INICIATIVA DE LOS SENADORES MANUEL CORTINA REYNOSO, JESÚS GALVÁN MUÑOZ Y JORGE LOZANO ARMENGOL, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL, LA QUE CONTIENE PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMAN EL SEGUNDO PÁRRAFO DE LA FRACCIÓN VI DEL ARTÍCULO 27 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, Y LOS ARTÍCULOS 10 Y 20 DE LA LEY DE EXPROPIACIÓN. CC. PRESIDENTE Y SECRETARIOS DE LA MESA DIRECTIVA DE LA CAMARA DE SENADORES DEL H. CONGRESO DE LA UNION PRESENTE Los que suscriben, MANUEL CORTINA REYNOSO, JESUS GALVÁN MUÑOZ y JORGE LOZANO ARMENGOL, Senadores de la República pertenecientes al Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, con fundamento en los artículos 71 fracción II y 135 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y 55 fracción II del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, ante el pleno de este Senado de la República, presentamos la siguiente INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMAN EL SEGUNDO PÁRRAFO DE LA FRACCIÓN VI DEL ARTÍCULO 27 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, Y LOS ARTÍCULOS 10 Y 20 DE LA LEY DE EXPROPIACIÓN, al tenor de la siguiente: EXPOSICIÓN DE MOTIVOS El reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales, con sus respectivas garantías jurídico formales y su efectiva realización material, es una de las exigencias esenciales que caracterizan a un auténtico Estado de Derecho. El principio de igualdad forma parte de una de esas exigencias. Este principio posee dos dimensiones: la igualdad real o de hecho y la igualdad formal o de iure. Sin embargo, solo haremos alusión a ésta última, también conocida como igualdad jurídica ante la ley, y que debe regir para todos los individuos de una sociedad que se encuentren sujetos a un Sistema Jurídico vigente. El principio de igualdad jurídica, significa que todas las personas deben tener los mismos derechos y la garantía de ser tratadas de la misma manera ante la ley, sin que puedan ser objeto de ningún tipo de discriminación ante idénticas circunstancias. De lo anterior, podemos decir que el principio de igualdad jurídica representa el elemento más importante de cualquier Estado de Derecho, en virtud de que será por medio de éste, que el Estado garantizará el cabal cumplimiento de la ley, sin hacer ninguna diferencia ni segregación entre los individuos, pero previendo además, las formas en que se les protegerán sus derechos. De este modo, el principio de igualdad jurídica "implica que las normas deben aplicarse de manera igual a casos iguales, lo que, a su vez, presupone la existencia previa de normas generales, es decir, de normas cuyos destinatarios son, al menos potencialmente, todos los miembros de la comunidad (por ejemplo, todos los ciudadanos de un Estado)... no es una noción puramente formal, en cuanto supone también, o ha llegado a suponer, la existencia de que la ley no discrimine por razones de nacimiento, raza, sexo, religión, etcétera". En nuestro país, el reconocimiento de los derechos y libertades fundamentales se encuentra expresamente consagrado en la Constitución Política, especialmente el relativo a la igualdad jurídica ante la ley, que se halla explícito en los párrafo primero y tercero del artículo 1º, donde a la letra se establece: "Artículo 1º. En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece. ................ Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las capacidades diferentes, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y las libertades de las personas." Queda muy claro que la preocupación primordial del Constituyente Permanente es el principio de igualdad jurídica. Por esta razón resulta atentatoria del Estado de Derecho, la existencia de disposiciones legales que ponen en desventaja y discriminan a los mexicanos respecto de los extranjeros, dentro de nuestro propio territorio. En efecto, la discriminación y el trato desigual del que pueden ser objeto los nacionales en relación con los extranjeros en materia de expropiación, a partir de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), específicamente en lo relativo al valor del bien que se tomará en cuenta para fijar el monto de la indemnización, es de manera evidente una violación al principio de igualdad jurídica ante la ley. Así, para los mexicanos será el valor fiscal del bien, el que se tomará en consideración; en cambio para los extranjeros, particularmente, para los norteamericanos y canadienses, será el valor comercial del bien el que se considerará para fijar el monto de la indemnización. Ello es así en virtud de que ante una expropiación de un inmueble, tratándose de un nacional, a éste se le pagará como indemnización el valor catastral de su bien, pudiéndose realizar dicho pago en un periodo indefinido, sin consecuencias legales para la autoridad ante un retraso en el pago de la indemnización, situación que es diferente tratándose de un estadounidense o canadiense, ya que con fundamento en el TLCAN el Estado Mexicano está obligado a pagarles, por concepto de indemnización, el monto del valor comercial del bien inmueble expropiado no el del valor catastral-, en un plazo no mayor a un año, y con la consecuencia jurídica de que ante la mora del Estado, éste tendrá que cubrir al expropiado un interés aparte del monto de la indemnización, situación que no opera en el caso de un mexicano. El TLCAN señala que la indemnización incluirá intereses, a una tasa comercial razonable para la moneda en que dicho pago se realice, a partir de la fecha de la expropiación hasta la fecha de pago. Es conveniente señalar que los dos socios comerciales de México, buscan efectuar el pago de la indemnización lo más expeditamente posible; en cambio en nuestro país nos encontramos que no es así, ya que existen innumerables casos en donde han transcurrido muchos años para que se llegue a efectuar el pago, y en muchos otros, al no haberse nunca efectuado la indemnización, se han consumado verdaderas confiscaciones. Por tales motivos, se propone incorporar en la Constitución la obligación de Ejecutivo de pagar la indemnización correspondiente dentro del plazo de un año posterior a la ejecución de la expropiación, y en la ley secundaria la obligación de la misma autoridad, de cubrir los intereses generados a partir de la declaratoria de expropiación, hasta el momento de efectuarse el pago. Por ello y con la finalidad de que todos los individuos que están supeditados a lo establecido por nuestra Carta Magna, no se vean discriminados en los procedimientos expropiatorios que el Estado decrete, es que se debe enfatizar la necesidad de realizar las reformas que en esta iniciativa se proponen, lográndose así restituir a los mexicanos en ese derecho que les fue privado por razones coyunturales y políticas. Esta situación resulta incomprensible, si analizamos que en 1994 durante la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, se buscó no contrariar los ordenamientos internos de los tres países parte. Sin embargo, no ocurrió de esa forma en el caso de México, ya que las reformas realizadas fueron poco afortunadas y totalmente desventajosas. El argumento central en que el Ejecutivo sustentó el paquete de reformas para incorporar a nuestro país al TLCAN, fue el de "avanzar en la consolidación del marco normativo y hacer compatible nuestro régimen jurídico con la nueva realidad económica del país y con los compromisos contraídos internacionalmente..." ; situación que evidentemente no se logró llevar a cabo de manera eficaz, pues en el caso planteado, la reforma puso en desigualdad e inseguridad jurídica ante la ley a los nacionales respecto de los extranjeros. Resulta inaceptable que se haya reformado la ley pasando por alto la Constitución, contrariando así los preceptos y valores fundamentales del Estado de Derecho, como son la seguridad jurídica y la igualdad de trato. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en su artículo 1110 , establece que las partes firmantes desde el momento de suscripción del mismo, asumieron el deber de considerar al valor comercial del bien expropiado el cual deberá pagarse sin demora, fijándose, además intereses por concepto de mora en el pago, los cuales se generarán desde que la expropiación sea efectuada hasta el momento del pago, mismo que correrá a cargo del Ejecutivo, al haber transcurrido cuando mucho un año. En estos momentos, las citadas disposiciones del TLCAN son única y exclusivamente aplicables a los ciudadanos estadounidenses y canadienses, respectivamente, dejando a los ciudadanos mexicanos en un evidente estado de desigualdad jurídica ante la ley, ya que a los nacionales les es aplicable, por orden jerárquico, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y no los preceptos establecidos en la Ley de Expropiación o las disposiciones del TLCAN. Aunque nuestra Constitución Política establece en su artículo 27 fracción VI, párrafo segundo, que el monto de la indemnización se fijará de acuerdo al valor fiscal que figure en las oficinas catastrales o recaudadoras, la Ley de Expropiación vigente establece que el precio que se fijará como indemnización por el bien expropiado, será el equivalente al valor comercial que se fije sin que pueda ser inferior, en el caso de los bienes inmuebles, al valor fiscal que figure en las oficinas catastrales. De esta manera resulta evidente, la necesidad de elevar a rango constitucional, lo relativo al valor que se deba considerar para fijar el monto de la indemnización, realizándose con base en el valor comercial del bien, siendo éste el equivalente al valor justo de mercado que también establece el TLCAN, con lo que se logrará que los nacionales tengan un trato igualitario ante la ley, sin discriminaciones de ninguna índole. En éste orden de ideas, resulta conveniente referir lo que se establecía al respecto en la Exposición de Motivos del Decreto por el que se reformaron, adicionaron y derogaron disposiciones de diversas leyes relacionadas con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte: "Con la finalidad de no afectar a los particulares propietarios de un bien que se requiera para cumplir con una causa de utilidad pública, en la iniciativa se señala que el precio que se fijará como indemnización deberá ser equivalente a su valor comercial. Para su determinación, la Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales, órgano desconcentrado de la Secretaría de Desarrollo Social, se basará en el valor catastral del bien, que figure en las oficinas catastrales o recaudadoras, de conformidad con lo previsto en el artículo 27 constitucional." Resulta totalmente contradictorio y artificioso, el hecho de que la iniciativa establezca al valor comercial del bien, como el que se considerará para fijar la indemnización, y líneas más adelante remita a lo previsto por la Carta Magna en lo relativo al valor catastral del bien. Ello, lo único que deja ver, es el interés del Titular del Poder Ejecutivo de aquél tiempo, por que el paquete de reformas fuera aprobado, sin poner atención en el contenido de lo que se deseaba reformar, pero sobre todo sin considerar siquiera, las consecuencias jurídicas que iban a conllevar las reformas legales. Por otro lado y con la finalidad de ejemplificar el asunto planteado, imaginemos, que un bien inmueble que se encuentra ubicado en territorio nacional es copropiedad por partes iguales (50 y 50 %) de un mexicano y un estadounidense; que dicho inmueble tiene un valor comercial de $1,000,000.00 (Un millón de pesos 00/100 M.N.), en tanto que su valor fiscal asciende a $500,000 (Quinientos mil pesos 00/100 M.N.); y que tal bien resulta afectado por un Decreto Expropiatorio. Con fundamento en la Constitución Política, la legislación federal y los tratados internacionales vigentes que ha suscrito el Gobierno Mexicano, el Estado debe, para cubrir su responsabilidad, cumplir con las siguientes prescripciones: a) Al extranjero le deberá pagar estableciendo el monto de la indemnización en función del valor comercial del bien, y de la circunstancia de ser copropietario por mitad de la cosa expropiada, es decir la cantidad de $500,000.00 (Quinientos mil pesos M. N. 00/100), en un término no mayor a un año, contado a partir de la fecha del decreto expropiatorio. Además, el Estado debe tener presente que ante una eventual demora en pago de la indemnización, deberá también cubrir el monto que se haya generado por concepto de intereses moratorios; b) Para el ciudadano mexicano por cuanto hace al monto, el Estado deberá considerar el valor fiscal del bien expropiado y el hecho de ser copropietario del inmueble, debiendo así pagarle la cantidad de $250,000.00 (Doscientos cincuenta mil pesos M. N. 00/100), sin que exista disposición alguna que lo favorezca para que el Estado le pague el monto de la indemnización en un plazo determinado, y sin que tenga derecho a reclamar intereses en caso de mora. Resulta evidente, con lo expuesto, que el trato que se les da a ambas personas, y cuya única diferencia estriba en la nacionalidad, atenta contra el principio de igualdad jurídica ante la ley establecido en la Constitución; dando así cabida, a que exista una evidente discriminación en la aplicación de los derechos y garantías que establece la Carta Magna para todos los individuos. En consecuencia, esta iniciativa propone otorgar a los ciudadanos mexicanos, los mismos derechos que ya tienen conferidos los extranjeros, para de ésta manera restituir los principios de igualdad y seguridad jurídicas. Por lo expuesto y fundado, someto a consideración de esta Cámara de Senadores, la siguiente: INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMAN EL SEGUNDO PÁRRAFO DE LA FRACCIÓN VI DEL ARTÍCULO 27 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, Y LOS ARTÍCULOS 10 Y 20 DE LA LEY DE EXPROPIACIÓN ARTÍCULO PRIMERO.- Se reforma el segundo párrafo de la fracción VI del Artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para quedar como sigue: Artículo 27.- .......................... I a V. .................. VI.- ..................... Las leyes de la Federación y de los Estados en sus respectivas jurisdicciones, determinarán los casos en que sea de utilidad pública la ocupación de la propiedad privada y, de acuerdo con dichas leyes, la autoridad administrativa hará la declaración correspondiente. El precio que se fijará como indemnización a la cosa expropiada, se basará en el valor comercial que tenga dicho bien al momento de la publicación del decreto de expropiación en el Diario Oficial de la Federación. El plazo para que dicha indemnización sea pagada, en ningún caso podrá exceder de un año contado a partir de la fecha en que sea ejecutada la expropiación. ..................... VII a XX. ................. ARTÍCULO SEGUNDO.- Se reforman los Artículos 10 y 20 de la Ley de Expropiación, para quedar como sigue: Artículo 10.- Para determinar el valor comercial deberán atenderse los criterios siguientes: el régimen de propiedad del bien, sus características urbanas, los servicios públicos y el equipamiento urbano, las vías de acceso, la clasificación de la zona, el índice de saturación de la misma, su población, el nivel de contaminación y las restricciones que presenten. Artículo 20.- La indemnización deberá pagarse en dinero, sin perjuicio de que se convenga su pago en especie, e incluirá los intereses generados desde la fecha de la ejecución del decreto de expropiación hasta la de pago, atendiendo a lo dispuesto por el Artículo 21, primer párrafo del Código Fiscal de la Federación. TRANSITORIOS PRIMERO.- El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. SEGUNDO.- El pago de los intereses a que se refiere el artículo 20 de la Ley de Expropiación, sólo será aplicable a las expropiaciones que se efectúen con posterioridad a la entrada en vigor de las reformas contenidas en el presente decreto. Salón de Sesiones de la H. Cámara de Senadores, a los veintinueve días del mes de Abril de 2004. ATENTAMENTE, SEN. MANUEL CORTINA REYNOSO SEN. JESUS GALVÁN MUÑOZ SEN. JORGE LOZANO ARMENGOL