Papeles de Ética, Economía y Dirección, nº 6, 2001 _____________________________________________________________________________________ INSTRUMENTOS FINANCIEROS ÉTICOS Y SOCIALMENTE RESPONSABLES, METODOLOGÍA DE EVALUACIÓN DEL COMPORTAMIENTO DE LAS EMPRES AS ESPAÑOLAS Sergio Sanmartín y Área de Inversiones Éticas y Alternativas Economistas sin Fronteras Centro Asociado Andrés Manjón (UNED) _____________________________________________________________________________________ LAS INVERSIONES ÉTICAS Y SOCIALMENTE RESPONSABLES 1 Definición e historia Cuando depositamos nuestro dinero en un banco o una caja de ahorro, invertimos en un fondo de inversión y, en general, cuando realizamos cualquier operación de ahorro e inversión, podemos conocer la rentabilidad, el precio o el riesgo de un producto financiero, pero no se nos informa del uso que se le da. Y los intermediarios a las que dejamos nuestro dinero pueden estar actuando en contra de nuestros principios. Las inversiones éticas tratan de unir rentabilidad y principios morales. Son fondos de inversión, cuentas corrientes y otros productos de ahorro e inversión que, aplicando distintas metodologías y cuestionarios, realizan un análisis previo sobre el destino de los fondos e informan de forma transparente a sus partícipes sobre las decisiones adoptadas. Es rentable para las empresas e intermediarios porque atraen fondos adicionales y ganan en prestigio e imagen; es rentable para los inve rsores porque aúnan la rentabilidad propia de cada producto, con el respeto a sus ideales, e influyen además en el beneficio social y por tanto en el suyo propio. La importancia de este tipo de inversiones se resume en tres razones: 1) 2) 1 Permiten la financiación de pequeños proyectos y microempresas que, bien por las escasas garantías que ofrecen, bien por el coste de gestión que supone trabajar con ellas, no han interesado a las entidades financieras convencionales o están excluidas de los canales habituales de financiación. Además, facilitan el acceso del Tercer Sector a fuentes de financiación privadas más baratas, desligándolas de la dependencia de subvenciones oficiales. Son un instrumento para influir en la política y estrategia de los agentes económicos, en especial de las empresas, tratando de que éstas tengan en cuenta Inversiones socialmente responsables, inversiones éticas, sostenibilidad, "natural investing"... distintos nombres para una misma idea: analizar a las empresas en base a su comportamiento. Inicialmente existían diferencias: el término ethical investment, utilizado en Reino Unido, estaba asociado a la aplicación de criterios negativos, excluyendo aquellas inversiones que supereraran los valores máximos permitidos, mientras que la expresión socially responsible investment acuñada en Estados Unidos, se centraba en aplicar criterios valorativos con el fin de seleccionar aquellas empresas con mejor comportamiento. Actualmente estas dos vías de investigación se mezclan con el fin de mejorar el análisis y ampliar las posibilidades. Al mismo tie mpo la tendencia global parece inclinarse por el término inversiones socialmente responsables debido a los problemas de utilizar un término como el de ética, tan complejo y que tanto debate genera. El término sostenibilidad está más relacionado con el ámbito de gestión de la empresa, la estrategia a largo plazo y el comportamiento medioambiental. 2 3) aspectos sociales y éticos antes de tomar sus decisiones de inversión o producción. El activismo crítico de los accionistas y de los ciudadanos organizados en grupos de presión pueden sensibilizar a la opinión pública acerca de las líneas estratégicas de una empresa e intentar convencerla de que cambie su política. Permiten a los ahorradores dirigir sus excedentes de forma responsable y congruente con sus principios éticos. No tiene sentido contribuir con trabajo y/o con dinero a mejorar la calidad de vida de los más necesitados y, al mismo tiempo, dejar nuestro ahorro en manos de entidades o instituciones que pueden hacer un uso perverso del mismo, o por lo menos, contrario a nuestra moral particular. Los primeros FIE surgen en Estados Unidos ligados a dos acontecimientos especialmente rechazados por la opinión pública: la participación norteamericana en la guerra del Vietnam y la inversión en empresas del régimen de “apartheid” de Sudáfrica. - - Hacia 1968, una serie de personas e instituciones de fondos piden que sean excluidas de sus carteras empresas vinculadas con la producción de armamento, supuestamente destinada al abastecimiento de las necesidades de la guerra. Nace así el primer fondo de inversión ético denominado Pax World Fund, de la mano de L.E. Tysson y J.E. Corbett. La decisión de muchos inversores de evitar las compañías con negocios en Sudáfrica generó la necesidad de crear fondos de inversión que contemplaran dicha exigencia. A consecuencia de esas inversiones, y en combinación con acciones de tipo político, entre 1984 y 1990 el número de compañías norteamericanas que invertían directamente en este país descendió de 317 a 124. En la actualidad, los fondos éticos están especialmente arraigados en Estados Unidos, país que cuenta con 100 fondos en el mercado. Según el Social Investment Forum, las carteras de fondos socialmente responsables alc anzaron en 1999 un volumen de 1.497 billones de dólares (trillones en EE.UU), con un incremento desde 1997 del 183%. Las carteras de estas inversiones éticas tienen muchos criterios en común. Por ejemplo, el 96% no invierten en empresas tabaqueras, el 86% en empresas de armamento, el 83% alcohol; el 79% tiene en cuenta criterios medioambientales; el 43% los derechos humanos y un 38% las relaciones laborales. Además, cerca de un billón de dólares es controlado por inversores que son accionistas activos en responsabilidad social. Estas instituciones de diálogo constructivo utilizan el poder derivado de la propiedad de las acciones para obligar a la empresa a tomar decisiones que fomenten comportamientos éticos y sociales. El primer fondo ético en Reino Unido fue el Friends Provident Stewardship, lanzado al mercado en 1984. Desde entonces se han creado aproximadamente 80 fondos éticos más, habiendo experimentado un crecimiento espectacular desde 1989. Las inversiones éticas se dirigen en Reino Unido de manera prioritaria a las empresas de dimensiones medias, es decir, se concentran en las 250 empresas que siguen a las cien del FT-SE 100 (Financial Time Stock Exchange) y en las empresas que aparecen en el Smaller Companies Index. Además, los fondos éticos ofrecen a sus inversores la oportunidad de participar en las asambleas de accionistas, junto con la sociedad de gestión del fondo y el comité de garantía ética, para poder así aclarar puntos de vista, resolver problemas y adoptar las estrategias necesarias para orientar las políticas de la empresa. 3 En este país tienen especial relevancia los fondos de pensiones éticos; es posible además, optar por una pensión con plan de inversión personalizado, siguiendo una amplia gama de propuestas. También se puede utilizar como instrumento la contribución voluntaria adicional con la que los empresarios, a solicitud de sus empleados, pueden integrar las contribuciones de previsiones sociales aceptando incluso sugerencias de las inversiones a realizar. Por otro lado, los gestores de fondos de pensiones tendrán que declarar, a partir de julio de 2000, qué tipo de consideraciones sociales guían sus inversiones; deben comunicarlo, lo hagan o no. Otros países (Australia, Canadá, Japón, Alemania, Bélgica, Suecia y Francia, entre otros) tienen también desarrollado este mercado de fondos. En España se encuentra en una etapa totalmente incipiente con 10 fondos éticos constituidos y registrados en la CNMV a 30 de abril de 2000. ELEMENTOS DE LAS INVERSIONES ÉtCAS En la práctica, podemos agrupar los diferentes mecanismos que sirven de base a estas inversiones, en tres categorías: 1) Filtros de selección (screening) Consiste en aplicar criterios sociales, morales, medioambientales o éticos en las decisiones de inversión sobre instrumentos convencionales como acciones, bonos, fondos de inversión y otras instituciones de inversión colectiva (IIC). De forma general, se articula en criterios negativos que excluyen determinadas inversiones, y positivos o valorativos, para seleccionar aquellas con mejor comportamiento (ver tabla 1). Los datos son verificados a través de fuentes de información externas; concretamente, a través de organizaciones relacionadas con cada problemática: sindicatos, organizaciones de discapacitados, ONG especializadas en medioambiente, ministerios, prensa, causas civiles o penales, empresas de certificación y otras similares. Este primer filtro ético lo realizan agencias de información (Véase epígrafe 1.3). Normalmente, y aunque hay diferencias entre agencias y países, se suelen utilizar dos tipos de criterios para el filtro ético. Estos criterios son: - Criterios negativos y/o excluyentes: definen los mínimos que debe cumplir una empresa para ser aceptada. Si el porcentaje de facturación supera al considerado como máximo permitido, la empresa es inmediatamente borrada de la lista y no se invertirá en ella.. - Criterios valorativos: las empresas que superen el primer filtro de criterios excluyentes son nuevamente examinadas con el objetivo de seleccionar aquellas que, dentro de sus diferentes sectores y mercados, estén teniendo una mejor actuación en el campo de la responsabilidad social. Los resultados de aplicar estos criterios dependen de la empresa en cuestión y del sector al que pertenezca, por lo que no son tan absolutos como los anteriores. Sin embargo, son importantes en la medida en que deciden el destino final de las inversiones, actuando como motor de cambio para mejorar el comportamiento social de las empresas. Dependiendo de la política y los intereses de la gestora y las entidades participantes, los criterios e indicadores variarán. Dos fondos socialmente responsables pueden tener carteras totalmente distintas, en función de las preocupaciones que recojan 4 y el tipo de inversor al que estén dirigidos. Aunque son todas más o menos iguales, este sistema permite una gran flexibilidad, sobre todo si tenemos en cuenta la variedad de preocupaciones sociales. Puede haber fondos que consideren como criterios principales la exclusión de empresas relacionadas con el juego y la pornografía, mientras que otros pueden estar más preocupados por el medio ambiente o la promoción de las mujeres. Esto, lejos de ser una desventaja, permite a cada inversor y organización seleccionar aquellas inversiones cuyos criterios e indicadores se acerquen más a sus convicciones. Para garantizar a las organizaciones y particulares la adecuación de los criterios con las empresas seleccionadas, organizaciones como NIS Social Rating o Finansol certifican el buen funcionamiento de los distintos fondos. Criterios Valorativos Criterios excluyentes Tabla 1. Resumen de criterios negativos y valorativos. 2) Tabaco y alcohol Juego Pornografía Derechos humanos Salud y seguridad laboral Explotación en el Tercer Mundo Inversiones de la empresa Productos y servicios Igualdad de oportunidades Dirección y gestión Política sociolaboral Condiciones laborales Contaminación Experimentación con animales Manipulación genética Armamento Energía nuclear Regímenes represivos Certificados Iniciativas medioambie ntales Emisiones, residuos y degradación medioambiental Reciclaje Premios / sanciones recibidas Relaciones con la comunidad Activismo de los accionistas (shareholder activism) Fomenta la participación activa de los pequeños accionistas haciendo uso de su derecho al voto, con el fin de fomentar el diálogo, presionar e incentivar la dirección responsable. En esta línea trabaja The Interfaith Center on Corporate Responsibility (ICCR), organización líder en impulsar el activismo y coordinar el apoyo a las decisiones por parte de diferentes inversores. Está formado tanto por organizaciones religiosas como laicas que buscan objetivos sociales. ICCR provee asistencia y asesoramiento, y publica The ICCR Proxy Resolution Book, cuyo texto recoge todas las decisiones adoptadas en EEUU. Mantienen una base de datos on- line, que informa tanto de las decisiones adoptadas, como de aquellas resoluciones que van a ser votadas próximamente por cada empresa, invitando a participar y apoyar aquellas que pudiesen afectar el campo de actuación social y medioambiental. En la tabla 2 se reproducen algunas de las decisiones adoptadas gracias a la actuación del ICCR. Tabla 2. Decisiones adoptadas en EEUU gracias al activismo de los accionistas. Área Dirección compensaciones directivos Medioambiente Decisión Empresa y Limitaciones en las compensaciones a los altos directivos. General Electric. de los Relacionar la compensación de los directivos con el Exxon. comportamiento social y medioambiental de la compañía Apoyo al CERES y otros estándares medioambientales. Abbott, Anheuser-Busch, Caterpillar, Chrysler, Cigna, Citicorp, Cpc International, Dana, Deere, Delta Airlines, Disney, Gte, Hewlett-Packard, Intel, Kellogg, K-Mart, Motorola, Nalco, Niagara Mohawk, Ogden, PitneyBowes, Procter & Gamble, Raytheon, Reynolds Metals,Sara Lee, Sysco, Texas Utilities, Thermo Electron, Ual, Union Camp, Wal-Mart. Compromisos para prevenir el cambio climático. . Allstate, Chubb, Cigna, General Re, Hartford Financial Services. Emisiones y cambio climático. Dupont, Ford Motor, General Motors. Eliminación de las armas de plutonio sobrantes. Pinnacle West, Peco Energy. Parar la exportación de reactores nucleares. General Electric. Igualdad Esfuerzos por incluir mujeres y minorías en el consejo de American International Group, Atwood Oceanics, Baker Hughes, Best Buy, dirección. Circuit City, Coastal, Costco, Cypress Semiconductor, Host Marriott, Hubbell, King World, Stone Container, Timken, Texaco. Medidas para evitar el uso de imágenes publicitarias negativas Bed Bath & Beyond, Goodyear, Pepsico, Philip Morris, Rjr Nabisco, Sears Roebuck, Cbs/Westinghouse, Dillard's, J.C. Penney, Unocal. Informes de diversidad EEO. Aetna, AT&T, Circuit City, Delta Airlines, Dominion Resources, Eastman Kodak, Hilton Hotels, Readers Digest, Rite Aid. Financiación y desarrollo Auditoría para evitar prácticas de corrupción en el extranjero. Bankers Trust, Citicorp, Merrill Lynch, Morgan Stanley. económico mundial Igualdad de oportunidades en el acceso al crédito. Ahmanson, Norwest, Summit Bancorp. Salud internacional. Compensaciones futuras de los directivos y tabaquismo juvenil. Loews, Philip Morris, Rjr Nabisco, Ust. No vender o invertir en tabaco. H.B. Fuller, Aon, Colu mbia/Hca. Militarismo Informar sobre las ventas militares en el extranjero. General Dynamics, Gte, Raytheon, Textron Aplicación de criterios en los contratos militares. Alliant Techsystems, General Electric, Boeing, Northrop Grumman, United Technologies. Fuente: The Corporate Examiner. Interfaith Center on Corporate Responsibility, vol. 26. 3) Inversiones en la comunidad (community investing) También conocido como inversión basada en las causas, consiste en apoyar una determinada causa o actividad a través de las inversiones, quizás buscando una rentabilidad financiera, o renunciando a ésta a cambio de una rentabilidad social. A diferencia de las donaciones, los inversores reclaman un pago al menos igual al de la inversión desembolsada. LAS AGENCIAS DE INFORMACIÓN Existen en algunos países organizaciones que se especializan en ayudar a los que quieren adoptar criterios éticos en sus inversiones. Se trata de empresas de calificación ética que analizan la oferta de productos financieros que hay en el mercado, fundamentalmente las carteras de los fondos de inversión o de pensiones, y ofrecen al público una lista de los productos éticos y de los consultores financieros en el campo de los fondos éticos. EIRIS (Ethical Investment Research Service) en Reino Unido es una de esas agencias. En 1983 inicia su andadura con la ayuda de varias iglesias y organizaciones de caridad, las cuáles disponían de fondos para invertir, pero necesitaban de una institución que les ayudara a seleccionar las empresas que cumpliesen determinados principios éticos, coherentes con sus convicciones. En la actualidad, EIRIS es una entidad independiente que elabora información del comportamiento socialmente responsable de más de 1.200 empresas británicas y 55 europeas conforme a una multiplicidad de criterios positivos y negativos sobre los que investiga. Esta información la suministra a organizaciones, gestoras de fondos e inversores que estén interesados en invertir conforme a esos criterios. También revisa las carteras de sus clientes para ver si cumplen con su concepto de ética. La compañía Kinder, Lydenberg, Domini & Co. (KLD) fue fundada en 1989 y ofrece asistencia en materia de identificación del perfil económico - social de las empresas de EE.UU, adoptando criterios de inversión social tanto positivos como negativos. Por la actividad que desarrolla entra en la categoría de los Independent Financial Advisors éticos, entre los cuales se cuentan también a Barchester y Holden Meehan, los dos mayores grupos de consultores expertos en productos éticos tradicionales, y el Ethical Investors Group, el mayor grupo especializado en productos éticos. KLD funciona mediante una base de datos en red sobre las inversiones sociales, disponible las veinticua tro horas del día, con datos y análisis de más de 800 empresas que cotizan en Bolsa. De éstas 700 son grandes empresas y el resto medianas y pequeñas; todas son dignas de particular atención por su conducta en el plano social. Esta base de datos está disponible para sus clientes, que son principalmente bancos, fondos de inversión y fondos de pensiones. Un paso adicional lo constituye la creación en 1990 del Domini 400 Social Index, un índice bursatil que pretende ser la réplica del S&P500, posibilitando la comparación con respecto al mercado tradicional. El Domini Social Index 400 (DSI400 o Domini400), se configura a partir de una selección de 400 empresas sometidas a un profundo análisis de su comportamiento social, excluyendo radicalmente aquellas cuya 7 facturación provenga en parte del tabaco, alcohol, juegos de azar, energía nuclear o contratos militares. Han sido igualmente excluídas empresas que trabajen o fabriquen productos dañinos para el medioambiente, o productos químicos calificados como nocivos. Al mismo tiempo, las empresas incluidas, han sido seleccionadas considerando su comportamiento social. Por resaltar algunos ejemplos concretos, el 31,75% de las compañías facilitan la incorporación de la mujer a la alta dirección en igualdad de oportunidades, un 21,5% han desarrollado planes para distribuir parte de los beneficios entre los empleados, y tan solo el 1% tuvieron problemas laborales. Otras preocupaciones del Domini son las emisiones contaminantes, el respeto a las leyes medioambientales o la alta remuneración de los directivos. Otro índice con características similares a este, es el Dow Jones Sustainability Group Index, impulsado por la compañía Suiza SAM Sustainability Group, y en el que están representadas las compañías e industrias que han alcanzado mejores ratios de sostenibilidad e integración económica, social y medioambiental. Se basan para ello en diversos principios que distinguen entre oportunidades y riesgos, y se aplica sobre las dos mil empresas con mayor capitalización del Dow Jones; las 200 con mejores resultados son las que componen finalmente este índice. El compromiso con la sostenibilidad y el desarrollo a largo plazo adquirido por estas empresas, las obliga a ser muy disciplinadas en sus estrategias, mejorando sus ratios de rentabilidad y riesgo. Recientemente se anunció en Londres el lanzamiento de un nuevo índice, el FTSE4Good (junio del año 2001), impulsado por EIRIS y UNICEF con el objetivo de convertirse en un índice de referencia global en el marco de las inversiones socialmente responsables. Consiste realmente en cuatro índices: Reino Unido, Europa, Estados Unidos y un último global. Para poder ser incluida en el índice, la empresa debe estar presente en el FTSE All-World Developed o en el FTSE UK All-Share.Close Fund Management lanzará los fondos oficiales correspondientes a este índice y las comisiones irán destinadas a UNICEF. Los criterios, agrupados en tres grandes áreas - derechos humanos, relaciones sociales y con los stakeholders y protección al medio ambiente -, han sido definidos a partir de estándares y códigos de conducta desarrollados a nivel internacional: United Nations Global Compact, Ethical Trading Initiative Base Code, OECD Principles for Multinational Enterprises, Global Sullivan Principles, Caux Roundtable principles, Amnesty International Human Rights Principles for Companies, Global Reporting Initiative (GRI), CERES Principles. JUSTIFICACIÓN DE LAS INVERSIONES ÉTICAS DESDE LA ÓPTICA ECÓNOMICA En la sociedad actual, donde los gobiernos no pueden garantizar el bienestar para todos los ciudadanos, la iniciativa privada, y más concretamente la empresa, debe adquirir mayor protagonismo como agente complementario de la acción social. Algunos estudios realizados, parecen demostrar que los esfuerzos de las empresas por mejorar su actuación social, nunca producen desventajas competitivas, sino que al contrario, pueden suponer interesantes ventajas (EIRIS, 2000; Waddock y Graves, 1997) Además, permiten a los individuos ser congruentes con sus principios y financiar pequeños proyectos y microempresas faltos de recursos o garantías. Los críticos a estas inversiones suelen enarbolar como estandarte las teorías económicas clásicas; según éstas, el único objetivo de la empresa debe ser la maximización del valor para el accionista, supeditada a una combinación óptima entre rentabilidad y riesgo, de acuerdo con el perfil de “aversión al riesgo” del agente. En este 8 caso, hablar de una responsabilidad moral en las decisiones de inversión chocaría frontalmente contra el principio de racionalidad económica y maximización, considerado como el único fin. Estas teorías argumentan que si los supuestos iniciales se cumplen, y todos los agentes del mercado se guían por principios de racionalidad económica, entonces, se alcanzará un resultado óptimo o pareto - eficiente, de modo que ningún agente económico podrá aumentar su utilidad sin disminuir la de cualquier otro. Pero, esta teoría es errónea por varias razones (Argandoña y Sarsa, 2000): - - Primera, para que se alcance el óptimo económico deben cumplirse las condiciones señaladas, que nunca suelen darse en la realidad. La realidad económica y social es demasiado compleja, como para que un modelo económico pueda recoger e interiorizar, todas las posibles decisiones de los agentes, y por tanto, no se puede afirmar que la maximización del valor de las acciones garantice por sí misma la eficiencia del sistema, y lo justifique como principio único y fundamental a aplicar en la dirección de empresas. Segunda: que la finalidad del sistema sea la eficiencia no lo afirma la ciencia económica, sino que viene dado desde fuera de la misma. Tercera: el concepto de eficacia se refiere a la utilización de unos recursos para la obtención de unos resultados (...) pero la decisión de incluir determinados costes e ingresos, y no otros –como el deterioro del medio ambiente, el estrés de los directivos o la degradación moral de los empleados-, es una decisión metaeconómica. Las empresas, a la hora de definir sus ingresos y costes, consideran aquellos aceptados mayoritariamente como relevantes en los resultados: suministros, sueldos y salarios, ve ntas, materias primas, comisiones, etc. Pero la empresa tiene otros ingresos y costes que no son considerados a la hora de determinar los resultados. Son las llamadas externalidades (Serrano Martínez, 1981). Podemos concluir por tanto, que uno de los objetivos fundamentales de la empresa es la maximización del valor, pero no el único. Sin que esto se oponga a la racionalidad, los inversores pueden considerar otros objetivos a la hora de seleccionar sus inversiones; las empresas pueden encontrar otros objetivos complementarios para aplicar, a la hora de gestionar sus recursos. JUSTIFICACIÓN DE LAS INVERSIONES ÉTICAS PARA EL CLIENTE: LA RENTABILIDAD Y EL RIESGO Pues como en los mercados tradicionales, depende de las inversiones que se escoja. Resultados pasados demuestran que es posible lograr de las acciones seleccionadas de forma ética, una rentabilidad financiera similar a las inversiones en el mercado tradicional. Un estudio reciente del Social Investment Forum (1999) señala que el 70% de los fondos éticos en EEUU obtuvieron las rentabilidades más altas posibles, y que la mitad llegaron a ser primeros en las clasificaciones de fondos. El índice Do mini 400 consiguió en el período 1990-1998 una rentabilidad del 442% frente a un 365,6% del S&P500 2 . En esta línea, el mayor fondo de pensiones británico, el Friends Provident Stewardship Fund, obtuvo una tasa de crecimiento en ese período del 21,4%, frent e a una media del 15% en el sector. En contraposición a estos datos, lo cierto es que las 2 Índice de referencia del mercado bursatil estadounidense. 9 inversiones en empresas que contaminan, fabrican armas, invierten en regímenes represivos o utilizan mano de obra infantil pueden llegar a ser muy rentables en el corto plazo, cada inversor deberá decidir según su propia conciencia. Respecto al riesgo, uno de los razonamientos tradicionalmente utilizados señala que este tipo de inversiones están sometidas a una menor volatilidad que las convencionales, considerando que las empresas en las que se invierte poseen estrategias de desarrollo sostenible a largo plazo, muy valorado por aquellos inversores que no se guían únicamente por criterios de rentabilidad financiera a corto plazo: no modifican sus posiciones rápidamente, sino que permanecen largo tiempo en ellas. Pero por otro lado estas inversiones seleccionan empresas pequeñas y medianas que producen bienes y servicios beneficiosos para la comunidad, pero que pueden incrementar el riesgo global de la cartera. Entonces, ¿soportan más o menos riesgo estas inversiones que las tradicionales? La evidencia empírica parece señalar que ambos razonamientos se anulan, al no aparecer diferencias estadísticamente significativas en los análisis efectuados. A grandes rasgos podemos concluir que la selección de las inve rsiones en base al comportamiento ético y socialmente responsable, no tiene por qué estar reñido con el logro de unos buenos niveles de rentabilidad y riesgo, y que equidad y eficiencia no están obligados a ser objetivos excluyentes. Muchos lectores podrían argumentar: ¿por qué debemos invertir nuestro ahorro en productos éticos y socialmente responsables si nos ofrecen una rentabilidad-riesgo similar a los productos tradicionales? El razonamiento debería ser precisamente el contrario: ¿por qué invertir nuestro ahorro en productos tradicionales si las inversiones éticas y socialmente responsables ofrecen una rentabilidad-riesgo similar y además nos ofrecen un valor añadido? PERSPECTIVAS DE LAS INVERSIONES ÉTICAS EN ESPAÑA No quisiéramos concluir este libro, sin hacer una reflexión sobre lo que a nuestro juicio está siendo el desarrollo de la inversión ética en España y qué aspectos hay que vigilar y mejorar para llegar a conseguir los volúmenes alcanzados por algunos de los países de nue stro entorno. En primer lugar, hay que señalar que detrás del origen de gran parte de estos productos está la acción de organizaciones sociales que desde hace bastante tiempo están promoviendo el ahorro ético y responsable. Inducidos por ellas, las entidades financieras españolas se han lanzado a gestionar y distribuir productos de ahorro colectivo, como los fondos de inversión éticos, teniendo en cuenta la experiencia y el éxito internacional y también el mercado potencial que existe en un país como España, con una sociedad cada vez más sensible a los aspectos sociales y solidarios. En todo caso, hay que tener presente que el objetivo prioritario de estas inversiones éticas debe ser dirigir el ahorro hacia aquellas empresas y sectores que contrib uyen a mejorar las condiciones de vida de la sociedad, y al mismo tiempo abarcar a todos los inversores potenciales, muchos de los cuales no tienen porque sentirse identificados con los fondos existentes actualmente en España, ni estar de acuerdo con donar parte de la rentabilidad obtenida. Para garantizar que se cumplen los criterios y no desvirtuar el objetivo de estos fondos, es prioritario trabajar en definir una metodología que permita evaluar el comportamiento socialmente responsable de la empresa, y ofrecer a la sociedad y a los inversores, información detallada y contrastada sobre la realidad española. Esta tarea deberían hacerla en nuestro país, agencias de calificación éticas similares a las que ya 10 existen en otros países, independientes de los fondos que se comercializan y capaces de analizar a las empresas españolas de la forma más objetiva posible. Para ello, es imprescindible que la información referente al comportamiento socialmente responsable de las empresas españolas esté disponible. La empresa española, ajena hasta hace muy poco a estos aspectos, no ha tenido cuidado de incluir en sus informes de gestión datos sobre su contribución social, aunque esto está empezando a cambiar. Por su parte, las instituciones públicas responsables de velar por el cumplimiento de algunos de los criterios valorativos de los fondos, ya sean laborales o medioambientales, no ofrecen en la actualidad la información necesaria para poder efectuar esa auditoría social de forma adecuada. Por ello, creemos que es fundamental estimular y promover la difusión de esta información que sin duda beneficiará a aquellas empresas que ya están optando por desarrollar su actividad con criterios no sólo de rentabilidad económica sino también social y medioambiental. Para terminar, señalar que deben elaborarse disposiciones que regulen y controlen este tipo de inversiones y que permitan ava nzar en su desarrollo. Así por ejemplo, determinados aspectos fiscales deberían revisarse si se quiere permitir a los partícipes o inversores ceder aquel porcentaje de la rentabilidad generada por su inversión que estime conveniente, sin coste fiscal alguno. Por otro lado, el desarrollo reglamentario de la reciente ley del mercado de valores permite crear instituciones de inversión colectiva que inviertan en empresas que no coticen en mercados regulados lo que puede servir como cauce para canalizar recursos hacia pequeñas y medianas empresas y organizaciones, que ya están respondiendo a una filosofía de inversión socialmente responsable de una forma más comprometida y que se encuentran con dificultades de obtener recursos para expandir esa acción empresarial y social. No quisieramos concluir sin hacer alusión a todas aquellas entidades no lucrativas españolas que desde hace años están ponie ndo en marcha pequeñas iniciativas financieras locales a través de útiles financieros alternativos como, club de inversiones, cuentas corrientes y bonos solidarios, fo ndos de microcréditos para empresas de inserción, etc. y que aunque no mueven las cantidades de recursos de los fondos éticos y solidarios, están contribuyendo muy positivamente a la concienciación sobre el ahorro responsable en nuestro país.