mim^M® f imMis^ aio Vil ^ Excmo. 5r. D. Esteban filiiiüda y Marlínez Gallego, Capilán de nauío de primera clase, Jeie que lia sido Iiasia hoy del Arsenal de la Carraca, iVladrid, 15 d e febPBPO d e 1911. iiüSíRñción miiiTñf^ 34 STJ3ÍSA:J^I?.IO TEXTO.—Crónica quincenal.—El excelentísimo Sr. D. Esteban Almeda y Martínez Gallego, Capitán de navio de primera clase, Jefe que ha sido hasta hoy del Arsenal de la Carraca.—Ligeros apuntes sobre el caballo. Su primitivo origen é historia militar de la Caballería en el antiguo mundo (continuación).—Aviación militar (continuación).—El Ejército alemán.-Efemérides militar notable de la quincena: Combate nava! de Ñapóles.—Carlos de Emilio y de Domínguez.—Cayo Duilio. Estudio histórico-político de este célebre General.—Pésame.—Nuestro grabado r El Spoliarium, de Juan Luna. FOTOGRABADOS.—El excelentísimo Sr. D. Esteban Almeda y Martínez Gallego, Capitán de navio de primera clase, Jefe que ha sido h'asla hoy de! Arsenal de la Carraca.-La Fiesta del Árbol en la .Academia de Infantería: Alumnos trabajando en el planteo.—La Fiesta del Árbol en la Academia de Infantería: Grupo de alumnos plantando árboles.—La Fiesta de! Árbol en la Academia de Infantería; Colocación de un árbol en ei hoyo previamente dispuesto.—La Fiesta del Árbol en la Academia de Infantería: Profesores y alumnos en el momento de ultimarse e! planteo de un árbol—El Spoliarium (magnifico cuadro del celebre pintor Luna). - S . M. el Rey y el Archiduque Federico revistando en el patio del cuartel al Batallón Cazadores de Figueras, de cuyo Cuerpo es S. A. I. Teniente coronel honorario.—Don Carlos de Emilio y de Domínguez, ilustrado redactor de ILUSTRACIÓN MUJTAR, fallecido recientemente en Barcelona.—S. A. el Principe Enrique de Prusia en traje de aviador. —Nuestra escuadra eu construcción; Torpedero núm, ! en el Arsenal de Cartagena.--Nuestra escuadra en construcción; El acorazado España en el Arsenal de El Ferrol—Nuestra escuadra en construcción: Cañonero Recalde en el dique de Cartagena. CRÓMICA QUlNGEHALi Lia mtisffts de Cosl:a.—Dos V3tet<anos de Hípisa.—Un paaa¡o dsl Qenetiai Hznan. — LÍOS jD:-íoyBat;os del f í i n i s t » » . - E l Reglamento de veeompensss,—Lia euestión de los aumatíjentos.—Lia piesta del ílfbol en la Aeadenoia de Toledo.~H1 Incendio de Oviedo.— l i a s dos Eseuadí<as. E L nombre de Joaquín Costa añade un renglón más á la La Real orden nombrando una Junta que revise el Reglalista de las eminencias españolas que no hemos sabido mento de recompensas y la designación del General Azcáutilizar en provecho de la Nación. rraga para presidirla son un acierto indiscutible. No es este lugar adecuado para hacer el estudio de las El citado Reglamento no es bueno; los continuados confliccausas de tal error, que no es el primero ni será el liltimo. tos que su aplicación suscita lo prueban de un modo clarísiLa obra científica del solitario de Oraus pasará segura- mo. Urge, pues, poner fin á un estado de tirantez que no mente á la posteridad. Su nombre no caerá en el olvido. puede terminarse con un acto primo. , Lamentemos que prejuicios dignos de respeto y divergenEl General Azcárraga retine condiciones tales de experiencias políticas que no pueden merecerlo, impidan obtener el cia, respetabilidad, imparcial é ilustrado criterio, que no ha rendimiento de que son susceptibles los poderosos cerebros podido buscarse un Presidente mejor. de algunos hombres nacidos en España. ' No podemos pretender lanzar aquí opiniones sobre un asunto tan debatido y en el cual han terciado plumas muy * * * respetables; pero creemos que puede simplificarse mucho la Dos veteranos de la guerra de África evocan en estos días tarea descartando desde luego un punto muy importante: el de los muertos y heridos en campaña. el recuerdo de aquellas glorias. En Villanueva de Cameros ha fallecido Pedro Sáenz Gil, Separar la gloriosa desgracia de ser alcanzado por las asistente que fué en dicha campaña del General Prim. balas enemigas, del mérito que haya ó no podido contraerse Su entusiasmo por el soldado inolvidable que tanto bien en la acción de que se trate, no lo ha hecho nadie hasta pudo hacer á la Patria que adoraba, si una traición no nos lo ahora y es una cosa justa y necesaria. Una de las mayores deficiencias del Reglamento vigente hubiere arrebatado, no reconocía limites. El otro superviviente de aquella epopeya es D. Manuel es precisamente la que acabamos de mencionar. El ascenso postumo de los que caen para siempre sobre Mesas Sánchez, cabo que fué de Coraceros y Caballero de el campo de batalla otorga á sus familias una ventaja mezla Orden de San Fernando. Su ingreso en un hospital de Almería, en un estado de quina. Es preciso hacer algo más por los que pierden á un completa indigencia, llamó la atención sobre él y dio lugar ser querido, y esto debe ser perpetuarles e! sueldo que tenía á un rasgo nobilísimo del General Aznar, quien ordenó al al morir por su bandera. Gobernador militar de la provincia lo atendiese solícitamente Los heridos tampoco reciben adecuada recompensa, porque el mismo ascenso puede ser poco ó mucho, según su á sus expensas. puesto en la escala. Más natural seria concederles una cruz * * * Continúan siendo objeto de todas las conversaciones los especial que llevase consigo una pensión vitalicia y una inproyectos del señor ministro de la Guerra, dados á conocer demnización para curarse, proporcionales á la importancia de la lesión sufrida. También es preciso que los heridos puedan de un modo oficioso. Los comentarios son favorables á ¡as ideas que inspiran ostentar en su pecho un distintivo que acredite sus sufrimienaquéllos; pero nadie oculta su temor ante la idea de que se tos, y á esto contribuiría la condecoración citada. ponga mano en una cosa que es indispensable tocar: las diLa medalla del Rif es la primera que Heva en su cinta una chosas y nunca bien ponderadas plantillas. señal que indica que su poseedor fué lesionado eitfa campaSon tantas las torpezas cometidas en este asunto, tantos ña. Los heridos de Cuba y I-ilipinas nadie sabe que lo fueron, los intereses antagónicos que se han de atravesar antes de como ellos no lo cuenten ó se examine su hoja de servicios. Hace pocos días, el Coronel inglés mister Bunsen, al revisresolverlo, tantos los palos de ciego que se han visto dar en tar el batallón de las Navas, fijó su atención sobre las aspas otras épocas, que es disculpable la presente desconfianza. Y, sin embargo, fuer:ja es reconocer la necesidad de hacer rojas que algunos cazadores ostentaban sobre !a cinta de sus algo si se ha de llegar á esa división de escalas que parece medallas, y al saber su significado, felicitó á aquellos será la base de la futura organización. valientes. La experiencia del Genera! Aznar y sus estudios antiguos * * # sobre esta materia deben tranquilizar todas las suspicacias, La debatida cuestión de si las Naciones deben ó no reduque volvemos á decir que son muy naturales. cir sus gastos militares de mar y tierra, no lleva buen camino para los pacifistas. « * 2Í 35 ejÉRCITO V mñRINñ El Conde de Arenthal dice ante la Dieta austro-húngara que la Marina Imperial será aumentada. Francia vuelve ¿i su programa naval formidable, que tenia abandonado. Inglaterra no para en sus construcciones ni Alemania tampoco. Hasta Holanda, el país de los Congresos de la paz, fortifica á Flesinga de un modo serio, con gran sorpresa de sus poderosos vecinos. Y entretanto, vemos que, á pesar de los pronósticos de los financieros, dichas Naciones crecen en prosperidad en vez de marchar á la ruina. En cambio, aqui nos fué muy bien economizando, y nos salieron muy baratos los presupuestos de la paz, que preconizaron hombres á quienes ya se han elevado monumentos. ^ ^ ^ LA niiSTA DEL AliBOlL EN LA ACADEMIA DE INFANTERÍA; GRUPO DE ALUMNOS PLANTANDO ÁRBOLES La Academia de Infantería celebró el día 25 de Enero una Fiesta del Árbol, que resultó un acto hermoso. Los alumnos, distribuidos por grupos de cuatro, plaitaron arbustos jóvenes y lozanos, cual ellos, que habían sido regalados por S. M. el Rey. Sobre los mismos colocaron unas chapas con el número de promoción, con objeto de conocerlos en el porvenir. La orden del día, publicada con tal motivo, es un documento iiotable, cuyo texto dice así: «CABALLEROS ALUMNOS: »Hoy celebramos una fiesta de cultura y progreso: la Fiesta dei Árbol. »Nuestros antepasados, ocupados en la grandiosa empresa de descubrir y civilizar inmensos territorios, abandonaron el solar patrio que, frondoso jardín en pasados tiempos, es hoy yermo desolado en muchas de sus comarcas. El Ejército debe marchar siempre á la cabeza de todo progreso real. »E1 árbol es sombra y frescura en el caluroso estío, calor en el invierno; retiene las tierras que después fecunda el arado, alegra el paisaje, atempera el ambiente. «Cumplís, pues, una obra patriótica, aunque modesta, al plantar estos árboles, espléndido donativo de nuestro Rey, que en toda ocasión muestra su real afecto ala Academia de Infantería. -Que vuestro amor á nuestro Rey sea tan perenne y vivo como el verdor de esos árboles en la primavera; que ellos sean el recuerdo materializado y bello que os ligue á estos campos donde recibisteis las primeras impresiones de vuestra carrera; sentid siempre leal y filial afecto por la Academia y volved á recordar siempre y visitar un día estos campos y este árbol por vosotros plantado en los años juveniles, con el corazón sereno y la frente alta del que siempre cumplió con el deber y fué fiel á su Patria y á su Rey. »Vuestro Coronel, VlLLALBA.» Este será un servicio más que la cultura patria deberá al ilustrado Director de la Academia toledana. r*^ ^^ e/^ Que ocurra un incendio no es, por desgracia, una cosa rara; pero que el Municipio de una capital culta carezca de medios para combatirlo, no sucede en los países previsores. En (3viedo ha desaparecido por completo un hermoso edificio en que estaba instalado el Banco Asturiano, porque no hubo manera de hacer llegar el agua sobre el devastador elemento. Ahora se anuncia una protesta colectiva contra la imprevisión municipal ¡Menos manifestaciones y más acierto al elegir los ediles! Al Este de la Península ha maniobrado, ante el Rey, la Escuadra española. Al Oeste acababa de verificarlo una parle de la flota inglesa. Comparemos ambas fuerzas navales, acordémonos de los tiempos de la «Invencible*, y si alguien se pone colorado no será seguramente un inglés. LA l'inSTA DLL AtiliOL EN LA ACADl MÍA UB IN'I-'AM-LRÍA; ALUMNOS riiAinjANDO I N 1 L l'LANTliO tí ota. iiusTRñción miuTñf^ 36 El Bitetno. Sr. D. Esteban ñ l m c d a y JVIatítínez Gallego, Capitán de navio de primepa elase. Jefe que h a sido h a s t a hoy del Arsenal de la Carraca. I NGRESÓ eti el Colegio Naval el año 1859, y salió á Guardia marina el 61, En este empleo navegó por las costas de España y América; por las de los Estados Unidos de América, Santo Domingo, Haití, Repúblicas de Costa Firme, Jamaica, Saint-Thomas y Puerto Rico. En los días 16 y 17 de Mayo de 1864 asistió al bombardeo y toma de Monte Cristy y sus fuertes (Santo Domingo). Regresado á España, navegó por las costas de ella, visitando todos sus puertos y los de Portugal. De Alférez de navio y Teniente de navio hizo toda la campaña de Cuba, ya de segundo de cañonero, ya mandando lanchas cañoneras, ó con mando de cañoneros. El día 1° de Noviembre de 1873, mandando la lancha cañonera Viva (siendo Alférez de navio), con sólo siete hombres de dotación sostuvo el ataque de la partida insurrecta de Vicente García, compuesta de 800 hombres, ataque que duró desde las ocho de la noche hasta las cuatro de la mañana, en que el enemigo se retiró con muchas bajas, y dando por resultado salvar el fuerte y campamento del Guamo (Río Cauto); volvió el enemigo á atacar en la misma forma los días 2 y 3, con el mismo resultado; por estos hechos, y por encontrarse de lleno en los artículos 1.° y 3° de la cruz de San Fernando de segunda clase, la solicitó, y nunca supo dónde fué á parar su solicitud; se le recompensó con el empleo de Capitán de Infantería de Marina y cruz roja del Mérito Naval. Regresado á la Península, por cumplido, fué destinado á la Escuadra del Cantábrico con el vapor Colón, asistiendo á la toma y bombardeo del castillo de San Marcos á los carlistas, en Pasajes. Ascendido á Teniente de navio, transbordó al vapor León, de segundo Comandante, navegando por las costas de España y Francia; en Enero de 1875 se encargó del mando de dicho buque, por fallecimiento de su Comandante, hasta el mes de Marzo, que volvió á quedar de segundo Comandante. En Mayo del mismo año dejó de pertenecer á la Escuadra, y salió para El Ferrol, Cádiz, Cartagena y Valencia; visitó las Baleares,las costasde Italiaylas de! Sur de Francia;Norte de Marruecos, haciendo los relevos de los presidios de África; costa occidental de África, visitando todos sus puertos para hacer la recaudación; vuelto á España, se incorporó á la escuadrilla de operaciones de los Alfaques; por sus servicios en las dos Escuadras fué recompensado con la cruz roja del Mériio Naval y empleo de Comandante de Infantería de Marina, sin sueldo ni antigüedad. Volvió á la campaña de Cuba, donde desempeñó el rnando del cañonero Yuinuii, y con él varias comisiones de importancia, efectuando cruceros y tomando parte en desembarcos con fuerzas del Ejército y mandando columnas; por estos servicios fué recompensado con el grado de Teniente Coronel de Ejército; posteriormente se le concedió el empleo de Comandante, también de Ejército; regresó por cumplido á España, y al poco tiempo volvió á Cuba, donde prestó sus servicios con los mandos de los cañoneros Martín Alvarez, Vigía, Alarma y Criollo, y pailebot Marqués de Rubalcaba. Vuelto á España, embarcó en la fragata Concepción con el cargo de la derrota, y salió para la Habana; allí tomó el mando del cañonero Cazador, hasta Febrero de 1886, que por cumplido cesó en él, y pasó á Puerto Rico á encargarse de la Ayudantía de Marina de Arroyo; el día 17 de Noviembre ascendió á Teniente de navio de primera clase, y regresó á España, y fué destinado al Consejo de Estado de Oficial especial de la Sección de Guerra y Marina, en cuyo destino estuvo hasta Marzo de 1890, que cumplió, y fué destinado á la isla de Cuba; en Marzo de 1889 fué promovido al empleo de Capitán de fragata. En la isla de Cuba prestó los servicios siguientes: Ayudante de Marina de Cárdenas, un mes; primer AyudanteSecretario de la Comandancia genera! de! Apostadero, dos años y un mes; Comandante de Marina de la provincia de Nuevitas, nueve meses; Comandante del Arsenal de la Habana, dos años; regresado á la Península, fué destinado al Centro Consultivo, en el que cesó en Marzo de 1896 por haber sido nombrado Ayudante de Marina de Ponce (Puerto Rico); el 21 de Abril de 1897 fué promovido al empleo de Capitán de navio y nombrado Comandante del Arsenal de la Habana, de cuyo destino se encargó el 26 de Junio. Terminada la guerra con los Estados Unidos, regresó á España; por Real orden de 21 de Diciembre de 1898 se le concedió la cruz de tercera clase del Mérito Naval, pensionada, por sus servicios durante el mando del Arsenal; en Marzo de 1899 tomó posesión del destino de Auxiliar del Centro Consultivo; por Real orden de 28 de Abri! le fué concedida la cruz de tercera clase del Mérito Nava!, con distintivo rojo, por sus meritorios servicios durante la guerra con los Estados Unidos mandando el Arsenal de la Habana. En Febrero de 1901 se encargó del Negociado primero de la Dirección del Personal hasta Septiembre del mismo año, en que cesó para encargarse de !a Dirección de Hidrografía. En Mayo de 1903 cesó para tomar e! mando de! acorazado Vitoria, y el 15 de Febrero de 1904 entregó el mando y tomó el del Niimancia, en Algeciras, cuyo mando entregó por cumplido e! 7 de Junio de 1905; con este buque desempeñó distintas comisiones, entre ellas dos viajes convoyando á S. M.; otra, recibir en Malión al Emperador de Alemania; hacer los honores á los restos del Rey Don Jaime á su llegada á Palma de Mallorca; y últimamente, conducir á Canarias al excelentísimo señor Ministro de Marina; formó parte de la Escuadra de instrucción, y como buque suelto navegó por toda la costa del Mediterráneo, Estrecho de Gibraitar é islas Baleares. Desde que cesó en el mando del Nuniancia hasta su ascenso al Generalato, que fué el 20 de Julio de 1907, estuvo desempeñando el destino de Jefe del primer Negociado del Personal, habiéndose encargado en distintas ocasiones de la Dirección. En Abril de 1909 se encargó de la Jefatura del Arsenal de la Carraca, y en el que hoy se encuentra. (Durante su mando surgió la guerra de Meülla, é inútil es decir los buenos servicios que en dicho destino tiene prestados, pues que en movimiento constante todos los pocos barcos que hoy día tenemos, el Arsenal de la Carraca ha tenido que atender átodo; aprovisionamiento, pertrecho, reparaciones constantes, pues e! material es viejo, consiguiendo, con su actividad incansable y verdadero entusiasmo, que nunca quedaran desatendidos los servicios que estaban encomendados á !a Marina, y que dieran el resultado que han dado, que no se puede negar que honran á la Marina y al Arsenal de la Carraca, y que sin duda alguna el Gobierno sabrá premiar.) Este General'cuenta cincuenta y un año y medio de servicios efectivos y siete de abonos de campaña. Se halla en posesión de las condecoraciones siguientes: dos cruces rojas de primera clase del Mérito Naval; una de segunda de la misma Orden, con distintivo blanco; una de tercera, con distintivo rojo; otra de tercera, con distintivo blanco, pensionada; gran cruz, cruz y placa de San Hermenegildo; Encomienda de Isabel la Católica; medalla de la guerra civil, con el pasador de Cantabria; medalla de Alfonso X!I, ídem de la Coronación; ídem de las dos campañas de Cuba; de los Sitios de Zaragoza, y Benemérito de la Patria, A. 37 eJÉRCITO V mñRlNñ bigcros aptirjtcs $obrc el caballo. 5tJ pr¡iT>itÍL)o origen c historia iT)¡l¡tar de \a Caballería er? el ar?tigüo roti^do. (Continuaeión.) del bastardo Enrique, ni las sugestiones del clero, influyendo ambos en los manuscritos de la época é impresos posteriores, podían con todas sus falsas acriminaciones legar á la posteridad sensata las forzosas justicias de Don Pedro con el calificativo de crímenes, por más que á algún escritor contemporáneo le haya convenido sostener semejantes calumnias. Como consecuencia de su sistema, este Rey deseaba la institución de un Ejército permanente con que sujetar á los orgullosos nobles; aparece en su reinado elevado el número de los escuderos á caballo á 200, formando una Compañía con su caudillo, todos armados de lanza y adarga á la jineta. En 1389, aparecieron asimismo en las tres únicas Hermandades de Toledo, 1 alavera y Villarreal, hasta 12 soldados de ellas, que eran montados. Durante el siglo xv aparecen desde sus primeros años hasta la mitad 60 ballesteros y 24 monteros (distintos de los de Espinosa), ambos Cuerpos montados, y cuyo instituto era guardar la persona de Juan II. En esta fecha se crearon también los llamados continuos de Don Alvaro de Luna y de Don Antonio, jlos cuales, después, componían una Capitanía á caballo, mandada por los descendientes de Don Alvaro y extinguida en 1618. Queriendo este Rey, aconsejado por su sabio favorito Alvaro de Luna, secundar el fallido proyecto de Don Pedro, el Justiciero, logró organizar un Cuerpo fuerte de 1.000 lanceros permanentes; pero las Cortes, reunidas en Tordesillas en 1421, le obligaron después á disolverlo. De este tiempo datan también los continuos que se sabe existían en Aragón, Granada, Cataluña, Ñapóles y Navarra. En 1442 elevó Juan II á 206 el número de sus monteros de á caballo, y en 1453 lo rebajó á 60. En 1464, reinando Enrique IV, el Impotente, se quisieron organizar las Hermandades, como andando el tiempo se hizo, proponiendo á cada 100 vecinos una contribución; pero la nobleza logró también destruir tal proyecto. Este mismo Rey dejó prescripta una Ordenanza, que más tarde sirvió para las Hermandades que se reorganizaron, y creó en los pueblos los Tribunales de justicia, con lo cual consiguió dar un paso para el freno de la nobleza. Las Hermandades que tuvieron su principio en tiempo de Alfonso, el Sabio, existieron después bajo aquella denominación, y tratadas de organizar en 1464, conservaban la primitiva índole de su creación en cada pueblo, para perseguir ladrones, y así es que los soldados de ellas eran casi todos montados. En estos tiemp.os aparecen dichas Hermandades con un General para todas ellas y divididas en Capitanías, cada una de éstas en dos cuadrillas, constando de un Capitán y un número indeterminado de cuadrilleros, según la respectiva población. Pero ya en esta época, algunos Reyes de Europa, consecuentes con su sistema contra el feudalismo, habían logrado instituir en sus Estados los Ejércitos permanentes; la Artillería se difundía con rapidez, el arma de Infanteria iba sustituyendo en principal importancia á la Caballeria, el feudalismo huía, nacía la táctica y se acercaba la edad moderna. En 1474 acaeció en España el glorioso reinado de los Católicos, y ya en 1476 lograron en Cortes aumentar la Caballeria de las Hermandades, costeando cada 300 vecinos 3 jinetes y 2 homNi la nobleza enriqueña, hija de las dilapidadas mercedes bres de armas, total 5 caballos, con lo que quedaron dichas E N el siglo XIV y en sus principios, aparecen los escuderos á caballo, ya con la denominación de guardia real. Sígnenlos hombres de armas y mesnadas, y en 1308, Guillermo Tell, derrotando á la innumerable Caballería austríaca y á la famosa de Borgoña, empezó á dar al Arma, hasta entonces despreciada de la Infantería, el alto lugar á que estaba destinada en los Ejércitos. En 1312 se disolvió la Orden de Caballería de los Templarios, siendo sus caballeros condenados á muerte en muchos países de Europa. En 1317 los sustituyó en España la nueva Orden de Caballería de Mantesa. A mediados de este siglo aparece en España una Caballería ligera organizada, y conocida hasta el segundo tercio del siglo xvm con la denominación de Caballería á la jineta, la cual prestaba el mismo servicio que en el siglo anterior la de plebeyos. Por estos tiempos, la Caballería española tenia, según su diversa índole, las tres divisiones de á la jineta, á la estradiota y de hombres de armas. A los que servían en la primera dábanseles el nombre de jinetes, y éstos llevaban por armas defensivas el casco sin celada y armadura escasa y ligera, sin barda en sus caballos, y como ofensivas la lanza, el niontante]y á veces arcos flecheros. A los que servían en la Caballería á la estradiota llamábanseles estradiotes; llevaban barda y armadura completa ofensiva y defensiva. La Caballería que formaban los voluntarios, caballeros, etc., tomaba, hablando en general, el nombre de éstos, que eran dichos hombres de armas, de los cuales hemos hecho ya mención. En el año 1350 subió al trono de Castilla el inmortal Pedro I, el Justiciero, mal llamado el Crae/por los clérigos indisciplinados y por los turbulentos y depravados magnates de su época, á los cuales intentó sujetar, y con esto matar el bárbaro feudalismo, lo que no se pudo conseguir, por desgracia de la civilización, hasta siglo y medio después. Continuamente atormentados los Reyes de todas partes en esta segunda época por las exigencias de la nobleza feudal, poderosa con sus castillos y territorios de solariego, hubieron de conocer por unánime instinto la necesidad de crear una clase intermedia entre el siervo, que nada poseía, y el señor feudal que lo poseía todo. Por las franquicias, las corporaciones y cuantos medios eran asequibles, dada la poca ilustración de entonces, habían llegado muchos Monarcas á echar las semillas de la clase intermedia que habla de ser un día seguro apoyo contra las pretensiones, siempre hostiles, dé las altas clases y las revueltas y abusos de las clases ínfimas. He aquí el actual j'usfo medio de los sistemas políticos, así como el principio equilibrador de los Poderes, emanado del mismo trono y alzándose á la par con las primeras ideas de orden social. Don Pedro, bien que más osado que dichoso, es quien en España osó el primero alzar el pendón de la reforma, queriendo abrir vía á la edad moderna. Pero la desmoralización de su época, regida por unos nobles sin pudor y por un clero hipócrita y suspicaz, sostenido por el egoísmo y la ignorancia de las masas, la barbarie, en fin, obligaron á aquél, no sólo á usar de medios extraordinarios y á ejercer hasta crueldades, sino á convertirle en receloso y desconfiado de todos, pues bien conocía Don Pedro que era solo contra su época, y que únicamente no le vendía aquel que no podía ó .el que lo juzgaba contra la propia conveniencia. " í^^g^^^s^^t&sí^^^tssws^es^ iiüSíRñción mriTñf^ 3S Hermandades constando de un total de \ 2.000 caballos, cuyo objeto principal era prender delincuentes y sostener el cumplimiento de las leyes. En 1480 se aumentó el número de dichas tropas, y se nombró un Capitán General áe ellas, quedando divididas en ocho Capitanías de 300, 200 y 100 lanzas sencillas cada una, según la categoría de su Capitán, siendo de servicio ^pL *4 permanente en las provincias y litorales ^Br ' . ' CMI que se les asignaban. Los escuderos á caballo decayeron mucho, hasta que se reorganizaron después, como ya diremos. Consecuentes ios Reyes Católicos en su proyecto de expulsar totalmente ^ ^ « M . . ^ ~^^1^ á la morisma, trajeron asueldo suizos y otras tropas, é hicieron llamamiento general de cuanta gente de todas clases podía reunirse por medio de las Hermandades, grandes señores. Prelados, mesnadas de ciudades y distritos. Ordenes militares, etc. Crearon asimismo una Guardia Real de 1.000 caballos, mitad LA FIESTA DEL ÁRBOL EN LA ACADEMIA DE INFANTERÍA: PROFESORES Y ALUMNOS EN EL MOMENTO DE ULTIMARSE EL PLANTEO DE UN ÁRBOL ligeros y mitad pesados; nombraron artilleros, ingenieros, etc., y llevaron sobre Baza, para emprender la conquista del reino de OraLas disposiciones para el combate eran muy sencillas: se nada en 1489, un total de 40.000 infantes y 13.000 caballos. combatía cuerpo á cuerpo y arma á arma; los caballeros se En 1492, con motivo de un conato de regicidio en la persona colocaban en una sola hilera, esto es, formaban en una sola de Fernando, volvieron los escuderos á caballo á ser guardia fila en linea para la batalla. Esta formación fué general hasta constante é inmediata del Monarca. En el mismo año quedó principios del siglo xv, en cuyo tiempo empezóse á formar Granada en poder de los Reyes Católicos, y se licenciaron en escuadrón ó hueste \a Caballería para el combate; cada las lanzas y mesnadas del ejército victorioso; pero los Reyes caballero escogía su enemigo, y le acometía con su lanza, tuvieron ocasión, y la aprovecharon, de dejar como perma- procurando desencajarle de la silla y hacerle prisionero. Vir nentes 2.500 caballos, cuya organización veremos más ade- virum legit: la táctica de estos tiempos se resume toda ella lante, cuando puede decirse tomó principio la época mo- en esta frase. Los Jefes y Capitanes ocupábanse más durante derna. el combate en matar que en mandar. Los pajes de lanza y escuderos se mantenían detrás de cada caballero, y formaban Antes de pasar á continuar la historia de la organización una especie de segunda fila; debí an presentar á su señor nuede la Caballada española en la tercera y última época, direvas armas ó caballo cuando se inutilizaban, retirar á sus semos algo de lo que en la segunda fué en general la táctica de ñores del combate en trance de herida ó muerte, ciñéndose la Caballería. sólo á la defensiva en lo tocante á sus propias personas; tamUna silla, semejante á la que hoy se usa en España por los bién exploraban, cuando convenia, los terrenos quebrados, picadores en las plazas de toros, bien forrada, servia en esta como la Caballería ligera después y en la actualidad. Cuanépoca para los caballos. do el enemigo se retiraba y huía, ó cuando arrollaba á los caballeros combatientes, tenía que pelear con esta segunda linea de pajes y escuderos jóvenes, deseosos de gloria para merecer el honor de ser armados caballeros, cuya rivalidad era muy provechosa. He aquí la utilidad de la segunda fila, en su más simple expresión: sostener y reemplazar á la primera. Todo caballero por su nacimiento, por su valor ó su fuerza, queriendo ser igual á cualquiera de los otros del Orden de la Caballería, jamás hubiera consentido en colocarse en segunda fila, y se hubiera creído deshonrado al tener delante una fila de amparo contra el enemigo. He aqui la imposibilidad de fonuar en dos filas á la Cabaüería aristocrática de la segunda época militar. Algunos ejemolos, sin embargo, huba de segunda línea ó fila de caballero.s, colocándose á 50 ó 60 pasos detrás de la primera, que al ser rechazada se reL\ ACAlii m,\ U r I N F A N T t k H ; COi.oCACIStN DE UN AKBOL EN EL HOYO P R E plegaba detrás de la segunda primera VIAMENTE DISPL'eSTO g ii B • 1 i^H^^H BHn ^^m BB eJERCITO V ÍTlñRlNñ 39 linea, denominación impuesta por los soberbios caballeros que de otra manera no hubieran consentido en combatir en ella. Esta fila, sin embargo, no era tan necesaria entonces como ahora para dar á los escuadrones una profundidad relativa á la extensión de su frente. La famosa Caballería po- laca conservó por mucho tiempo este sistema de filas en sus lanceros llamados towareys. Conocida ya en general la táctica de la Caballería de la segunda época, pasaremos á la siguiente, reanudando la interrumpida relación de la historia de la Caballería española. M. M. (Se continuará). & ^ B-fl B - a K>S3 e s ^ ESO ESO Ú>!at>Sa E 5 0 0 3 CS<3 n t ^ ES«a SS<1 D - a &« ñVlRGló|S[ pimTflí^ , (Continuaeión). II Comprobado el éxito alcanzado por los aeroplanos en los campos de Picardía, cabe estudiar la utilidad que podrán reportar en los Ejércitos como elemento de guerra y de combate. Por lo pronto, y aunque esto no quepa en ciertos cerebros, ni lo alcancen á comprender los espíritus rutinarios que no quieren reconocer el progreso de la aviación, hay que sentar que el aeroplano es ya elemento esengial é imprescindible en los modernos Ejércitos, una parte integrante de ellos y auxiliares poderosos, por lo tanto, de las operaciones militares. El aeroplano será el que guíe á los Ejércitos de tierra, toda vez que desde lo alto podrá seguir el movimiento del enemigo y poner á su Ejército al corriente, por medio de telégrafos convenidos y hasta del telégrafo sin hilos, el día que pueda fijarse el aparato en el aeroplano, de la dirección ó direcciones que tomen en su marcha, lugares donde acampe, sitios en que se fortifique y trabajos que ejecute para su defensa. Tiene, además, otra misión importantísima. El aeroplano, vigilando constantemente, siguiendo al enemigo en sus movimientos y conociendo los sitios donde acampe, puede hostilizarle y atacarle con explosivos en sus propios campamentos ó campos atrincherados, sobre todo de noche, que sin ser visto le será fácil colocarse sobre el campo enemigo y, á mansalva, agredirle y obligarle á permanecer toda la noche en alerta expectativa. Lo que hay es que con los aeroplanos sucederá lo que sucede en la Marina de guerra con los torpederos. Contra el aeroplano se inventará un «caza-aeroplano» y aun entre los aeroplanos mismos de los Ejércitos combatientes habrá en los aires ataques y luchas. Pero esto mismo demostrará que el progresivo avance guerrero de estos aparatos militares impone un mayor estudio de ampliación y aplicación estratégica, si asi se le puede llamar, que comprenda simultáneamente y abrace por igual, en la alta dirección de las campa. ñas, los Ejércitos que operan en tierra y sus auxiliares los aeroplanos, que constituirán las flotillas aéreas, alma principal en las futuras guerras. Y de que estos aparatos han de ir perfeccionándose progresivamente y cada vez con mayor empeño para que su utilidad militar sea eficaz, no se puede negar. La ciencia y el genio seguirán trabajando hasta lograr un resultado superior á los mismos cálculos que hoy se hacen dentro del terreno de la experimentación. Precisamente uno de los aviadores •de más reconocida competencia, el Capitán del Ejército francés M. Sazerac de Forge, acaba de declarar «que el instrumento del porvenir será, desde el punto de vista militar, lo •que él denomina <el helicoplano», aparato que reunirá las cualidades del aeroplano actual y del -helicóptero* naciente; es decir, que podrá elevarse desde una estación-fija y volver á ella, modificando á voluntad su velocidad en los aires, cerniéndose sobre el hogar que le convenga al aviador para inspeccionar, tomar notas, sacar fotografías y bombardear, deslizándose luego con ayuda de planos oblicuos como en nuestros aeroplanos de hoy.> «Desde el punto de vista técnico, añade el Capitán Sazerac de Forge, esta concepción no es irrealizable, y el día en que se lleve á cabo, no servirá de nada el dirigible, costoso artefacto que devora millones, masa voluminosa, sin flexibilidad, que ofrece al enemigo un blanco relativamente fácil por su gran superñcie.» Esto dice el famoso aviador francés, y lo cierto es que la aparición de las máquinas aéreas en los Ejércitos preocupa á todos los técnicos y exige una profunda modificación en el arte de la guerra. Hemos llegado ya al punto que nos proponíamos. Al de tratar de la aviación militar en España, pues es de creer que nuestro Ejército no ha de quedar rezagado en este importantísimo movimiento de la aviación militar. Seguramente que la aviación militar no ha de quedar rezagada en nuestro Ejército con relación á los demás de Europa. Y para afirmarlo tenemos razones poderosas que robustecen nuestra afirmación. En todas las Armas, en todos los Cuerpos, en todos los Institutos armados cuenta el Ejército español con Jefes y Oficiales distinguidos, sobresalientes en el arte de la guerra y á la altura de los primeros de los otros Ejércitos en ilustración científica, como lo pregonan sus obras publicadas y premiadas por el Ministerio de la Guerra y sus éxitos en el Extranjero. A esos Oficiales les sobra instrucción y capacidad para emprender toda clase de trabajos científicos, de cálculo y de aplicación y para salir airosos en su empresa. Y como el valor es legendario en el soldado español, arrostrarían los peligros que llevaran consigo aparejados los trabajos que se les encomendaran. Y si esos trabajos eran en bien del Ejército y para engrandecimiento de la Patria, razón mayor para que pusieran en ello todo su empeño, aun á costa de la vida. Y el ejemplo lo tenemos en la Sección de Aerostación del Cuerpo de Ingenieros, que viene hace años trabajando con gran esmero é inteligencia para llegar al mayor perfeccionamiento de la aerostación militar. Sin elementos apenas, con escasos recursos, sin material adecuado y luchando con toda clase de contrariedades, los ilustres Oficiales de Ingenieros que están al frente de ella han sabido montar y hasta desarrollar la aerostación de un modo prodigioso. Los globos cautivos fueron sustituidos por los libres, y hoy cuenta con algunos dirigibles, entre ellos el España, que manejan con EL «;SP0LIAR1UM» (Magnífico cuadro delcélebre pintor Luna, llU5TRñCIÓll miUTAf^ 42 admirable precisión. Desde el globo cautivo que en Melüia sirvió á nuestros Ingenieros para reconocer y estudiar los más abruptos terrenos ocupados por el enemigo, hasta el dirigible España, con el que hicieron su paso triunfal sobre Madrid, hace poco, el progreso de la aerostación militar es evidente. Claro que no alcanza, ni mucho menos, en España, el desarrollo que hoy tiene en Alemania, Italia y en la misma Inglaterra, pero es un paso importante, que puede servir de base para nuevos estudios y ampliaciones dentro de la aerostación, como preliminares de la aviación. Ahora mismo, en los últimos días de Noviembre, la Sección de Aerostación militar ha hecho en Soria experimentos prácticos con el dirigible Urano, que dieron excelentes resultados. Pero todos estos avances de la aerostación no pueden tener por finalidad otro objetivo que el de la aviación. Después del resultado obtenido por los aeroplanos en las maniobras del Ejército francés, hay que renunciar, si no en absoluto, en lo más secundario, á los dirigibles para entrar de lleno por el camino de la aviación. Parece que así lo ha comprendido el señor Ministro de la Guerra, toda vez que, según se nos dice, dentro de poco contará la Sección de Aerostación con uno ó más aeroplanos, sistema Farman, que tanto se acreditaron en los campos de Picardía, Alemania ensaya los suyos en estos momentos, y es tal el entusiasmo que ha despertado en la Nación y en ei Ejército la aviación, que el propio hermana del Emperador, ei Príncipe Imperial Enrique, Almirante de la Armada, acaba de examinarse de piloto y de hacer como tal sus primeras ascensiones. España, pues, no debe detenerse en su avance por tos campos de la aviación, y para su mejor resultado diremos en el próximo artículo lo que en nuestro modesto juicio sería conveniente para fomentarla y desarrollarla de una manera práctica y acertada. 0. p « B-s o^ G^ B^s & a & s B ^ & a & « & a » « & « & « B>a o a ES<S t>Si "SifSi e»si tífSA-tysi D-sa EIi EJÉRCITO flüEIVíAjSi (O €onstitiK'ión i)()lítica (leí liiipei'io. Constitución militar del liiiperjo. Componen esta Nación veintiséis Estados confederados, El Ejército es, en principio, único, y su mando corresponde bajo la hegemonía de Prusia, cuyo Rey asume la Corona im- al Emperador. perial. Sin embargo, los diversos Estados tienen personalidad La representación de dichos Estados, que conservan sus también variable, dentro de la organización militar, como se Soberanos con el título de su denominación, es diversa den- ha visto que la poseen en el Consejo federa!, tro del Consejo federal, y está evaluada por votos, dentro El Reino de Baviera conserva una independencia orgánica del mismo, en la forma siguiente: completa. Sus tres Cuerpos de Ejército, sus Divisiones y sus Regimientos de todas Armas, se numeran en serie especial, ,. Z í ! ^ añadiendo á su número el titulo de fedyaros. Su uniforme es 1 Reino de Prusia 17 diferente en color y hechura del cubre-cabezas. Forma, por 2 ídem de Baviera * 6 ^' mismo, su Oficialidad, y tiene un Estado Mayor propio, del 3 ídem de Saionia 4 *^"^' ^"^'^ Oficiales al de Berlín, así como un Jefe prusiano 4' ídem de Wurtemberg.""."."""".".'"'.'".'.' 4 ^^^'^ ^^'^^^^^ ^' astado Mayor de Baviera. 5." Gran Ducado de B a d é n . . . . . . . . . . . ' . . . ' . . . * *.'.". 3 ^' ^^'"O ^^ Sajonia constituye dos Cuerpos de Ejército, g" |¿gjj-j ¿g Hesse "•"' 3 ^"^^ llevan los números 12 y 19 dentro de la serie general. 1. ídem de Meckiemburgo-Schwenn.'.".'.'.'.'.'.'.'.'.'. 2 ^us Divisiones y sus Regimientos también se numeran en 8 ídem de Brunswick 2 iguales términos. Su uniforme es el prusiano con leves dis9 ídem de Mecklemburgo-Strelitz./.!!!!."'! ^."." 1 t'ntivos. Los Oficiales sajones son nombrados por su Rey, 10 ídem de Oldemburgo '.'"/.*.. 1 ^^^ aprobación del Emperador; pero éste nombra libremente 11'. ídem de Sajonia-Weimar...".......'. *.'.'.".'.'.'. 1 ^ ^^^ Generales de los dos Cuerpos de Ejército citados. Tiene 1 ">' Ducado de Anhalt '" T "! X t ^" Estado Mayor especial como Baviera. l a ídem de SajOTía-Meiningen*. ",.''. *.'. *.'...".'. *'. I ^^ R^*"^^ ^^ Wurtemberg forma el Cuerpo de Ejército nú14 ídem de Sajonia- Altemburgo. .*.'.'.'''.'.'.'.'.'.'.'.'. I '"^''^ ^^- ^^ numeración de sus Regimientos entra asimismo 15" ídem de Sajonia - Coburgo. .'.'."..'.'. .*.'.' .*.'.'.'.'.' 1 ^" '^ ^^""'^ general. En lo demás es como Sajonia; pero aiguÍQ. ídem de Bruswick . . . . . . . . . . . . I "°^ Oficiales wurtembergeses están en tropas prusianas y re17. Principado de ReussViejo 1 cíprocamente. 18 Idesii de Reuss íoven t ^' ^""^^ Ducado de Badén organiza el Cuerpo de Eiército 19.' ídem de SchwarzburgolsondeVhansen.*! ^ l " ! ! ""'"'•^"> '4. Las unidades délos otros Grandes ducados y 20. ídem de Schwarzburgo-Rudolstat 1 ducados, llevan el nombre de Gran ducales ó ducales; pero 21. Ídem de Schaumburgo-Lippe I siempre con el número de la serie total. Su uniforme es el de 22. ídem de Lippe-Detmold.....'.'.'..'.'....'..... 1 Prusia, con la cucarda del país á que pertenecen. Sus Oficia23. ídem de Watdeck '.'.'.'.'.'.'.'.'.'.'. '.'..., I ^^^ reciben un nombramiento de su Soberano y otro del Em24. Ciudad libre de Hamburgo...' 1 perador. En igual forma están los dos principadas de Reuss. 25. ídem de Bremen 1 Los otros cinco principados y las tres ciudades libres In26. ídem de Lubeck 1 corporan sus contingentes á los Cuerpos prusianos. La atribución principal de este Consejo es que el Emperador no puede declarar la guerra sin su anuencia. Además sanciona las leyes y el presupuesto del Imperio, después de votados por el Parlamento. División f<-rrifoi'iíU.-Alto maod©. Existen 22 regiones nnlitares, cada una de las cuates corresponde á un Cuerpo de Ejército. El de ia Guardia no per- iU Comenzamos con este articulo una serie en que nos propofsemos dar á conocer la composición de los Ejército» exlranieros con «í mtyor detalle posible. ••st- eJERCITO V TTIñf^lNft 45 ' tenece á región alguna, constituyendo una reserva central distribuida entre Berlin y F^ortdani. Son, pues, 23 Cuerpos del Ejército: Guardia imperial, 1.° a! 19." y tres bávaros. Sus cuarteles generales tienen las capitales siguientes: Guardia Cuerpo » » » , » , » t. Imperial 1." 2." 3." 4.» 5." 6." 7." 8." 9." 10." 11." 12." 13.0 » 14.0 15.« 16.". » 17." » 18." 19." Bávaro 1° » 2," , 3_« Berlín. Konigsber. Stettin. Berlín. Magdeburgo. Posen. Breslau. Münster. Coblenza. Aliona. Hanover. Cassel. Dresde. Stuttgart. Karlsruhe. Strasburgo. Metz. Dantzig. Francfort. Leipzig. Munich. Würzburgo. Nuremberg. Cuerpo 17." 35." y 36.'^ divisiones. » 18." 21."y 25.'' 19." 24." y 40." Los tres Cuerpos bávaros siguen la regla de estar formados, el 1." por la I.'' y 2.'' División de Baviera, y asilos demás. Aparte de las Divisiones orgánicas, cada Cuerpo de Ejército, tiene como tropas especiales: Artillería: 4 Baterías de obuses pesados, servidos por la Artillería á pie, que está separada de la de campaña. Dos grupos de columnas de municiones, cada uno de los cuales comprende dos columnas con cartuchería de fusil y cuatro con la de cañón. Ingenieros: Una Compañía de Zapadores, un destacamento de telégrafos, un tren de puentes y otro destacamento de aereosteros. Tren: Dos grupos, y en cada uno de éstos 6 columnas de víveres y un depósito de remonta. Además, 12 hospitales de campaña y dos columnas de panadería. La.s Divisiones oi'sánieas. Como ya hemos dicho, éstas se denominan de Infantería. Constan de dos Brigadas de esta Arma, una de Caballería y otra de Artillería, con las excepciones siguientes: : Diez Divisiones tienen tres Brigadas de Infantería, en vez de dos. Esto da un total de 106 Brigadas de dicha Arma. Una División no tiene Brigada de Caballería. En su lugar ••• • posee afecto un Regimiento de Cazadores á caballo. Dos Divisiones tampoco cuenta con Brigada de Artillería Estos 23 Cuerpos se agrupan en seis grandes Inspecciones y sólo tienen un Regimiento. generales que, en su día, serán otros tantos ejércitos de opeLas dos Divisiones de la Guardia no tienen Caballería raciones. Los Inspectores generales que están á su frente son propia. Los ocho Regimientos de esta Arma están reunidos de la categoría más elevada y algunos Principes de las fami- en una División especial. lias reinantes. Pertenecen, además, á cada División: una Compañía de Zapadores, un tren de puentes y otra Compañía de Sanidad. Las dichas Inspecciones comprenden: Dieciséis Divisiones tienen afecto un Batallón de Cazal,a 2°, 8° y 9." Cuerpos de Ejército. dores. 2/...'...... 6.", 11.«, 12." y 19." ídem id. Las Divisiones «le Caballeria. 3.a 7.", 10.", 13." y 18." ídem id. En tiempo de paz no hay más que una organizada con cua4a _ 3.° y 4." ídem y los tres bávaros. tro Brigadas de dos Regimientos: la de la Guardia. 5.a 14.0^ 15." y 16." Cuerpos de Ejército. El resto de la Caballería forma 45 brigadas, afecta cada 6..1 1.», 5." y 17." ídem id. una á la División de Infantería, cuyo número llevan. Hay, pues, una con cinco Cuerpos, dos con cuatro y tres La Brigada que falta para la División que sólo tiene un Re-* con tres. La Guardia tampoco pertenece á ninguna de las gimiento, será pronto completada con otro. seis Inspecciones. La organización probable de la Caballería en la movilización total será la siguiente: €oHn>o8Íci<>ii <le los Cuerpos de Ejército. Cada Cuerpo de Ejército se desprenderá de una de sus dos Brigadas de Caballería, ó de dos si tiene tres, conservando Cada uno de ellos consta de dos Divisiones orgánicas, que la otra para su servicio propio de exploración próxima y selili se llaman de Infantería, aunque se componen de las tres guridad. Armas y de los servicios auxiliares correspondientes. Con las 24 Brigadas de jinetes, que así resultarán disponiLos Cuerpos de Ejército i." y 14." tienen tres Divisiones, lo bles, se formarán las Divisiones de Caballería independiente que da un total de 48 de estas unidades. para la exploración lejana, en el número que se crea preciso Las mencionadas Divisiones se llaman 1.*' y 2.'^ de la Guar- Cada uno tendrá dos ó tres Brigadas, dos Baterías á caballo' dia; l.« á 40.« y 1.» á 6.^ bávaros. , ^ ^, , . un destacamento de ametralladoras, otro de telegrafistas y El Cuerpo de la Guardia comprende las dos Divisiones de una Compañía de Zapadores montados. este nombre. o1 ^a El servicio de la Caballería divisionaria lo cubrirán los El primer Cuerpo, las 1.*, 2.^ y 37.^ El segundo, las 3.^ y 4.^ quintos Escuadrones de todos los Regimientos, lo que daría y asi sucesivamente, hasta el 10.° inclusive, que son los Cuer- dos Escuadrones por División de Infantería, ó por mejor pos antiguos. . , , , decir, orgánica, que tal vez se reforzarían con Escuadrones de Reserva. A partir del 11." se altera la regla, a causa de las moderLas Divisiones (le Uosei'va. nas organizaciones, en la forma siguiente: r,,Pmon« . , . . , . - . . . . • • 22.* y 38." divisiones. Cada uno de los ,303 distritos de reclutamiento, en que están divididas las 22 regiones miülares, forma, en caso de . » 12." . . . , . . . . • - . 23. y f i movilización, un Halallón de Reserva ton los hombres del . 13" . . . . . . . . . . . . . . . 26.«y27.^ servicio activo no incorporados á los Regimientos y los sollo" . . . . . . . 28.», 2<).--'y 39.« * dados de la laudwehr más modernos. . lü>!' • 33.^'i'^^-' ms^Rñcion mniñ^ 44 Agrupados estos 303 Batallones de 12 en 12 y completados con Baterías y Escuadrones de Reserva, darán lugar á 25 Divisiones de esta clase. Las Brigadas mixtas de l a laudweiir. Los citados 303 distritos de reclutamiento forman, asimismo, otros tantos Batallones de la laudwehr con los hombres más antiguos de ésta. Reunidos en unión de 6 á 8, constituirán estas Brigadas en unión de Escuadrones y Baterías organizadas en igual forma. Podrán constituirse, pues, unas 50 brigadas de laudwehrianos para servicios de 2.^ línea, si las Divisiones de Reserva se empleasen en operaciones. Veintitrés Brigadas de Caballería de Cuerpo de Eiército. Veinticinco Divisiones de Reserva. Cincuenta Brigadas mixtas de laudwehr. La formación de la Artillería de cuerpo no está prevista en tiempo de paz, pues toda la de campaña pertenece á las Divisiones de Infantería; sin embargo, algo se deduce de ía composición de los Regimientos del Arma, que consignaremos al tratar del detalle de ésta. Sólo hay dispuesto, como ya se ha dicho, que cada Cuerpo de Ejército lleve un grupo de Baterías de obuses pesadas, servidas por la Artillería á pie. Lo.s Ejéi'cito.s de operaciones. Cada una de las seis Inspecciones generales dará fugar á un Ejército, compuesto de: Los 3, 4 ó 5 Cuerpos de Ejército que comprende; una 6 dos Resumiendo tos anteriores datos resultan las siguientes: Divisiones independientes de Caballería; varias Divisiones Cuarenta y ocho Divisiones orgánicas reunidas en 23 de Reserva, sueltas ó reunidas en Cuerpos de Ejército, y una Cuerpos de Ejército. Artillería pesada de Ejército con obuses y morteros de grueDiez ú once Divisiones independientes de Caballería. so calibre, también con artilleros á pie. Unidade.s de combate disponibles. «Jota. (Se continuará.) •eso e>a eso -eso eso e>a oa e>a txa t>a t>a eso eso t>a eso eso i5<a E O C&O eso e o eso eso HpEl^SÉf^IDES fflIMTHf? flOTñBliE DE Uñ QUirJGEHA COlVíBñTE flfíVñü DE fíÁPOüES S d« f;«boapo <t« iaS4. H ABÍAN pasado algunos años de! advenimientode la Casa de Aragón en Italia después de las Vísperas Sicilianas, cuando el hijo del destronado Carlos de Anjou, Principe iie Salerno, llamado Carlos d Cojo, queriendo restablecer la influencia de su partido en Sicilia, armó una escuadra en que quiso ir éi mismo acompañr^do de los principales Barones y Condes franceses. Grande era la confianza que tenían, aun sabiendo que pelearían con el temido Roger de Lauria, y dejaron ordenados festejos para celebrar el triunfo que contaban seguro; pero no les duró mucho esta ilusión. El Almirante de la flota aragonesa, fingiendo huir, ¡os fué alejando de la costa, y cuando ambas armadas se vieron en aiía mar, vudve proa de improviso la de Aragón, y al grito de ¡Aragón y Sicilia! cae ei Ejército siciliaiio-cataián sobre las naves augevinas, y aterra, destroza, inutiliza velas y soldados. Al irse á fondo la galera principal de las dos de Nápofes, perforada por un marino siciliano, se oyó una voz que dijo: —/ Vuestros somos! ¿Hay entre vosotms algún caballero? — Yo lo .wj^—contestó Roger de Lauria. —Almirante-repuso aquel hombre—, pae^ ¡a fortuna os ha sido propicia, recibidme y á mis nobles compañeros; my el Principe. Era, en efecto, el Príncipe de Salermo, tiíjo de Carlos de Anjou. Roger de Latiría le hizo pasar á sa galera, JunH* c»« otros nobles personajes franceses é italianos, Aiírmase que murieron en esta batalla hasta i'H i.i^.'- •-,,ii.¡._ sr<-jn 45 de sus galeras. S.il.i.j.t en Nápuics • ;iiUc»f«»lóse el ' Mi iu: ¡MtH'uj í arlos!.t Viva l^oger de ;• '• I P í( lo de dos días se entregé á ••»;HI i ' ií- los franceses; mn la nobte/ i í ¡niMr'í 1.1 lili I aria al ntovimíenío popular, '• ijui.li. i-Mr p.ir í-níonces sofocado. Quedó la í -i •.( d'' Aiijou en Njpítli •> y la df Araren vn St1 ili.i, li,( t.i qui' ainl.iii ' ¡'.jírtO • ;i' \ ipoii" ,i dcpcitíjii uc „i c>ii..ic...« i.hpaña ' Mino i< !i u, ,i,. la de Aragón, cuando después de (.ini;>.¡ii- (!»• í i'tignola y del G3rcl!an<>, • i i u t i i í í < ii I i t a s i i p ' i ( i díiq»*» •'•' \ ' í < « " . , f . » . toiiiftda (ja'-ía y l;t s luij.i'l <i" '. /alo úv V''>i Í-I..Í, ij;:.' •!'•' r t M j b r c n ' i ü i l ' f f iU- «JÍ.IÍI t nj.n-i;,, um .1 í t f ' j - í untx'iild va ia llí lona. f.;.". • , , >. ,• 'as canipan.t^ t i cual es eJÉRciTO V mñf^iNñ 45 Garlo? de Croilio y de Bor!)ír)güC5. Una flor sobre una tumba, se niarcliila. Una lágrima, se evapora. Una oración, la recoge Dios. Además de ser un enamorado su patria España, para la que anhelaba un porvenir risueño de grandeza y poderío; de militar en el partido conservador con fe y entusiasmo y, •i ^ por lo tanto, siendo ferviente monárquico, era un regionalísta L 30 de Enero último lia fallecido en Barcelona Carlos convencido, pero su regionalismo era perfectamente natural de Emilio; dediquémosle una oración, en la seguridad y lógico. de que ha de ser el tributo postumo que más su alma ha de Tanto es así, que un día le llevó á escribir aquello de: agradecer. Yo quisiera que este humilde escrito de mi pluma fuese De las Naciones, mi Patria. De m¡ Patria, mi Provincia. •digno de él; pero esto va á resultar imposible, porque la pena De mi Provincia mi Pueblo. inmensa que embarga mi alma acrecienta la pobreza de mi Y de lili I^ueblo, mi casa. «scaso ingenio. Pero él era tan buen amigo, que considero en mi un deber Así eran de nobles y elevados sus pensamientos y capaz <le gratitud recordar á los ilustrados lectode una generosidad amplísima. res de 1LUSTRACIÓÍ«3 MHJTAR quién era CarSiempre sintió grande afecto por Araios de Emilio, que tantas veces había cogón, aunque nacido en Barcelona; él se laborado en tan importante revista. consideraba aragonés, pues sus padres y demás ascendientes aragoneses fueron, y Y me consta que en la Redacción de en Aragón pasó Carlos los días más felices Ii.usTiíAcióN MILITAR se quería bien al dide su vida. funto, pues recientemente, en las vísperas de las úllimas Navidades, hice un viaje á Muchos artículos deja Carlos escritos Madrid, y mi mejor amigo Carlos me ensobre Aragón y sus efemérides patrJcHicas, t:arg<) una visita para el señor Director de (¡ue son merecedores de que, quien tenli.iJSTRACioN MHJTAIÍ; y si bien, á pesar ga condiciones para ello, los coleccione mío, no tuve el gu.sto de ver y saludar á y forme con ellos uno ó varios tomos y tan distinguido señor, tuve ocasión de halos ofrezca á la Patria, como el más noblar con varios señores de la Iíedacci<')n, y ble tributo de uno de sus más amantes todos ellos (icferei)tisinios me dijeron cuánhijos. to se quería á Carlos de Emilio en aquella Durante el año último fué Carlos de .Casa, templo augusto del amor á la i\-üria. límilio uno de los colaboradores que más trabajó para ILUSTRACIÓN MILITAR, y entre Porque habéis de saber, mis (¡ueridos y sus varios trabajos merecen ser recordacondescendientes lectores, que de la pluma dos en la ocasión presente ¡Notable pende Carlos, siempre noble y desinteresada, samiento!, Escuela de patriotismo, A la nunca emergía más que un á modo de canltj mujer espafiola, Justo tributo, todos ellos á la Patria, á esa sacrosanta Patria espallenos de fe y de entusiasmo por la causa ñola que tanto él amaba. DON CARLOS DE EMILIO Y DE DOMÍNGUEZ, santa del amor á España, que él había toDeja el difunto un vacío grande y difícil ILUSIDADO KLlDACrOR DE "ILUSTRACIÓN mado como una verdadera cruzada. MILITAR», l-ALLI;CIÜO RECIENTEMENTE EN de llenar, pues en Barcelona, en la I-'rensa, BARCELONA en el Círculo, en todas partes donde se le Ahora, después de agradecer infinito á presentaba ocasión, hacia ferviente camILUSTRACIÓN MILITAR ei alto honor que me paña de amor á España. Militó siempre en el partido conser- concede al permitir vaya mi humilde trabajo á figurar en vador, y en él se le ha presentado ocasión de poner á prueba sus columnas, doy las gracias á ios distinguidos lectores el temple grande de su alma y su acendrado autor á su Patria de esta revista, diciéndoles estar á todos profundamente reconocido. y á las Inslifiiciones. En los varios viajes de Su Majestad el Rey á liarcelona, Y á la apenada familia del buen Carlos, ¿qué diré? Si es liabia tomado Carlos parte activísima, ya desde las columnas triste siempre perder á un deudo, mucho más lo es cuando (le varios periódicoN, l)ien con las juventudes monárquicas, este sólo cuenta, como nuestro buen amigo, veinticuatro años. á cuyas juntas perteneció en distintas ocasiones; y siempre Parece que ante estos casos de muerte prematura, la vosecundando con acierto y entusiasmo los planes de lasjuntas luntad se resiste á resignarse, pero no hay más; Dios dispone directivas del Centro A4onár(|Uico Conservador, de nosotros y á su mejor servici:) estamos. fifbepto Barcelona, Febrero lail. liopze. 46 llü5TRñClÓN miUTAf^ 0-A."yO ESTTJIDIO E ZDTJIXJIO H I S T O R i a O - P O L I T I C O IDE E S T E C É L E B R E C3-E ]>T E B , .iV L L estudio de la Historia nos lleva á conocer que hay públicas ambiciosas, incapaces, por lo tanto, de contentarse una diferencia, harto notable, entre los hombres que en con los estrechos límites de su territorio, y siempre agitadas la paz ó en la guerra alcanzan celebridad, dando aumento de por el espíritu de dominación y de conquista. Situada la una fama, grandeza (3 poderío á las Naciones; pues los unos, con á la orilla del Tiber y la otra en la costa de África, no lejos los hechos que les dan renombre, no de donde hoy existe la ciudad de Túnez; mediaba entre hacen otra cosa que reflejar el espíri- ellas muy larga distancia á la cual se debió, sin duda, que tu de su Patria; mientras los otros por espacio de algunos siglos ni se considerasen como ribrillan debiéndolo sólo á la superio- vales ni contendiesen como enemigas. Pero entretanto, cada ridad de su genio y haciendo que día que pasaba iba acercándose el momento de que empezaéste sea reflejado por la gloria de los ran á luchar con implacable saña y aspirando mutuamente pueblos á quienes cupo la suerte de á su exterminio. Dicen los historiadores latinos que Aníbal confiarles sus destinos. partió de España con dirección á Italia después de haber desAntes de la época en que florecie- truido á Sagunto, y que Catón el Censor, terminada la seron Filipo I y su hijo Alejandro el gunda guerra púnica, nunca hablabla en el Senado de Roma,, Grande, era Macedonia una Nación cualquiera que fuese el negocio de que se tratara, sin decir obscura, tenida en muy poca estima por conclusión: delenda Cartago. por los griegos, y de donde nunca No es fácil encontrar expresiones en que tan enérgicamenhabía salido ni un buen esclavo si- te, como en la citada, se retrate el odio de que estaban aniquiera, según dijo el principe de los madas ambas repúblicas y que mejor indique cual había de oradores atenienses; pero los talen- ser el término de sus guerras. Andando el tiempo desaparetos de aquellos dos grandes hombres cieron las distancias que habían conservado la paz entre una bastaron para hacer á los macedo- y otra; pero en ninguna de ellas se extinguió el espíritu de nios, en poco tiempo, prepotentes en dominación. Roma, después de muchas guerras porfiadas y toda Grecia y formidables en Asia, sangrientas, había logrado enseñorearse de toda la Italia^ donde alcanzaron indudables victo- Cartago, entre tanto, había conseguido dominar en parte def rias, echando por tierra el trono de África, sus armas habían penetrado también en España, donDarío y vengaron la destrucción de de no dejaban de adelantar en la conquista; estábanle ya soS . A . I . EL PRINXIPE E N Atenas con el incendio de Persépolis. metidas las islas Baleares, y las de Córcega v Cerdeña, y con RIQUE DE PRUSIA EN TRAMuerto Alejandro, empezó JE DE AVIADOR la decadencia de Macedonia, cuyo poder se acrecentó tanto en tan poco tiempo, no en fuerza de sus instituciones ni su espíritu, sino por el carácter ambicioso y emprendedor de sus dos últimos Reyes y por la superioridad de sus talentos. Tebas jamás tuvo en Grecia preponderancia política, hasta que, provocada á la guerra por una traición de los espartanos, la hicieron poderosa y temible sus dos ilustres Capitanes Pelópidas y Epaminondas; pero cuando éstos murieron, tornó á su antiguo estado, quedándole sólo de su pasajera prosperidad el privilegio de transmitir á las generaciones futuras los nombres gloriosos de Leuctra y Martinea. Por el contrario, Leónidas, guardando sólo con trescientos espartanos el paso de las Termopilas contra la inmensa muchedumbre de los persas, despreciando las intimaciones de Jerjes y asaltando de noche su campamento, refleja el espíritu de aquella Nación, en que las madres encargaban á sus hijos, cuando los veían partir para la guerra, que volvieran en el escudo ó con el escudo, que murieran ó que quedaran vencedores. De esta última manera debe ser considerado el Cónsul Cayo Duilio. A su ingenio debió, en gran parte, el pueblo romano el haber vencido en la mar á los cartagineses en las las primeras guerras púnicas, lo cual !e hizo gozar de honores extraordinarios durante su vida y que la posteridad le cuente entre los varones esclarecidos que acrecentaron el poder de Roma. Pero á este triunfo contribuyó, no menos que las prendas del General victorioso, el espíritu de la Nación en cuyo nombre guerreaba, del pueblo-rey que tan poderosamente influía en el ánimo de sus Capitanes, y que, por lo tanto, no hacía otra cosa que corcinarse á si mismo cuandíj coronaba á los triunfadores. La exposición de los hechos va á demostrarlo. NUI-.STRA EbCUAÜRA EN CONhTRl'CCIÓN: TORPEDERO NÚM. 1 £:>; El, .'lüSENAL DE CARTAUENA Roma y Cartago fueron desde un principio dos re- eJERGITO V mARINñ 47 Ejércitos numerosos pugiiciba por hacerse dueña de Sicilia. S(31o el Estrecho de Mesina separal:ia ya á los conquistadores romanos de los conquistadores cartagineses; ¿qué harían éstos cuando lograran tomar á Siracusa, rica y populosa ciudad, que á causa de su influencia era tenida por capital de la Sicilia? ¿Seguirían otro rumbo sin pretender que su señorío abarcase también la Italia, cuando el pensamiento que ponía las armas en sus manos era monopolizar el comercio en todo el Occidente? La dominación, por lo tanto, de los cartagineses en Sicilia amenazaba la de los romanos en Italia; la guerra era inminente, inevitable, y estalló muy en breve, siendo Sicilia el campo de batalla donde las dos repúblicas guerreras proNUBsTRA ESCUADRA EN CONSTRUCCIÓN: EL ACORAZADO «ESPAÑA» EN EL ARSENAL DE EL FERROL baron sus fuerzas por primera vez la una contra la otra. Hieron, Rey de Siracusa, licenció un Cuerpo de soldados la atrocidad de los mamertinos iba á quedar olvidada, y que mercenarios reclutados en la Campania, que habían servido los poderosos aliados de éstos, asi como los que primero lo como auxiliares en la guerra contra los cartagineses, y estan- fueron de Siracusa, iban á contender allí sólo por su interés do en Mesina, donde debían embarcarse para volver á su y por afianzar su prepotencia. Sin esta digresión, en que parece hemos_olvidado al CónPatria, se sublevaron y degollaron un gran número de habitantes proclamándose mamertinos, ó hijos del Dios Marte. sul Cayo Duilio, no sería fácil apreciar en su justo valor la Hieron acudió prontamente á castigar y refrenar aquella sol- importancia de su triunfo. Roma, poco tiempo antes de emdadesca furiosa, pero ellos apelaron á la protección del pue- prender esta guerra, había logrado vencer á Pirro, Rey de los blo romano, que se la concedió; lo que era equivalente á una epirotas. Capitán insigne que aprendió el arte militar al lado declaración de guerra contra Sicilia. El Rey de Siracusa se de Alejandro el Grande, y cuya espada se empleó en la dehizo, con este motivo, aliado de los cartagineses, mas habién- fensa de los tarentinos. Y si á tiempos más distantes volvía dole abandonado éstos en los primeros trances, ó auxiliado el pensamiento, su memoria le recordaba luchas tenaces y tibiamente, y juzgándolo aquél una perfidia, rompió la alian- sangrientas en que al cabo había quedado vencedora de pueza que con ellos tenía y contrajo otra con los romanos. En- blos belicosísimos. Sobraban, pues, motivos á Roma para estonces mudó la guerra de aspecto, y ya no pudo dudarse que perar que en tierra tuviesen sus armas próspero suceso. Mas, á pesar de todo, en esta nueva contienda tenia una desventaja no pequeña respecto á s u s enemigos. Eran los cartagineses inmensamente superiores á los romanos en fuerzas navales; oriundos de los fenicios, cuyos grandes adelantos en la navegación les han valido tanta celebridad y nombradla, no sólo conservaron la ciencia de éstos, sino que la acrecentaron con su arga experiencia: el comercio les produjo medios de sostener una gran Amarina; sus naves, además de jcr muchas, eran las mejor construidas y más ligeras para toda clase de maniobras, y los Jefes de ellas los más hábiles y diestros marinos que se conocían. Los romanos, por el contrario, ni se habiandedicado NULSI KA SCUAUHA t . \ CÜ.SS rKUCCIÚN: CAÑONERO «RECALUE» EN EL DIQUE ü . . CAKf.iÜ.iNA h a S t a e n t O n C e S á ÍE n a V e g E " iEJ5TRflción miüTñ^ 48 X ción ni habían tenido motivo para ejercitarla, no siendo comerciantes ni liabiendo sostenido guerra alguna en que hu•^biesen necesitado de las fuerzas de mar, como en esta 'ocasión. > Su desventaja, por tal razón, era tan grande y tan difícil de desconocer, que sin duda hubiera inclinado á la paz á otro pueblo menos animoso. Fácil le hubiera sido ya que no evitar la guerra, á lo menos diferirla y ganar tiempo para dar principio á ella con más crecidas fuerzas; pero no siendo esto lo que más cuadraba con su espíritu ambicioso y emprendedor, empezaron las hostilidades, apreciando en poco la superioridad de su enemigo en los mares. Lo cierto es que entonces se vio más patente que nunca ser una verdad aquel dicho de Virgilio: Audaces fortuna júvaf, pues la suerte favoreció á las Armas de los romanos en los primeros encuentros, mas á pesar de eso hubieron de conocer que estaban amenazados de grandes reveses si no se apresuraban á contrapesar la superioridad de fuerzas navales de Cartago. Aquella Nación, cuya actividad y grande inventiva para ha'cerse superior á sus enemigos será admirada en todos los siglos, construyó y equipó en menos de dos meses una Armada de ciento veinte naves, las más de ellas con cinco órdenes de remos, sirviéndole de modelo una galera cartaginesa estrellada contra la costa de Italia por la fuerza de los vientos. En ellas se embarcaron muchos soldados valerosos destinados á pelear y vencer en la mar como peleaban y vencían en tierra. Este fué el pensamiento del pueblo romano, pensamiento que revela toda la grandeza de su espíritu y que acertó á realizar Cayo Duilio siendo Cónsul el año 494 de la fundación de Roma. Demostrado está con lo que acabamos de decir cuanta razón hay para contarle en el número de aquellos hombres célebres que reflejan el espíritu de su Patria. Del pueblo romano fué el dar principio á las hostilidades teniendo sólo un corto número de naves, apenas bastantes para el transporte de sus tropas, y no á propósito para combatir las de sus enemigos, que eran muchas y de excelente construcción y gobernadas por Jefes de gran habilidad y experiencia; del pueblo romano fué también el construir y equipar una Armada numerosa, con presteza sin ejemplo, para vencer en el mar á los que estaba segura de vencer en tierra; y, por lo tanto, el Cónsul Cayo Duilio no hizo más que realizar este pensamiento. Mas no por eso se crea que sus contemporáneos y la posteridad han dado á su mérito más realce del que merece, pues cuanto los romanos habían hecho hasta el momento en que Duilio tomó el mando de la Armada, no era bastante para darles la victoria. De poco, ciertamente, les había de servir tener un gran número de naves que oponer á las de los cartagineses, no siendo iguales en velocidad y ligereza para las maniobras, y sin poder confiar el mando de cada una de ellas á Jefes tan experimentados y diestros como los de Cartago. No era posible por entonces igualar á los antiguos señores de los mares, ni en la arquitectura ni en la táctica naval, y, por consiguiente, lo que más importaba por el momento era encontrar el medio de compensar esta desventaja. Afortunadamente acertó con él Cayo Duilio, inventando y haciendo construir unas máquinas llamadas cuervos, con que armadas-las naves romanas podían fácilmente aferrar alas enemigas y tenerlas fuertemente sujetas de manera que, siendo imposible maniobrar, la lucha venía á decidirse, no por la prontitud y destreza en las evoluciones, sino por la bravura de los combatientes. Por desgracia, las noticias que han quedado de estas máquinas no son bastantes para formar de ellas una idea exacta, pues si Tito Livio, como es de creer, habló de ellas en su historia, fué sin duda en uno de sus libros que no se han conservado, y lo que sobre este punto dice Polibio es mucho menos que una descripción inteligible y capaz de satisfacer la curiosidad que excita una invención de tan grande importancia. Así, pues, lo único que se sabe con certeza de estas máquinas es que consistían en un aparejo, no poco complicado, que lanzaba á un tiempo sobre el buque enemigo muchos garfios, que lo sujetaban, y dobles escalas por donde bajaban los soldados de dos en dos cubiertos con broqueles y bien armados, mientras otros se ocupaban en cortar las jarcias y romper las ataduras del timón, operaciones todas cuyo único fin era dejar sin movimiento la nave combatida. El éxito de esta invención no pudo ser ni más provechoso para Roma ni más glorioso para su inventor. Cayo Duilio trabó con los cartagineses cerca de la costa de Sicilia un combate naval, en que éstos conocieron muy á su costa de cuánta utilidad eran los cuervos de las naves romanas, pues perdieron 14.000 hombres entre muertos y prisioneros, trece galeras que fueron sumergidas y ochenta que apresó el vencedor, y sirvieron para realzar su triunfo. Después de este suceso tan desastroso para los unos y tan próspero para los otros, quedaba resuelto el problema de si la superioridad marítima de los cartagineses era bastante á compensar la de las legiones romanas. Ya. no había que dudar. Los habitantes de la ciudad de Pómulo, que tan formidables se habían hecho combatiendo en tierra, habían logrado en muy poco tiempo serlo también cuando peleaban en la mar: su primer triunfo fué presagio de otros muchos que alcanzaron en adelante. Roma no fué ingrata con el varón esclarecido, que con su ingenio y valor le había abierto el camino de nuevas glorias; pues Cayo Duilio obtuvo el honor del triunfo naval por recompensa, primera fiesta de esta especie, que fué concedida por los romanos, y además otros honores extraordinarios que gozó durante su vida, como llevar en la ciudad delante de sí quien le alumbrase de noche, con antorchas de cera, y quien desde la hora en que acababa de comer le anuncíase por las calles al son de trompetas. Tanto se esmeraba aquella Nación célebre en premiar las hazañas de sus hombres insignes, y por eso hubo tantos que acertaron á realizar sus pensamientos de dominación y de conquista. Dolorosamente nos ha sorprendido la infausta noticia de la muerte de nuestro querido amigo, el ilustrado Redactor de ILUSTRACIÓN MILITAR y Corresponsal de esta Revista, D. Carlos de Emilio y de Domínguez. Cuando la juventud le sonreía, ha sido bruscamente arrebatado al cariño de los suyos y al afecto y consideración de quienes conocían sus relevantes dotes personales. En esta Casa, que tantas veces vióse honrada con los inextinguibles entusiasmos que el alma de Carlos de Emilio alentaba, nos produce su pérdida inmenso dolor. Reciba su atribulada familia la expresión de nuestro profundo sentimiento envuelta en el deseo de que la resignación mitigue en algo la dureza del golpe recibido. EL "5P0LmRlUir,JE DílflH LUNA El Spoliarium en Roma era, como no desconocerán nuestros lectores, el sitio donde se llevaban las víctimas que caían en el Circo en la lucha con las fieras ó con los hombres. No tenemos que hacer aquí historia de aquellos infames y brutales espectáculos en que los hombres morían saludando al Emperador con la frase: Ave Cesar, morituri te saíútant, que demuestra hasta qué rebajamiento se llegaba en aquella socíedad'abyecta, hastiada de todos los placeres. Pero sí diremos, como explicación al asunto del cuadro, que los cadáveres de los gladiadores eran arrastrados por la Puerta de la muerte al Spoliarium, amarrados por un gancho de hierro. El cuadro, que está lleno de verdad histórica, fué premiado con primera medalla en la Exposición de Pinturas de Madrid del año 1893. IwaDtíIO.—ImpBenta de OHCHTH. HDflIflISTI^RTlVH, 'Jaganitos, ftúm. 54.—Telálono 3.^99,