170 S. V. VII SALA DE LO CIVIL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las diez horas y treinta minutos del seis de diciembre de dos mil dos. Vistos en casación de la sentencia definitiva pronunciada en apelación, por la Cámara de la Tercera Sección del Centro, a las catorce horas del día doce de diciembre de dos mil uno, en el juicio civil ordinario de mero derecho, para que se declare la terminación del contrato de arrendamiento y la entrega de la cosa arrendada, incoado por el señor JUAN FRANCISCO MARAVILLA, del domicilio de Mercedes Umaña, por medio de su apoderado el doctor Rafael Antonio Belloso hijo, contra los señores JUAN FRANCISCO ROSALES o JUAN FRANCISCO ROSALES Y ROSALES LORENZANA, del domicilio de esta ciudad, y ARACELY AYALA DE HERNANDEZ, del domicilio de San Luis, departamento de La Paz. Han intervenido en el juicio, en primera instancia, el doctor Rafael Antonio Belloso hijo, en el carácter que se ha indicado y personalmente, los demandados; en segunda instancia intervinieron el mencionado doctor Belloso hijo y el señor Juan Francisco Rosales o Juan Francisco Rosales y Rosales Lorenzana, personalmente, y en casación solamente ha intervenido el doctor Belloso hijo. VISTOS LOS AUTOS, Y, CONSIDERANDO: I- El fallo de primera instancia dice así. “POR TANTO, atendidos los razonamientos expuestos, disposiciones legales citadas y artículos 418,421 y 439 del Código del Código de Procedimientos Civiles, a nombre de la República, FALLO: A) Declárase inepta la acción de terminación del contrato de arrendamiento de que trata la demanda, por haber el contrato caducado por la misma voluntad de las partes. Art. 1416 C. La entrega de los terrenos arrendados, como lo pide el actor es de la exclusiva atribución del Alcalde Municipal del lugar; B) Condénase en costas al actor. HÁGASE SABER.” II- La Cámara de segunda instancia, en su sentencia, resolvió: “POR TANTO: de acuerdo a las razones expuestas, disposiciones legales citadas y los Arts. 1089 y 1090 Pr., en nombre de la República de El Salvador, esta Cámara FALLA: A) Declárase sin lugar lo solicitado por el doctor RAFAEL ANTONIO BELLOSO hijo, en el carácter en que actúa, en su escrito de expresión de agravios de folios 7 / 8 de este incidente, por improcedente; B) Confírmase en todas sus partes la sentencia definitiva pronunciada por el señor Juez de lo Civil de Zacatecoluca, a las catorce horas y veinte minutos del día seis de junio de dos mil uno, venida en grado de apelación, por estar arreglada a Derecho; C) Condénase en las costas, daños y perjuicios de esta instancia a la parte apelante, conforme a los Arts. 439 y 1092 Pr. ; D) Oportunamente devuélvase la pieza principal al Tribunal de su procedencia, con certificación de esta sentencia para los efectos legales consiguientes; y E) NOTIFIQUESE.” III- El doctor Rafael Antonio Belloso hijo, en el carácter en que actúa, al no estar conforme con el fallo de la Cámara, interpuso recurso de casación, en los términos siguientes: “Vengo a interponer recurso de casación contra la sentencia definitiva dictada por esa Honorable Cámara, con base en el Art. 2 número 1º de la Ley de Casación, es decir, por infracción de ley, de acuerdo a los números 1º, 2º, 6º, y 7º, del Art. 3 de la misma ley, por contener el fallo violación e interpretación errónea de leyes aplicables al caso; por haberse aplicado en la sentencia una ley inconstitucional; por haber defecto de jurisdicción en razón de la materia y por error de hecho en la apreciación de la prueba, respecto de la confesión de las partes.--PRECEPTOS INFRINGIDOS Y CONCEPTO DE CADA INFRACCION: --- i) VI0LACIÓN DEL Art. 421 Pr.--- Antes de entrar al análisis de la forma en que se verifica la violación de ley, es conveniente explicar que la terminación del arrendamiento se pidió por el adquirente del inmueble, contra los contratantes originales, que eran una anterior propietaria como arrendante y un arrendatario, que para el actor, era un verdadero tercero en relación a su calidad de propietario del inmueble. Que la solicitud de terminación del arriendo se hizo contra ambos con base en el Art. 1738 No 3. C.C., es decir, por considerar el actor que la tenencia del inmueble por parte del arrendatario era en virtud del contrato. Situación confirmada por la arrendante al contestar la demanda en sentido afirmativo y por el arrendatario al manifestar en su contestación, que contestaba la demanda en sentido negativo porque “de conformidad a la Ley de Arrendamiento de Tierras Agrícolas, cuando un predio rústico arrendado, se dedique a la explotación de productos de exportación, recibirán un tratamiento distinto y deberán ser calificadas previamente las condiciones necesarias para la finalización de los contratos”. Este párrafo indica claramente que tanto arrendante como arrendatario aceptaron que el contrato continuaba entre ellos, pues lo propio hizo la arrendante al contestar la demanda en sentido afirmativo. Por lo anterior, el Tribunal debió aplicar el Art. 421 Pr., resolviendo lo relativo a declarar la procedencia o no de la terminación del contrato de arrendamiento existente entre los demandados, y al no hacerlo, violó tal disposición, no obstante que el Tribunal afirma haberla aplicado, en virtud del error de hecho en la apreciación de la prueba que comete y que se analizará por separado.-- ii ) VIOLACION DE LOS ARTS. 1738 No 3 y 1749 C.--- Ambas disposiciones establecen, la primera, que el arrendamiento termina por la extinción del derecho del arrendador, según las reglas que se expresarán; y la segunda, que extinguiéndose el derecho del arrendador por hecho o culpa suya, como cuando vende la cosa arrendada de que es dueño, será obligado a indemnizar al arrendatario en todos los casos en que la persona que le suceda en el derecho, no está obligada a respetar el arriendo. En el caso ocurrente se solicitó en la demanda por parte del nuevo propietario, que se declarara la terminación del arriendo entre arrendante y arrendatario, por no estar aquél, obligado a respetar el arriendo. No obstante lo expuesto, ese Tribunal consideró que si se ha fijado plazo para la terminación del arriendo y arrendante y arrendatario no dicen que se ha verificado la prórroga del contrato, éste debe tenerse por terminado y el nuevo propietario no puede pedir la terminación del contrato. La afirmación hecha por la Cámara cuya sentencia se ataca, viola las disposiciones citadas y esa violación queda contenida en el fallo que declara inepta la demanda, tal es el caso de la sentencia impugnada que por no aplicar los artículos citados los violó, pues lo correcto era aplicarlos.--- iii ) INTERPRETACION ERRONEA DEL Art. 1744 C.--- La Honorable Cámara manifiesta que el plazo del contrato entre los demandados según el documento respectivo, sería de un año que vencería el día treinta de noviembre de mil novecientos noventa y cinco, debiendo concederle la arrendante un plazo no menor de tres meses para que el arrendatario pueda instalar la granja en otro lugar. Afirma asimismo, que en el documento se dijo que el plazo podrá prorrogarse automáticamente, siempre que el arrendatario acepte el incremento de dos mil colones por cada año prorrogado, de lo contrario, dicho plazo es improrrogable. Dijo también el Tribunal, “Acerca de este respecto (sic), las partes nada han alegado ni probado, por lo que la sentencia definitiva no puede recaer sobre este punto por no ser cosa litigada, ni disputada, ni probada, conforme al Art. 421 Pr. Aunque el párrafo es oscuro, asumimos que cuando dice “Acerca de este respecto” se quiere referir en forma exclusiva a la prórroga del plazo del contrato, lo que es ilógico que se traiga a cuento, puesto que la disputa no era entre arrendante y arrendatario, sino que entre un tercero en relación al contrato, con derecho a darlo por terminado. Contrario a lo que la Honorable Cámara afirma, las partes precisamente debieron alegar que el contrato ya había terminado, para que el Juez y el Tribunal de segunda instancia sostuvieran tal situación. Pero en la sentencia y así se vulnera el fallo, al interpretar equivocadamente el Art. 1744 C., , en el sentido de considerar que vencido el plazo del contrato fijado por las partes, dicho contrato debe tenerse por terminado o concluido sin ningún otro requerimiento, aunque la persona que pretende su terminación sea un tercero respecto del mismo, y no obstante que las partes demandadas para que se declare dicha terminación, no aleguen su existencia. Para el tribunal Ad Quem, el hecho de que demandados arrendante y arrendatario para la terminación del contrato, su aceptación de la litis en el sentido de no alegar su previa terminación, si el contrato presentado estipula fecha de terminación, con base en la disposición citada, debe tenerse por terminado el contrato y consecuentemente, no es procedente el juicio de terminación, porque las manifestaciones de ambos demandados la arrendante contestando afirmativamente la demanda y el arrendatario alegando que no se puede dar por terminado el contrato por la causa alegada, nada dicen sobre su prórroga y en consecuencia, EL CONTRATO FINALIZÓ Y PUNTO, no es pues ningún hecho inequívoco de su perseverancia en el contrato.--- iv ) INTERPRETACION ERRONEA DEL Art. 1416 C.--- La Honorable Cámara considera que la disposición citada establece que, cuando en un contrato de arrendamiento se fija plazo para su terminación, tratándose de inmuebles rústicos, si el plazo no se ha prorrogado por manifestación expresa de las partes, no es necesario que exista sentencia judicial que declare la existencia de tal situación jurídica y, como consecuencia, lo procedente es que el propietario del inmueble o el arrendante, en su caso, pidan la restitución del inmueble conforme al Decreto Ejecutivo Sobre Desocupación de las Fincas Arrendadas, de fecha cinco de enero de mil ochocientos ochenta y cuatro. La interpretación correcta de tal artículo es de que, los efectos de los contra (sic) cesan por voluntad de las partes, cuando éstas hacen las restituciones a que está obligadas por la terminación del contrato; pero cuando alguna de las partes no cumple con su obligación, la voluntad manifestada en el contrato y que producen su terminación, debe ser declarada judicialmente y hacerse cumplir en la misma forma.--- v) INFRACCION DEL ART. 249 CONSTITUCIONAL--- La Constitución declara en el Art. 249 que quedan derogadas todas las disposiciones que estuvieren en contra de cualquier precepto de la misma. El Art. 11 de la Constitución establece entre otros, que nadie puede ser privado de cualquier otro de sus derechos, sin ser previamente oída y vencida en juicio con arreglo a las leyes. El contenido de esta disposición es conocido con el nombre de Derecho de Audiencia y garantiza la posibilidad de defensa real a las partes, mediante un procedimiento en el que se oiga a ambas partes y se les de oportunidad de exponer y probar su defensa. En otras palabras, ésta ha sido la jurisprudencia sostenida en gran número de sentencias por la Honorable Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, jurisprudencia que conforme sentencias de la misma Sala, es vinculante para los Tribunales de Instancia.--- En efecto, en la sentencia ASO37697.99 transcrita a la página 379 de la Revista de Derecho Constitucional número treinta, que corresponde a los meses de Enero a Marzo de 1999 se establece en forma expresa a fojas 384 final y 385, la siguiente jurisprudencia: “Caracterizado el derecho de audiencia, como un derecho de contenido procesal e instituido como protección efectiva de los demás derechos de los gobernados, reconocidos o no en la Constitución, es obligación de las autoridades estatales, proceder conforme lo prescribe la disposición constitucional que lo reconoce, inclusive si en una ley secundaria no se establece procedimiento previo para privar de un derecho a una persona. Significa que este derecho se vuelve efectivo frente a las leyes, debiendo el Organo Legislativo, instituir en las normas que crea, los procedimientos que concedan al gobernado la oportunidad de ser escuchado en su defensa por las autoridades encargadas de aplicarlas, antes de realizar en cumplimiento de ellas algún acto de privación u obstaculización de derechos.--- Por ello, toda ley que faculta privar de un derecho a la persona, debe establecer las causas para hacerlo y los procedimientos a seguir porque de lo contrario se estaría infringiendo la Constitución.”--- La sentencia ASO23598.99 misma Revista fs. 413, establece a fs. 420: “La exigencia de proceso previo supone dar al demandado y a todos los intervinientes en el proceso, la posibilidad de exponer sus razonamientos y defender sus derechos de manera plena y amplia. Y es que hacer saber al sujeto, contra quien se pretende en un determinado proceso, la existencia de éste y facilitarle el ejercicio de los medios de defensa, constituyen circunstancias ineludibles para el goce irrestricto del derecho de audiencia. Por todo ello, esta Sala ha sostenido repetidamente que existe violación constitucional de audiencia cuando el afectado por la decisión estatal no ha tenido la oportunidad real de defensa, privándole de un derecho sin el correspondiente proceso o cuando en el mismo no se cumplen las formalidades esenciales procesales o procedimentales establecidas en las leyes que desarrollan el derecho de audiencia.”--- Así mismo, la sentencia ASO38697.99, fs. 429 misma Revista dice en su parte final, Fs. 437, lo siguiente: “La exigencia del proceso o procedimiento previo supone dar al demandado y a todos los intervinientes en el proceso o procedimiento la posibilidad de exponer sus razonamientos y de defender sus derechos de manera plena y amplia. Y es que hacer saber al sujeto contra quien se realiza, la actuación que se le reprocha, así como facilitarle el ejercicio de todos los medios de defensa, constituyen circunstancias ineludibles para el goce irrestricto del derecho de audiencia.”--- De las anteriores sentencias, que solo se citan a modo de ejemplo, pues sobre la jurisprudencia citada en ellas hay mucha, como lo dice una de tales sentencias, se concluye fácilmente que el Decreto Ejecutivo citado por el Tribunal está derogado tácitamente por la Constitución y por tal razón su aplicación es ilegal, ya que tal decreto no da al arrendatario, derecho a defenderse, pues únicamente se le manda a oír sobre la solicitud de desocupación. Es consecuencia de lo dicho que el decreto aplicado por la honorable Cámara está derogado, aunque ella lo niegue y por contravenir el espíritu del Art. 11 citado, se vuelve inconstitucional y al aplicarlo el Tribunal, viola el Art. 249 de la misma Constitución, por no darle la aplicación que le corresponde y por vía de consecuencia, viola también el Art. 11 citado, pues no lo aplica en su correcto sentido, dando lugar conforme el Art. 3 de la Ley de Casación, a casar la sentencia por otro motivo de violación de ley.---v i ) DEFECTO DE JUSRISDICCIÓN EN RAZÓN DE LA MATERIA.--- La Honorable Cámara sentenciadora aplicó el Decreto Ejecutivo Sobre Desocupación de las Fincas Arrendadas mencionado en el número anterior, desde luego que declaró inepta la acción incoada en la demanda que contenía dos pretensiones: La terminación del contrato de arrendamiento firmado entre los demandados y la restitución del inmueble arrendado, de parte del arrendatario, a favor del nuevo propietario. Tan son (sic) dos pretensiones diferentes que, respecto de la primera se demanda a arrendante y arrendatario y respecto de la restitución se demanda únicamente al arrendatario. La aplicación del Decreto Ejecutivo aludido, está clara en la sentencia, cuando el Tribunal afirma: “El Art. 3 del mismo Decreto ordena que: “La autoridad competente para ordenar y hacer efectiva la desocupación será el Alcalde Municipal del lugar en que estuviere situada la finca, cualquiera sea la clase, fuero o condición del arrendatario.”--- De ahí que la restitución y la ejecución sea de la competencia exclusiva del señor Alcalde Municipal de San Luis Talpa, en el caso presente y el trámite a seguir se menciona en los subsiguientes preceptos del mencionado Decreto Ejecutivo.”--- De lo expuesto, resulta claro que la ineptitud confirmada en el fallo deviene de la no aceptación de la competencia que tienen el Tribunal tanto de primera como de segunda instancia, lo que produce el motivo de DEFECTO DE JURISDICCION EN RAZON DE LA MATERIA, con infracción de los Arts. 23 y 35 Pr., que establecen qué es la jurisdicción ordinaria y que la misma corresponde a los jueces ordinarios, en el presente caso, a los jueces con competencia civil.--- vii) ERROR DE HECHO EN LA APRECIACION DE LA PRUEBA--- El Tribunal afirmó en la sentencia que el contrato que se pidió se diese por terminado “expiró el treinta de noviembre de mil novecientos noventa y cinco, y si bien es cierto que a la vez dispusieron la prórroga automática del contrato si el arrendatario sufragaba un incremento de dos mil colones anuales en los cánones(sic) de arrendamiento, sobre este punto nada han alegado ni probado las partes, por lo cual esta modalidad está fuera de toda consideración en la sentencia. Art. 421 Pr.”--- Pero la arrendante demandada al contestar la demanda, dijo a fs. 48 de la pieza principal según reza la sentencia a fs. 8 de la misma: “I) Que en el Juzgado a su cargo he sido demandada juntamente con el señor JUAN FRANCISCO ROSALES, por el doctor RAFAEL ANTONIO BELLOSO hijo, en representación del señor JUAN FRANCISCO MARAVILLA, a efecto de que se decrete la terminación del contrato de arrendamiento, otorgado a las diez horas del día treinta y uno de enero de mil novecientos noventa y cinco, ante los oficios de Notario Sergio Adalberto Martínez Jule, entre mi persona y el señor Juan Francisco Rosales y se ordene asimismo la entrega de los terrenos arrendados que eran de mi propiedad. ---II) Que en la vista de lo anteriormente manifestado, por este medio me doy por emplazada de dicha demanda y la contesto en sentido afirmativo; es decir, que son ciertos los hechos afirmados por el señor Juan Francisco Maravilla, por haberle vendido los inmuebles relacionados en la demanda, por lo que a Usted atentamente PIDO:…”--- Por su parte, el arrendatario demandado al contestar la demanda, según fs. 7 de la misma, dijo: “….ya que de conformidad a la Ley de Arrendamiento de Tierras Agrícolas; cuando el predio rústico arrendado, se dedique a la explotación de productos de exportación recibirán un tratamiento distinto y deberán ser calificadas previamente las condiciones necesarias para la finalización de los contratos.”--- Lo manifestado por los demandados en la contestación de la demanda, contradice lo afirmado por el Tribunal, en el sentido de que sí han manifestado algo, aunque no lo alegaron, dijeron que el contrato estaba vigente entre ellos. Tal afirman ambos y al ver el Tribunal cosa diferente a lo dicho por las partes, comete error de hecho en la apreciación de la prueba de confesión que los demandados han hecho, al aceptar que entre ellas existe el contrato que se pretende dar por terminado, con lo cual se infringen los Arts. 371 y 374 Pr., que establecen que confesión es el reconocimiento que una persona hace contra sí misma, sobre la verdad de un hecho y que la confesión judicial puede hacerse por escritos. Si el Tribunal hubiese visto lo que los escritos dicen realmente y no lo que ella afirma, hubiese aceptado que el contrato cuya terminación se pidió en la demanda, estaba vigente y hubiese declarado su terminación, con sus consecuencias legales, por lo que también procede casar la sentencia recurrida por este motivo.--- Por todas las razones expuestas, interpongo recurso de casación contra la sentencia definitiva a que me he referido y PIDO: Se de al recurso que interpongo el trámite legal a efecto de que la Honorable Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia, cumplido dicho trámite, CASE la sentencia recurrida y dicte la que conforme a derecho corresponde, declarando terminado el contrato de arrendamiento celebrado entre los demandados y ordene la desocupación del inmueble arrendado.” IV- Estudiado el escrito de interposición del recurso por la Sala, advirtió que el recurrente, en relación a los motivos específicos: l) Violación de ley y a los Arts. 1738 No 3 y 1749 del Código Civil; 2) Defecto de Jurisdicción en razón de la materia y a los Arts. 23 y 35 del Código de Procedimientos Civiles, y 3) Error de hecho en la apreciación de la prueba y a los Arts. 371 y 374 Pr. C., hizo un solo alegato para todos, obstaculizando con eso, el análisis de admisibilidad del recurso, razón por la cual se le previno que desarrollara en forma individual los conceptos para cada precepto legal de los anteriormente mencionados, en relación a los motivos específicos alegados y a la sentencia impugnada; todo dentro del término de ley. El recurrente, cumpliendo con la prevención relacionada, presentó su escrito, en el que manifestó lo siguiente: “Vengo a cumplir la prevención que se me ha hecho por resolución de las once horas y treinta y nueve minutos del dieciséis de mayo del corriente año, notificada el día veintiuno de los corrientes, lo que hago en la siguiente forma:---a) Respecto al motivo Violación de ley, con infracción del Art. 1738 N° 3 C.C., el concepto de la infracción consiste en lo siguiente:--- La disposición mencionada establece en el número tres, que el contrato de arrendamiento termina por la extinción del derecho del arrendador, según las reglas que se dirá posteriormente. Este hecho debe establecerse dentro de un juicio, porque presupone la vigencia del contrato entre vendedor y arrendatario; cuando en el caso de autos se solicitó tal terminación y se demandó tanto a arrendante como a arrendatario, la situación jurídica que estaba en disputa era diferente a la terminación del contrato por caducidad del plazo, que se dilucida entre arrendante y arrendatario. Como el Tribunal nada dijo al respecto, ya que como se explicó respecto a la violación del Art. 421 Pr., declaró la ineptitud de la acción, violó por vía de consecuencia el artículo citado, pues de aplicarlo, hubiera fallado en el sentido de dar por terminado el contrato por la causal alegada, contemplada expresamente en la disposición infringida por violación.--- b) Respecto al Sub-Motivo Violación de Ley, con infracción del Art. 1749 C.C., el concepto de la infracción consiste en lo siguiente:--- Como la Honorable Cámara sentenciadora no aplicó la disposición citada, dejó exento de responsabilidad al arrendante frente al arrendatario que alegó por su parte, que el inmueble arrendado aún estaba en su poder y que lo destinaba a criadero de iguanas, por lo que el contrato no podía darse por terminado así como así, es decir que debía tomarse en cuenta el objeto del contrato para una posible terminación por la responsabilidad que implica, responsabilidad que al no aplicar el Tribunal la disposición citada, a tenor de lo dispuesto en el mismo artículo que establece que el arrendante es responsable ante el arrendatario si el contrato termina por la causal alegada en el juicio, mi mandante puede ser demandado para el pago de los daños y perjuicios que se causen al arrendatario si se siguiese el procedimiento de lanzamiento que la Cámara alega. No quedando resguardado mi mandante con el derecho a no respetar el arriendo, como lo establece el artículo que el Tribunal no aplicó, por lo que cometió violación de ley y procede casar la sentencia.--- c) Sobre el motivo Defecto de Jurisdicción en razón de la materia, el concepto de la infracción del Art. 23 Pr. C., consiste en lo siguiente:--- Tal disposición establece que la jurisdicción ordinaria se ejerce sobre todas las personas y cosas que no están sujetas a una jurisdicción privativa. En el caso ocurrente, el contrato de arrendamiento que vinculaba a los demandados entre sí y que mi comitente por mi medio pretendió dar por terminado, NO ESTA SUJETO A NINGUNA JURISDICCION PRIVATIVA y como el tribunal declaró la ineptitud de la demanda al alegar que el contrato ya estaba terminado y que el cumplimiento de tal terminación correspondía al Alcalde del lugar donde está situado el inmueble, implementó una verdadera jurisdicción privativa inexistente en perjuicio de mi mandante, negándose a juzgar debiendo hacerlo, con lo cual, infringió el artículo relacionado por Defecto de Jurisdicción en razón de la materia por no conocer en algo que debió hacerlo.--- d) Respecto al Motivo Defecto de Jurisdicción en razón de la materia, el concepto de la infracción del Art. 35 Pr. C. consiste en lo siguiente:--- Este artículo establece que el Juez del domicilio del demandado es competente para conocer en toda clase de acciones y que en materia de acciones reales, también es competente el Juez del lugar donde se halle situado el objeto litigioso. En el caso de autos, siendo el Juez y la Honorable Cámara los competentes para conocer conforme dicho artículo, por haber resuelto el Tribunal de Segunda Instancia que quien debía conocer, porque el contrato estaba terminado, era el Alcalde del lugar donde está situado el inmueble y no el Juez, y la misma Cámara, cometió el error conocido como defecto de jurisdicción en razón de la materia con infracción del artículo citado que establece que sí corresponde su conocimiento a dicho Tribunal y al Juez que conoció del caso, y no procedía entonces declarar inepta la acción, sino conocer de la misma.--- e) Respecto al motivo Error de Hecho en la apreciación de la prueba, el concepto de la infracción del Art. 371 Pr. C., consiste en lo siguiente:--- Que tal como manifesté en la interposición del recurso, cuando contestó la demanda la arrendante, ella manifestó “I) Que en el Juzgado a su cargo he sido demandada juntamente con el señor JUAN FRACISCO ROSALES, por el doctor RAFAEL ANTONIO BELLOSO hijo, en representación del señor JUAN FRANCISCO MARAVILLA, a efecto de que se decrete la terminación del contrato de arrendamiento, otorgado a las diez horas del día treinta y uno de Enero de mil novecientos noventa y cinco, ante los oficios del Notario Sergio Adalberto Martínez Jule, entre mi persona y el señor Juan Francisco Rosales y se ordene así mismo la entrega de los terrenos arrendados que eran de mi propiedad.--- II) Que en vista de lo anteriormente manifestado, por este medio me doy por emplazada de dicha demanda y la contesto en sentido afirmativo; es decir, que son ciertos los hechos afirmados por el señor Juan Francisco Maravilla, por haberle vendido los inmuebles relacionados en la demanda, por lo que a Usted atentamente PIDO:…”--- En igual forma, cuando el arrendatario contestó la demanda, dijo lo siguiente: “… ya que de conformidad a la Ley de Arrendamiento de Tierras Agrícolas; cuando el predio rústico arrendado, se dedique a la explotación de productos de exportación recibirán un tratamiento distinto y deberán ser calificadas previamente las condiciones necesarias para la finalización de los contratos.”--- Lo anterior contradice lo dicho por el Tribunal en el sentido de que, dice el Tribunal a fs. 22 parte final: “También en el romano IV se dijo que las partes convenían en que el plazo podrá prorrogarse automáticamente, siempre que el arrendatario acepte el incremento de dos mil colones por cada año prorrogado, de lo contrario dicho plazo es improrrogable como se ha especificado en la cláusula III de ese mismo contrato.--- Acerca de este respecto, las partes nada han alegado ni probado, por lo que la sentencia definitiva no puede recaer sobre este punto por no ser cosa litigada ni disputada, ni probada, conforme el Art. 241 Pr.”--- La infracción se comete porque el mismo tribunal reconoce que no dijeron nada las partes respecto a la prórroga ni aportaron prueba sobre la misma, cuando en la demanda se dijo que el contrato estaba vigente, y si estaba vigente y había concluido el plazo inicial, ello indicaba que se había prorrogado y la infracción del artículo citado se da porque el mismo establece que CONFESION es la declaración que hace una persona contra sí misma sobre la verdad de un hecho y lo manifestado anteriormente, es precisamente el reconocimiento que ambas partes hicieron en el sentido de que el contrato estaba vigente al momento de la demanda. Al manifestar la Cámara que no se había aprobado la prórroga infringe el artículo citado porque no estima como confesión lo manifestado por los demandados. Por lo anterior, debe casarse la sentencia y dictarse la correspondiente.--- f) Respecto al motivo Error de Hecho en la apreciación de la prueba, el concepto de la infracción del Art. 374 Pr. C., consiste en lo siguiente: --Tal como se dijo en el literal anterior, las partes demandadas hicieron declaraciones contra sí mismas sobre la veracidad de un hecho concreto, como es la vigencia del arrendamiento (por prórroga aunque no dijeron así) en los escritos de contestación de la demanda. Como la Cámara sentenciadora dijo expresamente que las partes nada alegaron sobre la prórroga del contrato, lo cual no es verdad, porque sí dijeron que el contrato estaba vigente y NADIE ALEGO QUE ESTUVIERA TERMINADO, sólo la Cámara, este Tribunal cometió la infracción de error de derecho en la apreciación de la prueba, porque consideró terminado el contrato porque nadie dijo expresamente que estaba vigente por prórroga, y además, dijo que nadie probó que estuviera prorrogado, con lo cual infringió el Art. 374 Pr. C., porque el mismo establece que la confesión puede hacerse en escritos y al decir el Tribunal que no se probó nada, está afirmando tácitamente que (sic) error de hecho en la apreciación de la prueba lo contrario a lo que afirma el artículo citado en cuanto a que la confesión puede hacerse mediante escritos. “ V- Habiendo estudiado el anterior escrito, la Sala pronunció resolución a las diez horas y treinta minutos del día quince de julio de dos mil dos, por la cual declaró inadmisible el recurso de Interpretación Errónea de Doctrina Legal, pues este motivo procede cuando se trata de doctrina legal establecida por esta Sala, no por otras diferentes a ella, y admitió el recurso por la causa genérica Infracción de ley, por los motivos específicos siguientes: l) Violación de ley, Art. 3 N° 1 L.C. y como preceptos infringidos los Arts. 421 Pr. C. y Art. 1738 N° 3 y 1749 del Código Civil; 2) Interpretación Errónea de Ley, Art. 3 N° 2 L.C., siendo las disposiciones legales infringidas los Arts. 1744 y 1416 del Código Civil; 3) Defecto de Jurisdicción en razón de la materia, Art. 3 N° 7 L.C., siendo las normas infringidas los Arts. 23 y 35 del Código de Procedimientos Civiles y 4) Error de Hecho en la apreciación de la prueba, Art. 3 N° 8 L.C., señalándose como preceptos infringidos los Arts. 371 y 374 del Código de procedimientos Civiles. En la misma resolución, la Sala ordenó pasar los autos a la Secretaría para que las partes presentaran sus alegatos, dentro del término de ley, habiendo hecho uso de su derecho únicamente el recurrente doctor Rafael Antonio Belloso hijo, quedando el recurso en estado de pronunciar sentencia definitiva. VI- El primer motivo específico alegado es el de Violación de ley, señalándose como primer precepto infringido el Art. 421 Pr. C., respecto del cual el recurrente manifiesta haberse violado, porque el tribunal debió resolver en la forma en que fueron disputados los hechos, es decir, considerar vigente el contrato por haberlo aceptado así las partes, y no decir que ya estaba terminado de pleno derecho, lo que ninguna de las partes alegó. La Cámara de Segunda Instancia, en sus consideraciones jurídicas, manifestó que es del caso reconocer, que el contrato finalizó por la voluntad de las partes, aún antes de que el actor llegara a ser dueño de los predios alquilados, apoyada en los razonamientos del Juez a quo quien sostiene, según la cita que se hace de ello en la sentencia, que el contrato expiró el 30 de noviembre de 1995, porque en esa fecha finalizó el plazo, y que, si bien es cierto que a la vez dispusieron la prórroga automática del contrato, si el arrendatario sufragaba un incremento de dos mil colones anuales en los cánones de arrendamiento, sobre este punto nada han alegado ni probado las partes, por lo cual, esta modalidad está fuera de toda consideración en la sentencia. Art. 421 Pr. Agrega la Cámara, que la aparente aquiescencia del arrendador a la retención “NO ES una renovación”, tal como lo explica el inciso primero del Art. 1744 C; de modo que con base en ese supuesto, tiene plena aplicación lo que disponen el inciso segundo del mismo artículo, esto es, que la arrendadora y hoy su sucesor, el señor Maravilla, han tenido derecho- y éste lo tiene todavía - para exigir la restitución cuando quiera. Al respecto esta Sala considera que según lo preceptúa el Art. 421 Pr., las sentencias recaerán sobre las cosas litigadas y en la manera en que han sido disputadas, sabida que sea la verdad por las pruebas del mismo proceso. El actor, en su demanda, pidió que, en sentencia definitiva, se declare terminado el contrato de arrendamiento celebrado entre los dos demandados, porque a la señora de Hernández se le extinguió su derecho de propiedad al vender el inmueble arrendado, el cual, actualmente, pertenece al actor y éste tiene derecho de pedir la terminación. Por su parte, la demandada señora de Hernández, contestó la demanda en sentido afirmativo, es decir que confesó la existencia del contrato, y el Juez, en la sentencia, declaró que el contrato está caducado por voluntad de las partes, lo cual fue confirmado por la Cámara. Se advierte una diferencia entre lo alegado por las partes, que es la terminación del contrato, y lo resuelto por la sentencia recurrida, que es la caducidad del contrato por falta de prueba de las prórrogas. La terminación del contrato es la finalización o conclusión del mismo; la caducidad es un concepto diferente, es la pérdida o extinción de una acción o un derecho por inacción del titular en plazo perentorio; la institución de la caducidad está ligada al presupuesto de la inobservancia de un “término perentorio” e inspirada en el ejercicio solícito de derechos, para eliminar incertidumbres sobre las intenciones del titular de esos derechos. Existe pues diferencia entre ambos términos relacionados (terminación y caducidad) y por consiguiente la Cámara ha incurrido en violación del Art.421 Pr., por lo cual es procedente casar la sentencia recurrida y pronunciar la que fuere legal. La segunda disposición señalada como violada es el Art. 1738 N° 3 C., acerca de la cual, el recurrente doctor Belloso hijo, manifestó que, según la disposición mencionada, el contrato de arrendamiento termina por la extinción del derecho del arrendador, según las reglas que se dirá posteriormente; este hecho debe probarse en un juicio porque presupone la vigencia del contrato entre vendedor y arrendatario. Agrega el recurrente que, cuando se planteó tal situación en la demanda, el status jurídico que estaba en disputa era diferente a la terminación del contrato por caducidad del plazo, la cual se dilucida entre arrendante y arrendatario. Como el Tribunal nada dijo al respecto, ya que declaró la ineptitud de la acción, violó el Art. 1738 N° 3 C., pues de haberlo aplicado, hubiera fallado dando por terminado el contrato por la causal alegada, entre arrendante y arrendatario, y ordenado la desocupación del inmueble por el arrendatario. La Cámara sobre este punto, en las consideraciones jurídicas de su sentencia, expresó que la fundamentación jurídica de la pretensión, son los Arts. 1738 N° 3 y 1749 C.; que en el contrato de arrendamiento simple, otorgado por la señora Aracely Ayala de Hernández, a favor del señor Juan Francisco Rosales y Rosales Lorenzana, se fijó en la Cláusula romano III, que el plazo del arrendamiento será de un año improrrogable, a partir del primero de diciembre de mil novecientos noventa y cuatro y vencerá el treinta de noviembre de mil novecientos noventa y cinco, debiendo el arrendante concederle un plazo no menor de tres meses, para que el arrendatario pueda instalar la granja en otro lugar. Agrega la Cámara que también, en el romano IV del contrato, se dijo que las partes convenían la prórroga automática del plazo, siempre que el arrendatario acepte el incremento de dos mil colones por cada año prorrogado, de lo contrario dicho plazo es improrrogable. Dice la Cámara que a este respecto, las partes nada han alegado, ni probado, por lo que la sentencia definitiva no puede recaer sobre este punto por no ser cosa litigada, ni disputada, ni probada, conforme al Art. 421 Pr. Continúa afirmando la Cámara que, si el contrato terminó por voluntad de las partes el día treinta de noviembre de mil novecientos noventa y cinco, es una terminación del arrendamiento conforme al Art. 1744 C.; no se debe entender en caso alguno, que la aparente aquiescencia del arrendador a la retención de la cosa por el arrendatario, sea una renovación del contrato. Esta Sala estima que el recurrente alega la falta de aplicación del Art. 1738 N° 3 C. el cual contempla la terminación del arrendamiento por la extinción del derecho del arrendador, y la Cámara sostiene que el contrato de arrendamiento terminó por haberse llegado el plazo estipulado en el contrato, sin que se hubieran probado prórrogas. Lo importante es determinar si está vigente o no el contrato, para saber si es aplicable el Art. 1738 N° 3 C. porque sólo estando vigente el contrato puede operar la causal invocada por el actor. La demandada señora Aracely Ayala de Hernández contestó la demanda en sentido afirmativo. El demandado señor Juan Francisco Rosales, contestó la demanda en sentido negativo, pero en su escrito de fs. 85 p.p., cuando presentó la autorización para el establecimiento de un zoocriadero de iguanas, en el Cantón Nuevo Edén, jurisdicción de San Luis Talpa, expresó textualmente lo siguiente: “ Señor Juez, con la presentación del documento relacionado, demuestro que el inmueble arrendado, está siendo utilizado, para la producción y recuperación de la Iguana (Especie en peligro de extinción); labor eminentemente técnica y de gran utilidad para el medio ambiente.” Ello significa que el señor Rosales aceptó que el contrato se ha prorrogado, puesto que está siendo utilizado, lo cual tiene valor de confesión, pues ha aceptado hechos perjudiciales, en este caso, para el confesante, lo cual es vinculante para el juzgador, de conformidad con el Art. 391 Pr. C. De lo anterior resulta que se ha demostrado la vigencia del contrato, de uno de los inmuebles arrendados, pero debe entenderse que son los dos inmuebles arrendados, porque ambos se destinarían a instalar el zoocriadero de iguanas, según reza la cláusula respectiva del contrato de arrendamiento. Por otra parte, el actor acompañó con su demanda, la fotocopia legalizada, del testimonio de la escritura pública de arrendamiento, que pide se declare terminado. De lo anterior resulta que, habiéndose demostrado la existencia del contrato de arrendamiento y aceptado su vigencia, por las partes, es procedente declararlo terminado, de conformidad con el Art. 1738 N°3 C. Ha quedado evidenciado que la Cámara no aplicó la disposición legal citada y es procedente casar la sentencia por este motivo específico. La tercera disposición legal señalada como violada es el Art. 1749 C, acerca del cual, el recurrente expresa que la Cámara no lo aplicó, dejando exenta de responsabilidad a la arrendante frente al arrendatario, quien alegó por su parte, que el inmueble arrendado aun estaba en su poder y que lo destinaba a criadero de iguanas, por lo que el contrato no podía darse por terminado “así como así”; es decir, que debía tomarse en cuenta el objeto del contrato para una posible terminación, por la responsabilidad que ello implica. Sigue diciendo el recurrente que al no aplicar el Tribunal la disposición citada, a tenor de lo dispuesto en el mismo artículo, el cual establece que el arrendante es responsable ante el arrendatario, si el contrato termina por la causal alegada en el juicio, su mandante, señor Maravilla, puede ser demandado para el pago de daños y perjuicios que se causen al arrendatario, si se siguiese el procedimiento de lanzamiento que la Cámara alega; no quedando resguardado el señor Maravilla con el derecho a no respetar el arriendo, como lo establece el artículo que el tribunal no aplicó, por lo que cometió violación de ley. La Cámara de Segunda Instancia no se refirió para nada a la citada disposición legal ni a la situación regulada por ella. Esta Sala considera que el Art. 1749 C. señala una de las causas de terminación del arriendo, que se origina por un hecho o culpa del arrendador, como cuando vende la casa arrendada de la cual es dueño; en tal caso nace para el arrendador la obligación de indemnizar al arrendatario, en todos los casos en que la persona que le sucede en el derecho no esté obligada a respetar el arriendo. En el caso de autos, el contrato terminó por la extinción del derecho de la arrendadora sobre los inmuebles arrendados porque los vendió, y es ella, quien según la disposición citada, estaría obligada a pagar la indemnización, y no el actor en este juicio, quien le sucedió en el dominio; es decir que, al no aplicar el artículo, no le causa ningún agravio a su mandante como se ha dicho, y por ello es que no es posible casar la sentencia por este motivo específico. El segundo motivo específico de casación alegado es el de Interpretación Errónea de Ley, señalándose como primera disposición legal infringida el Art. 1744 C. Sobre este particular el recurrente expresa que el Fallo de la Cámara vulnera el Art. 1744 C., al interpretarlo equivocadamente, en el sentido de considerar que, vencido el plazo del contrato, éste debe tenerse por terminado o concluido, sin ningún otro requerimiento, aunque la persona que pretende su terminación, sea un tercero respecto del mismo, y no obstante que, las partes demandadas para que se declare dicha terminación, no aleguen su existencia. Continúa manifestando el recurrente que para el Tribunal Ad Quem, el hecho de que los demandados, arrendante y arrendatario, acepten la litis, en el sentido de no alegar su previa terminación, si el contrato presentado estipula fecha de terminación, con base en la disposición citada, debe tenerse por terminado el contrato y consecuentemente, no es procedente el juicio de terminación porque las manifestaciones de ambos demandados, la arrendante contestando afirmativamente la demanda y el arrendatario alegando que no se puede dar por terminado el contrato por la causa alegada, nada dicen sobre su prórroga y en consecuencia, el contrato finalizó; esas respuestas no son ningún hecho inequívoco de su perseverancia en el contrato. La Cámara sentenciadora manifestó que es del caso reconocer que el contrato finalizó por la misma voluntad de las partes, aun antes de que el actor llegara a ser dueño de los predios alquilados, y que si el contrato terminó por voluntad de las partes, el día 30 de noviembre de 1995, lo cual conforme al Art. 1744 C., es una terminación del arrendamiento “o de cualquier otro modo”, y no se debe entender en caso alguno, que la aparente aquiescencia del arrendador a la retención de la cosa por el arrendatario sea una renovación del contrato. También si llegado el día de la restitución, no se renueva expresamente el contrato, tendrá derecho el arrendador para exigirla cuando quiera. Continúa diciendo la Cámara que la citada disposición en su inciso 3°: “Con todo, si la cosa fuere raíz y el arrendatario con el beneplácito del arrendador hubiere pagado la renta de cualquier espacio de tiempo subsiguiente a la terminación, o si ambas partes hubieren manifestado por cualquier otro hecho, igualmente inequívoco, su intención de perseverar en el arriendo, se entenderá renovado el contrato bajo las mismas condiciones que antes, pero no por más tiempo que el de tres meses en los predios urbanos y el necesario para utilizar las labores principales y coger los frutos pendientes en los predios rústicos, sin perjuicio de que a la expiración de este tiempo vuelva a renovarse el arriendo de la misma manera”. Sigue diciendo la Cámara que este aspecto no se alegó, ni se disputó, ni se probó nada por las partes, por lo que la sentencia no podía contener ningún pronunciamiento con relación al mismo. En consecuencia, habiendo terminado el contrato de arrendamiento, se llegó el día de la restitución de los inmuebles sin que se haya renovado expresamente el contrato de arrendamiento, tiene derecho el arrendador para exigir la restitución en el momento que lo estime conveniente. Esta Sala considera que el motivo específico de casación “Interpretación Errónea” alegado por el recurrente, es el que se presenta cuando se desatiende el tenor literal de la ley. La disposición citada es clara, establece que una vez terminado el contrato, no se entenderá que la aparente aquiescencia del arrendador a la retención de la cosa por el arrendatario, es una renovación del contrato. De esa misma manera lo interpretó la Cámara, según se expresó con anterioridad en esta sentencia; ciertamente las partes no alegaron la tácita reconducción contemplada en el Art. 1744 Inc. 3° C., pues no es el caso de prórroga por esta razón, y la retención, en manos del arrendatario, de los inmuebles arrendados obedece, a la prórroga voluntaria de las partes , puesto que así lo han confesado los dos demandados. El Art. 1744 Inc. 1° C. se aplica después de pronunciarse la sentencia que declare terminado el contrato, en este caso. Por consiguiente, la Cámara, al no aplicarlo al caso, hizo una interpretación correcta de la citada disposición legal y no procede casar la sentencia por este motivo específico. La segunda disposición señalada como interpretada erróneamente, es el Art. 1416 C., acerca del cual el recurrente manifiesta, que la Cámara considera que la disposición establece que, cuando en un contrato de arrendamiento se fija plazo para su terminación, tratándose de inmuebles rústicos, si el plazo no se ha prorrogado por manifestación expresa de las partes, no es necesario que exista sentencia judicial que declare la existencia de tal situación jurídica y como consecuencia, lo procedente es que el propietario del inmueble o el arrendante, en su caso, pidan la restitución del inmueble conforme al Decreto Ejecutivo Sobre Desocupación de Fincas Arrendadas, de fecha cinco de enero de mil ochocientos ochenta y cuatro. Continúa expresando el recurrente que la manifestación correcta de tal artículo es de que, los efectos de los contratos cesan por voluntad de las partes, cuando éstas hacen las restituciones a que están obligadas por la terminación del contrato; pero cuando alguna de ellas no cumple con su obligación, la voluntad manifestada en el contrato y que produce su terminación, debe ser declarada judicialmente y hacerse cumplir en la misma forma. Sigue diciendo el recurrente que si la Cámara hubiera interpretado correctamente la disposición infringida, hubiese fallado declarando terminado el contrato entre arrendante y arrendatario, tal como se le había solicitado. La Cámara de Segunda Instancia, cuando en su sentencia se refiere al Art. 1416 C., textualmente asevera que “…si la sentencia declara inepta la acción intentada, lo hace por haber el contrato caducado por la misma voluntad de las partes, Art. 1416 C. y no por aplicar el Decreto Ejecutivo mencionado.” Esta Sala, al respecto, considera que el Art. 1416 C. reconoce el respeto a la voluntad de las partes en materia de contratos; que cuando la Cámara expresamente se apoyó en el mencionado artículo para pronunciar su sentencia, lo interpretó correctamente; el error de la Cámara fue no haber apreciado como confesión, lo manifestado por los demandados en sus escritos, que es un motivo diferente de casación, razón por la cual no se presenta la interpretación errónea alegada por el impetrante, y no es procedente casar la sentencia por este motivo específico. El tercer motivo específico de casación planteado por el impetrante, es Defecto de Jurisdicción en razón de la materia, señalando como primera disposición legal infringida el Art. 23 Pr. C. Sobre esta infracción, el doctor Belloso hijo manifiesta que de conformidad con dicho artículo, la jurisdicción ordinaria se ejerce sobre todas las personas y cosas que no están sujetas a una jurisdicción privativa; que en el presente caso el contrato de arrendamiento que vinculaba a los demandados entre sí y que se pretende dar por terminado, no está sujeto a ninguna jurisdicción privativa y como el tribunal declaró la ineptitud de la demanda al alegar que el contrato ya estaba terminado y que el cumplimiento de las terminación correspondía al Alcalde del lugar donde está situado el inmueble, implementó una verdadera jurisdicción privativa inexistente, en perjuicio del señor Maravilla, negándose a juzgar debiendo hacerlo, con lo cual, infringió el artículo relacionado por Defecto de Jurisdicción en razón de la materia, por no conocer de algo que debió hacerlo, pues si hubiese conocido, hubiera dado por terminado el contrato, tal como se pidió. La Cámara de Segunda Instancia en las consideraciones jurídicas de su sentencia expresó que el Decreto Ejecutivo Sobre Desocupación de las Fincas Arrendadas, del 5 de enero de 1884, publicado en el Diario Oficial del 8 del mismo mes y año, expresa en su Art. 1 que “Podrá compelerse al arrendatario a que desocupe la finca arrendada: 1°) Cuando se haya cumplido el tiempo del arriendo estipulado en el contrato, siempre que éste se hubiere consignado en escritura pública o privada…” Agrega la Cámara que el Art. 3 del mismo Decreto ordena que “La autoridad competente para ordenar y hacer efectiva la desocupación, será el Alcalde Municipal del lugar en que estuviere situada la finca, cualquiera que sea la clase, fuero o condición del arrendatario…” Sigue diciendo la Cámara que, de lo anterior resulta que la restitución y la ejecución sea de la competencia exclusiva del señor Alcalde de San Luis Talpa en el caso presente y el trámite a seguir se menciona en los subsiguientes preceptos del mencionado Decreto Ejecutivo, el cual no es cierto que esté derogado por la Constitución de la República, ni tampoco su aplicación es ilegal, como lo manifiesta el doctor Belloso hijo, en su alegato de expresión de agravios. Esta Sala es del criterio que el Decreto Ejecutivo mencionado, regula un procedimiento administrativo para la desocupación de los inmuebles rústicos arrendados, cuando haya vencido su plazo, o el término del desahucio, o se hubiere obtenido sentencia judicial que declare la rescisión del contrato. La Ley de Arrendamiento de Tierras del 1° de noviembre de 1974, publicada en el Diario Oficial del mismo mes y año, actualmente derogada, reguló los mismos aspectos que el Decreto Ejecutivo y otros más, habiendo derogado en su Art. 127, entre otros decretos, “todo precepto legal que se oponga a lo dispuesto en la presente ley”, y, en su Art. 70 reguló el lanzamiento del arrendatario cuando se ha cumplido el tiempo del arriendo, autorizando al arrendante para que acuda al Juez competente para que lo ordene. Por consiguiente operó una derogación tácita, puesto que reguló la misma institución en otra forma. A su vez esta Ley de Arrendamiento de Tierras, fue derogada expresamente por la Ley de Arrendamiento de Tierras Agrícolas, del 27 de marzo de 1979, en su Art. 131. Por consiguiente, el Decreto Ejecutivo del 5 de enero de 1884, publicado en el Diario Oficial del 8 del mismo mes y año, ya no está vigente y no puede ser invocado por la Cámara para apoyar su sentencia. Por otra parte en el caso de autos, se trata de un contrato de arrendamiento de dos inmuebles rústicos, que no ha sido inscrito ni en el Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas correspondiente, ni en el Registro de Arrendamiento de Tierras Agrícolas. Por la falta de la primera inscripción, el adquirente de las tierras arrendadas, o sea el actor en el presente juicio, no está obligado a respetar el arriendo, de conformidad con el Art. 686 N°3 C. y por la falta de la segunda inscripción, no podrá admitirse en juicio ni en diligencias administrativas, como acto jurídico sometido a la Ley especial, ni podrá ser inscrito en el Registro de la propiedad Raíz, de conformidad con el Art. 15 de la Ley de Arrendamientos de Tierras Agrícolas, quedando entonces el contrato, en el presente caso, como contrato de arrendamiento que se rige por las disposiciones del derecho común contenidas en el Código Civil. De todo lo anterior resulta que tratándose de un caso que debe conocer el órgano jurisdiccional, la Cámara afirmó que es el Alcalde del lugar, quien es el competente para la entrega de los terrenos arrendados, y, al pronunciar su Fallo, confirmó lo anterior y conoció del asunto declarando inepta la demanda; por consiguiente, incurrió en el motivo de casación alegado, por lo que procede casar la sentencia por este motivo. La segunda disposición señalada como infringida, dentro del motivo Defecto de Jurisdicción en razón de la materia, es el Art. 35 Pr. C. sobre el cual el impetrante dice que, en el caso de autos, siendo el Juez y la Cámara los competentes para conocer, conforme dicho artículo, por ser los del lugar donde está situado el inmueble, al resolver el Tribunal de Segunda Instancia quien debía conocer, porque según él, el contrato estaba terminado, era el Alcalde del lugar donde está situado el inmueble y no el Juez, la misma Cámara cometió el error conocido como defecto de jurisdicción en razón de la materia con infracción del artículo citado que establece que sí corresponde su conocimiento a dicho Tribunal y al Juez que conoció del caso, y no procedía entonces declarar inepta la acción sino conocer de la misma, resolviendo en sentencia definitiva sobre la terminación del contrato, tal como se le había pedido en la demanda. La Cámara sentenciadora, en sus consideraciones manifestó, como ya se dijo antes, que la autoridad competente para ordenar la terminación del contrato de arrendamiento y la restitución del mismo, es el Alcalde Municipal del lugar donde esté ubicado el inmueble arrendado, o sea el Alcalde de San Luis Talpa, de conformidad con el Decreto Ejecutivo del 5 de enero de 1884. Y agrega que, si la sentencia declara inepta la acción intentada, lo hace por haber el contrato caducado por la misma voluntad de las partes, con base en el Art. 1416 C. y no por aplicar el decreto Ejecutivo. Esta Sala estima que el Art. 35 Pr. establece que el Juez competente es el del domicilio del demandado o el del lugar donde está ubicado el inmueble arrendado. La Cámara, aunque reconoce la vigencia del Decreto Ejecutivo del 5 de enero de 1884, afirma categóricamente que declaró inepta la acción por haber el contrato caducado por voluntad de las partes y no por aplicar el Decreto Ejecutivo mencionado. De esas palabras de la Cámara se ve claramente que, en forma expresa, no se declaró incompetente ni consideró incompetente al Juez de primera instancia, sino que, resolvió, pronunciándose sobre el conflicto que plantearon las partes en este juicio, con base en el Art. 1416 C. declarando inepta la demanda, pero al mismo tiempo, en el Fallo confirmado, se dice que es el Alcalde del lugar donde están ubicados los inmuebles, el competente para entregarlos a su dueño, de donde resulta que la Cámara incurrió en el motivo específico de casación alegado y es procedente casar la sentencia por este motivo específico. Por todas las razones expuestas, es procedente casar la sentencia por los motivos específicos: a) de violación de los Arts. 421 Pr. y 1738 N° 3 C. y b) Defecto de jurisdicción por razón de la materia y declarar improcedente al recurso, por los demás motivos específicos alegados. JUSTIFICACION DE LA SENTENCIA. El actor en su demanda pidió que se declarara terminado el contrato de arrendamiento de dos inmuebles rústicos, por haberse extinguido el derecho de la arrendadora, sobre ellos, arrendamiento que ha comprobado con la escritura pública correspondiente, que acompañó con su demanda, en la cual consta que los dos demandados, celebraron contrato de arrendamiento, por el plazo de un año calificado por ellos de improrrogable, en su cláusula tercera; pero en la cláusula cuarta, convinieron en que el contrato podía prorrogarse, siempre que el arrendatario aceptara el incremento de dos mil colones, por cada año prorrogado; de lo contrario dicho plazo es improrrogable, como se estipuló en la cláusula tercera. Sobre la prórroga prevista en el contrato no hay prueba, pero sí existe confesión de los demandados, de estar vigente el contrato, tal como lo manifestó el demandado Rosales en su escrito de fs. 85 p.p. y la demandada de Hernández, al contestar la demanda en sentido afirmativo, a fs. 48 p.p. El señor Rosales expresó que el inmueble está siendo utilizado para los fines que se dicen en el contrato, o sea la reproducción y recuperación de iguanas, hecho que lo perjudica, pero que así lo manifestó en su escrito; por consiguiente, el juzgador no puede desconocer esa manifestación y está vinculado a ella, por el Art. 391 Pr. in fine. Además, de conformidad con el Art. 1750 N°2 C. está obligado a respetar el arriendo todo aquél a quien se transfiere el derecho del arrendador, a título oneroso, si el arrendamiento ha sido contraído por documento inscrito, situación jurídica que en este caso no se presenta, pues el arrendamiento, como se dijo antes, no se inscribió en los registros correspondientes. Por otra parte, existe prueba de las ventas de los inmuebles arrendados, hechas por la señora Aracely Ayala de Hernández, de fs. 7 a 31 p.p. lo cual produce el efecto señalado en el Art. 1738 N° 3 C. Por su parte, el demandado alegó la excepción perentoria de ineptitud de la demanda, la cual también debe resolverse en esta sentencia. Esta Sala considera que la acción sí era apta para pedir la terminación del contrato, pues era la que correspondía según el planteamiento del actor en su demanda, aunque en el transcurso del juicio no fuera probado el extremo de la demanda consistente en la prórroga del contrato; por consiguiente, es procedente declarar sin lugar la excepción alegada. POR TANTO, de conformidad con las razones expuestas, disposiciones legales citadas y Arts.428, 429 y 439 Pr. y 18 de la Ley de Casación, esta Sala, a nombre de la República, FALLA: 1) Declárase improcedente la casación de la sentencia recurrida, por los motivos específicos alegados, excepto por el de violación de los Arts. 421 Pr. y 1738 N° 3 C. y por el de Defecto de jurisdicción por razón de la materia, con infracción de los Arts. 23 y 35 Pr. C.; 2) Cásase la sentencia recurrida por el motivo específico de violación del Art. 421 Pr. y por Defecto de Jurisdicción en razón de la materia, por infracción de los Arts. 23 y 35 Pr. C.; 3) Declárase sin lugar la excepción perentoria de ineptitud de la demanda, alegada por el demandado señor JUAN FRANCISCO ROSALES Y ROSALES LORENZANA; 4) Declárase terminado el contrato de arrendamiento celebrado en la Villa de San Luis Talpa, a las diez horas del treinta y uno de Enero de mil novecientos noventa y cinco, entre los señores Aracely Ayala de Hernández como arrendante y Juan Francisco Rosales y Rosales Lorenzana, como arrendatario, relativo a dos inmuebles rústicos, situados en jurisdicción de la Villa antes mencionada, por la causal 3ª. del Art. 1738 C.; en consecuencia, ordénase al demandado señor JUAN FRANCISCO ROSALES Y ROSALES LORENZANA, la inmediata desocupación de los dos inmuebles arrendados y la entrega de los mismos al nuevo propietario señor JUAN FRANCISCO MARAVILLA; y 5) Condénase al señor JUAN FRANCISCO ROSALES Y ROSALES LORENZANA al pago de las costas procesales de las dos instancias. Vuelvan los autos al tribunal de origen, con certificación de esta sentencia, para los efectos de ley. NOTIFIQUESE. A. DE BUITRAGO- M.E.VELASCO-V. DE AVILES. PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN. MANUEL EDGARDO LEMUS. RUBRICADAS.