Estado de la desnutrición infantil en la región: razones

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Estado de la desnutrición infantil
en la región: razones para
erradicarla
José Graziano da Silva
Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) en América Latina y el Caribe
A pesar de las buenas condiciones de crecimiento registradas en la región durante estos últimos cuatro años, que ha experimentado en promedio un crecimiento anual de 3.3 por ciento, existen 194
millones de pobres, que equivalen al 36,5 por ciento de la población de la región y 13,4 por ciento se
encuentran en condiciones de extrema pobreza. Pese a la mejora, la región aún no logra acercarse a
las cifras de 1980, cuando el número de pobres ascendía a 136 millones de personas, de las cuales 62
millones eran indigentes.
Producto de estos avances, la región se encuentra positivamente encaminada en su compromiso de
disminuir a la mitad para el año 2015 la pobreza extrema vigente en 1990, de acuerdo con la meta
señalada en el primer Objetivo de desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas (ODM). A la fecha,
cuando ha transcurrido 68 por ciento del tiempo para cumplir el primer Objetivo de Desarrollo del
Milenio, América Latina muestra un avance de 87 por ciento.
A pesar de esto, el comportamiento de los países en la región ha sido diverso. Un grupo de países
(Brasil, Chile, Ecuador y México) ya ha alcanzado la meta. Otro grupo, compuesto por Colombia, El
Salvador, Panamá, Perú y Venezuela, presenta un avance mayor a lo esperado para el 68 por ciento del
tiempo transcurrido. Argentina, Bolivia, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Uruguay no han pasado la
mitad de la meta, además de reflejar un bajo margen de avance en la reducción de la pobreza rural.
Por otra parte, la región de América Latina continúa siendo la más desigual del planeta, con una elevada tasa de inequidad de la distribución del ingreso, agravada por una ineficiente estructura redistributiva de las riquezas. El 10 por ciento más rico de la población de América Latina y el Caribe se queda
con el 36 por ciento del ingreso total, mientras que el 40 por ciento más pobre sólo recibe el 14 por
ciento de dicho ingreso. Es decir, el ingreso medio por persona de los hogares más ricos es 19 veces
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José Graziano da Silva
La región evidencia una importante disminución de la pobreza y del hambre de forma continuada
desde 2002, tras superar un retroceso de las cifras a finales de la década de los noventa, durante la
cual la tasa de indigencia llegó a 19 por ciento. En el último año analizado salieron de la pobreza 15
millones de personas y diez millones dejaron de ser indigentes. En términos porcentuales, la pobreza
total bajó 3,3 por ciento respecto de 2005, mientras que la proporción de indigencia descendió dos
puntos porcentuales.
Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en América Latina y el Caribe
El presente trabajo, elaborado en el marco de la Conferencia Regional
Ministerial “Hacia la Erradicación de la Desnutrición Infantil en América
Latina y El Caribe”, busca dar una perspectiva de la situación del hambre y la pobreza, con particular énfasis en Latinoamérica y el Caribe, así
como describir brevemente el contexto favorable que vive hoy la región
para avanzar en esta materia.
mayor al del 40 por ciento de los hogares más pobres. El índice de
Gini permite medir la desigualdad en la distribución del ingreso y
el consumo. Según datos del Banco Mundial, desde la década de
los setenta hasta los noventa, la desigualdad en América Latina y el
Caribe fue superior en diez puntos respecto de Asia; en 17,5 puntos
respecto de los treinta países de la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económico (OCDE) y en 20,4 puntos respecto de Europa Oriental.
Lo anterior se traduce, por ejemplo, en que la inequidad en el país
menos desigual de la región (Uruguay) es superior respecto al país
más desigual de Europa Oriental y de los países industrializados. A
pesar de que la realidad es diversa en cada uno de los países, el nivel
de la desigualdad en la región se ha mantenido casi sin cambio, aunque países como Brasil, México y Chile presentaron en los últimos
años una leve disminución en las cifras nacionales.
Lo anterior se explica, entre otras causas, por un elevado y persistente perfil de desigualdad en el acceso a la propiedad de la tierra.
Otro factor importante es una política fiscal que tiene impacto muy
débil sobre la redistribución de los ingresos. Por otra parte, para
una efectiva promoción de la inclusión social en América Latina y el
Caribe, es necesario dar una mayor atención a las áreas rurales.
Avances y retrocesos en el combate al
hambre
Cifras preliminares de la Organización de las Naciones Unidas para
la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que a 2004, la población mundial que padece hambre asciende a aproximadamente 860
millones de personas, de las cuales la gran mayoría se encuentra en
los países en desarrollo (830 millones). Hasta el momento, el África
Subsahariana es la región con mayor prevalencia de la subnutrición,
donde una de cada tres personas está privada de acceso a una alimentación suficiente (FAO 2007).
Por otro lado, si bien América Latina y el Caribe han logrado avances importantes desde el período 1990-1992 (Cuadro 1), aún queda
un largo camino por recorrer hacia el cumplimiento de los ODM y,
especialmente, hacia la meta establecida en la Cumbre Mundial de
la Alimentación de 1996 (CMA), hechos en los que se profundizará
a continuación.
Según las cifras más recientes, la región produce alrededor de 30
por ciento más de los alimentos que se necesitarían para alimentar
a todos sus habitantes. Sin embargo, el problema del hambre aún
persiste, afectando aproximadamente a 52 millones de personas,
de las cuales nueve millones son niños menores de cinco años. Estas cifras confirman que el hambre no es en primera instancia un
problema de producción u oferta, sino que está relacionada, sobre
todo, con los ingresos. Para los campesinos, el acceso a alimentos
está determinado en gran medida por el precio que obtienen por
sus productos.
La FAO calculó que a nivel mundial se dispone de suficientes recursos naturales y capacidades para garantizar la seguridad alimentaria
de 12 mil millones de personas. Sin embargo, no es allí donde se
encuentra el problema. El hambre es en gran medida consecuencia
de causas estructurales.
Cuadro 1
Magnitud de la subnutrición en países en desarrollo y América Latina y el Caribe
1990-1992
Región / País
2002-2004
Población subnutrida
(millones)
%
Población
subnutrida (millones)
%
823,1
59,4
20,0
13,0
830,0
52,1
17,0
10,0
América del Norte (México)
4,6
5,0
5,3
5,0
América Central
Caribe
5,0
7,7
17,0
27,0
7,5
6,8
1,0
21,0
Países en desarrollo
América Latina y Caribe
Fuente: FAO 2007 (cifras preliminares para 2002-2004).
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La región de América Latina y el Caribe registra progresos en los indicadores de seguimiento relacionados con el hambre, pues tanto
la subnutrición, como la desnutrición global (ambos indicadores de
referencia para los ODM) y la desnutrición crónica infantil han mejorado a nivel regional. Sin embargo, estas cifras globales esconden
enormes diferencias, fiel reflejo de las desigualdades sociales y económicas entre y dentro de los países. En este sentido, hay países
que han mejorado notablemente en los tres indicadores anteriormente mencionados, mientras que existe otro grupo de países que
han empeorado. En términos generales, los países de la región, con
la excepción de Haití, mejoraron considerablemente durante los
años setenta y ochenta, pero a partir de los noventa se redujo el
ritmo de progreso y en varios casos nacionales incluso se ha visto un
retroceso (especialmente en varios países de Centroamérica). Perú,
Chile, Brasil y Cuba, en cambio, muestran notables progresos en los
últimos años.
En los últimos quince años, en América Latina y el Caribe se redujo
en siete millones (3 por ciento) el número de personas subnutridas,
pasando del 13 por ciento de la población en 1990 al 10 por ciento
en 2004, aproximándose como región hacia el cumplimiento del primer ODM (6,7 por ciento de subnutrición para 2015). Sin embargo,
el compromiso adquirido por todos los países de la región durante
la Cumbre Mundial de la Alimentación en 1996, de reducir a la mitad
el número de personas hambrientas, se encuentra todavía bastante
lejos. Si las tendencias actuales de reducción de subnutrición y de
crecimiento poblacional se mantienen, para 2015 se espera tener en
América Latina y el Caribe cerca de 41 millones de subnutridos. El
objetivo fijado durante la Cumbre fue de 30 millones.
Existen países (y sub-regiones) en los que se han registrado pocos o
nulos progresos en reducir la subnutrición. Entre estos países destacan algunos de América Central. La mayor incidencia del hambre
y la desnutrición se encuentra en las áreas rurales,1 especialmente
en las zonas montañosas y marginales de Centroamérica y el área
andina, lo que afecta principalmente a los segmentos más vulnerables (niños, mujeres y ancianos) de los grupos indígenas y afrodescendientes (CEPAL 2004; CEPAL/PMA 2007).
La insuficiencia permanente de alimentos en cantidad y calidad
adecuadas para satisfacer las necesidades energéticas de toda la
población es patente sólo en Haití. La falta de acceso encuentra
su manifestación más grave en la desnutrición infantil. De las dos
formas que asume, bajo peso o baja talla para la edad, el retardo
del crecimiento es particularmente importante en los países de la
región, debido tanto a su mayor incidencia como a la irreversibilidad
de sus efectos negativos sobre el desarrollo de los individuos y de la
sociedad.
Momento económico favorable
La región atraviesa por un momento económico favorable, con un
crecimiento sostenido en cinco años en la mayor parte de los países.
El promedio regional anual de crecimiento del ingreso por habitante
fue de 3 por ciento, con una importante reducción de la indigencia,
una recuperación de lo social y del papel del Estado como garante
de unos derechos mínimos para todos (salud, educación, alimentación), una institucionalización funcional y democracias crecientes.
Este contexto regional presenta condiciones únicas para reducir
drásticamente la profunda brecha económica y social que nos ha
afectado secularmente. Para encontrar un período en el que el PIB
por habitante de la región muestre un crecimiento sostenido superior al 3 por ciento habría que remontarse cuarenta años atrás, a
fines de los años sesenta y principios de los setenta.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL), en el período más reciente, varios factores han influido en
el crecimiento económico de América Latina. Entre ellos, vale la
pena señalar:
1) El mantenimiento del superávit de la cuenta corriente en un 0,7
por ciento;
2) Una nueva mejora en los términos de intercambio, de alrededor
de 2,6 por ciento;
3) La continuidad del saldo positivo de las cuentas fiscales;
4) El desempleo decreciente en torno al 8 por ciento; y
5) La expansión de las reservas internacionales y la reducción de la
deuda externa como porcentaje del PIB.
En el escenario actual de crecimiento, un porcentaje importante de
las economías de la región ha registrado un aumento importante
en los ingresos fiscales, con un promedio regional del 20 por ciento
respecto al producto interno bruto (PIB). El año 2007 presentó un
aumento anual del 0,4 por ciento. Lo anterior ha generado como
consecuencia que los Gobiernos se permitan aumentar de manera
considerable el gasto público, con un promedio regional que alcanza
el 20,4 por ciento, aunque con excepciones. Países como El Salvador,
México y Paraguay registraron una disminución del gasto público. A
pesar de este positivo aumento del gasto fiscal, la carga tributaria
de los países y de la región continúa siendo escasa comparada con
otros países desarrollados.
1
Aunque debido a la elevada tasa de urbanización de la región en su conjunto, cada vez hay más personas hambrientas en las áreas urbanas y, en algunos países, las cifras de
subnutridos y desnutridos de áreas urbanas han sobrepasado ya a las de áreas rurales.
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Finalmente, el desafío de los países es mantener el dinamismo en el
crecimiento económico, utilizar la política fiscal para aplicar políticas
que reduzcan la vulnerabilidad a impactos externos y traducir dicho
crecimiento en mayor efectividad en la reducción de la pobreza, la
indigencia y la desigualdad. De esta manera podrán darse sinergias
positivas entre el crecimiento y la estabilidad económica, por un
lado y el combate al hambre y la desnutrición, por el otro.
1) Transferencias de ingresos combinadas con asistencia alimentaria
y educación nutricional;
2) Conexión de la agricultura familiar con programas de ayuda alimentaria;
3) Políticas de abastecimiento nacional y local;
En el contexto del crecimiento sostenido, una renovada preocupación de los Estados por los derechos y garantías sociales y la urgencia de erradicar el hambre y la pobreza de la región, surgen espacios
de trabajo y sinergias entre distintos organismos involucrados y con
responsabilidades en el tema. Aparecen propuestas de actuación
conjunta entre la FAO y el PMA en la región, que podrán materializarse de contar con la voluntad política y el esfuerzo de todos. Algunas de estas actuaciones conjuntas son:
4) Fortalecimiento de capacidades locales de respuesta a emergencias alimentarias;
5) Seguimiento y análisis de la situación (SAN)
6) Promoción: erradicar el hambre como condición para conseguir
la cohesión social.
Referencias
Dirven M.
2004. “El empleo rural no agrícola y la diversidad rural en América Latina.” Revista de la CEPAL 83 (agosto): 49-69.
http://www.cepal.org/publicaciones/xml/1/15451/lcg2231e.pdf#page=48, accedido el 21 de junio de 2008.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
2004. Desarrollo productivo en economías abiertas. Santiago de Chile: CEPAL.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe / Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (CEPAL/PMA).
2007. El costo del hambre: análisis del impacto social y económico de la desnutrición infantil en América Latina (resultados del estudio en Centroamérica y República Dominicana). Santiago de Chile: CEPAL.
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
2007. “Food Security Statistics.”
http://www.fao.org/faostat/foodsecurity/index_en.htm, accedido el 21 de junio de 2008.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
2008. “Policy Brief: Agricultural Policy Reform in Chile” (marzo).
http://www.oecd.org/dataoecd/16/32/40268283.pdf, accedido el 21 de junio de 2008.
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