AVANCES DEL LIBRO: HACIA UNA AGRONOMIA DESDE LA COMPLEJIDAD Conceptos, contextos, métodos de trabajo y algunos resultados. José Otocar Reina Barth Ing. Agr. En homenaje a Edgar Morín en el cumpleaños 88 Julio de 2009 CONTENIDO NOTA DEL AUTOR …………………………………………………………………. 2 PREFACIO…………………………………………………………………………….. 3 UNA(S) EXPERIENCIA(S) CRUCIAL(ES)………………………………………….. 8 REDISEÑO DE UN SISTEMA DE CULTIVO DE PIÑA CON SIEMBRA A CHUZO MOTORIZADA. Presentación de un modelo teórico derivado de la experiencia de rediseño……………………………………………………………………………..…… 26 ALGUNOS RESULTADOS……………………………………………………………. 50 BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………………62 ANEXO …………………………………………………………………………………..65 1 NOTA DEL AUTOR La convocatoria que hace la comunidad de pensamiento complejo para celebrar el cumpleaños octogésimo octavo de Edgar Morín, me toma entretenido en la hiperobservación de las innovaciones sociales en los modos de cultivar piña en las laderas del Cañón del río Dagua, en el departamento del Valle (Colombia), en particular aquellos que tienen en cuenta la complejidad del mundo natural y los efectos de las intervenciones de la agricultura. Pero me siento obligado a expresar mis agradecimientos a Edgar Morín por los aportes en mi formación y quiero hacerlo presentando un avance de mis investigaciones - experiencias productivas recientes que estoy consignando en un libro que escribo desde hace varios años, en la idea de construir una Agronomía para las montañas tropicales. Gracias al encuentro con el pensamiento complejo, pude re-visualizar y re-sistemizar mi perspectiva agronómica actual que empieza a adquirir forma desde 1990. El documento que se anexa se compone de fragmentos del libro que provisionalmente titularé “Hacia una agronomía desde la complejidad: conceptos, contextos, métodos de trabajo y algunos resultados del enfoque” ligeramente transformados para cumplir con los términos de la convocatoria y por consideración con la formación de los potenciales lectores. Cualquier cosa que pueda decir tiene los límites propios de los periodos que abarcan las observaciones, de la especificidad de la región en la que me encuentro trabajando, de las posibilidades de contrastación con otros observadores y por supuesto, de mi propia identidad como observador; todos influidos de alguna forma por los recursos económicos muy limitados a los que se ve abocado un investigador independiente. Se compone del prefacio que cumplirá la función de presentación introductoria del proyecto general del libro, un capítulo dedicado a la reconstrucción de los contextos que influyeron mis procesos de transformación conceptual y los eventos que hicieron posible mi acercamiento a los temas de complejidad. Al final se presentará un avance del desarrollo empírico del rediseño de un sistema de cultivo en piña en el cual se hace una dialógica tradición y modernización técnica con el fin de hacerlo sostenible en las montañas andinas semiáridas del Cañón del Dagua. El uso de un anecdotario personal está influido por la idea moriniana de reintroducir el sujeto en el conocimiento y la controversia de H. Maturana, con la posibilidad de un conocimiento independiente del observador, o conocimiento objetivo, que condiciona a los investigadores de las ciencias de la naturaleza a hablar en sus escritos solo en un lenguaje abstracto e impersonal. Ofrezco disculpas de antemano a Edgar Morín por la interpretación limitada que pueda estar haciendo de sus planteamientos y a todos aquellos que pueda molestar por el estilo o las ideas emitidas. Muchos años más de lucidez le deseo para que pueda seguir disfrutando de la vida y compartiendo con nosotros sus reflexiones y sabiduría. José Otocar Reina Barth Ing. Agr. 2 PREFACIO En el 1er Congreso Internacional de Pensamiento Complejo celebrado en 2000 en Bogotá, Colombia1 - formulé la idea de que era posible imaginar una Agronomía que examinara la complejidad de las agriculturas, inspirada en las corrientes teóricas, científicas o filosóficas que querían trascender el pensamiento analítico – simplificador. En la ponencia enunciaba la existencia de dos tendencias históricas que marchaban en esa dirección: la vertiente anglosajona aglutinada en la revista Farming Systems Research y la francesa liderada por Michel Sebillotte, en ese entonces vinculado al INRA. Ambas hacen emergencias esporádicas en América Latina, según las influencias institucionales, que una u otra hayan tenido. Ninguna de las dos ha “prendido” en nuestro medio tropical latino y continúa dominando en el ambiente académico y científico la corriente que mira la Agronomía como sumatoria de saberes especializados, corriente que absorbe la casi totalidad de los presupuestos de investigación dedicados a la agricultura lo cual es de esperar dados los sistemas de juzgamiento realimentados por reglas que reproducen el sistema dominante y que determinan la asignación de recursos a proyectos. En el transcurso de los últimos 10 años me he dedicado a descubrir las bondades de la aplicación del enfoque de complejidad en algunos cultivos, creando métodos de investigación aplicables a la agricultura que permitan desarrollar modos de cultivar viables económica y culturalmente (con acompañamiento de agricultores) amigables con el 1 “Agronomía desde la complejidad”. Puede consultarse en la biblioteca virtual de la Comunidad de Pensamiento Complejo: http://www.pensamientocomplejo.com.ar/ 3 ambiente y respetuosas con la salud humana. Creo conveniente a estas alturas retomar los procesos de reflexión escrita orientados a avanzar en la sistemización teórica que realimente los temas de investigación - acción y permita a la vez la ampliación del grupo de personas que quieran embarcarse en el proyecto de una Agronomía que posibilite mejores acercamientos a la complejidad de lo rural. Es el propósito de este libro. Confieso que en este tiempo, los acompañamientos teóricos que han alimentado permanentemente mis reflexiones y acciones y a los cuales no tengo como agradecer y que irán apareciendo en su momento con sus aportes son Edgar Morín, Humberto Maturana, Peter Senge y Fritjof Capra, quienes al lado de los agricultores Orlando Agredo (quien gentilmente me cedió parcelas de su pequeña finca para montar varios experimentos y me sigue acompañando con sus conversaciones críticas), Hermes Chambo (de quien tomé ideas novedosas que aplicaba en sus lotes de cultivos para reducir la aplicación de venenos y fertilizantes y sus valiosas reflexiones sobre el problema del “amarillamiento” en piña) o “el paisa” Leobardo quien merece pasar a la historia no sólo por su nombre, sino por su calidad humana, su ética intachable, su inteligencia asombrosa para examinar las respuestas de las plantas a las acciones de intervención a pesar de su analfabetismo (o gracias a el). Su apertura crítica a mis experimentos me ha permitido tener un compañero de trabajo invaluable y un gran difusor de mis innovaciones. También debo agradecer a los profesores Oscar Herrera y Heimar Quintero, mis antiguos compañeros de docencia en la Universidad Nacional, los agrónomos Efigenio Hernández y Nelson Ramírez quienes con su capacidad de interlocución, ponían a prueba mis novedades discursivas o se encantaban con mis avances en el rediseño de algunos sistemas de cultivos o innovaciones en herramientas, ayudados en su inspiración con un café especial Caucano (Kina & Co) o el orgánico “Mulato” en el “San Valentín Café” de nuestras amigas Fernanda, Paula y Milena. 4 A Jair, “el mono”, Napo y demás gente de los talleres industriales que tuvieron la paciencia de escuchar y proyectar en forma de herramientas mis ideas sobre innovaciones técnicas y debieron soportar las presiones de corrección que surgían de las constantes pruebas de campo. Mención especial merece Juan Carlos Echeverri, un genio investigador de la mecánica, perdido en la incapacidad que tiene la sociedad colombiana para descubrir talentos y proyectar su crecimiento personal para beneficio de su gente. En el libro, buscaré,2 en primer lugar, explicar no sólo el desarrollo escaso que ha tenido el enfoque de sistemas en el medio investigativo agrícola colombiano, a pesar de que inició con mucho impulso institucional a fines de la década del 70 del siglo anterior, sino, y especialmente, las raíces culturales de comportamientos de nuestros científicos agrícolas que les conducen a la incapacidad de introducir innovaciones a sus esquemas investigativos y a la persistencia de modelos de trabajo que han fracasado históricamente. Fracaso del cual no son conscientes. Es el objeto del capítulo dedicado a Agronomía: conceptos y contextos. En segundo lugar, seguir profundizando en la conceptualización de la Agronomía como disciplina del conocimiento iniciada por la escuela francesa con un trabajo de S. Henín, dirigido por G. Bachelard en la década del 50 del siglo anterior y continuada por M. Sebillotte y su equipo de trabajo, con los cuales se busca construir el estatuto epistemológico como ciencia de las técnicas agrícolas, diferente de la agricultura, su autonomía relativa, objetos y métodos propios de trabajo, límites e interdependencias; 2 En este documento se presentan solamente algunos ejemplos o enunciados generales que permitan visualizar la tensión contextos - práctica agronómica. 5 conceptualización que debe demostrar en la práctica, en el trabajo con los agricultores, la importancia de la teorización como herramienta que mejora el potencial imaginativo de encuentro de soluciones a los problemas agrícolas en los nuevos contextos planetarios. En tercer lugar, incorporar en los desarrollos teóricos y prácticos de la Agronomía las influencias del ambiente tropical en su especifidad y diversidad para promover un esquema organizador que promueva la co-evolución Agronomía - agricultura propia del contexto ambiental social y cultural del trópico andino, que facilite la sostenibilidad y reproducibilidad en el mediano y largo plazo de sus agriculturas, ayudando a que los agricultores tengan acceso a una vida digna y atractiva para sus familias y a la vez, los consumidores productos agrícolas sanos y baratos. Se trata, en síntesis, de que la propuesta de una Agronomía desde la complejidad, colabore en el desarrollo de esquemas mentales de pensamiento y métodos de trabajo que posibiliten la recontextualización e integración de los saberes agrícolas especializados -entre sí y con los saberes locales-, el diálogo con las ciencias humanas y la filosofía, en un ambiente crítico y autocrítico, para abordar con la humildad que produce la conciencia de unos límites, la complejidad de “lo real” en el ámbito de la ruralidad. En este contexto, pienso que el enfoque de complejidad tiene mucho que aportar a la imaginación de soluciones para la situación de crisis de las profesiones agrícolas y a la oxigenación del medio rural, hoy en día enfrentando nuevos retos: el avance de las miradas empresariales de la agroindustria biotecnológica, de los biocombustibles, la decadencia e incapacidad de reproducirse del mundo campesino y las cada vez mayores presiones de la 6 sociedad en general y de los consumidores en particular para reducir los impactos ambientales y en la salud de las prácticas agrícolas. Este libro pretende presentar las reflexiones y experiencias de campo que el autor ha construido (y está construyendo) con la ayuda de las herramientas conceptuales que proporciona dicho enfoque. 7 1. UNA(S) EXPERIENCIA(S) CRUCIAL(ES) “Todo conocer es un hacer y todo hacer es un conocer” H. Maturana en “El árbol del conocimiento” “Debemos comprender que, en la búsqueda de la verdad, las actividades auto-observadoras deben ser inseparables de las actividades observadoras, las autocríticas inseparables de las críticas, los procesos reflexivos inseparables de los procesos de objetivación.” E. Morín en “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”. La separación entre las ciencias y la filosofía es el resultado de una clasificación artificial, y esta separación de reflexión y acción limita la comprensión de lo que hacemos como seres humanos en nuestra vida real y perjudica nuestro entendimiento de los distintos mundos que generamos en nuestro vivir, como también el entendimiento de todo lo que pasa con nosotros y dentro de nosotros cuando vivimos estos distintos mundos. Y esto ocurre porque al separar ciencias y filosofía nos privamos de la posibilidad de reflexionar adecuadamente sobre los supuestos de nuestro quehacer. Como científicos creemos que estas reflexiones son irrelevantes porque sólo cuentan los hechos, y como filósofos creemos que necesitamos verdades últimas, y no una pragmática de hechos materiales. La palabra filosofía de la naturaleza ya expresa mejor lo que científicos y filósofos buscan hacer una vez que empiezan a escucharse y a mirar lo que están haciendo, en un espíritu de respeto mutuo y no de desvalorización mutua. H. Maturana en “Del Ser al Hacer” 1.1 ENCUENTRO CON LAS AGRICULTURAS MARGINALES: UNA RUTA DE LA COMPLEJIDAD. GÉNESIS DE UN(OS) PROCESO(S) DE TRANSFORMACIÓN CONCEPTUAL. En el 2006, analizando los resultados de una investigación sobre la situación de los guaduales3 en la Cuenca Cauca, Departamento del Cauca4 (Colombia), específicamente sobre el comportamiento ambiental y las interacciones con el manejo que realizan los 3 “Guaduales en la Cuenca Cauca. Comportamiento ambiental y contextos”. Puede consultarse en la biblioteca virtual de la Comunidad de pensamiento complejo. 4 Cuenca que cubre un territorio de 700.000 ha comprendidas entre los 950 msnm al norte del departamento, caracterizado por tierras fértiles a la orilla del río y los 3200 m. en el nacimiento del río. 8 agricultores, observamos que en las tierras bajas y fértiles del norte del departamento abundaban los guaduales considerados buenos a pesar del mal manejo a que eran sometidos, mientras en las zonas montañosas de altitudes medias y medias altas existían buenos guaduales pero en menor proporción debido a la oferta ambiental menos generosa (suelos ácidos e infértiles, menor temperatura y luz solar). Llamó nuestra atención que los guaduales con buenos indicadores de rendimiento en las tierras consideradas infértiles, tenían un manejo muy cuidadoso de las variables que los saberes tradicionales5 creían necesarios para tener buenos guaduales. Dicho de otra manera: la oferta ambiental insuficiente era neutralizada en parte por el manejo inteligente de aquellos aspectos de la plantación que permitían la mejor expresión fisiológica, aunque los guaduales se demoraban más tiempo para generar productos útiles, aspecto que nos permitió formular un modelo hipotético sobre la autorregulación de los guaduales y los procesos de construcción del nicho ecológico como mecanismo de desarrollo del acoplamiento con el medio, siguiendo la mirada del biólogo chileno Humberto Maturana. Este caso muestra que la situación de desplazamiento hacia las montañas andinas ocurrida durante varios siglos6, creó retos importantes a la curiosidad inteligente humana orientada por la necesidad biológica de supervivencia - reproducción y generó -como efecto no buscado- enunciados descriptivos del clima, de los ciclos lunares, de las plantas, de los animales, de los terrenos, aspectos que pueden ser aprovechados por los etnoinvestigadores de las agriculturas, para extraer de lo “anormal” conocimientos que permitan 5 y que eran de conocimiento general de los adultos de las comunidades donde estaban localizados que se referían a él como enseñanzas de los abuelos, pero que ya sólo pocos aplicaban. 6 las únicas disponibles para los campesinos que querían hacer agricultura, ya que en Colombia las tierras planas y fértiles siempre han estado monopolizadas por las familias adineradas y en el poder. 9 concebir el funcionamiento de los campos de cultivo, haciendo visibles comportamientos de la población sembrada y de las interacciones con el manejo y el medio de cultivo, que pasarían desapercibidas cuando se cultiva en las excelentes condiciones de los valles y mesetas interandinas. Pero no es fácil captar los aportes de ningún tipo de saber, sea espontáneo o científico, ya que siempre nos enfrentaremos con la incertidumbre de la validez y con la incapacidad a priori de descubrir lo que tiene de error e ilusión como nos lo enseña Edgar Morín en los “siete saberes necesarios para la educación del futuro”. Pero el camino se abre cuando existe disposición y especialmente modestia, la que otorga la conciencia de nuestros propios límites; algo de lo que no están dotados precisamente los agrónomos, herederos de una modernidad formadora de prepotencia por la creencia en la superioridad del “saber científico”. Viví las tensiones que crea la agricultura de las zonas marginales desde el final del primer semestre de mi carrera, cuando de visita a la finca de mis abuelos, un vecino, Don Ricaurte Rada, me preguntó sobre lo que debía hacerse para controlar la “escoba de bruja” en el cacao, enfermedad fungosa que empezaba a aparecer en la región y ataca los meristemos de la planta, impidiendo la renovación normal de follaje. Me despedí del señor con la disculpa de que apenas estaba iniciando carrera pero que de todas maneras iba a preguntar en la universidad y le remitiría con algún miembro de mi familia, las recomendaciones. Compré el “Manual del cultivo de Cacao” del profesor Guillermo Ramos Núñez e hice algunas 10 indagaciones en el ICA7. Según el saber académico se debían renovar los cacaotales con variedades resistentes y hacer prácticas de corte de las escobas y enterrarlas en fosas cubiertas de cal. Realmente no supe si el agricultor siguió los consejos (creo que no!) pero cinco años después, recién egresado debí enfrentar ese problema en mi propio pellejo. La finca de mis abuelos, un “paraíso” tropical ubicado en las vertientes intermedias de la cordillera occidental, en la transición entre zona andina y pacífico colombiano, abarcaba altitudes desde los 900 msnm, en las vegas del río Digua (afluente del Anchicayá) y los 1400 m en los linderos de la antigua carretera al mar que conduce al puerto de Buenaventura. Clima cálido y húmedo, de montañas con diversidad de pendientes y vegetación exuberante que llamaba la atención a los visitantes, engañándolos con falsas ideas de fertilidad. Un río de aguas cristalinas y torrentosas, de crecientes imprevistas, atravesaba en dos partes el territorio. La asignación de los lotes se había hecho según el saber tradicional: al pastoreo la vertiente menos fértil –al oriente- y la opuesta a cultivos de cacao, plátano, algunos frutales, cultivos de pancoger y al potrero denominado “el hospital” donde se recuperaban los animales “atrasados”. Mi padre, maestro rural y liberal radical, se convirtió en agricultor cuando tuvo que huir del pueblo hacia la finca para evitar ser asesinado en la época de la violencia liberal –conservadora de la década del 50 del siglo anterior; las condiciones agrestes del territorio, la escasez de vías de comunicación y la amistad de sus “co-partidarios” campesinos, muchos de ellos familiares de sus alumnos, le brindaban mejor protección que las autoridades del pueblo, de los que se decía estaban “amangualados” con los “chulavitas”. Logró construir durante el tiempo que estuvo 7 Instituto Colombiano Agropecuario, institución de investigación agrícola estatal que existía en la época. 11 manejando la finca, un tri-híbrido cultural muy exitoso económicamente, que integraba saberes de la cultura campesina andina con la cultura de los afrodescendientes del pacífico y el saber que mi abuelo había importado de sus coterráneos alemanes sobre el cultivo del cacao en las colonias africanas, novedad que los Barth habían introducido a la región desde la década del 40 del siglo anterior como alternativa frente a los malos precios del café. Como me separé de la familia desde los 11 años, para estudiar bachillerato en la ciudad de Cali y luego la carrera de Agronomía en la “muy famosa” Facultad de Agronomía de Palmira, no adquirí esa cultura agrícola y me formé en los discursos de la agricultura moderna y mecanizada que en aquellas décadas se estimulaba como estrategia de los gobiernos para lograr “el impulso al desarrollo”, siguiendo la formulación de Rostow, expresada en el libro “Las etapas del desarrollo económico”. Recién egresado (1973) soñaba con tractorizar las vegas de la finca. Por fortuna, no había recursos para hacerlo y a estas alturas mi madre orientaba el sistema de producción, delegando en su hijo mayor y en los trabajadores, las decisiones de campo, situación que condujo a la quiebra económica. Así que decidí enfrentar el reto de asumir el manejo de la finca, financié un Land Rover de segunda -que aún tengo- para movilizarme los fines de semana desde la Universidad, donde había sido nombrado por mis buenos rendimientos académicos. Las consecuencias de decisiones como renovar cacaotales viejos e invadidos por “escoba de bruja” con híbridos “resistentes”8 que había creado el programa nacional de cacao del ICA, con sede en Palmira, a partir de los “escabinas” de menor calidad y productividad; sembrar 8 Que a la postre no expresaron esa resistencia. 12 variedades de fríjol y tomate (por fortuna en pequeña escala) en las condiciones ecológicas que creaba el clima húmedo y cálido9, empezaron a “mover el piso” a mi saber y a tener prudencia en la aplicación de las recomendaciones agronómicas adquiridas en los salones de clase, visitas de prácticas y consejos de profesores, formados en la comodidad de los escritorios de la academia, las últimas “chivas” de los centros experimentales y sus pocas lecturas reducidas a lo técnico o a las especializaciones obtenidas gracias a los programas de “ayuda para el desarrollo”. De igual forma, aciertos como renovar plataneras con semilla de la finca y aplicando los modos de cultivo10 locales produjeron plátanos de muy buena calidad y tamaño, de bajo costo y muy apreciados en el mercado, me llevaron a iniciar mi proceso personal de revaloración de las tradiciones locales de cultivo. El aprovechamiento comercial de los guayabales crecidos espontáneamente gracias al “enrastrojamiento” que tuvo la finca durante varios años por las insuficiencias administrativas y financieras, y el trabajo de dispersión de las semillas que hacía el cagajón de los caballos (necesarios para el transporte de los productos y de las personas en la región) al pastorear en las tierras infértiles, permitieron no sólo obtener ingresos “extras” que viabilizaron el funcionamiento del sistema de producción que estaba re-organizando, sino también valorar los efectos del clima y las oportunidades que ofrecían ventajas comparativas de territorios ecológicamente diferentes11, observar sus consecuencias productivas y mirar la fertilidad de las tierras con 9 Como podrán imaginar los fitopatólogos, la presencia de enfermedades fungosas dio al traste con estos cultivos. 10 Modos de cultivo que en adelante llamaré según el esquema teórico de M. Sebillotte “sistemas de cultivo” 11 Como las condiciones ecológicas de la región eran distintas a las de la zona plana del Valle del Cauca la cosecha de guayaba se producía en el segundo semestre y traía como consecuencia cuatro 13 criterios más amplios que los aplicados en los análisis de suelos sobre presencia de nutrientes disponibles, materia orgánica, textura y estructura. La ocurrencia del fenómeno climático del “niño”, condujo a crear una sociedad con un ganadero de la zona plana del Valle que tenía problemas de sostenimiento de los animales por la sequía generalizada y en la región del Digua, por el contrario, estimuló el crecimiento de los pastos y la mejor cosecha de cacao que se hubiere obtenido en los últimos años por la disminución de la humedad ambiental y de la Moniliasis, enfermedad que destruye la calidad comercial de las semillas. Así que, un balance financiero positivo, ocultó mis desaciertos como agrónomo y convirtió el paisaje productivo en halagüeño a la vista de inversionistas de la agricultura. Mi madre, quien veía la tierra como la gran frustración de la familia, no quiso tener más riesgos y vendió la propiedad por cinco veces la mejor oferta que le habían hecho dos años atrás. El comprador, un paisa de la zona andina típica, que solo estaba interesado en la ganadería, montó los esquemas de limpieza que conocía, destruyó los guayabales y cacaotales que quedaban a excepción de la hectárea que renové y quebró cuatro años mas tarde por la incapacidad de pagar las deudas adquiridas con la Caja Agraria (un banco del estado) y la finca fue rematada. Situación similar le ocurrió al siguiente propietario. 15 años después, la región en su conjunto entró en crisis social y económica, convirtiéndose en territorio de guerrilla, de cultivos de coca y más tarde de confrontaciones con los “paracos”. y cinco veces más de precio, así como una calidad de fruta envidiable (tamaño grande por efecto de un clima cálido y húmedo). Obtuve así ingresos suficientes para cancelar el salario de dos trabajadores permanentes que durante 4 meses se dedicaron a las limpiezas de los potreros enrastrojados. 14 La siembra del maíz “chococito”12 en el sistema de cultivo denominado “al tapao” llamaba mi atención por la notable diferencia con el modo de cultivar de la zona plana del Valle del Cauca con tractores y variedades de alta productividad. Había sido una práctica introducida por grupos de afrodescendientes que se ganaban la vida estableciéndose por temporadas en la región, haciendo “rocerías” en potreros y plataneras en distintas fincas. La limpieza que hacían de manera rápida, voleando muy hábilmente el machete, se diferenciaba de las limpiezas que hacían los campesinos de la zona andina media y fría con azadón o pala para “desmatonar” desde la raíz en la idea de “acabar con las malezas”. La práctica de la rocería era poco valorada por los campesinos de la zona andina quienes se burlaban del modo de trabajar de los negros. Por alguna razón que desconozco, tal vez por el orígen urbano y desconocimiento de la cultura agrícola o su pragmatismo, mi padre la valoró y estableció como rutina de limpiezas en la finca. Sin saberlo, estaba aplicando una práctica que daba sostenibilidad a la fertilidad de esos suelos, lavados y ácidos. Situación que vine a descubrir años después cuando propietario de una finca de zona media alta (entre 1800 y 2000 msnm), encontré que el enrastrojamiento y posterior limpieza de potreros mejoraba la calidad y productividad de los pastos, aún en ese clima bastante frío. Además de crear condiciones para el establecimiento natural de árboles nativos, si se hace limpieza selectiva. En el sistema “tapao”, sólo se realiza una práctica hasta la cosecha. Antes de rozar con el machete, uno de los negros arrojaba “al voleo” las semillas del maíz en los espacios más abiertos de las plataneras o cacaoteras; la masa vegetal del rastrojo cubría las semillas y les proporcionaba condiciones para germinar y crecer. Con el maíz hacían tortas y diferentes usos tradicionales o alimentaban las gallinas del patio sin necesidad de moler el grano por 12 Una variedad del pacifico colombiano. 15 su tamaño pequeño. Un ahorro de energía humana en todo sentido y un aprovechamiento doble de la actividad de la limpieza. Una especie de plusvalía biológica. Así que, en esa finca empecé a aceptar las malezas en los cultivos, porque eran parte de la cotidianeidad de la gente de la región, acostumbrada a su crecimiento rápido por efecto del clima. De esta manera, cuando encontré que los híbridos de los cacaos “escabinas” eran atacados en 100 % por la escoba de bruja, descubrí las inmensas limitaciones de la investigación agrícola y la terquedad de los investigadores que desde su escritorio son incapaces de comprender las preocupaciones y necesidades de los agricultores13. Un evento accidental me llevó a profundizar en la importancia para muchos cultivos de las malezas en el trópico y en sus relaciones con problemas que se crean por los modos de cultivar que arrastran el prejuicio de que son malas por naturaleza o porque “se encuentran en el sitio equivocado”. Al observar una pequeña área del lote de cacao que se había quedado sin limpiar (debido a los conflictos de asignación de tareas que se crean en la organización cuando los recursos monetarios son escasos) era la única que había crecido normalmente14, decidí adoptar la época de limpiar sólo cuando las plantas fueran cubiertas por la “maleza”. Así pude establecer la hectárea de cacao, que había empezado a florecer cuando mi madre vendió la finca. Había descubierto por azar que las malezas no eran tan malas como la tradición enseñaba y que en el trópico la vegetación que acompaña a los 13 El jefe del programa (un agrónomo de apellido Ocampo) simplemente sostenía que el ICA me había vendido una semilla resistente y no inmune, pero era incapaz de comprender que las plantas pequeñas al ser atacadas por la enfermedad no podían crecer por tener el hipocotilo (su punto de crecimiento principal) dañado por la enfermedad, con lo cual su condición de “resistente” no servía para nada. 14 Las plantas estaban completamente cubiertas de “maleza” y no presentaban “escobas”. 16 cultivos15 cumple funciones que es necesario estudiar. Aspecto que estoy evaluando en la actualidad en los cultivos de piña de la región semiárida del cañón del río Dagua, otra zona ecológica del Valle, acompañado por las reflexiones y observaciones que tiene Ana Primavesi sobre la importancia en las zonas tropicales para la protección de los suelos y el enriquecimiento de Nitrógeno, con el trabajo (también regalado) de las bacterias aeróbicas que ayudan a descomponer el material vegetal que cubre el suelo con las limpiezas. Otra plusvalía biológica. Paralelamente, siguiendo la pista a otra ruta de investigación sobre la escoba de bruja, la hipótesis que sostenía el profesor Hernando Patiño en Palmira sobre la relación entre las enfermedades y nutrición de las plantas, me encontré en la biblioteca con las memorias fotocopiadas de las conferencias que André Voisin, científico francés de origen campesino, estaba ofreciendo en Cuba cuando lo sorprendió la muerte. El título de la conferencia “Influencias del suelo sobre el animal a través de la planta” llamó mi atención que en ese momento se encontraba ávida de conocer relaciones entre fenómenos. La lectura me impactó de tal manera que disparó el inicio de la revisión total de mi formación en Agronomía. En las conversaciones que mantenía con mi madre, sobre replanteamientos y decisiones que se debían tomar en la finca para mejorar la eficiencia y productividad de los pastos (así me expresaba en aquella época) sostenía que los potreros de Micay (Axonopus sp.), un pasto nativo, perdían mucho tiempo “descansando” y que se podían ocupar con más frecuencia, alimentando además mejor los animales porque contenían mayores cantidades de proteína, que los pastos “envejecidos” y lignificados (tal como me habían enseñado en la 15 Que ahora coloco siempre entre comillas o llamo en ocasiones “vegetación acompañante” para quitar la carga negativa que le concede la cultura tradicional, excluyente de la diversidad. 17 universidad). Mi madre replicaba diciendo que cuando eso ocurría el ganado se “curseaba”; es decir sufría de diarreas. En la universidad había aprendido el artificio de calcular la proteína de las pasturas haciendo la digestión del material por el método Kjeldahl, con el cual se obtenía la cantidad de Nitrógeno y un valor denominado “proteína bruta”, multiplicando por 6,25, que servía para hacer los cálculos de raciones balanceadas para diversos animales. Voisín, mostraba en ese documento, que tiene fecha de 1964, que ese dato es una mezcla de diferentes formas de N, incluidos nitritos que están en mayor cantidad en la medida que los pastos son más jóvenes16. Su afirmación era bastante fuerte: “es la forma más bruta de calcular la proteina”. El descubrir que mi madre tenía razón, ya que el alto consumo de nitritos por los rumiantes genera diarreas, me produjo un impacto emocional tan fuerte que me dediqué por un tiempo a leer los libros de André Voisín disponibles en la biblioteca de la universidad. Voisín reivindica el empirismo campesino (al que considera la otra ciencia de la agricultura) e invita a los agrónomos a ser prudentes con el conocimiento; muestra múltiples casos en los que la aplicación de técnicas de fertilización que tienen en cuenta solo la productividad, provoca nuevas enfermedades en animales e insiste en la conveniencia de combinar esas dos ciencias. Mi encuentro con André Voisín y su conexión con las experiencias productivas en la finca de mis abuelos, propiciaron mi propia “búsqueda sin término” orientada a transformar mi formación agronómica, búsqueda que coincidió con el desencantamiento que tenía de las filosofías de izquierda y la crisis de la agricultura de los venenos que se vivía en Colombia 16 Una investigación realizada en la Universidad Nacional de Medellín, encontró situaciones similares en cultivos de papa de zonas muy altas sobre-fertilizadas con nitrógeno. Los tubérculos en lugar de tener alrededor del 9 % de proteína, solo contenían 3 % y el 6 % restante eran otras formas de nitrógeno (nitritos y nitratos) 18 a finales de la década del 70, especialmente en los cultivos de algodón en las zonas mecanizadas del Valle, Tolima y Costa Atlántica. Poco después me encontré con “La otra cara del espejo” donde Konrad Lorenz, incursiona en la filosofía. Allí, Lorenz sostiene que las tradiciones continúan perviviendo en las innovaciones presentando una posición muy parecida a la de Voisín. Ambos reconocen una relación entre la tradición y el cambio que es distinta a la que promovieron los proyectos de desarrollo en los países de América Latina, inspirados en una modernización que privilegiaba el cambio y la negación de la tradición por atrasada y obsoleta. Hoy, en el lenguaje de Morín, hablamos de sustituir la disyunción tradición ó cambio por la conjunción tradición y cambio. Una relación de conflicto y complementariedad. Y con mis compañeros de trabajo hablamos de la “estrategia de actualización de tradiciones”, más que de recuperación de tradiciones. De otra parte, un espacio interdisciplinario creado en el Departamento de Sociales de la universidad para ofrecer un curso de Extensión Rural, con la socióloga Inés Arias, me permitió tener una interlocución permanente con las ciencias humanas y me llevó a reflexionar sobre las incoherencias de las propuestas educacionales y de transferencia de tecnología (planteadas desde el empirismo de las llamadas “ciencias agropecuarias”) a la luz de teorías modernas de comunicación y la psicología cognitiva de Jean Piaget, en las que habité por un tiempo. Las lecturas de Piaget, especialmente del texto “Biología y conocimiento”, prepararon mi mente para interesarse años más tarde en las teorías de H. Maturana de quien escuché unas conferencias que ofreció en la Universidad del Valle. Así que conocí a Maturana antes que a Morín, cuando no tenía idea de lo que significaba epistemológicamente la expresión complejidad. Por la época del curso de Extensión Rural 19 conocí en Dagua a Alfonso Villegas17(q.e.p.d.) un inventor convertido a la agricultura piñera, quien generosamente ofrecía charlas a mis estudiantes sobre su trayectoria creativa, sobre las bondades de unas tierras -consideradas por la tradición agronómica infértiles- que producían excelentes cosechas; sobre sus teorías del desarrollo con solidaridad social (participaba activamente de los procesos de su comunidad y compartía generosamente sus hallazgos). Alfonso Villegas me llevó a nuevos linderos de la zona andina: al desenvolvimiento de los agricultores en las tierras infértiles y áridas del cañón del Dagua, en las que aún me encuentro investigando. También me introdujo en los temas de la tecnología apropiada y la creatividad. Sus conversaciones sobre las ideas de E. Schumacher, especialmente “Lo pequeño es hermoso” me inspiraron una nueva deriva que me llevó posteriormente al discípulo Manfred Max Neef (el economista descalzo) con sus planteamientos sobre el desarrollo a escala humana, a Edward de Bono con su temática de la creatividad y el pensamiento lateral, a Fritjof Capra, personajes que conocí por el libro “Para Schumacher”. Pero fue un encuentro providencial a finales de la década del 8018, con el trabajo de Michel Sebillotte “Agronomía y Agricultura. Ensayo de análisis de la tareas del agrónomo” el que me permitió empezar a reconocer el PRIMER VACÍO que tenía la formación que nos brindaban en Colombia a los agrónomos: la inexistencia de una teoría agronómica que oriente la acción de los agrónomos en los distintos campos en los cuales debe realizar sus 17 Creador de la primera fábrica de fumigadoras que hubo en Latinoamérica “Fumigadoras Triunfo” a partir de su invención de la fumigadora para montar sobre animales realizada en la Hacienda el Triunfo en Armero, Tolima. 18 Mi amiga Gladys Conde, una sociolingüista con la que hacíamos interlocución, me lo trajo un día. Lo había encontrado en una revista de la U. Javeriana, buscando materiales que le permitieran relacionarse con los estudiantes de Agronomía desde su disciplina. La profundidad y complejidad del ensayo le llevó a buscarme para compartir su lectura. 20 funciones. Teoría que, según Sebillotte, debía estar permanentemente sometida a las dialécticas teoría- práctica, experimento controlado – no controlado (observación en fincas de agricultores). Esta carencia convertía las discusiones de los agrónomos en auténticas torres de babel en las que cada grupo con su versión particular sobre un “deber ser agronómico” construido desde el empirismo, lucha por puestos de poder para agenciar sus creencias. Y en el entretanto la agricultura en Colombia seguía de mal en peor. El texto anterior y otros que Sebillotte nos envió cuando discutíamos la reforma académica de 1990 en la Universidad Nacional de Colombia, en un comité asesor, me ayudaron a configurar teóricamente mis esquemas mentales alrededor de la Agronomía ya que hasta el momento mi reflexión crítica se desarrollaba sobre situaciones fragmentarias y principalmente sobre los efectos en la práctica profesional. La coincidencia de este encuentro con los inicios del debate sobre la reforma que promovió un grupo de profesores liderados por Antanas Mockus, me permitió contar con un espacio de reflexión colectiva en la que participaron varios profesores y estudiantes interesados en pensar el “objeto de estudio en los planes curriculares de Agronomía”, un grupo pequeño, aunque selecto, ya que el “establecimiento” agronómico que era agenciado por la mayoría de los profesores agrónomos y los investigadores de Corpoica19 no quisieron participar del proceso arguyendo que ese era un problema de poca monta y para ellos claro. En el entretanto se dedicaron a desvalorizar políticamente el proceso de reforma y a decirle a los estudiantes que se estaba acabando con la Agronomía en la Sede de Palmira y cuando egresaran nadie les iba a ofrecer empleo ya que se estaba formando “agrofilósofos” y no agrónomos. El proceso de reforma abortó 19 Nueva denominación que se dio al ente estatal de los antiguos investigadores del ICA que fue privatizada gracias a la moda neoliberal. 21 años después “gracias” a las nuevas direcciones académicas de la institución que retomaron la ruta convencional. Por la época, estaba ya familiarizado con las reflexiones críticas que desde 10 años atrás se hacían a los esquemas de transferencia de tecnología a partir del enfoque de sistemas, inspirados en la corriente del Farming Systems Research (FSR). Me pareció que la mirada de Sebillotte promovía una reconstrucción de la Agronomía desde los fundamentos y hacía un abordaje de la agricultura desde la propia lógica de funcionamiento mientras que el FSR, más preocupado por el problema de la transferencia, creaba modelos sistémicos que me parecían poco conectados con la realidad de los agricultores y con sus lógicas de desenvolvimiento. También me parecía que el FSR dejaba incólumes los enfoques de los especialistas de las diferentes ramas de la Agronomía con los cuales se pretendía hacer interdisciplinariedad mientras seguían aplicando sus miradas reduccionistas a la solución de los problemas agrícolas. La precisión que hace Sebillotte sobre la autonomía relativa entre Agronomía y agricultura era para mí un aporte importante que evitaba la confusión de roles que vivíamos en Colombia por el hecho de que los agricultores sentían que los agrónomos habían invadido su espacio de decisión y querían imponerles determinadas maneras de trabajar. Confusión de roles que era reforzada por la infinidad de fracasos de agrónomos inexpertos que no tenían idea de cómo funciona un campo de cultivo pues, por una parte eran reclutados en las ciudades provenientes de familias que no tenían tradición agrícola y de otra, no existía una conceptualización sobre la agricultura que permitiera a los recién egresados articularse apropiadamente al medio rural. La agricultura había que cambiarla a como diera lugar y el camino era el conocimiento impartido en la universidad. En lugar de colaboración entre agrónomos y agricultores existía una competencia por demostrar quien 22 tenía la mejor propuesta sobre agricultura. Para Sebillotte la agricultura no es una Agronomía aplicada,20 tiene lógica y dinámica propia que deriva de su objetivo principal: la producción agrícola; mientras la Agronomía es una disciplina del conocimiento que tiene un objeto de estudio y unos métodos de trabajo orientados a la producción de explicaciones, de las cuales se pueden derivar recomendaciones técnicas si se articulan apropiadamente al contexto y lógicas de los agricultores. Para los agricultores el conocimiento es una herramienta pragmática. La confusión de roles no es específica de nuestro medio, es propia del origen de la Agronomía en los inicios de la revolución agrícola como trataré de demostrar más adelante; y su importación al medio colombiano arrastró esa impronta (en el lenguaje de K. Lorenz), lo que se reforzó en el siglo anterior cuando la formación de los agrónomos colombianos se pensó como herramienta de transformación de la agricultura tradicional que era considerada ineficiente y atrasada. Una agricultura “moderna y tecnificada” por el contrario sería la ruta que impulsaría el “desarrollo”. Los agrónomos nunca se pensaron como estudiosos de las agriculturas existentes, aspecto que implica poseer una actitud distinta frente al valor de las tradiciones. He aquí uno de nuestros principales problemas: se importó el dilema europeo del siglo XVIII que produjo su revolución agrícola desconociendo nuestro contexto, el cual se calificaba como malo per-se, también como se calificaron las tradiciones campesinas europeas en los inicios de la revolución industrial. Pero miremos algunos ejemplos sobre cómo esa transformación agrícola europea se hizo a partir de sus tradiciones y no contra ellas aunque las conceptualizaciones sobre la época digan lo 20 ni puede ser, como querían los rusos al proponerla como la agricultura científica, imposición que condujo a Stalin a mandar a matar a millones de campesinos para imponer la estrategia colectivista y de agricultura industrial del koljhos. 23 contrario, ejemplos inspirados en el enfoque de las relaciones tradición-cambio de K. Lorenz. El arado de madera es remplazado por el arado metálico el cual es muy parecido (seguramente más elegante) y tiene la misma lógica de trabajo: una punta rompe el suelo cuando es arrastrada. El buey o los caballos que halan son remplazados por el tractor que trabaja también halando. Simplemente es una evolución que aumenta la velocidad de operación y por lo tanto tiene que modificarse el arado para que pueda resistir las fuerzas que se crean con esas nuevas velocidades. Fue la motorización del arado tradicional la que posibilitó la revolución agrícola: la mecanización motorizada rompió los límites del trabajo definidos por las herramientas disponibles posibilitando la ampliación de la frontera agrícola, con lo cual se podían obtener mayores volúmenes de producción, una necesidad para la alimentación de los nuevos burgos sobre poblados que estaba creando la revolución industrial. La producción en serie fascina a los teóricos de la economía y la política en la época y hay que llevarla a la agricultura porque sin alimentos no hay población trabajadora para ella. Son desarrollos paralelos interconectados que crean demandas mutuas que disparan nuevos procesos en cada una. Una coevolución. Dinámicas propias de la situación de la Europa del siglo XVIII y XIX. Pero acá, en América Latina, se planteó que la transformación de la agricultura iría a ser el motor del desarrollo industrial como nos trataban de enseñar los economistas que habían sido formados en Nebraska como parte de las ayudas internacionales para nuestro desarrollo, que sirvieron de excusa para la negación de las agriculturas tradicionales que habían evolucionado a la luz del contexto tropical y de las problemáticas sociales y económicas propias. Dinámica artificial impulsada desde un Estado interventor. Así que era de esperar esa competencia de roles en unos agrónomos que no sabían valorar los aportes propios de las tradiciones. 24 El capítulo “Agronomía, conceptos y contextos”, ampliará este tema. Y en el capítulo dedicado a la investigación y creación de modelos de cultivo y producción sostenibles se mostrará cómo los conceptos desarrollados por Sebillotte y enriquecidos con el enfoque de complejidad me han sido de gran utilidad para la implementación de las propuestas de producción en un cultivo importante para las comunidades campesinas de Dagua y otras regiones de Colombia: la piña21. 21 En el capítulo siguiente de este documento se presentará un avance. 25 REDISEÑO DE UN SISTEMA DE CULTIVO DE PIÑA CON SIEMBRA A CHUZO MOTORIZADA. Presentación de un modelo teórico derivado de la experiencia de rediseño. Nota: la construcción que se presenta a continuación es hija de un sueño compartido con algunos de mis estudiantes de Agronomía de la Universidad Nacional, sede de Palmira con los que pensábamos que la formación universitaria de pregrado debería estar articulada a procesos de investigación. Los ahora ingenieros agrónomos Byron Gómez y Heriberto Jiménez, me hicieron recuperar mi interés en el cultivo de la piña cuando al responder a una convocatoria de un curso que nos inventamos con la reforma académica del 90 (Agronomía de los Sistemas de Cultivo), propusieron el estudio de un cultivo ubicado en una vereda de la Cumbre, Valle, con el enfoque de Michel Sebillotte, al cual accedí con agrado por el antecedente y experiencias que había desarrollado con Alfonso Villegas en Dagua. La energía, capacidad de trabajo y dedicación que solo se despliega en los estudiantes en una época de su vida colmada de grandes ideales, permitió que avanzara en la conceptualización que tengo en la actualidad, por la realimentación que generaron sus preocupaciones intelectuales articuladas a sus problemas de investigación. La Universidad Nacional de Colombia de la actualidad no sabe lo que se perdió con la decisión tomada en el 2005 que asignó la responsabilidad de la investigación solo para las Maestrías y Doctorados, copiando las rutas del conocimiento y los esquemas organizativos de los “países desarrollados” que incrementan cada vez más la fragmentación, la hiperespecialización y la educación como negocio. Copiar, sin recontextualizar, es un camino que conduce con facilidad a la autodestrucción. J.O.R.B. La siembra a chuzo es una práctica ancestral que se remonta a los orígenes de la agricultura. Se ha utilizado y se sigue utilizando en la zona andina colombiana por los indígenas y campesinos en diversidad de cultivos de pancoger en la denominada despectivamente “agricultura de subsistencia” por los partidarios de la “agricultura moderna”, para quienes es sinónimo de atraso y pobreza. La idea de progreso en la agricultura en América Latina está asociada desde los albores del siglo XX con la 26 mecanización y los monocultivos limpios, idea que fue completada posteriormente con lo que se conoce como revolución verde que implica no solo el uso de semillas de alto potencial productivo, aplicación de sistemas de riego, paquetes de fertilización y protección de plantas con pesticidas contra insectos y microorganismos, sino también, el comportamiento como empresarios para mirar la agricultura como inversión rentista. En Colombia, si bien la colonización española había establecido una relación terratenientes – mundo campesino de subvaloración22 y explotación, que permaneció a pesar de la independencia, lo nuevo de la modernización introducida por los sectores reformistas vinculados con el comercio y la transformación industrial consistió en la negación total de las tradiciones agrícolas y en el impulso tímido de reformas agrarias sustentadas teóricamente en economistas americanos23 que sostenían que el impulso al desarrollo pasaba necesariamente por la transformación de la agricultura tradicional en una agricultura moderna24, estrategia que se convirtió en una ideología aceptada dogmáticamente en la formación de los agrónomos, no controvertida por los sectores críticos de la Universidad centrados en la transformación de las “relaciones feudales o semifeudales” de la sociedad colombiana. Algunas tendencias indigenistas y etnobotánicas empiezan a aparecer tardíamente (en las últimas décadas del siglo XX 22 Culturalmente la subvaloración del mundo rural tradicional, -casi siempre ubicado en las tierras infértiles de las montañas de Colombia- se expresa en dichos populares como “eso es duro p’al campesino” o en la indolencia con la que asumen funcionarios estatales y la sociedad en general la explotación que hacen los intermediarios del trabajo agrícola a través de los precios y condiciones leoninas que imponen a los agricultores, situación que toma rumbos inesperados en los sitios donde se establecen los cultivos que controlan los inversionistas de la droga ilegal y las FARC. Así que, las migraciones y desplazamientos que han ocurrido en Colombia no son solo un fenómeno de una guerra no declarada sino, primariamente, una mezcla de agenciamientos de política y enraizamientos culturales propios de procesos de exclusión. 23 Rostow, Schultz, Mosher entre otros. 24 La copia de los caminos de desarrollo de los países industrializados, impulsada por los economistas colombianos y los gestores de políticas, ha conducido en la práctica a producir unos híbridos explosivos que obstaculizan y enredan nuestras tendencias propias de desarrollo, aspecto que se profundizará en el libro en el capítulo dedicado a “Agronomía, conceptos y contextos” (no está incluido en este documento) 27 adoptando la posición fundamentalista contraria y antagónica de sobre valoración de esas tradiciones. Entonces, aquello que era una posición agenciada por algunos intelectuales vinculados con las clases adineradas y en el poder que difundían con asombro y admiración lo que observaban de las agriculturas mecanizadas de los países desarrollados en sus viajes entre finales del siglo XIX y la primera treintena del XX, se oficializa desde el Estado como una política desde la segunda posguerra, siendo la educación agrícola uno de sus instrumentos más importantes. Las políticas de transformación de la agricultura tienen efectos sobre muchas áreas de dominio terrateniente (especialmente los valles interandinos) que poseían las mejores tierras mecanizables y que se dedican entonces a cultivos industriales. Contra todos los pronósticos, la agricultura campesina pervivió haciendo adaptación de las llamadas técnicas modernas a su mundo, en procesos de hibridación muy creativos que la academia ni siquiera sabe que existen por tener la mirada dominada por los esquemas de exclusión, inmersa en el cuento de lo moderno y las tecnologías de punta de los “países desarrollados”. Por una parte se articuló a los nuevos mercados dedicándose a producir-subsidiar los alimentos que demandaban los procesos de urbanización e industrialización estimulados por el Estado25, lo que monetarizó con el tiempo su economía, pero por otra, la explotación de los terratenientes se desplazó a la sociedad en su conjunto que en diferentes niveles usufructúa el trabajo campesino. 25 En el gobierno conservador de Misael Pastrana Borrero 1972-1976, se cambia la estrategia de transformación de la agricultura como impulsor del desarrollo económico por la de la construcción masiva en las grandes ciudades, estrategia que se financió con los dineros de los ahorradores del sistema UPAC. Así, hacen emergencia sinnúmero de corporaciones de ahorro y vivienda. 28 Los híbridos que crea la agricultura campesina (ya que es ella quien los crea a pesar de…), pueden tener muchos defectos, pero es una creación relativamente coherente en sus procesos de adaptación a los nuevos contextos que emergen, ante la incapacidad de la investigación agronómica para establecer una dialógica tradición y cambio que ayude a reorientar algunas de sus acciones. Por el contrario, la agronomía colombiana se comprometió y aún sigue comprometida con la exclusión de las tradiciones. A excepción del impacto ambiental, -que aún no ha sido estudiado en su magnitud, pero que es sopa de conversaciones diarias de funcionarios públicos y ambientalistas- y de la manera como los intermediarios explotan a los agricultores, el sistema piñero de Dagua causa admiración por lo que significa como generación de empleo y dinamización económica de una región y por la forma como los agricultores resuelven sus problemas agrícolas realizando investigación por su cuenta y riesgo con sus cultivos, sin el acompañamiento de instituciones públicas, que aparecen esporádicamente para justificar los salarios que devengan sus funcionarios. Es una emergencia regional espontánea, producto de una tradición piñera -que se remonta a las primeras décadas del siglo XX y entra en crisis con la aparición de un mercado nacional relativamente estable pero que prefiere otras variedades- que se encuentra con inversionistas de la agricultura vinculados con la ciudad de Cali que ven en las condiciones climáticas de la región favorables al cultivo, oportunidades de negocio26 trabajando en asocio con mayordomos-agricultores. A su lado emerge la economía campesina que aprende los modos de cultivar (o sistemas de cultivo) introducidos, adaptándolos a sus condiciones particulares. 26 En el trabajo que se referencia a continuación se presenta la riqueza de estas transformaciones en su interacción con los cambios de contexto: GOMEZ, Byron y JIMENEZ, Heriberto. Trayectoria de los sistemas de cultivo de ananas Ananas comosus (L.) Mer. en dos regiones productoras del Valle del Cauca. Palmira, 1999, 166 p. Trabajo de grado (Ingeniero Agrónomo). Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira. Facultad de Ciencias Agropecuarias. Área de Desarrollo Rural Sostenible. 29 Ladera preparada con bueyes para cultivar piña en el Cañón del río Dagua. Fotografía J.O.Reina En conjunto, el sistema piñero de Dagua no tiene ninguna influencia política sobre los centros de investigación, universidades o gestores de la política agrícola como sí ocurre con el sistema cañero situado en las tierras fértiles del Valle del río Cauca, que nombran ministros, secretarios de agricultura y tienen línea directa con los presidentes27. En este contexto emerge en la Universidad Nacional de Colombia, Sede de Palmira, un grupo de investigación – desarrollo conformado por algunos profesores, estudiantes y jóvenes egresados que formulan, ejecutan proyectos y al mismo tiempo sirven de soporte 27 A modo de ilustración: en Colombia el precio del azúcar de caña es subsidiado por los consumidores que pagamos siempre niveles superiores al que se paga en los mercados internacionales o, se les impone el uso obligatorio del alcohol carburante y no pueden acceder a ningún precio a la gasolina corriente (sin mezcla de alcohol) en un Estado donde el neoliberalismo se aplica selectivamente según los intereses de los grupos en el poder. 30 institucional a la creación y funcionamiento de un Instituto de investigaciones al que se denominó IIER28. Sus propuestas atípicas para el medio agronómico colombiano, le crean muchas dificultades a la aprobación de sus proyectos, a la publicación de sus artículos divulgativos en la revista oficial de la institución y a la asignación de tiempos de trabajo para los docentes que participaban. Mientras existía la obligación reglamentaria de realizar trabajos de grado con algún grado de rigor, los estudiantes de pregrado fueron un apoyo importante iniciando la ejecución de un programa de investigaciones que posibilitó la realización de al menos 10 proyectos de investigación en tres años. También se formuló una Maestría en Desarrollo rural sostenible pensando que daría continuidad a sus propuestas de trabajo. Ambas rutas se cerraron al IIER, ya que la Universidad Nacional siguiendo la moda internacional transformó el requisito de trabajo de grado dejando la investigación sólo para los posgrados; y de otro lado, una vez realizados todos los trámites necesarios para la aprobación de la Maestría -que incluía conceptos favorables de jurados internacionales- la propuesta se archivó porque una “coyuntura de reformas administrativas se avecinaba y no se tenía claridad sobre la aprobación por el momento de proyectos académicos nuevos”. Los cultivos de piña en Dagua se habían convertido para el IIER en un eje importante de sus trabajos. Se había estudiado la trayectoria de los sistemas de cultivo establecidos en el período 1920 -1990 y descifrado los sistemas de producción que los ponían en funcionamiento, las razones de sus variaciones y la lógica operativa de los agricultores. Información que quedó consignada en sendos informes de investigación, en dos cartillas de divulgación y en varios videos que se realizaron entrevistando a agricultores. 28 Instituto de Investigaciones del Espacio Rural. 31 Así que, una discusión que ocurrió alrededor del año 2002 del pequeño grupo de trabajo que elaboraba la propuesta de especialización sobre desarrollo rural sostenible en la sede de Palmira de la Universidad Nacional y que ya pensaba en los aportes de la dialógica de Edgar Morín y en el “legítimo otro” de Humberto Maturana, combinada con mi evolución vivencial, creó la expresión “actualización de tradiciones” para expresar la estrategia que se debía adoptar para superar la dicotomía antagónica y excluyente “tradición o cambio”. La siembra a chuzo motorizada de piña es el producto del cruce entre esa conceptualización, las conversaciones sobre problemas del cultivo de la piña en Dagua que se hicieron con los agricultores Hermes Chambo y Orlando Agredo quienes cultivaban haciendo la siembra a chuzo con barretón y de unas experiencias que realicé en 1986, cuando conocí a Alfonso Villegas quien me introdujo en las bondades del cultivo y me asesoró una pequeña área para hacer mis “pininos” como cultivador; experiencia que me permitió vivenciar los problemas del prendimiento de la semilla cuando la preparación del suelo se hace manual y las condiciones climáticas desfavorecen el buen “mullimiento” del suelo. En esa época, una lectura que hablaba de la recuperación de desiertos con “improntas”29 me inspiró a realizar un pequeño experimento utilizando como hoyador un barreno holandés (ampliado) que mandé a construir en un taller industrial. Aunque la experiencia solo duró un año y no se pudo saber si existía algún efecto que limitara los rendimientos al final del ciclo productivo, pude observar que resolvía el problema del prendimiento. La expresión “impronta” que conocí de las traducciones al español de Konrad Lorenz, fue el estimulante que me hizo acercar al artículo. A modo de chiste y para “descrestar” a mis 29 DIXON, R. M. 1983. Land imprinting for controlling infiltration and desertificatión process. American Society of Agricultural Engineers. Paper No. 83 – 2514, 15p. 32 amigos gesté la expresión “cultivo de piña por improntas”. La mecanización de la siembra a chuzo solo empecé a desarrollarla una vez retirado de la universidad cuando decidí continuar como investigador independiente en el año 2005. En una primera fase, fue una deriva de las experiencias de cultivo de los agricultores que articulé a la innovación, y posteriormente, de los intentos de enfrentar el principal problema del cultivo de la región (conocido como amarillamiento) que ha llevado a los agricultores a hacer itinerancia de los lotes de cultivo para evitar las pérdidas cuantiosas que puede generar, en un cultivo que requiere altas inversiones en capital de trabajo. Esa segunda fase produjo varias derivas que condujeron a un rediseño general del sistema de cultivo. Improntas dejadas por un barreno holandés modificado y experimento pequeño de cultivo de piña realizado con ese sistema de preparación del suelo. Fotografía J.O. Reina B (1986) 33 Según dicen Restrepo y Villada30, refiriéndose a un reporte de Muller-Samaan de investigaciones realizadas por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en el Departamento del Cauca en1999, el deterioro de los suelos de ladera cuando se utilizan los métodos tradicionales de preparación de suelos (preparación manual del sitio con barretón o pala para la siembra de maíz, yuca, fríjol), producen niveles de erosión muy bajos si se comparan con la preparación de suelos con bueyes o tractor (2 t/ha/año vs. 16.4 y 56 t/ha/año). Pero el componente de costos de mano de obra, las restricciones en términos de cantidad de producto en la pequeña escala y los precios bajos a nivel de productor, hacen inviable esta práctica ante lo cual, los investigadores agroecológicos se dedican a buscar correctivos para mitigar los efectos erosivos de la preparación con bueyes en zonas de ladera a través de cultivos de cobertura, asociaciones de cultivos o barreras vivas. Ahora, desde que Claude Py, escribió el libro “La piña tropical”, es incuestionado que la preparación de los suelos debe ser intensa ya que el suelo debe quedar bien mullido para que exista buen desarrollo de raíces. Esta idea fue llevada a Dagua por los pioneros de los cultivos comerciales (Dn Alfonso Villegas es el mas recordado) cuando la variedad criolla o “piña de agua” fue convertida en obsoleta por el avance en el mercado de las nuevas variedades. Primero aparecieron pequeñas manchas en el paisaje, de colores verdeoscuros en las laderas suaves en las cuales podían trabajar los tractores resaltando las líneas relativamente simétricas del surco continuo en contraste con los suelos amarillos de la región; posteriormente, cuando avanzó la cultura del nuevo modo de cultivar con variedades comerciales y se involucraron más áreas a la producción, 30 RESTREPO, José Y VILLADA, Daniel. Conservación y recuperación de suelos en zona de Aportes a la agroecología colombiana. ladera en el suroccidente colombiano. En. ASOCIACIÓN DEL COLECTIVO DE AGROECOLOGÍA DEL SUROCCIDENTE COLOMBIANO. 1ª ed. Santiago de Cali: Litocencoa, 2003. p. 315-332. 34 reapareció la preparación de suelos con bueyes que permitió el uso de lotes con pendientes mayores del 100 %. Hoy, se calcula que el área cultivada puede fluctuar entre 500 y 1000 ha, dependiendo de las respuestas de los agricultores a los precios del producto31. Por mis antecedentes formativos, me parecía imposible que existieran agricultores que sembraran piña a chuzo con barretón. La observación de campo mostraba que incluso se hacía en época seca para tener listo el lote y sembrar con las lluvias de inicio del invierno, como en general hacen los agricultores tradicionales. El suelo duro y terronudo contradecía totalmente lo que decía la autoridad académica más importante sobre la preparación de los suelos para piña. Al menos en mi experiencia con el hoyador holandés el suelo en el pequeño hueco quedaba bien mullido y se prestaba para rellenar con estiércoles32. Las observaciones de Dixon, el gestor de la investigación con improntas, decían que en áreas desérticas había una acumulación de humedad en el fondo de cada impronta que provocaba el prendimiento de las semillas que caían allí, traídas por el viento. Pero la siembra a chuzo era otra cosa. No había límites claros entre lo preparado y no preparado. Además la actividad se pagaba por contrato y el número de huecos/día establecía el jornal del trabajador, de modo que no podía quedarse mucho tiempo en el sitio mejorando el mullimiento. Así que hice una pequeña demostración para Orlando en compañía de los estudiantes con el hoyador holandés, sembramos unas 30 semillas de piña en el borde de uno de sus lotes de cultivo y planificamos el proceso de seguimiento a sus cultivos preparados a “chuzo”. También montamos un vivero en bolsas que nos permitiría tener un referente de comparación para el estudio del crecimiento de las plantas en la fase de establecimiento del cultivo en condiciones relativamente controladas para 31 No es clara la información sobre las áreas cultivadas de piña en el municipio en una época en la que existe suficiente tecnología para hacer un cálculo preciso y periódico. 32 Algo que no recomiendo en el momento. 35 tratar de aplicar la propuesta de Sebillotte de establecer una dialéctica “situaciones controladas vs. no controladas” (no disponíamos de presupuesto para un período mas largo). El seguimiento que se hizo de los cultivos sembrados a chuzo de Orlando y Hermes, mostró que era una opción válida desde el punto de vista biológico; que la productividad era mayor en los lotes que tenían como precedente inmediato “rastrojos” o suelos “descansados” con lo cual se entendían las razones utilizadas para establecer la itinerancia de los lotes de cultivo como estrategia para evitar problemas sanitarios y de caída de la productividad. También mostraron que existían muchas demoras en el establecimiento de los cultivos cuando los agricultores no disponían de capital para financiar “mano de obra” por fuera de la unidad familiar; que cuando no se usaban herbicidas el manejo de malezas era otro cuello de botella y que por lo general después de una limpieza realizada tardíamente con pala o azadón, las plantas se amarilleaban, iniciando procesos de estancamiento del crecimiento que muchas veces eran irreversibles, si se repetía el esquema con alguna frecuencia. Hermes, a quien le parecía inaceptable la “itinerancia” si se era propietario de tierras, observaba además que muchos de los problemas sanitarios del cultivo se podían manejar con “aporques” y no eran necesarias cantidades altas de pesticidas y fertilizantes –como es costumbre en la regiónpara obtener cosechas aceptables de piña. También, que el amarillamiento desaparecía en muchos sitios de su lote cuando se aplicaba riego. Hoy las dos opciones desaparecieron. Hermes ya no hace agricultura y Orlando no volvió a cultivar piña a “chuzo” ya que se convirtió en agricultor de lotes itinerantes preparados con tractor o bueyes hibridando el modelo modernizante con un manejo del amarillamiento con aporques intensos, drenajes y pesticidas. No deja de ser paradojal que los agricultores 36 piñeros de Dagua con una pluviometría anual menor de 1000 mm y lotes en ladera, deban realizar drenajes intensos en sus cultivos. El entrecruce de las observaciones sobre los modos de cultivo local y sus efectos a partir de la aplicación de los conceptos de Michel Sebillotte sobre “efectos de lo precedente”, “efectos sobre lo siguiente” y “efectos acumulados” (Ver anexo) y el concepto de iteración como generador de dinámicas que transforman procesos a través del tiempo, me llevaron a formular un modelo teórico para explicar la aparición del problema del amarillamiento (1) en Dagua fundamentado en varias hipótesis que experimento en la actualidad, y que busca servir de guía para orientar el rediseño de los sistemas de cultivo que usan la siembra a chuzo, en la estrategia de promover “una actualización de las tradiciones locales” para hacer sus sistemas de producción menos costosos y beneficiosos para el agricultor(2) y el medio ambiente: (1) SOBRE EL PROBLEMA DEL AMARILLAMIENTO. El amarillamiento es un comportamiento observado en los lotes de cultivo como un indicador de problemas que repercutirán en crecimientos inadecuados de la plantación y caída de la productividad. La piña por ser una crasulácea (que tiene metabolismo CAM)33, es una planta con gran capacidad de adaptación a las condiciones de escasez de agua, mostrando posibilidades de supervivencia por largos periodos sin agua, en una especie de hibernación periódica. Pero en estas condiciones no produce frutas o son de tamaño muy pequeño (no comerciales), lo cual implica que para obtener buenas cosechas el suelo debe poseer reservas de humedad y nutrientes que disparen procesos fotosintéticos que permitan a la planta crecer normalmente y satisfacer las expectativas de producción. 33 es decir que según las condiciones climáticas se comporta como C3 o como C4 y además, puede tomar CO2 en las horas nocturnas. 37 En los cultivos de piña, variedad “manzana” de Dagua, los parches y lotes amarillentos se observan desde grandes distancias. Por lo general y si no se tiene identificado que sea una deficiencia nutricional, las plantas al ser arrancadas del suelo presentan un sistema de raíces escaso y con formación de escobas, indicando muerte y regeneración de raíces nuevas por los puntos de crecimiento. De ahí que, la Agronomía convencional y los agricultores en general, -tal vez influidos por los agrónomos y casas comerciales de insumos- adjudican a diversas plagas34 la causa de la sintomatología, lo cual lleva a utilizar pesticidas como preventivos del problema, aplicados en rotación para que “presenten mejores resultados”. De hecho los agricultores han observado que en lotes “nuevos” que provienen de rastrojos o potreros la sintomatología no se manifiesta en la mayoría de los casos y que, el uso de plaguicidas es incapaz de garantizar una producción rentable en lotes usados recientemente con cultivos de piña. La innovación de los “cultivos itinerantes” en Dagua obedece precisamente a esta observación. Llamó nuestra chuzo, atención que Orlando y Hermes, quienes sembraban a coincidencialmente, tenían varios ciclos seguidos con piña en el mismo lote. Dado que hoy día se encuentra extendido el sistema itinerante, llama también nuestra atención que se presentan algunos casos de amarillamiento que los agricultores adjudican a exceso de humedad y tratan de corregirse aumentando el número de drenajes dentro del lote y en el caso de Orlando, combinando la construcción de drenajes con los aporques intensos en los parches donde empieza a manifestarse el síntoma. El conjunto de la situación me condujo a la formulación de varias hipótesis, derivadas del concepto moriniano de “ecología de la acción”: el efecto boomerang que generan las acciones humanas cuando se ejecutan en una red compleja de interacciones. A la manera de una iatrogénesis en la 34 Sinfílidos y nemátodos son los pobres desgraciados a los cuales casi siempre se les adjudica el problema. 38 agricultura, los modos de cultivar (o sistemas de cultivo), son los generadores de los problemas que afectan posteriormente los objetivos de producción. Hipótesis No. 1. Sobre el amarillamiento La preparación masiva del suelo y un buen mullimiento, cuando hay niveles de humedad apropiados en la fase de establecimiento del cultivo (ya sea porque se siembra al comienzo de las lluvias o en un periodo seco35 seguido de buenas lluvias), posibilitan el desarrollo de un sistema de raíces abundante que avanza hasta el “pié de arado”. En Plantas jóvenes en estado avanzado de amarillamiento. Fotografía Pablo Acosta. 2005 época de sequía, el amarillamiento de las plantas de piña sería la respuesta a la muerte de raíces producida por deshidratación en los sitios donde la humedad del suelo es tan baja que crea tensiones negativas que buscan movilizar agua de las raíces de la planta hacia él36; en épocas húmedas, el amarillamiento ocurriría por anoxia (ausencia de 35 La semilla solo “arranca” cuando hay condiciones de humedad mínimas para estimular el hipocotilo radicular. 36 Exploro en la actualidad la hipótesis de que la deshidratación de las raíces forma parte de los procesos de autorregulación que se producen en la planta con el fin de supervivir a través del tiempo cuando las condiciones climáticas no ofrecen suficiente agua para tener procesos fotosintéticos 39 oxigeno) en los sitios de la ladera donde pueden ocurrir almacenamientos de agua en exceso en la zona de raíces. Ambas situaciones son favorecidas por la preparación masiva con bueyes o tractor que permite rápida entrada de agua y movilidad a través del suelo, creando situaciones de escasez y exceso según la configuración de pendientes de la ladera. La realización de drenajes sería entonces una necesidad para los sistemas de cultivo que introducen la preparación masiva de suelos en ladera y los agricultores que cultivan de esa manera parece que tienen razón. Solo que en una zona de poca pluviosidad como el Cañón del Dagua sería más conveniente hacer economía de agua promoviendo su almacenamiento en el suelo tanto para el uso de los mismos cultivos de piña como para evitar escorrentías en épocas de lluvia y para la mitigación del cambio climático en el planeta. Hipótesis No 2. Sobre la presencia de plagas de las raíces. La muerte y descomposición de raíces que ocurre después de la deshidratación que se presenta en períodos largos de sequía, es un atractor de organismos que encuentran alimento en abundancia y estimula su crecimiento poblacional. El aumento de las poblaciones genera mayor demanda de alimentos y parásitos opcionales se convierten en obligados cuando el alimento escasea por el aumento de la población demandante, recurriendo a los tejidos vivos. Situación que se agudiza por la estrategia de “cultivo limpio”37 que no ofrece más “normales”. Según los fisiólogos en horas de alta radiación solar, las crasuláceas cierran por completo sus estomas para evitar intercambio de gases con el medio. Llaman fotosíntesis “inútil” o “fútil” la que se presenta cuando cierra sus estomas de día y de noche. Dice Francisco Fontúrbel: “Este modelo no permite una ganancia neta de carbono (pues no existe incorporación de CO2), pero permite que la pérdida del mismo y agua sea extremadamente baja. Este proceso explica el porqué algunas plantas de fotosíntesis tipo CAM pueden sobrevivir durante meses sin sistema radicular” (en http://www.biologia.org/?pid=5000&page=0&id=32) Si estas plantas no “sellaran” sus raíces con la deshidratación en las épocas de mucha sequía, perderían agua por ese sitio no logrando sobrevivir, lo que contradice la observación de supervivencia a través del tiempo que se conoce en las plantas con metabolismo CAM o crasuláceas. 37 La Agronomía convencional y los agricultores creen que la piña no puede tolerar malezas. 40 fuentes de alimento alternativos que las raíces de piña. Es el momento que identifican los agrónomos como plaga cuando hacen sus diagnósticos de campo. En esta situación se pueden ubicar los sinfílidos, nemátodos y otros organismos del suelo. En la página siguiente se presenta un modelo gráfico que intenta sistemizar los procesos que conducirían a la sintomatología del amarillamiento y la caída de la productividad. 41 EN LA FASE DE ESTABLECIMIENTO DEL CULTIVO LA PROLIFERACION DE RAICES DE LA PLANTACION DE PIÑA PREPARACION DE SUELOS QUE ESTIMULA Control de malezas inadecuado, ausencia de coberturas INCREMENTO DE LA TENSIÓN DE HUMEDAD EN EL SUELO PERÍODO SECO EXTENSO ESCENARIO otros? CONSUMO DE RAICES VIVAS PRODUCTIVIDAD MUY BAJA DESHIDRATA CIÓN Y MUERTE DE RAÍCES Aumento de poblaciones sinfílidos, nemátodos PERIODOS LARGOS DE SEQUIA, seguidos de lluvias de poca duración e intensidad - SUELOS CON ESCASA CAPACIDAD DE RETENCIÓN DE HUMEDAD - ALTA RADIACIÓN SOLAR - PRACTICAS AGRICOLAS QUE NO SE ORIENTAN AL AHORRO DE AGUA DEL SUELO. (Control de malezas inapropiado con mucho movimiento del suelo en épocas secas, ausencia de cobertura) - AMARILLAMIENTO 42 AUTORREGULACIÓN conduce a: Pocas raíces - fotosíntesis “inútil” - transpiración mínima - Tasa de asimilación de nutrientes escasa. - Metabolismo reducido MODELO DE GENERACIÓN DEL AMARILLAMIENTO PARA ZONAS DE SEQUÍA CÍCLICA Hipótesis No 3. La siembra a chuzo, acompañada de un manejo de malezas que actúe como cobertura vegetal del suelo, puede evitar la mayor parte de los problemas causados por los sistemas de cultivo local, en sus interacciones con el medio de cultivo que crea la región semiárida del cañón del Dagua. Esta hipótesis se generó a partir de las experiencias observadas sobre el desarrollo de una pequeña plantación que se estableció entre el 2005 y el 2007, en un lote cedido por Orlando que tenía como precedente 3 ciclos continuos de piña y una tradición de cultivo de piña criolla muy antigua. Se diseñó el sistema de cultivo siguiendo en general el modo de cultivar establecido por Hermes, introduciendo inicialmente como novedades la preparación motorizada de los huecos para hacer siembra a chuzo con mayor rapidez que la realizada por los agricultores y tolerancia con las malezas38. Se planteó la tesis orientadora de que toda innovación en el sistema de cultivo tradicional debería hacerlo mas competitivo frente a los otros sistemas de cultivo y reducir el tiempo de trabajo invertido por el agricultor. La pequeña plantación evolucionó positivamente en los tres primeros meses de establecida, cuando inició un verano muy fuerte y largo. Hasta ese momento dos limpiezas realizadas al cultivo con los métodos de limpiar de los agricultores piñeros no lo habían afectado, pero la tercera que se hizo entrado el verano empezó a mostrar los síntomas típicos del amarillamiento y la incapacidad de la plantación para responder a las fertilizaciones. En ese momento se empiezan a notar los costos altos de las limpiezas manuales agravadas por el hecho de que estaban más altas las malezas, lo cual me llevó a pensar que volver viable la práctica de convivencia con malezas demandaría también la mecanización, algo bastante difícil dado el arreglo poblacional sobre el terreno que impide la limpieza con guadañas entre matas y altos riesgos de 38 En general los agricultores piñeros son “malezo-fóbicos”. La piña es muy “celosa” con las malezas me decía uno. daños cuando se limpian las calles. Empieza a surgir la hipótesis de que no es conveniente remover el suelo con las limpiezas pues agudiza el problema de evaporación de la escasa humedad que todavía pueda tener el suelo. Se recurre entonces a la limpieza con guadañadoras de arnés, usando disco en lugar de cuchillas por el mejor control que logra el operario sobre el corte. Se concluye que la mecanización de la limpieza debe tener un arreglo poblacional que lo facilite. No se recurrió al riego de la parcela porque se alejaría de las condiciones en la que cultivan los agricultores dagueños en las cuales la escasez de agua lleva aún al racionamiento para consumo humano. Se introduce la limpieza entre plantas cortando las malezas con cuchillo en lugar de arrancar manualmente y para ayudar a disminuir los efectos de la alta radiación solar que se presenta en épocas de verano en la zona, se colocaron las malezas que provenían de la limpieza por encima de la plantación para “sombrearla” por un tiempo mientras se supera el estrés de la limpieza y las malezas se descomponen. tiene 9 meses y no visualiza “futuro” productivo. En este momento el cultivo ya El verano había durado 4 meses. La llegada de algunas lluvias y las nuevas estrategias de manejo de las limpiezas empiezan a mostrar respuesta en algunos parches de la parcela. Cuando se arrancan plantas para examinar raíces se encuentra que, contrario a lo esperado por el tipo de preparación (y su similitud con el esquema de vivero en bolsas, en los cuales hay un gran desarrollo de raíces pero está aislado del terreno), tenían un desarrollo escaso. Mis lecturas sobre el comportamiento de las crasuláceas indicaban que una de sus características consistía en desarrollar sistemas de raíces densos como estrategia para explorar agua del suelo. Parecía que no era el caso de la piña o esas observaciones se habrían deducido de su crecimiento en materos y extrapolado a los campos de cultivo. El cambio de estrategias en el manejo de las malezas y de reducción de los efectos de la alta radiación solar en la zona del experimento, conduce de modo general a una reacción positiva en cuanto a la transformación de muchas plantas que re-inician crecimiento y modifican su color, 44 empezando a responder a las fertilizaciones. En conjunto, la plantación sufre las consecuencias de la inestabilidad de los ensayos pero produce una cosecha en la que 30 % de las frutas poseen tamaño comercial, un 30 % medio y 30 % pequeño. La presencia de pasadores del fruto es alta. Se llega a la conclusión de que en estas condiciones es mejor dejar descansar el suelo ya sea a través del enrastrojamiento o estableciendo cultivos que permitan la incorporación de biomasa y una reconstrucción estructural y química de los suelos. También de que es importante observar la dinámica que se genera a partir de lotes nuevos aunque compactados y degradados en su fertilidad como es el común del territorio dagueño donde ha existido ganadería extensiva de ladera por muchas décadas. La pequeña experiencia que había realizado con las improntas años atrás, me había hecho soñar en la posibilidad de utilizar los cultivos de piña como recuperadores ambientales39. Se buscaría entonces recurrir a un lote sin precedentes de cultivo de piña, como hacen la mayoría de agricultores en la actualidad, pero promoviendo estrategias de sostenibilidad que permitan el uso posterior del terreno en otras actividades agrícolas o en el mismo cultivo de piña. El rediseño debería además de reducir los costos operativos del cultivo, reducir el componente de trabajo que en la actualidad representa cifras mayores del 50 % de los costos de operación a fin de convertir el sistema en atractivo para otros agricultores40. Era un reto entonces mejorar el desempeño del hoyador motorizado que había utilizado en la experiencia con Orlando que mostraba algunas falencias que serían graves con el cambio de escala y lograr que se mecanizara el manejo de malezas del piñal. Ya los agricultores habían desarrollado métodos muy baratos y eficientes para la 39 ¿Qué programa institucional invierte entre 15 y 20 millones de pesos por plaza (unos 8000 dólares) netos (que no tengan en cuenta el pago de los investigadores) a proyectos de recuperación ambiental? 40 Hermes, quien trataba de ser autosuficiente con su cultivo se quejaba de que se sentía “esclavo” del trabajo. 45 aplicación de los fertilizantes que solo necesitaban algunas modificaciones que garantizaran introducir control sobre la descarga del abono líquido en cada planta. También era un reto realizar una experiencia de investigación utilizando el único instrumento de investigación que disponía: mi observación41; investigación que debía cumplir con el criterio de obtener una rentabilidad si quería que fuera reproducible en los agricultores; una “investigación en el sistema de producción” como la llamamos en la época de la reforma de Agronomía de la Universidad Nacional, que superara el reduccionismo de las “parcelas experimentales”. Así que inicié un experimento híbrido (con objetivos económicos e investigativos) a escala de producción campesina (alrededor de una plaza) en abril de 2008 con los siguientes criterios: 1. Eliminación de la quema del rastrojo para la preparación preliminar del lote de cultivo. 2. Realización de labranza mínima preparando el sitio de siembra con un hoyador motorizado diseñado a partir del experimento realizado donde Orlando para imitar la siembra a chuzo. 3. Evitar en lo posible la aplicación de pesticidas. De ninguna manera se usarían herbicidas. 4. No se construirían drenajes en el lote. Se harían a posteriori si fuere necesario. 5. Se estableció un arreglo poblacional en tresbolillo en curvas de nivel, trazadas “a ojo”, para facilitar el movimiento intenso de operarios por el lote y la limpieza con guadañas en calles y entre matas. 6. Se manejarían las malezas según su dialógica competencia - complementariedad con la plantación de piña, observada sobre el terreno, tomando como criterio que 41 Deffontainnes, del equipo de Sebillotte, había planteado la necesidad de recuperar la observación como un método válido de investigación y la llamó “el experimento sin intervención”. La variante de esta propuesta consistía precisamente en que iban a existir intervenciones de múltiples tipos que en muchas ocasiones obnubilarían la misma observación. 46 la altura de las malezas no provoque elongación de las plantas y adelgazamiento de las hojas por falta de luz. Se partió de la idea de que las malezas recuperarían una fracción importante de los fertilizantes no aprovechados por la piña y al ser cosechada periódicamente, la descomposición de la biomasa obtenida del corte de las malezas, provocaría no sólo ciclaje de nutrientes, sino incorporación de nitrógeno atmosférico por el trabajo de las bacterias aeróbicas que intervienen en el proceso. y de nuevo estarían dispuestos esos nutrientes enriquecidos por otras sustancias que surgen de la descomposición, pero con la ventaja de tener procesos más lentos de solubilización, pero más constantes, lo cual es más ventajoso para la nutrición de las plantas que los aportes periódicos de abonos solubles que se aprovechan rápidamente pero también rápidamente se inmovilizan en el suelo. La limpieza del lote se haría por zonas y no total, para favorecer la dialógica en el caso de los sitios que muestren procesos más lentos por las características del suelo (los distintos ritmos de recuperación de fragmentos del terreno según sus condiciones iniciales) 7. Se aplicaría una estrategia de correcciones (a partir de la observación de las respuestas de las plantas) para definir la cantidad y periodicidad de las fertilizaciones, teniendo como referente las cantidades utilizadas por los agricultores de la zona. Se iniciaría con subdosis que se incrementarían según las respuestas de las plantas en términos de coloración de hojas, crecimiento y especialmente la percepción (de conjunto de la planta) de que tenían un desarrollo sano y no forzado por la fertilización. Esto con el fin de favorecer el acoplamiento estructural (del que habla Maturana) que se daría entre plantación – clima – malezas y suelo. Si la plantación se desarrolla en co-evolución con las transformaciones del medio (gatilladas por el manejo) y en congruencia con el 47 clima, sería de esperar que estuviera más defendida de las variaciones climáticas, especialmente de los períodos largos de sequía que se presentan en la zona.42 8. Se haría incorporación de estiércol de ganado (recogido de la finca donde estaba localizado el lote en alquiler) en cada hueco con el fin de mejorar las condiciones de fertilidad iniciales, ya que el lote tenía un precedente de pastoreo extensivo permanente de más de 60 años y mostraba vegetación propia de terrenos degradados.43 9. Se debía tener flexibilidad con el fin modificar las estrategias con posibilidad de hacerlo, según el estado de la población vegetal. 10. Se harían algunas líneas sencillas (de un solo surco, sin arreglo en tresbolillo) para mirar problemas posteriores en relación a distancias de siembra y volcamiento de las plantas44. Y se harían algunos surcos con aporque para compararlos con los restantes45. 11. Los costos de producción se deberían reducir sustancialmente en comparación con los cultivos comerciales de la zona. 42 Esto equivaldría a la noción de aprendizaje en los animales. En las plantas el aprendizaje del medio se expresaría en el tamaño y constitución de sus estructuras botánicas que condicionan sus procesos fisiológicos. Un agricultor me explicaba hace mucho tiempo que no abonaba el café con fertilizantes químicos porque las plantas se “acostumbraban mal” y cuando no tuviera con qué comprarlo no cosechaba nada y además las plantas se ponían feas. Por supuesto esta afirmación causaba hilaridad en mis estudiantes de Extensión Rural, formados en la subvaloración de las ideas campesinas pero me servía de ejemplo para que se hicieran concientes de ellas y suspendieran sus risas burlescas. 43 Presencia dominante de Paspalum sp., gramínea más apropiada para el engramado de canchas de fútbol que de alimentación para ganado mayor, por su porte pequeño y cubrimiento denso del suelo. Posiblemente la única gramínea capaz de crecer en esos suelos compactados y degradados en su fertilidad. El rastrojo estaba compuesto de arbustos colonizadores. 44 Los agricultores piensan que las plantas deben acompañarse unas con otras en doble surco para sostenerse mutuamente cuando llegue la cosecha y evitar el volcamiento producido por el peso de la fruta. 45 Es una práctica muy costosa porque se hace manualmente. Las condiciones de ladera impiden cualquier mecanización con animales o minitractores cuando el cultivo ya está establecido. Los precios que se pagan al productor tampoco permiten incremento de costos por actividades extras al sistema de cultivo establecido por la mayoría de los agricultores. 48 12. El criterio de evaluación de los estados del medio, sería la velocidad de crecimiento de las malezas y su expresión en biodiversidad. En los estados del cultivo se emplearían el grosor del tallo y de las hojas y coloración. No se tomarían medidas cuantitativas sino al final de la cosecha. 49 ALGUNOS RESULTADOS Hoy, cuando el cultivo tiene entre 10 y 15 meses46 se pueden mostrar algunos resultados, aunque es todavía muy prematuro para hacer evaluaciones sobre los efectos del sistema de cultivo en los rendimientos. Veamos algunas de las observaciones que se han realizado 1. El hoyado47 efectuado en distintos estados climáticos, entre abril y agosto de 2008, no tuvo impacto diferencial sobre el prendimiento. Cercano al 100 %, y uniforme, coincidiendo con las observaciones de Dixon. Tampoco se observaron diferencias en el prendimiento si la siembra se realizó inmediatamente después de la apertura del hueco o a la semana. La observación mas interesante que se hizo en esta fase, mostraba que aún cuando el suelo estuviera extremadamente seco en el momento del hoyado, varios días después la pequeña porción de suelo mullido que quedaba dentro del hueco tenía humedad suficiente para favorecer el prendimiento, al que llamé “efecto aljibe” por comparación con lo que sucede en los pozos o aljibes tradicionales que abastecían de agua los hogares rurales cuando no existían acueductos. Aunque ahora creo más bien que esa humedad provenía de las brisas de la zona protegida en el hoyo de la rápida evaporación 46 Ya que se sembró escalonado debido a múltiples dificultades relacionadas con la consecución de la semilla y la organización del trabajo en el lote, lo que trajo ventajas al observador y reorientaciones de algunas actividades sobre la marcha como la aplicación del estiércol en cada hueco que se suspendió cuando empezó a mostrar un ataque importante de larvas comedoras del cogollo de las plántulas recién sembradas. El último fragmento del lote que se sembró sin estiércol, en el lenguaje de Leobardo mi ayudante de cabecera, “no nos va a dar ninguna lidia”. 47 con la nueva máquina construida (Ver foto) 50 por los vientos y la radiación solar, también como lo hacía la impronta en las observaciones de Dixon. 2. Las plantas empezaron a crecer desde las tres semanas después de sembradas y a pesar del color verde - pálido ya que no se programaron fertilizaciones hasta 2 meses después. Esta situación colmó de optimismo al observador, ya que según los especialistas el sitio (1550 msnm) era alto para piña48. 49 Hoyador motorizado para la siembra a chuzo, un producto de la investigación . Fotografía de Oscar Herrera, 2008 3. A pesar de los bajos niveles de fertilizantes los colores pálidos fueron disminuyendo con el paso del tiempo, según creo por el efecto acumulado de las 48 Había hecho la reflexión de que el Cañón poseía suficiente radiación solar que neutralizaría la altura y hasta el momento parece válido. Habría que esperar la situación que se genere en el tamaño y calidad de las frutas y especialmente en el efecto de sancochamiento del fruto que se provoca por las diferencias muy grandes entre las temperaturas nocturnas y diurnas. 49 En la actualidad el profesor Oscar Chaparro de la Universidad Nacional de Colombia, Sede de Palmira investiga con mi asesoría y la de Oscar Herrera, el modo de perfeccionar el diseño para colocarlo al “alcance” de los pequeños agricultores. Mi prototipo fue construido con partes de un equipo descontinuado en el mercado y no está patentado….aún. 51 fertilizaciones y las transformaciones del medio (suelo en un sentido físico – químico - biológico) influidas por el manejo de malezas y el ciclaje de nutrientes que provocan.50 Aunque debo confesar que cada visita (una vez por semana) cambia mi percepción global sobre la situación del lote, que interpreto siguiendo a K. Lorenz como oscilaciones en mi estado de ánimo provocadas por la carga de los prejuicios de los recuerdos de as observaciones de la semana pasada al encontrarse con lo que estoy creyendo como real. Pero como renuncié a la objetividad per se, valoro que el juego de las observaciones tenga esas oscilaciones que de alguna manera reflejan mi capacidad autocrítica que se autocritica. Mencionaré algunos aspectos relevantes en el momento: COMPARACION DEL ESTADO DE LA PARCELA AL COMIENZO DEL CULTIVO Y EL ESTADO ACTUAL. Sobre el comportamiento del indicador “malezas”. El proceso del cultivo parece haber disparado una transformación en el medio que se puede percibir por el incremento en la diversidad de la vegetación que acompaña el cultivo (y que aquí se ha denominado hasta el momento “malezas”) y en el incremento de la frecuencia de las limpiezas. Si se mira la foto siguiente, tomada en el borde del piñal, se observa el estado inicial de la grama en las condiciones existentes en la generalidad de la superficie de la finca. El suelo se ve descubierto por lo menos en 40 %. Y en la foto siguiente se observan -al fondo del piñal- los arbustos colonizadores que luchan por conservar las 50 Por el modo como se ejecuta con la guadaña el corte de las malezas en las calles (de arriba hacia abajo), se acumulan en la parte superior del surco de cultivo, creando sitios de concentración de procesos de reciclaje e incrementos de los contenidos de humedad. 52 condiciones favorables a la vida en ese nano-fragmento del planeta. Situación que los agricultores llaman potrero “enrastrojado”. Como un indicador del estado de Estado inicial de la gramínea Paspalum sp. en el lote que se iba a dedicar al cultivo. Fotografía de Oscar Herrera. 2009 Al fondo, rastrojos de vegetación colonizadora dominante en la finca donde se realizó la experiencia. Fotografía de Oscar Herrera. 2009 53 En algunos momentos el crecimiento de las “malezas”, excedió la capacidad de respuesta de la organización productiva para manejarlas. Fotografía de José Otocar Reina B. degradación inicial de los suelos se observó que la primera limpieza “entre matas” después de la siembra de la piña se realizó sólo a los tres meses de limpiar los surcos donde se sembrarían las semillas dada la rata mínima de crecimiento de las malezas. Y la primera limpieza en las calles con guadaña se realizó casi seis meses después de la limpieza del rastrojo. Hoy, el tiempo de limpieza en las calles se ha reducido a 2 meses y medio, siendo un tiempo demasiado largo para algunos sitios del lote. Situación similar ha ocurrido con la limpieza “entre matas”, aunque con el aumento de tamaño de las plantas de piña, debido al “cierre” de la plantación empieza a disminuir la necesidad de las limpiezas, expandiéndose el lapso entre ellas. Como se observa en la foto siguiente, el volumen de la biomasa agregada al suelo es grande y al decir del guadañador, quien “raspa” entre las calles 54 superficialmente unos centímetros con el disco de trabajo cuando hace la limpieza, el suelo ahora es mas blando y fácil de trabajar. Biomasa seca en distintos grados de descomposición al borde de los surcos Fotografía de Oscar Herrera Sobre los estados de humedad del suelo. A más de un año de iniciar el experimento, la ausencia de drenajes en el lote no parece haber generado algún efecto sobre la plantación. No se ha observado en ningún momento señales de escorrentía superficial por incapacidad de absorción de agua del suelo. Tampoco la plantación ha mostrado deficiencias de humedad. En un muestreo realizado con un sensor TDR después de tres semanas secas (con acumulado semanal de 7 mm en promedio), con antecedentes de dos meses con 21 mm de acumulado semanal), mostró niveles de humedad entre 26 y 32 % en el suelo, estando los 55 valores mayores en el borde de los surcos (que reciben el acumulado de malezas) y los menores en las calles (que tenían 15 días de haber realizado la última limpieza). Estos valores fueron consistentes incluso en sitios que por la configuración de la ladera se pensaría a priori que deberían tener menores contenidos de humedad. Lo anterior estaría indicando buena distribución de la humedad en todo el lote que no ocurre en la ladera cuando la preparación del suelo es masiva. En una zona cercana con un régimen pluviométrico similar y después de un periodo seco, en un piñal joven manejado con el esquema de cultivo limpio realizado con movimiento del suelo con palas, se llegaron a tener observaciones muy frecuentes de 9 % de humedad con el mismo sensor. La ausencia de drenajes en los lotes de cultivo de piña trae ventajas ambientales en la medida que se regula la extracción de agua hacia las micro -vertientes que drenan de la cordillera hacia el mar. También le permite al agricultor tener mayor área útil para la plantación. COMPARACION DE LOS ESTADOS DE LA PLANTACION AL COMIENZO DEL CULTIVO Y EL ESTADO ACTUAL. Sobre el comportamiento de los indicadores “coloración, crecimiento y percepción global de las plantas”. La plantación en su conjunto ha crecido más lentamente que las plantaciones establecidas “a todo costo” por agricultores adinerados o con respaldo de socios inversionistas. Pero pareciera que las plantas estuvieran co -evolucionando con las transformaciones ocurridas en el medio. El color ha ido oscureciendo con el 56 paso del tiempo en conexión con las aplicaciones bajas de fertilizantes químicos51. Hay franjas del lote que expresan ritmos de crecimiento más lentos que coinciden con los ritmos más lentos también de las malezas. En algunos de estos sitios se ha aplicado mayores dosis de la fertilización, para mirar la respuesta de las plantas y obtener algunas conclusiones en relación al ritmo de crecimiento si tuvieran el manejo de los lotes a “todo costo”. Las plantas respondieron de inmediato, mostrando síntomas de sobre fertilización. Pero el deseo de conocer las consecuencias de la estrategia de promover el acoplamiento estructural con el medio en los procesos mutuos de transformación, a través del tiempo, ha sido más fuerte que el deseo de admirar la evolución de las plantas con estrategias que introduzcan mayor artificialización. La aplicación de estiércol de ganado bovino en el hueco antes de la siembra en una tercera parte de la plantación, fue contraproducente. Además de la presencia del insecto cogollero generó poco “agarre” de las plantas al suelo, un indicador del desarrollo profundo de las raíces52. Las plantas crecieron más lentamente, siguieron expresando debilidad del agarre por varios meses y síntomas de amarillamiento leve en un periodo seco que se presentó a fines de 2008; aunque con el tiempo un porcentaje importante se recuperó, se introdujo mucha 51 Al inicio, 10 cm3/planta de una solución de 5 kg de urea, 2 kg de DAP, 2 kg de Sulfato de potasio y menores, disuelta en 200 litros de agua, que se ha incrementado hasta 50 cm3, paralelo al crecimiento de las plantas; nivel en el que se encuentra en el momento y que no se pretende aumentar. Dosificación que se aplica cada mes con un equipo desarrollado para tal fin que permite a un operario aplicar la fertilización a 12000 plantas/día, con la ayuda de un operario. En la actualidad se está probando la sustitución de los abonos más costosos con vinaza. 52 En el vivero, cultivado para tener un referente para comparar con los lotes de cultivo de Orlando sembrados a chuzo, habíamos observado que las bolsas con mezclas de suelo nativo con gallinaza, las raíces eran muy finas y poco profundas. 57 desuniformidad en el lote. Parece que al momento de la siembra fuera conveniente permitir a la planta desarrollar su potencial de exploración del medio en lugar de facilitarle las cosas, a excepción de unas mínimas condiciones que requiere para el “arranque”. En forma similar a lo que ocurre con la crianza animal, se trataría de asumir una actitud de “proteger ayudando cuando es necesario” pero sin caer en la “sobreprotección” que anula e incapacita, permitiendo por lo tanto que pueda expresar el potencial para lograr el acoplamiento estructural con el medio. A continuación se presentan cuatro fotos tomadas en el mismo sitio pero en momentos distintos. Además de mostrar el desarrollo de las plantas que es el objetivo principal de traerlas al texto, se pueden observar estados de las “malezas” unos 15 días después de la limpieza en la primera foto y en distintos momentos de crecimiento, cuando aún faltaba tiempo para tomar la decisión de “limpiar” con guadaña, en las otras. Septiembre 27 2008 Sept 27 -08 (siembra 12 abril) (5 y medio meses) 58 Febrero 21 2009 (10 meses 9 días) 14 de marzo 2009 (11 meses) 59 30 de mayo 09 (13 meses) Las fotos anteriores muestran que el cultivo de la piña cuando se hace en el esquema de siembra a chuzo o mínima labranza (que para nuestro caso fue motorizado) y respetando los procesos de acoplamiento estructural de la plantación con el medio, respeto53 que no es otra cosa que nuestro propio 53 sin sobre-fertilizar, con “malezas” manejadas sin movimiento de la capa superficial del suelo y entregando periódicamente materiales nutricionales para las múltiples formas de vida que se pueden desarrollar por los subproductos del trabajo realizado por bacterias aeróbicas y hongos que posibilitan la nutrición de otras formas de vida del suelo que a su vez posibilitan la nutrición de otras formas de vida en ciclos conectados y acoplados estructuralmente, para que sus subproductos favorezcan el crecimiento y desarrollo de la población cultivada que se integra estructuralmente al medio de cultivo, para favorecer a los humanos que se integran a ese medio, cuando se vuelven agricultores. 60 acoplamiento estructural con aquello que se llama cultivo cuando actuamos como agricultores, se gatillan cambios en la plantación y en el medio de cultivo que no generan interacciones destructivas en los acoplamientos estructurales entre los dos. Por el contrario, le permiten a la plantación el desarrollo de los cambios estructurales de su ontogenia sin llegar al estancamiento que producen el estado de fotosíntesis inútil que se expresa en el problema regional denominado amarillamiento; y al medio de cultivo, el mejoramiento de las condiciones globales que favorecen el desenvolvimiento de las formas de vida que permiten el desarrollo de otras formas de vida. 61 BIBLIOGRAFÍA DEFFONTAINES, J. P. La Agronomía ciencia del campo. El campo, lugar de la interdisciplinariedad: De la ecofisiología a las ciencias humanas. Trad. Gladys Conde In: Agronomie, 11: 581-591 (1991). DIXON, R.M. 1983. Land imprinting for controlling infiltration and desertificatión process. American Society of Agricultural Engineers. Paper No. 83 – 2514, 15p FONTÚRBEL Francisco. http://www.biologia.org/?pid=5000&page=0&id=32 Consulta: noviembre 2006. GOMEZ, Byron y JIMENEZ, Heriberto. Trayectoria de los sistemas de cultivo de ananas Ananas comosus (L.) 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