4.3. La extinción de la tutela

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4.3. La extinción de la tutela
La tutela, al igual que la curatela, como sistemas de guarda que amparan a la persona declarada incapaz, no son figuras jurídicas invariables y que deban existir de modo
y manera permanente una vez creadas.
La tutela finaliza con el fallecimiento del pupilo y también si quien fue declarado incapaz se recuperase plenamente de sus padecimientos.
Para el colectivo de personas con retraso mental es éste un punto de especial
importancia. Como no podemos olvidar, durante muchos años se han venido produciendo sentencias de incapacitación que limitaban a la persona con retraso mental
de una manera total, sin distinguir ni diferenciar a aquellos sujetos que, inmersos en
un programa de integración y por sus propias capacidades innatas, podían desarrollar autónomamente determinadas actividades en el ámbito social. Por ello, se debe
intentar que las sentencias de incapacitación sólo restrinjan la participación del discapaz en lo estrictamente necesario. El Código Civil faculta para lo anterior por
medio del artículo 212.
El artículo 278 expresa la posibilidad de que quien estuvo sometido a tutela puede,
tras la correspondiente sentencia judicial, pasar tan solo a estar sometido a curatela con
lo que el grado de decisión y participación de la persona con retraso mental en su propia vida y actos se vería incrementado. Es, pues, como se ve, otra forma de extinguir la
tutela, convirtiéndola en curatela.
Tras la extinción de la tutela, quien vino ejerciendo el cargo aún debe realizar una
actividad más ante los órganos judiciales, “la rendición de cuentas”.
Se abre así un nuevo expediente judicial, modo y forma de ejercitar el control por los jueces en este campo, en el que podrán oír a todas aquellas personas que estime conveniente
para llegar a la conclusión; tal es el fin del expediente abierto, de si el tutor realizó una buena
administración. Una resolución judicial aprobará o no la rendición de las cuentas.
La aprobación judicial de las cuentas no impide que, si así lo desean, tanto el tutor
como los herederos del tutelado, puedan ejercitar las acciones jurídicas que estimen relacionadas con el ejercicio de la tutela.
5. ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A LA INCAPACITACIÓN:
LAS FUNDACIONES TUTELARES
La tutela tiene su base en la falta de capacidad de la persona para valerse por sí
misma, para defender sus derechos, para administrarse, para discernir o para otorgar
determinados consentimientos.
El tutor es la figura que suple y protege esta falta de capacidad, protección que ejercen naturalmente los padres hacia los hijos.
Hay que resaltar que la incapacitación no supone negarle a alguien su capacidad
jurídica sino su capacidad de obrar, que puede ser absoluta o relativa. Esa capacidad
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de obrar pasa en todo o en parte a una persona que posea el discernimiento necesario
para comprender el alcance de sus actos.
Aunque es preferible que el tutor sea una persona física, cercana al tutelado, como
no siempre existe esta persona, el legislador acordó que también podrán ser tutores las
personas jurídicas que no tengan finalidad lucrativa y entre cuyos fines figure la protección a menores incapacitados (artículo 242 Código Civil).
Y aquí nacen las Fundaciones Tutelares:
El movimiento asociativo en favor de personas con retraso mental veía con preocupación que la creciente esperanza de vida de estas personas, y los cambios sociales en
nuestro entorno, llevaban a la demanda de nuevos servicios y atenciones (sobre todo
para adultos), tales como ocio, residencias, todos los relacionados con el mundo laboral, etc.
Y a ello le sumamos la inquietud que supone el pensar “lo que pasará con mi hijo
cuando yo no esté”, y el problema conlleva que no hay suficientes tutores para responder adecuadamente a esta situación.
El ejercicio de la tutela por parte de personas jurídicas debe ser subsidiario de la persona física y ha de limitarse a aquellos casos en los que no se haya podido encontrar a
la persona física adecuada.
Si consideramos que la tutela abarca dos grandes dimensiones, la personal y la
patrimonial, para cualquier fundación tutelar, al tratarse de una persona jurídica, la
dimensión personal cobra especial relevancia y plantea un desafío permanente. La tutela de una persona incapacitada exige principalmente afecto y atención personal y es
justamente la condición impersonal, abstracta y más bien lejana de una fundación lo
que comporta mayores dificultades a la hora de ejercerla con cercanía y sensibilidad
humana.
La manera más eficaz de conseguirlo es a través de voluntarios, denominados generalmente Delegados Tutelares que se comprometen a establecer una relación personal
individualizada, cálida y cercana con la persona incapacitada.
Las entidades específicamente creadas para tutelar no deben prestar los servicios
residenciales, laborales, educativos..., y no deben hacerlo porque el ejercicio de la
tutela exige del tutor la suficiente independencia con respecto a los servicios que se
prestan a los tutelados. Esta independencia sería muy difícil de conseguir si las entidades tutelares se dedicasen, además de al ejercicio de la tutela, a la prestación de
servicios, ya que en este último caso serían simultáneamente, por así decirlo, juez y
parte.
Finalmente, las Fundaciones Tutelares asumen un importante papel en la información, difusión, seguimiento y control de la declaración y alcance de la incapacitación.
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TELÉFONOS DE INTERÉS JURÍDICO2
ILUSTRE COLEGIO DE ABOGADOS DE MADRID (ICAM)
SERRANO, 11
91 435 78 10
ASISTENCIA LETRADA DEL TURNO DE OFICIO
SERRANO, 11
91 435 51 41
DEFENSOR DEL MENOR
91 563 44 11
SECCIÓN DE PROTECCIÓN DEL DEFICIENTE Y ENFERMO
MENTAL DE LAS FISCALÍAS DE TODA ESPAÑA
JUZGADOS DE PRIMERA INSTANCIA
En Madrid: CAPITÁN HAYA, 66
91 397 13 00
REGISTRO CIVIL
PRADILLO, 66
91 397 37 00
CONS. DE SANIDAD Y SERVICIOS SOCIALES DE LA CAM
O´DONNELL, 50
CARLOS TRÍAS BERTRÁN, 7
AGUSTÍN DE FOXÁ, 31
91 586 70 00
91 580 38 00
91 580 95 40
PLAN DE ACC. Y PROG. PARA PERSONAS DISCAPACITADAS
AV. DE LA ILUSTRACIÓN S/N
91 347 88 88
REAL PATRONATO DE PREV. Y ATENCIÓN A PERSONAS
CON MINUSVALÍAS
SERRANO, 140
91 561 62 40
FUNDACIONES TUTELARES (AMBITO AUTONÓMICO)
2 Estas direcciones telefónicas son meramente indicativas, habiéndose comprobado su vigencia a
15 de marzo de 1999.
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