178 y en preparar los ánimos de^ sus c o n c i u d a danos para q u e la recibiesen c o n b e n e v o l e n cia y sin persecuciones. M u r i ó en el pi-opio año. Juan K c p l e r , nacido en 1571 en W e l l en el W u r t e m b e r g hizo sus estudios en la universidad de T u b i n g a donde se distinguió d e s d e los primeros años. L o s descubrimientos de Copérnico, negados por el célebre astrónomo danés T y c h o - B r a h e encontraron en él desde su j u v e n t u d un ardiente defensor; á la edad d c veinte años publicó ya un pequeño tratad o sobre el movimiento diurno d e la tierra. N o m b r a d o profesor de astronomía en Gratz en Styria se apasionó por las matemáti -as é intentó determinar la forma, número y m o v i miento dé los planetas. Después de algunas investigaciones sistemáticas qui-so ensayar una última de este g é n e r o tratando de relacionar las distancias al sol de los seis planetas entonces conocidos c o n las formas de los cinco poliedros regulares, concepción ingeniosa p e r o destituida de t o d o fundamento. R e n u n c i ó bien pronto á esta idea y se disponía á d i s currir nuevas hipótesis cuando la p e r s e c u ción le o b l i g ó á buscar un asilo en Praga c e r c a del m i s m o T y c h o - B r a h e á quien l u e g o reemplazó en su calidad d e matemático del emperador R o d o l f o . En el observatorio de P r a g a halló multitud d e n o t a s , fi'uto de las observaciones de su antecesor y desde l u e g o se o c u p ó en p o n e r d e acuerdo aquellos m u l tiplicados y preciosos d a t o s astronómicos con la hipótesis del movimiento uniforme y c i r cular q u e se admitía en el curso de los planetas. Hasta entonces en efecto á nadie le habia o c u r r i d o poner en duda que las ó r b i tas d e los planetas fuesen circulares; pues la cireumferencia de c í r c u l o siendo la mas sencilla d e las curvas cerradas, la naturaleza se la suponía obrar siempre por p r o c e d i mientos los mas sencillos y así la perfección q u e se descubria en el movimiento circular uniforme decía m u y bien á la naturaleza celeste é incoTrv2')tihle de los astros. Una o b servación verificada en el planeta Marte h i zo notar á K c p l e r una desviación del curso circular tal q u e no podia atribuirse á un error de observación y n o tardó en r e c o n o c e r q u e los planetas no se mantienen á distancias invariables del centro de sus movimientos y q u e las velocidades al rededor d e este centro no son constantes. Investigó después, q u e c u r v a podria acomodarse á las posiciones o b servadas y por último halló q u e la elip.se se prestaba perfectamente para representar la forma d e la trayectoria de los planetas, o c u p a n d o el sol un foco de todas ellas. L a s l e y e s p o r él descubiertas fundamento de la m e cánica celeste y conocídiis c o n el n o m b r e de Leyes de Kcpler establecen la v e l o c i d a d del astro en un m o m e n t o dado d e su curso, ia figura de la órbita descrita, y p o r fin una cierta armonía entre los movimientos de to- dos ellos. Esta tercera l e y costóle diez y siete años de trabajos y de hipótesis, tales c o m o la aualogia y a supuesta por Pitágoras y A r q u í m c d e s y que él c r e y ó también entrevei* entre las distancias de los planetas al sol y las divisiones de la gama en música, idea singular, pero que nunca pudo demostrarse. Sin e m b a r g o á una imaginación viva y apasionada p o r las esplicaciones algún tanto místicas de los fenómenos celestes unía una no c o m ú n constancia que le hacia no rehusar los c á l culos mas enojosos y solo así p u d o llegar á enunciar la relación bastante complicada e n tre la duración de las r e v o l u c i o n e s de los planetas y sus distmcias medías al sol. M u rió K c p l e r en la m a y o r miseria en 1630. Galileo contemporáneo d e Kepler estudió sin maestro las obras de A r q u i m e d e s y de E u clides. N o m b r a d o profesor de matemáticas en Pisa se distinguió desde l u e g o por su o p o s i ción á la filosofía de Aristóteles y su a d m i ración por Copérnico, mas sus sobresalientes disposiciones para la mecánica no se dejaron c o n o c e r hasta el año 1709 á la edad de c u a renta y cinco años. A p l i c a n d o felizmente la geometría á la teoría del movimiento d e s c u brió algunas leyes desconocidas de mecánica, ciencia cu^'o estudio habia estado en un c o m pleto abandono desde el tiempo de A r q u í m c d e s , y fundado en esta suerte d e c o n o c i m i e n tos díó una demostración de la posición del sol en el centro de nuestro sistema planetario y de su movimiento de rotación. D e s c u brió así m i s m o las leyes de la caída de los cuerpos, la dirección de los proyectiles, r e sistencia y cohesión d e los cuerpos sólidos y lo relativo á los centros de gravedad. N o t u v o Galileo la prudente habilidad de Copérnic o y el sistema del m u n d o fué presentado p o r él c o m o una cosa demostrada y n o c o m o una hipótesis, lo cual le valió la tenaz c o n t r a d i c ción d e los defensores de Aristóteles y de los q u e veían en el un impugnador de ciertas v e r dades de la Biblia, dado el estrecho y errado criterio de sus acusadores. A u n q u e m u y c o m u n m e n t e st c r e e q u e Galileo d e s c u b r i ó el m o v i m i e n t o de rotación de la tierra y la inmovilidad del sol, solo le pertenece una d e mostración de estas verdades, y a d e s c u b i e r tas por Copérnico Este c o r t o resumen dá á conocer suficientemente para nuestro objeto el estado de la ciencia en tiempo d e Newton. Copérnico habia descubierto la prueba del sistema solar; Kepler la c u r v a que describen los idanetas y la ley de sus movimientos; G a lileo había dado á c o n o c e r las importantes l e yes sobre la caída de los cuerpos y el sistem a c o m p l e t o de los planetas secundarios ó satélites; pero nunca se había h e c h o indagación científica sobre la causa de estos a r m ó nicos y no interrumpidos m o v i m i e n t o s . U n o s creían q u e ángeles ocultos en los cuerpos c e lestes los movian á su voluntad; otros c o m o Descartes creían en una atracción mutua de