GONZALO DE LUIS OTERO E n otras ocasiones he tratado sobre el gasto por adquisición y uso del vehículo, en concreto en los números 38 y 81 de esta revista. Retomo ahora la cuestión para ofrecer nuevos argumentos que sustenten su deducibilidad en el IVA y en el IRPF. El vehículo como gasto Q Nº 92/Junio 2011 Consultorio fiscal Asesor fiscal del Consejo General de Procuradores UÉ duda cabe que la adquisición y el continuo uso del vehículo para ejercer la profesión puede generar un ele­ vado gasto que no sería tal si no estuviese afecto a la acti­ vidad. No es lo mismo tener el coche parado en el garaje a la espera de su uso el fin de semana o para ir y venir del trabajo, que emplearlo a diario para realizar continuos des­ plazamientos de una a otra sede judicial. Hasta tal punto el uso deviene oneroso, que para muchos compañeros llega a convertirse en el más elevado del despacho. Resulta enton­ ces difícil mantener que no es un gasto deducible. Sin em­ bargo, la Administración es reacia a aceptarlo. Resumo la situación. Conforme al rígido criterio de Ha­ cienda, sólo podríamos deducirnos el 50% del IVA de la ad­ quisición del vehículo y de los gastos de su uso (­combustible, taller, repuestos, etc.). Respecto al 50% restante del IVA y el gasto que supone en el IRPF, no podemos deducirlo si no demostramos que el vehículo está exclusivamente afecto a la actividad y que no cabe uso privado. Es decir, si demos­ tramos por cualquier medio de prueba admitido en derecho que el coche sólo lo usamos para la profesión y no lo usamos para otros fines, entonces se admitiría la deducción del 100% del IVA y del 100% del gasto por amortización o consumo. Ahora bien, si fácil es mantener esta premisa, es muy difícil, si no imposible, demostrarla, pues la Administración se limita a no aceptar las pruebas que podamos ofrecer. Y si no admite las pruebas, en la práctica lo que está haciendo es deslegalizar la norma, dejarla vacía de contenido. Bien es cierto que en alguna ocasión, en alguna revisión de los ser­ vicios de gestión o inspección, se ha admitido la deducción de una moto o un vehículo. Son casos contados de los que hemos tenido noticia, pero en principio el criterio de Ha­ cienda es el dicho, inflexible en todo caso. 46 Procuradores Como personalmente me niego a admitir una situación que creo injusta y como, por otra parte, en mi función de asesor me demandan los compañeros argumentos para re­ batirla, no quiero, cada cierto tiempo, dejar de ofrecer las novedades doctrinales o jurisprudenciales que pueden ayu­ darnos a mantener nuestras justas pretensiones. En el número 81 de la revista reseñamos la resolución del TEAC de 7/06/2002 sobre el supuesto de un arquitec­ to en la que se admitía como gasto el vehículo porque el contribuyente mantenía el llamado Libro de Órdenes en el que se detallaban las visitas a las obras. Si para el tribunal esta prueba era suficiente, imagínense lo que podría probar un procurador si a un inspector le ofrece una relación de los juzgados que visita a diario. En todo caso, esta prueba resulta muy complicada de preparar pero no por defecto de documentos, sino por lo contrario, por exceso. La sentencia nº 905/2007 del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de 18 de septiembre de 2007 en relación con la deducibilidad del vehículo, mantiene una postura mucho menos rígida que nos puede ayudar a interpretar y aplicar la norma a nuestro favor. Así, literalmente establece en contes­ tación a la postura de Hacienda que “no puede ser decisivo, en materia probatoria, que el vehículo se utilice en algún día festivo, ni que se sea titular simultáneamente de otro vehículo. Por eso hay que estar a medios más seguros para alcanzar una conclusión, que no pueden ser sino los deri­ vados de la propia norma legal que ha quedado transcrita: salvo una norma legal concreta que establezca lo contrario o salvo una prueba suficiente practicada por la Inspección, ha de estarse a la contabilización y justificación del gasto. Se estima el recurso contencioso-administrativo, anulando la liquidación, en lo relativo a la no deducibilidad de los pero nos puede servir para dos fines: uno, esgrimirla ante la Inspección para intentar ablandar su postura; y, en caso de no ser suficiente, para defen­ der que nuestra conducta no sea ob­ jeto de ­sanción sobre la base de una interpretación razonable de la norma sustentada incluso en criterios juris­ prudenciales. q Incompatibilidad de la percepción de la pensión de jubilación de la SS con el ejercicio de la Procura El jueves 26 de mayo se publicó en el BOE la Orden TIN/1362/2011 sobre la incompatibilidad de la percepción de la pensión de jubilación de la Seguridad Social con el ejercicio de una profesión liberal. La norma entrará en vigor el próximo 1 de julio y no tendrá efectos retroactivos. E STA medida ha generado una gran polémica, como cabía espe­ rar, pues afecta a muchas perso­ nas. Las críticas se han multiplicado y al día de hoy se han anunciado varios recursos contra su aprobación. Con este artículo tan sólo pretendemos dar la noticia y ofrecer una breve reflexión sobre su alcance, pero no queremos precipitarnos con lecturas arriesgadas, a la espera de analizar en profundi­ dad las distintas interpretaciones que se puedan hacer. Llegado el momento, daremos puntual información sobre el estado de la cuestión. Ciñéndonos al ejercicio de la Procu­ ra, expondremos brevemente la situa­ ción antes y después de la aprobación de esta Orden. Conforme dispone la Ley 30/1995 del Seguro Privado, para ejercer la profesión los procuradores pueden darse de alta en el Régimen de Autónomos (RETA), darse de alta en Autónomos y en la Mutualidad, o darse de alta sólo en la Mutualidad, es de­ cir, la Mutualidad como alternativa al RETA. Llegada la edad, el procurador que se jubila pasa a la situación de pen­ sionista y deja de ejercer la profesión o la ejerce sólo durante un máximo de dos años para liquidar el despacho. Sin embargo, puede darse el caso de un procurador que en su momen­ to cotizó a la Seguridad Social en el Régimen General por haber trabajado por cuenta ajena o que cotizó por otra actividad en el RETA, pero que como procurador sólo estuvo de alta en la Mutualidad. Hasta ahora, llegada la edad de jubilación, podía percibir la pensión del Estado y seguir ejerciendo como procurador, pues para tal ejer­ cicio había optado por la Mutualidad, que es un sistema de previsión privado al margen del sistema público de pen­ siones. Aunque este supuesto no ha sido muy habitual en nuestro gremio, sí se han dado casos, sobre todo entre los compañeros más mayores. La Orden que ahora se aprueba viene a establecer que la percepción de una pensión de la Seguridad ­Social, tanto del Régimen General como del de Autónomos, será incompatible con el ejercicio de la profesión aunque se justifique que se está de alta en la Mu­ tualidad como sistema alternativo al RETA. Es decir, si se quiere percibir una pensión del Estado, no se puede seguir ejerciendo la Procura. La norma no tiene efectos retroac­ tivos, por lo que los compañeros que a fecha 1 de julio tuvieran reconocida una pensión de la Seguridad Social o hubieran cumplido los 65 años podrán seguir ejerciendo la profesión. A sensu contrario, los procuradores me­ nores de 65 años a los que se les reco­ nozca una pensión de jubilación de la Seguridad Social a partir del 1 de julio, no podrán ejercer la profesión, so pena de que se les regularice la situación con la devolución de las cantidades cobra­ das y la aplicación, en su caso, de las posibles sanciones. Esta norma, de carácter general, no contempla el caso particular del ejercicio de la profesión durante dos años desde la baja por jubilación para la liquidación del despacho. Entendemos que es perfectamente compatible la percep­ ción de la pensión con la liquidación del despacho, entre otras cuestiones, por­ que esta situación está establecida en un Real Decreto, como es el que aprueba el Estatuto General de la Profesión, de superior rango a la orden analizada. q Procuradores Consultorio fiscal no bastando para ello meras conjeturas o sospechas como que por el hecho de que puede caber un uso privado ya no cabría afectación en exclusiva a la actividad. Esta sentencia, por supuesto, y como cabía esperar, no ha variado la rigidez de la Administración, ya he­ mos tenido ocasión de comprobarlo, Nº 92/Junio 2011 gastos referidos al vehículo turismo en cuestión; sin costas”. En definitiva, el tribunal considera como medio de prueba suficiente que el gasto esté contabilizado y declarado por el contribuyente, que la realidad de la compra y el consumo quedan proba­ dos con las facturas, y que corresponde a la Inspección acreditar lo contrario, 47