Biología LA LOGICA MOLECULAR DE LOS ORGANISMOS VIVOS Los seres vivos están integrados por moléculas inanimadas que se ajustan a todas las leyes físicas y químicas que rigen el comportamiento de la materia inerte. Los organismos vivos poseen unos atributos que no se encuentran en la materia inanimada como son: Complejidad y organización: Poseen estructuras internas complejas formadas por numerosas moléculas complejas. Cada una de las partes que componen la materia viva cumple un rol específico: Esto se cumple no sólo para las estructuras intracelulares, sino también para los compuestos químicos de la célula (lípidos, proteínas y ácidos nucleicos). Son capaces de extraer y transformar la energía de su entorno: El ser vivo utiliza materias primas sencillas para producir o transformar energía, la cual es utilizada para edificar y mantener sus propias e intrincadas estructuras. Posee la capacidad de duplicarse: El ser vivo posee la capacidad de reproducirse, elaborando copias exactas de si mismo, logrando así la persistencia del ser vivo en nuestro planeta. BIOQUIMICA DEL ESTADO VITAL ¿A qué se debe que moléculas inanimadas den origen a seres vivos? Los filósofos medievales hubieran apelado al vitalismo, doctrina supersticiosa sin basamento científico. La bioquímica actual estudia de que modo el conjunto de materias inanimadas que constituyen los organismos vivos se influyen mutuamente para mantener y perpetuar el estado de vida. Como los seres vivos están constituidos por moléculas que ejercen entre sí interacciones específicas, debemos considerar el concepto de que la biología es química. La biología es una superquímica que comprende pero al mismo tiempo trasciende, los campos tradicionales de la química. Las moléculas que integran los organismos vivos no solamente se rigen por todos los principios físicos y químicos familiares que gobiernan el comportamiento de la materia inanimada, sino que, además ejercen acciones mutuas de acuerdo con otro modo colectivo como la lógica molecular de la vida. Existe un conjunto de “Reglas Fundamentales” que gobiernan la naturaleza, la función y las interacciones de los tipos específicos de las moléculas presentes en los organismos vivos, y les dotan de la capacidad de organizarse y replicarse por si mismos. BIOMOLECULAS: La composición química de los seres vivos es, cualitativamente, muy diferente de la del entorno físico en que viven. La mayor parte de los componentes químicos de los organismos son compuestos orgánicos de carbono en los que el elemento se halla relativamente reducido o hidrogenado. Muchas biomoléculas orgánicas contienen también nitrógeno. Por el contrario, los elementos nitrógeno y carbono no son abundantes en la materia inerte y se encuentran en la atmósfera y en la corteza terrestre en formas inorgánicas sencillas, tales como, dióxido de carbono, nitrógeno molecular, carbonatos y nitratos. Los compuestos orgánicos presentes en la materia viva muestran enorme variedad y la mayor parte de ellos son extraordinariamente complejos; las mas sencillas de las células, las bacterias contienen gran número de distintas moléculas orgánicas. Las proteínas y los ácidos nucleicos son moléculas complejas y solamente se conoce la estructura de unas pocas. Si consideramos ahora organismos mayores y más complejos como son los animales y las plantas superiores hallaremos que también contienen proteínas y ácidos nucleicos y en mucha mayor variedad; cada especie de organismos posee su propio conjunto de moléculas proteicas y de ácidos nucleicos químicamente diferentes. Parecería una empresa sin esperanza que los bioquímicos intentaran aislar, identificar y sintetizar todas las diferentes moléculas orgánicas presentes en la materia viva. Constituye una paradoja, sin embargo, que la inmensa diversidad de moléculas orgánicas de los organismos vivos se puede reducir en último término, a una casi absurda complicidad. Sabemos ahora que las macromoléculas de la célula se hallan formadas por muchas moléculas sencillas, pequeñas unidades estructurales que se hallan ligadas constituyendo largas cadenas. En las proteínas sólo se encuentran 20 tipos de aminoácidos diferentes, pero están ordenados en muchas secuencias distintas, de modo que forman numerosos tipos de proteínas. Además, los 20 aminoácidos distintos constituyentes de las proteínas y los cinco nucleótidos diferentes que integran los ácidos nucleicos son idénticos en todas las especies vivientes. El reducido número de moléculas sencillas, sillares estructurales con que están construidas todas las macromoléculas, poseen otra sorprendente característica cada una de ellas desempeña diversas funciones en las células vivientes y algunas son extremadamente versátiles que realizan buen número de funciones. Los aminoácidos no sólo actúan como sillares de construcción de las moléculas proteicas, sino también como precursores de las hormonas, los alcaloides, las porfirinas, los pigmentos y otras muchas biomoléculas. Las mononucleótidos no sólo constituyen las unidades fundamentales de los ácidos nucleicos sino que actúan también como coenzimas y moléculas transportadoras de energía. Podemos ver que en la organización molecular de la célula existe una simplicidad fundamental: Los millares de macromoléculas diferentes que la forma están construidas con sólo unas pocas moléculas sencillas, que son las sillares de su estructura. Podemos ver que la identidad de cada una de las especies de organismos está preservada por su posesión de un conjunto distintivos de ácidos nucleicos y de proteínas. TRANSFORMACIONES ENERGETICAS EN LAS CELULAS VIVAS La complejidad molecular y la ordenación estructural de los organismos vivos, en contraposición al azar que reina en la materia inerte, tiene unas implicaciones profundas para el físico científico. La segunda ley de la termodinámica establece que los procesos físicos y químicos tienden a aumentar el desorden o el caos, en el mundo es decir su entropía. La primera Ley de la Termodinámica establece que la energía no puede crearse ni destruirse. Los organismos vivos absorben una forma de energía que le es útil en las condiciones especiales de temperatura y presión en que viven y entonces devuelven al ambiente una cantidad equivalente de energía. La energía útil que toman las células se denomina energía libre y se define como el tipo de energía capaz de realizar trabajos a temperatura y presión constante. Los organismos vivos crean y mantienen su ordenación, esencial a expensas de su entorno, al que transforman haciéndolo cada vez más desordenado y caótico. Utilizando el lenguaje termodinámico, los organismos vivos son sistemas abiertos porque intercambian materia y energía con su entorno. La característica de los sistemas abiertos es que no se hallan en equilibrio con su entorno. Los organismos vivos se hallan en estado estacionario que es cuando un sistema abierto la velocidad de transferencia de materia y energía desde el entorno al sistema se halla compensado por la velocidad de transferencia de materia y energía hacia el exterior del sistema. Las células vivas son muy eficaces en la manipulación de la energía y de la materia. La maquinaria de transformación de energía de las células vivas está construida por entero con moléculas orgánicas relativamente frágiles e inestables, incapaces de resistir temperaturas elevadas, corrientes eléctricas intensas o concentraciones extremas de ácidos o de bases. La célula viva es por tanto, esencialmente isotérmica, en un instante determinado todas sus partes tienen prácticamente la misma temperatura. La célula viva es una máquina química isotérmica. REACCIONES QUIMICAS EN LAS CELULAS VIVAS Las células pueden actuar como máquinas químicas, porque poseen enzimas, catalizadoras capaces de aumentar mucho la velocidad de reacciones químicas específicas. Las enzimas son moléculas proteicas muy especializadas elaboradas por las células a partir de aminoácidos sencillos. Cada enzima solamente puede catalizar un tipo específico de reacción química. En milésimas de segundo pueden catalizar secuencias de reacciones muy complejas, las cuales requerirían días, semanas o meses de funcionamiento en el laboratorio químico. Las reacciones catalizadas enzimaticamente tienen lugar con un rendimiento del 100% y no hay subproductos. Los organismos vivos pueden llevar a cabo de modo simultáneo, muchas reacciones individuales diferentes sin perderse en un mar de subproductos inútiles. EL PRINCIPIO DE LA COMPLEMENTARIDAD ESTRUCTURAL Las moléculas enzimáticas tienen que combinarse con sus sustratos durante el ciclo catalítico, y el centro activo de la molécula de la enzima solamente aceptará como sustratos aquellas moléculas que se adapten a él, con una complementariedad casi perfecta. Los centenares de reacciones químicas, catalizadas enzimaticamente no se realizan de modo independiente unas de otras sino que están relacionadas entre sí y constituyen muchas secuencias diferentes de reacciones consecutivas que poseen intermediarios comunes, de modo que el producto de la primera reacción se convierte en el sustrato o reactante de la segunda y así sucesivamente. diversas consecuencias biológicas importantes. Esta ordenación determina Una de ellas consiste en que tales sistemas de reacciones químicas se canalicen por rutas específicas; otra es que las reacciones secuenciales hacen posible la transferencia de energía química en condiciones isotérmicas. Las células vivas pueden dividirse en dos grandes clases según el tipo de energía que obtienen de su entorno. Las células fotosintéticas utilizan la luz solar como principal fuente de energía: la energía radiante es absorbida por el pigmento clorofila y transformada en energía química. Las células heterotróficas aprovechan la energía de las moléculas orgánicas muy reducidas, ricas en energía, que obtienen de su entorno, como la glucosa. El trifosfato de adenosina o A.T.P.; el cual actúa como el transportador de energía más importante en las células de todas las especies vivientes. La función biológica específica del sistema A.T.P.-A.D.P. como nexo de unión entre dos grandes redes de reacciones enzimáticas en la célula, es posible gracias a una serie consecutiva de reacciones químicas. AUTORREGULACION DE LAS REACCIONES CELULARES La conexión de reacciones catalizadas por enzimas, en secuencias de reacciones consecutivas, hace posible canalizar ordenadamente los millones de reacciones químicas que se suceden en las células, de modo que las biomóleculas específicas necesarias para la estructura y función celulares tengan lugar en cantidades y velocidades adecuadas para mantener el estado estacionario normal. La velocidad de una reacción específica en una porción de la compleja red de reacciones enzimáticas de la célula puede ser controlada o modulada por las velocidades de las reacciones de otra parte de la red. Algunas enzimas de la célula, especialmente las que se hallan al comienzo de una secuencia de reacciones o en un punto de ramificación de la secuencia, actúan como enzimas “reguladores”; son inhibidas por el producto final de la secuencia reaccional. Las células vivas poseen, además, la capacidad de regular la síntesis de sus propios catalizadores. Tales propiedades de autoajuste y autoregulación son fundamentales para mantener el estado estacionario de la célula viva y son esenciales para su eficacia en la transformación de la energía. AUTOREPLICA DE LOS ORGANISMOS VIVOS La propiedad más notable de las células vivas es su capacidad de reproducirse con fidelidad casi perfecta, no solamente una o diversas, lo que ya sería bastante notable sino por centenares y millares de generación. Los símbolos en que está codificada la información poseen las dimensiones de partes de simples moléculas de A.D.N. La notable capacidad de las células vivas para preservar su información genética es el resultado de la complementariedad estructural. Una hebra de A.D.N. actúa como patrón par ala réplica enzimática de otra hebra de A.D.N. estructuralmente complementaria. La molécula de A.D.N. puede escindirse con frecuencia, pero es reparada con rapidez y automáticamente. No es frecuente que se produzcan errores o mutaciones. La información unidimensional del A.D.N. es transferida a la información tridimensional inherente a los componentes macromoleculares de los organismos, gracias a la traslación de la estructura del A.D.N. a la estructura proteica. Una célula es un sistema abierto isotérmico que se ensambla, ajusta y perpetua por si misma. El sistema está constituido por muchas reacciones orgánicas consecutivas y ligadas, promovidas por unos catalizadores orgánicos producidos por la célula; opera según el principio de máxima economía y procesos. http://www.loseskakeados.com