XIX CONGRESO INTERNACIONAL DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Gestión de las Organizaciones rumbo al 3er milenio “De la Regionalización a la Globalización.” Capítulo 4.- Administración del Conocimiento Ponencia El Capital Intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas Lic. Kenia Banca Pérez, kmbanda@uat.edu.mx Dra. Mónica Lorena Sánchez Limón, msanchel@uat.edu.mx Dr. José Ángel Sevilla Morales. jasevilla@uat.edu.mx Universidad Autónoma de Tamaulipas 21-24 de abril de 2014, Durango, Durango, México El Capital Intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas Resumen El objetivo del trabajo es caracterizar el capital intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT). Esta investigación de corte cuantitativo toma como objeto de estudio a los docentes pertenecientes a dicha Universidad. Utilizando como instrumento un cuestionario validado por investigadores expertos que identifica cuatro dimensiones: capital humano, capital estructural, capital relacional y visibilidad del conocimiento. Los resultados permiten identificar los elementos del capital intelectual, observándose una marcada diferenciación de las dimensiones. Palabras clave: Capital Intelectual, Universidades Públicas, Conocimiento. 1. Introducción En la nueva economía o en la llamada sociedad de conocimiento, hay un nuevo paradigma, en el cual el conocimiento surge como un factor de producción fundamental tanto en las organizaciones como la economía en su conjunto, decisivo para el logro de ventajas competitivas, y por tanto de crecimiento económico y social (Monroy, 2010). Por esta razón, las organizaciones están comenzando a darle importancia al conocer qué es lo que saben y hacer el mejor uso del capital intelectual, emprendiendo esfuerzos por definir cómo adquirirlo, representarlo, retenerlo y administrarlo; parte de este esfuerzo se encuentra vinculado a la gestión del conocimiento, concebida como la utilización del conocimiento individual y colectivo de la organización en los procesos orientados a solucionar problemas, tomar decisiones o innovar, es decir, es el proceso de crear valor a partir de los activos intangibles de la organización (Hamilton y Pezo, 2005). Por tanto, al ser el conocimiento un pilar fundamental de la riqueza de las naciones, la universidad juega un papel decisivo en la transformación y el progreso de las sociedades actuales, desarrolladas o en vías de desarrollo (Casas, 2005). En ese sentido, las universidades deben ser los actores principales en cuatro funciones claves (Pulido, 2005): (a) Producción de conocimiento mediante la investigación; (b) Transferencia de conocimientos a través de la educación y el aprendizaje; (c) Diseminación del conocimiento mediante publicaciones y; (d) Explotación del conocimiento con su aportación a la innovación de la sociedad. En este contexto, el bienestar colectivo de un país depende en gran medida de la fortaleza de sus sistemas de educación superior, así como en sus actividades de investigación científica y tecnológica, ya que de éstas son la base para la generación de innovaciones a partir de las cuales una sociedad puede reconstruirse en todos sus ámbitos (Ruiz, Martínez y Valladares, 2010). Dentro de las misiones de la universidad latinoamericana y en particular la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la función de la docencia es quizá la más conocida, debido a la poca tradición científica de los países latinoamericanos, presión de la demanda social por matrícula estudiantil, carencia de un claro concepto del deber ser de la institución por parte de docentes y estudiantes, así como de las autoridades universitarias preocupadas por resolver lo inmediato dejando de lado, en algunos casos la razón de ser de la institución (Ferrer y Clemenza, 2006). La universidad mexicana, de acuerdo con Hernández, Fernández y Baptista (2005), es herencia de la universidad napoleónica incluye rasgos del esquema norteamericano. Marcha con vida propia un tanto autónoma y con una fuerte presencia intelectual en el ámbito nacional. Por lo anterior, el objetivo que se plantea es caracterizar el capital intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas. La ponencia se estructura en cinco secciones, en la primera se lleva a cabo la caracterización de las universidades y se plantea la problemática, en la segunda se trabajan las teorías sustento de la tesis, en la tercera se describe el método, en el cuarto los resultados y ya por último se concluye. 1.1 Antecedentes En la sociedad basada en el conocimiento se incrementa cada vez más la necesidad de empresas y universidades de obtener beneficios del conocimiento generado y de su aplicación en situaciones de carácter práctico. En América Latina el desarrollo de un esquema de ciencia y tecnología es prioritario, ya que las tendencias actuales en el desarrollo tecnológico presentan grandes desafíos de los cuales se debe tener conciencia, particularmente si se desea lograr un desarrollo sustentable (Quintana, 1998 y Magaña, 2006). Abello, Paez y Dacunha (2001) señalan que para conseguir este desarrollo deberán orientarse hacia la institucionalización de la ciencia y la tecnología como motor de desarrollo, tratando de crear un nuevo marco para diseminar este tipo de relaciones, sobre las bases de un acceso más libre y amplio de los conocimientos. En el año 2009 en Argentina el gasto en Ciencia y Tecnología representó alrededor del 0,50% del PBI (contra el 1% en Brasil, o el 3% en Corea). El gasto en Educación se aproximó al 5% del PBI (siendo la meta del 6%). La cultura de gestión se encuentra en crisis en el sector público. En las universidades nacionales es muy precaria, podríamos decir pre-moderna. La gerencia universitaria está en formación. La valorización del capital intelectual es inexistente: no hay programas de becas para posgrados, no se reconoce automáticamente las calificaciones de posgrado en la carrera docente (en el sistema educativo prevalece el criterio de antigüedad sobre el mérito de acuerdo al Estatuto del Docente). El reconocimiento de los méritos, de la creatividad o de la capacidad para resolver problemas es muy restringido, tanto en el sector docente como administrativo y directivo. Algunas de estas deficiencias podrían encontrarse en la mayoría de los países de América Latina. Podrían ampliarse los indicadores para demostrar cuánto falta para llegar a una cultura de la gestión del conocimiento en Argentina y otros países de América del Sur. El financiamiento ha sido un factor decisivo pero no el único. Desde 1970 hasta el 2009 se financiaron muchos proyectos de investigación con el propósito de estimular la actividad científica. Hasta mediados de 1990 se comprobó que una parte importante de estos gastos sirvió para formar recursos humanos de alto nivel que se iban al exterior. De las experiencias argentinas se pueden sacar algunas lecciones. La primera es que no basta con incrementar el gasto si no tenemos objetivos claros para aprovechar la actividad científica y los recursos humanos valiosos en función de nuestras necesidades. La segunda: que la mera formación masiva de profesionales en las universidades no nos asegura que la sociedad va a funcionar mejor o que el país va a desarrollarse. De hecho, sobran abogados y falta justicia, sobran arquitectos y faltan viviendas, sobran médicos y falta atención sanitaria en la población. De nuevo podemos ver que lo importante es saber cómo aprovechamos este capital intelectual. La tercera observación tiene que ver con la expansión del sistema universitario o educativo en general. Si esta expansión asegurara por sí misma, como muchos creyeron, el mejoramiento de conocimientos y actitudes de los individuos seguramente la sociedad argentina ya debería ser mucho mejor de lo que es porque mantuvo durante décadas la tasa de escolarización más alta de América Latina. La inserción eficiente de la institución universitaria en la sociedad del conocimiento requiere un cambio en la concepción tradicional de esta organización, la cual debe convertirse tanto en una universidad social que participe directamente en el desarrollo regional y nacional como en una universidad que fomente la innovación educativa y el desarrollo de investigación aplicada, entre otros aspectos (García, 2004). Bajo y Martínez (2006), advierten que los procesos de producción de conocimiento se han orientado en forma considerable hacia el mercado y que existe una marcada tendencia a que las actividades de investigación realizadas en espacios públicos como las universidades, están cada vez más determinadas por los valores del mercado y desarrolladas a través de mecanismos de comercialización, desplazando los imperativos académicos. Sin embargo, en México, el reto es grande en materia de innovación tecnológica, lo cual significa un área amplia de oportunidad para la gestión del conocimiento. Sobre todo, porque existen diferencias muy marcadas entre los países en desarrollo y los países desarrollados, y porque algunos países en desarrollo están logrando avances importantes en materia de innovación, sin detrimento de la investigación básica y los principios que rigen las actividades académicas (Aboites, 2008). 1.2 Planteamiento del problema La situación de escasos recursos, aunado a una gestión inadecuada del conocimiento, puede llevar a un debilitamiento de los recursos humanos calificados, a perder la posición en el Programa de Estímulos al Personal Docente, así como a disminuir la calidad de los proyectos de investigación ejecutados y el número de proyectos inscritos en la Dirección de Investigación de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, viéndose afectada la capacidad de generar impactos más significativos en la región. Por lo tanto se necesita responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo se caracteriza el capital intelectual en la Universidad Autónoma de Tamaulipas? El aporte principal es proporcionar el diagnóstico del capital humano, estructural y relacional de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, a las autoridades interesadas de Rectoría para que sirva de materia prima para la elaboración del Plan de Desarrollo Institucional de dicha Institución de Educación Superior, con el propósito de desarrollar alternativas que Incentiven a los docentes para aumentar la producción científica, les proporcionen la herramientas necesarias para desarrollarla y fomentar las actividades que mejoren las relaciones con la comunidad científica nacional e internacional. Marco Teórico 2.1 Las Teorías del Capital Intelectual En la literatura más reciente sobre el tema se indica que el origen del Capital Intelectual se sitúa en el primer lustro de la década de los noventa del siglo pasado, disputándose su autoría economistas y columnistas de revistas y periódicos de Estados Unidos y Suecia, caso, entre otros, de Stewart (1997) y Edvinson y Malone (1997). Esas fechas corroboran el interés por este nuevo concepto como medio para explicar la valorización en los mercados financieros, sobre todo en la Bolsa de Nueva York, de las empresas más intensivas en I+D o en inversiones de esta naturaleza, intangibles propios de la actividad científica y tecnológica o, en otras palabras “basada en conocimiento”. La misma se va a argumentar de acuerdo a dos líneas explicativas. La primera y la más mediata, a la vez que mediática, hace referencia a la publicación de los primeros informes o estudios de Capital Intelectual y su difusión en medios de comunicación, la segunda se relaciona con la preocupación de los analistas financieros y economistas sobre cómo explicar las diferencias valorativas de las empresas cotizadas en Bolsa intensivas en inversiones de I+D, entre su valor de mercado y su “valor en libros” o según la contabilidad, lo que venía siendo justificado por las actividades intangibles que representan aquéllas inversiones y por la existencia, en suma de activos intangibles, no informados adecuadamente o de un Capital Intangible que en combinación con el capital físico-financiero tradicional estaba creando el valor en la economía de las organizaciones actuales (Bueno, 1998). En las ideas anteriores ha quedado claro que en las últimas décadas del siglo XX fue creciendo el interés por explicar las diferencias entre el mercado y la información teórica de la contabilidad, dada la existencia de unos activos intelectuales, de naturaleza intangible, consecuencia de la puesta en acción del conocimiento de la organización y a través de la función de I+D, lo que fue configurando los conceptos de Capital Intangible, Capital de I+D o Intelectual. 2.2 El Capital Intelectual en las Empresas La empresa es un conjunto organizado de trabajo, que cuenta con unos medios para conseguir algún fin (Nieto-Tamargo, 1973). Se trata de una definición amplia que sirve a cualquier actividad, porque cualquier actividad puede ser llevada a cabo con espíritu empresarial. Si lo referimos al mundo económico sigue valiendo la definición genérica, aunque tendríamos que hacer también una necesaria y expresa referencia a capitales, bienes y servicios. Pero la organización de los medios para conseguir fines es la misma esencia de la economía; por lo tanto, la empresa está en ese núcleo: empresa y economía, en cierto sentido, vienen a ser lo mismo, porque toda actividad económica está encuadrada en algún tipo de empresa. La empresa, ha existido siempre en la vida económica, desde los pueblos de la Antigüedad hasta nuestros días; si bien, al mismo tiempo, la empresa siempre ha sido diversa y ha jugado un papel diferente según los tiempos. 2.3 El Capital Intelectual en el contexto público Por sus peculiaridades, el sector público presenta varias diferencias en cuanto a la aplicabilidad de las ideas del Capital Intelectual, que exponemos a continuación: 1. Menor estímulo a la adopción de nuevas técnicas de gestión. Es frecuente que la gestión en el sector público adopte con lentitud las innovaciones ocurridas en la iniciativa privada, que en lucha por la supervivencia y al operar en un ambiente de competencia precisa adoptar con rapidez las mejores prácticas de gestión. 2. Objetivos intangibles. Los objetivos de las entidades públicas son diversos y dependen de la administración concreta (velar por la seguridad nacional, impartir justicia, elevar el nivel cultural de la población...), pero, en general, son más intangibles que los que predominan en el sector privado, preocupado por la obtención de rentabilidad y creación de valor para el accionista. 3. La responsabilidad social y medioambiental. La mayoría de las empresas privadas ven dicha responsabilidad como un gasto, aunque no pocas los consideran como activos intangibles que mejoran su imagen. 4. Los servicios son intangibles. La mayor parte de lo que produce el sector público son servicios, y por tanto intangibles. Cabe señalar que los controles de calidad son diferentes para bienes tangibles que para los servicios, lo que invita a aplicar procedimientos específicos de valoración de intangibles, como las encuestas sobre el grado de satisfacción. 5. Los recursos son intangibles. Los recursos utilizados por las administraciones públicas son más intangibles que los que usan la mayoría de las empresas privadas. 6. Menor margen de maniobra del gerente. Las entidades públicas están sometidas a un mayor control y exigencia de trasparencia en la gestión. En este contexto habitual de buena parte del sector público es difícil que prosperen las ideas del Capital Intelectual. 7. Menor urgencia por cuantificar. En cuanto a la utilidad de los activos intangibles desde una perspectiva interna, es decir, para la toma de decisiones de los gestores, es diferente como deben usarse y valorarse los activos intangibles en la empresa privada y en el sector público. 8. Presentación externa. Las entidades públicas tienen que satisfacer las demandas de información de usuarios externos. En el marco del Capital Intelectual cabe presentar información sobre los esfuerzos por optimizar la racionalidad de su organización interna, desarrollar sus recursos humanos, mejorar la imagen, lo que ha hecho por la sociedad y el medio ambiente, entre otros. En el sector público los clientes son los ciudadanos y aunque pueden asimilarse a clientes, la falta de competencia o de elección en los primeros provoca que los indicadores sean diferentes. Tampoco en el sector público suele hablarse de marca aunque sí de imagen. El capital humano y organizativo también presentan particularidades en el sector público. Casi todos modelos conceden la máxima importancia al capital humano como el de Sveiby (1997), el Intelec de Euroforum (1998) o el Navigator de Edvinsson y Malone (1997). A pesar de estas diferencias, las aportaciones y buena parte de los indicadores propuestos en los modelos de Capital Intelectual pueden ser perfectamente aplicables al sector público. 2.4 El Capital Intelectual en las Universidades Las instituciones universitarias se enfrentan a numerosos cambios que están teniendo lugar en el actual contexto socioeconómico de la sociedad del conocimiento, lo que con lleva un intenso debate sobre cómo deben ser gestionadas estas instituciones públicas. Entre los cambios más significativos que afectan directamente a la conceptualización y funcionamiento de las universidades públicas podemos resaltar los siguientes: Cambios políticos, que se reflejan en un creciente nivel de internacionalización de la educación y la investigación, y en una presión por armonizar los diferentes sistemas nacionales universitarios. Cambios económicos, principalmente relacionados con el descenso de los fondos públicos para investigación; y la creciente competencia con la educación ofrecida por compañías a través de lo que se denomina “universidades corporativas” que tienen como objetivo el contribuir al proceso de aprendizaje de sus propios empleados a lo largo de toda su vida. Cambios sociales, con la aparición de nuevas demandas y aspiraciones de varios stakeholders (incluyendo industria y sociedad en general). Asimismo, la sociedad demanda una mayor rendición de cuentas y justificación del uso de los fondos públicos así como una mayor transparencia informativa. Estos cambios junto con la revolución tecnológica de las comunicaciones han transformado el paradigma tradicional de las universidades, donde intangibles como las capacidades y formación de los recursos humanos, la imagen corporativa, la estructura organizativa o las relaciones con estudiantes y el mundo empresarial, se están convirtiendo en importantes fuentes de ventajas competitivas sostenibles y de creación de valor añadido. Estos elementos intangibles son generalmente agrupados bajo el término genérico de capital intelectual. Ante este escenario, las instituciones de educación superior requieren de adecuados modelos de gestión de sus intangibles, y aunque ya se han dado algunos pasos en este sentido aún queda mucho por hacer. Este establecimiento de modelos de gestión del capital intelectual dentro de las universidades llega a ser crucial principalmente debido a que los principales objetivos de estas instituciones son la producción y difusión del conocimiento y a que sus más importantes inversiones están en investigación y en recursos humanos (Elena, 2004). Sin embargo, hasta el momento solamente unas pocas universidades se han lanzado al desafío de intentar gestionar su capital intelectual. Dado que actualmente no existe un marco comúnmente aceptado para gestionar los elementos intangibles de las instituciones, resulta necesario realizar algunos esfuerzos para desarrollar nuevas técnicas de medición y gestión que ayuden a las universidades a identificar, medir y gestionar sus fuentes intangibles de valor. Entre estas técnicas cabe destacar el Cuadro de Mando Integral (CMI), el cual presenta un enfoque integrador que complementa la información proporcionada por las medidas financieras tradicionales con tres perspectivas adicionales (clientes, procesos internos y aprendizaje y crecimiento), las cuales permiten controlar el proceso de construcción de capacidades y adquisición de recursos intangibles necesarios para el crecimiento futuro. Por este motivo compartimos la opinión de Bontis et al. (1999) y Petty y Guthrie (2000) en considerar el CMI como una figura necesaria para la medición y gestión de los intangibles (CMI en adelante). Las universidades son productoras de conocimiento, su más importante output es el conocimiento, incorporado en resultados de investigación, publicaciones, estudiantes formados y relaciones productivas con sus stakeholders. Asimismo, entre sus recursos más valiosos están sus investigadores, gestores y estudiantes junto con sus procesos organizacionales y redes de relaciones 3 (Warden, 2003; Leitner y Warden, 2004). Estos recursos son parte de su capital intelectual, y a pesar de su importancia, rara vez son tratados de manera específica. Otras razones que justifican la importancia y necesidad de establecer un modelo de valoración, gestión y difusión del capital intelectual en la universidad, es el hecho de que existe una creciente demanda externa de mayor información y transparencia sobre el uso de los fondos públicos (Warden, 2003), con lo que las universidades públicas se ven forzadas a difundir más información a sus stakeholders. Finalmente, las instituciones de educación superior se están caracterizando por una mayor autonomía para gestionar sus propios asuntos, no solamente académicos sino también financieros, y para redefinir sus propias estructuras internas (Sánchez et al., 2006), lo cual necesariamente requiere nuevos sistemas de gestión y presentación de información. 2.5 El Concepto de Capital intelectual Desde la última década del siglo pasado se presta especial atención al conocimiento. Éste permite a la empresa su adaptación y supervivencia a los cambios externos, y aunque siempre ha estado presente en todas las organizaciones es a partir de entonces cuando comienza a constituirse como recurso estratégico clave. En esta situación, las firmas intensivas en conocimiento reemplazan a las que lo son en capital y trabajo, y dada la importancia de este recurso, llega incluso a ser considerado como el factor básico de producción (Drucker, 1993; Starbuck, 1992). El término Capital intelectual dentro de las universidades es usado para cubrir todos los activos no tangibles o no físicos de la institución, incluyendo sus procesos, capacidad de innovación, patentes, el conocimiento tácito de sus miembros, sus capacidades, talentos y destrezas, el reconocimiento de la sociedad, su red de colaboradores y contactos, etc. De tal modo que, el capital intelectual es el conjunto de intangibles que "permite a una organización transformar un conjunto de recursos materiales, financieros y humanos en un sistema capaz de crear valor para los stakeholders" (European Commission, 2006, p. 4).En cuanto a los componentes del capital intelectual universitario, cabe señalar que éste ha sido categorizado de diferentes modos, pero sin duda la clasificación tripartita ha sido la que ha tenido una más amplia aceptación en la literatura especializada (Leitner, 2004); Así, el capital intelectual se representa como formado por los siguientes tres componentes básicos y fuertemente interrelacionados: El Capital humano se refiere al conocimiento (tácito y explícito) que poseen las personas equipos y que es útil para la entidad o usado por la organización sobre la base de los contratos explícitos o implícitos existentes entre aquellas y ésta, así como la capacidad de poder regenerarlo. Esto es, la capacidad para aprender. Como ya se ha dicho, el Capital Humano pertenece principalmente a las personas puesto que el conocimiento reside en ellas. Dichos conocimientos, y gran parte de las capacidades, se adquiere mediante procesos de educación formal informal, comunicación, socialización, reciclaje actualización de los saberes asociados a la actividad desempeñada. El Capital Estructural representa conocimiento propio de la organización y surge a medida en que es poseído por las personas y los equipos de la entidad sea explicitado, codificado, sistematizado e internalizado por la organización mediante un proceso formal que opera a través de la creación de una sucesión de rutinas organizativas o pautas de acción que van siendo sistematizadas y socializadas por la organización. En consecuencia, el capital estructural es el conjunto de conocimientos que, básicamente, son propiedad de la organización y que permanece en ella a pesar de que las personas abandonen, ya que es independiente de éstas, aunque ellas, en su interacción social, lo generen. En las universidades el capital estructural está relacionado con los recursos bibliográficos y documentales, archivos, sistemas y procedimientos de gestión, la cultura de los valores, las bases de datos, los desarrollos técnicos y otros medios intangibles disponibles en las facultades, departamentos, institutos, centros, laboratorios y otras dependencias. En esta mayor estabilidad relativa del Capital estructural con respecto al Capital Humano reside buenas partes importancia desde la perspectiva moderna Capital Intelectual. Por tanto, los directivos y gestores de la organización deben prestar especial atención al desarrollo del capital estructural como medio para rentabilizar y proyectar hacia el futuro de inteligencia, el talento y el trabajo de todos sus miembros, como propuesta de valor de la entidad (Bueno, 2003). Con la explicitación y codificación, el conocimiento gana en transmisibilidad incapacidad de socialización para ser usado, como en este caso, por los partícipes de los centros universitarios e investigadores, lo que hace factible su enriquecimiento en una espiral ascendente de creación de conocimiento, intercambio y mejora continua (Nonaka y Takeuchi, 1995). El Capital Relacional se refiere al valor que tiene para organización el conjunto de relaciones que la misma mantiene con los diferentes agentes sociales. Incorpora en una doble dimensión, y, más en concreto, con los integrantes del sistema de conocimiento -I+D+i- Cuantitativa y cualitativa, el conjunto de relaciones económicas, políticas institucionales que las universidades han desarrollado y mantienen con los diferentes agentes que configuran su entorno socioeconómico y desarrollar redes de variada índole, que son las que construyen la sociedad red de nuestro tiempo. 2.6 Los modelos de medición del Capital Intelectual Es necesario tener en cuenta que no existe un modelo único de medición del capital intelectual, existen diversas propuestas que ya han sido utilizadas en distintas empresas, nos referimos a: el modelo Cuadro Integral de Mandos (Kaplan y Norton, 1996), Navigator de Skandia (Edvinsson, 1992-1996), Dow Chemical (Euroforum, 1998), Modelo Intelect (Euforum, 1998), Modelo Nava (Club de Gestión del Conocimiento de la Comunidad Valenciana, 1999) y el Modelo de Dirección Estratégica por Competencias: el Capital Intangible (Bueno 1998).} 2.6.1 Cuadro Integral de Mandos (Kaplan y Norton, 1996) Este primer modelo consiste en la medición de los resultados de una organización a través de un sistema de indicadores financieros y no financieros. De este modo, el modelo examina por un lado características del pasado de la empresa, sirviéndose de los indicadores financieros tradicionalmente utilizados en las organizaciones y, por otro lado, algunas cuestiones acerca del futuro de la empresa en cuestión, valorando su viabilidad y éxito a lo largo del tiempo. Ambos se reflejan en un esquema interdependiente de elementos afines a la estrategia y a la visión de la empresa. 2.6.2 Navigator de Skandia (Edvinsson, 1992-1996) La tesis de su creador, Leif Edvinsson, es la de poder distinguir entre el valor que una empresa tiene a efectos contables, y el valor que realmente el mercado da para esa empresa. Esta tesis se fundamenta en el convencimiento de que es posible encontrar un método que permita reflejar en la contabilidad todo aquel conjunto de activos intangibles que no han sido valorados tradicionalmente. De esta manera, el mercado valora a una empresa mediante un Capital Financiero y un Capital Intelectual. Como elementos del capital intelectual, podemos encontrar al capital humano, que está relacionado con los miembros integrantes de la empresa u organización, y el capital estructural, que mide el valor de los clientes y de los procesos de la empresa. 2.6.3 Dow Chemical (Euroforum, 1998) El interés de la empresa viene dado por la necesidad de gestión de sus activos intangibles. De este modo, tiene una metodología para la catalogación y gestión de sus patentes que va progresivamente extendiendo a la gestión de otros activos intangibles de la empresa. 2.6.4 Modelo Intelect (Euforum, 1998) Como los anteriores modelos, se trata de estimar y medir los activos no evaluados comúnmente por las empresas. El objeto es el de conocer mejor a las empresas para, de este modo, gestionarlas lo más optativamente posible. El Capital Humano hace mención al conocimiento útil para la organización. El propietario final de este capital son las personas. Incluye la capacidad de aprendizaje, capacidad que cada día resulta más importante para cualquier organización. El Capital Estructural comprende aquel conocimiento propiedad de la organización. Deberá estar perfectamente integrado en ella, para que se permita una óptima gestión del conocimiento. En el presente, las tecnologías de proceso y productos, los procesos de apoyo o captación de conocimiento y los mecanismos de transmisión y comunicación del mismo, junto a la propia cultura organizacional y la filosofía del negocio son destacados como elementos clave. Desde la perspectiva de futuro, los procesos de innovación se configuran como principal elemento. El Capital Relacional, por último, trata de estimar y valorar la capacidad que tienen una organización para mantener y promover relaciones con el exterior a ella. Hace mención a clientes y proveedores. En este caso, elementos considerados en el momento presente son, entre otros, la lealtad de clientes, su satisfacción, la notoriedad de nuestra marca o las alianzas estratégicas, y como elementos de futuro se consideran esencialmente la capacidad de mejora y la recreación de la base de clientes. 2.6.5 Modelo Nava (Club de Gestión del Conocimiento de la Comunidad Valenciana, 1999) El objetivo principal de este modelo es estimar y gestionar el capital intelectual en las organizaciones. Desde este punto de vista, la gestión del conocimiento se propone que el capital intelectual de la empresa vaya aumentando a lo largo del tiempo, entendiendo al Capital Intelectual como la conjunción de cuatro tipos de capital: el capital humano, que referencia a los activos de conocimientos residentes en las personas; el capital organizativo, que son los conocimientos propios de la empresa; el capital social, donde se observan los activos de la empresa obtenidos mediante alas relaciones con su exterior; y el capital de innovación y de aprendizaje, uno de los más importantes, pues de él depende el futuro y la viabilidad de la empresa. El modelo contempla, asimismo, la transformación existente entre unos bloques de capital y otros. Esta línea de pensamiento contempla el cálculo de la estimación de variación de capital intelectual efectuada, así como la variación de un capital en particular. 2.6.6 Modelo de Dirección Estratégica por Competencias: el Capital Intangible (Bueno 1998) El concepto de Capital Intelectual es el centro de la argumentación del profesor Bueno, cuyo modelo se basa en la dirección estratégica mediante competencias. La evidencia de que los bienes y activos intangibles son cada vez más importantes para la realidad económica, ha motivado la idea de conocer al máximo el Capital Intangible que una empresa puede tener. De este modo, se estima este Capital Intelectual de la siguiente manera: es la diferencia obtenida entre el valor que el mercado da a la compañía y el valor que contablemente existe para esa empresa. Asimismo, el capital intangible es "la valoración de los activos intangibles creados por los flujos de conocimiento de la empresa" Además, esto hace que la propuesta de mayor visión de futuro para una empresa pase por enriquecer en la medida de lo posible el Capital Intangible, creando lo que se ha venido a denominar una Dirección Estratégica por Competencias. 3. Metodología 3.1 Tipo de investigación La investigación de corte cuantitativo, tiene carácter descriptivo. El estudio corresponde con una investigación de campo, ya que se analizó la situación planteada en la Universidad Autónoma de Tamaulipas referente a la variable estudiada, donde se recolectaron los datos directamente de los sujetos investigados, o de la realidad donde ocurren los hechos, sin manipular o controlar variable alguna (Arias, 2004). Además, el presente trabajo se corresponde con un diseño no experimental, ya que no se manipulan las variables ni se somete a los sujetos a estímulos, es decir, el científico no tiene control directo sobre la variable (Hernández, Fernández y Baptista, 2010). De igual manera, la investigación tiene un carácter transaccional debido a que los datos se recolectan en un solo momento, en un tiempo único. Los datos fueron recolectados en el año 2013. 3.2 Población y muestra La recolección de la información se llevó a cabo a partir del diseño de un cuestionario: capital humano, capital estructural, capital relacional y visibilidad del conocimiento. El cuestionario fue elaborado a partir de la revisión exhaustiva de la bibliografía identificando en primer lugar las dimensiones de cada componente del capital intelectual, recogiendo los indicadores de medición propuestos y realizando adaptaciones para que se ajusten al entorno universitario y a los objetivos del estudio. Dichos ítems fueron adaptados al contexto del docente universitario a partir de los trabajos elaborados por Nava & Mercado (2011). El cuestionario fue elaborado con una escala tipo Likert de 5 puntos que va desde 1 = totalmente desacuerdo hasta 5 = totalmente de acuerdo. Dicho cuestionario fue sometido a un proceso de revisiones previas por un grupo de académicos expertos en capital intelectual y posteriormente se realizó un pre-test aplicado aleatoriamente a 9 profesores de la población objeto de estudio. La versión final del cuestionario fue estructurado considerando secciones. La primera sección relativa a los datos generales del entrevistado; una segunda sección referida al capital humano e integrada por 18 ítems; la tercera sección que define el capital estructural a través de 9 ítems; en la cuarta sección se analiza el Capital Relacional por medio de 8 ítems; y finalmente en la quinta sección integrada por 16 ítems, se definen el nivel de investigación realizado por el personal docente universitario. El universo objeto de estudio fueron los profesores adscritos a la Universidad Autónoma de Tamaulipas, dicho centro tiene una planta docente de 2300 profesores, por lo cual se determinó una muestra de 330 profesores, con un nivel de confianza del 95% y un error muestra del 5%. Sin embargo sólo se obtuvieron 209 cuestionarios válidos, que representan el 63.33% del total de la muestra. Una vez recogidos los datos se procedió al tratamiento de la información a través del programa estadístico SPSS versión 21. El análisis se realizó a través de un análisis factorial de componentes principales con el fin de comprobar las dimensiones o factores en que se integran el capital intelectual en las universidades. 3.3 Enfoque Esta investigación de corte cuantitativo toma como objeto de estudio de los docentes pertenecientes a la Universidad Autónoma de Tamaulipas en México. Utilizando como instrumento un cuestionario validado por investigadores expertos que identifica cuatro secciones: capital humano, capital estructurado, capital relacional y visibilidad del conocimiento. Los resultados esperados permitirán vislumbrar el proceso de gestión e identificar el nivel de calidad de los objetos de estudio. 4. Resultados y discusión La universidad pública participante en el estudio realiza por primera vez un diagnóstico de la dinámica de su capital intelectual. 4.1 Generalidades de la universidad Esta institución educativa está ubicada en provincia. Es un organismo público descentralizado con personalidad jurídica y patrimonio propio con autonomía en lo concerniente a aspectos académico, técnico, de gobierno, administrativo y económico. Sus trabajadores administrativos y los docentes tienen el carácter de funcionarios del estado. Dependen económicamente de las finanzas públicas aunque puede contar con algunas otras fuentes de ingresos por servicios prestados a la comunidad. La Universidad Autónoma de Tamaulipas forma parte del sistema mexicano de instituciones educativas de nivel superior y es de carácter público con sede en el noreste de México, en un estado medianamente poblado. Su principal fuente de aportación al PIB Nacional está en el sector terciario, dada la importancia de los cruces internacionales donde se realiza más de 50% del comercio con Estados Unidos de América. Mediante 104 programas educativos, esta universidad atiende a más de 40,000 alumnos de licenciatura y posgrado en 26 escuelas distribuidas en tres centros universitarios (zona norte, centro y sur), ubicados estratégicamente en el estado. Actualmente cuenta con una planta académica integrada por 1 088 profesores de tiempo completo (Leal, 2013). De estos, 540 (49.63%) tienen perfil Promep y 84 (7.72%) están reconocidos en el Sistema Nacional de Investigadores: 18 son candidatos, 57 se ubican en el nivel I y 9 en el nivel II. Los cuerpos académicos registrados en 2013 en el Programa de Mejoramiento al Profesorado (Promep) que inciden de manera eficaz en la formación de los estudiantes, en el desarrollo social, productivo, científico y tecnológico de la entidad son 47: 11 consolidados, 20 en consolidación y 16 en formación. 4.2. Perfil de los encuestados En el presente capítulo se exponen los resultados de la aplicación del instrumento, los cuales son presentados según la operacionalización de la variable. Éstos han sido expresados en tablas de distribución absoluta y relativa, gráficos de barras y tablas de contingencia, con su correspondiente descripción de resultados. Se obtuvo la colaboración de 209 docentes investigadores pertenecientes a la Universidad Autónoma de Tamaulipas. En la Tabla 1 se indica la cantidad de docentes investigadores encuestados según la zona de pertenencia. Tabla 1. Docentes investigadores que respondieron según su zona Zona Docentes que respondieron Porcentaje de docentes que respondieron Zona Norte 40 19.1 Zona Centro 120 57.4 49 23.4 209 100 Zona Sur Total Del total de los docentes que participaron en esta investigación el 57% pertenece a la zona centro de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, el 23% a la zona sur y por último el 19% a la zona norte. Tabla 2. Sexo de los docentes investigadores Sexo Frecuencia Porcentaje Masculino 132 63.2 Femenino 77 36.8 209 100 Total De acuerdo a los datos de la tabla anterior, el 63.2% corresponde a género masculino y el 36.8% a femenino. Por lo tanto, existe una diferencia entre ambos géneros, lo que significa una debilidad en el ámbito de la igualdad de género. Tabla 3. Edad de los docentes investigadores Edad (años) Porcentaje Frecuencia Porcentaje Menor a 30 5 2.4 2.4 31 – 35 9 4.3 6.7 36 – 40 25 12.0 18.7 41 – 45 45 1.5 40.2 46 – 50 46 22.0 62.2 Mayor a 51 79 37.8 100 Total 209 100 acumulado Al observar los datos de la tabla anterior se encuentra que los docentes investigadores menores a 30 años representan el 2.4%, los docentes investigadores cuya edad está comprendida entre 31 y 35 años representan el 4.3%, los docentes investigadores entre los 36 y 40 años representan el 12.0%, el 21.5% entre el rango de 41 y 45 años, el 22.0% tiene una edad comprendida entre los 46 y 50 años y, finalmente, el 37.8% es mayor a 51 años. Tabla 4. Estadísticos descriptivos de años de antigüedad en la UAT Estadísticos descriptivos Antigüedad en la UAT (años) 18.68 Media Desviación típica 8.93 Mínimo 1 Máximo 43 De acuerdo con la información obtenida de la muestra, el tiempo promedio de antigüedad en la UAT es de 18.68 años, con un rango entre 1 y 43 años y, con una desviación estándar de 8.93 años. El estudio muestra que el 51.2% tienen formación académica como doctor, el 43.1% cuentan con maestría, el 3.3% presentan estudios de post doctorado, el 0.5% de diplomado y 0.5% de especialización. El 1.4% de los encuestados señaló tener otros estudios. Tabla 5. Nivel de estudios de los docentes investigadores Universidad Frecuencia Porcentaje Diplomado 1 0.5 Especialización 1 0.5 90 43.1 107 51.2 7 3.3 3 1.4 Maestría Doctorado Post Doctorado Otros Total 209 100 Es destacable mencionar que dentro de los profesores encuestados se observó que el 83.3% recibe estimulo de desempeño docente, el cual implica que por lo menos realizan 1 estudio de investigación. Tabla 6. Pertenencia al Programa de Estímulos al Personal Docente Alternativa Frecuencia Porcentaje Sí 174 83.3 No 35 16.7 Total 209 100 4.3 Análisis Factorial Con la finalidad de identificar los componentes que conforman el Capital Intelectual (CI) en las Universidades, así como los sub-elementos que definen a cada dimensión se realizó un análisis factorial exploratorio, dicho análisis es una técnica de análisis multivariante que permite examinar las relaciones para un amplio número de elementos y determinar si dichos elementos pueden ser reducidos en componentes o factores más pequeños. En el análisis factorial realizado se utilizó el método de componentes principales y rotación Varimax. En primera instancia fueron sometidos a este análisis un total de 35 ítems que medían el CI, sin embargo fueron eliminados 12 ítems al analizar las cargas factoriales de los distintos ítems las cuales deben puntuar por encima de .5 para ser aceptado como elemento integrante de un factor (Hair, 2009). En la revisión del CI se dio una reducción de los componentes en tres factores que explicaban el 52.72% de la varianza. El estudio de componentes principales expuesto en la tabla 7, revela tres factores identificables para el CI de la universidad. Así también el índice KMO y la prueba de esferecidad de Barlett mostrados en la tabla 8 confirman una conveniente adecuación muestral permitiendo la utilización del análisis factorial. Tabla 7. KMO y prueba de Bartlett Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin. Prueba de esfericidad de .928 Chi-cuadrado aproximado 7953.361 Bartlett gl 1275 Sig. .000 Tabla 8 Matriz de componentes rotados(a) Componente ITEMS 1 2 3 CH1 0.00427519 0.21318681 0.63774345 CH2 -0.0299100 0.34234559 0.43257065 CH3 0.12210975 0.11274995 0.71821913 CH4 -0.0854151 0.22127205 0.67824796 CH5 0.23249863 -0.0773439 0.6233594 CH6 0.26570389 0.76034454 0.06307933 CH7 0.41791746 0.18061055 0.59537714 CH8 0.07672124 0.30580425 0.63865443 CH11 0.58326578 0.02141884 0.08849301 CH12 0.73071633 0.0079991 0.19167294 CH13 0.76157621 0.06839742 0.15177456 CE1 0.79612218 0.13570742 0.11389716 CE2 0.76625238 0.05702284 0.04994829 CE3 0.76496477 0.08145207 0.0719951 CE4 0.67809067 0.18786266 0.29148747 CE5 0.56383993 0.31801227 0.18783125 CE6 0.60064244 0.34571008 0.10119369 CE7 0.6120737 0.24223218 0.20377954 CE8 0.63692225 0.23492119 0.09907599 CE9 0.68435973 0.10471028 0.06365943 CE10 0.73336063 0.24713413 0.12088716 CE11 0.73483462 0.18715697 0.03665313 CE12 0.58135904 0.31632145 0.23027915 CE13 0.64749716 0.16290316 0.31893794 CE14 0.58987078 0.42156329 0.18361409 CE15 0.73462123 0.32281182 0.10753591 CE16 0.67420973 0.23906542 0.00957394 CR1 0.13652387 0.68002893 0.32948754 CR2 0.04097798 0.78165618 0.22508891 CR3 0.22307279 0.54972068 0.38964897 CR4 0.02275534 0.69385397 0.41907913 CR5 0.02740816 0.81179551 0.25254233 CR6 0.39032079 0.63586662 0.25478687 CR7 0.36254273 0.64258934 0.15625598 CR8 0.22274478 0.71082562 0.12773081 CR9 0.64379109 0.46859357 0.01279598 CR10 0.63296665 0.47262355 -0.1709164 CR11 0.64334546 0.47844586 0.20061473 CR12 0.64023626 0.41138119 -0.0325783 CR13 0.50669609 0.56081538 -0.0562013 CR14 0.55939671 0.57408141 -0.1329476 CR15 0.529377 0.56149763 -0.1229285 CR16 0.58022356 0.39760083 0.15374764 CR17 0.4852262 0.33812045 -0.0298181 CR18 0.62298537 0.27356124 0.07613334 CR19 0.48401251 0.1969344 0.20838482 CR20 0.61513161 0.39064371 -0.1496351 CR21 0.57299589 0.33776725 -0.0367240 CR22 0.52642484 0.3586795 0.04520042 Método de extracción: Análisis de componentes principales. Método de rotación: Normalización Varimax con Kaiser. En este sentido, el Capital Intelectual de la UAT, puede ser definido por tres elementos los cuales en mayor medida se soportan en el Capital Estructural de la UAT, siendo este la dimensión de mayor peso como se observa en la gráfica 1. Gráfica 1. Representación del Capital Intelectual Universitario CAPITAL INTELECTUAL CE CH CR 25% 14% 61% Fuente: Elaboración propia. El factor 1 referido al capital estructural, explica 39.37% de la varianza y está integrado por los ítems identificados en la gráfica 2. Gráfica 2. Representación del Capital Estructural CR17 CR18 CR19 CR20 CR21 CR22 CH11 CH12 CH13 CR16 CR12 CE1 CE2 CE3 CR11 CE4 CR10 CE5 CE6 CE7 CE16 CE15 CE14 CE13 CE12 Fuente: Elaboración propia. CE11 CE10 CE9 CE8 El segundo factor agrupa elementos relativos al Capital Relacional, por lo que incluye las variables mencionadas en la gráfica 3. Gráfica 3. Elementos del Capital Relacional CR1 CR2 CR3 CR4 CR5 CR6 CR7 CR8 CR9 CR13 Fuente: elaboración propia El factor 3 al cual refiere al Capital Humano explica un 5.26% de la varianza acumulada relativa al Capital Intelectual. Incluye los elementos observados en la gráfica 4. Esta dimensión resulta la menos fortalecida del capital intelectual, y puede ser resultado de la falta de vínculos efectivos, puesto que esta dimensión mide la verdadera actuación social del profesor universitario. Gráfica 4. Representación del Capital Humano CH1 CH2 CH3 CH4 CH5 CH6 CH7 CH8 5. Conclusiones En las teorías de gestión del conocimiento basan su proceso en la generación y transferencia oportuna del conocimiento para facilitar el crecimiento de las organizaciones y con ello de las economías (Nonaka y Takeuchi, 1995). En estas economías las universidades juegan un papel fundamental al ser un semillero de conocimiento y un facilitador de su transferencia a las organizaciones públicas y privadas, por lo cual la identificación de los elementos que favorecen un adecuado capital intelectual universitario permitirá fortalecer el papel de la universidad dentro de la triple hélice. El objetivo fundamental consistió en definir los elementos que conforman el CI en las universidades. De acuerdo a los resultados obtenidos de la caracterización del CI, pudo observarse una marcada diferenciación de los elementos conocidos como Capital Humano, Capital Estructural y Capital Relacional. Por lo cual el presente trabajo contribuye con la escasa investigación empírica centrada en las universidades y permite apostar por el CI docente como fuente de ventaja competitiva, lo cual obliga a la búsqueda de una adecuada gestión estructural y de conocimiento que permita cumplir en mayor medida el objetivo por el que las universidades han sido creadas. El caso de la Universidad Autónoma de Tamaulipas revela que dicha universidad ha apostado por proporcionar a sus profesores los aditamentos tecnológicos y de infraestructura necesarios para su desarrollo. Sin embargo se observa de acuerdo a los resultados la necesidad de una mayor capacitación y desarrollo de habilidades de investigación. Por lo que la Universidad debe emprender acciones encaminadas a fortalecer la investigación aplicada de más profesores puesto que ella contribuye al crecimiento de la región, en este sentido el análisis causal realizado apunta que el capital intelectual tiene una influencia positiva y significativa en las investigaciones de alto nivel llevadas a cabo por los docentes, por lo que es indispensable que se abran las puertas de los financiamientos públicos que favorezcan el fortalecimiento de la investigación universitaria, puesto como lo señaló Araujo et al. (2001) es necesario que el mundo académico empiece a valorar sus contribuciones al crecimiento y deje de considerarse como solo una fuente de formación y capacitación. Bibliografía Abello, R., Páez, J. y Dacunha, C. (2001). ¿Son la ciencia y la tecnología un instrumento de desarrollo? Un análisis de caso para América latina. Aboites J. (2008).Economía del conocimiento y propiedad intelectual. México: editores Arias, F. (2004), El proyecto de Investigación, Introducción a la Metodología Científica. Bajo, A. y Martínez, R. (2006). Cuerpos académicos y desempeño institucional. El caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa. En bajo, A. y Martínez, R. Bueno E. (1998): “El capital intangible como clave estratégica en la competencia actual”. Bueno, E. (2003): Modelo de medición y gestión del capital intelectual. Bontis, N., Dragonetti, N.C., Jacobsen, K., Roos, G. (1999): “The knowledge toolbox a review of tools available to measure and manage intangible resources”. Casas, M. (2005). Nueva universidad ante la sociedad del conocimiento. Club de Gestión del Conocimiento y la Innovación (1999): Modelo Nava. Drucker, P. (1993): “Post-Capitalist Society”. Edvinsson, L. y Malone, M. (1997): "Intellectual Capital. Realizing your company's true value by finding its hidden brainpower". Elena, S. (2004): “Knowledge Management and Intellectual capital in European Universities”, Workshop organizado por Graduate Programme “Entering the Knowledge Society”. Euroforum (1998): Medición del capital intelectual. European Commission (2006): Ricardis: Reporting intellectual capital to augment research, development and innovation in SMEs. Ferrer, J. y Clemenza C. (2006). Gestión de la investigación universitaria: un paradigma no concluido. García, L.N. (2004). Estrategias de gestión para la capitalización del conocimiento en el contexto de la relación universidad. (Hair, J. (2009) Multivariate Data Analysis a Global Perspective. 7 th ed. Upper Saddle River. Prentice Hall. Hamilton, M. y Pezo, A. (2005). Instrumentos de gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación. Hernández S. R., Fernández C. C. y Baptista L.P (2005) Universidad y Conocimiento. Hernández, R., Fernández, C. y Baptista, M. (2010). Metodología de la investigación. Kaplan, R.S. y Norton, D.P. (1996) Cuadro Integral de mando. Leitner, K.H.; Warden, C. (2004): “Managing and reporting knowledge-based resources and processes in research organizations: Specifics, lessons learned and perspectives”. Magaña, D.E. (2006). Inversión en investigación y desarrollo tecnológico en México: ¿Publicidad o una creciente necesidad de las empresas? Monroy, S. (2010). Gestión del conocimiento en las sociedades contemporáneas. Nava y Mercado (2011) Análisis de trayectoria de capital intelectual en una universidad pública mexicana. Revista electrónica de investigación educativa,13(2) 166-187. Consultado el 3 del mes de Marzo del año 2013 en:htttp://redie.uabc.mx/vol13no2/contenido/navarogelmercado.html Nieto-Tamargo, A. (1973). La Empresa Periodística en España. Nonaka, I. y Takeuchi, H. (1995). The Knowledge-Creating Company. Petty, R.; Guthrie, J. (2000): “Intellectual Capital literature review. Measurement, reporting and management”. Pulido, A. (2005). Investigación, innovación y universidad en la nueva sociedad del conocimiento Quintana, B. (1998). Porqué es Importante para la Empresa Mexicana Invertir en Tecnología. Ruiz, R.; Martínez, R. y Valladares, L. (2010). Innovación en la educación superior: Hacia las sociedades de conocimiento. Sánchez, M.P.; Castrillo, R.; Elena, S. (2006): “Intellectual capital management and reporting in universities. Usefulness, comparability and diffusion, best practices in data gathering and analysis from the autonomous university of Madrid’s experience”. Starbuck, W.H. (1992): “Learning by knowledge-intensive firms”. Stewart, T. (1997): Intellectual Capital: The New Wealth of Organizations. Steward, T. (1998). Nuevas riquezas de las naciones: El capital intelectual. Sveiby, K. (1997): “The Invisible Balance Sheet: Key Indicators For Accounting, Control And Evaluation Of Know-How Companies”. Warden, C. (2003): “Managing and Reporting Intellectual Capital: New Strategic Challenges for HEROs”.