Alteraciones climáticas tendrán serias consecuencias en el Sector Agropecuario durante el 2015 y 2016. 1 Ing. Erick Quirós. MGA. 2 Ing. Karolina Martínez. MAP Antecedentes: La variación climática es una constante en el desarrollo del planeta, la misma es provocada por una multiplicidad de fenómenos climáticos que se relacionan entre sí y se manifiestan erráticamente en ciclos de tiempo diversos. De los distintos eventos climáticos, uno de los de mayor importancia por sus impactos sobre la economía, la producción agropecuaria, los daños a la infraestructura y vida de las personas y familias en regiones de alta vulnerabilidad, es el ENOS Oscilación del Sur (mejor conocido como el fenómeno de El Niño o La Niña). Se tienen evidencias científicas de que los eventos de “El Niño” existen desde hace por lo menos 40.000 años. Con las reservas del caso se puede clasificar por su nivel de impacto y periodicidad de la siguiente forma: Cada 500 ó 1.000 años se presenta una catástrofe mayor o mega Niño, capaz de remodelar paisajes y desorganizar o provocar la desaparición de sociedades. Aproximadamente cada 53 años los eventos pueden ser calificados de muy fuertes, (9 eventos muy fuertes en 475 años) Aproximadamente cada 12 años los eventos son calificados como fuertes y presentan daños apreciables (31 eventos fuertes en 475 años). Aproximadamente cada 3 o 4 años los eventos son calificados como normales o canónicos. En los últimos 115 años se tiene un registro de 54 eventos ENOS (uno cada dos años aproximadamente), de los cuales: Aproximadamente cada 38 años se representa un evento calificado como muy fuerte; durante este período solo se registran 3 eventos de El Niño. Aproximadamente cada 6 años se presenta un evento calificado como fuerte, los cuales registran importantes impactos en el sector agropecuario y daños en la infraestructura. Aproximadamente cada 4 años los eventos son calificados como medios o leves (normales o canónicos) Puede observarse como en el último siglo existe una tendencia a reducirse el tiempo de afectación de los fenómenos muy fuertes, cuyo ciclo bajo en aproximadamente 15 años, mientras que el caso de los fenómenos catalogados como fuertes, el ciclo se ha reducido en 6 años. En la siguiente tabla 1 Erick Quirós Quirós. Ingeniero Agrónomo con énfasis en Economía Agrícola. Máster en Gerencia Agroempresarial. Consultor internacional y profesor universitario (equirosq@gmail.com). 2 Karolina Martínez Umaña. Ingeniera Agrónoma con énfasis en Economía Agrícola. Máster en Administración de Proyectos (karolina.martinezu@gmail.com). se observa la incidencia del ENOS Oscilación del Sur en los últimos 115 años y su nivel de afectación. ENOS Oscilación del Sur: Nivel de afectación del fenómeno en el período 1902-2015 Período 1902-03 1903-04 1905-06 1906-08 1909-10 1911-12 1913-14 1016-18 1918-19 1923 1924-25 1925-26 1928-29 1932 1938-39 1939-41 1946-47 1949-51 1951 1953 1954-56 1957-59 1963 1964-65 1965-66 1968-70 1970-71 1972-73 1973-76 1976-77 1977-78 1979-80 1982-83 1983-84 1984-85 1986-88 1988-89 1990-93 1994-95 1995-96 1997-98 1998-99 1999-00 2000-01 2002-03 2004-05 2005-06 2006-07 2007-08 2008-09 2010-11 2011-12 2014 2015 Leve X El Niño Fuerte Muy Fuerte Leve La Niña Medio Fuerte X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X X 11 TOTAL Medio 7 X 9 30 3 8 5 24 11 54 Fuente: Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA) del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. Según el Instituto para la Tierra de la Universidad de Columbia, el fenómeno “El Niño” sería el causante de numerosos conflictos, ya que posterior a un evento fuerte o muy fuerte se han presentado el 30% de las guerras civiles en un centenar de países y el riesgo de un conflicto se duplica respecto a los periodos de La Niña. Globalmente la aparición de excesivas temperaturas y grandes sequías se relacionan con el 21% de los 234 conflictos que se ha analizado entre 1950 y el 2004. Alteraciones climáticas que afectan Costa Rica y Centroamérica: Las alteraciones climáticas que afectan la región son producto de la interrelación de diversos factores que modulan el clima, como la temperatura atmosférica y oceánica; la presión atmosférica a nivel del mar; la intensidad el viento, las corrientes marinas y fenómenos como el ENOS Oscilación Sur (El Niño – La Niña), la Zona de Convergencia Intertropical, el viento Alisio, el Monzón y la Oscilación Madden-Julian; los cuales son causantes de los frentes fríos, de las tormentas y huracanes; así como de las sequías y altas temperaturas. Es importante tomar en cuenta que los factores moduladores del clima tienen diversos grados de intensidad y pueden actuar de forma combinada, potenciando el impacto de las anomalías en una región; las cuales pueden tardar meses en formarse, en desarrollarse y en desaparecer. Los factores moduladores tienen diversos impactos sobre el clima regional; por ejemplo: Un incremento anómalo en la rapidez y dirección del viento Alisio en los niveles altos de la atmósfera sobre el Mar Caribe provoca una disminución en la humedad en la región y disminuye la actividad lluviosa por ausencia de nubes. Una disminución o aumento de la presión atmosférica cerca del istmo centroamericano cambia los patrones del viento, la nubosidad y por consecuencia la lluvia. Un aumento de la temperatura de las aguas marítimas superficiales por efecto de la radiación solar o como parte del fenómeno El Niño, provoca una mayor evaporación en los sectores marítimos cercanos al país y por lo tanto una elevación en las temperaturas. Principales moduladores de la estación lluviosa en Costa Rica: En Costa Rica el comportamiento de la precipitación se ve influenciada varios moduladores, pero principalmente por dos fenómenos que determinan el comportamiento anómalo de la lluvia en las diferentes regiones del país; estos fenómenos pueden actuar en forma individual o conjunta; estos son: el ENOS Oscilación Sur y la temperatura del océano Atlántico Tropical. 1. El ENOS Oscilación Sur (El Niño – La Niña): es un fenómeno oceánico - atmosférico provocado por la interacción de la temperatura de las aguas superficiales del océano Pacífico tropical con la atmósfera circundante, ésta interacción determina las características del clima a escala mundial. Las anomalías del ENOS pueden durar un año o más tiempo y sus consecuencias varían según la intensidad del episodio y sus efectos pueden tener repercusiones graves en determinadas actividades económicas y territorios. El ENOS puede presentar 3 fases, la fase seca (El Niño), la fase fría (La Niña) y la fase neutra. Con el fin de monitorear y pronosticar el ENOS, el océano Pacífico Ecuatorial se divide en regiones para efectos de analizar las variaciones de la temperatura (Ver figura 1). Para que internacionalmente se declare el ENOS el pronóstico se basa en la región Niño 3+4, lo cual explica que en algunos años no se tengan declaratorias oficiales del fenómeno, Sin embargo en la región centroamericana los efectos negativos si son percibidos, si las condiciones se presentan en la región del Niño 1+2. Figura 1: Regiones del océano Pacífico utilizadas para monitorear el ENOS. 2. La temperatura del océano Atlántico Tropical: La temperatura del océano Atlántico Tropical y del mar Caribe han mostrado una gran variabilidad interanual en los últimos años. El enfriamiento de las aguas en estas regiones provoca una disminución en la presión atmosférica, reduce la evaporación, modifica los patrones del viento y disminuye la cantidad de tormentas y huracanes en el Caribe, provocando en parte un retraso de la estación lluviosa en la Vertiente del Pacífico y bajos niveles de lluvia registrados hasta el momento en esta región. Situación climática nacional durante el período 2014 – 2015: El 2013 fue un año Neutral con respecto al fenómeno ENOS Oscilación del Sur, pero esa condición cambió a partir de marzo del 2014, cuando las anomalías de temperatura en la región oriental (región Niño 1+2) y central (región Niño 3.4) del Océano Pacífico Ecuatorial se incrementaron y permanecieron más cálidas de lo normal hasta febrero del 2015. Durante el 2014 el fenómeno de El Niño no fue declarado oficialmente por los organismos internacionales relacionados con el tema, porque las anomalías de temperatura de las aguas del Pacífico Ecuatorial en la región Niño 3.4 nunca superaron el umbral de +0.5°C, durante un período de 3 a 5 meses consecutivos, índice necesario para declarar El Niño. Si bien no se declaró internacionalmente el fenómeno de El Niño en el 2014, en mayo de ese año el Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica (IMN) emitió una alerta de que el país sería afectado por un evento de El Niño de escala regional (calentamiento en zona N1+2), en ese momento se registraron las temperaturas más altas desde El Niño 97-98 y se convirtió en una situación extrema provocando la peor sequía en la provincia de Guanacaste de los últimos 30 años. A este factor se unió el hecho de que casualmente las temperaturas del océano Atlántico tropical presentaba las condiciones más frías de los últimos 10 años. Motivo por el cual la región centroamericana enfrentó una importante sequía durante el segundo semestre del 2014, cuyas consecuencias se manifestaron en importantes pérdidas económicas y severos daños en el sector agropecuario. Entre febrero y mayo 2015 (temporada de verano) el ENOS Oscilación del Sur se mantuvo en la categoría de “Niño neutral”, pero en la región Niño 4 se registró un calentamiento gradual de las aguas superficiales, fenómeno conocido como “El Niño Modoki”, el cual es una condición particular del ENOS, donde las temperaturas más cálidas se presentaron en el Pacífico Tropical Central, rodeado por aguas más frías al este y al oeste. Las condiciones climáticas cambiaron desde mediados de mayo, por el efecto del calentamiento de las aguas al sur del país y el enfriamiento de las temperaturas del mar Caribe pero a niveles no tan bajos como los registrados en el 2014. La temperatura del Pacífico alcanzará niveles críticos entre julio y octubre del 2015; con un escenario de sequía en la costa del Pacífico y Valle Central y de fuertes precipitaciones en la costa Atlántica. El evento de El Niño 2015 se está desarrollando en condiciones regionales totalmente distintas a las del 2014, primero porque las temperaturas elevadas en el Pacífico se encuentran en la región N3+4 y segundo que las temperaturas del océano Atlántico tropical se encuentran en estos momentos más elevadas que las del 2014. El evento de El Niño 2015 se está desarrollando en condiciones regionales totalmente distintas a las del 2014, primero porque se tienen temperaturas elevadas en todo el Pacífico ecuatorial (N4 = +1.1°C; N3.4 = +1.4°C; N3 = +1.9°C; N1+2 = + 2.6°C) lo cual hace que tenga un mayor nivel de intensidad que el fenómeno del año anterior y segundo que las temperaturas del océano Atlántico tropical se encuentran en estos momentos son frías, pero más elevadas que las del 2014. El evento de “El Niño 2015” inició a finales mayo, la predicción consolidada del ENOS (índice N3.4) por 26 modelos dinámicos y estadísticos; estima que el evento será catalogado como “fuerte” para finales del 2015 (setiembre – diciembre) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés) anticipa impactos significativos. El pronóstico para el fenómeno del Niño 2015 es preocupante, presenta condiciones propicias para un rápido aumento en su intensidad a parir del segundo semestre del año y será el segundo evento más intenso en los últimos 30 años. Para junio las condiciones de El Niño 2015 en comparación con las de El Niño 1997, si bien son similares, aún no alcanza la intensidad de 1997 en las zonas N1+2 y Niño3; de igual forma en ambos años se presentó un enfriamiento en el mar Caribe. El impacto mutuo de “El Niño” y el enfriamiento en el mar Caribe, provocan condiciones propicias en el país y en la región Centroamericana para tener condiciones climáticas extremas. En Costa Rica persistirá y se intensificará la fuerte sequía meteorológica en toda la Vertiente del Pacífico y el Valle Central, pero con mayor impacto en el Pacífico Norte, que seguramente se convertirá en sequía agrícola e hidrológica debido al faltante acumulado de lluvia de los meses anteriores. En la Zona Norte (excepto los cantones de Upala, Los Chiles y Guatuso) y la Vertiente del Caribe el problema más bien será por la abundancia de lluvias, que ocasionalmente se podrían presentar como fuertes temporales o “llenas” capaces de producir inundaciones y deslizamientos, y por lo tanto daños a la infraestructura y la agricultura de la región. Como consecuencia de las condiciones pronosticadas del Niño y del fenómeno de enfriamiento del Atlántico, los tres periodos de veranillos que afectan a la Vertiente del Pacífico (veranillo de San Juan, primera canícula y segunda canícula) serán más intensos y prolongados que lo normal. De hecho, no se descarta la posibilidad de que los tres veranillos se unan en uno solo, abarcando desde finales de junio hasta mediados de agosto. Las regiones más propensas para el intenso veranillo serán las del Pacífico Norte y Valle Central, mientras que un veranillo más débil o moderado se registraría en los cantones de Upala, Los Chiles y Guatuso, el Pacífico Central y Sur. Las intensas lluvias que afectaron a la provincia de Limón en junio, es posible que se presenten durante julio y agosto, con una influencia sobre las ciudades de Cartago, San José y Heredia por medio de los pasos de la Palma y Reventazón. De modo que en estas ciudades el veranillo se suspendería ocasionalmente debido a las llenas del Caribe. La temporada de ciclones tropicales de la cuenca del Atlántico (comienza en junio y finaliza en noviembre) registra normalmente un promedio de 15 eventos (8 huracanes y 7 tormentas tropicales), de los cuales en el mar Caribe en promedio se forman 2 tormentas y 2 huracanes. Los pronósticos indican que el 2015 será por tercer año consecutivo, la temporada más baja en términos del número de eventos y podría convertirse en la primera o segunda de menor actividad de los últimos 20 años. No obstante, debido a que el pronóstico no cubre a las bajas presiones y depresiones tropicales, no se puede descartar en ningún momento la posibilidad de que uno de estos fenómenos afecte directa o indirectamente al país. El Niño en el primer semestre del 2015 se manifestó de forma débil, porque el calentamiento es más homogéneo en casi todo el Pacífico ecuatorial, por el enfriamiento relativo al sur del país (N1+2) y por el calentamiento en el Caribe. Para el segundo semestre del año las predicciones apuntan hacia un evento de El Niño mejor establecido y a un enfriamiento en el mar Caribe. Este patrón es más consistente con anomalías climáticas significativas, como por ejemplo sequías en Guanacaste y condiciones muy lluviosas en Limón. Comportamiento de la precipitación en Costa Rica Durante el 2010 el país registró un superávit de precipitación en casi todo el territorio nacional, en parte provocado por el efecto que ocasionó la tormenta tropical Nicole y el huracán Tomás, ya que prácticamente el 65% del territorio nacional se vio afectado por las condiciones lluviosas extremas provocadas por ambos fenómenos. El 2011 el país se vio impactado por del fenómeno de La Niña, catalogado de fuerte intensidad; el cual generó importantes precipitaciones en todo el Pacífico y valle Central; además el Atlántico Tropical se mantuvo más caliente que lo normal durante el 2011, sin embargo con una magnitud menor que la del 2010. El calentamiento de las aguas en el Atlántico Tropical, combinado con La Niña y los fenómenos climáticos del 2010, provocaron un impacto importante en el régimen anual de lluvia de ambos años, especialmente en la Vertiente del Pacífico y contribuyó significativamente para que las lluvias en la Vertiente del Caribe no hayan sido tan intensas como en los últimos años. Las condiciones climáticas de altas precipitaciones de ambos años provocaron importantes daños a la infraestructura del país y cuantiosas pérdidas al sector agropecuario. Atípicamente el 2012 fue un año bastante seco, con déficit en todas la regiones del país, este balance negativo fue consecuencia de la sequía asociada al fenómeno de El Niño (provocado en la región N1+2, sin alcanzar la declaratoria internacional); sin embargo lo más anómalo de este año no fue la sequía en el Pacífico Norte, sino que la misma se extendió a todo el país. Es importante señalar que se presenta una distribución anómala de la precipitación mensual, por ejemplo en agosto del 2012 en Guanacaste y el Pacífico Central la precipitación acumulada mensual fue normal, pero con una distribución muy irregular, el 80% se acumuló en 5 días, hubo más de 15 días secos y el 20% restante se acumuló en los últimos 5 días del mes. Tabla 2 Costa Rica: Variación de la precipitación anual con respecto al promedio anual por región para el período 2010 – 2015 Región 2010 2011 2012 2013 2014 Pacífico Norte +43% +35% -17% +19 -29% Pacífico Central +78% +30% -12% +23 -7% Pacífico Sur +35% +20% -13% -30 -16% Valle Central +32% +30% -16% -15 -17% Zona Norte +17% +15% -27% -20 +3% Caribe Norte +14% +10% -21% -30 +21% Caribe Sur +9% +5% -16% -20 -2% Fuente: Boletines meteorológicos del IMN. 2015 (Enero – junio) -65% -40% -30% -45% +40% +60% +65% Durante el 2014 las fuertes anomalías climáticas registradas, provocaron en Costa Rica una intensa sequía que afectó a las regiones del Pacífico y Valle Central, mientras que fue extremadamente lluvioso en el Caribe. Durante los meses de enero y febrero del 2015, la precipitación registró un comportamiento típico de la época seca en la vertiente del Pacífico, pero condiciones lluviosas en el Valle Central, las cuales no son propias de la estación seca. Las condiciones lluviosas del Valle Central, zona Norte y Vertiente del Caribe fueron provocadas en parte por los frentes de baja presión en diciembre y enero, pero su intensidad bajó a partir de febrero. Durante los meses de julio y agosto, se pronostica que la precipitación será atípica respecto a las condiciones normales de esos meses (época de invierno), presentándose en el Pacífico Norte y Valle Central un déficit de lluvias, condiciones normales de precipitación en el Pacífico Central y Sur; pero condiciones de alta precipitación en la Zona Norte y toda la vertiente del Caribe. De igual forma, las condiciones climáticas atípicas de éste período generan el efecto inverso en la costa Atlántica y una parte de la zona Norte y Sur; donde el régimen de lluvias se incrementa generando igualmente daños significativos en el sector agropecuario a nivel de producción, rendimientos, calidad, plagas y enfermedades, así como a la infraestructura (canales de drenaje, diques, puentes y carreteras). Esta situación se presentó a finales de junio y principios de julio del 2015 con la llena que afectó a miles de familias y centenares de hectáreas de cultivos, pastos, puentes, carreteras y así como pérdidas millonarias en exportaciones y producción para el mercado interno y cuyas repercusiones se extenderán por varias semanas; sin embargo es necesario estar atentos ya que en teoría éste fenómenos es el primero de 2 o 3 que se podrían enfrentar en la zona mientras estemos bajo los efectos combinados del fenómeno de El Niño y del enfriamiento de las aguas del mar Caribe. Escenario de precipitación para 2016: Es muy difícil estimar el comportamiento del clima para el próximo año, sin embargo hay que estar alerta de la información del IMN para monitorear al comportamiento de los principales moduladores climáticos y su efecto combinado sobre la precipitación y temperatura. El sector agropecuario debe revisar y ajustar los planes de intervención públicos y privados, con el fin de seleccionar un grupo reducido de acciones para reducir el impacto negativo que provocaran las emergencias relacionadas con la variabilidad climática, con el fin de reducir el riesgo de afectación o pérdida de los medios de vida de las familias durante el segundo semestre del 2015 y el primer semestre del 2016 (temporada seca), ya que algunas regiones del país estarían registrando déficit de lluvias por un período acumulado de casi 24 meses (junio 2014 – mayo 2016), condición que impacta la producción agro productiva y por consiguiente los medios de vida de las familias. El primer semestre del 2016 será sumamente complejo desde el punto de vista climático, ya que si las condiciones de precipitación son normales, la regularización de las lluvias se estaría dando a partir de mayo del 2016 para la vertiente del Pacífico y Valle Central; con el registro de grandes pérdidas en la agricultura, ganadería, pesca y la actividad forestal. Sin embargo es muy importante el monitoreo constante por parte del sector agropecuario de los pronósticos climáticos, ante la eventualidad de que en el 2016 pueda hacerse presente el Fenómeno de la Niña, como ha ocurrido en otras oportunidades. Por otra parte, la saturación de los suelos por las altas precipitaciones que se dan en la vertiente del Caribe, el desbordamiento de ríos y quebradas por efecto de las altas precipitaciones del 2015, posiblemente se mantendrán durante los primeros meses del 2016; por el efecto normal de la temporada de lluvia. Comportamiento de la temperatura durante el 2015: Normalmente la temperatura del aire aumenta durante la presencia del evento de El Niño, especialmente en las zonas más afectadas por el déficit hídrico (Pacífico Norte, Pacífico Central y Valle Central), mientras que en la Vertiente del Caribe, la Zona Norte y el Pacífico Sur el calentamiento suele ser atenuado por la mayor nubosidad y lluvias. Se espera que durante el 2015 El Niño traería un aumento de la temperatura en el Pacífico Norte, Pacífico Central y Valle Central, de 1 a 1.5 grados superior al promedio, afectando la recarga de mantos acuíferos, la producción agropecuaria, la evaporación del agua, los riesgos por incendios forestales, entre otros. El aumento de la temperatura será más evidente a partir del segundo semestre, donde se estima preliminarmente que tendrá una mayor incidencia en zonas como el Pacífico Norte, el Pacífico Central y el Valle Central. Planes de atención y manejo de emergencias climáticas El sector agropecuario tanto público como privado, requiere preparar planes de contingencia ante fenómenos hidrometeorológicos de forma participativa y por región; sobre una base de los recursos locales disponibles, que permita orientar las inversiones estratégicas en bienes públicos duraderos (equipo, maquinaria, infraestructura) con el fin de minimizar los efectos negativos en las actividades productivas. Son estratégicas las inversiones en el recurso hídrico en regiones afectadas por la sequía, con el propósito de garantizar la disponibilidad de agua para uso agropecuario, identificar las fuentes (cantidad y calidad del recurso), y priorizar el uso; en caso de zonas propensas a inundaciones por el exceso de lluvia, los planes deben identificar las áreas agrícolas y actividades más vulnerables, así como la infraestructura local que podría verse afectada (puentes, caminos, acueductos, redes eléctricas, casas, bodegas, empacadoras, entre otras) y las zonas propensas a deslizamientos; es importante disponer de un plan de alerta local por amenaza de desbordamiento de ríos o quebradas. Es aconsejable estudiar los planes de intervención utilizados en el pasado para atender emergencias similares y revisar las lecciones aprendidas, para evitar cometer los errores recurrentes de utilizar intervenciones de asistencia de bajo impacto y alto costo. Es importante tomar en consideración que todo el sector agropecuario (productores, las organizaciones y las instituciones) deben desarrollar planes de contingencia que se complementen con la estrategia y los recursos económicos que disponga el Ministerio de Agricultura y Ganadería y las instituciones del Sector Agropecuario, a través del presupuesto que la Comisión Nacional de Emergencias ha dispuesto para atender la sequía durante el 2015. Las inversiones en proyectos que permitan el uso y adopción de opciones tecnológicas que reduzcan la vulnerabilidad en el sector agropecuario y el uso estratégico del recurso hídrico, permitirán minimizar los efectos negativos sobre la seguridad alimentaria y la producción agrícola, ganadera, acuícola y pesquera. Recomendaciones técnicas para atención de emergencias climáticas en el sector agropecuario: Cada región, territorio y finca son distintas, poseen recursos y condiciones particulares que deben ser analizadas para diseñar los planes de atención de la emergencia en función a las actividades productivas que se tengan y a los recursos disponibles (mano de obra, capacidad financiera, infraestructura, topografía, fuentes de agua, equipo y maquinaria). A continuación se presenta una lista de recomendaciones técnicas generales que podrían ser utilizadas como la base para la preparación de planes individuales, locales y regionales. Sector Regiones afectadas por sequía Ganadería Hacer un plan de emergencia por finca, el factor más limitante es el acceso al agua (cantidad, distancia, costo, fuentes, inversiones en equipo e infraestructura); además por la escasez de pasto debe considerar aspectos de alimentación suplementaria (heno, silopacas, etc). Valorar la disminución de la carga animal si dispone de fuentes de agua permanente, en caso contrario valorar el retiro total del hato. Fertilizar bancos forrajeros (energéticos y proteicos), si cuenta con riego. Identificar fuentes a suplementos alimenticios de bajo costo cercanos a la finca (pulpa de cítricos, rastrojos de piña, cogollos de caña, rastrojos de paja de arroz), analizar Regiones afectadas por inundaciones o altas precipitaciones Hacer un plan de emergencia por finca que considere aspectos de alimentación suplementaria ante escasez de pasto y el suministro de agua limpia. Valorar si las zonas propensas a inundaciones de la finca y la condición de los potreros son un factor para disminuir carga animal. Evitar el pastoreo en potreros inundados o con suelos saturados para minimizar el daño a los pastos y facilitar su recuperación; así como evitar el consumo de agua estancada. Construir o limpiar drenajes en las áreas con forrajes de corta. Identificar fuentes a suplementos de bajo costo cercanos a la finca (rastrojos de piña, banano y disponibilidad, costo, infraestructura y equipo disponible para su manejo. Construir infraestructura básica para un adecuado manejo de rastrojos o suplementos de bajo costo (comederos, zonas de recibo y carga; control de plagas como moscas) y adaptar los animales para su consumo. Brindar suplementación mineral y bloques nutricionales (proteger los saladeros del agua). Brindar suplementación mineral y bloques nutricionales. Evitar el consumo de estancada por los animales. Elaborar o suministrar pacas de heno. Elaborar silos de bajo costo. Mantener los animales cerca a las fuentes de agua (semiestabulados). Utilizar racionalmente los potreros disponibles y realizar rotación de los apartos si las condiciones lo permiten. Utilizar todo material vegetal disponible no tóxico como alimento. Evitar las quemas, estar atentos al control de incendios forestales (capacitarse e informarse) y hacer las barreras corta fuego en linderos y entre potreros. Monitoreo y reporte de enfermedades y plagas que puedan afectar el hato. Agricultura tubérculos), construir infraestructura básica para su adecuado manejo (comederos, zonas de recibo y carga; control de plagas como moscas) y adaptar los animales para su consumo. agua Mantener los animales en zonas seguras sin peligro de inundación (semiestabulados). Dividir potreros que no se inundan en apartos más pequeños y realizar rotación de los apartos. Establecer cercas vivas que puedan ser utilizadas como alimento. Identificar rutas y zonas seguras en caso de inundación o evacuación de animales. Identificar adecuadamente sus animales (marcas a fuego, aretes, etc) Monitoreo y reporte de enfermedades que puedan afectar el hato. Hacer una evaluación permanente del plan de atención de la emergencia por sequía, para valorar su impacto y hacer los ajustes en el momento oportuno. Posponer cualquier siembra si no Verificar si el terreno es propenso a dispone de riego. inundación, de ser necesario hacer o limpiar los canales de drenaje. Realizar un manejo adecuado del riego, fertilización, control de Evitar establecer cultivos en áreas malezas, plagas y enfermedades de propensas a inundación. cultivos permanentes. Elevar la altura de los lomillos o Emplear barreras vivas para evitar surcos de siembra. que el viento afecte los cultivos. Hacer un uso eficiente del agua de riego (utilizar riego por goteo). Realizar un manejo del suelo, fertilización, control de malezas, plagas y enfermedades de cultivos permanentes. No dejar el suelo descubierto. Emplear barreras vivas para evitar Monitoreo y reporte sanitario de inundaciones o reducir la velocidad plagas y enfermedades. del agua. Territorios vulnerables Monitoreo y reporte sanitario de plagas y enfermedades. Trabajar con INDER e IMAS en un Trabajar con INDER e IMAS en un plan de asistencialismo social a plan de asistencialismo social a familias con mayor riesgo familias con mayor riesgo alimentario. alimentario. Identificar vulnerable la población más Capacitar e informar a la población sobre medidas de prevención y manejo de incendios forestales y uso racional del agua. Desarrollar compañas prevención de enfermedades. de Geo referencia de unidades productivas afectadas y construir bases de datos actualizadas de productores, cultivos, hatos y ayudas recibidas. Ejecutar una asistencia oportuna para minimizar los daños de la sequía a los medios de vida de las familias. Identificar la vulnerable. población más Capacitar e informar sobre medidas de prevención y evacuación en caso de inundación. Desarrollar campañas prevención de enfermedades. de Geo referencia de unidades productivas afectadas y construir bases de datos actualizadas de productores, cultivos, hatos y ayudas recibidas. Ejecutar una asistencia oportuna para minimizar los daños por altas precipitaciones a los medios de vida de las familias. Fuentes consultadas: Centro de Predicción Climática de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (National Oceanic and Atmospheric Administration, NOAA) del Departamento de Comercio de los Estados Unidos. 46° Foro del clima de América Central. Comité Regional de Recursos Hidráulicos del SICA. Nicaragua, 15-16 de abril de 2015. Informe climático 2015. Instituto Meteorológico Nacional. Marzo 2015. Boletín del ENOS #79, Departamento de Climatología e Investigaciones Aplicadas, Instituto Meteorológico Nacional (IMN). Informe COENOS mayo 2015. Instituto Meteorológico Nacional Organización Meteorológica Mundial. Boletín El Niño / La Niña Hoy, marzo 2015. Pronóstico climático estacional. Instituto Meteorológico Nacional. Mayo 2015. Consejo Agropecuario Centroamericano. Grupo Técnico de Cambio Climático y Gestión Integral del Riesgo. Comunicado N°16 El Niño, marzo 2015. CLIMAPESCA, nota informativa año 2, N° 3, enero 2015.