Por siempre Stevenson

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OPINIÓN
VIERNES
29 DE MARZO DE 2013
juventud rebelde
FRENTE
AL ESPEJO
por ELIO MENÉNDEZ GARCÍA
digital@juventudrebelde.cu
ESTE 29 de marzo Teófilo Stevenson Lawrence cumpliría 61 años,
pero un fallo del corazón pudo lo
que no hicieron los mejores pesos
completos olímpicos: ponerlo fuera de combate. Porque fue el más
grande boxeador amateur de
todos los tiempos, por su inmensa calidad humana y por su probada cubanía, puesta de manifiesto en todo momento, estimo
oportuno este breve recuento que
recoge algunos de los aspectos
más sobresalientes en la vida del
gran campeón de campeones
quien, a raíz de ganar su primera
medalla olímpica en Munich
1972, rechazó un millón de dólares porque —afirmó— «no cambio todo el dinero del mundo por el
cariño de mi pueblo».
No estuvo cubierto de rosas el
camino de Stevenson hacia la
gloria. A la derrota sufrida en su
estreno como boxeador en su
natal Puerto Padre siguieron algunas otras que no convencieron a
todos desde el primer momento.
Ni siquiera a los entrenadores
del equipo nacional, pero uno de
ellos, el soviético Andrei Chervonenko, vio futuro en el inmaduro
muchacho y se entregó a la tarea
de pulir aquella piedra.
JAVIER DUEÑAS OQUENDO
javier@juventudrebelde.cu
Por siempre Stevenson
Voluntad
Fue la de Teófilo una personalidad sui géneris. Cadencioso al hablar, caprichoso a ratos, bromista
por excelencia, gustaba de la
compañía de jóvenes y niños, por
los que sintió predilección, y tuvo
además un elevado concepto de
la amistad. Informal en sus citas
con periodistas y otros, prefirió el
ron sobre la cerveza y, como la
gente de su región, fue un ferviente enamorado de las fiestas, el
dominó y las mujeres de andar
zalamero.
Ni en los combates, y menos
aún en las sesiones de entrenamiento, gustó de maltratar a sus
oponentes. Si podía ganar sin hacer daño, mejor; aunque a veces
el público no lo entendiera. Por esto y por otras razones una comisión de la Unesco lo premió con el
Fair Play, distinción que suele otorgarse a los atletas por su comportamiento limpio y no solo por
los resultados deportivos.
En 1992, previo a la olimpiada
de Barcelona y como promoción al
boxeo, tuve el privilegio de viajar a
Madrid y Barcelona acompañando
a Stevenson, quien iba invitado con
vistas a ofrecer una serie de conferencias sobre su deporte. Recuerdo que, ante un gran auditorio,
el periodista español Fernando
Vadillo, con una amplia experiencia en el pugilismo, destacó cómo
en entrevistas a prominentes figuras del boxeo estas habían confesado haber sentido miedo repetidas veces en vísperas de un combate.
Ante el asombro de los presentes, Teófilo admitió que también él
se preocupaba antes de cada
pelea e insistió en que esto es algo muy natural porque en el ring
—reiteró en la Ciudad Condal—
ningún contrario puede subestimarse. «Todos suben a tratar de pegarte y si eres el campeón del mundo, cuanto más duro te den, mejor; sabes en qué forma subes al
ring pero no cómo bajarás». Y agregaba el campeón: «Por eso nunca
me creí superior a ningún rival;
éramos dos hombres con el mismo objetivo: ganar. Los entrenadores te ayudan, te preparan un
plan táctico de acuerdo con el adversario, pero en la esquina de este
hacen lo mismo y no siempre las
cosas salen como tú esperas».
Yo, que estuve cerca de Stevenson desde que llegó a La Habana
en 1968, considero que su más
difícil escollo en los últimos años
como atleta activo fue el gimnasio,
bien porque se hubiera conformado
con las glorias alcanzadas —que
fueron muchas— o porque comenzaba a aburrirse luego de tan prolongada vida deportiva.
Confieso que nunca vi tan motivado a Teófilo como lo estuvo cuando la frustrada pelea con el titular
mundial profesional Mohamed Alí
(Cassius Clay) al igual que cuando,
en el Mundial de Belgrado 1978,
vio esfumarse la posibilidad de un
desquite con Igor Visotski, el tanque soviético que lo venció dos
veces, en Santiago y en Minsk. Visotski asistió a Belgrado, pero perdió en su primer combate y Teófilo
se quedó con los deseos.
No eran suficientes sus tres títulos olímpicos y mundiales,sus 301
victorias en 321 combates con 72
medallas de oro, seis de plata y
dos de bronce, ni que fuera considerado por la AIBA (Asociación
Internacional de Boxeo Amateur)
entre los diez mejores atletas del
siglo XX para que los eternos francotiradores lo hicieran blanco de
las más severas críticas, queriendo ignorar que Teo, como cualquier
humano, tuvo virtudes y defectos,
solo que las primeras pesaron infinitamente más que los desaciertos.
«AMAURY: Aunque a la informática
en nuestro país le falte mucho por
hacer, hay soluciones y caminos
en los que se debe pensar (Un impulso que no debe desperdiciarse,
Amaury del Valle, página temática
Informática y nuevas tecnologías,
jueves 28 de marzo). Existe la posibilidad de hacer ferias expositivas por provincias con los adelantos que cada año se van concretando en este campo, para que
muchas personas con deseos de
crear novedades puedan intercambiar criterios…
«Por otro lado, en cada territorio
se realiza el festival de Software Libre, pero su convocatoria es más
conocida entre programadores e
informáticos, y no entre otros sectores que necesitan ese conocimiento. Realizar ferias expositivas adonde todos puedan ir, socializaría el
conocimiento de los productos y
servicios que tenemos en el patio… Otra contribución radica en dar
mayor divulgación a los logros
informáticos de nuestro país. También estoy de acuerdo en que se
puede identificar otros contenidos
para la telefonía celular. En síntesis: se puede hacer más, solo hay
que proponérselo». (Hendrics)
ACUSE
DE RECIBO
JOSÉ ALEJANDRO RODRÍGUEZ
acuse@juventudrebelde.cu
CUBA envejece, y precisa fomentar una cultura del detalle hacia los ancianos en todos
los órdenes, para que solo queden en el
recuerdo casos como el de Gilberto Pérez,
impedido físico de 80 años, con sus dos
piernas amputadas y vecino de Mariano
Hernández No. 165, en Sancti Spíritus.
Cuenta Gilberto que,en la calle que da acceso al teatro principal de esa ciudad, pusieron
unas barreras de las llamadas «policías acostados»,que impiden el paso de las personas que
andan en sillas de ruedas hacia ese coliseo y
hacia el puente sobre el río Yayabo, dos sitios
de alto valor para los espirituanos.
Hace ya tiempo Gilberto envió quejas al
respecto a autoridades provinciales y a Tránsito, y nunca recibió respuestas. Él piensa
que todo se resolvería eliminando un breve
tramo de la barrera, con una señal que alerte del paso de los impedidos.
Ante su idea, un funcionario le expresó
que, con la indisciplina social existente, ello
daría oportunidad a quienes andan en bicicletas y motos de adueñarse del tramo y
pasar por allí. Y Gilberto reniega de ese pretexto: «Si las cosas no se hacen, pensando
Barreras arquitectónicas… y mentales
en (la reacción de) los indisciplinados,
¿adónde vamos a parar?».
Otra muestra, según él, es la sede de la
Uneac: se le hizo una reconstrucción capital a la hermosa casona colonial. Y por
mucho que Gilberto lo sugirió, no le hicieron
la rampa para el acceso de los impedidos
con sus sillas de ruedas.
Recientemente se inauguró un mercado
en la parte norte de la ciudad. Cuando se
construía, a pesar de las sugerencias de
Gilberto, tampoco se tuvo en cuenta facilitar el acceso, sin barreras arquitectónicas.
El lector sitúa como ejemplo positivo en
tal sentido, expresión de sensibilidad humana, el acceso al Santuario Nacional de
la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba.
Tiene rampas de acceso por todas partes,
destaca el lector.
Es lamentable —piensa él— que, en la
ardua tarea de restauración y embellecimiento de Sancti Spíritus, no se esté teniendo en
cuenta el criterio de los impedidos físicos.
A ESTIBAR, A ESTIBAR…
El doctor Ariel Torres,vecino de calle 26 de
DIRECTOR:
Pelayo Terry Cuervo
SUBDIRECTORES EDITORIALES:
DIARIO DE LA JUVENTUD CUBANA
Fundado por Fidel el 21 de octubre de 1965
Herminio Camacho Eiranova, Ricardo
Ronquillo Bello y Marina Menéndez
Julio No. 23, reparto La Loma, Las Tunas, y
cirujano pediatra del hospital pediátrico provincial Mártires de Las Tunas, fue el 23 de
marzo en la mañana a un punto de ventas
de la cadena TRD, sito en la circunvalación
de esa ciudad, para adquirir cinco bolsas de
cemento.
En ocasiones anteriores, le habían colocado los sacos en un muro situado entre
el quiosco de ventas y el contenedor donde almacenan la mercancía. Pero esta
vez, luego de facturadas las bolsas, quien
despachaba le preguntó si no lo auxiliaba
alguien más, pues entonces debía entrar
el mismo doctor al contenedor a extraer el
producto.
El galeno le explicó que, a su edad y operado de dos hernias discales, le resultaba
imposible extraer los sacos. Y agregó que
no entendía cómo no había estibadores
para situar el producto en el muro.
Ariel solicitó hablar con un directivo, y se
personó una dama cuya solución fue devolver el dinero al cliente. «Pensé para mis
adentros —señala— que a ella no le importa la gestión de venta, porque seguramente
SUBDIRECTOR ADMINISTRATIVO:
Enrique Saínz Alonso
REDACCIÓN: Territorial y General Suárez, Plaza
de la Revolución, La Habana, Cuba.
APARTADO: 6344
su salario se comporta igual de cualquier
manera».
El doctor fue a la gerencia de la cadena
TRD y preguntó por el gerente. Estaba reunido.
Fue recibido amablemente por una funcionaria
de atención a la población. Al parecer ella no
pudo resolver con ciertas llamadas que hizo, y
le dijo a Ariel que localizara al comercial de la
base de almacenes, que lo iba a ayudar con
un estibador… Al final, el doctor buscó a su
hijo para que lo ayudara.
Ariel posteriormente investigó y halló
que, de acuerdo con el precio al que la cadena TRD adquiere el cemento y lo comercializa, obtiene una ganancia comercial que
da para pagar el salario de un estibador y
que este lleve el producto a la casa, como
debe ser.
Concluye el lector: «Respeto lo que
hace el país para mantener nuestras conquistas. Y fue precisamente TRD de las
primeras en iniciar la recaudación de divisas, que tantos programas sociales ha
financiado. Pero los cubanos necesitamos
respeto; ser tratados como nos gustaría
que nos trataran».
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