Ho laatAg,fiohvrtes, n» mienta*, ao prtTanquec, honra i. ttis padres: en suma, cumple la ley de Dios, am&ndole y airviéndule.—MoMM. La fuente de la Tida ea la ciencia. BB caso de duda, el juez supremo es la eosciencia.—Aíanii. Conócete á tí mismo.—Sócrates, Trabaja para extirpar el mal. ümbellece la tierra cubriéndola de yeg-etales y animales útiles.—Zorooslro. Todos los homares son iguales. No hay otra diferencia entre ellos que las Virtartes qua poseen.—Suáha. Amaos los unos á loa otros.—Sed pe-fectos como nuestro Padre que está en los cielos.—Jesús. La piedad no consiste en Tolver el rostíQ hacia Levante ó al Poniente. 1 ia eso es el que socorre á los huérfano á los pobres, reacats. les cantlTps, o'- er\ a la oración, da limosna, es pa<• -^nte an la adyergldad. El que es juste y teme í Dios clemente y misericordioto.—Mahoma, NUM. 59. Las loninicales ProoioB.—Madrid, trim. 2 pt««. Prov., id. í,50 id. Extranjero, aSo, 12 ptas. Ultramar, id., 20 Id.— Número suelto corriente, 10 cénti. de pta. Id. iáem atrasado, 25 id. A los vendedores 6. rs. la mano. El pago se haca por trimestres adelantados, en letras ó cellos. SUSCRICION para el pago de la malta impaesta por el conde de Toreno & LAS DOMINICALES. (Continuación.) PU.. Cts. Suma anterior D. Joaquin de la Fuente D. Martin S. Guillen D.J.O.B D. Miguel Estrada D. Juan Fanlo D. Domingo Duce D. Iñigo Lorente D.M.P ,.-. D.R.R B. Félix Tafalla D. M. Beltran L . L . M . yM Un demagogo D.E. G . . . . D.F. G D.F.U 1). Mariano Maleu D. Tomas Feler .D. Ensebio Vigós D. León Caballero D. N. Maroto D.F. Castro D. Silvestre Duce D. PioFañanas '. D. Félix Mediano D.M.N.y B D.G.S.y D D. J.M.Ñ D. Florentino Bernal D. Castro Benavides Paco (el aragonés) D. Iñigo Lozano D. Ángel Alfonso Un libre-pensador D. Ognimod Ecuel , D. Florentino Jorcen D. Manuel Eomero D. Ezequiel Lorenzo D.B.M D. Pedro Jaime Centro Espiritista del Siglo (Loja) D- Juan Qninglas D. Faustino Pinilla D. Marcos Martinez Maza D. Vicente Mochales D. Fulgencio Bermudez D. J . Z . y B D. José Gallastegui y Bello -. D. Juan Montuenga D. Juan Costa D. Juan Montes El corresponsal de Jaén D. E. F D. Casimiro Moya D. José María Aguirre D. Vicente Duegas D. Francisco López 936 * 4 50 150 3 1 1 \ 1 1 1 J 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 5 25 1 1 1 1 1 2 1 5 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 50 2 1 1. 1 1 Un admirador de LA» DOMINICALB». . . 25 D. J. A. P. flibre-pensador) D. José María Paredes (libre-pensador). D. Manuel A. Salido Un suscritor Un lector de LAS DOMINICALES—.... D. Clemente Pérez D. E. C Un libre-pensador F . • . ! • . • D. Miguel' Eamirez D. J. L D, L. E • • 50 25 1 J-'. ir. o. O . . • . , . . . . . • . • • . . . . • . . • . • . . . I. Ultima farsa electoral. 1 50 50 25 50 25 1 50 D. Agustín Gómez • 40 UnConsumóse suscritor el saerlficio. Las Cortea del1 seDos Sagasta libre-pensadores ñor han sido disueltas; hállanB©2 ya Un hombre libre convocadas las que serán Cortes del Sr. 1CáD. Joaquin H. AgredaNo cabe dudar, cuando 5 novas del Castillo. D. José Estefanía una dolorosa experiencia de diez años se 3nos pimpone: . José Sánchez 5 de igual modo que Cánovas primepro. Luis Arias Quirós 1 y Sagasta después fabricaron á nuestra T rios libre-pensadores de Tarragona. 17 vista dos aparatos engañadores y arteros Tfes eibareses el Sr. Cánovas del Castillo 15 de Parlamento, D. V.O 3 amañará para su uso particular y servicio de D. Enrique Pulido 1 • la reacción unas Cortes, inarcadaa ya en la D. Carlos A. Cienfuegos 2 frente con el enrojecido sello de fábrica de la D. José María Andía , 1 Restauración, queSuma dice:y Antes sigue deshonradas 1.072 65 que nacidas. Porque no cabe forjarse ilusiones. En España, en la noble cuanto desgraciada España, á cuyo valor fué estrecho el mundo a n tiguo, y, domando los océanos, buscó campo á sus hazañas en ignotos continentes, cuyas razas ató al carro de la civilización con su espada y con sus leyes; en España |oh vergüenza! las elecciones á que se convoca hoy, como las elecciones pasadas y como las elecciones anteriores, serán una farsa indigna, un saínete deplorable, en que se hará escarnio y vilipendio de la voluntad de un gran pueblo. Hay que decirio con dolor, pero también con valentía. Al acusar los conservadores á La redacción dari cuenta de toda obra de que reciba dos ejemplares. No devuelve los manuscritos. No responde da loa artículos firmados. No admite anuncios de pago. Administración: Libertad,®, bajo izquierda, frente arl teatro de la Albambra. los fusionistas de corromper el sufragio, de anular por el amaño la voluntad popular, dijeron verdad, fueron justos. Y cuando hoy los fusionistas acusan á los conservadores de inmoralidad electoral, de amaño, de corrupción y de escarnio ai sufragio, la acusación es igualmente cierta, igualmente justa. Sus turnos de poder sólo han servido para persuadir á todo el mundo de esta verdad: el eonstitucionalismo en España es un vano aparato, una comedia de magia que, por ser de todos conocidos los resortes de que el payaso se vale, no seduce ya ni aun á los chiquillos . El que sale acusa de farsante al que entra, presentando unos de otros tan irrecusables pruebas, que á todos hay que creerlos, deduciendo que la farsa está erigida en sistema. Pasarán, en efecto, los días, llegará el marcado en el decreto de disolución, y se harán las elecciones. Los diputados, al parecer elegidos por la nacion,-en realidad nombrados por el ministerio, vendrán á Madrid trayendo en sus bolsillos sus actas perfectamente firmadas y selladas, acudirán al Congreso, se dirán muchas verdades en tono agrio y declamatorio sobre la validez de sus nombramientos, y después... todos serán aprobados, y, acto continuo, habrá unas Cortes, ni más buenas ni más malas que las anteriores, y las otras, pues como ellas fingirán admirablemente, según las reglas del arte constitucional, la intervención del pueblo español en la confección de sus leyes y en el desarrollo de su política. A tal punto han llegado, sin embargo, las cosas, que ya sólo cabe el engaño y la seduc* cion para el que juzgue de lejos, de allá, por ejemplo, desde las estepas de Rusia. Allá únicamente puede alguien creer que el parlamentarismo es una verdad en España, que aquí la opinión pública tiene órganos regulares para manifestar y traducir en leyes la voluntad nacional. Aquí el engaño es imposible; ni los mismos que de él se sirven se toman ya el trabajo de disimularlo. No hay más que aplicar el oido para percibir clara y distintamente la voz que resuena en todas partes. De todas las provincias españolas, lo mismo de las llanuras de Castilla que de las montañas cantábricas, igual de las vegas feraces de Murcia, de Granada y de Valencia, que de las áridas planicies de la Mancha y las agrestes faldas del Pirineo, se alza una voz que pone espanto en todo corazón amante de la patria y dé la libertad, voz que hiela todos los entusiasmos, voz amenazadora y afligida que grita: —No, en España no hay parlamentarismo verdadero: en España no hay más que una farsa risible de gobierno constitucional: en España no hay más que unas cuantas personalidades que, con nombre de gobiernos responsables, mistificándolo todo, corrompiéndolo todo, desprestigiándolo todo, se sirven de unos cuantos miles de caciques, sin convicciones ni pudor político, que hoy fabrican un Parlamento para servir á Cánovas, otro dia unas Cortes para adular á Sagasta, y otro ayudarían á fabricar una Representación nacional como la que autorizó en 1808 la Constitución de Bayona.—Aquí, en la patria de los Comuneros, en la tierra donde Napoleón se estrelló, en este suelo calcinado por cien revoluciones, que en 1868 derrumbaron un trono de doce siglos, se ha perdido la dignidad política, se ha perdido la independencia de carácter, se ha perdido la conciencia de la libertad.—Aquí, el pueblo, burlado por todos, perdida la fe, se ha hastiado de todo y se deja escarnecer por todos. Y esta voz, antes rumorosa, ahora clara y perceptible, no la traduce nuestra pasión, no. Podría nuestra pasión política engañarse; no se equivoca la prensa entera, unánime hoy al recoger y comentar este clamor de la patria. Ved unos dicen: ó estamos locos y perdidos todos, ó esto no puede continuar así; otros se abandonan á la corriente de corrupción que pasa, y se dejan arrastrar sin resistirla; otros protestan en silencio con su abstención; otros amenazan; otros alardean el desden; todos, sin embargo, los que hablan como los que callan, consideran la patria perdida irremisiblemente para la libertad, si continúa en este camino de prostitución política: Tocamos ya el último peldaño en el descenso al abismo en la elección de las Cortes que acaban de ser disueltas. Entonces vimos lo horroroso. Vimos sorprendido en Madrid una especie de timo electoral de los conserva- BIAJDRir) Domingo 6 de Abril de 1884. dores. Vimos el manubrio electoral fabricar diputados, como se fabrican fantoches ó muñecos de los que, apretando el resorte, dicen si, si. Vimos republicanos de nombradía, diputados por la presión de un Gobierno monárquico, con ofensa de la moral y de la dignidad personal de monárquicos sin tacha. Vimos republicanos de verdad apoyar á realistas convencidos, y á realistas de abolengo votar á republicanos. Vimos nombres ignotos en la política triunfar en la propia capital de España de lo más notorio, popular é ilustre del partido liberal. Vimos la confusión de Babel, la prostitución de Babilonia y la brutal presión de la Roma de los pretorianos. Vimos, en fin, lo imposible, lo absurdo, lo nefando convertido en realidad, trocado en verdad legal, amparado por la justicia administrativa. Pues si esto vimos hace tres años realizado por un Gobierno que alardeaba de liberal, se preciaba de progresista y pretendía reconciliar la monarquía con la democracia, ¿qué podemos esperar de un Ministerio en lucha abierta con la opinión pública, que le aborrece y rechaza, aliado del solapado carlismo que se prostituye al poder bajo el gráfico nombre de mestizo? Díganlo los horrores sin número y sin nombre que ha denunciado la prensa independiente, moralmente sublevada contra tanto abuso de multas, de denuncias, de conspiraciones abortadas, de empleado» destituidos en masa, de atropellos, violencias y corrupciones como han llenado el period» de preparación electoral, á tal punto atroces, que han hecho exclamar al Sr. Sagasta: Esas Cortes que vais á elegir están, Antes de nacer, ya deshonradas. Es cierto: deshonradas están las Cortes que vendrán por el amaño, que dio también vida á las Cortes anteriores. Todo lo que impida á las Cortes ser lo que la teoría constitucional y la honradez política exigen que sean, es decir, el espejo en que se vea la nación fielmente retratada, es una gran deshonra, es una gran vergüenza para un pueblo libre; es, en fin, una farsa parlamentaria. Las Cortes del Sr. Sagasta fueron el último peldaño en el descenso al abismo, hemos dicho. Las que va á traer ahora el Sr. Cánovas son, del abismo el cenagoso fondo. No es posible descender más. No es posible ya que nadie dude. Precisa que la nación haga alto y reflexione seriamente en lo que por turno le han venido denunciando los Gobiernos de la Restauración. Precisa que todos vosotros, los que dirigís las agrupaciones en que se divide el partido democrático, unáis vuestros esfuerzos para evitar la ruina total de la libertad, á donde por estos caminos de la farsa parlamentaria se conduce la patria á pasos de gigante. Precisa que todos, altos y bajos, directores y dirigidos, den punto á sus mutuas recriminaciones, establezcan una especie de tregua de honor democrático, y acudan á la salvación de la libertad. El mal no tiene sólo su raíz en el partido conservador, ni en el partido fusionista, ni en el partido de la izquierda dinástica, ni en el de la derecha tampoco: está más hondo está en el sistema: no está en las formas, radica en la esencia misma. Conservadores distinguidos dijóronlo bien claro cuando en 1881 fueron vencidos: hoy lo proclaman notables fusionistas, víctimas déla farsa parlamentaria que entonces explotaron. Cesen, pues, las recriminaciones, y acudan todos los demócratas á salvar la libertad cambiando de sistema, ensayando honradamente el que la razón y la experiencia demuestran por el único en que la nación, soberana de hecho y de derecho, es ^dueña absoluta de sus destinos. ¿Vamos á perder el tiempo y el honor haciendo de comparsas en una oposición de pura palabrería, que como por gracia se concede, con el designio maquiavélico de que no falten las piezas de rigor en el juego parlamentario? No, republicanos, no; cuando Sagasta convocó las Cortes que acaba el rey de disolver, no era posible que desertáramos de los comicios, sin aparecer desconfiados, suspieaces, cobardes. Nos llamaban á ellos con falsos halagos, pero halagos al fin. Hoy nos citan los que nos tienen por ilegales. ¿A qué ir á prestar legitimidad con nuestros votos á la farsa de representación nacional en que pretenden nuestros enemigos alzar á ley la atroz opinión que nos condena a muerte política? La libertad está amenazada de muerte. R e d a c t o r e s , . jgtSé'Slf""- uregria ea casa, ei maglstnido qi>« das•mpefia sus ftui.elone«. el obrero qa« trabaja, hacen ana obra tas gantk como el monja que ora y ayuna.—iMtro. Desde la India hasta la Franela el aol no ve m&s que una familia Inmsnaa que debía regirse por las leyes del amor. Mortales, lodos sois hermanos —' Yoltairt. Haz el bian por el bien. No emplees jamas la humanidad como un simple medio... Respétala como un fin.—fant. El hombre debe realizar bajo Dios la armonía de la Naturaleza y el Espíritu en forma de voluntad racional y por el puro bien.—iCr«u»«. Que la Verdad ostente todos sus esplendores en la tierra; que se desplomen los templos y caigan hechos polvo los tronos, y se soterren bajo al fan. go los adoradores del yellocino d* on> si s« Interponen" en su camino, \9taa, paso k la Verdad diyinat—E< EtpWUu átl ñglo. A los corresponsales que envíem el importe por meses adelantados en letras 6 sellos, se les servir&n los pedidos que hagraa, siempre que sean de 10 nú«neros en adelante, dándoles de ganancia cuatro céntimos en cada ejemplar. El precio en venta de cada número será de 10 céntimos. ANO II sacerdotes defienden semejante estado social, y puestos á salario de los monarcas, consagran todas las fuerzas de su espíritu á ensalzarlos y á difundir la venenosa doctrina de que son su imagen, oniéntras que al dirigir sus ojos al pueblo y ver su desamparo y su miseria, no encuentran otra recomendación que hacerle sino que sufra con resignación y espere la recompensa en otra vida; un Dios semejante, cuyo nombre se ha invocado para perseguir la libertad, la ciencia, la filosofía, RAMÓN GHÍBS. la virtud, á trueque de calumniarlas vilmente con el nombre de herejías, desacatos, im« piedades, no es, no, el Dios nuestro. Nuestro Dios es de la Libertad, de la Santa Igualdad, de la Justicia, de la Virtud. Os empeñáis en hacer creer á los miopes, Nuestro Dios es el que da audacia i Servet á los torpes, á los que tienen el cerebro atrocuando, graznando á su lado católicos y profiado, merced á vuestras artes maléficas, que nosotros no tenemos religión, que no ama- testantes sobre la superiorida#des sus misterios, dice: «Todo es farándula; vuestra Trimos á Dios. ¡Ah! ¿Cuándo será comparable vuestro nidad es el Cerbero de tres cabezas de los Dios al nuestro, la vuestra á nuestra reli- griegos,» el que animaba á los campesinos holandeses para decir al poderoso Felipe II: gión? Está clara, está probada nuestra superiori- «Al tirano no se le debe obedecer; sí el príndad bajo este aspecto: vuestro Dios ha impe- cipe ultraja, oprime y despoja á sus subditos, rado diez y ocho siglos: ¿y qué ha reinado no es tal príncipe; para defender la libertad durante ellos más que el orgullo, la tiranía, estamos obligados á dar bienes y vida;» el que, inspirando á Mirabeau para que tome el la infamia? —«Hé aquí la imagen de Dios,—han dicho nombre de la patria, le hace decir cuando vuestros sacerdotes á los pueblos, señalán- Luis XVI les manda á él y á los representandoles á los reyes,—prosternaos ante ellos.» Y tes de Francia retirarse: «Decid á vuestro aquellos elegidos de Dios, mientras el pue- amo que estamos aquí por la voluntad del blo se ahogaba en la miseria, hacían correr pueblo, y sólo saldremos por la fuerza de las la sangre á rios por poseer un palmo más de bayonetas.» Nuestro Dios es ese ante cuyo tierra y saciar su ambición, y escandalizaban solo nombre, en menos de un siglo, hemos las costumbres, haciendo sucederse las pros- visto huir á hundirse en la sombra y en el oltitutas en el lecho nvipcial del que estaba vido eterno, cien reyes, poblarse de hilos tadesterrada la esposa legitima. ¡Imagen de legráficos, de ferro-carriles, caminos, eanales Dios Luis XIV! Imagen de Él, Enrique VIII, y hermosas ciudades la tierra, y llenarse los que después de despreciar á sus mujeres las marea con grandiosos, voladores bajeles; el mandaba degollar; imagen do Él, Catalina, que ha centuplicado las fuerzas dé Inglaterque hace estrangular á su marido para rei- ra, ha hecho de Francia una República que nar con su querido; imagen; de Él, María nada en riqueza, ha constituido una nación Luisa, la concubina de Godoy, é imagen de poderosa, de lo que eran jirones de tierra, en Él su esposo, infamado por ella; imagen su la patria de la religión vieja, en Italia; ha elevado á Estado de primer orden i lo que era, hijo, que se subleva contra aus padres! ¿Qué Dios, qué Dios es ese vuestro que ha no haoía mucho tiempo, triste y miserablo mantenido la esclavitud durante diez y ocho, selva, en que moraban salvajes, que no á otra siglos, que donde queda de ella algún vesti- cosa que á la Filosofía que nos ha mostrado gio, como en Cuba, da dictamen, por su ór- el Dios nuevo, debe su grandeza Alemagano el obispo, para que se mantengan el dia. Nuestro Dios es éste, que antes de declicepo y el grillete, ya que no puede continuar nar el siglo parece que quiere ostentar las aquella vil especulación de carne humana maravillas que ha creado, de modo que pueque ha venido presenciando impasible mién dan percibirlas todos los ojos, aún los más tras recibía un salario de veinte mil duros del humildeis, y nos envía la luz eléctrica y el Estado, viviendo en un palacio como un prín- secreto de dispersarla, para que, las eluda-. des, y los faros, y los puertos se ostenten en cipe? medio de la noche de tal modo, que, vistos Ese es el Dios ante el cual quieren que te desde aquellas alturas donde ponían los dioses prosternes por eterno, deheredado hijo del los paganos, parezcan como luceros deslumpueblo; ese, en cuyo nombré se ha perseguibrantes. do á Galileo hasta verle caer ciego y sin aliento al borde de la tumba, se ha arrasSi el éxito es la prenda de la asistencia de trado á Servet á la hoguera, y se han levan- la Justicia á las obras del hombre, como sostado en el Norte de la Europa aterrada, los tenéis los doctrinarios, como lo proclama el cadalsos con que el nefasto Felipe II y su doctrinario Cánovas, que hoy nos desgobierverdugo el duque de Alba pretendieron bor- na, ¿podréis dudar un momento, en vista de rar do la tierra la divina libertad! las maravillas creadas por nuestro Dios desde Eso, ese es el Dios de que te hablan sus fines del siglo pasado, y de las miserias acarsacerdotes, en lengua que no entiendes, readas durante diez y ocho siglos por el vuescuando te acercas á pedirles, hambriento hijo tro, de que aquel es el único verdadero? «¡Por del pueblo, que te iluminen para encontrar sus frutos los conoceréis!» dijo una palabra algún medio de obtener el pan que te piden inspirada; y ello puede aplicarse más á los tus.desolados hijos; ese, al queso o&ecen dioses que á los hombres. templos soberbios, vestiduras riquísimas, joFíjate en ese aforismo que acabo de enunyas preciadas, mientras tú, pobre diablo, cor- ciar del Cristo, y no seas necio y preocupares aterido de frío por las calles, con el cal- do, hijo del pueblo. Cree siquiera en la palazado roto, la blusa destrozada y un mal pa- bra de Ese á quien adoras; y si crees en ella, ñuelo atado á la cabeza por sola defensa con- sosten la atención en lo que voy á decirte* tra los rayos del sol, que desciendeasobre ella Mira, ahí te presento dos hombres en medio como flechas de fuego. Acércate, acércate á de la negra noche: el de la izquierda tiene los sacerdotes de ese Dios, y pídeles amparo una tea encendida, como la que aún se usa en tus aflicciones, trabajo, pan, medios de en algunas cabanas; su cuerpo, mal cubierto allegarlo: «Oree en la Trinidad,» te contesta- por harapos, que acusa con su demacración y rán, quizás, por todo consuelo. palidez la miseria en que vive envuelto, Y bien, sí, lo declaramos con la frente alta: está sujeto á una cadena que le oprime; nosotros no creemos en ese Dios. Si adorarlo el de la derecha tiene en la mano una luz es la única religión, renegamos también de eléctrica, y aunque pobre, muéstrase aseala religión. Un Dios que después de diez y do y. se muevo con libertad por el espacio; ocho siglos presentaba á la cabeza de los pue- ¿hacia qué Dios te inclinas: hacia el que ha blos á dos docenas de monarcas impuros, ro- creado al hombre de la derecha, ó al que ha deados de cortesanos envilecidos, teniendo por creado el de la izquierda? ¿Cómo podrás dudar? lugartenientes á una nobleza degradada, que conservaba todavía el derecho de ?brir|el vienTe bastará pensar para estar con el OiO« tre al vasallo para recalentarse los pies al vol- nuestro. ver de la caza: y allá, en lo más bajo de la vida, una sociedad numerosa, el pueblo casi entero, la nación, retorciéndose entre MEMORIAS DE M CLÉRIGO POBRE la miseria y la ignorancia, puesta á dispoTKRCKtti. PAHTK sición de los mandarines, que la llevan á palos á la guerra, 6 á construir los palaExplotación del cura por el <;ura. cios de sus tiranos, que, si resiste, la arAhora que mis necesidades eran marastran á los calabozos y á los patíbulos, sin yores, traté de salir déla igl^iaenque más que una simple orden. Un Dios cuyos Nuestro deber de republicanos, el deber do todos los liberales, es salvarla. Y si muere no por culpa de los hombres ni de los partidos, sino por vicio ingénito del sistema, que de farsa en farsa ha. hecho una irrisión de la representación parlamentaria, lo que cumple para salvar la libertad, es cambiar radicalmente de sistema, estableciendo lealmente las sencillas é incorruptibles instituciones del sistema democrático-republicano. Nuestro Dios y el vuestro. había ejercido durante el mes que empleé