Peregrinos en Misión

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Misión a la Intemperie en la Amazonia
Equipo Itinerante
Llamados e enviados a atravesar las
fronteras en los dos sentidos
fernando lópez sj, jflopezperez@gmail.com
En los 26 años de inserción en América del Sur, la experiencia del Equipo Itinerante (EI) en la
Amazonia fue, y es hasta hoy, uno de los mayores desafíos que me tocaron vivir en todos estos años
de vida y misión.
Nací en Canarias, España y llegué a Paraguay
en enero de 1985, en plena dictadura militar
de Stroessner. El dictador había expulsado a
13 jesuitas por “subversivos”. En ese mismo
año entré en el noviciado San Roque
Gonzalez en Paraguarí. Después de varios
años en Paraguay, fui destinado 1998 para la
nueva región de los Jesuitas de la Amazonia,
donde el P. Claudio Perani SJ, primer
superior de la región, me destinó para el
recientemente creado Equipo Itinerante. Una
experiencia radicalmente nueva que me
invitaba a enterrarme en la amazonia y
confiar absolutamente en el Señor:
“Fernando, entiérrate y confía. No intentes controlar todo. ¡Yo te seré propicio en la Amazonia!”
Sentía fuertemente estas palabras en mi oración de aquellos primeros tiempos. Muchas veces rezaba
frente al mapa abierto de la amazonia con sus 7,5 millones Km2 de selvas y ríos. Frente a aquella
inmensidad, imposible de controlar, mis entrañas se encogían al punto de que muchos días, en mi
oración, no me animaba a abrir el mapa y me venía la desolación del mal espíritu: “¿Para qué
habré salido de mi querido Paraguay?”
En el Equipo Itinerante el Señor me invitaba a lanzarme a una misión más despojada, a la
intemperie, sin las seguridades de las mediaciones institucionales y estructuras fuertes y poderosas
con las que normalmente trabajamos y para las cuales, en general, fuimos formados. Una misión
que exige poner todo de nuestra parte y al mismo tiempo ponernos por entero en las manos
providentes del Señor, y solo en Él.
En el contexto de las fronteras amazónicas, geográficas y simbólicas, nace en 1998 el EI con base
inicial en Manaus, corazón de la amazonia brasileña. En sus 13 años de itinerancias por los ríos y
selvas amazónicas, más de 130 personas de unas 50 instituciones, congregaciones o grupos
diferentes han participado de la experiencia por tiempo variado (desde un mes hasta 12 años).
Es a la intemperie de las fronteras donde somos invitados a colocar toda nuestra confianza solo en
el Señor. Es allí donde el EI ofrece su servicio para complementar el trabajo de los otros, con la
conciencia y certeza de que todos somos “miembros de un mismo cuerpo” (1Cor 12) al servicio de
Su Misión. Este es el don recibido y la tarea asumida: servir-sembrar vida y esperanza (¡contra toda
esperanza!), donde la vida está más amenazada, atravesando a la intemperie las fronteras,
geográficas y simbólicas, en los dos sentidos...
1
I. Equipo Itinerante (EI): Intuiciones, Objetivos y Fundamentos
1.1. Intuición y objetivo
La intuición fue del P. Claudio Perani sj, primer
superior de los jesuitas de la región amazónica
brasileña: “Anden por la Amazonia y escuchen lo
que el pueblo dice. [...] No se preocupen con los
resultados, el Espíritu irá mostrando el camino.
[...] ¡Coraje! ¡Comiencen por donde puedan!”
El EI se inicia en enero de 1998 con la liberación
de dos compañeros jesuitas, P. Albano Ternus y
P. Paulo Sergio Vaillaint. Ambos iniciaron sus
itinerancias acompañando las comunidades
ribereñas del interior y las ocupaciones de las
periferias urbanas de Manaus. En octubre del
mismo año nos sumamos a la experiencia (P. Fernando López y la Hna. Arizete Miranda CNSCSA) para iniciar las itinerancias junto a los pueblos indígenas de la amazonia. Durante los dos
primeros años (1998-1999) cada uno de los miembros del equipo vivía en su comunidad. Solo a
partir del año 2000 iniciamos la experiencia de la Comunidad Itinerante, una comunidad mixta e
interinstitucional, inserta en uno de los barrios de casas palafitos del centro de Manaus; una
comunidad organizada en función de la misión itinerante en la que todos actuábamos.
El objetivo general del proyecto es: “Escuchar, despertar, incentivar, apoyar personas, grupos,
proyectos e iniciativas de las comunidades ribereñas (mestizos), indígenas y de las periferias
urbanas, a través de la itinerancia, del apoyo y de la articulación con grupos y entidades
comprometidas con la causa, para que los pobres, excluidos y culturalmente diferentes se tornen
sujetos de su liberación y se reconozcan como hijos e hijas predilectas de Dios. Y por medio de los
valores del Evangelio, humanizar los ambientes más agresivos, injustos e opresores, donde la vida
humana y de toda la creación está siendo amenazada, las culturas des-respetadas, la justicia y los
derechos socio-ambientales ignorados.”
El EI es concebido como “un espacio interinstitucional de servicios a las iglesias, organizaciones,
pueblos e comunidades de la región amazónica”. No es una ONG, ni una nueva institución; no
tiene, ni quiere tener, personería jurídica propia para mantener una estructura ágil y leve. Las
personas que participan del proyecto son enviadas y asumidas económicamente por sus
instituciones, congregaciones o grupos; además las instituciones que participan del proyecto
contribuyen en la “caja común” para que la misión se pueda sustentar. Así, el EI aprovecha todas
las potencialidades de las instituciones, congregaciones y grupos que suman en este proyecto.
La vocación fundamental del EI es de servicio a la misión a partir de la itinerancia y estructuras
leves, intercongregacionalidad e interinstitucionalidad, visión-acción geopolítica y panamazónica,
dialogo intercultural e interreligioso, espiritualidad y mística itinerante, compromiso con la
justicia socio-ambiental, presencia solidaria e gratuita… Procura complementar los servicios de
los otros proyectos más institucionales e/o insertos allí donde ellos no pueden llegar.
1.2. Inspiración y fundamento
a) Jesús “Profeta Itinerante”: Los Evangelios nos revelan claramente que Jesús desarrollaba su
misión de modo itinerante y en grupo: “Jesús andaba por ciudades y aldeas anunciando la Buena
Noticia del Reino de Dios. Los discípulos y algunas mujeres iban con El.” (Lc 8,1). Él envía a sus
discípulos y discípulas de dos en dos, por las aldeas donde iba a pasar. Les recomienda gratuidad y
sencillez en el servicio, que lleven pocas cosas (“estructuras leves”): una túnica y un par de
sandalias, poco dinero (Mt 10,5-15; Mc 6,6-13; Lc 9,1-6). Jesús no deja que sus discípulos-as se
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instalen y acomoden en las seguridad de la “orilla”: “Jesús obligó a los discípulos a entrar en la
barca e ir para la otra orilla” (Mt 14,22). Los acompaña en la travesía y medio de la tempestad los
purifica y acrisola en su fe y compromiso (Mt 8,23-27; Mc 4,35-41; Lc 8,22-25). Y siempre les
anima a “remar mar adentro” y “avanzar para aguas más profundas” (Lc 5,4).
b) Iglesia misionera leve, móvil y peregrina: La historia de salvación del pueblo de Israel se
desarrolla en una gran itinerancia hacia la libertad, hacia la Tierra Prometida. En los inicios de la
Iglesia, Pablo con algunos laicos y laicas, fueron misioneros itinerantes, de comunidad en
comunidad. Vivían en las casas de las familias, trabajaban y predicaban la Buena Noticia en los
distintos espacios donde la vida de la gente se desarrollaba cotidianamente. Tuvieron la osadía
profética de atravesar las fronteras geográficas y culturales del judaísmo y anunciar el mensaje en el
mundo helenista. Fruto de ese atravesar fronteras en los dos sentidos fue que la fe y la vida cristiana
llegó a otros pueblos (“paganos”) respetando sus propias costumbres, sin tener que ser obligados a
circuncidarse como ocurría en el mundo judeocristiano.
Otra fuente de inspiración fue el propio Ignacio de Loyola, el “Peregrino”, con su intuición de la
“caballería ligera” articulada y complementada con otros servicios más institucionales (“artillería
pesada”), para el “mayor servicio” a la misión de Cristo y su Iglesia. Además, “caballería ligera”
fue la experiencia de los primeros jesuitas en la amazonia (s. XVI-XVII): andando y remando “de
aldea en aldea”, acompañando a los pueblos indígenas en sus comunidades y a partir de sus propias
lenguas y culturas, de la realidad local en la que vivían.
El documento de los obispos de la amazonia brasileña: “La Iglesia se hace carne y arma su tienda
en la Amazonia” (Documento de Manaus, 1997, asesorado por el P. Claudio Perani sj) inspiró
mucho el proyecto del EI. El propio título, inspirado en el inicio del Evangelio de Juan (Jn 1,14),
nos invita a ser una iglesia más encarnada, con estructuras leves, de tiendas y campamentos
provisorios, que está siempre a camino, peregrina.
c) Visión geopolítica, global-local de la misión en la amazonia: Al inicio de la 2ª semana de los
Ejercicios Espirituales (n. 101-109), Ignacio de Loyola nos invita a discernir la misión a la que
Cristo nos llama y envía. Nos propone contemplar con las Tres Personas Divinas “la superficie
plana o curva del mundo”, llena de gente tan diversa, unos naciendo y otros muriendo, unos
blancos y otros negros, unos en guerra y otros en paz… y viendo tanto sufrimiento humano, la
Trinidad decide la encarnación de la Segunda Persona Divina y envía al Ángel Gabriel a visitar “la
casa y los aposentos humildes de Nuestra Señora, en la ciudad de Nazaret, en la provincia de
Galilea.” En pleno cambio de época y de paradigmas de mundo, inicios del s. XVI, cuando todavía
no se sabía si la tierra era plana o redonda, el Peregrino expresa la necesaria y fundamental tensión
dinámica entre la dimensión global y local de la misión. Hay que mantener siempre esta fecunda
relación entre la visión de la redondez de la tierra poblada de diversas gentes (global) y los
aposentos de Nuestra Señora en la casa humilde de Nazaret, provincia de Galilea (local).
En la coyuntura actual (s. XXI, ¡cinco siglos después!), también vivimos un cambio de época y de
paradigma (“globalización”). Hoy, tal vez más que nunca, es fundamental articular las dimensiones
locales y globales de la misión: la visión-acción local en la amazonia a partir de sus pueblos y con
ellos, y el desafiante proceso global que vive la humanidad y el planeta. Sobre todo teniendo en
cuenta que los especialistas afirman que el bioma amazónico y sus pueblos tradicionales con sus
cosmovisiones, saberes y modelos de reciprocidad ambiental, son fundamentales para mantener el
equilibrio sistémico de la región y del planeta (atenuando el calentamiento global y el cambio
climático), salvaguardando así el futuro de la humanidad y de todas las formas de vida existentes en
la Tierra.
Los obispos latinoamericanos en Aparecida (2007) insisten en esta perspectiva: “crear en las
Américas [y en el mundo] conciencia sobre la importancia de la Amazonia para toda la humanidad
[y el planeta]” (DAp 474). Los dos […] los añadimos nosotros.
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El P. Adolfo Nicolas, General de los Jesuitas, después de su visita a la Amazonia (Set/2008, un mes
después de haber fallecido el P. Claudio Perani SJ), nos confirma en esta visión-acción-misión tan
ignaciana. En carta (mar/2009) al Superior de la Región, Pe. Roberto Jaramillo SJ, el Pe. General
hace un llamado a toda la Compañía:
“... la preservación de la Amazonia es una batalla que la humanidad no puede perder y la
Compañía está y debe estar luchando por esta causa. Justamente la Conferencia de Provinciales de
América Latina (CPAL) considera la Amazonia como una de sus prioridades. La Región
Amazónica (Brasil Amazonia - BAM), que no tiene todavía cuatro años de existencia, necesita del
apoyo con recursos humanos y materiales para cumplir su misión. Varias provincias de dentro e de
fuera de América Latina dieron y continúan dando generosamente este apoyo, quiero hacer la
invitación a que otras sigan este ejemplo y consideren que, al hacerlo, contribuyen con la misión de
la Compañía universal en la promoción de relaciones justas con la creación.”
II. Tres preguntas fundamentales en el discernimiento de la misión del EI
Particularmente los dos primeros años de misión itinerante fueron muy intensos. Recorríamos los
ríos y selvas, las fronteras de la pan-amazonia, observando y escuchando atentamente, sintiendo y
registrando todo cuidadosamente en nuestros corazones y en nuestros cuadernos de campo. Cada
dos o tres meses nos sentábamos para compartir y discernir nuestra misión a partir de lo que
habíamos vivido en nuestras itinerancias, visto y oído, sentido y registrado. La pregunta inicial que
nos hicimos no fue ¿qué vamos a hacer en la Amazonia? Esa pregunta, aún siendo muy importante,
es momento segundo en el proceso de discernimiento. El primer momento de discernimiento fue
marcado por tres preguntas fundamentales que ayudaron a orientar desde el Señor nuestra misión en
la amazonia: 1) ¿Con quién Dios nos invita a comprometer proféticamente nuestra vida y misión en
la Amazonia?; 2) ¿Dónde están esos “rostros” más amenazados?; 3) ¿Cómo llegar a las “fronteras”,
donde las heridas están más abiertas y la vida más amenazada?
Hoy, esas tres preguntas continúan siendo muy importantes en el proceso continuo de “reflexión
sobre la práctica” de nuestra misión como EI en esta estratégica región del planeta.
2.1. ¿Con quién Dios nos invita a comprometer proféticamente nuestra vida y misión en la
Amazonia?
Las primeras itinerancias fueron visitas gratuitas, “al ritmo de la canoa”; “bajando al encuentro de
Dios en el encuentro con los pueblos de la amazonia; ir gratuita y solidariamente junto a ellos; bajar
a su lado y hacer silencio, para escuchar con atención los clamores de la amazonia y sus pueblos (cf.
Ex 3). Así surgieron los rostros indígenas, ribereños (mestizos) y pobladores de las periferias
urbanas, con los que Dios nos invitaba a “complicar” y comprometer proféticamente, nuestra vida y
misión en la región. Íntimamente unido a estos clamores surgió también el grito dramático de la
Madre Tierra, depredada e injustamente agredida. Violentar a la Madre Tierra es violentar a sus
hijos e hijas que viven en y de ella. Agredir a la Madre Tierra es agredir a sus hijos e hijas. Por eso
el compromiso del EI es con la vida y la justicia socio-ambiental.
Por eso el EI tiene tres equipos que intentan centrar sus servicios en esos tres rostros: Equipo
Indígena, que trabaja sobre todo en el interior, en las aldeas indígenas; Equipo Ribereño, que trabaja
con las comunidades mestizas del interior; y por último el Equipo de Periferias Urbanas, más fijo en
las ciudades (Manaus-AM, Tabatinga-Leticia en la frontera de Brasil con Colombia, Boa VistaRR). Los tres equipos intentan trabajar de modo articulado para ayudar a construir una gran alianza
entre esos tres sujetos históricos: Indígenas – Ribereños – Urbanos en la defensa de sus derechos y
de la Madre Tierra que a todos sustenta.
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2.2. ¿Dónde están esos “rostros” más amenazados?
Como respuesta a esta pregunta surgió el imaginario de las fronteras. La palabra frontera la
comprendíamos en su dimensión geográfica como simbólica. Así, las fronteras geográficas y
simbólicas de la amazonia pasaron a ser una prioridad para la misión del EI. Con las primeras
itinerancias fuimos descubriendo que las heridas más abiertas y los rostros más crucificados están
en las fronteras amazónicas, donde los derechos socio-ambientales son más violados y la vida de los
pueblos y de la madre tierra más amenazada. Es desde el margen, desde las fronteras, desde donde
Dios nos llama e invita a arrimar nuestro hombro para cargar Su Cruz con las cruces de los
crucificados y con Él y con ellos luchar con esperanza por la vida-liberación-resurrección.
Desde las primeras itinerancias nos acercamos a las
fronteras simbólicas culturales de los pueblos de la
amazonia para aprender con ellos la novedad que
Dios ya había sembrado en el otro lado… Para
insertar nuestras vidas en una frontera simbólica,
escogimos en el año 2000 como lugar de la
“comunidad itinerante”, unas casas de palafito en uno
de los arroyos que cruza el centro de la ciudad de
Manaus. Allí viven las familias expulsadas del
interior por la pobreza y que vienen para la “gran
ciudad” buscando una vida mejor… Y lo que
encuentran es ¡más miseria!
1ª Comunidad Itinerante, Vila da Prata, Manaus, 2000.
También desde el inicio del EI en 1998, subimos los ríos y atravesamos las fronteras geográficas
amazónicas de Brasil con Colombia y Venezuela, con Guayana, con Perú y Bolivia. Fue así que
percibimos que, al otro lado, las heridas estaban más abiertas; y que la amazonia (pan-amazonia) es
mucho más que Brasil (amazonia brasileña)… Nos sentimos llamados a colaborar sumando con los
esfuerzos de las iglesias, organizaciones, movimientos y grupos del otro lado... Al final, en una
cuenca hidráulica los impactos socio ambientales que se producen en las cabeceras de los ríos, se
transfieren para la cuenca media y baja… La amazonia brasileña está justamente en la cuenca media
y baja del rio Amazonas. Los impactos socio-ambientales (contaminación, deforestación, grandes
proyectos, etc.) que se producen en los países donde están las cabeceras y nacientes amazónicas
siempre se transfieren para la cuenca media y baja (amazonia brasileña). El sentido común nos
decía que había que trabajar a ambos lados de las fronteras amazónicas, con una perspectiva
regional que tenga como unidad territorial la cuenca y el bioma amazónico. Es en ese gran territorio
estratégico en el que hay que tejer una gran alianza y sumar esfuerzos entre todos los pueblos,
organizaciones, iglesias y grupos… Todos a favor de la justicia y vida socio-ambiental de la
amazonia.
Fue así que surgió la prioridad de crear núcleos del EI
en estas regiones fronterizas altamente estratégicas.
¿Qué frutos daría insertar en las regiones de frontera
amazónicas células móviles e interinstitucionales –
formadas por personas de los distintos lados de la
frontera – que presten su servicio interfronterizamente? Células itinerantes e
interinstitucionales que ayuden a tejer las fronteras
amazónicas y aunar esfuerzos.
En la actualidad el EI está formado por 9 personas de
7 instituciones y congregaciones que se distribuyen
en tres núcleos con base en: Manaus (capital del
Estado de Amazonas, Brasil, 1998), TabatingaLeticia (en el alto río Solimões o Amazonas, en la
Venezuela
Núcleo
BVG-2008
Guyana
Surinam
Guyana Fran.
Colombia
Ecuador
Núcleo
Manaus-1998
Núcleo
BCP-2004
Perú
Brasil
Bolívia
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triple frontera amazónica de Brasil-Perú-Colombia, 2004) y en Boa Vista (capital del Estado de
Roraima, Brasil, en la triple frontera amazónica de Brasil-Venezuela-Guyana, 2008). También han
pedido que se abran nuevos núcleos del EI en las triples fronteras amazónicas de Brasil-PerúBolivia y de Brasil-Surinam-Guyana Francesa; se espera que lleguen más recursos humanos e
institucionales para poder servir también en estas nuevas fronteras. Por otro lado, ya se han abierto
algunas experiencias de trabajo itinerante, interinstitucional e inter-fronterizo en la triple frontera
amazónica de Perú-Ecuador-Colombia, y en Paraguay frontera con Brasil; ellas fueron iniciadas por
personas que participaron y conocieron la experiencia del EI.
2.3. ¿Cómo llegar a las “fronteras”, donde las heridas están más abiertas y la vida más
amenazada?
¿Cómo responder creativa y proféticamente a los nuevos y grandes desafíos a partir de nuestra
realidad concreta y posibilidades limitadas? Tres intuiciones surgieron desde el inicio de la
experiencia del EI para responder al cómo de esta misión: Itinerancia, Interinstitucionalidad y
Mística Itinerante. A lo largo de los años fuimos aprendiendo con la experiencia y, poco a poco,
estas intuiciones se fueron formulando y concretizando cada vez mejor.
2.3.1. Misión Itinerante:
Complementando los servicios más
institucionales y de inserción del cuerpo
apostólico para la misión
La itinerancia hay que entenderla como un
servicio complementario a los otros servicios
más institucionales y de inserción que la
iglesia, como cuerpo apostólico, tiene para
desarrollar su misión.
a) Servicio Institucional. La estructuración
institucional es la que da “peso”, continuidad y
estabilidad a la vida humana, a la sociedad y a
la misión de la iglesia. Desde una teología
trinitaria esta dimensión institucional de
continuidad y estabilidad la podemos identificar con Dios-Padre. Desde la teología del bautismo
vemos aquí el servicio del Rey, del gobernante. Por último, desde la teología de la vida religiosa,
esta dimensión más institucional del servicio se vincula al voto de Obediencia.
b) Servicio de Inserción. Es la dimensión encarnatoria, de proximidad-projimidad. Ella nos
impulsa a hacernos judío con los judíos, débil con los débiles y todo a todos (1Cor 9,19-23). La
inserción nos hace “prójimos”, buenos samaritanos (Lc 10,29-37), nos aproxima y acerca a los más
pobres, excluidos y culturalmente diferentes, cuyas vidas están más amenazada. Desde una
perspectiva trinitaria esta dimensión está vinculada con Dios-Hijo. A partir de la teología bautismal
es el servicio del Sacerdote; no del sacerdote del Antiguo Testamento que es el “separado del
pueblo”, sino el sacerdocio del Nuevo Testamento instaurado por Cristo (Carta a los Hebreos), que
revela a un Dios cercano y encarnado en los crucificados de este mundo. Desde la teología de la
vida religiosa en este servicio de inserción se plasma el voto de Pobreza.
c) Servicio Itinerante. La itinerancia es el servicio de la conectividad e inclusión de las
“fronteras”, de las realidades nuevas y excluidas. Ayuda a superar el aislamiento de los miembros
del cuerpo apostólico y la fragmentación de sus acciones, tejiendo y fortaleciendo la red de
relaciones para así responder mejor a su misión. También permite llegar, atravesar e incluir las
fronteras, geográficas y simbólicas, excluidas e ignoradas por alguna razón. La itinerancia nos hace
presentes en los nuevos escenarios donde, inicialmente, no llegan los niveles más institucionales y
de inserción del cuerpo apostólico. La levedad y agilidad del servicio itinerante ayudan a llegar y
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conocer esas nuevas realidades donde las heridas están más abiertas para, con ellos y desde ellos,
buscar respuestas y servicios más institucionales y de inserción a sus necesidades. A partir de la
teología trinitaria esta dimensión del servicio itinerante se vincula con Dios-Espíritu Santo. Desde
la teología sacramental del bautismo es la dimensión del Profeta. Y a partir de la teología de la vida
religiosa, es el voto de Castidad que nos hace libres para discurrir amando y sirviendo, allí donde
hay más necesidad y la vida está más amenazada. Castos, libres y disponibles, por la gracia del
Espíritu, para entregar la propia vida si fuera necesario.
Complementariedad y articulación de los tres servicios del cuerpo para la misión
Estas tres dimensiones del servicio a la misión, Institución-Inserción-Itinerancia, son
complementarias y están íntimamente relacionadas y articuladas entre sí. La Trinidad, Padre-HijoEspíritu Santo, Dios Uno y Trino, nos inspira e ilumina para buscar el equilibrio y la relación intima
y fecunda entre estas tres dimensiones del servicio al Reino. Por la gracia del Bautismo cada
cristiano es Sacerdote-Profeta-Rey, comprometiéndose con esos tres servicios para desarrollar su
misión en el mundo. Por último, los consejos evangélicos de Pobreza-Castidad-Obediencia,
asumidos en la vida religiosa consagrada, están también íntimamente ligados entre sí en el
seguimiento del Señor y al servicio de Su Misión.
Para enfrentar los grandes desafíos que viven la amazonia y sus pueblos, la humanidad y el planeta,
hay que tejer, articular y equilibrar bien estas tres dimensiones-servicios complementarios del
cuerpo para la misión: “Miembros de un mismo cuerpo que tiene a Cristo por Cabeza” (1 Cor 12).
Servicio
Institucional
Servicio de
Inserción
Servicio
Itinerante
Conectividad
e Inclusión de
“fronteras”
Contribución
específica
Estabilidad y
Continuidad
Proximidad y
Encarnación
Teología
Trinitaria
Dios Padre
Dios Hijo
Dios Espíritu
Santo
Teología
Bautismal
Rey
Sacerdote
(NT, Heb)
Profeta
Teología
Vida Religiosa
Obediencia
Pobreza
Castidad
Tal vez hoy la dimensión institucional ha ocupado la mayor parte del espacio de la sociedad, de la
iglesia y de la vida religiosa, no dejando que las otras dimensiones de inserción e itinerancia se
desarrollen suficientemente. Por ello, el cuerpo apostólico a quedado “pesado” y la misión se ha
empobrecido... El desafío actual es potenciar los servicios de inserción e itinerancia para recuperar
la agilidad, creatividad y ardor profético en el cuerpo de la iglesia y de la vida religiosa consagrada;
una vez potenciados y equilibrados estos tres servicios del cuerpo, hay que restablecer la relación
fecunda entre ellos para que con agilidad respondan a los desafíos actuales de la misión. Hoy los
servicios institucionales deben disminuir para que los servicios de inserción e itinerancia puedan
nuevamente crecer y proféticamente fecundar la vida religiosa y de la iglesia, y, sobre todo, la
Misión del Reino y su Justicia, donde la Vida Abundante que Dios nos ofrece (Jn 10,10) pueda
continuar floreciendo en el planeta, para todos y para mañana.
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2.3.2. Interinstitucionalidad e Intercongregacionalidad en la Misión: ¡Sumar para llegar
juntos donde solos nadie puede!
En el caso del Equipo Itinerante, la dimensión más
institucional del servicio al cuerpo de la misión es
interinstitucional. La interinstitucionalidad incluye la
intercongregacionalidad y contempla todas las
instituciones laicales, organizaciones y grupos de
buena voluntad que trabajan en la construcción de un
mundo justo, fraterno y solidario. En nuestro caso,
también incluimos otros grupos no formalmente
constituidos, que quieren contribuir con sus miembros
y recursos en este proyecto itinerante.
La interinstitucionalidad en la misión tiene que ver
con todo el tema del trabajo en red y de la
colaboración con otros (en palabras de la CG 35 y del
P. General Adolfo Nicolás SJ) que en nuestros días
son cada vez más prioritario y urgente.
Si somos sinceros, todos reconocemos que nos sentimos pequeños y sin capacidad de respuesta
frente a los grandes desafíos que la humanidad, el mundo y la amazonia nos presentan hoy. Ni a
nivel personal, ni a nivel institucional tenemos recursos humanos, materiales y económicos
suficientes para responder a esas “fronteras”. Y si nadie solito pude responder a esas heridas más
abiertas de la amazonia, donde la vida de sus pueblos está más amenazada, surge la pregunta: ¿Será
que Dios se olvidó de sus hijos e hijas más crucificados? Ciertamente el problema no es de Dios. El
es Padre y es fiel a sus hijos predilectos injusticiados. Él continúa crucificado en los crucificados
que luchan y esperan también con Él por la liberación-resurrección… Y a esa misión nos sigue
llamando… Pero tal vez la novedad que Dios está queriendo mostrarnos es que hay que trabajar en
su misión de otra forma: sumando y multiplicando con otros para llegar juntos donde solos no
podemos llegar (ni personal ni institucionalmente).
Interinstitucionalidad en la misión es una nueva perspectiva para responder a los grandes desafíos
que la coyuntura actual de la humanidad y del planeta nos presenta. La interinstitucionalidad nos
obliga a superar el individualismo y la fragmentación, personal e institucional, que durante muchos
años hemos vivido y continuamos viviendo como sociedad, como iglesia, como congregaciones
religiosas, como organizaciones y grupos que defienden cada uno su “banderita”… Ese modo
fragmentario e individualista de llevar adelante la misión, puede ser hasta admirable, porque nos
gastamos y desgastamos; pero no es más imitable, porque nos hace funcionales al sistema
individualista actual. Además, el individualismo (personal o institucional), no nos permite enfrentar
los grandes desafíos y transformar la realidad en la perspectiva del Reino y su Justicia (Mt 6,33),
engendrando la Vida Abundante que Dios nos ofrece (Jn 10,10).
La interinstitucionalidad exige que nuestra misión
común interinstitucional sea, por lo menos, tan
importante como nuestra misión personal o
institucional. Además la interinstitucionalidad en la
misión nos posibilita una visión más amplia, una
respuesta más rica y diversa a la propia realidad
compleja que vivimos.
En el año 2002, cuatro años después de iniciar la
experiencia del EI (1998), tuvimos el Primer
Encuentro Interinstitucional donde se asumió que el
proyecto no era solo de los jesuitas sino también de
las otras instituciones que sumaban con él. En aquel
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primer encuentro las instituciones que participaron y asumieron el proyecto del EI como proyecto
interinstitucional fueron: Jesuitas (BAM), Hermanas de Nuestra Señora – CSA, Hijas del Sagrado
Corazón de Jesús y una laica del Regional Sur 3 de la Conferencia de los Obispos del Brasil
(CNBB).
Recientemente, en los días 29
a 31 de Agosto de 2011,
celebramos en Manaus el X
Encuentro Interinstitucional
del EI donde participaron un
total de 23 personas: diez
miembros del EI, nueve
representantes institucionales
y algunos invitados
interesados en conocer la
propuesta. El tema trabajado
fue: “Misión Itinerante y
Cuerpo para esa Misión”. Y el lema: “Juntos tejiendo Nuestro Cuerpo Interinstitucional para la
Misión Itinerante en la Pan-Amazonia”.
La pregunta fundamental fue: ¿Cómo organizar nuestro cuerpo apostólico, itinerante e
interinstitucional, para que responda lo mejor posible a esta desafiante misión pan-amazónica?
Con la ayuda del Espíritu y la colaboración de todos dimos un paso muy importante:
La nueva Coordinación del EI
es ahora formada por la
Coordinación Interinstitucional
(tres representantes
institucionales: P. Adelson
Araujo SJ, Hna. Alzira Fritzen
CNS-CSA y Haroldo dos
Santos CIMI Norte 1), más la
Coordinación de los Núcleos
(tres coordinadoras: Hna.
Arizete Miranda CNS-CSA,
Hna. Deyanet Garzón MP y
Gilmara Fernandes CIMI Norte
1). Además, fue escogido como
asesor el Hno. João Gutemberg
FMS, que acompaña desde
2003 al EI.
La función principal de la Coordinación del EI es cuidar y animar la misión del EI, así como cuidar
también de las personas, de los recursos materiales y económicos necesarios para que ese cuerpo
misionero, itinerante e interinstitucional, pueda desarrollar lo mejor posible su misión.
Tanto la itinerancia como la interinstitucionalidad en la misión exigen un perfil, una formación y
una mística diferenciada. Normalmente no somos formados en esta doble perspectiva itinerante e
interinstitucional. La experiencia que traemos es la de trabajos más “fijos” y en nuestras
instituciones, en “nuestro-mi territorio” (¿“feudo”?) y a partir de nuestros carismas particulares. Así
no tenemos que confrontar y trabajar, de igual para igual, con los otros a los que Dios llama también
a sumar en Su Misión. Todavía no ha madurado en nosotros ni en nuestras instituciones la “cultura”
de itinerancia e interintitucionalidad en la misión. Por eso, por ahora continua siendo algo extraño,
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sospechoso y hasta peligroso, solo para algunos-as “inquietos-as”. No obstante, poco a poco, la
realidad como referente de Dios se impone y se va avanzando en esta consciencia y visión más
holística y articulada de “miembros de un mismo cuerpo” (1Cor 12).
c) Mística Itinerante: Llamados y enviados a atravesar las
fronteras, geográficas y simbólicas, en los dos sentidos
“Acepta las sorpresas que trastornan tus planes,
derrumban tus sueños,
dan rumbo totalmente diverso a tu día y,
quién sabe, a tu vida.
No hay casualidad.
Da libertad al Padre,
para que El mismo conduzca la trama de tus días”.
Don Helder Câmara
No hay “Itinerancia Geográfica” que no lleve a un verdadero proceso de “Itinerancia Interior”.
Muchas personas que llegamos por primera vez al EI pensamos que el proceso más duro a enfrentar
en esta experiencia son las largas itinerancias geográficas, donde se necesita fortaleza física, salud,
remontar ríos y adentrarse en la selva profunda, enfrentar insectos, fieras y toda clase de peligros…
Al final estos desafíos son los más fáciles de enfrentar y el
cuerpo acaba adaptándose a todo. Lo más difícil de enfrentar
es el proceso de itinerancia interior al que nos llevan las
itinerancias geográficas. Ahí es donde tenemos que acrisolar
el espíritu para adentrarnos en los ríos y la selva interior
para despojarnos de muchos miedos e inseguridades,
destrabar muchas trabas y curar heridas que no nos dejan
itinerar con libertad ni interna ni geográficamente. Itinerar
geográficamente por la amazonia nos adentra continuamente
en un proceso de itinerancia interior que nos invita a crecer
en todas las dimensiones de la persona: afectiva, intelectual, volitiva, relacional, espiritual,
identidad, etc. Como dice don Helder, para los que tenemos fe, la itinerancia geográfica de la vida
nos lleva a una profunda itinerancia interior que es una continua invitación al abandono absoluto, a
entregar toda nuestra vida confiadamente en las manos providentes del Padre.
Ninguno de nosotros fuimos preparados para pasar 8 meses al año de mochila itinerando por los ríos
y selvas de la amazonia. También no fuimos formados para trabajar junto con otras instituciones y
congregaciones en la misión. Ni tuvimos una preparación especial para atravesar las fronteras,
geográficas y simbólicas, en los dos sentidos. Todos estos nuevo desafío son muy exigentes y
precisan cultivar una mística que nos sustente y que integre las fronteras (geográficas y simbólicas),
la itinerancia (geográfica e interior) y la interinstitucionalidad (sumar con otros en la misión).
El Evangelio de Mateo cuenta que en una oportunidad Jesús atravesó para la otra orilla del lago
(itinerancia geográfica) y que una mujer siro-fenicia – de otra cultura, lengua y religión – lo
“convirtió” (itinerancia interior). Es decir, aquella mujer “fronteriza” ayudó a Jesus a superar su
visión judaizantes y estrecha; le ayudó a descubrir que el proyecto salvífico del Padre era para toda
la humanidad y no solo para los judíos (Mt 15, 21-28). El propio Jesús entiende mejor su misión al
atravesar las fronteras geográficas y simbólicas… Y es por eso que “Jesús obligó a sus discípulos a
entrar en la barca e ir para la otra orilla del mar” (Mt 14,22).
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De igual modo, en la V Conferencia Episcopal Latino-Americana – CELAM (Aparecida, Brasil,
2007), los obispos del continente insisten: “Debemos formarnos como discípulos misioneros sin
fronteras, dispuestos a ir a la otra orilla.” (DAp. 376)
Un mes después del fallecimiento del P. Claudio Perani sj (Ago/2008), el P. Adolfo Nicolás hizo su
primera visita como General a la región amazónica. En una charla que tuvo en Manaus nos decía:
“Estamos llamados a atravesar las fronteras en los dos sentidos. […] Lo fácil y cómodo es
quedarnos tranquilamente en nuestra orilla; o atravesar a la otra orilla y quedarse en ella sin
volver y traer la novedad encontrada… El desafío y riqueza mayor está en ir para descubrir lo
nuevo y volver para traducirlo, compartirlo y fecundarnos…”
Las fronteras hay que atravesarlas en los dos sentidos. Primero hay que salir al otro lado (geográfico
o simbólico) y “desvestirnos” de nuestras lógicas y seguridades. Quedar “desnudos” para
“empaparnos” con las otras perspectivas que la realidad fronteriza nos quiere revelar. “Desnudos”
para no ser impermeables a la novedad, al Dios sorprendente que siempre está presente y nos espera
al otro lado, en la otra orilla, en la otra margen… Este primer momento, aunque desafiante, es más
fácil. El segundo momento, más difícil, es atravesar la frontera de vuelta. Entrar de nuevo en
nuestro mundo personal, grupal e institucional y traducir la novedad descubierta en un lenguaje que
se entienda y ayude a comprender la novedad descubierta, para que nos fecunde y anime a avanzar
en esa dirección dejando el lastre muerto que ya no responde a los nuevos desafíos ni genera vida.
Este segundo momento es el más difícil. Lo fácil es atravesar la frontera y quedarse al otro lado,
dando la espalda a toda esa realidad pesada y tediosa de nuestras instituciones que avanzan por
inercia en una dirección que ya no responde a la realidad de hoy ni engendran vida nueva en ella.
Lo difícil es entrar de nuevo y con la novedad descubierta y traducida, fecundar y transformar
nuestra realidad personal, grupal, institucional...
La itinerancia (geográfica e interior), la interintitucionalidad (sumar con otros en la misión) y el
atravesar fronteras (geográficas y simbólicas) en los dos sentidos exigen una mística que
continuamente debemos cultivar para que nos anime a: “Estar con quien nadie quiere estar, estar
donde nadie quiere estar y estar como nadie quiere estar” (P. Pepe Hernestosa SJ); “Ser
contemplativos en la acción”; “Místicos de ojos abiertos” (J. B. Metz); “Hacer todo como si
dependiera de nosotros con la absoluta certeza de que todo depende de Dios” (Ignacio de Loyola).
En toda esta nueva dinámica misionera estamos aprendiendo. Necesitamos continuar haciendo
camino y experiencia, arriesgando a dejarnos conducir por el Espíritu.
“Sueño que se sueña juntos se convierte en realidad”
La amazonia y sus pueblos nos desafían a arriesgar y atravesar sus fronteras y las fronteras de la
misión en los diversos sentidos, para captar y reaprender la novedad de vida que existe al otro lado,
donde Dios ya estaba antes de que nosotros llegásemos. Ellos, “el rostro de los otros”, nos desafían
a dialogar, para juntos avanzar con esperanza en la búsqueda de la “Tierra sin Males”, del “Buen
Vivir”, del “Cielo Nuevo y Tierra Nueva”, del Reino de Vida Abundante (Jn 10,10) que Dios quiere
para todos y también para mañana, no solo para unos cuantos y solo para hoy. Esa es la esperanza
que la amazonia y sus pueblos nos ofrecen, para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos
puedan continuar cantando la danza de la vida en esta tierra.
Como dice el trovador popular de estos ríos: “Sueño que se sueña sólo no llega a nada, pero sueño
que se sueña juntos se convierte en realidad”. Y parafraseando al poeta: “Caminante, no hay
camino, se hace camino al caminar”. Y todo caminante vive su misión a la intemperie. ¡Vengan, a
remar con los pueblos de la amazonia, a la intemperie!
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Preguntas para la reflexión personal y grupal
1. ¿Las fronteras, geográficas y simbólicas, son parte cotidiana de nuestro discernimiento, vida
y misión? ¿Cuáles son las nuevas fronteras a las que el Señor nos llama y envía?
2. ¿En nuestra institución-congregación y en nuestra misión hay equilibrio entre los servicios
institucionales, de inserción y de itinerancia? ¿Hay inter-relación fecunda entre estos tres
servicios del cuerpo para la misión?
3. ¿Hay experiencias concretas de servicios de inserción e itinerancia en nuestra misión?
¿Están articulados con los servicios más institucionales? ¿Cómo podríamos potenciar y
articular más los servicios de inserción e itinerancia a los servicios institucionales?
Para entrar en contacto con la Coordinación del Equipo Itinerante:
Coordinación de los Núcleos:
+ Hna. Arizete CNS-CSA, Núcleo Manaus, (92) 9173-7273, arizete79@yahoo.com.br;
+ Hna. Deyanet Garzón, Mínimas da Paixão, Núcleo Tabatinga, deyanetgf@yahoo.com.br;
+ Gilmara Fernandes, Cimi, Núcleo Boa Vista - RR, (95) 8112-7457, gilmakunaima@gmail.com;
Coordinación Interinstitucional:
+ Hna. Alzira Fritzen CNS-CSA, acompaña Manaus, (92) 3342-6027, cnsbecomao@gmail.com;
+ Haroldo dos Santos, Cimi, acompaña Tabatinga, (92) 3238-3317, haroldosanto@yahoo.com.br;
+ P. Adelson Araujo SJ, acompaña Boa Vista, (92) 3622-98-35, adelsonsj@gmail.com;
Asesor: Hno. João Gutemberg FMS (miembro del SARES), (92) 9229-4998, (92) 3622-9657
SARES, jgutembergfms@gmail.com
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