Problemas en la economía mundial: Dificultades y Oportunidades para la Argentina Octubre de 2011 Problemas en la economía mundial, Dificultades y Oportunidades para la Argentina La economía mundial está entrando en una nueva recesión dado el agravamiento de la situación de los países desarrollados y a que los responsables del manejo de la política económica de esa región están más decididos a atender el problema de las finanzas que el de la economía real. Esta recesión es la segunda parte de la que se inició en el año 2008, dado que no se resolvieron los problemas de fondo que la desencadenaron. A diferencia de cuando surgiera tres años atrás, en que había estallado en el sistema financiero especulativo de estos países, ahora se ha transmitido a la economía real, que ya venía creciendo a tasas muy bajas. Ante ese panorama se han implementado como respuesta muy fuertes programas de ajuste fiscal que están agravando la contracción de sus economías (como no podía ser de otra manera) aumentando las condiciones para que se desencadene una crisis de deuda en varios países del viejo mundo. La crisis ya está afectando de alguna manera al resto de los países del mundo. Vale la pena recordar que apenas tres años atrás, los días siguientes a la explosión de la burbuja especulativa, y para evitar que una buena cantidad de bancos quebrara ante el peligro de no poder hacer frente a sus obligaciones (como el centenario Lehman Brothers), los representantes del sector financiero lograron imponer a la sociedad la idea de que se necesitaba rescatar a los bancos para evitar que todo el sistema económico se hundiera. Luego de tener que decidir contrarreloj el curso de la acción a seguir, y ante fuertes reclamos de los ciudadanos de esos países pidiendo el castigo de los bancos y de los banqueros, finalmente sus gobiernos decidieron implementar fuertes ayudas al sistema financiero, prácticamente gratuitas, dejando fuertemente endeudados a los países y muy agravadas sus cuentas públicas nacionales. Los Estados, luego de esas ayudas, debieron hacerse cargo de los intereses de la nueva deuda “heredada”. Dado que estas economías estaban creciendo poco y no pueden generar en forma genuina los recursos excedentes necesarios para pagar los costos de la deuda, repitiendo la estrategia que a la Argentina la llevó a la explosión del año 2001, han decidido recortar sus gastos públicos para enfrentar esas obligaciones. Esto es lo que les exigen los técnicos y los tecnócratas del FMI y del Banco Central Europeo para aportarles los recursos que necesitan para enfrentar los pagos. Los programas de recorte fiscal aplicados son demasiado similares a los que se implementaron una década atrás en nuestro país: privatización, aumento de la edad de jubilación de los trabajadores, descenso de los salarios del sector público y de las jubilaciones, reducción de las plantillas de trabajadores del Estado y recortes de los programas sociales que atienden a la población más necesitada. Como es bastante sencillo de predecir, la aplicación de estas medidas no puede provocar más que recesión, hasta que la situación sea insostenible. Hacia allí vamos. Cambios estructurales en el mundo La pregunta principal que habría que haberse hecho tres años atrás era por qué los principales líderes económicos de los países desarrollados representan al sector financiero y no al sistema productivo. O lo que es más o menos lo mismo, por qué el sector productivo dejó de ser el sector que lidera la conducción económica de estos países. Para responderlo, hay que tener en cuenta que el sistema económico mundial ha sufrido grandes cambios en las últimas cuatro décadas. Ya a inicios de la década del ´70, la crisis del petróleo había provocado enormes transferencias de dinero de los países petroleros a los desarrollados buscando oportunidades donde colocar los nuevos ahorros. Esa fabulosa cantidad de dinero en poder de los bancos occidentales comenzó a generar la necesidad de buscar nuevos negocios donde colocar los fondos, y a atraer a los mejores talentos humanos para, gradualmente, diseñar, desarrollar, operar y justificar socialmente el nuevo curso de la actividad. El éxito del proceso fue llevando a que su tasa de ganancia fuera muy superior a las producidas en los sectores productivos, con lo que este sector empezó a ganar ascendencia económica y social. En una segunda etapa, el final de la llamada “Guerra Fría” también hizo su parte, ya que, por diferentes razones que exceden este trabajo, el enfrentamiento geopolítico entre Occidente y el bloque del Este generó una fuerte restricción al movimiento de factores de la producción entre los países, que al desaparecer con la caída del “Muro” provocó el surgimiento de nuevos y numerosos polos de producción competitivos, con menores costos que los de los países desarrollados, lo que dio inicio a una continua salida de inversiones hacia los países emergentes. A partir de ese punto, estos nuevos actores del mundo económico no han parado de crecer a tasas muy elevadas, al contrario de lo sucedido en Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 2 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 las economías tradicionales, que en su mayoría entraron en un período de crecimiento lento. Como mostramos en las siguientes tablas, las 34 economías de la OCDE (la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que nuclea a la mayoría de las economías más desarrolladas) representaban en 1980 el 76,2% del PB Mundial, medido en dólares, a precios corrientes. Esa misma proporción ascendió al 79,7% en 1990, se mantuvo en el 79,7% en el año 2000, pero se redujo fuertemente al 66% según las recientes estadísticas del Fondo Monetario Internacional. Si analizamos sólo a los principales 7 países más desarrollados (el G7), su participación en el PB Mundial, que era del 62,1% en 1980, pasó al 64,9% en 1990, al 65,7% en 2000 y cayó al 50,7% en 2010. Los mismos valores para los principales 32 países emergentes indican que, mientras en 1980 representaban el 16,8% del PB Mundial, habían caído al 12,5% en 1990, y habían vuelto al 16,4% en el año 2000, ascendieron al 28,3% en el 2010. Todo el conjunto de los países emergentes y en desarrollo, siguieron un camino similar, pasando del 23,8% en 1980 al 34% en 2010. Si durante la próxima década se repitieran las tasas de crecimiento experimentada por de cada uno de los bloques, las 32 principales economías emergentes pasarían a representar el 49,1% del PB Mundial, mientras los países de la OCDE caerían el 50,9% restante. Estos datos de la situación internacional marcan las tendencias de crecimiento de la economía mundial y, en alguna medida, muchos de los conflictos sociales y de indignados que se están dando en el mundo actual. También marca las regiones del mundo en que se está generando el crecimiento actual y dónde se producirán las mayores oportunidades para las inversiones en los próximos años. Más allá de los problemas actuales que se producirán con la crisis, a la larga será positivo para el resto de las naciones que se vaya ampliando el círculo de los países desarrollados, porque ésto va a aumentar las oportunidades de alcanzar un mejor nivel de vida para la gran mayoría de la población mundial, que aún vive en la pobreza, ya que ampliará las posibilidades políticas, geográficas y demográficas de progreso de buena parte del mundo. El colectivo económico mundial está marchando a dos velocidades: un grupo va adelante, avanzando muy lentamente, y el otro acercándose desde atrás, a gran velocidad. Por esta razón es que resulta tan difícil entender la estrategia que están queriendo llevar adelante los países de Europa, y en menor medida EE.UU. Resulta cada vez más difícil pensar que en el fondo de las decisiones y de los planes que están impulsando los estrategas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo hubiera actos socialmente positivos, distintos a la presión por la transferencia de la mayor parte de los activos tóxicos, de los bancos a los estados; a la lucha sin piedad entre los bancos por la compra de aquellos de los más importantes que se encuentran en problemas, al punto de la zozobra; o a la pelea entre las empresas transnacionales por quedarse con las empresas públicas de los países con déficits, que tanto se presiona por su privatización. Si no es por ello, es difícil entender la lógica de su estrategia. Si la historia mundial se rigiera por las fuerzas que gobernaron los años de la crisis de la Argentina, no debería tenerse tantas dudas de con qué principios y con qué motivos se toman estas decisiones. Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 3 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 El impacto de la recesión mundial en la Argentina Dado que los países desarrollados son grandes consumidores de productos y servicios, de los que una parte muy grande (y cada vez mayor) de los mismos es fabricada en los países en desarrollo y emergentes, la recesión reducirá esta compra fuertemente. Esta situación obligará a los países en desarrollo a modificar su estrategia para mantener las altas tasas de crecimiento, hasta que se recupere la economía mundial. Ello implicará, en el corto plazo, concentrar su crecimiento en sus propias economías, y para el mediano y largo plazo desarrollar lazos con otras economías en desarrollo, para promover el crecimiento mutuo e independizarse en alguna medida de la situación de los países desarrollados. Sin duda, todos intentarán defender su producción y cuidar el empleo de su población de los saldos de exportación de bienes y servicios que estarán buscando nuevos mercados donde ingresar. Una conclusión bastante obvia es que Argentina no quedará al margen de esta tendencia mundial. Deberá buscar una estrategia similar para mantener el alto nivel de crecimiento logrado desde el 2003 hasta la fecha, de 7,1% anual promedio. Por más que las exportaciones se han triplicado desde el final de la Convertibilidad, y han crecido a un ritmo de 13% anual promedio, cercano al doble al del crecimiento del PBI, y a que en el presente año alcanzarán un record histórico cercano a los 85 mil millones de dólares, aún representan una parte menor del producto bruto, cercano al 18% del total. A pesar de que este porcentaje no es tan elevado, las divisas que se generan por las ventas externas son muy importantes y necesarias para que la economía funcione normalmente, adquiera los insumos y bienes que necesita del exterior y haga frente a sus obligaciones externas. Dado que nuestro país debe cuidar el saldo favorable de la balanza comercial y que éste se viene reduciendo, es de esperar medidas concretas para mantener el resultado positivo. Ante un escenario de recesión mundial nuestro país también deberá orientarse al mercado interno. Esta Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 4 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 situación no es deseada ni elegida. Es un hecho de la realidad que llega desde el exterior, al margen de nuestra voluntad. Ante la crisis se debe actuar con decisión, tomando las medidas que fueran necesarias, (como en toda crisis) con una cuota importante de realismo y de imaginación para enfrentarla del mejor modo posible, como ya se hizo en 2009 con resultados bastante aceptables. Hay que estimular el gasto, la inversión, el desarrollo de obras públicas y el consumo, cuidando los empleos y la producción nacional. Pero fundamentalmente es necesario ser muy lúcidos y serenos para darse cuenta que, más allá de lo lamentable que es atravesar una recesión mundial, esta crisis también va a brindar oportunidades. En particular, la misma puede permitir delinear cambios necesarios para potenciar la economía, para modificar el rol de Argentina en el mundo y para tejer nuevas alianzas en materia internacional para cuando pase la recesión. Hay una serie de asuntos en nuestra economía que deben reorientarse y, aprovechando el relativo aislamiento que provocará la crisis mundial, se puede aprovechar para resolverlas. La estrategia general a implementar durante el período de recesión debería apuntar a fortalecer y expandir la capacidad productiva de la economía nacional, profundizar la integración regional con los países de América del Sur y desplegar relaciones económicas y políticas más profundas con los países emergentes. La especialización como proveedora mundial de materias primas y recursos naturales debe ir quedando atrás, abriendo paso a una nueva etapa, superadora de la tradicional, consistente en la agregación de valor local, el impulso a las producciones regionales y de impulso a sectores de alta tecnología. Es el camino más corto hacia el desarrollo del país. Lineamientos fundamentales para enfrentar un contexto internacional recesivo: 1- Fortalecer y expandir la capacidad productiva de la economía nacional Hay numerosas regiones y localidades de nuestro país que aún no han alcanzado razonables niveles de desarrollo porque se encuentran ligadas a actividades y a producciones primarias de subsistencia. Estas zonas necesitan desplegar y desarrollar su potencial productivo hasta igualar la media argentina. Nos referimos a tantas zonas y localidades de muchas provincias que se encuentran integradas en forma muy precaria a la economía nacional. Transformar esas economías y esos sistemas productivos ya superados, implicaría mejorar los niveles de vida de numerosos pueblos del interior de nuestro país, para que sus habitantes también dispongan de las ventajas, los beneficios y las oportunidades de que goza el resto. Así como se necesita trabajar en la substitución de importaciones con valor agregado, se necesita generar una substitución de empleo de baja productividad. Ésto es un proceso. A medida que nuestra economía termine de reducir el desempleo tan elevado que sufrió durante la Convertibilidad y lo lleve a niveles aceptables y razonables, cercanos a tasas del 5% de desempleo, donde cada persona pueda insertarse fácilmente en el mercado de trabajo según su capacidad y su formación, como supo ser habitual durante décadas en nuestro país, como hay cada vez más consenso que debería ser la meta para el próximo período de gobierno, habrá que ir la búsqueda de este objetivo superador. El mismo debería implicar la transformación y modernización de los sistemas de trabajo primarios más rezagados, por otros más productivos. Ello permitiría emplear personas en tareas de mayor rendimiento económico en la misma localidad, ligadas a la industrialización de esos recursos naturales, con lo que el PB local y por habitante crecería. Ello implicará un fuerte salto de calidad de vida para esas personas, y una dinamización para las regiones todavía marginales. La transición es clara y es simple. Una vez que la tasa de desempleo alcanza su nivel friccional, aquel en que sumarse al mercado laboral prácticamente depende de cada persona, la oferta de trabajo para una actividad está muy ligada a la retribución del trabajo en esa producción, por lo que el desafío empresario pasa por la productividad del empleo. Lo importante no es lo que se paga en valor absoluto al trabajador, sino lo que este produce. Ello lleva a un círculo virtuoso de productividad, donde los puestos de trabajo son Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 5 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 mejor pagos, pero a su vez son más productivos, por lo que mantienen (o mejoran) la competitividad. Este proceso está directamente ligado a la inversión, que implica agregación de valor e industrialización. Por ejemplo, en una economía regional donde se produce algodón, si se empezara a industrializar el mismo en la zona para producir tejidos, que pagan mejores salarios que el trabajo en el campo, la tasa de desempleo regional comenzaría a bajar. La población se desplazaría al sector industrial, por lo que, con menos personas trabajando en el campo, se debería hacer el mismo trabajo que antes realizaban más trabajadores, por lo que se necesitaría capacitarlos e implementar mejores sistemas de organización, que implican mayores salarios, pero empleos más productivos. Así, gradualmente, se dejaría de enviar el algodón a las ciudades más industrializadas y empezaría a industrializarse en la misma región, generándose un círculo virtuoso, donde los trabajadores ganarían más, la demanda local y los precios del algodón serían más estables y elevados, se elevaría el empleo, se fortalecerían las cadenas productivas, aumentarían la producción y las ganancias generales y se pagarían mayores tasas e impuestos a los gobiernos locales y provinciales. En este proceso es vital promover e incentivar un sistema que aliente y canalice la inversión. Es un hecho que la misma está creciendo fuertemente en los últimos años. Actualmente nuestra economía está sosteniendo una de las tasas de inversión más altas de las últimas décadas, situándose en el orden del 23% del PBI, la segunda más alta de la región detrás de Chile. Ello es muy importante porque permitiría sostener altas tasas de crecimiento en el futuro. Lo necesario, más allá de esta mejora es atender dos situaciones puntuales. La primera es revertir el proceso por el que cada año se retiran del país miles de millones de pesos. La misma no tiene sentido desde que nuestro país ha mostrado en los últimos nueve años una de las tasas de crecimiento más altas y estables del mundo. Todos esos recursos podrían perfectamente financiar las necesidades de inversión nacional obteniendo buenas tasas de rentabilidad en el sector productivo. Hay que desarrollar instrumentos financieros ligados a la producción para incentivar proyectos de inversión nacionales, para que estos fondos se queden en el país y financien inversiones productivas. El segundo punto pendiente es el de implementar un sistema que aliente la inversión en el interior del país. Ello se podría estimular mediante diferenciales impositivos y de tasas de interés que premien la inversión productiva en los lugares menos desarrollados del territorio. Por supuesto, esta promoción de la inversión productiva debe ser complementada con otros asuntos que son importantes a la hora de decidir montar un emprendimiento en una localidad. Entre ellas está la necesidad de contar con recursos humanos de calidad para integrar los planteles de las empresas. La fuerte inversión en educación que se ha logrado en los últimos años debe ser mantenida, las inversiones en los programas de educación en nuevas tecnologías como el Plan Conectar Igualdad debe continuarse, apostando al 100% de fabricación y desarrollo nacional, y debe continuar el proceso de inversión en la recuperación de las escuelas técnicas, grandes formadoras de recursos humanos para el sistema productivo. Este proceso de industrialización también requiere agregar valor en origen, para las economías primarias. Ello logrará generar más y mejores empleos locales, aumentar la demanda agregada y diversificar la producción regional. Por esa vía se podría retener dentro del mismo territorio buena parte de los salarios, sosteniendo e intensificando el sistema económico, evitando que el ingreso se consuma en otras regiones más industrializadas del país, que estanca el crecimiento local. También es necesario desarrollar obras de infraestructura que permitan poner en valor numerosas regiones del país. Esto implica desarrollar sistemas de transporte para unir y mejorar el acceso a numerosas zonas del territorio que, por falta de buenos accesos, quedan marginados del sistema económico nacional. Estas inversiones permitirían poner en funcionamiento zonas postergadas, unir entre sí economías regionales, favorecer la integración de las cadenas productivas, y ampliar sus zonas de posibles mercados. Nuevas rutas y autopistas, puertos y mejores vías de navegación, aeropuertos, puentes y ferrocarriles, además de interconectar las diferentes regiones y llegar a más partes del territorio, permitirían reducir el costo de los fletes y desarrollar nuevos puestos de trabajo que se crean con la obra pública. Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 6 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 También sería positivo desarrollar nuevas obras de infraestructura para vincular las regiones fronterizas de nuestro país con los países vecinos. De esa manera se podría proveer a esas zonas salidas físicas alternativas y la posibilidad de acceder a otros mercados diferentes a los de la zona central del país. Ello permitiría desarrollar vínculos con zonas vecinas, potenciales contrapartes, abriendo nuevos mercados a sus productos regionales, permitiéndoles que se puedan integrar y complementar sus cadenas productivas y aumentar sus escalas de producción. Es muy importante que, con un sentido federal, todas las localidades del país cuenten con buenos servicios públicos. Todas las localidades necesitan contar con agua potable, servicios de cloacas, gas, electricidad, televisión, internet y telefonía para ser económicamente más productivas. Lo mismo puede decirse de la educación y la salud. Una zona bien servida de servicios públicos implica una población y un territorio más productivo. Las fuertes inversiones en infraestructura que se están invirtiendo deben mantenerse, porque además de que representan una necesidad legítima por sí misma, aumentan la tasa de inversión, aumentan la demanda agregada, generan muchos puestos de trabajo, y ponen en funciones a buena parte del territorio menos favorecido. Otro tema central es continuar avanzando con el proceso en curso de sustitución de importaciones de alto valor agregado. Nuestro país adquiere anualmente gran cantidad de bienes industriales, que representan el 85% de todas nuestras compras externas. Durante 2010, estas importaciones MOI representaron 47.000 millones de dólares, gran parte de las cuales deberían fabricarse en el país para desarrollar nuevas empresas, generar gran cantidad de puestos de trabajo de calidad y alta productividad, fortalecer el mercado interno, diversificar la estructura productiva y retener las divisas generadas por las exportaciones. Esas compras externas representan una producción cercana al 40% del PB Industrial con lo que éste podría recibir un fuerte crecimiento a mediano y largo plazo. El mismo posibilitaría reducir el déficit industrial, cercano a 27 mil millones de dólares anuales y aumentar el superávit comercial. También se debe continuar el impulso del Estado a sectores estratégicos de alta potencialidad futura, que incorporan conocimiento y alta tecnología. Es necesario abrir nuevos sectores de alto valor agregado, no tradicionales, para evitar competir en aquellas producciones donde la clave es la mano de obra y el empleo de insumos primarios tradicionales. En estas actividades se termina compitiendo con regiones del mundo con abundante mano de obra (por el tamaño de su población) que lleva a una degradación de las condiciones sociales. Lo que debe promoverse es la apuesta a numerosos sectores de alta potencialidad tecnológica que permitirían desarrollar una industria nacional de avanzada, formar recursos humanos de calidad y resolver el tema de la dependencia tecnológica del país con el exterior. Muchas de estas actividades ya se vienen impulsando y por eso vale la pena seguirlas apoyando: ferrocarriles, aeronáutica, industria espacial, industria farmacéutica, industria naval, biotecnología, nanotecnología, software y desarrollos informáticos, sistemas de comunicaciones digitales, energía nuclear, energías sustentables, química y bioquímica, entre otras. 2- Profundizar la integración regional América del Sur es un gran territorio de 400 millones de personas, con una de las tasas de crecimiento económico más altas del mundo, que la hizo pasar del 4,1% al 5,6% de la economía mundial en los Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 7 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 últimos diez años. Posee una muy buena provisión de recursos plenamente demandados en la actualidad, como agua, enegía, alimentos y recursos minerales. Este es el siglo de este continente. No se puede enfrentar esta crisis, ni avanzar hacia el desarrollo, en forma aislada. América del Sur ha vivido tradicionalmente desunida desde su independencia, cuando terminó la etapa colonial que la ligaba a España y Portugal. Mientras Brasil mantuvo su unidad y extendió su territorio, la América española se fragmentó en los actuales estados nacionales y redujo su extensión. Ese proceso no fue espontáneo, fue un plan sistemáticamente planificado y estimulado desde las sombras por Inglaterra. Los países herederos de la América española y portuguesa divididos y enfrentados, fueron debilitados y manejados, y así entregaron la mayor parte de sus energías humanas, económicas y sociales al provecho de otras naciones. La crisis actual representa una buena oportunidad para revertir ese proceso. La conformación de UNASUR es un paso muy importante. Los países comienzan a reagruparse y a tomar conciencia de que unidos, tienen mucha más potencia y fortaleza ante el mundo que separados. Esta etapa que se abre debe permitir avanzar en la integración política y económica, la integración física y energética, y en el acuerdo de una política exterior común. Es muy importante promover el funcionamiento de un sistema económico más amplio, integrado y orientado a la producción de bienes de mayor valor, con mayor presencia en el mundo. Es necesario avanzar en la integración, ampliando el Mercosur a nuevos miembros para aumentar su escala, balancear mejor el peso de cada país, y apuntalar la preferencia regional para las empresas locales. Se necesita promover la sustitución de importaciones extraregionales por producción local, impulsar el desarrollo conjunto de sectores y proyectos estratégicos ligados a las nuevas tecnologías, promover la integración física y energética de los países que la integran. 3- Profundizar la relación con los países emergentes Como señalamos en la introducción de este trabajo, en las próximas décadas se incrementará el rol en la economía mundial de los países emergentes y en desarrollo. La mayor parte de los países desarrollados muestran un corto y mediano plazo cargado de dificultades en el plano de la economía real, lo que les hará perder importancia relativa. No hay dudas de que Estados Unidos y Europa continuarán siendo economías líderes, pero su situación las potencia más como mercado consumidor y plaza financiera que como grandes productores mundiales. La crisis de 2008 y su continuación actual, estarían indicando que ha comenzado una nueva era económica, con nuevas condiciones y nuevas necesidades para el desarrollo. En ese contexto es evidente que Argentina debe estrechar sus relaciones económicas con los países emergentes. Las enormes masas de población de estos países que, de a poco pero firmemente, van aumentando su nivel de vida, saliendo de la pobreza y convirtiéndose en consumidores de ingresos medios, generarán nuevas necesidades y grandes oportunidades a ser atendidas por los exportadores mundiales. Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 8 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 Nuestro país necesita ampliar el número de sus socios comerciales más importantes. Es estratégico que los países emergentes aumenten su importancia relativa entre los países con los que Argentina mantiene relaciones económicas en el plano internacional. Se requiere un cambio cualitativo, que modifique la estructura económica y su especialización en el sistema de producción mundial. Dejar de pararse como proveedora de materias primas y demandante de bienes de alto valor agregado, ya que esta situación no traerá cambios profundos, sino sólo un cambio de nombres entre proveedores y socios, bajo el mismo esquema general. La demanda global de los países emergentes crecerá fuertemente en el futuro y hay que potenciar a nuestra economía para que sea una de las proveedoras de los productos con alto valor agregado que van a demandarse. Esta situación requiere preparar al aparato productivo, pero también al aparato administrativo y promotor del Estado pensando en estas nuevas realidades. En particular se necesita vender a los países emergentes más exportaciones de alto valor agregado y que las mismas representen una proporción más elevada del total de ese rubro que exporta nuestro país. Actualmente, nuestras exportaciones de mayor valor se concentran mayoritariamente en los mercados de América Latina (85% del total MOI exportado). El pequeño resto se reparte en proporciones similares en un 5% para EE.UU. y Canadá, 5% a Europa y 5% al resto del mundo. Las exportaciones MOI a los países emergentes son muy bajas, sobre todo para países que están creciendo a ritmos muy elevados en la última década, como puede apreciarse en el cuadro siguiente. Se debe revertir esta situación, ya que éstos serán los que más crecerán en el futuro. Excluyendo a Brasil, las ventas externas de MOI a los 4 restantes países BRIC, Rusia, China, India y Sudáfrica, sólo alcanzaron 325 millones de dólares en 2010, 1,7% de nuestras exportaciones MOI totales. Dado que este proceso no es ni espontáneo, ni rápido, ni sencillo, se debe intervenir para estimularlo, lo que implica apoyar los nuevos emprendimientos y sectores creadores de valor, abrir nuevos mercados con países con los que Argentina no ha tenido hasta el momento importantes relaciones comerciales y promover condiciones para que numerosos sectores e industrias de alto contenido científico y tecnológico se vayan orientando a la exportación. Esto implica tanto la generación nacional de grupos empresarios dedicados a sectores de alto valor agregado, como la necesidad de atraer inversiones del exterior, que no es la única fuente de inversión, como suele repetirse tan a menuda a favor de las inversión extranjera. Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 9 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 4- Cuidar las divisas A pesar que nuestro país ha logrado obtener superávits comerciales ininterrumpidos desde el final de la convertibilidad, de un orden de los 13.100 millones de dólares anuales promedio, que han permitido financiar las obligaciones y necesidades externas de la economía y lograr el superávit de la cuenta corriente del Balance de Pagos, hay todavía cuestiones pendientes que requieren revisarse, ya que, por diferentes canales, buena parte de las mismas se retiran del país. Uno de los más importantes es el de la remisión de utilidades de las empresas transnacionales a sus casas matrices para cubrir las dificultades de la crisis de los países centrales. Las mismas han enviado a sus países de origen montos equivalentes al 50% del saldo comercial en los últimos cinco años, y dicha proporción se ha elevado al 64% en 2010, alcanzando una cifra cercana a 7.000 millones de dólares. El tema no es menor, dado que, en general, dichas empresas no son exportadoras ni generadoras de divisas y el déficit del balance de pagos es uno de los blancos históricamente frágiles de nuestra economía. Cuando se habla livianamente de la importancia de la inversión extranjera, normalmente se pasa por alto dicha problemática. En algún momento se debe analizar con detenimiento cada sector económico, para tener claro qué porcentaje de cada mercado está en manos de empresas transnacionales y de qué manera se puede estimular a las empresas nacionales a que ingresen a los mismos. Las consecuencias del modelo de los ´90 que promovía la transnacionalización de la economía, más allá del nombre que se le quiso dar, terminó provocando la transnacionalización en una sola dirección, es decir, la extranjerización. Lo que hubo fue un proceso generalizado y continuo de compra de empresas argentinas por parte de competidoras de otros países. Son muy pocos los ejemplos de empresas nacionales que adquirieron compañías en el exterior y se transnacionalizaron, como dice el término. Ello es una cuestión pendiente que debe abordarse, porque ofrece un flanco débil de nuestra economía. Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 10 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 Actualmente y fruto de ese proceso, casi dos tercios de las 500 mayores empresas son extranjeras. Si tenemos en cuenta que las mismas se instalan en el país con una estrategia de abordaje regional, buscando atender la demanda exclusiva de América Latina, ya que en otras regiones disponen de otras sucursales que las atienden, es muy difícil lograr que Argentina aumente sus exportaciones de alto valor agregado a los países emergentes. Por eso se debe estimular el surgimiento de nuevos exportadores. También necesitan revisarse algunas ventajas que se les concedió a numerosos sectores económicos en la década del ´90, para incentivar la inversión de grupos transnacionales. Las mismas están relacionadas con la posibilidad señalada de no ingresar al país las divisas luego de realizar las exportaciones (minería, pesca, petróleo, granos, gas y electricidad), la facilidad de las empresas para remitir utilidades a sus países de origen, el no pago de impuestos y tasas de que gozan algunas actividades financieras y la facilidad con que estas logran sacar dinero del país en operaciones de compra - venta de acciones, futuros y títulos que, en ocasiones, rozan lo legal. A futuro, cada operación de exportación que se realizara desde nuestro país debería ingresar las divisas cuando se concretara, debería gravarse más fuertemente la entrada y salida de capitales especulativos, exigirse el pago de tasas e impuestos a todas las empresas que realizan negocios en nuestro país, en igualdad de condiciones, y exigirse el pago de impuestos a numerosos sectores económicos que están eximidos de los mismos y que constituyen una inequidad y un privilegio respecto de quienes sí pagan todos los impuestos, tasas y aranceles. Por supuesto que deben ajustarse e intensificarse los controles. Pero, más allá de los mismos, se debe avanzar en lograr consensos con muchos sectores económicos ligados a la producción para que inviertan en el país. Los costos del estímulo son siempre menores que lo que significa para el país el retiro del circuito económico de las ganancias. Una manera de comenzar a revertir esta dificultad para la administración de las divisas está surgiendo desde UNASUR. La propuesta por comenzar a realizar el intercambio de bienes utilizando monedas locales de cada país, hará menos imprescindible y vulnerable la tenencia de divisas en el sur del continente. Por su parte, la creación del Fondo del Sur permitirá disponer de una gran reserva de divisas para enfrentar las situaciones de desequilibrio externo, sin tener que atender las demandas políticas de las políticas económicas del Fondo Monetario Internacional. Finalmente, la Creación del Banco del Sur, permitirá llevar adelante numerosos proyectos de inversión de largo plazo, que normalmente financian el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, según las necesidades y las condiciones de las empresas de sus países accionistas, y no las de los países de la región, con lo que se quedan con los negocios más rentables y estratégicos, en contra de las empresas locales, que de ese modo les resulta muy difícil crecer y desarrollarse. En definitiva, mercado interno, UNASUR y países emergentes, de adentro para afuera, es la tríada del éxito para enfrentar el futuro. Nuestro país está creciendo fuerte y sostenidamente, más allá de lo que puede provocar la crisis, que no depende de nosotros. Y aunque hay asuntos pendientes por enfrentar, se debe mantener el rumbo que se ha seguido los últimos años, que le ha permitido a nuestras empresas recuperarse y crecer y a nuestra población mejorar su nivel de vida y enfrentar los próximos años recuperando el orgullo y la esperanza. Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 11 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312 Este trabajo ha sido realizado por Santiago Solda, Economista de AIERA, en Octubre de 2011 La Asociación de Importadores y Exportadores de la República Argentina (AIERA) es una entidad civil sin fines de lucro creada en el año 1966, que agrupa a pequeñas y medianas empresas nacionales, cámaras regionales y sectoriales y centros de industria y comercio. Su misión es brindar sustento y apoyo en el ámbito del comercio exterior, desarrollando una actividad dinámica en favor de las economías regionales y PyME de todo el país. Como entidad gremial empresaria, AIERA despliega su acción institucional ante diversos organismos Aduana, Cancillería, Ministerio de Economía, Banco Central-, con el objeto de mejorar las condiciones en que se desenvuelven las exportaciones y conseguir mejor acceso a los mercados. También integra el Consejo de Administración de la Fundación ExportAr; de la cual es miembro fundador, y forma parte del Consejo Consultivo Aduanero. Desde el año 1966 AIERA representa los intereses de las PyME participando activamente en el ámbito del comercio exterior argentino. AIERA impulsa su proyecto empresario, convirtiéndose en su canal de participación a nivel institucional. Dificultades en la Economía Mundial: Desafíos y Oportunidades para la Argentina – Página 12 Av. Belgrano 124 Piso 1 (C1092AAO) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Tel: 5411-4342-0010 – Fax: 5411-4342-1312