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Sabina Spielrein, una pionera del
psicoanálisis y del análisis de niños1
* Sabine Richebächer
Sabine Spielrein fue olvidada durante varias décadas; más de 30 publicaciones de su autoría dormían en viejas ediciones de revistas psicoanalíticas. Este
hecho se modificó rotundamente cuando a fines de los años 70, al efectuarse
renovaciones en el Palacio Wilson, el antiguo Instituto Psicológico de Ginebra, se encontró una valija llena de escritos personales. Entre ellos había
nutrida correspondencia con Jung y con Freud. Gracias a estos escritos se
descubrió que Jung había tenido una relación amorosa con su entonces paciente; este hecho preocupó más por el lado del escándalo que por el aspecto
profesional. La historia triangular Spielrein- Jung- Freud entró en la literatura como chronique scandaleuse, se filmaron películas y se escribieron obras
teatrales sobre la misma.
Últimamente se produjo un interés cada vez mayor en la vida posterior de
Spielrein y en su trabajo científico. Yo misma investigué durante seis años y en
el título de mi biografía, Sabina Spielrein, Un casi enfermizo amor por la ciencia,
utilizo una cita extraída de una carta de Pawel Scheftel a su esposa Sabina. Scheftel le reprochaba haber enviado a la hija de ambos a un internado. Le reprochaba
que su actividad científica significara para ella más que nada en el mundo. Ciertamente Sabine Spielrein realizó algo que para la época era inusual.
¿QUIÉN ERA SABINE SPIELREIN?
Para comprender la vida y la obra de Sabine Spielrein es importante un poco
de información básica previa. Nació el 25 de octubre de 1885 en la ciudad
de Rostow, a orillas del Don, en el sur de Rusia. Era la primogénita del acaudalado comerciante judío Nikolai Spielrein y su esposa Eva Lublinskaja, una
dentista y pionera del estudio femenino. Sabina tenía tres hermanos, Jascha,
1 Publicada en la Revista Psyche junio 2009, pg. 589/ 610.
* E-mail: richebaecher@gmx.ch / Alemania
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Isaak y Emil, además de una hermana pequeña, Milotschka, que murió de
tifus a los seis años.
Nikolai Spielrein se construyó un emporio a partir de modestas relaciones. Se interesaba por el multilingüismo y las ciencias, a ello se unía una personalidad proclive a la esgrima verbal, de gran curiosidad, y el hecho que
fuera un pensador reformista occidental. Los padres no enviaron a los hijos
al jardín de infantes francés, como era costumbre entre los ricos de Rostow,
sino a una maestra de Fröbel. El comerciante Nikolai amaba a sus hijos por
sobre todas las cosas. Quería brindarles la mejor formación y la mejor vida:
una vida para la ciencia, no condicionada por vaivenes económicos. ‘Mi
sueño era ser valiente de manera que los cuatro pudiesen volar hacia el cielo’,
de esa manera describe los deseos para el futuro de sus hijos (Nikolai Spielrein a Sabine Spielrein, 20-4-1910, Ginebra). Todos – incluida su hija – irían
a estudiar a las mejores universidades y con los mejores profesores. Para realizar este proyecto desarrolló un rígido programa de entrenamiento y trataba duramente a los chicos. Por recomendación del padre, en determinado
día de la semana sólo se hablaba alemán o francés o algún otro idioma extranjero. El que transgredía la regla era severamente castigado.
Sabina era una niña talentosa, sensible, que se enfermaba a menudo. Le
afligía la masiva presión de éxito, la atmósfera excitante debida a la sobreexigencia, la nerviosa madre y los conflictos con el vivaz y travieso hermano.
Cuando tenía seis años murió la pequeña Milotschka y poco después su querida abuela, la única persona por la cual Sabina se sentía comprendida, ante
quien no tenía miedo. La muchacha cayó en un estado anímico terrible, que
desde el conocimiento del desarrollo psicológico actual denominaríamos
crisis adolescente. En ese entonces aún no se tomaba en cuenta el punto de
vista psicológico ni psicoanalítico. A pesar del desánimo depresivo y de su
florida sintomatología histérica, Sabina Spielrein terminó a comienzos de
1904 el Gymnasium ruso con medalla de oro, la mayor distinción. Luego
de ello quedó sin perspectivas: como mujer, y por añadidura judía, no podía
estudiar en el imperio zarista; la idea de casarse le daba miedo. La situación
en la casa se hizo intolerable y los padres decidieron mandar a su hija a Suiza
para hacer un tratamiento por su trastorno nervioso.
Luego de todo tipo de desvíos y desilusiones, finalmente internaron a
Sabina en el manicomio cantonal de Zürich, el Burghölzli, donde, a cargo
del director Eugen Bleuler, experimentó con la nueva ciencia psicoanalítica.
El tratamiento de la formada, talentosa, rica y bella rusa, que hablaba bien
alemán, quedó a cargo del médico secundario C. G. Jung. Sabina Spielrein
se volvió un caso de enseñanza psicoanalítica, como luego alguna vez se le
hizo saber a Freud (4-6-1909, FJB 252). Para Sabina, los nueve meses que
pasó en Burghölzli constituyeron un giro determinante para el resto de su
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vida. Bajo la protección de los médicos se pudo liberar de los requerimientos
del clan familiar y superar algunos de sus profundos miedos de modo que
pudo cumplir su sueño infantil y hacerse médica. Por otra parte, la relación
con C. G. Jung también fue una desgracia porque paciente y terapeuta se
enamoraron. El caso de enseñanza psicoanalítica no fue un caso maestro:
la relación terapéutica nunca se resolvió correctamente. Con respecto a la
‘cuestión Spielrein’, Freud utilizó allí por primera vez el término contratransferencia (7-6-1909, FJB 254f). La prescripción del análisis personal
para psicoanalistas iniciales se retrotrae a C.G. Jung; el caso Spielrein constituye para el psicoanálisis un hecho doloroso al par que fructífero.
En las líneas que siguen quisiera esbozar el desarrollo personal de Sabina
Spielrein desde la estudiante de Rostow hasta la médica y científica, pasando
por la paciente. En un segundo paso profundizo sobre la pregunta: ¿Cuál
fue su colaboración para el desarrollo del psicoanálisis? Mis reflexiones se
basan sobre más de treinta publicaciones de Spielrein, su intercambio epistolar con Freud, Otto Rank, Wilhelm Stekel, Emil Oberholzer, Pierre Bovet
y otros científicos; también en el rico intercambio postal familiar de 1906
a 1923 (con el padre, la madre y los hermanos), en la correspondencia con
amigas de estudio como Rebekka Ter-Ogannesian- Babizkaja, Scheina Grebelsjaka y Esther Aptekmann, así como en los diarios publicados y no publicados de los años 1896 a 1918.
ACERCA DE CÓMO DE NIÑA ESTUDIANTE DE ROSTOW SE CONVIRTIÓ EN CIENTÍFICA
Y PIONERA DEL PSICOANÁLISIS
Comienzo con el sueño que la niña Sabina escribió a los once años en su diario:
“Mi sueño: Mami se sentó en una Droschke y nos tiene con ella a Jascha,
Sanja y a mí. Viajamos a Moscú. Jascha estaba muy inquieto en la Droschke y mami mandó a Jascha y Sanja a casa a buscar algo. Mami viajaba
conmigo por la calle que lleva a la estepa. Yo pensé que Jascha y Sanja estarían muy tristes. De repente vino papi y dijo que Jascha no quería viajar.
Íbamos a salir justo cuando me di cuenta de que me había olvidado mis libros. Mami pregunta por qué recién ahora me acordé […] y dijo que los
buscara rápido. Fui, aun cuando tenía mucho miedo de hacerlo sola. Fui
muy rápido y antes de la esquina de la calle Skobelewskaja vi que vuela
un perro y gira en el aire – aparte de mí, no parece haber nadie más en
la calle – supuse que todo estaba bien y luego supe que me atacaría, lo tomé
por el hocico, pero él logró morderme ligeramente en la mano. Comencé a
pelearme con él y me desperté” (11-8-1897, W.W, S. 140).
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La primera parte del sueño se trata de una realización de deseo. La madre
manda a los traviesos hermanos a la casa, a los molestos se los deja de lado
y el viaje puede empezar. Pero después aparece el padre y evita de ese modo
el no ser molestadas, el placentero estar juntas madre e hija. La aparición
del padre recuerda a la soñante que olvidó sus libros en la casa. Va sola aún
cuando tiene mucho miedo. Es posible que el perro con el que Sabina lucha
represente al padre: Él es el agresor que se interpone entre ella y la madre.
El padre-perro está enojado y quiere morder a la soñante, pero Sabina en
el sueño cree que él también está poseído.
Conocemos pocos diarios de psicoanalistas, según mi conocimiento únicamente el de Hermine Hug-Hellmuth ‘Diario de una muchacha adolescente’,
de una fase muy temprana. Es un gran regalo que Sabina Spielrein nos dejara
sus diarios. Los leí y me figuré su proceso de maduración emocional, lo que
quizás sea típico o característico en ella para la descripción de jóvenes, probablemente para reconocer la preparación de su futuro científico.
La niña Sabina se interesaba por los sueños, lo que no es extraño siendo
su madre hija de familia de rabinos. Sabina desarrolló tempranamente el don
de la observación y la capacidad de expresión y juego verbal. Claramente le
divertía establecer relaciones inesperadas, por ejemplo cuando hacía observaciones de su viaje por occidente para curarse, señaló “que los choferes [en
Berlín] llevan sombrero de copa y guantes lo que les da una auténtica apariencia de monos educados” (2-7-1901, WW, S. 165). Sorprendente es el descubrimiento de las sucesivas comparaciones que la quinceañera Sabina establece entre rusos, franceses, ingleses y alemanes, con el agregado de reflexiones
lingüísticas: “no puedo contar todo”- dice - “ésta es una cuestión demasiado
grande, que no corresponde al diario” (15/ 16-7-1901, WW, S. 168).
Los diarios de Rostow terminan a fines de 1902 con un breve relato del
viaje en tren de una joven mujer que sola y por su cuenta va hacia lo desconocido para estudiar. Mientras el tren se movía bajo el calor del mediodía,
llegó Rebekka Samuilowna – tal el nombre de la joven – a conversar con sus
compañeros de viaje. La otra dama del compartimento era una rusa gorda,
castaña, de aproximadamente 45 años. Encontraba a la más joven encantadora y vivaz, hasta que se enteró de que era judía (Frase de “Figuras de la
naturaleza” 9-8-1902, WW, S. 175 ff).
Las futuras creaciones de Sabina se orientaban sobre la base de la tradición de la época: matrimonio y familia, en cuya ocasión los padres estaban
incluidos. El deseo de ser médica, la alegría de Sabina a sus once años cuando
el abuelo rabino Lublinski la bendijo por la elección de la profesión médica,
poseía más el carácter de fantasía placentera que de perspectiva real. En el
ínterin afloraron pensamientos y sensaciones y su representación del futuro
se volvió más realista y personal. La figura de Rebekka Samuilowna expreREVISTA DE PSICOANÁLISIS | LXVII | N° 4 | 2010
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saba cuanto menos la figuración de la separación de la familia. También el
deseo de ser médica estaba más cerca de lo real: quien quiere cumplir un
plan de esa magnitud, debe dejar su hogar y estar en condiciones de soportar
todo tipo de sentimientos y soledad. Con su última crónica del diario de
Rostow, Sabina expresaba también una nueva conciencia del ser judía.
El distanciamiento de su origen judío, la pregunta si debía decidirse entre
el “preclaro” mundo occidental del padre o el mundo religioso, judío-ruso
oriental de la madre, configuró un importante leitmotiv en la vida de Sabina,
y proyectó cierta sombra anticipada sobre su terrible muerte a manos de los
comandos asesinos de Hitler.
LOS PRIMEROS TRABAJOS CIENTÍFICOS
Durante muchos años Sabina escribió sus trabajos científicos en idiomas
extranjeros, alemán y francés; sólo más tarde emplearía el ruso, su lengua
materna.
En el semestre del invierno de 1910/11, Sabina terminó sus estudios de
medicina en la Universidad de Zürich. Para su disertación eligió un tema
clínico. Procedió de este modo: llevó conversaciones con una paciente esquizofrénica de Burghölzi, a la que protocolizó palabra por palabra. En una
primera mirada las expresiones de la paciente parecían confusas e incomprensibles. Cuidadosas preguntas de la terapeuta ayudaron a la paciente a
entrar en contacto con sus complejos y sentimientos. La forma y el modo
según los cuales Sabina agrupó sus descubrimientos permiten al lector ser
testigos de la gran sensibilidad verbal e intuitiva comprensión para con los
procesos psíquicos. Con respecto a las publicaciones de Freud, Jung, Riklin,
Otto Rank y Karl Abraham, procedió a un desciframiento e interpretación
del material y en ello encontró numerosas apoyaturas para vincular mecanismos anímicos en trauma, psicosis y mitos. La disertación de Sabina Spielrein
“Sobre los contenidos psicológicos de un caso de esquizofrenia” (Dementia
praecox) (1911) se convierte en un convincente caso único de investigación de
las psicosis y es la primera disertación de orientación psicoanalítica llevada a
cabo por una mujer. Los profesores Bleuler, Jung y Freud, estaban igualmente
fascinados y el trabajo se publicó inmediatamente en el renombrado ‘Jahrbuch
für psychoanalytische und psychopatologische Forschungen.’
El trabajo doctoral de Spielrein y otros rusos y rusas que a comienzos del
siglo XX estudiaron con Bleuler y Jung en Zürich, fueron tan significativos
para el psicoanálisis porque esos trabajos –se trataba de experimentos con
los tests de asociaciones respecto de casos únicos de estudio – representaban
para Freud y para el joven movimiento psicoanalítico la urgente compro-
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bación científica de la corrección de las presunciones psicoanalíticas. Si se
comparan las disertaciones de Sabina Spielrein, con las de Esther Aptekmann, Max Eitington, Scheina Grebelskaja y otros, entonces se destaca claramente el trabajo de Sabina, no sólo en su extensión, sino también a nivel
teórico así como en su originalidad.
Luego de la exitosa conclusión de su examen de doctorado Sabina se fue
de Zürich, se fue de Jung. Se fue a Munich para escribir su nuevo trabajo
científico. Al igual que muchos de los primeros psicoanalistas, Sabina se
ocupó de un tema a partir de la autoobservación: El material, que debe ser
examinado psicoanalíticamente, lo sacó de su propia experiencia, era su propia práctica. Uno tiene la impresión de que Spielrein utilizaba este método
en forma totalmente consciente y también como medio de elaboración de
algunas experiencias personales.
Esta estructura de escritura se muestra con particular claridad en su nuevo
– hoy conocido – trabajo “La destrucción como origen del ser” (1912ª): refleja experiencias vitales y frustraciones personales y en el transcurso de este
proceso la autora llegó a una paradójica teoría de la (femenina) entrega e
introdujo primariamente la representación de una pulsión destructiva en el
pensamiento psicoanalítico: en aquel entonces un pensamiento inimaginable
para los demás.
“La destrucción como origen del ser” (1912ª) es una carta de amor al final
del amor. El texto es el hijo simbólico, sublimado, que Sabina Spielrein regala a Jung en lugar del verdadero hijo, el anhelado Siegfried, sobre el que
tan a menudo había hablado con él. En ninguna de sus publicaciones Spielrein se muestra argumentativa y en formulación ‘Jungiana’ como en esta
presentación, que se iguala a un fragmento de autoanálisis. El proceso de
escritura se acompaña de sensaciones perturbadoras con momentos de misticismo cambiante entre depresión y deseo suicida.
Spielrein dice: “La libido tiene dos partes, es decir el sentimiento sufriente
y el de añoranza, es la fuerza que todo lo embellece y que bajo ciertas circunstancias todo lo destruye”. Spielrein dice que al ser le corresponde el llamado ‘sentimiento de ganancia de la pulsión de reproducción’ y que la angustia y asco son las correspondientes sensaciones ‘del componente
destructivo del instinto sexual’ (1912ª, S. 465ff). Spielrein sigue esta hipótesis
de una pulsión paradójica de destrucción en un tour de force a través de diferentes campos como la biología, la teoría celular, la filosofía, la mitología
europea y el misticismo judío. Trae sueños de pacientes y observaciones de
análisis de niños. Cita obras literarias y rabínicas, así como escritos psicoanalíticos de Freud, Jung, Gross, Bleuler, Herbert Silberer, Riklin, Rank,
Binswanger y Otto Pfister.
En el otoño de 1911 la Sra. Dr. Spielrein se trasladó a Viena donde, como
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resultado de su disertación, fue elegida miembro de la Asociación Psicoanalítica de Viena (WPV). En este punto la amistad entre Freud y Jung tuvo
fuertes roces. En el movimiento psicoanalítico se discutía duramente acerca
del valor de la sexualidad infantil y cómo se comprendía en conceptos metapsicológicos como pulsión y libido. Spielrein se introdujo con el nuevo trabajo en el Shibboleth del psicoanálisis: concepto de libido y teoría pulsional,
y maniobró en el cruce de críticas. Le hicieron notar esto la noche del 29
de noviembre cuando presentó a Freud y a la WPV algunos fragmentos de
su nuevo ‘trabajo de destrucción’.
Spielrein señaló que hay fuerzas pulsionales que ponen en movimiento
nuestros contenidos psíquicos ‘despreocupados por el bienestar y el dolor
del yo’. Decía que tenemos ‘placer directo en el displacer y placer en el dolor’
(S.471). Dentro de la sociedad psicoanalítica de entonces eran pensamientos
totalmente nuevos. La investigación del yo y del superyó estaba en sus comienzos y el masoquismo era aún una perversión puramente sexual. Spielrein trató de acercarse al problema del masoquismo de una forma novedosa,
es decir, desde el punto de vista de la psicología del yo. Pero no pudo avanzar,
pues forzadamente trataba al masoquismo dentro de la teoría pulsional freudiana mediante la construcción de nuevos constructos como pulsión destructiva y transformación pulsional. Pero en el terreno de la teoría pulsional no
se podía solucionar el problema del masoquismo.
Las ideas de Spielrein chocaron con resistencias masivas por parte de sus
colegas de Viena. Únicamente Otto Gross se dejó estimular por un trabajo
psicosocial- filosófico “Sobre simbolismo destructivo” (1914). Sandor Ferenczi mencionó a Spielrein en un trabajo “El problema de la afirmación
del displacer” (1982). Ni siquiera Freud en 1911 estaba aún preparado para
dedicarse a tales reflexiones. Encontraba la pulsión destructiva de Spielrein
‘poco simpática’ y la consideraba para ‘condiciones personales’ (21-3-1912,
FJB, S. 548). Sólo después de la experiencia de la primera guerra mundial,
en su trabajo “Más allá del principio del placer” (1920g) Freud formulará
una tercera y última teoría pulsional con Eros y Thanatos como opuestos.
Por último es aquí donde reconocerá el rol pionero de Spielrein en la tematización de los componentes destructivos anímicos mediante una nota al
pie del mencionado trabajo.
Entre la pulsión destructiva de Spielrein y la pulsión de muerte de Freud
existen profundas diferencias. El modelo pulsional de Freud – después de
haber sufrido numerosas reformulaciones – es un modelo de conflicto que
opera con dos pulsiones básicas antagónicas. Por su parte, Spielrein habla de
una unidad compuesta por dos componentes. Con su figuración de una pulsión
destructiva paradójica, Spielrein se mueve en la tradición de filósofos rusos,
tales como Wladimir Solowjew (1853-1900), Wjatscheslow Iwanow (1866-
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1949) y del investigador de la naturaleza y premio Nobel Ilja Metschnikoff
(1845-1916). El padre de Sabina, Nikolai Spielrein se ocupó de este tema en
numerosas cartas a la hija. Puede decirse que la idea de una pulsión destructiva
introducida por Spielrein es un aporte ruso al psicoanálisis.
“La destrucción como origen del ser” se publicó nuevamente en 1912 en
el Jahrbuch für psychopatologische Forschungen.
En las vacaciones navideñas de 1911/12, Spieklrein viajó de Viena a su
Rostow natal para visitar a su familia. Además ofreció allí una conferencia
sobre psicoanálisis: entre los numerosos oyentes se encontraba también
Pawel Scheftel, médico de Rostow. En abril 1912 Spielrein dejó Viena y fue
casada por el rabino con Pawel Schftel. En otoño la pareja migró a Berlín
para que Spielrein pudiese continuar su investigación psicoanalítica.
PRIMEROS TRABAJOS SOBRE ANÁLISIS INFANTIL
“Contribuciones al conocimiento del alma infantil” (1912b) fue el primer
trabajo de Spielrein sobre análisis infantil; se trató de uno de los primeros
textos sobre este tema. La autora recibió el estímulo de la historia freudiana
del pequeño Hans (1909b) y examinó la pregunta ‘¿Cómo surgen las angustias
infantiles? de la mano de tres ‘ejemplos clínicos’. En el material de la infancia
de una muchacha, se trataba de los propios recuerdos infantiles a partir del
tercero, cuarto año de vida. Además utilizó los sueños y protocolos verbales
de orientación analítica de conversaciones con Otto (13 años) y Valli (4 años
y medio). Spielrein mostró que los tres niños se ocupaban vívidamente con
fantasías de nacimiento y sexuales. En sus conclusiones destacaba con énfasis
y no sin humor que el origen de las angustias infantiles y las fobias siempre
podía encontrarse en fantasías sexuales inconscientes. A partir de esta premisa
desarrolló una elegante aclaración del interés por el trabajo científico e intelectual en los adultos desde la curiosidad sexual infantil.
Con “Aportaciones al conocimiento del alma infantil” (1912b) Sabina
Spielrein abordó el campo al que se dedicaría en gran medida el resto de
sus días, esto es la investigación sobre el desarrollo infantil, en especial el
surgimiento y desarrollo del pensamiento infantil y del habla; el desarrollo
práctico y la reflexión teórica para el método de tratamiento de niños, la
aplicación del psicoanálisis en la educación ya sea en el jardín de infantes,
ya en la escuela.
Junto al gran tema “Desarrollo infantil/ análisis infantil” Spielrein se
ocupó de la posición de la madre, la angustia de la mujer embarazada de ser
destruida por el ser a venir; reflexionó sobre el desarrollo femenino, la identidad femenina y el rol de la empatía. Sólo cuando surgieron dificultades
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con Pawel y su madre, Spielrein tomó también la cuestión teóricamente.
En el trabajo “La suegra” (1913) describe las rivalidades entre mujeres jóvenes y sus suegras, así como los conflictos que surgen de la fijación del marido/ hijo a su familia de origen. Tematiza sobre el conflicto de los sexos y
sus diferencias psicológicas, sobre las diferencias en la forma de creatividad
en hombres y mujeres. Por último, resalta que su postura no es psicológica
ni biológica sino proveniente del orden social.
Sabina Spielrein decía que de acuerdo a su propia experiencia, la mujer
tiene muchas menos posibilidades que los hombres de transformar sus deseos personales y de realizarlos: en compensación, posee un potencial mucho
mayor para empatizar con otras personalidades y de esa forma co-experimentar con otros.
En su trabajo científico Spielrein abordó los temas femeninos tradicionales: dentro del psicoanálisis de mujeres tanto como de hombres, fundamentalmente el desarrollo infantil, la relación madre/ hijo, la sexualidad y
el género. Estos temas son centrales en el psicoanálisis. Dado que a la mujer
se le reconocía una especial capacidad para la comprensión de estos aspectos,
aquí tenían la posibilidad de proliferar. Spielrein siguió este ejemplo de carrera al establecer como su punto nodal de investigación el desarrollo psicológico infantil y el análisis infantil. Representó la opinión que postulaba
que la investigación infantil contribuía fundamentalmente al desarrollo del
psicoanálisis. Era preciso comprender mejor el desarrollo emocional del
niño. Típicamente procedía de la siguiente manera: se imaginaba observaciones personales y protocolos de charlas con niños, así como de sus sueños.
En un segundo paso brindaba para ese material explicaciones propias de la
psicología profunda.
Pero en la actualidad, el trabajo pionero de Spielrein en el campo del
análisis infantil no se tiene en cuenta. En la recepción psicoanalítica funciona
ahora como entonces lo hacía la hija de Freud, Anna, como fundadora del
análisis infantil, aunque también se menciona a Melanie Klein. En realidad,
Anna Freud publicó su primer trabajo, “Fantasías de ser golpeada y sueño
diurno”, en el año 1922. Para ese tiempo Sabina Spielrein ya había publicado
25 contribuciones, diez de ellas sobre análisis infantil.
A fines de 1913 nació Renata, la primera hija de Sabina Spielrein y Pawel
Scheftel. Inmediatamente comenzó la primera guerra mundial y Scheftel
regresó a Rusia para cumplir con el servicio militar. Spielrein viajó con su
pequeña hija a Suiza, donde vivió varios años en Lausanne sola con la niña;
luego fue a Ginebra. Durante la primera infancia de Renata, Spielrein realizó
observaciones y protocolos verbales de charlas con la pequeña y obtuvo de
esa manera una fuente de material invalorable a partir del cual durante muchos años crearía su trabajo científico.
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UN MODELO PSICOANALÍTICO DE DESARROLLO LINGÜÍSTICO INFANTIL
Luego del fin de la primera guerra mundial, el primer gran congreso psicoanalítico se realizó en septiembre de 1920 en La Haya. Entre las presentadoras había cinco mujeres, entre ellas la Dra. Sabina Spielrein-Scheftel.
Su presentación sería publicada en Imago (1922b) bajo el título “El origen
de las palabras papá y mamá. Una consideración sobre diferentes estadios
del desarrollo verbal infantil”.
Spielrein presentó un modelo de tres fases en el desarrollo verbal en bebés
y niños pequeños: es un trabajo asombrosamente pionero pleno de nuevas
ideas. Según Spielrein en su primerísima fase de desarrollo el bebé ‘habla’
mediante primitivas formas expresivas corporales, ritmos, alturas, caídas del
tono e intensidad del grito. A ésta le sigue el segundo ‘estadio mágico’ y por
último ‘el estadio verbal social’. Mientras Freud afirmaba un autismo primario en el bebé, Spielrein parte de necesidades primarias del niño de contacto y comunicación. Es la primera analista que describe y analiza el significado de succionar como fundamental experiencia vital del niño.
A partir de ejemplos derivados de la observación de bebés muestra al niño
que utiliza mömö y pöpö como primeras palabras derivadas del acto de succión
para el cumplimiento de deseo en la fantasía. Con la expresión de la palabra
deseada debe llamarse al objeto de satisfacción de la necesidad, al pecho con
el calor, hambre y placer calmados por la leche. Por el camino de la succión
surgen las primeras formas sociales lingüísticas, y en el cambio entre frustración y satisfacción, el niño aprende a distinguir paulatinamente entre interno y externo, entre fantasía y realidad.
Entre la audiencia de Spielrein se encontraba Melanie Klein. Mucho más
tarde, en la conferencia sobre Destete (1936), Klein conceptualizaría el tema
pecho bueno y pecho malo sin mencionar a Spielrein como antecesora. Es interesante la manera en que Klein relaciona este concepto con los impulsos
destructivos en el pequeño infante, un paso adelante que en su tiempo Spielrein no realizó, aún cuando se interesaba mucho en la destructividad humana. La conferencia de Spielrein aportó importantes ideas para el desarrollo de la empatía, para la cuestión de la individuación y del sí mismo, para
las condiciones de la creatividad, y para el fenómeno del objeto transicional,
como lo llamamos hoy día. El analista Británico Donald W. Winnicott conceptualizaría estas ideas en los años ‘50 y ‘60 en la obra “Objeto transicional
y fenómeno transicional” (1993 [1953]) o en “Escisión del yo en forma de
sí mismo verdadero y falso” (1984 [1960]).
Sabina Spielrein se dirigió de Holanda a Ginebra a trabajar en el Instituto
Jean- Jacques Rousseau (IJJR), el renombrado lugar de formación e investigación de psicología evolutiva, educación y cuestionamiento de reforma
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pedagógica bajo la dirección de Pierre Bovet. Pasó un tiempo científicamente productivo, dio clases y conferencias, publicó y con sus colegas realizó
una serie de análisis didácticos.
Su trabajo “Rápido análisis de una fobia infantil” (1921) nos entera más
acerca de cómo concretamente trabaja con niños y de cómo combina el abordaje psicoanalítico con otros métodos. El texto se basa en una presentación
de caso en F. Navilles “Pathologie et clinique des enfants anormaux” en el
IJJR. El pequeño paciente de Spielrein, Rudi, de siete años y medio, tenía
pesadillas, perturbaciones al dormir y gritaba a la noche. Primero se revisó
al niño clínicamente. Luego le efectuó un test de inteligencia según el método de Binet-Simon. En el examen específicamente psicoanalítico, le preguntó a Rudi por su propio comportamiento respecto de la madre y del
padre. Al hacerlo fue cuidadosa de no sugerir las respuestas. En el paso siguiente Spielrein completó en papel al padre, a la madre y al pequeño Rudi,
así como a la figura de un segundo niño ‘malo’. Invitó a Rudi a jugar y acompañó su juego con más preguntas. Con ayuda del segundo niño ‘malo’, Rudi
logró expresar a través de la vivencia sus reprimidos y hostiles impulsos frente
al padre, y el síntoma desapareció. Spielrein añade: “Casi es innecesario
agregar que la desaparición de un síntoma no significa curación. Para ello
es preciso un análisis más prolongado” (S. 475f.).
En el IJJR Spielrein conoce a un joven científico con el que trabajará con
preguntas semejantes, durante un tiempo en paralelo. Jean Piaget, el famoso
psicólogo del desarrollo suizo, había tomado el puesto de director de investigación en el IJJR. En la Maison des Petits y en grados primarios de Ginebra
desarrollaba exámenes sobre evolución del lenguaje y medio social. Durante
ocho meses Piaget fue analizando de Spielrein, lo que para aquella época
constituía un tratamiento prolongado. Fue el único de sus analizados que
muchos años después hablaría sobre su experiencia psicoanalítica. Fue una
gran sorpresa para la moderna investigación que el temprano Jean Piaget
se ocupara intensamente del psicoanálisis y que él mismo hubiera hecho
análisis (ver Piaget 1993).
Spielrein y Piaget viajaron juntos al VII Congreso Internacional de Psicoanálisis en Berlín (1922), donde Freud y Spielrein se encontraron por última vez. Ella presentó “Una colaboración psicológica al problema del
tiempo” (ver “El tiempo bajo el umbral de la vida anímica”, 1923c). Piaget
habló sobre “La pensée de l’enfant”. Ambos científicos se citaban mutuamente en sus respectivos trabajos. Aun cuando Piaget y Spielrein trabajaban
en cuestiones parecidas, es de señalar que en su investigación Piaget se limitaba al desarrollo cognitivo del niño. Spielrein, por su lado, se interesaba
por ambos aspectos, el desarrollo emocional y el cognitivo, así como por la
co-dependencia. Con sus trabajos sobre el desarrollo verbal y el pensamiento
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en el niño, Spielrein también inspiraría luego en Moscú al joven psicólogo
del desarrollo ruso Lew S. Wygotzgi (ver Santiago- Delafosse 2006).
Que Spielrein permanecía abierta en sus concepciones, que no entendía
al psicoanálisis como un sistema cerrado y que gustosamente corroboraba
la experiencia psicoanalítica con otros métodos psicológicos y los combinaba, es evidente también en el experimento con dos series de tres preguntas
cada una, que realizó con catorce estudiantes en su curso en el IJJR (ver “Las
tres preguntas” 1923ª). Hasta el último trabajo aparecido en occidente “Dibujos infantiles con ojos abiertos y cerrados” (1931ª, b), Spielrein continuaría
trabajando las presunciones psicoanalíticas con otros métodos de investigación, en especial con intentos de ordenamiento experimental para corroborar y ampliar. Incluso, llegó a hablar también de aspectos neuropsicológicos
y neurofisiológicos; décadas después otros abordaron estos aspectos en el
psicoanálisis.
¿QUÉ ES TRANSFERENCIA?
En aquel entonces el psicoanálisis era una nueva ciencia en formación, que
gozaba de buena consideración en la literatura y en el arte en general. También en Ginebra se interesaban públicamente por esa nueva corriente. A comienzos de 1922 se puso en escena el drama “Le mangeur de rêves” de HenriRene Lenormand (1882-1951) –obra de contenido psicoanalítico – en el
teatro Pitoëff de Ginebra. La pieza presentaba y destacaba escénicamente
el juego simbólico y la crueldad del tratamiento mediante una serie de bandas
coloreadas delante de un fondo de terciopelo negro, entre otras maneras.
A ambas presentaciones previas asistieron el profesor de psicología Edouard
Claparède, de Ginebra y Sabina Spielrein. La obra fascinó a ambos, a la vez
que les produjo rechazo.
En el drama “Traumesser” el psicoanalista Luc de Bronte es un débil de carácter
llevado por pulsiones, un Don Juan en la figura de un sanador. Luc enfrentó a su
paciente Jeannine con sus deseos edípicos y la transformó en su amante. Fearon, ex
paciente y amante de Luc, que funciona en la obra como la segunda personalidad
de Luc, enfrenta a Jeannnine de manera brutal con sus sentimientos inconscientes
de culpa, que presumiblemente encontraban su origen en la temprana muerte de
la madre. Jeannine no estaba preparada para este shock. Tomó el revólver que Fearon inadvertidamente le había puesto en la mano, y se mató.
Conmocionada, Spielrein escribió un largo artículo para el Journal de Genève “Qui est l’auteur du crime?” (1922ª) En ese trabajo se preguntaba
¿Quién tiene en la consciencia la muerte de Jeannine? Spielrein sostenía allí
que un médico capaz se hubiera aproximado al alma quebradiza y doliente
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de Jeannine en forma cuidadosa. No le hubiera impuesto su conocimiento,
sino que hubiera esperado a que ella misma, espontáneamente, llegara a develar la cuestión. Luc no podía ayudar a Jeannine, pues aun cuando se interesara por el psicoanálisis, no era verdaderamente un psicoanalista. Luc
estaba poseído por sus pulsiones y no se había analizado. Así fue como sus
instintos egoístas desplegados en la figura de Fearon – su inconsciente personificado – llevaron a Jeannine al suicido. Lo que Spielrein no podía saber
era que sólo mucho después Lenormand sería descubierto en sus recuerdos:
Él mismo formó la figura del protagonista siguiendo el ejemplo de C.G.
Jung. Al final del artículo Spielrein brinda una sorpresiva explicación para
la salida fatal del tratamiento de Jeannine: ambos, tanto Luc como Jeannine
eran víctimas de una educación falsa y falta de amor, víctimas también de
la desaparición de la religión de nuestra sociedad.
Aquí Spielrein muestra claramente cómo modificó su representación de
transferencia desde sus primeros trabajos psicoanalíticos. En su gran trabajo
“La destrucción en el origen del ser” (1912ª) utilizó un concepto transferencial radical, por el cual como psíquico fundamentalmente, todo es transferencia, nada es vivido en el medio: “un acontecimiento para nosotros es
sólo acentuado afectivamente en la medida en que entraña contenidos (vividos) anteriores que lo promueven y que estaban ocultos en el inconsciente.” (S. 467f). En el texto Qui est l’auteur du crime?, en cambio, los fenómenos transferenciales juegan un rol secundario. En lugar de la reflexión
psicoanalítica aparece una lamentable alocución por una “educación sana y
natural” más allá de mentiras y convenciones sociales. El “ser humano del
futuro”, es decir el ser humano que puede manejar sus pulsiones, debe ser
educado sobre la base de cariño y razón, de comprensión y verdades naturales entre padres e hijos.
Spielrein estaba convencida de los valores del método psicoanalítico, pero
por propia experiencia también sabía de sus problemas y límites. En consideración al extendido temor de los laicos, que el psicoanálisis robaba a las personas su individualidad, escribió en una carta a Pierre Bovet: “Un psicoanálisis
bien llevado no cura a nadie y le deja a todos su individualidad”. Como ejemplo
presentó a Piaget, que pese al psicoanálisis quedó “incrédulo” y a Madame
W., otra paciente, que quedó “realista”. Y ella misma, Spielrein, que como
rusa se preservó del “respeto” ante Montagen y del número 13: “Por lo tanto
no es tan peligroso”, afirmó (11-9-1922, Archives IJJR, Ginebra).
Los colegas de Ginebra valoraban el conocimiento profesional de Spielrein y la tomaban en cuenta ad honorem, ya que ningún establecimiento le
brindaba la oportunidad de trabajar en forma rentada de manera que pudiera
consolidar su situación económica. La analista rusa vivía en el límite del
hambre: debía coser para ganar lo imprescindible “No nos dejarán morir
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tan simplemente” refiere en una amarga carta a Pierre Bovet (8-1-1923, Archives IJJR, Ginebra). Nokolai Spielrein, Eva Spielrein, los tres hermanos
y el esposo Pawel Scheftel, se mostraron de acuerdo: Sabina debía volver al
hogar. El verano de 1923, Sabina viajó con su hija a Rusia donde el padre
y los hermanos en Mahlstrom experimentaban numerosas ideas y hacían carrera con experimentación social.
PSICOANÁLISIS EN MOSCÚ, UNA RELACIÓN CON EL PODER
A comienzos de los años 20 el psicoanálisis vivió un corto y espectacular florecimiento bajo la protección de Trotzki. En Moscú se fundó la Sociedad
Psicoanalítica Rusa y el Instituto Estatal de Psicoanálisis. La editora estatal
imprimió los escritos de Freud. El segundo piso de la Villa Rjabuschinski,
un impresionante edificio de estilo Art Nouveau, fue puesto a disposición
para psicoanalistas para un experimento colectivo con pre escolares: era el
hogar infantil psicoanalítico bajo la dirección pedagógica de Vera Schmidt,
basado en los fundamentos de la psicología del desarrollo psicoanalítico y
elementos de la psicología social psicoanalítica, tal como fueron postulados
por August Aichhorn y Siegfried Bernfeld y probados con chicos de hogares.
La meta del laboratorio del Hogar Infantil de Moscú era la “educación de
una personalidad social valiosa en lo colectivo” (ver Etkind 1996, S. 250).
Este experimento, entonces observado por Freud y Abraham, inspiraría
mucho después el movimiento occidental anti-autoridad de 1968.
Sabina Spielrein, que había estudiado con Freud y con Jung, era la psicoanalista mejor formada en suelo ruso. En ese entonces vivía en Moscú y
trabajaba con todas las temáticas psicoanalíticas importantes. Además, enseñaba en la primera Universidad de Moscú. El 15-11-1923 expuso en la
Sociedad Psicoanalítica Rusa sobre “El pensamiento afásico y el pensamiento de los niños”. Spielrein describió una cantidad de semejanzas entre
los tipos de pensamiento afásico, el pensamiento infantil y el pensamiento
onírico. Por ejemplo en la afasia, así como en el libre fantasear de los niños,
se pueden comprobar fenómenos como condensación y la existencia de representaciones latentes. Pensar afásico e infantil, ambas son formas primitivas de pensamiento en las cuales, según Freud, predomina el principio del
placer por sobre el de realidad. Tal como piensa el niño, decía Spielrein, el
pensamiento afásico está en estrecha vinculación con el desarrollo del habla.
En contraposición a Piaget, era de la opinión que justamente las imágenes
inconscientes, visual- kinésicas, son las que brindan a nuestro pensar consciente
materia y fuerza y que sin su enraizamiento nuestros pensamientos serían
como arrancados, descerebrados. Spielrein decía que sólo por la co-dependenREVISTA DE PSICOANÁLISIS | LXVII | N° 4 | 2010
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cia de pensamientos conscientes e inconscientes podía ponerse en movimiento el acto creativo (1923b, S.315f).
La ligazón del psicoanálisis ruso con el poder provocaba asombro mundial. Constituía un fenómeno singular el apoyo que recibía a través de la política cultural bolchevique, que oficiaba su transformación y su actitud parcialmente en contra de la poderosa crítica de la psiquiatría. Desde el
principio la Sociedad Psicoanalítica Rusa y el Instituto Estatal de Psicoanálisis se mantuvieron en tensión política y controversia ideológica. El régimen quería instrumentar el psicoanálisis con fines políticos; con ayuda del
método psicoanalítico debía lograrse el surgimiento del nuevo ser humano.
Correspondientemente, en el psicoanálisis ruso se hacía fuerte el elemento
pedagógico. A la vez, era fuerte el intento de influencia del régimen sobre
el contenido del trabajo educativo en el Hogar Infantil de Moscú.
En un cuestionario realizado para las autoridades superiores, expresaba
Spielrein sobre su trabajo: “Trabajo con alegría, me siento como nacida y
llamada para esta tarea, sin ella mi vida no tendría sentido” (Cuestionario
personal GARF). Sin embargo, también ejercía la crítica, llevaba propuestas
de mejoramiento y solicitaba mayor independencia en el trabajo. Sobre todo
quería tener estudiantes- analizandos.
Con los colegas de Moscú, Spielrein no se sentía realmente bien. También
en lo privado se produjo una nueva situación: Pawel Sheftel escribió que
había comenzado una relación amorosa con la médica Olga Snitkowa, que
estaba embarazada. Sabina Spielrein abandonó Moscú a mediados de 1924
para ir a Rostov, para volver a vivir con Pawel Scheftel. En 1926 nació su
segunda hija Eva.
LA INVESTIGACIÓN RUSA DE SPIELREIN, DE LA TRANSFERENCIA A LA CRÍTICA CULTURAL
En 1930 comenzaron las luchas de poder ideológicas por la introducción
del marxismo-leninismo en las ciencias. Rostov, empero, estaba a muchos
kilómetros de distancia de Moscú, alejada del centro de las luchas de poder.
La tarea de Spielrein en principio seguía siendo multifacética. Trabajaba
como pedagoga (pedagogía quiere decir ejercer una práctica, ciencia interdisciplinaria del desarrollo infantil basado en conceptos pedagógicos, psicológicos, psico-higiénicos y psicoanalíticos) en el ambulatorio escolar preventivo. En la policlínica psiquiátrica trataba niños y adultos. Investigaba,
daba conferencias, publicaba.
A la tarea de Spielrein en el ambulatorio escolar le correspondían exámenes higiénicos en el jardín de infantes para el reconocimiento precoz de
perturbaciones del desarrollo. El marco era establecido por las autoridades:
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había disponibles 30 minutos para el examen de cada niño, ese tiempo no
podía ser repartido. También estaba establecido el lugar del examen: por
ejemplo todos los chicos de un determinado jardín de infantes en el mismo
lugar. Luego había una charla con los educadores en presencia de los niños.
Sin embargo, en cuanto al contenido del examen, Spielrein era libre. En el
trabajo “Una pequeña comunicación de la vida infantil” (1927/28) describió
su proceder: George de 8 años, era algo pequeño, pelirrojo, debilucho y un
estudiante medio, era hijo de un obrero fabril. Hasta entonces no se había
observado nada llamativo en el niño. Spielrein en principio le preguntó por
sus sueños. George contó que a veces soñaba que llegaba un tío negro, lo
tomaba de la mano, lo arrastraba y le cortaba una pierna. También solía
soñar que llegaban osos arrastrándose. A raíz de los sueños infantiles Spielrein elaboró la hipótesis sobre posibles conflictos psíquicos, que luego indagaba con la ayuda de preguntas del Test de Binet- Simon. Por ejemplo le
preguntó a George: ¿Qué haces si pierdes el tren? Respuesta: Me quiero
matar. Otras preguntas confirmaron la tendencia masoquista del joven.
Spielrein advirtió a la educadora sobre el problema de George; a partir de
entonces informaban a menudo que George no tenía confianza en sus fuerzas, que se dejaba pegar. La educadora, sensibilizada por el problema del
niño, ahora lo podía ayudar a desarrollar mayor autoconfianza (S.99).
Junto a estos exámenes higiénicos externos en escolares de jardín Spielrein realizó en el ambulatorio escolar exámenes pediátricos en niños “predispuestos patológicamente” que le eran enviados, entre otras razones, por
enuresis o masturbación excesiva(S. 98f).
En el invierno de 1928, Spielrein habló ante la Sociedad pediátrica de la
Universidad nor-caucásica de Rostow sobre “Educación infantil con ojos
abiertos y cerrados” (1931ª). Presentó los nuevos resultados de su investigación: los que arrojaba un examen experimental acerca de la influencia de
la experiencia kinestésica sobre la estructura de nuestro pensamiento. El
viejo Nikolai Spielrein estaba sentado entre el público. Spielrein aclaró que
se mantendría en el uso de los términos psicológicos comunes (es decir los
utilizados en occidente) que si bien no eran totalmente exhaustivos, resultaban más precisos que la terminología reflexológica de Iwan P. Pawlow y de
Bechterew, fundados en la escuela reflexológica.
En la primera parte de la conferencia, Spielrein brindó un panorama
de las diversas formas de nuestro pensamiento. Apoyada en Freud, diferenció la actividad de pensamiento verbal del adulto del orgánico pensamiento alucinatorio, propio del pensamiento de la temprana infancia. Su
hipótesis establecía que en el sueño, en la narcosis, en el dolor fantasma,
en el pensamiento de algunos psicóticos y en estados hipnagógicos, junto
a las formas de pensamiento acorde a la edad, había elementos ontogénicos
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previos del pensamiento infantil. Esta mezcla, señalaba Spielrein, llevaba
a relacionar la excitación cortical con la respectiva excitación sub-cortical
de la estructura cerebral. La suposición de una cooperación simultánea
entre diferentes formas de pensamiento era lo que quería comprobar Spielrein de manera experimental. Para ello obró como estímulo la afirmación
de Leonardo Da Vinci, según el cual la mano de una persona instintivamente procura copiar los movimientos del propio cuerpo. La hipótesis de
Spielrein sostenía que las reproducciones de dibujos propios según la memoria deberían ser fieles a la verdad cuando, en base a experiencias kinésicas, se realizaban sin control visual.
El material para esta investigación provenía de los exámenes que Spielrein
había realizado en el ambulatorio escolar preventivo de Rostow. Las personas intervinientes fueron veinte adultos y centenares de niños en edades
de cinco a catorce años, la mayoría escolares, “con pocas excepciones, de
origen proletario”. La muestra fue repartida en cuatro grupos y recibieron
la misión de dibujar figuras humanas a voluntad, parte con ojos abiertos,
parte con ojos cerrados, en parte con una posición corporal artística. La evaluación mostró que los dibujos a ciegas se diferenciaban de los dibujos comunes realizados con control sensorial. La corrección o incorrección de la
formación de partes del cuerpo individuales, todo el ritmo de movimiento del
individuo, aparecía mucho más claro en los dibujos a ciegas que en los dibujos con ojos abiertos. Los dibujos kinestésicos reproducían en lo externo
exactamente la posición corporal de la persona durante el dibujo.
Posteriores investigaciones, señaló Spielrein, debían aclarar la pregunta
relativa a en qué medida el dibujo a ciegas podía tener valor diagnóstico para
la determinación de la personalidad del niño y el reconocimiento precoz de
enfermedades psíquicas. Además, proponía considerar la experiencia kinestésica en la planificación educativa, por ejemplo, en gimnasia y gimnasia rítmica, en enseñanza de música y de dibujo, en dibujo geométrico. La interesante conferencia con ejemplos clínicos y numerosos dibujos fue traducida
al alemán por Nikolai Spielrein y publicada en 1931 bajo el título “Dibujos
infantiles con ojos abiertos y cerrados. Investigación sobre las representaciones kinestésicas por debajo del umbral” en Imago así como en versión
abreviada en “Zietschrift für psychoanalytische Pädagogik (S. 446/459). Sabina
escribió: “Dedicado a mi padre”. Fue el último trabajo de su autoría publicado en occidente.
En la primera conferencia de Psiquiatras y Neuropatólogos del circuito
Nor- caucásico, en 1929, Spielrein presentó “Sobre la conferencia del Dr.
Skal’kovskij” (1929). Informó sobre su trabajo psicoterapéutico en la Policlínica psiquiátrica de Rostow y creó un modelo de ambulatorio psicoterapéutico sobre bases freudianas. Dado que las disposiciones de la autoridad
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no permitían tratar a los pacientes más de seis a ocho semanas, desarrolló
una psicoterapia psicoanalítica breve a la que llamó psicoanálisis abortivo. Es
decir, se concentraba en el análisis de grupos de representación reprimidos
sobresalientes en combinación con elementos terapéuticos cognitivos –educación de la voluntad – una técnica que según Spielrein presuponía gran experiencia por parte del terapeuta. Los pacientes con neurosis de transferencia
clásicos eran tratados por Spielrein exclusivamente en forma clásica psicoanalítica, es decir, por el camino de aclaración de lo reprimido, pero en la
mayoría de los casos se debía conformar con tres sesiones de media hora por
semana y por paciente en la duración de tratamientos acortados. En pacientes con psicastenia combinaba el psicoanálisis con la técnica activa de Sandor
Ferenczi. En la terapia infantil Spielrein siguió utilizando su propia técnica,
distanciándose de Melanie Klain y de Hermine Hug-Hellmuth al renunciar
totalmente a las explicaciones verbales y apostar, en cambio, a la influencia
de la abreacción (Ausagierens) de lo reprimido. “La doctrina de Freud es
de mayor alcance que las doctrinas de sus enemigos y adeptos” así estableció
Spielrein (1929, S. 337), con el tiempo un reconocimiento arriesgado.
En la medida en que comenzó el rechazo del psicoanálisis en la Unión
Soviética y crecía la política de presión, los psiquiatras de orientación psicoanalítica tendieron a adaptarse teórica y técnicamente a los requerimientos
de la época. G. A. Skal’kovskij y Leonid Droznes (ex miembros de la Sociedad Psicoanalítica de Viena) publicaron en 1925 un libro titulado “Bases
del proceso evolutivo individual y colectivo por condicionamientos del medio. Doctrina
de la Homofunción”. En él los autores se reconocían como marxistas convencidos e intentaban dar base a su doctrina de la “Homofunción” con los resultados de la Reflexología de Pawlow. Spielrein utilizó su disidencia crítica
con la “Homofunción” de Skal’kovkij para aclarar su propia comprensión del
origen de la neurosis y de los desarrollos sociales fallidos.
Para ello volvió a destacar la parte de crítica cultural de los escritos de
Freud. Decenios antes Freud había definido las neurosis como inutilidad social, como fracasado intento de establecer contacto con el medio circundante.
En el pensamiento de Spielrein, como abiertamente hizo, el aspecto transferencial fue totalmente corrido al trasfondo: según Freud el destino de la
pulsión no dependía solamente de factores biológicos y fisiológicos, sino
esencialmente de circunstancias sociológicas respecto de la influencia de
condiciones socio-culturales del medio familiar del niño. Los desvíos respecto del desarrollo normal eran entonces descriptos por Spielrein en una
terminología que se descubría influenciada por Alfred Adler, pero también
por los teóricos rusos como Georgij V. Plechanow (1856-1918). Spielrein
diferenciaba dos formas fundamentales de fijación patológica a las figuras
parentales, el Plus-Tipo de dependencia extrema, así como el Minus-Tipo que
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se caracterizaba por protesta extrema, ambos el resultado de una educación
falsa (para esta forma de polaridad, Sabina Spielrein brindó el modelo de
su propia situación infantil: el joven Isaak Spielrein, el hermano del medio
de Sabina, era un ejemplo del Minus-Tipo, rebelión extrema, en protesta
contra el padre, así como contra el régimen autocrático zarista. Sabina misma
se puso a sí misma en posición de extrema dependencia, pero pudo reaccionar mediante la protesta).
Con tales conceptos socio-psicológicos Spielrein se movía en una dirección parecida a la de los jóvenes psicoanalistas de la segunda generación,
que estaban orientados en forma socialista o comunista e intentaban diferentes modos de relacionar teóricamente a Freud y a Marx, así Karen Horney (1885-1952), Erich Fromm (1900-1980), Otto Fenichel (1897-1946) y
Wilhelm Reich (1897-1947). Cuando apareció la última publicación de
Spielrein en occidente “Dibujos infantiles con ojos abiertos y cerrados”
(1931ª), Otto Fenichel lo recomendó especialmente en las “Cartas redondas
secretas” de los Freudianos de izquierda (ver Fenichel 1998, S. 319f, 795).
EL FINAL
En 1933 se prohibió el psicoanálisis en la Unión Soviética. En 1936 el régimen comunista firmó una resolución contra la deformación pedagógica en
la forma de educar, hecho que entrañó la pérdida del puesto de pedagoga
que tenía Spielrein. Podía trabajar medio día como médica escolar, pero lo
que ganaba apenas le alcanzaba para vivir. Su marido Pawel Schftel había
muerto en 1927. En 1935 Isaak Spielrein (padre de la psicotecnia rusa) fue
juzgado por una resolución especial del comisionado del pueblo para asuntos
internos (NKWD) y condenado a cinco años de trabajo forzado. En el marco
de la “limpieza” stalinista de 1937/38 también fueron condenados Jean y
Emil Spielrein, los tres hermanos fueron fusilados y arrojados a fosas comunes. Poco después, Nikolai Spielrein moría de pena.
Durante la segunda guerra mundial, Rostow junto al Don fue importante
como “puerta al Cáucaso” y durante el “emprendimiento Barbarossa” fue
ocupada dos veces por tropas alemanas. El 22 de noviembre de 1941 se anunció en Berlín la primera invasión. Ante una gran ofensiva del ejército rojo,
luego de una semana las tropas alemanas invasoras debieron retraerse a la
frontera estatal. La NKWD tomó la administración de la ciudad. La población fue reclutada a la fuerza para trabajos de fortificación y durante el invierno la ciudad fue reconstruida. Los medios de vida eran terribles. Los armenios, los alemanes y también muchos judíos – todos grupos poblacionales
considerados políticamente sospechosos – fueron trasladados por la fuerza.
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Sabine Richebächer
Otros pobladores trataron de escapar de la ciudad por medios propios. Spielrein y sus dos hijas sobrevivieron la primera ocupación de Rostov, pero no
quisieron abandonar la ciudad. No sabemos por qué varias veces rechazaron
ofrecimientos de ayuda para escapar con amigos, por lo menos para salvar
a los niños.
En julio de 1942 comenzó la ofensiva de verano. El 27 de ese mes los alemanes unificaron Rostow bajo su control. En los tres días que iban del 11
al 14 de agosto asesinaron a Sabina Spielrein y a sus dos hijas, junto con
todos los otros judíos; el asesinato lo llevó a cabo el comando especial SS
10° bajo las órdenes del coronel Heinz Sesteen, utilizándose también el Duschegubki (en ruso ‘muerte del alma’ = Gasificados)
Traducción: Juan Carlos Weissmann
DESCRIPTORES: BIOGRAFÍA / HISTORIA DEL PSICOANÁLISIS / PSICOANÁLISIS DE NIÑOS.
KEYWORDS: BIOGRAPHY / HISTORY OF PSYCHOANALYSIS / CHILD PSYCHOANALYSIS.
PALAVRAS-CHAVE: BIOGRAFIA / HISTÓRIA DA PSICANÁLISE / PSICANÁLISE DE CRIANÇAS.
Bibliografía
(una bibliografía más exhaustiva y las referencias de los archivos consultados se encuentran en la addenda de Richenbächer 2005 (S. 363-391)
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In: Ders.: Drei frühe Schriften zur Psychoanalyse. Hg. Und historisch kommentiert von S. Volkmann-Raue. Freiburg i. Br. (Kore) 83-146.
Richenbächer, S. (2005): Sabina Spielrein “Eine fast grausame Liebe zur Wissenschaft” Biographie. Zürich (Dörlemann).
[TRABAJO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN SEPTIEMBRE DE 2010]
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