MÉDICOS QUE DIERON SU NOMBRE A LOS HOSPITALES PORTEÑOS | Se especializaron en distintas disciplinas de la medicina y, con su trabajo, contribuyeron a mejorar la atención sanitaria. Debido a que han dejado valiosos legados, hoy los centros de salud públicos de la Ciudad de Buenos Aires llevan sus nombres. Existen divergencias sobre el lugar real de su nacimiento, ya que si bien algunas biografías indican que nació el 5 de abril de 1855 en Buenos Aires, otras aseguran que el doctor José María Penna nació el 7 de abril del mismo año en Bahía Blanca. Lo cierto es que Penna pasó algunos años de su infancia en Bahía Blanca, debido a que su padre, que era militar, cumplió funciones en el pueblo de Nueva Roma. Sus estudios primarios y secundarios los cumplió en Buenos Aires. Más tarde ingresó a la Facultad de Medicina. Allí, en 1876, obtuvo un cargo de practicante en el Hospital General de Hombres y luego, tuvo ese mismo cargo en el Hospital de Mujeres. En 1879 recibió su título médico tras presentar una tesis sobre "Uremia". En 1882 fue nombrado subdirector y posteriormente director de la Casa Municipal de Aislamiento (actual Hospital Muñiz), donde pasó gran parte de su vida. Allí trabajo durante 30 años. Luchó contra el cólera y la fiebre amarilla, lo cual le valió el público conocimiento.En 1900 le asignaron la cátedra de Clínica de Enfermedades Contagiosas. Ocupó una banca de diputado por la provincia de Buenos Aires, donde presentó brillantes proyectos de medicina. Murió el 29 de marzo de 1929, a causa de un ataque cardíaco, cuando se encontraba atendiendo a un enfermo. El espíritu científico de la generación del 80: El doctor José María Ramos Mejía nació en Buenos Aires el 24 de diciembre de 1849. Médico, psiquiatra y sociólogo, Ramos Mejía dejó su huella en distintos ámbitos del quehacer nacional. Al cumplirse el centenario de su nacimiento, La Prensa lo recordaba con las siguientes palabras: "Fue el primer médico argentino que se ocupó responsablemente de las enfermedades nerviosas y mentales. Dentro de la generación del 80, el doctor José María Ramos Mejía representó el espíritu científico y la especulación racional. Fue médico destacado, investigador y hombre de múltiples iniciativas en beneficio de la colectividad". "El hombre cuyo padre había luchado contra Rosas, quiso entender a Rosas y a su época, establecer las relaciones entre el restaurador y el pueblo, y trazar un cuadro histórico que sirviera para explicar el pasado y prever el futuro", declara el artículo. "Por eso, todas sus obras de psiquiatría y medicina ceden el paso a sus estudios sociológicos", agrega. Todavía era un estudiante cuando publicó su primer libro. Antes ya había ejercido el periodismo como uno de los promotores de la revolución de 1871, que provocó la reforma del régimen universitario y la orientación científica en los estudios. También de joven, fue colaborador de La Prensa y en 1873 fundó el Círculo Médico Argentino, del que fue el primer presidente. Se doctoró en 1879 y, en 1882, siendo vicepresidente de la Corporación Municipal, propuso la creación de la Asistencia Pública, de la que fue el primer director. Cuatro años más tarde, la Facultad de Medicina creó la cátedra de enfermedades nerviosas, designándolo titular. Francisco de Veyga y José Ingenieros fueron algunos de sus discípulos. Entre 1888 y 1892 fue diputado nacional y en 1893 fue designado presidente del Departamento Nacional de Higiene. En 1908 desempeñó la presidencia del Consejo Nacional de Educación. Falleció en Buenos Aires el 19 de junio de 1911. "Si un gran hospital de Buenos Aires ostenta su patronímico, es porque el director del Departamento Nacional de Higiene cumplió una misión que fue más allá del inmediato deber oficial", concluye el texto. La primera en el cuerpo médico forense: Carolina Tobar García fue una destacada educadora y especialista en "higiene mental", que realizó una vasta labor en los campos de la educación pública y social de los enfermos nerviosos y mentales. Según explica José Bertolote, del departamento de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el documento "Raíces del concepto de salud mental", el movimiento de higiene mental se originó en 1908, en Estados Unidos, con el objetivo de mejorar las condiciones y calidad del tratamiento de personas con trastornos mentales. Se buscaba humanizar la atención de esta clase de enfermos, erradicar los abusos y brutalidades que habían sufrido hasta entonces. Tobar García nació el 10 de noviembre de 1898. Se graduó en 1917 de maestra en la Escuela Normal de Mercedes, en San Luis, su ciudad natal, y como doctora en medicina en 1929 en la Universidad de Buenos Aires, donde también fue promovida como médica legista en 1941. Entre 1931 y 1932, realizó estudios de psiquiatría infantil en centros especializados de Estados Unidos, publicando al regresar su valiosa obra "Educación de los deficientes mentales en Estados Unidos". Fue médica del Consejo Nacional de Educación, encargada del gabinete psicopedagógico del Hogar Santa Rosa, organizadora y directora de la Escuela Primaria de Adaptación, médica del Hospicio de las Mercedes, directora de los consultorios de la Liga Argentina de Higiene Mental, jefa de psicología y encargada de neuropsiquiatría infantil de los cursos para graduados. Además fue organizadora de las escuelas diferenciales de la capital federal y la primera médica del cuerpo médico forense. Al publicar el anuncio de su fallecimiento a causa de una leucemia linfoidea, el 5 de octubre de 1962, La Prensa escribía: "La extinta fue una mujer de convicciones democráticas firmes, mantenidas sin vacilaciones y a riesgo de perjuicios personales, como ocurrió cuando enfrentó a la tiranía depuesta que la privó de todos sus cargos oficiales". Una vida dedicada a la neuropsiquiatría: Braulio Aurelio Moyano nació el 21 de agosto de 1906 en Villa Mercedes, San Luis. Sucesor de Christfried Jakob, Moyano se dedicó a la neuropsiquiatría y a estudiar la relación entre cerebro y psiquismo. Se formó con Jakob como investigador en el laboratorio de Neurobiología del Hospital Nacional de Alienadas y luego viajó a Europa, donde completó su formación. Al regresar a la Argentina, continuó con su labor docente y científica junto a Jakob. En 1930 Moyano hizo conocer un opúsculo con aportes a la difícil coloración de la neurología y más tarde realizó su tesis doctoral acerca de las demencias seniles y pre-seniles. Descubrió en 1931 que dos enfermedades, la demencia de Pick y la demencia de Alzheimer, compartían en el cerebro ciertos enigmáticos ovillos y placas visibles al microscopio. Hoy debido a ello la medicina clasifica a ambas demencias dentro del mismo grupo. También advirtió que el primer síntoma de la demencia de Pick es la pérdida del lenguaje interior. Halló, asimismo, un método para perfeccionar el procedimiento empleado para teñir las fibras del cerebro antes de examinarlas en el microscopio. Fue también un gran impulsor de la renovación de la enseñanza de la anatomíapatológica. De una familia muy humilde, Moyano se dedicó de lleno a la investigación y para ello optó por vivir en el hospital neuropsiquiátrico que hoy lleva su nombre. Fue secretario general de Investigaciones Científicas en la entonces Secretaría de Salud Pública de la Nación y tuvo a su cargo funciones de cátedra como profesor adjunto de Psiquiatría, una sala de dementes en el hoy Hospital Moyano y el laboratorio en el hoy Hospital Borda. Su último mes de vida lo pasó trabajando en el laboratorio a su cargo, en el Hospital Borda, hoy Centro de Investigaciones Neurobiológicas y Monumento Histórico Nacional. Al morir, en 1959, Moyano apenas contaba 53 años. Historia poco feliz de un famoso obstetra: Carlos Gustavo Durand, nació en la ciudad de Salta, el 21 de febrero de 1826, según consta en la reseña histórica que publica en su sitio web el Hospital que hoy lleva su nombre. Su padre, el médico francés Jean André Charles Durand había actuado en las Campañas Napoleónicas como cirujano mayor. Arribado a estas tierras fue designado por Bernardino Rivadavia médico de Policía. El año anterior, había figurado entre los firmantes del Acta de Fundación de la Universidad de Buenos Aires, siendo el primer profesor de Obstetricia de la institución. Carlos Gustavo cursó en Buenos Aires sus estudios secundarios y universitarios, graduándose de médico en 1846. Su tesis versó sobre el contagio del cólera. Pronto adquirió fama como obstetra, atendiendo a los más selectos apellidos de la sociedad porteña, a lo que se sumó una vasta actividad de trabajos científicos, que encontraron eco en publicaciones nacionales y extranjeras, de los que merece destacarse, "Adelantos de la Operación Cesárea en la Ciudad de Buenos Aires ". Ocupó varios cargos municipales, y fue miembro del Tribunal del Juicio de Imprenta, de la Academia de Medicina y cirujano mayor del Ejército. En 1859 fue elegido diputado provincial por la Campaña de Buenos Aires. Fue tan destacada su actuación, que en 1865 se lo elevó al rango de senador por la provincia de Buenos Aires, cargo que detentó hasta 1870. En 1869, a los 43 años, contrajo matrimonio con Amalia Pelliza Pueyrredón, quien al poco tiempo fue víctima de una gravísima viruela, que arrasó con la belleza de su cutis. A partir de entonces, el doctor Durand dispuso que en la casona donde vivían se cerraran las persianas, se corrieran las cortinas, y se limitaran las visitas a unos pocos familiares. Durand se tornó en un ser hosco, taciturno y poco propenso a los gastos de la casa y de la vestimenta. Tras ser víctima de una grave enfermedad, el médico se volvió aún más agresivo, instituyendo en su hogar un régimen realmente intolerable. Tanto es así, que su esposa temerosa abandonó la casa, a mediados de diciembre de 1900, y huyó hacia Uruguay. El 8 de agosto de 1904 Durand murió a raíz de una uremia. En su testamento dispuso que sus bienes se destinaran a la construcción de un "Hospital para Hombres". Un pediatra innovador: Juan Pedro Garrahan fue uno de los más prestigiosos pediatras del país, cuya obra como médico, investigador y profesor universitario no sólo tuvo una extraordinaria influencia en nuestros medios científicos durante, sino que trascendió las fronteras del país y repercutió en el extranjero. Llegó a ser considerado uno de los más destacados innovadores de su especialidad. Nació en Buenos Aires, el 24 de septiembre de 1893 y cursó sus estudios superiores desde 1908 hasta 1915 en la Facultad de Ciencias Médicas local. "Entre sus maestros figuraron los profesores Centeno y Acuña, al lado del primero de los cuales trabajó en la sala de niños del hospital de Clínicas. Otro destacado médico argentino con quien colaboró estrechamente el doctor Garrahan fue el profesor Alberto Peralta Ramos. Junto a él contribuyó al desarrollo de la importante obra médica social de la Sociedad de Beneficencia de la Capital, organizando y dirigiendo el servicio modelo de niños del Instituto de Maternidad", relata un artículo publicado por La Prensa con motivo de su fallecimiento. La actividad docente de Garrahan se inició poco después de haberse recibido de médico, primero como jefe de clínica pediátrica y después como docente libre. Entre 1925 y 1927 ocupó la cátedra de puericultura en el curso de visitadoras de higiene social; durante doce años subsiguientes fue profesor adjunto de clínica pediátrica y puericultura; entre 1939 y 1942, profesor extraordinario de la misma materia , y entre ese último año y 1952 profesor titular. Dejado cesante en 1952 por la dictadura, se lo reincorporó en 1956. Quedó al frente de su cátedra hasta 1962, cuando lo distinguieron con el nombramiento de profesor consultor de la facultad. A los 27 años, publicó su tratado sobre medicina infantil, que tuvo difusión en todos los países de habla hispana y resultó una obra de consulta para los médicos y formativa para numerosas generaciones de alumnos. Entre muchas otras distinciones, figura su nombramiento como miembro titular de la Academia Nacional de Medicina. Asimismo, fue presidente de la Sociedad de Higiene y Microbiología, de la Sociedad Argentina de Pediatría, miembro de la American Academy of Pediatrics, de Chicago, y de varias otras entidades nacionales y extranjeras. Garrahan murió en Buenos Aires el 3 de abril de 1965. En 1979 se resolvió que el Hospital Nacional de Pediatría llevase su nombre. El precursor de la psiquiatría: José Tiburcio Borda nació en la ciudad de Goya, Corrientes, el 28 de enero de 1869. Fue el tercer profesor titular de la cátedra de Clínica Psiquiátrica de Buenos Aires, uno de los más importantes institutos científicos dedicados a la investigación psiquiátrica en el país, y por donde pasaron grandes hombres de ciencia. En 1891 ingresó en la Facultad de Medicina de Buenos Aires y en 1897 recibió el título de doctor en Medicina y Cirugía. Ya en 1895 se había desempeñado como practicante mayor del Hospicio de las Mercedes; y practicante mayor en la Casa de Aislamiento, en 1896. Al doctorarse, comenzó a trabajar como médico interno del Hospicio de las Mercedes, donde vivió hasta jubilarse en 1930. Allí también conoció a Christfried Jakob, su maestro, con quien trabajó durante once años. Se doctoró con una tesis llamada "Algunas consideraciones sobre el pronóstico de las enfermedades mentales". La tesis, que resumía su experiencia médica entre los años 1892 y 1896, constituyó el primero de un gran número de estudios anátomo-patológicos en el campo de la psiquiatría, que lo consagrarían como uno de los máximos exponentes de la disciplina en el país. En 1900, Borda integró el plantel docente de la primera Escuela de Enfermería Psiquiátrica. Algunas de sus obras, como "Patología de la parálisis general progresiva" y "Topografía de los núcleos grises de los segmentos medulares del hombre", fueron reconocidas en América y Europa por su valor científico. En 1922, realizó una clasificación de las enfermedades mentales que fue pronto adoptada en todos los países latinoamericanos. Poco antes, había realizado un estudio, que denominó "Lesiones celulares en las formas graves de la psicosis alcohólica". Borda dirigió la cátedra de Psiquiatría entre 1922 y 1930. Seis años después, falleció en Buenos Aires. A partir de 1967, el Hospicio de las Mercedes, que luego se llamó Hospital Nacional Neuro-psiquiátrico de Hombres, fue denominado Hospital Nacional José T. Borda. Abocado a combatir la tuberculosis: Enrique Tornú nació en Buenos Aires, el 1 de septiembre en 1865. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, de donde egresó en 1886. Al año siguiente ingresó a la Facultad de Medicina donde cursó los tres primeros años de la carrera hasta 1889, cuando fue designado segundo secretario de la Legación Argentina de Francia y resolvió seguir los estudios en dicho país. Los realizó en la Facultad de Ciencias Médicas de Burdeos, practicó en el Hospital de San Andrés. Había llevado a Francia la representación del Círculo Médico Argentino y en las páginas de sus prestigiosos Anales publicó artículos con novedades y comentarios de indudable interés profesional, a la par de sus primeros trabajos de orden científico. Su tesis de graduación, "Des operations qui se practiquent por la voie sacree", que data de marzo de 1893, fue una de las más brillante de esa época. En 1894 regresó a Buenos Aires y, después de revalidar su título, ejerció la medicina rural en el pueblo de Vaccarezza, en la provincia de Buenos Aires. Luego comenzó a desempeñarse como jefe de Clínica del servicio de Ginecología del doctor Enrique Revilla, en el Hospital San Roque y en el Hospital Francés, a cuyo cuerpo también perteneció. Su trabajo en estas instituciones le dio gran prestigio como cirujano. Desde siempre, Tornú se interesó por los temas relacionados con la tuberculosis. Sabía que en Europa estaban dando buenos resultados las llamadas curas de aire y se abocó entonces a la tarea de establecer qué región de la Argentina poseía condiciones aptas para la cura climática. Tras concienzudos y activos estudios pudo hallar los factores ecológicos que estimaba favorables para mejorar el tratamiento de este mal que ya empezaba a constituir un serio problema en la Argentina. Después de adquirir los conocimientos y el dominio técnico indispensable, Tornú llegó a la conclusión de que la más importante arma de lucha contra la tuberculosis era la educación popular. Además sugirió la creación de sanatorios y la fundación de una liga contra la tuberculosis. Con esta base, estructuró un plan general de lucha antituberculosa, que contenía dieciséis normas profilácticas, destinado a ser puesto en práctica en todo el país, y cuya aplicación fue iniciada por él durante su permanencia en Córdoba. En 1899 fundó la revista "La profilaxia". Enfermo de tuberculosis, Tornú se quitó la vida en Buenos Aires, el 23 de agosto de 1901, a los 35 años. Tres años después, por iniciativa de un grupo de médicos, se puso su nombre al primer establecimiento construido especialmente para el tratamiento de los enfermos de tuberculosis. Fuente: Por Agustina Sucri