SIA N°1595 Jueves, Enero 26, 2012. SIA 1595: Protocolos para la Prevención de Secuestros Dentro de una Organización Las compañías deben contar con una estrategia para actuar en caso de secuestro de alguno de sus empleados. Este plan tendrá que ser conocido por todos los trabajadores y así se podrá obtener un mejor manejo de la situación. Bogotá, Enero 26. Quizás si se le preguntara a cualquier lector, si en su empresa se han presentado incendios en los últimos diez años, una gran mayoría respondería que no, y si la pregunta fuera si en sus empresas existe un plan de contingencia para atender un eventual incendio, muy seguramente la respuesta de la gran mayoría sería afirmativa. Las altas exigencias competitivas del mercado actual, la cultura de administración y los altos estándares que se manejan hoy en día, hacen que todos los riesgos previsibles se tengan en cuenta, así como las perspectivas medidas para mitigar o evitar que los riesgos afecten a las personas, los activos, la reputación o la continuidad del negocio. No obstante, cuando se trata de riesgos intencionales (aquellos que tienen origen en el delito), no siempre se tiene en cuenta su identificación, evaluación, valoración y tratamiento, específicamente en el caso del secuestro, delito que ha venido globalizándose, cuyas modalidades son extremadamente parecidas en casi todo el continente, y que hoy afectan en gran medida a la gran nación mexicana. Estrategia para el antes, durante y después del secuestro Tratándose de una gran corporación, de una factoría, de una cadena de supermercados o de cualquier otra clase de empresa, la probabilidad de ocurrencia de un secuestro quizás sea igual de baja a la probabilidad de ocurrencia de un incendio, pero existe y cada vez más preocupante. El secuestro de un empleado directo o contratista puede presentarse como consecuencia de la actividad laboral que ejecuta o en sitios y horas no laborales, como vacaciones, fin se semana, días festivos o tiempo de descanso; sin embargo, en ambos casos existe la potencialidad de afectar el clima organizacional, la reputación de la empresa o continuidad del negocio, dependiendo el nivel de la víctima o del número de víctimas en un solo evento. Es por ello que frente al incremento de casos de secuestro que se viene presentando desde tiempo atrás, es recomendable que las empresas cuenten con un protocolo escrito en el que se describan las acciones encaminadas a su prevención, así como el procedimiento para atender el secuestro de alguno de sus empleados, de tal manera que exista una preparación previa para afrontar este riesgo que cada vez más afecta a un número mayor de ciudadanos de todas las condiciones económicas y sociales y no exclusivamente a las clases más pudientes. En cualquier caso o escenario, el empleado deberá contar con un guión que le permita pasar desapercibido y como alguien de bajo perfil, que no cuenta con poder económico ni representatividad al interior de la compañía. Un protocolo para la prevención y atención de casos de secuestro debe considerar acciones para antes, durante y después de este tipo de riesgos. Consideraciones para el antes En el antes deben considerarse todas las medidas preventivas dirigidas a evitar su ocurrencia, mediante actividades de capacitación, de una cultura de prevención y de auto cuidado de su fuerza laboral, al interior de las empresas. Se trata de generar en todos los empleados consciencia, seguridad y responsabilidad en lo que tiene que ver con su propia protección, enseñarles a identificar los riesgos contra su seguridad personal, que conozcan los factores que los generan, las vulnerabilidades propias, los entornos inseguros, las estrategias que utiliza el delincuente, a fin de que participen proactivamente en la adopción de medidas preventivas que conduzca al desarrollo de comportamientos previsivos y seguros, con el fin de minimizar su exposición y por ende la probabilidad de ocurrencia de un secuestro. Igualmente se deberá incentivar el manejo de bajo perfil en los empleados, desestimulando los comportamientos ostentosos y de derroche que atraen a los delincuentes. Para cada proyecto o actividad nueva que se vaya a desarrollar, deberá elaborarse el respectivo análisis y la evaluación de los riesgos intencionales, correlacionando la existencia de amenazas (generadores de riesgos), las vulnerabilidades propias, el nivel de exposición y la probabilidad de ocurrencia. Dicho análisis deberá actualizarse por lo menos cada seis meses o cuando las circunstancias coyunturales y/o nuevas situaciones, indiquen que es prudente revisar y preciso realizar su actualización. Se deberá implementar un sistema de reporte de factores externos generadores de riesgos, condiciones inseguras y comportamientos o actos inseguros por parte de personas involucradas en las actividades de la empresa, para anticipar los riesgos y hacer las correcciones contundentes a minimizar la probabilidad de ocurrencia y/o reducir el impacto en caso de que éstos se materializarán. Para las actividades que se ejecutan a través de las empresas contratistas, se deberá exigir en las licitaciones, la presentación de un Plan de Gestión de Riesgos Intencionales como parte del Sistema de Gestión de Seguridad. Consideraciones para el durante En el protocolo deben quedar claramente establecidas todas las acciones a ejecutar en caso de que se presentará el secuestro de un empleado, incluyendo los roles y responsabilidades de cada una de las áreas involucradas: legal, gestión humana, comunicaciones, gerencia y seguridad. El secuestro en el 2002 del presidente de una compañía multinacional, con sede en un país del continente, quien fuera asesinado después de dos años de cautiverio, derivó en el abandono de los negocios en el país por parte de la compañía, por lo que es recomendable que en los Planes de Manejo de Crisis y en el Plan de Continuidad de Negocios, se consideran las acciones para el manejo de un posible caso de secuestro. A manera de ejemplo estas son algunas de las responsabilidades propias de las diferentes áreas involucradas. Fuente: Revista Seguridad en América. Por: Orlando Hernández Angarita. Fuente: ATLAS - Revista Seguridad en América. Por: Orlando Hernández Angarita.