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RECOMENDACIÓN NOVIEMBRE 2015
AUTOPSIAS FORENSES Y CLÍNICAS
La palabra autopsia etimológicamente proviene del griego y significa “ver con los
propios ojos”. Con ello se quiere expresar la serie de investigaciones que se
realizan sobre el cadáver, encaminadas al estudio de las causas de la muerte,
tanto directas como indirectas.
Existen dos clases de autopsia: judicial y clínica. La primera, que se denomina
médico-legal y la segunda que suele denominarse necropsia. Habiendo claras
diferencias entre ellas como podremos observar.
a) Autopsia Médico-legal, judicial o forense:
Se define así al conjunto de actos científicos - técnicos que contribuyen a la
investigación judicial de los procedimientos iniciados a consecuencia de: muertes
violentas o sospechosas de criminalidad, muertes en las que no se ha expedido el
certificado de defunción o aquellas en las que se reclame una responsabilidad
profesional sanitaria.
Por tanto la autopsia médico legal no se parece a las practicadas en los hospitales.
Difiere por su objeto y su técnica
La autopsia médico-legal constituye una de las diligencias de mayor trascendencia
entre las propias de la actividad médico-forense. Revelando al médico legista la
verdadera causa de la muerte. Definiendo sobre todo si la muerte fue natural o
violenta y si se trata de un suicidio, un homicidio o un accidente.
- Se realiza por orden judicial. En todos los casos de muerte violenta (homicidio
culposo o doloso, suicidio, accidente, lesiones seguidas de muerte) y en los casos
de muerte por causas dudosas de criminalidad o sospechadas de
criminalidad; se puede incluir en estos últimos a la mala praxis en grado de
averiguación.
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- No es necesaria autorización ni forma de consentimiento de persona alguna
–familiar o deudos- para la realización de estas autopsias, que son realizadas por
los médicos forenses en la morgue judicial.
b) Autopsia Clínica o Necropsia:
- Es aquella que se lleva a cabo DENTRO DEL ÁMBITO HOSPITALARIO por
solicitud o pedido debidamente fundado (no orden) de profesionales de un
determinado servicio, siendo efectuadas por los médicos especialistas en Anatomía
Patológica.
- Es aquella con la que en un pasado no muy lejano nuestros maestros en la
medicina solían poner el corolario a un apasionante ateneo hospitalario.
- Práctica que como vemos globalmente ha caído en desuso. Se le atribuyen
motivos económicos (costo de materiales, preparados, tinciones, etc.), falta de
personal entrenado, el avance de los métodos diagnósticos que en muchos casos
ha revelado las causas de muerte. Y para qué negarlo, un consejo médico legal
que desalienta su uso, al poder poner en evidencia una causa de muerte diferente
a la que se presumía o a la que se estaba tratando al paciente.
- Se puede definir como el conjunto de actos científico-técnicos que contribuyen en
la investigación de muertes en las que las que el estudio clínico no ha sido
suficiente para establecer el diagnóstico de la enfermedad causante. También
puede realizarse cuando existe un interés científico en conocer otros aspectos del
proceso que puedan ayudar a la comprensión de la enfermedad causante.
- Según el American College of Pathologist las situaciones en las que estaría
indicada la práctica de la autopsia clínica son:
1. Muertes en la que la autopsia pueda contribuir a la explicación de las
complicaciones médicas surgidas.
2. Todos los casos en los que la causa de la muerte o el diagnóstico principal no
sea conocido con seguridad razonable.
3. Todos los casos en los que la causa de la muerte pueda aportar a la familia o a
la sociedad en general datos de importancia.
4. Muertes no esperadas o inexplicables tras procedimientos diagnósticos o
terapéuticos, sean médicos o quirúrgicos.
5. Muertes de pacientes que han participado en protocolos hospitalarios de
investigación.
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6. Muertes aparentemente naturales no esperadas o inexplicables, no sujetas a la
jurisdicción forense.
7. Muertes por infecciones de alto riesgo y enfermedades contagiosas.
8. Todas las muertes de posible origen obstétrico.
9. Todas las muertes perinatales o infantiles precoces
10. Muertes por enfermedad ambiental o laboral.
11. Muertes de donantes de órganos en vida en los que se sospeche la existencia
de alguna enfermedad que pueda repercutir en el receptor.
12. Muertes ocurridas en las primeras 24 horas tras el ingreso en un hospital.
13. Muertes que pudieran estar influidas por una estancia
Como regla general, los familiares o deudos del fallecido deben brindar su
consentimiento expreso, previamente a la práctica de la autopsia hospitalaria.
Para evitar riesgos legales esa autorización debe constar en dos lugares: la
historia clínica y el formulario de solicitud de autopsia
Desde 1969, año en el que la ex Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires
sancionó el decreto N° 7.436/69, donde quedó establecido en el primer párrafo del
artículo 2° que para poder practicarse este tipo de autopsias se debe contar con:
“(...) El consentimiento expreso de los deudos”, salvo en los casos
enumerados en los incisos a), b) y c) del mismo artículo, que señalan:
a) “Cuando razones de diagnóstico dudoso o incierto la hagan necesaria”.
b) “Cuando el deceso se haya producido como consecuencia de una enfermedad
infectocontagiosa”.
c) “Cuando exista orden judicial que disponga la autopsia de un cadáver, éste
deberá ser remitido a ese efecto a la Morgue Judicial”.
Estas salvedades o motivos de excepción de los incisos a) y b) generan
controversias en los profesionales.
Ahora bien, aun con la intención de aplicar estrictamente la excepción de
consentimiento normada en los incisos a) y b) del artículo 2º, se deberían tener en
cuenta los considerandos siguientes:
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1) En el inciso a), cuando se expresa “razones de diagnóstico dudoso o
incierto” debe interpretarse que se trata de una duda o incertidumbre de carácter
eminentemente científico-diagnóstico, y que el médico solicitante de la autopsia
lo hace a fin de establecer a través de sus hallazgos el grado de correlación
existente con el diagnóstico clínico.
Si se trata de una duda acerca de la probable causa de la muerte, el caso se
transforma en una muerte de causas dudosas de criminalidad ya que,
precisamente, la existencia de esa duda no científica sobre las causales del
deceso admitiría tácitamente la probabilidad de delito al no permitir
descartarlo. Así planteado el caso, se debe requerir necesariamente intervención
policial. No hay obligación de consentimiento alguno.
2) Existencia de códigos de fondo y leyes nacionales con jerarquía jurídica
superior a decretos y ordenanzas de orden municipal, con preceptos que avalan
el consentimiento familiar para la práctica de la autopsia hospitalaria, aun en
casos de duda diagnóstico-científica (artículo 2º, inciso a) o casos de decesos
“como consecuencia de enfermedades infectocontagiosas” (artículo 2º, inciso b).
Fundamentos médico-legales
Excepto en los casos de autopsias judiciales, el consentimiento previo
expreso de los familiares o deudos del fallecido es condición ineludible para la
práctica de las autopsias asistenciales en los ámbitos hospitalarios. Quienes
pueden disponer sobre el destino del cadáver son exclusivamente los deudos,
entendiéndose como destino del cadáver su inhumación, cremación, donación,
ablación y práctica de autopsia.
Jurídicamente el cadáver no es un “bien patrimonial” porque no es susceptible de
división, y tampoco es una “cosa” en el sentido asignado a ésta por el Código Civil,
cuando en su artículo 2.311 enuncia que “se llaman cosas (...) los objetos
materiales susceptibles de tener un valor”.
En el Código Civil no se encuentran disposiciones acerca de quién sería el “dueño”
o “propietario” del cadáver, salvo cuando es entregado a algún instituto con fines
de enseñanza o de estudio. En estos supuestos, el cadáver sí es considerado una
“cosa” y puede ser objeto de algunos actos ajustados a derecho (por ejemplo,
preparados de anatomía y disección), aunque naturalmente limitados conforme a
su “especial destino y a la moral y las buenas costumbres”, como lo establece
genéricamente su artículo 953.
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Planteada entonces esta situación no prevista en las disposiciones del Código
Civil, se debe recurrir a la aplicación del principio de analogía contemplado en
su artículo 16: “si una cuestión civil no puede resolverse ni por las palabras ni por el
espíritu de la Ley, se atenderá a los principios y leyes análogas; y si aún la cuestión
fuere dudosa, se resolverá por los principios generales del derecho teniendo en
consideración las circunstancias del caso”.
La normativa análoga aplicable a la obtención del consentimiento de los deudos
para la práctica de autopsia hospitalaria, pese a la situación de “salvedad”
expresada en los incisos a) y b) del Decreto 7.436/69 de la ex MCBA, se sustenta
en:
1) Ante la ausencia de una consideración específica en el Código Civil acerca de la
disposición del cadáver de una persona para la práctica de autopsia hospitalaria,
aplicando el principio de analogía, puede remitirse a lo expresado en leyes
nacionales genéricamente como disposición del cadáver. Dicha cuestión se halla
contemplada en la ley 24.193 de Trasplante de Órganos y Materiales Anatómicos,
cuando establece en el artículo 21 que “en caso de muerte natural, ante la
ausencia de voluntad expresa del fallecido (artículo 19), la autorización podrá ser
otorgada por las siguientes personas (familiares)...”. Es decir que quienes tienen
facultad de disponer sobre el cadáver –en este caso para la ablación de órganos–
son los deudos del difunto en el orden establecido entre los incisos a) y h) del
mismo artículo: cónyuge no divorciado o conviviente en no menos de tres años, y
cualquiera de: hijos mayores de 18 años, padres, hermanos mayores de 18 años,
nietos mayores de 18 años, abuelos, parientes consanguíneo hasta el cuarto grado
inclusive y parientes por afinidad hasta el segundo grado inclusive.
2) Aplicando el principio de analogía, el Código Civil y la ley nacional 24.193
tienen jerarquía jurídica superior al decreto 7.436/69 de la ex MCBA.
Como conclusión hay que tener presente que los familiares o deudos del
fallecido deben brindar su consentimiento expreso, previo a la autorización
de la práctica de la autopsia hospitalaria.
Consideramos que este consentimiento debe obrar en dos lugares fundamentales:
a) la historia clínica y b) en el formulario de solicitud de autopsia remitido al
servicio de Anatomía Patológica. En él deben constar mínimamente los datos del
autorizante y su firma debidamente aclarada, siendo de preferencia “de puño y
letra”, incluyendo tipo y número de documento.
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Circunstancias particulares
1) De darse el supuesto de ausencia absoluta de familiares, ya comprobada
durante una internación o bien en el momento de la muerte, y no ser hallados en un
lapso prudencial y razonable, el médico solicitante de la autopsia puede asumir
–si lo desea- la responsabilidad de su pedido. En esta situación, es aconsejable
solicitar previamente la identificación policial.
Consideramos que debe adoptarse igual temperamento identificatorio con un
cadáver de paciente N. N., o de identificación supuesta (se supone sea tal persona)
o incierta.
2) Tratándose de fetos, el consentimiento es privativo de los padres, y si fueran
menores de edad debería obtenerse de un familiar directo de ellos, mayor de edad
y capaz.
3) Tener presente que un caso de averiguación de presunta mala praxis médica (o
sospecha) estará jurídicamente encuadrado como un homicidio culposo desde el
ángulo penal (artículo 84, Código Penal), y que ante ello no debe solicitarse la
realización de autopsia hospitalaria.
Según el PROTOCOLO PARA EL TRATAMIENTO DE CADÁVERES, NACIDOS
MUERTOS, SEGMENTOS Y PARTES ANATÓMICAS EN HOSPITALES DEL
GCBA editado en Mayo del 2014… el proceso para realizar una autopsia clínica
hospitalaria queda explicitado en el siguiente gráfico:
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