Dossier Compliance, un aliado contra el delito »Por Miguel Manso. Consultor de Comunicación. Los programas de prevención del delito y la figura del compliance officer han irrumpido con fuerza. Hasta los equipos profesionales de fútbol se han propuesto su implantación para la próxima temporada. En este auge tienen mucho que ver la reforma del Código Penal, por un lado, y el hecho de que firmas tan conocidas como Volkswagen, FC Barcelona, Pescanova o Bankia se enfrenten a responsabilidades penales por la actuación de sus directivos. 6 REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 Ciertamente, si la reforma penal del año 2010 ponía fin al viejo principio de nuestro ordenamiento jurídico societas delinquere non potest, la reforma operada por la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, ha sacudido los cimientos empresariales. Las grandes corporaciones y los pequeños negocios están tomando conciencia de que la responsabilidad penal de las personas jurídicas va en serio. Mientras, en el ámbito del Derecho se vive una actividad inusitada. Abundan las conferencias, los libros, los artículos y se imparten másteres sobre la materia. Aparece un nuevo nicho laboral para los abogados. No son pocos quienes, como entre ellos el vicedecano del ICAIB, piensan que al margen de la utilidad que pueden tener los Compliance como posible eximente o atenuante de la responsabilidad penal de las organizaciones, ven en la revisión del Código Penal una forma de hacerse eco de las nuevas demandas de la sociedad y de los mercados: transparencia, competencia legítima y actitud responsable ante consumidores, inversores y empleados. Para el vicedecano del ICAIB, Rafael Gil, “la aplicación del Compliance debería suponer un valor añadido para las empresas”. tanto a nivel interno como externo. De puertas adentro, enfatiza la presidenta de CAEB, “permite establecer principios claros que vertebran a la organización, mejoran la gestión diaria y estructuran la responsabilidad de cada empleado y directivo. A su vez, la plantilla dispone de una vía de comunicación directa y adecuada para el supuesto en que detecten comportamientos contrarios a sus principios”. De cara al exterior, “mejora la imagen de la compañía y permite limitar los riesgos reputacionales derivados de la imputación en graves delitos como son los de corrupción, estafa o fraude a la Administración”. En esta misma línea se manifiesta el abogado y experto Javier Morente. El Compliance, dice, representa “un auténtico código ético” y una “declaración de intenciones” ante la sociedad. “Es importante como sistema de valores que rechaza las malas prácticas, la corrupción y los comportamientos indeseables a nivel ético y legal”, concluye el letrado. En cierta medida, y aunque no sea su propósito, un MPD da un respaldo a la estrategia comercial de las firmas. El Compliance “agrega valor a la organización y potencia su imagen”, concede Planas. “Especialmente, ayuda a presentarte en el mercado y ante la sociedad como una entidad éticamente responsable”, subraya. UN SACRIFICIO QUE MERECE LA PENA “NO ESTÁ PENSADO PARA PYMES” A priori, las patronales de Balears han comprendido el espíritu de la Ley Orgánica 1/2015, pese al esfuerzo económico que conlleva. “Es evidente la inquietud generada en las empresas por la aplicación de esta reforma, así como su complejidad y los costes de su cumplimiento, especialmente para las medianas, pequeñas y microempresas. Desde CAEB, hemos dado a conocer a nuestros asociados información sobre el Corporate Compliance tanto a través de circulares como en jornadas divulgativas”, confirma la presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB), Carmen Planas. “En mayo de 2016 ofreceremos el primer curso de formación para capacitar a las personas que asuman la función del compliance officer, porque nuestro objetivo es ayudar a las empresas a ser éticamente responsables”, puntualiza. Las pequeñas mercantiles afrontan la revisión del Código Penal con mayor dificultad, tal como expresa la asesora jurídica de la Associació del Petit i Mitjà Comerç de Mallorca (PIMECO), Laura Bennàssar. “Desde el punto de vista económico, para la pyme comporta un coste elevado debido a los recursos humanos y materiales necesarios para desarrollar un modelo de prevención de forma adecuada”, alude. El Corporate Compliance es una “buena herramienta”, pero “acarrea una serie de Carmen Planas coincide con Rafael Gil: el Compliance dota a las organizaciones “del sentido ético empresarial tan demandado por nuestra sociedad”. La adopción de un Modelo de Prevención de Delito (MPD) conlleva consecuencias positivas “Los planes de compliance no habrían de enfocarse únicamente a la adecuación formal a los requisitos que establece el Código Penal. Deben servir para reafirmar una cultura corporativa de respeto a la Ley” 7 Algunas compañías se lo tomarán como una simple operación de lavado de cara. Si lo hacen, perderán una oportunidad. “Sin duda -dice en una circular la Fiscalía General del Estado- muchas empresas se dotarán de complementos y costosos programas con la única finalidad de eludir el reproche penal. Estos planes no habrían de enfocarse únicamente a la adecuación formal a los requisitos que establece el Código Penal. Deben servir para reafirmar una cultura corporativa de respeto a la Ley, donde la comisión de un delito constituya un acontecimiento accidental y la exención de la pena, una consecuencia natural”, afirma la FGE. REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 Dossier Dossier recursos que la gran mayoría de pymes no puede soportar hoy en día”, resume. No obstante, Laura Bennàssar resalta la matización del Código Penal, concretamente en su art. 31 bis, que prevé una particularidad en los casos de las pequeñas mercantiles — aquellas que presenten cuenta de pérdidas y ganancias abreviada en virtud del art. 258.1 del RDL 1/2010, de 2 de julio por el que se aprueba la Ley de Sociedades de Capital—. “En este caso, el art. 31 bis punto tercero contempla que será suficiente que las tareas del Compliance Officer las realice el administrador de la persona jurídica, sin necesidad de que sean desarrolladas por un profesional externo. Esta circunstancia implica un principio de proporcionalidad, al poderse implementar un modelo Compliance adaptado a las circunstancias”, ahonda. 8 REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 Aunque el legislador introduce este guiño para los negocios de poco volumen, la asesora jurídica de PIMECO sigue percibiendo un “arma de doble filo” en la reforma del Código Penal. Un plus de competencias para las que, quizá, el pequeño empresario no está preparado. “El administrador tiene que ostentar un perfil apto para desarrollar la función de comprobación de cumplimiento normativo y demostrar cierto nivel de experiencia, a fin de evaluar los riesgos de incumplimiento. Además, ha de conocer a la perfección la actividad realizada en la empresa, por no hablar de que dicha persona deberá asumir responsabilidades tanto en la definición de los riesgos penales como en los métodos de prevención de las conductas delictivas. A todo ello se suma la amenaza de responder ante unos hechos delictivos en el caso de que cualquier empleado los cometa”, relata. Si hay que buscar el lado amable, Laura Bennàssar destaca que la Ley Orgánica 1/2015 permitirá al órgano administrador de la pyme “una supervisión más cercana de las operaciones y, así, será más sencillo detectar aquellas irregularidades y riesgos que deban ser corregidos”. Dada la estrecha relación entre propietario y plantilla, los trabajadores tomarán “conciencia” de forma más rápida y profunda de las implicaciones de un MPD. “Resultará más factible alcanzar de este modo una auténtica cultura de Compliance en la empresa, marcando unos objetivos a fin de conseguir mejorar el nivel de madurez con perseverancia y esfuerzo”, recalcan desde PIMECO. Una lista de delitos muy amplia Algunos expertos identifican el plan de prevención de delitos con la contratación de un seguro. Aunque no es obligatorio, proporcionaría cierta tranquilidad y seguridad frente a imprevistos. La Fiscalía General del Estado no es partícipe de esta tesis. Por muy completos que sean estos programas, deberá acreditarse su adecuación para prevenir el delito concreto cometido, advierte. El criterio que se utiliza para imputar responsabilidad penal a las personas jurídicas es doble. Por un lado, cuando uno o varios de los representantes legales o administradores de hecho o derecho, cometa un delito por cuenta y en provecho de la persona jurídica. En segundo lugar, cuando uno o varios empleados en la realización de las actividades de la empresa cometan un delito, siempre y cuando el hecho punible haya sido posible por no haberse ejercido un debido control sobre la persona y actividad. La lista de delitos es la siguiente: • Tráfico ilegal de órganos (art. 156 bis del CP). • Trata de seres humanos (art. 177 bis del CP). • Delitos relativos a la prostitución y corrupción de menores (art. 189 bis del CP). • Delitos contra la intimidad y el allanamiento informático (art. 197 del CP). • Estafas y fraudes (art. 251 bis del CP). • Insolvencias punibles (art. 261 bis del CP). • Daños informáticos (art. 264 del CP). • Delitos contra la propiedad intelectual e industrial, el mercado y los consumidores (art. 288 del CP). • Blanqueo de capitales (art. 302 del CP). • Delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social (art. 310 bis del CP). • Delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros (art. 318 bis del CP). • Delito de construcción, edificación o urbanización ilegal (art. 319 del CP). • Delitos contra el medio ambiente (art. 327 y 328 del CP). • Delitos relativos a la energía nuclear y a las radiaciones ionizantes (art. 343 del CP). • Delitos de riesgo provocado por explosivos (art. 348 del CP). • Delitos contra la salud pública: tráfico de drogas (art. 369 bis del CP). • Falsedad en medios de pago (art. 399 bis del CP). • Cohecho (art. 427.2 del CP). • Tráfico de influencias (art. 430 del CP). • Corrupción de funcionario extranjero (art. 445 del CP). • Organizaciones o grupos criminales (art. 570 quáter del CP). • Financiación del terrorismo (art. 576 bis del CP). • Contrabando (legislación específica). Dossier ¿Cómo ha de ser un Manual de Prevención de Delitos? La ISO 19600, un buen punto de partida Despejada la incógnita sobre su utilidad, surge la cuestión sobre cómo se elaboran estos programas. ¿Qué directrices seguir? En opinión de Javier Morente, la “mejor” y “única” guía efectiva para confeccionar un programa de prevención pasa por el desarrollo de un manual personalizado donde se compilen los riesgos penales, el código ético de la compañía “y en el que participen activamente todos sus miembros”. De forma más específica, “la norma de gestión estándar internacionalmente adoptada para la elaboración, desarrollo, implantación, auditoría y mejora es la ISO 19600, la cual permite esa individualización para cada empresa, así como la revisión y mejora tras implantarse”, resume. Por su parte, la Fiscalía General del Estado también aporta varias pistas útiles para la confección de un MPD, como señala el abogado Jaime Campaner. “En primer lugar, conviene precisar que el propio Código Penal regula de modo muy detallado el contenido de los programas de prevención. En cuanto a la Fiscalía, ofrece unas pautas haciéndose eco de la más destacada doctrina científica. En esencia, deben ser planes escritos y no basta con ‘copiar y pegar’ programas de otras empresas. Tiene que ser un producto único, adaptado a la mercantil concreta y a sus riesgos específicos. Se trata de un aspecto muy importante y la compañía debe comprender que en esta materia, como en otras muchas, lo barato sale caro”. Su elaboración requiere “mucho tiempo y esfuerzo”, enfatiza Campaner. Implica el “trabajo personal y no delegable” de personas con conocimientos “muy especializados en Derecho penal”, insiste el abogado. En concreto, se requiere una exhaustiva formación en “los complejos delitos que son susceptibles de generar responsabilidad penal de personas jurídicas, así como en 9 Para que un plan de prevención tenga validez, conviene desterrar la idea del documento genérico copiado de Internet. El abogado Javier Morente recuerda la reciente circular de la Fiscalía General del Estado 1/2016. En ella se establece “de una manera muy precisa” que han de ser sistemas de implantación reales y efectivos. “Si se elaboran de forma individualizada mediante la participación activa de la empresa y de sus miembros, y con una vigilancia y un control acreditado, pueden ser una circunstancia eximente”, asegura. En síntesis, sólo surte efecto “si la empresa ha puesto todos los medios de vigilancia y control para evitar la comisión de delitos y, pese a ello, uno de sus miembros comete un delito eludiendo fraudulentamente esa supervisión”, confirma Morente. REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 La importancia del MPD como un auténtico código ético puede estar muy bien, dicen los empresarios, pero también se preguntan: los programas de prevención ¿son verdaderamente útiles durante un proceso judicial? La reforma del Código Penal apunta en su artículo 31 bis 2 y quater que se podrá eximir o atenuar la responsabilidad penal de la persona jurídica, mediante la implementación de forma eficaz de “modelos de organización y gestión que incluyan las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión”. Ahí es nada. Y ya tenemos la primera pista. Dossier el régimen de atribución de la expresada responsabilidad a la empresa”. Campaner recalca el peligro de recurrir a los servicios low cost. “El cliente debe ir con cuidado cuando se le ofrezca un producto a según qué precios”, alerta. Otra de las claves aportada por la circular de la Fiscalía para el correcto diseño de un MPD radica en establecer canales de denuncia de actividades ilícitas o incumplimientos internos. “Resulta imprescindible que la empresa cuente con una regulación protectora específica del denunciante (whistleblower), además de disponer de sistemas para facilitar y garantizar la confidencialidad sin miedo a sufrir represalias”, asevera Campaner. ELEMENTOS INDISPENSABLES 10 REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 Pero no adelantemos acontecimientos. Antes de abordar la figura del whistleblower y su protección, los programas contienen pasos preliminares esenciales. A grandes rasgos, comienzan por la confección de un mapa de riesgos penales. La Confederación del Comercio de Cataluña identifica dos puntos débiles a los que se expone una corporación. En primer lugar, los propios del modelo de negocio de la empresa, incluida su relación con terceros. En segundo término se encuentran los riesgos penales comunes o transversales a cualquier clase de compañía, que están recogidos en el catálogo de delitos tipificados en el Código Penal. Afectan a cualquier clase de organización por el mero hecho de existir. Una vez identificados estos peligros, la misma confederación aconseja priorizarlos e incluir, para cada uno de ellos y en base a su posibilidad y criticidad, una escala de valoración que vaya de la amenaza más alta a la más baja. Alain Casanovas, abogado y socio de KPMG, revela también una forma de hacerlo. Consiste en relacionar las figuras penales que, de manera abstracta, pueden llegar a cometerse en una organización y valorar, para cada una de ellas, su probabilidad de comisión y consecuencias en cada caso concreto. Una vez desarrollado el mapa de riesgos, nos adentramos en una segunda fase. Consiste en saber qué mecanismos in· La importancia de intervenir antes del juicio oral La reforma del Código Penal en su artículo 31 bis 2 y quater, señala que se podrá eximir o atenuar la responsabilidad penal de la persona jurídica, mediante la implementación de forma eficaz de “modelos de organización y gestión que incluyen las medidas de vigilancia y control idóneas para prevenir delitos de la misma naturaleza o para reducir de forma significativa el riesgo de su comisión”. En cuanto a la aplicación directa de la atenuante, el artículo 31 quater del Código Penal recoge una serie de actividades que, de ser realizadas por la persona jurídica con posterioridad a la comisión del delito y a través de sus representantes legales, serán consideradas como circunstancias atenuantes. Confesar las infracciones, colaborar en la investigación del hecho aportando pruebas y reparar o disminuir el daño causado, mitiga el impacto de la Ley. Incluso, antes del comienzo del juicio oral, la adopción de medidas eficaces para prevenir y descubrir los delitos que en el futuro pudieran cometerse constituye un atenuante. Dossier La Confederación del Comercio de Cataluña identifica varias soluciones que permiten ajustar el canal de denuncia a las dimensiones de la compañía. “Algunas empresas tienen establecida una línea ética profesional que permite una comunicación a través de un servidor seguro. Alternativamente puede nombrarse un Ombudsmann. En estos casos la compañía nombra a un abogado externo para recibir las notificaciones de los empleados. El Código Penal prevé un modelo de prevención de delitos simplificado para pequeñas sociedades. En estos casos, la función de supervisión puede ser asumida por el órgano de administración. Así, habrá que reportar directamente a este órgano”, señala la confederación catalana. Otros elemento esencial del Compliance es el protocolo de respues· ta. Con él se identifican las acciones que emprenderá la empresa cuando se detecte la materialización de La gestión de los recursos finan· cieros también merece una mención específica. El nuevo modelo de responsabilidad penal busca prevenir delitos en el seno de la empresa, especialmente la corrupción. Para conseguir este objetivo, el control de los recursos financieros es de suma importancia para evitar cualquier oportunidad de infringir la Ley. Un sistema de prevención completo no se entendería sin un apartado destinado al castigo. El legislador hace especial hincapié en la implantación de un siste· ma de sanciones disciplinarias. Debe preverse de acuerdo con la regulación laboral aplicable. La sanción de infracciones del MPD es clave para la eficacia del sistema. La tolerancia de las transgresiones pone en peligro la credibilidad del sistema. Por último, el MPD contempla su comunicación y revisión periódica. Para una difusión adecuada, los expertos recomiendan incluir los principales términos del modelo en las cláusulas de cada contrato de trabajo; difundir una copia a los responsables de área; impartir cursos de formación adaptados a las necesidades del puesto de trabajo; o divulgar aspectos relacionados con el MPD en los canales informativos de la empresa. El éxito de su difusión depende en gran medida de que los directivos se impliquen en secundar el MPD (tone from the top). “Cuanto mayor sea la calidad de la formación, menores serán los costes que el programa de compliance supone para la empresa. La formación es rentable para la empresa”, aseguran desde la Confederación del Comercio de Cataluña. Pena ‘capital’ para las empresas Para una empresa, el daño reputacional y social de ser condenada penalmente por la Justicia puede pesar más que una multa. Quizá, aunque no tanto como la disolución, una de las penas más graves a las que se puede enfrentar una compañía. El régimen de sanciones es variado y depende la gravedad del delito. Puede ir desde multas económicas hasta la intervención judicial, además de la inhabilitación para obtener subvenciones públicas o poder contratar. En el escalón más alto de los castigos se sitúan la suspensión de actividades, la clausura de locales y establecimientos o, como hemos mencionado, la ‘muerte’ de la sociedad a través de su disolución. El compendio de penas es el siguiente: • Multa por cuotas o proporcional. • Disolución de la persona jurídica. • Suspensión de sus actividades por un plazo que no podrá exceder de cinco años. • Clausura de sus locales y establecimientos por no más de cinco años. • Prohibición definitiva o temporal de realizar en el futuro las actividades en cuyo ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito. • Inhabilitación por no más de 15 años para obtener subvenciones y ayudaspúblicas, para contratar con el sector público y para gozar de beneficios fiscaleso de Seguridad Social. • Intervención judicial por no más de cinco años a favor de acreedores o trabajadores. Como se ve, un elenco amplio al que deben añadirse los daños reputacionales que derivan de una mala conducta. REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 En tercer lugar, y como avanzaba Jaime Campaner, es conveniente habilitar canales de denuncia bajo la premisa de la confidencialidad y la seguridad para el comunicante (no debe tener miedo a sufrir represalias). El hecho de que un empleado informe de un posible riesgo permite a la compañía adoptar medidas para remediar el mismo y proteger sus legítimos intereses. La eficacia de esta herramienta depende en gran medida de la cultura corporativa. La Agencia Española de Protección de Datos, en un informe de 2007, plantea, entre otras cuestiones, que las denuncias serán confidenciales, pero no anónimas, para garantizar la exactitud e integridad de la información. Por ello, muchos expertos recomiendan externalizar este servicio para garantizar la imparcialidad. alguno de los riesgos penales. Se trata de un elemento exigido en el nuevo artículo 31 bis 5.2.ª del Código Penal e indispensable en cualquier MPD. 11 ternos de actuación y de control existen en la empresa para poder afrontar las contingencias que ya hemos identificado y activar las medidas oportunas para minimizar el riesgo de su comisión. Dossier Primera condena del Supremo a empresas por responsabilidad penal El Pleno de la Sala Segunda del Tribunal Supremo ha apreciado, por primera vez, la responsabilidad penal de las personas jurídicas y confirma las condenas impuestas por la Audiencia Nacional a tres empresas por su participación en delitos contra la salud pública, en concreto en el tráfico de más de 6.000 kilos de cocaína. En relación a una de las empresas, modifica la pena excluyendo la disolución de la misma debido a que cuenta con una plantilla de más de cien personas que no tienen que sufrir los graves perjuicios de dicha medida, pero confirma que la sociedad debe pagar una multa de 775 millones de euros. La sentencia explica los requisitos para apreciar la responsabilidad de las empresas de acuerdo con el artículo 31 bis del Código Penal. En primer término, como presupuesto inicial, debe constatarse la comisión de 12 REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 delito por una persona física que sea integrante de la persona jurídica Y en segundo término, que las empresas hayan incumplido su obligación de establecer medidas de vigilancia y control para evitar la comisión de delitos. La sentencia apunta a “la ausencia de una cultura de respeto al derecho como fuente de inspiración de la actuación de su estructura organizativa” y a la ausencia de “formas concretas de vigilancia y control del comportamiento de sus directivos y subordinados jerárquicos”. En su sentencia, aunque lo descartan en este caso, los magistrados advierten de situaciones futuras donde puedan producirse conflictos de intereses procesales entre las personas físicas acusadas del delito y las personas jurídicas que sean representadas por esas mismas personas físicas, lo que podría originar una conculcación efectiva del derecho de defensa de la empresa. En ese sentido, pide a los jueces y tribunales que intenten evitar riesgos de ese tipo para proteger el derecho de defensa de la persona jurídica. Asimismo, sugiere al legislador que “remedie normativamente” este tipo de situaciones. La resolución diferencia entre la empresa con actividad real y las que califica como sociedades “pantalla”, carentes de cualquier actividad lícita y creadas exclusivamente para la comisión de hechos delictivos. Estas, según la sentencia, han de ser consideradas al margen del régimen de responsabilidad penal del artículo 31 bis CP, sin perjuicio de que en el caso de autos se considere de utilidad mantener las penas de disolución y multa impuestas. La sentencia cuenta con el voto particular concurrente de 7 de los 15 magistrados que formaron el Pleno, que comparte el fallo de la resolución pero discrepa de parte de la doctrina que recoge. SEGUNDA SENTENCIA Ya en el mes de marzo, el mismo Tribunal dictaba la que ha sido su segunda sentencia, desde la entrada en vigor de la reforma del Código Penal de 2015, sobre responsabilidad penal de las personas jurídicas. En esta segunda resolución, el TS absuelve a una empresa que había sido condenada por la Audiencia de Cáceres por un delito de estafa en la venta de un piso. El Supremo absuelve a la organización al considerar que sufrió indefensión porque no fue imputada previamente a que se actuara contra ella. Dossier ¿Una nueva profesión? La figura del compliance officer exige una alta especialización FUNCIONES Y EXTERNALIZACIÓN En un escenario tan novedoso como el planteado por la la Ley Orgánica 1/2015, aún existen dudas sobre las funciones del compliance officer. El abogado Llorenç Salvà identifica “tres momentos destacados en la legislación” de los que puede deducirse sus atribuciones. La primera, expone Salvà, es la que se contiene en el artículo 31 bis, número 2, condición 2ª, cuando se señala que Las tareas del controller son la gestión del modelo de prevención; la información y formación de dicho modelo; su revisión y modificación; y la administración del canal de denuncias, explica Llorenç Salvà REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 Javier Morente confirma el empuje del ‘responsable de cumplimiento’ del MPD. “La figura del Compliance Officer está en auge hoy, y de una manera progresiva lo estará aún más en los próximos años”, sostiene. A pesar de que todavía le queda “un largo camino por recorrer” en cuan- to a su conocimiento e implantación, “es indudable que hoy ya existe casuística que ha puesto de relieve de una manera notoria la importancia de contar con modelos de vigilancia y control”, añade. Al fin y al cabo, como explica Morente, para las empresas no es nueva esta tarea de vigilancia, ya que la desarrollan en otros ámbitos, como, por ejemplo, la prevención de riesgos laborales. 13 Los expertos proclaman el nacimiento de una nueva profesión. El compliance officer se erige en supervisor del cumplimiento del programa por parte de directivos y plantilla. Su personalidad se plasma en el artículo 31bis como organismo encargado de vigilar el funcionamiento y observancia del modelo de prevención. En principio puede estar formado por uno o varios empleados de la empresa, siempre que dispongan de la independencia y de los medios suficientes para desarrollar su labor. Pero nada impide que pueda realizarse su función de forma externa y actuando como responsable del cumplimiento de varias corporaciones. Dossier Jaime Campaner: “No es el nicho laboral que pretenden algunos. Se requiere una especialiación que pocos abogados tienen” la supervisión del funcionamiento y del cumplimiento del modelo de prevención implantado “tiene que ser confiada a un órgano de la persona jurídica con poderes autónomos de iniciativa y de control”. El segundo momento remite al artículo 31 bis, número 2, condición 4ª. En él se afirma que la exención de responsabilidad operará “siempre que no se haya producido una omisión o un ejercicio insuficiente de sus funciones de supervisión, vigilancia y control”. 14 REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 Por último, el artículo 31 bis, número 5, requisito número 4 dice que es obligatorio que los modelos de organización y gestión impongan informar de posibles riesgos e incumplimientos al órgano encargado de vigilar el funcionamiento y observancia del modelo de prevención. En cuanto al administrador o el consejo de administración, se encargarán de “seleccionar cuidadosa y responsablemente al encargado de cumplimiento normativo y, además, deberán facilitar los recursos adecuados, la apropiada autoridad y un acceso directo al órgano de gobierno”. Por tanto, Salvá infiere las siguientes funciones del compliance officer: La gestión del modelo de prevención; la información y formación sobre dicho modelo; su revisión y modificación; y la administración del canal de denuncias y de las investigaciones internas. Sin embargo, surge un interrogante: ¿La persona que redacta el MPD es la misma que se encarga de su cumplimiento? “No veo inconveniente en que el compliance officer pueda participar con más o menos actividad en la elaboración del plan”, contesta Salvà. Eso sí, puntualiza, “la responsabilidad de diseñar e implantar un modelo de prevención en la empresa y de poner en marcha el programa de compliance recae de forma indelegable en el órgano de administración”. Cabe plantearse otra cuestión: ¿alguien que no sea jurista puede ejercer de compliance officer? Salvà se muestra tajante. “Bajo mi punto de vista, no. O al menos, la particularidad hay que otorgársela a los juristas porque los riesgos a valorar y evitar son jurídico-penales. Además, desde el plano procesal, puede que ostente la representación de la persona jurídica durante un juicio”, argumenta. En cambio, se puede dar la circunstancia inversa. Es decir, que el abogado cuente con apoyo para desempeñar su labor de supervisión. “La carencia de conocimientos distintos de los jurídicos para desempeñar eficazmente la función — gestión de riesgos, contabilidad o finan- zas—, se puede suplir con asesoramiento externo o con empleados integrados en el órgano de control”, apunta Salvà. En todo caso, sintetiza, “este tipo de problemas se subsanan más fácilmente cuando el órgano es colegiado y el jurista actúa como su director o coordinador. Lo que es evidente es que un controller jurídico debe conocer el sector de negocio al que se dedica la empresa que lo nombra”. Algunas voces recomiendan externalizar el servicio de responsable de cumplimiento, si la entidad se lo puede permitir. La incorporación de una persona ajena a la empresa en el órgano de supervisión y control garantiza “mejor la independencia del órgano” y, en segundo lugar, “complementa los conocimientos específicos que por sí mismos no puedan aportar los miembros internos de la compañía”, alega Salvà. UNA PROFESIÓN MÁS COMPLEJA DE LO QUE PARECE El letrado Jaime Campaner se muestra escéptico con las perspectivas laborales suscitadas y no alimenta falsas expectativas. ¿Un nuevo nicho laboral? “Sí, pero no el que se pretende por parte de algunos”, advierte. “Existen varios aspectos a tener en cuenta. Así, y sin ánimo de exhaustividad, la función de Chief Com- Dossier Una labor tan ardua, argumenta, “implica por parte del CCO una importante dedicación horaria y una presencia física más o menos habitual en los centros de trabajo corporativo. Ni los abogados con una cartera de clientes importante pueden permitirse pasarse el día en ‘casa’ de un cliente, ni gran parte de las Ello no impide que el abogado penalista preste asesoría externa al CCO. “Esto, en mi opinión, sería lo ideal, así como el servicio a priori más honesto, por realista, que puede ofrecer un abogado penalista” apunta Campaner. No obstante, hay quien opina de modo distinto y defiende que el abogado externo sea el CCO. Dependerá del caso, pues cada empresa tiene sus particularidades, necesidades y posibilidades. Sin embargo, el propio Código Penal establece que la función de CCO se reserva a un órgano de la persona jurídica, con poderes autónomos de iniciativa y de control, acota Campaner. EL COMPLIANCE OFFICER Y SU RESPONSABILIDAD PENAL Cabe preguntarse si el ejercicio de esta nueva profesión, tan exigente en horarios y conocimientos, comporta alguna trampa extra, al margen del trabajo extenuante. No está de más averiguar si la comisión de un delito por parte de una corporación puede arrastrar al controller hasta el banquillo. “No es fácil afirmarlo. Como es sabido, el Código Penal regula la comisión por omisión en su artículo 11. Partiendo de esta base, habrá que ver hasta qué punto se va a actuar contra un CCO. Me atrevo a pronosticar que no existirá especial persecución contra esta figura por conductas omisivas, como tampoco ha existido, por ejemplo, en materia de delitos contra la seguridad de los trabajadores en el caso de los servicios externos de prevención de riesgos laborales”, analiza Jaime Campaner. Además, profundiza el letrado mallorquín, “dogmáticamente resulta muy discutible aceptar una responsabilidad penal por omisión cuando el sujeto deja de actuar de modo imprudente, que será lo más habitual en los casos en los que ‘falle’ el CCO”. REVISTA MISSÈR · abril - juny 2016 En su opinión, las propuestas de enseñanza que se publicitan a día de hoy “no abarcan ni por asomo” el espectro de conocimientos que debe poseer el CCO. “No sólo hay que formarse en materia de responsabilidad penal de personas jurídicas y en detección de focos de peligro, sino que quien asuma tan relevante función debe tener conocimientos extrajurídicos —contabilidad, por ejemplo— y sumergirse en la actividad concreta de la empresa que le contrate, a fin de conocer su funcionamiento organizativo”, aduce. empresas pueden permitirse abonar los honorarios profesionales, aunque sea part time”, expone. A su entender, y con carácter general, “lo más eficiente será que el CCO sea el asesor jurídico interno de la empresa, siendo preferible que el responsable de contabilidad o finanzas forme parte del órgano colegiado. Se requiere, por tanto, un equipo multidisciplinar. 15 pliance Officer (CCO) requiere una especialización que pocos abogados tienen a día de hoy, así como una formación específica para el desempeño de su función”, apostilla.