Consejo de la Magistratura RESOLUCION N° 664/09 En Buenos Aires, a los 10 días del mes de diciembre del año dos mil nueve, sesionando en la Sala de Plenario del Judicial de Consejo la de Nación Presidencia del Dr. la “Dr. Magistratura Lino E. del Palacio”, Poder con la Luis María Bunge Campos, los señores consejeros presentes, y VISTO: El “Doura expediente Eduardo 359/08 (Apod. y acumulado, Administrador de caratulado El Conde de Montecristo S.R.L.) c/ Dr. Cosentino Javier”, del que RESULTA: I. La presentación del Sr. Eduardo Doura, en su calidad de apoderado y administrador de “El Conde de Montecristo S.R.L.”, con patrocinio letrado del Dr. Raúl Enrique Medina Bustamante, en la que denuncia al Dr. Javier J. Cosentino, titular del Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8, por su actuación en el expediente caratulado “Del Pozo Fernández Avelina Felicidad c/ El Conde de Montecristo S.R.L. s/ ejecutivo” (fs. 1/4). Denuncia al “Sr. Juez Javier J. Cosentino, por preclusión/orden público procesal en relación con el “auto” de fs. 620, 2:2; y ‘resolución’ del 21 de junio de 2007 (fs. 666 a 668). Con denuncia ante juzgado de Instrucción” (fs. 1). Refiere respecto de la “nulidad absoluta del ‘auto’ de f. 620, 2.2: Preclusión. Orden Público Procesal” ‘sobre la improcedencia de la ejecución contra El Conde de Montecristo SRL, si bien en la sentencia de fs. 274/280 se mandó continuar la ejecución contra “El Conde de Montecristo”, sin indicar tipo societario, ello se debió a un mero error material… Asimismo cabe destacar que el recurrente, al fundamentar la apelación interpuesta en el apartado II (v. fs. 307/315) nada alega al respecto. En ese sentido la referida consideración de la demandada aparece autocontradictoria con la posición 1 que sostuvo al plantear la nulidad de referencia; esa actitud autocontradictoria es desestimable en justicia conforme con la conocida doctrina de los actos propios (venire contra factum proprium non valet)” (fs. 1). Manifiesta que sobre la “nulidad absoluta de la ‘resolución’ del 21 de junio de 2007: ‘1 (párrs. 1 ro. y 2do.) y 3’ –Preclusión. Orden Público Procesal. ‘1. La demandada solicita se declare la nulidad absoluta del auto de f. 619 que rechazó el planteo formulado por el peticionante en fs. 609/610 en orden a la improcedencia a la ejecución Sostuvo contra el ‘El Conde recurrente de que la Montecristo S.R.L.’ resolución resulta violatoria del orden público procesal, en tanto habría modificado dictada los en términos autos, de con la lo sentencia que oportunamente habría concluido la competencia de este magistrado respecto del objeto del juicio. ‘3… la nulidad interpuesta será liminarmente rechazada. (Ello así, por cuanto conforme se advierte de los antecedentes de la causa, la resolución de fs. 619/620 fue oportunamente apelada por el recurrente (f. 621) encontrándose pendiente de tratamiento el recurso deducido por el Superior. Es así, que el suscripto carece de competencia para evaluar la cuestión introducida en esta instancia, a raíz de la concesión del recurso de apelación dispuesta a f. 622). De todos modos, cabe señalar que al presentarse en la causa contestando la acción, el propio peticionante compareció en representación de ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’ y no desconoció haber firmado por la sociedad, sino que dijo que dicha rúbrica dio lugar a situaciones abusivas en perjuicio de la sociedad, cuestión definitivamente resuelta. Lo que luego hizo el tribunal fue Subsanar el trámite de acuerdo a las constancias de la causa” (fs. 1 vta.). Señala totalidad, público viola procesal: principia: que “toda flagrante 1) La ‘Pronunciada esta y exposición, manifiestamente ley –el art. la sentencia 166 en el su orden CPCCN que concluirá la competencia del juez respecto del objeto del juicio y no 2 Consejo de la Magistratura podrá sustituirla o modificarla’ (no habiéndose dado la ocurrencia de los inc. 1 y 2). ¡¡¡ Y la sentencia es del 11-IX-03!!! (cfr. F. 280, IV, 4) (fs. 2). Afirma que “llegando al summun de la impropiedad al sustentar sin eufemismo: ‘Lo que luego hizo el tribunal fue subsanar el trámite de acuerdo a las constancias de la causa’. ‘Subsanar el trámite’ significa para el juez denunciado, lisa y llanamente, después de casi 4 años de dictada su sentencia, tomar su condena a ‘El Conde de Montecristo’ (firmante del documento de f.8, objeto de la a ‘El embargo presente Conde “ejecución”) de Montecristo como ‘causa’ S.R.L.’, del violando flagrantemente el art. 166 del CPCCN. El juez denunciado dijo ‘que el suscripto carece de competencia para evaluar la cuestión introducida en esta instancia, a raíz de la concesión del recurso de apelación dispuesta a f. 622’, pero se coloca en autocontradicción al violar conscientemente el art. 166, 1 er. párr. del CPCCN al reconocer ‘veladas ‘subsanar amenazas’ el (a trámite’. fs. 668, Catalogando punto 4: ‘la como velada amenaza que se introduce hacia el final del escrito – petitorio, punto II (f.665 vlta.)- resulta francamente inadmisible e improcedente, por lo que se la rechaza sin más’) lo que fue una ‘advertencia’ del art. 269 del Código Penal y, por lo tanto, ‘dentro de la ley’, que expresáramos con términos del maestro Fiorini en ‘Procedimiento Administrativo y recurso jeráquico’, 2 da. Ed., Abeledo Perrot, Bs. As., pág. 39 , 3 er. párr.: ‘Al juez le está prohibido, en el procedimiento judicial, dejar sin efecto una etapa procesal vencida ...Si el magistrado no respeta el principio de la preclusión puede ser culpado de arbitrario y hasta de prevaricación. El principio es absoluto y no permite excepciones” (fs. 2). Señala pretendido proprium” que fundamento lo “Con en desautoriza, el el agravante “venire además, de contra que su factun quíntuplemente: (A) dicha ley (art. 166 CPCCN) fue invocada por el propio juez en ‘requisitoria de f. 466’ donde sustentara ‘lo dispuesto por el art. 166 de CPCCN’ (copete) (igualmente 3 que lo hiciera [su] parte en la contestación de f. 571, punto 2 1 er. párr). Por lo que le revierte el inadmisible reproche de [su] parte. (B) Más lejos aún, desconsidera el correlativo consentimiento de la contraria a la condena a ‘El Conde de Montecristo’ (no a ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’). Así a fs. 281, la actora dice: ‘…v[iene] a notificar[se] de la sentencia en autos, apelando la misma en cuanto no ha hecho lugar a la excepción de falta de personería articulada por [su] parte…’. Y a fs. 290/2 la misma actora expresa estos agravios: ‘II La falta de personería de la demandada”. De manera que hasta la actora/ejecutante viene negando ‘personería’ de la demandada’ (¡¡¡). (c) El ‘documento ejecutado’ –presentado en autos por la ejecutante- está firmado por ‘El Conde de Montecristo’ (no por ‘El Conde de Montecristo’ S.R.L.). (D) Por lo que también es inexacto que la sentencia aludida lo fuera “sin indicar tipo societario”, ya que esa es la sociedad de hecho que figura extendiendo el ‘pagaré’ de marras (se adjuntaron a fs. siete hojas antiguas con tal membrete’- “El Conde de Montecristo”- cuya antigüedad podría ser detectada por una ‘Pericia técnica’, que ofre[ce] a todo evento). (E) Y finalmente (‘the last but no the least’) el error de base es pretender ‘interpretar’ ahora el sentido de la presentación de ‘El Conde de Montecristo’ S.R.L. cuando (más allá de ser inexacto ya que El Conde de Montecristo S.R.L. en el ‘contesta intimación’ –f. 62- se expresa en el acápite: ‘Niega ‘inhabilidad testimonio de para interpretación sentencia’- la deuda reclamada. título’: su iniciar ‘causa legal ‘cuestión debe nulidad. Excepción Se penal’) extienda la circunscribirse definitivamente de única a ‘la resuelta’ como expresa el propio juez acusado (contrariamente a lo cual la arbitraria interpretación en reproche no hace menos que desautorizar la insistente alegación de la judicatura de que ‘los jueces se expresan a través de sus sentencias’; cualquiera hubiera sido el “factum proprium” de [su] parte). Y que de haber decretado ‘el magistrado de grado’- en blanco y negro lo que no hizo (condenar a 4 Consejo de la Magistratura ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’) otros hubieran sido los fundamentos recursivos de [su] parte, por lo que está violando las garantías constitucionales de ‘igualdad ante la ley’ (art. 16 C.N. ‘defensa en juicio’ y ‘debido proceso’ (art. 18 C.N.) y ‘propiedad’ (art. 17 C.N.)” (fs. 2 vta./3). Continúa refiriendo que “Fenochietto, [en] ‘Cód. Proc. Civ. y Cóm. de la Nación’, T° 1, coment. al art. 166, pág. 631 ‘&1’. Generalidades. Al dictar la sentencia definitiva, el magistrado ha cumplido con su deber fundamental: actuar la ley poniendo fin al litigio suscitado entre las partes y ya no podrá sustituir o modificar su decisión respecto de lo sustancial de ella, es decir, se ha operado sentencia, principio estabilidad de coment. al la art. irretractabilidad elemental función 163, la op. para asegurar jurisdiccional’. cit. pág. de 584, Y en 1er. la la el párr.: ‘Además, la sentencia es irretractable para el juez que la pronunció, quien no puede dejarla sin efecto con un acto posterior, ni alterar lo sustancial de la decisión (art. 166 inc. 2°, CPN). Así se explica la improcedencia del recurso de revocatoria contra la sentencia, en virtud de antecedentes que se remontan a la Ley de Partidas’. Agrega en la pág. 591, 3er. párr. in fine: ‘…estaría el juzgador deformando el título creado por la sentencia y además excediendo los límites objetivos de la cosa juzgada, determinados por el fallo’. Y en la pág. 600, 3er. y 4 to. párr.: ‘Lo contrario equivaldría a violentar la garantía del debido proceso’…en cuanto al control de la regularidad del contradictorio’ (fs. 3). Sostiene que “es efecto de las sentencias firmes la inalterabilidad de la cosa juzgada” (CNCiv., Sala C, 10-XI-86; LL 1987-B-203)” (fs. 3). Manifiesta que “En op. cit., coment. al art. 155 –plazos- pág. 557, 3er. Párr.: ‘e)…El principio de preclusión procesal que rige toda la tramitación judicial, impide que se abra debate sobre cuestiones ya decididas que no fueron observadas ni impugnadas en la etapa del procedimiento en que debieron cumplirse; f) Las 5 normas y principios que vedan reeditar etapas procesales precluídas son de orden público. Ello supone, no solamente un impedimento para las partes…sino, además, la preclusión constituye un obstáculo para que el tribunal que dictó la resolución las revoque o las modifique si quedaron firmes por aquellas” (CNCom, Sala C, 18-XII-96, LL 1997-C-951, 39.477-S; CNCiv., Sala H, 24-III-99, LL 1999-E-565)… Es decir, ‘resultan ineficaces los actos que se realizan fuera de la oportunidad, etapa, período o grado que las normas adjetivas determinan, pues en base a tal criterio las situaciones judiciales quedan revestidas de la adecuada seguridad jurídica, como garantía de la defensa en juicio’ (CNCiv., Sala G, LL 1999-C-730, 41466-S)’” (fs. 3/3 vta.). Agrega que “y en op. cit., coment. al art. 163, pág. 619 ‘Preclusión y cosa juzgada’, 3er. Párr.: ‘Así lo expresa la frase deducido y Liebman, Manual, desconocer lo la según la cual deducible’ P. 599): cosa el fallo (Micheli; Curso Admitir juzgada al lo cubre ‘lo I, p.331 contrario sería poner en discusión argumentos o excepciones no utilizadas’” (fs. 3 vta.). Relata que Fiorini, en ‘Procedimiento administrativo y recurso jerárquico’, 2da. Ed., Abeledo Perrot, Bs. As. Pág. 37, 2 do. párr.: [expresa que] ‘La rigurosidad del sistema procesal judicial se sustenta en la preclusión, porque se aplica en beneficio de las partes en litigio’. En el 3 er. párr. in fine [señala que]: ‘La preclusión procesal impone la férrea exclusión de producir ciertos actos procesales después de pasado el momento legal’. En el 4to. párr.: ‘La preclusión procesal se justifica principio del en el procedimiento tratamiento judicial igualitario ante entre el los litigantes, la vigencia del valor ético de la lealtad procesal y la seguridad y economía procesal’ (E. Couture, Fundamentos del derecho procesal civil, Bs. As. 1958, pág. 195)” (fs. 3 vta.). Continúa diciendo que “el mismo destaca en la pág. 38, establece 1er. párr. firmeza [que]: definitiva ‘La con preclusión procesal dogmático carácter 6 Consejo de la Magistratura formal a cada acto procesal en el desarrollo progresivo del procedimiento e impide volver hacia atrás la etapa y el acto ya cumplido’. Y en la pág. 39, 3er. párr.. “Al juez le está prohibido, en el procedimiento judicial, dejar sin efecto una etapa procesal vencida…Si el magistrado no respeta el principio de la preclusión puede ser culpado de arbitrario y hasta de prevaricación. El principio es absoluto y no permite excepciones’” (fs. 3 vta.). Sostiene que “Carrió en ‘El Recurso Extraordinario por Sentencia Arbitraria’, Abeledo Perrot, 3era. ed., T° legislador, 1 dice –arrogarse en la al pág. fallar 154, 2 el do. papel párr.: de ‘…La Corte…(244:523) ha puesto de relieve que por amplias que sean las facultades judiciales en orden a la aplicación e interpretación del derecho, el principio de la separación de poderes, gobierno, fundamental en conciente a no prescindir de lo el sistema los dispuesto republicano jueces el expresamente poder por de de la ley respecto del caso so color de su posible injusticia o desacierto’ (causa N-15, del 14.12.1965)” (fs. 4). Agrega que “en la pág. 158: ‘la Corte, el 29 de febrero de 1956 decidió los casos Dalsoglio y Fernández… ‘los jueces…no pueden proceder, a sabiendas, con prescindencia de su carácter de órganos de aplicación del derecho vigente, ni atribuirse…facultades legislativas de que carecen’. recurrida, La porque Corte los dejó jueces sin efecto integrantes la sentencia del tribunal apelado ‘no se han considerado obligados por las normas del ordenamiento facultados para vigente, crear en aquellas cuanto a que se el declaran caso debe ajustarse’. ‘Semejante proceder –dijo la Corte-constituye agravio a la garantía constitucional de la defensa y al principio de la división de poderes y destituye de fundamento válido a la sentencia en recurso’” (fs. 4). Concluye que “no puede discutirse ahora la sentencia firme de ‘septiembre 11 de 2003’ (fs. 274/280) que condenó a ‘El Conde de Montecristo’, no a ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’, con el consentimiento de la 7 contraparte. Consecuentemente, la ‘doctrina de los actos propios es doble óbice para la Judicatura y la ejecutante” (fs. 4). En el petitorio, el denunciante le imputa al Juez Javier J. arbitrariedad’. Cosentino Jorge “abuso Peyrano procesal (Director) por en Abuso Procesal, ed. Rubinzal-Culzoni, pág. 22, ‘El Juez y el abuso’, destaca en la pág. sgte., 3er. párr.: ‘…Vargas responsabiliza doctrinas de a la los jueces por la ‘arbitrariedad’ y aparición del de ‘exceso las ritual manifiesto’…la primera …como consecuencia de abuso de los jueces al no dictar sus resoluciones conforme a una ‘derivación razonada del derecho vigente con aplicación a los hechos y probanzas de la causa’. CPr. Art. 34 inc. 4°: ‘Son deberes de los jueces… Fundar toda sentencia definitiva o interlocutoria, respetando la jerarquía principio de congruencia’. de bajo las pena normas Tal de nulidad, vigentes abuso y procesal el por arbitrariedad conjuga el delito de prevaricación (art. 269 y cc. Código Penal)”. Asimismo, “(p)or ser el ‘auto’ de f. 260 (…) y la ‘resolución’ del 21 de junio de 2007 (fs. 666 a 668) de nulidad absoluta (arts. 1147 C.C. y cc.) y, consecuentemente, imprecluible, imprescriptible, inconfirmable, declaración sentencia- indisponible, judicial, mucho es menos e independiente, irretractable firme- contra que ‘El no Conde de hay de Montecristo S.R.L.’. Siendo la sentencia firme –como se dictó- inmodificable por preclusión y cosa juzgada –orden público- y, por ende, fundamento absoluto (art. 166, 1 er. párr. CPCCN)”. Finalmente, hace reserva del ‘caso federal’: “art. 14 ley 48, garantías constitucionales en de salvaguardia ‘igualdad de ante la las ley’ (art. 16 C.N.), ‘defensa en juicio’ y ‘debido proceso’ (art. 18 CN) y ‘propiedad’ II. La Comisión (art. 17 C.N.)” (fs. 4/4 vta.). corrió traslado al Dr. de Javier Disciplina J. y Acusación Cosentino, en los términos del artículo 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y Acusación. 8 Consejo de la Magistratura III. El 1° de diciembre de 2008, se presenta ante este Consejo de la Magistratura el Dr. Javier J. Cosentino en los términos previstos en el art. 11 del Reglamento de la Comisión (fs. 19/30). Manifiesta que “(e)l primer problema que nace para efectuar imprecisión un del correcto escrito responde de es denuncia la en llamativa donde se entremezclan términos de manera tal que no se llega a comprender el alcance de las transcripciones de la causa, citas e imputaciones. De todos modos, deb[e] destacar que ello no impide brindar un adecuado conteste a la denuncia que por lo demás, no [le] resulta inesperada en atención al desarrollo del expediente, en donde existe una profusión de escritos de similar tenor (…) Consider[a] pertinente comenzar por efectuar una breve reseña de las actuaciones que dieron motivo a esta denuncia, caratuladas ‘Del Pozo de Estévez, Avelina Felicidad c/ El Conde de Montecristo S.R.L. s/Ejecutivo’ en trámite por ante la Secretaría 15” (fs. 19/20): “a) El día 18-2-02 se promovió pleito ejecutivo contra la sociedad con sustento en un pagaré firmado por una persona Montecristo” en (fs. representación 9/18). En el de “El Conde de título se insertó de manera manuscrita la aclaración de actuación por poder del firmante de parte de dicho ente, sin mención de tipo societario” (fs. 20). “b) Intimada de pago la sociedad, el Sr. Eduardo Doura compareció como ‘administrador de El Conde de Montecristo S.R.L.’ en fecha 13-12-02. En la presentación, opuso excepción de inhabilidad de título. No se negó la firma sino que se adujo que se habría firmado en blanco, y se efectuaron una serie de manifestaciones relativas a la causa del libramiento en donde en todo momento se admitió haber actuado por la sociedad (fs. 62/66)” (fs. 20). “c) A fs. 170/174, el Sr. Doura manifestó que suscribió el pagaré como representante de la S.R.L. quien le había otorgado poder suficiente” (fs. 21). 9 “d) Se condenatoria a dictó fs. sentencia 274/280. de En trance el y remate pronunciamiento, dictado por el Dr. Atilio González, anterior titular del Tribunal, se señaló que no se había negado la firma del documento y que no correspondía discutir en ese marco cuestiones atinentes a los motivos por los cuales se librara el título. En la parte resolutiva del fallo, se condenó a ‘El Conde de Montecristo’ sin especificación de tipo societario” (fs. 21). “e) A fs. 284 el Sr. Doura apeló la sentencia en representación de la sociedad. En idénticos términos presentó memorial de agravios a fs. 309/315” (fs. 21). “f) El pronunciamiento de primera instancia fue confirmado por la Sala E de la Cámara del Fuero en fecha 23-12-04 (fs. 488/491)” (fs. 21). “g) El 19-8-05 el Sr. Doura, en calidad de apoderado judicial administrador de ‘El Conde Montecristo S.R.L.’, recusó con causa en términos del art. 17 inc. 7 del Cód. Procesal al Dr. González. La pretensión fue rechazada por la Sala por haber devenido abstracta debido al nombramiento del suscripto en septiembre de 2005 (fs. 539)” (fs. 21). “h) A presentación fs. en 571 donde el Sr. señaló Doura que era efectuó una improcedente ejecutar a la sociedad en tanto no se había condenado al ente sino a ‘El Conde de Montecristo’ hallándose firme la sentencia. A fs. 576 y 583 se insistió sobre ese punto. Luego a fs. 619/620 el suscripto rechazó esas pretensiones y aclaró que la ausencia de mención del tipo societario en la sentencia se debió a un error material, y que la postura del peticionante vulneraba sus propios actos al haber actuado en defensa de la sociedad en todo el pleito. A fs. representación del 664/665 ente, el pidió Sr. Doura, la nulidad invocando de dicha decisión, rechazada liminarmente por el juzgado a fs. 666/668 en donde se especificó que el peticionante había comparecido desconocido en la representación firma del de la pagaré S.R.L. y sin haber defendiendo la actuación de la misma. El Sr. Doura apeló y a fs. 674/677 10 Consejo de la Magistratura presentó memorial en donde sostuvo básicamente que la decisión era arbitraria en tanto la sentencia se hallaba firme, por lo que se violentaba el principio de preclusión violándose el orden público” (fs. 22). “i) Fu[e] recusado con causa a fs. 699 por el ‘quiebre del principio de imparcialidad’ en fecha 1-1107, planteo rechazado por la Sala E en fecha 29-8-08 haciendo mérito del dictamen de la Sra. Fiscal ante la Cámara que concluyó que no existía motivo alguno para acceder a la pretensión (ver fs. 908/909 e inc. N°054.780)” (fs. 22). “j) La Sala a fs. 879/881 confirmó el rechazo de varios planteos que había efectuado el denunciante, pero en lo que interesa, confirmó la decisión de fs. 666/668 de esta instancia citada en el acápite h) precedente haciendo mérito de la evidente existencia de un yerro material en el pronunciamiento, de la intimación de pago dirigida a la sociedad, y de la presentación del Sr. Doura oponiendo defensas por la sociedad y apelando la sentencia siempre invocando Concluyó el Superior en que no error bajo la exclusiva representar al ente. debía convalidarse el invocación de preclusión, resultando ‘contrario a elementales principios que rigen la administración de justicia amparar el predominio de una solución formal sobre la verdad sustancial a la que debe atender el pronunciamiento’, y agregó que dichas conclusiones no pueden enervarse por el transcurso del plazo previsto por el art. 166 del Cód. Procesal (fs. 880 y vta.)” (fs. 23). “k) Finalmente, recusó con causa a la Sala e interpuso recurso extraordinario” (fs. 23). Refiere que “(e)l Sr. Doura como apoderado de ‘El Conde de Montecristo SRL’ [lo] denunció ante e[ste] Consejo por prevaricato por abuso procesal por arbitrariedad, con sustento en que se habría actuado en violación a lo dispuesto por CPCCN: 166 al modificar los términos de la sentencia dictada en la ejecución. Sostuvo el denunciante que la resolución pronunciada el 11.09.03 se encontraba firme y que no podía ser modificada por el 11 Tribunal también de una conformidad serie de con la norma manifestaciones citada. en Efectuó orden a la nulidad de los actos dictados a fs. 620 en base a la preclusión procesal” (fs. 23/24). Señala que “como se refirió (…) en los autos ‘Del Pozo de Estévez, Avelina Felicidad c/ El Conde de Montecristo varios SRL planteos s/Ejecutivo’ en donde el denunciante invocó actuación realizó por la sociedad, entre los cuales se resalta la contestación de la acción y oposición de defensas en donde se admitió la firma del pagaré la apelación contra el pronunciamiento y las posteriores peticiones de nulidad, todas rechazadas y firmes. Más allá del relato más arriba efectuado, existe una profusión de escritos de nulidades, recusaciones y denuncias, en un pleito con sentencia condenatoria y en condiciones, hace ya tiempo de ser ejecutada. La causa tiene ya cuatro cuerpos y varios años” (fs. 24). Sostiene que “ha dicho el Supremo Tribunal de la Nación que resulta inadmisible la generación o lesión de un derecho que sólo reconoce como causa el error, dado que no debe el Juez prescindir de los medios a su alcance para la (CSJN, determinación ‘Alcaraz de Pascual la verdad y jurídica otra c/ objetiva Bertoncini Construcciones S.A.’, 9-10-90, ED 141-576; id. Fallos: 312:570). De otro modo, mediante la inadecuada aplicación del instituto de la preclusión, frente a un mero yerro de índole material elementales (CNCom., que Sala E, se rigen violentan la ‘Saving los principios administración S.A. de Ahorro de más justicia para fines determinados c/Grimland de Herzog Inés s/Ejec.’, 7-12-95; id. Sala C, ‘Complejo Textil Bernalesa S.R.L. s/ Inc. De verificación por Siso Neira’, 27-12-89, del dictámen del Fiscal de Cámara n°61.565; id. Sala B, ‘Lekeitio S.A. c/ Curtarsa Curtiembre Argentina S.A. s/ Ordinario’, 14-291; CNCont. Adm. Fed., Sala II, ‘Astilleros Alianza S.A. c/Y.P.F. s/juicio de conocimiento’, 16-9-93; CNFed. Civ. y Com., Sala 3, “Pelorosso Blanca C. y otros c/E.F.A. s/daños y perjuicios” 7-7-95)” (fs. 25). 12 Consejo de la Magistratura Afirma que “estas conclusiones se patentizan en el caso carácter que nos formal ocupa, que considerando como principio el reconocido adquiere la cosa juzgada alcanzada en juicio ejecutivo. Es de destacar que el propio denunciante se quejó en el proceso en más de una oportunidad acerca de la existencia de un excesivo rigorismo formal, ‘Colalillo’ de con la cita CSJN. A del fs. conocido 263 precedente textualmente dijo: ‘…una sentencia es arbitraria si incurre en ritualismos excesivos, o en abusos de forma, en desmedro de la verdad sustancial…’ A fs. 531 reiteró la cita del fallo y a fs. 532 señaló: ‘El proceso judicial está destinado al establecimiento de la verdad jurídica objetiva, la que debe prevalecer sobre el exceso ritual manifiesto’ (…), con cita de Goldschmidt y Carrió” (fs. 25). Entiende “que [su] actuación se ajustó a lo dispuesto por los precedentes referidos, pero además, a las facultades y obligaciones que emergen del CPCC: 34 inc. 5 b) tendientes a evitar o sanear nulidades. El juez no actúa de acuerdo al mandato que le fue conferido si no resuelve teniendo como norte la verdad sustancial, y lo que se desprende del pleito ejecutivo es que la obligada era efectivamente la sociedad. El error en la omisión de inserción del tipo societario no puede generar ningún derecho a favor de la sociedad. Coincid[e] con el denunciante en que la sentencia es irretractable, pero no absolutamente inmodificable. El propio CPCC: 166 inc. 1) admite la corrección de errores numéricos, por ejemplo. Por demás, más allá de la evidente postura contradictoria asumida en el juicio por el denunciante, la falta de seriedad del planteo indicado en forma se patentiza concreta que en tanto exista no una se ha persona denominada ‘El Conde Montecristo’ a quien imputarle la responsabilidad por la emisión de la cambial, suscripta por el Sr. Doura. En la denuncia se menciona la existencia de una sociedad de hecho no invocada en la causa –ni probada- y además se afirma que de haberse condenado a la SRL, ‘otros hubieran sido los fundamentos recursivos de [su] parte’ (fs. 2 vta. de la denuncia, 13 punto E), lo que resulta palmariamente contrario a las constancias de la causa, en donde como se dijo, el denunciante invocó representación del ente en todo el trámite de la apelación y se expidió acerca de circunstancias atinentes a la relación de la sociedad con el ejecutante que diera lugar al libramiento del pagaré” (fs. 26/27). Agrega que cree “necesario señalar, a todo evento, que el magistrado no es infalible, como no lo es ningún ser humano. En efecto, ser juez no importa ni infalibilidad ni que las cuestiones que a él le son sometidas puedan derivar en diversas soluciones. De otro modo no habría necesidad de crear Tribunales ni prever recursos porque cada conflicto tendría una sola solución posible. El error judicial es posible, sería necio negarlo. Para su solución están los recursos previstos en el ordenamiento procesal; más no puede ser causal de incriminación pues es independiente de la voluntad. De lo contrario se atentaría contra la serenidad con la que debe contar el juez al momento de juzgar. En efecto, si cada decisión del juez en las miles de causas actualmente tramitantes, se viera acompañada del temor de represalias que por vía de denuncia o juicios de responsabilidad pudieran adoptar las partes, carecería de la libertad necesaria para decidir de acuerdo a sus convicciones, lo que importaría destruir el principio de independencia del Poder Judicial consagrado en nuestra Carta Magna. Eso es lo que ha pretendido hacer el denunciante al ‘advertir[le]’ con cita del art. 269 del Cód. Penal antes de adoptar una decisión (ver fs. 2 de la denuncia, punto A). No es la denuncia ante el Consejo de la magistratura la vía adecuada para solicitar que se enmienden o corrijan pronunciamientos o actuaciones que se estimen equivocadas, sino el uso de los remedios previstos por el ordenamiento procesal” (fs. 27/28). Señala que si se considera necesario abrir a prueba las Instrumental: actuaciones “ofre[ce] la siguiente: a) Copia certificada por la Secretaría de las actuaciones mencionadas en el presente descargo. b) 14 Consejo de la Magistratura La causa ‘Del Pozo de Estévez, Avelina Felicidad c/ El Conde de Montecristo SRL s/Ejecutivo’ n°053.670 y el inc. de recusación con causa n°054.780 en trámite por ante este Juzgado a [su] cargo” (fs. 28). Manifiesta que “(e)n lo personal, desde que asum[ió] la conducción del Juzgado en Septiembre de 2005 primero como subrogante, y luego como titular desde diciembre de 2006, [se] he preocupado en forma constante por mejorar las condiciones de trabajo y el servicio de justicia. No h[a] de cargar las tintas sobre [su] antecesor en modo alguno, pero si deb[e] señalar que el tribunal se encontraba en pésimas condiciones de gestión. No sin esfuerzo h[a] logrado revertir esa situación – aunque no en la medida que quisiera- para lo cual ha sido un hito muy importante la posibilidad de nombramiento de la Dra. Milovich, secretaria interina actualmente a cargo de la Secretaría 15, y también la respuesta rápida de todo el personal que desde sus comienzos entendió lo que se buscaba, adaptó modificó con su importante metodología esfuerzo al de trabajo nuevo y se modelo de gestión” (fs. 28/29). Finalmente, señala que “si bien [es] lo que se conoce como un ‘funcionario de carrera’ por [su] dilatada trayectoria, entiend[e] que esa sola circunstancia en modo alguno autoriza a considerar al suscripto como ‘un buen juez’. Lo importante a [su] criterio, es que quien ocasionalmente ocupe el cargo entienda que el perfil de juez está muy íntimamente ligado con el concepto de gestión, que conlleva necesariamente el conocimiento de la realidad diaria de lo que significa el servicio de justicia; de lo que los letrados, partes y demás auxiliares esperan hoy de un Tribunal de Justicia. No es importante lo extenso de una carrera, pero sí sirve como dato y por eso lo tra[e] a colación, para indicar que cre[e] poseer los conocimientos necesarios para brindar dentro del espectro de posibilidades que enmarca la realidad, un adecuado servicio de justicia. Ese adecuado servicio de justicia no se logra mediante la imposición de formalismos como es el que se ha pretendido y que 15 origina la presente. No es lo que espera la Nación de un juez. A lo largo del proceso ejecutivo, entiend[e] que h[a] sido maltratado innecesariamente, al igual que mediante la presente denuncia porque se [le] imputa [un] actuar delictuoso. Tales agravios [lo] llevan a formular reserva de accionar, en su momento y de considerarse pertinente, por la vía y forma adecuada en resguardo de [sus] derechos (fs. 29/30). Agrega que en razón de lo expuesto considera que la denuncia formulada debe ser rechazada (fs. 30). IV. A fojas 88 se acumulan a las presentes actuaciones, el expediente N° 375/2008, caratulado “Doura Eduardo Miguel c/ Dres. Sala - Arecha y Ramírez (int. Sala ‘E’ Comercial)” (fs. 33/87). En dicho expediente, el Sr. Eduardo Doura amplía su denuncia contra los integrantes de la Sala “E” de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial con los mismos argumentos. En Consejo de virtud la de ello, Magistratura se el presenta Dr. ante este O. Sala, Ángel integrante de la Sala “E” de la citada Cámara, en los términos previstos en el art. 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y Acusación (fs. 77/80), y solicita la desestimación de la denuncia. Al relatar los antecedentes expresa que “la actuación cuestionada por el denunciante tuvo lugar a partir de la resolución pronunciada por la sala que integr[a] con fecha 29/8/08, obrante a fs. 879/881 de los autos ‘Del Pozo Fernández de Estévez, Avelina Felicidad c/El Conde 25.735/02). de Montecristo Allí se S.R.L. consideraron s/ejecutivo’ (expte. diversos recursos planteados por la parte ejecutada; pero lo que motiva el cuestionamiento es la decisión respecto de la apelación contra la resolución de fs. 666/668, que rechazó el planteo de nulidad de la ejecución, sustentado en que la condena contenida en la sentencia dictada en la causa – contra ‘El Conde de Montecristo’- había sido dirigida a una persona distinta a su parte –pues su denominación social es ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’. El juez de primera instancia rechazó la alegación de nulidad y, a su 16 Consejo turno, la de la Magistratura sala desestimó el recurso de apelación y confirmó lo resuelto. Para así decidir, el tribunal que integr[a] coincidió con el magistrado de grado en que, en la sentencia de fs. 274/280, había mediado evidente error material al mandar a llevar adelante la ejecución contra ‘El Conde de Monte Cristo’ en lugar de contra ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’. Se meritó a ese efecto que la intimación de pago había sido practicada contra ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’ (fs. 54); que dicha sociedad se presentó y opuso las defensas que estimó le correspondían (fs. 62/66); y que además había apelado la sentencia (fs. 285 y 307/315), todo lo cual –concluyó la sala- no podía interpretarse sino en el sentido de que dicha sociedad entendió que la condena la alcanzaba. A partir de ello se juzgó que la pretensión de nulificar lo actuado implicaría convalidar el error incurrido en la sentencia mediante la exclusiva innovación de la preclusión derivada de la cosa juzgada; y –agregó la sala- resultaba contrario a elementales principios que rigen la administración de justicia amparar el predominio de una solución formal sobre la verdad sustancial a la que debe atender el pronunciamiento” (fs. 77/77 vta.). Señala que “el motivo de la denuncia: de acuerdo al título de la denuncia que se [le] notifica, la parte ejecutada restantes imputó jueces tanto que en al ese suscripto momento como a los integraban el tribunal –doctores Ramírez y Arecha- por “prevaricato” en los términos del art. Esgrimió el denunciante material’ ya que el 269 y que pagaré cc. no del Código Penal. puede haber ‘error materia de ejecución está firmado por ‘El Conde de Montecristo’ y no por el ‘Conde de Montecristo S.R.L.’. Insistió también el ejecutado con que la sentencia de trance y remate se encuentra firme por lo que preclusión debe prevalecer emergente de la la cosa misma. juzgada Como y la corolario, denunció ‘abuso procesal por arbitrariedad’, así como no respetar la jerarquía de las normas vigentes” (fs. 77 vta./78). 17 A modo de contestación a las imputaciones manifiesta que “a) Como ya fue dicho, en el marco de un recurso de apelación sometido a consideración de la sala, se resolvió que, en la sentencia de trance y remate dictada a fs. 274/280 de las actuaciones, había existido un ‘error material’ al Montecristo’ en S.R.L.’. denunciante El lugar condenar de a ‘El a ‘El Conde controvierte Conde de de Montecristo esa conclusión, refiriendo que el pagaré está firmado por ‘El Conde de Montecristo’; sostiene entonces que no medió error y que el principio de preclusión procesal impedía resolver en el sentido hecho por la sala” (fs. 78). “b) En [el] contexto descripto, no pued[e] sino concluir que está claro que la motivación de la denuncia no es otra que la discrepancia del denunciante con lo resuelto por la sala que integr[a]. El argumento central del denunciante radica en que el pagaré que motivó la demanda ejecutiva está firmado por ‘El Conde de Montecristo’ y no por ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’. Es cierto que el juicio ejecutivo fue dirigido contra ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’ (fs. 11/18), mientras que firma de la cambial ejecutada aparece estampada con la siguiente aclaración ‘PP El Conde de Montecristo’ sin mención de la abreviatura o siglas del tipo societario ‘S.R.L.’ (obra en copia a fs. 7). Pero soslaya el denunciante que, además de ese pagaré, se acompañó la copia de un ‘poder especial para hipotecar y gestionar el C.U.I.T.’ (obra a fs. 3/6 de las actuaciones) del que se desprende que el mismo denunciante –Eduardo Miguel Douraen su calidad de apoderado de la sociedad ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’, confirió poder especial a favor de los doctores Eladio Javier Gómez Prieto y/o Mercedes Gómez Prieto para que, en nombre y representación de la aludida sociedad acepten en préstamo la suma de u$s 12.000 –importe que, cabe acotar, coincide con el monto del pagaré hipoteca ejecutado- ciertas y graven unidades. Como con ya derecho se real destacó, de fue meritado en la resolución de la sala que la intimación de pago había sido practicada contra ‘El Conde de 18 Consejo de la Magistratura Montecristo S.R.L.’ (fs. 54); y que dicha sociedad se presentó y opuso las defensas que estimó le correspondían (fs. 62/66). Surge de esta última presentación que la ejecutada –por medio de su administrador Eduardo Douraadmitió haber suscripto el pagaré en blanco. En ningún momento esgrimió que la firma del título no sea la suya, ni mucho menos que hubiera actuado en representación de otro sujeto que no fuera a quién se estaba ejecutando, esto es, a ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’. En definitiva, no se planteó en la oportunidad pertinente la falta de legitimación acompañaron además a que la ahora causa se recibos esgrime. Se suscriptos por Eduardo Doura –por el Conde de Montecristo S.R.L.-, donde se declara haber recibido de parte de Eladio Javier Gómez Prieto sumas de dinero a cuenta de lo que percibiría la sociedad cuando se firme la hipoteca (v. fs. 117/118). Vinculado con ello no puede soslayarse que la ejecución fue iniciada por un importe (u$s 8.200), menor al consignado en el título (u$s 12.000). Por otro lado, el hecho de apelar la sentencia sin advertir ni plantear la nulidad que ahora insistentemente se sostiene, no puede interpretarse sino en el sentido de que dicha sociedad entendió que la condena la alcanzaba. Véase que recién se introdujo la cuestión en el mes de octubre de 2006 (v. presentación de fs. 571), mientras que la sentencia de primera 274/280) instancia y la data de de alzada septiembre de de diciembre de 2003 (fs. 2004 (fs. 488/491). De modo que el planteo que dio lugar al dictado de la resolución que, a su vez, motiva la denuncia, fue a todas luces extemporáneo” (fs. 78 vta./79). Entiende que “no caben dudas de que, tal como lo concluyó la sala en el pronunciamiento, en la sentencia de fs. 274/280 medió evidente error material al mandar a llevar adelante la ejecución contra ‘El Conde de Montecristo’ en lugar de contra ‘El Conde Montecristo S.R.L.’; pues no se invocó que exista otra persona denominada ‘El Conde de Montecristo’ ni la condena podía alcanzar a un nombre de fantasía, que no tiene personalidad jurídica. De ello se deriva que, tal como 19 también se consignó en el fallo, la convalidación del error dando primacía a una solución formal por sobre la verdad sustancial resultaría contrario a elementales principios que rigen la administración. Cabe acotar en ese sentido que, conforme lo tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación, los errores en que incurra una decisión debe ser necesariamente rectificados por los jueces, pues el cumplimiento de una sentencia informada por vicios semejantes, lejos de preservar, conspira y destruye la institución de la cosa juzgada, de inequívoca raigambre constitucional, que debe amparar, más que el texto formal del fallo, la solución real prevista en él (CSJN, Fallos, 317:1664). Cabe recordar la doctrina del Alto Tribunal que condena como arbitrarias las interpretaciones de normas procesales que conducen por exagerado rigor formal a la frustración de los derechos sustanciales en juego (CSJN, Fallos 288:55)” (fs. 79). “Como corolario de ello, nieg[a] haber incurrido en el ‘prevaricato’ que se [le] imputa, delito que para tipificarse exige el dictado de una resolución contraria a la ley a sabiendas de esa contradicción, es decir, con malicia, mala fe o dolo del juzgador (C.N. Crim. y Correcc. Sala V, 26/8/99, ‘Wilde, Zulma’; id. Sala VI, 26/2/03, ‘Lambois’; id. Sala VII, 31/3/05, ‘Kiper Claudio’). Está claro que en el caso no existió resolución contraria a la ley, ni –eventualmente- conocimiento o voluntad de tal circunstancia” (fs. 79/79 vta.). Afirma que “al margen de lo anterior, si por hipótesis pudiera considerarse que el tribunal incurrió en error al ponderar las constancias de la causa, de todos modos nunca podría ello invocarse como causal de enjuiciamiento de los magistrados, porque, como lo tiene dicho el Alto Tribunal, esa situación encuentra remedio y es privativa de los tribunales superiores o de la propia Corte Suprema mediante las vías recursivas pertinentes (Fallos otros). 271:175; En igual 301:1237; sentido, 285:161; el propio 277:223, Consejo entre de la Magistratura ha establecido que carece de potestad de 20 Consejo de la Magistratura constituirse en instancia cuestionamientos del revisora, denunciante y que apuntan cuando a la los esfera jurisdiccional, es en ese marco donde deben encontrar respuesta (cfr. Resoluciones 118/07 y 128/07); pues no deben inmiscuirse –ni directa ni indirectamente- en la competencia jurisdiccional (Res. 119/07)” (fs. 79 vta.). Manifiesta que “es importante destacar, para finalizar, que aún no está agotada en la causa la vía recursiva motiva jurisdiccional la denuncia. respecto Véase de que, la por decisión un lado, que el denunciante planteó –a fs. 886/888 de las actuacionesrecurso de nulidad y recusó con causa tanto al suscripto, como a los ex integrantes de la sala que firmaron el decisorio. Si bien [se] exp[idió], en los términos del CPr.: 22, rechazando la posible configuración de causales de recusación (fs. 890), dicho planteo aún no ha sido resuelto. Al propio denunciante tiempo, dedujo y por recurso otro lado, extraordinario el por arbitrariedad – a fs. 891/896-, que tampoco ha merecido aún consideración por parte del tribunal” (fs. 79/80). Como conclusión refiere que “los hechos que motivan la denuncia pueden entonces resumirse así: i) se demandó a ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’; ii) la acción tuvo como base un pagaré suscripto con la aclaración ‘PP El Conde de Montecristo’ aunque se acompañó un poder en el que el confirió apoderado facultades de que El Conde ciertos de Montecristo abogados acepten SRL en préstamo una suma coincidente con la del pagaré; iii) la intimación Montecristo; de pago iv) al se dirigió oponer contra excepciones, El El Conde de Conde de Montecristo S.R.L. admitió haber suscripto el pagaré en blanco e hizo referencias a la causa de la obligación en el instrumentada; v) la sentencia de trance y remate –de septiembre de 2003- se dictó contra El Conde de Montecristo sin especificación de tipo societario; vi) El Conde de Montecristo S.R.L. apeló la sentencia sin hacer referencia a la discordancia, vii) el tribunal de alzada rechazó el recurso; viii) recién tres años después de dictada la sentencia –en octubre de 2006- se advirtió el 21 error incurrido en la sentencia y se planteó sobre esa base la improcedencia de la ejecución; ix) tanto el juez de primera instancia como la sala que integr[a] rechazaron el planteo de nulidad” (fs. 80). Señala que “lo que consideró, en definitiva, es que había mediado error material al mandar llevar adelante la ejecución contra ‘El Conde de Montecristo’ en lugar de contra ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’” (fs. 80). Ofrece Comisión lo completo ‘Del Felicidad como “prueba estimará c/ el necesario, Pozo El para Fernández Conde de caso (…) de de el que expediente Estévez, Montecristo la Avelina S.R.L.’ (N° 25.735/02). Sin perjuicio de ello, adjunt[a] fotocopias certificadas de las fojas mencionadas en esta presentación” (fs. 80 vta.). Señala como “cuestiones relacionadas (…) que hace algunos años, cuando el suscripto se desempeñaba como juez de primera instancia, fue denunciado penalmente por el doctor Eladio Javier Gómez Prieto –profesional que en estas actuaciones representa a la parte ejecutante-, acusación que fue en definitiva desestimada. La causa tramitó en el Juzgado Correccional N°9, a cargo de la Dra. Ana Díaz Cano. Por último, inform[a] que en el pronunciamiento que motiva esta denuncia intervinieron, además del suscripto, los doctores Martín Arecha –que en ese momento subrogaba la vocalía N°15- y Rodolfo Ramírez –titular de la vocalía N°14-, pero que ya no integran el tribunal a raíz de sus sendas renuncias presentadas y aceptadas por el Poder Ejecutivo Nacional a partir del 1/9/08” (fs. 80 vta.). V. Seguidamente, se presenta ante este Consejo de la Magistratura integrante de la el Sala Dr. “E” Rodolfo de la A. Cámara Ramírez, ex Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en los términos previstos en el art. 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y Acusación (fs. 84/85). En primer lugar deja constancia que “por decreto 1318/2008 del Poder Ejecutivo Nacional (B.O. del 22 Consejo de la Magistratura 19/8/08), [le] ha sido aceptada la renuncia al cargo de Juez de la Cámara Nacional en lo Comercial de la Capital Federal, Sala ‘E’, a partir del 1° de septiembre de 2008, y que [se] h[a] acogido al beneficio jubilatorio de la ley 24.018” (fs. 84). Refiere que “v[iene] a adherir a los términos expresados en los capítulos 1 a 4 del escrito de defensa presentado en este expediente por el señor juez de Cámara Dr. Ángel O. Sala el 19 de diciembre de 2008, los que compart[e] íntegramente y d[a] por reproducidos en razón de brevedad. ofrecida Igualmente (cap. 5) y adhier[e] [se] a remit[e] la a prueba las allí constancias acompañadas a dicha presentación” (fs. 84). Señala bajo el título “Inexistencia de conducta antijurídica”, y “sin perjuicio de las remisiones efectuadas en el apartado anterior y a riesgo de ser reiterativo, [que se] resolución dictada el expediente caratulado permit[e] 29 de “Del sostener agosto Pozo de que 2008 Fernández de en la el Estévez, Avelina Felicidad c/ El Conde de Montecristo SRL” (n° de registro 25.735/02), en cuanto confirmó la resolución de fs. 666/668 – que a su vez desestimó el planteo de nulidad de la ejecución deducido por la demandada- exhibe suficientes fundamentos fácticos y jurídicos que excluyen la tacha de ‘abuso procesal por arbitrariedad’ invocada injustamente por la denunciante (ver punto 1 del petitorio). Recuérdese que, tal como ha sido meritado por la Sala E en el auto interlocutorio antes mencionado, la intimación de pago fue dirigida contra El Conde de Montecristo SRL; fue esta sociedad quien se presentó y opuso las defensas que estimó le correspondían. Y ha sido la misma persona jurídica la que se agravió de la condena apelando la aludida sentencia, lo que no puede interpretarse –según se puntualizó- sino en el sentido de que entendió que la condena alcanzaba a su parte. En esa inteligencia, la Sala estableció que no podía convalidarse el evidente error material de que se hubiera mandado llevar adelante la ejecución contra ‘El Conde de Montecristo’- esto es, sin el aditamento SRL-; pues tal 23 temperamento hubiese importado amparar una solución formal por sobre la verdad sustancial que debe atender todo pronunciamiento judicial (pto. ii, ap. B, fs. 880/vta. del expte. 25.735/02)” (fs. 84 vta.). Afirma que “aunque los fundamentos reseñados excluyen, a [su] juicio sin lugar a dudas, la pretendida antinormatividad de la resolución cuestionada en la denuncia, cre[e] conveniente agregar que, como ha sido considerado por ese Consejo –con cita de jurisprudencia y doctrina-, la hipotética contradicción objetiva a la ley o la errónea interpretación del derecho no configuran el delito de prevaricato atribuido por la denunciante, en tanto no se pruebe la malicia o mala fe del juzgador involucrado; pues lo contrario importaría admitir que toda sentencia revocada constituiría el delito de mención (res. N°84/99). Y en el presente caso –más allá, destac[a], de haberse fallado de acuerdo a derecho-, la denunciante no ha ofrecido ninguna medida de prueba tendiente a demostrar la existencia del dolo específico que requiere la figura el prevaricato (art. 269 del Cód. Penal)” (fs. 84 vta./85). En un independencia sentencias” de apartado, los jueces y que “la manifiesta modificatorias, prevé bajo en el el el contenido ley art. título 14, “La de las 24.937 y sus ap. último B, párrafo, que ‘Queda asegurada la independencia de los jueces en materia del contenido de las sentencias’” (fs. 85). Sostiene que “es así que por aplicación de la norma antedicha, el Consejo de la Magistratura ha tenido oportunidad de establecer que ese órgano carece de la potestad de constituirse en una instancia revisora de las decisiones judiciales, limitándose su competencia a analizar la conducta de los magistrados. De tal modo, cuando los cuestionamientos de la denunciante apuntan a la esfera jurisdiccional, es en ese marco donde deben encontrar 128/07; respuesta entre (conf. otras). En Resoluciones este sentido, N°118/07 es y criterio reiterado del Alto Tribunal, que los posibles desaciertos 24 Consejo de la Magistratura de una resolución judicial en materia opinable –como los que, por mera hipótesis, podrían haber incurrido al dictarse la resolución objetada- encuentra remedio y es privativa de los tribunales superiores o en su caso de la Corte Suprema de Justicia mediante las vías recursivas previstas pertinentes 285:191; 301:1237). (ver Y a Fallos: propósito puntualizar que contra la precitada 29/8/08, la aquí extraordinario, cuya de 277:223; ello, cabe resolución de fecha denunciante sobre 271:175; dedujo un admisibilidad recurso aún no ha mediado decisión (ver sistema informático de consulta de causas en www.pjn.gov.ar)” (fs. 85). Finalmente, señala que “por todo ello, en la convicción de no haber incurrido en ninguna conducta susceptible de reproche, solicit[a] la desestimación sin más trámite de la denuncia que dio origen a estas actuaciones” (fs. 85). VI. Por último, realiza su descargo, el Dr. Martín Arecha, ex integrante de la Sala “E” de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en los términos del art. 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y Acusación (fs. 97/98). Refiere que “corresponde a los fines del debido tratamiento de la denuncia, hacer saber que la Cámara de Apelaciones en lo Comercial aceptó por acuerdo del 22 de julio de 2008, [su] renuncia a la convocatoria para desempeñar[se] como Vocal de la Sala E, la que se hizo efectiva a partir del 1 septiembre del mismo año. Esa decisión fue puesta en conocimiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de este Consejo” (fs. 97). Manifiesta que “en ejercicio del derecho de defensa, formul[a] adhesión a los claros términos del Señor Juez Ángel O. Sala (19/12/08), lo ha[ce] en relación a los capítulos (…) de la misma y a la prueba ofrecida, solicitando que también se tengan en cuenta las constancias que fueron acompañadas en esa oportunidad. Sin perjuicio de ello, afirm[a] que la decisión de la Sala E, del 29 de agosto de 2008 en autos ‘Del Pozo Fernández de Estévez, Avelina F. c/ El Conde de 25 Montecristo SRL s/Ejecutivo’ resultó adecuada al derecho aplicable al caso juzgado. En esa línea, y sin perjuicio de la adhesión formulada, es de destacarse que la ejecución fue deducida contra ‘El Conde de Montecristo SRL s/ejecutivo’ firmado por con un base en un pagaré representante de que ‘El aparece Conde de Montecristo’- sin el aditamento SRL-; fue intimada de pago la sociedad de responsabilidad limitada, que opuso defensas e incluso alegó haber realizado pagos. La sociedad de responsabilidad limitada intimada de pago, no alegó diferencias entidad que ejecutado, jurídicas aparecía ni entre como siquiera se esa sociedad libradora sostuvo que y la del documento los domicilios fueran distintos. Pero además, el representante de ‘El Conde de Montecristo’ y el de ‘El Conde de Montecristo SRL’, resultaría ser la misma persona, ello en base al ‘cotejo’ de las firmas del pagaré y de quién luego dedujo el recurso de apelación que motivó la decisión cuestionada. Es además la misma persona que formula la denuncia que respondo”. Sostiene que “de los términos de la denuncia, se infiere que se alegan diferencias entre la SRL y la libradora del pagaré ejecutado, que en realidad y en lo concreto no se trataría del mismo sujeto. Sin embargo, desde el punto Montecristo’ es de vista jurídico, una denominación ‘El de Conde fantasía de (ver Echeverri, Raúl A. en ‘Manual de derecho comercial’ p. 169/170, ed. 1977) que no se sostuvo que fuera utilizada por algún sujeto –distinto que fuera titular de ese nombre. Por otra parte el art. 147 de la ley 19.550, refiriéndose a la denominación responsabilidad limitada aquella utilice que no abreviatura, de modo de establece la que las sociedades una sanción indicación se puede del tipo afirmar que e para o su una sociedad de responsabilidad limitada, no deja de ser tal por el indebido empleo de su denominación, y así cuando se reúnen una serie de elementos razonablemente sostener que se trata que permiten del mismo sujeto – como ocurre en el caso- y no de dos entidades diferentes, 26 Consejo de la Magistratura la decisión, como la adoptada por la Sala E el 29/8/08, sin duda exhibe debido fundamento legal y no es susceptible de reproche” (fs. 97 vta./98). Señala que “no existe abuso de derecho, ni se configura prevaricato. Como surge de la adhesión y de lo expuesto precedentemente, la decisión cuenta con fundamentos tanto de hecho como de derecho, ello descarta cualquier reproche de exceso o abuso de parte de quienes suscribieron como jueces, la decisión de la Sala E. Es más, insist[e] expuestos, no en que permiten los fundamentos calificar la jurídicos decisión como apartada o contradictoria con las normas aplicables al caso. De entonces ninguna manera integrantes de se puede la Sala reprochar E de la que los, Cámara de Apelaciones en lo Comercial, hubieran procedido con el dolo específico siquiera que que hubiera requiere mediado el ‘prevaricato’, voluntad de decidir ni en contra de lo previsto en la ley” (fs. 98). Sostiene que, con relación a “la independencia de los jueces y el contenido de las sentencias (…) por su claridad y precisión, [se] adh[iere] a la presentación de la defensa formulada por el Dr. Rodolfo Ramírez, con el mimo título del capítulo” (fs. 98). Expresa que respecto a la “ampliación de prueba [p]ara el supuesto de ser negado o desconocido, que desde el 1 de septiembre de 2008, [se] encuentr[a] jubilado por haberse aceptado [su] renuncia a la convocatoria para la Vocalía 15 (Sala E) de la Cámara de Apelaciones en lo Comercial, [por lo que] solicit[a] se libre oficio a la Presidencia de la Cámara para que informe la fecha en que fue aceptada [su] renuncia; y además para que se informe por Secretaría de este Consejo, si desde esa fecha h[a] hecho efectiva [su] jubilación (ley 24018)” (fs. 98/98 vta.). VII. Formulados entonces, los correspondientes traslados y efectuada la compulsa de los antecedentes acompañados por los distintos presentantes, esta Comisión se avocó al análisis de los cuestionamientos efectuados. 27 VIII. Que en primer lugar, cabe delimitar si las conductas central de que la el denunciante presentación aduce son como pasibles objeto de ser reprochables en términos disciplinarios por este Consejo de la Magistratura, teniendo en cuenta para ello también, las presentaciones realizadas por los jueces denunciados. IX. En efecto, según surge de la denuncia del Sr. Eduardo Doura, en su carácter de apoderado de la firma “El Conde de Montecristo S.R.L.”, le imputa al Dr. Cosentino haber cometido prevaricato al haber modificado los términos de la sentencia en la cual se condenaba a “El Conde de Montecristo” por “El Conde de Montecristo S.R.L.” siendo que la sentencia se encontraba ya firme, y, en el caso de los integrantes de la Sala “E” de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, por haber confirmado dicha resolución. X. En el caso del Dr. Javier Cosentino, quien actualmente se desempeña como juez titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 8, el magistrado explicó a partir de qué fecha se hizo cargo del Juzgado y por qué motivo debió subsanar el error aludido en la sentencia dictada en fecha 11 de septiembre del año 2003 por el Dr. Atilio González. En efecto, surge de las constancias que en dicho resolutorio suscripto por el Dr. González, en el punto IV se expresó: “De conformidad con lo solicitado y lo dispuesto sentenció por esta los causa artículos de remate 542 y y 551 mando del Cpr. continuar la ejecución hasta que el Conde de Montecristo” (fs. 68). Al momento de tener que resolver el Dr. Cosentino la nulidad planteada, el magistrado expresó que “sobre la improcedencia de la ejecución contra el Conde de Montecristo 274/280 se SRL, mandó a si bien en la sentencia continuar la ejecución de fs. contra “El Conde de Montecristo”, sin indicar el tipo societario, ello se debió a un mero error material, tal como lo señalara el propio nulidicente a fs. 285, I. Asimismo, cabe destacar que el recurrente, al fundamentar la apelación interpuesta en el apartado II (v. fs. 307315), 28 Consejo nada alega de la Magistratura al respecto. En ese sentido la referida consideración de la demandada aparece auto contradictoria con la posición que sostuvo al plantear la nulidad de referencia, esa desestimable en doctrina de actitud auto justicia los actos contradictoria conforme propios con (venirse la es conocida contra factum proprium non vallet)” (fs. 70). Se puede observar así, que entonces quien dicta sentencia fue otro magistrado y que al plantear el apoderado la imposibilidad de realizarse la ejecución de la sentencia por distinto demandado, allí es cuando se aclara que la ausencia del tipo societario se debió a un mero error material. XI. En cuanto a la presentación realizada contra los integrantes de la Sala E de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, cabe mencionar que actualmente sólo el Dr. Sala continúa siendo integrante de dicha Sala, atento que los Dres. Arecha y Ramírez, se acogieron al beneficio jubilatorio (cfr. resulta V y VI). XII. Que, conforme surge de la sentencia confirmatoria de la resolución del Dr. Cosentino, los integrantes de la Sala “E”, fallaron conforme a derecho, atento a los fundamentos allí vertidos y que vale reproducirlos en este instancia “b) Por otro lado, el recurrente sostiene que la nulidad de la ejecución con fundamento en que la condena contenida en la sentencia – dictada contra “El Conde de Montecristo” habría sido dirigida a una persona distinta a su parte –dado que su denominación social es “El Conde de Montecristo S.R.L.”. Ahora bien, coincídese con el magistrado de grado en que medió evidente error material al mandar a llevar adelante la ejecución contra “El Conde de Montecristo” (v. sentencia de fs. 274/280) en lugar de contra “El Conde de Montecristo S.R.L.”. Véase que la intimación de pago fue practicada contra “El Conde de Montecristo S.R.L.” (v. fs. 54); quién se presentó y opuso las defensas que estimó le correspondían (v. fs. 62/66); nótese además que la sociedad se agravió de la condena dictada apelando la 29 aludida sentencia (v. fs. 285 y 307/315), lo que puede interpretarse sino en el sentido de que entendió que la condena alcanzaba a su parte” (fs. 72). “Entonces, actuado la posteriormente pretensión implicaría de nulificar convalidar el lo error aludido mediante la exclusiva invocación de la preclusión de la cosa juzgada. Pero resulta contrario a elementales principios que rigen la administración de justicia amparar el predominio de una solución formal por sobre la verdad sustancial a la que debe atender el pronunciamiento (…) El transcurso del plazo previsto por el CPr.:166, 2 no enerva la conclusión precedente ni excluye, por lo demás, aquella facultad de enmendar el error de la competencia del magistrado, puesto que de no procederse en tal sentido quedaría alterado el contenido sustancial del fallo (cfr. Este Tribunal, “Banco Latinoamericano S.A. c/ Expreso Argentino”, del 09/09/89; id. Sala B, “Lekeitio S.A. c/ Curtarse Curtiembre Arg. S.A. s/ord.” del 14/02/91)” (fs. 72 vta.). XIII. Posteriormente se solicitaron copias certificadas de las actuaciones caratuladas “Cosentino, Javier J. s/prevaricato”, que tramitan ante el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 12, a cargo del Dr. Ricardo Arturo Warley. De la compulsa de las actuaciones surge, que más allá del apelación estado actual interpuesto-, –archivo no se con recurso de advierten hechos ni probanzas cargosas en detrimento de la situación del Dr. Javier Cosentino. A fs. 121 de dichas actuaciones, el magistrado resuelve archivar la denuncia de acuerdo a lo dictaminado por el titular de la Fiscalía de Instrucción N°26. Así el magistrado, consideró citando al titular de la acción pública que: “luego de analizar los relatos de los hechos formulados por el denunciante, entendió que no resulta posible adoptar temperamento alguno contra el imputado Javier Cosentino, denuncia”. acción Ello, pública en debiéndose virtud sostuvo de que archivar que, “no el la presente titular puede de la atribuírsele 30 Consejo de la Magistratura fehacientemente al nombrado Cosentino (…) accionar ilícito alguno”. CONSIDERANDO: 1°) Que en la denuncia presentada por el Sr. Doura, se pone de manifiesto únicamente la disconformidad con las decisiones cuestionados. aplicación En la innumerables Magistratura dictadas este orden doctrina casos la de los ideas, elaborada anteriores de por por Nación, que y este magistrados resulta de mantenida en Consejo sostiene de que la las decisiones de los magistrados jueces solamente pueden ser revisadas resultan en la ajenas instancia a su judicial competencia y en principio disciplinaria y de acusación. Respecto a este aspecto, debe tenerse en cuenta que hubo un pronunciamiento del Superior en revisión de lo resuelto por uno de los magistrados, que confirmó la decisión con fundamentos ajustados a derecho y apoyados en antecedentes de ese mismo Tribunal (Ver resulta X y XIII). En conclusión, se puede afirmar que estamos ante decisiones fundadas en derecho y sustentadas en criterios similares ya resueltos por el mismo Tribunal, como surge de las citas realizadas por la Sala E. Por ello, de ningún modo, pueden tener aptitud cargosa para los jueces denunciados. Surge entonces, que motiva la presentación del Sr. Doura, la intención de manifestar disidencias con lo resuelto por los distintos magistrados en ejercicio de su labor. Además, resulta importante destacar que en el caso puntual de la sentencia cuestionada, pudo ser encaminada por las vías procesales establecidas a tal fin y en ese sentido, la decisión del superior consistió en la convalidación de la resolución cuestionada y que motivara la denuncia. 31 2°) Que en virtud de todo lo expuesto, sólo puede concluirse que la actuación de los magistrados se encuentra amparada en el propio marco de independencia de los jueces por el contenido de sus sentencias y decisiones, como se encuentra asegurado en el artículo 14 de la ley 24.937 y sus modificatorias. Entonces, teniendo en cuenta este marco legal y que el sistema republicano supone el ejercicio de las funciones exclusivas de cada uno de los poderes del estado dentro de un marco de independencia razonable, se tiene por principio desde larga data que los asuntos que sólo expresen naturaleza de disconformidad procesal competencia través la de o este los de fondo, Consejo remedios y con decisiones exceden sólo previstos el son por el de ámbito de revisables a ordenamiento procesal, como se vislumbra en el caso de la denuncia presentada por el Sr. Eduardo Doura. Por otro lado, cabe recordar, que nuestro Alto Tribunal ha entendido que lo “atinente a la aplicación e interpretación de normas jurídicas en un caso concreto es resorte exclusivo del juez de la causa sin perjuicio de los recursos que la ley procesal concede a las partes para subsanar errores o vicios en el procedimiento o para obtener reparación pronunciamientos a del los magistrado agravios pudieren que los ocasionarle” (Fallos 303:741). 3°) Que en virtud de lo precedentemente expuesto, no surge irregularidad alguna en la actuación de los magistrados denunciados que configure alguna de las causales de remoción prevista en el artículo 53 de la Constitución Nacional, ni falta disciplinaria establecida en la ley 24.937 y sus modificatorias, correspondiendo desestimar la presente denuncia. 4°) Ramírez y Que Martín en cuanto Arecha, la a los Dres. presente Rodolfo denuncia se E. ha tornado abstracta en virtud de que ambos magistrados se han acogido al beneficio jubilatorio, como manifestaran al momento de realizar el descargo en los términos del artículo 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y 32 Consejo de la Magistratura Acusación. No obstante ello, cabe destacar también que comprende a los ex magistrados lo expuesto en cuanto a la falta de virtualidad de las imputaciones para ser pasibles de reproche disciplinarios y/o de proceso de remoción. haber En tal continuado sentido, en su corresponde cargo de señalar magistrados, que de hubiera correspondido también la desestimación a su respecto. Por ello, SE RESUELVE: 1°) Desestimar la denuncia formulada contra el doctor Javier J. Cosentino, titular del Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8, y del Dr. Ángel O. Sala, integrante de la Sala “E” de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial. 2°) Declarar abstracta la denuncia en relación con los Dres. Martín Arecha y Rodolfo A. Ramírez, ex integrantes de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, de conformidad con lo expuesto en el considerando 4. 3°) Notificar al denunciante, a los magistrados denunciados y archivar las actuaciones. Regístrese. Firmado por ante mí, que doy fe. Fdo: Luís María Bunge Campos - Hernán L. Ordiales (Secretario General) 33