ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA 410 Vol. XXX.' N.O 78 administración de andrógenos o de estrógenos. La hormona del crecimiento casi nunca llega a acelerarlo; los niños mongólicos crecen generalmente con retraso, pero casi nunca puede ello evitarse. Recientemente se ha recomendado mucho el empleo del ácido glutámico. N osotros llevamos cuatro casos tratados con este nuevo medicamento sin haber observado ningún efecto beneficioso sobre el retardo mental; únicamente en un mongoloide muy excitado obtuvimos un notable efecto sedante. • LOS PERíODOS EVOLUTIVOS DE LA LITIASIS BILIAR Dr. E J. Sala Roig la litiasis biliar debemos considerar diversas fases, cada una de las cuales requiere una cQnsideración clínica y un tratamiento especia1. Los cálculos biliares se generan, generalmente en la vesícula, por un mecanismo todavía impreciso. El período litó geno de la enfermedad es asintomático y pasa generalmente desapercibido. Nosotros creemos que hay dos circunstancias que influyen positivamente en él. Una es la ya tan conocida de los embarazos y la otra, que no hemos visto citada, es la influencia que esti1mamos indiscutible de las curas de reposo con sobrealimentación, especialmente cuando ésta se realiza a base de productos grasos o ricos en colesterina, COITlO los huevos. Este es un hecho que debe ser tenido siempre en cuenta en las curas de la tuberculosis y en l<?s convalecientes de ciertas enfermedades infecciosas. Los cálculos pueden permanecer latentes en la vesícula durante un tiempo no bien conocido. N o obstante, creemos que se ha exagerado' considerablemente la existencia de la litiasis biliar latente. Nosotros, que desde hace muchos años practicamos casi sistemáticamente la colecistografía a todos nuestros enfermos, sólo recordamos 2 casos en que se hallaron cálculos en uno y una exclusión vesicular en el otro en ausencia de todo antecedente clínico de la enfermedad. Valorando cuidadosamente los síntomas larvados de la colelitiasis y especialmente las crisis ligeras de epigastralgia, el número de tales enfermos disminuye considerablemente. Tarde o temprano, el cálculo de manifestaciones clínicas que inicialmente pueden reducirse a las crisis epigástricas aisladas, verdaderos cólicos hepáticos en miniatura cuya interpretación y significado clínico son tan evidentes como los de los cólicos más intensos; el acidismo o dispepsia ácida, la cual puede preceder de varios años, al primer ataque de cólico hepático y finalmente otros enfermos inician su cuadro litiásico por una dispepsia tardía con N Diciembre 1951 • ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA dolores, a veces de tipo ulceroso, que pueden calmar éon la ingesta y con los alcalinos y que en general responden a un tratamiento antiulceroso. Sólo en 3 casos hemos visto que la enfermedad se manifestaba inicialmente por la ap3.r~ción de un síndrome especial que consistía en una sensación de opresión xifoidea, al rar que la boca se llenaba de un líquido incoloro e insípido cuya exrulsión calm:tba instantáneamente las molestias. En un ca~o la producción de estú se re1alÍonaba de una manera exacta con la ingestión de m;¡nz¿na cruda. Per'J tarde o temprano aparece la manifestación típica de la litiasis, o sea el cólico hepático, producido por la impulsión del calcio hacia el cuello de la vesícula con obstrucción de éste. El cese de la contracción vesicular, ya expontáneamente, ya por la administración de un analgésico que relaje la muscUlatura de la vesícula, provoca el retroceso del cálculo, quedando las cosas en su pristino estado. Esta situación puede durar un plazo de tiempo variable, a veces muy largo, y durante éste nos encontramos con una .vesícula que funciona normalmente y que responde de una manera normal al examtn colecistográfico, aunque contiene cálculos en su interior. Pero corrientemente, tarde o temprano, durante uno de estos ataques, el cálculo queda enclavado en el cuello de la vesícula o en el conducto cístico, pasándose con ello a otra importante parte evolutiva de la litiasis. En el momento del enclavamiento, las alteraciones circulatorias que éste provoca, complicadas a veces por la intervención de un proceso infeccioso, provocan el plano de la colecistitis aguda, de intensidad que puede ir desde la forma supurada o gangrenosa hasta una forma ambulatoria, q1)e apenas molesta al enfermo. Pero, de todas formas, una vez sobrepasada y resuelta esta fase aguda, el enfermo queda con una vesícula excluí da, en general definitivamente.' Tales circunstancias pueden representar una mejoría en el estado del enfermo, puesto que bloqueada e inactiva la vesícula desaparece uno de los mecanismos productores de cólicos hepáticos y, por tanto, si el esfínter de Oddi no tiende a espasmodizarse, estos enfermos pueden verse libres de molestias durante largos años. Este es el mecanismo de la seudocuración de muchos litiásicos y que todos ellos ~tribuyen a hechos, circunstancias o remedios diversos, cuando realmente se debe al proceso evolutivo natural de la enfermedad. La vesícula excluída puede quedar retraída o bien permanecer distendida, formando el denominado hidroc.olecisto. La existencia de éste muchas veces se acompaña de un bienestar completo o casi completo.. Posiblemente por la denomirtada ley de Doyon y Meltzer, la distensión de la vesícula provoca la relajación del esfínter de Oddl y con ello la falta de un mecanismo algógenc. Tenemos S enfermos que hacen una vida normal con una vesícula así distendida (uno de ellos desde hace 9 años) sin que podamos convencerles de ser intervenidos .por no sentir ninguna molestia. Es muy probable que, de no sobrevenir brotes inflamatorios en este colecisto cerrado, el stato quo pueda mantenerse indefinidamente. ANALES DE MEDICINA Y CIRUGIA 4 12 Vol. XXX. - N.O 78 No siempre los litiásicos con vesícula excluída están libres de molestias. Tales enfermos pueden presentar cólicos hepáticos tanto o más intensos como antes de la expulsión vesicular. En tal caso éstos deben referirse a los trastornos que ocurren en el esfínter de Oddi, de manera análoga a como sucede en los colecistectomizados. Cuando después de la e4(cIusión vesicular el esfínter de Oddi conserva su tono normal, se produce una dilatación de las vías biliares especialmente extrahepáticas. Efectivamente, sabemos que uno de los cometidos funcionales de la vesícula es mantener dentro del árbol biliar una presión relativamente baja, en la cual las células hepáticas trabajan desahogadamente. La pérdida de función vesicular provoca un aumento de tensión intrabiliar que lleva por consecuencia la dilatación de los conductos. Esta dilatación abarca el colédoco (el cual desde un diámetro normal de 5 mm. puede llegar a ser casi tan ancho como el duodeno) y retrógradamente se propaga al hepático y también al cístico. La dilatación de éste puede alcanzar un grado tal que permita el paso del cálculo ocIusor, produciéndose, en tal caso, una nueva fase evolutiva del proceso: la fase migratoria. El cálculo emigra pasando a través del cístico al colédoco. Cuando es de pequeñas dimensiones y no provoca espasmo esfinteriano puede ser exputsado al duodeno y evacuado con las heces. Este sería un final de la enfermedad proporcionada por la evolución natural del proceso. Pero en general los cálculos que pasan al colédoco quedan retenidos por encima de la papila sin poder atravesar ésta. Entonces los cálculos que én la vesícula o en el cístico habían podido permanecer durante un tiempo indefin~­ do, casi impunemente, provocan aquí trastornos que exigen su pronta supresión. Cuando no pueda conseguirse su expulsión natural con las medicaciones adecuadas, dentro de las cuales la más eficaz son las denominadas curas expulsivas, es obligada la intervención quirúrgica con urgencia mayor o menor, según la intensidad de los fenómenos infecciosos, dolorosos u obstructivos que provoquen los cálculos coledocianos. 12-3-1949 DIAGNóSTICO RADIOLóGICO DE LA TUBERCULOSIS RENAL Dres. 1. Orsola, A. Modolell y F. Manchón exploración radiográfica logra en cierto modo "visualizar" las lesiones existentes en un riñón, pero no siempre permite afirmar por sí .sola la naturaleza tuberculosas de estas lesiones. Por ello, para un diagnóstico perfecto de la afección son necesarios, además, los métodos endoscó- L A • t'