Adiós a la Mujer Maravilla "¿Por qué tengo que ir a la escuela?" –le preguntó Sofía a su mamá cuando iban en el coche, después de que la inscribieron en el plantel donde cursaría primero de primaria. –"Para que estudies, aprendas cosas y puedas llegar muuuy lejos cuando seas grande" –le contesta Lourdes, mi amiga, mientras esquiva el tráfico. "–¿Cuántos años tengo que estudiar?". "–Por lo pronto, seis años de primaria". –"¿Y ya?". –"No, después siguen tres años de secundaria, tres de preparatoria y unos cinco de universidad". –"¿Y tuuuuuú hiciste tooodo eso, mamá?" –Y Lourdes, pendiente del volante, le contesta muy orgullosa: "¡Claro que siií mi hijita! –Sofía se queda pensando unos segundos para luego decir: "Entonces, ¿¿por qué nada más manejas??" Sobra decir que del enfrenón que dio Lourdes, casi se pegan en el parabrisas. Me cuenta que nunca se había enfrentado con su realidad de esa manera tan brutal. L POR: GABY VARGAS ourdes tiene tres hijos, atiende al bebé, va a todas las juntas del colegio, es de las organizadoras del equipo de futbol de su hijo mayor y lo acompaña al entrenamiento dos veces por semana. Por las mañanas sale a correr en el bosque, toma clases de mil cosas, está involucrada en dos organizaciones de caridad, es tesorera de la junta vecinal, cocina como gourmet, en su casa recibe a la gente como reina y además ¡siempre está arreglada! Sin embargo, Lourdes, como muchas otras jóvenes mamás, no deja de sentir una ligera o gran "frustración" porque no trabaja, según ella, en algo "productivo". City Life • Mayo En este 10 de mayo, a las mamás nos tocaría reflexionar si es que no hemos tomado el trabajo como signo de identidad, de satisfacción y realización personal. Es que a veces queremos ser todo para todos y terminamos no siendo nadie para nosotras mismas. Bien dice el dicho que el pasto se ve más verde en la casa de junto. Esto viene a cuento porque si vemos el grado de satisfacción personal de la mujer que intenta ser Mujer Maravilla, que trabaja fuera de su casa, lleva una familia, un hogar y trata de mantenerse personalmente equilibrada, aunque muy posible, no siempre se logra. ¿Por qué? Hace poco me topé con un número de la revista Fortune. Allí aparecía una encuesta que evaluaba la tendencia hacia la insatisfacción que se observa en mujeres profesionales que han obtenido grandes logros en sus carreras. "La generación de mujeres que abrió nuevos caminos en las grandes empresas, evidentemente está cerrando los suyos propios", concluía Fortune. La encuesta, realizada por Yankelovich Partners, fue aplicada a mujeres ejecutivas entre treinta y cinco y cuarenta y nueve años. Los resultados son los siguientes: el 87 por ciento de las mujeres encuestadas deseaban un cambio importante en su vida. El 40 por ciento se sentían atrapadas en el trabajo. El 60 por ciento estaban en una terapia psicológica y el 78 por ciento esperaba un cambio significativo en un futuro cercano. Para resumir: el trabajo ya no es una prioridad para estas mujeres de éxito. Según el artículo que acompañaba a la encuesta, las mismas condiciones de valentía y capacidad que habían llevado a estas mujeres a ascender eran las que ahora les permitían detenerse, volver a evaluar y, si era necesario, dar una nueva dirección a sus vidas. ESTILODEVIDA • Así que, ¿quién nos entiende?, ¿qué es lo que deseamos?, ¿podemos tenerlo todo? Aunque esta encuesta se realizó en otro país, estoy segura que los resultados serían muy similares en México. El otro día, caminando en la playa de Cancún, me crucé con una americana que portaba una camiseta que decía: "Soy una mujer. Soy invencible... y estoy cansada". Me sonreí al verla, y bastó que cruzáramos las miradas para sentirnos, al igual que muchas mujeres que trabajan fuera de casa, identificadas con este mensaje. Entonces, este día de la madre, podemos celebrar que como mujeres hemos llevado nuestras habilidades a una serie de arenas antes inexploradas por el sexo femenino y que esto nos enorgullece. Hemos conquistado cierta igualdad con el hombre, nos hemos ganado el respeto de otros y de nosotras mismas. ¡Y lo merecemos! Tenemos más independencia, opciones y beneficios que en cualquier otra época de la historia, así como la capacidad de vivir nuestra vida de manera más plena. Sin embargo, no podemos negar que estamos ¡exhaustas! al intentar hacer y ser todo como la Mujer Maravilla. Podríamos decir que sin importar el tipo de actividades que una mujer realice, la posibilidad de felicidad o frustración siempre será una opción: nuestra opción. Depende de cada una de nosotras escuchar esa brújula interior que nos señala qué es lo que debemos hacer, cómo deseamos lograrlo, y si estamos dispuestas a pagar el precio. Una vez tomada la decisión, nos toca establecer prioridades, vivir plenamente el momento, pero sobre todo ser realistas, reconocer nuestros límites y decirle adiós a la Mujer Maravilla. ¡Feliz Día de las Madres! • Mayo • City Life