que él denomina globalismo democrático, es decir, la exportación de la democracia a escala planetaria; el capitalismo neoliberal con su intención de expansión del libre mercado y de un régimen político homogéneo.14 Entendiendo por democracia los procesos electorales periódicos, y no justicia social, soberanía, igualdad, toma de dediciones desde la sociedad, etc. En los años ochenta los proyectos neoliberales fueron montados culturalmente sobre el repudio a los regimenes militares, el deseo de libertad en las sociedades de América Latina fue utilizado para fundamentar la propaganda contra el Estado antidemocrático, pugnando por la libertad, y desde luego por la libertad económica del mercado capitalista. El discurso electoral de los políticos en la región se puede ver en cuatro características: 1)populista; 2)patriotero; 3)energético “mano dura”; 13 Véase Ramos, Joseph, Política económica neoliberal en países del Cono Sur de América Latina, 1974-1983, México, FCE, 1989. También véase Vuscovic, Pedro, La crisis en América Latina. Un desafío continental, México, Siglo XXI, 1990. 14 Saxe-Fernández, Eduardo, “La democracia en el globalismo neoliberal latinoamericano”, en Saxe Fernández, John (2001), p. 314 6 4)nuevo (nuevas caras).15 Para Morley Morris y James Petras hay dos paradojas en los regimenes políticos de América Latina, una es que los fracasos de las políticas neoliberales no ha sido obstáculo para la repetida elección de gobiernos comprometidos con el mismo tipo de políticas; la segunda, es cuando la oposición política, aprovechando el descontento generalizado de los electores, gana las elecciones para sustituir a los gobiernos neoliberales, aunque una vez en el poder renuncia a su postura de campaña y reanuda la agenda neoliberal de sus predecesores.16 Para estos autores los regimenes electorales han seguido un ciclo de ascenso, decadencia y reproducción. En ese sentido, se pueden distinguir tres grandes oleadas de este tipo de regímenes; para la mayoría de los países la primera de ellas comenzó durante la década de los ochenta, coincidiendo con la negociada transición de las dictaduras militares a los gobiernos civiles; la segunda se dio a finales de la misma década hasta mediados de los 90´s; la tercera oleada toma forma en la actualidad. La primera oleada de regímenes neoliberales (Fernando Balaúnde y Alan García en Perú, Raúl Alfonsín en Argentina, Miguel de la Madrid en México, Julio Sanguinetti en Uruguay y José Sarney en Brasil) iban acompañados de una supuesta democratización. Retomando la agenda propuesta por las dictaduras militares que ellos remplazaban; la primera oleada comenzó a desmembrar los programas de bienestar social, a disminuir la legislación laboral, y sobre todo a desmantelar el sector estatal a partir de la compra de empresas públicas por extranjeros y empresas privadas. Hacia el final de sus administraciones confrontaron serias crisis económicas.17 La segunda oleada de políticos electorales neoliberales –Carlos Andrés Pérez en Venezuela, Carlos Menem en Argentina, Fernando Collor en Brasil, Alfredo Fujimori en Perú, Jaime Paz Zamora en Bolivia, Luis LaCalle en Uruguay, Salinas de Gortari en México- estuvieron precedidas por campañas electorales de retórica populista contra la pobreza, estancamiento y fuga de capitales producto de la primera ola; sin embargo, estaban comprometidos en profundizar las políticas de sus predecesores. 15 Saxe-Fernández, Eduardo, “La democracia en el globalismo neoliberal latinoamericano”, en Saxe Fernández, John (2001), p. 325. 16 Morris, Morley y Petras, James, “Los ciclos políticos neoliberales: América Latina <se ajusta> a la pobreza y a la riqueza en la era de los mercados libres.”, en Saxe-Fernández, John, (2001), p. 215. 17 Morris y Petras capítulo citado en op. Cit. , p. 216. 7 La tercera ola de regímenes neoliberales llegaron al poder entre 1993 y 1995, incluyendo las reelecciones de Menem en Argentina y Fiujimori en Perú, hasta los gobiernos de Zedillo en México, Sánchez de Lozada en Bolivia y Fernando Henrique Cardoso en Brasil. Continuaron con las políticas de Ajuste Estructural (PAE´s) argumentando que eran un camino necesario para el desarrollo. Ante tales condiciones de deterioro político Saxe-Fernández nos hace mención de una práctica política muy común en la región, la llamada “democracia de medianoche”, se trata de la introducción de cambios constitucionales o nuevas leyes en los parlamentos de un día para otro, (en ocasiones aprovechando días feriados, puentes, fines de semana o espectáculos deportivos). Se trata de darle la menor publicidad posible para presentar las medidas legislativas como inevitables, aún existiendo descontento popular las medidas son adoptadas.18 Esta forma de hacer política genera una desilusión hacia lo público, lo político; no sólo hay una desilusión, hay una crisis de la política. La crisis de la política entendida como un momento donde se agotó una forma histórica determinada, donde lo nuevo se asocia con el neoliberalismo; la crisis aparece como un momento de disputa, donde la política es una manifestación del conflicto social y de lucha por el poder. La premisa del fin de la política forma parte de un proceso ideológico determinado: el neoliberalismo. Para Massimo Modonesi la hegemonía del pensamiento neoliberal se sustenta en esa percepción de la política, por lo cual no hay que olvidar que la historia es la historia del conflicto social (lucha de clases) entre proyectos contrapuestos. El siglo XX se caracterizó por la política de masas, por la politización de los conflictos sociales, la política fue el centro de la vida social; la política en dicho siglo se manifestó como el ordenamiento institucional desde arriba y en el empoderamiento desde abajo, y ambas maneras entraron en crisis. El triunfo del neoliberalismo impactó en la política desde abajo modificando los panoramas, las formas y objetivos de la movilización social, produciendo, a nivel de representaciones sociales, un crecimiento del conservadurismo, conformismo y apatía frente a un status quo que parece inmutable. El neoliberalismo impulsa una despolitización funcional a los intereses dominantes. Hay un rechazo a la denominada pequeña política (Hirsch) cuyo origen es institucional, es decir, la política entendida 18 Saxe-Fernández, Eduardo, “La democracia en el globalismo neoliberal latinoamericano”, en Saxe Fernández, John (2001), p. 332. 8 como administración y técnica de gobierno. Este rechazó ha derivado en un monopolio del aparato estatal por parte de los gobiernos de corte neoliberal. Modonesi apunta que la alternativa al procesamiento neoliberal de la política está en la reconquista de la soberanía popular, es decir, en el poder de las mayorías de decidir su destino. 19 Un dogma básico de la doctrina neoliberal es que no hay alternativas posibles a la situación de las cosas.20 IV. La acción colectiva en la actualidad El concepto tradicional de movimiento, entendido como la entidad que actúa contra un sistema político y gubernamental, resulta para Melucci21 ya inadecuado puesto que se ve rebasado por la realidad de los fenómenos sociales y la carga cultural de significados que conllevan en su gestación y organización a partir de redes de solidaridad. Melucci plantea que los movimientos sociales son redes complejas de acción social, de tal forma que, resulta limitado atribuir a dicha acción colectiva una unidad de metas. Antes de categorizar teóricamente es necesario identificar el campo de conflicto, para así comprender y explicar la manera en como los grupos sociales forman parte en la acción de ese conflicto. La protesta política forma parte de un sistema de relaciones sociales que confrontan un sistema político. Así mismo la confrontación con el sistema político y la acción colectiva de sus participantes no se debe sólo a una situación económica, si no también intervienen factores de solidaridad e identidad. De esta forma la acción colectiva produce en los individuos una identidad compartida reflejada en la configuración de un “nosotros”. La acción colectiva sigue tres ejes, el primero relacionado con los fines de la acción; el segundo ligado con los medios de la acción, tomando en cuenta los límites y posibilidades de la acción; por último, el tercero se refiere al lugar en el cual se va a desarrollar la acción. La solidaridad es la capacidad de los actores de reconocerse a sí mismos y de ser reconocidos en una unidad colectiva. 19 Véase Modonesi, Massimo, “¿Dónde quedó la política en América Latina?”, en Castro y Oliver (comp.), Poder y política en América Latina, México, Siglo XXI, México, 2005. 20 Morris y Petras, capítulo citado, pp.236 21 Véase Melucci, Alberto, Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, México, Colegio de México, 1999. 9 La propuesta de Melucci es una definición analítica de movimiento social que abarque tres dimensiones básicas para su surgimiento y desarrollo: a) solidaridad; b) conflicto; y c) ruptura de los límites del sistema en que ocurre la acción. La primera se refiere a la capacidad de los actores de reconocerse a sí mismos y de ser reconocidos en una unidad colectiva; la segunda se refiere a la presencia de conflicto, cuando dos adversarios se encuentran en oposición sobre un objeto común; la tercera se refiere a romper los límites, es decir, atravesar los límites que un sistema puede tolerar sin cambiar su estructura. Para Melucci la identidad colectiva es el proceso mediante el cual los actores producen las estructuras de pensamiento común que les permite evaluar y medir los resultados y repercusiones de la acción. Los movimientos contemporáneos estructuran un constante desafío simbólico permanente hacia los códigos culturales dominantes. Principalmente cuestionando quién tiene el poder de decidir sobre los códigos, así como quién dicta sus reglas. Para este autor los Estados-nación pierden su autoridad política, por lo cual los centros de decisión se trasladan a sitios autónomos concediendo a la sociedad civil un poder que no tenía con los Estados tradicionales o modernos.22 Según Melucci el poder en las sociedades complejas se basa en el control de la información, siendo un poder un tanto frágil, ya que la simple adquisición de la información sitúa a los actores en un mismo nivel. En conjunto estos nuevos fundamentos del poder se establecen a partir de códigos y reglas formales para organizar el conocimiento. V. El movimiento popular de Oaxaca El hecho de que los tiranos del mundo sean extraterritoriales explica la extensión de su poder de vigilancia, pero anuncia también una debilidad próxima. Operan en el ciberespacio y se alojan en condominios resguardados. No tienen conocimiento alguno de la tierra que los circunda. Aun más, desprecian ese conocimiento por considerarlo superficial, sin profundidad. Únicamente cuentan los recursos extraídos. No pueden escuchar a la tierra. En el terreno son ciegos. En lo local, están perdidos. John Berger 22 Véase Melucci ob. cit., p. 100. 10 Podemos decir que en un primer momento el origen del conflicto en Oaxaca era únicamente gremial, en donde un sector, en este caso magisterial, exigía la rezonificación y un aumento de salario de acuerdo al lugar de labores del profesorado (por vida cara). Sin embargo, a poco más de 20 días de paro magisterial – el día 14 de junio del 2006 para ser más precisos - una orden de desalojo policiacomilitar por parte del gobierno de Oaxaca en contra del plantón del magisterio disidente tiene como primer resultado la represión y como segundo ser el elemento catalizador de un movimiento popular en la entidad, movimiento en el cual se incluirían y sumarían otras organizaciones sociales, ONG´s, asociaciones de derechos humanos, campesinos, grupos, colectivos y organizaciones indígenas, que a su vez integrarían la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca, donde se aglutinan unas 365organizaciones.23 Al integrarse otros actores y grupos en el conflicto cambia el conjunto de demandas económicogremiales a una demanda política concreta: la destitución del gobernador del estado de Oaxaca Ulises Ruiz. Esto a raíz del desalojo policiaco al plantón del magisterio, seguido de una campaña de represión orquestada desde el gobierno estatal; la represión en sus distintas variantes como institucionalización de la violencia que busca sembrar el miedo y la inmovilidad de la inconformidad social hacia un gobierno local, que sin embargo, podría ser cualquier gobierno del orbe. En realidad el movimiento de Oaxaca como representación de una resistencia local pone en entre dicho a un sistema político que se basa en la idea de democracia impuesta por las instituciones financieras internacionales, donde sobra decir, “las élites son cosmopolitas, mientras el pueblo es local”. Lo local, como lugar, como la construcción de un espacio de esperanza frente al espacio de capital, pareciera que hay dos formas de resistir al capitalismo hegemónico de hoy día, una de ellas son las manifestaciones esporádicas altermundistas en contra de la celebración de las reuniones de los magnates del mundo (G8), o bien partir del arraigo y pertenencia a los lugares, conformando pequeñas o grandes resistencias cotidianas. Es de llamar la atención el conjunto de tácticas generadas desde la sociedad para decir “aquí estamos”, o “no estamos de acuerdo” o como decía un pequeño niño oaxaqueño entre las rocas, gases lacrimógenos y chorros de agua el 2 de noviembre del 2006: “somos pueblo, aquí nadie se va a rajar”. 23 Véase www.asambleapopulardeoaxaca.com 11 Sobra decir la innovación en los mecanismos de protesta generados en los últimos años que estuvieron presentes en aquella región de México. Echemos un vistazo: El primero de agosto una comisión de mujeres que buscaban un espacio para difundir la realidad del movimiento en el canal de la televisión pública del estado se hizo del control de la estación. Durante 22 días transmitieron una programación alternativa. Sin embargo, las emisiones se suspendieron cuando un grupo de pistoleros al servicio del gobernador destruyó a balazos antenas y consolas de transmisión. La sociedad oaxaqueña respondió tomando las 14 radiodifusoras de la entidad para divulgar su verdad. La radio se convirtió en el instrumento que enlazó a los barrios organizados, convocó y movilizó a la población.24 Con relación a los medios, las clases dominantes al pretender mantener las relaciones de poder intactas se empeñan en lo que Clifford Geertz denomina la lucha por lo real, es decir, el intento por imponer al mundo una determinada concepción de como son en el fondo las cosas, y por ende de cómo los hombres están obligados a actuar.25 El conflicto oaxaqueño no puede abordarse sin tomar en cuenta que la sociedad política, es decir, los partidos políticos, han entrado en una profunda crisis de representación, en un margen de deterioro del Estado, instituciones caducas, marco jurídico desgastado y canales de participación ciudadana borrados o inexistentes. Como los partidos políticos no canalizan las demandas populares esto da origen a la creación, expansión y diversificación de grupos y colectivos de la sociedad civil que buscan abrir o inaugurar nuevas formas de participación política, sin que los partidos políticos sean los únicos intermediarios o depositarios de dichas demandas; el ciudadano movilizado o activo accede o irrumpe en el campo de la toma de decisiones. Retomando a Melucci, aquí la acción colectiva cuestiona la lógica operacional del poder, obligando a los aparatos político-económicos a hacer pública su lógica y sus frágiles razones, 24 Véase Hernández Navarro, Luis, “Oaxaca: un año después”, La jornada, Martes 19 de junio del 2007. 25 Véase Geertz, Clifford, La interpretación de las culturas, Barcelona, Gedisa, 2003. 12 haciendo visible el poder en sistemas en los que el poder es cada vez más anónimo.26 La crisis de representación de los partidos políticos tiende a generar en los grupos sociales dos fenómenos contrarios: por un lado la falta de interés político, y por otro lado un aumento de la participación mediante la redefinición y reconfiguración de la política misma, siendo la política algo más que forma o técnica de gobierno, donde los partidos políticos no sean los únicos canales de opinión y demanda, es decir, la participación se traslada a las organizaciones de la sociedad civil. En este sentido Touraine establece que no hay democracia sin partidos, es decir, sin actores propiamente políticos, sin embargo, la partidocracia destruye la democracia al conducir e instaurar la dominación de amplios sectores por pequeños grupos económicos.27 El conflicto en Oaxaca se originó por una cuestión económica de un gremio, en este caso los maestros, conformando lo que en un primer momento era la base de dicho movimiento, sin embargo, el magisterio oaxaqueño se vio ampliamente rebasado por la organización civil de la entidad. Podemos decir que la población en términos heterogéneos es ahora la base de dicho movimiento, cuyo punto de cohesión no es sólo la dimisión o cese de un gobernador, sino sobre todo una exigencia de cambio en la relación de fuerzas políticas y por ende una transformación del marco normativo y jurídico que hasta hoy restringe o limita la participación ciudadana en la toma de decisiones, las cuales van más allá del voto en una jornada electoral.28 Es importante subrayar que Oaxaca es de las entidades del país con más amplia pobreza y marginación. Oaxaca con sus 3.5 millones de habitantes ocupa a nivel nacional el lugar 31 en acceso a los servicios médicos, el segundo en mortalidad infantil, ocupa el último lugar en disponibilidad de servicios básicos (agua, drenaje y energía eléctrica). El penúltimo en disponibilidad de bienes como televisión, refrigerador, computadora, lavadora. El último en crédito e inversión (pública y privada) ejercidos en vivienda, en conjunto ocupa el último lugar nacional en producto interno bruto per cápita. En el ámbito educativo apunta un artículo periodístico lo siguiente: 26 Véase Melucci ob. cit., p. 104. 27 Véase Touraine, Alain, ¿Qué es la democracia?, México, FCE, 1995. No hay que dejar de tomar en cuenta que el proceso electoral del 2007 en el estado de Oaxaca para la renovación legislativa se caracterizó por un alto porcentaje de abstencionismo. 28 13 Tercer lugar nacional en población analfabeta (19.3 por ciento del total), sólo por debajo de Chiapas (21.3 por ciento) y Guerrero (19.9 por ciento), contra 8.4 por ciento de promedio nacional. Casi el 7 por ciento de la población de seis a 14 años no asiste a la escuela; 17.4 por ciento de la población de 15 años de edad en adelante no tiene instrucción, y 20.5 por ciento no concluyó la educación primaria. El grado promedio de escolaridad en el estado es de 6.3 años, contra 7.9 como promedio nacional. Oaxaca ocupa el lugar número 13 -a nivel nacional- en educación básica, el 32 en media superior y el 31 en educación superior. 29 Por ello el enfrentamiento del día 2 de noviembre30 entre miembros de la APPO y la PFP a las afueras de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca implica la respuesta del Estado a las demandas populares en el ámbito educativo; mientras Oaxaca ocupa el tercer lugar nacional en analfabetismo y el penúltimo en educación superior, el gobierno federal, estatal y la clase política en conjunto responden con las tanquetas, los golpes, y la fuerza. Acciones que son sólo un reflejo de la profundización de las políticas neoliberales, mismas que significan la reconfiguración de las sociedades capitalistas y la ampliación de las desigualdades. A su vez hay que agregar que estas políticas educativas son a nivel nacional e incluyen cambios en los planes y programas de estudio por otros más estáticos, lineales, flexibles y competitivos, para así agilizar la reproducción y asimilación de los estudiantes a las clases dominadas. Así mismo las políticas neoliberales en la educación incluyen desde luego la exclusión de las mayorías mediante reducción de matriculas, desaparición de escuelas, carreras, proyectos de investigación; así como reducción en el presupuesto anual para el sector. 31 Este panorama combinado con la reactivación del Plan Puebla Panamá y la recesión económica de Estados Unidos, y la inminente apertura (privatización) de PEMEX a la inversión extranjera, abren la posibilidad no sólo a la crisis económica en lo inmediato, sino a continuas manifestaciones aisladas de descontento popular en distintos sectores de la sociedad. En el caso particular de Oaxaca hay pocas condiciones para una reintensificación 29 del Véase Carlos Fernández-Vega, “Oaxaca del hambre y del olvido”, La jornada lunes 30 de octubre del 2006. Véase el video “Día de muertos en Oaxaca”. 31 En ese sentido hay que subrayar que la política del gobierno de Felipe Calderón busca incrementar el presupuesto de las fuerzas armadas mientras se reduce el presupuesto para educación, ciencia y tecnología. 30 14 movimiento social, al menos no a corto plazo, principalmente debido a que la APPO no ha podido generar un documento (texto) que articule toda su heterogeneidad y principios organizativos, es decir, podemos decir que es una organización con matices antisistémicos e inclusive con nociones antineoliberales, por no decir anticapitalistas, donde hay una importante innovación en cuanto a acciones y movilizaciones se refiere, de igual forma es de llamar la atención su carácter horizontal, sin embargo, el otro sector importante del movimiento, la sección 22 del SNTE , se encuentra en la lógica de los sindicatos de la actualidad, es decir, decisiones unilaterales, acuerdos y negociaciones en corto , etc. Not dark yet Bob Dylan Finalmente la importancia del conflicto oaxaqueño radica en nuevamente replantear la idea de democracia, como una política de reconocimiento -abstracto y concreto-, para desafiar la uniteralidad vertical –de arriba hacia abajo- del ejercicio del poder. Y en ese desafío pensar por momentos, que imaginarios sociales como justicia, igualdad, historia, futuro, transformación, no han sido olvidados en los mares de lo Moderno, modernidad tardía, posmodernidad, surmodernité, sociedad liquida, o como quiera que se le denomine al presente, y sus sombras etéreas, somníferos instantes que como brumas y lunas a traviesan el caudal del tiempo, de tal forma poder imaginar pequeñas islas en la plasticidad del lenguaje de lo no dicho, pensar lo impensado, para arribar al naufragio de las posibilidades de lo imposible, en referencias semánticas y producciones discursivas transgresoras y diversas, donde aún, no oscurece todavía... Bibliografía Appadurai, Arjun, La modernidad desbordada: dimensiones culturales de la globalización, Buenos Aires, FCE, 2001. Bauman, Zygmunt, La globalización. Consecuencias humanas, México, FCE, 2006. 15 Castro y Oliver (comp.), Poder y política en América Latina, México, Siglo XXI, México, 2005. 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