Revista BCV N° 2/2012 - Banco Central de Venezuela

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Revista BCV
Revista BCV
Revista BCV • Vol. XXVIII. N° 2. Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN: 0005-4720
Revista BCV
1941Caracas, Banco Central de Venezuela
Semestral
ISSN: 0005-4720
© Banco Central de Venezuela, 2013
Hecho el depósito de Ley
Depósito Legal: pp 198602CS937
Dirección: Banco Central de Venezuela,
Edificio Sede, piso 3, Av. Urdaneta,
Esquina de Las Carmelitas, Caracas 1010
Dirección postal: Apartado 2017,
Carmelitas, Caracas 1010, Venezuela
Teléfono: (58-212) 801 5380
Fax: (58-212) 861 0021
mmaytin@bcv.org.ve
www.bcv.org.ve
RIF: G-20000110-0
Producción editorial: Departamento de Publicaciones BCV
Diseño de carátula: Luis Giraldo
Diseño de la tripa: Ingard Gherembeck
Diagramación: José Vicente Leal Ostos
Corrección: María Bolinches Babiloni
Traducción: Carlos Carrero y Daniel Avilan
Impresión: Editorial Ex Libris
Tiraje: 1.000 ejemplares
Las opiniones expresadas en esta revista son responsabilidad
exclusiva de los autores y no representan el criterio
del Banco Central de Venezuela.
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720
Contenido
Contenido
Presentación 13
Carlos Mendoza Pottellá
Artículos
21
Próximo reto de la integración
suramericana: un fondo común
de reservas
Carlemy González
37
Disidencias y desdichas en la
integración suramericana: una agenda
de reflexión para la Unasur
Vladimir López Ríos
75
Crisis del capitalismo central
Carlos Felipe García
Documentos
93
Introducción al pensamiento crítico
latinoamericano
Judith Valencia
103
Capital en crisis o crisis en el capital
Jorge Pérez Mancebo
121
Crisis sistémica del capitalismo
y guerra de las altas finanzas
Rémy Herrera
Información editorial
Anexo
147
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones
y desdichas en la economía para el desarrollo
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720
Contents
Table of contents
Presentation
13
Carlos Mendoza Pottellá
Articles
21
Upcoming challenge in South American
integration: a common reserve fund
Carlemy González
37
Dissents and misfortunes of the Latin
American integration
Vladimir López Ríos
75
Crisis of mainstream capitalism
Carlos Felipe García
Documents
93
Introduction to the critical Latin
American thinking
Judith Valencia
103
Capital in crisis or crisis in capital
Jorge Pérez Mancebo
121
Systemic crisis of capitalism and war in
the high finance
Rémy Herrera
Editorial information
Appendix
147
Supplement Biblioteca del Pensamiento Económico
Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones
y desdichas en la economía para el desarrollo
(Vladimir López Ríos. Gaining back the future:
illusions and misfortunes in the economy for development)
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720
Conteúdo
Conteúdo
Apresentação
13
Carlos Mendoza Pottellá
Artigos
21
O próximo desafio da integração
sul-americana: um fundo comum de
reservas
Carlemy González
37
Dissidência e azar da integração
latino-americana
Vladimir López Ríos
75
Crise do capitalismo central
Carlos Felipe García
Documentos
93
Introdução ao pensamento crítico
latino-americano
Judith Valencia
103
Capital em crise ou crise no capital
Jorge Pérez Mancebo
121
Crise sistémica do capitalismo e guerra
nas altas finanças
Rémy Herrera
Informação editorial
Anexo
147
Suplemento Biblioteca del Pensamiento Económico
Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones
y desdichas en la economía para el desarrollo
(Vladimir López Ríos. Recuperar o futuro: ilusões
e azares na economia para o desenvolvimento)
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012 • ISSN 0005-4720
Contenú
Contenú
Présentation 13
Carlos Mendoza Pottellá
Articles
21
Prochain défit de l’intégration sud-américaine: un fond commun de réserves
Carlemy González
37
Dissidence et malheurs de l’intégration
latino-américaine
Vladimir López Ríos
75
La crise du capitalisme central
Carlos Felipe García
Documents
93
Introduction à la pensée critique
Latino-américaine
Judith Valencia
103
Le capital en crise ou la crise au
sein du capital
Jorge Pérez Mancebol
121
Crise systémique du capitalisme
et la guerre des hautes finances
Rémy Herrera
Information éditoriale Anexo
147
Supplément Biblioteca del Pensamiento Económico
Vladimir López Ríos. Recuperar el futuro: ilusiones
y desdichas en la economía para el desarrollo
(Vladimir López Ríos. Rattraper le futur:
illusions et malheurs de l’économie du développement)
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 13-18 • ISSN 0005-4720
Presentación
Presentación
En este volumen de la Revista bcv se presentan dos artículos referentes a los
procesos de integración regional y uno sobre la crisis del capitalismo contemporáneo.
Carlemy González analiza los alcances de los fondos de reservas, estudia las
ventajas y desventajas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Fondo
Latinoamericano de Reservas (FLAR) y propone la creación de un fondo de
reservas en el seno de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Vladimir López Ríos sugiere un cambio de enfoque para abordar el problema
del aseguramiento externo: pasar de la visión de una inevitable crisis financiera y cambiaria, a otra que plantee la posibilidad de una crisis en el sector
externo dada por la volatilidad y la baja elasticidad del ingreso de las exportaciones por razones de reprimarización. Además propone la construcción de
una senda alternativa de integración que, mediante la complementación productiva, logre superar las asimetrías y la expansión de la frontera de producción. Finalmente, evalúa la reestructuración del Convenio de Pagos y Créditos
Recíprocos de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) por parte
del comercio intrazona, para que sea compatible con el auge de un potencial
nuevo escenario de integración regional.
Carlos García analiza las repercusiones globales de la crisis financiera
norteamericana del año 2008, mencionando la gran crisis del subconsumo,
el alto endeudamiento público y privado y la migración de la industria de
manufacturas a los países emergentes, cuyas políticas de bajos salarios propician este desplazamiento, prolongando así los problemas de desempleo e
insuficiente consumo privado.
En la sección documentos se incluyen tres trabajos analíticos de la crisis del
capitalismo contemporáneo; a saber:
14
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
Rémy Herrera analiza la crisis actual de la economía, desde un enfoque marxista, describiéndola más como una crisis del capital que financiera, la cual, si bien
surgió en la esfera financiera gracias a la financiarización del sistema capitalista,
vista desde la esfera marxista, es realmente una crisis de sobreacumulación.
Jorge Pérez Mancebo examina la situación global de la economía en la actualidad
y señala cinco frentes y posiciones ante la misma: las regiones dominantes que
se encuentran reestructurando sus entramados mercantiles con la intención de
lograr nuevos equilibrios y mantener su posición dominante; las regiones emergentes, concentradas en sus proyectos de crecimiento sostenido de la economía,
tratando de minimizar las consecuencias de las circunstancias económicas; otras
regiones y territorios muy grandes, casi paralizados por los efectos de una crisis
que les parece ajena; otros que son unos núcleos de resistencia sometidos al
aislacionismo; y, por último, un grupo de naciones que plantea soluciones alternativas.
Judith Valencia hace una crítica al modo de producción del capital y al capitalismo
desde el punto de vista del pensamiento surgido en Latinoamérica que, en virtud
de razones históricas, se convirtió en el lugar desde el cual analizar y evaluar el
proceso de industrialización, adelantado en otros continentes a fines del siglo xix,
que configuró lo que conocemos el día de hoy como la economía mundial del
capitalismo.
Presentation
This volume of Revista BCV presents two papers relating to the regional processes of integration and one on the crisis of contemporary capitalism.
Carlemy González analyzes the reach of reserve funds and the advantages and
disadvantages of the International Monetary Fund (IMF) and the Latin American Reserve Fund as input to propose the creation of a reserve fund at the
heart of the Union of South American Nations (Unasur).
Vladimir López Ríos suggests a change of approach to address the external insurance problem: going from a vision of unavoidable financial and exchange
crisis to one that considers the possibility of a crisis in the external sector
given the volatility and low elasticity of income from exports resulting from
re-primarization. This paper also proposes the construction of an alternative
path of integration that manages to overcome asymmetries and expand the
production limits through productive complementarity. Finally, it assesses the
restructuring of the Reciprocal Credit and Payment Agreement of the Latin
American Integration Association (Aladi) by means of the intra-zone trade so
Presentación / Presentation / Apresentação / Présentation
15
it becomes compatible with the momentum of a new potential scenario of
regional integration.
Carlos García deals with the global repercussions of the North American financial collapse of 2008, addressing issues such as the great crisis of sub-consumption, the high public and private indebtedness and the migration of the
manufacturing industry to emerging countries, whose low-salary policies favor
this displacement which make the problems of unemployment and insufficient
private consumption even worse.
The Documents section contains three analytical papers on the crisis of contemporary capitalism:
Rémy Herrera provides an analysis of the current crisis of the economy from
a Marxist approach, characterizing it more as a capital crisis than a financial
one, which, in spite of emerging from the financial domain as a result of the
financialization of the capitalist system, observed from a Marxist perspective,
is actually a crisis of excess capital accumulation.
Jorge Pérez Mancebo examines the global situation of the economy today and
points out five fronts and stands regarding this situation: dominant regions
currently engaging in restructuring their mercantile fabric with the intent of
achieving new balances and maintain their dominant positions; emerging regions focusing on projects of sustained economic growth aimed to minimize
the consequences of the economic circumstances; other very large regions and
territories almost at a standstill by the effects of a crisis that is appears to be
foreign to them; others emerging as cores of resistance subject to isolationism;
and, lastly, a group of nations putting forward alternative solutions.
Judith Valencia criticizes capital production methods and capitalism from the
perspective of the thinking born in Latin America that, due to historical reasons,
became a place from which it is possible to analyze and go further into the industrialization process, undertaken in other continents by the late 19th century,
which shaped what it is known today as the world economy of capitalism.
Apresentação
Neste volume da Revista BCV, apresentamos dois artigos relativos aos processos
de integração regional e um sobre a crise do capitalismo contemporâneo.
Carlemy González analisa os alcances dos fundos de reservas, estuda as vantagens e desvantagens do Fundo Monetário Internacional (FMI) e do Fundo
Latino-americano de Reservas, enquanto propõe a criação de um fundo de
reservas no seio da União das Nações Sul-americanas (Unasul).
16
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
Vladimir López Ríos sugere um câmbio de abordagem para se aproximar do
problema de asseguramento externo: passar da visão de uma inevitável crise
financeira e cambial para outra que considere a possibilidade de uma crise no
sector externo vista a volatilidade e a baixa elasticidade da renda das exportações por conta da re-primarização. Além do mais, propõe a construção de um
caminho alternativo de integração que, mediante a complementação produtiva, consiga ultrapassar as assimetrias e a expansão da fronteira de produção.
Finalmente, avalia a reestruturação do Convênio de Pagamentos e Créditos
Recíprocos da Associação Latino-americana de Integração (Aladi) a través do
comércio intra-zona para ele ser compatível com o auge de um potencial novo
cenário de integração regional.
Carlos García avalia as repercussões globais da crise financeira norte-americana do ano 2008, citando a grande crise do subconsumo, o alto endividamento
público e privado e a migração da indústria de manufaturas para os países
emergentes, cujas políticas de salários baixos propiciam este deslocamento
que prolonga assim os problemas de desemprego e do insuficiente consumo
privado.
A seção Documentos inclui três trabalhos analíticos sobre a crise do capitalismo contemporâneo; nomeadamente:
Rémy Herrera analisa a crise atual da economia, desde uma abordagem marxista, descrevendo-a por sua vez como uma crise de capital do que uma crise
financeira que, a pesar de emergir da esfera financeira graças à financiarização
do sistema capitalista, percebida desde a esfera marxista, é realmente uma
crise de sobreacumulação.
Jorge Pérez Mancebo examina a situação global da economia atual e aponta
para cinco frentes e posições perante tal situação: as regiões dominantes que
se encontram reestruturando suas redes mercantis com o intuito de conseguir
novos equilíbrios e manter sua posição dominante; as regiões emergentes,
concentradas em seus projetos de crescimento sustido da economia, tentando
minimizar as consequências das circunstâncias econômicas; outras regiões e
territórios muito grandes, quase paralisados pelos efeitos de uma crise que
consideram alheia a eles; outros que são um núcleo de resistência submetidos
ao isolamentismo; e, por último, um grupo de nações que propõe soluções
alternativas.
Judith Valencia faz uma crítica do modo de produção do capital e do capitalismo desde uma óptica do pensamento surgido na América Latina que, por
conta de razões históricas, tornou-se esse local desde o qual analisar e avaliar
o processo de industrialização, adiantado em outros continentes a finais do
século xix, que configurou o que conhecemos hoje como a economia mundial
do capitalismo.
Presentación / Presentation / Apresentação / Présentation
17
Présentation
Dans cette édition de la Revue bcv, nous présentons deux articles faisant référence aux processus d’intégration régionale et un autre sur la crise du capitalisme contemporain.
Carlemy González analyse les portées des fonds de réserves, étudie les avantages et désavantages du Fond Monétaire International (FMI) et du Fond LatinoAméricain de Réserves et propose la création d’un fond de réserves au sein de
l’Union des Nations Sud-Américaines (Unasur).
Vladimir López suggère un changement du rapprochement au problème de
l’assurance externe. Pour lui, il faut passer de la vision d’une crise financière
et cambiaire inéluctable à une autre vision qui pose la possibilité d’une crise
dans le secteur externe provoquée par la volatilité et par la basse élasticité du revenu des exportations par des raisons de reprimarisation. En plus,
il propose la construction d’une alternative d’intégration qui, moyennant la
complémentation productive, servira à surmonter les asymétries ainsi qu’à
supprimer les limites de la production. Finalement, il évalue la restructuration
de la Convention Paiements et Crédits Réciproques de l’Association latinoaméricaine d’intégration (Aladi) de la part du commerce intra-zone, pour que
ce soit compatible avec l’essor d’une potentielle nouvelle scène d’intégration
régionale.
Carlos García évalue les conséquences mondiales de la crise financière nordaméricaine de l’an 2008. Son texte porte sur la grande crise de la sous-consommation, la haute dette publique et privée ainsi que sur la migration de
l’industrie des manufactures vers les pays émergents causée par les politiques
de bas salaires; ce qui étend les problèmes du chômage et d’une consommation privée insuffisante.
Dans la rubrique documents trois travaux analysant la crise du capitalisme
contemporain sont inclus, notamment:
Rémy Herrera analyse la crise actuelle de l’économie, d’après un rapport
marxiste. Il la décrit plutôt comme une crise du capital, et pas comme une
crise financière, qui, ayant surgi au sein de la sphère financière à cause de la
financiarisation du système capitaliste, vue du point de vue marxiste, est une
vraie crise de suraccumulation.
Jorge Pérez Mancebo examine la situation mondiale de l’économie actuelle et
signale cinq fronts depuis lesquels y faire face: les régions dominantes, qui essaient de redresser leurs torts mercantiles pour atteindre de nouveaux balances
et pour maintenir leur domination; les régions émergentes, concentrées dans
leurs projets de croissance soutenue de l’économie en tentant de minimiser
les conséquences des circonstances économiques; d’autre régions et territoires
18
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
très vastes, quasi polarisés par les effets d’une crise qui leur semble étrangère;
d’autres qui constituent des noyaux de résistance soumis à l’isolationnisme; et,
au dernier, un groupe de nations qui proposent des solutions alternatives.
Judith Valencia fait une critique au mode de production du capital et au capitalisme du point de vue de la pensée qui a surgi en Amérique Latine qui,
en raison des faits historiques, est devenu le point de départ des analyses et
des évaluations du procès d’industrialisation, avancé dans d’autres continents
vers la fin du xixe siècle. Ce procès d’industrialisation a configuré ce que nous
connaissons au présent comme l’économie mondiale du capitalisme.
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Artículos
Artículos
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 21-35 • ISSN: 0005-4720
Próximo reto de la integración suramericana:
un fondo común de reservas
González
Carlemy González*
Resumen
Este artículo expone un análisis del alcance de los fondos de reservas, así como
las ventajas y desventajas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Fondo
Latinoamericano de Reservas (FLAR) como organismos multilaterales destinados
a prestar auxilios financieros y atenuar crisis mundiales y regionales. Adicionalmente, se mencionan los criterios y mecanismos financieros necesarios para
la creación de un nuevo fondo de reservas en el seno de la Unión de Naciones
Suramericanas (Unasur).
Palabras clave: Fondo de reservas / Unasur / Reservas internacionales
Código JEL: F15; F33; F36
Abstract
This paper intends to analyze the reach of reserve funds, as well as the advantages and disadvantages of the International Monetary Fund (IMF) and the
Latin American Reserve Fund (LARF) as multilateral bodies destined to rendering financial aids and mitigate world and regional crises. Additionally, this
* Economista de la Universidad Central de Venezuela, con Maestría en Modelos Aleatorios
de la misma universidad. Directora general de Estrategia y Evaluación de Riesgos de la
Oficina Nacional de Crédito Público, adscrita al Ministerio del Poder Popular de Planificación
y Finanzas (2010-actual), asesora de Asuntos Internacionales del Viceministerio de Desarrollo
Endógeno adscrito al Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas (2008-2010) y
directora de Financiamiento Multilateral de la Oficina Nacional de Crédito Público adscrita
al Ministerio de Finanzas (2007-2008).
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
22
paper provides for the financial mechanism and criteria needed to create a new
reserve fund at the heart of the South American Union of Nations (Unasur).
Keywords: Reserve funds / Unasur / International reserves
JEL Code: F15; F33; F36
Resumo
Este artigo expõe uma análise do alcance dos fundos de reservas, bem como
das vantagens e desvantagens do Fundo Monetário Internacional (FMI) e do
Fundo Latino-americano de Reservas (FLAR) como organismos multilaterais
destinados a fornecer auxílios financeiros e atenuar crises mundiais e regionais.
Adicionalmente, mencionam-se os critérios e mecanismos financeiros necessários à criação de um novo fundo de reservas no seio da União de Nações
Sul-americanas (Unasul).
Palavras chave: Fundo de reservas / Unasul / Reservas internacionais
Código JEL: F15; F33; F36
Résumé
Cet article expose une analyse de la portée des fonds de réserves, ainsi que
des avantages et des désavantages du Fond Monétaire International (FMI) et
du Fond Latino-Américain de réserves en tant qu’institutions multilatérales
destinées à offrir de l’aide financière et à soulager les crises mondiales et régionales. En plus, la création d’un fond de réserves au sein de l’Union des
Nations Latino-Américaines (Unasur) est proposée.
Mots clés: Fond des réserves / Unasur / Réserves internationales
Classement JEL: F15; F33; F36
Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana...
23
Es curioso que países que necesitan capital
desesperadamente presten cientos de miles de
millones de dólares al país más rico del mundo.
Joseph E. Stiglitz.
Actualmente, los países integrantes de la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) enfrentan riesgos derivados de su apertura comercial y financiera internacional. Existe un desbalance entre la necesidad y la capacidad para generar
divisas en la mayoría de los países de la región, el cual ha sido promovido por
los países desarrollados para garantizarse una transferencia neta de recursos
(Stiglitz, 2006). Se argumenta que es esta interdependencia lo que ha condicionado la estructura productiva de la región y los esquemas de integración que
se diseñan, haciendo complejo el desarrollo de una infraestructura financiera
regional que se adapte a la nueva realidad mundial, en la cual mantener tasas
crecientes de ocupación y producción se hace cada día más difícil.
Los recientes episodios de crisis internacionales (la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos 2008-2009 y la crisis de deuda en Europa) manifiestan los riesgos
a los cuales se encuentra expuesta la región; entre los que destacan:
• Disminución de los precios de la materia prima y/o de los productos de
bajo valor agregado (en el caso particular de Venezuela, fluctuaciones en
el precio del petróleo).
• Inestabilidad de los tipos de cambio y cambios abruptos en los términos
del intercambio.
• Incrementos en la tasa de interés externa.
• Inestabilidad financiera mundial derivada de la desconfianza en la prevalencia del dólar como moneda de reserva.
El intento por desarrollar una nueva arquitectura financiera, en primera instancia regional, es el reconocimiento, por parte de los gobiernos de la región,
de la existencia de una exposición externa; de las ineficiencias de la vieja
arquitectura financiera y sus limitaciones para solucionar problemas económicos reales como el desempleo y la pobreza, y del agotamiento del sistema
financiero internacional, bajo las bases que hoy lo sustentan. La intención
1
2
de desarrollar el Banco del Sur , la implementación del Banco del Alba y
El convenio constitutivo del Banco del Sur fue firmado en el año 2009 por Argentina,
Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
1
El Banco del Alba se constituyó en enero de 2008 y sus países miembros son: Bolivia,
Nicaragua, Cuba y Venezuela.
2
24
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
3
del Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (Sucre), marcan el
inicio de la denominada “nueva arquitectura regional” y del intento de sustitución del uso del dólar como divisa internacional.
La nueva estructura financiera a implementarse deberá desarrollar nuevas instituciones financieras: algunas dedicadas a financiar el desarrollo de los países
de la región, a fomentar el intercambio comercial entre estos y otras a estabilizar y/o disminuir el efecto de las crisis en los países. Sobre este último
punto deberá manifestarse la voluntad de profundizar la integración y lograr
la creación de nuevas instituciones concebidas con una visión más dinámica
sobre el uso y manejo de las reservas internacionales, así como disminuir los
riesgos de crisis en la región.
Las reservas internacionales son los recursos financieros en divisas con los
cuales cuenta un país para garantizar los pagos de los bienes que importa, del
4
servicio de la deuda y para estabilizar la moneda . Las reservas son el activo
financiero más importante de un país y su nivel puede convertirse fácilmente
en un indicador de riesgo ante los socios comerciales e inversores externos.
Por lo anterior, los países utilizan los niveles de reservas internacionales para
disminuir la percepción de riesgo y garantizar el cumplimiento de las deudas contraídas. Sin embargo, dada la vulnerabilidad externa que presentan
los países emergentes, esta variable por sí sola es insuficiente para atenuar los
efectos de las crisis de balanza de pagos, lo que ha llevado a la creación de
instituciones multilaterales denominadas “fondo de reservas”, con el objetivo
principal de prestar auxilio financiero a los países ante eventuales crisis de
balanza de pagos.
Fondo Monetario Internacional
Para analizar el ámbito de acción y el funcionamiento de los fondos de reservas debemos tomar como punto de partida al Fondo Monetario Internacional
(FMI), institución que actualmente está compuesta por 184 miembros y posee
un capital de USD 750.000 mm (FMI, 2004). Sus objetivos son los siguientes:
• Fomentar la cooperación monetaria internacional por medio de una institución permanente que proporcionará un mecanismo de consulta y colaboración en cuestiones monetarias internacionales.
El Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos fue fundado en el año 2009
por los países integrantes de la Alianza Bolivariana de Naciones.
3
Ver ¿Qué son las reservas internacionales? Significado y administración en: http://www.
bcv.org.ve/reservas/reservas.htm.
4
Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana...
25
• Facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional, contribuyendo así a alcanzar y mantener altos niveles de ocupación e
ingresos reales y a desarrollar los recursos productivos de todos los países
asociados como objetivos primordiales de política económica.
• Fomentar la estabilidad cambiaria, procurar que los países miembros tengan regímenes de cambio ordenados y evitar depreciaciones cambiarias
competitivas.
• Coadyuvar a establecer un sistema multilateral de pagos para las transacciones corrientes que se realicen entre los países y a eliminar las restricciones
cambiarias que dificulten la expansión del comercio mundial.
• Infundir confianza a los países miembros poniendo a su disposición temporalmente y con las garantías adecuadas los recursos generales del fondo, dándoles así la oportunidad de que corrijan los desequilibrios de sus
balanzas de pagos sin recurrir a medidas perniciosas para la prosperidad
nacional e internacional.
• De acuerdo con lo que antecede, acortar la duración y aminorar el grado de
desequilibrio de las balanzas de pagos de los países miembros.
Analizando las funciones de este organismo multilateral, debemos hacer hincapié en lo siguiente:
1. El FMI se atribuye una función reguladora del sistema financiero internacional, con el propósito de desregularizar el comercio exterior y promover
el libre comercio internacional.
2. Queda explícito y por sentado que los regímenes de tipo de cambio flexible (o determinados por el mercado, sin la intervención de los gobiernos)
son necesarios para el desarrollo del crecimiento equilibrado del comercio
exterior, independientemente del grado de desarrollo económico de los
sectores productivos y de la realidad económica y financiera que enfrenten
los países miembros.
3. Los auxilios financieros son condicionados por la aplicación de las políticas
económicas “recomendadas” por el FMI y así, la evidencia exhibe que se
somete a los países miembros menos representativos (o menos influyentes)
a políticas económicas más convenientes para los países más representativos (o más influyentes) dentro de esta institución.
4. Mediante el cumplimiento de sus funciones, el FMI garantiza que los países
afectados por crisis de balanza de pagos puedan cumplir las obligaciones
financieras derivadas del comercio internacional y del servicio de la deuda, lo que implica que, en última instancia, este organismo multilateral se
establece como el garante de las inversiones de los países desarrollados en
los países emergentes.
26
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
Analizando entre líneas las funciones del FMI, se puede interpretar que el fin
último de este organismo multilateral es garantizar el flujo de recursos de los
países pobres a los países ricos. Sin embargo, más allá de las razones políticas
que lo sustentan, es importante analizar su estructura financiera y resaltar
algunas ideas de cara a la alternativa del establecimiento de un organismo o
mecanismo multilateral que cumpla las funciones de fondo de reservas dentro
de la Unasur. Para llevar a cabo este análisis, se debe explorar los mecanismos
de aportes y la capacidad de apalancamiento y crédito que ha diseñado este
organismo a fin de garantizar su habilidad para dar respuesta ante eventuales
crisis de balanza de pagos o crisis fiscales de los países y/o regiones, así como
los aspectos negativos de la vieja arquitectura financiera, los cuales deberían
no existir dentro del nuevo esquema impulsado por los países de la Unasur.
Mecanismos de aportes del FMI
• Los recursos del FMI proceden, sobre todo, de la suscripción de cuotas
(capital) que pagan los países miembros cuando ingresan en el FMI o de la
revisión periódica que lleve a un aumento de dichas cuotas.
• Los países pagan 25% de la suscripción de la cuota en derechos especiales
de giro o en divisas fuertes. El FMI puede exigir el pago del resto en la moneda del propio país miembro, si lo necesita para efectuar un préstamo.
• Las cuotas determinan no solo el pago de la suscripción que aporta el país
miembro, sino también la magnitud del financiamiento y el número de
votos de un país miembro.
• Las cuotas se calculan con base en el tamaño relativo del país miembro en
la economía mundial: cuanto mayor sea la economía en función del producto y mayor y más variado su comercio exterior, la cuota tiende también
a ser mayor.
Esta estructura de aportes tiene la ventaja de ser dinámica, al ser revisada de
forma periódica y depender del tamaño de las economías de sus países miembros, lo que le permite adaptar el tamaño del fondo a la evolución económica
de sus integrantes a lo largo del tiempo y mantener la capacidad financiera
necesaria para prestar auxilios en coyunturas regionales.
Teniendo lo anterior como antecedente, determinar el tamaño del fondo de reservas será un punto crucial dentro de las economías que conforman la Unión
Suramericana de Naciones, en principio, por los distintos grados de desarrollo
que poseen actualmente y por lo diverso de sus estructuras productivas. No
obstante, si se impone el criterio de complementariedad a nivel productivo y
comercial como norma predominante de integración, sería posible en el futuro
Carlemy González / Próximo reto de la integración suramericana...
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5
alcanzar niveles de desarrollos semejantes entre los países miembros y, por
tanto, la probabilidad de acudir al fondo de reservas por parte de los mismos
tendería a ser similar.
Las desventajas del mecanismo de aportes del FMI radican en que el tamaño
del aporte establece el sistema de votos y el monto de los financiamientos,
lo que acentúa las diferencias entre los países miembros y no permite el uso
de los recursos de manera eficiente. El reto de la Unasur, en términos del
sistema de votación de un fondo de reservas, será determinar un sistema de
votos inclusivo; es decir: que garantice la participación, el derecho al voto y la
igualdad entre todos sus miembros, así como el mejor uso de los recursos, donde sea el tamaño de las necesidades a atender lo que fije el monto de auxilio y
no el nivel de desarrollo de las economías, lo que implica que todos los países
miembros tendrán acceso a la misma cantidad de recursos.
Estructura de apalancamiento del FMI
El FMI puede obtener préstamos para complementar los recursos de las cuotas. En este sentido, el FMI cuenta con dos tipos de acuerdos permanentes
para la obtención de préstamos a los que puede recurrir si necesita hacer
frente a cualquier tipo de amenaza en el sistema monetario internacional; a
saber:
1. Los Acuerdos Generales para la Obtención de Préstamos (AGP), establecidos en 1962, que abarcan a 11 participantes (los gobiernos o bancos centrales del Grupo de los Diez (G10) países industrializados y Suiza).
2. Los Nuevos Acuerdos para la Obtención de Préstamos (NAP), establecidos
en 1997, con 25 países e instituciones participantes.
Conforme a estos dos acuerdos, el FMI dispone de un total de DEG 34.000
millones (unos USD 50.000 millones) de recursos en préstamos.
De esta manera, bajo la óptica de la capacidad de apalancamiento, el FMI tiene dos ventajas que lo hacen permanecer como el principal fondo de reservas
a nivel mundial:
• El “músculo” financiero derivado de la participación de los países industrializados y la cantidad de miembros.
• El financiamiento a la disposición del FMI no está sujeto a las condiciones
del mercado internacional, lo que implica mayor capacidad financiera y
Bajo el esquema de complementariedad productiva, los países de la región deben alcanzar procesos de integración y concatenación de las estructuras de producción a nivel de
insumos, bienes intermedios y bienes finales, aprovechando sus capacidades y sus potencialidades.
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una mayor cantidad de recursos adicionales a disposición de los países
miembros para hacer frente a crisis individuales y conjuntas en regiones.
Modalidades de crédito existentes en el FMI6
• Los nuevos servicios concesionarios para los países de bajo ingreso:
1. El Servicio de Crédito Ampliado (SCA) proporciona apoyo a mediano
plazo a países de bajo ingreso con problemas persistentes de balanza
de pagos. El financiamiento en el marco del SCA en la actualidad tiene
una tasa de interés de cero, con un período de gracia de 5½ años y un
vencimiento final de 10 años.
2. El Servicio de Crédito Stand-By (SCS) provee asistencia financiera a los
países de bajo ingreso con necesidades de balanza de pagos a corto
plazo. El financiamiento en el marco del SCS hoy en día tiene una tasa
de interés de cero, con un período de gracia de 4 años y un vencimiento
final de 8 años.
3. El Servicio de Crédito Rápido (SCR) facilita apoyo financiero rápido con
condicionalidad limitada a los países de bajo ingreso que enfrentan una
necesidad urgente de balanza de pagos. Actualmente tiene una tasa de
interés igual a cero, con un período de gracia de 5½ años y un vencimiento final de 10 años.
• Acuerdos de Derecho de Giro (Stand-by): Estos acuerdos tienen por objeto
ayudar a los países a resolver problemas de balanza de pagos de corto plazo.
Los desembolsos del FMI están supeditados al cumplimiento de dichas metas
(condicionalidad). En general, tienen una duración de 12 a 24 meses y el
reembolso debe efectuarse en un plazo de 3¼ a 5 años.
• Línea de Crédito Flexible (LCF): Se usa para prevenir crisis. La duración de
la LCF es de 1 o 2 años, y el plazo de reembolso es igual al de los acuerdos
Stand-by. No está sujeto a los límites generales de acceso, y el monto total
del acceso está disponible de inmediato, en vez de suministrarse en forma
escalonada.
• Línea de Crédito Precautorio (LCP): Puede tener una duración de entre 1 y
2 años. Los desembolsos pueden estar concentrados en el período inicial:
hasta 500% de la cuota se encuentra a disposición del país una vez aprobado el acuerdo y hasta un total de 1.000% de la cuota después de 12 meses,
siempre que se haya logrado un progreso satisfactorio hacia la reducción
de las vulnerabilidades.
Ver Préstamos del FMI en: http://www.imf.org/external/np/exr/facts/spa/howlends.htm.
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• El Servicio Ampliado del FMI (SAF): Proporciona asistencia financiera para
resolver problemas de balanza de pagos de más largo plazo. Por consiguiente, el plazo de los acuerdos ampliados es más largo que el de los acuerdos
Stand-by (3 años por lo general) y el reembolso debe efectuarse normalmente en un plazo de 4½ a 10 años desde la fecha de desembolso.
• Asistencia de Emergencia: El FMI suministra asistencia de emergencia a los
países que han sufrido una catástrofe natural o que están saliendo de un
conflicto. Los préstamos de emergencia están sujetos a la tasa de cargos
básica y deben reembolsarse en un plazo de 3¼ a 5 años.
Para contextualizar el proceso de otorgamiento de préstamos por parte del
FMI es importante aclarar las condiciones bajo las cuales son otorgadas estas
facilidades financieras. Básicamente, se exige al país solicitante que estipule
las políticas y medidas específicas necesarias para resolver su problema de
balanza de pagos y elabore un programa económico que sirva de base al
acuerdo. Una vez que se aprueba por parte del directorio del FMI el plan económico a implementarse, el préstamo se entrega en desembolsos periódicos a
medida que se ejecuta el programa.
El plan económico termina siendo un programa de ajuste estructural con el
objetivo de generar superávit de balanza de pagos, programa que se fundamenta en medidas como: contraer la oferta monetaria para disminuir presiones
inflacionarias; reducir el gasto público corriente (materializado reiteradamente
mediante el despido de empleados y recortes salariales, reducción del gasto en funcionamiento, etcétera), privatizaciones, implementación de tipos de
cambio flexibles y apertura comercial externa. En definitiva, el plan consiste
en aplicar un paquete económico que permita el libre funcionamiento del
mercado y en este contexto, reducir al mínimo la participación del Estado.
La condicionalidad o la no condicionalidad aplicada a los auxilios financieros
de un fondo de reserva será un debate complejo dentro del seno de la Unasur, en primera instancia, porque debe existir el repago de los préstamos a
fin de garantizar la existencia del fondo. También ha tenerse en consideración
la soberanía de los países y la capacidad de determinación de sus políticas
económicas, por lo cual, la directiva del fondo de reservas debería limitarse a
solicitar un informe de las políticas a implementarse para disminuir la crisis,
sin hacer ningún tipo de recomendación o con un mínimo reglamentario de
recomendación y evitar condicionar los desembolsos a la aplicación de dichas
medidas.
Es importante que se tenga en cuenta la necesidad de repagar los préstamos y
se mantenga la voluntad política de hacerlo, de manera de garantizar nuevos
auxilios en el futuro, así como el auxilio del resto de los países miembros. Los
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Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
costos asociados al “riesgo moral”, en términos de reputación, en este tipo de
mecanismos o instituciones podrían ser muy altos e inclusive pueden comprometer el proceso de integración.
Si logra imponerse y profundizarse el proceso de complementariedad produc7
tiva en el seno de la Unasur, otra forma de abordar el tema de la condicionalidad a los auxilios financieros sería el establecimiento de un sistema de alertas
tempranas que permita detectar las debilidades de las economías integrantes
y anticipar problemas económicos y sus magnitudes, tanto a nivel nacional
como internacional, lo que permitiría incrementar el nivel de conocimiento
entre cada uno de los miembros y la disposición a solucionar problemas comunes.
Finalmente, en términos de políticas de financiamiento, el FMI presenta una
ventaja: permite el financiamiento de los gobiernos y no solo de los bancos
centrales, pero debe tenerse en consideración que los financiamientos para
reestructuración de deuda externa tienen como objetivo último, garantizar el
repago de la deuda a los acreedores externos.
Fondo Latinoamericano de Reservas
Continuando el análisis del ámbito de acción de los fondos de reservas, debemos analizar también el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR). Inicialmente denominado Fondo Andino de Reservas (FAR), fue constituido el 12 de
noviembre de 1976 por los países signatarios del Acuerdo de Cartagena (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela). El 10 de junio de 1988 se suscribió
el Convenio Constitutivo del Fondo Latinoamericano de Reservas, con lo cual
quedó derogado el convenio anterior, que establecía el Fondo Andino de Reservas, y se le permitió a la organización admitir otros países latinoamericanos.
De esta manera, los activos, pasivos y patrimonio del FAR fueron asumidos
por el FLAR. Los países miembros son: Bolivia, Colombia, Costa Rica, Ecuador,
Perú, Uruguay y Venezuela. A la fecha su capital asciende a USD 2.343 mm.
Funciones del FLAR
• Acudir en apoyo de las balanzas de pagos de los países miembros otorgando créditos o garantizando préstamos de terceros.
En este contexto, se entiende por complementariedad productiva los procesos de integración y concatenación de las estructuras de producción a nivel de insumos, bienes intermedios y bienes finales, aprovechando las capacidades y las potencialidades de los países
de la región, lo que redundará en un aumento del valor agregado y, por tanto, de los niveles
de producción y comercio regional.
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• Contribuir a la armonización de las políticas cambiarias, monetarias y financieras de los países miembros, facilitándoles el cumplimiento de los
compromisos adquiridos, en el marco del Acuerdo de Cartagena y del Tratado de Montevideo de 1980.
• Mejorar las condiciones de las inversiones de reservas internacionales efectuadas por los países miembros.
En las funciones establecidas en el convenio constitutivo del FLAR, se hace
evidente que este fondo es un instrumento creado para reforzar la integración
a nivel de la Comunidad Andina de Naciones, bajo los lineamientos econó8
micos de libre comercio y cuyo curso de acción está encaminado hacia la
eliminación de obstáculos a la libre compra de bienes entre los países miembros, sin considerar las asimetrías productivas entre ellos, ni las políticas económicas necesarias para disminuir dichas asimetrías.
Otro aspecto importante a destacar dentro de las funciones del FLAR es la
promoción, en el ámbito de los bancos centrales, de que la mejor política de
inversión es la colocación de depósitos y/o compra de títulos de los países
desarrollados, buscando disminuir totalmente el riesgo. Esto refuerza la vieja
arquitectura financiera y termina por aumentar el riesgo del portafolio de inversiones de los bancos centrales y de la región, dada la situación económica
actualmente existente en Europa y Estados Unidos, y la desregularización del
sistema financiero internacional promovida por estos países.
En este contexto histórico, la creación de un fondo de reservas de la Unasur
se presenta como una oportunidad para discutir y redefinir los criterios de integración y demostrar que existe la voluntad política en los países para formar
una alianza económica productiva que conlleve al desarrollo equitativo de
la región, donde el Fondo de Reservas represente un instrumento financiero
de protección ante otras regiones y, a su vez, promueva el progreso regional
realizando sus inversiones en bancos regionales destinados al financiamiento
del desarrollo, tales como la Corporación Andina de Fomento, el Banco de
Desarrollo de Brasil, el Banco del Alba y, naturalmente, cuando esté en funcionamiento, el Banco del Sur.
Mecanismos de aportes del FLAR
• El capital pagado mínimo que los países de dimensión económica grande
deben aportar corresponde a USD 250.000.000,00.
• El capital pagado mínimo que los países de dimensión económica pequeña
aportan es de USD 125.000.000,00.
Ver Normativa Andina, decisión 458 referente a los “Lineamientos de la política exterior
común” de la Comunidad Andina de Naciones.
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• El capital aportado al momento de su constitución.
En principio se debe acotar que el capital del FLAR (estimado en USD 2.343
9
mm), no permitiría la adhesión de países como Brasil y Argentina , al no tener capacidad para prestarles apoyo ante una eventual crisis. Su estructura de
aportes es muy rígida, lo que limita tremendamente la capacidad financiera
del fondo y es la principal causa de la poca capacidad de adaptación a la realidad económica de los países miembros. Esta estructura debilita la presencia
financiera del fondo en la región y le da un “músculo” financiero reducido,
lo que dificultaría el auxilio a más de un país miembro. Adicionalmente, el
establecimiento de estos parámetros, los cuales parecen arbitrarios, dificulta la
adhesión de países grandes como Brasil y Argentina o países pequeños como
Surinam o Guyana, lo que implica que, de crearse un nuevo fondo, deberá estructurarse un mecanismo de aportes más dinámico que garantice la capacidad de respuesta y que se ajuste a la dinámica económica de los países miembros, facilitando la adhesión de todos los países de la región suramericana.
Además, las políticas para dar auxilio financiero del FLAR se limitan por el
menor monto resultante de los siguientes criterios:
• 250% de su aporte de capital pagado al FLAR.
• El déficit global de la balanza de pagos en los 12 meses anteriores.
• El valor que corresponda al porcentaje que haya sido fijado por el Directorio de las importaciones del país solicitante provenientes del resto de los
países miembros del fondo, durante los 12 meses anteriores.
Esta metodología, si bien permite que se otorguen auxilios financieros de
acuerdo con las necesidades de balanza de pagos, también es cierto que, dado
el capital del FLAR y el crecimiento de los países miembros en términos de
comercio exterior, es muy probable que el menor monto esté determinado por
el 250% de su aporte. En este sentido, se reitera la idea de que limitar los auxilios financieros al tamaño de los aportes no permite el uso de los recursos de
manera eficiente, mientras que un nuevo fondo de reservas debería articular
los auxilios financieros a las necesidades reales del país en crisis.
Facilidades crediticias del FLAR
Por otro lado, las facilidades crediticias del Fondo de Reservas Latinoamericano son las siguientes:
• Crédito de apoyo a balanza de pagos: Se otorga a solicitud de los bancos centrales respectivos, por un plazo máximo de 4 años, incluyendo 1 año de gracia.
La cesación de pagos realizada por Argentina en el año 2002 alcanzó un valor de USD
95.000 mm, más de 4.000 veces el capital del FLAR.
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Su propósito es fortalecer la posición de reservas internacionales de los países
y atender sus requerimientos de divisas, con un mínimo de condicionalidad en
cuanto a la política para restablecer la capacidad de pago del país.
• Crédito de liquidez: Dirigido a satisfacer necesidades extraordinarias de
divisas, durante períodos desde 6 meses hasta 1 año.
• Crédito contingente: Tiene el propósito de contribuir a incrementar las
reservas internacionales ante situaciones de presiones especulativas y expectativas adversas sobre el mercado cambiario.
• Crédito de apoyo a la reestructuración de la deuda pública externa: Concedido a los bancos centrales para facilitar los procesos de renegociación
de la deuda externa del sector público. Se otorga en operaciones de cofinanciamiento con otros organismos financieros multilaterales, con un plazo
máximo de 4 años, incluyendo uno de gracia.
• Crédito de tesorería: Su objetivo es suplir necesidades de liquidez a muy
corto plazo. Los plazos pueden variar desde 1 hasta 30 días.
Dos aspectos fundamentales deben reseñarse de este abanico de facilidades.
1. Los financiamientos están dirigidos a los bancos centrales de los países
miembros, lo que reduce tremendamente el ámbito de acción de los apoyos financieros; los gobiernos articulan la política económica, por lo tanto
las negociaciones de las condiciones del auxilio financiero y el direccionamiento del mismo, deberían ser definidos por estos y no exclusivamente
por los bancos centrales.
2. Este fondo, bajo la estructura actual, replica, aunque en menor medida, el
carácter intervencionista que el FMI ha ejercido sobre las políticas internas
de los países.
Mecanismo de apalancamiento del FLAR
Las operaciones pasivas del FLAR se limitan a la emisión de bonos en el mercado internacional a fin de obtener recursos y financiar cualquier operación
de crédito. Este esquema restringido de operaciones pasivas es el factor más
limitante de este fondo de reservas. En principio, porque su capacidad de apalancamiento depende del capital del mismo, por lo que su capacidad de captar
recursos adicionales es reducida.
En relación con lo anterior, el diseño de las operaciones pasivas de un nuevo
fondo de reservas dentro de la Unasur representa una oportunidad para establecer un sistema financiero integrado entre bancos centrales y gobiernos,
incluyéndose a los bancos centrales como administradores de reservas de los
países y principales entidades financieras de los Estados.
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Una primera opción sería el establecimiento de líneas de créditos, seguido o
complementado por operaciones de préstamos directos a través de la compra
de títulos valores o swaps de monedas entre el fondo de reservas y los bancos
centrales y/o gobiernos de los países miembros para la obtención de recursos adicionales. También podría establecerse un mecanismo que permita la
realización de aportes adicionales al fondo cuando las crisis comprometan a
más de un país. Esta estructura permitiría el financiamiento del fondo a costos
menores a los establecidos en el mercado internacional y un mejor uso de los
recursos de la región.
Como segunda opción y complementaria a la primera, se presenta el soporte
interinstitucional entre los bancos de desarrollo multilaterales de la región y
el fondo de reservas, mediante la creación de convenios bajo los cuales se
inviertan los recursos del fondo en estos bancos de desarrollo a plazos que
no comprometan la capacidad financiera del fondo cuando no existan crisis,
mientras se norma que los bancos de desarrollo presten soporte financiero al
fondo cuando este lo requiera.
Finalmente, una tercera opción, cuando se hayan agotado las anteriores, es
que el fondo de reservas debe tener la capacidad de emitir instrumentos financieros en el mercado internacional.
Consideraciones finales
Para concluir el análisis se debe hacer énfasis en los siguientes aspectos:
1. Para fortalecer la capacidad financiera del fondo de reservas de la Unasur
debe establecerse un sistema de integración financiera, conectando entre
sí todas las instituciones que formarán parte de la nueva arquitectura financiera regional y en el cual existan mecanismos de financiamientos bilaterales entre bancos centrales y/o gobiernos de los países miembros, como
títulos valores o swaps en monedas, que amplíen la capacidad financiera
individual de cada país y, por tanto, de la región.
2. Debe establecerse un sistema de compensación de pagos (similar al Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos, Sucre) a través del
cual se permite la compensación de pagos de forma cuatrimestral entre
los países miembros, haciendo uso de una unidad de cuenta común) con
el objetivo de aumentar los periodos de compensación de pagos entre los
países miembros y disminuir el uso de divisas para el comercio, lo cual
tendría como consecuencia un incremento del comercio entre los países
miembros sin el uso de divisas y el ahorro de estas para incrementar la
inversión productiva, así como para hacer frente a crisis coyunturales.
3. Debe promoverse el establecimiento de los bancos de desarrollo y, más
específicamente, del Banco del Sur como instrumento para el financiamien-
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to del desarrollo y la disminución de las asimetrías productivas entre los
países miembros de la Unasur.
4. En la Unasur debe afrontarse el hecho de que ya existe un fondo de reserva entre algunos de sus miembros y que la iniciativa de crear un nuevo
fondo se encontrará con la negativa de algunos países a establecer un mecanismo o una institución paralela al FLAR. Sin embargo, ante las múltiples
limitaciones y desventajas que se observan a nivel organizativo y estructural del mismo, es pertinente que se reforme el convenio constitutivo y
sus lineamientos políticos para adaptarlos a los lineamientos políticos de
la Unasur o se liquide el organismo y, a partir de sus activos, se constituya
un nuevo fondo de reservas.
5. Es imperativo que todos los países integrantes de la Unasur tengan en
cuenta que un fondo de reservas común garantizaría un financiamiento
adicional a sus países miembros, lo cual mermaría el nivel de reservas
necesario para cada país, generando una disminución del costo de oportunidad de acumular reservas internacionales y redundando en un mejor
uso de estos activos.
Referencias bibliográficas
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Urrutia Montoya, M. (2007). Perspectivas del Fondo Latinoamericano de Reservas. Serie
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Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 37-73 • ISSN: 0005-4720
Disidencias y desdichas en la integración suramericana: una
agenda de reflexión para la Unasur
López Ríos
Vladimir López Ríos*
Resumen
Se discute la necesidad para la región de la Unión de Naciones Suramericanas
(Unasur) de abordar el problema del aseguramiento externo desde un cambio
de enfoque; esto es: desde la supuesta inevitabilidad de una crisis financierocambiaria, hacia la consideración de la posibilidad de una crisis en el sector
externo, impuesta por la volatilidad y baja elasticidad del ingreso de las exportaciones en un contexto de reprimarización. Igualmente se evalúa la futilidad de insistir en apelar a una mayor liberalización del comercio en la
subregión, cuando la información disponible sugiere restricciones estructurales de oferta vinculadas con la insuficiente diversificación de las actividades
productivas. Así, se propone la construcción de una senda alternativa de integración, en la cual la superación de las asimetrías y la expansión de
la frontera de producción se organicen mediante la complementación de la
producción. Finalmente, ante la decreciente utilización del Convenio de Pagos
y Créditos Recíprocos de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi)
por parte del comercio intrazona, se analizan los aspectos necesarios a considerar en su restructuración, para que acompañe el auge por venir en un
posible nuevo escenario de complementación regional.
* Investigador de Economía Senior de la Vicepresidencia de Estudios del Banco Central de
Venezuela. Sociólogo y Magíster Scientiarum en Economía Internacional, Universidad Central
de Venezuela (Caracas, Venezuela). Especialización en desarrollo económico. Ilpes-Cepal
(Santiago, Chile). Profesor de Economía Internacional en la División de Posgrado de la Universidad Metropolitana 2008-2009 (Caracas, Venezuela). Líneas de investigación: relaciones
económicas internacionales e integración y desarrollo económico. Correo electrónico: vlopez@bcv.org.ve.
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Palabras clave: Integración económica / Complementación productiva / Sistemas de pago
Código JEL: B0; F15; O10
Abstract
This paper addresses the need of the Union of South American Nations (Unasur)
to approach the external insurance problem on the grounds of a change of
approach, that is: from the alleged unavoidability of a finance, foreign exchange
crisis towards the consideration of a possible crisis in the external sector, driven
by the volatility and low elasticity of income from exports in a re-primarization
context. Also, this paper analyzes how futile is to insist in resorting to a greater
liberalization of commerce in the sub-region, particularly, when available information suggests structural constraints of supply in connection with the insufficient
diversification of productive activities. Therefore, a proposal is made to build an
alternative path of integration in which overcoming the asymmetries and expanding the limits of production are arranged through production complementarity
Finally, facing the decreasing use of the Reciprocal Credit and Payment Agreement
of the Latin American Integration Association (Aladi) by means of the intra-zone
trade, an analysis is made on the necessary aspects to be considered in restructuring this Agreement so it keeps pace with the upcoming momentum in a potential new scenario of regional complementarity.
Keywords: Economic integration / Production complementarity / Payment
systems
JEL Code: B0; F15; O10
Resumo
Este trabalho discute a necessidade da região da União de Nações Sul-americanas (Unasul) de abordar o problema do asseguramento externo desde um
câmbio de abordagem; isto é: desde a suposta inevitabilidade de uma crise
financeira-cambial para a consideração da possibilidade de uma crise no setor
externo, imposta pela volatilidade e a baixa elasticidade da renda das exportações em um contexto de re-primarização. Igualmente, o artigo avalia a inutilidade de insistir em recorrer a uma maior liberalização do comércio na
sub-região, quando a informação disponível sugere restrições estruturais de
oferta vinculadas com a insuficiente diversificação das atividades produtivas.
Assim sendo, propõe-se a construção de um caminho alternativo de integração,
onde a superação das assimetrias e a expansão da fronteira de produção fiquem
organizadas através da complementação da produção. Finalmente, face à
decrescente utilização do Convênio de Pagamentos e Créditos Recíprocos da
Associação Latino-americana de Integração (Aladi) por parte do comércio
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
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intra-zona, analisam-se os aspectos necessários a serem considerado na restruturação do Convênio para que acompanhe o auge vindouro em um possível cenário de complementação regional.
Palavras chave: Integração económica / Complementação produtiva / Sistemas
de pagamento
Código JEL: B0; F15; O10
Résumé
Cet article présente une discussion sur la nécessité pour l’Unasur de changer
le rapprochement au problème de l’assurance externe. Il faut passer de la
vision d’une crise financière et cambiaire inéluctable à une autre vision qui
pose la possibilité d’une crise dans le secteur externe provoquée par la volatilité et par la basse élasticité du revenu des exportations par des raisons
de reprimarisation. Cet article évalue aussi la futilité de l’insistante appellation
à une libéralisation du commerce dans la sous-région, tandis que l’information
disponible suggère des restrictions structurelles d’offre liées à l’insuffisante
diversification des activités productives. Aussi, propose-t-il la construction
d’une alternative d’intégration qui, moyennant la complémentation productive, servira à surmonter les asymétries ainsi qu’à supprimer les frontières de
la production. Finalement, face à la décroissante utilisation de la Convention
Paiements et Crédits Réciproques de l’Association latino-américaine d’intégration
(ALADI), de la part du commerce intra-zone, sont évalués les aspects nécessaires pour sa restructuration, pour qu’ils soient cohérents avec l’essor d’une
potentielle nouvelle scène d’intégration régionale.
Mots Clés: Intégration économique / Complémentation productive / Systèmes
de paiements
Classement JEL: B0; F15; O10
La crisis. ¿Cuál crisis? ¿Crisis sistémica? ¿Crisis real o financiera?
1
Buena parte de la discusión en la subregión Unasur sobre aseguramiento
externo está motivada por el temor al contagio de crisis financiero-cambiarias
acaecidas allende sus fronteras. Esta es una contingencia proveniente de la
Creada el 8 de diciembre de 2004 mediante la Declaración de Cusco, bajo el nombre de
Comunidad Suramericana de Naciones, siendo sus miembros Argentina, Bolivia, Brasil,
Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela. El 16 de
abril de 2007, en Isla de Margarita, Venezuela, con ocasión del Diálogo Político de los Jefes
de Estado y de Gobierno, se decidió adoptar la denominación actual de Unión de Naciones
Suramericanas.
1
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
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realidad de la apertura de la cuenta de capital y la liberalización del sector
financiero. Por ello, un elemento central de tal discusión lo constituye la edificación de instituciones que represen recursos y más tarde puedan canalizarlos
hacia el auxilio financiero para contener o moderar salidas intempestivas de
capital, en tanto estas puedan ocasionar una espiral de sobredevaluación e
inflación acompañadas de una reducción del tamaño de la economía.
No obstante el reconocimiento de la necesidad perentoria de una institución
que garantice de manera expedita la provisión de auxilio ante crisis de tal
naturaleza, menester resulta señalar el desaliento de aquella si su dotación de
fondos no se complementa con medidas de política orientadas a limitar, que
no a prohibir, la movilidad de capital y reducir el grado de exposición internacional de la economía. De la experiencia vivida por América Latina desde la
crisis mexicana de 1994-1995 (la asistencia financiera requerida se estimó en
USD 49.000 millones), la crisis de Brasil durante 1998-1999 (con apoyo financiero por USD 41.000 millones), hasta la crisis argentina de 2000-2001 (cuya
cobertura financiera se situó alrededor de USD 47.700 millones), recogemos
algunos elementos que pueden listarse para minimizar o contrarrestar los factores de riesgo:
• Contener o moderar la emisión de títulos de deuda en divisas o con garantía de tipo de cambio.
• Limitar el endeudamiento externo discrecional por parte de empresas y
regiones.
• Construir un espacio regional ampliado para la colocación de títulos valores en monedas locales.
• Fijar a las instituciones financieras posiciones bajas en divisas (por ejemplo,
una proporción de sus operaciones externas con reconocimiento del ciclo
económico y bajo escrutinio del banco central).
• Fortalecer la supervisión sobre el mercado de capitales y la inversión extranjera:
a) Restablecer la obligatoriedad de registro.
b) Limitar o condicionar la repatriación de utilidades y dividendos.
• Adoptar regímenes diferenciados de tasas de interés y encajes escalonados
sobre entradas de capital de corto plazo.
• Imponer alguna tasa impositiva sobre las transacciones financieras transfronterizas.
• Establecer –en los mercados de capital– plazos de tenencia de los títulos
entre compra y venta, cuando sean susceptibles de operaciones transfronterizas.
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
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• Concertar la compra (recompra) de títulos de deuda soberana en el mercado secundario por entes descentralizados o mediante fondos regionales.
• Restituir la jurisdicción nacional como espacio para la solución de controversias.
• Fomentar ante instancias internacionales multilaterales la creación de procedimientos legales similares a la quiebra, para países insolventes o en
mora, con la finalidad de facilitar la negociación de sus pasivos externos
y, al estilo de las quiebras privadas, sujetar su redención a la recuperación
del crecimiento y con ello del potencial de pago.
• Insistir de manera concertada en la inembargabilidad de los activos nacionales en el exterior.
Para los niveles de 2010, la Unasur habría de recurrir a 10,0% de sus reservas
internacionales totales si quisiera conceder auxilio financiero a un país miembro con una crisis similar a la de Argentina en 2001. Obviamente, la incidencia
neta para cada país sería diferente debido a las asimetrías de tamaño económico, servicio de la deuda externa, financiamiento comercial, remuneración
factorial externa neta, etcétera. Por otra parte, la certidumbre de asistencia
oportuna y suficiente, conduce a los países a tomar riesgos innecesarios en
el manejo monetario y cambiario (moral hazard), en los cuales no habría de
incurrir si tuviese que seguir una ruta solitaria de aseguramiento como la de
hoy día, provista por su nivel de reservas internacionales. De allí la imperiosa
necesidad de complementar cualquier nueva institucionalidad con medidas
cautelares como aquellas arriba anotadas, incluso en el caso de asistencia provista mediante algún acuerdo del tipo Chiang Mai.
Tanto en el caso de Brasil (Plan Real) como de Argentina (Ley de Convertibilidad), el contagio de crisis financiero-cambiaria fue posible, en primera instancia,
por la apreciación del tipo de cambio y las expectativas de ruptura que suele
alimentar. Ello resulta de prolongar en el tiempo la utilización de la política
monetaria con fines recesivos para abatir la inflación, en un contexto de libre
movilidad de capitales, lo cual suele concluir con situaciones de sobreabsorción
y expectativas de ajuste cambiario por inviabilidad de la balanza de pagos. En
semejante escenario, se incrementa el riesgo-país y se torna escasa o costosa
la posibilidad de obtener financiamiento. El resultado es una masiva salida de
capitales y sobreajuste del tipo de cambio nominal. Nótese que en esta situación
límite, cesa el compromiso entre tasas de interés y tipo de cambio.
La persistente titularización de deuda soberana, transable internacionalmente
y con plazos de vencimiento sucesivos, para los cuales podría no haber cobertura financiera en virtud de la progresiva reprimarización de las exportaciones,
42
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
constituye igualmente un mecanismo de ampliación del grado de exposición
internacional de los países de la subregión, en niveles superiores a los de una
década atrás.
Un arreglo institucional del tipo Chiang Mai –con asistencia complementaria
multilateral–, podría poseer mayor viabilidad para enfrentar las crisis financieras y cambiarias antes que la construcción de un fondo común, porque no
exige la cesión de las reservas internacionales en operaciones riesgosas, agravadas por situaciones de moral hazard. Semejante estrategia, de suyo, obligará a los países a reducir su exposición internacional, digamos, voluntaria,
mediante la introducción de medidas para moderar la movilidad del capital y
el apoyo a la construcción de un mercado ampliado de títulos de deuda en
monedas locales, como anotamos más arriba.
El sesgo ya señalado de fijar la discusión sobre aseguramiento externo respecto al eventual contagio de crisis sistémica de naturaleza financiera y cambiaria,
obvia un elemento medular que en el pasado determinó la crisis de la sustitución de importaciones al igual que del modelo decimonónico de crecimiento
hacia afuera, que es, en la presente coyuntura, el creciente peso de las exportaciones de productos básicos con elevada volatilidad en sus precios. A manera de ilustración, mostraremos la trayectoria porcentual de las exportaciones
de productos primarios respecto a los bienes y una medida comparativa de
2
volatilidad entre productos primarios y manufacturas . Veamos:
Todos los valores se convirtieron a logaritmo. La volatilidad se calculó como la desviación
típica del componente cíclico de la serie, obtenido este por la diferencia entre los valores observados y su tendencia de largo plazo. El índice de valor unitario de exportación de la República
Federal de Alemania se tomó como sucedáneo de los precios de las manufacturas.
2
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
43
Gráfico 1
Unasur1/. Exportaciones productos primarios-exportaciones de bienes
(%)
85
80
75
70
65
60
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
55
Observado
Tendencia HP
1/ Excluye a Guyana y Surinam.
Fuente: Cepal (2010). Cálculos propios.
Cuadro 1
Volatilidad de precios
(índice de valor unitario de exportación)
1970-1979
1980-1989
1990-1999
2000-2009
Productos primarios1/
3,279
2,293
1,878
2,141
Manufacturas2/
3,534
2,660
1,776
1,956
1/ Estimado a partir de los precios de una canasta contentiva de 23 productos básicos.
2/ Se refiere al índice de valor unitario de las exportaciones de Alemania.
Fuente: FMI, Statistical Database, junio 2011. PODE, Ministerio del Poder Popular de Petróleo y
Minería. Cálculos propios.
Podría decirse que la mayor volatilidad contemporánea de los productos primarios proviene de constituir un mercado competitivo –en su sentido clásico– y de su reciente conversión en activos financieros. Por el contrario, el
comercio internacional de manufacturas está mayoritariamente controlado por
empresas transnacionales con capacidad de racionar la oferta, segmentar los
mercados, emplear estrategias de pricing to market, amén de regirse la producción de manufacturas por economías de escala y rendimientos crecientes
44
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
y la profusa utilización de las patentes para restringir la entrada de nuevos
oferentes a los mercados (Stiglitz, 2006).
De lo anterior se constata la progresión de un cuadro de fragilidad sobre el
sector externo de las economías de la Unasur, con claras incidencias adversas
sobre la programación fiscal y el gasto agregado, cuya agudización estará
vinculada con la evolución de la situación internacional, marcada por la ralentización del crecimiento económico en los países desarrollados (en particular
los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón) y el agotamiento del fondo extraordinario de reservas internacionales acumulado por los países subdesarrollados no productores de energía (en el reciente episodio de auge entre 2002
y 2008), a consecuencia de los precios relativamente elevados del petróleo.
Por otra parte, el aumento del ingreso por habitante en la subregión Unasur,
con laxitud en el régimen comercial y baja diversificación de la economía doméstica, favorece en los últimos años el incremento de la elasticidad ingreso
3
de la demanda de importaciones , lo cual podrá contribuir a comprometer la
viabilidad del sector externo de la economía
El cuadro dinámico arriba esbozado, sugiere para la subregión la posibilidad
de incurrir en un tipo de crisis que conoció con dramatismo en el pasado
pero inédita desde los años noventa, la cual es aquella determinada por condiciones objetivas de la economía real: el estrangulamiento externo vinculado
con la composición del gasto y las divergentes elasticidades ingreso de la demanda de las exportaciones y las importaciones. Una de las opciones a corto
plazo para enfrentar semejante situación alude a la construcción de fondos
regionales o la adaptación de alguno existente, para que, en presencia de una
crisis real que imponga la merma de los ingresos externos, pueda contribuir a
sostener o estabilizar el gasto público y por este medio, la demanda agregada
interna. Las opciones de mediano y largo plazo estarían vinculadas con cambios en la estructura económica mediante la profundización de la integración
regional, que favorezca la diversificación de las actividades y la ampliación
4
de la capacidad en un contexto de complementación de la producción : en
pocas palabras, la reindustrialización de la región.
Por ejemplo, para cada uno de los países de la Unasur, la elasticidad ingreso de la demanda de importaciones, calculada por ventanas móviles de 30 años, muestra una mayor inclinación de la pendiente a partir de los años noventa. La propensión media a importar registra
una trayectoria similar, con la excepción de Venezuela, cuyo comportamiento luce más bien
errático desde finales de los años setenta. La referencia es Pineda, J. y Bello, O., 2011.
3
Más abajo trazaremos algunas líneas para esbozar su construcción.
4
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
45
Más libre comercio para mayor integración: ¿Cuál comercio? ¿Comercio entre
ganadores y perdedores?
Suele pensarse en la subregión que la baja proporción del comercio intrazona
atiende a la amplia cobertura arancelaria sobre tal comercio: de allí el reclamo por mayor liberalización. Sin embargo, y a contracorriente de semejante
vulgata, información disponible a través de la Asociación Latinoamericana de
Integración (Aladi) invalida el lugar común. Veamos:
…mientras en 1995 el promedio de ítems liberados en el comercio intrarregional
era tan solo de 22,1%, actualmente esta cifra ascendió a 53,6%. (…) Si se pondera
la cantidad de ítems por los valores de comercio que los mismos canalizan se
observa que el porcentaje promedio de productos liberados es superior, aunque
evidenciando la misma tendencia ascendente. En efecto, en 1995 este indicador
alcanzaba el 35,7% y actualmente ascendió a un 70,1% (2009a, p. 14).
Una vez considerada la observación anterior de la Aladi, cabe anotar la existencia de evidencia cuantitativa que responde al escaso comercio intrazona
en la Unasur, por la limitada diversificación de su oferta. El siguiente cuadro
ilustra esta observación:
Cuadro 2
Unasur: comercio exterior 2009
(participación %)
Código
Secciones
Total
Exportaciones
Importaciones
100,00
100,00
1
Animales vivos y productos del reino animal
7,28
1,64
2
Productos del reino vegetal
11,79
3,17
3
Grasas y aceites, ceras de origen animal o vegetal
2,15
0,67
4
Productos de las industrias alimenticias, bebidas, líquidos alcohólicos,
vinagre y tabaco
12,88
2,83
5
Productos minerales
23,44
13,59
6
Productos de las industrias químicas e industrias conexas
4,91
14,83
7
Materias plásticas artificiales, éteres, ésteres de la celulosa, resinas
y caucho
2,45
5,58
8
Pieles, cueros y peleterías
0,73
0,31
9
Madera, carbón vegetal y manufacturas de corcho, espartería y cestería
1,25
0,26
10
Materias utilizadas en la fabricación de papel y sus aplicaciones
2,69
2,02
11
Materias textiles y sus manufacturas
1,67
3,41
12
Calzados, sombrerería y paraguas
0,50
0,70
13
Manufacturas de piedra, yeso y cemento
0,63
0,95
Continúa en la siguiente página
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
46
14
Perlas, piedras preciosas
3,78
0,20
15
Metales comunes y manufacturas de estos metales
10,99
6,57
16
Máquinas y aparatos, material eléctrico
5,09
27,26
17
Material de transporte
5,83
11,19
18
Instrumentos y aparatos de óptica, fotografía y cinematografía
0,30
3,10
19
Armas y municiones
0,11
0,07
20
Mercancías y productos n.e.p.
0,45
1,41
21
Objetos de arte
Acumulado para cuatro primeras secciones
1,07
0,23
66,37
73,44
Fuente: Aladi, BCV. Cálculos propios.
Más allá de revelar una importante concentración de su comercio exterior en
pocas secciones del arancel de aduanas, el cuadro anterior igualmente nos
habla de la dependencia foránea en bienes de elevado valor agregado; estos
se concentran, por supuesto, en secciones que contienen las mayores posibilidades de expandir la oferta mediante la diferenciación de productos y con
elasticidad ingreso de la demanda. Veamos: con relación a las exportaciones,
las primeras cinco secciones, las cuales reúnen actividades productivas en
alimentos y productos minerales, constituyen 57,54% de las exportaciones de
bienes de la Unasur, mientras que tres secciones contentivas de actividades
productivas con mayor agregación de valor, tales como productos de las industrias químicas e industrias conexas; máquinas y aparatos, material eléctrico, y material de transporte expresan 53,27% de las importaciones de bienes.
Ahora bien, esta información no solo podemos tomarla como sucedáneo de
una escasa diversificación del establecimiento productivo interno o pocas actividades productivas competitivas internacionalmente, sino también como
emblemática de un exiguo sector de transformación. De hecho, para 2009,
Brasil explicó 44,0% del valor agregado manufacturero de la Unasur, mientras
Argentina detentó 25,5% (lo cual no es diferente a la situación observada en
2000 o en otro año cualquiera tomado aleatoriamente) (Cepal, 2010). Aquí reside, precisamente, la explicación del escaso comercio intrazona en la Unasur
y no en la insuficiente liberalización de tal comercio.
Si asumimos la ausencia en la subregión del comercio más dinámico –el cual
es aquel de características intraindustriales–, amén de una fuerte presencia
trasnacional en la generación del producto interno bruto (PIB) y la formación
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
47
5
de capital –lo cual implica para esas empresas capacidad para decidir qué
se produce, dónde se produce y cómo se produce, además de segmentar los
mercados en función de estrategias de producción, comercio y finanzas ajenas
a las necesidades de la Unasur–, sería iluso insistir en la reducción arancelaria
6
con fines de incrementar el intercambio comercial . Ello es la medida de nuestra ignorancia u obsecuencia ideológica. Se trata, entonces, de superar los atavismos de una concepción de la integración regional anclada en la ideología
de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc) y avanzar mediante la complementación de la producción para generar nuevas actividades con
ganancias compartidas de progreso técnico, productividad y valor agregado
–dada la dotación factorial, capacidades y necesidades– para, parafraseando a
Andic, Andic y Dosser (1977), desviar comercio para crear desarrollo.
¿A qué nos referimos con “ideología Alalc”? La Alalc asentó en uno de sus
considerandos que
…la ampliación de las actuales dimensiones de los mercados nacionales, a través
de la eliminación gradual de las barreras al comercio intrarregional, constituye
condición fundamental para que los países de América Latina puedan acelerar
su proceso de desarrollo económico, en forma de asegurar un mejor nivel de
vida para sus pueblos7.
Véase, Unctad, World Investment Report, varios años. En Latinoamérica se registra un proceso contrario al observado en el sur y el este de Asia, donde la región trascendió desde elevados niveles de trasnacionalización a otros considerablemente menores a los expuestos por los
países subdesarrollados en la medida que avanzó en su proceso de capitalización, tanto en lo
atinente a la participación de la inversión extranjera directa en la generación del PIB como en
la formación bruta de capital fijo. En Latinoamérica esta situación, obviamente, favorece la
mayor desarticulación del establecimiento productivo interno en tanto el producto exhibe una
escasa vinculación con la capacidad para extender la provisión de insumos internos; desplazamiento de las empresas nacionales en el sistema bancario doméstico debido a su menor
tamaño y capacidad financiera (crowding out); desnaturalización del perfil de la oferta respecto
de las necesidades y requerimientos de la mayor parte de la población en un escenario de concentración creciente del ingreso; tendencia a la financiarización del excedente en manos de
nacionales, además de afectar objetivos de tipo de cambio y balanza de pagos.
5
En los inicios de la integración latinoamericana, hacia 1960, la tasa de comercio entre
los diez países iberoparlantes hoy miembros de la Unasur fue de 8,56%. El cénit de su comercio lo alcanzaron en 1998, siendo 26,83%, mientras que para 2009 descendió hasta
19,49%. Fuente: FMI, Direction of Trade Statistics. ¿Será mera coincidencia la relación inversa entre comercio intrazona y reprimarización? Quiero decir, gráficamente, la reversión del
comercio intra Unasur resulta concomitante con la creciente participación de los productos
primarios en su canasta de exportaciones.
6
Tratado de Montevideo. Suscrito el 18 de febrero de 1960, por los plenipotenciarios de
Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay. Se registró adhesión posterior
de Colombia (1961), Ecuador (1962), Bolivia (1966) y Venezuela (1967).
7
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
48
Como ha señalado Juan Mario Vacchino,
Esta idea adquiere forma concreta en el principal objetivo instrumental del Tratado: establecer una zona de libre comercio que se perfeccionaría a través de un
período de transición no mayor de doce años, mediante la eliminación de los
derechos aduaneros, de otros gravámenes de efectos equivalentes y de las restricciones cuantitativas sobre lo esencial del comercio recíproco (1981, p. 457).
En su función ideológica, lo que gravita detrás del considerando es la suposición de David Ricardo acerca de la convergencia de utilidades y precios en
8
un contexto de libre movilidad del capital . Esta suposición fue más tarde
trasladada a la problemática del comercio internacional por Paul Samuelson y
formalizada mediante la llamada “equivalencia en las remuneraciones de los
factores”. Pese al virtuosismo de la modelización matemática, nada de ello se
9
corresponde con la evidencia histórica disponible .
El énfasis en la liberalización del comercio como norte de la integración, condujo a la quiebra de la Alalc, sentenciada tempranamente en 1966 por la Declaración de Bogotá; ¡seis años antes que concluyese el período de transición
hacia la zona de libre comercio! La declaración recoge, precisamente, las expectativas de países con menor diversificación en sus actividades productivas y
tamaño económico relativo (Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) quienes expresaron, mediante su concurso, la necesidad de trascender el esquema
La nota que tomamos de Ricardo dice lo siguiente: “…si el capital afluyera libremente
hacia los países donde pueda ser empleado más lucrativamente, no podría existir diferencia
alguna en la tasa de utilidades ni tampoco en los precios reales o precios del trabajo de los
bienes…” (1973, p. 104).
8
En su oportunidad, Cardoso alertó, con no poca ironía, acerca de las consecuencias
ideológicas de estas conclusiones extremas de Paul Samuelson. A diferencia de Bertil Ohlin,
quien consideró una tendencia relativa a la igualdad en las remuneraciones de los factores
por el comercio internacional, Samuelson concluyó su equiparación completa y absoluta.
De acuerdo con Cardoso, desde allí sería entonces “posible afirmar que el intercambio internacional resuelve las desigualdades económicas entre las naciones (el subdesarrollo se
reduciría mediante la especialización mundial de la producción)” (1973, p. 178). En la página siguiente, Cardoso escribió: “Gottfried Haberler, defensor de los mecanismos del mercado libre, señaló que Samuelson incluyó, entre las condiciones de validez de su teoría,
ciertos supuestos ajenos a la realidad, tales como la homogeneidad de las funciones de
producción en todos los países que realizan intercambio (nivel similar de conocimiento
tecnológico, de capacitación, de clima, de condiciones físicas y sociales, etcétera) cuya
inexistencia constituye la cuestión inicial de las disparidades entre países”. Más recientemente, Robert Skidelsky, en su libro intitulado El regreso de Keynes (2009), realiza observaciones análogas a las de Haberler –la irrealidad de los supuestos– con relación a la economía
dominante en la academia; léase “Expectativas racionales”, “Teoría del ciclo económico real”
y “Teoría del mercado eficiente”.
9
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
49
Alalc de integración basado en el comercio. En el contexto de esta integración,
digamos “mercadista” –para emplear la palabra utilizada por Vacchino–, estos
países fueron compelidos al déficit comercial recurrente. En tales condiciones asimétricas, el libre comercio conducirá, como lo observó tempranamente
Friedrich List (1997) con relación al comercio de los Estados germanos con
Inglaterra, a pérdidas de capacidad productiva, empleo y bienestar. Por otra
parte, la propia experiencia cuasi-traumática que hoy día experimenta la Unión
Europea con la potencial insolvencia financiera de Grecia y la postración económica en España, Irlanda y Portugal, revela dos cosas, por lo menos: 1) la
falacia de la insistencia neoclásica acerca de las ventajas del libre comercio
para las economías pequeñas y 2) la inviabilidad de la integración económica a
largo plazo en presencia de asimetrías reales considerables, como por ejemplo,
diversificación de actividades productivas e inadecuación entre capacidad y
demanda agregada.
En la contemporaneidad, los defensores a ultranza del libre comercio se escudan detrás del preciosismo matemático para sortear y escamotear la evidencia
histórica del desarrollo económico capitalista, presentándola, frente a la situación europea, como un problema básicamente financiero relacionado con el
deficiente manejo de las finanzas públicas (las reglas del euro les privan del
argumento de acomodo monetario). Por el contrario, a nuestro juicio, esta crisis devela los límites del endeudamiento para financiar desequilibrios comerciales recurrentes en países cuyo menor tamaño económico, productividad y
diversificación productiva, encuentran mermados sus grados de libertad para
hacer política económica autónoma, en virtud del régimen monetario uniforme y rígida política fiscal, en el ámbito comunitario (Lapavitsas et al., 2010).
Una lección para la Unasur de la crisis europea: trascender desde la ventaja
comparativa a la complementación productiva
La integración económica contemporánea en Suramérica es la herencia bastarda
de los programas de ajuste macroeconómicos de finales de los años ochenta y
comienzos de los noventa, del pasado siglo xx. Las preocupaciones microeconómicas de estos programas por el incremento de la eficiencia en la asignación
de los recursos mediante la privatización, la desregulación y la liberalización –las
cuales brindan el contexto para que operen las señales de precios (mercado)–,
favorecieron el rescate de la anacrónica concepción de la integración mercadista
de la Alalc; efectivamente, la integración basada en la mera supresión de los
aranceles y simplificación de los procedimientos de aduanas permitió un rápido
crecimiento de las exportaciones intrazona con relación a las exportaciones totales de bienes en la Unasur, para luego experimentar una disminución durante
los años de elevado crecimiento de la economía mundial –lo cual no deja de
resultar paradójico: desde 12,34% en 1986 hasta su cénit en 1998 (26,83%), para
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
50
ralentizarse seguidamente y concluir en 2008 y 2009 en 19,49%. En el gráfico
siguiente, puede observarse el comportamiento descrito.
Gráfico 2
Unasur1/. Exportaciones intrazona-exportaciones de bienes
(%)
30
25
20
15
10
5
Observado
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
1995
1994
1993
1992
1991
1989
1990
1988
1987
1986
1985
0
Tendencia HP
1/ Excluye a Guyana y Surinam.
Fuente: FMI. Direction of Trade Statistics. Cálculos propios.
Por otra parte, durante la última década (2000-2009), en la cual la economía
mundial experimentó su mayor tasa de crecimiento desde los años sesenta, la
Unasur mostró un menor incremento de sus exportaciones intrazona (8,00%) res10
pecto a las destinadas al resto del mundo (9,44%) . En un momento de auge del
ingreso, insuficiencias de oferta provenientes de la estrechez en la diversificación
de las actividades productivas junto a una política comercial laxa, favorecieron
la satisfacción de la demanda interna por la oferta internacional; previamente
se ha aludido a la mayor elasticidad ingreso de la demanda de importaciones
resultante. Pareciera, entonces, que los aranceles inciden menos en el nivel del
comercio intrazona que la escasa diversificación de la oferta interna. De hecho,
la condición de Brasil como principal economía industrial de la subregión y, por
tanto, con mayor diversificación en sus actividades productivas, puede constatarse en el saldo comercial acumulado, tal como lo revelamos mediante el cuadro
siguiente (el déficit con Bolivia obedece al aprovisionamiento de gas natural):
Fuente: FMI, Direction of Trade Statistics. Cálculos propios.
10
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
51
Cuadro 3
Brasil. Saldo comercial en la Unasur
(miles de USD)
Argentina
Bolivia
Chile
Colombia
Ecuador
Paraguay
Perú
Uruguay
Venezuela
2000-2009
10.710.256
(5.762.343)
7.288.552
10.066.749
4.841.453
7.472.145
4.995.204
1.864.102
17.931.226
Fuente: Aladi. Cálculos propios.
Las implicaciones sobre el futuro de la Unasur, dado el desequilibrio naturalmente proveniente de la especificidad de Brasil, aun considerando a la Argentina, habremos de mostrarlas partiendo de la situación europea reciente y de
las lecciones que de allí se derivan. Esbozaremos igualmente algún camino alternativo a seguir para reinventar la integración, el cual, hasta ahora, está más
cargado de intuiciones que de certidumbres: la complementación productiva.
Hemos dicho con anterioridad que el fenómeno real detrás de la crisis fiscal,
con explosión de la deuda soberana, en algunos países de la Eurozona, digamos Grecia, no es otro que la recurrencia del déficit comercial, impuesta
por las asimetrías respecto a los países con mayor potencia económica. Bela
Balassa señaló hace bastante tiempo que el proceso de integración tiende a
incrementar las diferencias estructurales entre países ricos y pobres, por cuanto la mayor movilidad factorial favorece la concentración de la producción y
la industria en las regiones y países con mayor desarrollo relativo, salvo que
ello se contrarreste mediante el diseño de políticas convenientes y mancomunadas. La estrategia de la Unión Europea para enfrentar la obviedad de las
asimetrías se instrumentó a través de los llamados Fondos estructurales y los
Comités de las regiones. Los objetivos previamente definidos son: la convergencia estructural, la competitividad regional, el empleo y la cooperación.
Independientemente de la cuantía de los fondos canalizados para la reconversión económica y la cohesión regional, en infraestructura física y de servicios,
obsolescencia industrial y tecnológica, el 4desempeño reciente de Grecia, Portugal, Irlanda y España sugiere que no fue suficiente para acortar las diferencias
52
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
11
de productividad y diversificación del establecimiento productivo interno . Por
tanto, no deja de ser una cantinela ideológica la de endosar las dificultades en
los países mencionados a la pésima gestión financiera o al Estado de bienestar.
El programa económico recesivo prescrito por el FMI y entusiastamente acogido por el Banco Central Europeo, a lo sumo permitirá reducir la magnitud
del déficit fiscal y generar ingresos adicionales para servir a la deuda externa
mediante una baja administrativa del bienestar social, pero de ninguna manera
afectará las deficiencias estructurales que conducen a ese déficit.
En el caso de la Unasur, con absoluta prescindencia de las declaraciones de
buena voluntad acerca de la decisión de afectar las asimetrías, no podrá haber un resultado distinto al observado en la Unión Europea si la integración
se mantiene sesgada hacia el comercio y su liberalización, dada la influencia
ideológica del principio de la “ventaja comparativa”. La Declaración de Bogotá de 1966 debe tomarse como alerta temprana acerca de las limitaciones
y escasas posibilidades para este camino en la integración. Adicionalmente,
la ruta europea de los fondos estructurales no pareciera viable en la Unasur
por dos razones: 1) la insuficiencia relativa de capacidad financiera por parte
de los gobiernos ante la magnitud de los requerimientos y 2) a resultas de la
considerable volatilidad en los precios de los productos básicos generadores
de los ingresos externos de la región.
Una excepción vendría dada por la constitución de un entorno institucional
capaz de represar una parte de la enorme cuantía de recursos financieros que
dejan la región cada año. Nuestros cálculos revelan, basados en datos de la
Comisión Económica para América Latina (Cepal), que las transferencias externas netas de capital desde los países iberoparlantes de la Unasur durante la
última década ascendieron a USD 425.110 millones, equivalentes a 12,41% de
sus exportaciones totales de bienes y servicios, y superiores en USD 66.808 millones a los ingresos por inversión extranjera directa neta (Cepal, 2010). Desde
En el mercado ampliado de la zona euro, con grandes disparidades de ingreso y productividad, además de perfiles de demanda relativamente homogéneos (lo cual es una característica fundamental del proceso civilizatorio capitalista), podríamos asentar la siguiente
conclusión de Krugman (1984), aun cuando esté fuera de contexto, para ilustrar las dificultades de la convergencia estructural: “si dos países tienen el mismo patrón de demanda, el
mayor será exportador neto de los productos cuya producción se realice en régimen de
economías de escala”. Obviamente en la Eurozona ello resulta agravado por la nula independencia de los países para hacer política económica con la finalidad de sostener la competitividad de sus empresas. En contraste, la tendencia a la apreciación del euro favorece a
las mayores economías, principalmente Alemania, a quien la Eurozona garantiza un mercado cautivo. El costo, por supuesto, no puede ser sino la necesidad de financiar los déficit de
los socios con el riesgo para los grandes bancos europeos de posibles situaciones de insolvencia. La condonación parcial de la deuda oxigenaría al sistema hasta la próxima crisis.
11
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
53
esta mirada podría decirse que no hay un problema de recursos; sin embargo,
tales transferencias constituyen un ahorro sobre el cual los gobiernos carecen
de control alguno y abonan la creación de riqueza allende nuestras fronteras
12
o regresan investidos bajo la figura del endeudamiento externo .
Gráfico 3
Unasur1/. Transferencia externa neta de capital
Millones de USD
40.000
20.000
0
-20.000
-40.000
-60.000
-80.000
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
-100.000
1/ Excluye a Guyana y Surinam.
Fuente: Cepal (2010). Cálculos propios.
“En verdad, sin contar con las corrientes menores de capital, difíciles de precisar durante
los tres siglos anteriores, el comercio y el capital extranjeros generaron hacia la metrópoli
una corriente de ingresos –desde América Latina, África y Asia–, de 1.000 millones de libras
esterlinas aproximadamente (de las cuales alrededor de la mitad procedía de la primera),
superior al valor total de las industrias movidas a vapor en toda Europa en 1800 y en una
mitad a las inversiones de Gran Bretaña en su industria metalúrgica hasta 1790. Entre 1760 y
1780 solamente, el ingreso británico procedente de las Indias Occidentales y Orientales excedió en más del doble los fondos de inversión disponibles para su creciente industria.
Está claro, pues, que desde el principio el verdadero flujo de capital extranjero ha sido
de América Latina hacia las metrópolis. Esto significa que América Latina ha tenido recursos
o capital de inversión propio, pero que gran parte de él ha sido llevado al exterior e invertido allí, y no en América Latina. Esta transferencia de capital al exterior, y no su supuesta
inexistencia en América Latina, ha sido evidentemente la causa principal de las necesidades
latinoamericanas de más capital para inversión, tal como el aportado por extranjeros” (Gunder Frank, 1978, pp. 273-274). Obviamente, el párrafo citado habla por sí solo.
12
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
54
Gráfico 4
Unasur1/. Inverión extranjera directa neta
Millones de USD
70.000
60.000
50.000
40.000
30.000
20.000
10.000
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
0
1/ Excluye a Guyana y Surinam.
Fuente: Cepal (2010). Cálculos propios.
Una ruta alternativa, sin menoscabo de los esfuerzos canalizados a través de
fondos como el Fondo de Convergencia Estructural (Focem) del Mercado Común del Sur (Mercosur), podría construirse mediante la capitalización parcial
de los superávit comerciales para impulsar proyectos conjuntos de inversión
para la producción; ruta tímidamente esbozada en el Sistema Unitario de Com13
pensación Regional (Sucre) , sistema de pagos basado en el empleo de una
unidad de cuenta, creado por Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela,
para estimular la expansión de sus transacciones reales de manera equilibrada
y fomentar la complementación de su base productiva con miras a reducir la
tendencia al déficit en las economías con menor diversificación de la producción y ampliar la capacidad.
Esta concepción del comercio internacional puede rastrearse hasta el Plan
Keynes de 1944, el cual pretendió una balanza comercial global en equilibrio; en semejante escenario internacional, los países con superávit (acreedores), financiarían a los países con déficit (deudores) para mantener el
Vigente desde el 27 de enero de 2010.
13
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
55
crecimiento de la demanda mundial. En el caso del Sucre, antes que soste14
ner la expansión de la demanda, se persigue atacar la fuente del déficit .
En la Unasur, la evidencia del superávit recurrente de Brasil en función de su
15
tamaño económico relativo y elevado grado de industrialización y, por tanto,
mayor diversificación de las actividades y capacidad productiva, indefectiblemente mostrará limitaciones y problemas de viabilidad a mediano plazo, tal
16
como puede ilustrarse con el Mecanismo de Adaptación Competitiva , de persistir una concepción de la integración basada en el libre comercio y la ventaja
comparativa. Este mecanismo de adaptación competitiva es uno más de los
innumerables meandros impuestos en el cenagoso sendero de la integración
regional, desde la Declaración de Bogotá. La ruta alternativa supone, a partir
de la capitalización de los superávit comerciales en inversiones compartidas,
construir una nueva urdimbre económica caracterizada por la complementación
de la producción en un contexto de amplia movilidad de los factores productivos. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre los Acuerdos de Complementación
Para Keynes, cuando el desequilibrio comercial se acentúa con el tiempo, genera un
círculo vicioso en el cual los países acreedores han de crecer más rápidamente que los
deudores, precisamente porque exportan más, y con ello financian una mayor expansión
de su capacidad. Su plan pretendió que los países con superávit gastasen su excedente en
los países deudores para restablecer el equilibrio en la balanza comercial. Por otra parte,
podríamos decir que la fuente del déficit comercial no está en el exceso de gasto sobre la
oferta interna o en los efectos del déficit fiscal sobre el tipo de cambio real, como pretenden
los enfoques de absorción y monetario de la balanza de pagos, en una visión contable, ex
post. Al contrario, la imantación de las preferencias, gustos y deseos que conforman el perfil de la demanda en los países de altos ingresos hacia los países subdesarrollados o de
menor tamaño económico relativo (efecto demostración), impone a estos un patrón de consumo insuflado desde las clases altas, que introduce rigidez en el gasto externo una vez
deviene instancia legitimatoria de la pertinencia social o de la cobertura de necesidades,
amarrado igualmente a la rentabilidad internacional del capital mediante la producción
generalizada de valor de cambio potencial (gadgets). De allí la exigencia de apertura de los
mercados. Ahora bien, dado un determinado perfil de la demanda (esto es, una particular
distribución del ingreso) y un determinado establecimiento productivo o dotación de recursos, aquellos países incapaces de generar oferta internacional o productores de bienes tomadores de precios, propenden más que otros a incurrir en déficit comerciales. El déficit
emerge así como un fenómeno real, determinado por las particulares características de
aparato productivo, antes que financiero.
14
Durante la década 2000-2009, Brasil registró 46,45% del valor agregado manufacturero de la
Unasur, excluidos Guyana y Surinam. La fuente es Cepal (2010). Los cálculos son míos.
15
Firmado por Argentina y Brasil el 1 de febrero de 2006, permite la aplicación de salvaguardas cuando incrementos en las importaciones provenientes del otro socio comercial
perjudiquen a la industria local. En lugar de actuar para fomentar la complementación de
las actividades productivas –y con ello la movilidad factorial y la integración–, se persigue
racionar el potencial de expansión del país asociado.
16
56
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
Económica (ACE) presentes en la integración regional y la denominada en estas
páginas complementación productiva? ¿Dónde está la diferencia sustantiva para,
desde allí, reconstruir la integración regional? Juan Mario Vacchino ubica en la
desaparecida Alalc –¿podría sorprendernos?– el surgimiento de los acuerdos de
complementación. Textualmente, anota lo siguiente:
En forma adicional y complementaria al régimen de desgravación, fue establecido
en el Tratado el instrumento de los acuerdos de complementación, con el objeto
de acelerar el proceso de desgravación y, por ende, orientado hacia el logro de
mayores niveles de especialización internacional e intercambio recíproco; en
efecto, en dichos acuerdos se establecen programas específicos de liberación de
los intercambios referidos a determinados sectores o ramas de la industria
(Vacchino, 1981, p. 463).
En el contexto del Tratado de Montevideo de 1980, que dio lugar a la creación
de la Aladi, se encuentran en depósito treinta y cuatro Acuerdos de Complementación Económica (ACE); desde el ACE N° 2 del 20 de diciembre de 1982
entre Brasil y Uruguay, hasta el ACE N° 66 entre Bolivia y México, firmado el
21 de mayo de 2010. En general, independientemente de las alusiones a la
utilización de la infraestructura física y proclamas a favor de las inversiones
recíprocas, los ACE están explícitamente orientados a estimular la expansión
del comercio mediante la supresión de las barreras existentes y facilitar la circulación de los bienes; no en balde la recurrente invocación de una zona de
libre comercio con la subsecuente adopción de un programa sectorial de liberalización y el reconocimiento del patrimonio histórico en materia arancelaria.
Se trata entonces de garantizar el espacio ampliado, bilateral o multilateral,
para los bienes nacionales resultantes de la especialización preexistente.
La idea fuerza detrás de la complementación económica no es otra que el principio de la ventaja comparativa –núcleo duro de la teoría convencional del comercio internacional e imaginario guía del fundamentalismo del mercado–, según
el cual un país tendrá ventajas en la producción de aquellos bienes que utili17
cen intensivamente el factor más abundante . Los países que desarrollaron sus
economías en ningún momento castraron ex ante su potencial de expansión y
La idea original de David Ricardo tuvo por objeto explicar la posibilidad de incrementar
la utilidad del capital sin que ello acarrease caídas en los salarios. Recuérdese que para los
pensadores clásicos, la ganancia capitalista resulta de la diferencia entre las remuneraciones
al trabajo y el valor del producto del trabajo. En su concepción, el comercio internacional
satisface tal requerimiento porque evita la concentración de los capitales en unas pocas actividades eficientes al interior de un solo país, lo cual habría de reducir los beneficios. Para
Ricardo puede haber comercio de dos bienes entre dos países aun cuando uno de ellos sea
un productor más eficiente en ambos bienes, si los costos relativos del trabajo (comparativos)
difieren; cada país exportará el bien cuyo costo relativo sea menor que en el otro país.
17
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
57
diversificación en virtud de las capacidades obvias de sus vecinos. Así lo fue para
Inglaterra durante los siglos xv y xvi, Europa occidental a partir del siglo xviii, y
otro tanto en los casos de los Estados Unidos, Alemania y Japón en el siglo
18
xix y Corea y la República Popular China en el siglo xx . El primer elemento
de ruptura con la cultura económica convencional para la construcción de una
propuesta de complementación productiva requiere abandonar los supuestos
simplificadores de la teoría neoclásica del comercio internacional, en particular,
19
función de producción homogénea entre países .
Observar este supuesto implica indiferencia respecto a la particularidad del
bien que se produzca; ello significa que carece de efectos específicos sobre
la economía producir ají dulce o soja, aviones o computadoras. Por el contrario, asumimos especial significación y singularidad sobre la estrategia de
desarrollo para con cada uno de los bienes producidos; es decir, cada uno de
ellos posee cualidades intrínsecas contenidas en los requerimientos particulares para su producción: cómo se producen, dónde se producen, para quién
se producen y, mediante su concurso, incidencias sobre el desenvolvimiento
En este punto resulta por demás interesante la siguiente observación de Erik Reinert: “lo
que los economistas de la Ilustración llamaron emulación, se vinculó al núcleo de un desarrollo exitoso antes que a la ventaja comparativa o el libre comercio. En este contexto, emular significa imitar con la finalidad de igualar o superar. Si la tribu al otro lado del río ha dado
el paso desde la Edad de Piedra hasta la Edad de Bronce, la propia es compelida a mantenerse en su propia ventaja comparativa en la Edad de Piedra o tratar de emular a la tribu
vecina pasando a la Edad de Bronce. Antes de David Ricardo, hubo pocas dudas acerca de
la emulación como mejor estrategia para el desarrollo; e históricamente la contribución más
importante de su teoría del comercio fue hacer por primera vez moralmente defendible el
colonialismo. Hoy hemos abandonado completamente la idea de que una estrategia de emulación fue la ruta obligada que siguieron todas las naciones actualmente ricas, y desechamos
las herramientas clave necesarias para ello” (2007, xxiii) (traducción libre). En esta misma
obra, con relación a la creación de riqueza, Reinert señala que el pensamiento económico
europeo continental anterior a la economía política inglesa estuvo centrado además de en la
emulación, sobre la producción, la incorporación de conocimientos y su difusión al resto de
las actividades mediante sinergias. Adam Smith es un producto cultural desconocido excepto para cierto entorno, popularizado por Inglaterra luego de la supresión de las Leyes de
Cereales en 1846, una vez que el liberalismo se convierte en el principal producto de exportación con la finalidad de justificar su predominio a escala planetaria. Por otro lado, el gran
historiador económico italiano Carlo Cipolla (2003), abunda en ejemplos de emulación en el
capitalismo temprano, tanto como en la introducción de subsidios, regulación de las condiciones para la provisión de insumos, financiamiento público directo e, incluso, la utilización
de una medida desconocida en las sociedades europeas precapitalistas como lo es la prohibición de importaciones; todo ello para el fomento de la manufactura.
18
Tales supuestos son, además del mencionado, competencia perfecta (las empresas son
tomadoras de precios), pleno empleo, mercados abiertos, precios flexibles, libre movilidad
de factores y mercados abiertos, ausencia de economías de escala, conocimiento del mercado y acceso a las innovaciones.
19
58
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
futuro de la economía. Y ello es más relevante que sentenciar la compra en el
exterior de todo lo que internamente se produzca a un costo mayor.
Cuando una sociedad elige organizar la producción de su economía alrededor
de una canasta con más o menos bienes, con la selección de los bienes en la
canasta hace igualmente la elección de si tendrá una economía creadora de
riqueza o si se especializará en ser pobre. Entonces, decidir lo que se produce
no es un problema menor que la sociedad pueda dejar en manos de la naturaleza. Si así fuese, la Inglaterra de Henry VII se habría mantenido exportando
20
lana cruda a las hilanderías de Flandes , o la República de Corea se habría
afianzado en su ventaja comparativa y persistiría hasta hoy en la exportación,
como dice Ha-Joon Chang, de pelucas de cabello natural. ¿Por qué acontece
tal cosa? ¿De dónde proviene esta singularidad que descalifica la equivalencia
de producir tomates y automóviles a contraviento con las alucinaciones de la
teoría convencional del comercio internacional? ¿Acaso en la economía internacional poseen mayor poder de compra las divisas de igual denominación
generadas por un bien u otro?
Ya en 1613, el napolitano Antonio Serra delineó una primera respuesta al
intentar explicarse las diferencias de riqueza entre Venecia y Nápoles, relacionada con la capacidad para producir manufacturas y con la conservación del
control sobre su comercio, independientemente de la dotación factorial. Para
Serra, la ventaja de producir manufacturas y no cualesquiera otros bienes,
está dada por las siguientes razones: 1) mayor seguridad para la obtención de
beneficios en la manufactura que en la agricultura; 2) posibilidad de ampliar
tales beneficios mediante el comercio; 3) la facilidad para preservar las manufacturas facilita su exportación a los países más lejanos, y 4) relación creciente
entre valor agregado y beneficios en la industria, a diferencia de lo que acon21
tece en la agricultura . Serra no hace otra cosa que reconocer tempranamente
Efectivamente, mantuvo las exportaciones, pero acompañadas de impuestos crecientes
para encarecer el producto en el exterior, junto a la introducción de otros incentivos para
fomentar su procesamiento doméstico. Años más tarde, una vez desarrolladas las hilanderías
locales, su nieta, Isabel I, prohibió completamente las exportaciones inglesas de lana cruda.
Obviamente semejante cambio de política económica solo fue posible una vez destruida la
clase feudal en el largo conflicto de la llamada “Guerra de las Rosas” y la irrupción de la clase emergente mercantil en el Gobierno del reino.
20
“First, because of its greater certainty, since the artisan is more certain of making a profit
by working at his trade than the peasant or others persons by cultivating or preparing their
products; (…) Second, in the trades there can be extension, and thus the profit can be increased;
which is not possible in the case of produce, this not being subject to increase. (…) Third, the
trades have a surer market than produce does, and consequently the profit surer. That their
market is surer should be clear from this reason alone: that produce is hard to keep for any
length of time without spoiling; (…) But in the case of the trades, it is quite the opposite, their
products being easily preserved, not only for a short but also for a long time; and for the same
21
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
59
las externalidades resultantes de la producción de manufacturas. Reseñamos,
por tanto, el reconocimiento de cualidades intrínsecas de algunos bienes para
fomentar la difusión de presiones favorables al desarrollo económico.
La producción de manufacturas supone la transformación de las condiciones
naturales, primigenias, de determinados insumos básicos con menor o mayor
elaboración. Ese proceso de transformación supone la incorporación de conocimientos para la obtención del producto final, el cual, en la economía de mercado
contemporánea, adopta la apariencia de muchos bienes por un proceso incesante de diferenciación; la economía de mercado contemporánea es un inmenso
espacio de creación de valores de cambio potencial, en el sentido de bienes
que nadie requirió en alguna parte y por los cuales jamás hubo necesidad, salvo
la propia exigencia de reproducción del capital. Ello, sin embargo, no es óbice
para señalar que con mayor o menor complejidad del mercado, la producción
de bienes manufacturados, a diferencia de los agrícolas, le impone a la sociedad
un mayor ritmo de generación de innovaciones y absorción de progreso técnico,
que a través de la expansión del producto agregado y la exigencia de empleo calificado, propicia aumentos generales de la escolarización para poder acrecentar
el grado de industrialización o de creación de servicios avanzados.
Esta situación puede ilustrarse con el cambio experimentado por la universidad
europea entre los siglos xviii y xix, cuando la consolidación del capitalismo y
el subsecuente avance de la industrialización le impusieron transformarse de
escuelas de teología en academias de ciencias para crear los saberes necesarios
a la expansión y legitimación del nuevo sistema social. Los empleos calificados
cosechados al calor de la producción industrial tienen la virtud de halar hacia
22
arriba la remuneración del trabajo en otras actividades económicas : la mayor
organización laboral en el sector moderno impone las condiciones para percibir
monetariamente el valor de su contribución a la creciente productividad, con lo
cual arrastra las remuneraciones en las actividades tradicionales y crea el espacio
para que el sector de los servicios pueda elevar el precio de sus prestaciones.
De esta manera se amplía la participación del trabajo en el ingreso nacional.
reason, they may be exported with every facility to any distant country. (…) Fourth and last,
in most cases more profit is made from industry than from produce, as is seen in the manufacture of wool, especially fine cloths, in the manufacture of linen, of silks, arms, pictures,
sculptures, printing, and in all branches of the drug industry, with an infinite number of others
which it would be superfluous to mention” (Antonio Serra, 2006, pp. 147-148).
Por el contrario, la paradoja de las grandes universidades latinoamericanas en países con
industrias carentes de alguna relevancia, es la de convertirse en centros de formación de
desempleados educados o de trabajadores altamente calificados para su exportación al
resto del mundo. Tenemos, entonces, países pobres formando el establecimiento científicointelectual de los países ricos.
22
60
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
Asimismo, cuando la producción de manufacturas avanza en complejidad a
lo largo de la cadena de valor, tiende a incrementar su capacidad de arrastrar
en considerable cuantía factores productivos propios de otras actividades. Así
acontece con la creación de servicios avanzados, en la medida que el desarrollo industrial intensifica sus requerimientos tecnológicos, lo cual posibilita
la creación de nuevos conocimientos susceptibles de aplicaciones alternativas.
Tamaña observación permite por tanto considerar, a manera de aclaratoria, la
procedencia de la incapacidad de la industrialización latinoamericana para impulsar presiones virtuosas de crecimiento luego de la fase de sustitución fácil
de importaciones. En nuestras sociedades con alta concentración del ingreso,
la producción industrial se orientó a satisfacer las necesidades de los sectores
económicamente dominantes, quienes detentan un patrón de consumo propio
de los países desarrollados, en los cuales el nivel de ingreso puede sostener la
dinámica de la reproducción del capital que exige la diferenciación del producto. De allí una industrialización suramericana caracterizada por la producción
(ensamblaje) de bienes durables, diferenciación del producto y ahorradora de
trabajo. Su fuerte sesgo trasnacional impidió a la subregión disponer de un
establecimiento industrial que apoyase la innovación en la expansión de capacidades científico-tecnológicas locales, así como de los efectos multiplicadores
sobre el nivel de actividad provenientes del surgimiento de sectores conexos
como aquellos constituidos por el aprovisionamiento de insumos.
Luego de esta aclaratoria, resulta igualmente pertinente indicar que no todas las manufacturas poseen, de suyo, el mismo efecto virtuoso de arrastre.
Sucede tan solo con aquellos bienes cuya producción y permanencia en el
mercado demandan innovaciones e incorporación de progreso técnico para
su producción en un entorno competitivo. Reinert (2007) coloca sobre la
mesa los ejemplos de la relocalización de la producción de algunos bienes
entre México y Estados Unidos, y el de Haití, Honduras y Costa Rica con la
producción de pelotas de béisbol. En ambos casos alude a un proceso de
castración de las oportunidades de generación de innovaciones provenientes
de presiones cocinadas en las particularidades de las actividades económicas;
para decirlo con palabras cercanas a las suyas, la caída en callejones tecnológicos sin salida que los condena a la especialización en actividades intensivas
en mano de obra barata. En la primera situación, alude a la maquila y a los
efectos depresivos que sobre los salarios esta genera en la industria tradicional y a la reorganización de la producción del campo, donde la producción
de bienes agrícolas susceptible de mecanización, como el trigo y el maíz, se
traslada a los Estados Unidos y aquella que no requiere incorporación de
progreso técnico se vuelca sobre México; es así con la producción de fresas,
pepinos, cítricos y tomates. En la segunda situación acaece igualmente un
proceso de especialización en ser pobre, por cuanto el valor añadido radica
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
61
exclusivamente en el cosido a mano de las costuras de la pelota, en una actividad ritual, repetitiva, desprovista completamente de exigencias intelectuales
y/o tecnológicas para su acometida. No se necesitan escuelas de alta calidad
para aprender a coser a mano las pelotas de béisbol. Finalmente, debemos
mencionar la cualidad de los bienes industriales de permitir acometer su producción mediante economías de escala (rendimientos crecientes) y de generar
efectos de aglomeración.
De vuelta al problema de la complementación y aclarada la ausencia de homogeneidad en la función de producción y la falacia de la indiferencia en la
selección de los bienes a producir, imprescindible resulta anotar que, dada
esa reflexión anterior, de allí emerge una diferencia sustantiva en la complementación productiva respecto a la complementación económica: esta última
se despliega mediante el comercio de bienes, de allí el énfasis en la liberalización del comercio, interminables negociaciones por ítem arancelario y
un juego suma cero corregido discrecionalmente por disposiciones como el
Mecanismo de Adaptación Competitiva. Por el contrario, si asumimos ex ante
la integración entre países con grandes asimetrías y la manifestación expresa
de afectarla, la complementación habrá de establecerse con base en las actividades productivas, en cuyo interior se desencadenan procesos productivos
transfronterizos con equidad en las fases asignadas en la cadena de valor.
Las inversiones recíprocas, concertadas, acompañadas de políticas sectoriales
para la producción transfronteriza, favorecerán la desgravación arancelaria para
secciones completas del arancel de aduanas sobre el universo que resta por
liberalizar. Ello será una exigencia de la complementación productiva porque
requiere ampliar la movilización transfronteriza de factores productivos, dependiendo de cuántos países participen en la producción concertada de un determinado bien. Además, tal exigencia habrá de intensificarse sobre los insumos
intangibles en la cadena de valor de los bienes complejos, con elevada generación de innovaciones e incorporación de progreso técnico.
Una situación contraria reforzará las asimetrías y conducirá a restablecer las
odiosas condiciones económicas y culturales del coloniaje en la época del crecimiento hacia afuera o en la relación norte-sur. Con ello queremos decir que
deberá vencerse la tendencia a la especialización de los países en función de
su dotación factorial; ello consolidaría las asimetrías existentes y especializaría
a unos en crear riqueza y a otros en ser pobres. Nunca será lo mismo participar en la producción conjunta de aviones mediante el aprovisionamiento del
laminado de aluminio que a través del diseño y producción de los componentes de la suspensión o la construcción de partes del fuselaje. Los encadenamientos hacia el interior del espacio nacional, el aprendizaje y desarrollo
de nuevas capacidades y procesos, innovación en materiales y el arrastre de
62
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
miríadas de nuevos emprendimientos, ilustran las implicaciones económicas
diferenciadas y con alcance desigual.
Los países grandes o los de menor tamaño económico relativo se involucran
en megaproyectos, bien sea en la construcción civil (puentes, ferrocarriles), la
carrera espacial o ciencia básica (aceleradores de partículas), por ejemplo, con
el exclusivo interés de ampliar las capacidades de producción y tecnológicas,
recrear otras en nuevos procedimientos e incorporar recursos ociosos a la creación de riqueza; y ello supone involucrar una parte del ahorro de la sociedad a
la espera de retornos determinados por la habilidad de aplicar tales conocimientos y procesos a la creación de nuevos productos o a la solución de problemas
asociados a la propia existencia de la sociedad, es decir, a la consecución de
doble retorno: económico y social.
En este sentido, la Unasur requiere decidir, dadas las necesidades de sus sociedades, la definición de paquetes de proyectos que movilicen recursos naturales,
financieros y científico-tecnológicos, capaces de arrastrar el esfuerzo de la región
hacia nuevos estadios de conocimientos y producción, y acompañar al mismo
tiempo la creación de esta nueva urdimbre económica en la dirección de la complementación de amplios espacios de su producción. Resultará imperativo entonces, desde las políticas sectoriales, amén la dotación de recursos, capacidades,
potencial de desarrollo y necesidades compartidas, determinar ¿cómo se construye la cadena de valor?, ¿dónde se radican los procesos productivos que generan
innovaciones y absorben progreso técnico, además de crear empleos calificados?,
¿cuál será el esfuerzo de reestructuración económica en cada uno de los Estados
nacionales para asegurarse una participación dinámica en esa nueva integración?,
¿cómo se distribuyen los costos y se retribuye a quienes los asumen?
En definitiva, la complementación productiva aquí esbozada conduce a una
solución creativa de las restricciones asimétricas sobre la integración regional,
que creemos supera la mera adecuación de partes del espacio económico
ampliado a las condiciones existentes antes de la liberalización, tal como se
adoptó en la Unión Europea.
Y entonces… ¿qué financiamos?
El Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos (CPCR) se estableció en 1966 con
la finalidad de incrementar los flujos comerciales entre los países miembros
de la Aladi, sin que ello acarree mayores erogaciones de divisas. Desde su
puesta en operación y hasta 2009, tan solo 22,97% de las importaciones intra
Aladi fueron canalizadas por el convenio; este último año descendió hasta
6,71%. Sin embargo, entre 1972 y 1993, 73,69% de las importaciones entre los
miembros de la Aladi fueron procesadas por el CPCR: su cénit estuvo en 1989,
cuando alcanzó a 90,94% de las importaciones intrarregión.
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
63
Cabría decir que la expansión de su cobertura desde 1972 y hasta 1993 pudiera estar vinculada con expectativas adversas respecto a la disponibilidad
de medios de pago internacional asociadas con la crisis del sistema monetario
internacional (quiebra del sistema de paridades cambiarias fijas acordadas
en Bretton Woods) y restricciones asociadas de acceso al crédito comercial,
además de los choques petroleros de los años setenta y ochenta, así como
a la crisis de la deuda externa. ¿Cómo explicar la tendencia al abandono experimentada desde comienzos de los años noventa? ¿Por qué la región dio
la espalda a un sistema de pagos cuya finalidad no era otra que fomentar el
comercio mediante transacciones seguras con menores efectos sobre las reservas internacionales? ¿Ingresó la región a partir de mediados de la década de
los noventa, en una era de abundantes reservas internacionales? El siguiente
gráfico, muestra la trayectoria de las importaciones por el CPCR.
Gráfico 5
Aladi. Importaciones por convenio-Total importaciones intrazona
(%)
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
2008
2006
2004
2002
2000
1998
1996
1994
1992
1990
1988
1986
1984
1982
1980
1978
1976
1974
1972
1970
1968
1966
0
Fuente: Aladi. Cálculos propios.
Si el convenio se creó para impulsar el comercio en la Aladi sin incurrir en mayores pérdidas de reservas internacionales dada la “escasez de divisas”, ¿sugiere la
pendiente negativa en el gráfico anterior que la región ingresó entonces en una
fase contraria de abundancia de medios de pago internacional, lo cual tornó irrelevante la utilización del CPCR? ¿Tendrá algún asidero esta aseveración? El análisis
de las reservas internacionales en su condición de respaldo efectivo de la capacidad de pagos externos, esto es, en meses de importaciones, revela que su cuantía
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
64
no observa variaciones sustantivas a lo largo de dos períodos, tipificado uno
como de escasez de divisas y el otro, de abundancia de divisas: el promedio para
el primer período –entre 1972 y 1993– fue de 6,23 meses y en el segundo, entre
1994 y 2009, alcanzó a 6,19 meses. Nótese la paradoja entre ambos períodos.
Cuadro 4
Reservas internacionales totales
(meses de importaciones)
Período
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
RIT promedio 1972-1993= 6,23
RIT promedio 1972-1994= 6,19
RIT
Período
RIT
5,91
7,02
5,90
5,39
6,13
6,47
7,38
8,42
6,53
5,08
4,76
6,43
8,03
8,16
6,91
7,56
4,78
4,68
5,23
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
5,68
6,17
6,88
5,53
6,26
6,67
6,01
5,42
5,41
4,62
4,69
5,25
6,24
5,79
5,60
5,77
7,02
6,48
8,84
Fuente: Banco Mundial. Cálculos propios.
Si no aconteció la reversión abrupta, de rondón, del escenario de escasez de
divisas, ¿qué ocurrió a comienzos de los años noventa? En nuestra percepción,
tres cosas, por lo menos, sucedieron. Una, la solución a la crisis de la deuda
externa y al estancamiento con inflación propios de la “década perdida”, se
abordó mediante la adopción generalizada de los llamados “programas de
ajuste estructural”. Estos fueron diseñados por el FMI en colaboración con el
Banco Mundial y, entre otras medidas, contemplaron la liberalización de las
importaciones, la privatización de los activos públicos, apertura a la inversión
extranjera y la desregulación de la economía. Para justificar tales medidas se
apeló al argumento de la necesidad de incrementar la eficiencia en la economía mediante la creación de espacios para que los precios determinaran la
asignación de los recursos. De esta manera se propició una mayor transnacionalización de las economías latinoamericanas, ya presente desde la época de
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
65
la industrialización sustitutiva, lo cual habría de incidir de manera adversa sobre el CPCR de la Aladi: las estrategias de optimización de las empresas transnacionales –en ámbitos productivos, comerciales o financieros–, en absoluto
convergen con los intereses de nuestros países en el objetivo del desarrollo
económico mediante la integración. Una parte de la oferta exportable canalizada por transnacionales debió presionar para sortear el mecanismo CPCR
porque estaba en su interés operar directamente en divisas para acrecentar los
resultados financieros no solo con precios de transferencia, sobrefacturación
de importaciones y subfacturación de las exportaciones, sino también mediante operaciones especulativas en los mercados cambiarios y toma de ventajas
en el sistema bancario una vez se le concedió el acceso al crédito doméstico.
Obviamente, con sus no pocas limitaciones, el CPCR habíase erigido regionalmente en un obstáculo mayor para semejante estrategia de optimización
en la nueva economía mundial globalizada promovida por el Gobierno de los
Estados Unidos (Departamento del Tesoro), las instituciones multilaterales con
sede en Washington y la banca transnacional (Wall Street).
Dos, la imposición de una comprensión de la inflación como un fenómeno
estrictamente monetario –más allá de determinantes estructurales y conflictos
distributivos– asociado con el seguimiento de una política fiscal deficitaria
acompañada del financiamiento por parte de la autoridad monetaria, sedimentó las bases para introducir reformas legales sobre la banca central para
focalizar sus acciones en el control de la inflación y la administración de las
reservas internacionales. De esta manera, la banca central fue extrañada de
la política económica, y en nuestros países, de coordinar con los gobiernos
las acciones de política económica para impulsar el desarrollo. En unos países más que en otros, los bancos centrales de la subregión, en virtud de los
cambios en sus leyes fundamentales, minimizaron sus vínculos con la Aladi
y el CPCR, en tanto ello suponía una interferencia política inaceptable que
podría contaminar y desviar sus esfuerzos en el objetivo estricto de controlar
23
la inflación . En tanto el CPCR operaba precisamente mediante el respaldo y
El argumento de la independencia de los bancos centrales respecto a sus gobiernos y al
electorado se orientó a sustraer la política monetaria del escrutinio público, a diferencia de
la política fiscal (gasto e impuestos), tan sensible como aquella a las valoraciones sociales
de corto plazo. Sin embargo, el control de la inflación convertido en dogma u acto de fe por
los bancos centrales independientes, conduce sin excepción, en nuestros países, a tasas de
interés reales positivas y tipos de cambio real apreciados, los cuales constriñen la expansión
de la industria, los empleos productivos y las exportaciones. Este proceso en el cual los
bancos centrales “independientes” deciden cuáles son los sectores ganadores y perdedores en la economía, constituye sin duda alguna un acto esencialmente político mediante
el cual se asigna el excedente económico al sistema financiero nacional (banca y mercados
de capital) y al capital trasnacional. No será de ninguna manera falaz, por tanto, afirmar que
junto a la movilidad indiscriminada de capitales propalada por las instituciones de Washing23
66
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
garantías provistas por los bancos centrales de los países miembros, su declive
no se hizo esperar.
Y tres, todo ello se acompañó con una ideología investida de ciencia económica en virtud de su preciosismo matemático, la cual proveyó una narración
simplista y accesible, acerca de correcciones automáticas de los mercados con
base en señales de precios, que habría tornado inútil el interés latinoamerica24
no por la integración con fines de desarrollo económico . El CPCR sucumbió
ante la coordinación de tan certera artillería.
¿Dónde estamos hoy?
Durante la primera década del siglo xxi, la subregión experimentó una fase de crecimiento sostenido impulsado por la expansión de la demanda agregada interna
financiada con ingresos externos provistos por el superávit comercial determinado por las exportaciones de materias primas. Sin embargo, la crisis financiera internacional que estalló en 2008 y causó la recesión mundial de 2009, continúa sin
encontrar solución concertada a escala global y sumerge a la economía mundial
en una senda de ralentización del crecimiento con efectos adversos sobre los precios de los productos básicos de exportación, expresados en la elevada volatilidad
y ausencia de tendencia estable en su trayectoria. Este hecho resulta agravado por
cuanto algunos de ellos, principalmente el petróleo, devienen objeto de especulación financiera en los mercados de capital que operan con commodities.
Por otra parte, resulta imperativo para la subregión mantener el crecimiento
económico a riesgo de perder las ganancias observadas en el ingreso y el empleo, amén de evitar los conflictos distributivos que tanta inestabilidad política
trajeron en el pasado no muy distante. En una economía mundial con bajo
crecimiento, limitada expansión del crédito comercial por la escasa credibilidad en las garantías y el requerimiento local de diversificar las actividades
productivas para reorientar la demanda hacia el interior, resulta imprescindible adecuar y rescatar el anterior dinamismo del CPCR de la Aladi. En esta
nueva fase, el mecanismo puede generar los incentivos para el crecimiento
ton, los bancos centrales independientes constituyen el principal motor de la financiarización
de la economía en la subregión.
Una vez adoptados los programas de ajuste o en ejecución, reaparece el interés por la
integración (zona de libre comercio andina y creación del Mercosur) dentro del antiguo
espíritu de la Alalc, como asentamos con anterioridad; abatir las barreras al comercio para
ampliar los mercados internos y mejorar la rentabilidad, sin introducir cambios importantes
en la distribución del ingreso, perfil de la oferta, patrón energético o el acceso de la población preterida a la creación y distribución equitativa de la riqueza.
24
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
67
de aquellas empresas locales con menores recursos para sostener la competencia global derivada de la considerable transnacionalización imperante en
los esquemas comerciales tradicionales. El tema de diseño de los incentivos
adecuados no puede postergarse.
Para revitalizar el Convenio Aladi anotamos de seguidas algunas iniciativas:
a) Reducción de costos transaccionales: tasa de interés y líneas de crédito
bilateral. La tasa de interés establecida por la Aladi para las operaciones
entre bancos centrales (Libor a 3 meses + 15 días) resulta hoy día superior
al rendimiento de las reservas internacionales. Por tanto, propicia la cancelación adelantada de las obligaciones y con ello desvirtúa el objetivo de
ahorro de divisas, el cual se expresa en la menor varianza de los pagos en
el ínterin de cuatro meses hasta su liquidación. Los costos por tasas de interés se trasladan desde los bancos centrales hasta las instituciones bancarias
autorizadas, las cuales, sin duda, los incorporan en las comisiones cobradas
a los comercializadores internacionales en adición a los intereses devengados por la emisión de los instrumentos de crédito documentario.
Un segundo factor compele a la cancelación adelantada de los débitos: las
limitaciones impuestas por las líneas de crédito. El artículo 23 del convenio
señala: “Cualquier exceso sobre el límite de la línea de crédito deberá ser
pagado por el banco central deudor al banco central acreedor dentro de
los cinco días hábiles siguientes de producido dicho exceso”. Otra forma
de realizar esta cancelación, digamos, inmediata, se establece en el artículo
25 de la manera siguiente:
A solicitud del banco central que fuese deudor, el banco central acreedor podrá
efectuar abonos con cargo a un tercer banco central que tenga líneas de crédito
suscritas con las partes en conformidad con el Convenio, siempre y cuando este
tercer banco central acepte el débito.
De acuerdo con la Aladi, el total de las líneas de crédito en el convenio
ascendió a USD 2.828 millones, sin registrar cambios en los últimos cinco
años, precisamente el período donde acontece un importante auge del nivel
de actividad económica y del comercio exterior. Usualmente, los exiguos
montos de comercio canalizados por el convenio no encuentran trabas para
su realización en los límites de las líneas de crédito; sin embargo, acontece
lo contrario cuando este comercio experimenta cierto auge, por lo cual la
rigidez en la adaptación de las líneas de crédito a fases de auge en el comercio intrarregional deviene óbice para su despliegue e impone igualmente el
adelanto de las liquidaciones intraperíodo.
En la fase actual de recuperación de las operaciones por el convenio se
observa como los pagos anticipados ascienden desde USD 407 millones en
68
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
2003 hasta USD 11.506 millones en 2008 (equivalentes a 57,9% y 90,9% del
25
valor de las operaciones canalizadas, respectivamente) . Señalamos así,
entonces, que tasa de interés y líneas de crédito parecieran destinadas en
este momento a castigar la canalización del comercio intrarregional por el
CPCR de la Aladi.
b) Decisión política para forzar la reorientación del comercio intrarregional a
través del convenio. Esta puede expresarse, en primer lugar, en la obligatoriedad de tramitar las operaciones comerciales regionales de las empresas
26
públicas y gobiernos de los países miembros por este mecanismo . En
segundo lugar, sugerimos la centralización en la Aladi, para su posterior
difusión y consulta abierta, de la oferta exportable regional identificada por
países y productores, con especial énfasis en los bienes intermedios y servicios al productor, para superar las restricciones de información acerca de
27
la disponibilidad de insumos para las actividades de transformación . Esta
mayor información permitirá la concertación de estrategias de producción
conjunta en actividades productivas susceptibles de complementación y
habrá de estimular, a su vez, políticas sectoriales para el financiamiento, la
comercialización internacional y la capacitación laboral y tecnológica entre
los distintos gobiernos y con los sectores productivos nacionales.
c) Flexibilidad en el uso de monedas e instrumentos. El artículo 7 del convenio identifica al dólar de los Estados Unidos como la moneda para realizar los pagos por allí tramitados. Las nuevas realidades de la economía
mundial, sin embargo, sugieren la conveniencia de modificar este artículo
para conceder viabilidad al empleo de otras monedas e instrumentos no
monetarios como medios de pagos. Correlato de ello resultará la modificación concomitante del artículo 1, el cual señala el acuerdo de los bancos
centrales para establecer en dólares las líneas de crédito bilaterales. Ambos cambios crean las condiciones para la realización por el convenio de
operaciones en monedas nacionales, divisas alternativas o instrumentos
La “recuperación”, resulta pertinente señalar, obedece a la reorientación regional de una
proporción importante de las importaciones de Venezuela, como resultado de la instrumentación de un régimen de control de cambios.
25
Hasta comienzos de los años noventa, así aconteció con las exportaciones regionales de
Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
26
Por razones de costos, para países de bajos ingresos o productores con escaso financiamiento, la participación en ferias y misiones comerciales como instancias de promoción de
la oferta exportable suelen resultar prohibitivas. La provisión de información sobre la oferta exportable regional desde el portal electrónico de la Aladi podría compensar las carencias
anotadas.
27
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
69
no monetarios. Así, concederá igualmente mayor flexibilidad a los bancos
centrales para ajustar los requerimientos domésticos de importación a la
estrategia de gestión de las reservas internacionales (monedas y papeles)
y sus obligaciones externas (bien pasivos internacionales o compromisos
derivados de la geopolítica).
d) Preservar la garantía de reembolso. La garantía de reembolso constituida
mediante el artículo 11 del convenio, establece para cada uno de los bancos centrales la aceptación irrevocable de los débitos que acarree sobre
otro por los reembolsos realizados a instituciones autorizadas de su país
y provenientes de los pagos por operaciones cursadas. El respeto de la
garantía de reembolso habrá de fortalecer el sistema de pagos de la Aladi,
acrecentar la confianza en su empleo al tiempo que desalienta los argumentos a favor de acortar el período de la compensación, que es uno de
los principales atractivos invocados para publicitar la propuesta argentinobrasileña del sistema de pagos en monedas locales (SPML). El incumplimiento para con la garantía de reembolso y por tanto la carencia de certeza
en la redención de las acreencias, condujo en el pasado al establecimiento
de límites en los montos por operación, exigencias de garantías y cobro de
comisiones en adición a topes en las líneas de crédito, todo lo cual conspira en contra del desenvolvimiento del convenio.
Por otra parte, como hemos anotado más arriba, los cambios introducidos
en las legislaciones de bancos centrales al calor de las reformas neoliberales de los años noventa conducidas por el FMI y el Banco Mundial mediante los programas de ajuste macroeconómico, las cuales centraron sus
funciones en el control de la inflación y la administración de las reservas
internacionales, introdujeron algunas dificultades para el cumplimiento de
un objetivo relacionado con el desarrollo económico como el del sistema
de pagos de la Aladi, vinculado con la integración económica regional.
Para decirlo con palabras de la propia Aladi:
A partir de la década del noventa, los cambios institucionales introducidos con
relación a los objetivos y funciones que deben cumplir los bancos centrales,
tornaron problemático para la mayoría de los mismos, su papel dentro del Convenio en virtud del compromiso derivado de la garantía de reembolso (Aladi,
2009b, p. 11).
Ello se relaciona obviamente con la intención neoliberal de separar a los
bancos centrales de “motivaciones políticas” (el desarrollo económico y
la integración regional) que desnaturalicen su “correcto” accionar en la
dirección de la estabilidad de precios y preservar el poder de compra de
la moneda.
70
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
En la perspectiva de restaurar la capacidad del convenio para movilizar el
comercio intrarregional y sostener el crecimiento en un contexto de restricción del financiamiento externo y expectativas de contracción en el nivel
de las reservas internacionales, el restablecimiento de la garantía de reembolso debe asumirse mediante la definición de estrategias de cumplimiento
de los pagos para acotar la asunción del riesgo de mora.
En adición a lo anteriormente señalado, de acuerdo con la Aladi, otros dos elementos pueden desincentivar la canalización de comercio a través del convenio,
los cuales son: el plazo de aceptación de los débitos y la prueba de admisibilidad de las operaciones. En el primer caso, el reglamento del convenio establece
que los débitos efectuados “se considerarán aceptados si después de nueve meses desde la fecha de su registro no han sido objeto de observaciones por parte
del banco central cuya Cuenta Convenio ha sido debitada” (Aladi, 2009b, p. 14).
Dado el prolongado período entre el momento de registrar el débito y su aceptación definitiva (nueve meses), “existe la posibilidad de que una institución
autorizada pague al exportador una operación que luego pueda ser objetada
por el Banco Central del país importador y cuyo importe le sea extornado por
su propio Banco Central” (Aladi, 2009, pp. 14-15). Ciertamente, la incertidumbre
que la posibilidad del extorno, y por tanto la reversión de los procedimientos de
pagos ya efectuados, genera sobre los operadores de comercio exterior e instituciones autorizadas (con implicaciones fiscales para todos los involucrados),
necesariamente desalienta la canalización de operaciones por el convenio.
Una manera de superar semejante escollo radica en la reducción del período
para la aceptación en firme de los débitos a no más de una semana a partir
de la fecha de registro. Ello exige de parte de los bancos centrales fortalecer
los mecanismos de seguimiento y evaluación de las operaciones cursadas por
ante las instituciones autorizadas e impulsar acciones punitivas que afecten
pecuniariamente tanto a las instituciones autorizadas como a los operadores
de comercio y eviten la colusión entre ambos. El segundo caso (la admisibilidad de las operaciones) está vinculado con la definición de normas de origen, lo cual impone rondas de negociaciones con la finalidad de adoptar una
convención común.
Finalmente, resulta menester aclarar que el CPCR de la Aladi opera como
un mecanismo de pagos para favorecer las transacciones comerciales, mas
de ninguna manera contempla la corrección de las diferencias (asimetrías)
presentes entre los países: trascender esta limitación demanda el compromiso
ineludible de los diseñadores de política en tanto camino para sostener la
integración regional, dadas las escasas posibilidades de avanzar por la exclusiva vía de la liberalización del comercio. El tema de “la parte justa” gravita
Vladimir López Ríos / Disidencias y desdichas en la integración suramericana...
71
sobre todo acuerdo de integración, porque precisamente de su resolución
depende la permanencia y construcción de futuro en el seno del acuerdo.
La inconstancia y aparente falta de compromiso entre los países proviene no
solo del escaso comercio e integración productiva y financiera que minimiza
el costo de salida, sino más bien de las pérdidas potenciales (destrucción de
capacidad productiva y empleos) de algunos países, en virtud de las asimetrías
presentes.
El Sistema Unitario de Compensación Regional (Sucre) dispone de un mecanismo orientado a influir sobre las asimetrías mediante el fomento de la complementación en la producción, como lo mencionamos más arriba: la capitalización parcial del superávit comercial. Si el comercio intrazona discurre sobre
el supuesto mercantilista de acumular superávit, las posibilidades de profundizar la integración se verán fuertemente afectadas por contingencias y toda
clase de restricciones cuantitativas orientadas a salvaguardar la producción y
el empleo doméstico. El mejor ejemplo lo aporta el Mecanismo de Adaptación
Competitiva, firmado el 1 de febrero de 2006 entre Argentina y Brasil, que permite la aplicación de salvaguardas cuando incrementos en las importaciones
provenientes del otro socio comercial perjudiquen a la industria local. En lugar
de actuar para fomentar la complementación de las actividades productivas
–y con ello la movilidad factorial, ampliación de capacidad y la integración–,
se persigue racionar el potencial de expansión del país asociado. Los límites
a la integración en su concepción rígida “mercadista”, surgen precisamente
del escenario en el cual unos países son recurrentemente deficitarios y otros
alardean de su superávit. En esta situación, los que se empobrecen suelen
abortar el acuerdo. Un mecanismo como la capitalización de una proporción
del superávit comercial puede favorecer un proceso mutuamente beneficioso,
para profundizar la integración más allá de las concesiones comerciales; para
que cada país obtenga una “parte justa” de la creación de bienestar y abonar
en la dirección de una integración, como señalamos en páginas anteriores,
sostenida por la complementación de la producción.
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Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 75-89 • ISSN: 0005-4720
Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central
75
Crisis del capitalismo central
García
Carlos Felipe García*
Resumen
La crisis financiera de 2008 ocurrida en Estados Unidos acarreó la segunda
recesión global en ochenta años. Significó la culminación de un modelo de
acumulación capitalista (neoliberal) iniciado a finales de los setenta, en el cual
prevaleció una creciente participación de los sectores empresariales en el
ingreso total. De esta manera, se revirtieron las conquistas ganadas por los
sectores laborales durante poco más de cuarenta años en los países del capitalismo central. Ahora, hay una profunda crisis de subconsumo, agravada por
altos niveles de endeudamiento público y privado, que impide a estas economías entrar en una fase de crecimiento sostenido. Al mismo tiempo, la mudanza de la industria manufacturera del capitalismo central hacia zonas
emergentes, donde prevalecen políticas de bajos costos salariales, obstaculiza
una salida rápida a la crisis de crecimiento y prolonga los problemas de elevado desempleo e insuficiente consumo privado.
Palabras clave: Crisis financiera / Crecimiento / Ingreso total / Crisis de subconsumo
Código JEL: E23; G1
Abstract
The financial collapse of 2008 experienced in the United States brought along
the second global recession in eighty years, putting an end to the model of
capitalist (neoliberal) accumulation initiated in the late 70s, in which a growing
participation of the business sectors in the total revenues prevailed. Thus,
reverting the conquests made by labor sectors for over forty years in the
* Economista de la Universidad Central de Venezuela. Estudios de Maestría en Filosofía
(Universidad Simón Bolívar) y Máster de Economía (Claremont Graduate University). Actualmente desempeña la jefatura de la Oficina de Estudios Internacionales, con 21 años de
servicio en el BCV. Ha sido expositor en diversos eventos en universidades del país, entre
ellas la Universidad Central de Venezuela, Universidad Lisandro Alvarado y la Universidad
de Los Andes. Correo electrónico: cargarci@bcv.org.ve.
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
76
countries of the mainstream capitalism. Today, there is a profound crisis of
sub-consumption, aggravated by high levels of public and private indebtedness
that prevent these economies from entering into a phase of sustained growth.
In the meantime, the migration of the manufacturing industry of the mainstream
capitalism to emerging areas, where low salary cost policies prevail, hinders
a quick way out of the growth crisis as it worsens problems such as high
unemployment rates and insufficient private consumption.
Keywords: Financial crisis / Growth / Total revenues / Crisis of sub-consumption
JEL Code: E23; G1
Resumo
A crise financeira de 2008 ocorrida nos Estados Unidos trouxe como consequência
a segunda recessão global em oitenta anos. Isso significou a culminação de um
modelo de acumulação capitalista (neoliberal) iniciado no fim dos anos setenta,
onde prevaleceu uma crescente participação dos setores empresarias na receita
total. Deste modo, reverteram-se as conquistas ganhadas pelos setores trabalhistas
durante pouco mais de quarenta anos nos países do capitalismo central. Agora
existe uma profunda crise de subconsumo, agravada por altos níveis de endividamento público e privado que impedem essas economias entrar em uma fase de
crescimento durável. Ao mesmo tempo, a mudança da indústria manufatureira do
capitalismo central para zonas emergentes, onde prevalecem políticas de baixo
custo salarial, obstaculiza uma saída rápida à crise de crescimento e prolonga os
problemas de elevado desemprego e insuficiente consumo privado.
Palavras chave: Crise financeira / Crescimento / Receita total / Crise de subconsumo
Código JEL: E23; G1
Résumé
La crise financière de l’an 2008 aux États-Unis a provoqué la seconde des deux
récessions mondiales dans une période de 80 ans. Cela a signifié la fin d’un
modèle d’accumulation capitaliste (néolibéral) qui a été amorcé vers la fin des
années 70. Dans cette récession a prévalu une croissante participation des secteurs
patronaux dans le revenu total. Ainsi, les conquêtes atteintes par le secteur du
travail pendant une période d’un peu plus de 40 ans dans les pays du capitalisme
central se sont vues lésées. Au présent, il existe une profonde crise de la sousconsommation, aggravée par de hauts niveaux d’endettement public et privé qui
empêchent ces économies d’entrer dans une phase de croissance soutenue. En
même temps, le passage de l’industrie capitaliste de la manufacture à des régions
émergentes avec des politiques de bas salaires, fait obstacle à une sortie opportune de la crise de croissance et prolonge les problèmes du chômage et d’une
consommation privée insuffisante.
Mots clés: Crise financière / Croissance / Revenu total / Crise de la sous-consommation
Cassement JEL: E23; G1
Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central
77
La crisis financiera global de 2008, disparada por la ruptura de la burbuja
inmobiliaria en Estados Unidos, puso al descubierto el agotamiento de un
modelo de acumulación capitalista que se inició como una contrarrevolución
ideológica dirigida a capturar el poder económico para los sectores corporativos en los años setenta.
Ello provocó, en las tres décadas siguientes, un profundo reordenamiento de
la economía global, en la cual los sectores de centro se convertían, primordialmente, en economías de servicios y las de la periferia, en centros de produc1
ción manufacturera de bajo costo .
Efectivamente, se trataba de un modelo basado en un enfoque neoliberal en
el cual, bajo el credo de la lucha por la libertad individual, léase empresarial,
se buscaba desmantelar el modelo de acumulación capitalista heredado de la
Gran Depresión de 1929.
Privaban en este modelo un Estado fuerte, con poder de intervención en los
mercados, un sector laboral, con presencia sindical destacada y capacidad de
coparticipación en el mundo empresarial, y un Estado de bienestar que garantizaba la paz social; todo a costa de una acotación a la cuota de los sectores
corporativos en la renta general de la economía.
El agotamiento del enfoque keynesiano, así conocido, que le otorgaba rol económico preponderante al Estado para enfrentar las distorsiones macroeconómicas dejadas por una excesiva dependencia del libre mercado en el período
que antecedió a la Gran Depresión mundial iniciada en 1929, se hizo visible
ante el proceso de estanflación sufrida por las economías centrales a finales
de los sesenta y principios de los setenta.
En efecto, la combinación del endeudamiento dejado por la Guerra de Vietnam, las secuelas en materia de desempleo en países como Estados Unidos
y Reino Unido, el agotamiento del sistema monetario global basado en los
tipos de cambio fijos y la relación dólar-oro, además del impacto inflacionario
“La industrialización ha sido una característica fundamental en el éxito de las economías
en desarrollo en cuanto a la reducción de los niveles de pobreza. Sin embargo, la tendencia
reciente en la mayoría de las economías avanzadas ha sido hacia la desindustrialización.
Ello, debido a la disminución del empleo en la actividad manufacturera como proporción
del total, lo cual se refleja en la menor participación del valor agregado de la manufactura
al producto interno bruto (PIB). Dicha tendencia se ha observado no solo en Estados Unidos
y Europa, sino también en las nuevas economías industrializadas del este asiático. En contraste con lo anterior, la proporción del empleo en el sector servicios se ha incrementado
tanto en las economías de altos ingresos como en las de ingresos más reducidos” (http://
siteresources. worldbank.org/INTMOZAMBIQUE/Resources/WIDER_Lecture-Justin_Lin-05
-03-11.pdf).
1
78
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
producido por el embargo petrolero de 1973, dio lugar a la emergencia y aplicación de un enfoque económico monetarista duro.
Esta acción fue liderada en Estados Unidos por Paul Volcker, en el gobierno demócrata de Carter, y refrendada por la administración republicana de Reagan,
al darle continuidad al mandato de Volcker en la Reserva Federal de Estados
Unidos (FED).
En este marco de astringencia monetaria fuerte, se revivieron las combatidas
ideas del liberalismo previas a la Gran Depresión de 1929 que habían sido
superadas por la respuesta de los gobiernos y el surgimiento de un marco
institucional donde prevalecía la necesidad de un Estado regulador con capacidad para generar políticas públicas contracíclicas.
Teniendo como pretexto la ineficiencia de las políticas de ingreso, de sesgo
keynesiano, para combatir la inflación de los setenta, incluso de parte de
administraciones republicanas como la de Richard Nixon, algunos liderazgos
políticos cayeron bajo la influencia de la escuela monetarista, como fue el caso
de Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
En este sentido, se aplicaron políticas monetarias muy restrictivas para reducir
la inflación dentro de un esquema ideológico general de desmantelamiento
del Estado vía privatizaciones y desregulación, ataque a los sindicatos y reducción de los impuestos al sector corporativo.
En este último aspecto se trataba de las llamadas políticas del lado de la oferta,
contrarias a acciones destinadas a restablecer el pleno empleo estimulando la
demanda de consumo.
En este sentido, se llevó a cabo una reducción radical de los impuestos corporativos en el entendido de que esto traería una fuerte inversión empresarial
que redundaría en creación de riqueza y empleos. Ello, allanó el camino para
la recuperación de la participación relativa de la remuneración del factor capital a costa del factor trabajo en el ingreso nacional.
De esta manera, se abandonó el estímulo keynesiano a la demanda agregada a
través de políticas de generación de empleo con el concurso del Estado, en tanto
que es a través del incentivo de la reducción impositiva y la mayor productividad
laboral que se intentaría revertir la fase descendente del ciclo económico.
En verdad, el monetarismo fue la expresión del enfoque neoliberal de implantación de un modelo de acumulación capitalista dirigido a recuperar la parte
de la renta general de la economía que habían perdido los sectores corporativos desde la posguerra, y que había fortalecido económica y políticamente a
los sectores laborales.
Se trataba de un proyecto político de largo alcance dirigido a generar una
creciente apropiación de esta renta general por parte de los sectores empresariales privados.
Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central
79
Se puede apreciar como en varios países avanzados, según estudios de The Resolution Foundation (octubre, 2011), basados en cifras de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre 1970 y 2007, un año
antes de la crisis financiera global, se produjo una caída de la participación del
factor trabajo en el ingreso nacional en Estados Unidos, Australia, Canadá, Reino
Unido, Suecia y Alemania, coincidiendo con la aplicación de políticas de corte
neoliberal. Las excepciones se pueden observar en Japón, Francia, Finlandia y
Dinamarca, donde el enfoque neoliberal penetró a medias (cuadro 1).
Cuadro 1
Cambios en la participación laboral de los ingresos no ajustados
en una selección de países (1970-2007)
Proporción del
Proporción del
Dirección y magnitud de los cambios1/
1970s
1980s
1990s
2000s2/
trabajo en
trabajo en
19702/
20072/
Consistencia débil en la relación entre crecimiento económico y el salario medio (descomposición crónica)
Estados Unidos
64%
60%




Australia
60%
53%




Canadá
59%
55%




Deterioro reciente y fuerte relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre agudo)
Francia
56%
57%




Reino Unido
65%
60%




Alemania
59%
55%




Deterioro reciente y leve relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre leve)
Japón
41%
49%




Finlandia
55%
56%




Dinamarca
59%
65%




Suecia
66%
61%




Variación
en puntos
porcentuales
-3,1%
-7,1%
-3,8%
0,9%
-5,3%
-3,7%
8,2%
1,0%
6,1%
-4,9%
1/ Compara la participación del trabajo en el comienzo y el final de la década.  y  denotan
movimientos de menos de un punto porcentual;  y  denotan movimientos más amplios.
2/ 2007 se emplea como el último punto en esta tabla con el fin de eliminar los efectos temporales de
la reciente recesión. Las excepciones son Alemania y Finlandia, donde 2008 se utiliza dado que la
recesión comenzó el siguiente año.
Fuente: Estadísticas de la OCDE.
No sería muy descabellado suponer que esta participación siguió empeorando, en tanto que en varios de estos países ha aumentado la tasa de desempleo
y al tenor de la aprobación de planes de restricción fiscal y estancamiento de
las economías, se ha precarizado el ingreso laboral.
La recesión global de 2008 y 2009 reveló cómo el desarrollo de este capitalismo central, bajo el sello neoliberal, escondía una bonanza basada en el
sobreendeudamiento de empresas y hogares que proporcionaba el consumo
necesario para mantener un ritmo expansivo.
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
80
Sin embargo, este comportamiento de los consumidores se volvió insostenible
al estallar las burbujas de los mercados de acciones en 2000-2001 y de viviendas en 2007-2008, y deteriorarse de forma acentuada los patrimonios de los
hogares.
El ingreso disponible de los hogares estadounidenses se engrosó hasta 2007
debido a entradas asociadas al refinanciamiento de activos inmuebles que
veían crecer su precio gracias al auge de la titularización del mercado de hipotecas apoyada en un contexto de tasas bajas (gráfico 1). Luego de estallar
la burbuja inmobiliaria, desapareció esta fuente de ingreso empobreciendo los
patrimonios de las familias.
Gráfico 1
Porcentaje de ingreso disponible de los hogares producto
de la refinanciación de su endeudamiento en Estados Unidos
(%)
20,00
19,00
18,00
17,00
16,00
15,00
2010-01-01
2008-07-01
2007-01-01
2005-07-01
2004-01-01
2002-07-01
2001-01-01
1998-01-01
1999-07-01
1996-07-01
1995-01-01
1983-07-01
1992-01-01
1990-07-01
1989-01-01
1987-07-01
1986-01-01
1984-07-01
1983-01-01
1980-01-01
1981-07-07
14,00
Fuente: Banco de la Reserva Federal de Saint Louis.
La reversión del efecto riqueza, que surgió como el producto del aumento de
los precios de los inmuebles, un prolongado ciclo de tasas de interés bajas y
el desarrollo de productos financieros, que exacerbaron la titularización de las
hipotecas, desnudó la magra dependencia salarial de las familias, empeorada
con un alto nivel de endeudamiento.
El fenómeno del colapso de la compensación salarial se observa como algo
más generalizado, destacando la caída de la proporción del salario en el ingreso de los trabajadores (gráfico 2). Ello se inscribió en las medidas de flexibilización laboral propias de la aplicación de un enfoque neoliberal dirigido
Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central
81
a favorecer al sector empresarial y reducir el costo de la mano de obra. La
excepción la constituyen los países nórdicos que no han seguido este enfoque
de política económica.
Gráfico 2
Los salarios como proporción del total
de la compensación del empleado (1970-2010)
%
100
95
Dinamarca
90
Japón
Canadá
85
Estados Unidos
Reino Unido
Alemania
80
Finlandia
Australia
Suecia
75
Francia
70
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
2010
Fuente: Estadísticas OCDE.
En la investigación realizada por The Resolution Foundation también se hace
notar este descenso de la participación del salario en la compensación que
reciben los empleados por su trabajo (cuadro 2).
En efecto, entre 1970 y 2010, la mayor caída se observa en Estados Unidos y Reino Unido, países donde prevalecieron, independientemente del signo político
de los gobiernos de turno, objetivos de flexibilización (precarización) laboral.
Asimismo, quedó clara la existencia de una creciente desigualdad social manifiesta en el aumento de la participación, dentro de la renta, de los sectores
de altos ingresos y el ensanchamiento de la base de la pirámide social. En el
caso de Estados Unidos, los datos del Censo Nacional revelan cómo ha crecido desde inicios de los setenta el número de personas que viven en situación
de pobreza (gráfico 3).
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
82
Cuadro 2
Cambios en la participación de los salarios de compensación de los empleados
en un conjunto de países (1970-2010)
Proporción del
Proporción del
Dirección y magnitud de los cambios1/
1970s
1980s
1990s
2000s2/
trabajo en
trabajo en
19702/
20072/
Consistencia débil en la relación entre crecimiento económico y el salario medio (descomposición crónica)
Estados Unidos
89%
80%




Australia
80%
74%



Canadá
93%
88%




Deterioro reciente y fuerte relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre agudo)
Francia
76%
74%




Reino Unido
91%
83%




Alemania
86%
81%




Deterioro reciente y leve relación entre el crecimiento económico y el salario medio (quiebre leve)
Japón
90%
85%



Finlandia
88%
81%




Dinamarca
96%
91%




Suecia
74%
77%


Variación
en puntos
porcentuales
-9,0%
-6,6%
-5,9%
-2,2%
-8,0%
-4,9%
-4,5%
-7,5%
-4,7%
2,2%
1/ Compara la participación del trabajo en el comienzo y el final de la década.  y  denotan
movimientos de menos de un punto porcentual;  y  denotan movimientos más amplios.
2/ Los primeros datos son de 1993 para Suecia y 1980 para Australia y Japón. los últimos datos son
de 2007 para Canadá, 2008 en Japón y 2009 en el caso de Estados Unidos y Francia.
Fuente: Estadísticas de la OCDE.
Gráfico 3
Número de pobres y tasa de pobreza
en Estados Unidos (1959-2010)
Números en millones, las tasas en porcentajes
50
46.2 millones
45
Número en la pobreza
40
35
30
25
20
Tasa de pobreza
15
15,1%
10
5
0
1959
1965
1970
1975
1980
1985
1990
1995
2000
2005
Recesión
Nota: Los datos puntuales son colocados en el punto medio de los respectivos años.
Fuente: EE UU Census Bereau, Current Population Survey, 1960-2011. Annual Social and
Economic Supplement.
2010
Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central
83
Al mismo tiempo, se deja notar cómo los sectores que más ingresos reciben
aumentan sus entradas, creando una enorme brecha con el resto de los sectores de la sociedad. De esta manera, los ricos han acaparado la mayor parte de
las ganancias en las últimas tres décadas (gráfico 4).
Gráfico 4
Distribución del ingreso y cambios
en las cuotas por quintiles
Ingeso medio por hogar
(USDm) Antes de impuestos (dólares de 2007)
2
%
Variación de las cuotas de ingreso
Vs. 1979, Después de impuestos
150
120
1,5
90
60
1
30
0,5
0
-30
1979 1983 1987 1991 1995 1999 2003 2007
Top 1%
Top 20%
Second 20%
Third 20%
1979 1983 1987 1991 1995 1999 2003 2007
Fourth 20%
Bottom 20%
Fuente: Oficina de Presupuesto del Congreso.
Aparte del estancamiento del ingreso y la mayor desigualdad que acarreó en
los hogares, la crisis financiera reveló un alto endeudamiento en los hogares
que trajo una fase de subconsumo.
Además, esta crisis también disparó el endeudamiento público debido al deterioro de los ingresos de los Estados como consecuencia de la recesión y
la aplicación forzada de fuertes programas de rescate financiero y planes de
estímulos económicos que tendieron a agotar, en los países avanzados, las
acciones convencionales de política monetaria y restringieron la posibilidad
de contar con una política fiscal activa.
En el caso de las familias, el deterioro del ingreso familiar debido al empobrecimiento del valor de sus activos inmobiliarios hizo sucumbir su patrimonio y
llevó a estrategias de desendeudamiento y merma en los niveles de consumo
ante el crecimiento del desempleo y endurecimiento de las condiciones crediticias por parte de los bancos.
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
84
El empeño de los hogares por lograr liberarse de la carga onerosa del endeudamiento en sus patrimonios terminó por desviar recursos para tales efectos
y afectó sensiblemente el consumo privado. En el informe sobre el flujo de
fondos de la Reserva Federal se puede observar esta acción de las familias
(gráfico 5).
Gráfico 5
Endeudamiento de los hogares
en Estados Unidos (2000-2009)
15
2005 $, Trillions
Household Total Liabilities
12
Home
Mortgages
9
6
3
Consumer
Credit
Other Liabilities
0
2000
2002
2004
2006
2009
Fuente: Cuentas de flujos de fondos de Estados Unidos (FOF), tabla B, 100.
Vale mencionar que en Estados Unidos, los hogares sacaban provecho del
refinanciamiento constante de sus hipotecas debido al fuerte descenso de las
tasas de interés. Sin embargo, la astringencia monetaria iniciada por la Reserva Federal en 2005 dio al traste con este recurso de origen financiero que
engrosaba los patrimonios domésticos y aumentó la dependencia del ingreso
familiar del estipendio salarial.
La fase de sobreconsumo que llegó hasta 2008, dio paso a una etapa de
subconsumo que ha impedido a las economías superar la recesión en unas
circunstancias adversas en cuanto a creación de empleo.
Ello ha sido así debido a que la globalización de la industria manufacturera ha
desindustrializado las economías del capitalismo central y la ha asentado con
fuerza en economías periféricas como las de China e India, por ser centros de
producción de bajo costo salarial.
Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central
85
La así llamada “nueva normalidad” de la economía se caracteriza por un crecimiento bajo sin capacidad para crear empleos en un número lo suficientemente grande para imponer un círculo virtuoso de consumo e inversión.
Además, existe una mermada capacidad para generar exportaciones al haber
perdido capacidad competitiva frente a los nuevos polos globales de bajo costo fomentados desde el centro y que, a su vez, se han asentado en regiones
de la periferia.
Al mismo tiempo, en las economías del centro, debido a la crisis bancaria, el
sector financiero ha entrado en una ola de destrucción de empleos, al encarar
una fase de corrección de excesos y afrontar una fuerte inestabilidad a raíz de
la creación exagerada de derivados financieros.
Asimismo, recientemente, la insolvencia de la deuda soberana europea ha
deteriorado la hoja de balance de los bancos y hace temer por una nueva
crisis financiera global, al estar en peligro entidades europeas con importancia
sistémica, cuya caída traería una nueva recesión global.
Por su lado, los gobiernos, debido al fuerte deterioro de su posición fiscal, que
se ha traducido en un mayor déficit y un nivel de endeudamiento insostenible,
han abrazado procesos de consolidación fiscal que merman su capacidad para
generar empleos o contribuir a ello a través de programas de obras públicas.
El creciente endeudamiento de los hogares y de los gobiernos, constituye, de
tal manera, una pesada losa que impide que se recuperen los niveles de consumo en los países avanzados y que las economías puedan volver a crecer a
tasas que hagan retroceder el desempleo (gráfico 6).
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
86
Gráfico 6
Deuda del sector no financiero desde 1980
Niveles reales, deflactados
Como porcentaje del PIB1/
por los precios al consumidor2/
330
700
280
600
230
500
180
400
130
300
80
200
100
30
1985
1900
1995
Total
2000
2005 2010
Gobierno
Private sector
1985
1900
Household
1995
2000
2005 2010
Corporate
1/ Promedios simples para 18 países de la OCDE y Estados Unidos.
2/ 1980=100; promedios simples para 16 países de la OCDE.
Fuente: Cecchetti., Mohanty, Zapolli, F. (2011).
Antes que generar plazas de trabajo, los gobiernos están despidiendo a muchos trabajadores, cortando servicios públicos, afectando la seguridad social
y, en general, precarizando los ingresos laborales. Amén de que se están
retomando o profundizando programas de privatización que impactarán las
fuentes de empleo. Todo ello agrava la fase de subconsumo que frena cualquier posibilidad de recuperación económica en las economías del capitalismo central.
Esta crisis también dejó al descubierto fallas estructurales en el modelo capitalista de las economías del centro, las cuales estaban dominadas por la fuerte
participación de los sectores financieros y sectores no transables, como la
construcción residencial en el producto interno bruto (PIB) de las economías
avanzadas y, particularmente, en las de Estados Unidos y algunos países eu2
ropeos .
“Entre 1990 y 2008, el número de personas con empleo en Estados Unidos creció a 149
millones desde 122 millones. Fueron creados aproximadamente unos 27 millones de empleos
durante ese período, de los cuales 98% estaban dentro del sector no transable de la economía, es decir, el sector que produce bienes y servicios que solo pueden ser consumidos a
2
Carlos Felipe García / Crisis del capitalismo central
87
Esta hipertrofia de los sectores económicos hace cuesta arriba rebalancear las
fuentes de crecimiento de la demanda agregada sin que se apliquen mecanismos de protección a la industria doméstica.
China se ha convertido en un productor de bienes con mayor valor agregado
3
y de bajo coste que dificulta reconstruir una industria manufacturera con ca4
pacidad de exportación en los países del capitalismo central .
En los cuadros que se muestran, según trabajo realizado por el economista jefe
del Banco Mundial, Justin Yifu Lin, China ha ido ascendiendo su producción
de bienes con mayor valor agregado, superando las etapas de industrialización en la cual hacía hincapié en empresas intensivas en trabajo (cuadro 3).
Además, si no es China, otros países emergentes de la zona asiática, Europa
del Este o incluso de América Latina podrían ser centros de producción de
bajo costo salarial con la ventaja adicional de tener un mercado doméstico
atractivo, en tanto que viven un ascenso de sus clases medias y de reducción
de la pobreza, lo cual ha aumentado su consumo de manera importante.
De esta manera, rehacer las economías del capitalismo central, ante la fuerte
competencia que plantea, por ejemplo, la economía de China y otros países
emergentes, demanda la presencia de un Estado fuerte que imponga una visión de largo plazo que tenga como objetivo recuperar la economía con base
en proyectos de infraestructura.
nivel doméstico. En Estados Unidos, la mayor cantidad de trabajadores del sector no transable la tuvo el Gobierno (22 millones de puestos de trabajo en 2008) y la industria de la
salud (16 millones en 2008)” (Spence, 2011).
“En la década, desde la entrada de la OMC en 2001, China se ha convertido en la alternativa más económica para las compañías que desean externalizar su producción en el
orden de menores costos. (…) en los EE UU, en tanto, la pérdida de alrededor de 6 millones
de puestos de trabajo en la manufactura y el cierre de decenas de miles de fábricas en la
década han generado temor en torno a una posible crisis en la actividad manufacturera”
(The Boston Consulting Group, 2011, p. 5).
3
“Además, China seguirá siendo una de las fuentes principales de exportaciones de bajo
costo para Europa Occidental, a pesar de que la brecha del salario se reducirá de manera
significativa. En 2010, el costo laboral de tiempo completo ajustado por su productividad en
el Delta del Río Yangtze representó 25% del costo que se registró en Europa Occidental. En
2015, se estima que esos costos representarán el 38% de los que registrará Europa Occidental. Es probable, que este cambio no sea suficiente para generar un punto de inflexión, por
lo tanto Europa continuará apoyándose en China como fuente primaria de productos manufactureros en los próximos cinco años” (The Boston Consulting Group, 2011, p. 13).
4
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
88
Cuadro 3
Clasificación de los países en determinadas industrias
Los gansos voladores continúan volando en Asia
Calificación
Animales vivos
1992
1
5
3
2
4
China
India
Japón
Korea
Thailandia
2008
1
4
3
5
2
Plásticos
1992
3
5
1
2
4
China
India
Japón
Korea
Thailandia
2008
1
5
2
3
4
Productos
farmacéuticos
1992
2
3
1
4
5
2008
3
1
2
4
5
Maquinaria
eléctrica / partes
1992
3
5
1
2
4
2008
1
5
2
3
4
Calzado
1992
1
4
5
2
3
2008
1
2
5
4
3
Hierro y acero
1992
3
4
1
2
5
Receptores
de televisión
1992
3
5
1
2
4
2008
1
5
2
3
4
2008
1
4
2
3
5
Juguetes
1992
1
5
2
3
4
2008
1
5
2
4
3
Fuente: WITS database, Yufu Lin, J. (2011).
Igualmente se plantearían nuevas políticas industriales, mejora de la educación, creación de empleos, respeto al medio ambiente, aprobación de reformas financieras que repongan la intermediación crediticia en su papel de
impulsora del sector real y formulación de planes dirigidos a reducir la desigualdad social.
Referencias bibliográficas
Cechetti, M. y Zampolly (2011). The Real Effects of Debt. BIS Working Paper 352.
Harvey, D. (2007). Breve historia del neoliberalismo. Madrid: Editorial Akal.
Navarro, V., Torres, J.
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http://www.resolutionfoundation.org/media/media/downloads/Painful_Separation.pdf.
Spencer, M. (2011). The Impact of Globalization on Income and Employment. Foreign
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The Boston Consulting Group (2011). Made in American, Again. Why Manufacturing Will
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US Federal Reserve, Flow of Funds, 2011.
Yifu Lin, J. (2011). From Flying Geese to Leading Dragons. Working paper 5.702. Banco
Mundial.
90
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a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
a
aa
a
a
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a
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aa
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a
a
a
a
a
a
a
a
aa
a
a
a
Documentos
Documentos
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 93-101 • ISSN: 0005-4720
Introducción al pensamiento crítico latinoamericano1
Valencia
Judith Valencia*
I
Comencemos por comentar el sentido de la crítica. No es cualquier crítica. Es
crítica, con sentido, apoyados en el devenir de la crítica al modo de producción de capital/al capitalismo.
Hasta mediados del siglo xix el pensamiento ilustrado/la modernidad/la humanidad, pensaba en la evolución del progreso como una acción “humana natural”. Es decir, que el desenvolvimiento de la humanidad, como el resto de las
especies vivas y riquezas de la naturaleza, las rige la razón de la acción “del más
apto”. Así transcurría la vida, cuando Marx y los trabajadores de esos tiempos,
con su acción práctica/crítica/liberadora, pusieron al descubierto los motivos
del conflicto entre los humanos: de los intereses, de las intenciones, de la expropiación, explotación y dominio. Entre sujetos, clases, razas e imperios.
Con este a priori me hago de la palabra en esta ocasión. Toda selección es
arbitraria, les propongo destacar algunos de los aportes teóricos que encarnaron subjetividades de/entre luchadores en resistencias, develando las mentiras
encubiertas en fórmulas liberales. Una de esas fórmulas: la del progreso, debía
avanzar de la mano de la Revolución Industrial. Idea fuerza que acompañó la
formación en expansión de la civilización occidental, de la Europa occidental
hacia/junto a América.
Pensadores, militantes críticos fueron develando las intenciones, calculando
indicadores, mostrando las funciones y límites de las fórmulas. El cuerpo del
pensamiento crítico comenzó un arduo y complejo proceso, impregnando de
dudas dogmas de la civilización occidental.
* Profesora titular de la Universidad Central de Venezuela, Faces-Escuela de Economía,
Cátedra de Economía Política, adscrita al Departamento de Economía Teórica. Correo electrónico: jbjjvp@gmail.com.
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Ponencia presentada durante las Jornadas de Economía Política en 2010.
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II
¿Pensamiento latinoamericano? ¿Será más correcto decir: pensado desde Latinoamérica? Debemos decir que lo que el pensamiento militante criticó y
fue develando, solo era posible pensarlo desde Latinoamérica y no solo por
latinoamericanos. Pensamiento elaborado desde Latinoamérica, como porción
territorial del Nuevo Mundo/del Mundo del siglo xv. El sur del continente americano, una vez sellada la independencia política de Iberia/España y Portugal
quedó a la deriva del capital financiero monopólico imperialista, dispuesto a
hacerse de las riquezas de las nacientes naciones, disposición permitida en
alianza con los gobernantes criollos. Entender América, como espacio territorial invadido por la convulsión europea, compartiendo el espacio-temporal del
Nuevo Mundo, matriz gestora del modo de producción del capital, conjunto
de relaciones sociales de producción, que una vez desentrañadas y expuestas
en voz de Marx como relaciones de poder propias y específicas/históricas,
quedó bautizado por la literatura de finales del siglo xix con el nombre de
capitalismo.
La expansión productiva de Inglaterra, Holanda y Francia sobre América fue
nucleando las fuerzas productivas que permitieron el surgimiento institucional, legitimación y sustento de la división social del trabajo, que al tiempo
desemboca en la economía mundial capitalista. Las riquezas expropiadas a los
otros continentes, a través del dominio de los imperios coloniales: esclavos e
invenciones, potenciaron a Occidente bajo el resguardo de la Armada inglesa
y la doctrina invasiva del “libre cambio”.
Razones históricas diseñaron Latinoamérica como el lugar desde donde pensar
el desenvolvimiento, paso a paso, del progreso, el crecimiento y desarrollo
de la industrialización. En síntesis: del progreso del capital y del capitalismo, como relación social y régimen político civilizatorio desde/de Occidente; como tejido institucional de poder del modo de producción del capital,
proceso que se despliega por siglos y, hacia fines del siglo xix, configura la
economía mundial del capitalismo.
Sin embargo, la evolución del pensamiento de la humanidad debió esperar la
ocasión de la reflexión crítica colectiva hasta la segunda posguerra del siglo xx.
III
En la segunda mitad del xix, la narrativa literaria latinoamericana da cuenta del
juego de posiciones por el control y la defensa de las riquezas exploradas y
explotadas durante los siglos coloniales.
En la primera mitad del xx, la aparición y expansión del capital financiero consolida el tinglado comercial y productivo tendido durante el xix. Despliegue
de fuerzas que, de tanto en tanto, se ve interrumpido por los conflictos entre
Judith Valencia / Introducción al pensamiento crítico latinoamericano
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Estados, en lucha por lograr la hegemonía: la Gran Guerra, la crisis de 1929, la
competencia con el nazismo/fascismo, la Segunda Guerra Mundial.
Los secretos del despliegue de las fuerzas de la invasión civilizatoria de Occidente quedarán al descubierto con los resultados políticos y económicos
de la ofensiva del Plan Marshall, evidente la intención manifiesta del control
mundial nuclear y la cultura del terror con Hiroshima y Nagasaki.
La ocasión para la reflexión colectiva se hizo presente después de 1947. Proliferan los diagnósticos y las teorías. Las Comisiones de las Naciones Unidas
permiten el debate. En la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal) el hilo de los términos del intercambio mostró en cifras un dispositivo
imperialista. Las teorías sobre el desarrollo incluirán las polémicas posiciones
entre atraso/subdesarrollo/capitalismo y/o socialismo, hasta llegar a ni lo uno
ni lo otro de “los no alineados”. Dentro de esa maraña se llega a los sesenta,
década de síntesis en las metamorfosis del capitalismo del xx, pero también
del “deshielo teórico” a propósito del socialismo soviético. Suman leña al
fuego los aportes de la Escuela de Budapest y las publicaciones de viejos manuscritos inéditos. El control espacial soviético con el Sputnik y Gagarin. En
Latinoamérica aparece Cuba. Todo a la vez, desatará las fuerzas de la crítica.
De hecho, la hegemonía mundial de posguerra de los Estados Unidos da pie
para fortalecer sus políticas de control hemisférico. La grieta que abre Cuba
permite reconocer y mostrar la histórica estrategia del Destino manifiesto. Al
tiempo que revive el Manifiesto comunista.
IV
La sustancia que cultivó la insurgencia
¿En qué consiste lo verdaderamente pensado desde Latinoamérica? ¿Cuáles
fueron algunos de los enunciados develados en las huellas de las resistencias
que encauzaron a los pueblos insurgentes?
Solo precisiones/contribuciones para enraizar el transcurso del pensamiento
reciente. Los estudios fueron delatando señales:
yyCómo la exportación de la relación “de capital”, originada en las últimas
cuatro décadas del siglo xix, desde los centros industriales hacia el resto
del mundo, pautó una división internacional del trabajo que, aprovechando la información del mercado colonial, enquistó inversiones sobre las
riquezas naturales de territorios ajenos; dando lugar al desenvolvimiento
de una economía mundial capitalista que, a los años, financiará conexiones
constitutivas de monopolios internacionales, punto de partida del capital
financiero mundial.
yyEl impacto social sobre los pobladores de los territorios invadidos por la
inversión extranjera directa quedará registrado por la historia oficial como
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la conversión de relaciones sociales ancestrales/tradicionales/coloniales en
relaciones sociales capitalistas/progresistas; la crítica las enunciará como
las fuerzas expansivas del progreso que fragmentaron las naciones pluriculturales.
yyAvanzan las relaciones sociales legitimando la propiedad sobre territorios
adquiridos en compra y/o riquezas naturales concedidas bajo contratos de
concesión. Fueron estos los privilegios originales que permitieron conformar los monopolios internacionales como empresas/trust privados; cuerpos que tejen la dominación dictando derechos y deberes de economía
internacional. La invasión de las inversiones queda reconocida como propiedades adquiridas y/o derechos convenidos. Numerosas son las referencias; solo una al azar: el secretario de Estado de Roosevelt, Cornell Hull,
en 1942, expresa:
A través de la inversión internacional debe proporcionarse el capital necesario
para el adecuado desarrollo de los recursos naturales y capacidad productiva
latente en las zonas relativamente no desarrolladas (…) La tarea de encauzar la
implantación de un sistema de relaciones internacionales en el terreno comercial
y en otros asuntos económicos recaerá en gran parte sobre los Estados Unidos.
yyEl Plan Marshall, pensado como fórmula de contención del comunismo, en
la práctica contiene e induce una metamorfosis que reformula la economía
mundial, reconstruyendo un aparato productivo multinacional e intermonopólico. Las matrices multinacionales cundirán al mundo de filiales. El capital, buscando maximizar la plusvalía, fragmentará el espacio geográfico,
reubicando técnicamente las fuerzas productivas; a la vez que el régimen
capitalista institucionaliza los mecanismos represivos de cohesión social.
yyEn los sesenta, a los esquemas de integración económica convenidos: Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc) con su subregional del
Pacto Andino, le anexaran la Alianza para el Progreso y la política militar
de contrainsurgencia. El impacto social inducido por las transformaciones
en las relaciones de poder del capitalismo de posguerra significó: muertes
selectivas a los líderes de la resistencia e insurrección y frustración de ilusiones de bienestar. Como oportunidad de progreso, la tentación urbana
desocupará territorio y concentrará suburbios de “ciudadanos” a la espera
del chance “de la movilidad social”, capacitándose para convertirse en
mercancía y recibir un salario –tan justo por ajustado– insuficiente para
satisfacer las necesidades de una vida digna/gratificante.
yyEl debate conducirá a corear con André Günder Frank, en 1969: “La dependencia ha muerto. Viva la dependencia y la lucha de clases”. Para la
crítica no había sido suficiente abordar la ofensiva de las inversiones en
tiempos del imperialismo, era necesario volver al tiempo de gestación del
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Nuevo Mundo/de América como espacio constitutivo de la civilización occidental.
yyCon esa mirada hacia atrás el pensamiento crítico dimensionó su sentido.
Y durante los setenta la lucha se encaminó contra el capital y su régimen mundial, el capitalismo. Para unos, construyendo el socialismo y para
otros, por la vida. Común el punto de partida, polémico el sentido constituyente.
yyLa lectura colectiva de los acontecimientos continuó. Con el Consenso de
Washington, las transnacionales, el Pentágono, sus aliados (socios) continentales privados y gubernamentales, reconfiguran los esquemas/procesos
de integración: el ALALC en la Asociación Latinoamericana de Integración
(Aladi), el Pacto Andino en la Comunidad Andina de Naciones (CAN), aparece el Mercado Común del Sur (Mercosur) con el retorno a la democracia
en el cono sur, acoplan al SICA y a la Comunidad del Caribe (Caricom).
Avanzaron acoplando los convenios intergubernamentales y las políticas
públicas a las intenciones (prácticas) estratégicas del capital transnacional
(principalmente sudamericano), utilizando variados dispositivos de cohesión. Entre varios, la deuda y la guerra de baja intensidad y/o de cuarta
generación, el despliegue de bases militares y ejércitos de mercenarios/
cuerpos de paramilitares. Los ajustes macroeconómicos y la deuda marcaron las coordenadas del territorio político liberado para la inversión transnacional.
yyPor los años setenta, ochenta y noventa del siglo xx, los Gobiernos latinoamericanos y los intereses transnacionales, amparados en el discurso de “las
transformaciones requeridas”, se acogieron al financiamiento ofrecido por
los organismos multilaterales y la banca comercial internacional. Fue así
como, con variados argumentos, los recursos productivos rentables/competitivos, ubicados en los territorios de los Estados endeudados y fiadores,
fueron quedando amarrados a las decisiones de los capitales financieros y
comerciales transnacionales. Las unidades de producción de capital transnacional participaron, a través de sus socios bancarios (financieros), en
el financiamiento de los préstamos públicos y privados avalados por los
gobiernos de Estados.
yyLos préstamos a los empresarios privados y a los organismos públicos recibieron el aval de los Estados. Con el dispositivo de la deuda las políticas de
los Gobiernos latinoamericanos quedaron anuladas y anudadas a la estrategia económica del capitalismo mundial, bautizada como globalización. Los
gobiernos hipotecaron la soberanía de los Estados, quedando impedidos
de dictar políticas públicas distribuidoras de la riqueza productiva.
yyPara los noventa, la ofensiva capitalista se propuso anexar territorios-contodo-y-pobladores, buscando garantizar la más irrestricta libertad para los
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inversionistas internacionales (extranjeros y nacionales). Pero a medida
que la ofensiva avanzaba, los pueblos campesinos y las naciones indígenas atacadas levantaban barricadas contra la reestructuración del sistema
interamericano. Contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA),
los Tratados de Libre Comercio (TLC) y/o contra la pretensión mundial de
establecer normas y disciplinas de obligatorio cumplimiento desde la Organización Mundial del Comercio (OMC).
yyEl capitalismo transnacional se propuso diseñar “un específico patrón de
poder” desde donde negocia entre los suyos una integración económica
rentable. Dejando fuera a multitudes tenidas por inútiles, a quienes ofrecen
la posibilidad de organizarse “en nichos” como eslabones en las cadenas
comerciales y/o acogerse a políticas públicas focalizadas.
Por esta ocasión son suficientes estos elementos para sostener la contribución
de la crítica. La delación de estas señales, entre muchos otros acontecimientos,
cultivaron el terreno práctico y en los albores del siglo xxi, los sujetos impactados por siglos van estallando en rebeldía.
V
Es el momento propicio para celebrar los aportes del pensamiento crítico,
pero nunca es suficiente. Entre tantas otras sumo dos ideas, muchas veces
planteadas por muchos, más no por ello menos importantes, en tanto el debate propuesto compromete la acción revolucionaria de los pueblos. Las tomo
en palabras de José Arico y Enzo del Búfalo.
yy José Arico escribe en Advertencia. Estudios sobre el capital (1977):
…su análisis [Marx] no es verdaderamente “económico”; pero tampoco “filosófico”;
sino crítico. No intenta fundamentar una nueva economía política, o una filosofía
distinta; quiere hacer, y lo repite constantemente, una “crítica de la economía
política” que sea a la vez una teoría de la revolución. No sólo la crítica de una
representación dada de la realidad, sino la subversión de la propia realidad.
yy Enzo del Búfalo, con esta intención plantea en una introducción a la segunda edición de La genealogía de la subjetividad (2007):
…este deseo [todo intento efectivo de construir en las prácticas cotidianas la
sociedad de hombres libres e iguales] es parte de la composición material de una
nueva subjetividad que se constituye ya no en la antigua relación de lo UNO que
fundamenta lo múltiple, sino en la multiplicidad que se articula en diversas dimensiones y que, por lo tanto, escapa a toda reificación conceptual y pone como
su única determinación la diferencia y no la esencia. Existe una complejidad
constitutiva de esta nueva figura de la subjetividad que hace difícil su comprensión
porque aún no ha desarrollado sus formas propias de expresión o, mejor aún,
no ha encontrado en el trabajo intelectual las formas adecuadas a las prácticas
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sociales que la producen; quizás no tanto, porque éstas no las produzcan –que
siempre lo hacen–, sino porque el trabajador intelectual institucionalizado está
totalmente subsumido en el actual orden despótico; de ahí que todo pensamiento
que tiene una expresión institucional y amplia difusión aparezca como mera
elaboración doctrinaria de viejas teorías.
Dos ideas para sumar al dilema militante del trabajador intelectual. Y con ellas
aventurarnos a leer los siguientes episodios.
VI
Episodios aún no comprensibles.
Episodios narrados escuchando la calle
(No resulta nada fácil entender las maneras de hacer y deshacer en multitud).
Primer episodio
Un día lunes 27 de febrero de 1989. La violencia de las mentiras convirtió a los
pueblos mansos en multitud iracunda.
Prensa, radio y televisión, todos juntos, todos los días emitían los mensajes
como masajes. Dijeron y repitieron buscando convencer que las políticas de
ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI) eran inevitables.
Que los bajos márgenes de ganancia espantan a los inversionistas y eso conlleva al desabastecimiento de los productos alimenticios de la dieta diaria:
harina de maíz, arroz, granos, azúcar, leche, pastas, huevos.
Sin que la gente “de a pie” hubiera cobrado la segunda quincena de febrero,
autorizan el aumento de pasaje del transporte colectivo.
La multitud amotinada comienza a manifestar por las calles de una ciudad
dormitorio de trabajadores de Caracas, la capital. Radio-bemba delata acaparamiento de comestibles. Fue así como un hecho azaroso develó la mentira que
encubría la escasez premeditada, cómplice. A partir de ese momento nadie
más guardo silencio. Todo quien sabía dijo dónde había.
La duda cunde y la multitud permanece en las calles buscando la verdad de
las mentiras. El Gobierno, para detener a la multitud enardecida, usó batallones de soldados y así enjaular de nuevo a los iracundos que deambulaban por
las calles sin rumbo definido. Comenzó a derrumbarse el mito de la institución
militar. Los soldados habían disparado contra sus hermanos del barrio.
A los cinco días volvió la calma. Como que si nada había pasado. Al tiempo
pudimos constatar las huellas en la piel del pueblo/Ejército. En 1992 dos
intentos de sublevación militar. Casi a 10 años, sería el 6 de diciembre de
1998, cuando el rugido subterráneo de esa multitud levantó vuelo votando
por Chávez/presidente.
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Segundo episodio
Las semillas de 1989 germinaron en la tierra culturalmente fértil a emanciparse.
Para los pueblos protagónicos de sus procesos constituyentes, la Constitución
aprobada en diciembre de 1999 significa un modo de vida y un diseño de
patria.
La multitud siguió en la calle, ocupando su territorio, porque el proceso constituyente le otorga protagonismo.
Durante el 2001 algunas pugnas y escaramuzas dieron señales de confusión
y desasosiego. Corrientes ocultas se movieron pretendiendo resquebrajar la
solidez de las fuerzas sociales protagonistas del proceso.
La corriente opositora latente en el tejido social, de un día para otro, irrumpe
comandada por la insólita alianza de los directivos de la Confederación de los
Trabajadores de Venezuela (CTV) con la federación de empresarios.
La CTV y la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción
de Venezuela (Fedecámaras), los medios de comunicación privados, la embajada de los Estados Unidos, los voceros de la Casa Blanca y personajes de
organismos hemisféricos e internacionales, todos juntos forman una onda de
resonancia que convierte la ofensiva inicialmente virtual en acciones de calle
de desobediencia cívico-militar.
Los días 11 y 12 de abril de 2002 osaron derogar la Constitución y pretendieron coagular con sangre el atrevimiento de la multitud. El 13 de abril quedó
develada la más grande de las mentiras: Chávez no había renunciado. La multitud avanzó al rescate de su espacio.
Tercer episodio
La arremetida contrarrevolucionaria decide el 2 de diciembre de 2002 acabar
con la industria petrolera.
La gente sencilla, relegada por años, inocente, sin información suficiente para
captar la perversidad del sentido de la complejidad del mundano mundo contemporáneo, enmudeció ante la dimensión de la perversidad, de destruir sin
miramientos, con premeditación y alevosía, el corazón del orgullo nacional.
La contrarrevolución dio muestras del espíritu perverso al generar un paro técnico manejado a distancia, de un paro electrónico, sin gente. La multitud no se
desesperó, entendió y esperó hasta que la vida recobró su ritmo cotidiano.
En el 2003, la contrarrevolución brindó las condiciones para revivir el sueño
de la dignidad. Venezuela se convirtió en un lugar que se revisa por dentro.
Soberanía alimentaria, salud y educación devinieron en misiones. Muerte al
latifundio, Barrio Adentro, Robinson, Ribas, Sucre. Se trata de movilizarse y
comprometerse para dignificarse. No más humillación. Basta.
Judith Valencia / Introducción al pensamiento crítico latinoamericano
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Hasta el sabotaje petrolero de diciembre 2002-marzo 2003, tratamos de revolucionar las instituciones del Estado apoyando las iniciativas gubernamentales.
Para derrotar el sabotaje desbordamos la institucionalidad. No más caminos
formales. Cada semana nació/nace una misión. Cada misión incorpora voluntarios, enrola necesitados, potencia y reúne capacidades.
La tierra para sembrar, Robinson para alfabetizar, Ribas para concluir la escuela, Sucre para las universidades: toda la familia de vuelta al estudio y a la
siembra. Barrio Adentro y misión alimentación, atención integral a todos los
deshechos por la pauperización. Zamora por la tierra. Vuelvan Caras y Che
Guevara para los oficios. La multitud humillada que probó su fuerza en las
calles se moviliza y organiza para satisfacer las necesidades de salud, saber y
trabajo. Dando inicio al despliegue de condiciones de “transferirle poder al
pueblo”.
Cuarto episodio
El mapa muestra el renacer de lo que estuvo oculto. Paso a paso se va amasando un cuerpo social en conflicto con la estrategia contrarrevolucionaria del
capitalismo imperial transnacional.
Si somos todos, significa ritmos diversos. Todos los sujetos plantean lo suyo
sin sujetar al otro, guiados por los sentidos de asumir que la felicidad (dignidad) es una construcción cultural, en unión y emancipadora. Cada quien pone
lo suyo, no transferible pero unible.
Sin disolver el Estado, porciones de la sociedad venezolana vienen asumiendo misiones de gobierno. Caminando por un experimento cultural. De saber:
desde leer, oficios, profesiones por vivir y producir. De salud: de cuerpo y
conciencia. Las misiones avanzan formando un solo ejército (cívico-militar) en
la producción y la defensa.
La revolución reconquistando a los pobladores, a la tierra, a la renta de la riqueza natural no renovable, brindando condiciones con las que el pueblo teja
un contrapoder/o un poder popular; produciendo y reproduciendo la vida. El
tejido social se va haciendo y siendo.
¿Será que como trabajadores intelectuales iremos encontrando las formas adecuadas a las prácticas sociales que las producen? Estamos en deuda.
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 103-119 • ISSN: 0005-4720
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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Capital en crisis o crisis en el capital1
Pérez M.
Jorge Pérez Mancebo*
Introducción
Finalizando la primera década de este siglo nos encontramos con un paisaje
socioeconómico planetario de lo más interesante. Partiendo de una clasificación no muy exigente ni ortodoxa, podemos señalar que en la situación actual
las regiones dominantes están reestructurando su entramado de relaciones
mercantiles y buscando nuevos equilibrios con la esperanza de mantener su
posición de dominio (Estados Unidos, Europa, Japón). Las regiones emergentes están ancladas en sus proyectos de crecimiento tratando de capear el
temporal y de minimizar sus efectos (Brasil, Rusia, China, India, México). Por
otra parte existen vastas extensiones de territorio y gentes casi paralizados con
la amenaza de los efectos de una crisis que les parece como ajena (casi toda
África, Centro América, buena parte de Asia). Además se observa la presencia
de unos núcleos de resistencia con diversas concepciones, sometidos al aislacionismo (Cuba, Corea del Norte, Irán, Zimbabue), y un grupo de naciones
que se plantea soluciones alternativas con variedad de visiones y realidades
(Bolivia, Ecuador, Venezuela), con fuerte nostalgia por el pasado, pero que
reconocen que las soluciones de los dominantes se hacen a costa de los dominados.
En este contexto resurge la esperanza de la creación de un mundo mejor, solidario, cooperativo y diverso. Pero esa esperanza y sus tiempos ¿tienen base real?
En mi opinión, el riesgo más grande que enfrentamos es partir de un análisis y
diagnóstico equivocados, retomando la senda del descreimiento, el desgano,
el individualismo y la dispersión. Esto no es nuevo, tenemos muy cercanos los
* Economista y magíster en Economía Internacional de la Universidad Central de Venezuela. Jefe de la Cátedra de Economía Política de la Escuela de Economía de la UCV y miembro
del Comité Académico del Centro de Estudios y Programa de Formación en Economía Política de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
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Ponencia presentada durante las Jornadas de Economía Política en 2009.
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tiempos del derrumbe de los núcleos de resistencia, principalmente en Europa, y su efecto en los revolucionarios en todo el mundo, fuesen partidarios o
no de esos proyectos. Las sobreexpectativas pueden ser más perjudiciales que
las más ácidas campañas mediáticas.
Por lo tanto, creo que el principal papel de las investigaciones en economía
política, al menos las comprometidas con el progreso y el cambio social, deben estar dirigidas a identificar la naturaleza de la crisis actual y sus tiempos,
tanto de duración como el tiempo histórico en el cual se desenvuelve. El
método dialéctico de “someter a la crítica todo lo existente” debe ser la guía,
propósito y razón de nuestra acción. De ahí lo provocadoras que pretenden
ser estas reflexiones.
Las crisis en el capitalismo y la génesis de la actual
Marx hace 150 años ya desenmascaraba al capitalismo como un sistema con
un lucro insaciable, tratando de revertir la tendencia decreciente de la tasa de
ganancia que forma parte integrante de su comportamiento interno, por múltiples mecanismos pero que, en última instancia, se encontraba con la fatalidad
del carácter de su naturaleza cíclica y contradictoria, analizando lo que denominaba “conflicto entre la expansión de la producción y la valorización”.
El capital en su dinámica revoluciona las fuerzas productivas expandiendo la
producción. En ese proceso crece enormemente la masa de capital constante
y la consiguiente producción de mercancías. Este mismo crecimiento debilita
la fluidez con la que “la composición orgánica del capital” absorbe las innovaciones y cambios técnicos afectando la tasa de plusvalía y su impacto en
la valorización. Ejemplo de esto lo vemos en la General Motor, que tiene un
inmenso inventario de maquinarias y equipos, con obsolescencia moral, presentando una crisis de valorización. ¿Cuál es la salida?, ¿la variable de ajuste
cuál es? Obviamente el trabajador asalariado.
Además, en el desarrollo del proceso social se da la contradicción en la estructura económica, entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción;
las primeras tienden a detenerse por incapacidad objetiva de las segundas
de acompañarlas. En consecuencia se da lo que Marx llamaba una época de
revolución social.
Sin duda el sistema capitalista es un entramado de contradicciones que tienen un
efecto en cascada y cada vez que se cree que se soluciona un conflicto surge otro
de la misma naturaleza pero con mucha más sofisticación. Hay quienes han creído, por ejemplo, que el problema de la lucha de la clase obrera sería eliminado
con el surgimiento de las revoluciones industriales y la utilización de maquinarias
de alta tecnología en la producción, lo cual condicionó la disminución de la jornada laboral y la consecuente obtención de plusvalía relativa. Sin embargo, esto
desencadenó otra contradicción: el capitalista al modernizar su taller incrementó
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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la productividad, lo que solo era posible a costa de un cambio relativo en la
composición orgánica del capital, es decir, la relación entre el capital constante y
el capital variable. Lo anterior creó un conflicto: como la teoría del valor plantea
que todo nuevo valor agregado es producto creador del capital variable (fuerza
de trabajo) y no del trabajo pretérito (maquinarias, equipos, edificios), entonces la
cuota de plusvalía se reduce, lo cual entra en flagrante contradicción con la lógica
del sistema, como es el caso del permanente crecimiento de la tasa de ganancia.
A partir de lo dicho podemos señalar la primera situación a definir, ¿Se han
agotado todas las posibilidades de desarrollo del sistema capitalista para poder hablar de una época de revolución social? O ¿estamos ante eventos dentro
de la naturaleza del desarrollo capitalista?
Los límites a la valorización pueden darse por periodos y no necesariamente
implican el derrumbe del sistema. La presencia de desproporcionalidades entre
los diferentes sectores productivos, la sobreproducción como consecuencia de
la anarquía e individualismo capitalista y el correspondiente subconsumo de la
población son fenómenos que se presentan recurrentemente a lo largo de la historia económica en los pasados dos siglos. Su presencia, incluso yuxtapuesta, no
ha derivado en derrumbe, para eso se requiere que la reproducción del capital
encuentre trabas estructurales acompañadas de dinámicas sociales, insurgentes,
conscientes y planetarias.
Las innovaciones, por la naturaleza competitiva del capitalismo, incrementan
la composición orgánica dificultando tanto la reposición como la rotación y la
circulación del capital.
La presencia de varios de estos elementos ha confundido en más de una ocasión a quienes los leemos bajo una óptica impugnadora y transformadora. Las
fluctuaciones cíclicas son propias del funcionamiento del sistema y se hacen
cada vez más graves al no corresponderse las capacidades productivas con el
mercado, desarrollándose el primero más rápidamente que el segundo.
La institución del crédito trata de equilibrar estas variables instalando la figura
del dinero ficticio sin respaldo de valor que distorsiona el sistema de precios
y la asignación de recursos, favoreciendo a los propietarios del capital con
procesos inflacionarios al no tener estas emisiones respaldo material.
Asimismo, en la fase descendente del ciclo económico se presentan procesos
migratorios de las economías más desarrolladas a las menos desarrolladas, impactando regiones donde las capacidades productivas son más atrasadas y la
sobreproducción derivada de las altas demandas en periodos de prosperidad
se contrae eliminando producción y fuentes de trabajo. Este fenómeno se hace
más inclemente en la medida en que la producción tenga una composición
orgánica menor y sea más lejana a los mercados de consumo.
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Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
La creciente centralización de la producción y las finanzas acompaña el desarrollo del modo de producción capitalista. La competencia asegura la supremacía de los procesos productivos más avanzados. En una desenfrenada
búsqueda de esto, el dinero ficticio se convierte en capital ficticio, montañas
de papeles respaldados por papeles, acciones, hipotecas, bonos, notas estructuradas, incluso varias veces, creando las llamadas burbujas que no son otra
cosa que un enorme precio nominal sustentado en un valor material muchas
veces menor.
En el proceso de mundialización se verifica una tendencia a la homogenización de las condiciones de producción, distribución, cambio y consumo,
propagándose las relaciones de producción capitalistas hasta el último rincón
del planeta.
En este contexto, la caída de la tasa de ganancias puede ser revertida, el
crecimiento de las relaciones de producción burguesas hacia zonas atrasadas
o recién incorporadas y la expansión del ciclo del capital productivo han logrado ensamblar fases y ciclos del capital en una división internacional del
trabajo que se confunde con la unidad de producción, ofreciendo una salida
a la caída de la rentabilidad y dando un reimpulso a la rotación y circulación
del capital, revirtiendo los números rojos que tanto preocupan a la aristocracia
gerencial. Ahora bien, dicho esto, creer que por las fluctuaciones en las bolsas
de valores el capitalismo verá su fin no pasa de ser un deseo ingenuo.
La ley del valor y su funcionamiento
En este momento se relanza la teoría del valor levantada por el Prometeo de
Tréveris como sólida explicación causal del comportamiento económico actual. El capital es una relación, no es una masa monetaria. No es el capital lo
que se enfrenta a los trabajadores, sino que el capital es el enfrentamiento entre capitalistas y trabajadores, donde los capitalistas controlan el uso exclusivo
de los medios de producción y, por lo tanto, cuándo y cómo los productores
directos pueden ir a hacer uso de los instrumentos y medios. El trabajador no
tiene acceso libre a los medios, debe someterse a la propiedad que el burgués
defiende con sus Estados y Ejércitos. O sea, los Estados y Ejércitos están para
mantener esa relación social general entre propietarios y no propietarios.
Los capitalistas viven de producir no bienes de consumo, sino ganancia. Los
bienes que circulan en la forma de mercancías, al realizarse, es decir, venderse, retornan no solo la inversión, pues así no habría excedente, que es el
sobrante que sobrepasa la inversión y la suma de los factores que han intervenido en la producción. Así la producción de objetos para la venta tiene como
meta que lo recaudado sea más que lo invertido.
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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Para Marx el mundo de las mercancías encierra tanto valor de uso como valor
de cambio. Estos constituyen la “naturaleza bifacética del trabajo contenido en
las mercancías”. Tan importante es este carácter bifacético del trabajo que el
propio Marx lo erigió como “el eje en torno al cual gira la comprensión de la
economía política”.
La teoría del valor-trabajo postula que el valor de las mercancías capitalistas
está determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. Esa cantidad se expresa en unidades de tiempo de trabajo abstracto y
su precio, finalmente, en unidades de dinero. Esta determinación del valor de
las mercancías opera en cualquier sociedad mercantil fundada en la propiedad
privada de los medios de producción y de consumo. Aunque con particularidades, según sea simple, desarrollada o cooperativa.
La ley del valor determina, direcciona y regula el intercambio de equivalentes
en una economía mercantil. Siendo el capitalismo una forma de economía
mercantil, se mueve bajo su orientación. La violación de estas reglas precipita
la contradicción entre la valorización y la producción.
En la posguerra de la Segunda Guerra Mundial se desencadenó la tercera revolución industrial, basada en el desarrollo de los computadores y la robótica.
Al aplicar estas tecnologías en el proceso productivo se acortó el tiempo de
trabajo socialmente necesario, tanto para la reproducción de las mercancías en
general, como para la de la fuerza de trabajo en particular; es decir: se elevó la
productividad del trabajo. El funcionamiento de la ley del valor como expresión de las regularidades en el intercambio se encuentra condicionada por el
carácter cada vez más monopólico en la producción, comercio y finanzas.
Entonces ocurren, en nuestra opinión, dos situaciones. Por un lado la mercancía que sirve de intermediario queda desconectada del proceso de creación
de valor (se distancia paulatinamente hasta 1971, cuando el presidente Nixon
decide la no convertibilidad del dólar, moneda mundial, por oro). Por tanto,
se subjetiviza el sistema de pagos a los intereses y necesidades de la economía norteamericana. La relación entre equivalentes y la garantía de reserva de
valor de la moneda está en manos de una autoridad monetaria y de un interés
político particular.
Por otro lado, la desaparición de su temido oponente planetario, el socialismo
real, dio rienda suelta a los apetitos de enriquecimiento y consumismo desregulado y voraz. Los activos de la economía real se tranzan en forma de acciones, notas, bonos y otros instrumentos, según algunos cálculos, a 1.500 veces
su valor en la economía real; lo que hizo insostenible el sistema de pagos y un
pinchazo como el tema de las hipotecas subprime provocó que saltara por el
aire, temporalmente, la inmensa burbuja financiera que se había creado.
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En la economía mundializada operan simultáneamente la concentración y centralización como mecanismos de la acumulación de capital. La ley de la centralización
es la que históricamente prevalece, determinando la marcha y la configuración del
capitalismo global de nuestros días.
La concentración implica monopolización de medios de producción y de fuerza de trabajo por capitalistas individuales a partir de la expropiación de los
productores directos (campesinos, artesanos, obreros independientes, etcétera). La concentración de capital produce, al mismo tiempo, dispersión y
“repulsión de muchos capitales individuales entre sí”. Y con ella, a diferencia
de la centralización,
El incremento de los capitales en funciones aparece contrarrestado por la formación de nuevos capitales y el desdoblamiento de los capitales antiguos. Por donde,
si, de una parte, la acumulación actúa como un proceso de concentración creciente de los medios de producción y del poder de mando sobre el trabajo, de
otra parte funciona también como resorte de repulsión de muchos capitales individuales entre sí (Marx, El Capital, t. III).
En cambio, la centralización estimula el proceso de monopolización-absorción
de capitales entre sí, aun en el caso de que no exista creación de valor ni de
riqueza social, sino que solo se verifiquen cambios en la distribución general
del capital en la sociedad. Esta tesis concuerda con la idea de Marx cuando
escribe que:
Este proceso se distingue del primero en que sólo presupone una distinta distribución de los capitales ya existentes y en funciones; en que, por tanto, su radio
de acción no está limitado por el incremento absoluto de la riqueza social o por
las fronteras absolutas de la acumulación. El capital adquiere, aquí, en una mano,
grandes proporciones porque allí se desperdiga en muchas manos. Se trata de
una verdadera centralización, que no debe confundirse con la acumulación y la
concentración (Marx, El Capital, t. III).
Lo importante de la centralización que se despliega a escala ampliada durante
el siglo xx, sobre todo a través de la expansión de las corporaciones multinacionales, es que se convierte en una poderosa palanca de acumulación y
posibilita homogeneizar las condiciones de organización y explotación de la
fuerza de trabajo a nivel global.
La ley del valor-trabajo es la base de la globalización-mundialización del capitalismo. Este, en su fase actual imperialista y expansionista, no se puede entender
sin aquella base y las categorías que implica, tales como valor, plusvalía, tasa de
ganancia, composición orgánica de capital, monopolios y ciclos de capital.
Al enfocar así el mundo del trabajo, necesariamente tiene que encuadrarse en
el proceso global de explotación que conlleva la concentración y centralización
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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de capital. Proceso que, en su lógica, encuentra cada vez más dificultades para
producir valor y, por ende, riqueza social. Por lo que el empresariado como
un todo tiene que resarcir sus pérdidas recurriendo a la superexplotación del
trabajo allí donde existen las condiciones económicas, políticas y jurídico-institucionales; es decir, ya no solamente en la periferia del sistema sino, incluso,
en los países del capitalismo central.
En el mundo de las mercancías, la fuerza de trabajo se encuentra desprotegida, su poseedor no es un burgués. La situación de dominio que este tiene le
permite fijar su precio por debajo de su valor, ampliando la tasa de plusvalía.
Si a esto le sumamos que lo que el trabajador recibe a cambio es dinero, que
se encuentra debilitado como equivalente universal y reserva de valor, se nos
presenta con toda contundencia la tendencia histórica de la acumulación
capitalista: menos magnates y más ricos de un lado y crecimiento de la masa
de miserables de otro.
Las predicciones de Marx y el papel de las condiciones materiales
Marx, en la Contribución a la crítica de la economía política (1859), señala
que en el curso de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad van
entrando paso a paso (incremento en cantidad) en contradicción con las relaciones de producción existentes, y esas relaciones se convierten en trabas de
las relaciones productivas. Ese incremento cuantitativo se va haciendo cada
vez más perceptible a la conciencia de los hombres hasta que, en un momento
dado, se produce un salto de cualidad y se abre entonces una era de revolución social. Además dice que
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen las fuerzas
productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia
hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua.
En el primer capítulo de La ideóloga alemana (1846), Marx señala el desarrollo de las fuerzas productivas como premisa material del comunismo al
descomponer la objetivización de las condiciones materiales y los límites que
tienen los individuos para apropiarse de su trabajo, que solo se logra destruyendo la base económica, la propiedad privada y aboliendo la enajenación.
Pero entonces enmarca las condiciones:
Con esta “enajenación” (…), solo puede acabarse partiendo de dos premisas
“prácticas”. Para que se convierta en un poder “insoportable”, es decir, en un
poder contra el que hay que hacer la revolución, es necesario que engendre a
una masa como absolutamente “desposeída” y, a la par de ello, en contradicción
con un mundo de riquezas y educación, lo que presupone, en ambos casos, un
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Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
incremento de la fuerza productiva, un alto grado de desarrollo; y, de otra parte,
este desarrollo de las fuerzas productivas (…) constituye también una premisa
práctica absolutamente necesaria, porque sin ella solo se generaría la “escasez”
y por tanto, con la “pobreza”, comenzaría de nuevo, a la par, la lucha por lo
indispensable y se recaería necesariamente en toda la porquería anterior; y, además, porque solo este desarrollo universal de las fuerzas productivas lleva consigo
un intercambio universal de los hombres, en virtud de lo cual, por una parte, el
fenómeno de la masa “desposeída” se produce simultáneamente en todos los
pueblos (competencia general), haciendo que cada uno dependa de las conmociones de los otros y, por último, instituye a individuos “histórico-universales”,
empíricamente universales, en vez de individuos locales. Sin esto, 1) el comunismo
solo llegaría a existir como fenómeno local; 2) las mismas “potencias” de relación
no podrían desarrollarse como potencias “universales” y, por tanto, insoportables,
sino que seguirían siendo simples “circunstancias” supersticiosas de puertas adentro, y 3) toda ampliación de la relación acabaría con el comunismo local. El
comunismo, empíricamente, solo puede darse como la acción “coincidente” o
simultanea de los pueblos dominantes, lo que presupone el desarrollo universal
de las fuerzas y el intercambio universal que lleva aparejado.
En el Manifiesto comunista (1848) enumera una serie de medidas indispensables para transformar el modo de producción, pero aceptando la diversidad,
explícitamente plantea la posibilidad de aplicarlas inmediatamente en “los
países más avanzados”.
La condena a la cual sometió Marx el capitalismo no está fundamentada en
razones morales, sino que debe enmarcarse en su perspectiva general del capitalismo como modo de producción. La explotación tiene su origen en la dialéctica entre el amo y el esclavo, y más precisamente, en la específica relación
de dominio y servidumbre que se da entre ambos. El dominio del esclavo,
como la explotación del trabajador, no solo equivale a la posesión de los objetos realizados por estos, sino también a la enajenación de sus voluntades.
Lo que distinguiría al modo de producción esclavista del capitalista es el hecho
de que, en este último, la esclavitud se oculta bajo una falsa libertad mercantil:
los individuos intercambian sus productos, sin estar forzados a ello aparentemente, en el espacio del mercado abierto pero al no hacerlo no subsisten. La
explotación capitalista es una forma de servidumbre disfrazada. Pero ni la servidumbre ni esta deformación paralela de la conciencia que consiste en que
los individuos perciban transacciones libres, lo que son realmente formas de
prácticas esclavistas, pueden servir como elementos para una condena moral
del capitalismo, pues solo son fenómenos concomitantes en el desarrollo de
las fuerzas productivas bajo aquella etapa y están sujetos a una evaluación
histórica, económica o social.
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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Pero, de un modo similar a lo que ocurre con la justicia, la servidumbre y
la alienación tampoco resultan ser motivos suficientes para la acción revolucionaria encaminada a la transformación de la sociedad; todo cambio social
importante, según Marx, se origina en la oposición entre el desarrollo de las
fuerzas productivas y las relaciones de producción de las cuales surgieron,
así que de nada sirve promover transformaciones de ese orden sobre la base
de la supuesta inmoralidad que puedan representar la servidumbre o la conciencia deformada. En todo caso, la condena del capitalismo iría dirigida a
señalar la irracionalidad intrínseca de este modo de producción, el hecho de
que no satisfaga las necesidades materiales de un número cada vez mayor
de individuos.
Las revoluciones son un proceso natural inevitable, independiente de la voluntad de los hombres. Para ello se requiere una combinación “virtuosa” de
condiciones objetivas y subjetivas.
El desarrollo material, las posibilidades de satisfacer un número cada vez
mayor de necesidades, la generación de abundancia que desplace al egoísmo
de la escasez, la imposibilidad de que las formas de propiedad, distribución y
modos de obtención del ingreso y la forma como los hombres se organizan en
la producción ya no pueden acompañar a la incesante, necesaria e inexorable
expansión de la capacidad productiva de la sociedad.
Este desarrollo material y las contradicciones que conlleva van creando, fundamentalmente en los trabajadores asalariados, diversos niveles de consciencia. La consciencia para sí, la más elevada, surge de las propias entrañas del
funcionamiento capitalista, de las luchas, conflictos, avances y retrocesos se
va conformando una consciencia colectiva (imaginario) donde el saberse diferente y explotado por el capital se acompaña con la imposibilidad de que
el sistema siga funcionando tal como lo venía haciendo y los trabajadores
organizándose para su transformación.
Lo inevitable de la revolución no está en cuestionamiento. Compartimos a
Lenin en sus Tres fuentes y partes integrantes del marxismo:
“La doctrina de Marx es todopoderosa porque es exacta”.
Ahora, al llegar a este punto nos hacemos las preguntas de las cuarenta y
ocho mil lochas: ¿Estamos en ese momento? ¿El capitalismo ya se agotó? ¿La
movilización de los trabajadores y explotados a nivel mundial pone al sistema
en vilo?
Fin del capitalismo o capitalismo al fin
En la segunda mitad del siglo xvi, el sistema económico capitalista se abrió lugar en medio de conflictos y contradicciones contra los últimos resabios de un
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régimen feudal. Hasta la segunda parte del siglo xviii, las crisis económicas, más
bien de abastecimiento que otra cosa, fueron el resultado de la precariedad y el
desajuste entre la capacidad productiva de los hombres y la capacidad reproductiva de la naturaleza. La crisis de antiguo régimen, de coyuntura más bien,
focalizada en zonas específicas del mundo, en este caso en Europa, tenía que
ver mucho con los circuitos de la circulación de las mercancías, con el abastecimiento antes que con la capacidad de consumo de los grupos humanos.
A lo largo del último siglo y medio, podrían establecerse tres tipos de ciclos:
ondas largas de alrededor de 50 años (ciclos Kondratiev); ciclos intermedios
con una duración de 7 a 12 años (ciclos Juglar); y ciclos cortos de unos 48
meses (ciclos Kitchin).
La periodicidad decenal del ciclo industrial también había sido ya intuida por
Marx. Clement Juglar (1819-1905), el conocido médico y estadístico francés,
había sostenido, alrededor de 1860, que era posible establecer ciclos económicos con las crisis, fácilmente detectables, a todo lo largo del siglo xix;
poseían fechas muy precisas: 1816, 1825, 1836-1837, 1847, 1857, 1866, 1873,
1893, 1896.
Ya en el siglo xx la deuda total estadounidense se dispara en los años veinte.
Las deudas aplastan a hogares, empresas y bancos. La caída brutal de la curva
del endeudamiento entre los años 1930 y 1940 es engañosa. En efecto, la Gran
Depresión de los años treinta es la primera gran crisis de la economía mundial.
La burguesía no estaba todavía preparada para un choque semejante. Entre 1929
y 1933, la producción industrial norteamericana cayó a la mitad; el desempleo
golpeó a 13 millones de obreros, desplegándose las sombrías alas de una miseria sin nombre: dos millones de norteamericanos se encontraron, de repente,
sin techo.
La burguesía sacaría más tarde las lecciones de aquel naufragio. Al terminar la
Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos pasa a ser el elemento más dinámico de la economía mundial e instaura a nivel internacional unos organismos
monetarios y financieros (en la conferencia de Bretton Woods) y, sobre todo,
sistematiza el recurso del crédito. Así, tras haber bajado al máximo en 19531954 y a pesar de la corta calma de los años cincuenta y sesenta, la deuda total
estadounidense volvió a incrementarse lenta pero firmemente desde mediados
de los años cincuenta. Y cuando volvió a aparecer la crisis en 1967, la clase
dominante no esperó esta vez cuatro años para reaccionar. Recurrió inmediatamente a los créditos.
Estos cuarenta últimos años pueden efectivamente resumirse en una sucesión
de crisis y de incremento exponencial de la deuda mundial. En Estados Unidos hubo, oficialmente, recesiones en 1969, 1973, 1980, 1981, 1990 y 2001. La
deuda es la solución utilizada por la burguesía de ese país y su pendiente
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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empieza a empinarse fuertemente a partir de 1973 y más todavía desde los
años noventa. Y todas las clases dominantes del mundo han actuado de la
misma manera, siempre provocando procesos inflacionarios o estanflacionarios que terminan pagando los pobres de la tierra. El endeudamiento no es, ni
mucho menos, la solución mágica.
En el “rescate” de la economía mundial, o mejor dicho, de los grandes propietarios corporativos, ocho países (Estados Unidos, Reino Unido, Alemania,
Irlanda, Francia, Noruega, Japón y China) llevan colocados como auxilios,
aproximadamente, 6,3 billones de dólares (6,3 millones de millones de dólares). Según el Banco Mundial, el producto interno bruto (PIB) del mundo en
el año 2008 fue de 60,6 billones de dólares, es decir estos países incorporaron
al circulante el equivalente a más de 10% del producto mundial en 2008, sin
contabilizar lo aportado por el resto de los 190 países que quedan.
Como bien sabemos “no hay almuerzo gratis”, estos recursos alguien los va
a pagar; el desempleo, la miseria y la desesperanza ya recorren las calles de
los países centrales, porque en los periféricos no es ninguna novedad. La insistencia de la actual administración norteamericana en reformar el sistema de
salud no es otra cosa, a mi juicio, que la anticipación a conflictos sociales que
pudieran convertirse en políticos.
Ahora bien, en qué contexto ocurre lo siguiente. Las crisis del siglo xix fueron
puntuales, por sectores y localizadas regionalmente. En el siglo xx comienzan a presentarse las crisis con expansión internacional y de otra dimensión,
abarcando a más de un sector de la economía. Sin embargo, la presente es
la primera donde no hay un riesgo real ante la presencia de un rival que le
dispute la hegemonía. Los países con proyectos de resistencia son pocos, débiles y dispersos. Los movimientos de resistencia interna, alternativos (véase
que no particularizo para incluir todas las visiones) no tienen una opción real,
pues esta se reduce a la denuncia y a la limitada capacidad de movilización.
Al contrario, en momentos como este la conservación de lo que se tiene, el
miedo y la incertidumbre llevan a amplias masas de asalariados a respaldar las
políticas más reaccionarias de sus burguesías locales e internacionales.
Podemos afirmar que, como nunca antes, el capitalismo se expande en todas
las regiones del planeta, no hay fronteras para su acumulación, estamos cumpliendo 20 años del derrumbe de esa frontera. Esto es terrible, pero alguna
enseñanza tenemos que sacar. Ahora nos planteamos la misma pregunta que
Lenin se hizo: ¿qué hacer?
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Desistir o resistir
En el marco de esta visión del momento actual surge la disyuntiva de cuál
debe ser la orientación de la ruta a seguir. Observando el tiempo histórico,
¿desistimos o resistimos? No tengo ninguna duda de que la resistencia agrega
experiencia, genera dinámicas y origina referencias para los actores contemporáneos y procesos futuros.
Si nos tomamos la molestia de pasearnos por el ciberespacio vamos a encontrar numerosas referencias bibliográficas sobre las rebeliones. Desde la época
de la esclavitud en Egipto, Grecia, Roma y Cartago, grupos de esclavos se
levantaban contra los propietarios de gentes y tierras. Los levantamientos en
Sicilia y el de Espartaco, en la Roma antigua, quizás sean de los más documentados. Durante el feudalismo, entre los siglos x y xiii, son numerosos los
levantamientos, pudiéramos nombrar los jacqueries en Francia y la revolución
de 1381 en Inglaterra. En el periodo colonial en Latinoamérica son numerosos
también los conflictos provocados por el sistema mercantil-esclavista; Haití
es emblemático, levantamientos de esclavos en Cuba, Panamá, Puerto Rico y
Venezuela, solo por nombrar algunos.
Pero me permito una provocadora pregunta: ¿de cuál de ellos surgieron las
nuevas formaciones sociales o repúblicas independientes (factibles)? No tengo
ninguna duda de que la única opción es resistir pero seguir vivos. Pero, ¿cómo
hacemos eso? La verdad, no lo sé. Las Jornadas Permanentes de Economía
Política Latinoamericana pudieran ayudar a visualizar las acciones a tomar. El
caso de Venezuela creo que es digno de estudio para estos análisis.
En la propuesta de Hugo Chávez para transformar Venezuela a través de “una
revolución democrática”, presentada en el año 1998 al pueblo venezolano, se
expresa claramente, en primer término, el carácter de “proyecto de transición”
que esta tenía. El segundo señalamiento versaba sobre la necesaria planificación para alcanzar los objetivos que se proponían. Más adelante se expone
la construcción de una economía humanista, autogestionaria y competitiva,
sustentada en un modelo pentasectorial, para desarrollar la dinámica productiva interna en tres ámbitos económicos interrelacionados que responden a
objetivos específicos y relaciones socioproductivas concretas. Para redondear
el diseño esboza las relaciones entre el Estado y la sociedad, reconociendo la
acción complementaria entre el Estado y el mercado.
No podemos “saltarnos a la torera” las dificultades, agresiones, incomprensiones y contradicciones que durante estos casi 11 años ha vivido la Revolución
Bolivariana, pero frente a las inminentes amenazas y desafíos que se nos avecinan creemos que es necesario y urgente una reflexión sobre su carácter y las
acciones que se derivan de este y las orientaciones estratégicas para evitar lo
peor y poder consolidar los avances populares obtenidos en esta década.
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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En un momento de este proceso se pasó de la revolución democrática (1998)
(la Agenda Alternativa Bolivariana fue una respuesta a la Agenda Venezuela de
1996) a la Revolución Bolivariana (véase Plan de la Nación 2000-2007), de esta
a la revolución socialista (véase Plan de la Nación 2007-2013). Esta desviación
estratégica debe ser corregida con el menor costo posible. Pienso que la nueva
política económica debe dar un paso atrás en este proceso, sin traicionarlo
pero garantizando la oferta de empleo, producción y estabilidad de precios
que mantenga a los sectores populares con su revolución.
Nuestra propuesta parte del funcionamiento de una economía de mercado,
gravada y regulada por el Estado, quien como generador de bienes públicos está obligado a buscar los equilibrios y compensaciones plasmadas en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Una de las ausencias
más notables es que no se ha investigado sobre el funcionamiento de la ley
del valor en una economía rentista-mercantil en transformación, sus contradicciones y lógica de funcionamiento; por tanto se actúa de forma reactiva y
anárquica sin una real planificación, cuyos resultados comienzan a estar a la
vista.
El mercado existe donde la producción no se destina al consumo de quien la
genera, sino al intercambio. Es parte de un complejo entramado de instituciones creadas por el hombre que tienen raíces anteriores a las formas capitalistas
y seguramente sobrevivirán a estas.
Los modelos de acumulación en Venezuela han estado gobernados por la
forma de inserción en el mercado mundial, el carácter del Estado (por acción
u omisión) y por el tipo de proceso productivo que dinamizan al resto de
la economía. La yuxtaposición de modos de producción que en cada etapa
constituyeron la base de sustentación de la economía nacional y las relaciones que se generaban por su extracción y comercialización, devinieron en un
entramado de vinculaciones y transformaciones que se ha denominado heterogeneidad estructural. La sociedad venezolana se organiza, a lo largo de la
historia, alrededor de la producción primaria exportadora. El cacao y café desde el final de la Colonia hasta la tercera década del siglo xx y, posteriormente
hasta nuestros días, el petróleo. Por tanto, las fluctuaciones en los precios de
esas mercancías en el mercado mundial impactan pronto y sensiblemente en
el ingreso nacional.
El carácter rentista de nuestra economía y sociedad ha modelado al venezolano actual y su marco de relaciones. La cultura del petróleo surgió y permeó
todos los estratos de la sociedad sin distingo de clase social.
El rentismo es una rémora precapitalista; cierto es que nos viene del Libertador, pero este lo tomó de Carlos III, monarca absolutista de la España feudal.
A través de la renta, por una distribución previa jurídico-político-institucional,
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Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
el Estado toma la propiedad de unos hidrocarburos que se generaron a lo
largo de millones de años en un territorio. No existe trabajo en su formación,
cuando se extrae su valor responde a numerosas variables: escasez, carácter
estratégico, especulación financiera, crisis políticas, cambio técnico, factibilidad de energías alternativas, etcétera. El trabajo de explorar, refinar y comercializar no llega a ser sino una porción muy pequeña del valor de cambio y la
población económicamente activa que participa en este proceso no pasa de
1%, generando cerca de 95% de los ingresos por exportación de Venezuela
en el año 2008.
No es el momento ni hay el tiempo para analizar los efectos de este aspecto que, en
mi opinión, es medular para la comprensión de la formación social de Venezuela.
Ahora estamos en una encrucijada; se han desatado una serie de demonios y debemos, en forma práctica, buscar vías para superar los desafíos que se presentan.
El punto de partida es volver a los planteamientos fundamentales de la propuesta
de 1998. Un sistema económico humanista, autogestionario y competitivo.
Los sectores progresistas y revolucionarios tradicionalmente han planteado las
alianzas con la burguesía nacional contra el imperialismo. Este sector incluye a los
pequeños y medianos empresarios de todo tipo, pero no debemos engañarnos:
“el amo no se volvió bueno ni el chacal vegetariano”. La sobrevivencia de sectores
pequeños y medianos de propiedad privada es un hecho objetivo pero son alianzas tácticas y coyunturales. Además, estas permanentemente solicitan dádivas,
preferencias, exoneraciones y otros privilegios por parte del Estado.
En cuanto al sector burgués nacional propiamente dicho, responde a las posiciones más rabiosas de la oposición fascista. Recordemos el golpe y el paro
golpista: ¿quiénes sabotearon?, ¿quiénes incitaron?, ¿quiénes financiaron?,
¿quiénes presionaron para firmar? Entre los sectores más prósperos y peligrosos está el financiero. Sus imbricaciones con los medios de comunicación y
organismos internacionales lo hacen protagonista permanente en el descrédito
del país, pero paradójicamente ha sido el más beneficiado con las políticas de
endeudamiento.
En las primeras medidas que Marx esboza en el Manifiesto comunista resalta
la nacionalización de la banca y centralización el crédito en manos del Estado. El Gobierno bolivariano tiene que sacar de los hígados los recursos para
expandir la producción, mientras el ahorro nacional es utilizado por la oligarquía financiera para amasar grandes fortunas y aplicar su política económica
orientando las actividades económicas hacia sus prioridades.
¿Qué hacer entonces? Los aliados son eso, aliados, no parte del proceso sino
algo externo a él; por tanto se debe tener mucho tino con su escogencia.
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
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Debemos preguntarnos ¿qué aportan?, ¿qué riesgo implica?, ¿hasta dónde nos
acompañan? Considero que, sumada a la pequeña y mediana empresa, la
alianza debe trabajarse explotando las contradicciones en el seno del capital
internacional. Son bien sabidos los conflictos y rivalidades entre corporaciones internacionales de distinto origen, su puja por revertir el declive en sus
ganancias. Se disputan mercados y fuentes de materias primas y suministros. Con una negociación inteligente pueden aportar tecnología y transferirla,
crear empleo y ser fuentes de divisas para el país. Su compromiso con los
grupos sociales internos de altos ingresos son limitados, no tienen relaciones
de familiaridad, su amistad es temporal y sus intereses están ligados a los que
garanticen su permanencia, es decir, el Estado.
Si el socialismo responde a “cada cual según su capacidad, a cada quien según
su trabajo” y el comunismo: “de cada cual según su capacidad, a cada quien
según sus necesidades”, ¿a qué responde la transición? Yo creo que combina la
propiedad privada, el trabajo y el Estado como rectores de la distribución.
En esta planificación la visión económica debe estar guiada bajo la concepción de la economía política, una lectura de la realidad que busca identificar
las tendencias que determinan la orientación y comportamiento de las organizaciones humanas en la historia. La acción de los diferentes grupos de interés
y la correlación de fuerzas presentes en esos conflictos, la distribución del
producto social, las formas de propiedad y la expresión institucional e ideológica del diseño de la estructura económica son objetivos imprescindibles para
la comprensión de la dinámica social y el diseño de políticas para corregir las
desigualdades. La democratización de la propiedad “propiedad privada para
todos”, es el instrumento sine qua non para alcanzar estos objetivos. La tierra
tiene una particularidad, es el medio de producción por antonomasia, origen
de las divisiones sociales y aunque su producción puede elevarse, su extensión no. Al crecer la población dado un territorio constante, los excluidos se
multiplican. La tierra debería ser del pueblo, dada en usufructo a quien la
trabaja o vive sobre ella.
Pero para llegar a este estadio es necesario ajustar y preparar toda la estructura y superestructura económica, política e ideológica; es decir: lo social para
viabilizar los procesos de cambio y transformación que requieren los tiempos
que estamos viviendo.
Para que la revisión, rectificación y reimpulso no sean una voz más de la fraseología revolucionaria debe darse el debate y precisar los fundamentos del
diseño de sistema para que un país subdesarrollado, rentista y con importantes atrasos en tecnología y conocimientos pueda transitar la senda hacia “la
suprema felicidad social” y quién quita si hacia el socialismo.
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A manera de cierre
Vivimos un proceso de crisis y transformación de las estructuras económicas
con sus consecuencias sociales, en un panorama de incertidumbre mundial con
prácticas electorales burguesas que obligan al uso y abuso de recursos económicos en repetidas contiendas. La dificultad y los obstáculos son enormes.
Levantarse y vencerlos es obligación de todo revolucionario y patriota. Como
me suele decir un amigo brasileño, “si fuese fácil no requerirían de nuestros
servicios”.
Las masas empobrecidas, los profesionales con expectativas frustradas, jubilados desamparados, trabajadores desempleados y jóvenes sin futuro son
la consecuencia histórica de la acumulación capitalista. La formación de los
cuadros, la unidad de política, la unidad de acción se hace ineludible y es
cuestión de sobrevivencia.
Pero esta voluntad debe corresponderse con las acciones desde una perspectiva
realista y práctica. El voluntarismo puede hacer más daño que la contrarrevolución, de eso estoy totalmente convencido: con los sueños y esperanzas del
pueblo no se puede jugar. Cuando se experimenta debe hacerse en un ambiente
controlado, minimizando los efectos perversos y replicando los logros.
Quiero traer un relato personal, la señora Teresa es una mujer abnegada que
tiene 56 años, 7 hijas y más de 30 nietos. Trabaja como doméstica desde siempre, la Cuarta República la mudó a una ciudad dormitorio que le extiende la
jornada laboral por más de 5 horas, con suerte. Tiene una pareja estable, padre
de 6 de sus hijas, poco frecuente en su sector. Nunca hizo política, extendía
la mano como todos, posiblemente de forma más evidente, pero como todos
en este país. Hace 11 años cambio de actitud: se emocionaba, iba a marchas,
hablaba de política, el brillo en sus ojos cuando relataba lo cerca que estuvo
del presidente, unos 50 metros, me hizo dudar de si una hipercrítica militancia
y la asepsia de la academia habían hecho algún estrago en mi sensibilidad. La
felicidad la embargaba cuando pudo obtener la jubilación del Seguro Social:
“imagínate cobro seguro y sigo trabajando”.
Hace varios días me dijo que a un nieto lo mataron de 7 tiros, los Pdval que
visita los están pintando hace semanas y en un prodigio de inteligencia comercial se mandan mensajes de texto para ubicar la feria de Mercal más cercana, “pero todo está más caro”. Se le quemó el motor de la nevera con los
frecuentes cortes de energía eléctrica, 4 a 6 horas cada dos días como mínimo.
Hace meses no llevan las bombonas de gas a la zona y cocina con una hornilla eléctrica. Tiene años recogiendo en pipotes el agua, para eso ya generó
anticuerpos. Últimamente la noto menos entusiasmada y no me imagino por
qué, a lo mejor a ella también se le metió la académica.
Jorge Pérez Mancebo / Capital en crisis o crisis en el capital
119
Marx comentado a Hegel en El 18 brumario de Luis Bonaparte expresa: “dice
en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia
universal aparecen (…) dos veces. Pero se le olvidó agregar: una vez como
tragedia y otra como farsa”.
Entiendo lo polémicas y provocadoras que pueden resultar las ideas aquí
expresadas. Ese precisamente es su objetivo. El instrumento de la crítica no
puede ser domesticado por el halago o los deseos, es el mejor instrumento
para corregir y no caer en una farsa. Tampoco el conformismo y la inacción
son opciones. El poeta Machado decía que “se hace camino al andar” y además de “volver la vista atrás”, sería bueno algún estudio geológico del suelo
para ver si aguanta nuestras pisadas. La historia de la sociedad es frondosa en
experiencias, ojo avizor con sus lecciones.
Revista BCV • Vol. XXVIII, N° 2, Caracas, julio-diciembre 2012, pp. 121-145 • ISSN: 0005-4720
Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas
121
Crisis sistémica del capitalismo
y guerras de las altas finanzas
Herrera
Rémy Herrera*
Introducción: una crisis de sobreacumulación
El principal error de las interpretaciones más corrientes de la crisis actual es
que ella no sería sino una crisis financiera que contaminaría la “esfera real”
de la economía. Al contrario, esta crisis es en realidad una crisis de capital
–una crisis capitalista– cuya manifestación surgió en el seno de la esfera financiera, en razón de la financiarización del sistema capitalista. Ella puede,
según mi opinión, interpretarse como una crisis de sobreacumulación. Es por
esta razón fundamental, pienso yo, que el marxismo es el cuadro teórico más
poderoso y útil para comprender y analizar esta crisis capitalista en particular,
como las crisis capitalistas en general. Otra razón es que, en la teoría, las crisis
no existen para la corriente dominante en economía (la corriente neoclásica,
comprendidas las corrientes que ella colonizó, como por ejemplo las neokeynesianas o keyneso-neoclásicas de la síntesis, representadas por otras supuestamente “críticas” y “de izquierda” como Joseph Stiglitz o Paul Krugman). Es
pues importante subrayar, desde el principio, que la ideología dominante del
capitalismo no comprende las crisis del capitalismo realmente existente.
Elementos para un análisis de la crisis
Para un análisis marxista de la crisis
Los marxistas saben, en cambio, desde Marx, que las crisis forman parte integrante de la dinámica contradictoria de la reproducción ampliada del capital.
En el curso de esos períodos de crisis, los capitales correspondientes a las
actividades económicamente más frágiles o tecnológicamente obsoletas se encuentran desvalorizados. Una parte de ellas desapareció, otra fue concentrada
y centralizada por las fracciones más poderosas y avanzadas del capital,
* Investigador del CNRS (UMR 8174 Centro de Economía de la Sorbonne), Universidad de
París 1 Panteón-Sorbonne.
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entendida como una relación social. La resolución de las crisis capitalistas
viene así a recrear las condiciones de la acumulación para una nueva fase de
auge de las fuerzas productivas, operando sobre bases de extorsión de plusvalía y en relaciones de producción modernizadas. He ahí una de las enseñanzas
mayores de Marx.
Es en este contexto que conviene tomar en serio mi afirmación de la actualidad del marxismo (o de los marxismos), a fin de intentar aprender las transformaciones actuales del capitalismo y aclarar las transiciones poscapitalistas que
se inician. En oposición a las corrientes dominantes –keynesiana de 1945 a
1975, neoclásica desde finales de los años setenta y quizás keyneso-neoclásica
en los siguientes años– reaparecen al otro lado del espectro político análisis sistémicos y alternativas poscapitalistas formulados a partir de la obra de
Marx. Porque las interpretaciones más profundas de la crisis actual vinieron
de los autores marxistas, del Norte y quizás sobre todo del Sur. Varios de ellos
habían anunciado desde hace varios años la inevitabilidad de una desvalorización del capital, brutal y de gran amplitud, acompañando la explosión de
una nueva crisis capitalista. Sus argumentaciones no eran las del catastrofismo,
de la iluminación visionaria o del encantamiento de la “gran noche”; ellas se
basaban más bien en una comprensión de las contradicciones y los límites de
la dinámica de la acumulación del capital revelados por Marx.
Fundamentalmente, la razón profunda de la crisis que se despliega actualmente
a escala mundial puede ser explicada por una sobreproducción de capital, derivada de la anarquía misma de la producción y conducente a una presión a la
baja de las tasas de beneficio cuando las contratendencias vienen a agotarse. Esta
sobreacumulación se manifiesta a través de un exceso de producción vendible,
no del hecho de una insuficiencia de personas con necesidad o con el deseo de
consumir, sino más bien porque la tendencia a la concentración de riqueza tiende
a excluir una proporción cada vez más grande de la población de la posibilidad
de comprar mercancías. En lugar de tener relación con una sobreproducción de
mercancías, el auge del sistema de crédito permite al capital acumularse bajo la
forma de capital dinero, el cual puede presentarse ya sea como capital portador
de interés o –de manera más “irreal” aún– como “capital ficticio”.
Este capital ficticio constituye, a mi entender, un concepto clave para el análisis de la crisis actual y las mutaciones del sistema de crédito que lo precedieron. Su principio, es decir, la capitalización de un ingreso derivado de un
sobrevalor a venir, como ciertas formas en las cuales se le consigue (capital
bancario, acciones bursátiles, deudas públicas…), fue percibido por Marx en
su tiempo. Esbozó el estudio en relación con el capital portador de interés y
del desarrollo del crédito en la sociedad capitalista, en la sección 5 del libro III
de El capital, especialmente a partir del capítulo XXV, después en el capítulo
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XXIX, y luego en los capítulos XXX al XXXIII. Otros elementos se encuentran
en los libros I y II y en las Teorías sobre la plusvalía, pero también donde
Engels.
El lugar de formación del capital ficticio es el sistema de crédito, relacionando
la empresa capitalista con el Estado capitalista: ellos son los bancos, las bolsas,
como también hoy los fondos de pensiones, los hedge funds y otras entidades
similares. Algunos de sus vectores son también los procesos de hacer títulos
de créditos y los intercambios de instrumentos financieros llamados productos
derivados (contratos que fijan los flujos financieros futuros en función de las
variaciones de precio de un activo subyacente, pudiendo corresponder a tasas
de interés, tasas de cambio, cursos bursátiles o acontecimientos). Esas diversas
herramientas de cobertura sirven a menudo de soporte a estrategias de especulación, jugando el “efecto palanca”, especialmente cuando ellos toman la
forma de short sells sin contrapartida.
Los montantes correspondientes a la creación del capital ficticio traspasan muy
ampliamente aquellos destinados a la reproducción del capital directamente
productivo. Ejemplo: en 2007, el valor de las exportaciones de todos los países
del mundo en 12 meses igualaban 3 días de intercambios de contratos over-thecounter (OTC) (negociados sin intermediario): 4.200 millardos de dólares de
OTC por día. Pero a pesar de su naturaleza (en parte) parasitaria, este capital
se beneficia de una redistribución de plusvalía y alimenta la acumulación de
capital ficticio adicional como medio de su propia remuneración. La crisis del
mercado inmobiliario fue pues preparada por decenios de sobreacumulación de
capital ficticio. Su destrucción fue brutal: ¡en 2008, la capitalización total de las
bolsas mundiales pasó de 48,3 a 26,1 millones de millones (1012) de dólares!
Orígenes y etapas de la crisis actual
Las contradicciones reveladas por la crisis financiera actual tienen su raíz a
largo plazo en el agotamiento de los motores de la expansión de la posguerra,
que resulta al final en los acuerdos de Bretton Woods y el auge de nuevos
mercados financieros. En la esfera productiva, las formas de extracción de la
plusvalía y de organización de la producción tocaron sus límites. Un punto
importante es que durante la Guerra Fría, el auge de las fuerzas productivas
había sido impulsado en parte por los gastos militares del Estado, principalmente por los Estados Unidos, con el complejo militar-industrial y la carrera
armamentista. Esas evoluciones jugaron un rol clave en el progreso tecnológico (informática, robots...), que transformaron las bases sociales de la producción y dieron un impulso a la acumulación capitalista.
Hace falta pues comprender esta crisis en la articulación de las esferas real y
financiera, y en la perspectiva a largo plazo de un lento agravamiento de los
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disfuncionamientos de los mecanismos de regulación del sistema mundial capitalista, desde la sobreacumulación de capital dinero de los años sesenta (con
un desmantelamiento de Bretton Woods relacionado en parte con los déficits
estadounidenses causados por la guerra de Vietnam, que acarrearon tensiones
insostenibles sobre el dólar y la multiplicación de los eurodólares y petrodólares sobre los mercados interbancarios) y las olas de desreglamentación de los
mercados monetarios y financieros a partir de finales del decenio de 1970.
Después de un largo período de sobreacumulación de capital, que se concentró cada vez más en la esfera financiera bajo la forma de capital dinero, el
exceso de oferta acentuó la presión a la baja de las tasas de ganancias. Para
tratar de resolver la crisis en los Estados Unidos, la Reserva Federal estadounidense (FED) aumentó unilateralmente sus tasas de interés en 1979. Eso puso
las condiciones de una crisis de la deuda, que comenzó en los inicios de los
años ochenta, pero ella no fue suficiente para desvalorizar el exceso de capital ficticio acumulado, ni las explosiones sucesivas de “burbujas financieras”:
Estados Unidos en 1987; México, 1994; Asia “emergente”, 1997; Rusia y Brasil,
1998; luego de nuevo Estados Unidos en 2000 con la explosión de la burbuja
de la nueva economía; Turquía, 2000; Argentina, 2000-2001… Fueron también
insuficientes las desvalorizaciones, asociadas a los escándalos de fraudes contables de firmas transnacionales (Enron, por ejemplo).
La crisis actual surgió en el contexto de una modificación de la política monetaria estadounidense unida al agravamiento de gigantescos déficits internos
y externos, el primero en razón de la necesidad de financiamiento principalmente asociado a las guerras contra Afganistán e Irak, el segundo debido
en parte a las deslocalizaciones de firmas (de México a China). Seguido a la
desaceleración del crecimiento económico de 2000-2001, la FED redujo fuertemente su tasa de interés de base prime rate (de 6,5% en diciembre de 2000 a
1,75% en diciembre de 2001, luego a 1% en junio de 2003, manteniéndola en
ese nivel hasta mayo de 2004). Esa tasa de interés se volvió entonces negativa
en términos reales (tomando en cuenta la inflación).
Es durante este período de tasa de interés negativa que los mecanismos de
la crisis de las subprimes se colocaron en el sector inmobiliario, donde las
tomas de riesgos se elevaban aún más. Como consecuencia, en unión con el
financiamiento del esfuerzo de las guerras imperialistas, la FED lanzó a partir
de mediados de 2004 un movimiento de alza del prime rate, brutalmente elevado a 5,25% en junio de 2006. A finales de 2006, los deudores más frágiles
comenzaron a interrumpir en masa los flujos de reembolso de los préstamos
hipotecarios. El crecimiento del número de faltas de pago era acelerado por la
contracción del crecimiento del producto interno bruto (PIB) y las presiones
de estancamiento de los salarios reales. La tasa de interés permanecía fija por
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encima de 5% hasta junio de 2007, a pesar de signos cada vez más evidentes
de exacerbación de la crisis. En agosto de 2007, luego del accionamiento de
una espiral de caída de los principales índices bursátiles, los bancos centrales
del Norte acordaron varias centenas de millardos de dólares de créditos a los
sistemas bancarios. A pesar de todo, los mercados financieros, muy volátiles,
se hundieron en el segundo semestre de 2007 con cada anuncio de pérdidas
registradas por los grandes bancos estadounidenses, de Citigroup a Morgan
Stanley, con fenómenos de pánico financiero moderno (traducidos en un frenesí de llamadas telefónicas y clics informáticos).
La crisis actual estalló luego de que una masa crítica de deudores sufrió dificultades para reembolsar sus préstamos –ahí fue cuando la Reserva Federal
estadounidense debió levantar sus tasas de interés con el fin de atraer los capitales necesarios para el financiamiento de los presupuestos militares dilatados
por la guerra lanzada en Irak en marzo de 2003, luego de la de Afganistán
en 2001. En un contexto donde los precios de esos títulos compuestos y los
riesgos que los caracterizaban eran cada vez más mal evaluados (cuando no
eran evaluables), los problemas se fueron muy rápidamente desplazando del
compartimiento de los subprimes hacia los de los créditos inmobiliarios, luego
hacia los de los préstamos solventes (primes). La implosión de la “burbuja”
de los instrumentos adosados a las hipotecas inmobiliarias contaminó así los
otros segmentos de los mercados financieros y, de ahí, el mercado monetario
propiamente dicho. Este es entonces el conjunto del sistema de financiamiento de la economía que se bloqueó.
Los factores más decisivos de esta crisis no son todos de naturaleza financiera,
lejos de eso. Algunos de sus determinantes hundieron sus raíces en la esfera
“real”. Las dificultades de las familias pobres, en su falta de pago, se explicaban por las políticas impulsadoras sin cesar del rigor salarial, la masificación
del desempleo, la flexibilización de los empleos, la precarización de las condiciones de vida y la degradación general de la “seguridad humana” producidos por el neoliberalismo. Fundamentalmente, el auge del crédito reflejó
una crisis de sobreacumulación. El crecimiento económico no fue mantenido
sino dopando al extremo el consumo y estirando hasta el límite las líneas de
crédito. En un sistema donde las masas de individuos siempre más numerosas
son excluidas, tanto nacional como internacionalmente, la ampliación de los
desatrancamientos ofrecidos a los propietarios capitalistas podían solamente
retardar la desvalorización del excedente de capitales colocados en los mercados financieros, pero ciertamente no evitarla.
Los orígenes más profundos y complejos de esta crisis, en la articulación de las
esferas real y financiera, están en obra desde el proceso de desregulación de
los oligopolios bancarios y la integración de las bolsas al seno de los mercados
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globalizados, lo que desplazó el centro de gravedad de poder hacia la alta
finanza y permitió imponer sus dictados a toda la economía. Es en ese cuadro
ampliado y esa óptica de largo período que conviene ver esta crisis por lo que
ella es: no únicamente financiera, sino completa y bien sistemática. El derrumbamiento de su lado financiero no revela sino una de sus dimensiones, entre
otras (“ecológica”, climática y energética…).
La dinámica de la economía estadounidense y la crisis
Una característica mayor de la estrategia neoliberal en los Estados Unidos –y
a fortiori en el resto de la “tríada” (con Europa y Japón)– fue, hasta su implosión actual, una acumulación de baja intensidad. En 2000, como continuación
del ascenso de los valores de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones, la explosión de la burbuja financiera de la “nueva economía”
provocó una clara desaceleración coyuntural de la actividad. En el curso de
los ocho años de mandato de G.W. Bush, el crecimiento del PIB no sobrepasó
en promedio 2,5% en ritmo anual. Esa tasa decayó aún más a partir del verano
de 2007, para hundirse en el segundo semestre 2008, con la explosión de la
“crisis financiera”, manifestada desde finales de 2006 en el sector inmobiliario.
El débil crecimiento impuesto por el neoliberalismo, que reduce la demanda
comprimiendo los salarios, accionó los resortes que la volvían artificial e insostenible.
Por nuestra parte, habíamos, desde hace mucho tiempo, sostenido la idea
de que los desequilibrios internos y externos acumulativos de la economía
estadounidense eran completamente insoportables, no solamente por la casi
totalidad de la población del globo –de las periferias del Sur a sus socios del
Norte–, sino también por la hegemonía del sistema mundial capitalista en sí
mismo. Por ejemplo: “Los muy profundos desequilibrios de la economía estadounidense alcanzaron los límites extremos de lo soportable. (…) Su corrección bajo la forma de una desvalorización del capital, inevitablemente brutal,
es inevitable” (Herrera, 2004).
Por el lado de la demanda, la contribución del consumo privado al crecimiento
había sido impulsada a su máximo. La dinámica era propulsada por las familias
más afortunadas que, contrariamente a las clases populares, no sufrieron ni rigor
salarial ni contracción del empleo –rasgos típicos del neoliberalismo. Los “frutos del crecimiento” fueron acaparados por una ínfima minoría de privilegiados,
cuyos comportamientos de consumo y estilo de vida se orientaron a la American way of life –ya bastante inquietante en sí misma– hacia gastos siempre más
provocadores. Esos delirios consumistas de la élite fueron acompañados por la
consecución de la caída del ahorro, tan acentuado en los detentadores de los más
grandes patrimonios, punzando por lo tanto el grueso de las plusvalías en los
activos financieros, cuya tasa agregada fue recientemente vuelta negativa a nivel
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nacional. A partir de 2000-2001, la espiral del sobreendeudamiento de las familias
–aparecido desde la era neoliberal– se desató, bajo el efecto de un auge de los
créditos al consumo y, con la construcción del mito de “todos propietarios”, había
cada vez más, nuevos contratos hipotecarios. Los beneficios de la productividad
registrados después de la aceleración temporal del episodio de la “nueva economía” fueron muy pronto frenados.
La contrapartida exterior de la lógica neoliberal, alimentada por este endeudamiento masivo, se evidencia en el lento deterioro de las cuentas de la balanza
de pagos de los Estados Unidos y, sobre todo, particularmente en el déficit de
las operaciones corrientes. Este último se marcó al punto prácticamente de no
reaccionar más a la depreciación muy pronunciada del dólar (de cara al euro
o al yen) desde hace varios años. Los desequilibrios externos de la hegemonía
capitalista, que dispone aún de la divisa clave del sistema monetario internacional –y del arsenal militar que lo acompaña, volveremos a esto pronto, con
más detalle, pues este punto es fundamental–, pudieron ser reabsorbidos por
los flujos siempre importantes de entradas de capitales durables procedentes
del resto del mundo –incluida la China popular.
Este drenaje a escala planetaria no puede interpretarse sino como una gigantesca punción operada por las clases dominantes estadounidenses sobre
el conjunto de las riquezas producidas en el mundo. Hasta el presente, los
Estados Unidos tienen los medios para imponerse, a todos, tanto a socios imperialistas como a rivales potenciales. Pero, ¿por cuánto tiempo? Todo indica
que tales transferencias hacia los Estados Unidos deberán acelerarse en un
muy cercano futuro y en proporciones aún más considerables, para intentar
financiar los “planes de rescate” del capitalismo central.
Los efectos de la crisis
Los efectos al Norte
Los efectos de la crisis fueron al principio una desaparición del crédito y una
espiral descendente del valor de los activos. El 21 de enero de 2008 fue uno
de esos días de pánico para las finanzas mundiales. La FED redujo inmediatamente su tasa de interés de 4,25% a 3,5%, y más aún, seguidamente, hasta
fijarlo apenas por encima de cero (a 0,25%) desde diciembre de 2008. Las
primeras medidas anticrisis de la administración de G.W. Bush a principios
de 2008 (ya con elementos keynesianos como el reembolso de impuestos)
no resolvieron evidentemente ninguna de las contradicciones del sistema ni
impidieron a los mercados caer.
En julio de 2008, la quiebra del banco IndyMac, uno de los más grandes
prestadores hipotecarios en los Estados Unidos, la más grave quiebra bancaria
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desde hacía 25 años, exigió la intervención de la Federal Deposit Insurance
Corporation, la agencia federal a cargo de garantizar los depósitos bancarios.
Ella fue seguida por un plan de urgencia destinado a salvar las principales
instituciones financieras interviniendo sobre el mercado inmobiliario, en particular Fannie Mae y Freddie Mac, se refirió a entre uno y dos millones de
deudores para más de 300 millardos de dólares.
A mediados de septiembre de 2008, uno de los puntos cruciales de la crisis fue la
cuasi quiebra de los bancos de inversión Lehman Brothers y Merryl Lynch, la cual
necesitó el montaje de rescates, respectivamente por Citigroup y Bank of America. Casi al mismo tiempo, American International Group (AIG), en la época la
primera compañía de seguros del mundo, debía buscar fondos ante la FED de
Nueva York, antes de ser nacionalizada en una operación que sobrepasó los 85
millardos de dólares.
La desvalorización del capital con la cual se manifiesta esta crisis tiene una
dimensión “real”. La economía de los Estados Unidos entró en depresión a
finales del año 2007. Los indicadores económicos se hundieron todos: tasa
de crecimiento del PIB (-1,6 % en 2009), consumo de las familias, número de
quiebras (superior a 5.000 por día a finales de 2008), pérdidas de explotación
de las grandes empresas industriales (por ejemplo: General Motors), desempleo (más de 650.000 desempleados suplementarios por mes en los Estados
Unidos entre diciembre de 2008 y marzo de 2009). Millones de familias perdieron su vivienda y otros millones la perderán. La destrucción del capital ficticio
acarreó también pérdidas para las familias que habían confiado sus ahorros a
fondos de pensiones o a compañías de seguros de salud en dificultades. Las
finanzas públicas de las colectividades locales (incluyendo los Estados federados) fueron amenazadas, especialmente los presupuestos sociales.
Las peores consecuencias de la crisis serán soportadas por los más pobres de las
clases populares, con la explosión del desempleo en masa y el agravamiento de
las formas de precariedad. Los Estados Unidos son la primera economía mundial,
pero tienen malos indicadores sociales. Los Estados Unidos están en primera posición en el nivel de PIB per cápita (42.000 dólares), pero, entre los 25 países más
ricos del Norte, están de últimos en la esperanza de vida (78 años), en la tasa de
mortalidad infantil (8%) y en las desigualdades (con la más reducida proporción
de los ingresos del 20% más pobre de la población en la riqueza total, la diferencia más grande entre los ingresos del 20% más rico y los del 20% más pobre, y el
coeficiente de Gini más elevado). El derecho a la salud no es siempre universal
y está limitado a los dispositivos Medicare y Medicaid. Ellos ocupan una de las
cinco peores posiciones en las tasas netas de escolaridad en la educación preprimaria, primaria y secundaria… y ¡tienen la población de niños trabajadores (5,5
millones) más numerosa!
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En los Estados Unidos, la crisis estalla en un país donde 35 millones de ciudadanos viven bajo el umbral de la pobreza. Tres decenios de neoliberalismo
concentraron las riquezas: la proporción de los ingresos acaparados por el
10% más rico era de un tercio del total nacional en 1979, alcanzando cerca de
la mitad en 2008 (la más fuerte concentración de riqueza desde hace un siglo).
La parte del 1% de los más ricos en el ingreso total pasó en 30 años del décimo
al cuarto. El inflamiento exorbitante de los rendimientos financieros en beneficio de las clases dominantes agravó las deformaciones macroeconómicas en
los Estados Unidos; de ahí la catástrofe actual.
En 2009, la desaceleración actual del crecimiento en los principales países del
sistema mundial debería producir un aumento en el número de desempleados
por el orden de los 20 millones, mientras que el total mundial de las personas
sin empleo podría sobrepasar los 210 millones.
Los efectos al Sur
Nosotros escogimos recurrir al concepto de “neoliberalismo” prestando cuidado de referirnos al funcionamiento del sistema mundial capitalista y dándole un
contenido de clases. Definimos así el neoliberalismo como el sistema doctrinal
sobre el cual se desarrolla la estrategia global de dominación de la alta finanza,
provista de la superestructura institucional e ideológica que ella dirige. Compuesta por los grandes oligopolios financieros propietarios del capital mundialmente dominante, la finanza tiene su centro de gravedad en el corazón de la
hegemonía del sistema mundial capitalista, en los Estados Unidos. Ella se impuso a partir del decenio de los setenta, en el curso del cual fue desmantelado el
cuadro de Bretton Woods establecido al salir de la Segunda Guerra Mundial. El
punto crucial de este regreso al poder de la finanza –nacida a finales del siglo
xix y colocada bajo observación luego de la crisis de 1929– fue que intervino
con el “golpe de Estado financiero” de 1979 cuando la FED estadounidense,
“prestadora en última instancia” del sistema financiero internacional, decidió
subir unilateralmente sus tasas de interés.
Las consecuencias de esta reorientación monetarista fueron planetarias, afectando tanto a los países del Norte –donde las estrategias económicas se pliegan bajo la “coacción exterior” pesando sobre los componentes externo e
interno de su política monetaria (tasa de cambio y oferta de moneda)– como
a las economías del Sur, contribuyendo a instalar las condiciones para un estallido de la crisis de la deuda. Los dogmas neoliberales atacaban directamente
al Estado, al cual las estrategias voluntaristas de desarrollo había colocado en
el corazón de su proyecto de transformación de las formaciones sociales, a fin
de intentar autonomizar las condiciones de acumulación y reproducción en
las relaciones globales.
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La “normalización” planetaria de esta estrategia de desregulación –i.e. de
“re-regulación” del sistema mundial por la sola fuerza de los más poderosos
oligopolios financieros dominantes de los mercados– y la mundialización financiera –cuyos efectos estaban amplificados por la ausencia de una entidad
política supraestatal que diera cara a los mercados globalizados– relevaban las
funciones de las instituciones monetarias locales (bancos centrales “independientes”) y organizaciones internacionales. Estos últimos prodigaron así a los
“países-clientes” recomendaciones de good governance, apuntando a hacer
plegar las políticas de los Estados nacionales en el sentido de la instauración
de instituciones favorables a la apertura de los mercados del Sur al capital
financiero globalizado.
Indisociable de la profundización del neoliberalismo, esta “buena gobernanza”
es, en el fondo, la simétrica inversa de lo que se puede esperar de un buen
gobierno. Negando sus derechos al desarrollo y al progreso social, su objetivo
es lo contrario de una participación democrática de los individuos y los pueblos
a los procesos de decisión, comprometiendo su porvenir colectivo. Rechazando
reconocer la necesidad de una alternativa que imponga a la dinámica del capital
límites externos a su lógica de beneficio, es la crítica de las “debilidades del Estado” la que escogió endurecer más el discurso de la buena gobernanza –hasta
a veces aconsejar al Sur el abandono ultraliberal de algunas funciones soberanas
(delegación de la defensa nacional, sustitución de la moneda local por una divisa extranjera, privatización de la recaudación de impuestos…).
De dónde sale esta paradoja de llamados lanzados a los Estados para que ellos
internalicen las políticas neoliberales que les fueron impuestas desde el exterior para el momento en que los mercados financieros penetren a la fuerza
las estructuras de propiedad de su capital y las despojen de toda soberanía.
Manipular los aparatos del Estado del Sur directamente desde el centro del
sistema mundial, neutralizando su poder de Estado, ¡así es que es visto desde
el Norte el secreto de la gobernanza ideal! La idea de forjar una estrategia de
desarrollo fuera del capitalismo está de ahora en adelante prohibida.
El neoliberalismo no es un “modelo de desarrollo”, sino una estrategia de
dominación, que reposa sobre la negación de los derechos de los pueblos y
el saqueo de sus recursos naturales. Sus estragos, sociales y ecológicos, son
extraordinariamente destructivos para la mayor parte de la humanidad, especialmente para las economías del Sur, que deben soportar las transferencias de
excedentes tendenciosamente crecientes (hacia sus clases dominantes y hacia
el Norte). Y se sabe que los canales a través de los cuales operan las transferencias de excedentes del Sur hacia el Norte son múltiples: el reembolso
de la deuda externa, los beneficios sobre inversiones directas extranjeras o de
portafolios, la fuga de capitales, el intercambio desigual…
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La probabilidad de un agravamiento de la crisis actual es elevada y la mayoría
de las previsiones especialmente aquellas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) son de nuevo orientadas a la baja y pesimistas. Todas las condiciones
parecieran pues estar reunidas para que la consecuencia mayor de esta crisis
sea la acentuación de la confrontación entre el Norte y el Sur –a pesar de las
cooperaciones del Grupo de los Veinte (G20). Acentuación entre Norte y Sur
en un mundo donde existen varios niveles de contradicciones: i. contradicciones entre las diferentes clases dirigentes que están en el poder y dirigen el
Estado y ii. contradicciones entre esas clases dirigentes (del Norte y el Sur) y
las clases dominadas (sin olvidar o subestimar, evidentemente, las contradicciones en los países del Sur entre ellos mismos). Probablemente, es el primer
nivel de contradicciones (entre clases dirigentes) lo que domina hoy y continuará dominando por algún tiempo a escala mundial.
Esto va en unión con la afirmación de países (de naciones, no solamente de
mercados) emergentes del Sur. La vía interna escogida por los países del Sur
emergentes (o reemergentes) es la vía capitalista; pero ella entra y entrará
siempre en conflicto con el imperialismo del Norte. Existe pues un riesgo
de ver, por un tiempo todavía, las resistencias populares confiscadas por las
clases dirigentes con vocación o ambición burguesa. Porque esas clases dirigentes del Sur, aun aquellas donde la estrategia es la más coherente, no conseguirán avanzar sin transformaciones sociales internas y modificación, al menos
parcial, de las relaciones de fuerzas a beneficio de las clases populares. Esta es
una condición política para que los cambios sean posibles en el Norte y que
la marcha hacia un mundo multipolar se vuelva una realidad.
El tema militar
Las cuestiones económicas son fundamentales. Pero el punto central, a mi parecer, es el tema militar. El asunto clave que falta por saber es si, bajo la nueva
presidencia de Barack Obama, los Estados Unidos invertirá la lógica de las
“guerras preventivas” de su predecesor y si ellos pondrán fin a la regulación
del sistema mundial capitalista por la guerra. La duda es permitida, en vista del
equipo gubernamental que lo rodea, pero sobre todo porque la militarización
y el uso de la fuerza armada constituyen la estrategia que impuso la alta finanza estadounidense, como condición para la reproducción de su poder.
Lo que rinde en las guerras imperialistas “necesarias” para las clases dominantes estadounidenses, es el mando de la alta finanza sobre el conjunto del
sistema mundial capitalista, colocado bajo el control militar de los Estados
Unidos. Son los mismos oligopolios del capital financiero quienes no pueden
mantener su poder sino a través de la violencia: aquella, visible, la de las
guerras imperialistas, y aquella, invisible, la de las relaciones sociales de producción capitalista.
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¿Hace falta recordar que esta violencia sistémica, devenida en la modalidad
de existencia de un sistema mundial polarizado al extremo y donde los muros
(del Río Grande, de Schengen, de Cisjordania…) dibujan los contornos de un
apartheid planetario, “callar” a los seres humanos? Privando a las masas más
pobres no solventes –en su mayoría al Sur– de la satisfacción de las necesidades esenciales de la vida (agua potable, alimentación, salud, vivienda…), las
“leyes” del mercado, con el sistema de explotación y opresión que le corresponden, manejan de facto, a través de la mecánica aceitada de los ajustes de
precio, un “genocidio silencioso de los más pobres”.
La marcha forzada de la economía iraquí hacia el neoliberalismo, inmediatamente después de que el país fue ocupado por los agresores, suministró el
“ideal-tipo” de la combinación de las violencias capitalista e imperialista. Sin
el menor derecho sobre Irak, la coalición de ocupación dirigida por los Estados
Unidos privatizó la totalidad de los servicios públicos del país (más de 200 empresas) para entregarlas a las transnacionales. La guerra de Irak transformó ese
país en una de las economías más neoliberales del mundo.
Irán proporcionó otra ilustración del hecho de que la finanza armada entró
en guerra contra quienquiera que se le resistiera afirmando en idea y conduciendo en la práctica un proyecto autónomo de desarrollo, cualquiera que
sea su naturaleza. El régimen iraní consigue integrarse al sistema capitalista
mundializado y los principios sobre los cuales reposa –el “Islam político”– no
son incompatibles con la visión neoliberal. Pero Irán, que no puso en duda
los pilares del capitalismo sobre su suelo, permanece como uno de los raros
Estados-naciones del Sur a tener aún un proyecto nacionalista “burgués” –la
viabilidad es improbable, pero real.
El tema de la naturaleza del régimen en Irán y su democratización debe ser disociada de la amenaza de guerra, inaceptable en sí, que el imperialismo hace
pesar contra el pueblo iraní, de la misma forma que nada legitima la guerra
de agresión dirigida contra el pueblo iraquí. Las reivindicaciones de los progresistas no deberían desmarcarse de un rechazo a toda guerra preventiva y a
la exigencia de un desmantelamiento de las armas de destrucción masiva, el
retiro de las bases militares fuera de los territorios nacionales y la salida de las
tropas de ocupación de Irak, invadido en violación del derecho internacional,
como de Afganistán, atacado en represalia ciega luego del 11 de septiembre
de 2001.
La amplitud del sector militar en la economía estadounidense es completamente considerable. Hoy, los gastos de Defensa de los Estados Unidos se sitúan
un poco por encima de 4% de su PIB (que es todavía el primero del mundo,
con 14.500 millardos de dólares). En 2008, el presupuesto oficial de la defensa
había alcanzado 647,2 millardos de dólares, o sea un quinto del presupuesto
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federal –y casi la mitad de los gastos militares mundiales. En realidad, la carga
es más pesada y sobrepasaba los 1.000 millardos de dólares. Pero este “fardo” no bastaba para rendir cuentas sobre la importancia del sector militar. La
reflexión debe ser llevada en términos de relaciones de fuerzas e integrar la
red de bases militares implantadas a lo largo del mundo (más de 1.000), como
también la potencia de impacto de las armas poseídas. Cualquiera que sea el
criterio adoptado para medir la militarización, la superioridad de los Estados
Unidos es clara en ese campo.
Pero eso no significa que ellos saldrán triunfantes de las guerras de Irak y
Afganistán, ni que conseguirán relanzar un ciclo largo de expansión del capital para la consecución de guerras imperialistas. Porque las destrucciones
de capital causadas por esas guerras –considerables para los pueblos del Sur
que las sufren– no permitirán volver a dinamizar la acumulación en el centro
del sistema mundial, como fue el caso de la reconstrucción y el Plan Marshall
después de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, los “aprovechadores” de esas guerras no faltan, aliados a los
grupos de presión, reuniéndose altos responsables del Ejército, congresistas
de comisiones en la defensa y dirigentes de las firmas de armamento, donde la
actividad de lobbying desembocó en la atribución de jugosos contratos de las
agencias gubernamentales. Se trata, de manera general, de las poderosas firmas transnacionales productoras de armas, con cifras de negocios astronómicas (como Lockheed Martin, 38,5 millardos de dólares de contratos militares;
Boeing, 32,1 millardos; Northrop Grumman, 24,6; General Dynamics, 21,5, y
otros: General Electric o ITT) y, más precisamente, algunas entre ellas que se
beneficiaron de contratos otorgados en Irak y Afganistán (KBR, 11,4 millardos,
o Bechtel, 2,8, por ejemplo).
No resta menos que decir que tanto los efectos de demanda efectiva asociados
a esas guerras, afectando sobre todo el corto plazo, así como los efectos tecnológicos, que no se comprueban netamente positivos sino para el complejo
militar-industrial, fueron muy insuficientes para relanzar el crecimiento. Lo
importante es señalar la influencia de la alta finanza sobre esas empresas del
sector armamento. Este fenómeno, que va acentuándose, se manifiesta por
una toma de control de la estructura de propiedad de su capital por inversores
institucionales, ellos mismos retenidos en los Estados Unidos por los oligopolios bancarios y financieros. A principios de 2000, esta proporción alcanzaba
95% del capital de Lockheed Martin; 85% de L-3 Communications; 83% de
Northrop Grumman; 76% de General Dynamics, y 65% de Boeing.
Al mismo tiempo que el Gobierno estadounidense “externaliza” sus actividades de defensa, una parte cada vez más importante de las sociedades militares
privadas pasa bajo la influencia de la finanza (ejemplos: DynCorp, recomprado
134
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
por el private equity fund Veritas Capital; MPRI, recomprado por L-3 Communications Holdings; Vinnell, recomprado por Carlyle…). Por lo tanto, el fracaso
de este nuevo tipo de “asociación pública-privada” es completo y el callejón sin
salida de esta estrategia de guerra es total: los Estados Unidos están en camino
de perder las guerras de Irak y Afganistán.
Las respuestas a la crisis
Críticas de las respuestas políticas ortodoxas
A lo largo de la historia del capitalismo y sobre todo después de la Gran Depresión de los años treinta, el capital supo forjarse en las instituciones y los
instrumentos de intervención pública, asociado a las políticas de los bancos
centrales para lo esencial, asegurando una cierta gestión de la crisis y amortizando, al menos al centro del sistema mundial, sus efectos más destructivos.
En el caso de la crisis actual, los bancos centrales se esforzaron en coordinar
sus intervenciones, ofreciendo líneas de crédito privilegiadas a los bancos y
reduciendo sus tasas de interés.
Un punto crucial de la crisis fue, sin duda, el 15 de septiembre de 2008, la nointervención de las autoridades monetarias –neoliberalismo obligado– durante
la quiebra del banco Lehman Brothers. Se evidencia, las consecuencias de este
inmovilismo, catastróficas, no fueron medidas, en términos de desmultiplicación de los riesgos de créditos (especialmente vía los credit default swaps,
CDS, intercambios fuera de la bolsa y registrados fuera de balance, sin reglas
prudenciales) y desestabilización del conjunto del sistema de financiamiento,
incluyendo la deuda del Estado.
En algunas horas, el Tesoro (Henry Paulson) y el Banco Central (Ben Bernanke) cambiaban de rumbo en 180 grados: AIG (líder mundial de los seguros) era nacionalizado; los short sells fueron temporalmente suspendidos; la
FED abría de urgencia las líneas de créditos especiales a los primary dealers
(Morgan Stanley, Goldman Sachs…) y hacía inclinar a cero sus tasas de interés; el Estado asistía a J.P. Morgan en su retoma de la caja de ahorros Washington Mutual (el origen de la más fuerte quiebra de la historia); una estructura
de “anulación” estaba creada para garantizar los mortgage-backed securities
(títulos hipotecarios); los poderes públicos entraban masivamente en el capital
de una selección de oligopolios financieros en peligro. Además de esas inyecciones de capital y las garantías de activos “tóxicos” aportados por el Estado
(a Bank of America y otros establecimientos a punto de hundirse), la Reserva
Federal de los Estados Unidos extendía en octubre de 2008 su dispositivo de
swap lines (o arreglos recíprocos temporales en divisas) a otros bancos centrales del centro (Europa, Japón…) y a grandes países del Sur (Brasil, México,
Corea del Sur…), los aportes casi “ilimitados”…
Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas
135
El secretario del Tesoro y el presidente de la FED propusieron un gigantesco
plan de rescate del sistema financiero, movilizando más de 700 millardos de
dólares para la compra de títulos “tóxicos” de activos bancarios. Inicialmente
rechazado por el Congreso, este proyecto fue finalmente aprobado por el
Senado, luego de modificaciones, las principales de las cuales consistían en
recurrir a la compra de las acciones de los bancos y a extender la ayuda pública a las empresas, lo que llevó las sumas previstas a más de 800 millardos de
dólares. Sobre ese total, otros 500 millardos de dólares fueron comprometidos
bajo el mandato de G.W. Bush (incluyendo los préstamos a General Motors
y Chrysler). Las sumas comprometidas por el “Plan Paulson” se inflaban sin
cesar para cubrir nuevas deudas de los oligopolios… y finalmente para recapitalizar la FED misma, ¡a punto de colapso!
El “plan de recuperación” anunciado en febrero de 2009 por el presidente
Obama sobrepasó los 790 millardos de dólares inicialmente previstos. Su límite mayor es que las soluciones avanzadas a fin de “devolver la confianza” a
los mercados financieros conservan la fe en esos sujetos autoproclamados de
la historia moderna, sin buscar poner fin a su dictadura planetaria. Y aquellas
esbozadas a principios de abril de 2009 en la cumbre de Londres del G20 (supuestamente ampliada para integrar a los grandes países emergentes del Sur)
quedaron todas también insuficientes…
El plan anticrisis de Barack Obama fue elaborado por un equipo de economistas que rodeaba al nuevo presidente, compuesto por algunos de los más
altos responsables pasados de la desregulación de los mercados financieros
y el auge del capital ficticio especulativo, habiendo llevado las condiciones
más decisivas del estallido de la crisis. Es a Paul Volcker a quien nombró en
noviembre de 2008 a la cabeza de la Economic Recovery Advisory Board (Consejo para la Reconstrucción Económica); él mismo es quien, en el curso de
su carrera, comenzada en el Chase Manhattan Bank (grupo J.P. Morgan), jugó
un rol clave en la decisión de suspender la convertibilidad del dólar en oro y
el desmantelamiento del sistema del patrón de cambio oro entre 1971 y 1973,
bajo Nixon; después en la adopción del monetarismo y el “golpe de Estado
financiero” de finales de 1979 como presidente de la FED (nombrado por Carter y confirmado por Reagan), antes de recolocar sus talentos al servicio de la
alta finanza (director del banco Rothschild, Wolfensohn & Co., Chairman of
the Board of Trustees del imperio Rockefeller…).
Las personalidades que el presidente escogió en su entorno no serán los actores del cambio económico exigido: Timothy Geithner es secretario del Tesoro
(ministro de Finanzas), antiguo brazo derecho de Bernanke en la Federal Reserve Bank de Nueva York y el Federal Open Market Committee (encargado de
la gestión de los títulos del Estado) y exdirector de política de desarrollo en el
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Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
FMI; Larry Summers, neoliberal intransigente, exsecretario del Tesoro de Clinton y jefe economista del Banco Mundial, es director del Consejo económico
nacional del Executive Office of the President; Martin Feldstein, muy neoliberal, exconsejero económico en jefe de Reagan, fue nombrado para el Advisory
Board; Robert Rubin, antiguo secretario del Tesoro de Clinton, quien siguió
la línea de Greenspan de desreglamentación de los mercados de productos
derivados y antiguo patrón del gigante bancario Citigroup (¡en quiebra!) ¡es
uno de los consejeros del presidente! La elaboración de las “soluciones a la
crisis” es confiada a un equipo de economistas que contribuyó a poner las
condiciones del caos mundial actual…
El plan de rescate tan esperado fue entonces aprobado por el presidente
Obama el 17 de febrero de 2009. Este venía a añadir al precedente programa,
presentado bajo el mandato de G.W. Bush, más de 780 millardos de dólares,
para un monto acumulado que se elevaba a más de 1.600 millardos. A pesar
de la amplitud de este dispositivo, el presidente Obama no descartó la posibilidad de extender más el campo de acción en el decenio a venir, en caso
de necesidad. Eso no impidió a los mercados financieros padecer sus caídas,
demostrando la insatisfacción de los propietarios del capital ficticio de cara al
plan proyectado y la insuficiencia de las masas de recursos, de por sí gigantescos, ya inyectados en el sistema bancario para salvarlo.
La hipótesis más probable es la de una insolvencia, confirmada por la sucesión
de anuncios de pérdidas registradas por los grandes oligopolios financieros
estadounidenses desde el último trimestre 2008 (por ejemplo, 58,7 millardos
de dólares para Fannie Mae en 2008). La Federal Deposit Insurance Corporation, clasificaba 252 establecimientos bancarios estadounidenses como “en
situación problemática”, y se esperaba en 2009 que más de mil bancos fueran
declarados en quiebra, sobre un total de 8.300 instituciones en el país.
Es en esta tormenta que el presidente Obama afirmaba percibir “el principio
del fin de la crisis” (the beginning of the end of crisis). Su gobierno presentó
una proposición de presupuesto para el año 2010 donde las características
eran un aumento de los gastos sociales, una desaceleración del crecimiento
de la carga militar y el alza de los impuestos sobre las familias más acomodadas. Lo que algunos calificaron de presupuesto “Robin de los Bosques, Robin
Hood” (quitando a los ricos para dar a los pobres), sin embargo no olvidó a
los grandes inversionistas –y especuladores– que operaban sobre los mercados financieros. “Si las condiciones económicas venían a deteriorarse afirma
el documento presidencial enviado al Congreso, el Gobierno podrá utilizar
[los recursos suplementarios previstos] para nacionalizar temporalmente las
instituciones en dificultades”. El déficit presupuestario preventivo para 2009
alcanzaba el monto récord de 1,75 trillones de dólares, o sea 12,3% del producto interno bruto.
Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas
137
Más que los diversos ensayos de reactivación de la oferta de crédito por los
bancos centrales desde 2007, las medidas implicadas en los planes de los Gobiernos del G7 (disfrazado en un G20 supuestamente ampliado para los grandes países emergentes del Sur… ¡a falta de un G192!) no produjeron el impacto
deseado. Los unos como los otros, ya probados como muy insuficientes para
evitar el hundimiento de piezas enteras de la financiarización mundializada.
El agravamiento de la dimensión financiera de la crisis no conoció respiro y la
transmisión de sus efectos a la esfera real se aceleró, a escala mundial, a través
de la afectación de los niveles de producción, el empleo y los intercambios
comerciales. La mayoría de las instituciones internacionales (FMI, OCDE…)
revisaron varias veces a la baja sus previsiones de crecimiento económico para
2010. Los daños sociales son enormes. Muy claramente, el modo de producción capitalista se volvió hoy una amenaza para la humanidad entera.
Críticas de las respuestas teóricas ortodoxas
La depresión de los años treinta había puesto en evidencia los límites de la
economía neoclásica y su explicación del funcionamiento del capitalismo fundada sobre el equilibrio de los mercados, impidiendo en teoría la aparición
espontánea de una crisis. Como la crisis (llamada “financiera”) es una realidad
difícil de negar en la práctica, la mayoría de los neoclásicos (y los popularizadores) la analizan a partir de factores exteriores a los mercados, especialmente
las intervenciones del Estado o los comportamientos de agentes excesivos
(codicia, fraude, errores de corporate governance) perturbadores de los mecanismos de mercado. La lógica de maximización del beneficio individual y la
concentración de la propiedad privada no se consideró como problemática;
solo los casos de incompetencia o corrupción tenían problemas. Aunque un
buen número de economistas del mainstream ocupan posiciones de responsabilidad en el seno de los aparatos del Estado capitalista y actúan deliberadamente a favor del gran capital, su concepción del Estado es la de una
institución separada de la esfera económica y no dominada por los intereses
de los capitalistas. Los sindicatos existen, pero no la lucha de clases. Los daños
causados al ambiente y la crisis “climática” por ella misma no está relacionada
con el capitalismo, solamente con la actividad de los hombres en general –y
aquellos del Sur “emergentes”, en particular (como la China)…
Las políticas neoliberales están, según se evidencia, en decadencia. La gravedad de la crisis actual es propicia para el regreso al frente de la escena de
las tesis de John Maynard Keynes, crítico de la visión neoclásica de ajuste
autorregulado del capitalismo. Desde hace años, una parte de los neoclásicos comenzó a abandonar las posiciones neoliberales, no para convertirse al
keynesianismo, sino para acabar la absorción de la corriente keynesiana por
el paradigma walrasiano, a través de una nueva síntesis keyneso-neoclásica
138
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
(como la que fue emprendida a partir de finales de los años treinta por autores
como Hicks o Samuelson). Sus eminentes descendientes, manteniéndose fieles
a la teoría neoclásica a las adaptaciones cercanas (sobre los ajustes de precio,
las expectativas o la competencia imperfecta) son hoy Stiglitz o Krugman.
Aunque ellas se oponen al objeto de las proposiciones relativas al grado de
intervención del Estado, las interpretaciones de los supuestos “nuevos keynesianos” y los neoclásicos tradicionales participan de la misma matriz políticoideológica que la teoría económica “burguesa”. Para los más avanzados entre
ellas, a pesar de los matices y variantes, no formulan sino visiones apenas
“reformistas”, consistentes en introducir mínimas modificaciones al funcionamiento del capitalismo para que pueda sobrevivir el mayor tiempo posible,
por medio de intervenciones estatales (directas y masivas, pero temporales) a
través de la compra de acciones de bancos, compañías de seguros y cajas de
ahorro en quiebra, lo más frecuente, sin derecho a voto ni control eficaz ni
nuevos criterios de gestión.
Si algunos instrumentos “keynesianos” son perceptibles en las medidas anticrisis decididas por la administración estadounidense –desde el “plan” propuesto
por el equipo de George W. Bush a principios de 2008 (ejemplo: retorno de
impuestos sobre el ingreso, pagados para impulsar el consumo) y sobre todo
con el programa del presidente Obama (trabajos de renovación de infraestructuras)–, el predominio va netamente a las políticas neoliberales dirigidas a salvar el máximo de riqueza financiera –quiere decir de capital ficticio
acumulado por los oligopolios de las finanzas. En la urgencia, los planes de
rescate del capitalismo movilizaron un intervencionismo de Estados y bancos
centrales, pero accionado por los gobiernos neoliberales del Norte y en la
forma más extraordinariamente antidemocrática que hay. La combinación de
medidas (baja en las tasas de interés, apertura de líneas de crédito, compra
de activos) aún es muy ortodoxa y la ideología de esos poderes está todavía
lejos de ser extraída de viejos dogmas neoliberales.
El informe de la Comisión Stiglitz proporcionó la ilustración. Su documento final, redactado en 2009 a solicitud del presidente de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, no discrepa verdaderamente en cuestión de los fundamentos
de la ideología neoliberal, en crisis. Según este informe, las viejas evidencias
del neoliberalismo están para ser revisadas, no para ser abandonadas: las tasas
de cambio deben permanecer flexibles, las virtudes del libre intercambio son
reafirmadas de cara a los “peligros del proteccionismo”, los defectos de la corporate governance están para corregirse, la gestión de los riesgos financieros
continúa siendo confiada a los oligopolios privados y la regulación del sistema
mundial capitalista reside en la dependencia de la hegemonía estadounidense… Está lejos de los argumentos que justifican el rechazo a la liberalización
Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas
139
financiera mundializada formulados por los países al Sur –no sin límites, dificultades y contradicciones, es verdad– como la República Popular China o la
República Bolivariana de Venezuela.
Por otro lado, una parte –minoritaria, pero significativa– de las corrientes liberales continúa radicalizándose, para acercarse a tesis ultraliberales inspiradas
por Hayek o Rothbard. Estos análisis de la crisis (se consigue una muestra en
el sitio del Instituto Von Mises) se fundan en una fe reafirmada en el carácter
automático de los reequilibrios de los mercados. Ellos critican a los “nuevos
keynesianos” sosteniendo la idea de que la crisis viene de un exceso de intervencionismo y que el Estado no debe buscar salvar las empresas en dificultad.
Lo que hace falta hacer, según ellos, es suprimir toda regulación estatal que
limite la libertad (que sea en materia de política de vivienda o reglamentación
de las tasas de interés) y, por consiguiente, abandonar todo plan anticrisis.
Los más extremistas van hasta a reclamar una supresión pura y simple de las
instituciones estatales (incluyendo el Ejército), así como la privatización de la
moneda.
Por supuesto, estos autores están conscientes del hecho de que estas decisiones llevarían al sistema capitalista al caos; pero su confianza en los mecanismos de mercados les conducen a creer que este caos se comprobaría benéfico
para el capital y que este se reconstituiría mucho más rápido y vigorosamente
que si se apoyara en intervenciones públicas artificiales, tomando la forma de
ayudas públicas a las firmas que están condenadas a la quiebra por la lógica
de los mercados.
Ninguna de estas corrientes de pensamiento (ultraliberal, neoclásico, neoliberal o nuevo keynesianismo) sugiere reflexionar sobre las condiciones de un
proceso de rebasamiento del capital como en la relación social de explotación
y opresión –no la mayoría de las proposiciones “de izquierda” (por ejemplo,
las que reclaman la reforma del FMI o la creación de una moneda mundial).
Sin embargo, existen los defensores de la idea según la cual la crisis actual
del capital conducirá probablemente al hundimiento del capitalismo. Tal es
el caso, entre otros, de Robert Kurz, que sostiene que el sistema de producción capitalista está en vías de extinción y que el siglo xxi abrirá una etapa
de transición hacia una forma nueva de sociedad, o Immanuel Wallerstein,
quien estudia las tendencias amplias del capitalismo a partir de una teoría
del “sistema-mundo” y declaraba recientemente que “nosotros entramos en la
fase terminal del capitalismo y podemos estar seguros de que, en 30 años, no
viviremos más en el sistema-mundo capitalista”.
Estas interpretaciones coinciden con las de analistas de la coyuntura mundial del capitalismo, especialmente el equipo del Global Europe Anticipation
Bulletin (GEAB), quienes hacen las previsiones de agravamiento de la crisis
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
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sistémica global, critican a los dirigentes mundiales “incapaces de tomar las
medidas de la crisis, empecinados en tratar las consecuencias en lugar de atacar las causas”, dilucidan sobre la anticipación a una dislocación geopolítica
total del sistema, con el derrumbamiento del dólar y la desaparición de las
bases del sistema financiero internacional.
En los Estados Unidos como en Europa y Japón, los dirigentes persisten en hacer
como si el sistema fuera solamente víctima de una avería pasajera y como si se
tratara de reactivar la máquina añadiendo carburante (la liquidez) [con algunos
ajustes suplementarios: una baja de tasa, compras de activos tóxicos, planes de
recuperación de las industrias en quiebra]. Es el sistema global el que está hoy
fuera de uso. Hace falta reconstruir uno nuevo.
Otros análisis, “ortodoxos”, como los del equipo Money & Markets en los Estados Unidos, son también muy pesimistas y prevén un agravamiento de la crisis
en un futuro cercano, por los enlaces más tradicionales: la profundización del
déficit presupuestario, el aumento de la deuda pública, una insuficiente defensa del dólar estadounidense por parte de las autoridades monetarias…
Los ejes de un programa alternativo
Es la hora entonces de la reconstrucción de alternativas y la vía está abierta
para las proposiciones radicales –a la izquierda. Algunos grandes temas, integran las visiones del Sur y podrían estar propuestas a la discusión –la lista está
evidentemente lejos de ser exhaustiva:
Para empezar, la ruptura teórico-política con la ideología económica dominante, pasando por:
• La desmitificación de la teoría económica dominante tanto como de la
ideología.
• El descubrimiento de los vínculos entre teoría neoclásica y política neoliberal.
• La exigencia de una ruptura teórica y una salida del paradigma neoclásico.
• La utilización de la macro y la microeconomía para la planificación socialista.
• La revalorización de los aportes del marxismo y otras teorías (análisis sistémico…).
• La necesidad de tomar en cuenta las historias de hechos e ideas singulares.
Después, el tema de las medidas sociales y democráticas a tomar de urgencia,
reclamando:
• La condición previa del control democrático de los “aparatos represivos del
Estado” (Ejército, Policía).
Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas
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• La erradicación de la corrupción, las mafias, el tráfico de drogas, las formas
de explotación extrema del trabajo…
• La redistribución de los ingresos y el control democrático de la acumulación del capital (por la limitación de la propiedad privada y el replanteamiento de los oligopolios financieros).
• La universalización y la gratuidad del acceso al agua, la salud (de la seguridad social a los jubilados), la educación (de la alfabetización a la investigación), la cultura…
• La creación de empleos (formales), una política de grandes trabajos públicos al servicio del pueblo, la garantía de los derechos de los trabajadores
y los sindicatos.
• La democratización del acceso a la información, a los medios de comunicación de masas, la defensa de las identidades locales y nacionales.
Entre los temas más difíciles están aquellos relativos a la moneda y las finanzas:
• A propósito del componente externo de la política monetaria: la estabilización del (de los) sistema(s) de cambio y la necesidad de estabilizaciones
regionales.
• A propósito del componente interno de la política monetaria: el control
político del banco central y la determinación de las tasas de interés.
• El financiamiento de la economía: la estricta reglamentación del sistema
financiero y bancario y otras instituciones de financiamiento (incluida una
nacionalización controlada).
• El reforzamiento del control del capital extranjero (inversión directa extranjera, transferencia de divisas, zonas francas...) en relación con la balanza de
pagos (cuenta-capital).
• La construcción de regionalizaciones monetario-financieras alternativas, de
fondos de estabilización interregionales, de balanzas físicas, de monedas
comunes.
• La redefinición de estrategias comunes (Sur-Sur y Sur-Norte) de cara a la
deuda exterior e interior (recompras, moratorias, auditorías de las “deudas
odiosas”, “deudas ecológicas”).
Los temas referentes a los recursos naturales y el medio ambiente son cruciales, con:
• Una reapropiación de los recursos naturales: nacionalización de la propiedad (el agua, los recursos, las infraestructuras), esquemas de transferencias
de la renta, criterios de gestión.
142
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
• Las estrategias (nacionales y regionales) de política energética (agrocarburantes…).
• La definición de estrategias para después del petróleo, la renovación de las
fuentes de energía, la orientación hacia el desarrollo de energías propias,
la reforestación…
• Las estrategias (regionales e interregionales) de desarrollo de las bases
energéticas de los países menos provistos.
• La protección inmediata del medio ambiente: rechazo a los derechos de
los mercados a contaminar, derechos de la naturaleza, creación de agencias
internas y externas de control y sanción.
Otra serie de temas fundamentales concernientes a la agricultura y el mundo
campesino:
• Para el acceso a la tierra: revisión de los estatutos del suelo, reformas agrarias (por colectivización o descolectivización), política a favor de los sin
tierra y el campesinado pobre.
• La definición de las formas de propiedad y de producción: relaciones entre
propiedades colectivas y privadas, formas cooperativas, dinamización de
las formas estatales.
• La organización por parte del Estado de sistemas adaptados de distribución
alimentaria (productos de consumo básicos a precios extremadamente reducidos) en unión con los mercados campesinos.
• La diversificación de la producción, del financiamiento, de las formaciones,
de las infraestructuras rurales (energía, irrigación, comunicaciones…).
• La protección de los campesinos y los consumidores locales: diferenciación
de los precios, fondos nacionales y regionales de estabilización, control de
los intermediarios, proteccionismo.
• Las estrategias (nacionales, regionales e interregionales) de reconquista de
la soberanía alimentaria y la erradicación voluntarista del hambre.
La redefinición de las políticas industriales, de los servicios y las tecnologías
es esencial:
• Las integraciones agroindustriales: auge de las producciones locales de
máquinas agrícolas.
• El control de la propiedad de los medios de producción estratégicos para
la acumulación, el desarrollo autocentrado, una industrialización adaptada
a las necesidades locales.
Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas
143
• Las formaciones técnicas y científicas colocadas al servicio de las necesidades del país, el desarrollo de las nuevas tecnologías, las exportaciones de
fuerte valor agregado.
• El tema de los servicios (pequeño comercio y artesanado) y la seguridad
social del trabajo “informal”.
• El control del turismo: desarrollo de los proveedores locales y los inputs
nacionales, redistribución de las boleterías e igualdad regional.
• El control de la repartición del excedente nacional y la importación para un
progreso homogéneo de la sociedad.
En materia de asuntos sociales:
• El mejoramiento de las condiciones de vida: agua, alimentación, vivienda,
consumo de productos básicos y bienes duraderos, transporte, ordenación
del territorio, infraestructuras sociales.
• La urgencia de una política de salud pública: generalización de cuidados
gratuitos, autonomía de la investigación, nacionalización de grupos farmacéuticos.
• La prioridad dada a la educación, la formación y el trabajo.
• La importancia del tema de los emigrantes: acogida, retorno, derechos.
• La democratización de la cultura y la información: la reconquista de las
culturas locales y nacionales y las lenguas, el derecho a informar y ser informado, el acceso al ocio.
• El respeto a las diferencias: género, colores de piel, religiones y espiritualidades, identidades y comunidades.
El desarrollo de los intercambios Sur-Sur:
• Los intercambios de productos agrícolas.
• Los intercambios de productos manufacturados.
• Los intercambios de tecnología.
• Los programas (regionales e interregionales) de investigación fundamental
y aplicada.
• Las estrategias comunes alternativas de cara a las organizaciones internacionales y las proposiciones de reformas profundas (FMI, OMC, Banco
Mundial…).
• El desarrollo de regionalizaciones alternativas en diferentes ámbitos.
144
Revista BCV / Vol. XXVIII / N° 2 / 2012
• La articulación de las regionalizaciones alternativas y regionalizaciones estándar para una interconexión del Sur.
Finalmente se plantean varios grandes temas teórico-políticos de la transición
socialista:
• Los de las alianzas de clases al interior, de la construcción de un frente internacionalista del Sur al exterior, de las relaciones entre trabajadores del Norte
y pueblos del Sur.
• Los de la teoría y el funcionamiento de formas modernizadas de planificación, de la participación popular a la planificación, de la propiedad y la
gestión, de las funciones de la moneda.
• Los del valor: el valor de uso, las medidas de valor y los sistemas de contabilidad, la productividad y la eficacia, las formas socialistas de incentivo
al trabajo.
• Los del crecimiento y el desarrollo socialistas en relación con la ecología.
• Los de la democracia (especialmente bajo el ángulo económico) y la organización de la participación popular en todos los ámbitos.
• Los de la articulación de medidas concretas a corto-mediano-largo plazo y
las etapas en la transición socialista.
Conclusión: construir las alternativas
La estrategia del capital fracasó: no consiguió sacar al sistema capitalista de
su crisis estructural, más bien incrementó sus contradicciones intrínsecas, al
punto de hacerle hoy rozar el abismo de lo que podría transformarse en la
peor crisis económica de su historia. Las dimensiones económicas y militares
de la crisis actual del sistema capitalista están superpuestas: monopolio de
los recursos mundiales y uso de la fuerza armada participan de una misma
lógica. La persecución de la estrategia de “guerra preventiva” –forma radical
de destrucción del capital– agravó más los desequilibrios de una economía
estadounidense al borde del abismo.
Barack Obama, en efecto, fue el candidato elegido por el pueblo de los Estados
Unidos, pero también el seleccionado por las fracciones más lúcidas de Wall
Street que a partir de ahora han tomado conciencia de que, por sus propios
intereses, el curso de las cosas no podrá continuar así por mucho tiempo.
Pero son los economistas del antiguo régimen, arcaicos sobre los dogmas del
pasado y apegados a la alta finanza –al punto de intentar hoy frenar la espiral
de desvalorización del capital ficticio–, quienes meterán el neoliberalismo (en
adelante “keynesiano”) en su plan de reactivación. La sostenibilidad de este
último, que profundizó el déficit presupuestario a 12,3% del PIB en 2009 (1.750
Rémy Herrera / Crisis sistémica del capitalismo y guerras de las altas finanzas
145
millardos de dólares) concediendo gastos públicos adicionales de infraestructuras, educación y salud, permanece con poca confiabilidad, en un contexto
donde no van más allá de sí las respuestas a las ineludibles interrogantes sobre
la solvencia de una economía extraordinariamente sobreendeudada, la conservación del dólar como divisa clave internacional y la capacidad de reconducir
la hegemonía mundial de los Estados Unidos. La administración Obama prevé
reducir el déficit de presupuesto del Estado alrededor de 500 millardos de dólares en 2013; gracias, especialmente, a la economía permitida por la suspensión
de la guerra en Irak –la cual excedería los costos de una reorganización de las
tropas en Afganistán. Sin embargo, esas guerras no han cesado.
Recordamos que las crisis son los momentos en el curso de los cuales, las
fracciones de capital, en general las menos productivas y/o innovadoras, son
incorporadas a una estructura de propiedad capitalista más concentrada. Hasta
el presente, cada reorganización del ámbito del capital en la historia permitió
al sistema dotarse de instituciones y herramientas macroeconómicas cada vez
más eficaces para atenuar los efectos terriblemente devastadores de esas crisis… sin jamás, por tanto, evitar la exacerbación de sus contradicciones. Para
conseguir relanzar un ciclo de acumulación de capital en el centro del sistema
mundial, la crisis que vivimos debería “destruir” los montos absolutamente
gigantescos de capital ficticio parasitario. Sin embargo, las contradicciones del
sistema mundial capitalista se han hecho tan profundas y difíciles de resolver
que una tal desvalorización correría el riesgo de empujarle a un derrumbamiento. Por el momento, el agravamiento de la situación erosiona un poco la
hegemonía unipolar de los Estados Unidos. ¿A beneficio de quién?
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Herrera, R. (2010a). Gastos públicos y crecimiento económico. París: L’Harmattan.
Herrera, R. (2010b). Otro capitalismo no es posible. París: Syllepse.
Nakatani, P. y Herrera, R. (2008). La crisis financiera: raíces, razones, perspectivas. El Pensamiento, 353, 109-113.
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Información
Información editorial
Normas para colaboradores
Revista BCV
La Revista BCV es una publicación semestral arbitrada del Banco Central de
Venezuela. Desde sus orígenes contiene estudios especializados sobre temas
económicos, financieros, bancarios, monetarios, jurídicos y sociales asociados
con la misión del Banco Central de Venezuela y acoge todas las corrientes de
pensamiento en las áreas mencionadas.
Los trabajos publicados en la sección Artículos de la Revista BCV son arbitrados. Las
notas que aparecen en la secciones Documentos y Reseñas responden a criterios
del Consejo Editorial de la Publicación. Las reseñas bibliográficas deben tener una
extensión máxima de cinco (5) páginas y mínima de tres (3). Su carácter es fundamentalmente informativo, ya que no se conciben como un ejercicio crítico.
El Consejo Editorial de la Revista BCV considerará la publicación de un artículo
siempre que se adecue a las siguientes normas:
• La Revista BCV acepta artículos escritos en castellano, portugués, francés,
inglés o alemán.
• Solo se considerará la publicación de trabajos inéditos que no hayan sido
propuestos simultáneamente a otras revistas u órganos editoriales.
• Los artículos propuestos deben incluir el título en español e inglés, nombre
del autor, breve curriculum vitae, dirección postal o institucional y correo
electrónico, un resumen en español e inglés (que no debe exceder los 1.000
caracteres), tres palabras clave en español e inglés y el código de clasificación
JEL (www.aeaweb.org/journal/elclasjn.html).
• Los artículos deben tener una extensión máxima de 35 páginas a espacio y
medio en caracteres de 11 puntos y en papel tamaño carta, incluyendo notas,
cuadros y referencias metodológicas y/o bibliográficas.
• Las propuestas se deben enviar en soporte electrónico (disquete, cartucho
Zip o disco compacto), usando el formato Word o RTF para los textos y Excel
pa­ra gráficos y cuadros, con tres copias impresas. También pueden enviarse co­mo documento adjunto a la siguiente dirección de correo electrónico:
asarmien@bcv.org.ve
• Se debe enviar una versión impresa en blanco y negro de los gráficos y cuadros e indicar el lugar y la página del original donde se colocarán, o si estos
deben incluirse como anexo o apéndice del artículo.
• Cuando los artículos requieran ecuaciones matemáticas, los autores deben
presentar todos los pasos de sus deducciones para asistir a los árbitros en sus
tareas. Estos pasos no tienen que ser necesariamente objeto de publicación.
• Las notas deben colocarse numeradas a pie de página y separadas de las
referencias bibliográficas.
• Las referencias bibliográficas se deben hacer con el sistema autor-fecha,
incluyéndolas en el texto o en las notas a pie de página, si fuese el caso.
Por ejemplo: (Peltzer, 1997). Cuando haya más de una referencia del mismo
autor en el mismo año, se debe añadir un orden alfabético (Vivancos, 1998a).
Si la referencia va entre comillas, el número de la página debe aparecer a
continuación de la fecha, según el siguiente ejemplo: (Maza Zavala, 1987:
239), o cuando son varias páginas: (Lago Rodríguez, 2001: 193-195). Los datos completos de las referencias deben ser colocados en orden alfabético al
final del artículo, indicando apellidos del autor o los autores con las iniciales
de los nombres propios, año de publicación entre paréntesis y demás datos
editoriales, de la siguiente manera, según el caso:
Clemente, L. (2001). Crecimiento, apertura comercial y desempeño sectorial. En Valecillos, H.
y Bello, O. (coords.). La economía contemporánea de Venezuela (pp. 7-92). Caracas: BCV.
González Fabre, R. (1998). Justicia en el mercado. La fundamentación ética del mercado según
Francisco de Vitoria. Caracas: Conicit-Universidad Católica Andrés Bello.
Ocampo, J.A. (2001). Retomar la agenda del desarrollo. Cuadernos del Cendes, 18,
46 (enero-abril), 1-20.
• Una vez que se verifique el cumplimiento de estas normas, el Consejo Editorial
someterá las propuestas al menos a dos árbitros, de manera anónima, entre
otros especialistas o pares investigadores. Las sugerencias de estos, cuando
las hubiere, serán dadas a conocer, confidencialmente, a cada autor.
• Los autores recibirán honorarios profesionales, un ejemplar de la Revista BCV
en la cual se ha publicado su artículo y diez separatas del mismo.
Normas de arbitraje
Revista BCV
Los trabajos enviados a la sección Artículos serán evaluados por árbitros externos.
Previamente, el Consejo Editorial realizará una preselección de las propuestas
basándose en la relevancia y pertinencia del tema y en el cumplimiento de las
normas para colaboradores.
Si el trabajo no reúne estos requisitos mínimos, el Consejo Editorial se lo hará
saber al autor. En caso contrario, será evaluado de acuerdo con las siguientes
normas:
• Los árbitros deben contar con las calificaciones adecuadas en el área temática
en cuestión y, en principio, formarán parte del fondo de árbitros de la Revista
BCV, establecido tras consultas en universidades y centros de investigación
del país y del exterior.
• La identidad de los autores no se comunicará a los árbitros, ni la de estos a
los autores.
• El dictamen de cada árbitro se basará en la calidad del contenido y la forma
del artículo. En este debe pronunciarse de manera explícita sobre los siguientes
aspectos:
-
Relevancia y pertinencia del tema.
Fundamentación de las ideas.
Coherencia.
Bibliografía apropiada y actualizada.
Redacción.
Presentación correcta de cuadros y gráficos.
Adecuación del título al contenido del trabajo.
Cumplimiento de las normas para colaboradores.
• El dictamen del árbitro debe recomendar solo una de las siguientes opciones:
- La publicación sin modificaciones.
- La publicación con modificaciones menores.
- La publicación con modificaciones mayores.
- Que el artículo no se publique.
• Cuando se recomienden modificaciones mayores o menores, estas deben
explicarse claramente.
• Los árbitros deben remitir su opinión en un lapso máximo de tres semanas a
partir de la fecha de recepción del artículo, la cual se registrará formalmente.
• Por su trabajo, cada árbitro recibirá una bonificación en efectivo y, sea cual
fuere su dictamen, un ejemplar del número de la revista al cual contribuyó
con su arbitraje.
Esta revista se terminó
de imprimir en los talleres de
Editorial Ex Libris
Caracas, Venezuela
abril 2014
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