Manual de consejos para el cuidado de las platas Contenido Las Plantas ........................................................................................... 3 Consejos para el cuidado de tus plantas ............................................ 3 Formas y tiempos de regarlas las plantas .......................................... 6 Periodicidad del riego..................................................................... 6 Cuándo regar .................................................................................. 7 El método más adecuado .............................................................. 7 Árboles frutales .................................................................................... 9 Consejos ............................................................................................. 13 7 Consejos Para Cuidar Tus Orquídeas ........................................ 13 10 consejos para cuidar tiestos y macetas cuando llega la primavera ......................................................................................... 14 El cuidado de las hojas de las plantas variegadas ....................... 15 El ficus y sus cuidados....................................................................... 16 El ficus, una de las plantas de interior más difundidas ................. 16 Algunos datos útiles para el cultivo del ficus ................................. 17 Poda y plagas del ficus ................................................................... 18 Las Plantas Las plantas son organismos autótrofos, es decir, sintetizan su propio alimento, utilizando la energía del sol, el agua y los nutrientes del suelo. Mediante el proceso de la fotosíntesis transforman la energía solar en energía química y la almacenan en los azucares (carbohidratos). Las células de las plantas se caracterizan por su pared de celulosa y por los cloroplastos, organelos celulares que contienen clorofila, el pigmento verde que lleva a cabo la fotosíntesis. La producción de energía química por las plantas sostiene a la gran mayoría de los organismos en el planeta. Las plantas con sistemas de conducción desarrollados se conocen como plantas vasculares Las plantas se han dividido tradicionalmente en varios grupos: algas, musgos (briofitas), helechos (pteridofitas), y plantas con semilla: cícadas, ginkos, pinos (los tres grupos se consideran gimnospermas). Las plantas con flores (angiospermas) incluyen dos grandes grupos: pastos y palmeras (monocotiledóneas) y magnolias y margaritas (dicotiledóneas). La diversidad de plantas de México es una de las mayores en el mundo, pues se ha calculado que en nuestro país viven alrededor de 18,000 a 30,000 especies de plantas. Del total de especies se calcula que entre 10,000 a 13,000 son endémicas, las cuales se concentran principalmente en las zonas áridas y semiáridas. Consejos para el cuidado de tus plantas A las plantas de interior debemos prestarle atención todos los días para que crezcan sanas y fuertes, y nos hagan sentir satisfechos al mostrar su aspecto lozano y saludable. Es mucho más sencillo cuidar una planta que lo muchos creen, pese a que algunos lleguen a creer que cuidar una planta es engorroso o difícil. No obstante, ocurre que en ocasiones por más que le dediquemos toda nuestra atención o cuidado, ellas no nos muestran su mejor cara. Se marchitan, sus hojas se secan, las puntas se entristecen, las flores apenas duran e incluso se llenan de bichos y plagas que amenazan su vida, y vemos como van muriendo sin saber cómo actuar. Adoptando una serie de indicaciones básicas para estos casos donde nuestras plantas presentan síntomas de descuido o mal aspecto, se podrá poner remedio. Eliminar parásitos Los parásitos irán matando nuestras plantas poco a poco. Nos daremos cuenta de su presencia si encontramos manchas en las hojas, o están deprimidas, recortadas y más débiles. Para quitar los parásitos debemos colocar algunos fósforos clavados cabeza abajo dentro de la maceta. ¿Porque? El azufre que contienen los fósforos irá destruyendo los molestos parásitos sin provocarle ningún daño a nuestro vegetal. Mejorar sus nutrientes A veces las plantas lucen tristes, como si le faltaran vitaminas. En tal caso podemos reforzar la tierra con abono, y no hace falta que lo compremos en el vivero, podemos fabricarlo nosotros mismos mezclando en un recipiente hojas caídas de árboles, césped, café molido usado, tierra y un poco de agua. Esto lo colocaremos sobre la maceta o con la tierra del jardín. Además, podemos introducir un par de clavos de hierro oxidados en la maceta. Para el caso de plantas que posean flores, unas gotitas de aceite de oliva cerca del tallo, donde se hunde en la tierra, serán muy buenos y mejorarán su aspecto. Curar tallos heridos o cortados Si el tallo o parte de la planta presenta algún corte o rasguño, debemos actuar de la siguiente manera. Tomamos un poco de cera caliente (si es de abejas mejor, de lo contrario una vela también puede servir) y con un pincel cubrimos la zona herida. Al endurecerse la cera creara una capa protectora que evitará que el tallo pierda agua por el corte, conservando la humedad. Espantar insectos Los insectos pueden ser mortales para nuestras plantas, o al menos las dañan lo suficiente como para quitarles su color verde característico. Para repeler a los insectos podemos colocar hierbas aromáticas como jazmín, lavanda, sauco, perejil, orégano o albahaca. Quitar pulgones Los pulgones son insectos muy dañinos ya que absorben la savia e impide el crecimiento de las plantas. Para lograr que estos molestos bichos no se posen más sobre nuestro jardín, es suficiente con un chorro de agua con jabón para que caigan al suelo. Aun así, cuando la plaga ya es preocupante, se puede recurrir a elementos más drásticos que se pueden comprar en floristerías, tiendas de jardinería y viveros. Otra opción es crear un insecticida natural con las hojas de plantas que no son alimento de estos bichos, como por ejemplo los crisantemos, el anís, el cilandro o las caléndulas. Para ello se cocinan las hojas de estas especies vegetales y con esto tendremos venenos naturales. Limpiar las plantas Para que su aspecto se mantenga siempre vivo, podemos limpiar e higienizar las plantas de forma cotidiana. Primero hay que quitar el polvo de las hojas, y luego pasar un trapo o una esponja humedecida en agua a temperatura ambiente y secar con un trapo limpio y seco. También se suele llevar a cabo este procedimiento usando un poco de cerveza mezclada con el agua. Otra alternativa muy beneficiosa es sacarlas afuera los días de lluvia durante unas horas y quedarán como nuevas (cuidado de que no sea una lluvia muy fuerte, en el caso de las plantas con flores y hojas delicadas). Si las hojas de las plantas presentan pelusas pequeñas, no se deben limpiar con esponja o un trapo, ya que retiraríamos la pelusa que cumple una función protectora en la planta. En ese caso lo mejor es retirar el polvo con un pincel muy suave. Si la planta está en plena floración, no debemos tocar las flores. Ni siquiera pulverizarlas con agua, ya que en esta etapa son muy vulnerables y delicadas. Formas y tiempos de regarlas las plantas Uno de los factores principales para que las plantas del hogar se mantengan saludables es el riego. Sin embargo, ésta es una tarea difícil de llevar a cabo, ya que hemos de tener en cuenta múltiples factores como, por ejemplo, si son de exterior o de interior. Para evitar resultados negativos sobre nuestras especies, es recomendable conocer la cantidad exacta de agua que éstas requieren, así como el momento y el lugar más adecuado para realizar esta vital labor. Periodicidad del riego Cada ejemplar, dependiendo del tipo que sea, necesita una mayor o menor cantidad de agua, por lo que conviene informarse en el lugar de compra para saber cada cuántos días hay que realizar esta tarea y cuánta cantidad hay que suministrar. No es conveniente regar las plantas de manera automática cada cierto tiempo, sino que antes de hacerlo, es conveniente revisar el estado de la tierra y comprobar si ésta se encuentra más o menos húmeda. En caso de que conserve un pequeño grado de humedad, no hay que excederse en el riego, ya que esto puede ocasionar problemas en la salud de la planta. Lo óptimo es suministrar el agua necesaria y no volver a hacerlo hasta que la tierra esté seca, ya que hacerlo de un modo frecuente y en pequeñas cantidades es perjudicial. No obstante, existen unas reglas generales que cabe conocer sobre la cantidad necesaria. Así, es recomendable regar más a menudo las plantas jóvenes o en fase de crecimiento, las delicadas y de hojas pequeñas y aquellas que estén situadas en algún lugar cálido de la casa, como cerca de una ventana. Asimismo, es conveniente suministrar más agua a las plantas durante el verano. Por el contrario, necesitan menos líquido aquellas que no posean flores y que tengan hojas fuertes y gruesas, así como las que se encuentren plantadas en tierra que conserve bien la humedad. Cuándo regar El mejor momento del día para regar es la mañana, con el fin de que cuenten con el resto del día para absorberla. Si el riego se realiza durante la noche, es posible que la planta se encuentre demasiado tiempo con exceso de humedad debido a la falta de movimiento. Asimismo, si el ejemplar se encuentra en un lugar muy caluroso del hogar, conviene vigilar que las hojas se encuentren húmedas durante la mañana. Sin embargo, cuando se pulverice por la noche, no es adecuado dejar el agua sobre el follaje mucho tiempo, ya que puede dar lugar a hongos. El método más adecuado Las plantas que se encuentran en macetas se pueden regar de dos formas distintas. La primera de ellas consiste en suministrar el agua sobre la superficie de la tierra, mientras que la segunda es colocar la maceta sobre un plato que contenga agua. La mayoría de los expertos coinciden en señalar que la mejor forma de proceder al regado consiste en ir vertiendo agua por la superficie de la maceta, en forma de lluvia. El agua que la planta no necesite quedará en el plato colocado bajo la maceta. Es conveniente retirar estos restos antes de que haya transcurrido una hora del regado, ya que en ese periodo el ejemplar habrá podido absorber el agua que haya necesitado. Por otro lado, hay que tener en cuenta la importancia de pulverizar las hojas, para refrescarla. Durante el invierno esta tarea debería ser prácticamente diaria, para evitar el daño que la calefacción puede hacer a las plantas y para regar con menor frecuencia. Para llevar a cabo esta operación, conviene utilizar agua a temperatura ambiente procedente del grifo, aunque conviene dejarla reposar durante un día para que se evapore el cloro que pueda contener. Árboles frutales Los árboles frutales son muy especiales porque, desde el punto de vista de la alimentación y a diferencia de los vegetales, producen por muchos años. Las frutas son fuente de vitaminas y minerales, algunas pueden también contener grasas, aceites y proteínas. Las frutas son un buen refrigerio para los niños. Los árboles son buenos para dar sombra, madera y soporte para plantas trepadoras como el maracuyá. Una selección de diferentes frutales producirá frutas a lo largo de todo el año y así la disponibilidad de alimentos complementarios se incrementará en beneficio de la familia. Dónde plantar los frutales Todas las plantas crecen mejor donde las condiciones son favorables. Los árboles frutales ocupan los niveles medio y superior del huerto y la mayoría prefieren luz solar directa. Los cultivos pueden ser sembrados debajo o entre los frutales para maximizar la producción del huerto (ver cartilla tecnológica 12). Los árboles pueden crecer en un rango amplio de suelos pues pueden encontrar agua y nutrientes a mayor profundidad. La mayoría de los árboles frutales no toleran suelos muy húmedos (a excepción del banano). En suelos húmedos es necesario cavar un canal de desagüe para evitar el daño de los frutales. Los árboles jóvenes crecerán más rápido si están protegidos contra vientos fuertes de montaña o salados del mar, evitando que las flores y los frutos puedan ser arrancados de los árboles. De todas maneras, los árboles frutales, como el tamarindo y el coco, pueden ser sembrados creando cercas vivas para la protección de otros cultivos. FIGURA 1 Protección para árboles jóvenes Factores para la selección de frutales Al seleccionar plántulas o variedades injertadas de frutales para un huerto familiar se debe estudiar las características de los árboles padres. Escoja siempre aquéllos que luzcan saludables y con raíces rectas. A este respecto, conteste a las siguientes preguntas: Tiempo de cosecha. ¿Hay frutas todo el año o sólo una vez al año? Tamaño, sabor, textura y uso del fruto. ¿Las condiciones de su huerto favorecen el desarrollo del frutal? ¿Puede usted sembrar cultivos debajo de los frutales o sus hojas tapan la luz solar? Tamaño y forma del árbol. ¿La variedad tiene ramas fuertes o éstas se inclinan hacia abajo poniendo los frutos muy cerca del suelo? ¿Es fácil de cosechar la fruta? Resistencia a plagas y enfermedades. Descubra si hay plagas y enfermedades e infórmese cuáles son los métodos para controlarlas. Escoja variedades de frutales de los que se conozca su resistencia a plagas y enfermedades locales. Propagación Para propagar árboles frutales de alta calidad se requiere experiencia y habilidades especiales por lo que es mejor dejarlo en manos de viveristas. Otros agricultores pueden comprar árboles después de estudiar las características de cada variedad. La compra de árboles reduce el riesgo y la demora que implica su siembra (ver cartilla tecnológica 14). Los mejores árboles para comprar son aquéllos cuidadosamente seleccionados e injertados, lo que significa que serán copias idénticas de la planta madre. Árboles injertados o propagados por estacas reciben nombres especiales para cada variedad. Siembra Se deben tomar cuidados especiales para sembrar plántulas o variedades injertadas lo que permitirá su establecimiento rápido y seguro. Las raíces nunca deberán recibir luz solar directa o evitar su deshidratación. Haga un agujero el doble de profundo que las raíces de la plántula y mezcle una cantidad generosa de compost y fertilizante con el suelo antes de colocar la planta al fondo del agujero. Mientras se sostiene la planta, rellene el agujero con tierra y más compost (figura 2). Si el área es húmeda, siembre el árbol en un montículo de tierra más alto que la superficie general del suelo. Si el área es seca, siembre el frutal en una cavidad más baja que el suelo de alrededor. FIGURA 2 Siembra Espacio entre árboles frutales Siembre los árboles dejando espacio entre ellos para reducir la competencia. Observe un ejemplar adulto del árbol que quiere sembrar para hacerse una idea del espacio que ocupará. Por ejemplo, en la figura 3 las ramas de un cítrico se esparcen 1,5 m de diámetro. Este tipo de cítrico por lo tanto debe sembrarse por lo menos con un espaciamiento de 1,5 m. Muchos árboles frutales desarrollan raíces alimentarias en la superficie del suelo que compiten con otros cultivos, si se piensa sembrar un cultivo intercalado se lo debe hacer con mayor distanciamiento. FIGURA 3 Espaciamiento Control de plagas y enfermedades Los árboles frutales estarán mejor preparados para resistir plagas y enfermedades si están plantados en condiciones que les sean favorables como una adecuada luz solar, sombra, protección, drenaje y tipo de suelo. Muchos problemas pueden evitarse si se practica una buena higiene agrícola. Plante sólo árboles sanos, remueva para que caiga el compost y los frutos infectados, pode las ramas muertas y no lleve al huerto plantas infectadas de los alrededores. Para mayor información (ver cartilla tecnológica 8). Cultivo de frutales Los árboles frutales, al igual que otras plantas, crecerán y producirán mejor si reciben los cuidados necesarios. Podas. Algunos árboles se benefician de las podas. Al sembrar, seleccione ramas fuertes superiores para que se conviertan en el tronco del árbol. Mientras el árbol crece pode las ramas que están muy cerca o rozándose entre ellas. Esto permite que el aire y la luz circulen por el árbol, reduciendo plagas y promoviendo la fructificación. Es necesario podar las ramas débiles, las que se inclinan demasiado dejando los frutos cerca del suelo y aquéllas donde animales o enfermedades las puedan atacar. Eliminar del huerto las ramas podadas para que no sirvan de caldo de cultivo a plagas y enfermedades. FIGURA 4 Podas Fertilización. La fertilización beneficia a los árboles, principalmente en el momento de la siembra. Generalmente 2 kg de compost deben aplicarse al plantar y luego, cada cuatro meses, se debe aplicar otro poco. Se puede poner fertilizante o compost antes de la floración, nunca durante la misma, y otra vez cuando el fruto está medio maduro. Colocar materia orgánica o mucho debajo del árbol, ayudará a proveer de materia orgánica, controlar malezas y retener la humedad en el suelo. Riegos. Los frutales jóvenes son muy sensibles a sequías y necesitan riegos diarios durante la temporada seca en los dos primeros años de vida. Los árboles más viejos son más resistentes. Frutales como la papaya se beneficiarán de riegos diarios durante toda su vida. Consejos 7 Consejos Para Cuidar Tus Orquídeas Las Orquídeas como cualquier planta, tiene requerimientos que deberás atender para conseguir un buen crecimiento y una buena floración, que haga saltar de belleza el espacio que tienes decorado con ellas. El éxito con estas plantas dependen de que sepas como tratarlas desde el primer momento. Lo primero que tienes que tener en cuenta es que las Orquídeas son plantas diferentes al resto de las que conoces. Tienen necesidades diferentes, especiales, para su cuidado y cultivo. 1.Riega Tus Orquídeas siempre en las mañanas: A las orquídeas no les gusta dormir mojadas. Si riegas en la tarde o en la noche las estas exponiendo a que se enfermen con hongos y bacterias. La cantidad de agua depende del medio de cultivo donde esté creciendo. Generalmente, el coco y las raíces de helecho o materiales similares necesitan menos agua, porque retienen bastante la humedad. 2. Asegúrate que Tus Orquídeas están recibiendo la iluminación que realmente necesitan: Dependiendo de la especie que tengas, deberás conocer la cantidad de luz que necesitan. Si no sabes, ofréceles una iluminación media y ellas se encargarán de decirte si es mucha luz o poca luz. Generalmente cuando las tienes en condiciones de mucha luz, se queman o se ponen amarillas. Cuando le estás ofreciendo poca luz, las verás de un color verde oscuro. 3. Revisa periódicamente a Tus Orquídeas para detectar problemas de plagas: Esto es muy importante. Trata de revisar las hojas, las flores y los tallos de tus orquídeas, al menos una o dos veces por semana. Con esta sencilla práctica estarás previniéndolas constantemente de cualquier insecto que quiera dañarla. 4. Dale comida a Tus Orquídeas. Fertilizante Compra un fertilizante de lenta liberación (tiene forma de pequeñas esferas y lo puedes encontrar en las tiendas de jardinería). Aplica una cucharada de este fertilizante cada seis o siete meses. Coloca una o dos veces por semana algún abono foliar tal como el 20-20-20 o alguno similar, que sea balanceado (la misma cantidad en los tres números). 5. Trasplántalas cada dos o tres años. Las orquídeas caminan por la maceta o tiesto. Cada cierto tiempo, se salen de ese tiesto y tienes que cambiarlas para que sus raíces no empiecen a sufrir y para que tu orquídea no pierda estabilidad. 6. Protégelas de la brisa. Algunas orquídeas detestan la brisa fuerte a su alrededor. En este caso, esta brisa las deseca y las marchita rápidamente. Evita las corrientes fuertes de viento. A las bandas por el contrario, le encanta la brisa, haciéndolas desarrollarse y florecer muy bien. 7. Asegúrate si Tu Orquídea es terrestre o no. La mayoría de las orquídeas no se siembran en tierra, son muy pocas las Orquídeas terrestres. La mayoría de las que normalmente encuentras en las tiendas de jardinería o que te regalan, son EPIFITAS, no requieren tierra. Ponerlas en tierra es hacerlas morir definitivamente. 10 consejos para cuidar tiestos y macetas cuando llega la primavera 1. Ya puedes plantar los nuevos tiestos, pero espera hasta que haya pasado la época más fría si piensas cultivar plantas vulnerables a las heladas. Hasta entonces, mantenlas en el interior y en lugar soleado, de modo que estén bien desarrolladas cuando el peligro haya pasado y puedas sacarlas. 2. Fortalécelas de forma gradual, dejándolas fuera un poco más cada día. 3. Conserva húmeda la tierra de los tiestos, especialmente en aquellos recién plantados. 4. Ya puedes sembrar y trasplantar las plantas anuales o permanentes. Para ello descarta cualquier tipo de protección (plásticos, telas, etc.) y cualquier brote muerto o no deseado. Elimina los 5 cm superiores de la tierra de cultivo y reemplázala con tierra nueva, incorporando algunos gránulos de fertilizante de liberación lenta. 5. También puedes empezar a trasplantar y cortar las herbáceas perennes. Esto incluye abonar y resembrar el césped, por ejemplo. 6. A medida que aumenta la temperatura exterior, busca señales de enfermedades y plagas, y ataca los problemas de inmediato. 7. Comprueba los tiestos colgantes y los soportes de las jardineras de ventana, para asegurarte de que siguen bien sujetos y en buen estado (el frío y la lluvia pueden estropear los materiales de sujeción y provocar un accidente importante). 8. Ya puedes plantar bulbos y rizomas, cuidar y colorear las hortensias, y abonar y cuidar los rosales. 9. Toca podar ya los setos caducifolios y perennes, así como practicar esquejes, acodos y estacas. 10. Ya se puede labrar la tierra y abonar en general El cuidado de las hojas de las plantas variegadas Se debe evitar que las plantas variegadas queden expuestas a las corrientes de aire. Si las sufren, su vida no correrá peligro, al menos si no son corrientes muy fuertes. Pero, como consecuencia, perderán las hojas, su principal valor decorativo. Para cuidar sus hojas, por otra parte, sobre todo las más grandes y lisas (que abundan en géneros como la maranta o la calatea), conviene limpiarlas cada dos o tres semanas con un paño húmedo, con el fin de quitar el polvo y la suciedad que pudiera acumularse sobre su superficie. El agua con que se humedezca el paño tiene que estar a temperatura templada, para asegurarse de no dañar las hojas. Si se efectúa una poda de formación, hay que priorizar, por supuesto, la eliminación de las hojas no variegadas. No solo porque quedarán más bonitas en ese momento, sino porque, además, de esta forma se favorece que este tipo de hojas sean mayoritarias en el desarrollo futuro del ejemplar. Y también son los tallos con hojas variegadas los que conviene utilizar en caso de que se desee multiplicarlos por medio de esquejes. El ficus y sus cuidados El ficus es una de las plantas de interior más difundidas, debido a que se adapta bien a las temperaturas altas y a condiciones de poca luz y humedad I Existen varios tipos de plantas de interior conocidas como ficus, pero en realidad es un género de 900 especies, entre las cuales se encuentran también árboles y arbustos. En España se conoce por ser una presencia clásica en la decoración de salones y otras estancias internas, además de terrazas y patios. Este artículo reseña las características del ficus y proporciona algunos datos útiles para su cultivo, como sus necesidades de riego, luz y poda, y qué plagas lo atacan con mayor frecuencia. El ficus, una de las plantas de interior más difundidas Se llama ficus a un género compuesto por unas 900 especies vegetales, muchas de ellas árboles y arbustos de buen tamaño. También pertenecen a este mismo grupo muchos tipos de trepadoras y algunas de las plantas de interior más conocidas y extendidas en nuestro país. De hecho, cuando se habla de ficus, en general es para aludir a algunas de estas especies de interior, como el llamado ficus lira (Ficus lyrata), el ficus benjamina (Ficus benjamina) y el árbol del caucho o gomero (Ficus elastica). El árbol del caucho, gomero o ficus de hoja grande es una de las plantas de interior más famosas. Sus hojas son ovaladas, de un color verde oscuro y alcanzan los 30 centímetros de largo. Las del ficus lira son algo más pequeñas (miden entre 20 y 25 centímetros) y hacen que esta planta se conozca como ficus de hoja de violín, ya que su forma presenta cierto parecido con la de este instrumento musical. Las hojas del ficus benjamina, por su parte, son mucho más pequeñas. Pero también la higuera común, cuyo nombre científico es Ficus carica, forma parte del mismo género, al igual que otras especies similares, como la higuera africana (Ficus cyathistipula), el higuerón (Ficus citrifolia), la higuera sagrada o de las pagodas (Ficus religiosa) o la higuera herrumbrosa (Ficus rubiginosa). Algunos datos útiles para el cultivo del ficus Como suele ocurrir, la gran difusión de estas especies se debe, en buena medida, a que se adaptan muy bien a condiciones de alta temperatura y poca luz y humedad. Las temperaturas más apropiadas son las que se encuentran entre los 13 y 24 ºC, aunque en general pueden vivir al exterior en zonas que no sufran heladas (es decir, donde la temperatura no baje de 0 ºC) incluso expuestas al sol. Si se cultivan en interior, se debe procurar que les dé la mayor cantidad posible de luz natural. Necesitan poco riego: dos veces por semana en verano y una en invierno (o incluso menos, en regiones húmedas: cada 8 o 10 días). En general, conviene observar que el drenaje del sustrato sea bueno y que este se halle seco antes de regar de nuevo. Si las hojas amarillean y tienden a caerse, será una señal de exceso de riego. En tal caso, hay que dejar de regar hasta que la tierra esté seca. Pero si las hojas se marchitan, el problema será el contrario: falta de agua. Una característica de estas plantas es la secreción de una sustancia lechosa llamada látex. Su función original es proteger al ejemplar de posibles depredadores, además de sanar sus heridas. Contiene hidrocarburos, goma, alcaloides, aceites y enzimas, y durante mucho tiempo se empleó para la fabricación del caucho (de ahí el nombre árbol del caucho). Hay que tener cuidado con este látex, pues es tóxico para los seres humanos y el mero contacto con la piel puede causar irritaciones. Poda y plagas del ficus La poda que se utiliza con estas plantas es sobre todo de formación y para evitar que crezcan demasiado. De hecho, al podar las ramas superiores se favorece un mayor crecimiento de hojas en la parte inferior y se logra que el conjunto gane en frondosidad. Además, como se multiplican por esquejes, las ramas cortadas pueden dar lugar a nuevos ejemplares. El ficus segrega una sustancia lechosa llamada látex, usada durante mucho tiempo para la elaboración de caucho En general, tras la poda, el látex de la propia planta debería actuar como un cicatrizante natural. Pero si se observa que tarda en secar o que podría infectarse, los expertos recomiendan utilizar polvo de carbón o ceniza para acelerar el proceso. Los ficus son muy resistentes a las plagas. Los agentes que más pueden afectarlos son las cochinillas, que se eliminan con alcohol metílico (aplicado con un trocito de algodón), y la araña roja, ante cuya aparición es conveniente pulverizar una solución de agua y algún acaricida. En menor medida, el ficus puede ser atacado por pulgones o sufrir el efecto de hongos en las hojas o bacterias que generen tumores en las raíces.