INFECCIONES E INFLAMACIONES PARPEBRALES: ORZUELOS, CALACIOS (CHALAZIONES) Y BLEFARITIS Concepto Los párpados son dos repliegues móviles de tejido que sirven para proteger los ojos. Son una parte esencial del sistema visual, al constituir una auténtica barrera física que impide la acción perjudicial de elementos que pueden ocasionar lesiones o infecciones en la zona del polo anterior del globo ocular. La piel de los párpados es la más delgada del cuerpo y es laxa y elástica. Están revestidos en su parte posterior por la conjuntiva. El llamado músculo orbital tiene la misión de cerrar los párpados, y el músculo elevador del párpado, que se inserta en la superficie anterior del tarso y de la piel, sirve, como su nombre indica, para elevar el párpado. Hay cuatro tipos de glándulas palpebrales: - Glándulas de Meibomio, que producen una sustancia sebácea que forma una capa oleosa sobre la superficie de la película lagrimal ayudando a prevenir la rápida evaporación de la capa normal de las lágrimas. - Glándulas de Zeis, que son sebáceas. - Glándulas de Moll, que son sudoríparas. - Glándulas de Krause y Wolfring, que son las glándulas lagrimales accesorias y que proporcionan la mayor parte de la humedad al saco conjuntival y a la córnea. El orzuelo es una infección estafilocócica localizada muy frecuente, que cursa con enrojecimiento e intenso dolor en ciertos mome ntos. Es esencialmente un absceso ya que existe formación de pus en la luz de la glándula afectada. Cuando afecta a las glándulas de Meibomio, es relativamente grande y se denomina orzuelo interno, mientras que si las afectadas son las glándulas de Moll o de Zeis es un orzuelo externo. El orzuelo externo se manifiesta habitualmente con dolor, enrojecimiento y sensibilidad a la palpación del borde palpebral. Es típica la formación de una pequeña área de induración redondeada y dolorosa, en cuyo centro aparece un pequeño punto amarillento, indicativo de supuración. El absceso generalmente no tarda en romperse, expul- sando pus, lo que se suele traducir en un alivio del dolor. También puede haber lagrimeo, fotofobia y sensación de cuerpo extraño. El orzuelo interno es menos frecuente pero más doloroso. El dolor, el enrojecimiento y el edema están normalmente más localizados. Aparece una pequeña elevación o área amarillenta en el sitio de la glándula afectada. Posteriormente se forma un absceso hacia el lado conjunt ival del párpado, aunque a veces se abre a la piel. Es infrecuente la rotura espontánea, y no es rara la recidiva. La blefaritis es una inflamación del borde palpebral, que suele manifestarse con hiperemia, engrosamiento y formación de escamas o costras (blefaritis seborreica), o bien de úlceras superficiales (blefaritis ulcerativa). La forma seborreica suele asociarse a la existencia de dermatitis seborreica de la cara y el cuero cabelludo. Generalmente se forman en el borde palpebral escamas grasientas que se pueden retirar fácilmente. A menudo se produce una colonización bacteriana secundaria de éstas. La disfunción de las glándulas de Meibomio se debe a una secreción alterada de dichas glándulas y se asocia frecuentemente con acné rosácea. En este caso, el orificio de la glándula puede estar obstruido por un tapón duro y céreo. En la forma ulcerativa se forman pequeñas pústulas en los folículos de las pestañas, que pueden romperse y dejar úlceras superficiales. Pueden verse costras firmemente adheridas, que al arrancarse dejan una superficie sanguinolenta. Es frecuente que durante la noche los párpados se quedarse pegados, como consecuencia de las secreciones resecas. Un calacio o chalazión supone una dilatación granulomatosa crónica de una glánd ula de Meibomio, debido a una obstrucción de su drenaje, generalmente asociada a una inflamación de la glándula y del tejido circundante. El calacio suele ser indistinguible de un orzuelo al principio, manifestándose con edema palpebral, tumefacción e irritación. A los pocos días desaparece la inflamación y queda en el párpado una masa redondeada e indolora de crecimiento lento. La piel puede desplazarse libremente sobre la tumoración. La mayoría de los calacios desaparecen al cabo de pocos meses. Puede reaparecer en forma de un quiste grande, incluso tras una recuperación inicial. Etiología El origen de los orzuelos y de la blefaritis es infeccioso, en tanto que el de los calacios es mecánico (obstructivo). Ello tiene una importancia notable en la evolución previsible de los procesos y, consecuentemente en su tratamiento. Los orzuelos son debidos a una infección estafilocócica (Staphylococcus aureus, que da lugar a la formación de un absceso, con formación de pus en la luz de la glándula afectada. Su aparición está asociada a congestiones parpebrales, que pueden tener un origen orgánico general (anemia, gripe o estrés) o bien producirse por motivos locales del ojo (miopía, hipermetropía o astigmatismo sin un debido control). Por su parte, la blefaritis seborreica está asociada frecuentemente a la seborrea del cuero cabelludo y de las cejas y aparecen muchas escamas que cuelgan de las pestañas de los párpados superior e inferior y son grasientas. La forma ulcerativa de la blefaritis es una infección bacteriana aguda (generalmente estafilocócica) del borde palpebral. En esta forma de blefaritis las escamas son secas y, además, predisponen a desarrollar orzuelos y calacios. Tratamiento En general, las alteraciones parpebrales más comunes requieren el mantenimiento de una adecuada higiene del sistema ocular. Los lavados con suero fisiológico estéril facilitan la limpieza de la córnea y de la conjuntiva, lo que suele traducirse en una mejora de los síntomas (sensación de cuerpo extraño, irritación conjuntival, quemazón, etc). Es frecuente echar mano de algunos preparados suavemente astringentes, generalmente a base de extractos de hamamelis o de caléndula. Aunque estos productos no solucionan por sí mismos estos cuadros parpebrales, facilitan la higiene y reducen las molestias asociadas. Aunque el origen de los orzuelos es infeccioso, no es habitual recurrir inicialmente al uso de antibióticos, especialmente en forma tópica, ya que su utilidad es cuestionable. Por otro lado, el empleo de antibióticos sistémicos (cloxacilina, eritromicina, etc, por vía oral) tampoco son frecuentemente usados, habida cuenta de que se trata de infecciones autolimitadas que se resuelven rápidamente. Para acelerar su curso se pueden usar compresas húmedas calientes durante 10-15 minutos, tres o cuatro veces al día. Lo mejor es dejar que el orzuelo drene espontáneamente; no obstante, en los casos en que se enquiste o se prolongue mucho su curso, puede ser abierto cuando aparezca la cabeza de pus, mediante un bisturí, vaciando su contenido, procediendo posteriormente a su limpieza. Por su parte, la blefaritis ulcerativa sí es habitualmente tratada mediante la aplicación tópica de antibióticos, pero sin olvidar que hay formas crónicas de blefaritis que son de curso indolente y recidivante, y muy refractarias al tratamiento. El objetivo del tratamiento de la blefaritis seborreica consiste en mejorar la higiene palpebral, mediante la limpieza frecuente con champúes suaves y diluidos. No obstante, en algunas ocasiones puede estar indicado el empleo de una pomada antibiótica, aunque suelen requerirse largos periodos de tratamiento. La mayoría de los calacios o chalaziones desaparecen a los pocos meses. Las compresas calientes durante 10-15 minutos, tres o cuatro veces diarias, pueden acelerar su resolución. Son completamente refractarios a cualquier tratamiento de índole fa rmacológica, requiriendo una pequeña interve nción en los casos en los que no haya remisión espontánea al cabo de cuatro a seis semanas. La apertura (sajado) del calacio debe ser realizado por un oftalmólogo, mediante anestesia local, procediendo a una limpieza interna o raspado del espacio ocupado por la acumulación sebácea, tras la extracción de ésta, siendo necesario en la mayoría de los casos cerrar la inc isión con algún punto de sutura. También se ha ensayado con éxito la administración de corticoides dentro de la lesión (0,05-0,2 ml de diacetato de triamcinolona 25 mg/ml). En los niños pequeños no se justifica la operación, pues la misma debería hacerse con una anestesia general. En estos casos, lo mejor es esperar hasta que el chalazión se reabsorba. Valoración por el farmacéutico Es muy importante valorar el aspecto externo de los párpados, así como el tiempo transcurrido desde el inicio de las molestias parpebrales o simplemente desde la percepción de la existencia de inflamación o de “bultos” en los párpados. El orzuelo externo es superficial y está bien localizado, generalmente en la base de una pestaña. Por el contrario, el orzuelo interno es más profundo y puede verse a través de la conjuntiva (separando levemente el párpado de la superficie del globo ocular). La presencia de inflamación generalizada en todo el párpado, el carácter bilateral (en los dos ojos al tiempo) de la misma o la existencia de dolor intenso, aconseja abiertamente la consulta con el oftalmólogo. En ocasiones, los orzuelos pueden ser confundidos con una dacriocistitis aguda, especia lmente si están próximos al canto interno. Si el paciente segrega lágrimas con normalidad, suele descartarse la dacriocistitis. En el caso que el orzuelo no drene en dos o tres semanas, será necesaria la consulta a un oftalmólogo. En el caso de los orzuelos hay notorias diferencias entre los niños y los adultos, ya que en los primeros el orzuelo suele aparecer como un pequeño y aislado grano rojo en el párpado que al presionar causa dolor (en cie rtas partes del ojo, y no en todo el párpado), y está acompañado de secreción, molestias y lagrimeo. En los niños, los síntomas son mucho más extendidos que en los adultos, ya que el orzuelo suele asociarse con una reacción de tipo alérgica que genera una gran inflamación en todo el ojo. Así, en los niños se ve el ojo inflamado como si hubiesen recibido un golpe, mientras en los adultos la reacción más común suele ser un pequeño bulto que aparece en el párpado superior o inferior, que puede o no tener boca u orificio de drenaje y que también se caracteriza por dolor junto a una pequeña hinchazón. No deben confundirse los orzuelos con los calacios, ya que ambos presentan síntomas muy parecidos al principio, pero a los pocos días desaparece la inflamación y queda en el párpado una masa redondeada e indolora de crecimiento lento. La piel puede desplaza rse libremente sobre la tumoración. Los calacios son completamente refractarios a cualquier tratamiento farmacológico. Si un calacio permanece durante más de cuatro o seis semanas, es poco probable que experimente una regresión espontánea, lo que supone una clara indicación para acudir al oftalmólogo. Otro tanto sucede si la progresión del calacio implica molestias significativas para el paciente. La presencia de escamas, de pequeñas costras o de úlceras en los bordes de los párpados, así como la afectación más o menos generalizada de estos suele sugerir la existencia de un cuadro de blefaritis, que requiere diagnóstico y tratamiento médico adecuados. Con independencia de esto último, es muy recome ndable como medida primaria la limpieza del cuero cabelludo, de las cejas y de los bordes parpebrales con champú, quitando las escamas diariamente de los bordes de los párpados con un aplicador de algodón húmedo. Para ello, se debe frotar suavemente todos los días el borde del párpado con un bastoncillo de algodón empapado con champú suave y diluido (dos o tres gotas de champú infantil en media taza de agua tibia). La aplicación de compresas de agua caliente (todo lo caliente que soporte razonablemente el paciente) es la medida precoz más eficaz, cuando el proceso parpebral localizado (orzuelos o calacios) está en sus inicios. Existen una serie de recomendaciones generales destinadas a prevenir o, al menos, reducir el riesgo de padecer recidivas. En general, las alteraciones parpebrales más comunes requieren el mantenimiento de una adecuada higiene del sistema ocular. Los lavados con suero fisiológico estéril facilitan la limpieza de la córnea y de la conjuntiva, lo que suele traducirse en una mejora de los síntomas (sensación de cuerpo extraño, irritación conjuntival, quemazón, etc). Es frecuente echar mano de algunos preparados suavemente astringentes, generalmente a base de extractos de hamamelis o de caléndula. Aunque estos productos no solucionan por sí mismos estos cuadros parpebrales, facilitan la higiene y reducen las molestias asociadas. Igualmente, es muy importante que el farmacéutico aconseje al paciente sobre los riesgos de la adopción de ciertas medidas “caseras”. Es frecuente que los pacientes, al observar la inflamación o tumoración que comienza a manifestarse en sus párpados, cedan a la tentación colocar hielo u objetos fríos para que la hinchazón desaparezca. Debe instruirse a los pacientes en sentido contrario, ya que la aplicación de frío podría tener efectos nocivos, al dificultar el drenaje del contenido del orzuelo (pus y material sebáceo) o del calacio (material sebáceo) y, consiguientemente, impediría así la resolución espontánea del proceso. Además, es muy importante para las personas que requieren lentes correctoras para la visión (astigmatismo, presbicia, miopía, etc) que hagan uso correcto de ellas, ya que cualquier esfuerzo adicional de acomodación visual suele traducirse en un increme nto de la incidencia de orzuelos y calacios. Medicamentos con hamamelis y/o caléndula indicados BAÑOFTAL solución 200 ml COMPOSICIÓN: Acido bórico 1,12%; Tetraborato sódico: 0,19%; Caléndula, extracto: 0,375%; Agua de hamamelis: 12%. INDICACIONES: Como antiséptico, descongestionante y preventivo en conjuntivitis, queratitis, blefaritis]y en general, en todas las afecciones inflamatorias del polo ant erior del ojo. Esfuerzos prolongados de fijación. POSOLOGIA: Adultos y niños: Realizar un baño o aplicación de 2 minutos de duración con una bañerita o torunda de algodón 2 veces al día. OPTREX, colirio 10 ml. COMPOSICIÓN: Agua de hamamelis 13% INDICACIONES: Alivio de la conjuntivitis, enrojecimiento y picazón de los ojos y de los párpados, causados por diversos agentes externos, cansancio visual. POSOLOGIA: Adultos y niños mayores de 3 años: - Solución: Previa limpieza de las pestañas mediante un algodón empapado en este producto llénese hasta la mitad de la copita que acompaña el frasco y aplíquese sobre el ojo. Aplicar 2-3 veces al día. - Gotas: Aplicar 2 gotas en cada ojos tantas veces como sea necesario.