Política y respuesta de la OIT al trabajo infantil doméstico En el marco de su Convenio 138 sobre la Edad Mínima de Admisión al Empleo (1973) y el Convenio 182 sobre Las Peores Formas del Trabajo Infantil (1999), la OIT reconoce tres categorías de trabajo infantil que deben ser eliminadas: • Todo trabajo realizado por niños y niñas que no tengan la edad mínima legal para ese tipo de trabajo, según lo definen las leyes nacionales y de acuerdo a las normas internacionales; Alojamiento inadecuado Abuso sexual y emocional Condiciones peligrosas Sin escuela Sin derecho a jugar Aislamiento Sin días libres Sin visitas familiares Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil Violencia • Trabajo que pone en peligro la salud, la seguridad y la moralidad del niño o la niña, ya sea por la naturaleza del trabajo o por las condiciones en que éste se lleva a cabo; • Peores formas de trabajo infantil indiscutibles, definidas como la esclavitud, el tráfico, la servidumbre por deudas, el reclutamiento obligatorio para participar en los conflictos armados, la prostitución, la pornografía o las actividades ilegales como la venta y el tráfico de drogas. El Convenio 138 de la OIT fija una edad mínima general de 15 años de admisión al empleo, permitiendo la flexibilidad de que los países en vías de desarrollo fijen esta edad en los 14 años. Pero muy pocos países incluyen el empleo doméstico en las cláusulas para esta edad mínima nacional. Esta flexibilidad refleja la dificultad para hacer cumplir la normativa en casas particulares. Estudios demuestran que niños y niñas ingresan al trabajo doméstico cuando son muy jóvenes, la mayoría entre los 12 y 14 años. Esto evidencia la necesidad de que los países consideren el establecimiento de una edad mínima para el empleo doméstico. En principio se debe prevenir el empleo por debajo de la edad mínima y retirar gradualmente a los niños y niñas del servicio doméstico. El Convenio 182 aborda la difícil situación de los niños y niñas menores de 18 años explotados en el empleo doméstico cuando: • realizan tareas domésticas en condiciones de trabajo forzoso, servidumbre por deudas, esclavitud o prácticas similares a ésta; • son víctimas del tráfico para ser obligados al trabajo doméstico, o • realizan tareas y enfrentan condiciones laborales que probablemente dañen su salud, seguridad y moralidad. Este Convenio establece que se pueden y deben tomar medidas inmediatas no solo para retirar a niños y niñas de tales labores, sino para garantizar la eliminación de ese tipo de trabajo. Mediante su Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), la OIT trabaja con gobiernos, organizaciones de trabajadores, empleadores, y la sociedad civil; a fin de prevenir y eliminar el trabajo infantil doméstico. Un primer paso es reconocer esta actividad como forma de trabajo y potencialmente como una de las peores formas de trabajo infantil a eliminar, mediante su inclusión en planes y estrategias nacionales de combate al trabajo infantil. El trabajo de IPEC se organiza alrededor de cuatro ejes de acción: Información y metodología Construcción de una base de conocimiento mediante investigaciones, recolección de datos, evaluaciones rápidas de la situación del trabajo infantil doméstico, análisis y aprendizaje de lecciones, difusión de información y recopilación de buenas prácticas; Desarrollo de políticas y contextos Apoyo técnico a gobiernos en el desarrollo de Planes Nacionales de Acción contra el trabajo infantil, Programas de Duración Determinada para eliminar sus Peores Formas, y políticas y programas nacionales. Los Programas de Duración Determinada en Nepal, Filipinas y Tanzania incluyen actividades para combatir el trabajo infantil doméstico. Acción directa Actividades de prevención, protección, retiro y reintegro de niños y niñas a la escuela. En prevención se trabaja con familias en cuanto a generar ingresos, administrar recursos y construir un futuro en el que niños y niñas esten en la escuela . Los proyectos de protección dan apoyo a grupos de vigilancia comunitarios que identifican niños y familias en riesgo. Los proyectos de recuperación capacitan personal de apoyo psicosocial, educación y dan capacitación vocacional y apoyo a niños y niñas retirados del trabajo doméstico y a sus familias. Fortalecimiento de capacidades e intercambio IPEC apoya para que los socios nacionales fortalezcan sus capacidades y destrezas, incluyendo administración de proyectos dirigidos a niños y niñas, investigación, análisis y promoción, El intercambio de experiencias y lecciones aprendidas se realiza en el ámbito nacional y subregional. Existen programas de OIT-IPEC para combatir el trabajo infantil doméstico en Africa (Senegal, Tanzania, Kenia, Uganda, Zambia) América Latina (Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Brasil, Colombia, Paraguay, Perú), Asia (Filipinas, Bangladesh, Camboya, Nepal, Sri Lanka, Pakistán, Indonesia) y, desde el 2000, en Haití. OIT-IPEC, Oficina Internacional del Trabajo 4 route des Morillons, CH-1211 Ginebra 22, Suiza portal en la red: www.ilo.org/childlabour correo electrónico: ipec@ilo.org A puerta cerrada: trabajo infantil doméstico o c i t és os ñ i N y niñ n e s a e el s om d io c i rv Estos niños y niñas son explotados ya que generalmente no tienen protección social ni legal y trabajan en condiciones muy difíciles, incluyendo la manipulación de sustancias tóxicas o el levantado de cargas pesadas. Por lo general se ven privados de sus derechos como niños según las leyes internacionales, entre los que está el derecho a la salud, protección y cuidado por parte de la familia. Se pueden ver confinados o aislados, se les impide visitar a la familia y reunirse con amigos. Con frecuencia viven en sitios pobres y reciben alimentación de mala calidad. Además, pueden ser víctimas de abuso psicológico, entre otras cosas al ser llamados por el localismo equivalente a “sirviente” en vez de por su propio nombre. Largas jornadas laborales Mala alimentación Sin atención médica Sin protección legal ni social Abuso físico y psicológico Con frecuencia los niños y las niñas que ingresan al servicio doméstico dejan su familia a temprana edad para laborar en casa de otros y son considerados casi “posesiones” de la familia donde trabajan. Además, se les priva de educación y capacitación, de modo que se frustra su futuro a largo plazo. Generalmente se les niega hasta el derecho a jugar, e incluso a veces están obligados a observar como se divierten los niños de la familia, y en ocasiones hasta deben llevarlos al parque o cuidarlos. El servicio doméstico sigue siendo una de las formas tradicionales más comunes de ocupación para niños y niñas, especialmente para las niñas. Las investigaciones existentes indican que hay más niñas menores de 16 años empleadas en el servicio doméstico en todo el mundo, que en cualquier otra forma de trabajo. El servicio doméstico o las labores para la familia que llevan a cabo niños y niñas, cubren una amplia gama de situaciones y condiciones. Algunas son aceptables, como por ejemplo que niños y niñas participen en los trabajos de la familia y ayuden a los padres, o que adolescentes cuiden a los más pequeños o corten la grama en casa de un vecino fuera de horas escolares para obtener dinero adicional. El que ese tipo de trabajo no sea parte del trabajo infantil a eliminar, no debe disminuir nuestra preocupación en torno a otras situaciones similares a la esclavitud, o a otras de las peores formas de trabajo infantil dentro de las casas. Los países pueden optar por aplicar al empleo doméstico la edad mínima de admisión al empleo y tratarlo como cualquier otra forma de trabajo infantil. Además, si un niño o niña menor de 18 años ha ingresado al trabajo doméstico por haber sido objeto de tráfico, coerción, venta en esclavitud, trabajo forzoso, servidumbre; en situaciones similares a la esclavitud; o por haber sido asignado a labores peligrosas; dicha situación se considera dentro de las peores formas de trabajo infantil. Según el Convenio 182 de la OIT sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil (1999), este tipo de trabajo debe eliminarse con carácter de urgencia y la niña o el niño deben ser retirados del peligro y recibir apoyo. Cargas pesadas Carga de trabajo superior a lo que su edad les permite Poca o ninguna paga Sustancias tóxicas Llamado a la acción Centenares de niños y niñas en todo el mundo, en especial las niñas, son explotados cuando trabajan en el servicio doméstico. Este tema es culturalmente muy sensible y complejo; por lo que es necesario abordar simultáneamente sus causas fundamentales, la demanda, las condiciones en que se da y el impacto en niños, niñas, sus familias y la sociedad. Por lo tanto es necesario hacer un llamado a nivel nacional, e internacional, para actuar y trabajar de forma conjunta y urgente. Es necesario iniciar actividades en las siguientes áreas: • Sensibilización y prevención para abordar las causas básicas de la vulnerabilidad y la explotación; • Protección y retiro de niños y niñas en situaciones de explotación, así como apoyo mientras reconstruyen su vida; • Desarrollo de medidas, programas y planes a un plazo determinado que fijen metas para combatir el trabajo infantil doméstico y otras de las peores formas de trabajo infantil; ligando esta iniciativa a los esfuerzos de desarrollo nacional, especialmente hacia una estrategia de reducción de la pobreza y al suministro de educación de calidad, capacitación técnica y generación de empleo. • Movilizar a la comunidad internacional para que tome acciones contra la explotación de niñas y niños en trabajos domésticos y en otras de las peores formas de trabajo infantil, y • Lograr que los derechos de los niños y niñas ocupen un lugar prioritario en la agenda internacional. Contextos de vulnerabilidad La pobreza influye para que niños y niñas se inicien a temprana edad en el trabajo. Una familia puede ser pobre por varias razones: porque los adultos no tienen las destrezas o los niveles educativos que requiere el mercado, por el desempleo aun habiendo adultos capacitados; o porque conflictos, enfermedades o desastres naturales hayan dejado un hogar dependiente sin nadie de quién depender. En algunas familias pobres, no en todas, poner los niños a trabajar es visto como una forma de obtener ingresos, o al menos de reducir gastos. Discriminación por género Hay comunidades en las que las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables, ya que se las considera inferiores o menos necesarias que los varones, y se les asignan roles específicos. Así, la condición que la niña tiene en su hogar, se perpetúa en el hogar en el que trabaja: ser alguien cuyo papel es servir a los demás. A menudo no se las envía a la escuela o se las retira antes de tiempo, ya que se considera que no es necesario educarlas o que no deben ser demasiado educadas, porque podría obstaculizar su casamiento. A las niñas se les van limitando las opciones a lo largo de su vida. Ideas sobre el “trabajo de las mujeres” En la mayoría de los países, los factores culturales juegan un papel muy importante. El servicio doméstico se ve como “trabajo de mujeres”. Muchos padres y madres lo ven como la única opción para una niña que necesita trabajar, pues se cree que es liviano y “adecuado”. Esta idea la tienen muchas mujeres, y las madres la citan como razón para enviar a sus hijas al servicio doméstico. En algunos países, las mujeres adultas que hacen trabajo doméstico llevan a las hijas con ellas para cuidarlas y para que aprendan el trabajo. Ignorancia sobre los riesgos Las familias a menudo ven el trabajo doméstico como una capacitación de la niña en las destrezas hogareñas que necesitarán cuando se casen. Como consecuencia, el servicio doméstico, a diferencia de otras formas de trabajo infantil, es visto como aprendizaje y alternativa válida frente a la educación. Con frecuencia se considera que el servicio doméstico es preferible a otro tipo de trabajo para las niñas porque se percibe como trabajo “protegido”. Las familias y las comunidades trasladan la seguridad del hogar familiar a la seguridad en otros hogares, sin cuestionarse si los empleadores les darán la protección a la que tienen derecho. A veces los empleadores mismos “aceptan” como acto de benevolencia que una niña trabaje en la casa. En algunas sociedades esto se puede sistematizar como adopción real o falsa, o como semi-adopción por parte de miembros de una familia extendida. Deseo de recibir educación Los niños y niñas a quienes se niega el acceso a la educación o cuya experiencia escolar es negativa, pueden ver en el servicio doméstico una ruta hacia el aprendizaje. Quizás tengan la esperanza de trabajar un año para ganar dinero y poder reingresar a la escuela. A veces esto sucede, pero frecuentemente el dinero obtenido es mucho menos de lo esperado y el año de trabajo se convierte en años de explotación. Si el empleador le niega al niño o la niña acceso a la educación y tiempo para estudiar, se quedarán rezagados, lo que les dificultará el reingreso a la escuela. Jerarquías sociales El servicio doméstico se asocia con la jerarquía social. En muchas partes del mundo y por diversas razones, existe la creencia de que las personas de “estratos inferiores” deben suministrar servicios a los que ocupan los “estratos superiores”, incluyendo trabajar en las casas y satisfacer las necesidades domésticas. Servidumbre por deudas y tráfico Cuando un niño o una niña son puestos a trabajar en servicio doméstico a cambio de dinero dado en garantía, o para pagar una deuda, se dice que están en “servidumbre por deuda”. Esta condición es particularmente dañina, en la cual los niños y niñas se ven atrapados en el servicio doméstico en casa del empleador debido a esta deuda. En este caso el empleador tiene todo el poder y los niños se ven negados de protección y derechos. El trabajo de niños y niñas tanto doméstico como en general, es más peligroso cuando se realiza en otra ciudad u otro país que no es el suyo. Esta es la condición de niños y niñas víctimas del tráfico. Aislados de la familia y la comunidad, estos niños y niñas, quizás no comprendan los sistemas de apoyo disponibles, quizás no hablen el idioma local, e incluso podrían estar en una situación migratoria irregular y no tener documentos si el empleador los decomisara como garantía de cumplimiento. Hay informes constantes de niños y niñas que pierden todo contacto con la familia y nunca regresan a su propio hogar. ilustraciones: Casi sin excepción, los niños y las niñas empleados para el servicio doméstico sufren diversos tipos de explotación: explotación económica al tener que trabajar largas jornadas sin tiempo de descanso y con remuneración muy baja o inexistente, peligro de explotación y acoso sexual, y vulnerabilidad frente a otras formas de abuso físico y emocional. ¿Qué hace que niños y niñas ingresen al servicio doméstico? diseño: Trabajo infantil doméstico