a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a Revista BCV Revista BCV Revista BCV • Vol. XXVIII. N° 2. Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN: 0005-4720 Revista BCV 1941Caracas, Banco Central de Venezuela Semestral ISSN: 0005-4720 © Banco Central de Venezuela, 2013 Hecho el depósito de Ley Depósito Legal: pp 198602CS937 Dirección: Banco Central de Venezuela, Edificio Sede, piso 3, Av. Urdaneta, Esquina de Las Carmelitas, Caracas 1010 Dirección postal: Apartado 2017, Carmelitas, Caracas 1010, Venezuela Teléfono: (58-212) 801 5380 Fax: (58-212) 861 0021 mmaytin@bcv.org.ve www.bcv.org.ve RIF: G-20000110-0 Producción editorial: Departamento de Publicaciones BCV Diseño de carátula: Luis Giraldo Diseño de la tripa: Ingard Gherembeck Diagramación: José Vicente Leal Ostos Corrección: María Bolinches Babiloni Traducción: Carlos Carrero y Daniel Avilan Impresión: Editorial Ex Libris Tiraje: 1.000 ejemplares Las opiniones expresadas en esta revista son responsabilidad exclusiva de los autores y no representan el criterio del Banco Central de Venezuela. Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720 Contenido Contenido Presentación 13 Carlos Mendoza Pottellá Artículos 21 Próximo reto de la integración suramericana: un fondo común de reservas Carlemy González 37 Disidencias y desdichas en la integración suramericana: una agenda de reflexión para la Unasur Vladimir López Ríos 75 Crisis del capitalismo central Carlos Felipe García Documentos 93 Introducción al pensamiento crítico latinoamericano Judith Valencia 103 Capital en crisis o crisis en el capital Jorge Pérez Mancebo 121 Crisis sistémica del capitalismo y guerra de las altas finanzas Rémy Herrera Información editorial Anexo 147 Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones y desdichas en la economía para el desarrollo Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720 Contents Table of contents Presentation 13 Carlos Mendoza Pottellá Articles 21 Upcoming challenge in South American integration: a common reserve fund Carlemy González 37 Dissents and misfortunes of the Latin American integration Vladimir López Ríos 75 Crisis of mainstream capitalism Carlos Felipe García Documents 93 Introduction to the critical Latin American thinking Judith Valencia 103 Capital in crisis or crisis in capital Jorge Pérez Mancebo 121 Systemic crisis of capitalism and war in the high finance Rémy Herrera Editorial information Appendix 147 Supplement Biblioteca del Pensamiento Económico Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones y desdichas en la economía para el desarrollo (Vladimir López Ríos. Gaining back the future: illusions and misfortunes in the economy for development) Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720 Conteúdo Conteúdo Apresentação 13 Carlos Mendoza Pottellá Artigos 21 O próximo desafio da integração sul-americana: um fundo comum de reservas Carlemy González 37 Dissidência e azar da integração latino-americana Vladimir López Ríos 75 Crise do capitalismo central Carlos Felipe García Documentos 93 Introdução ao pensamento crítico latino-americano Judith Valencia 103 Capital em crise ou crise no capital Jorge Pérez Mancebo 121 Crise sistémica do capitalismo e guerra nas altas finanças Rémy Herrera Informação editorial Anexo 147 Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones y desdichas en la economía para el desarrollo (Vladimir López Ríos. Recuperar o futuro: ilusões e azares na economia para o desenvolvimento) Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720 Contenú Contenú Présentation 13 Carlos Mendoza Pottellá Articles 21 Prochain défit de l’intégration sud-américaine: un fond commun de réserves Carlemy González 37 Dissidence et malheurs de l’intégration latino-américaine Vladimir López Ríos 75 La crise du capitalisme central Carlos Felipe García Documents 93 Introduction à la pensée critique Latino-américaine Judith Valencia 103 Le capital en crise ou la crise au sein du capital Jorge Pérez Mancebol 121 Crise systémique du capitalisme et la guerre des hautes finances Rémy Herrera Information éditoriale Anexo 147 Supplément Biblioteca del Pensamiento Económico Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones y desdichas en la economía para el desarrollo (Vladimir López Ríos. Rattraper le futur: illusions et malheurs de l’économie du développement) Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 13-18 • ISSN 0005-4720 Presentación Presentación En este volumen de la Revista bcv se presentan dos artículos referentes a los procesos de integración regional y uno sobre la crisis del capitalismo contemporáneo. Carlemy González analiza los alcances de los fondos de reservas, estudia las ventajas y desventajas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) y propone la creación de un fondo de reservas en el seno de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Vladimir López Ríos sugiere un cambio de enfoque para abordar el problema del aseguramiento externo: pasar de la visión de una inevitable crisis financiera y cambiaria, a otra que plantee la posibilidad de una crisis en el sector externo dada por la volatilidad y la baja elasticidad del ingreso de las exportaciones por razones de reprimarización. Además propone la construcción de una senda alternativa de integración que, mediante la complementación productiva, logre superar las asimetrías y la expansión de la frontera de producción. Finalmente, evalúa la reestructuración del Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) por parte del comercio intrazona, para que sea compatible con el auge de un potencial nuevo escenario de integración regional. Carlos García analiza las repercusiones globales de la crisis financiera norteamericana del año 2008, mencionando la gran crisis del subconsumo, el alto endeudamiento público y privado y la migración de la industria de manufacturas a los países emergentes, cuyas políticas de bajos salarios propician este desplazamiento, prolongando así los problemas de desempleo e insuficiente consumo privado. En la sección documentos se incluyen tres trabajos analíticos de la crisis del capitalismo contemporáneo; a saber: 14 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Rémy Herrera analiza la crisis actual de la economía, desde un enfoque marxista, describiéndola más como una crisis del capital que financiera, la cual, si bien surgió en la esfera financiera gracias a la financiarización del sistema capitalista, vista desde la esfera marxista, es realmente una crisis de sobreacumulación. Jorge Pérez Mancebo examina la situación global de la economía en la actualidad y señala cinco frentes y posiciones ante la misma: las regiones dominantes que se encuentran reestructurando sus entramados mercantiles con la intención de lograr nuevos equilibrios y mantener su posición dominante; las regiones emergentes, concentradas en sus proyectos de crecimiento sostenido de la economía, tratando de minimizar las consecuencias de las circunstancias económicas; otras regiones y territorios muy grandes, casi paralizados por los efectos de una crisis que les parece ajena; otros que son unos núcleos de resistencia sometidos al aislacionismo; y, por último, un grupo de naciones que plantea soluciones alternativas. Judith Valencia hace una crítica al modo de producción del capital y al capitalismo desde el punto de vista del pensamiento surgido en Latinoamérica que, en virtud de razones históricas, se convirtió en el lugar desde el cual analizar y evaluar el proceso de industrialización, adelantado en otros continentes a fines del siglo xix, que configuró lo que conocemos el día de hoy como la economía mundial del capitalismo. Presentation This volume of Revista BCV presents two papers relating to the regional processes of integration and one on the crisis of contemporary capitalism. Carlemy González analyzes the reach of reserve funds and the advantages and disadvantages of the International Monetary Fund (IMF) and the Latin American Reserve Fund as input to propose the creation of a reserve fund at the heart of the Union of South American Nations (Unasur). Vladimir López Ríos suggests a change of approach to address the external insurance problem: going from a vision of unavoidable financial and exchange crisis to one that considers the possibility of a crisis in the external sector given the volatility and low elasticity of income from exports resulting from re-primarization. This paper also proposes the construction of an alternative path of integration that manages to overcome asymmetries and expand the production limits through productive complementarity. Finally, it assesses the restructuring of the Reciprocal Credit and Payment Agreement of the Latin American Integration Association (Aladi) by means of the intra-zone trade so Presentación / Presentation / Apresentação / Présentation 15 it becomes compatible with the momentum of a new potential scenario of regional integration. Carlos García deals with the global repercussions of the North American financial collapse of 2008, addressing issues such as the great crisis of sub-consumption, the high public and private indebtedness and the migration of the manufacturing industry to emerging countries, whose low-salary policies favor this displacement which make the problems of unemployment and insufficient private consumption even worse. The Documents section contains three analytical papers on the crisis of contemporary capitalism: Rémy Herrera provides an analysis of the current crisis of the economy from a Marxist approach, characterizing it more as a capital crisis than a financial one, which, in spite of emerging from the financial domain as a result of the financialization of the capitalist system, observed from a Marxist perspective, is actually a crisis of excess capital accumulation. Jorge Pérez Mancebo examines the global situation of the economy today and points out five fronts and stands regarding this situation: dominant regions currently engaging in restructuring their mercantile fabric with the intent of achieving new balances and maintain their dominant positions; emerging regions focusing on projects of sustained economic growth aimed to minimize the consequences of the economic circumstances; other very large regions and territories almost at a standstill by the effects of a crisis that is appears to be foreign to them; others emerging as cores of resistance subject to isolationism; and, lastly, a group of nations putting forward alternative solutions. Judith Valencia criticizes capital production methods and capitalism from the perspective of the thinking born in Latin America that, due to historical reasons, became a place from which it is possible to analyze and go further into the industrialization process, undertaken in other continents by the late 19th century, which shaped what it is known today as the world economy of capitalism. Apresentação Neste volume da Revista BCV, apresentamos dois artigos relativos aos processos de integração regional e um sobre a crise do capitalismo contemporâneo. Carlemy González analisa os alcances dos fundos de reservas, estuda as vantagens e desvantagens do Fundo Monetário Internacional (FMI) e do Fundo Latino-americano de Reservas, enquanto propõe a criação de um fundo de reservas no seio da União das Nações Sul-americanas (Unasul). 16 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Vladimir López Ríos sugere um câmbio de abordagem para se aproximar do problema de asseguramento externo: passar da visão de uma inevitável crise financeira e cambial para outra que considere a possibilidade de uma crise no sector externo vista a volatilidade e a baixa elasticidade da renda das exportações por conta da re-primarização. Além do mais, propõe a construção de um caminho alternativo de integração que, mediante a complementação produtiva, consiga ultrapassar as assimetrias e a expansão da fronteira de produção. Finalmente, avalia a reestruturação do Convênio de Pagamentos e Créditos Recíprocos da Associação Latino-americana de Integração (Aladi) a través do comércio intra-zona para ele ser compatível com o auge de um potencial novo cenário de integração regional. Carlos García avalia as repercussões globais da crise financeira norte-americana do ano 2008, citando a grande crise do subconsumo, o alto endividamento público e privado e a migração da indústria de manufaturas para os países emergentes, cujas políticas de salários baixos propiciam este deslocamento que prolonga assim os problemas de desemprego e do insuficiente consumo privado. A seção Documentos inclui três trabalhos analíticos sobre a crise do capitalismo contemporâneo; nomeadamente: Rémy Herrera analisa a crise atual da economia, desde uma abordagem marxista, descrevendo-a por sua vez como uma crise de capital do que uma crise financeira que, a pesar de emergir da esfera financeira graças à financiarização do sistema capitalista, percebida desde a esfera marxista, é realmente uma crise de sobreacumulação. Jorge Pérez Mancebo examina a situação global da economia atual e aponta para cinco frentes e posições perante tal situação: as regiões dominantes que se encontram reestruturando suas redes mercantis com o intuito de conseguir novos equilíbrios e manter sua posição dominante; as regiões emergentes, concentradas em seus projetos de crescimento sustido da economia, tentando minimizar as consequências das circunstâncias econômicas; outras regiões e territórios muito grandes, quase paralisados pelos efeitos de uma crise que consideram alheia a eles; outros que são um núcleo de resistência submetidos ao isolamentismo; e, por último, um grupo de nações que propõe soluções alternativas. Judith Valencia faz uma crítica do modo de produção do capital e do capitalismo desde uma óptica do pensamento surgido na América Latina que, por conta de razões históricas, tornou-se esse local desde o qual analisar e avaliar o processo de industrialização, adiantado em outros continentes a finais do século xix, que configurou o que conhecemos hoje como a economia mundial do capitalismo. Presentación / Presentation / Apresentação / Présentation 17 Présentation Dans cette édition de la Revue bcv, nous présentons deux articles faisant référence aux processus d’intégration régionale et un autre sur la crise du capitalisme contemporain. Carlemy González analyse les portées des fonds de réserves, étudie les avantages et désavantages du Fond Monétaire International (FMI) et du Fond LatinoAméricain de Réserves et propose la création d’un fond de réserves au sein de l’Union des Nations Sud-Américaines (Unasur). Vladimir López suggère un changement du rapprochement au problème de l’assurance externe. Pour lui, il faut passer de la vision d’une crise financière et cambiaire inéluctable à une autre vision qui pose la possibilité d’une crise dans le secteur externe provoquée par la volatilité et par la basse élasticité du revenu des exportations par des raisons de reprimarisation. En plus, il propose la construction d’une alternative d’intégration qui, moyennant la complémentation productive, servira à surmonter les asymétries ainsi qu’à supprimer les limites de la production. Finalement, il évalue la restructuration de la Convention Paiements et Crédits Réciproques de l’Association latinoaméricaine d’intégration (Aladi) de la part du commerce intra-zone, pour que ce soit compatible avec l’essor d’une potentielle nouvelle scène d’intégration régionale. Carlos García évalue les conséquences mondiales de la crise financière nordaméricaine de l’an 2008. Son texte porte sur la grande crise de la sous-consommation, la haute dette publique et privée ainsi que sur la migration de l’industrie des manufactures vers les pays émergents causée par les politiques de bas salaires; ce qui étend les problèmes du chômage et d’une consommation privée insuffisante. Dans la rubrique documents trois travaux analysant la crise du capitalisme contemporain sont inclus, notamment: Rémy Herrera analyse la crise actuelle de l’économie, d’après un rapport marxiste. Il la décrit plutôt comme une crise du capital, et pas comme une crise financière, qui, ayant surgi au sein de la sphère financière à cause de la financiarisation du système capitaliste, vue du point de vue marxiste, est une vraie crise de suraccumulation. Jorge Pérez Mancebo examine la situation mondiale de l’économie actuelle et signale cinq fronts depuis lesquels y faire face: les régions dominantes, qui essaient de redresser leurs torts mercantiles pour atteindre de nouveaux balances et pour maintenir leur domination; les régions émergentes, concentrées dans leurs projets de croissance soutenue de l’économie en tentant de minimiser les conséquences des circonstances économiques; d’autre régions et territoires 18 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 très vastes, quasi polarisés par les effets d’une crise qui leur semble étrangère; d’autres qui constituent des noyaux de résistance soumis à l’isolationnisme; et, au dernier, un groupe de nations qui proposent des solutions alternatives. Judith Valencia fait une critique au mode de production du capital et au capitalisme du point de vue de la pensée qui a surgi en Amérique Latine qui, en raison des faits historiques, est devenu le point de départ des analyses et des évaluations du procès d’industrialisation, avancé dans d’autres continents vers la fin du xixe siècle. Ce procès d’industrialisation a configuré ce que nous connaissons au présent comme l’économie mondiale du capitalisme. a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a aa a a a a a aa a a a a a a a a a a aa a a a Artículos Artículos Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 21-35 • ISSN: 0005-4720 Próximo reto de la integración suramericana: un fondo común de reservas González Carlemy González* Resumen Este artículo expone un análisis del alcance de los fondos de reservas, así como las ventajas y desventajas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) como organismos multilaterales destinados a prestar auxilios financieros y atenuar crisis mundiales y regionales. Adicionalmente, se mencionan los criterios y mecanismos financieros necesarios para la creación de un nuevo fondo de reservas en el seno de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Palabras clave: Fondo de reservas / Unasur / Reservas internacionales Código JEL: F15; F33; F36 Abstract This paper intends to analyze the reach of reserve funds, as well as the advantages and disadvantages of the International Monetary Fund (IMF) and the Latin American Reserve Fund (LARF) as multilateral bodies destined to rendering financial aids and mitigate world and regional crises. Additionally, this * Economista de la Universidad Central de Venezuela, con Maestría en Modelos Aleatorios de la misma universidad. Directora general de Estrategia y Evaluación de Riesgos de la Oficina Nacional de Crédito Público, adscrita al Ministerio del Poder Popular de Planificación y Finanzas (2010-actual), asesora de Asuntos Internacionales del Viceministerio de Desarrollo Endógeno adscrito al Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas (2008-2010) y directora de Financiamiento Multilateral de la Oficina Nacional de Crédito Público adscrita al Ministerio de Finanzas (2007-2008). Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 22 paper provides for the financial mechanism and criteria needed to create a new reserve fund at the heart of the South American Union of Nations (Unasur). Keywords: Reserve funds / Unasur / International reserves JEL Code: F15; F33; F36 Resumo Este artigo expõe uma análise do alcance dos fundos de reservas, bem como das vantagens e desvantagens do Fundo Monetário Internacional (FMI) e do Fundo Latino-americano de Reservas (FLAR) como organismos multilaterais destinados a fornecer auxílios financeiros e atenuar crises mundiais e regionais. Adicionalmente, mencionam-se os critérios e mecanismos financeiros necessários à criação de um novo fundo de reservas no seio da União de Nações Sul-americanas (Unasul). Palavras chave: Fundo de reservas / Unasul / Reservas internacionais Código JEL: F15; F33; F36 Résumé Cet article expose une analyse de la portée des fonds de réserves, ainsi que des avantages et des désavantages du Fond Monétaire International (FMI) et du Fond Latino-Américain de réserves en tant qu’institutions multilatérales destinées à offrir de l’aide financière et à soulager les crises mondiales et régionales. En plus, la création d’un fond de réserves au sein de l’Union des Nations Latino-Américaines (Unasur) est proposée. Mots clés: Fond des réserves / Unasur / Réserves internationales Classement JEL: F15; F33; F36 Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana... 23 Es curioso que países que necesitan capital desesperadamente presten cientos de miles de millones de dólares al país más rico del mundo. Joseph E. Stiglitz. Actualmente, los países integrantes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) enfrentan riesgos derivados de su apertura comercial y financiera internacional. Existe un desbalance entre la necesidad y la capacidad para generar divisas en la mayoría de los países de la región, el cual ha sido promovido por los países desarrollados para garantizarse una transferencia neta de recursos (Stiglitz, 2006). Se argumenta que es esta interdependencia lo que ha condicionado la estructura productiva de la región y los esquemas de integración que se diseñan, haciendo complejo el desarrollo de una infraestructura financiera regional que se adapte a la nueva realidad mundial, en la cual mantener tasas crecientes de ocupación y producción se hace cada día más difícil. Los recientes episodios de crisis internacionales (la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos 2008-2009 y la crisis de deuda en Europa) manifiestan los riesgos a los cuales se encuentra expuesta la región; entre los que destacan: • Disminución de los precios de la materia prima y/o de los productos de bajo valor agregado (en el caso particular de Venezuela, fluctuaciones en el precio del petróleo). • Inestabilidad de los tipos de cambio y cambios abruptos en los términos del intercambio. • Incrementos en la tasa de interés externa. • Inestabilidad financiera mundial derivada de la desconfianza en la prevalencia del dólar como moneda de reserva. El intento por desarrollar una nueva arquitectura financiera, en primera instancia regional, es el reconocimiento, por parte de los gobiernos de la región, de la existencia de una exposición externa; de las ineficiencias de la vieja arquitectura financiera y sus limitaciones para solucionar problemas económicos reales como el desempleo y la pobreza, y del agotamiento del sistema financiero internacional, bajo las bases que hoy lo sustentan. La intención 1 2 de desarrollar el Banco del Sur , la implementación del Banco del Alba y El convenio constitutivo del Banco del Sur fue firmado en el año 2009 por Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela. 1 El Banco del Alba se constituyó en enero de 2008 y sus países miembros son: Bolivia, Nicaragua, Cuba y Venezuela. 2 24 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 3 del Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (Sucre), marcan el inicio de la denominada “nueva arquitectura regional” y del intento de sustitución del uso del dólar como divisa internacional. La nueva estructura financiera a implementarse deberá desarrollar nuevas instituciones financieras: algunas dedicadas a financiar el desarrollo de los países de la región, a fomentar el intercambio comercial entre estos y otras a estabilizar y/o disminuir el efecto de las crisis en los países. Sobre este último punto deberá manifestarse la voluntad de profundizar la integración y lograr la creación de nuevas instituciones concebidas con una visión más dinámica sobre el uso y manejo de las reservas internacionales, así como disminuir los riesgos de crisis en la región. Las reservas internacionales son los recursos financieros en divisas con los cuales cuenta un país para garantizar los pagos de los bienes que importa, del 4 servicio de la deuda y para estabilizar la moneda . Las reservas son el activo financiero más importante de un país y su nivel puede convertirse fácilmente en un indicador de riesgo ante los socios comerciales e inversores externos. Por lo anterior, los países utilizan los niveles de reservas internacionales para disminuir la percepción de riesgo y garantizar el cumplimiento de las deudas contraídas. Sin embargo, dada la vulnerabilidad externa que presentan los países emergentes, esta variable por sí sola es insuficiente para atenuar los efectos de las crisis de balanza de pagos, lo que ha llevado a la creación de instituciones multilaterales denominadas “fondo de reservas”, con el objetivo principal de prestar auxilio financiero a los países ante eventuales crisis de balanza de pagos. Fondo Monetario Internacional Para analizar el ámbito de acción y el funcionamiento de los fondos de reservas debemos tomar como punto de partida al Fondo Monetario Internacional (FMI), institución que actualmente está compuesta por 184 miembros y posee un capital de USD 750.000 mm (FMI, 2004). Sus objetivos son los siguientes: • Fomentar la cooperación monetaria internacional por medio de una institución permanente que proporcionará un mecanismo de consulta y colaboración en cuestiones monetarias internacionales. El Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos fue fundado en el año 2009 por los países integrantes de la Alianza Bolivariana de Naciones. 3 Ver ¿Qué son las reservas internacionales? Significado y administración en: http://www. bcv.org.ve/reservas/reservas.htm. 4 Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana... 25 • Facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional, contribuyendo así a alcanzar y mantener altos niveles de ocupación e ingresos reales y a desarrollar los recursos productivos de todos los países asociados como objetivos primordiales de política económica. • Fomentar la estabilidad cambiaria, procurar que los países miembros tengan regímenes de cambio ordenados y evitar depreciaciones cambiarias competitivas. • Coadyuvar a establecer un sistema multilateral de pagos para las transacciones corrientes que se realicen entre los países y a eliminar las restricciones cambiarias que dificulten la expansión del comercio mundial. • Infundir confianza a los países miembros poniendo a su disposición temporalmente y con las garantías adecuadas los recursos generales del fondo, dándoles así la oportunidad de que corrijan los desequilibrios de sus balanzas de pagos sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad nacional e internacional. • De acuerdo con lo que antecede, acortar la duración y aminorar el grado de desequilibrio de las balanzas de pagos de los países miembros. Analizando las funciones de este organismo multilateral, debemos hacer hincapié en lo siguiente: 1. El FMI se atribuye una función reguladora del sistema financiero internacional, con el propósito de desregularizar el comercio exterior y promover el libre comercio internacional. 2. Queda explícito y por sentado que los regímenes de tipo de cambio flexible (o determinados por el mercado, sin la intervención de los gobiernos) son necesarios para el desarrollo del crecimiento equilibrado del comercio exterior, independientemente del grado de desarrollo económico de los sectores productivos y de la realidad económica y financiera que enfrenten los países miembros. 3. Los auxilios financieros son condicionados por la aplicación de las políticas económicas “recomendadas” por el FMI y así, la evidencia exhibe que se somete a los países miembros menos representativos (o menos influyentes) a políticas económicas más convenientes para los países más representativos (o más influyentes) dentro de esta institución. 4. Mediante el cumplimiento de sus funciones, el FMI garantiza que los países afectados por crisis de balanza de pagos puedan cumplir las obligaciones financieras derivadas del comercio internacional y del servicio de la deuda, lo que implica que, en última instancia, este organismo multilateral se establece como el garante de las inversiones de los países desarrollados en los países emergentes. 26 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Analizando entre líneas las funciones del FMI, se puede interpretar que el fin último de este organismo multilateral es garantizar el flujo de recursos de los países pobres a los países ricos. Sin embargo, más allá de las razones políticas que lo sustentan, es importante analizar su estructura financiera y resaltar algunas ideas de cara a la alternativa del establecimiento de un organismo o mecanismo multilateral que cumpla las funciones de fondo de reservas dentro de la Unasur. Para llevar a cabo este análisis, se debe explorar los mecanismos de aportes y la capacidad de apalancamiento y crédito que ha diseñado este organismo a fin de garantizar su habilidad para dar respuesta ante eventuales crisis de balanza de pagos o crisis fiscales de los países y/o regiones, así como los aspectos negativos de la vieja arquitectura financiera, los cuales deberían no existir dentro del nuevo esquema impulsado por los países de la Unasur. Mecanismos de aportes del FMI • Los recursos del FMI proceden, sobre todo, de la suscripción de cuotas (capital) que pagan los países miembros cuando ingresan en el FMI o de la revisión periódica que lleve a un aumento de dichas cuotas. • Los países pagan 25% de la suscripción de la cuota en derechos especiales de giro o en divisas fuertes. El FMI puede exigir el pago del resto en la moneda del propio país miembro, si lo necesita para efectuar un préstamo. • Las cuotas determinan no solo el pago de la suscripción que aporta el país miembro, sino también la magnitud del financiamiento y el número de votos de un país miembro. • Las cuotas se calculan con base en el tamaño relativo del país miembro en la economía mundial: cuanto mayor sea la economía en función del producto y mayor y más variado su comercio exterior, la cuota tiende también a ser mayor. Esta estructura de aportes tiene la ventaja de ser dinámica, al ser revisada de forma periódica y depender del tamaño de las economías de sus países miembros, lo que le permite adaptar el tamaño del fondo a la evolución económica de sus integrantes a lo largo del tiempo y mantener la capacidad financiera necesaria para prestar auxilios en coyunturas regionales. Teniendo lo anterior como antecedente, determinar el tamaño del fondo de reservas será un punto crucial dentro de las economías que conforman la Unión Suramericana de Naciones, en principio, por los distintos grados de desarrollo que poseen actualmente y por lo diverso de sus estructuras productivas. No obstante, si se impone el criterio de complementariedad a nivel productivo y comercial como norma predominante de integración, sería posible en el futuro Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana... 27 5 alcanzar niveles de desarrollos semejantes entre los países miembros y, por tanto, la probabilidad de acudir al fondo de reservas por parte de los mismos tendería a ser similar. Las desventajas del mecanismo de aportes del FMI radican en que el tamaño del aporte establece el sistema de votos y el monto de los financiamientos, lo que acentúa las diferencias entre los países miembros y no permite el uso de los recursos de manera eficiente. El reto de la Unasur, en términos del sistema de votación de un fondo de reservas, será determinar un sistema de votos inclusivo; es decir: que garantice la participación, el derecho al voto y la igualdad entre todos sus miembros, así como el mejor uso de los recursos, donde sea el tamaño de las necesidades a atender lo que fije el monto de auxilio y no el nivel de desarrollo de las economías, lo que implica que todos los países miembros tendrán acceso a la misma cantidad de recursos. Estructura de apalancamiento del FMI El FMI puede obtener préstamos para complementar los recursos de las cuotas. En este sentido, el FMI cuenta con dos tipos de acuerdos permanentes para la obtención de préstamos a los que puede recurrir si necesita hacer frente a cualquier tipo de amenaza en el sistema monetario internacional; a saber: 1. Los Acuerdos Generales para la Obtención de Préstamos (AGP), establecidos en 1962, que abarcan a 11 participantes (los gobiernos o bancos centrales del Grupo de los Diez (G10) países industrializados y Suiza). 2. Los Nuevos Acuerdos para la Obtención de Préstamos (NAP), establecidos en 1997, con 25 países e instituciones participantes. Conforme a estos dos acuerdos, el FMI dispone de un total de DEG 34.000 millones (unos USD 50.000 millones) de recursos en préstamos. De esta manera, bajo la óptica de la capacidad de apalancamiento, el FMI tiene dos ventajas que lo hacen permanecer como el principal fondo de reservas a nivel mundial: • El “músculo” financiero derivado de la participación de los países industrializados y la cantidad de miembros. • El financiamiento a la disposición del FMI no está sujeto a las condiciones del mercado internacional, lo que implica mayor capacidad financiera y Bajo el esquema de complementariedad productiva, los países de la región deben alcanzar procesos de integración y concatenación de las estructuras de producción a nivel de insumos, bienes intermedios y bienes finales, aprovechando sus capacidades y sus potencialidades. 5 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 28 una mayor cantidad de recursos adicionales a disposición de los países miembros para hacer frente a crisis individuales y conjuntas en regiones. Modalidades de crédito existentes en el FMI6 • Los nuevos servicios concesionarios para los países de bajo ingreso: 1. El Servicio de Crédito Ampliado (SCA) proporciona apoyo a mediano plazo a países de bajo ingreso con problemas persistentes de balanza de pagos. El financiamiento en el marco del SCA en la actualidad tiene una tasa de interés de cero, con un período de gracia de 5½ años y un vencimiento final de 10 años. 2. El Servicio de Crédito Stand-By (SCS) provee asistencia financiera a los países de bajo ingreso con necesidades de balanza de pagos a corto plazo. El financiamiento en el marco del SCS hoy en día tiene una tasa de interés de cero, con un período de gracia de 4 años y un vencimiento final de 8 años. 3. El Servicio de Crédito Rápido (SCR) facilita apoyo financiero rápido con condicionalidad limitada a los países de bajo ingreso que enfrentan una necesidad urgente de balanza de pagos. Actualmente tiene una tasa de interés igual a cero, con un período de gracia de 5½ años y un vencimiento final de 10 años. • Acuerdos de Derecho de Giro (Stand-by): Estos acuerdos tienen por objeto ayudar a los países a resolver problemas de balanza de pagos de corto plazo. Los desembolsos del FMI están supeditados al cumplimiento de dichas metas (condicionalidad). En general, tienen una duración de 12 a 24 meses y el reembolso debe efectuarse en un plazo de 3¼ a 5 años. • Línea de Crédito Flexible (LCF): Se usa para prevenir crisis. La duración de la LCF es de 1 o 2 años, y el plazo de reembolso es igual al de los acuerdos Stand-by. No está sujeto a los límites generales de acceso, y el monto total del acceso está disponible de inmediato, en vez de suministrarse en forma escalonada. • Línea de Crédito Precautorio (LCP): Puede tener una duración de entre 1 y 2 años. Los desembolsos pueden estar concentrados en el período inicial: hasta 500% de la cuota se encuentra a disposición del país una vez aprobado el acuerdo y hasta un total de 1.000% de la cuota después de 12 meses, siempre que se haya logrado un progreso satisfactorio hacia la reducción de las vulnerabilidades. Ver Préstamos del FMI en: http://www.imf.org/external/np/exr/facts/spa/howlends.htm. 6 Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana... 29 • El Servicio Ampliado del FMI (SAF): Proporciona asistencia financiera para resolver problemas de balanza de pagos de más largo plazo. Por consiguiente, el plazo de los acuerdos ampliados es más largo que el de los acuerdos Stand-by (3 años por lo general) y el reembolso debe efectuarse normalmente en un plazo de 4½ a 10 años desde la fecha de desembolso. • Asistencia de Emergencia: El FMI suministra asistencia de emergencia a los países que han sufrido una catástrofe natural o que están saliendo de un conflicto. Los préstamos de emergencia están sujetos a la tasa de cargos básica y deben reembolsarse en un plazo de 3¼ a 5 años. Para contextualizar el proceso de otorgamiento de préstamos por parte del FMI es importante aclarar las condiciones bajo las cuales son otorgadas estas facilidades financieras. Básicamente, se exige al país solicitante que estipule las políticas y medidas específicas necesarias para resolver su problema de balanza de pagos y elabore un programa económico que sirva de base al acuerdo. Una vez que se aprueba por parte del directorio del FMI el plan económico a implementarse, el préstamo se entrega en desembolsos periódicos a medida que se ejecuta el programa. El plan económico termina siendo un programa de ajuste estructural con el objetivo de generar superávit de balanza de pagos, programa que se fundamenta en medidas como: contraer la oferta monetaria para disminuir presiones inflacionarias; reducir el gasto público corriente (materializado reiteradamente mediante el despido de empleados y recortes salariales, reducción del gasto en funcionamiento, etcétera), privatizaciones, implementación de tipos de cambio flexibles y apertura comercial externa. En definitiva, el plan consiste en aplicar un paquete económico que permita el libre funcionamiento del mercado y en este contexto, reducir al mínimo la participación del Estado. La condicionalidad o la no condicionalidad aplicada a los auxilios financieros de un fondo de reserva será un debate complejo dentro del seno de la Unasur, en primera instancia, porque debe existir el repago de los préstamos a fin de garantizar la existencia del fondo. También ha tenerse en consideración la soberanía de los países y la capacidad de determinación de sus políticas económicas, por lo cual, la directiva del fondo de reservas debería limitarse a solicitar un informe de las políticas a implementarse para disminuir la crisis, sin hacer ningún tipo de recomendación o con un mínimo reglamentario de recomendación y evitar condicionar los desembolsos a la aplicación de dichas medidas. Es importante que se tenga en cuenta la necesidad de repagar los préstamos y se mantenga la voluntad política de hacerlo, de manera de garantizar nuevos auxilios en el futuro, así como el auxilio del resto de los países miembros. Los 30 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 costos asociados al “riesgo moral”, en términos de reputación, en este tipo de mecanismos o instituciones podrían ser muy altos e inclusive pueden comprometer el proceso de integración. Si logra imponerse y profundizarse el proceso de complementariedad produc7 tiva en el seno de la Unasur, otra forma de abordar el tema de la condicionalidad a los auxilios financieros sería el establecimiento de un sistema de alertas tempranas que permita detectar las debilidades de las economías integrantes y anticipar problemas económicos y sus magnitudes, tanto a nivel nacional como internacional, lo que permitiría incrementar el nivel de conocimiento entre cada uno de los miembros y la disposición a solucionar problemas comunes. Finalmente, en términos de políticas de financiamiento, el FMI presenta una ventaja: permite el financiamiento de los gobiernos y no solo de los bancos centrales, pero debe tenerse en consideración que los financiamientos para reestructuración de deuda externa tienen como objetivo último, garantizar el repago de la deuda a los acreedores externos. Fondo Latinoamericano de Reservas Continuando el análisis del ámbito de acción de los fondos de reservas, debemos analizar también el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR). Inicialmente denominado Fondo Andino de Reservas (FAR), fue constituido el 12 de noviembre de 1976 por los países signatarios del Acuerdo de Cartagena (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela). El 10 de junio de 1988 se suscribió el Convenio Constitutivo del Fondo Latinoamericano de Reservas, con lo cual quedó derogado el convenio anterior, que establecía el Fondo Andino de Reservas, y se le permitió a la organización admitir otros países latinoamericanos. De esta manera, los activos, pasivos y patrimonio del FAR fueron asumidos por el FLAR. Los países miembros son: Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Uruguay y Venezuela. A la fecha su capital asciende a USD 2.343 mm. Funciones del FLAR • Acudir en apoyo de las balanzas de pagos de los países miembros otorgando créditos o garantizando préstamos de terceros. En este contexto, se entiende por complementariedad productiva los procesos de integración y concatenación de las estructuras de producción a nivel de insumos, bienes intermedios y bienes finales, aprovechando las capacidades y las potencialidades de los países de la región, lo que redundará en un aumento del valor agregado y, por tanto, de los niveles de producción y comercio regional. 7 Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana... 31 • Contribuir a la armonización de las políticas cambiarias, monetarias y financieras de los países miembros, facilitándoles el cumplimiento de los compromisos adquiridos, en el marco del Acuerdo de Cartagena y del Tratado de Montevideo de 1980. • Mejorar las condiciones de las inversiones de reservas internacionales efectuadas por los países miembros. En las funciones establecidas en el convenio constitutivo del FLAR, se hace evidente que este fondo es un instrumento creado para reforzar la integración a nivel de la Comunidad Andina de Naciones, bajo los lineamientos econó8 micos de libre comercio y cuyo curso de acción está encaminado hacia la eliminación de obstáculos a la libre compra de bienes entre los países miembros, sin considerar las asimetrías productivas entre ellos, ni las políticas económicas necesarias para disminuir dichas asimetrías. Otro aspecto importante a destacar dentro de las funciones del FLAR es la promoción, en el ámbito de los bancos centrales, de que la mejor política de inversión es la colocación de depósitos y/o compra de títulos de los países desarrollados, buscando disminuir totalmente el riesgo. Esto refuerza la vieja arquitectura financiera y termina por aumentar el riesgo del portafolio de inversiones de los bancos centrales y de la región, dada la situación económica actualmente existente en Europa y Estados Unidos, y la desregularización del sistema financiero internacional promovida por estos países. En este contexto histórico, la creación de un fondo de reservas de la Unasur se presenta como una oportunidad para discutir y redefinir los criterios de integración y demostrar que existe la voluntad política en los países para formar una alianza económica productiva que conlleve al desarrollo equitativo de la región, donde el Fondo de Reservas represente un instrumento financiero de protección ante otras regiones y, a su vez, promueva el progreso regional realizando sus inversiones en bancos regionales destinados al financiamiento del desarrollo, tales como la Corporación Andina de Fomento, el Banco de Desarrollo de Brasil, el Banco del Alba y, naturalmente, cuando esté en funcionamiento, el Banco del Sur. Mecanismos de aportes del FLAR • El capital pagado mínimo que los países de dimensión económica grande deben aportar corresponde a USD 250.000.000,00. • El capital pagado mínimo que los países de dimensión económica pequeña aportan es de USD 125.000.000,00. Ver Normativa Andina, decisión 458 referente a los “Lineamientos de la política exterior común” de la Comunidad Andina de Naciones. 8 32 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 • El capital aportado al momento de su constitución. En principio se debe acotar que el capital del FLAR (estimado en USD 2.343 9 mm), no permitiría la adhesión de países como Brasil y Argentina , al no tener capacidad para prestarles apoyo ante una eventual crisis. Su estructura de aportes es muy rígida, lo que limita tremendamente la capacidad financiera del fondo y es la principal causa de la poca capacidad de adaptación a la realidad económica de los países miembros. Esta estructura debilita la presencia financiera del fondo en la región y le da un “músculo” financiero reducido, lo que dificultaría el auxilio a más de un país miembro. Adicionalmente, el establecimiento de estos parámetros, los cuales parecen arbitrarios, dificulta la adhesión de países grandes como Brasil y Argentina o países pequeños como Surinam o Guyana, lo que implica que, de crearse un nuevo fondo, deberá estructurarse un mecanismo de aportes más dinámico que garantice la capacidad de respuesta y que se ajuste a la dinámica económica de los países miembros, facilitando la adhesión de todos los países de la región suramericana. Además, las políticas para dar auxilio financiero del FLAR se limitan por el menor monto resultante de los siguientes criterios: • 250% de su aporte de capital pagado al FLAR. • El déficit global de la balanza de pagos en los 12 meses anteriores. • El valor que corresponda al porcentaje que haya sido fijado por el Directorio de las importaciones del país solicitante provenientes del resto de los países miembros del fondo, durante los 12 meses anteriores. Esta metodología, si bien permite que se otorguen auxilios financieros de acuerdo con las necesidades de balanza de pagos, también es cierto que, dado el capital del FLAR y el crecimiento de los países miembros en términos de comercio exterior, es muy probable que el menor monto esté determinado por el 250% de su aporte. En este sentido, se reitera la idea de que limitar los auxilios financieros al tamaño de los aportes no permite el uso de los recursos de manera eficiente, mientras que un nuevo fondo de reservas debería articular los auxilios financieros a las necesidades reales del país en crisis. Facilidades crediticias del FLAR Por otro lado, las facilidades crediticias del Fondo de Reservas Latinoamericano son las siguientes: • Crédito de apoyo a balanza de pagos: Se otorga a solicitud de los bancos centrales respectivos, por un plazo máximo de 4 años, incluyendo 1 año de gracia. La cesación de pagos realizada por Argentina en el año 2002 alcanzó un valor de USD 95.000 mm, más de 4.000 veces el capital del FLAR. 9 Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana... 33 Su propósito es fortalecer la posición de reservas internacionales de los países y atender sus requerimientos de divisas, con un mínimo de condicionalidad en cuanto a la política para restablecer la capacidad de pago del país. • Crédito de liquidez: Dirigido a satisfacer necesidades extraordinarias de divisas, durante períodos desde 6 meses hasta 1 año. • Crédito contingente: Tiene el propósito de contribuir a incrementar las reservas internacionales ante situaciones de presiones especulativas y expectativas adversas sobre el mercado cambiario. • Crédito de apoyo a la reestructuración de la deuda pública externa: Concedido a los bancos centrales para facilitar los procesos de renegociación de la deuda externa del sector público. Se otorga en operaciones de cofinanciamiento con otros organismos financieros multilaterales, con un plazo máximo de 4 años, incluyendo uno de gracia. • Crédito de tesorería: Su objetivo es suplir necesidades de liquidez a muy corto plazo. Los plazos pueden variar desde 1 hasta 30 días. Dos aspectos fundamentales deben reseñarse de este abanico de facilidades. 1. Los financiamientos están dirigidos a los bancos centrales de los países miembros, lo que reduce tremendamente el ámbito de acción de los apoyos financieros; los gobiernos articulan la política económica, por lo tanto las negociaciones de las condiciones del auxilio financiero y el direccionamiento del mismo, deberían ser definidos por estos y no exclusivamente por los bancos centrales. 2. Este fondo, bajo la estructura actual, replica, aunque en menor medida, el carácter intervencionista que el FMI ha ejercido sobre las políticas internas de los países. Mecanismo de apalancamiento del FLAR Las operaciones pasivas del FLAR se limitan a la emisión de bonos en el mercado internacional a fin de obtener recursos y financiar cualquier operación de crédito. Este esquema restringido de operaciones pasivas es el factor más limitante de este fondo de reservas. En principio, porque su capacidad de apalancamiento depende del capital del mismo, por lo que su capacidad de captar recursos adicionales es reducida. En relación con lo anterior, el diseño de las operaciones pasivas de un nuevo fondo de reservas dentro de la Unasur representa una oportunidad para establecer un sistema financiero integrado entre bancos centrales y gobiernos, incluyéndose a los bancos centrales como administradores de reservas de los países y principales entidades financieras de los Estados. 34 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Una primera opción sería el establecimiento de líneas de créditos, seguido o complementado por operaciones de préstamos directos a través de la compra de títulos valores o swaps de monedas entre el fondo de reservas y los bancos centrales y/o gobiernos de los países miembros para la obtención de recursos adicionales. También podría establecerse un mecanismo que permita la realización de aportes adicionales al fondo cuando las crisis comprometan a más de un país. Esta estructura permitiría el financiamiento del fondo a costos menores a los establecidos en el mercado internacional y un mejor uso de los recursos de la región. Como segunda opción y complementaria a la primera, se presenta el soporte interinstitucional entre los bancos de desarrollo multilaterales de la región y el fondo de reservas, mediante la creación de convenios bajo los cuales se inviertan los recursos del fondo en estos bancos de desarrollo a plazos que no comprometan la capacidad financiera del fondo cuando no existan crisis, mientras se norma que los bancos de desarrollo presten soporte financiero al fondo cuando este lo requiera. Finalmente, una tercera opción, cuando se hayan agotado las anteriores, es que el fondo de reservas debe tener la capacidad de emitir instrumentos financieros en el mercado internacional. Consideraciones finales Para concluir el análisis se debe hacer énfasis en los siguientes aspectos: 1. Para fortalecer la capacidad financiera del fondo de reservas de la Unasur debe establecerse un sistema de integración financiera, conectando entre sí todas las instituciones que formarán parte de la nueva arquitectura financiera regional y en el cual existan mecanismos de financiamientos bilaterales entre bancos centrales y/o gobiernos de los países miembros, como títulos valores o swaps en monedas, que amplíen la capacidad financiera individual de cada país y, por tanto, de la región. 2. Debe establecerse un sistema de compensación de pagos (similar al Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos, Sucre) a través del cual se permite la compensación de pagos de forma cuatrimestral entre los países miembros, haciendo uso de una unidad de cuenta común) con el objetivo de aumentar los periodos de compensación de pagos entre los países miembros y disminuir el uso de divisas para el comercio, lo cual tendría como consecuencia un incremento del comercio entre los países miembros sin el uso de divisas y el ahorro de estas para incrementar la inversión productiva, así como para hacer frente a crisis coyunturales. 3. Debe promoverse el establecimiento de los bancos de desarrollo y, más específicamente, del Banco del Sur como instrumento para el financiamien- Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana... 35 to del desarrollo y la disminución de las asimetrías productivas entre los países miembros de la Unasur. 4. En la Unasur debe afrontarse el hecho de que ya existe un fondo de reserva entre algunos de sus miembros y que la iniciativa de crear un nuevo fondo se encontrará con la negativa de algunos países a establecer un mecanismo o una institución paralela al FLAR. Sin embargo, ante las múltiples limitaciones y desventajas que se observan a nivel organizativo y estructural del mismo, es pertinente que se reforme el convenio constitutivo y sus lineamientos políticos para adaptarlos a los lineamientos políticos de la Unasur o se liquide el organismo y, a partir de sus activos, se constituya un nuevo fondo de reservas. 5. Es imperativo que todos los países integrantes de la Unasur tengan en cuenta que un fondo de reservas común garantizaría un financiamiento adicional a sus países miembros, lo cual mermaría el nivel de reservas necesario para cada país, generando una disminución del costo de oportunidad de acumular reservas internacionales y redundando en un mejor uso de estos activos. Referencias bibliográficas Agosin, M.R. (2000). Fortaleciendo la institucionalidad financiera en Latinoamérica. Serie Temas de Coyuntura 9. Santiago de Chile: Cepal. Agosin, M.R. (2001). Fortaleciendo la cooperación financiera regional. Revista Cepal, 73 (abril). Fondo Latinoamericano de Reservas (2007). Convenio Constitutivo del Fondo Latinoamericano de Reservas. 12 ed. Bogotá D.C.: FLAR. Fondo Monetario Internacional (1993). Convenio Constitutivo del Fondo Monetario Internacional. Washington D.C.: FMI. Fondo Monetario Internacional (2004). Guía del Fondo Monetario Internacional. Washington D.C.: FMI. Galindo Lucas, A. (2007). Pasado, presente y futuro del Fondo Monetario Internacional. MPRA papel 446. Argentina: Centro Argentino de Estudios Internacionales. Stiglitz, J.E. (2006). Cómo hacer que funcione la globalización. España: Editorial Taurus. Urrutia Montoya, M. (2007). Perspectivas del Fondo Latinoamericano de Reservas. Serie Financiamiento del Desarrollo 191. Santiago de Chile: Cepal. Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 37-73 • ISSN: 0005-4720 Disidencias y desdichas en la integración suramericana: una agenda de reflexión para la Unasur López Ríos Vladimir López Ríos* Resumen Se discute la necesidad para la región de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) de abordar el problema del aseguramiento externo desde un cambio de enfoque; esto es: desde la supuesta inevitabilidad de una crisis financierocambiaria, hacia la consideración de la posibilidad de una crisis en el sector externo, impuesta por la volatilidad y baja elasticidad del ingreso de las exportaciones en un contexto de reprimarización. Igualmente se evalúa la futilidad de insistir en apelar a una mayor liberalización del comercio en la subregión, cuando la información disponible sugiere restricciones estructurales de oferta vinculadas con la insuficiente diversificación de las actividades productivas. Así, se propone la construcción de una senda alternativa de integración, en la cual la superación de las asimetrías y la expansión de la frontera de producción se organicen mediante la complementación de la producción. Finalmente, ante la decreciente utilización del Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) por parte del comercio intrazona, se analizan los aspectos necesarios a considerar en su restructuración, para que acompañe el auge por venir en un posible nuevo escenario de complementación regional. * Investigador de Economía Senior de la Vicepresidencia de Estudios del Banco Central de Venezuela. Sociólogo y Magíster Scientiarum en Economía Internacional, Universidad Central de Venezuela (Caracas, Venezuela). Especialización en desarrollo económico. Ilpes-Cepal (Santiago, Chile). Profesor de Economía Internacional en la División de Posgrado de la Universidad Metropolitana 2008-2009 (Caracas, Venezuela). Líneas de investigación: relaciones económicas internacionales e integración y desarrollo económico. Correo electrónico: vlopez@bcv.org.ve. Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 38 Palabras clave: Integración económica / Complementación productiva / Sistemas de pago Código JEL: B0; F15; O10 Abstract This paper addresses the need of the Union of South American Nations (Unasur) to approach the external insurance problem on the grounds of a change of approach, that is: from the alleged unavoidability of a finance, foreign exchange crisis towards the consideration of a possible crisis in the external sector, driven by the volatility and low elasticity of income from exports in a re-primarization context. Also, this paper analyzes how futile is to insist in resorting to a greater liberalization of commerce in the sub-region, particularly, when available information suggests structural constraints of supply in connection with the insufficient diversification of productive activities. Therefore, a proposal is made to build an alternative path of integration in which overcoming the asymmetries and expanding the limits of production are arranged through production complementarity Finally, facing the decreasing use of the Reciprocal Credit and Payment Agreement of the Latin American Integration Association (Aladi) by means of the intra-zone trade, an analysis is made on the necessary aspects to be considered in restructuring this Agreement so it keeps pace with the upcoming momentum in a potential new scenario of regional complementarity. Keywords: Economic integration / Production complementarity / Payment systems JEL Code: B0; F15; O10 Resumo Este trabalho discute a necessidade da região da União de Nações Sul-americanas (Unasul) de abordar o problema do asseguramento externo desde um câmbio de abordagem; isto é: desde a suposta inevitabilidade de uma crise financeira-cambial para a consideração da possibilidade de uma crise no setor externo, imposta pela volatilidade e a baixa elasticidade da renda das exportações em um contexto de re-primarização. Igualmente, o artigo avalia a inutilidade de insistir em recorrer a uma maior liberalização do comércio na sub-região, quando a informação disponível sugere restrições estruturais de oferta vinculadas com a insuficiente diversificação das atividades produtivas. Assim sendo, propõe-se a construção de um caminho alternativo de integração, onde a superação das assimetrias e a expansão da fronteira de produção fiquem organizadas através da complementação da produção. Finalmente, face à decrescente utilização do Convênio de Pagamentos e Créditos Recíprocos da Associação Latino-americana de Integração (Aladi) por parte do comércio Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 39 intra-zona, analisam-se os aspectos necessários a serem considerado na restruturação do Convênio para que acompanhe o auge vindouro em um possível cenário de complementação regional. Palavras chave: Integração económica / Complementação produtiva / Sistemas de pagamento Código JEL: B0; F15; O10 Résumé Cet article présente une discussion sur la nécessité pour l’Unasur de changer le rapprochement au problème de l’assurance externe. Il faut passer de la vision d’une crise financière et cambiaire inéluctable à une autre vision qui pose la possibilité d’une crise dans le secteur externe provoquée par la volatilité et par la basse élasticité du revenu des exportations par des raisons de reprimarisation. Cet article évalue aussi la futilité de l’insistante appellation à une libéralisation du commerce dans la sous-région, tandis que l’information disponible suggère des restrictions structurelles d’offre liées à l’insuffisante diversification des activités productives. Aussi, propose-t-il la construction d’une alternative d’intégration qui, moyennant la complémentation productive, servira à surmonter les asymétries ainsi qu’à supprimer les frontières de la production. Finalement, face à la décroissante utilisation de la Convention Paiements et Crédits Réciproques de l’Association latino-américaine d’intégration (ALADI), de la part du commerce intra-zone, sont évalués les aspects nécessaires pour sa restructuration, pour qu’ils soient cohérents avec l’essor d’une potentielle nouvelle scène d’intégration régionale. Mots Clés: Intégration économique / Complémentation productive / Systèmes de paiements Classement JEL: B0; F15; O10 La crisis. ¿Cuál crisis? ¿Crisis sistémica? ¿Crisis real o financiera? 1 Buena parte de la discusión en la subregión Unasur sobre aseguramiento externo está motivada por el temor al contagio de crisis financiero-cambiarias acaecidas allende sus fronteras. Esta es una contingencia proveniente de la Creada el 8 de diciembre de 2004 mediante la Declaración de Cusco, bajo el nombre de Comunidad Suramericana de Naciones, siendo sus miembros Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. El 16 de abril de 2007, en Isla de Margarita, Venezuela, con ocasión del Diálogo Político de los Jefes de Estado y de Gobierno, se decidió adoptar la denominación actual de Unión de Naciones Suramericanas. 1 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 40 realidad de la apertura de la cuenta de capital y la liberalización del sector financiero. Por ello, un elemento central de tal discusión lo constituye la edificación de instituciones que represen recursos y más tarde puedan canalizarlos hacia el auxilio financiero para contener o moderar salidas intempestivas de capital, en tanto estas puedan ocasionar una espiral de sobredevaluación e inflación acompañadas de una reducción del tamaño de la economía. No obstante el reconocimiento de la necesidad perentoria de una institución que garantice de manera expedita la provisión de auxilio ante crisis de tal naturaleza, menester resulta señalar el desaliento de aquella si su dotación de fondos no se complementa con medidas de política orientadas a limitar, que no a prohibir, la movilidad de capital y reducir el grado de exposición internacional de la economía. De la experiencia vivida por América Latina desde la crisis mexicana de 1994-1995 (la asistencia financiera requerida se estimó en USD 49.000 millones), la crisis de Brasil durante 1998-1999 (con apoyo financiero por USD 41.000 millones), hasta la crisis argentina de 2000-2001 (cuya cobertura financiera se situó alrededor de USD 47.700 millones), recogemos algunos elementos que pueden listarse para minimizar o contrarrestar los factores de riesgo: • Contener o moderar la emisión de títulos de deuda en divisas o con garantía de tipo de cambio. • Limitar el endeudamiento externo discrecional por parte de empresas y regiones. • Construir un espacio regional ampliado para la colocación de títulos valores en monedas locales. • Fijar a las instituciones financieras posiciones bajas en divisas (por ejemplo, una proporción de sus operaciones externas con reconocimiento del ciclo económico y bajo escrutinio del banco central). • Fortalecer la supervisión sobre el mercado de capitales y la inversión extranjera: a) Restablecer la obligatoriedad de registro. b) Limitar o condicionar la repatriación de utilidades y dividendos. • Adoptar regímenes diferenciados de tasas de interés y encajes escalonados sobre entradas de capital de corto plazo. • Imponer alguna tasa impositiva sobre las transacciones financieras transfronterizas. • Establecer –en los mercados de capital– plazos de tenencia de los títulos entre compra y venta, cuando sean susceptibles de operaciones transfronterizas. Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 41 • Concertar la compra (recompra) de títulos de deuda soberana en el mercado secundario por entes descentralizados o mediante fondos regionales. • Restituir la jurisdicción nacional como espacio para la solución de controversias. • Fomentar ante instancias internacionales multilaterales la creación de procedimientos legales similares a la quiebra, para países insolventes o en mora, con la finalidad de facilitar la negociación de sus pasivos externos y, al estilo de las quiebras privadas, sujetar su redención a la recuperación del crecimiento y con ello del potencial de pago. • Insistir de manera concertada en la inembargabilidad de los activos nacionales en el exterior. Para los niveles de 2010, la Unasur habría de recurrir a 10,0% de sus reservas internacionales totales si quisiera conceder auxilio financiero a un país miembro con una crisis similar a la de Argentina en 2001. Obviamente, la incidencia neta para cada país sería diferente debido a las asimetrías de tamaño económico, servicio de la deuda externa, financiamiento comercial, remuneración factorial externa neta, etcétera. Por otra parte, la certidumbre de asistencia oportuna y suficiente, conduce a los países a tomar riesgos innecesarios en el manejo monetario y cambiario (moral hazard), en los cuales no habría de incurrir si tuviese que seguir una ruta solitaria de aseguramiento como la de hoy día, provista por su nivel de reservas internacionales. De allí la imperiosa necesidad de complementar cualquier nueva institucionalidad con medidas cautelares como aquellas arriba anotadas, incluso en el caso de asistencia provista mediante algún acuerdo del tipo Chiang Mai. Tanto en el caso de Brasil (Plan Real) como de Argentina (Ley de Convertibilidad), el contagio de crisis financiero-cambiaria fue posible, en primera instancia, por la apreciación del tipo de cambio y las expectativas de ruptura que suele alimentar. Ello resulta de prolongar en el tiempo la utilización de la política monetaria con fines recesivos para abatir la inflación, en un contexto de libre movilidad de capitales, lo cual suele concluir con situaciones de sobreabsorción y expectativas de ajuste cambiario por inviabilidad de la balanza de pagos. En semejante escenario, se incrementa el riesgo-país y se torna escasa o costosa la posibilidad de obtener financiamiento. El resultado es una masiva salida de capitales y sobreajuste del tipo de cambio nominal. Nótese que en esta situación límite, cesa el compromiso entre tasas de interés y tipo de cambio. La persistente titularización de deuda soberana, transable internacionalmente y con plazos de vencimiento sucesivos, para los cuales podría no haber cobertura financiera en virtud de la progresiva reprimarización de las exportaciones, 42 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 constituye igualmente un mecanismo de ampliación del grado de exposición internacional de los países de la subregión, en niveles superiores a los de una década atrás. Un arreglo institucional del tipo Chiang Mai –con asistencia complementaria multilateral–, podría poseer mayor viabilidad para enfrentar las crisis financieras y cambiarias antes que la construcción de un fondo común, porque no exige la cesión de las reservas internacionales en operaciones riesgosas, agravadas por situaciones de moral hazard. Semejante estrategia, de suyo, obligará a los países a reducir su exposición internacional, digamos, voluntaria, mediante la introducción de medidas para moderar la movilidad del capital y el apoyo a la construcción de un mercado ampliado de títulos de deuda en monedas locales, como anotamos más arriba. El sesgo ya señalado de fijar la discusión sobre aseguramiento externo respecto al eventual contagio de crisis sistémica de naturaleza financiera y cambiaria, obvia un elemento medular que en el pasado determinó la crisis de la sustitución de importaciones al igual que del modelo decimonónico de crecimiento hacia afuera, que es, en la presente coyuntura, el creciente peso de las exportaciones de productos básicos con elevada volatilidad en sus precios. A manera de ilustración, mostraremos la trayectoria porcentual de las exportaciones de productos primarios respecto a los bienes y una medida comparativa de 2 volatilidad entre productos primarios y manufacturas . Veamos: Todos los valores se convirtieron a logaritmo. La volatilidad se calculó como la desviación típica del componente cíclico de la serie, obtenido este por la diferencia entre los valores observados y su tendencia de largo plazo. El índice de valor unitario de exportación de la República Federal de Alemania se tomó como sucedáneo de los precios de las manufacturas. 2 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 43 Gráfico 1 Unasur1/. Exportaciones productos primarios-exportaciones de bienes (%) 85 80 75 70 65 60 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 55 Observado Tendencia HP 1/ Excluye a Guyana y Surinam. Fuente: Cepal (2010). Cálculos propios. Cuadro 1 Volatilidad de precios (índice de valor unitario de exportación) 1970-1979 1980-1989 1990-1999 2000-2009 Productos primarios1/ 3,279 2,293 1,878 2,141 Manufacturas2/ 3,534 2,660 1,776 1,956 1/ Estimado a partir de los precios de una canasta contentiva de 23 productos básicos. 2/ Se refiere al índice de valor unitario de las exportaciones de Alemania. Fuente: FMI, Statistical Database, junio 2011. PODE, Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería. Cálculos propios. Podría decirse que la mayor volatilidad contemporánea de los productos primarios proviene de constituir un mercado competitivo –en su sentido clásico– y de su reciente conversión en activos financieros. Por el contrario, el comercio internacional de manufacturas está mayoritariamente controlado por empresas transnacionales con capacidad de racionar la oferta, segmentar los mercados, emplear estrategias de pricing to market, amén de regirse la producción de manufacturas por economías de escala y rendimientos crecientes 44 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 y la profusa utilización de las patentes para restringir la entrada de nuevos oferentes a los mercados (Stiglitz, 2006). De lo anterior se constata la progresión de un cuadro de fragilidad sobre el sector externo de las economías de la Unasur, con claras incidencias adversas sobre la programación fiscal y el gasto agregado, cuya agudización estará vinculada con la evolución de la situación internacional, marcada por la ralentización del crecimiento económico en los países desarrollados (en particular los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón) y el agotamiento del fondo extraordinario de reservas internacionales acumulado por los países subdesarrollados no productores de energía (en el reciente episodio de auge entre 2002 y 2008), a consecuencia de los precios relativamente elevados del petróleo. Por otra parte, el aumento del ingreso por habitante en la subregión Unasur, con laxitud en el régimen comercial y baja diversificación de la economía doméstica, favorece en los últimos años el incremento de la elasticidad ingreso 3 de la demanda de importaciones , lo cual podrá contribuir a comprometer la viabilidad del sector externo de la economía El cuadro dinámico arriba esbozado, sugiere para la subregión la posibilidad de incurrir en un tipo de crisis que conoció con dramatismo en el pasado pero inédita desde los años noventa, la cual es aquella determinada por condiciones objetivas de la economía real: el estrangulamiento externo vinculado con la composición del gasto y las divergentes elasticidades ingreso de la demanda de las exportaciones y las importaciones. Una de las opciones a corto plazo para enfrentar semejante situación alude a la construcción de fondos regionales o la adaptación de alguno existente, para que, en presencia de una crisis real que imponga la merma de los ingresos externos, pueda contribuir a sostener o estabilizar el gasto público y por este medio, la demanda agregada interna. Las opciones de mediano y largo plazo estarían vinculadas con cambios en la estructura económica mediante la profundización de la integración regional, que favorezca la diversificación de las actividades y la ampliación 4 de la capacidad en un contexto de complementación de la producción : en pocas palabras, la reindustrialización de la región. Por ejemplo, para cada uno de los países de la Unasur, la elasticidad ingreso de la demanda de importaciones, calculada por ventanas móviles de 30 años, muestra una mayor inclinación de la pendiente a partir de los años noventa. La propensión media a importar registra una trayectoria similar, con la excepción de Venezuela, cuyo comportamiento luce más bien errático desde finales de los años setenta. La referencia es Pineda, J. y Bello, O., 2011. 3 Más abajo trazaremos algunas líneas para esbozar su construcción. 4 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 45 Más libre comercio para mayor integración: ¿Cuál comercio? ¿Comercio entre ganadores y perdedores? Suele pensarse en la subregión que la baja proporción del comercio intrazona atiende a la amplia cobertura arancelaria sobre tal comercio: de allí el reclamo por mayor liberalización. Sin embargo, y a contracorriente de semejante vulgata, información disponible a través de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) invalida el lugar común. Veamos: …mientras en 1995 el promedio de ítems liberados en el comercio intrarregional era tan solo de 22,1%, actualmente esta cifra ascendió a 53,6%. (…) Si se pondera la cantidad de ítems por los valores de comercio que los mismos canalizan se observa que el porcentaje promedio de productos liberados es superior, aunque evidenciando la misma tendencia ascendente. En efecto, en 1995 este indicador alcanzaba el 35,7% y actualmente ascendió a un 70,1% (2009a, p. 14). Una vez considerada la observación anterior de la Aladi, cabe anotar la existencia de evidencia cuantitativa que responde al escaso comercio intrazona en la Unasur, por la limitada diversificación de su oferta. El siguiente cuadro ilustra esta observación: Cuadro 2 Unasur: comercio exterior 2009 (participación %) Código Secciones Total Exportaciones Importaciones 100,00 100,00 1 Animales vivos y productos del reino animal 7,28 1,64 2 Productos del reino vegetal 11,79 3,17 3 Grasas y aceites, ceras de origen animal o vegetal 2,15 0,67 4 Productos de las industrias alimenticias, bebidas, líquidos alcohólicos, vinagre y tabaco 12,88 2,83 5 Productos minerales 23,44 13,59 6 Productos de las industrias químicas e industrias conexas 4,91 14,83 7 Materias plásticas artificiales, éteres, ésteres de la celulosa, resinas y caucho 2,45 5,58 8 Pieles, cueros y peleterías 0,73 0,31 9 Madera, carbón vegetal y manufacturas de corcho, espartería y cestería 1,25 0,26 10 Materias utilizadas en la fabricación de papel y sus aplicaciones 2,69 2,02 11 Materias textiles y sus manufacturas 1,67 3,41 12 Calzados, sombrerería y paraguas 0,50 0,70 13 Manufacturas de piedra, yeso y cemento 0,63 0,95 Continúa en la siguiente página Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 46 14 Perlas, piedras preciosas 3,78 0,20 15 Metales comunes y manufacturas de estos metales 10,99 6,57 16 Máquinas y aparatos, material eléctrico 5,09 27,26 17 Material de transporte 5,83 11,19 18 Instrumentos y aparatos de óptica, fotografía y cinematografía 0,30 3,10 19 Armas y municiones 0,11 0,07 20 Mercancías y productos n.e.p. 0,45 1,41 21 Objetos de arte Acumulado para cuatro primeras secciones 1,07 0,23 66,37 73,44 Fuente: Aladi, BCV. Cálculos propios. Más allá de revelar una importante concentración de su comercio exterior en pocas secciones del arancel de aduanas, el cuadro anterior igualmente nos habla de la dependencia foránea en bienes de elevado valor agregado; estos se concentran, por supuesto, en secciones que contienen las mayores posibilidades de expandir la oferta mediante la diferenciación de productos y con elasticidad ingreso de la demanda. Veamos: con relación a las exportaciones, las primeras cinco secciones, las cuales reúnen actividades productivas en alimentos y productos minerales, constituyen 57,54% de las exportaciones de bienes de la Unasur, mientras que tres secciones contentivas de actividades productivas con mayor agregación de valor, tales como productos de las industrias químicas e industrias conexas; máquinas y aparatos, material eléctrico, y material de transporte expresan 53,27% de las importaciones de bienes. Ahora bien, esta información no solo podemos tomarla como sucedáneo de una escasa diversificación del establecimiento productivo interno o pocas actividades productivas competitivas internacionalmente, sino también como emblemática de un exiguo sector de transformación. De hecho, para 2009, Brasil explicó 44,0% del valor agregado manufacturero de la Unasur, mientras Argentina detentó 25,5% (lo cual no es diferente a la situación observada en 2000 o en otro año cualquiera tomado aleatoriamente) (Cepal, 2010). Aquí reside, precisamente, la explicación del escaso comercio intrazona en la Unasur y no en la insuficiente liberalización de tal comercio. Si asumimos la ausencia en la subregión del comercio más dinámico –el cual es aquel de características intraindustriales–, amén de una fuerte presencia trasnacional en la generación del producto interno bruto (PIB) y la formación Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 47 5 de capital –lo cual implica para esas empresas capacidad para decidir qué se produce, dónde se produce y cómo se produce, además de segmentar los mercados en función de estrategias de producción, comercio y finanzas ajenas a las necesidades de la Unasur–, sería iluso insistir en la reducción arancelaria 6 con fines de incrementar el intercambio comercial . Ello es la medida de nuestra ignorancia u obsecuencia ideológica. Se trata, entonces, de superar los atavismos de una concepción de la integración regional anclada en la ideología de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc) y avanzar mediante la complementación de la producción para generar nuevas actividades con ganancias compartidas de progreso técnico, productividad y valor agregado –dada la dotación factorial, capacidades y necesidades– para, parafraseando a Andic, Andic y Dosser (1977), desviar comercio para crear desarrollo. ¿A qué nos referimos con “ideología Alalc”? La Alalc asentó en uno de sus considerandos que …la ampliación de las actuales dimensiones de los mercados nacionales, a través de la eliminación gradual de las barreras al comercio intrarregional, constituye condición fundamental para que los países de América Latina puedan acelerar su proceso de desarrollo económico, en forma de asegurar un mejor nivel de vida para sus pueblos7. Véase, Unctad, World Investment Report, varios años. En Latinoamérica se registra un proceso contrario al observado en el sur y el este de Asia, donde la región trascendió desde elevados niveles de trasnacionalización a otros considerablemente menores a los expuestos por los países subdesarrollados en la medida que avanzó en su proceso de capitalización, tanto en lo atinente a la participación de la inversión extranjera directa en la generación del PIB como en la formación bruta de capital fijo. En Latinoamérica esta situación, obviamente, favorece la mayor desarticulación del establecimiento productivo interno en tanto el producto exhibe una escasa vinculación con la capacidad para extender la provisión de insumos internos; desplazamiento de las empresas nacionales en el sistema bancario doméstico debido a su menor tamaño y capacidad financiera (crowding out); desnaturalización del perfil de la oferta respecto de las necesidades y requerimientos de la mayor parte de la población en un escenario de concentración creciente del ingreso; tendencia a la financiarización del excedente en manos de nacionales, además de afectar objetivos de tipo de cambio y balanza de pagos. 5 En los inicios de la integración latinoamericana, hacia 1960, la tasa de comercio entre los diez países iberoparlantes hoy miembros de la Unasur fue de 8,56%. El cénit de su comercio lo alcanzaron en 1998, siendo 26,83%, mientras que para 2009 descendió hasta 19,49%. Fuente: FMI, Direction of Trade Statistics. ¿Será mera coincidencia la relación inversa entre comercio intrazona y reprimarización? Quiero decir, gráficamente, la reversión del comercio intra Unasur resulta concomitante con la creciente participación de los productos primarios en su canasta de exportaciones. 6 Tratado de Montevideo. Suscrito el 18 de febrero de 1960, por los plenipotenciarios de Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay. Se registró adhesión posterior de Colombia (1961), Ecuador (1962), Bolivia (1966) y Venezuela (1967). 7 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 48 Como ha señalado Juan Mario Vacchino, Esta idea adquiere forma concreta en el principal objetivo instrumental del Tratado: establecer una zona de libre comercio que se perfeccionaría a través de un período de transición no mayor de doce años, mediante la eliminación de los derechos aduaneros, de otros gravámenes de efectos equivalentes y de las restricciones cuantitativas sobre lo esencial del comercio recíproco (1981, p. 457). En su función ideológica, lo que gravita detrás del considerando es la suposición de David Ricardo acerca de la convergencia de utilidades y precios en 8 un contexto de libre movilidad del capital . Esta suposición fue más tarde trasladada a la problemática del comercio internacional por Paul Samuelson y formalizada mediante la llamada “equivalencia en las remuneraciones de los factores”. Pese al virtuosismo de la modelización matemática, nada de ello se 9 corresponde con la evidencia histórica disponible . El énfasis en la liberalización del comercio como norte de la integración, condujo a la quiebra de la Alalc, sentenciada tempranamente en 1966 por la Declaración de Bogotá; ¡seis años antes que concluyese el período de transición hacia la zona de libre comercio! La declaración recoge, precisamente, las expectativas de países con menor diversificación en sus actividades productivas y tamaño económico relativo (Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) quienes expresaron, mediante su concurso, la necesidad de trascender el esquema La nota que tomamos de Ricardo dice lo siguiente: “…si el capital afluyera libremente hacia los países donde pueda ser empleado más lucrativamente, no podría existir diferencia alguna en la tasa de utilidades ni tampoco en los precios reales o precios del trabajo de los bienes…” (1973, p. 104). 8 En su oportunidad, Cardoso alertó, con no poca ironía, acerca de las consecuencias ideológicas de estas conclusiones extremas de Paul Samuelson. A diferencia de Bertil Ohlin, quien consideró una tendencia relativa a la igualdad en las remuneraciones de los factores por el comercio internacional, Samuelson concluyó su equiparación completa y absoluta. De acuerdo con Cardoso, desde allí sería entonces “posible afirmar que el intercambio internacional resuelve las desigualdades económicas entre las naciones (el subdesarrollo se reduciría mediante la especialización mundial de la producción)” (1973, p. 178). En la página siguiente, Cardoso escribió: “Gottfried Haberler, defensor de los mecanismos del mercado libre, señaló que Samuelson incluyó, entre las condiciones de validez de su teoría, ciertos supuestos ajenos a la realidad, tales como la homogeneidad de las funciones de producción en todos los países que realizan intercambio (nivel similar de conocimiento tecnológico, de capacitación, de clima, de condiciones físicas y sociales, etcétera) cuya inexistencia constituye la cuestión inicial de las disparidades entre países”. Más recientemente, Robert Skidelsky, en su libro intitulado El regreso de Keynes (2009), realiza observaciones análogas a las de Haberler –la irrealidad de los supuestos– con relación a la economía dominante en la academia; léase “Expectativas racionales”, “Teoría del ciclo económico real” y “Teoría del mercado eficiente”. 9 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 49 Alalc de integración basado en el comercio. En el contexto de esta integración, digamos “mercadista” –para emplear la palabra utilizada por Vacchino–, estos países fueron compelidos al déficit comercial recurrente. En tales condiciones asimétricas, el libre comercio conducirá, como lo observó tempranamente Friedrich List (1997) con relación al comercio de los Estados germanos con Inglaterra, a pérdidas de capacidad productiva, empleo y bienestar. Por otra parte, la propia experiencia cuasi-traumática que hoy día experimenta la Unión Europea con la potencial insolvencia financiera de Grecia y la postración económica en España, Irlanda y Portugal, revela dos cosas, por lo menos: 1) la falacia de la insistencia neoclásica acerca de las ventajas del libre comercio para las economías pequeñas y 2) la inviabilidad de la integración económica a largo plazo en presencia de asimetrías reales considerables, como por ejemplo, diversificación de actividades productivas e inadecuación entre capacidad y demanda agregada. En la contemporaneidad, los defensores a ultranza del libre comercio se escudan detrás del preciosismo matemático para sortear y escamotear la evidencia histórica del desarrollo económico capitalista, presentándola, frente a la situación europea, como un problema básicamente financiero relacionado con el deficiente manejo de las finanzas públicas (las reglas del euro les privan del argumento de acomodo monetario). Por el contrario, a nuestro juicio, esta crisis devela los límites del endeudamiento para financiar desequilibrios comerciales recurrentes en países cuyo menor tamaño económico, productividad y diversificación productiva, encuentran mermados sus grados de libertad para hacer política económica autónoma, en virtud del régimen monetario uniforme y rígida política fiscal, en el ámbito comunitario (Lapavitsas et al., 2010). Una lección para la Unasur de la crisis europea: trascender desde la ventaja comparativa a la complementación productiva La integración económica contemporánea en Suramérica es la herencia bastarda de los programas de ajuste macroeconómicos de finales de los años ochenta y comienzos de los noventa, del pasado siglo xx. Las preocupaciones microeconómicas de estos programas por el incremento de la eficiencia en la asignación de los recursos mediante la privatización, la desregulación y la liberalización –las cuales brindan el contexto para que operen las señales de precios (mercado)–, favorecieron el rescate de la anacrónica concepción de la integración mercadista de la Alalc; efectivamente, la integración basada en la mera supresión de los aranceles y simplificación de los procedimientos de aduanas permitió un rápido crecimiento de las exportaciones intrazona con relación a las exportaciones totales de bienes en la Unasur, para luego experimentar una disminución durante los años de elevado crecimiento de la economía mundial –lo cual no deja de resultar paradójico: desde 12,34% en 1986 hasta su cénit en 1998 (26,83%), para Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 50 ralentizarse seguidamente y concluir en 2008 y 2009 en 19,49%. En el gráfico siguiente, puede observarse el comportamiento descrito. Gráfico 2 Unasur1/. Exportaciones intrazona-exportaciones de bienes (%) 30 25 20 15 10 5 Observado 2010 2009 2008 2007 2006 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1989 1990 1988 1987 1986 1985 0 Tendencia HP 1/ Excluye a Guyana y Surinam. Fuente: FMI. Direction of Trade Statistics. Cálculos propios. Por otra parte, durante la última década (2000-2009), en la cual la economía mundial experimentó su mayor tasa de crecimiento desde los años sesenta, la Unasur mostró un menor incremento de sus exportaciones intrazona (8,00%) res10 pecto a las destinadas al resto del mundo (9,44%) . En un momento de auge del ingreso, insuficiencias de oferta provenientes de la estrechez en la diversificación de las actividades productivas junto a una política comercial laxa, favorecieron la satisfacción de la demanda interna por la oferta internacional; previamente se ha aludido a la mayor elasticidad ingreso de la demanda de importaciones resultante. Pareciera, entonces, que los aranceles inciden menos en el nivel del comercio intrazona que la escasa diversificación de la oferta interna. De hecho, la condición de Brasil como principal economía industrial de la subregión y, por tanto, con mayor diversificación en sus actividades productivas, puede constatarse en el saldo comercial acumulado, tal como lo revelamos mediante el cuadro siguiente (el déficit con Bolivia obedece al aprovisionamiento de gas natural): Fuente: FMI, Direction of Trade Statistics. Cálculos propios. 10 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 51 Cuadro 3 Brasil. Saldo comercial en la Unasur (miles de USD) Argentina Bolivia Chile Colombia Ecuador Paraguay Perú Uruguay Venezuela 2000-2009 10.710.256 (5.762.343) 7.288.552 10.066.749 4.841.453 7.472.145 4.995.204 1.864.102 17.931.226 Fuente: Aladi. Cálculos propios. Las implicaciones sobre el futuro de la Unasur, dado el desequilibrio naturalmente proveniente de la especificidad de Brasil, aun considerando a la Argentina, habremos de mostrarlas partiendo de la situación europea reciente y de las lecciones que de allí se derivan. Esbozaremos igualmente algún camino alternativo a seguir para reinventar la integración, el cual, hasta ahora, está más cargado de intuiciones que de certidumbres: la complementación productiva. Hemos dicho con anterioridad que el fenómeno real detrás de la crisis fiscal, con explosión de la deuda soberana, en algunos países de la Eurozona, digamos Grecia, no es otro que la recurrencia del déficit comercial, impuesta por las asimetrías respecto a los países con mayor potencia económica. Bela Balassa señaló hace bastante tiempo que el proceso de integración tiende a incrementar las diferencias estructurales entre países ricos y pobres, por cuanto la mayor movilidad factorial favorece la concentración de la producción y la industria en las regiones y países con mayor desarrollo relativo, salvo que ello se contrarreste mediante el diseño de políticas convenientes y mancomunadas. La estrategia de la Unión Europea para enfrentar la obviedad de las asimetrías se instrumentó a través de los llamados Fondos estructurales y los Comités de las regiones. Los objetivos previamente definidos son: la convergencia estructural, la competitividad regional, el empleo y la cooperación. Independientemente de la cuantía de los fondos canalizados para la reconversión económica y la cohesión regional, en infraestructura física y de servicios, obsolescencia industrial y tecnológica, el 4desempeño reciente de Grecia, Portugal, Irlanda y España sugiere que no fue suficiente para acortar las diferencias 52 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 11 de productividad y diversificación del establecimiento productivo interno . Por tanto, no deja de ser una cantinela ideológica la de endosar las dificultades en los países mencionados a la pésima gestión financiera o al Estado de bienestar. El programa económico recesivo prescrito por el FMI y entusiastamente acogido por el Banco Central Europeo, a lo sumo permitirá reducir la magnitud del déficit fiscal y generar ingresos adicionales para servir a la deuda externa mediante una baja administrativa del bienestar social, pero de ninguna manera afectará las deficiencias estructurales que conducen a ese déficit. En el caso de la Unasur, con absoluta prescindencia de las declaraciones de buena voluntad acerca de la decisión de afectar las asimetrías, no podrá haber un resultado distinto al observado en la Unión Europea si la integración se mantiene sesgada hacia el comercio y su liberalización, dada la influencia ideológica del principio de la “ventaja comparativa”. La Declaración de Bogotá de 1966 debe tomarse como alerta temprana acerca de las limitaciones y escasas posibilidades para este camino en la integración. Adicionalmente, la ruta europea de los fondos estructurales no pareciera viable en la Unasur por dos razones: 1) la insuficiencia relativa de capacidad financiera por parte de los gobiernos ante la magnitud de los requerimientos y 2) a resultas de la considerable volatilidad en los precios de los productos básicos generadores de los ingresos externos de la región. Una excepción vendría dada por la constitución de un entorno institucional capaz de represar una parte de la enorme cuantía de recursos financieros que dejan la región cada año. Nuestros cálculos revelan, basados en datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que las transferencias externas netas de capital desde los países iberoparlantes de la Unasur durante la última década ascendieron a USD 425.110 millones, equivalentes a 12,41% de sus exportaciones totales de bienes y servicios, y superiores en USD 66.808 millones a los ingresos por inversión extranjera directa neta (Cepal, 2010). Desde En el mercado ampliado de la zona euro, con grandes disparidades de ingreso y productividad, además de perfiles de demanda relativamente homogéneos (lo cual es una característica fundamental del proceso civilizatorio capitalista), podríamos asentar la siguiente conclusión de Krugman (1984), aun cuando esté fuera de contexto, para ilustrar las dificultades de la convergencia estructural: “si dos países tienen el mismo patrón de demanda, el mayor será exportador neto de los productos cuya producción se realice en régimen de economías de escala”. Obviamente en la Eurozona ello resulta agravado por la nula independencia de los países para hacer política económica con la finalidad de sostener la competitividad de sus empresas. En contraste, la tendencia a la apreciación del euro favorece a las mayores economías, principalmente Alemania, a quien la Eurozona garantiza un mercado cautivo. El costo, por supuesto, no puede ser sino la necesidad de financiar los déficit de los socios con el riesgo para los grandes bancos europeos de posibles situaciones de insolvencia. La condonación parcial de la deuda oxigenaría al sistema hasta la próxima crisis. 11 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 53 esta mirada podría decirse que no hay un problema de recursos; sin embargo, tales transferencias constituyen un ahorro sobre el cual los gobiernos carecen de control alguno y abonan la creación de riqueza allende nuestras fronteras 12 o regresan investidos bajo la figura del endeudamiento externo . Gráfico 3 Unasur1/. Transferencia externa neta de capital Millones de USD 40.000 20.000 0 -20.000 -40.000 -60.000 -80.000 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 -100.000 1/ Excluye a Guyana y Surinam. Fuente: Cepal (2010). Cálculos propios. “En verdad, sin contar con las corrientes menores de capital, difíciles de precisar durante los tres siglos anteriores, el comercio y el capital extranjeros generaron hacia la metrópoli una corriente de ingresos –desde América Latina, África y Asia–, de 1.000 millones de libras esterlinas aproximadamente (de las cuales alrededor de la mitad procedía de la primera), superior al valor total de las industrias movidas a vapor en toda Europa en 1800 y en una mitad a las inversiones de Gran Bretaña en su industria metalúrgica hasta 1790. Entre 1760 y 1780 solamente, el ingreso británico procedente de las Indias Occidentales y Orientales excedió en más del doble los fondos de inversión disponibles para su creciente industria. Está claro, pues, que desde el principio el verdadero flujo de capital extranjero ha sido de América Latina hacia las metrópolis. Esto significa que América Latina ha tenido recursos o capital de inversión propio, pero que gran parte de él ha sido llevado al exterior e invertido allí, y no en América Latina. Esta transferencia de capital al exterior, y no su supuesta inexistencia en América Latina, ha sido evidentemente la causa principal de las necesidades latinoamericanas de más capital para inversión, tal como el aportado por extranjeros” (Gunder Frank, 1978, pp. 273-274). Obviamente, el párrafo citado habla por sí solo. 12 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 54 Gráfico 4 Unasur1/. Inverión extranjera directa neta Millones de USD 70.000 60.000 50.000 40.000 30.000 20.000 10.000 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 0 1/ Excluye a Guyana y Surinam. Fuente: Cepal (2010). Cálculos propios. Una ruta alternativa, sin menoscabo de los esfuerzos canalizados a través de fondos como el Fondo de Convergencia Estructural (Focem) del Mercado Común del Sur (Mercosur), podría construirse mediante la capitalización parcial de los superávit comerciales para impulsar proyectos conjuntos de inversión para la producción; ruta tímidamente esbozada en el Sistema Unitario de Com13 pensación Regional (Sucre) , sistema de pagos basado en el empleo de una unidad de cuenta, creado por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, para estimular la expansión de sus transacciones reales de manera equilibrada y fomentar la complementación de su base productiva con miras a reducir la tendencia al déficit en las economías con menor diversificación de la producción y ampliar la capacidad. Esta concepción del comercio internacional puede rastrearse hasta el Plan Keynes de 1944, el cual pretendió una balanza comercial global en equilibrio; en semejante escenario internacional, los países con superávit (acreedores), financiarían a los países con déficit (deudores) para mantener el Vigente desde el 27 de enero de 2010. 13 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 55 crecimiento de la demanda mundial. En el caso del Sucre, antes que soste14 ner la expansión de la demanda, se persigue atacar la fuente del déficit . En la Unasur, la evidencia del superávit recurrente de Brasil en función de su 15 tamaño económico relativo y elevado grado de industrialización y, por tanto, mayor diversificación de las actividades y capacidad productiva, indefectiblemente mostrará limitaciones y problemas de viabilidad a mediano plazo, tal 16 como puede ilustrarse con el Mecanismo de Adaptación Competitiva , de persistir una concepción de la integración basada en el libre comercio y la ventaja comparativa. Este mecanismo de adaptación competitiva es uno más de los innumerables meandros impuestos en el cenagoso sendero de la integración regional, desde la Declaración de Bogotá. La ruta alternativa supone, a partir de la capitalización de los superávit comerciales en inversiones compartidas, construir una nueva urdimbre económica caracterizada por la complementación de la producción en un contexto de amplia movilidad de los factores productivos. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre los Acuerdos de Complementación Para Keynes, cuando el desequilibrio comercial se acentúa con el tiempo, genera un círculo vicioso en el cual los países acreedores han de crecer más rápidamente que los deudores, precisamente porque exportan más, y con ello financian una mayor expansión de su capacidad. Su plan pretendió que los países con superávit gastasen su excedente en los países deudores para restablecer el equilibrio en la balanza comercial. Por otra parte, podríamos decir que la fuente del déficit comercial no está en el exceso de gasto sobre la oferta interna o en los efectos del déficit fiscal sobre el tipo de cambio real, como pretenden los enfoques de absorción y monetario de la balanza de pagos, en una visión contable, ex post. Al contrario, la imantación de las preferencias, gustos y deseos que conforman el perfil de la demanda en los países de altos ingresos hacia los países subdesarrollados o de menor tamaño económico relativo (efecto demostración), impone a estos un patrón de consumo insuflado desde las clases altas, que introduce rigidez en el gasto externo una vez deviene instancia legitimatoria de la pertinencia social o de la cobertura de necesidades, amarrado igualmente a la rentabilidad internacional del capital mediante la producción generalizada de valor de cambio potencial (gadgets). De allí la exigencia de apertura de los mercados. Ahora bien, dado un determinado perfil de la demanda (esto es, una particular distribución del ingreso) y un determinado establecimiento productivo o dotación de recursos, aquellos países incapaces de generar oferta internacional o productores de bienes tomadores de precios, propenden más que otros a incurrir en déficit comerciales. El déficit emerge así como un fenómeno real, determinado por las particulares características de aparato productivo, antes que financiero. 14 Durante la década 2000-2009, Brasil registró 46,45% del valor agregado manufacturero de la Unasur, excluidos Guyana y Surinam. La fuente es Cepal (2010). Los cálculos son míos. 15 Firmado por Argentina y Brasil el 1 de febrero de 2006, permite la aplicación de salvaguardas cuando incrementos en las importaciones provenientes del otro socio comercial perjudiquen a la industria local. En lugar de actuar para fomentar la complementación de las actividades productivas –y con ello la movilidad factorial y la integración–, se persigue racionar el potencial de expansión del país asociado. 16 56 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Económica (ACE) presentes en la integración regional y la denominada en estas páginas complementación productiva? ¿Dónde está la diferencia sustantiva para, desde allí, reconstruir la integración regional? Juan Mario Vacchino ubica en la desaparecida Alalc –¿podría sorprendernos?– el surgimiento de los acuerdos de complementación. Textualmente, anota lo siguiente: En forma adicional y complementaria al régimen de desgravación, fue establecido en el Tratado el instrumento de los acuerdos de complementación, con el objeto de acelerar el proceso de desgravación y, por ende, orientado hacia el logro de mayores niveles de especialización internacional e intercambio recíproco; en efecto, en dichos acuerdos se establecen programas específicos de liberación de los intercambios referidos a determinados sectores o ramas de la industria (Vacchino, 1981, p. 463). En el contexto del Tratado de Montevideo de 1980, que dio lugar a la creación de la Aladi, se encuentran en depósito treinta y cuatro Acuerdos de Complementación Económica (ACE); desde el ACE N° 2 del 20 de diciembre de 1982 entre Brasil y Uruguay, hasta el ACE N° 66 entre Bolivia y México, firmado el 21 de mayo de 2010. En general, independientemente de las alusiones a la utilización de la infraestructura física y proclamas a favor de las inversiones recíprocas, los ACE están explícitamente orientados a estimular la expansión del comercio mediante la supresión de las barreras existentes y facilitar la circulación de los bienes; no en balde la recurrente invocación de una zona de libre comercio con la subsecuente adopción de un programa sectorial de liberalización y el reconocimiento del patrimonio histórico en materia arancelaria. Se trata entonces de garantizar el espacio ampliado, bilateral o multilateral, para los bienes nacionales resultantes de la especialización preexistente. La idea fuerza detrás de la complementación económica no es otra que el principio de la ventaja comparativa –núcleo duro de la teoría convencional del comercio internacional e imaginario guía del fundamentalismo del mercado–, según el cual un país tendrá ventajas en la producción de aquellos bienes que utili17 cen intensivamente el factor más abundante . Los países que desarrollaron sus economías en ningún momento castraron ex ante su potencial de expansión y La idea original de David Ricardo tuvo por objeto explicar la posibilidad de incrementar la utilidad del capital sin que ello acarrease caídas en los salarios. Recuérdese que para los pensadores clásicos, la ganancia capitalista resulta de la diferencia entre las remuneraciones al trabajo y el valor del producto del trabajo. En su concepción, el comercio internacional satisface tal requerimiento porque evita la concentración de los capitales en unas pocas actividades eficientes al interior de un solo país, lo cual habría de reducir los beneficios. Para Ricardo puede haber comercio de dos bienes entre dos países aun cuando uno de ellos sea un productor más eficiente en ambos bienes, si los costos relativos del trabajo (comparativos) difieren; cada país exportará el bien cuyo costo relativo sea menor que en el otro país. 17 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 57 diversificación en virtud de las capacidades obvias de sus vecinos. Así lo fue para Inglaterra durante los siglos xv y xvi, Europa occidental a partir del siglo xviii, y otro tanto en los casos de los Estados Unidos, Alemania y Japón en el siglo 18 xix y Corea y la República Popular China en el siglo xx . El primer elemento de ruptura con la cultura económica convencional para la construcción de una propuesta de complementación productiva requiere abandonar los supuestos simplificadores de la teoría neoclásica del comercio internacional, en particular, 19 función de producción homogénea entre países . Observar este supuesto implica indiferencia respecto a la particularidad del bien que se produzca; ello significa que carece de efectos específicos sobre la economía producir ají dulce o soja, aviones o computadoras. Por el contrario, asumimos especial significación y singularidad sobre la estrategia de desarrollo para con cada uno de los bienes producidos; es decir, cada uno de ellos posee cualidades intrínsecas contenidas en los requerimientos particulares para su producción: cómo se producen, dónde se producen, para quién se producen y, mediante su concurso, incidencias sobre el desenvolvimiento En este punto resulta por demás interesante la siguiente observación de Erik Reinert: “lo que los economistas de la Ilustración llamaron emulación, se vinculó al núcleo de un desarrollo exitoso antes que a la ventaja comparativa o el libre comercio. En este contexto, emular significa imitar con la finalidad de igualar o superar. Si la tribu al otro lado del río ha dado el paso desde la Edad de Piedra hasta la Edad de Bronce, la propia es compelida a mantenerse en su propia ventaja comparativa en la Edad de Piedra o tratar de emular a la tribu vecina pasando a la Edad de Bronce. Antes de David Ricardo, hubo pocas dudas acerca de la emulación como mejor estrategia para el desarrollo; e históricamente la contribución más importante de su teoría del comercio fue hacer por primera vez moralmente defendible el colonialismo. Hoy hemos abandonado completamente la idea de que una estrategia de emulación fue la ruta obligada que siguieron todas las naciones actualmente ricas, y desechamos las herramientas clave necesarias para ello” (2007, xxiii) (traducción libre). En esta misma obra, con relación a la creación de riqueza, Reinert señala que el pensamiento económico europeo continental anterior a la economía política inglesa estuvo centrado además de en la emulación, sobre la producción, la incorporación de conocimientos y su difusión al resto de las actividades mediante sinergias. Adam Smith es un producto cultural desconocido excepto para cierto entorno, popularizado por Inglaterra luego de la supresión de las Leyes de Cereales en 1846, una vez que el liberalismo se convierte en el principal producto de exportación con la finalidad de justificar su predominio a escala planetaria. Por otro lado, el gran historiador económico italiano Carlo Cipolla (2003), abunda en ejemplos de emulación en el capitalismo temprano, tanto como en la introducción de subsidios, regulación de las condiciones para la provisión de insumos, financiamiento público directo e, incluso, la utilización de una medida desconocida en las sociedades europeas precapitalistas como lo es la prohibición de importaciones; todo ello para el fomento de la manufactura. 18 Tales supuestos son, además del mencionado, competencia perfecta (las empresas son tomadoras de precios), pleno empleo, mercados abiertos, precios flexibles, libre movilidad de factores y mercados abiertos, ausencia de economías de escala, conocimiento del mercado y acceso a las innovaciones. 19 58 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 futuro de la economía. Y ello es más relevante que sentenciar la compra en el exterior de todo lo que internamente se produzca a un costo mayor. Cuando una sociedad elige organizar la producción de su economía alrededor de una canasta con más o menos bienes, con la selección de los bienes en la canasta hace igualmente la elección de si tendrá una economía creadora de riqueza o si se especializará en ser pobre. Entonces, decidir lo que se produce no es un problema menor que la sociedad pueda dejar en manos de la naturaleza. Si así fuese, la Inglaterra de Henry VII se habría mantenido exportando 20 lana cruda a las hilanderías de Flandes , o la República de Corea se habría afianzado en su ventaja comparativa y persistiría hasta hoy en la exportación, como dice Ha-Joon Chang, de pelucas de cabello natural. ¿Por qué acontece tal cosa? ¿De dónde proviene esta singularidad que descalifica la equivalencia de producir tomates y automóviles a contraviento con las alucinaciones de la teoría convencional del comercio internacional? ¿Acaso en la economía internacional poseen mayor poder de compra las divisas de igual denominación generadas por un bien u otro? Ya en 1613, el napolitano Antonio Serra delineó una primera respuesta al intentar explicarse las diferencias de riqueza entre Venecia y Nápoles, relacionada con la capacidad para producir manufacturas y con la conservación del control sobre su comercio, independientemente de la dotación factorial. Para Serra, la ventaja de producir manufacturas y no cualesquiera otros bienes, está dada por las siguientes razones: 1) mayor seguridad para la obtención de beneficios en la manufactura que en la agricultura; 2) posibilidad de ampliar tales beneficios mediante el comercio; 3) la facilidad para preservar las manufacturas facilita su exportación a los países más lejanos, y 4) relación creciente entre valor agregado y beneficios en la industria, a diferencia de lo que acon21 tece en la agricultura . Serra no hace otra cosa que reconocer tempranamente Efectivamente, mantuvo las exportaciones, pero acompañadas de impuestos crecientes para encarecer el producto en el exterior, junto a la introducción de otros incentivos para fomentar su procesamiento doméstico. Años más tarde, una vez desarrolladas las hilanderías locales, su nieta, Isabel I, prohibió completamente las exportaciones inglesas de lana cruda. Obviamente semejante cambio de política económica solo fue posible una vez destruida la clase feudal en el largo conflicto de la llamada “Guerra de las Rosas” y la irrupción de la clase emergente mercantil en el Gobierno del reino. 20 “First, because of its greater certainty, since the artisan is more certain of making a profit by working at his trade than the peasant or others persons by cultivating or preparing their products; (…) Second, in the trades there can be extension, and thus the profit can be increased; which is not possible in the case of produce, this not being subject to increase. (…) Third, the trades have a surer market than produce does, and consequently the profit surer. That their market is surer should be clear from this reason alone: that produce is hard to keep for any length of time without spoiling; (…) But in the case of the trades, it is quite the opposite, their products being easily preserved, not only for a short but also for a long time; and for the same 21 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 59 las externalidades resultantes de la producción de manufacturas. Reseñamos, por tanto, el reconocimiento de cualidades intrínsecas de algunos bienes para fomentar la difusión de presiones favorables al desarrollo económico. La producción de manufacturas supone la transformación de las condiciones naturales, primigenias, de determinados insumos básicos con menor o mayor elaboración. Ese proceso de transformación supone la incorporación de conocimientos para la obtención del producto final, el cual, en la economía de mercado contemporánea, adopta la apariencia de muchos bienes por un proceso incesante de diferenciación; la economía de mercado contemporánea es un inmenso espacio de creación de valores de cambio potencial, en el sentido de bienes que nadie requirió en alguna parte y por los cuales jamás hubo necesidad, salvo la propia exigencia de reproducción del capital. Ello, sin embargo, no es óbice para señalar que con mayor o menor complejidad del mercado, la producción de bienes manufacturados, a diferencia de los agrícolas, le impone a la sociedad un mayor ritmo de generación de innovaciones y absorción de progreso técnico, que a través de la expansión del producto agregado y la exigencia de empleo calificado, propicia aumentos generales de la escolarización para poder acrecentar el grado de industrialización o de creación de servicios avanzados. Esta situación puede ilustrarse con el cambio experimentado por la universidad europea entre los siglos xviii y xix, cuando la consolidación del capitalismo y el subsecuente avance de la industrialización le impusieron transformarse de escuelas de teología en academias de ciencias para crear los saberes necesarios a la expansión y legitimación del nuevo sistema social. Los empleos calificados cosechados al calor de la producción industrial tienen la virtud de halar hacia 22 arriba la remuneración del trabajo en otras actividades económicas : la mayor organización laboral en el sector moderno impone las condiciones para percibir monetariamente el valor de su contribución a la creciente productividad, con lo cual arrastra las remuneraciones en las actividades tradicionales y crea el espacio para que el sector de los servicios pueda elevar el precio de sus prestaciones. De esta manera se amplía la participación del trabajo en el ingreso nacional. reason, they may be exported with every facility to any distant country. (…) Fourth and last, in most cases more profit is made from industry than from produce, as is seen in the manufacture of wool, especially fine cloths, in the manufacture of linen, of silks, arms, pictures, sculptures, printing, and in all branches of the drug industry, with an infinite number of others which it would be superfluous to mention” (Antonio Serra, 2006, pp. 147-148). Por el contrario, la paradoja de las grandes universidades latinoamericanas en países con industrias carentes de alguna relevancia, es la de convertirse en centros de formación de desempleados educados o de trabajadores altamente calificados para su exportación al resto del mundo. Tenemos, entonces, países pobres formando el establecimiento científicointelectual de los países ricos. 22 60 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Asimismo, cuando la producción de manufacturas avanza en complejidad a lo largo de la cadena de valor, tiende a incrementar su capacidad de arrastrar en considerable cuantía factores productivos propios de otras actividades. Así acontece con la creación de servicios avanzados, en la medida que el desarrollo industrial intensifica sus requerimientos tecnológicos, lo cual posibilita la creación de nuevos conocimientos susceptibles de aplicaciones alternativas. Tamaña observación permite por tanto considerar, a manera de aclaratoria, la procedencia de la incapacidad de la industrialización latinoamericana para impulsar presiones virtuosas de crecimiento luego de la fase de sustitución fácil de importaciones. En nuestras sociedades con alta concentración del ingreso, la producción industrial se orientó a satisfacer las necesidades de los sectores económicamente dominantes, quienes detentan un patrón de consumo propio de los países desarrollados, en los cuales el nivel de ingreso puede sostener la dinámica de la reproducción del capital que exige la diferenciación del producto. De allí una industrialización suramericana caracterizada por la producción (ensamblaje) de bienes durables, diferenciación del producto y ahorradora de trabajo. Su fuerte sesgo trasnacional impidió a la subregión disponer de un establecimiento industrial que apoyase la innovación en la expansión de capacidades científico-tecnológicas locales, así como de los efectos multiplicadores sobre el nivel de actividad provenientes del surgimiento de sectores conexos como aquellos constituidos por el aprovisionamiento de insumos. Luego de esta aclaratoria, resulta igualmente pertinente indicar que no todas las manufacturas poseen, de suyo, el mismo efecto virtuoso de arrastre. Sucede tan solo con aquellos bienes cuya producción y permanencia en el mercado demandan innovaciones e incorporación de progreso técnico para su producción en un entorno competitivo. Reinert (2007) coloca sobre la mesa los ejemplos de la relocalización de la producción de algunos bienes entre México y Estados Unidos, y el de Haití, Honduras y Costa Rica con la producción de pelotas de béisbol. En ambos casos alude a un proceso de castración de las oportunidades de generación de innovaciones provenientes de presiones cocinadas en las particularidades de las actividades económicas; para decirlo con palabras cercanas a las suyas, la caída en callejones tecnológicos sin salida que los condena a la especialización en actividades intensivas en mano de obra barata. En la primera situación, alude a la maquila y a los efectos depresivos que sobre los salarios esta genera en la industria tradicional y a la reorganización de la producción del campo, donde la producción de bienes agrícolas susceptible de mecanización, como el trigo y el maíz, se traslada a los Estados Unidos y aquella que no requiere incorporación de progreso técnico se vuelca sobre México; es así con la producción de fresas, pepinos, cítricos y tomates. En la segunda situación acaece igualmente un proceso de especialización en ser pobre, por cuanto el valor añadido radica Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 61 exclusivamente en el cosido a mano de las costuras de la pelota, en una actividad ritual, repetitiva, desprovista completamente de exigencias intelectuales y/o tecnológicas para su acometida. No se necesitan escuelas de alta calidad para aprender a coser a mano las pelotas de béisbol. Finalmente, debemos mencionar la cualidad de los bienes industriales de permitir acometer su producción mediante economías de escala (rendimientos crecientes) y de generar efectos de aglomeración. De vuelta al problema de la complementación y aclarada la ausencia de homogeneidad en la función de producción y la falacia de la indiferencia en la selección de los bienes a producir, imprescindible resulta anotar que, dada esa reflexión anterior, de allí emerge una diferencia sustantiva en la complementación productiva respecto a la complementación económica: esta última se despliega mediante el comercio de bienes, de allí el énfasis en la liberalización del comercio, interminables negociaciones por ítem arancelario y un juego suma cero corregido discrecionalmente por disposiciones como el Mecanismo de Adaptación Competitiva. Por el contrario, si asumimos ex ante la integración entre países con grandes asimetrías y la manifestación expresa de afectarla, la complementación habrá de establecerse con base en las actividades productivas, en cuyo interior se desencadenan procesos productivos transfronterizos con equidad en las fases asignadas en la cadena de valor. Las inversiones recíprocas, concertadas, acompañadas de políticas sectoriales para la producción transfronteriza, favorecerán la desgravación arancelaria para secciones completas del arancel de aduanas sobre el universo que resta por liberalizar. Ello será una exigencia de la complementación productiva porque requiere ampliar la movilización transfronteriza de factores productivos, dependiendo de cuántos países participen en la producción concertada de un determinado bien. Además, tal exigencia habrá de intensificarse sobre los insumos intangibles en la cadena de valor de los bienes complejos, con elevada generación de innovaciones e incorporación de progreso técnico. Una situación contraria reforzará las asimetrías y conducirá a restablecer las odiosas condiciones económicas y culturales del coloniaje en la época del crecimiento hacia afuera o en la relación norte-sur. Con ello queremos decir que deberá vencerse la tendencia a la especialización de los países en función de su dotación factorial; ello consolidaría las asimetrías existentes y especializaría a unos en crear riqueza y a otros en ser pobres. Nunca será lo mismo participar en la producción conjunta de aviones mediante el aprovisionamiento del laminado de aluminio que a través del diseño y producción de los componentes de la suspensión o la construcción de partes del fuselaje. Los encadenamientos hacia el interior del espacio nacional, el aprendizaje y desarrollo de nuevas capacidades y procesos, innovación en materiales y el arrastre de 62 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 miríadas de nuevos emprendimientos, ilustran las implicaciones económicas diferenciadas y con alcance desigual. Los países grandes o los de menor tamaño económico relativo se involucran en megaproyectos, bien sea en la construcción civil (puentes, ferrocarriles), la carrera espacial o ciencia básica (aceleradores de partículas), por ejemplo, con el exclusivo interés de ampliar las capacidades de producción y tecnológicas, recrear otras en nuevos procedimientos e incorporar recursos ociosos a la creación de riqueza; y ello supone involucrar una parte del ahorro de la sociedad a la espera de retornos determinados por la habilidad de aplicar tales conocimientos y procesos a la creación de nuevos productos o a la solución de problemas asociados a la propia existencia de la sociedad, es decir, a la consecución de doble retorno: económico y social. En este sentido, la Unasur requiere decidir, dadas las necesidades de sus sociedades, la definición de paquetes de proyectos que movilicen recursos naturales, financieros y científico-tecnológicos, capaces de arrastrar el esfuerzo de la región hacia nuevos estadios de conocimientos y producción, y acompañar al mismo tiempo la creación de esta nueva urdimbre económica en la dirección de la complementación de amplios espacios de su producción. Resultará imperativo entonces, desde las políticas sectoriales, amén la dotación de recursos, capacidades, potencial de desarrollo y necesidades compartidas, determinar ¿cómo se construye la cadena de valor?, ¿dónde se radican los procesos productivos que generan innovaciones y absorben progreso técnico, además de crear empleos calificados?, ¿cuál será el esfuerzo de reestructuración económica en cada uno de los Estados nacionales para asegurarse una participación dinámica en esa nueva integración?, ¿cómo se distribuyen los costos y se retribuye a quienes los asumen? En definitiva, la complementación productiva aquí esbozada conduce a una solución creativa de las restricciones asimétricas sobre la integración regional, que creemos supera la mera adecuación de partes del espacio económico ampliado a las condiciones existentes antes de la liberalización, tal como se adoptó en la Unión Europea. Y entonces… ¿qué financiamos? El Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos (CPCR) se estableció en 1966 con la finalidad de incrementar los flujos comerciales entre los países miembros de la Aladi, sin que ello acarree mayores erogaciones de divisas. Desde su puesta en operación y hasta 2009, tan solo 22,97% de las importaciones intra Aladi fueron canalizadas por el convenio; este último año descendió hasta 6,71%. Sin embargo, entre 1972 y 1993, 73,69% de las importaciones entre los miembros de la Aladi fueron procesadas por el CPCR: su cénit estuvo en 1989, cuando alcanzó a 90,94% de las importaciones intrarregión. Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 63 Cabría decir que la expansión de su cobertura desde 1972 y hasta 1993 pudiera estar vinculada con expectativas adversas respecto a la disponibilidad de medios de pago internacional asociadas con la crisis del sistema monetario internacional (quiebra del sistema de paridades cambiarias fijas acordadas en Bretton Woods) y restricciones asociadas de acceso al crédito comercial, además de los choques petroleros de los años setenta y ochenta, así como a la crisis de la deuda externa. ¿Cómo explicar la tendencia al abandono experimentada desde comienzos de los años noventa? ¿Por qué la región dio la espalda a un sistema de pagos cuya finalidad no era otra que fomentar el comercio mediante transacciones seguras con menores efectos sobre las reservas internacionales? ¿Ingresó la región a partir de mediados de la década de los noventa, en una era de abundantes reservas internacionales? El siguiente gráfico, muestra la trayectoria de las importaciones por el CPCR. Gráfico 5 Aladi. Importaciones por convenio-Total importaciones intrazona (%) 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 2008 2006 2004 2002 2000 1998 1996 1994 1992 1990 1988 1986 1984 1982 1980 1978 1976 1974 1972 1970 1968 1966 0 Fuente: Aladi. Cálculos propios. Si el convenio se creó para impulsar el comercio en la Aladi sin incurrir en mayores pérdidas de reservas internacionales dada la “escasez de divisas”, ¿sugiere la pendiente negativa en el gráfico anterior que la región ingresó entonces en una fase contraria de abundancia de medios de pago internacional, lo cual tornó irrelevante la utilización del CPCR? ¿Tendrá algún asidero esta aseveración? El análisis de las reservas internacionales en su condición de respaldo efectivo de la capacidad de pagos externos, esto es, en meses de importaciones, revela que su cuantía Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 64 no observa variaciones sustantivas a lo largo de dos períodos, tipificado uno como de escasez de divisas y el otro, de abundancia de divisas: el promedio para el primer período –entre 1972 y 1993– fue de 6,23 meses y en el segundo, entre 1994 y 2009, alcanzó a 6,19 meses. Nótese la paradoja entre ambos períodos. Cuadro 4 Reservas internacionales totales (meses de importaciones) Período 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 RIT promedio 1972-1993= 6,23 RIT promedio 1972-1994= 6,19 RIT Período RIT 5,91 7,02 5,90 5,39 6,13 6,47 7,38 8,42 6,53 5,08 4,76 6,43 8,03 8,16 6,91 7,56 4,78 4,68 5,23 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 5,68 6,17 6,88 5,53 6,26 6,67 6,01 5,42 5,41 4,62 4,69 5,25 6,24 5,79 5,60 5,77 7,02 6,48 8,84 Fuente: Banco Mundial. Cálculos propios. Si no aconteció la reversión abrupta, de rondón, del escenario de escasez de divisas, ¿qué ocurrió a comienzos de los años noventa? En nuestra percepción, tres cosas, por lo menos, sucedieron. Una, la solución a la crisis de la deuda externa y al estancamiento con inflación propios de la “década perdida”, se abordó mediante la adopción generalizada de los llamados “programas de ajuste estructural”. Estos fueron diseñados por el FMI en colaboración con el Banco Mundial y, entre otras medidas, contemplaron la liberalización de las importaciones, la privatización de los activos públicos, apertura a la inversión extranjera y la desregulación de la economía. Para justificar tales medidas se apeló al argumento de la necesidad de incrementar la eficiencia en la economía mediante la creación de espacios para que los precios determinaran la asignación de los recursos. De esta manera se propició una mayor transnacionalización de las economías latinoamericanas, ya presente desde la época de Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 65 la industrialización sustitutiva, lo cual habría de incidir de manera adversa sobre el CPCR de la Aladi: las estrategias de optimización de las empresas transnacionales –en ámbitos productivos, comerciales o financieros–, en absoluto convergen con los intereses de nuestros países en el objetivo del desarrollo económico mediante la integración. Una parte de la oferta exportable canalizada por transnacionales debió presionar para sortear el mecanismo CPCR porque estaba en su interés operar directamente en divisas para acrecentar los resultados financieros no solo con precios de transferencia, sobrefacturación de importaciones y subfacturación de las exportaciones, sino también mediante operaciones especulativas en los mercados cambiarios y toma de ventajas en el sistema bancario una vez se le concedió el acceso al crédito doméstico. Obviamente, con sus no pocas limitaciones, el CPCR habíase erigido regionalmente en un obstáculo mayor para semejante estrategia de optimización en la nueva economía mundial globalizada promovida por el Gobierno de los Estados Unidos (Departamento del Tesoro), las instituciones multilaterales con sede en Washington y la banca transnacional (Wall Street). Dos, la imposición de una comprensión de la inflación como un fenómeno estrictamente monetario –más allá de determinantes estructurales y conflictos distributivos– asociado con el seguimiento de una política fiscal deficitaria acompañada del financiamiento por parte de la autoridad monetaria, sedimentó las bases para introducir reformas legales sobre la banca central para focalizar sus acciones en el control de la inflación y la administración de las reservas internacionales. De esta manera, la banca central fue extrañada de la política económica, y en nuestros países, de coordinar con los gobiernos las acciones de política económica para impulsar el desarrollo. En unos países más que en otros, los bancos centrales de la subregión, en virtud de los cambios en sus leyes fundamentales, minimizaron sus vínculos con la Aladi y el CPCR, en tanto ello suponía una interferencia política inaceptable que podría contaminar y desviar sus esfuerzos en el objetivo estricto de controlar 23 la inflación . En tanto el CPCR operaba precisamente mediante el respaldo y El argumento de la independencia de los bancos centrales respecto a sus gobiernos y al electorado se orientó a sustraer la política monetaria del escrutinio público, a diferencia de la política fiscal (gasto e impuestos), tan sensible como aquella a las valoraciones sociales de corto plazo. Sin embargo, el control de la inflación convertido en dogma u acto de fe por los bancos centrales independientes, conduce sin excepción, en nuestros países, a tasas de interés reales positivas y tipos de cambio real apreciados, los cuales constriñen la expansión de la industria, los empleos productivos y las exportaciones. Este proceso en el cual los bancos centrales “independientes” deciden cuáles son los sectores ganadores y perdedores en la economía, constituye sin duda alguna un acto esencialmente político mediante el cual se asigna el excedente económico al sistema financiero nacional (banca y mercados de capital) y al capital trasnacional. No será de ninguna manera falaz, por tanto, afirmar que junto a la movilidad indiscriminada de capitales propalada por las instituciones de Washing23 66 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 garantías provistas por los bancos centrales de los países miembros, su declive no se hizo esperar. Y tres, todo ello se acompañó con una ideología investida de ciencia económica en virtud de su preciosismo matemático, la cual proveyó una narración simplista y accesible, acerca de correcciones automáticas de los mercados con base en señales de precios, que habría tornado inútil el interés latinoamerica24 no por la integración con fines de desarrollo económico . El CPCR sucumbió ante la coordinación de tan certera artillería. ¿Dónde estamos hoy? Durante la primera década del siglo xxi, la subregión experimentó una fase de crecimiento sostenido impulsado por la expansión de la demanda agregada interna financiada con ingresos externos provistos por el superávit comercial determinado por las exportaciones de materias primas. Sin embargo, la crisis financiera internacional que estalló en 2008 y causó la recesión mundial de 2009, continúa sin encontrar solución concertada a escala global y sumerge a la economía mundial en una senda de ralentización del crecimiento con efectos adversos sobre los precios de los productos básicos de exportación, expresados en la elevada volatilidad y ausencia de tendencia estable en su trayectoria. Este hecho resulta agravado por cuanto algunos de ellos, principalmente el petróleo, devienen objeto de especulación financiera en los mercados de capital que operan con commodities. Por otra parte, resulta imperativo para la subregión mantener el crecimiento económico a riesgo de perder las ganancias observadas en el ingreso y el empleo, amén de evitar los conflictos distributivos que tanta inestabilidad política trajeron en el pasado no muy distante. En una economía mundial con bajo crecimiento, limitada expansión del crédito comercial por la escasa credibilidad en las garantías y el requerimiento local de diversificar las actividades productivas para reorientar la demanda hacia el interior, resulta imprescindible adecuar y rescatar el anterior dinamismo del CPCR de la Aladi. En esta nueva fase, el mecanismo puede generar los incentivos para el crecimiento ton, los bancos centrales independientes constituyen el principal motor de la financiarización de la economía en la subregión. Una vez adoptados los programas de ajuste o en ejecución, reaparece el interés por la integración (zona de libre comercio andina y creación del Mercosur) dentro del antiguo espíritu de la Alalc, como asentamos con anterioridad; abatir las barreras al comercio para ampliar los mercados internos y mejorar la rentabilidad, sin introducir cambios importantes en la distribución del ingreso, perfil de la oferta, patrón energético o el acceso de la población preterida a la creación y distribución equitativa de la riqueza. 24 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 67 de aquellas empresas locales con menores recursos para sostener la competencia global derivada de la considerable transnacionalización imperante en los esquemas comerciales tradicionales. El tema de diseño de los incentivos adecuados no puede postergarse. Para revitalizar el Convenio Aladi anotamos de seguidas algunas iniciativas: a) Reducción de costos transaccionales: tasa de interés y líneas de crédito bilateral. La tasa de interés establecida por la Aladi para las operaciones entre bancos centrales (Libor a 3 meses + 15 días) resulta hoy día superior al rendimiento de las reservas internacionales. Por tanto, propicia la cancelación adelantada de las obligaciones y con ello desvirtúa el objetivo de ahorro de divisas, el cual se expresa en la menor varianza de los pagos en el ínterin de cuatro meses hasta su liquidación. Los costos por tasas de interés se trasladan desde los bancos centrales hasta las instituciones bancarias autorizadas, las cuales, sin duda, los incorporan en las comisiones cobradas a los comercializadores internacionales en adición a los intereses devengados por la emisión de los instrumentos de crédito documentario. Un segundo factor compele a la cancelación adelantada de los débitos: las limitaciones impuestas por las líneas de crédito. El artículo 23 del convenio señala: “Cualquier exceso sobre el límite de la línea de crédito deberá ser pagado por el banco central deudor al banco central acreedor dentro de los cinco días hábiles siguientes de producido dicho exceso”. Otra forma de realizar esta cancelación, digamos, inmediata, se establece en el artículo 25 de la manera siguiente: A solicitud del banco central que fuese deudor, el banco central acreedor podrá efectuar abonos con cargo a un tercer banco central que tenga líneas de crédito suscritas con las partes en conformidad con el Convenio, siempre y cuando este tercer banco central acepte el débito. De acuerdo con la Aladi, el total de las líneas de crédito en el convenio ascendió a USD 2.828 millones, sin registrar cambios en los últimos cinco años, precisamente el período donde acontece un importante auge del nivel de actividad económica y del comercio exterior. Usualmente, los exiguos montos de comercio canalizados por el convenio no encuentran trabas para su realización en los límites de las líneas de crédito; sin embargo, acontece lo contrario cuando este comercio experimenta cierto auge, por lo cual la rigidez en la adaptación de las líneas de crédito a fases de auge en el comercio intrarregional deviene óbice para su despliegue e impone igualmente el adelanto de las liquidaciones intraperíodo. En la fase actual de recuperación de las operaciones por el convenio se observa como los pagos anticipados ascienden desde USD 407 millones en 68 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 2003 hasta USD 11.506 millones en 2008 (equivalentes a 57,9% y 90,9% del 25 valor de las operaciones canalizadas, respectivamente) . Señalamos así, entonces, que tasa de interés y líneas de crédito parecieran destinadas en este momento a castigar la canalización del comercio intrarregional por el CPCR de la Aladi. b) Decisión política para forzar la reorientación del comercio intrarregional a través del convenio. Esta puede expresarse, en primer lugar, en la obligatoriedad de tramitar las operaciones comerciales regionales de las empresas 26 públicas y gobiernos de los países miembros por este mecanismo . En segundo lugar, sugerimos la centralización en la Aladi, para su posterior difusión y consulta abierta, de la oferta exportable regional identificada por países y productores, con especial énfasis en los bienes intermedios y servicios al productor, para superar las restricciones de información acerca de 27 la disponibilidad de insumos para las actividades de transformación . Esta mayor información permitirá la concertación de estrategias de producción conjunta en actividades productivas susceptibles de complementación y habrá de estimular, a su vez, políticas sectoriales para el financiamiento, la comercialización internacional y la capacitación laboral y tecnológica entre los distintos gobiernos y con los sectores productivos nacionales. c) Flexibilidad en el uso de monedas e instrumentos. El artículo 7 del convenio identifica al dólar de los Estados Unidos como la moneda para realizar los pagos por allí tramitados. Las nuevas realidades de la economía mundial, sin embargo, sugieren la conveniencia de modificar este artículo para conceder viabilidad al empleo de otras monedas e instrumentos no monetarios como medios de pagos. Correlato de ello resultará la modificación concomitante del artículo 1, el cual señala el acuerdo de los bancos centrales para establecer en dólares las líneas de crédito bilaterales. Ambos cambios crean las condiciones para la realización por el convenio de operaciones en monedas nacionales, divisas alternativas o instrumentos La “recuperación”, resulta pertinente señalar, obedece a la reorientación regional de una proporción importante de las importaciones de Venezuela, como resultado de la instrumentación de un régimen de control de cambios. 25 Hasta comienzos de los años noventa, así aconteció con las exportaciones regionales de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). 26 Por razones de costos, para países de bajos ingresos o productores con escaso financiamiento, la participación en ferias y misiones comerciales como instancias de promoción de la oferta exportable suelen resultar prohibitivas. La provisión de información sobre la oferta exportable regional desde el portal electrónico de la Aladi podría compensar las carencias anotadas. 27 Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 69 no monetarios. Así, concederá igualmente mayor flexibilidad a los bancos centrales para ajustar los requerimientos domésticos de importación a la estrategia de gestión de las reservas internacionales (monedas y papeles) y sus obligaciones externas (bien pasivos internacionales o compromisos derivados de la geopolítica). d) Preservar la garantía de reembolso. La garantía de reembolso constituida mediante el artículo 11 del convenio, establece para cada uno de los bancos centrales la aceptación irrevocable de los débitos que acarree sobre otro por los reembolsos realizados a instituciones autorizadas de su país y provenientes de los pagos por operaciones cursadas. El respeto de la garantía de reembolso habrá de fortalecer el sistema de pagos de la Aladi, acrecentar la confianza en su empleo al tiempo que desalienta los argumentos a favor de acortar el período de la compensación, que es uno de los principales atractivos invocados para publicitar la propuesta argentinobrasileña del sistema de pagos en monedas locales (SPML). El incumplimiento para con la garantía de reembolso y por tanto la carencia de certeza en la redención de las acreencias, condujo en el pasado al establecimiento de límites en los montos por operación, exigencias de garantías y cobro de comisiones en adición a topes en las líneas de crédito, todo lo cual conspira en contra del desenvolvimiento del convenio. Por otra parte, como hemos anotado más arriba, los cambios introducidos en las legislaciones de bancos centrales al calor de las reformas neoliberales de los años noventa conducidas por el FMI y el Banco Mundial mediante los programas de ajuste macroeconómico, las cuales centraron sus funciones en el control de la inflación y la administración de las reservas internacionales, introdujeron algunas dificultades para el cumplimiento de un objetivo relacionado con el desarrollo económico como el del sistema de pagos de la Aladi, vinculado con la integración económica regional. Para decirlo con palabras de la propia Aladi: A partir de la década del noventa, los cambios institucionales introducidos con relación a los objetivos y funciones que deben cumplir los bancos centrales, tornaron problemático para la mayoría de los mismos, su papel dentro del Convenio en virtud del compromiso derivado de la garantía de reembolso (Aladi, 2009b, p. 11). Ello se relaciona obviamente con la intención neoliberal de separar a los bancos centrales de “motivaciones políticas” (el desarrollo económico y la integración regional) que desnaturalicen su “correcto” accionar en la dirección de la estabilidad de precios y preservar el poder de compra de la moneda. 70 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 En la perspectiva de restaurar la capacidad del convenio para movilizar el comercio intrarregional y sostener el crecimiento en un contexto de restricción del financiamiento externo y expectativas de contracción en el nivel de las reservas internacionales, el restablecimiento de la garantía de reembolso debe asumirse mediante la definición de estrategias de cumplimiento de los pagos para acotar la asunción del riesgo de mora. En adición a lo anteriormente señalado, de acuerdo con la Aladi, otros dos elementos pueden desincentivar la canalización de comercio a través del convenio, los cuales son: el plazo de aceptación de los débitos y la prueba de admisibilidad de las operaciones. En el primer caso, el reglamento del convenio establece que los débitos efectuados “se considerarán aceptados si después de nueve meses desde la fecha de su registro no han sido objeto de observaciones por parte del banco central cuya Cuenta Convenio ha sido debitada” (Aladi, 2009b, p. 14). Dado el prolongado período entre el momento de registrar el débito y su aceptación definitiva (nueve meses), “existe la posibilidad de que una institución autorizada pague al exportador una operación que luego pueda ser objetada por el Banco Central del país importador y cuyo importe le sea extornado por su propio Banco Central” (Aladi, 2009, pp. 14-15). Ciertamente, la incertidumbre que la posibilidad del extorno, y por tanto la reversión de los procedimientos de pagos ya efectuados, genera sobre los operadores de comercio exterior e instituciones autorizadas (con implicaciones fiscales para todos los involucrados), necesariamente desalienta la canalización de operaciones por el convenio. Una manera de superar semejante escollo radica en la reducción del período para la aceptación en firme de los débitos a no más de una semana a partir de la fecha de registro. Ello exige de parte de los bancos centrales fortalecer los mecanismos de seguimiento y evaluación de las operaciones cursadas por ante las instituciones autorizadas e impulsar acciones punitivas que afecten pecuniariamente tanto a las instituciones autorizadas como a los operadores de comercio y eviten la colusión entre ambos. El segundo caso (la admisibilidad de las operaciones) está vinculado con la definición de normas de origen, lo cual impone rondas de negociaciones con la finalidad de adoptar una convención común. Finalmente, resulta menester aclarar que el CPCR de la Aladi opera como un mecanismo de pagos para favorecer las transacciones comerciales, mas de ninguna manera contempla la corrección de las diferencias (asimetrías) presentes entre los países: trascender esta limitación demanda el compromiso ineludible de los diseñadores de política en tanto camino para sostener la integración regional, dadas las escasas posibilidades de avanzar por la exclusiva vía de la liberalización del comercio. El tema de “la parte justa” gravita Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana... 71 sobre todo acuerdo de integración, porque precisamente de su resolución depende la permanencia y construcción de futuro en el seno del acuerdo. La inconstancia y aparente falta de compromiso entre los países proviene no solo del escaso comercio e integración productiva y financiera que minimiza el costo de salida, sino más bien de las pérdidas potenciales (destrucción de capacidad productiva y empleos) de algunos países, en virtud de las asimetrías presentes. El Sistema Unitario de Compensación Regional (Sucre) dispone de un mecanismo orientado a influir sobre las asimetrías mediante el fomento de la complementación en la producción, como lo mencionamos más arriba: la capitalización parcial del superávit comercial. Si el comercio intrazona discurre sobre el supuesto mercantilista de acumular superávit, las posibilidades de profundizar la integración se verán fuertemente afectadas por contingencias y toda clase de restricciones cuantitativas orientadas a salvaguardar la producción y el empleo doméstico. El mejor ejemplo lo aporta el Mecanismo de Adaptación Competitiva, firmado el 1 de febrero de 2006 entre Argentina y Brasil, que permite la aplicación de salvaguardas cuando incrementos en las importaciones provenientes del otro socio comercial perjudiquen a la industria local. En lugar de actuar para fomentar la complementación de las actividades productivas –y con ello la movilidad factorial, ampliación de capacidad y la integración–, se persigue racionar el potencial de expansión del país asociado. Los límites a la integración en su concepción rígida “mercadista”, surgen precisamente del escenario en el cual unos países son recurrentemente deficitarios y otros alardean de su superávit. En esta situación, los que se empobrecen suelen abortar el acuerdo. Un mecanismo como la capitalización de una proporción del superávit comercial puede favorecer un proceso mutuamente beneficioso, para profundizar la integración más allá de las concesiones comerciales; para que cada país obtenga una “parte justa” de la creación de bienestar y abonar en la dirección de una integración, como señalamos en páginas anteriores, sostenida por la complementación de la producción. Referencias bibliográficas Andic, F., Andic, S., y Dosser, D. (1977). Una contribución a la teoría de la integración económica. En Andic, S. y Teitel, S. Integración económica. México: Fondo de Cultura Económica. Asociación Latinoamericana de integración (2009a). Informe sobre el comercio negociado: 1993-2006. Aladi/SEC/di 2209/Rev. 1, del 16 de febrero. Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 72 Asociación Latinoamericana de integración (2009b). Convenio de pagos y créditos recíprocos. Reflexiones sobre su funcionamiento y algunos temas que podrían ser objeto de discusión para su dinamización. Documento informal 930 del 17 de abril. Banco Mundial. World Economic Indicators. Washington, D.C.: BM. Cardoso, F.H. (1973). La originalidad de la copia: la Cepal y la idea de desarrollo. En Villarreal, R. (comp.). Economía internacional. Tomo II. México: Fondo de Cultura Económica. Chang, H. (2008). ¿Qué fue del buen samaritano? Naciones ricas, políticas pobres. Barcelona: Intermón Oxfam Editorial. Cipolla, C. (2003). Historia económica de la Europa preindustrial. Barcelona: Editorial Crítica. Comisión Económica para América Latina (2010). Anuario estadístico de América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: Cepal. Conferencia de las Naciones Unidas Ginebra: Unctad. sobre Comercio y Desarrollo. World Investment Report. Fondo Monetario Internacional. Direction of Trade Statistics. Washington, D.C.: FMI. French-Davis, R. (1985). Economía internacional. 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Ahora, hay una profunda crisis de subconsumo, agravada por altos niveles de endeudamiento público y privado, que impide a estas economías entrar en una fase de crecimiento sostenido. Al mismo tiempo, la mudanza de la industria manufacturera del capitalismo central hacia zonas emergentes, donde prevalecen políticas de bajos costos salariales, obstaculiza una salida rápida a la crisis de crecimiento y prolonga los problemas de elevado desempleo e insuficiente consumo privado. Palabras clave: Crisis financiera / Crecimiento / Ingreso total / Crisis de subconsumo Código JEL: E23; G1 Abstract The financial collapse of 2008 experienced in the United States brought along the second global recession in eighty years, putting an end to the model of capitalist (neoliberal) accumulation initiated in the late 70s, in which a growing participation of the business sectors in the total revenues prevailed. Thus, reverting the conquests made by labor sectors for over forty years in the * Economista de la Universidad Central de Venezuela. Estudios de Maestría en Filosofía (Universidad Simón Bolívar) y Máster de Economía (Claremont Graduate University). Actualmente desempeña la jefatura de la Oficina de Estudios Internacionales, con 21 años de servicio en el BCV. Ha sido expositor en diversos eventos en universidades del país, entre ellas la Universidad Central de Venezuela, Universidad Lisandro Alvarado y la Universidad de Los Andes. Correo electrónico: cargarci@bcv.org.ve. Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 76 countries of the mainstream capitalism. Today, there is a profound crisis of sub-consumption, aggravated by high levels of public and private indebtedness that prevent these economies from entering into a phase of sustained growth. In the meantime, the migration of the manufacturing industry of the mainstream capitalism to emerging areas, where low salary cost policies prevail, hinders a quick way out of the growth crisis as it worsens problems such as high unemployment rates and insufficient private consumption. Keywords: Financial crisis / Growth / Total revenues / Crisis of sub-consumption JEL Code: E23; G1 Resumo A crise financeira de 2008 ocorrida nos Estados Unidos trouxe como consequência a segunda recessão global em oitenta anos. Isso significou a culminação de um modelo de acumulação capitalista (neoliberal) iniciado no fim dos anos setenta, onde prevaleceu uma crescente participação dos setores empresarias na receita total. Deste modo, reverteram-se as conquistas ganhadas pelos setores trabalhistas durante pouco mais de quarenta anos nos países do capitalismo central. Agora existe uma profunda crise de subconsumo, agravada por altos níveis de endividamento público e privado que impedem essas economias entrar em uma fase de crescimento durável. Ao mesmo tempo, a mudança da indústria manufatureira do capitalismo central para zonas emergentes, onde prevalecem políticas de baixo custo salarial, obstaculiza uma saída rápida à crise de crescimento e prolonga os problemas de elevado desemprego e insuficiente consumo privado. Palavras chave: Crise financeira / Crescimento / Receita total / Crise de subconsumo Código JEL: E23; G1 Résumé La crise financière de l’an 2008 aux États-Unis a provoqué la seconde des deux récessions mondiales dans une période de 80 ans. Cela a signifié la fin d’un modèle d’accumulation capitaliste (néolibéral) qui a été amorcé vers la fin des années 70. Dans cette récession a prévalu une croissante participation des secteurs patronaux dans le revenu total. Ainsi, les conquêtes atteintes par le secteur du travail pendant une période d’un peu plus de 40 ans dans les pays du capitalisme central se sont vues lésées. Au présent, il existe une profonde crise de la sousconsommation, aggravée par de hauts niveaux d’endettement public et privé qui empêchent ces économies d’entrer dans une phase de croissance soutenue. En même temps, le passage de l’industrie capitaliste de la manufacture à des régions émergentes avec des politiques de bas salaires, fait obstacle à une sortie opportune de la crise de croissance et prolonge les problèmes du chômage et d’une consommation privée insuffisante. Mots clés: Crise financière / Croissance / Revenu total / Crise de la sous-consommation Cassement JEL: E23; G1 Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central 77 La crisis financiera global de 2008, disparada por la ruptura de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, puso al descubierto el agotamiento de un modelo de acumulación capitalista que se inició como una contrarrevolución ideológica dirigida a capturar el poder económico para los sectores corporativos en los años setenta. Ello provocó, en las tres décadas siguientes, un profundo reordenamiento de la economía global, en la cual los sectores de centro se convertían, primordialmente, en economías de servicios y las de la periferia, en centros de produc1 ción manufacturera de bajo costo . Efectivamente, se trataba de un modelo basado en un enfoque neoliberal en el cual, bajo el credo de la lucha por la libertad individual, léase empresarial, se buscaba desmantelar el modelo de acumulación capitalista heredado de la Gran Depresión de 1929. Privaban en este modelo un Estado fuerte, con poder de intervención en los mercados, un sector laboral, con presencia sindical destacada y capacidad de coparticipación en el mundo empresarial, y un Estado de bienestar que garantizaba la paz social; todo a costa de una acotación a la cuota de los sectores corporativos en la renta general de la economía. El agotamiento del enfoque keynesiano, así conocido, que le otorgaba rol económico preponderante al Estado para enfrentar las distorsiones macroeconómicas dejadas por una excesiva dependencia del libre mercado en el período que antecedió a la Gran Depresión mundial iniciada en 1929, se hizo visible ante el proceso de estanflación sufrida por las economías centrales a finales de los sesenta y principios de los setenta. En efecto, la combinación del endeudamiento dejado por la Guerra de Vietnam, las secuelas en materia de desempleo en países como Estados Unidos y Reino Unido, el agotamiento del sistema monetario global basado en los tipos de cambio fijos y la relación dólar-oro, además del impacto inflacionario “La industrialización ha sido una característica fundamental en el éxito de las economías en desarrollo en cuanto a la reducción de los niveles de pobreza. Sin embargo, la tendencia reciente en la mayoría de las economías avanzadas ha sido hacia la desindustrialización. Ello, debido a la disminución del empleo en la actividad manufacturera como proporción del total, lo cual se refleja en la menor participación del valor agregado de la manufactura al producto interno bruto (PIB). Dicha tendencia se ha observado no solo en Estados Unidos y Europa, sino también en las nuevas economías industrializadas del este asiático. En contraste con lo anterior, la proporción del empleo en el sector servicios se ha incrementado tanto en las economías de altos ingresos como en las de ingresos más reducidos” (http:// siteresources. worldbank.org/INTMOZAMBIQUE/Resources/WIDER_Lecture-Justin_Lin-05 -03-11.pdf). 1 78 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 producido por el embargo petrolero de 1973, dio lugar a la emergencia y aplicación de un enfoque económico monetarista duro. Esta acción fue liderada en Estados Unidos por Paul Volcker, en el gobierno demócrata de Carter, y refrendada por la administración republicana de Reagan, al darle continuidad al mandato de Volcker en la Reserva Federal de Estados Unidos (FED). En este marco de astringencia monetaria fuerte, se revivieron las combatidas ideas del liberalismo previas a la Gran Depresión de 1929 que habían sido superadas por la respuesta de los gobiernos y el surgimiento de un marco institucional donde prevalecía la necesidad de un Estado regulador con capacidad para generar políticas públicas contracíclicas. Teniendo como pretexto la ineficiencia de las políticas de ingreso, de sesgo keynesiano, para combatir la inflación de los setenta, incluso de parte de administraciones republicanas como la de Richard Nixon, algunos liderazgos políticos cayeron bajo la influencia de la escuela monetarista, como fue el caso de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. En este sentido, se aplicaron políticas monetarias muy restrictivas para reducir la inflación dentro de un esquema ideológico general de desmantelamiento del Estado vía privatizaciones y desregulación, ataque a los sindicatos y reducción de los impuestos al sector corporativo. En este último aspecto se trataba de las llamadas políticas del lado de la oferta, contrarias a acciones destinadas a restablecer el pleno empleo estimulando la demanda de consumo. En este sentido, se llevó a cabo una reducción radical de los impuestos corporativos en el entendido de que esto traería una fuerte inversión empresarial que redundaría en creación de riqueza y empleos. Ello, allanó el camino para la recuperación de la participación relativa de la remuneración del factor capital a costa del factor trabajo en el ingreso nacional. De esta manera, se abandonó el estímulo keynesiano a la demanda agregada a través de políticas de generación de empleo con el concurso del Estado, en tanto que es a través del incentivo de la reducción impositiva y la mayor productividad laboral que se intentaría revertir la fase descendente del ciclo económico. En verdad, el monetarismo fue la expresión del enfoque neoliberal de implantación de un modelo de acumulación capitalista dirigido a recuperar la parte de la renta general de la economía que habían perdido los sectores corporativos desde la posguerra, y que había fortalecido económica y políticamente a los sectores laborales. Se trataba de un proyecto político de largo alcance dirigido a generar una creciente apropiación de esta renta general por parte de los sectores empresariales privados. Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central 79 Se puede apreciar como en varios países avanzados, según estudios de The Resolution Foundation (octubre, 2011), basados en cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre 1970 y 2007, un año antes de la crisis financiera global, se produjo una caída de la participación del factor trabajo en el ingreso nacional en Estados Unidos, Australia, Canadá, Reino Unido, Suecia y Alemania, coincidiendo con la aplicación de políticas de corte neoliberal. Las excepciones se pueden observar en Japón, Francia, Finlandia y Dinamarca, donde el enfoque neoliberal penetró a medias (cuadro 1). Cuadro 1 Cambios en la participación laboral de los ingresos no ajustados en una selección de países (1970-2007) Proporción del Proporción del Dirección y magnitud de los cambios1/ 1970s 1980s 1990s 2000s2/ trabajo en trabajo en 19702/ 20072/ Consistencia débil en la relación entre crecimiento económico y el salario medio (descomposición crónica) Estados Unidos 64% 60% Australia 60% 53% Canadá 59% 55% Deterioro reciente y fuerte relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre agudo) Francia 56% 57% Reino Unido 65% 60% Alemania 59% 55% Deterioro reciente y leve relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre leve) Japón 41% 49% Finlandia 55% 56% Dinamarca 59% 65% Suecia 66% 61% Variación en puntos porcentuales -3,1% -7,1% -3,8% 0,9% -5,3% -3,7% 8,2% 1,0% 6,1% -4,9% 1/ Compara la participación del trabajo en el comienzo y el final de la década. y denotan movimientos de menos de un punto porcentual; y denotan movimientos más amplios. 2/ 2007 se emplea como el último punto en esta tabla con el fin de eliminar los efectos temporales de la reciente recesión. Las excepciones son Alemania y Finlandia, donde 2008 se utiliza dado que la recesión comenzó el siguiente año. Fuente: Estadísticas de la OCDE. No sería muy descabellado suponer que esta participación siguió empeorando, en tanto que en varios de estos países ha aumentado la tasa de desempleo y al tenor de la aprobación de planes de restricción fiscal y estancamiento de las economías, se ha precarizado el ingreso laboral. La recesión global de 2008 y 2009 reveló cómo el desarrollo de este capitalismo central, bajo el sello neoliberal, escondía una bonanza basada en el sobreendeudamiento de empresas y hogares que proporcionaba el consumo necesario para mantener un ritmo expansivo. Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 80 Sin embargo, este comportamiento de los consumidores se volvió insostenible al estallar las burbujas de los mercados de acciones en 2000-2001 y de viviendas en 2007-2008, y deteriorarse de forma acentuada los patrimonios de los hogares. El ingreso disponible de los hogares estadounidenses se engrosó hasta 2007 debido a entradas asociadas al refinanciamiento de activos inmuebles que veían crecer su precio gracias al auge de la titularización del mercado de hipotecas apoyada en un contexto de tasas bajas (gráfico 1). Luego de estallar la burbuja inmobiliaria, desapareció esta fuente de ingreso empobreciendo los patrimonios de las familias. Gráfico 1 Porcentaje de ingreso disponible de los hogares producto de la refinanciación de su endeudamiento en Estados Unidos (%) 20,00 19,00 18,00 17,00 16,00 15,00 2010-01-01 2008-07-01 2007-01-01 2005-07-01 2004-01-01 2002-07-01 2001-01-01 1998-01-01 1999-07-01 1996-07-01 1995-01-01 1983-07-01 1992-01-01 1990-07-01 1989-01-01 1987-07-01 1986-01-01 1984-07-01 1983-01-01 1980-01-01 1981-07-07 14,00 Fuente: Banco de la Reserva Federal de Saint Louis. La reversión del efecto riqueza, que surgió como el producto del aumento de los precios de los inmuebles, un prolongado ciclo de tasas de interés bajas y el desarrollo de productos financieros, que exacerbaron la titularización de las hipotecas, desnudó la magra dependencia salarial de las familias, empeorada con un alto nivel de endeudamiento. El fenómeno del colapso de la compensación salarial se observa como algo más generalizado, destacando la caída de la proporción del salario en el ingreso de los trabajadores (gráfico 2). Ello se inscribió en las medidas de flexibilización laboral propias de la aplicación de un enfoque neoliberal dirigido Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central 81 a favorecer al sector empresarial y reducir el costo de la mano de obra. La excepción la constituyen los países nórdicos que no han seguido este enfoque de política económica. Gráfico 2 Los salarios como proporción del total de la compensación del empleado (1970-2010) % 100 95 Dinamarca 90 Japón Canadá 85 Estados Unidos Reino Unido Alemania 80 Finlandia Australia Suecia 75 Francia 70 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010 Fuente: Estadísticas OCDE. En la investigación realizada por The Resolution Foundation también se hace notar este descenso de la participación del salario en la compensación que reciben los empleados por su trabajo (cuadro 2). En efecto, entre 1970 y 2010, la mayor caída se observa en Estados Unidos y Reino Unido, países donde prevalecieron, independientemente del signo político de los gobiernos de turno, objetivos de flexibilización (precarización) laboral. Asimismo, quedó clara la existencia de una creciente desigualdad social manifiesta en el aumento de la participación, dentro de la renta, de los sectores de altos ingresos y el ensanchamiento de la base de la pirámide social. En el caso de Estados Unidos, los datos del Censo Nacional revelan cómo ha crecido desde inicios de los setenta el número de personas que viven en situación de pobreza (gráfico 3). Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 82 Cuadro 2 Cambios en la participación de los salarios de compensación de los empleados en un conjunto de países (1970-2010) Proporción del Proporción del Dirección y magnitud de los cambios1/ 1970s 1980s 1990s 2000s2/ trabajo en trabajo en 19702/ 20072/ Consistencia débil en la relación entre crecimiento económico y el salario medio (descomposición crónica) Estados Unidos 89% 80% Australia 80% 74% Canadá 93% 88% Deterioro reciente y fuerte relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre agudo) Francia 76% 74% Reino Unido 91% 83% Alemania 86% 81% Deterioro reciente y leve relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre leve) Japón 90% 85% Finlandia 88% 81% Dinamarca 96% 91% Suecia 74% 77% Variación en puntos porcentuales -9,0% -6,6% -5,9% -2,2% -8,0% -4,9% -4,5% -7,5% -4,7% 2,2% 1/ Compara la participación del trabajo en el comienzo y el final de la década. y denotan movimientos de menos de un punto porcentual; y denotan movimientos más amplios. 2/ Los primeros datos son de 1993 para Suecia y 1980 para Australia y Japón. los últimos datos son de 2007 para Canadá, 2008 en Japón y 2009 en el caso de Estados Unidos y Francia. Fuente: Estadísticas de la OCDE. Gráfico 3 Número de pobres y tasa de pobreza en Estados Unidos (1959-2010) Números en millones, las tasas en porcentajes 50 46.2 millones 45 Número en la pobreza 40 35 30 25 20 Tasa de pobreza 15 15,1% 10 5 0 1959 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 Recesión Nota: Los datos puntuales son colocados en el punto medio de los respectivos años. Fuente: EE UU Census Bereau, Current Population Survey, 1960-2011. Annual Social and Economic Supplement. 2010 Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central 83 Al mismo tiempo, se deja notar cómo los sectores que más ingresos reciben aumentan sus entradas, creando una enorme brecha con el resto de los sectores de la sociedad. De esta manera, los ricos han acaparado la mayor parte de las ganancias en las últimas tres décadas (gráfico 4). Gráfico 4 Distribución del ingreso y cambios en las cuotas por quintiles Ingeso medio por hogar (USDm) Antes de impuestos (dólares de 2007) 2 % Variación de las cuotas de ingreso Vs. 1979, Después de impuestos 150 120 1,5 90 60 1 30 0,5 0 -30 1979 1983 1987 1991 1995 1999 2003 2007 Top 1% Top 20% Second 20% Third 20% 1979 1983 1987 1991 1995 1999 2003 2007 Fourth 20% Bottom 20% Fuente: Oficina de Presupuesto del Congreso. Aparte del estancamiento del ingreso y la mayor desigualdad que acarreó en los hogares, la crisis financiera reveló un alto endeudamiento en los hogares que trajo una fase de subconsumo. Además, esta crisis también disparó el endeudamiento público debido al deterioro de los ingresos de los Estados como consecuencia de la recesión y la aplicación forzada de fuertes programas de rescate financiero y planes de estímulos económicos que tendieron a agotar, en los países avanzados, las acciones convencionales de política monetaria y restringieron la posibilidad de contar con una política fiscal activa. En el caso de las familias, el deterioro del ingreso familiar debido al empobrecimiento del valor de sus activos inmobiliarios hizo sucumbir su patrimonio y llevó a estrategias de desendeudamiento y merma en los niveles de consumo ante el crecimiento del desempleo y endurecimiento de las condiciones crediticias por parte de los bancos. Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 84 El empeño de los hogares por lograr liberarse de la carga onerosa del endeudamiento en sus patrimonios terminó por desviar recursos para tales efectos y afectó sensiblemente el consumo privado. En el informe sobre el flujo de fondos de la Reserva Federal se puede observar esta acción de las familias (gráfico 5). Gráfico 5 Endeudamiento de los hogares en Estados Unidos (2000-2009) 15 2005 $, Trillions Household Total Liabilities 12 Home Mortgages 9 6 3 Consumer Credit Other Liabilities 0 2000 2002 2004 2006 2009 Fuente: Cuentas de flujos de fondos de Estados Unidos (FOF), tabla B, 100. Vale mencionar que en Estados Unidos, los hogares sacaban provecho del refinanciamiento constante de sus hipotecas debido al fuerte descenso de las tasas de interés. Sin embargo, la astringencia monetaria iniciada por la Reserva Federal en 2005 dio al traste con este recurso de origen financiero que engrosaba los patrimonios domésticos y aumentó la dependencia del ingreso familiar del estipendio salarial. La fase de sobreconsumo que llegó hasta 2008, dio paso a una etapa de subconsumo que ha impedido a las economías superar la recesión en unas circunstancias adversas en cuanto a creación de empleo. Ello ha sido así debido a que la globalización de la industria manufacturera ha desindustrializado las economías del capitalismo central y la ha asentado con fuerza en economías periféricas como las de China e India, por ser centros de producción de bajo costo salarial. Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central 85 La así llamada “nueva normalidad” de la economía se caracteriza por un crecimiento bajo sin capacidad para crear empleos en un número lo suficientemente grande para imponer un círculo virtuoso de consumo e inversión. Además, existe una mermada capacidad para generar exportaciones al haber perdido capacidad competitiva frente a los nuevos polos globales de bajo costo fomentados desde el centro y que, a su vez, se han asentado en regiones de la periferia. Al mismo tiempo, en las economías del centro, debido a la crisis bancaria, el sector financiero ha entrado en una ola de destrucción de empleos, al encarar una fase de corrección de excesos y afrontar una fuerte inestabilidad a raíz de la creación exagerada de derivados financieros. Asimismo, recientemente, la insolvencia de la deuda soberana europea ha deteriorado la hoja de balance de los bancos y hace temer por una nueva crisis financiera global, al estar en peligro entidades europeas con importancia sistémica, cuya caída traería una nueva recesión global. Por su lado, los gobiernos, debido al fuerte deterioro de su posición fiscal, que se ha traducido en un mayor déficit y un nivel de endeudamiento insostenible, han abrazado procesos de consolidación fiscal que merman su capacidad para generar empleos o contribuir a ello a través de programas de obras públicas. El creciente endeudamiento de los hogares y de los gobiernos, constituye, de tal manera, una pesada losa que impide que se recuperen los niveles de consumo en los países avanzados y que las economías puedan volver a crecer a tasas que hagan retroceder el desempleo (gráfico 6). Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 86 Gráfico 6 Deuda del sector no financiero desde 1980 Niveles reales, deflactados Como porcentaje del PIB1/ por los precios al consumidor2/ 330 700 280 600 230 500 180 400 130 300 80 200 100 30 1985 1900 1995 Total 2000 2005 2010 Gobierno Private sector 1985 1900 Household 1995 2000 2005 2010 Corporate 1/ Promedios simples para 18 países de la OCDE y Estados Unidos. 2/ 1980=100; promedios simples para 16 países de la OCDE. Fuente: Cecchetti., Mohanty, Zapolli, F. (2011). Antes que generar plazas de trabajo, los gobiernos están despidiendo a muchos trabajadores, cortando servicios públicos, afectando la seguridad social y, en general, precarizando los ingresos laborales. Amén de que se están retomando o profundizando programas de privatización que impactarán las fuentes de empleo. Todo ello agrava la fase de subconsumo que frena cualquier posibilidad de recuperación económica en las economías del capitalismo central. Esta crisis también dejó al descubierto fallas estructurales en el modelo capitalista de las economías del centro, las cuales estaban dominadas por la fuerte participación de los sectores financieros y sectores no transables, como la construcción residencial en el producto interno bruto (PIB) de las economías avanzadas y, particularmente, en las de Estados Unidos y algunos países eu2 ropeos . “Entre 1990 y 2008, el número de personas con empleo en Estados Unidos creció a 149 millones desde 122 millones. Fueron creados aproximadamente unos 27 millones de empleos durante ese período, de los cuales 98% estaban dentro del sector no transable de la economía, es decir, el sector que produce bienes y servicios que solo pueden ser consumidos a 2 Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central 87 Esta hipertrofia de los sectores económicos hace cuesta arriba rebalancear las fuentes de crecimiento de la demanda agregada sin que se apliquen mecanismos de protección a la industria doméstica. China se ha convertido en un productor de bienes con mayor valor agregado 3 y de bajo coste que dificulta reconstruir una industria manufacturera con ca4 pacidad de exportación en los países del capitalismo central . En los cuadros que se muestran, según trabajo realizado por el economista jefe del Banco Mundial, Justin Yifu Lin, China ha ido ascendiendo su producción de bienes con mayor valor agregado, superando las etapas de industrialización en la cual hacía hincapié en empresas intensivas en trabajo (cuadro 3). Además, si no es China, otros países emergentes de la zona asiática, Europa del Este o incluso de América Latina podrían ser centros de producción de bajo costo salarial con la ventaja adicional de tener un mercado doméstico atractivo, en tanto que viven un ascenso de sus clases medias y de reducción de la pobreza, lo cual ha aumentado su consumo de manera importante. De esta manera, rehacer las economías del capitalismo central, ante la fuerte competencia que plantea, por ejemplo, la economía de China y otros países emergentes, demanda la presencia de un Estado fuerte que imponga una visión de largo plazo que tenga como objetivo recuperar la economía con base en proyectos de infraestructura. nivel doméstico. En Estados Unidos, la mayor cantidad de trabajadores del sector no transable la tuvo el Gobierno (22 millones de puestos de trabajo en 2008) y la industria de la salud (16 millones en 2008)” (Spence, 2011). “En la década, desde la entrada de la OMC en 2001, China se ha convertido en la alternativa más económica para las compañías que desean externalizar su producción en el orden de menores costos. (…) en los EE UU, en tanto, la pérdida de alrededor de 6 millones de puestos de trabajo en la manufactura y el cierre de decenas de miles de fábricas en la década han generado temor en torno a una posible crisis en la actividad manufacturera” (The Boston Consulting Group, 2011, p. 5). 3 “Además, China seguirá siendo una de las fuentes principales de exportaciones de bajo costo para Europa Occidental, a pesar de que la brecha del salario se reducirá de manera significativa. En 2010, el costo laboral de tiempo completo ajustado por su productividad en el Delta del Río Yangtze representó 25% del costo que se registró en Europa Occidental. En 2015, se estima que esos costos representarán el 38% de los que registrará Europa Occidental. Es probable, que este cambio no sea suficiente para generar un punto de inflexión, por lo tanto Europa continuará apoyándose en China como fuente primaria de productos manufactureros en los próximos cinco años” (The Boston Consulting Group, 2011, p. 13). 4 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 88 Cuadro 3 Clasificación de los países en determinadas industrias Los gansos voladores continúan volando en Asia Calificación Animales vivos 1992 1 5 3 2 4 China India Japón Korea Thailandia 2008 1 4 3 5 2 Plásticos 1992 3 5 1 2 4 China India Japón Korea Thailandia 2008 1 5 2 3 4 Productos farmacéuticos 1992 2 3 1 4 5 2008 3 1 2 4 5 Maquinaria eléctrica / partes 1992 3 5 1 2 4 2008 1 5 2 3 4 Calzado 1992 1 4 5 2 3 2008 1 2 5 4 3 Hierro y acero 1992 3 4 1 2 5 Receptores de televisión 1992 3 5 1 2 4 2008 1 5 2 3 4 2008 1 4 2 3 5 Juguetes 1992 1 5 2 3 4 2008 1 5 2 4 3 Fuente: WITS database, Yufu Lin, J. (2011). Igualmente se plantearían nuevas políticas industriales, mejora de la educación, creación de empleos, respeto al medio ambiente, aprobación de reformas financieras que repongan la intermediación crediticia en su papel de impulsora del sector real y formulación de planes dirigidos a reducir la desigualdad social. Referencias bibliográficas Cechetti, M. y Zampolly (2011). The Real Effects of Debt. BIS Working Paper 352. Harvey, D. (2007). Breve historia del neoliberalismo. Madrid: Editorial Akal. Navarro, V., Torres, J. y Garzón, A. (2011). Hay alternativas. Madrid: Ediciones Sequitur. Resolution Foundation Commission on Living Standards (2011). Painful Separation. En línea: http://www.resolutionfoundation.org/media/media/downloads/Painful_Separation.pdf. Spencer, M. (2011). The Impact of Globalization on Income and Employment. Foreign Affairs, julio-agosto. En línea: http://web.ebscohost.com/ehost/detail?sid=e5208e7a-8ab64aab-801e-41eab38e5e2a%40sessionmgr111&vid=4&hid=125&bdata=JnNpdGU9ZWhvc3Qt bGl2ZQ%3d%3d#db=bth&AN=61294613. Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central 89 The Boston Consulting Group (2011). Made in American, Again. Why Manufacturing Will Return to the US. En línea: http://www.bcg.com/documents/file84471.pdf. US Census Bureau, Current Population Survey, 2011. US Congressional Budget Office, 2011. US Federal Reserve, Flow of Funds, 2011. Yifu Lin, J. (2011). From Flying Geese to Leading Dragons. Working paper 5.702. Banco Mundial. 90 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a aa a a a a a aa a a a a a a a a a a aa a a a Documentos Documentos Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 93-101 • ISSN: 0005-4720 Introducción al pensamiento crítico latinoamericano1 Valencia Judith Valencia* I Comencemos por comentar el sentido de la crítica. No es cualquier crítica. Es crítica, con sentido, apoyados en el devenir de la crítica al modo de producción de capital/al capitalismo. Hasta mediados del siglo xix el pensamiento ilustrado/la modernidad/la humanidad, pensaba en la evolución del progreso como una acción “humana natural”. Es decir, que el desenvolvimiento de la humanidad, como el resto de las especies vivas y riquezas de la naturaleza, las rige la razón de la acción “del más apto”. Así transcurría la vida, cuando Marx y los trabajadores de esos tiempos, con su acción práctica/crítica/liberadora, pusieron al descubierto los motivos del conflicto entre los humanos: de los intereses, de las intenciones, de la expropiación, explotación y dominio. Entre sujetos, clases, razas e imperios. Con este a priori me hago de la palabra en esta ocasión. Toda selección es arbitraria, les propongo destacar algunos de los aportes teóricos que encarnaron subjetividades de/entre luchadores en resistencias, develando las mentiras encubiertas en fórmulas liberales. Una de esas fórmulas: la del progreso, debía avanzar de la mano de la Revolución Industrial. Idea fuerza que acompañó la formación en expansión de la civilización occidental, de la Europa occidental hacia/junto a América. Pensadores, militantes críticos fueron develando las intenciones, calculando indicadores, mostrando las funciones y límites de las fórmulas. El cuerpo del pensamiento crítico comenzó un arduo y complejo proceso, impregnando de dudas dogmas de la civilización occidental. * Profesora titular de la Universidad Central de Venezuela, Faces-Escuela de Economía, Cátedra de Economía Política, adscrita al Departamento de Economía Teórica. Correo electrónico: jbjjvp@gmail.com. 1 Ponencia presentada durante las Jornadas de Economía Política en 2010. 94 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 II ¿Pensamiento latinoamericano? ¿Será más correcto decir: pensado desde Latinoamérica? Debemos decir que lo que el pensamiento militante criticó y fue develando, solo era posible pensarlo desde Latinoamérica y no solo por latinoamericanos. Pensamiento elaborado desde Latinoamérica, como porción territorial del Nuevo Mundo/del Mundo del siglo xv. El sur del continente americano, una vez sellada la independencia política de Iberia/España y Portugal quedó a la deriva del capital financiero monopólico imperialista, dispuesto a hacerse de las riquezas de las nacientes naciones, disposición permitida en alianza con los gobernantes criollos. Entender América, como espacio territorial invadido por la convulsión europea, compartiendo el espacio-temporal del Nuevo Mundo, matriz gestora del modo de producción del capital, conjunto de relaciones sociales de producción, que una vez desentrañadas y expuestas en voz de Marx como relaciones de poder propias y específicas/históricas, quedó bautizado por la literatura de finales del siglo xix con el nombre de capitalismo. La expansión productiva de Inglaterra, Holanda y Francia sobre América fue nucleando las fuerzas productivas que permitieron el surgimiento institucional, legitimación y sustento de la división social del trabajo, que al tiempo desemboca en la economía mundial capitalista. Las riquezas expropiadas a los otros continentes, a través del dominio de los imperios coloniales: esclavos e invenciones, potenciaron a Occidente bajo el resguardo de la Armada inglesa y la doctrina invasiva del “libre cambio”. Razones históricas diseñaron Latinoamérica como el lugar desde donde pensar el desenvolvimiento, paso a paso, del progreso, el crecimiento y desarrollo de la industrialización. En síntesis: del progreso del capital y del capitalismo, como relación social y régimen político civilizatorio desde/de Occidente; como tejido institucional de poder del modo de producción del capital, proceso que se despliega por siglos y, hacia fines del siglo xix, configura la economía mundial del capitalismo. Sin embargo, la evolución del pensamiento de la humanidad debió esperar la ocasión de la reflexión crítica colectiva hasta la segunda posguerra del siglo xx. III En la segunda mitad del xix, la narrativa literaria latinoamericana da cuenta del juego de posiciones por el control y la defensa de las riquezas exploradas y explotadas durante los siglos coloniales. En la primera mitad del xx, la aparición y expansión del capital financiero consolida el tinglado comercial y productivo tendido durante el xix. Despliegue de fuerzas que, de tanto en tanto, se ve interrumpido por los conflictos entre Judith Valencia / Introducción al pensamiento crítico latinoamericano 95 Estados, en lucha por lograr la hegemonía: la Gran Guerra, la crisis de 1929, la competencia con el nazismo/fascismo, la Segunda Guerra Mundial. Los secretos del despliegue de las fuerzas de la invasión civilizatoria de Occidente quedarán al descubierto con los resultados políticos y económicos de la ofensiva del Plan Marshall, evidente la intención manifiesta del control mundial nuclear y la cultura del terror con Hiroshima y Nagasaki. La ocasión para la reflexión colectiva se hizo presente después de 1947. Proliferan los diagnósticos y las teorías. Las Comisiones de las Naciones Unidas permiten el debate. En la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) el hilo de los términos del intercambio mostró en cifras un dispositivo imperialista. Las teorías sobre el desarrollo incluirán las polémicas posiciones entre atraso/subdesarrollo/capitalismo y/o socialismo, hasta llegar a ni lo uno ni lo otro de “los no alineados”. Dentro de esa maraña se llega a los sesenta, década de síntesis en las metamorfosis del capitalismo del xx, pero también del “deshielo teórico” a propósito del socialismo soviético. Suman leña al fuego los aportes de la Escuela de Budapest y las publicaciones de viejos manuscritos inéditos. El control espacial soviético con el Sputnik y Gagarin. En Latinoamérica aparece Cuba. Todo a la vez, desatará las fuerzas de la crítica. De hecho, la hegemonía mundial de posguerra de los Estados Unidos da pie para fortalecer sus políticas de control hemisférico. La grieta que abre Cuba permite reconocer y mostrar la histórica estrategia del Destino manifiesto. Al tiempo que revive el Manifiesto comunista. IV La sustancia que cultivó la insurgencia ¿En qué consiste lo verdaderamente pensado desde Latinoamérica? ¿Cuáles fueron algunos de los enunciados develados en las huellas de las resistencias que encauzaron a los pueblos insurgentes? Solo precisiones/contribuciones para enraizar el transcurso del pensamiento reciente. Los estudios fueron delatando señales: yyCómo la exportación de la relación “de capital”, originada en las últimas cuatro décadas del siglo xix, desde los centros industriales hacia el resto del mundo, pautó una división internacional del trabajo que, aprovechando la información del mercado colonial, enquistó inversiones sobre las riquezas naturales de territorios ajenos; dando lugar al desenvolvimiento de una economía mundial capitalista que, a los años, financiará conexiones constitutivas de monopolios internacionales, punto de partida del capital financiero mundial. yyEl impacto social sobre los pobladores de los territorios invadidos por la inversión extranjera directa quedará registrado por la historia oficial como 96 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 la conversión de relaciones sociales ancestrales/tradicionales/coloniales en relaciones sociales capitalistas/progresistas; la crítica las enunciará como las fuerzas expansivas del progreso que fragmentaron las naciones pluriculturales. yyAvanzan las relaciones sociales legitimando la propiedad sobre territorios adquiridos en compra y/o riquezas naturales concedidas bajo contratos de concesión. Fueron estos los privilegios originales que permitieron conformar los monopolios internacionales como empresas/trust privados; cuerpos que tejen la dominación dictando derechos y deberes de economía internacional. La invasión de las inversiones queda reconocida como propiedades adquiridas y/o derechos convenidos. Numerosas son las referencias; solo una al azar: el secretario de Estado de Roosevelt, Cornell Hull, en 1942, expresa: A través de la inversión internacional debe proporcionarse el capital necesario para el adecuado desarrollo de los recursos naturales y capacidad productiva latente en las zonas relativamente no desarrolladas (…) La tarea de encauzar la implantación de un sistema de relaciones internacionales en el terreno comercial y en otros asuntos económicos recaerá en gran parte sobre los Estados Unidos. yyEl Plan Marshall, pensado como fórmula de contención del comunismo, en la práctica contiene e induce una metamorfosis que reformula la economía mundial, reconstruyendo un aparato productivo multinacional e intermonopólico. Las matrices multinacionales cundirán al mundo de filiales. El capital, buscando maximizar la plusvalía, fragmentará el espacio geográfico, reubicando técnicamente las fuerzas productivas; a la vez que el régimen capitalista institucionaliza los mecanismos represivos de cohesión social. yyEn los sesenta, a los esquemas de integración económica convenidos: Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc) con su subregional del Pacto Andino, le anexaran la Alianza para el Progreso y la política militar de contrainsurgencia. El impacto social inducido por las transformaciones en las relaciones de poder del capitalismo de posguerra significó: muertes selectivas a los líderes de la resistencia e insurrección y frustración de ilusiones de bienestar. Como oportunidad de progreso, la tentación urbana desocupará territorio y concentrará suburbios de “ciudadanos” a la espera del chance “de la movilidad social”, capacitándose para convertirse en mercancía y recibir un salario –tan justo por ajustado– insuficiente para satisfacer las necesidades de una vida digna/gratificante. yyEl debate conducirá a corear con André Günder Frank, en 1969: “La dependencia ha muerto. Viva la dependencia y la lucha de clases”. Para la crítica no había sido suficiente abordar la ofensiva de las inversiones en tiempos del imperialismo, era necesario volver al tiempo de gestación del Judith Valencia / Introducción al pensamiento crítico latinoamericano 97 Nuevo Mundo/de América como espacio constitutivo de la civilización occidental. yyCon esa mirada hacia atrás el pensamiento crítico dimensionó su sentido. Y durante los setenta la lucha se encaminó contra el capital y su régimen mundial, el capitalismo. Para unos, construyendo el socialismo y para otros, por la vida. Común el punto de partida, polémico el sentido constituyente. yyLa lectura colectiva de los acontecimientos continuó. Con el Consenso de Washington, las transnacionales, el Pentágono, sus aliados (socios) continentales privados y gubernamentales, reconfiguran los esquemas/procesos de integración: el ALALC en la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), el Pacto Andino en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), aparece el Mercado Común del Sur (Mercosur) con el retorno a la democracia en el cono sur, acoplan al SICA y a la Comunidad del Caribe (Caricom). Avanzaron acoplando los convenios intergubernamentales y las políticas públicas a las intenciones (prácticas) estratégicas del capital transnacional (principalmente sudamericano), utilizando variados dispositivos de cohesión. Entre varios, la deuda y la guerra de baja intensidad y/o de cuarta generación, el despliegue de bases militares y ejércitos de mercenarios/ cuerpos de paramilitares. Los ajustes macroeconómicos y la deuda marcaron las coordenadas del territorio político liberado para la inversión transnacional. yyPor los años setenta, ochenta y noventa del siglo xx, los Gobiernos latinoamericanos y los intereses transnacionales, amparados en el discurso de “las transformaciones requeridas”, se acogieron al financiamiento ofrecido por los organismos multilaterales y la banca comercial internacional. Fue así como, con variados argumentos, los recursos productivos rentables/competitivos, ubicados en los territorios de los Estados endeudados y fiadores, fueron quedando amarrados a las decisiones de los capitales financieros y comerciales transnacionales. Las unidades de producción de capital transnacional participaron, a través de sus socios bancarios (financieros), en el financiamiento de los préstamos públicos y privados avalados por los gobiernos de Estados. yyLos préstamos a los empresarios privados y a los organismos públicos recibieron el aval de los Estados. Con el dispositivo de la deuda las políticas de los Gobiernos latinoamericanos quedaron anuladas y anudadas a la estrategia económica del capitalismo mundial, bautizada como globalización. Los gobiernos hipotecaron la soberanía de los Estados, quedando impedidos de dictar políticas públicas distribuidoras de la riqueza productiva. yyPara los noventa, la ofensiva capitalista se propuso anexar territorios-contodo-y-pobladores, buscando garantizar la más irrestricta libertad para los 98 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 inversionistas internacionales (extranjeros y nacionales). Pero a medida que la ofensiva avanzaba, los pueblos campesinos y las naciones indígenas atacadas levantaban barricadas contra la reestructuración del sistema interamericano. Contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), los Tratados de Libre Comercio (TLC) y/o contra la pretensión mundial de establecer normas y disciplinas de obligatorio cumplimiento desde la Organización Mundial del Comercio (OMC). yyEl capitalismo transnacional se propuso diseñar “un específico patrón de poder” desde donde negocia entre los suyos una integración económica rentable. Dejando fuera a multitudes tenidas por inútiles, a quienes ofrecen la posibilidad de organizarse “en nichos” como eslabones en las cadenas comerciales y/o acogerse a políticas públicas focalizadas. Por esta ocasión son suficientes estos elementos para sostener la contribución de la crítica. La delación de estas señales, entre muchos otros acontecimientos, cultivaron el terreno práctico y en los albores del siglo xxi, los sujetos impactados por siglos van estallando en rebeldía. V Es el momento propicio para celebrar los aportes del pensamiento crítico, pero nunca es suficiente. Entre tantas otras sumo dos ideas, muchas veces planteadas por muchos, más no por ello menos importantes, en tanto el debate propuesto compromete la acción revolucionaria de los pueblos. Las tomo en palabras de José Arico y Enzo del Búfalo. yy José Arico escribe en Advertencia. Estudios sobre el capital (1977): …su análisis [Marx] no es verdaderamente “económico”; pero tampoco “filosófico”; sino crítico. No intenta fundamentar una nueva economía política, o una filosofía distinta; quiere hacer, y lo repite constantemente, una “crítica de la economía política” que sea a la vez una teoría de la revolución. No sólo la crítica de una representación dada de la realidad, sino la subversión de la propia realidad. yy Enzo del Búfalo, con esta intención plantea en una introducción a la segunda edición de La genealogía de la subjetividad (2007): …este deseo [todo intento efectivo de construir en las prácticas cotidianas la sociedad de hombres libres e iguales] es parte de la composición material de una nueva subjetividad que se constituye ya no en la antigua relación de lo UNO que fundamenta lo múltiple, sino en la multiplicidad que se articula en diversas dimensiones y que, por lo tanto, escapa a toda reificación conceptual y pone como su única determinación la diferencia y no la esencia. Existe una complejidad constitutiva de esta nueva figura de la subjetividad que hace difícil su comprensión porque aún no ha desarrollado sus formas propias de expresión o, mejor aún, no ha encontrado en el trabajo intelectual las formas adecuadas a las prácticas Judith Valencia / Introducción al pensamiento crítico latinoamericano 99 sociales que la producen; quizás no tanto, porque éstas no las produzcan –que siempre lo hacen–, sino porque el trabajador intelectual institucionalizado está totalmente subsumido en el actual orden despótico; de ahí que todo pensamiento que tiene una expresión institucional y amplia difusión aparezca como mera elaboración doctrinaria de viejas teorías. Dos ideas para sumar al dilema militante del trabajador intelectual. Y con ellas aventurarnos a leer los siguientes episodios. VI Episodios aún no comprensibles. Episodios narrados escuchando la calle (No resulta nada fácil entender las maneras de hacer y deshacer en multitud). Primer episodio Un día lunes 27 de febrero de 1989. La violencia de las mentiras convirtió a los pueblos mansos en multitud iracunda. Prensa, radio y televisión, todos juntos, todos los días emitían los mensajes como masajes. Dijeron y repitieron buscando convencer que las políticas de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI) eran inevitables. Que los bajos márgenes de ganancia espantan a los inversionistas y eso conlleva al desabastecimiento de los productos alimenticios de la dieta diaria: harina de maíz, arroz, granos, azúcar, leche, pastas, huevos. Sin que la gente “de a pie” hubiera cobrado la segunda quincena de febrero, autorizan el aumento de pasaje del transporte colectivo. La multitud amotinada comienza a manifestar por las calles de una ciudad dormitorio de trabajadores de Caracas, la capital. Radio-bemba delata acaparamiento de comestibles. Fue así como un hecho azaroso develó la mentira que encubría la escasez premeditada, cómplice. A partir de ese momento nadie más guardo silencio. Todo quien sabía dijo dónde había. La duda cunde y la multitud permanece en las calles buscando la verdad de las mentiras. El Gobierno, para detener a la multitud enardecida, usó batallones de soldados y así enjaular de nuevo a los iracundos que deambulaban por las calles sin rumbo definido. Comenzó a derrumbarse el mito de la institución militar. Los soldados habían disparado contra sus hermanos del barrio. A los cinco días volvió la calma. Como que si nada había pasado. Al tiempo pudimos constatar las huellas en la piel del pueblo/Ejército. En 1992 dos intentos de sublevación militar. Casi a 10 años, sería el 6 de diciembre de 1998, cuando el rugido subterráneo de esa multitud levantó vuelo votando por Chávez/presidente. 100 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Segundo episodio Las semillas de 1989 germinaron en la tierra culturalmente fértil a emanciparse. Para los pueblos protagónicos de sus procesos constituyentes, la Constitución aprobada en diciembre de 1999 significa un modo de vida y un diseño de patria. La multitud siguió en la calle, ocupando su territorio, porque el proceso constituyente le otorga protagonismo. Durante el 2001 algunas pugnas y escaramuzas dieron señales de confusión y desasosiego. Corrientes ocultas se movieron pretendiendo resquebrajar la solidez de las fuerzas sociales protagonistas del proceso. La corriente opositora latente en el tejido social, de un día para otro, irrumpe comandada por la insólita alianza de los directivos de la Confederación de los Trabajadores de Venezuela (CTV) con la federación de empresarios. La CTV y la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), los medios de comunicación privados, la embajada de los Estados Unidos, los voceros de la Casa Blanca y personajes de organismos hemisféricos e internacionales, todos juntos forman una onda de resonancia que convierte la ofensiva inicialmente virtual en acciones de calle de desobediencia cívico-militar. Los días 11 y 12 de abril de 2002 osaron derogar la Constitución y pretendieron coagular con sangre el atrevimiento de la multitud. El 13 de abril quedó develada la más grande de las mentiras: Chávez no había renunciado. La multitud avanzó al rescate de su espacio. Tercer episodio La arremetida contrarrevolucionaria decide el 2 de diciembre de 2002 acabar con la industria petrolera. La gente sencilla, relegada por años, inocente, sin información suficiente para captar la perversidad del sentido de la complejidad del mundano mundo contemporáneo, enmudeció ante la dimensión de la perversidad, de destruir sin miramientos, con premeditación y alevosía, el corazón del orgullo nacional. La contrarrevolución dio muestras del espíritu perverso al generar un paro técnico manejado a distancia, de un paro electrónico, sin gente. La multitud no se desesperó, entendió y esperó hasta que la vida recobró su ritmo cotidiano. En el 2003, la contrarrevolución brindó las condiciones para revivir el sueño de la dignidad. Venezuela se convirtió en un lugar que se revisa por dentro. Soberanía alimentaria, salud y educación devinieron en misiones. Muerte al latifundio, Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre. Se trata de movilizarse y comprometerse para dignificarse. No más humillación. Basta. Judith Valencia / Introducción al pensamiento crítico latinoamericano 101 Hasta el sabotaje petrolero de diciembre 2002-marzo 2003, tratamos de revolucionar las instituciones del Estado apoyando las iniciativas gubernamentales. Para derrotar el sabotaje desbordamos la institucionalidad. No más caminos formales. Cada semana nació/nace una misión. Cada misión incorpora voluntarios, enrola necesitados, potencia y reúne capacidades. La tierra para sembrar, Robinson para alfabetizar, Ribas para concluir la escuela, Sucre para las universidades: toda la familia de vuelta al estudio y a la siembra. Barrio Adentro y misión alimentación, atención integral a todos los deshechos por la pauperización. Zamora por la tierra. Vuelvan Caras y Che Guevara para los oficios. La multitud humillada que probó su fuerza en las calles se moviliza y organiza para satisfacer las necesidades de salud, saber y trabajo. Dando inicio al despliegue de condiciones de “transferirle poder al pueblo”. Cuarto episodio El mapa muestra el renacer de lo que estuvo oculto. Paso a paso se va amasando un cuerpo social en conflicto con la estrategia contrarrevolucionaria del capitalismo imperial transnacional. Si somos todos, significa ritmos diversos. Todos los sujetos plantean lo suyo sin sujetar al otro, guiados por los sentidos de asumir que la felicidad (dignidad) es una construcción cultural, en unión y emancipadora. Cada quien pone lo suyo, no transferible pero unible. Sin disolver el Estado, porciones de la sociedad venezolana vienen asumiendo misiones de gobierno. Caminando por un experimento cultural. De saber: desde leer, oficios, profesiones por vivir y producir. De salud: de cuerpo y conciencia. Las misiones avanzan formando un solo ejército (cívico-militar) en la producción y la defensa. La revolución reconquistando a los pobladores, a la tierra, a la renta de la riqueza natural no renovable, brindando condiciones con las que el pueblo teja un contrapoder/o un poder popular; produciendo y reproduciendo la vida. El tejido social se va haciendo y siendo. ¿Será que como trabajadores intelectuales iremos encontrando las formas adecuadas a las prácticas sociales que las producen? Estamos en deuda. Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 103-119 • ISSN: 0005-4720 Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 103 Capital en crisis o crisis en el capital1 Pérez M. Jorge Pérez Mancebo* Introducción Finalizando la primera década de este siglo nos encontramos con un paisaje socioeconómico planetario de lo más interesante. Partiendo de una clasificación no muy exigente ni ortodoxa, podemos señalar que en la situación actual las regiones dominantes están reestructurando su entramado de relaciones mercantiles y buscando nuevos equilibrios con la esperanza de mantener su posición de dominio (Estados Unidos, Europa, Japón). Las regiones emergentes están ancladas en sus proyectos de crecimiento tratando de capear el temporal y de minimizar sus efectos (Brasil, Rusia, China, India, México). Por otra parte existen vastas extensiones de territorio y gentes casi paralizados con la amenaza de los efectos de una crisis que les parece como ajena (casi toda África, Centro América, buena parte de Asia). Además se observa la presencia de unos núcleos de resistencia con diversas concepciones, sometidos al aislacionismo (Cuba, Corea del Norte, Irán, Zimbabue), y un grupo de naciones que se plantea soluciones alternativas con variedad de visiones y realidades (Bolivia, Ecuador, Venezuela), con fuerte nostalgia por el pasado, pero que reconocen que las soluciones de los dominantes se hacen a costa de los dominados. En este contexto resurge la esperanza de la creación de un mundo mejor, solidario, cooperativo y diverso. Pero esa esperanza y sus tiempos ¿tienen base real? En mi opinión, el riesgo más grande que enfrentamos es partir de un análisis y diagnóstico equivocados, retomando la senda del descreimiento, el desgano, el individualismo y la dispersión. Esto no es nuevo, tenemos muy cercanos los * Economista y magíster en Economía Internacional de la Universidad Central de Venezuela. Jefe de la Cátedra de Economía Política de la Escuela de Economía de la UCV y miembro del Comité Académico del Centro de Estudios y Programa de Formación en Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela. 1 Ponencia presentada durante las Jornadas de Economía Política en 2009. 104 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 tiempos del derrumbe de los núcleos de resistencia, principalmente en Europa, y su efecto en los revolucionarios en todo el mundo, fuesen partidarios o no de esos proyectos. Las sobreexpectativas pueden ser más perjudiciales que las más ácidas campañas mediáticas. Por lo tanto, creo que el principal papel de las investigaciones en economía política, al menos las comprometidas con el progreso y el cambio social, deben estar dirigidas a identificar la naturaleza de la crisis actual y sus tiempos, tanto de duración como el tiempo histórico en el cual se desenvuelve. El método dialéctico de “someter a la crítica todo lo existente” debe ser la guía, propósito y razón de nuestra acción. De ahí lo provocadoras que pretenden ser estas reflexiones. Las crisis en el capitalismo y la génesis de la actual Marx hace 150 años ya desenmascaraba al capitalismo como un sistema con un lucro insaciable, tratando de revertir la tendencia decreciente de la tasa de ganancia que forma parte integrante de su comportamiento interno, por múltiples mecanismos pero que, en última instancia, se encontraba con la fatalidad del carácter de su naturaleza cíclica y contradictoria, analizando lo que denominaba “conflicto entre la expansión de la producción y la valorización”. El capital en su dinámica revoluciona las fuerzas productivas expandiendo la producción. En ese proceso crece enormemente la masa de capital constante y la consiguiente producción de mercancías. Este mismo crecimiento debilita la fluidez con la que “la composición orgánica del capital” absorbe las innovaciones y cambios técnicos afectando la tasa de plusvalía y su impacto en la valorización. Ejemplo de esto lo vemos en la General Motor, que tiene un inmenso inventario de maquinarias y equipos, con obsolescencia moral, presentando una crisis de valorización. ¿Cuál es la salida?, ¿la variable de ajuste cuál es? Obviamente el trabajador asalariado. Además, en el desarrollo del proceso social se da la contradicción en la estructura económica, entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción; las primeras tienden a detenerse por incapacidad objetiva de las segundas de acompañarlas. En consecuencia se da lo que Marx llamaba una época de revolución social. Sin duda el sistema capitalista es un entramado de contradicciones que tienen un efecto en cascada y cada vez que se cree que se soluciona un conflicto surge otro de la misma naturaleza pero con mucha más sofisticación. Hay quienes han creído, por ejemplo, que el problema de la lucha de la clase obrera sería eliminado con el surgimiento de las revoluciones industriales y la utilización de maquinarias de alta tecnología en la producción, lo cual condicionó la disminución de la jornada laboral y la consecuente obtención de plusvalía relativa. Sin embargo, esto desencadenó otra contradicción: el capitalista al modernizar su taller incrementó Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 105 la productividad, lo que solo era posible a costa de un cambio relativo en la composición orgánica del capital, es decir, la relación entre el capital constante y el capital variable. Lo anterior creó un conflicto: como la teoría del valor plantea que todo nuevo valor agregado es producto creador del capital variable (fuerza de trabajo) y no del trabajo pretérito (maquinarias, equipos, edificios), entonces la cuota de plusvalía se reduce, lo cual entra en flagrante contradicción con la lógica del sistema, como es el caso del permanente crecimiento de la tasa de ganancia. A partir de lo dicho podemos señalar la primera situación a definir, ¿Se han agotado todas las posibilidades de desarrollo del sistema capitalista para poder hablar de una época de revolución social? O ¿estamos ante eventos dentro de la naturaleza del desarrollo capitalista? Los límites a la valorización pueden darse por periodos y no necesariamente implican el derrumbe del sistema. La presencia de desproporcionalidades entre los diferentes sectores productivos, la sobreproducción como consecuencia de la anarquía e individualismo capitalista y el correspondiente subconsumo de la población son fenómenos que se presentan recurrentemente a lo largo de la historia económica en los pasados dos siglos. Su presencia, incluso yuxtapuesta, no ha derivado en derrumbe, para eso se requiere que la reproducción del capital encuentre trabas estructurales acompañadas de dinámicas sociales, insurgentes, conscientes y planetarias. Las innovaciones, por la naturaleza competitiva del capitalismo, incrementan la composición orgánica dificultando tanto la reposición como la rotación y la circulación del capital. La presencia de varios de estos elementos ha confundido en más de una ocasión a quienes los leemos bajo una óptica impugnadora y transformadora. Las fluctuaciones cíclicas son propias del funcionamiento del sistema y se hacen cada vez más graves al no corresponderse las capacidades productivas con el mercado, desarrollándose el primero más rápidamente que el segundo. La institución del crédito trata de equilibrar estas variables instalando la figura del dinero ficticio sin respaldo de valor que distorsiona el sistema de precios y la asignación de recursos, favoreciendo a los propietarios del capital con procesos inflacionarios al no tener estas emisiones respaldo material. Asimismo, en la fase descendente del ciclo económico se presentan procesos migratorios de las economías más desarrolladas a las menos desarrolladas, impactando regiones donde las capacidades productivas son más atrasadas y la sobreproducción derivada de las altas demandas en periodos de prosperidad se contrae eliminando producción y fuentes de trabajo. Este fenómeno se hace más inclemente en la medida en que la producción tenga una composición orgánica menor y sea más lejana a los mercados de consumo. 106 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 La creciente centralización de la producción y las finanzas acompaña el desarrollo del modo de producción capitalista. La competencia asegura la supremacía de los procesos productivos más avanzados. En una desenfrenada búsqueda de esto, el dinero ficticio se convierte en capital ficticio, montañas de papeles respaldados por papeles, acciones, hipotecas, bonos, notas estructuradas, incluso varias veces, creando las llamadas burbujas que no son otra cosa que un enorme precio nominal sustentado en un valor material muchas veces menor. En el proceso de mundialización se verifica una tendencia a la homogenización de las condiciones de producción, distribución, cambio y consumo, propagándose las relaciones de producción capitalistas hasta el último rincón del planeta. En este contexto, la caída de la tasa de ganancias puede ser revertida, el crecimiento de las relaciones de producción burguesas hacia zonas atrasadas o recién incorporadas y la expansión del ciclo del capital productivo han logrado ensamblar fases y ciclos del capital en una división internacional del trabajo que se confunde con la unidad de producción, ofreciendo una salida a la caída de la rentabilidad y dando un reimpulso a la rotación y circulación del capital, revirtiendo los números rojos que tanto preocupan a la aristocracia gerencial. Ahora bien, dicho esto, creer que por las fluctuaciones en las bolsas de valores el capitalismo verá su fin no pasa de ser un deseo ingenuo. La ley del valor y su funcionamiento En este momento se relanza la teoría del valor levantada por el Prometeo de Tréveris como sólida explicación causal del comportamiento económico actual. El capital es una relación, no es una masa monetaria. No es el capital lo que se enfrenta a los trabajadores, sino que el capital es el enfrentamiento entre capitalistas y trabajadores, donde los capitalistas controlan el uso exclusivo de los medios de producción y, por lo tanto, cuándo y cómo los productores directos pueden ir a hacer uso de los instrumentos y medios. El trabajador no tiene acceso libre a los medios, debe someterse a la propiedad que el burgués defiende con sus Estados y Ejércitos. O sea, los Estados y Ejércitos están para mantener esa relación social general entre propietarios y no propietarios. Los capitalistas viven de producir no bienes de consumo, sino ganancia. Los bienes que circulan en la forma de mercancías, al realizarse, es decir, venderse, retornan no solo la inversión, pues así no habría excedente, que es el sobrante que sobrepasa la inversión y la suma de los factores que han intervenido en la producción. Así la producción de objetos para la venta tiene como meta que lo recaudado sea más que lo invertido. Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 107 Para Marx el mundo de las mercancías encierra tanto valor de uso como valor de cambio. Estos constituyen la “naturaleza bifacética del trabajo contenido en las mercancías”. Tan importante es este carácter bifacético del trabajo que el propio Marx lo erigió como “el eje en torno al cual gira la comprensión de la economía política”. La teoría del valor-trabajo postula que el valor de las mercancías capitalistas está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. Esa cantidad se expresa en unidades de tiempo de trabajo abstracto y su precio, finalmente, en unidades de dinero. Esta determinación del valor de las mercancías opera en cualquier sociedad mercantil fundada en la propiedad privada de los medios de producción y de consumo. Aunque con particularidades, según sea simple, desarrollada o cooperativa. La ley del valor determina, direcciona y regula el intercambio de equivalentes en una economía mercantil. Siendo el capitalismo una forma de economía mercantil, se mueve bajo su orientación. La violación de estas reglas precipita la contradicción entre la valorización y la producción. En la posguerra de la Segunda Guerra Mundial se desencadenó la tercera revolución industrial, basada en el desarrollo de los computadores y la robótica. Al aplicar estas tecnologías en el proceso productivo se acortó el tiempo de trabajo socialmente necesario, tanto para la reproducción de las mercancías en general, como para la de la fuerza de trabajo en particular; es decir: se elevó la productividad del trabajo. El funcionamiento de la ley del valor como expresión de las regularidades en el intercambio se encuentra condicionada por el carácter cada vez más monopólico en la producción, comercio y finanzas. Entonces ocurren, en nuestra opinión, dos situaciones. Por un lado la mercancía que sirve de intermediario queda desconectada del proceso de creación de valor (se distancia paulatinamente hasta 1971, cuando el presidente Nixon decide la no convertibilidad del dólar, moneda mundial, por oro). Por tanto, se subjetiviza el sistema de pagos a los intereses y necesidades de la economía norteamericana. La relación entre equivalentes y la garantía de reserva de valor de la moneda está en manos de una autoridad monetaria y de un interés político particular. Por otro lado, la desaparición de su temido oponente planetario, el socialismo real, dio rienda suelta a los apetitos de enriquecimiento y consumismo desregulado y voraz. Los activos de la economía real se tranzan en forma de acciones, notas, bonos y otros instrumentos, según algunos cálculos, a 1.500 veces su valor en la economía real; lo que hizo insostenible el sistema de pagos y un pinchazo como el tema de las hipotecas subprime provocó que saltara por el aire, temporalmente, la inmensa burbuja financiera que se había creado. 108 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 En la economía mundializada operan simultáneamente la concentración y centralización como mecanismos de la acumulación de capital. La ley de la centralización es la que históricamente prevalece, determinando la marcha y la configuración del capitalismo global de nuestros días. La concentración implica monopolización de medios de producción y de fuerza de trabajo por capitalistas individuales a partir de la expropiación de los productores directos (campesinos, artesanos, obreros independientes, etcétera). La concentración de capital produce, al mismo tiempo, dispersión y “repulsión de muchos capitales individuales entre sí”. Y con ella, a diferencia de la centralización, El incremento de los capitales en funciones aparece contrarrestado por la formación de nuevos capitales y el desdoblamiento de los capitales antiguos. Por donde, si, de una parte, la acumulación actúa como un proceso de concentración creciente de los medios de producción y del poder de mando sobre el trabajo, de otra parte funciona también como resorte de repulsión de muchos capitales individuales entre sí (Marx, El Capital, t. III). En cambio, la centralización estimula el proceso de monopolización-absorción de capitales entre sí, aun en el caso de que no exista creación de valor ni de riqueza social, sino que solo se verifiquen cambios en la distribución general del capital en la sociedad. Esta tesis concuerda con la idea de Marx cuando escribe que: Este proceso se distingue del primero en que sólo presupone una distinta distribución de los capitales ya existentes y en funciones; en que, por tanto, su radio de acción no está limitado por el incremento absoluto de la riqueza social o por las fronteras absolutas de la acumulación. El capital adquiere, aquí, en una mano, grandes proporciones porque allí se desperdiga en muchas manos. Se trata de una verdadera centralización, que no debe confundirse con la acumulación y la concentración (Marx, El Capital, t. III). Lo importante de la centralización que se despliega a escala ampliada durante el siglo xx, sobre todo a través de la expansión de las corporaciones multinacionales, es que se convierte en una poderosa palanca de acumulación y posibilita homogeneizar las condiciones de organización y explotación de la fuerza de trabajo a nivel global. La ley del valor-trabajo es la base de la globalización-mundialización del capitalismo. Este, en su fase actual imperialista y expansionista, no se puede entender sin aquella base y las categorías que implica, tales como valor, plusvalía, tasa de ganancia, composición orgánica de capital, monopolios y ciclos de capital. Al enfocar así el mundo del trabajo, necesariamente tiene que encuadrarse en el proceso global de explotación que conlleva la concentración y centralización Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 109 de capital. Proceso que, en su lógica, encuentra cada vez más dificultades para producir valor y, por ende, riqueza social. Por lo que el empresariado como un todo tiene que resarcir sus pérdidas recurriendo a la superexplotación del trabajo allí donde existen las condiciones económicas, políticas y jurídico-institucionales; es decir, ya no solamente en la periferia del sistema sino, incluso, en los países del capitalismo central. En el mundo de las mercancías, la fuerza de trabajo se encuentra desprotegida, su poseedor no es un burgués. La situación de dominio que este tiene le permite fijar su precio por debajo de su valor, ampliando la tasa de plusvalía. Si a esto le sumamos que lo que el trabajador recibe a cambio es dinero, que se encuentra debilitado como equivalente universal y reserva de valor, se nos presenta con toda contundencia la tendencia histórica de la acumulación capitalista: menos magnates y más ricos de un lado y crecimiento de la masa de miserables de otro. Las predicciones de Marx y el papel de las condiciones materiales Marx, en la Contribución a la crítica de la economía política (1859), señala que en el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad van entrando paso a paso (incremento en cantidad) en contradicción con las relaciones de producción existentes, y esas relaciones se convierten en trabas de las relaciones productivas. Ese incremento cuantitativo se va haciendo cada vez más perceptible a la conciencia de los hombres hasta que, en un momento dado, se produce un salto de cualidad y se abre entonces una era de revolución social. Además dice que Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua. En el primer capítulo de La ideóloga alemana (1846), Marx señala el desarrollo de las fuerzas productivas como premisa material del comunismo al descomponer la objetivización de las condiciones materiales y los límites que tienen los individuos para apropiarse de su trabajo, que solo se logra destruyendo la base económica, la propiedad privada y aboliendo la enajenación. Pero entonces enmarca las condiciones: Con esta “enajenación” (…), solo puede acabarse partiendo de dos premisas “prácticas”. Para que se convierta en un poder “insoportable”, es decir, en un poder contra el que hay que hacer la revolución, es necesario que engendre a una masa como absolutamente “desposeída” y, a la par de ello, en contradicción con un mundo de riquezas y educación, lo que presupone, en ambos casos, un 110 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 incremento de la fuerza productiva, un alto grado de desarrollo; y, de otra parte, este desarrollo de las fuerzas productivas (…) constituye también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella solo se generaría la “escasez” y por tanto, con la “pobreza”, comenzaría de nuevo, a la par, la lucha por lo indispensable y se recaería necesariamente en toda la porquería anterior; y, además, porque solo este desarrollo universal de las fuerzas productivas lleva consigo un intercambio universal de los hombres, en virtud de lo cual, por una parte, el fenómeno de la masa “desposeída” se produce simultáneamente en todos los pueblos (competencia general), haciendo que cada uno dependa de las conmociones de los otros y, por último, instituye a individuos “histórico-universales”, empíricamente universales, en vez de individuos locales. Sin esto, 1) el comunismo solo llegaría a existir como fenómeno local; 2) las mismas “potencias” de relación no podrían desarrollarse como potencias “universales” y, por tanto, insoportables, sino que seguirían siendo simples “circunstancias” supersticiosas de puertas adentro, y 3) toda ampliación de la relación acabaría con el comunismo local. El comunismo, empíricamente, solo puede darse como la acción “coincidente” o simultanea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal de las fuerzas y el intercambio universal que lleva aparejado. En el Manifiesto comunista (1848) enumera una serie de medidas indispensables para transformar el modo de producción, pero aceptando la diversidad, explícitamente plantea la posibilidad de aplicarlas inmediatamente en “los países más avanzados”. La condena a la cual sometió Marx el capitalismo no está fundamentada en razones morales, sino que debe enmarcarse en su perspectiva general del capitalismo como modo de producción. La explotación tiene su origen en la dialéctica entre el amo y el esclavo, y más precisamente, en la específica relación de dominio y servidumbre que se da entre ambos. El dominio del esclavo, como la explotación del trabajador, no solo equivale a la posesión de los objetos realizados por estos, sino también a la enajenación de sus voluntades. Lo que distinguiría al modo de producción esclavista del capitalista es el hecho de que, en este último, la esclavitud se oculta bajo una falsa libertad mercantil: los individuos intercambian sus productos, sin estar forzados a ello aparentemente, en el espacio del mercado abierto pero al no hacerlo no subsisten. La explotación capitalista es una forma de servidumbre disfrazada. Pero ni la servidumbre ni esta deformación paralela de la conciencia que consiste en que los individuos perciban transacciones libres, lo que son realmente formas de prácticas esclavistas, pueden servir como elementos para una condena moral del capitalismo, pues solo son fenómenos concomitantes en el desarrollo de las fuerzas productivas bajo aquella etapa y están sujetos a una evaluación histórica, económica o social. Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 111 Pero, de un modo similar a lo que ocurre con la justicia, la servidumbre y la alienación tampoco resultan ser motivos suficientes para la acción revolucionaria encaminada a la transformación de la sociedad; todo cambio social importante, según Marx, se origina en la oposición entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción de las cuales surgieron, así que de nada sirve promover transformaciones de ese orden sobre la base de la supuesta inmoralidad que puedan representar la servidumbre o la conciencia deformada. En todo caso, la condena del capitalismo iría dirigida a señalar la irracionalidad intrínseca de este modo de producción, el hecho de que no satisfaga las necesidades materiales de un número cada vez mayor de individuos. Las revoluciones son un proceso natural inevitable, independiente de la voluntad de los hombres. Para ello se requiere una combinación “virtuosa” de condiciones objetivas y subjetivas. El desarrollo material, las posibilidades de satisfacer un número cada vez mayor de necesidades, la generación de abundancia que desplace al egoísmo de la escasez, la imposibilidad de que las formas de propiedad, distribución y modos de obtención del ingreso y la forma como los hombres se organizan en la producción ya no pueden acompañar a la incesante, necesaria e inexorable expansión de la capacidad productiva de la sociedad. Este desarrollo material y las contradicciones que conlleva van creando, fundamentalmente en los trabajadores asalariados, diversos niveles de consciencia. La consciencia para sí, la más elevada, surge de las propias entrañas del funcionamiento capitalista, de las luchas, conflictos, avances y retrocesos se va conformando una consciencia colectiva (imaginario) donde el saberse diferente y explotado por el capital se acompaña con la imposibilidad de que el sistema siga funcionando tal como lo venía haciendo y los trabajadores organizándose para su transformación. Lo inevitable de la revolución no está en cuestionamiento. Compartimos a Lenin en sus Tres fuentes y partes integrantes del marxismo: “La doctrina de Marx es todopoderosa porque es exacta”. Ahora, al llegar a este punto nos hacemos las preguntas de las cuarenta y ocho mil lochas: ¿Estamos en ese momento? ¿El capitalismo ya se agotó? ¿La movilización de los trabajadores y explotados a nivel mundial pone al sistema en vilo? Fin del capitalismo o capitalismo al fin En la segunda mitad del siglo xvi, el sistema económico capitalista se abrió lugar en medio de conflictos y contradicciones contra los últimos resabios de un 112 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 régimen feudal. Hasta la segunda parte del siglo xviii, las crisis económicas, más bien de abastecimiento que otra cosa, fueron el resultado de la precariedad y el desajuste entre la capacidad productiva de los hombres y la capacidad reproductiva de la naturaleza. La crisis de antiguo régimen, de coyuntura más bien, focalizada en zonas específicas del mundo, en este caso en Europa, tenía que ver mucho con los circuitos de la circulación de las mercancías, con el abastecimiento antes que con la capacidad de consumo de los grupos humanos. A lo largo del último siglo y medio, podrían establecerse tres tipos de ciclos: ondas largas de alrededor de 50 años (ciclos Kondratiev); ciclos intermedios con una duración de 7 a 12 años (ciclos Juglar); y ciclos cortos de unos 48 meses (ciclos Kitchin). La periodicidad decenal del ciclo industrial también había sido ya intuida por Marx. Clement Juglar (1819-1905), el conocido médico y estadístico francés, había sostenido, alrededor de 1860, que era posible establecer ciclos económicos con las crisis, fácilmente detectables, a todo lo largo del siglo xix; poseían fechas muy precisas: 1816, 1825, 1836-1837, 1847, 1857, 1866, 1873, 1893, 1896. Ya en el siglo xx la deuda total estadounidense se dispara en los años veinte. Las deudas aplastan a hogares, empresas y bancos. La caída brutal de la curva del endeudamiento entre los años 1930 y 1940 es engañosa. En efecto, la Gran Depresión de los años treinta es la primera gran crisis de la economía mundial. La burguesía no estaba todavía preparada para un choque semejante. Entre 1929 y 1933, la producción industrial norteamericana cayó a la mitad; el desempleo golpeó a 13 millones de obreros, desplegándose las sombrías alas de una miseria sin nombre: dos millones de norteamericanos se encontraron, de repente, sin techo. La burguesía sacaría más tarde las lecciones de aquel naufragio. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos pasa a ser el elemento más dinámico de la economía mundial e instaura a nivel internacional unos organismos monetarios y financieros (en la conferencia de Bretton Woods) y, sobre todo, sistematiza el recurso del crédito. Así, tras haber bajado al máximo en 19531954 y a pesar de la corta calma de los años cincuenta y sesenta, la deuda total estadounidense volvió a incrementarse lenta pero firmemente desde mediados de los años cincuenta. Y cuando volvió a aparecer la crisis en 1967, la clase dominante no esperó esta vez cuatro años para reaccionar. Recurrió inmediatamente a los créditos. Estos cuarenta últimos años pueden efectivamente resumirse en una sucesión de crisis y de incremento exponencial de la deuda mundial. En Estados Unidos hubo, oficialmente, recesiones en 1969, 1973, 1980, 1981, 1990 y 2001. La deuda es la solución utilizada por la burguesía de ese país y su pendiente Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 113 empieza a empinarse fuertemente a partir de 1973 y más todavía desde los años noventa. Y todas las clases dominantes del mundo han actuado de la misma manera, siempre provocando procesos inflacionarios o estanflacionarios que terminan pagando los pobres de la tierra. El endeudamiento no es, ni mucho menos, la solución mágica. En el “rescate” de la economía mundial, o mejor dicho, de los grandes propietarios corporativos, ocho países (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Francia, Noruega, Japón y China) llevan colocados como auxilios, aproximadamente, 6,3 billones de dólares (6,3 millones de millones de dólares). Según el Banco Mundial, el producto interno bruto (PIB) del mundo en el año 2008 fue de 60,6 billones de dólares, es decir estos países incorporaron al circulante el equivalente a más de 10% del producto mundial en 2008, sin contabilizar lo aportado por el resto de los 190 países que quedan. Como bien sabemos “no hay almuerzo gratis”, estos recursos alguien los va a pagar; el desempleo, la miseria y la desesperanza ya recorren las calles de los países centrales, porque en los periféricos no es ninguna novedad. La insistencia de la actual administración norteamericana en reformar el sistema de salud no es otra cosa, a mi juicio, que la anticipación a conflictos sociales que pudieran convertirse en políticos. Ahora bien, en qué contexto ocurre lo siguiente. Las crisis del siglo xix fueron puntuales, por sectores y localizadas regionalmente. En el siglo xx comienzan a presentarse las crisis con expansión internacional y de otra dimensión, abarcando a más de un sector de la economía. Sin embargo, la presente es la primera donde no hay un riesgo real ante la presencia de un rival que le dispute la hegemonía. Los países con proyectos de resistencia son pocos, débiles y dispersos. Los movimientos de resistencia interna, alternativos (véase que no particularizo para incluir todas las visiones) no tienen una opción real, pues esta se reduce a la denuncia y a la limitada capacidad de movilización. Al contrario, en momentos como este la conservación de lo que se tiene, el miedo y la incertidumbre llevan a amplias masas de asalariados a respaldar las políticas más reaccionarias de sus burguesías locales e internacionales. Podemos afirmar que, como nunca antes, el capitalismo se expande en todas las regiones del planeta, no hay fronteras para su acumulación, estamos cumpliendo 20 años del derrumbe de esa frontera. Esto es terrible, pero alguna enseñanza tenemos que sacar. Ahora nos planteamos la misma pregunta que Lenin se hizo: ¿qué hacer? 114 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 Desistir o resistir En el marco de esta visión del momento actual surge la disyuntiva de cuál debe ser la orientación de la ruta a seguir. Observando el tiempo histórico, ¿desistimos o resistimos? No tengo ninguna duda de que la resistencia agrega experiencia, genera dinámicas y origina referencias para los actores contemporáneos y procesos futuros. Si nos tomamos la molestia de pasearnos por el ciberespacio vamos a encontrar numerosas referencias bibliográficas sobre las rebeliones. Desde la época de la esclavitud en Egipto, Grecia, Roma y Cartago, grupos de esclavos se levantaban contra los propietarios de gentes y tierras. Los levantamientos en Sicilia y el de Espartaco, en la Roma antigua, quizás sean de los más documentados. Durante el feudalismo, entre los siglos x y xiii, son numerosos los levantamientos, pudiéramos nombrar los jacqueries en Francia y la revolución de 1381 en Inglaterra. En el periodo colonial en Latinoamérica son numerosos también los conflictos provocados por el sistema mercantil-esclavista; Haití es emblemático, levantamientos de esclavos en Cuba, Panamá, Puerto Rico y Venezuela, solo por nombrar algunos. Pero me permito una provocadora pregunta: ¿de cuál de ellos surgieron las nuevas formaciones sociales o repúblicas independientes (factibles)? No tengo ninguna duda de que la única opción es resistir pero seguir vivos. Pero, ¿cómo hacemos eso? La verdad, no lo sé. Las Jornadas Permanentes de Economía Política Latinoamericana pudieran ayudar a visualizar las acciones a tomar. El caso de Venezuela creo que es digno de estudio para estos análisis. En la propuesta de Hugo Chávez para transformar Venezuela a través de “una revolución democrática”, presentada en el año 1998 al pueblo venezolano, se expresa claramente, en primer término, el carácter de “proyecto de transición” que esta tenía. El segundo señalamiento versaba sobre la necesaria planificación para alcanzar los objetivos que se proponían. Más adelante se expone la construcción de una economía humanista, autogestionaria y competitiva, sustentada en un modelo pentasectorial, para desarrollar la dinámica productiva interna en tres ámbitos económicos interrelacionados que responden a objetivos específicos y relaciones socioproductivas concretas. Para redondear el diseño esboza las relaciones entre el Estado y la sociedad, reconociendo la acción complementaria entre el Estado y el mercado. No podemos “saltarnos a la torera” las dificultades, agresiones, incomprensiones y contradicciones que durante estos casi 11 años ha vivido la Revolución Bolivariana, pero frente a las inminentes amenazas y desafíos que se nos avecinan creemos que es necesario y urgente una reflexión sobre su carácter y las acciones que se derivan de este y las orientaciones estratégicas para evitar lo peor y poder consolidar los avances populares obtenidos en esta década. Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 115 En un momento de este proceso se pasó de la revolución democrática (1998) (la Agenda Alternativa Bolivariana fue una respuesta a la Agenda Venezuela de 1996) a la Revolución Bolivariana (véase Plan de la Nación 2000-2007), de esta a la revolución socialista (véase Plan de la Nación 2007-2013). Esta desviación estratégica debe ser corregida con el menor costo posible. Pienso que la nueva política económica debe dar un paso atrás en este proceso, sin traicionarlo pero garantizando la oferta de empleo, producción y estabilidad de precios que mantenga a los sectores populares con su revolución. Nuestra propuesta parte del funcionamiento de una economía de mercado, gravada y regulada por el Estado, quien como generador de bienes públicos está obligado a buscar los equilibrios y compensaciones plasmadas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Una de las ausencias más notables es que no se ha investigado sobre el funcionamiento de la ley del valor en una economía rentista-mercantil en transformación, sus contradicciones y lógica de funcionamiento; por tanto se actúa de forma reactiva y anárquica sin una real planificación, cuyos resultados comienzan a estar a la vista. El mercado existe donde la producción no se destina al consumo de quien la genera, sino al intercambio. Es parte de un complejo entramado de instituciones creadas por el hombre que tienen raíces anteriores a las formas capitalistas y seguramente sobrevivirán a estas. Los modelos de acumulación en Venezuela han estado gobernados por la forma de inserción en el mercado mundial, el carácter del Estado (por acción u omisión) y por el tipo de proceso productivo que dinamizan al resto de la economía. La yuxtaposición de modos de producción que en cada etapa constituyeron la base de sustentación de la economía nacional y las relaciones que se generaban por su extracción y comercialización, devinieron en un entramado de vinculaciones y transformaciones que se ha denominado heterogeneidad estructural. La sociedad venezolana se organiza, a lo largo de la historia, alrededor de la producción primaria exportadora. El cacao y café desde el final de la Colonia hasta la tercera década del siglo xx y, posteriormente hasta nuestros días, el petróleo. Por tanto, las fluctuaciones en los precios de esas mercancías en el mercado mundial impactan pronto y sensiblemente en el ingreso nacional. El carácter rentista de nuestra economía y sociedad ha modelado al venezolano actual y su marco de relaciones. La cultura del petróleo surgió y permeó todos los estratos de la sociedad sin distingo de clase social. El rentismo es una rémora precapitalista; cierto es que nos viene del Libertador, pero este lo tomó de Carlos III, monarca absolutista de la España feudal. A través de la renta, por una distribución previa jurídico-político-institucional, 116 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 el Estado toma la propiedad de unos hidrocarburos que se generaron a lo largo de millones de años en un territorio. No existe trabajo en su formación, cuando se extrae su valor responde a numerosas variables: escasez, carácter estratégico, especulación financiera, crisis políticas, cambio técnico, factibilidad de energías alternativas, etcétera. El trabajo de explorar, refinar y comercializar no llega a ser sino una porción muy pequeña del valor de cambio y la población económicamente activa que participa en este proceso no pasa de 1%, generando cerca de 95% de los ingresos por exportación de Venezuela en el año 2008. No es el momento ni hay el tiempo para analizar los efectos de este aspecto que, en mi opinión, es medular para la comprensión de la formación social de Venezuela. Ahora estamos en una encrucijada; se han desatado una serie de demonios y debemos, en forma práctica, buscar vías para superar los desafíos que se presentan. El punto de partida es volver a los planteamientos fundamentales de la propuesta de 1998. Un sistema económico humanista, autogestionario y competitivo. Los sectores progresistas y revolucionarios tradicionalmente han planteado las alianzas con la burguesía nacional contra el imperialismo. Este sector incluye a los pequeños y medianos empresarios de todo tipo, pero no debemos engañarnos: “el amo no se volvió bueno ni el chacal vegetariano”. La sobrevivencia de sectores pequeños y medianos de propiedad privada es un hecho objetivo pero son alianzas tácticas y coyunturales. Además, estas permanentemente solicitan dádivas, preferencias, exoneraciones y otros privilegios por parte del Estado. En cuanto al sector burgués nacional propiamente dicho, responde a las posiciones más rabiosas de la oposición fascista. Recordemos el golpe y el paro golpista: ¿quiénes sabotearon?, ¿quiénes incitaron?, ¿quiénes financiaron?, ¿quiénes presionaron para firmar? Entre los sectores más prósperos y peligrosos está el financiero. Sus imbricaciones con los medios de comunicación y organismos internacionales lo hacen protagonista permanente en el descrédito del país, pero paradójicamente ha sido el más beneficiado con las políticas de endeudamiento. En las primeras medidas que Marx esboza en el Manifiesto comunista resalta la nacionalización de la banca y centralización el crédito en manos del Estado. El Gobierno bolivariano tiene que sacar de los hígados los recursos para expandir la producción, mientras el ahorro nacional es utilizado por la oligarquía financiera para amasar grandes fortunas y aplicar su política económica orientando las actividades económicas hacia sus prioridades. ¿Qué hacer entonces? Los aliados son eso, aliados, no parte del proceso sino algo externo a él; por tanto se debe tener mucho tino con su escogencia. Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 117 Debemos preguntarnos ¿qué aportan?, ¿qué riesgo implica?, ¿hasta dónde nos acompañan? Considero que, sumada a la pequeña y mediana empresa, la alianza debe trabajarse explotando las contradicciones en el seno del capital internacional. Son bien sabidos los conflictos y rivalidades entre corporaciones internacionales de distinto origen, su puja por revertir el declive en sus ganancias. Se disputan mercados y fuentes de materias primas y suministros. Con una negociación inteligente pueden aportar tecnología y transferirla, crear empleo y ser fuentes de divisas para el país. Su compromiso con los grupos sociales internos de altos ingresos son limitados, no tienen relaciones de familiaridad, su amistad es temporal y sus intereses están ligados a los que garanticen su permanencia, es decir, el Estado. Si el socialismo responde a “cada cual según su capacidad, a cada quien según su trabajo” y el comunismo: “de cada cual según su capacidad, a cada quien según sus necesidades”, ¿a qué responde la transición? Yo creo que combina la propiedad privada, el trabajo y el Estado como rectores de la distribución. En esta planificación la visión económica debe estar guiada bajo la concepción de la economía política, una lectura de la realidad que busca identificar las tendencias que determinan la orientación y comportamiento de las organizaciones humanas en la historia. La acción de los diferentes grupos de interés y la correlación de fuerzas presentes en esos conflictos, la distribución del producto social, las formas de propiedad y la expresión institucional e ideológica del diseño de la estructura económica son objetivos imprescindibles para la comprensión de la dinámica social y el diseño de políticas para corregir las desigualdades. La democratización de la propiedad “propiedad privada para todos”, es el instrumento sine qua non para alcanzar estos objetivos. La tierra tiene una particularidad, es el medio de producción por antonomasia, origen de las divisiones sociales y aunque su producción puede elevarse, su extensión no. Al crecer la población dado un territorio constante, los excluidos se multiplican. La tierra debería ser del pueblo, dada en usufructo a quien la trabaja o vive sobre ella. Pero para llegar a este estadio es necesario ajustar y preparar toda la estructura y superestructura económica, política e ideológica; es decir: lo social para viabilizar los procesos de cambio y transformación que requieren los tiempos que estamos viviendo. Para que la revisión, rectificación y reimpulso no sean una voz más de la fraseología revolucionaria debe darse el debate y precisar los fundamentos del diseño de sistema para que un país subdesarrollado, rentista y con importantes atrasos en tecnología y conocimientos pueda transitar la senda hacia “la suprema felicidad social” y quién quita si hacia el socialismo. 118 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 A manera de cierre Vivimos un proceso de crisis y transformación de las estructuras económicas con sus consecuencias sociales, en un panorama de incertidumbre mundial con prácticas electorales burguesas que obligan al uso y abuso de recursos económicos en repetidas contiendas. La dificultad y los obstáculos son enormes. Levantarse y vencerlos es obligación de todo revolucionario y patriota. Como me suele decir un amigo brasileño, “si fuese fácil no requerirían de nuestros servicios”. Las masas empobrecidas, los profesionales con expectativas frustradas, jubilados desamparados, trabajadores desempleados y jóvenes sin futuro son la consecuencia histórica de la acumulación capitalista. La formación de los cuadros, la unidad de política, la unidad de acción se hace ineludible y es cuestión de sobrevivencia. Pero esta voluntad debe corresponderse con las acciones desde una perspectiva realista y práctica. El voluntarismo puede hacer más daño que la contrarrevolución, de eso estoy totalmente convencido: con los sueños y esperanzas del pueblo no se puede jugar. Cuando se experimenta debe hacerse en un ambiente controlado, minimizando los efectos perversos y replicando los logros. Quiero traer un relato personal, la señora Teresa es una mujer abnegada que tiene 56 años, 7 hijas y más de 30 nietos. Trabaja como doméstica desde siempre, la Cuarta República la mudó a una ciudad dormitorio que le extiende la jornada laboral por más de 5 horas, con suerte. Tiene una pareja estable, padre de 6 de sus hijas, poco frecuente en su sector. Nunca hizo política, extendía la mano como todos, posiblemente de forma más evidente, pero como todos en este país. Hace 11 años cambio de actitud: se emocionaba, iba a marchas, hablaba de política, el brillo en sus ojos cuando relataba lo cerca que estuvo del presidente, unos 50 metros, me hizo dudar de si una hipercrítica militancia y la asepsia de la academia habían hecho algún estrago en mi sensibilidad. La felicidad la embargaba cuando pudo obtener la jubilación del Seguro Social: “imagínate cobro seguro y sigo trabajando”. Hace varios días me dijo que a un nieto lo mataron de 7 tiros, los Pdval que visita los están pintando hace semanas y en un prodigio de inteligencia comercial se mandan mensajes de texto para ubicar la feria de Mercal más cercana, “pero todo está más caro”. Se le quemó el motor de la nevera con los frecuentes cortes de energía eléctrica, 4 a 6 horas cada dos días como mínimo. Hace meses no llevan las bombonas de gas a la zona y cocina con una hornilla eléctrica. Tiene años recogiendo en pipotes el agua, para eso ya generó anticuerpos. Últimamente la noto menos entusiasmada y no me imagino por qué, a lo mejor a ella también se le metió la académica. Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital 119 Marx comentado a Hegel en El 18 brumario de Luis Bonaparte expresa: “dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen (…) dos veces. Pero se le olvidó agregar: una vez como tragedia y otra como farsa”. Entiendo lo polémicas y provocadoras que pueden resultar las ideas aquí expresadas. Ese precisamente es su objetivo. El instrumento de la crítica no puede ser domesticado por el halago o los deseos, es el mejor instrumento para corregir y no caer en una farsa. Tampoco el conformismo y la inacción son opciones. El poeta Machado decía que “se hace camino al andar” y además de “volver la vista atrás”, sería bueno algún estudio geológico del suelo para ver si aguanta nuestras pisadas. La historia de la sociedad es frondosa en experiencias, ojo avizor con sus lecciones. Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 121-145 • ISSN: 0005-4720 Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 121 Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas Herrera Rémy Herrera* Introducción: una crisis de sobreacumulación El principal error de las interpretaciones más corrientes de la crisis actual es que ella no sería sino una crisis financiera que contaminaría la “esfera real” de la economía. Al contrario, esta crisis es en realidad una crisis de capital –una crisis capitalista– cuya manifestación surgió en el seno de la esfera financiera, en razón de la financiarización del sistema capitalista. Ella puede, según mi opinión, interpretarse como una crisis de sobreacumulación. Es por esta razón fundamental, pienso yo, que el marxismo es el cuadro teórico más poderoso y útil para comprender y analizar esta crisis capitalista en particular, como las crisis capitalistas en general. Otra razón es que, en la teoría, las crisis no existen para la corriente dominante en economía (la corriente neoclásica, comprendidas las corrientes que ella colonizó, como por ejemplo las neokeynesianas o keyneso-neoclásicas de la síntesis, representadas por otras supuestamente “críticas” y “de izquierda” como Joseph Stiglitz o Paul Krugman). Es pues importante subrayar, desde el principio, que la ideología dominante del capitalismo no comprende las crisis del capitalismo realmente existente. Elementos para un análisis de la crisis Para un análisis marxista de la crisis Los marxistas saben, en cambio, desde Marx, que las crisis forman parte integrante de la dinámica contradictoria de la reproducción ampliada del capital. En el curso de esos períodos de crisis, los capitales correspondientes a las actividades económicamente más frágiles o tecnológicamente obsoletas se encuentran desvalorizados. Una parte de ellas desapareció, otra fue concentrada y centralizada por las fracciones más poderosas y avanzadas del capital, * Investigador del CNRS (UMR 8174 Centro de Economía de la Sorbonne), Universidad de París 1 Panteón-Sorbonne. 122 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 entendida como una relación social. La resolución de las crisis capitalistas viene así a recrear las condiciones de la acumulación para una nueva fase de auge de las fuerzas productivas, operando sobre bases de extorsión de plusvalía y en relaciones de producción modernizadas. He ahí una de las enseñanzas mayores de Marx. Es en este contexto que conviene tomar en serio mi afirmación de la actualidad del marxismo (o de los marxismos), a fin de intentar aprender las transformaciones actuales del capitalismo y aclarar las transiciones poscapitalistas que se inician. En oposición a las corrientes dominantes –keynesiana de 1945 a 1975, neoclásica desde finales de los años setenta y quizás keyneso-neoclásica en los siguientes años– reaparecen al otro lado del espectro político análisis sistémicos y alternativas poscapitalistas formulados a partir de la obra de Marx. Porque las interpretaciones más profundas de la crisis actual vinieron de los autores marxistas, del Norte y quizás sobre todo del Sur. Varios de ellos habían anunciado desde hace varios años la inevitabilidad de una desvalorización del capital, brutal y de gran amplitud, acompañando la explosión de una nueva crisis capitalista. Sus argumentaciones no eran las del catastrofismo, de la iluminación visionaria o del encantamiento de la “gran noche”; ellas se basaban más bien en una comprensión de las contradicciones y los límites de la dinámica de la acumulación del capital revelados por Marx. Fundamentalmente, la razón profunda de la crisis que se despliega actualmente a escala mundial puede ser explicada por una sobreproducción de capital, derivada de la anarquía misma de la producción y conducente a una presión a la baja de las tasas de beneficio cuando las contratendencias vienen a agotarse. Esta sobreacumulación se manifiesta a través de un exceso de producción vendible, no del hecho de una insuficiencia de personas con necesidad o con el deseo de consumir, sino más bien porque la tendencia a la concentración de riqueza tiende a excluir una proporción cada vez más grande de la población de la posibilidad de comprar mercancías. En lugar de tener relación con una sobreproducción de mercancías, el auge del sistema de crédito permite al capital acumularse bajo la forma de capital dinero, el cual puede presentarse ya sea como capital portador de interés o –de manera más “irreal” aún– como “capital ficticio”. Este capital ficticio constituye, a mi entender, un concepto clave para el análisis de la crisis actual y las mutaciones del sistema de crédito que lo precedieron. Su principio, es decir, la capitalización de un ingreso derivado de un sobrevalor a venir, como ciertas formas en las cuales se le consigue (capital bancario, acciones bursátiles, deudas públicas…), fue percibido por Marx en su tiempo. Esbozó el estudio en relación con el capital portador de interés y del desarrollo del crédito en la sociedad capitalista, en la sección 5 del libro III de El capital, especialmente a partir del capítulo XXV, después en el capítulo Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 123 XXIX, y luego en los capítulos XXX al XXXIII. Otros elementos se encuentran en los libros I y II y en las Teorías sobre la plusvalía, pero también donde Engels. El lugar de formación del capital ficticio es el sistema de crédito, relacionando la empresa capitalista con el Estado capitalista: ellos son los bancos, las bolsas, como también hoy los fondos de pensiones, los hedge funds y otras entidades similares. Algunos de sus vectores son también los procesos de hacer títulos de créditos y los intercambios de instrumentos financieros llamados productos derivados (contratos que fijan los flujos financieros futuros en función de las variaciones de precio de un activo subyacente, pudiendo corresponder a tasas de interés, tasas de cambio, cursos bursátiles o acontecimientos). Esas diversas herramientas de cobertura sirven a menudo de soporte a estrategias de especulación, jugando el “efecto palanca”, especialmente cuando ellos toman la forma de short sells sin contrapartida. Los montantes correspondientes a la creación del capital ficticio traspasan muy ampliamente aquellos destinados a la reproducción del capital directamente productivo. Ejemplo: en 2007, el valor de las exportaciones de todos los países del mundo en 12 meses igualaban 3 días de intercambios de contratos over-thecounter (OTC) (negociados sin intermediario): 4.200 millardos de dólares de OTC por día. Pero a pesar de su naturaleza (en parte) parasitaria, este capital se beneficia de una redistribución de plusvalía y alimenta la acumulación de capital ficticio adicional como medio de su propia remuneración. La crisis del mercado inmobiliario fue pues preparada por decenios de sobreacumulación de capital ficticio. Su destrucción fue brutal: ¡en 2008, la capitalización total de las bolsas mundiales pasó de 48,3 a 26,1 millones de millones (1012) de dólares! Orígenes y etapas de la crisis actual Las contradicciones reveladas por la crisis financiera actual tienen su raíz a largo plazo en el agotamiento de los motores de la expansión de la posguerra, que resulta al final en los acuerdos de Bretton Woods y el auge de nuevos mercados financieros. En la esfera productiva, las formas de extracción de la plusvalía y de organización de la producción tocaron sus límites. Un punto importante es que durante la Guerra Fría, el auge de las fuerzas productivas había sido impulsado en parte por los gastos militares del Estado, principalmente por los Estados Unidos, con el complejo militar-industrial y la carrera armamentista. Esas evoluciones jugaron un rol clave en el progreso tecnológico (informática, robots...), que transformaron las bases sociales de la producción y dieron un impulso a la acumulación capitalista. Hace falta pues comprender esta crisis en la articulación de las esferas real y financiera, y en la perspectiva a largo plazo de un lento agravamiento de los 124 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 disfuncionamientos de los mecanismos de regulación del sistema mundial capitalista, desde la sobreacumulación de capital dinero de los años sesenta (con un desmantelamiento de Bretton Woods relacionado en parte con los déficits estadounidenses causados por la guerra de Vietnam, que acarrearon tensiones insostenibles sobre el dólar y la multiplicación de los eurodólares y petrodólares sobre los mercados interbancarios) y las olas de desreglamentación de los mercados monetarios y financieros a partir de finales del decenio de 1970. Después de un largo período de sobreacumulación de capital, que se concentró cada vez más en la esfera financiera bajo la forma de capital dinero, el exceso de oferta acentuó la presión a la baja de las tasas de ganancias. Para tratar de resolver la crisis en los Estados Unidos, la Reserva Federal estadounidense (FED) aumentó unilateralmente sus tasas de interés en 1979. Eso puso las condiciones de una crisis de la deuda, que comenzó en los inicios de los años ochenta, pero ella no fue suficiente para desvalorizar el exceso de capital ficticio acumulado, ni las explosiones sucesivas de “burbujas financieras”: Estados Unidos en 1987; México, 1994; Asia “emergente”, 1997; Rusia y Brasil, 1998; luego de nuevo Estados Unidos en 2000 con la explosión de la burbuja de la nueva economía; Turquía, 2000; Argentina, 2000-2001… Fueron también insuficientes las desvalorizaciones, asociadas a los escándalos de fraudes contables de firmas transnacionales (Enron, por ejemplo). La crisis actual surgió en el contexto de una modificación de la política monetaria estadounidense unida al agravamiento de gigantescos déficits internos y externos, el primero en razón de la necesidad de financiamiento principalmente asociado a las guerras contra Afganistán e Irak, el segundo debido en parte a las deslocalizaciones de firmas (de México a China). Seguido a la desaceleración del crecimiento económico de 2000-2001, la FED redujo fuertemente su tasa de interés de base prime rate (de 6,5% en diciembre de 2000 a 1,75% en diciembre de 2001, luego a 1% en junio de 2003, manteniéndola en ese nivel hasta mayo de 2004). Esa tasa de interés se volvió entonces negativa en términos reales (tomando en cuenta la inflación). Es durante este período de tasa de interés negativa que los mecanismos de la crisis de las subprimes se colocaron en el sector inmobiliario, donde las tomas de riesgos se elevaban aún más. Como consecuencia, en unión con el financiamiento del esfuerzo de las guerras imperialistas, la FED lanzó a partir de mediados de 2004 un movimiento de alza del prime rate, brutalmente elevado a 5,25% en junio de 2006. A finales de 2006, los deudores más frágiles comenzaron a interrumpir en masa los flujos de reembolso de los préstamos hipotecarios. El crecimiento del número de faltas de pago era acelerado por la contracción del crecimiento del producto interno bruto (PIB) y las presiones de estancamiento de los salarios reales. La tasa de interés permanecía fija por Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 125 encima de 5% hasta junio de 2007, a pesar de signos cada vez más evidentes de exacerbación de la crisis. En agosto de 2007, luego del accionamiento de una espiral de caída de los principales índices bursátiles, los bancos centrales del Norte acordaron varias centenas de millardos de dólares de créditos a los sistemas bancarios. A pesar de todo, los mercados financieros, muy volátiles, se hundieron en el segundo semestre de 2007 con cada anuncio de pérdidas registradas por los grandes bancos estadounidenses, de Citigroup a Morgan Stanley, con fenómenos de pánico financiero moderno (traducidos en un frenesí de llamadas telefónicas y clics informáticos). La crisis actual estalló luego de que una masa crítica de deudores sufrió dificultades para reembolsar sus préstamos –ahí fue cuando la Reserva Federal estadounidense debió levantar sus tasas de interés con el fin de atraer los capitales necesarios para el financiamiento de los presupuestos militares dilatados por la guerra lanzada en Irak en marzo de 2003, luego de la de Afganistán en 2001. En un contexto donde los precios de esos títulos compuestos y los riesgos que los caracterizaban eran cada vez más mal evaluados (cuando no eran evaluables), los problemas se fueron muy rápidamente desplazando del compartimiento de los subprimes hacia los de los créditos inmobiliarios, luego hacia los de los préstamos solventes (primes). La implosión de la “burbuja” de los instrumentos adosados a las hipotecas inmobiliarias contaminó así los otros segmentos de los mercados financieros y, de ahí, el mercado monetario propiamente dicho. Este es entonces el conjunto del sistema de financiamiento de la economía que se bloqueó. Los factores más decisivos de esta crisis no son todos de naturaleza financiera, lejos de eso. Algunos de sus determinantes hundieron sus raíces en la esfera “real”. Las dificultades de las familias pobres, en su falta de pago, se explicaban por las políticas impulsadoras sin cesar del rigor salarial, la masificación del desempleo, la flexibilización de los empleos, la precarización de las condiciones de vida y la degradación general de la “seguridad humana” producidos por el neoliberalismo. Fundamentalmente, el auge del crédito reflejó una crisis de sobreacumulación. El crecimiento económico no fue mantenido sino dopando al extremo el consumo y estirando hasta el límite las líneas de crédito. En un sistema donde las masas de individuos siempre más numerosas son excluidas, tanto nacional como internacionalmente, la ampliación de los desatrancamientos ofrecidos a los propietarios capitalistas podían solamente retardar la desvalorización del excedente de capitales colocados en los mercados financieros, pero ciertamente no evitarla. Los orígenes más profundos y complejos de esta crisis, en la articulación de las esferas real y financiera, están en obra desde el proceso de desregulación de los oligopolios bancarios y la integración de las bolsas al seno de los mercados 126 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 globalizados, lo que desplazó el centro de gravedad de poder hacia la alta finanza y permitió imponer sus dictados a toda la economía. Es en ese cuadro ampliado y esa óptica de largo período que conviene ver esta crisis por lo que ella es: no únicamente financiera, sino completa y bien sistemática. El derrumbamiento de su lado financiero no revela sino una de sus dimensiones, entre otras (“ecológica”, climática y energética…). La dinámica de la economía estadounidense y la crisis Una característica mayor de la estrategia neoliberal en los Estados Unidos –y a fortiori en el resto de la “tríada” (con Europa y Japón)– fue, hasta su implosión actual, una acumulación de baja intensidad. En 2000, como continuación del ascenso de los valores de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, la explosión de la burbuja financiera de la “nueva economía” provocó una clara desaceleración coyuntural de la actividad. En el curso de los ocho años de mandato de G.W. Bush, el crecimiento del PIB no sobrepasó en promedio 2,5% en ritmo anual. Esa tasa decayó aún más a partir del verano de 2007, para hundirse en el segundo semestre 2008, con la explosión de la “crisis financiera”, manifestada desde finales de 2006 en el sector inmobiliario. El débil crecimiento impuesto por el neoliberalismo, que reduce la demanda comprimiendo los salarios, accionó los resortes que la volvían artificial e insostenible. Por nuestra parte, habíamos, desde hace mucho tiempo, sostenido la idea de que los desequilibrios internos y externos acumulativos de la economía estadounidense eran completamente insoportables, no solamente por la casi totalidad de la población del globo –de las periferias del Sur a sus socios del Norte–, sino también por la hegemonía del sistema mundial capitalista en sí mismo. Por ejemplo: “Los muy profundos desequilibrios de la economía estadounidense alcanzaron los límites extremos de lo soportable. (…) Su corrección bajo la forma de una desvalorización del capital, inevitablemente brutal, es inevitable” (Herrera, 2004). Por el lado de la demanda, la contribución del consumo privado al crecimiento había sido impulsada a su máximo. La dinámica era propulsada por las familias más afortunadas que, contrariamente a las clases populares, no sufrieron ni rigor salarial ni contracción del empleo –rasgos típicos del neoliberalismo. Los “frutos del crecimiento” fueron acaparados por una ínfima minoría de privilegiados, cuyos comportamientos de consumo y estilo de vida se orientaron a la American way of life –ya bastante inquietante en sí misma– hacia gastos siempre más provocadores. Esos delirios consumistas de la élite fueron acompañados por la consecución de la caída del ahorro, tan acentuado en los detentadores de los más grandes patrimonios, punzando por lo tanto el grueso de las plusvalías en los activos financieros, cuya tasa agregada fue recientemente vuelta negativa a nivel Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 127 nacional. A partir de 2000-2001, la espiral del sobreendeudamiento de las familias –aparecido desde la era neoliberal– se desató, bajo el efecto de un auge de los créditos al consumo y, con la construcción del mito de “todos propietarios”, había cada vez más, nuevos contratos hipotecarios. Los beneficios de la productividad registrados después de la aceleración temporal del episodio de la “nueva economía” fueron muy pronto frenados. La contrapartida exterior de la lógica neoliberal, alimentada por este endeudamiento masivo, se evidencia en el lento deterioro de las cuentas de la balanza de pagos de los Estados Unidos y, sobre todo, particularmente en el déficit de las operaciones corrientes. Este último se marcó al punto prácticamente de no reaccionar más a la depreciación muy pronunciada del dólar (de cara al euro o al yen) desde hace varios años. Los desequilibrios externos de la hegemonía capitalista, que dispone aún de la divisa clave del sistema monetario internacional –y del arsenal militar que lo acompaña, volveremos a esto pronto, con más detalle, pues este punto es fundamental–, pudieron ser reabsorbidos por los flujos siempre importantes de entradas de capitales durables procedentes del resto del mundo –incluida la China popular. Este drenaje a escala planetaria no puede interpretarse sino como una gigantesca punción operada por las clases dominantes estadounidenses sobre el conjunto de las riquezas producidas en el mundo. Hasta el presente, los Estados Unidos tienen los medios para imponerse, a todos, tanto a socios imperialistas como a rivales potenciales. Pero, ¿por cuánto tiempo? Todo indica que tales transferencias hacia los Estados Unidos deberán acelerarse en un muy cercano futuro y en proporciones aún más considerables, para intentar financiar los “planes de rescate” del capitalismo central. Los efectos de la crisis Los efectos al Norte Los efectos de la crisis fueron al principio una desaparición del crédito y una espiral descendente del valor de los activos. El 21 de enero de 2008 fue uno de esos días de pánico para las finanzas mundiales. La FED redujo inmediatamente su tasa de interés de 4,25% a 3,5%, y más aún, seguidamente, hasta fijarlo apenas por encima de cero (a 0,25%) desde diciembre de 2008. Las primeras medidas anticrisis de la administración de G.W. Bush a principios de 2008 (ya con elementos keynesianos como el reembolso de impuestos) no resolvieron evidentemente ninguna de las contradicciones del sistema ni impidieron a los mercados caer. En julio de 2008, la quiebra del banco IndyMac, uno de los más grandes prestadores hipotecarios en los Estados Unidos, la más grave quiebra bancaria 128 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 desde hacía 25 años, exigió la intervención de la Federal Deposit Insurance Corporation, la agencia federal a cargo de garantizar los depósitos bancarios. Ella fue seguida por un plan de urgencia destinado a salvar las principales instituciones financieras interviniendo sobre el mercado inmobiliario, en particular Fannie Mae y Freddie Mac, se refirió a entre uno y dos millones de deudores para más de 300 millardos de dólares. A mediados de septiembre de 2008, uno de los puntos cruciales de la crisis fue la cuasi quiebra de los bancos de inversión Lehman Brothers y Merryl Lynch, la cual necesitó el montaje de rescates, respectivamente por Citigroup y Bank of America. Casi al mismo tiempo, American International Group (AIG), en la época la primera compañía de seguros del mundo, debía buscar fondos ante la FED de Nueva York, antes de ser nacionalizada en una operación que sobrepasó los 85 millardos de dólares. La desvalorización del capital con la cual se manifiesta esta crisis tiene una dimensión “real”. La economía de los Estados Unidos entró en depresión a finales del año 2007. Los indicadores económicos se hundieron todos: tasa de crecimiento del PIB (-1,6 % en 2009), consumo de las familias, número de quiebras (superior a 5.000 por día a finales de 2008), pérdidas de explotación de las grandes empresas industriales (por ejemplo: General Motors), desempleo (más de 650.000 desempleados suplementarios por mes en los Estados Unidos entre diciembre de 2008 y marzo de 2009). Millones de familias perdieron su vivienda y otros millones la perderán. La destrucción del capital ficticio acarreó también pérdidas para las familias que habían confiado sus ahorros a fondos de pensiones o a compañías de seguros de salud en dificultades. Las finanzas públicas de las colectividades locales (incluyendo los Estados federados) fueron amenazadas, especialmente los presupuestos sociales. Las peores consecuencias de la crisis serán soportadas por los más pobres de las clases populares, con la explosión del desempleo en masa y el agravamiento de las formas de precariedad. Los Estados Unidos son la primera economía mundial, pero tienen malos indicadores sociales. Los Estados Unidos están en primera posición en el nivel de PIB per cápita (42.000 dólares), pero, entre los 25 países más ricos del Norte, están de últimos en la esperanza de vida (78 años), en la tasa de mortalidad infantil (8%) y en las desigualdades (con la más reducida proporción de los ingresos del 20% más pobre de la población en la riqueza total, la diferencia más grande entre los ingresos del 20% más rico y los del 20% más pobre, y el coeficiente de Gini más elevado). El derecho a la salud no es siempre universal y está limitado a los dispositivos Medicare y Medicaid. Ellos ocupan una de las cinco peores posiciones en las tasas netas de escolaridad en la educación preprimaria, primaria y secundaria… y ¡tienen la población de niños trabajadores (5,5 millones) más numerosa! Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 129 En los Estados Unidos, la crisis estalla en un país donde 35 millones de ciudadanos viven bajo el umbral de la pobreza. Tres decenios de neoliberalismo concentraron las riquezas: la proporción de los ingresos acaparados por el 10% más rico era de un tercio del total nacional en 1979, alcanzando cerca de la mitad en 2008 (la más fuerte concentración de riqueza desde hace un siglo). La parte del 1% de los más ricos en el ingreso total pasó en 30 años del décimo al cuarto. El inflamiento exorbitante de los rendimientos financieros en beneficio de las clases dominantes agravó las deformaciones macroeconómicas en los Estados Unidos; de ahí la catástrofe actual. En 2009, la desaceleración actual del crecimiento en los principales países del sistema mundial debería producir un aumento en el número de desempleados por el orden de los 20 millones, mientras que el total mundial de las personas sin empleo podría sobrepasar los 210 millones. Los efectos al Sur Nosotros escogimos recurrir al concepto de “neoliberalismo” prestando cuidado de referirnos al funcionamiento del sistema mundial capitalista y dándole un contenido de clases. Definimos así el neoliberalismo como el sistema doctrinal sobre el cual se desarrolla la estrategia global de dominación de la alta finanza, provista de la superestructura institucional e ideológica que ella dirige. Compuesta por los grandes oligopolios financieros propietarios del capital mundialmente dominante, la finanza tiene su centro de gravedad en el corazón de la hegemonía del sistema mundial capitalista, en los Estados Unidos. Ella se impuso a partir del decenio de los setenta, en el curso del cual fue desmantelado el cuadro de Bretton Woods establecido al salir de la Segunda Guerra Mundial. El punto crucial de este regreso al poder de la finanza –nacida a finales del siglo xix y colocada bajo observación luego de la crisis de 1929– fue que intervino con el “golpe de Estado financiero” de 1979 cuando la FED estadounidense, “prestadora en última instancia” del sistema financiero internacional, decidió subir unilateralmente sus tasas de interés. Las consecuencias de esta reorientación monetarista fueron planetarias, afectando tanto a los países del Norte –donde las estrategias económicas se pliegan bajo la “coacción exterior” pesando sobre los componentes externo e interno de su política monetaria (tasa de cambio y oferta de moneda)– como a las economías del Sur, contribuyendo a instalar las condiciones para un estallido de la crisis de la deuda. Los dogmas neoliberales atacaban directamente al Estado, al cual las estrategias voluntaristas de desarrollo había colocado en el corazón de su proyecto de transformación de las formaciones sociales, a fin de intentar autonomizar las condiciones de acumulación y reproducción en las relaciones globales. 130 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 La “normalización” planetaria de esta estrategia de desregulación –i.e. de “re-regulación” del sistema mundial por la sola fuerza de los más poderosos oligopolios financieros dominantes de los mercados– y la mundialización financiera –cuyos efectos estaban amplificados por la ausencia de una entidad política supraestatal que diera cara a los mercados globalizados– relevaban las funciones de las instituciones monetarias locales (bancos centrales “independientes”) y organizaciones internacionales. Estos últimos prodigaron así a los “países-clientes” recomendaciones de good governance, apuntando a hacer plegar las políticas de los Estados nacionales en el sentido de la instauración de instituciones favorables a la apertura de los mercados del Sur al capital financiero globalizado. Indisociable de la profundización del neoliberalismo, esta “buena gobernanza” es, en el fondo, la simétrica inversa de lo que se puede esperar de un buen gobierno. Negando sus derechos al desarrollo y al progreso social, su objetivo es lo contrario de una participación democrática de los individuos y los pueblos a los procesos de decisión, comprometiendo su porvenir colectivo. Rechazando reconocer la necesidad de una alternativa que imponga a la dinámica del capital límites externos a su lógica de beneficio, es la crítica de las “debilidades del Estado” la que escogió endurecer más el discurso de la buena gobernanza –hasta a veces aconsejar al Sur el abandono ultraliberal de algunas funciones soberanas (delegación de la defensa nacional, sustitución de la moneda local por una divisa extranjera, privatización de la recaudación de impuestos…). De dónde sale esta paradoja de llamados lanzados a los Estados para que ellos internalicen las políticas neoliberales que les fueron impuestas desde el exterior para el momento en que los mercados financieros penetren a la fuerza las estructuras de propiedad de su capital y las despojen de toda soberanía. Manipular los aparatos del Estado del Sur directamente desde el centro del sistema mundial, neutralizando su poder de Estado, ¡así es que es visto desde el Norte el secreto de la gobernanza ideal! La idea de forjar una estrategia de desarrollo fuera del capitalismo está de ahora en adelante prohibida. El neoliberalismo no es un “modelo de desarrollo”, sino una estrategia de dominación, que reposa sobre la negación de los derechos de los pueblos y el saqueo de sus recursos naturales. Sus estragos, sociales y ecológicos, son extraordinariamente destructivos para la mayor parte de la humanidad, especialmente para las economías del Sur, que deben soportar las transferencias de excedentes tendenciosamente crecientes (hacia sus clases dominantes y hacia el Norte). Y se sabe que los canales a través de los cuales operan las transferencias de excedentes del Sur hacia el Norte son múltiples: el reembolso de la deuda externa, los beneficios sobre inversiones directas extranjeras o de portafolios, la fuga de capitales, el intercambio desigual… Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 131 La probabilidad de un agravamiento de la crisis actual es elevada y la mayoría de las previsiones especialmente aquellas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) son de nuevo orientadas a la baja y pesimistas. Todas las condiciones parecieran pues estar reunidas para que la consecuencia mayor de esta crisis sea la acentuación de la confrontación entre el Norte y el Sur –a pesar de las cooperaciones del Grupo de los Veinte (G20). Acentuación entre Norte y Sur en un mundo donde existen varios niveles de contradicciones: i. contradicciones entre las diferentes clases dirigentes que están en el poder y dirigen el Estado y ii. contradicciones entre esas clases dirigentes (del Norte y el Sur) y las clases dominadas (sin olvidar o subestimar, evidentemente, las contradicciones en los países del Sur entre ellos mismos). Probablemente, es el primer nivel de contradicciones (entre clases dirigentes) lo que domina hoy y continuará dominando por algún tiempo a escala mundial. Esto va en unión con la afirmación de países (de naciones, no solamente de mercados) emergentes del Sur. La vía interna escogida por los países del Sur emergentes (o reemergentes) es la vía capitalista; pero ella entra y entrará siempre en conflicto con el imperialismo del Norte. Existe pues un riesgo de ver, por un tiempo todavía, las resistencias populares confiscadas por las clases dirigentes con vocación o ambición burguesa. Porque esas clases dirigentes del Sur, aun aquellas donde la estrategia es la más coherente, no conseguirán avanzar sin transformaciones sociales internas y modificación, al menos parcial, de las relaciones de fuerzas a beneficio de las clases populares. Esta es una condición política para que los cambios sean posibles en el Norte y que la marcha hacia un mundo multipolar se vuelva una realidad. El tema militar Las cuestiones económicas son fundamentales. Pero el punto central, a mi parecer, es el tema militar. El asunto clave que falta por saber es si, bajo la nueva presidencia de Barack Obama, los Estados Unidos invertirá la lógica de las “guerras preventivas” de su predecesor y si ellos pondrán fin a la regulación del sistema mundial capitalista por la guerra. La duda es permitida, en vista del equipo gubernamental que lo rodea, pero sobre todo porque la militarización y el uso de la fuerza armada constituyen la estrategia que impuso la alta finanza estadounidense, como condición para la reproducción de su poder. Lo que rinde en las guerras imperialistas “necesarias” para las clases dominantes estadounidenses, es el mando de la alta finanza sobre el conjunto del sistema mundial capitalista, colocado bajo el control militar de los Estados Unidos. Son los mismos oligopolios del capital financiero quienes no pueden mantener su poder sino a través de la violencia: aquella, visible, la de las guerras imperialistas, y aquella, invisible, la de las relaciones sociales de producción capitalista. 132 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 ¿Hace falta recordar que esta violencia sistémica, devenida en la modalidad de existencia de un sistema mundial polarizado al extremo y donde los muros (del Río Grande, de Schengen, de Cisjordania…) dibujan los contornos de un apartheid planetario, “callar” a los seres humanos? Privando a las masas más pobres no solventes –en su mayoría al Sur– de la satisfacción de las necesidades esenciales de la vida (agua potable, alimentación, salud, vivienda…), las “leyes” del mercado, con el sistema de explotación y opresión que le corresponden, manejan de facto, a través de la mecánica aceitada de los ajustes de precio, un “genocidio silencioso de los más pobres”. La marcha forzada de la economía iraquí hacia el neoliberalismo, inmediatamente después de que el país fue ocupado por los agresores, suministró el “ideal-tipo” de la combinación de las violencias capitalista e imperialista. Sin el menor derecho sobre Irak, la coalición de ocupación dirigida por los Estados Unidos privatizó la totalidad de los servicios públicos del país (más de 200 empresas) para entregarlas a las transnacionales. La guerra de Irak transformó ese país en una de las economías más neoliberales del mundo. Irán proporcionó otra ilustración del hecho de que la finanza armada entró en guerra contra quienquiera que se le resistiera afirmando en idea y conduciendo en la práctica un proyecto autónomo de desarrollo, cualquiera que sea su naturaleza. El régimen iraní consigue integrarse al sistema capitalista mundializado y los principios sobre los cuales reposa –el “Islam político”– no son incompatibles con la visión neoliberal. Pero Irán, que no puso en duda los pilares del capitalismo sobre su suelo, permanece como uno de los raros Estados-naciones del Sur a tener aún un proyecto nacionalista “burgués” –la viabilidad es improbable, pero real. El tema de la naturaleza del régimen en Irán y su democratización debe ser disociada de la amenaza de guerra, inaceptable en sí, que el imperialismo hace pesar contra el pueblo iraní, de la misma forma que nada legitima la guerra de agresión dirigida contra el pueblo iraquí. Las reivindicaciones de los progresistas no deberían desmarcarse de un rechazo a toda guerra preventiva y a la exigencia de un desmantelamiento de las armas de destrucción masiva, el retiro de las bases militares fuera de los territorios nacionales y la salida de las tropas de ocupación de Irak, invadido en violación del derecho internacional, como de Afganistán, atacado en represalia ciega luego del 11 de septiembre de 2001. La amplitud del sector militar en la economía estadounidense es completamente considerable. Hoy, los gastos de Defensa de los Estados Unidos se sitúan un poco por encima de 4% de su PIB (que es todavía el primero del mundo, con 14.500 millardos de dólares). En 2008, el presupuesto oficial de la defensa había alcanzado 647,2 millardos de dólares, o sea un quinto del presupuesto Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 133 federal –y casi la mitad de los gastos militares mundiales. En realidad, la carga es más pesada y sobrepasaba los 1.000 millardos de dólares. Pero este “fardo” no bastaba para rendir cuentas sobre la importancia del sector militar. La reflexión debe ser llevada en términos de relaciones de fuerzas e integrar la red de bases militares implantadas a lo largo del mundo (más de 1.000), como también la potencia de impacto de las armas poseídas. Cualquiera que sea el criterio adoptado para medir la militarización, la superioridad de los Estados Unidos es clara en ese campo. Pero eso no significa que ellos saldrán triunfantes de las guerras de Irak y Afganistán, ni que conseguirán relanzar un ciclo largo de expansión del capital para la consecución de guerras imperialistas. Porque las destrucciones de capital causadas por esas guerras –considerables para los pueblos del Sur que las sufren– no permitirán volver a dinamizar la acumulación en el centro del sistema mundial, como fue el caso de la reconstrucción y el Plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, los “aprovechadores” de esas guerras no faltan, aliados a los grupos de presión, reuniéndose altos responsables del Ejército, congresistas de comisiones en la defensa y dirigentes de las firmas de armamento, donde la actividad de lobbying desembocó en la atribución de jugosos contratos de las agencias gubernamentales. Se trata, de manera general, de las poderosas firmas transnacionales productoras de armas, con cifras de negocios astronómicas (como Lockheed Martin, 38,5 millardos de dólares de contratos militares; Boeing, 32,1 millardos; Northrop Grumman, 24,6; General Dynamics, 21,5, y otros: General Electric o ITT) y, más precisamente, algunas entre ellas que se beneficiaron de contratos otorgados en Irak y Afganistán (KBR, 11,4 millardos, o Bechtel, 2,8, por ejemplo). No resta menos que decir que tanto los efectos de demanda efectiva asociados a esas guerras, afectando sobre todo el corto plazo, así como los efectos tecnológicos, que no se comprueban netamente positivos sino para el complejo militar-industrial, fueron muy insuficientes para relanzar el crecimiento. Lo importante es señalar la influencia de la alta finanza sobre esas empresas del sector armamento. Este fenómeno, que va acentuándose, se manifiesta por una toma de control de la estructura de propiedad de su capital por inversores institucionales, ellos mismos retenidos en los Estados Unidos por los oligopolios bancarios y financieros. A principios de 2000, esta proporción alcanzaba 95% del capital de Lockheed Martin; 85% de L-3 Communications; 83% de Northrop Grumman; 76% de General Dynamics, y 65% de Boeing. Al mismo tiempo que el Gobierno estadounidense “externaliza” sus actividades de defensa, una parte cada vez más importante de las sociedades militares privadas pasa bajo la influencia de la finanza (ejemplos: DynCorp, recomprado 134 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 por el private equity fund Veritas Capital; MPRI, recomprado por L-3 Communications Holdings; Vinnell, recomprado por Carlyle…). Por lo tanto, el fracaso de este nuevo tipo de “asociación pública-privada” es completo y el callejón sin salida de esta estrategia de guerra es total: los Estados Unidos están en camino de perder las guerras de Irak y Afganistán. Las respuestas a la crisis Críticas de las respuestas políticas ortodoxas A lo largo de la historia del capitalismo y sobre todo después de la Gran Depresión de los años treinta, el capital supo forjarse en las instituciones y los instrumentos de intervención pública, asociado a las políticas de los bancos centrales para lo esencial, asegurando una cierta gestión de la crisis y amortizando, al menos al centro del sistema mundial, sus efectos más destructivos. En el caso de la crisis actual, los bancos centrales se esforzaron en coordinar sus intervenciones, ofreciendo líneas de crédito privilegiadas a los bancos y reduciendo sus tasas de interés. Un punto crucial de la crisis fue, sin duda, el 15 de septiembre de 2008, la nointervención de las autoridades monetarias –neoliberalismo obligado– durante la quiebra del banco Lehman Brothers. Se evidencia, las consecuencias de este inmovilismo, catastróficas, no fueron medidas, en términos de desmultiplicación de los riesgos de créditos (especialmente vía los credit default swaps, CDS, intercambios fuera de la bolsa y registrados fuera de balance, sin reglas prudenciales) y desestabilización del conjunto del sistema de financiamiento, incluyendo la deuda del Estado. En algunas horas, el Tesoro (Henry Paulson) y el Banco Central (Ben Bernanke) cambiaban de rumbo en 180 grados: AIG (líder mundial de los seguros) era nacionalizado; los short sells fueron temporalmente suspendidos; la FED abría de urgencia las líneas de créditos especiales a los primary dealers (Morgan Stanley, Goldman Sachs…) y hacía inclinar a cero sus tasas de interés; el Estado asistía a J.P. Morgan en su retoma de la caja de ahorros Washington Mutual (el origen de la más fuerte quiebra de la historia); una estructura de “anulación” estaba creada para garantizar los mortgage-backed securities (títulos hipotecarios); los poderes públicos entraban masivamente en el capital de una selección de oligopolios financieros en peligro. Además de esas inyecciones de capital y las garantías de activos “tóxicos” aportados por el Estado (a Bank of America y otros establecimientos a punto de hundirse), la Reserva Federal de los Estados Unidos extendía en octubre de 2008 su dispositivo de swap lines (o arreglos recíprocos temporales en divisas) a otros bancos centrales del centro (Europa, Japón…) y a grandes países del Sur (Brasil, México, Corea del Sur…), los aportes casi “ilimitados”… Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 135 El secretario del Tesoro y el presidente de la FED propusieron un gigantesco plan de rescate del sistema financiero, movilizando más de 700 millardos de dólares para la compra de títulos “tóxicos” de activos bancarios. Inicialmente rechazado por el Congreso, este proyecto fue finalmente aprobado por el Senado, luego de modificaciones, las principales de las cuales consistían en recurrir a la compra de las acciones de los bancos y a extender la ayuda pública a las empresas, lo que llevó las sumas previstas a más de 800 millardos de dólares. Sobre ese total, otros 500 millardos de dólares fueron comprometidos bajo el mandato de G.W. Bush (incluyendo los préstamos a General Motors y Chrysler). Las sumas comprometidas por el “Plan Paulson” se inflaban sin cesar para cubrir nuevas deudas de los oligopolios… y finalmente para recapitalizar la FED misma, ¡a punto de colapso! El “plan de recuperación” anunciado en febrero de 2009 por el presidente Obama sobrepasó los 790 millardos de dólares inicialmente previstos. Su límite mayor es que las soluciones avanzadas a fin de “devolver la confianza” a los mercados financieros conservan la fe en esos sujetos autoproclamados de la historia moderna, sin buscar poner fin a su dictadura planetaria. Y aquellas esbozadas a principios de abril de 2009 en la cumbre de Londres del G20 (supuestamente ampliada para integrar a los grandes países emergentes del Sur) quedaron todas también insuficientes… El plan anticrisis de Barack Obama fue elaborado por un equipo de economistas que rodeaba al nuevo presidente, compuesto por algunos de los más altos responsables pasados de la desregulación de los mercados financieros y el auge del capital ficticio especulativo, habiendo llevado las condiciones más decisivas del estallido de la crisis. Es a Paul Volcker a quien nombró en noviembre de 2008 a la cabeza de la Economic Recovery Advisory Board (Consejo para la Reconstrucción Económica); él mismo es quien, en el curso de su carrera, comenzada en el Chase Manhattan Bank (grupo J.P. Morgan), jugó un rol clave en la decisión de suspender la convertibilidad del dólar en oro y el desmantelamiento del sistema del patrón de cambio oro entre 1971 y 1973, bajo Nixon; después en la adopción del monetarismo y el “golpe de Estado financiero” de finales de 1979 como presidente de la FED (nombrado por Carter y confirmado por Reagan), antes de recolocar sus talentos al servicio de la alta finanza (director del banco Rothschild, Wolfensohn & Co., Chairman of the Board of Trustees del imperio Rockefeller…). Las personalidades que el presidente escogió en su entorno no serán los actores del cambio económico exigido: Timothy Geithner es secretario del Tesoro (ministro de Finanzas), antiguo brazo derecho de Bernanke en la Federal Reserve Bank de Nueva York y el Federal Open Market Committee (encargado de la gestión de los títulos del Estado) y exdirector de política de desarrollo en el 136 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 FMI; Larry Summers, neoliberal intransigente, exsecretario del Tesoro de Clinton y jefe economista del Banco Mundial, es director del Consejo económico nacional del Executive Office of the President; Martin Feldstein, muy neoliberal, exconsejero económico en jefe de Reagan, fue nombrado para el Advisory Board; Robert Rubin, antiguo secretario del Tesoro de Clinton, quien siguió la línea de Greenspan de desreglamentación de los mercados de productos derivados y antiguo patrón del gigante bancario Citigroup (¡en quiebra!) ¡es uno de los consejeros del presidente! La elaboración de las “soluciones a la crisis” es confiada a un equipo de economistas que contribuyó a poner las condiciones del caos mundial actual… El plan de rescate tan esperado fue entonces aprobado por el presidente Obama el 17 de febrero de 2009. Este venía a añadir al precedente programa, presentado bajo el mandato de G.W. Bush, más de 780 millardos de dólares, para un monto acumulado que se elevaba a más de 1.600 millardos. A pesar de la amplitud de este dispositivo, el presidente Obama no descartó la posibilidad de extender más el campo de acción en el decenio a venir, en caso de necesidad. Eso no impidió a los mercados financieros padecer sus caídas, demostrando la insatisfacción de los propietarios del capital ficticio de cara al plan proyectado y la insuficiencia de las masas de recursos, de por sí gigantescos, ya inyectados en el sistema bancario para salvarlo. La hipótesis más probable es la de una insolvencia, confirmada por la sucesión de anuncios de pérdidas registradas por los grandes oligopolios financieros estadounidenses desde el último trimestre 2008 (por ejemplo, 58,7 millardos de dólares para Fannie Mae en 2008). La Federal Deposit Insurance Corporation, clasificaba 252 establecimientos bancarios estadounidenses como “en situación problemática”, y se esperaba en 2009 que más de mil bancos fueran declarados en quiebra, sobre un total de 8.300 instituciones en el país. Es en esta tormenta que el presidente Obama afirmaba percibir “el principio del fin de la crisis” (the beginning of the end of crisis). Su gobierno presentó una proposición de presupuesto para el año 2010 donde las características eran un aumento de los gastos sociales, una desaceleración del crecimiento de la carga militar y el alza de los impuestos sobre las familias más acomodadas. Lo que algunos calificaron de presupuesto “Robin de los Bosques, Robin Hood” (quitando a los ricos para dar a los pobres), sin embargo no olvidó a los grandes inversionistas –y especuladores– que operaban sobre los mercados financieros. “Si las condiciones económicas venían a deteriorarse afirma el documento presidencial enviado al Congreso, el Gobierno podrá utilizar [los recursos suplementarios previstos] para nacionalizar temporalmente las instituciones en dificultades”. El déficit presupuestario preventivo para 2009 alcanzaba el monto récord de 1,75 trillones de dólares, o sea 12,3% del producto interno bruto. Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 137 Más que los diversos ensayos de reactivación de la oferta de crédito por los bancos centrales desde 2007, las medidas implicadas en los planes de los Gobiernos del G7 (disfrazado en un G20 supuestamente ampliado para los grandes países emergentes del Sur… ¡a falta de un G192!) no produjeron el impacto deseado. Los unos como los otros, ya probados como muy insuficientes para evitar el hundimiento de piezas enteras de la financiarización mundializada. El agravamiento de la dimensión financiera de la crisis no conoció respiro y la transmisión de sus efectos a la esfera real se aceleró, a escala mundial, a través de la afectación de los niveles de producción, el empleo y los intercambios comerciales. La mayoría de las instituciones internacionales (FMI, OCDE…) revisaron varias veces a la baja sus previsiones de crecimiento económico para 2010. Los daños sociales son enormes. Muy claramente, el modo de producción capitalista se volvió hoy una amenaza para la humanidad entera. Críticas de las respuestas teóricas ortodoxas La depresión de los años treinta había puesto en evidencia los límites de la economía neoclásica y su explicación del funcionamiento del capitalismo fundada sobre el equilibrio de los mercados, impidiendo en teoría la aparición espontánea de una crisis. Como la crisis (llamada “financiera”) es una realidad difícil de negar en la práctica, la mayoría de los neoclásicos (y los popularizadores) la analizan a partir de factores exteriores a los mercados, especialmente las intervenciones del Estado o los comportamientos de agentes excesivos (codicia, fraude, errores de corporate governance) perturbadores de los mecanismos de mercado. La lógica de maximización del beneficio individual y la concentración de la propiedad privada no se consideró como problemática; solo los casos de incompetencia o corrupción tenían problemas. Aunque un buen número de economistas del mainstream ocupan posiciones de responsabilidad en el seno de los aparatos del Estado capitalista y actúan deliberadamente a favor del gran capital, su concepción del Estado es la de una institución separada de la esfera económica y no dominada por los intereses de los capitalistas. Los sindicatos existen, pero no la lucha de clases. Los daños causados al ambiente y la crisis “climática” por ella misma no está relacionada con el capitalismo, solamente con la actividad de los hombres en general –y aquellos del Sur “emergentes”, en particular (como la China)… Las políticas neoliberales están, según se evidencia, en decadencia. La gravedad de la crisis actual es propicia para el regreso al frente de la escena de las tesis de John Maynard Keynes, crítico de la visión neoclásica de ajuste autorregulado del capitalismo. Desde hace años, una parte de los neoclásicos comenzó a abandonar las posiciones neoliberales, no para convertirse al keynesianismo, sino para acabar la absorción de la corriente keynesiana por el paradigma walrasiano, a través de una nueva síntesis keyneso-neoclásica 138 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 (como la que fue emprendida a partir de finales de los años treinta por autores como Hicks o Samuelson). Sus eminentes descendientes, manteniéndose fieles a la teoría neoclásica a las adaptaciones cercanas (sobre los ajustes de precio, las expectativas o la competencia imperfecta) son hoy Stiglitz o Krugman. Aunque ellas se oponen al objeto de las proposiciones relativas al grado de intervención del Estado, las interpretaciones de los supuestos “nuevos keynesianos” y los neoclásicos tradicionales participan de la misma matriz políticoideológica que la teoría económica “burguesa”. Para los más avanzados entre ellas, a pesar de los matices y variantes, no formulan sino visiones apenas “reformistas”, consistentes en introducir mínimas modificaciones al funcionamiento del capitalismo para que pueda sobrevivir el mayor tiempo posible, por medio de intervenciones estatales (directas y masivas, pero temporales) a través de la compra de acciones de bancos, compañías de seguros y cajas de ahorro en quiebra, lo más frecuente, sin derecho a voto ni control eficaz ni nuevos criterios de gestión. Si algunos instrumentos “keynesianos” son perceptibles en las medidas anticrisis decididas por la administración estadounidense –desde el “plan” propuesto por el equipo de George W. Bush a principios de 2008 (ejemplo: retorno de impuestos sobre el ingreso, pagados para impulsar el consumo) y sobre todo con el programa del presidente Obama (trabajos de renovación de infraestructuras)–, el predominio va netamente a las políticas neoliberales dirigidas a salvar el máximo de riqueza financiera –quiere decir de capital ficticio acumulado por los oligopolios de las finanzas. En la urgencia, los planes de rescate del capitalismo movilizaron un intervencionismo de Estados y bancos centrales, pero accionado por los gobiernos neoliberales del Norte y en la forma más extraordinariamente antidemocrática que hay. La combinación de medidas (baja en las tasas de interés, apertura de líneas de crédito, compra de activos) aún es muy ortodoxa y la ideología de esos poderes está todavía lejos de ser extraída de viejos dogmas neoliberales. El informe de la Comisión Stiglitz proporcionó la ilustración. Su documento final, redactado en 2009 a solicitud del presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, no discrepa verdaderamente en cuestión de los fundamentos de la ideología neoliberal, en crisis. Según este informe, las viejas evidencias del neoliberalismo están para ser revisadas, no para ser abandonadas: las tasas de cambio deben permanecer flexibles, las virtudes del libre intercambio son reafirmadas de cara a los “peligros del proteccionismo”, los defectos de la corporate governance están para corregirse, la gestión de los riesgos financieros continúa siendo confiada a los oligopolios privados y la regulación del sistema mundial capitalista reside en la dependencia de la hegemonía estadounidense… Está lejos de los argumentos que justifican el rechazo a la liberalización Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 139 financiera mundializada formulados por los países al Sur –no sin límites, dificultades y contradicciones, es verdad– como la República Popular China o la República Bolivariana de Venezuela. Por otro lado, una parte –minoritaria, pero significativa– de las corrientes liberales continúa radicalizándose, para acercarse a tesis ultraliberales inspiradas por Hayek o Rothbard. Estos análisis de la crisis (se consigue una muestra en el sitio del Instituto Von Mises) se fundan en una fe reafirmada en el carácter automático de los reequilibrios de los mercados. Ellos critican a los “nuevos keynesianos” sosteniendo la idea de que la crisis viene de un exceso de intervencionismo y que el Estado no debe buscar salvar las empresas en dificultad. Lo que hace falta hacer, según ellos, es suprimir toda regulación estatal que limite la libertad (que sea en materia de política de vivienda o reglamentación de las tasas de interés) y, por consiguiente, abandonar todo plan anticrisis. Los más extremistas van hasta a reclamar una supresión pura y simple de las instituciones estatales (incluyendo el Ejército), así como la privatización de la moneda. Por supuesto, estos autores están conscientes del hecho de que estas decisiones llevarían al sistema capitalista al caos; pero su confianza en los mecanismos de mercados les conducen a creer que este caos se comprobaría benéfico para el capital y que este se reconstituiría mucho más rápido y vigorosamente que si se apoyara en intervenciones públicas artificiales, tomando la forma de ayudas públicas a las firmas que están condenadas a la quiebra por la lógica de los mercados. Ninguna de estas corrientes de pensamiento (ultraliberal, neoclásico, neoliberal o nuevo keynesianismo) sugiere reflexionar sobre las condiciones de un proceso de rebasamiento del capital como en la relación social de explotación y opresión –no la mayoría de las proposiciones “de izquierda” (por ejemplo, las que reclaman la reforma del FMI o la creación de una moneda mundial). Sin embargo, existen los defensores de la idea según la cual la crisis actual del capital conducirá probablemente al hundimiento del capitalismo. Tal es el caso, entre otros, de Robert Kurz, que sostiene que el sistema de producción capitalista está en vías de extinción y que el siglo xxi abrirá una etapa de transición hacia una forma nueva de sociedad, o Immanuel Wallerstein, quien estudia las tendencias amplias del capitalismo a partir de una teoría del “sistema-mundo” y declaraba recientemente que “nosotros entramos en la fase terminal del capitalismo y podemos estar seguros de que, en 30 años, no viviremos más en el sistema-mundo capitalista”. Estas interpretaciones coinciden con las de analistas de la coyuntura mundial del capitalismo, especialmente el equipo del Global Europe Anticipation Bulletin (GEAB), quienes hacen las previsiones de agravamiento de la crisis Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 140 sistémica global, critican a los dirigentes mundiales “incapaces de tomar las medidas de la crisis, empecinados en tratar las consecuencias en lugar de atacar las causas”, dilucidan sobre la anticipación a una dislocación geopolítica total del sistema, con el derrumbamiento del dólar y la desaparición de las bases del sistema financiero internacional. En los Estados Unidos como en Europa y Japón, los dirigentes persisten en hacer como si el sistema fuera solamente víctima de una avería pasajera y como si se tratara de reactivar la máquina añadiendo carburante (la liquidez) [con algunos ajustes suplementarios: una baja de tasa, compras de activos tóxicos, planes de recuperación de las industrias en quiebra]. Es el sistema global el que está hoy fuera de uso. Hace falta reconstruir uno nuevo. Otros análisis, “ortodoxos”, como los del equipo Money & Markets en los Estados Unidos, son también muy pesimistas y prevén un agravamiento de la crisis en un futuro cercano, por los enlaces más tradicionales: la profundización del déficit presupuestario, el aumento de la deuda pública, una insuficiente defensa del dólar estadounidense por parte de las autoridades monetarias… Los ejes de un programa alternativo Es la hora entonces de la reconstrucción de alternativas y la vía está abierta para las proposiciones radicales –a la izquierda. Algunos grandes temas, integran las visiones del Sur y podrían estar propuestas a la discusión –la lista está evidentemente lejos de ser exhaustiva: Para empezar, la ruptura teórico-política con la ideología económica dominante, pasando por: • La desmitificación de la teoría económica dominante tanto como de la ideología. • El descubrimiento de los vínculos entre teoría neoclásica y política neoliberal. • La exigencia de una ruptura teórica y una salida del paradigma neoclásico. • La utilización de la macro y la microeconomía para la planificación socialista. • La revalorización de los aportes del marxismo y otras teorías (análisis sistémico…). • La necesidad de tomar en cuenta las historias de hechos e ideas singulares. Después, el tema de las medidas sociales y democráticas a tomar de urgencia, reclamando: • La condición previa del control democrático de los “aparatos represivos del Estado” (Ejército, Policía). Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 141 • La erradicación de la corrupción, las mafias, el tráfico de drogas, las formas de explotación extrema del trabajo… • La redistribución de los ingresos y el control democrático de la acumulación del capital (por la limitación de la propiedad privada y el replanteamiento de los oligopolios financieros). • La universalización y la gratuidad del acceso al agua, la salud (de la seguridad social a los jubilados), la educación (de la alfabetización a la investigación), la cultura… • La creación de empleos (formales), una política de grandes trabajos públicos al servicio del pueblo, la garantía de los derechos de los trabajadores y los sindicatos. • La democratización del acceso a la información, a los medios de comunicación de masas, la defensa de las identidades locales y nacionales. Entre los temas más difíciles están aquellos relativos a la moneda y las finanzas: • A propósito del componente externo de la política monetaria: la estabilización del (de los) sistema(s) de cambio y la necesidad de estabilizaciones regionales. • A propósito del componente interno de la política monetaria: el control político del banco central y la determinación de las tasas de interés. • El financiamiento de la economía: la estricta reglamentación del sistema financiero y bancario y otras instituciones de financiamiento (incluida una nacionalización controlada). • El reforzamiento del control del capital extranjero (inversión directa extranjera, transferencia de divisas, zonas francas...) en relación con la balanza de pagos (cuenta-capital). • La construcción de regionalizaciones monetario-financieras alternativas, de fondos de estabilización interregionales, de balanzas físicas, de monedas comunes. • La redefinición de estrategias comunes (Sur-Sur y Sur-Norte) de cara a la deuda exterior e interior (recompras, moratorias, auditorías de las “deudas odiosas”, “deudas ecológicas”). Los temas referentes a los recursos naturales y el medio ambiente son cruciales, con: • Una reapropiación de los recursos naturales: nacionalización de la propiedad (el agua, los recursos, las infraestructuras), esquemas de transferencias de la renta, criterios de gestión. 142 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 • Las estrategias (nacionales y regionales) de política energética (agrocarburantes…). • La definición de estrategias para después del petróleo, la renovación de las fuentes de energía, la orientación hacia el desarrollo de energías propias, la reforestación… • Las estrategias (regionales e interregionales) de desarrollo de las bases energéticas de los países menos provistos. • La protección inmediata del medio ambiente: rechazo a los derechos de los mercados a contaminar, derechos de la naturaleza, creación de agencias internas y externas de control y sanción. Otra serie de temas fundamentales concernientes a la agricultura y el mundo campesino: • Para el acceso a la tierra: revisión de los estatutos del suelo, reformas agrarias (por colectivización o descolectivización), política a favor de los sin tierra y el campesinado pobre. • La definición de las formas de propiedad y de producción: relaciones entre propiedades colectivas y privadas, formas cooperativas, dinamización de las formas estatales. • La organización por parte del Estado de sistemas adaptados de distribución alimentaria (productos de consumo básicos a precios extremadamente reducidos) en unión con los mercados campesinos. • La diversificación de la producción, del financiamiento, de las formaciones, de las infraestructuras rurales (energía, irrigación, comunicaciones…). • La protección de los campesinos y los consumidores locales: diferenciación de los precios, fondos nacionales y regionales de estabilización, control de los intermediarios, proteccionismo. • Las estrategias (nacionales, regionales e interregionales) de reconquista de la soberanía alimentaria y la erradicación voluntarista del hambre. La redefinición de las políticas industriales, de los servicios y las tecnologías es esencial: • Las integraciones agroindustriales: auge de las producciones locales de máquinas agrícolas. • El control de la propiedad de los medios de producción estratégicos para la acumulación, el desarrollo autocentrado, una industrialización adaptada a las necesidades locales. Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 143 • Las formaciones técnicas y científicas colocadas al servicio de las necesidades del país, el desarrollo de las nuevas tecnologías, las exportaciones de fuerte valor agregado. • El tema de los servicios (pequeño comercio y artesanado) y la seguridad social del trabajo “informal”. • El control del turismo: desarrollo de los proveedores locales y los inputs nacionales, redistribución de las boleterías e igualdad regional. • El control de la repartición del excedente nacional y la importación para un progreso homogéneo de la sociedad. En materia de asuntos sociales: • El mejoramiento de las condiciones de vida: agua, alimentación, vivienda, consumo de productos básicos y bienes duraderos, transporte, ordenación del territorio, infraestructuras sociales. • La urgencia de una política de salud pública: generalización de cuidados gratuitos, autonomía de la investigación, nacionalización de grupos farmacéuticos. • La prioridad dada a la educación, la formación y el trabajo. • La importancia del tema de los emigrantes: acogida, retorno, derechos. • La democratización de la cultura y la información: la reconquista de las culturas locales y nacionales y las lenguas, el derecho a informar y ser informado, el acceso al ocio. • El respeto a las diferencias: género, colores de piel, religiones y espiritualidades, identidades y comunidades. El desarrollo de los intercambios Sur-Sur: • Los intercambios de productos agrícolas. • Los intercambios de productos manufacturados. • Los intercambios de tecnología. • Los programas (regionales e interregionales) de investigación fundamental y aplicada. • Las estrategias comunes alternativas de cara a las organizaciones internacionales y las proposiciones de reformas profundas (FMI, OMC, Banco Mundial…). • El desarrollo de regionalizaciones alternativas en diferentes ámbitos. 144 Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012 • La articulación de las regionalizaciones alternativas y regionalizaciones estándar para una interconexión del Sur. Finalmente se plantean varios grandes temas teórico-políticos de la transición socialista: • Los de las alianzas de clases al interior, de la construcción de un frente internacionalista del Sur al exterior, de las relaciones entre trabajadores del Norte y pueblos del Sur. • Los de la teoría y el funcionamiento de formas modernizadas de planificación, de la participación popular a la planificación, de la propiedad y la gestión, de las funciones de la moneda. • Los del valor: el valor de uso, las medidas de valor y los sistemas de contabilidad, la productividad y la eficacia, las formas socialistas de incentivo al trabajo. • Los del crecimiento y el desarrollo socialistas en relación con la ecología. • Los de la democracia (especialmente bajo el ángulo económico) y la organización de la participación popular en todos los ámbitos. • Los de la articulación de medidas concretas a corto-mediano-largo plazo y las etapas en la transición socialista. Conclusión: construir las alternativas La estrategia del capital fracasó: no consiguió sacar al sistema capitalista de su crisis estructural, más bien incrementó sus contradicciones intrínsecas, al punto de hacerle hoy rozar el abismo de lo que podría transformarse en la peor crisis económica de su historia. Las dimensiones económicas y militares de la crisis actual del sistema capitalista están superpuestas: monopolio de los recursos mundiales y uso de la fuerza armada participan de una misma lógica. La persecución de la estrategia de “guerra preventiva” –forma radical de destrucción del capital– agravó más los desequilibrios de una economía estadounidense al borde del abismo. Barack Obama, en efecto, fue el candidato elegido por el pueblo de los Estados Unidos, pero también el seleccionado por las fracciones más lúcidas de Wall Street que a partir de ahora han tomado conciencia de que, por sus propios intereses, el curso de las cosas no podrá continuar así por mucho tiempo. Pero son los economistas del antiguo régimen, arcaicos sobre los dogmas del pasado y apegados a la alta finanza –al punto de intentar hoy frenar la espiral de desvalorización del capital ficticio–, quienes meterán el neoliberalismo (en adelante “keynesiano”) en su plan de reactivación. La sostenibilidad de este último, que profundizó el déficit presupuestario a 12,3% del PIB en 2009 (1.750 Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas 145 millardos de dólares) concediendo gastos públicos adicionales de infraestructuras, educación y salud, permanece con poca confiabilidad, en un contexto donde no van más allá de sí las respuestas a las ineludibles interrogantes sobre la solvencia de una economía extraordinariamente sobreendeudada, la conservación del dólar como divisa clave internacional y la capacidad de reconducir la hegemonía mundial de los Estados Unidos. La administración Obama prevé reducir el déficit de presupuesto del Estado alrededor de 500 millardos de dólares en 2013; gracias, especialmente, a la economía permitida por la suspensión de la guerra en Irak –la cual excedería los costos de una reorganización de las tropas en Afganistán. Sin embargo, esas guerras no han cesado. Recordamos que las crisis son los momentos en el curso de los cuales, las fracciones de capital, en general las menos productivas y/o innovadoras, son incorporadas a una estructura de propiedad capitalista más concentrada. Hasta el presente, cada reorganización del ámbito del capital en la historia permitió al sistema dotarse de instituciones y herramientas macroeconómicas cada vez más eficaces para atenuar los efectos terriblemente devastadores de esas crisis… sin jamás, por tanto, evitar la exacerbación de sus contradicciones. Para conseguir relanzar un ciclo de acumulación de capital en el centro del sistema mundial, la crisis que vivimos debería “destruir” los montos absolutamente gigantescos de capital ficticio parasitario. Sin embargo, las contradicciones del sistema mundial capitalista se han hecho tan profundas y difíciles de resolver que una tal desvalorización correría el riesgo de empujarle a un derrumbamiento. Por el momento, el agravamiento de la situación erosiona un poco la hegemonía unipolar de los Estados Unidos. ¿A beneficio de quién? Referencias bibliográficas Herrera, R. (2004). Guerra y crisis. Conferencia anual de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba, febrero, La Habana. Herrera, R. (2006). The Neo-liberal “Rebirth” of Development Economics. Monthly Review, 58 (1), 38-50. Herrera, R. (2007). Behind War is Economic and Political Crisis in the Capitalist System. Political Affairs, 86 (4), 34-37. Herrera, R. (2010a). Gastos públicos y crecimiento económico. París: L’Harmattan. Herrera, R. (2010b). Otro capitalismo no es posible. París: Syllepse. Nakatani, P. y Herrera, R. (2008). La crisis financiera: raíces, razones, perspectivas. El Pensamiento, 353, 109-113. a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a a aa a a a a a aa a a a a a a a a a a aa a a a Información Información editorial Normas para colaboradores Revista BCV La Revista BCV es una publicación semestral arbitrada del Banco Central de Venezuela. Desde sus orígenes contiene estudios especializados sobre temas económicos, financieros, bancarios, monetarios, jurídicos y sociales asociados con la misión del Banco Central de Venezuela y acoge todas las corrientes de pensamiento en las áreas mencionadas. Los trabajos publicados en la sección Artículos de la Revista BCV son arbitrados. Las notas que aparecen en la secciones Documentos y Reseñas responden a criterios del Consejo Editorial de la Publicación. 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Si la referencia va entre comillas, el número de la página debe aparecer a continuación de la fecha, según el siguiente ejemplo: (Maza Zavala, 1987: 239), o cuando son varias páginas: (Lago Rodríguez, 2001: 193-195). Los datos completos de las referencias deben ser colocados en orden alfabético al final del artículo, indicando apellidos del autor o los autores con las iniciales de los nombres propios, año de publicación entre paréntesis y demás datos editoriales, de la siguiente manera, según el caso: Clemente, L. (2001). Crecimiento, apertura comercial y desempeño sectorial. En Valecillos, H. y Bello, O. (coords.). La economía contemporánea de Venezuela (pp. 7-92). Caracas: BCV. González Fabre, R. (1998). Justicia en el mercado. La fundamentación ética del mercado según Francisco de Vitoria. Caracas: Conicit-Universidad Católica Andrés Bello. Ocampo, J.A. (2001). Retomar la agenda del desarrollo. Cuadernos del Cendes, 18, 46 (enero-abril), 1-20. • Una vez que se verifique el cumplimiento de estas normas, el Consejo Editorial someterá las propuestas al menos a dos árbitros, de manera anónima, entre otros especialistas o pares investigadores. Las sugerencias de estos, cuando las hubiere, serán dadas a conocer, confidencialmente, a cada autor. • Los autores recibirán honorarios profesionales, un ejemplar de la Revista BCV en la cual se ha publicado su artículo y diez separatas del mismo. Normas de arbitraje Revista BCV Los trabajos enviados a la sección Artículos serán evaluados por árbitros externos. Previamente, el Consejo Editorial realizará una preselección de las propuestas basándose en la relevancia y pertinencia del tema y en el cumplimiento de las normas para colaboradores. Si el trabajo no reúne estos requisitos mínimos, el Consejo Editorial se lo hará saber al autor. En caso contrario, será evaluado de acuerdo con las siguientes normas: • Los árbitros deben contar con las calificaciones adecuadas en el área temática en cuestión y, en principio, formarán parte del fondo de árbitros de la Revista BCV, establecido tras consultas en universidades y centros de investigación del país y del exterior. • La identidad de los autores no se comunicará a los árbitros, ni la de estos a los autores. • El dictamen de cada árbitro se basará en la calidad del contenido y la forma del artículo. En este debe pronunciarse de manera explícita sobre los siguientes aspectos: - Relevancia y pertinencia del tema. Fundamentación de las ideas. Coherencia. Bibliografía apropiada y actualizada. Redacción. Presentación correcta de cuadros y gráficos. Adecuación del título al contenido del trabajo. Cumplimiento de las normas para colaboradores. • El dictamen del árbitro debe recomendar solo una de las siguientes opciones: - La publicación sin modificaciones. - La publicación con modificaciones menores. - La publicación con modificaciones mayores. - Que el artículo no se publique. • Cuando se recomienden modificaciones mayores o menores, estas deben explicarse claramente. • Los árbitros deben remitir su opinión en un lapso máximo de tres semanas a partir de la fecha de recepción del artículo, la cual se registrará formalmente. • Por su trabajo, cada árbitro recibirá una bonificación en efectivo y, sea cual fuere su dictamen, un ejemplar del número de la revista al cual contribuyó con su arbitraje. Esta revista se terminó de imprimir en los talleres de Editorial Ex Libris Caracas, Venezuela abril 2014