CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA DE

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CARTA ABIERTA AL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA Y A LOS
SEÑORES MINISTROS
Valorando las últimas declaraciones realizadas por el Pleno de la Corte
Suprema, la Asociación Gremial de Magistrados, y en especial, lo expuesto
por el Presidente de la Corte Suprema, magistrado Sr. Rubén Ballesteros, el
día 14 de septiembre de 2013, en el diario El Mercurio, que revelan una
nueva disposición de la Judicatura en relación a la búsqueda de verdad,
justicia y respeto a las víctimas de la dictadura, me permito solicitar que de
una vez por todas se establezca judicialmente al menos, la verdad en el caso
de mi hijo Rodrigo Anfruns Papi. Ello, en virtud de los siguientes
antecedentes, que, cabe señalar, sólo constituyen una apretada síntesis de la
investigación.
1.- Rodrigo, de sólo seis años, desapareció desde el jardín de la casa de
sus abuelos paternos, el día domingo 3 de junio de 1979. Su búsqueda
involucró a prácticamente todos los servicios policiales, los
medios de
comunicación de la época y a la comunidad toda. Pese a ello, teniendo en
cuenta que existía un sistema de control absoluto sobre la ciudadanía,
ejercido por el régimen existente y los agentes del Estado,
su cuerpo
aparece, sin vida, recién el día jueves 14 de junio de 1979, en el sitio eriazo
ubicado a los pies de la casa de sus abuelos. Quiero dejar constancia que
este lugar fue rastreado primeramente por sus padres el propio domingo 3
de junio, y luego, más de una vez, centímetro a centímetro, por policías
entrenados, perros policiales, además de amigos y nuestra familia, incluido
mi marido –hoy fallecido-, sus abuelos, tíos, primos. Es pertinente recordar
que quien estuvo a cargo de la búsqueda de mi niño desde el mismo día 3 de
junio en terreno y que recorrió el referido sitio eriazo permanentemente y en
profundidad desde el primer día fue el teniente de Carabineros Sr. Jorge
Rodríguez Márquez.
2.- La verdad oficial, esto es, aquella afirmada por la dictadura y el
poder judicial de la época –representado por el Sr. Ministro Ricardo Gálvez
Blanco- fue la siguiente: mi hijo habría sido secuestrado por un adolescente
con rasgos de inmadurez, que le quitó la vida el mismo día del rapto y,
además, habría dejado el cuerpo en dicho lugar. No hay peor ofensa para la
víctima, representada en este caso por sus padres y su familia, que se
imponga la mentira como verdad oficial.
3.- Como bien lo dice el Sr. Presidente de la Corte Suprema en su carta
a la nación, los delitos de lesa humanidad cometidos bajo la dictadura, “en
parte se debió a la omisión de la actividad de los jueces de la época, que no
hicieron lo suficiente para determinar la efectividad de dichas acciones
delictuosas”.
Frente a esa verdad, que comparto, no puedo dejar de señalar que en el
caso de mi hijo, aún el Poder Judicial sigue en deuda. En efecto, en el año
2004, quien fuese el teniente de Carabineros, don Jorge Rodríguez Márquez,
me confiesa, por razones de conciencia, que tiene un antecedente que no se
había atrevido a dar antes por temor a represalias en su contra y de su
propia familia. Me relata que en la madrugada del día 14 de junio de 1979
presenció que desde un vehículo, de los que usualmente usaban los agentes
de la CNI, sacaron el cuerpo de Rodriguito desde el porta maletas, dejándolo
en el lugar en el cual fue encontrado un par de horas después, en el curso de
la mañana. (Lo cual fue confirmado por dos testigos más, cuyos nombres
constan en el expediente.)
4.- Esa verdad ocultada hasta esa fecha, que revelada nos hacía pleno
sentido respecto de lo que percibimos como familia en ese momento,
permitió tener un antecedente concreto para que, como madre de Rodrigo,
presentase una querella por delitos de lesa humanidad [secuestro, tortura y
homicidio] y así reabrir el caso. El teniente Rodríguez, estando ya en retiro,
declaró frente a la magistrada Dobra Lusic Nadal. Sin embargo, no puede
menos que llamarme la atención, que al testigo, aparte de negársele toda
credibilidad, haya sido detenido por una noche por orden de la Sra. Jueza,
para que no estuviese en libre plática mientras ella lo volvía a interrogar la
mañana siguiente. Debo además hacer notar que ya en ese tiempo estaban
agregados a la investigación los informes periciales de los legistas forenses,
doctor
Luis Ravanal Zepeda
y del Dr. y Profesor don Aurelio Luna
Maldonado, de la Universidad de Murcia, España, cuyos informes señalan
claramente que la data de muerte era muy reciente en relación al hallazgo
del cuerpo del niño, y que en ningún caso su muerte se habría producido el
día de su desaparición, el domingo 3 de junio de 1979.
5.- Sin embargo, en octubre de 2006, el caso lo cierra la Magistrada
Lusic, reafirmando la verdad oficial, policial y judicial, no provocando las
pruebas presentadas convicción alguna a la magistrada.
6.- En enero de 2007, la Corte de Apelaciones ordena reabrir el caso y
la investigación recae en el magistrado Valderrama, se solicita un nuevo
informe pericial al Doctor
John Clarke, de la Universidad de Glasgow,
Escocia. Éste coincide en que la data de muerte de mi pequeño hijo no es la
señalada en la verdad oficial, sino que falleció no más de 48 horas al tiempo
del hallazgo, ocurrido 11 días después de su desaparición.
7.- Pese a ello el Magistrado Valderrama cierra nuevamente el caso y
nos vemos expuestos por tercera vez a esta situación. En abril de 2011 la
Corte de Apelaciones ordena la reapertura del caso y decreta dos gestiones:
la exhumación del cuerpo y solicita un informe al Departamento de Medicina
Legal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile sobre la data de
su muerte. Este último peritaje, contundente y categórico desde un punto de
vista científico, confirma los otros informes ya indicados.
Como señaló el Sr. Presidente Ballesteros, en el pasado existió una Corte
Suprema con su independencia agredida, situación que no ocurre en la
actualidad; sin embargo, la secuencia que ha llevado la investigación del
rapto y asesinato de mi hijo, no ha tenido más respuestas que validar la tesis
de la antigua judicatura, esa que mutiló sus facultades jurisdiccionales en
favor de la dictadura militar. Huelga decir que la verdad oficial que se
mantiene hasta hoy, septiembre de 2013, no sólo agrede a mi persona y
familia, sino que a la comunidad nacional y a la propia judicatura.
La fecha del deceso de Rodrigo está demostrada científicamente y la
justicia actual no sólo no se pronuncia, sino que pareciera tener una
inclinación a mantener a ultranza una resolución dictada por un poder
judicial que entregó sus facultades jurisdiccionales a una dictadura cuyos
agentes cometieron delitos aberrantes que, como Ud. bien dice, “ofenden a
cualquier sociedad civilizada”.
Después de 34 años de haber perdido a mi hijo en circunstancias tan
turbias y dolorosas, y sin poder acceder a un poder judicial que se hiciera
cargo de buscar la verdad y hacer Justicia, quisiera hoy acceder, como bien
usted dice “a esa Corte Suprema que le pertenece a todas y todos”. Yo creo
tener el derecho a saber quiénes, cómo y por qué a un niño inocente y puro,
que no pudo tener vinculación alguna con la crisis que vivía el país, lo
secuestraron y asesinaron en tan extrañas circunstancias,
con signos,
incluso, de haber sufrido quemaduras en su pequeño cuerpo.
Señor Presidente, sé que los motivos, la identidad de los hechores y de
los autores intelectuales del crimen, dificultan
el esclarecimiento de lo
ocurrido. Pero cualquier ciudadano, con un mínimo de sentido común,
coincidirá en que si se le quitó la vida entre las 24 y 48 horas antes de
encontrar su cuerpo, la verdad oficial es una mentira. Y nos obligaría a
preguntarnos: ¿cómo un adolescente, sin ayuda de nadie podría haber
mantenido raptado a un pequeño de 6 años, durante 11 días, mientras el
país entero y sus instituciones lo buscaban? Frente a estos hechos vengo en
solicitar su especial preocupación para llegar a la verdad y hacer justicia, y
así poder cerrar este doloroso capítulo para las víctimas directas, las abuelas,
hermanos, padres, la comunidad nacional y la humanidad toda.
Con el respeto que me merece su alta investidura, se despide de Ud.
PAOLA PAPI BEYER E HIJOS
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