Desde la otra acera Un espacio incierto: Me gustaría comenzar reflexionando acerca del lugar que nos toca o el lugar que elegimos. Empecemos por el marco. Tenemos la necesidad de encasillar, de poner un titular, de clasificar el tipo de teatro que estamos viendo o a donde vamos a ver ese tipo de teatro, eso nos aporta una aparente idea de seguridad. Después nos encontramos con algunas de las formas de denominarlo; teatro experimental, teatro de investigación, teatro underground, teatro off, alternativo, independiente o simplemente teatro moderno. Está claro que, es difícil poder ver espectáculos representativos. Esta forma de teatro se opone al teatro tradicional, comercial y burgués que busca la rentabilidad económica que se basa en formulas seguras, montajes de autores de renombre y repertorio clásico asegurándose la repercusión después en la taquilla. Estos espacios, quizás más que un género o movimiento, son una forma de hacer, una actitud política y filosófica de los artistas frente a la tradición, a las instituciones o la explotación comercial. Hacia una nueva forma: Quizás no es importante, o sea injusto hablar de cuándo o en qué momento nace esta nueva forma de pensar y hacer teatro, pero justamente nace por no coincidir quizás con las formulas o técnicas existentes y propuestas de producción preestablecidas. Sin embargo se puede considerar que la creación del Théàtre libre de ANTOINE (1887) y l´Ceuvre de Lugné-Poe, fueron el punto de partida. Este momento coincide con la idea de director de escena. Es en estos tiempos que aparecen grandes nombres como Stanislavski, Antoine, los vanguardistas de los años 20 ( Vajtangov, Meyerhold, Tairov) en Rusia, los pioneros de la luz y volúmenes escénicos (Appia, Craig), innovadores franceses ( Artaud, Copeau, Baty jouvet), realistas críticos ( Piscator, Brecht, Jessner). La era de los innovadores que, como plantea Copeau, nunca se afianzarían, solo llegarían a medias desviando su trabajo a la parte técnica. Investigaciones con técnicas pero sin objetivos… De hecho, la noción de este tipo de teatro no solo debería evocar a realizar teatro en un espacio diferente por su arquitectura, escenografía o acústica diferente, debe centrarse en el actor y en la relación con el espectador, en la concepción de la puesta en escena, reformulando, haciendo una relectura de los textos y planteando una renovada mirada del hecho escénico. Trabajar en una refundación del espacio escénico aprovechando propuestas de iluminación y buscando materiales que puedan adaptarse. Pero es muy importante, además, que el público comprenda la función dramatúrgica y que no solo queden como un efecto más o menos virtuoso al ojo del espectador, sino que el público sea activo en esta elaboración de la puesta en escena. Espacios donde se trabaje sin la presión del estreno para lograr un resultado óptimo. Se plantea el trabajo y el derecho al error como artista para que anime al creador a correr riesgos a propósito de la recepción de su propuesta. Trabajar para lograr en el espectador un alto nivel de profundidad que le someta a una sensación de no rutina frente al hecho artístico. Marginalidad: Este tipo de teatro se sitúa al margen del “gran teatro”, ese que atrae al público, que acapara las ayudas y subvenciones y tranquiliza a las instituciones. El teatro alternativo ocupa un lugar cada vez más destacado (a veces por su excentricidad) pero en la marginalidad por su presupuesto y su audiencia. Es, a veces, la mala conciencia del teatro oficial. En los sesenta ya Peter Brook auspiciado por la Royal Shakespeare, Grotowsky y kantor tomaron el timón de un teatro demasiado oficializado y constrictivo. Estas experiencias que fueron muy exitosas dieron lugar al gran público y esta demanda dio a la imitación banal de un trabajo que se oficializó perdiendo sustancia y originalidad. Lo que hizo quizás, fue aniquilar la necesidad y el deseo que motivo su creación. ¿Hacia la reconquista o conquista del espacio escénico? Este teatro no tiene una única forma arquitectónica, los espacios circulares, espacios múltiples han dejado de ser sinónimo de modernidad. Se plantea como una subversión de la caja italiana y también la conquista de espacios no establecidos para tal hecho como fábricas, almacenes, autobuses, salones de departamentos, mercados, la calle misma, quizás desorientan al público. ¿Hemos llegado al punto culmine? ¿Todo es teatro y nada lo es? La relación con el público Quizás el teatro ya no se conforma con los opuestos beocianos entre la diversión y el didactismo. Busca actuar de forma activa sobre una mirada un poco sometida, proponer una actividad de interrogación, provocar desconcierto frente a los textos de los hechos escénicos. Cambio de situación de escucha frente a esa persona que deja caer su cuerpo sobre un objeto más o menos cómodo para simplemente contemplar, en oposición a una propuesta más activa que lo hace reflexionar y varía su punto de vista frente a la obra de arte. Que sea el espectador quien se adapte a la obra y no al revés. La fura. Desde el actor Desde Grotowsky volvemos a saber que el teatro es algo que sucede entre el actor y el espectador. En nuestro caso trabajamos para estar preparados técnicamente y metodológicamente y para que el espectador pueda ampliar el espectro de frecuencia y pueda percibir lo inédito o irrepresentable. Trabajamos para ser legibles en nuestra expresividad y en una visión para llevar adelante la acción, e ilegibles para no desenmascarar a las intenciones. Texto y obra La obra es un sistema cerrado y material. El texto, es un concepto semiótico en el que el lector/espectador es invitado a completar y clausurar. El texto debe ser manipulado, no debe estar ligado al discurso narrativo, tiene que ser tratado como material de trabajo y fragmentado como resistencia a la significación definitiva y universal. Luchamos por un teatro que no pretende vaciar cerebros ni vender productos de consumo corriente. Pretendemos ser poetas en el espacio, o no ser nada… Javier Harguindeguy.