Contra el tiempo - Paula Cure - 4 ºB

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Contra el tiempo
Silencio. El monitor que mostraba sus constantes vitales había dejado de emitir sonido alguno.
Un torrente de personal sanitario entró en la sala e intentó reanimarla... sin éxito.
¿Lo peor de todo? Nadie estaba allí para despedirla.
Despertó, y se incorporó tan bruscamente que su visión se vio nublada durante unos segundos.
Continuaba en el hospital, mas el monitor seguía cantando aquella monótona melodía y ninguna
otra persona rompía la tranquilidad que reinaba en la habitación.
Misma pesadilla, diferente noche.
Se secó las gotas de sudor frío que se resbalaban por su frente y volvió a acostarse en el
inmaculado lecho.
Pese a la gravedad de esta, no era la enfermedad que la tenía sentenciada desde su nacimiento lo
que le quitaba el sueño, sino la ausencia de lo único que la mantenía con vida, su cura: esa
sonrisa torcida, esos ojos del color del cielo, aquellas manos que la acariciaban con ternura.
La sola idea de irse sin despedirse de todo aquello la carcomía por dentro.
Sin familia ni amigos, su novio del instituto y verdadero amor era lo único que le quedaba en el
mundo.
Cada día que pasaba la muerte la acechaba más de cerca, pero el coste de su tratamiento no
paraba de subir y las horas que su novio trabajaba no podían bajar.
El tiempo que pasaban juntos era fugaz y cada vez más escaso.
Sin embargo hoy iba a ser diferente, hoy iban a pasar toda la jornada juntos, hoy iba a ser un día
especial.
Durante esto últimos días había empeorado mucho y necesitaba urgentemente una buena dosis
de su alma gemela.
Las manecillas del reloj avanzaban sin reparos, mas él no llegaba; pero al contrario, y por
caprichos del destino, lo que si hizo acto de presencia fue un repentino ataque al corazón.
El último que sufriría en su vida.
Cuando por fin el monitor enmudeció, una lágrima le caía por la mejilla. Esa lágrima llevaba su
nombre, y su último suspiro, el recuerdo de su olor.
Minutos más tarde entraba por la puerta principal del hospital un herido grave por accidente de
coche.
No respiraba,ni hablaba,ni siquiera se movía,pero todavía sujetaba con todas las fuerzas que le
quedaban la foto de una chica de semblante enfermo.
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