176849. XXII.1o.40 C. Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXII, Octubre de 2005, Pág. 2480. REMATE EN EL JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. EL ARTÍCULO 506 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL ESTADO DE QUERÉTARO, NO ES APLICABLE SUPLETORIAMENTE A LOS PRECEPTOS DEL CÓDIGO DE COMERCIO QUE LO REGULAN. Tomando en cuenta que la supletoriedad de una norma respecto de otra opera sólo si las disposiciones o principios con los que se vaya a llenar la deficiencia no contrarían, de algún modo, las bases esenciales del sistema legal en que se sustenta la institución suplida, por tanto lo previsto en el artículo 506 de la ley adjetiva civil indicada no resulta aplicable en forma supletoria a los preceptos del Código de Comercio que regulan el remate en el juicio ejecutivo mercantil, pues establece una regla relativa al inicio del procedimiento de ejecución de sentencias en la vía de apremio, y el juicio mercantil referido inicia propiamente con la ejecución, dado que el auto de admisión ordena requerir a la demandada el pago de las prestaciones exigidas y, en su defecto, embargar bienes para garantizarlas y desde que el deudor es emplazado, se le confiere el plazo de cinco días para que cubra voluntariamente las prestaciones exigidas y las costas generadas, incluso, la resolución que decide en cuanto al fondo del asunto es conocida como sentencia de remate, al ordenar la venta de los bienes asegurados, lo que implica continuar con la ejecución. Además, el juicio ejecutivo mercantil constituye una vía alterna para proceder a la ejecución de las sentencias que causan ejecutoria, por lo que no resulta lógico ni jurídico que una vez resuelto, para proceder al remate que ordena el fallo, deba seguirse la vía de apremio, pues admitirlo implicaría duplicar los trámites de ejecución e ir contra el principio de celeridad que impera en la materia. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO SEGUNDO CIRCUITO. Amparo en revisión 135/2005. Rigoberto Soto Chávez y otra. 18 de agosto de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: J. Guadalupe Tafoya Hernández. Secretario: Enrique Villanueva Chávez. -1-