Año 07 - Inicio

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Las Máximas de San Martín
para su hija Mercedes
1ª Humanizar el carácter y hacerlo sensible, aún con los
insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca
abriéndole la ventana para que saliese:
-Anda pobre animal: el mundo es demasiado grande para
nosotros dos.
2ª Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
3ª Inspirarle gran confianza y amistad, pero uniendo el
respeto.
4ª Estimular en Mercedes la caridad a los pobres.
5ª Respeto sobre la propiedad ajena.
6ª Acostumbrarla a guardar un secreto.
7ª Inspirarle sentimiento de respeto hacia todas las
religiones.
Gracias
8ª Dulzura con los criados pobres y viejos.
9ª Que hable poco y lo preciso.
10ª Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
11ª Amor al aseo y desprecio a lujo.
Año 7 - Número 15
Programa de Voluntariado
Universidad Nacional de Villa María
Secretaría de Comunicación Institucional
ISSN: 1669-0133/ 1851-2976 (en linea)
Arturo Jauretche 1555 - 5900 - Villa María - Córdoba - Argentina
voluntariadoeditorial@hotmail.com
Página web: http://webnueva.unvm.edu.ar/index.php?mod=voces
El Colectivo Editorial de Solidaridad Global,
agradece a la Escuela Superior de Bellas Artes
“E. Gómez Clara” de la Ciudad de Villa María,
por el aporte creativo y solidario de la Prof.
Malena Casasnovas y de sus alumnos.
A. la Dip. Andriana Puiggrós y al grupo de trabajo deAPPeAL .
AClara Inés Raschi
AAlicia Torra
La ilustración de la portada, contraportada y
portadas interiores de la presente edición,
corresponden a la obra del artista plástico de la
ciudad de BuenosAires Enrique Policastro.
Staff:
Dirección Periodística: Andrés Cañas y María del Rosario Galarza.
Edición y Redacción: Andrés Cañas y María del Rosario Galarza.
Diseño Diagramación Pablo Alejandro von Düring y Guillermo
Fracarolli.
Dirección de Relaciones Institucionales: María del Rosario Galarza.
Colaboradora: María José Rinaldi.
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Matrimonio homo sexual
y la violencia contra el otro
E
n este julio del 2010 Argentina se convirtió en el primer
país de América Latina que
reconoce y protege el matrimonio
homosexual al concederle igualdad
jurídica en todo su territorio. La
'igualdad jurídica' en realidad no
iguala sino hace que la norma legal
no incurra en violencia discriminatoria sobre quienes no han cometido
ningún delito. La homosexualidad
masculina y femenina no debería ser
considerada delito, aunque Amnistía
Internacional estima que unos 70
países del mundo o la valoran así o
consienten acciones de violencia
discriminatoria centrada en las
diversas opciones sexuales. En Arabia Saudita, donde son legales castigos corporales como la amputación
de manos o pies, el vínculo homosexual puede castigarse incluso con la
pena de muerte. En Nicaragua, la
homosexualidad configura un delito
penado con uno a tres años de cárcel.
En Colombia, en las zonas de guerra
donde ha habido dominio tanto de las
fuerzas político-militares insurgentes como paramilitares, se han
implantado restricciones homofóbicas y sexistas. Sin embargo la aversión a la homosexualidad, y la violencia que la acompaña, no parece
generarse en ideologías políticas o
en el carácter revolucionario o reaccionario de sus agentes, sino en doctrinas religiosas de poder transformadas en sensibilidad cultural y
'naturalizadas'. En América Latina
los aparatos clericales autodenominados 'cristianos' son mayoritariamente homofóbicos y encuentran
fundamento para su violencia social
en un mandato de su Dios.
Una jueza argentina,
puesta ahora en situación
de casar homosexuales,
reseña bien el punto anterior. No lo hará debido
sus “principios cristianos”. Obtuvo estos principios de la Biblia: “En la
Biblia, Dios no aprueba
esa forma de vivir. La
Biblia me enseña que
primero tengo que obedecer la ley de Dios, y después la ley de los
hombres. Dios ama a toda la gente pero no
aprueba las cosas malas que hace la gente.
Una relación entre homosexuales es mala”.
La jueza está en su derecho a tener creencias y, en este caso, ella lo hace sin incumplir su responsabilidad funcionaria. Si se le
presenta una boda homosexual, pasará la
ceremonia a un asistente.
Pese a esta última “generosidad” la jueza
podría estar equivocada. La Biblia no es un
libro sino muchas lecturas personalsociales de sus textos. Si alguien lee a la
letra la Biblia, como si fuera inalterable
palabra de Dios, incurre en un fundamentalismo social y culturalmente explicable.
Cuando estima leer solo muchos otros lo
acompañan y, con ellos, muchas y variadas
relaciones de dominación y violencia. El
texto 'famoso', en el Génesis, del castigo a
Sodoma, probablemente no verse tanto
sobre la homosexualidad sino sobre una
afrenta contra la ley de la hospitalidad.
Señala el profesor Roy H. May: “Una nota
en la Biblia Reina-Valera (…) explica: “De
acuerdo con las costumbres del antiguo
(medio) Oriente, la obligación de proteger
la vida de un huésped era aun más importante que el honor de una mujer””. Así, Lot
ofrece sus hijas a los varones de Sodoma
para que las violen, pero no les entrega a sus visitas. Intentar ultrajar a los
huéspedes fue el 'pecado' detonante,
no la homosexualidad. Y una lectura
fundamentalista del episodio podría
concluir que para Dios es bueno que
los padres entreguen a sus hijas para
que las violen. O que es 'bueno' que
las hijas emborrachen a su padre y
copulen con él para tener descendencia, como se lee en el mismo sitio
(Gn.19.30-38).
Es seguro que ninguno de estos
argumentos convencerá a la jueza
argentina ni a quienes 'sienten' como
ella. Tampoco le dirán mucho los que
podrían usarse para entender en su
tiempo a Pablo de Tarso. Ella “vio”
en la Biblia que la heterosexualidad
es natural y buena y la homosexualidad antinatural y mala. Es su criterio
y mientras no implique violencia
social discriminatoria, o sea contra
otros, debe respetársele.
La aceptación jurídica del matrimonio homosexual por Argentina
tiene un singular valor porque se da
enAmérica Latina. La minoría homosexual es un particular tipo de “otro”.
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Matrimonio homosexual
y la violencia contra el otro
Y América Latina, política y culturalmente, es zona de “pensamiento
único”. Este no lo inventó el neoliberalismo latinoamericano actual sino
que lo decretaron los conquistadores
ibéricos. La expresión más
acabada de pensamiento
único en la región ha sido (y
sigue siendo) el cristianismo católico. Y en reino de
pensamiento único los
“otros” (que pueden ser los
indígenas, las mujeres y los
homosexuales porque la
jerarquía católica siempre
ha considerado “no suficientemente humanos” a
indígenas y mujeres: a los
primeros hay que “evangelizarlos” a cualquier costo,
incluso esclavizándolos,
destruyendo sus familias y
liquidando sus idiomas y
culturas; a las segundas se
les debe negar el sacerdocio
debido a la naturaleza pecadora de su “carne”) convocan la violencia. La práctica homosexual, para la institución católica constituye
una aberración. El único homosexual
bueno es el que no practica. No se trata de
un chiste, porque se traduce en pérfidia y
violenta discriminación social. El homosexual real no solo no entrará en el Reino,
aunque haya testimoniado
eficazmente una ética del
prójimo, como el samaritano, sino que debe ser degradado y apedreado en la
sociedad terrena. Y ni su
sufrimiento lo exculpará. El
aparato clerical cree tener el
poder para hacer esto.
Por eso no es solo importante que Argentina haya
sido el primer Estado del
área en reconocer la legalidad del matrimonio homosexual, sino el asumir que
su decisión implica trizar
una señorial cultura de discriminación que constituye
uno de los focos centrales
de la violencia social 'legitima', por natural, en el subcontinente. Y de la cobardía
e impunidad que las cortejan. Se trata, por tanto, de un
paso sólido hacia una efectiva y necesaria producción
de comunidad. Ojalá las fuerzas oscuras del conservadurismo oligárquico
no la reviertan. Porque, a la luz del
día, van siendo derrotadas.
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María Laura Canciani: “En una Argentina embanderada por los festejos del Bicentenario, es oportuno llamar a una toma de conciencia, a un cambio cultural, que debe estar acompañado de un cambio ético para la constitución de una nueva racionalidad; que
supone construir otras representaciones del mundo, de la naturaleza, de las ciencias, del progreso y el desarrollo, de la tecnología, de
las necesidades básicas para una vida digna”.
Dominique Guillet: “Había en el siglo pasado, sin duda, todavía cerca de un millón de especies de insectos en esta gran colmena
planetaria. En el plazo de algunas decenas de años, muy numerosas especies fueron erradicadas por la agricultura tóxica, por la de
forestación, por la urbanización”.
Luis Tuninetti: Recientemente Brasil ha descubierto lo que podría ser la mayor reserva mundial de agua. Científicos encontraron en
el norte del país un inmenso acuífero que, si bien no es tan extenso como el Guaraní, posee mayor volumen de agua almacenada, el
acuífero fue denominadoAlter do Chao.
Cnl® José Luis García: columnista desde La carpa y la trinchera, expone sobre el nacimiento y origen de la Doctrina de la Seguridad Nacional: “Esta doctrina constituyó el instrumento ideológico- militar mediante el cual los EE UU tomaron las riendas de la conducción política militar en Latinoamérica y el Caribe, respondiendo a las técnicas que exigió la lucha que libró contra la Unión
Soviética para lograr la suma del poder mundial”.
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Dos modelos en tensión
La actual crisis ambiental es, sin duda, una crisis de civilización, de nuestra civilización: moderna, occidental y
capitalista. Es una crisis sin precedentes en la historia de la humanidad porque a diferencia de todas las anteriores lo que está en juego es la propia vida. La crisis energética, el recalentamiento global, la crisis alimentaria, la
crisis del agua, la explotación industrial y biotecnológica de los recursos naturales, el incremento de la pobreza y
la desigualdad económica, social y cultural ponen de manifiesto el debilitamiento sistemático de los fundamentos
sobre los cuales hemos pensado, construido y organizado nuestra sociedad. En definitiva, nuestros modos de pensar y pensarnos. Es claro que hemos llegado a un punto límite y ya no hay atisbos posibles, no queda más que ir
hasta la raíz del problema y reflexionar, juntos, las alternativas que nos permitan imaginar, al menos, otros
patrones de vida y de consumo, otras formas de relacionarnos con la naturaleza y con nosotros mismos. Aquí la
pedagogía tiene un gran desafío por delante.
Y
a es sabido que la crisis
ambiental no remite únicamente a una problemática
de los recursos naturales; es necesario comprenderla en su complejidad
como expresión emergente de un
proceso de recolonización, saqueo y
control de nuestros bienes comunes.
El control que ejercen estos procesos
no se da sólo a nivel territorial o material sino que el plano simbólico juega
aquí un papel fundamental, que sos-
tiene y profundiza el manejo de nuestras
vidas, nuestros cuerpos, nuestras prácticas,
nuestras costumbres y nuestros saberes.
Esta multidimensionalidad de la cuestión
ambiental abre un camino interesante de
reflexión y acción conjunta permitiendo
que todos, desde nuestros conocimientos y
formación específica aportemos a la construcción de un nuevo horizonte de vida. Por
ello, este artículo privilegiará una mirada
entre muchas posibles, la mirada educativa;
a fin de analizar una de las manifestaciones
más importantes de la crisis ambiental: la
problemática agraria en la Argentina contemporánea y la centralidad que los saberes
adquieren en dicha cuestión.
Se trata de presentar una descripción general de las condiciones en las cuales se configura el actual modelo agrario de nuestro
país, tomando como punto de partida la
tensión entre dos modelos vigentes contrapuestos: el modelo del agronegocios y el de
la agricultura familiar y campesina; reflexionando sobre la potencialidad política y
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cultural que hoy adquieren los saberes de
las culturas tradicionales, campesinas e
indígenas en la lucha por la preservación de
un ambiente sano y diverso.
Referencias históricas sobre
la relación entre
agricultura y capitalismo
La cuestión agraria nos remite a la historia más profunda de nuestras comunidades
latinoamericanas y a una de las problemáticas más controvertidas de nuestro país.
Valorar la tierra debería implicar no sólo
considerar la riqueza productiva de determinado territorio sino, fundamentalmente,
un modo particular de trabajar, habitar y ser
en armonía con la naturaleza. Sin embargo,
desde la conquista, nuestra tierra ha sido un
elemento clave de comercialización mercantil para el conquistador, como así también para las elites criollas en la etapa independentista. Desde su conformación, los
Estados Nacionales han considerado a la
actividad agraria una fuente de riqueza económica que posibilitó la inserción a un mercado internacional capitalista, de manera
dependiente y subalterna.
Identificamos distintas etapas en la historia del agro argentino. En líneas generales,
entre 1880 y 1940, una etapa de expansión
agrícola de la pampa húmeda articulada
con un reajuste de la ganadería en función
del frigorífico (producción de lanas, granos
y carnes para la exportación); y entre 1940
y 1965, una etapa de estancamiento asociado a la no intensificación del agro y un
retraimiento de la producción de granos. La
emergencia del peronismo significó un
salto cualitativo, siempre en el marco de la
dependencia financiera, comercial e industrial. A partir de la década de 1960, identificamos un punto crucial para nuestra reflexión: la llamada Revolución Verde.
La Revolución Verde llega a la Argentina
con la creación del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA) durante
la dictadura militar de los años 1957 y
1958, produciendo un avance capitalista al
introducir nuevas formas de producción, el
uso masivo de agrotóxicos, la maquinaria
pesada y las semillas híbridas. En esta etapa, cantidad de corporaciones químicas
transnacionales comenzaron a comprar las
pequeñas empresas familiares que operaban, fundamentalmente, en los países del
sur. Se establecen nuevas variedades de
cereales y oleaginosas en el campo pampeano y se introduce la doble cosecha. De
esta manera, se va produciendo un fenómeno de “agriculturización” basada sobre dos
cosechas agrícolas anuales, en lugar de
alternar la producción agrícola con la ganadera. Esto fue posible por la utilización de
nuevas variedades, que permitieron sembrar cultivos “de segunda” (desarrollando
el doble cultivo trigo-soja y sustituyendo de
manera parcial -principalmente en la región
pampeana- al maíz y al sorgo y a la actividad ganadera de la zona). Este fue el
comienzo de la producción sojera en nuestro país.
Globalización, neoliberalismo y
crisis agraria en la Argentina:
dos modelos en tensión
La década del 90 fue para América Latina
en general y para la Argentina en particular,
una etapa de consolidación del neoliberalismo. La reestructuración del capitalismo
a escala mundial profundizó la relación de
dependencia y subordinación económica
respecto a las grandes potencias, en estrecha relación con el desarrollo de nuevas
tecnologías de la comunicación e informática, y los avances del conocimiento científico, especialmente en el campo de la biotecnología.
En este nuevo orden mundial, la
centralidad que adquirió el capital
financiero transformará cualitativamente las economías nacionales en
tanto que éstas debieron disminuir su
hegemonía sobre la regulación de
sus mercados, el control del precio
de sus productos y el salario de sus
trabajadores, con importantes consecuencias a nivel local, especialmente, en el terreno alimentario.
Durante estos años, se aplicó en la
Argentina un fuerte ajuste estructural y reestructuración económica, en
el marco del entonces Presidente
Carlos S. Menem y el Ministro de
Economía Domingo Cavallo. El Plan
de Convertibilidad de 1991 que instauró la paridad peso-dólar, la plena
liberalización de las transacciones
financieras, los procesos de privatización y desregulación de instituciones y organismos nacionales y públicos, la flexibilización del mercado
laboral y una drástica apertura al exterior son hitos significativos de aquella etapa, que modificaron la lógica
de funcionamiento de la economía
nacional y al mismo tiempo consolidó un nuevo poder económico en
nuestro país. Los índices de desocupación y subocupación alcanzaron
niveles nunca antes observados en
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nuestro país, llegaron a un pico de
desocupación en 1995 de 18,4%,
generando una situación de gran inestabilidad a nivel social.
Estas medidas incidieron de manera significativa en el sector agropecuario, particularmente en los
medianos y pequeños productores,
los agricultores familiares y campesinos que se les hizo cada vez más
difícil sobrellevar la variabilidad de
la actividad agropecuaria, los vaivenes de los precios de su producción y
de los insumos, el acceso al crédito y
las condiciones de vida que imponía
el nuevo orden mundial. Estos cambios estuvieron asociados al proceso
de globalización del mercado capitalista que en el agro argentino se materializaron a través del decreto presidencial 2284 de fines de 1991. El
mismo se orientó a lograr una completa desregulación política y económica, desarticulando la red institucional que reguló durante más de seis
décadas al sector. Esto significó la
eliminación de una serie de entes de
control estatal, tales como: Junta
Nacional de Granos, Junta Nacional
de Carnes, Dirección Nacional del
Azúcar, Comisión Reguladora de la
Yerba Mate, entre otros. Se disolvieron mercados de concentración, institutos de investigación (fue reestructurado el INTA), institutos de
fiscalización y mercados de hacienda. Al mismo tiempo, el decreto establecía medidas que fortalecieron la
desregulación del comercio exterior,
regímenes de gravámenes a las
exportaciones, desregulación del
sistema de transporte, etc. Esto
implicó la irrestricta apertura económica de los mercados de bienes y
servicios, es decir: la transnacionalización del mercado de insumos y la
presencia de capital financiero a través de los pooles de siembra y de los
fondos de inversión directa que tomaron la actividad agrícola como un
espacio de especulación de alto rendimiento. Por otra parte, la retracción del Estado del sistema bancario
implicó la desaparición de los créditos blandos, fundamentales para los
medianos y pequeños productores.
Con el argumento de acercar el sector al
mercado, característico del pensamiento
único neoliberal, se tomaron medidas que
impactaron, en un corto plazo, en el sistema
agroalimentario en su conjunto y la estructura agraria de la Argentina se vio radicalmente transformada.
Un hecho clave en dicha transformación
fue la liberalización en 1996 de la comercialización del primer cultivo transgénico
utilizado en nuestro país: la soja resiste al
herbicida glifosato y su respectivo paquete
tecnológico; que se llevó a cabo durante la
gestión de Felipe Solá como Secretario de
Agricultura, Ganadería y Pesca del gobierno del Presidente Carlos S. Menem. Este
hecho consistió en la implantación de la
semilla transgénica de la soja, comercial-
mente llamada “RR”, que significa Roundup Ready. Roundup es la marca comercial
del glifosato, herbicida al cual es resistente
la soja RR. El paquete tecnológico consiste
en combinar esta semilla con el sistema de
la siembra directa, para lo cual se requiere
la utilización del glifosato, utilizado en cantidades cada vez mayores: las malezas que
quedan son eliminadas con el glifosato,
siendo la semilla RR resistente a este agrotóxico. Tanto la semilla RR como el glifosato Roundup son producidos por Monsanto.
Este sistema de siembra permite realizar
tres operaciones en una misma unidad de
tiempo: en una vuelta de tractor el agricultor prepara la tierra, controla el agente patógeno y siembra. Este paquete fue sumamente rentable y la posibilidad de disponer
de un herbicida de amplio espectro que no
afectara al cultivo seleccionado significó,
por un lado, simplificar el trabajo pero fundamentalmente una reducción radical de
los costos tanto de la mano de obra como de
los insumos de biocidas.
Para llevar adelante estas transformaciones operaron también otros factores interesantes de mencionar: las estrategias comerciales de las multinacionales, las prácticas
locales de los productores y el elevado precio de la soja en el mercado internacional
(Gras, Carla y Hernández, Valeria: “El fenómeno sojero en perspectiva: dimensiones
productivas, sociales y simbólicas de la
globalización agrorural en la Argentina”.
En Gras, Carla y Hernández, Valeria
(comp.) La Argentina Rural. De la agricultura familiar a los agronegocios. 1ª ed. Bs.
As. Biblios, (2009).
Este es el marco a partir del cual se conforma en la Argentina “el modelo de los
agronegocios”. Un modelo definido como
un “paradigma”, principalmente, por los
cambios productivos, culturales y sociales
que demanda. Con esto queremos decir que
el modelo de los agronegocios no sólo consiste en la mera adopción de un determinado cultivo transgénico sino que implica la
rearticulación laboral, jurídica, económica
y cultural de la comunidad involucrada en
el negocio de los alimentos. Este negocio ha
desencadenado que los empresarios e
inversores se propongan controlar la mayor
parte de la cadena alimentaria, y sea cada
vez mayor su inserción en la producción de
alimentos. Esto conlleva una reducción del
concepto de naturaleza a un almacén de
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recursos para la exportación, que responda
a las necesidades de un consumidor global;
en detrimento de la producción y demanda
local y la preservación de los sistemas alimentarios biodiversos. Estamos frente a un
modelo de agricultura intensiva monoproductivista cuyo lenguaje de valoración es la
racionalidad económica y su propósito la
máxima rentabilidad de la cosecha a costa
de la fertilidad de nuestros suelos, la biodiversidad y la calidad de vida de la gente.
La agroecología: un modelo social,
económico y ecológicamente
sustentable
Una de las consecuencias productivas
más importantes del modelo de los agronegocios fue el desplazamiento de la agricultura familiar y campesina y la reducción de
la producción de alimentos diversos para el
consumo de la población de nuestro país. Si
bien la Argentina fue históricamente un
país donde primó el latifundio, en 1960 la
agricultura familiar y campesina ocupaba
el 47% de la producción total de alimentos
y el 48% de la superficie de la tierra. Sin
embargo, entre 1988 (fecha del anterior
relevamiento censal) y 2002 el número
total de explotaciones agropecuarias disminuyó cerca del 21%; a la vez que se incrementó el tamaño medio en un 25% para
alcanzar 587 hectáreas. La mayor disminución se dio entre las unidades de hasta 200
hectáreas. Asimismo, las explotaciones de
más de 1000 hectáreas aumentaron en su
importancia relativa, en 2,3 puntos porcentuales, en especial, entre 1000 y 2500 hectáreas (8,5%). Estos datos dan cuenta de la
expulsión de productores y el surgimiento
de otros perfiles como también de una
mayor concentración de la tierra y de la
producción a partir de la conquista de nuevos espacios productivos, incrementando
la extensión de la frontera agrícola. El agro
argentino fue transformándose así en una
agricultura sin agricultores. La ausencia de
políticas públicas que apoyaran, en plena
crisis, a los productores familiares hizo que
muchos de ellos se integren al modelo del
agronegocios arrendando sus campos y
maquinarias y poniendo a disposición sus
saberes y mano de obra para poder subsistir.
Esta situación, en el marco de lo planteado en el apartado anterior, no hizo más que
acrecentar los conflictos en el espacio rural
y movilizar a distintas comunidades campesinas, en especial, en Santiago del Estero,
Chaco, norte de Córdoba, Mendoza, Salta y
Formosa; en la lucha por la defensa de la
tierra y el territorio. En el NOA, el impacto
social de la soja adquirió mucha más fuerza
que en la región pampeana porque se produjo el choque de dos formas productivas
distintas, dos formas culturales de entender
la tierra, el monte. En este caso, se trata de
economías de subsistencia, a pequeña escala, donde la familia produce, trabaja y vive
en el campo. El bosque no representa un
obstáculo. Es fuente de experiencia y saber,
alimento y farmacia, salud y bienestar, vida
para las generaciones presentes y futuras.
En este sentido, frente a la desterritorializa-
vestre crecen en armonía con los
tiempos de la naturaleza. De esta
manera, se protege el suelo, las fuentes superficiales y subterráneas de
agua y la diversidad biológica; a su
vez que se reduce el costo del alimento familiar asegurando la Soberanía Alimentaria. La Vía Campesina -el movimiento internacional que
agrupa organizaciones de campesinos y comunidades agrarias indígenas de América, Asia, África y Europa- propone la lucha por la Soberanía
Alimentaria y la define como “el
derecho de la gente a comida saludable, culturalmente adecuada, producida con métodos ecológicamente
ción propuesta por el modelo de los agronegocios, la agricultura familiar y campesina
reivindica una concepción de naturaleza
como forma de vida y propone un modo de
producción basado en la agroecología.
La agroecología es un sistema productivo
sofisticado que prioriza el equilibrio natural de los ecosistemas en relación con una
producción vegetal y animal diversificada e
integrada; donde cultivos, árboles, animales, organismos del suelo, flora y fauna sil-
responsables y sostenibles. El derecho de los gobiernos a definir su propia comida y las políticas agrícolas
de sus países, sin perjudicar la agricultura de otros”. La soberanía alimentaria antepone las necesidades
de productores, distribuidores y consumidores por encima de las demandas de empresas y mercados. Da prioridad a las economías locales y
nacionales y pone en el centro a los
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campesinos, para fortalecer la agricultura de conducción familiar y el
sistema de producción agroecológica.
Por otra parte, en los últimos años
se han acumulado numerosas evidencias que muestran la superioridad
económica y ecológica de la pequeña
producción familiar por sobre
las explotaciones agrícolas
medianas y grandes (Toledo,
Víctor: “Agroecología, sustentabilidad y reforma agraria: la superioridad de la
pequeña producción familiar ” en Revista Artigo.
Agroecología e Desenvolvimiento Rural Sustentable,
Porto Alegre, v.3, n.2,
abr./jun.2002). Esta afirmación está dirigida a cuestionar
uno de los principales mitos
de la ideología desarrollista
en la cual se fundamento el
modelo de los agronegocios:
la supuesta superioridad productiva de la producción a
gran escala y, por consiguiente, la supuesta ventaja de las
medianas y grandes propiedades por sobre las pequeñas.
Por el contrario, la producción de carácter familiar
resulta más productiva tanto
en términos económicos
como ecológicos. Siguiendo
esta premisa, el conjunto de
saberes que los productores
familiares y campesinos
ponen en juego para explotar
los recursos naturales se convierte en decisivo. Estos saberes, entendidos como el conjunto de conocimientos,
creencias y valores que dan
sentido a la práctica de la agricultura, tienen un valor sustancial
que configura las formas en que perciben, conciben y conceptualizan a la
naturaleza de la que ellos dependen
para vivir. Son, muchos de ellos,
saberes que se remontan a sus ancestros, transmitidos oralmente de generación en generación, y adquiridos
en el ejercicio mismo de la práctica
en la vida cotidiana. Su producción y
transmisión generacional se convierte en
un componente decisivo en la implantación
de la estrategia productiva, basada en el uso
múltiple y refinado, no extractivista, de los
recursos naturales.
En este sentido, el modelo de la agroecología, impulsado por la agricultura familiar
y campesina, es un modelo política y cultu-
ralmente opuesto al anterior, que prioriza
las culturas tradiciones y se nutre de los
saberes ancestrales de dichas comunidades,
apostando a la utilización de tecnologías
apropiadas al servicio de la calidad de vida
de la gente y al cuidado del ambiente. Promueve saberes territorializados en armonía
con la naturaleza, en el que el trabajo con la
tierra es un aspecto dentro de un concepto
más amplio. Aquí, la tierra se escapa de lo
meramente físico y material para constituir
la identidad cultural de las comunidades.
En definitiva, promueve “volver a la tierra”
desde otra mirada, aquella que no reduzca
la producción a criterios de rentabilidad
económica y a los saberes populares y
ancestrales de la agricultura familiar y campesina a competencias al servicio de un mercado internacional. Busca responder demandas del mercado
interno, incluso, a pequeña escala abasteciendo a la comunidad
local. Así, este modelo permite
rescatar importantes valores
culturales, saberes populares y
reconstruir el tejido social y la
identidad cultural de los pueblos.
En las últimas décadas, el
modelo de los agronegocios ha
producido un quiebre en el proceso de transmisión de estos
saberes del trabajo en el espacio
rural. Sin embargo, esta situación ha dado lugar a la emergencia de procesos organizativos y
de participación social. Aquí no
sólo estamos revalorizando los
componentes productivos o técnicos del modelo de la agroecología sino también el potencial
político que adquiere esta propuesta en el marco del modelo
agrario hegemónico de nuestro
país. Su potencial político se
encuentra, justamente, en la
racionalidad que promueve,
aquella no reducible a lo meramente económico, que se asienta
en valores inconmensurables no
traducibles a dinero y que intenta sacar los recursos naturales de
la esfera económica, del sistema
de mercado generalizado, e inscribirlos en una racionalidad
ecológica.
Hay una segunda cuestión no menos
importante en el potencial político de este
modelo y es que en la defensa de la naturaleza se encuentra la defensa de las culturas
ancestrales. Naturaleza, producción y cultura se articulan en la lucha por la defensa
del territorio, tres esferas de la civilización
que el pensamiento moderno y la fragmentación del conocimiento científico se ha
empeñada en separar. El simple hecho de
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Dos modelos en tensión
reconocer una racionalidad ecológica en la
producción familiar y campesina, históricamente considerada como arcaica y tradicional, reta a los paradigmas centrales del
modelo de los agronegocios.
La urgencia de la crisis ambiental está
dando lugar a otras voces, a otros intereses
y otros modos de vida. En nosotros esta
hacer de esta crisis un espacio de oportunidad y recuperar los saberes históricamente
rechazados, pero propios de nuestra identidad latinoamericana, para pensar otros
vínculos con la naturaleza y con nosotros
mismos.
Los saberes en disputa
Hemos visto cómo estos dos modelos en
tensión representan no sólo sistemas productivos distintos sino dos modelos culturales contrapuestos, dos formas distintas de
relación con el saber. Lo educativo, desde
una concepción amplia del término, constituye uno de los campos más disputados en
la actual problemática agraria. Los discursos educativos de ambos modelos conforman distintos proyectos políticos y culturales y constituyen distintos sujetos.
Por un lado, el modelo de los agronegocios requiere la construcción de un nuevo
perfil. La sociedad del conocimiento, como
discurso educativo, interpela a los sujetos
desde la eficiencia e innovación empresarial. Para el empresario innovador, lograr
una buena inserción en el universo comercial depende de la capacidad para interpretar la demanda, lo cual requiere un tipo de
herramienta específica que se obtiene en el
ámbito académico y es el conocimiento del
mercado, del marketing. Para este modelo,
el rol del conocimiento se advierte en dos
niveles: por un lado, como competencias
necesarias para organizar y conducir el
negocio y, por el otro, como factor directo
de producción en su versión ampliada como
tecnología de la información y de la comunicación, biotecnología, instrumentos de
precisión, gestión del capital social, marketing, etc. Estos saberes son adquiridos en
instituciones formales y ámbitos académicos. Estamos en presencia de una sobrevaloración del conocimiento científico al servicio del mercado.
Es evidente que el modelo agroecológico
de la agricultura familiar y campesino se
asienta en otros discursos educativos cons-
tituyendo otros sujetos políticos. El trabajo
manual, la experiencia adquirida en la vida
cotidiana, la transmisión oral de generación
en generación, los conocimientos sobre los
ciclos de la naturaleza, el clima, el tiempo y
el espacio, los valores, y el respeto por el
patrimonio cultural heredado son saberes
populares y ancestrales que conforman un
horizonte de vida distinto al hegemónico.
Estos saberes son prácticas situadas, son
experiencia de vida y se desarrollan a través
del uso. La cognición, en este modelo,
deviene experiencia arraigada y no se
puede disociar del territorio donde se llevan
a cabo.
Por último, en la defensa y recuperación
del territorio radica la defensa y recuperación de los saberes como patrimonio cultural comunitario. La pérdida del territorio
implica no sólo una pérdida material o física sino también simbólica. El quiebre en la
transmisión de ciertos saberes locales en
áreas rurales durante la década del 90 es
evidente. ¿Cómo pensar entonces un modelo agrario que tienda a un modo de vida sustentable sin referenciarnos en los saberes
agroecológicos de la agricultura familiar y
campesina? Es casi imposible.
Un punto clave de esta problemática radi-
ca en comprender cómo se articula
naturaleza, cultura y producción y
sus implicancias ambientales, políticas, económicas y sociales. Alcanzar
el “buen vivir” implica un movimiento cultural profundo. En una
Argentina embanderada por los festejos del Bicentenario, es oportuno
llamar a una toma de conciencia, a un
cambio cultural, que debe estar acompañado de un cambio ético para la
constitución de una nueva racionalidad; que supone construir otras
representaciones del mundo, de la
naturaleza, de las ciencias, del progreso y el desarrollo, de la tecnología, de las necesidades básicas para
una vida digna. Hoy, dicha construcción es más bien una transición que
un hecho en sí mismo. Por eso, se
hace necesario destacar el potencial
cultural y político de las múltiples
experiencias que, revalorizando los
saberes ancestrales y una producción
armónica con la naturaleza, tensionan el modelo agrario vigente y proponen alternativas a fin de disputar
su hegemonía.
Septiembre 2010
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Dominique Guillet
Hoy encontramos que más del
75% de los cultivos que nutren a la
humanidad y el 35% de la producción de alimento dependen todavía
de los polinizadores, es decir, en
mayor parte abejas. Pero las abejas estan desapareciendo. El único
enemigo verdadero de la abeja, su
sólo predador a la escala planetaria, es el hombre moderno. Albert
Einstein previno a la humanidad:
“si la abeja desapareciera de la
superficie del globo, el hombre no
tendría más que cuatro años de
vida, no más polinización, no más
hierba, no más animales, no más
hombres”.
L
as multinacionales de la agroquímica recurrieron a tres
herramientas mayores de
persuasión desde el fin de la última
guerra mundial. Ellas son: el cabildeo (lobbying), las amenazas y la
corrupción. Y el sistema funciona
bien, muy bien.
Para la corrupción en todos los
estratos de la administración francesa en el expediente pesticidas, les
invitamos a leer la apasionante y
muy bien documentada obra: “Pesticidas. Revelaciones sobre un escándalo francés”.
Las amenazas que sufrieron los
autores de la obra, publicado por
Fayard, son reveladoras del estado
de pánico de los estados mayores de
la industria pesticida, incluyendo a la
UIPP (Unión de los Industriales Promotores de Poison). Esa unión inundó cierta prensa de publicidades delirantes. Se crearon sitios en Internet
para demoler el trabajo de Nicolino y
Veillerette.
Ya hemos invocado las amenazas
de la firma Bayer contra los investigadores. Pero no hemos invocado las
amenazas de la misma firma en 2001
contra los apicultores portavoces de
ciertas uniones apícolas.
Fueron las mismas estrategias que
se emplearon contra Rachel Carson
cuando publicó su obra “La primavera silenciosa” en 1962. Fue violenta-
Réquiem para
nuestras abejas
Segunda parte
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Réquiem para
nuestras abejas
mente atacada por Monsanto y toda la
mafia de la agro-química. Monsanto amenazó de represalias una parte de la prensa
que se hacía eco de esta obra. Desde entonces, los métodos de Monsanto son mucho
más insidiosos e impregnados de mentiras,
de desinformación y de apariencias. Monsanto mantiene, por ejemplo, un sitio: Internet creado hace poco en los E.U.A. para
inspirar la confianza de los consumidores:
el Center for Food Integrity. Esta maniobra
busca sembrar la confusión puesto que existe un Center for Food Safety verdadera organización que lucha contra los alimentosvenenos y las quimeras.
La obra de Rachel Carson fue incensada
por William O.Douglas quien ocupó el escaño durante 37 años como juez de la Corte
Suprema en los E.U.A. William O.Douglas
pidió la creación de leyes para obstaculizar
“¡a todos los envenenadores de la raza
humana del siglo 20!” esta obra también
atrajo fuertemente la atención del Presidente Kennedy quien no vivió lo suficiente
para poder tomar disposiciones eficientes
pero que, no obstante, tuvo tiempo de hacer
votar el pesticidaAct.
La traducción francesa de la obra de Rachel
Carson fue prologada por el presidente de la
Academia Nacional de las Ciencias, Roger
IEM, quien declaró en 1963: “Se arresta a
los -gángsteres-, se dispara sobre los autores de -hold-up-, se guillotina a los asesinos, se fusila a los déspotas o pretendidos
tales- pero, ¿quién pondrá en la cárcel a los
envenenadores públicos que instilan cada
día los productos que la química de síntesis
entrega a sus provechos y a sus imprudencias?”
Sin embargo, ¡hay que apresurarse
un poco! Puesto que, como lo decía
recientemente el presidente de Francia, elegido y saliente: “Hoy, llegó el
tiempo de la lucidez” y hay que “reconocer que hemos llegado al
umbral de lo irreversible, de lo irreparable”.
¿Quién pondrá en la cárcel a
los envenenadores públicos?
La agonía de los polinizadores
Posiblemente el nuevo presidente de Francia, que se comprometió a hacer surgir más
moralidad y más seguridad. Más moralidad
sin duda quiere decir menos corrupción en
toda la esfera del estado.
Más seguridad sin duda quiere decir más
seguridad alimenticia: una agricultura biológica sobre el 100% del territorio, la interdicción de comercializar y utilizar los fertilizantes de síntesis y de todos los pesticidas,
la interdicción de los lodos de esparcimiento, la interdicción de las quimeras genéticas
y, claro está, la interdicción de todas las
semillas patentadas. Mañana todo es posible, ¡hasta una Francia que no siga siendo
un basurero agrícola, generador de cánceres!
Hablemos todavía un poco de lo
irreparable no mucho sin embargo,
para no deprimir totalmente el lector.
Ya en 1993, André Pouvreau
(INRA-CNRS de Bures-sur-Yvette)
invocaba la amenaza de desaparición
de los abejorros polinizadores del
género Bombus. En los E.U.A, tres
especies mayores de Bombus están
en vía de extinción.
André Pouvreau, Jean-Noël Tasei
y André Vaissière (todos investigadores del INRA) lanzaron la publicación de una revista, “Osmia”, boletín
de enlace para todos los que estudian
las abejas salvajes.
“Por otra parte, estudios recientes e
investigaciones en curso confirman
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Réquiem para
nuestras abejas
el rol clave de las abejas salvajes para
el equilibrio de los ecosistemas,
tanto en medio natural como agrícola. Desgraciadamente, una proporción importante de la apidofauna de
nuestras regiones está desconocida y
amenazada, en particular por la presión antrópica que pesa sobre la integridad de sus sitios de nidificación y
sobre la integridad de las poblaciones de plantas de flores de las cuales
las abejas dependen exclusivamente
para su desarrollo. Un estudio
reciente de la evolución de la diversidad florística y entomológica durante estos 25 últimos años
en Inglaterra y en los
Países-bajos puso en
evidencia una decadencia significativa de las
poblaciones de abejas
salvajes, consecuencia
directa de la desaparición de las poblaciones
de plantas de flores a las
cuales están ligadas”.
(Biesmeijer 2006).
Según este estudio de
Beismeijer, la diversidad de abejas salvajes
cayó un 52% en Inglaterra y un 67% en Holanda y eso, en el espacio
de 20 años. Europa contaba antes con 2500
especies de abejas salvajes. En cuanto a las
mariposas, en Bélgica
por ejemplo, sus poblaciones cayeron de 75% a 100% en 25 años. A
escala de Europa, ciertos estudios
estiman que 45% de las especias de
mariposas están amenazadas de
extinción.
En los E.U.A, la catástrofe es total:
los polinizadores naturales están
diezmados. En 1996, Gary Paul Nabhan y Stephen Buchmann habían
dado una voz de alarma en su magnífica obra “The Forgotten Pollinators” (“Los polinizadores Olvidados”).
El problema de la polinización de
extensos cultivos agrícolas seguramente no se soluciona haciendo un
llamado a los abejorros, a las abejas
salvajes, etc. Éstas han sido masacradas al
igual que los amerindios, por el Progreso,
por el Crecimiento y por la Supremacía del
hombre blanco.
Colmo de hipocresía: tenemos ahora el
privilegio de escuchar las predicas de algunos envenenadores de doble lenguaje, que
invocan la pérdida de biodiversidad vegetal, origen de la desaparición de los polinizadores. En cambio, sus venenos tóxicos
serían totalmente inofensivos en el límite
permitido por la legislación. Hasta existe en
Francia una red títere que se llama “Red
Biodiversidad para las Abejas” también
llamada en corto sobre su sitio Internet
“Red Biodiversidad”, financiada por “empresas del sector”. Su objetivo es de sembrar barbechos con flores para salvar nuestras pequeñas abejas.
¡Engañan con falsas apariencias! Los
mismos envenenadores que lamentan la
pérdida de diversidad son los que participaron grandemente en su puesta en marcha:
monocultivos, intrans químicos esterilizando el suelo, insecticidas que matan a los
insectos y consecuentemente a los pájaros,
herbicidas, etc. ¿Dónde están las amapolas
y las neguillas, señores envenenadores?
En esta época, hablar de barbechos es una
hipocresía mayúscula ya que una gran parte
de ellos están erradicados para dejar espacio a los necro-carburantes. Es suficiente
con mirar hacia los mares de colza amarillo
al este de París. Lo cierto es que ya no se
habla de barbechos, sino de “barbechos
industriales”.
Quimeras genéticas
Según la bióloga y genetista Mae-Wan
Ho, las toxinas producidas por los cultivos
transgénicos Bt no parecen muy tóxicos
para las abejas. Si lo son para las mariposas,
las falenas y ciertos coléopteros .
Esta no-toxicidad parece confirmada por
los recientes estudios de David Tribe en
Australia. Estudios similares efectuados en
Nueva Zelanda, en Suiza y por la Universidad de Maryland parecen confirmar estos
resultados. Sin embargo, uno de estos estudios
pone de manifiesto una
disminución de las actividades de libación cuando las abejas están alimentadas con jarabe
conteniendo la toxina
Cry1Ab .
Mae-Wan Ho recalca
que hay que enfocarse
también sobre los
impactos subletales de
la toxina Bt sobre la
capacidad de libación y
de aprendizaje de la abeja, y sobre su sistema
inmunitario.
Ya subrayaba en 2000
el peligro de transferencias horizontales de
transgenes a los intestinos de las abejas. Se
hacía eco de los descubrimientos del Profesor Hans-Hinrich Kaatz de la Universidad
de Jena.
El centro Blauen-Institut resume así un
artículo parecido en el diario Der Speigel el
19 de marzo 2007:
“Investigadores de la Universidad de
Jena estudiaron el efecto de los pólenes GM
sobre las abejas. En los individuos sanos,
ningún efecto tóxico fue descubierto. En
cambio, constataron que si estaban de
repente atacadas por un parásito, la mortandad era mucho más alta en las abejas experimentales alimentadas con polen GM. La
hipótesis más probable, según los investigadores, es una depresión inmunitaria de
las abejas causada por el polen GM. Por
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Réquiem para
nuestras abejas
falta de medios financieros, el estudio se
interrumpió en 2004”.
En este artículo, el Profesor Hans-Hinrich
Kaatz declara que: “La toxina bacteriana
del maíz genéticamente modificado puede
haber alterado la pared intestinal de la abeja, debilitando suficientemente el insecto
para permitir que los parásitos se introdujeran o bien, pasa el inverso, no lo sabemos”.
El profesor precisa que hubiera querido
seguir con sus investigaciones pero “los
que tienen el dinero no se interesan en este
tipo de investigación y los que se interesan
no tienen el dinero”.
Por el momento, no hay muchas investigaciones realizadas sobre el impacto de las
quimeras genéticas sobre las abejas; podemos suponer que todo esto necesita mucho
dinero y equipos de investigadores.
Las quimeras genéticas son una catástrofe planetaria, para los campesinos, para el
ambiente, para la seguridad alimenticia y,
para la salud humana.
Desde hace 20 años, son miles de millones de dólares que se han gastado para crear
organismos genéticamente modificados,
para entre otras cosas: estudiar su toxicidad, crear laboratorios de análisis de transgenes, lanzar centenares de investigaciones
sobre su impacto en el ambiente, sobre el
hombre, etc.
¿Podemos imaginarnos lo que se hubiera
podido hacer con esos miles de millones de
dólares para desarrollar técnicas de agroecología?
De hecho, la agricultura occidental
moderna y tóxica se muerde los dedos:
intenta remendar con chapucerías tecnológicas todos los problemas que generó. Es
una búsqueda destinada a fracasar y el planeta tiene pocas posibilidades de levantarse, por lo menos a la escala de nuestras
vidas humanas.
Navegación de la abeja y campos
electromagnéticos
Tanto en el caso del síndrome de colapso
de las colmenas o en el caso de la intoxicación de las abejas por pesticidas, numerosos estudios llevados a cabo y numerosos
testimonios ponen en evidencia un denominador común: las abejas pierden su capacidad de orientación y no pueden regresar a la
colmena.
Esta capacidad de orientación de la abeja
es por lo menos fantástica y fue el tema de
algunas investigaciones científicas. Elizabeth A. Capaldi, de la Universidad del Illinois, pudo comprobar que, al cabo de cinco
semanas, la abeja integró la topografía de
una zona rodeando la colmena en un radio
de 10 kms (y a veces más) lo que representa
¡una superficie de mínimo 30.000 hectáreas! Elizabeth A. Capaldi instaló un radar
muy pequeño sobre la espalda de las abejas,
transcurrían los años 1999/2000 y desde esa
época se publicaron otros numerosos estu-
dios sobre la navegación de las abejas que levantan un poco el velo
sobre este gran misterio. Otros estudios, realizados principalmente en
Europa, intentaron percibir la
influencia de los campos electromagnéticos sobre las abejas.
La bióloga y genetista Mae-Wan
Ho presentó informes detallados
sobre su sitio internet en cuanto a la
posibilidad de tales influencias. Menciona las investigaciones efectuadas
por un equipo de la Universidad de
Landau en Alemania con colmenas y
teléfonos inalámbricos. El resultado
de estas investigaciones fue muy
convincente: debilitamiento de las
colmenas e incapacidad para ciertas
abejas de reencontrarla.
¿Por qué las tecnologías de la telefonía moderna tendrían más impactos ahora cuando existen desde hace
unos veinte años? Mae-Wan Ho avanza la hipótesis de la telefonía llamada
de tercera generación cuyas antenas
están cada vez más omnipresentes en
los países occidentales.
Se conoce muy bien desde el siglo
pasado la extrema sensibilidad de las
abejas a los campos electromagnéticos y a las perturbaciones
del campo magnético. En 1974, los
investigadores rusos, Eskov y
Sapozhnikov evidenciaron que las
abejas generan señales electromagnéticas en una frecuencia que varía
de 180 a 250 Hz cuando efectúan su
baile de comunicación. Investigadores de los E.U.A. obtuvieron resultados muy similares en los últimos
veinte años. La telefonía GSM está
modulada en 217 Hz. Las abejas hambrientas reaccionaban a esas frecuencias enderezando sus antenas.
En 1965, J O Husing, en 'Biene und
Elektrizitat' in Imkerfr E.U. And
(Beekeeper Friend) puso ya en evidencia este impacto de las bajas frecuencias. En 2006, el profesor Stever
retomó el tipo de experiencias realizadas por el Profesor Hans-Hinrich
Kaatz con los mismos resultados
convincentes. Durante el primer estudio piloto, las colmenas habían sido
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Réquiem para
nuestras abejas
alejadas 1000 mts pero ninguna
abeja pudo regresar a la colmena.
Las colmenas fueron alejadas después 800 mts Dos de ellas fueron
expuestas a un teléfono inalámbrico
y dos no; 25 abejas fueron escogidas
de cada colmena y depositadas a 800
mts de distancia; para las colmenas
no expuestas: 16 y 17 abejas regresaron después de respectivamente 28 y
32 minutos. Mientras que, para las
colmenas expuestas: 6 abejas regresaron a la primera colmena después
de 38 minutos, ninguna abeja regresó
a la segunda colmena. El profesor
Ferdinand Ruzicka (él mismo apicultor y cronista para revistas apícolas) observó problemas en su colmenar después de que se instalaron tres
antenas de telefonía en su vecindario. Llevó una encuesta con 20 apicultores que también tenían antenas
cerca de sus colmenares en un radio
de 300 mts. Sobre los 20 apicultores,
8 mencionaron un comportamiento
más agresivo de las abejas, 5 mencionaron una tendencia a enjambrar
más rápidamente y 14 mencionaron
el síndrome de colapso de las colonias.
Según las observaciones del profesor Ferdinand Ruzicka, las abejas
están tan debilitadas por la presencia
de las antenas de telefonía que se
vuelvan menos resistentes a las
enfermedades. Considera también
que 15 años antes, eran capaces de
resistir a infecciones de varroas de
mayor importancia.
En Alemania, dos investigadores,
el Profesor Hermann Stever, matemático, y el Dr Jochen Khun, profesor y conferencista, acaban de recibir
dos premios por su trabajo sobre la
relación entre el electrosmog y las
abejas. En 2006, Balmori estudió el
impacto sobre las abejas de las radiaciones electromagnéticas de la telefonía móvil. Bindokas VP, Gauger
JR, Greenberg B. han estudiado el
impacto de los altos voltajes en 1988
en los E.U.A. En 1997, Kirschvink J,
Padmanabha S, Boyce C, Oglesby J.,
estudiaron el impacto de las muy
bajisimas frecuencias sobre las abejas en los E.U.A. En 1996, Sande-
man, Tautz et Lindauer estudiaron la transmisión de las vibraciones a través de los
panales de la colmena y su detección por las
patas de las abejas .
En los años 70, un biofísico de la Universidad de Sarrebruck, el Doctor Ulrich Warnke, puso en evidencia las reacciones de
estrés de las abejas bajo la influencia de
frecuencias de 10 a 20 KHz31. El Doctor
Ulrich Warnke reportó igualmente que las
impulsiones de comunicación de las antenas de una abeja tocadas por otra abeja pueden ser medidas por un oscilógrafo. Por
otra parte, Ulrich Warnke demostró que las
bajas frecuencias perturban los procesos
radiaciones electromagnéticas en el espectro de las microondas.
- Se encuentra en el abdomen de las abejas nanopartículas de magnetita”.
Todas estas investigaciones confirman
los trabajos y las intuiciones geniales del
gran entomólogo norteamericano, Philip
Callahan, quien publicó 14 obras y 200
artículos científicos y dio conferencias por
todo el planeta. Philip Callahan hizo avanzar considerablemente el dominio de la
investigación sobre los sistemas de navegación y de comunicación infrarrojo de los
insectos. Pasó decenas de años estudiando
los tegumentos, la quitina y las antenas de
metabólicos en la abeja. En 1976, publicó
un estudio sobre los efectos de las cargas
eléctricas sobre las abejas.
El Doctor Ulrich Warnke publicó, en abril
de 2007, una declaración en 6 puntos relacionada con la perturbación de las capacidades de navegación y orientación de la
abeja por radiaciones eléctricas, magnéticas y electromagnéticas. Sus dos primeros
puntos son los siguientes:
- “Los tegumentos de las abejas poseen
funciones semiconductoras y piezoeléctricas. Esto significa que transforman las
microondas de alta frecuencia en señales
audio. Varios segmentos del tegumento
funcionan como receptores dieléctricos de
los insectos. Trabajó con insistencia también en agroecología sobre las propiedades
paramagnéticas de los suelos en relación
con la fertilidad.
Estos estudios permitirán posiblemente
dar una nueva luz sobre los trabajos del entomólogo ruso Viktor S. Grebennikov (fallecido en 2001) quien descubrió el CSE (Cavity Structure Effect). Trabajó mucho sobre
los sistemas antigravitacionales en los
insectos. Sus trabajos muchas veces fueron
denigrados seguramente por ser demasiado
adelantados para todos los minusválidos de
la alegría de vivir. Escribió una obra cuyo
prólogo fue redactado por Yuri N. Cherednichenko, director de investigación en el
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Réquiem para
nuestras abejas
Laboratorio de Biofísica del Instituto de
Patología y Ecología Humana, Academia
de medicina Rusa.
La miel: ¿néctar de los dioses…
o cóctel de antibióticos, acaricidas
y polen transgénico?
No es el síndrome del colapso de las colonias que facilitará la vida de los apicultores
en cuanto a la posibilidad de satisfacer en
miel los mercados interiores. En Francia, la
producción es de 16.000 toneladas cuando
se necesitarían 40.000 para satisfacer la
demanda del mercado nacional. En los
E.U.A, en 2006 la producción fue de sólo
70.000 toneladas, es decir 11% menos que
la del año anterior. En Québec, los apicultores se quejan amargamente porque el precio
de la miel bajó a 0,50 euros la libra sobre el
mercado de mayoristas cuando el costo de
producción ¡es de 1,50 euros la libra! Nadie
les hace caso y los consumidores no están
conscientes que el 80% de la miel comprada en Québec se importa de Argentina. En
Europa, la miel se importa mayoritariamente de Argentina, en ocasiones, se hace de
China pero dado el desastre ecológico de
este país, hay que temer lo peor. Conviene
tener en cuenta que, la denominación
“miel” esconde a veces muchas sorpresas.
Hace poco, Argentina estaba en el corazón de una gran crisis apícola porque los
importadores de otros países se negaban a
importar miel argentina repleta de antibióticos y acaricidas. Después de China, Argentina es el segundo productor de miel del
mundo con alrededor de 100.000 toneladas
en 2006, procedente de 2,5 millones de colmenas, manejadas por 33.000 apicultores.
Argentina es el primer exportador mundial:
90% de su producción se exporta. La crisis
apícola posiblemente se intensificará a
medida que se descubra o, más bien, que se
analice la cantidad de polen transgénico
presente en la miel.
El año pasado, en el suroeste de Francia se
realizaron estudios, bajo control oficial,
para poner en evidencia la presencia de
polen transgénico en las colmenas. Las colmenas instaladas entre 500 y 1200 mts de
campo de maíz transgénico estaban contaminadas hasta el 50% .
En mayo del año 2000, miel conteniendo
polen transgénico de colza fue descubierto
en Inglaterra por la asociación los Amigos
de la Tierra. Componentes genéticamente
modificados de la firma Aventis fueron descubiertos en dos muestras analizadas por un
laboratorio en Austria. Algunas colmenas
contaminadas estaban a 4 ó 5 kms de los
campos de colza quimérica.
En 2004, el gobierno Australiano hizo
investigaciones para determinar la cantidad
de polen proviniente de colza transgénico,
en muestras de 34 mieles de Australia y del
Canadá. Todo anda bien en el mejor de los
mundos: todos los mieles contenían polen
transgénico pero en cantidad menor al 1%,
luego sin obligación de etiquetado. ¡Legalmente contaminados, pero sin necesidad de
avisar al comprador!
En 1999, La BBC reportó las investigaciones de científicos holandeses que utilizan el néctar de plantas genéticamente
modificadas para producir medicinas o
vacunas. En efecto, los científicos del “Centre for Plant Breeding and reproducion
Research” de Wageningen se dieron cuenta
que proteínas fungícidas del brezo común
se encontraban en la miel. Alimentaron
entonces abejas con una solución conteniendo una albúmina sérica bovina: no solamente encontraron intacta esta albúmina en
la miel, sino que estaba además doblemente
concentrada.
Seguidamente crearon petunias transgénicas conteniendo una vacuna para inmunizar los perros contra una enfermedad llama-
da parvovirus. Empezaron también
investigaciones para ver si los azúcares protegían las proteínas en la miel
sin necesidad de refrigeración, con el
fin de crear vacunas para las zonas
tropicales.
Miel a la vacuna transgénica,
¡tenía que pensarse!
Por otra parte, ¿No se podría decir
que toda miel contaminada por polen
transgénico se vuelva, por este simple hecho, una miel farmacéutica? Y
no es sólo en el suroeste de Francia
que la miel empieza a estar contaminada por polen transgénico. ¿Miel de
soya garantizada al polen transgénico próximamente?
Los apicultores argentinos tienen
pavor que los importadores empiecen a analizar el contenido en polen
transgénico de sus mieles. Pues
Argentina está cubierta de soya,
claro está, de soya transgénica,
100% marca registrada Monsanto.
Pero me van a decir, el Padre Dios, en
su infinita sabiduría, ¿no creó la soya
autogama, sin necesidad de polinizadores, para que Monsanto pueda sembrar sus semillas quiméricas sin contaminar a los campesinos bios y anticuados que sólo usarían variedades
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Réquiem para
nuestras abejas
no mejorados por el “genio genético”? Es lo que cuentan los mentirosos. La realidad es muy diferente y
ya hace mucho tiempo que se sabe
que en algunas regiones de los
E.U.A, por ejemplo, los apicultores
cosechan miel de soya.
En el año 2004, el investigador del
INRA André Pouvreau, publicó un
excelente libro titulado: -Los insectos polinizadores- del cual citamos
un muy corto extracto relativo a la
soya: En ciertas condiciones de cultivo de la soya, la colocación de colmenas puede contribuir a aumentar
el rendimiento de granos al reducir la
cantidad de vainas vacías.
Entre 1930 y 1970, numerosos científicos y agrónomos estudiaron muy
de cerca las posibilidades de utilizar
las abejas como vectores de polinización para la producción en masa y
barata de híbridos de soya.
Un artículo sobre las relaciones
entre abejas y producción agrícola
fue distribuido en el momento de la
conferencia EAS en 1997, en los
E.U.A, mencionando el hecho que en
el Delaware se traen colmenas de
abejas para “favorecer la polinización de los cultivos de soya”.
En 1960, Gordienko colocó abejas
en una caja con velo conteniendo dos variedades
de soya: Las alimentó con
jarabes perfumados con
el fin de estimular las
visitas florales: obtuvo
29% de hibridación en
una variedad y 44% en la
otra. Para más información y referencias, invitamos al lector a consultar
las páginas 399 y 400 de
la obra de Dominique
Guillet: “Las semillas de
Kokopelli”.
Para concluir, la soya es
abundantemente alógama y las abejas se usan
ampliamente para favorecer su polinización.
Acertijo: colmenares en
medio de los campos ¿producirán miel de soya o
miel de acacia?
Los apicultores argentinos no han terminado de sufrir. En efecto, ¡50% de la miel
producida en Argentina lo está en regiones
cubiertas de cultivos transgénicos! Y Julio
César Díaz, apicultor y presidente de laAsociación Argentina de Apiterapia, se queja
con justa razón: que “son los apicultores
argentinos que pagarán los platos rotos”.
Julio César Díaz ataca violentamente a los
“piratas hipócritas” que se aprovecharon de
la crisis de las mieles argentinas contaminadas de antibióticos y acaricidas para romper
los precios y aumentar otro tanto su plusvalía. Y precisa que son los mismos que
formaron los apicultores al uso de la química más violenta para controlar los parásitos
de la colmena sin preocuparse para desarrollar técnicas suaves y duraderas que, claro
está, no generaban divisas a los vendedores
de productos tóxicos.
Esperemos que la comisión de encuesta
sobre las abejas, solicitada por diputados
franceses, no deje de indagar muy seriamente el problema de las mieles transgénicas contaminadas, sea por polen de soya
transgénica argentina, sea por polen de
maíz quimérico del suroeste de Francia. En
el año 2006, 5460 toneladas de miel argentina fueron importadas por Francia. Alemania, importa desde Argentina 30.000 a
40.000 toneladas.Como lo dice con justa
razón Pierre Rabhi, agro-ecologista y poe-
ta: “Una agricultura que no puede producir
sin destruir lleva con ella los gérmenes de
su propia destrucción. A la hora de comer,
ya llegó el tiempo de desearse buena suerte
más bien que buen provecho”.
De tanto ir la colmena a los males
que al final se cansa
Lo que destaca de este largo informe, es
un profundo cansancio de las abejas. La
apicultura moderna occidental es la imagen
de la agricultura moderna del mismo nombre. Es una apicultura militarizada para no
decir apicultura de guerra:
- Cuarteles sobrepoblados, que algunos
hasta llamarían campos de concentración,
esterilizados con antibióticos y acaricidas.
- Operaciones puñetazos (calificadas poéticamente de trashumancia) sobre monocultivos escogidos.
- Campos de la muerte, reminiscencia del
episodio de la guerra de las trincheras, bombardeados con fungicidas, herbicidas: los
herederos del gas mostaza.
- Fumígenos (sin la ración de tabaco) para
anestesiar las abejas recalcitrantes.
- Comida-veneno: azúcar blanca, jarabe
de maíz, harina de soya, aceite de colza,
todo a la salsa GM.
- Una sexualidad refrenada, por la inseminación artificial de las reinas.
- Perdidas considerables en la población
civil, daños colaterales de los bombardeos
de pesticidas.
- Correrías: robo de las reservas de miel.
- Trajes de campaña cada vez más blindados para el apicultor, por la agresividad sin
cesar creciente de las abejas.
- La masacre de millones de reinas, al octavo día de su desarrollo embrionario, para
“recolectar” jalea real.
Sin hablar de las olas de agresores que
asaltan las abejas sobre todos los frentes,
desde el fin de la última guerra mundial,
momento en que la tecnología de guerra se
transformó en tecnología de la agricultura:
- El varroa “varroa destructor”. Éste ácaro
asiático invadió América latina en 1971
(importado del Japón por apicultores del
Paraguay) y llegó a Europa al principio de
los años 60 al mismo tiempo que el occidente invadía Asia con su seudo-revolución
verde. Hasta entonces, el varroa vivía apaciblemente en simbiosis con la pequeña
abeja india, Apis ceranae. Incluso existe
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Réquiem para
nuestras abejas
una abeja rusa de la especie Apis mellifica
relativamente resistente al varroa por su
localización geográfica (extrema Rusia
oriental. Primorsky).
- La acariasis, provocada por Acarapis
woodi. Este ácaro es un parásito interno de
la abeja. La hembra pone sus huevos a la
entrada o dentro de la tráquea. Afecta con
fuerza a los E.U.A desde 1984; en el año
2007 parece expandirse en Europa.
- Una nueva nosemosis provocada por el
protozoario Nosema ceranea. Ya está presente en España e incluso en Francia, según
Marie Pierre Chauzat. Este protozoario ha
sido sospechado de ser la causa del síndrome de colapso de las colonias de abejas.
Parece poco probable puesto que está presente en los E.U.A desde una decena de
años.
- El pequeño coleóptero de las colmenas,
Aethina tunida. Un recién llegado de África
muy presente y temible en los E.U.A (desde
1998 en Florida), Canadá y Australia. Estaría presente ahora en Portugal.
- Otra acariasis provocada por los ácaros
Tropilaelaps clarae y tropilaelaps koenigerum. Todavía no están presentes en Europa
pero lo estarían en Australia o cerca de las
costas australianas, lo que represente un
peligro de contaminación para los E.U.A,
país en el cual muchos agricultores piden
abejas a Australia para la polinización. Tropilaelaps clarae y Tropilaelaps koenigerum
viven normalmente en simbiosis con las
abejas de Asia, Apis florea, Apis dorsata y
Apis ceranae.
- Un nuevo predador de las abejas, un abejón llamado Vespa Velutina Nigrithorax,
endémico de China en el Bután, y en el
norte de la India, se introdujo en Francia a
fines del año 2004. Vespa Velutina construye sus nidos en lo alto de los pinos y su taza
de reproducción es elevada ya que no tiene
predadores naturales. Ataca las abejas en
pleno vuelo.
- Las abejas están rendidas por todos estos
esfuerzos de guerra y este universo de concentración. Las abejas han agotado sus
municiones y el inmunitario cruje.
- Una minoría se rebeló por la violencia:
se las llaman abejas “africanizadas”. Proceden de trabajos de hibridación efectuados
en 1957 en Brasil por un biólogo, Warwick
E. Kerr, quien cruzó abejas de Europa con
abejas de África del sur (26 reinas de tanzania, de la especie Apis mellifica scutellata).
En 1958, estas abejas híbridas dejaron la
colmena y se fueron de América latina
hacia el norte, atravesaron América central
y llegaron a Texas en 1990.
- Ahora están presentes en todo el sur de
los E.U.A. Son a veces muy violentas, muy
agresivas, de allí que se las llaman “Killer
bees”. El número de humanos que estas
abejas mataron oscila según las fuentes (de
algunos individuos a un millar). Hasta atacan al ganado mayor.
La gran mayoría de las abejas parece más
bien propensa a capitular frente a la adversidad. El célebre biólogo
Henri Laborit habría posiblemente hablado en su
caso del “elogio de la huida”.
- Éste síndrome del
colapso de las colonias
¿es verdaderamente otra
cosa que una deserción
colectiva de las tropas?
Las abejas dejan la colmena sin regreso. Y la
agricultura moderna y
tranquilizante, quien
pone pulgas electrónicas
a todos los animales
domésticos, no ha tenido
tiempo de lanzar un
amplio programa para
poner pulgas electrónicas
a las abejas: decenas de
miles de millones de abejas por lo tanto son dadas
por desaparecidas.
Síndrome del colapso de
las colonias humanas
Según los entomólogos, las abejas estarían sobre el planeta desde por los menos
unos cien millones de años puesto que un
equipo de investigadores de la universidad
de Oregón anunció el año pasado el descubrimiento del más viejo fósil de abeja, de la
especie Melittosphex Burmensis encontrado en Birmania, en ámbar del período cretácico.
Podemos pensar que la humanidad coevolucionó con las abejas desde algunos
decenas de miles de años y que la apicultura
fue practicada, bajo una forma u otra, desde
hace unos 10.000 años.
En el espacio de apenas un siglo, la
sociedad moderna occidental consiguió casi erradicar la abeja de miel y
la suerte de las abejas salvajes no es
mejor. ¡Qué proeza!
De hecho, los agresores de la abeja
que acabamos de describir no son sus
enemigos: son sólo agentes de limpieza encargados de eliminar lo que
no está conforme a las leyes de la
naturaleza. ¿Y por qué la apicultura
moderna no es conforme a las leyes
naturales? Porque el hombre moderno perdió todo sentido de lo sagrado.
Sólo está obsesionado por la productividad. Tiene que producir, que
sacar, mucho y rápido, y en este caso,
miel, del estómago de la abeja. Y,
claro está, de la fuerza de polinización. John Lennon hubiera podido
también cantar: “honeybees is the
nigger of the food World”
El único enemigo verdadero de la
abeja, su solo predador a la escala
planetaria, es el hombre moderno.
Albert Einstein previno a la humanidad: “si la abeja desapareciera de la
superficie del globo, el hombre no
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Réquiem para
nuestras abejas
tendría más que cuatro años a vivir,
no más polinización, no más hierba,
no más animales, no más hombres”.
En 1923, Rudolf Steiner anunció el
colapso de las abejas.
Mucho antes que Einstein, Rudolf
Steiner, el fundador de la agricultura
biodinámica, en un ciclo de conferencias que dio a los apicultores en
1923 condenó firmemente la crianza
de las reinas. Durante estas conferencias, impregnadas de poesía y de una
verdadera percepción de la naturaleza de la abeja, un apicultor profesional le señalo su total incomprensión
en cuanto a la condena, hecha por
Steiner, de la crianza de las reinas.
Rudolf Steiner contestó: si se sigue
reemplazando las fuerzas orgánicas
que obran en las colmenas por fuerzas mecánicas (incluyendo la crianza
artificial de las reinas a partir de larvas de obreras) la situación se volverá muy grave para las abejas. Dio una
cita al apicultor un siglo más tarde,
previniéndole que para esa fecha, si
estas prácticas perduraban, no habría
más criaderos de reinas, eso es, que
las abejas sencillamente habrían
desaparecido. Rudolf Steiner, quien
ya en 1924 presintió el advenimiento
de la “vaca loca”, anuncia en 1923 el
colapso de abejas. Añadiendo que la
sobrevivencia de la humanidad
dependía de la sobrevivencia de las
abejas. No ha pasado todavía un
siglo, pero el plazo parece acercarse
muy rápidamente. Y posiblemente
ya está aquí: en otra conferencia Steiner daba un plazo de 80 años. Es ahora.
Una búsqueda obsesiva
de reinas de elite
Según Mauricio Chaudière “Desde
que el hombre es hombre, parasita la
abeja… Lo más sorprendente, en
esta relación -hombre/abeja- es que
es posible tomar de la colmena parte
de sus bienes sin por ello arruinarla”.
En efecto, contrariamente a su
denominación común, las abejas no
son domesticadas (del latino “domus”, casa). Por lo menos no lo fueron hasta al principio del siglo 20,
época en la cual los apicultores empezaron a criar reinas.
Esta época de 1910/1920 es,
por otra parte, la época durante la cual los primeros híbridos
F1 de maíz fueron introducidos con todo su séquito de
conceptos pocos claros: vigor
híbrido, semillas elite, líneas
puras, etc. Son los primeros
intentos de poner en cautiverio semillas (proceso de degeneración) para llegar al gen
moderno del Terminator quien
esteriliza la planta, lo que le
impida llevar semillas fértiles.
¿Puede uno dejar de pensar
que la abeja fue realmente
puesta en cautiverio cuando el
apicultor empezó a criar reinas y a inseminarlas de modo
artificial? Fue el principio de
la crianza de las reinas en “batería”. (Este término de batería, ¿hace referencia a la “compañía de artillería y su material?”).
Además, uno de las primeras ventajas de la selección de
las reinas es evitar el enjambrazón natural, fuente de
muchas preocupaciones para
los apicultores. En pocas palabras, evitar que las abejas salgan a la aventura, evitar que rompan sus cadenas puesto
que, recordémoslo, no son animales
domésticos.
En la naturaleza, las reinas se acoplan de
10 a 40 veces en el lapso de algunos días. La
cantidad de acoplamientos varía en función
de la especie de abejas y de las subespecies.
La Asociación Mellifican cita las investigaciones del genetista francés Frank. P cuya
tesis de doctorado trataba de “El acercamiento genético de las cuestiones evolutivas asociadas a la sociobiología y a la filogeografía de la abeja doméstica”.
En la batería, la espermateca de la reina es
inseminada con el esperma de algunas decenas de abejorros. La reina esta anestesiada
con Co2 e inmovilizada en un tubo de plástico durante esta intervención quirúrgica.
¿Por qué las abejas del genero Apis escogieron la poliandria? Es evidente que la
respuesta a esta pregunta esencial va más
allá del cuadro de este artículo. Sin embar-
go, posiblemente es una de las claves fundamentales para la sobrevivencia de la
abeja de miel, si para ellas sobrevivir todavía puede ser posible.
¿No habría una lección que aprender por
la manera en que las “Killer Bees”, las abejas africanizadas, están reapropiándose
cierto territorio? Ya están en los E.U.A en 9
estados del sur y, cuando llegan a una
región, parece que son capaces de africanizar entre un 20% y un 30% de los colmenares en un año. Parecería también que se suavizan a medida de su instalación en un territorio. Son también más resistentes naturalmente a la varroase. En cambio, enjambran
cuando quieren y son muy poco cooperadoras en cuanto al uso intempestivo de su fuerza de trabajo para polinizaciones de amplitud industrial. Según estudios que han sido
efectuados, reinas inseminadas con esperma de abejorros africanizados y esperma de
abejorros no africanizados tienen tendencia
a solicitar de su espermateca el 70 % de
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Réquiem para
nuestras abejas
pensos a pensar que
cuando la “Gran
Abeja” experimenta
todas estas fuerzas
destructivas, se desprende de la entidad
física.
Cuando el centro
espiritual de la colmena está así debilitado, la abeja individual toma su vuelo y
no regresa más. Porque, de hecho, no
esperma de abejorro africanizado. ¿Por
qué?
Un último mensaje de las abejas
Todas las civilizaciones han considerado
a la abeja como un animal sagrado. Los
Mayas, quienes consideraban a las abejas
como una emanación de la luz solar, hasta
tenían una divinidad de la abeja, Ah Muzen
Cab. Para Mauricio Chaudière, “Las flechas de Eros son sólo abejas a la discreción
de Afrodita”. La Artemisa de Éfeso tenía a
sus pies un enjambre.
¿Que queda de esta visión de la abeja en la
apicultura moderna? No queda nada. La
abeja es una esclava al servicio de la agricultura militarizada. La reina es una esclava
sexual inseminada en laboratorios asépticos.
Para Gunther Hauk, director del Centro
Pfeiffer en los E.U.A: “En lo que concierne
a este extraño fenómeno denominado síndrome del colapso de las colonias, en el cual
las abejas abandonan la casa y no regresan,
desearía sugerir la siguiente línea de reflexión: cuando el estrés, los venenos, el alimento adulterado, y “prácticas de explotación”, además de una falta de respeto y de
consideración, llegan a un cierto nivel, la
esencia espiritual, este componente del ser
que mantiene la integridad del organismo,
desaparece. Cuando miramos un animal,
percibimos su cuerpo físico. Los Amerindios, todavía clarividentes, “percibían” esta
entidad espiritual quien preside a los instintos vitales del animal, con toda sabiduría.
Llamaban a esta entidad espiritual el “Gran
Oso” o el “Gran Bisonte”. Estaríamos pro-
tiene ninguna
parte a dónde
regresar. La
“Gran Abeja”, que
podríamos
llamar el
alma-grupo,
no puede mantener la integridad de la
colonia”.
Es sin duda
el mensaje
último de las
abejas: se
apartan de la
humanidad,
se van a morir
por grupo. Por decenas de miles de millones, y hasta tienen la decencia de no atestar
con sus cadáveres sus campos de concentración. Última delicadeza.
Trashuman definitivamente ¿Posiblemente hacia otro planeta o hacia otro cosmos? O tal vez ¿hacia otra humanidad, más
respetuosa? Trashumancia pudiendo ser
interpretada como tras-humus, más allá del
territorio, o como tras-humano, más allá del
humano.
La apicultura solar de
Mauricio Chaudière
No quisiéramos terminar este artículo sin
aportar una nota de esperanza ya que existen todavía, por el mundo, apicultores ena-
morados de sus abejas que pueden
comprender que ya no se debe más
buscar al exterior productos químicos milagros o nuevas súper-reinas
hiper-seleccionadas.
La respuesta está al interior, está
dentro del corazón de los apicultores.
Mauricio Chaudière, a sus 80 años
posee siempre intacto este amor para
las abejas que les dio durante 60 años
de apicultura. Mauricio es un escultor, un poeta, un pedagogo, un injertador, un apicultor, un criador, un
hortelano…En una época en donde
el Código Da Vinci invade los anaqueles de nuestras librerías (¿para
hacer soñar el pueblo o para prepararlo a una gran revelación?) estaríamos propensos a percibir en Mauricio una expresión magnífica y fértil
de esa energía Da Vinci que se estaría
focalizando sobre la gestión de los
recursos naturales.
“Las abejas y nosotros estamos en
el mismo barco. Si nos dedicaríamos
a respetar su integridad salvaje, porque nunca fueron domesticadas sino
solamente “explotadas”, entonces
nuestro comportamiento mismo cambiaría. Al vivir al ritmo de las abejas,
es decir al ritmo de la naturaleza,
tendríamos alguna oportunidad de
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Réquiem para
nuestras abejas
re-hacernos saludables”.
“Otra enseñanza que proviene de la
observación de las abejas y que me
convencería, si fuese necesario, de la
necesidad imperiosa de proteger la
biodiversidad en nuestro entorno, es
el período de renuevo que podamos
provocar al lado de una colmena deficiente al liberarla de la sujeción a la
cual la Apicultura moderna la obligó.
Enseguida que la cresa de una colmena se revela irregular o enferma, si se
libera el enjambre de sus cuadros
armados de panales de cera, de sus
hilos metálicos y de su habitáculo
más o menos cúbico y lo volvemos a
colocar en su “condición de natura”,
es decir sin ninguno de esos artificios, dejándolo instalarse en un refugio precario en donde tendrá toda
libertad de constituirse en racimo,
habrá reencontrado su mejor condición de incubación. Ahora bien, la
incubación es la función esencial de
la colmena puesto que la colonia
tiene que incubar su criadero para
asegurar la renovación permanente
de su población, cada abeja sobreviviendo poco tiempo a su propia tarea.
Aunque es necesario que su entorno
esté variado y libre de todos los productos tóxicos que tanto se usan para
dar a nuestras campiñas esa “limpieza” que a veces nos enorgullece”.
Mauricio desarrollo una forma de
apicultura que llama “solar”. Creó
colmenas de barro que constituyen el
prefecto entorno para las abejas. Mauricio
es también el inventor de una colmena
extensible, cada vez más conocida en Francia, que permite tratar la varroasa de manera muy sencilla, y sin ningún producto,
tanto natural como de síntesis.
“Las ventajas de la colmena extensible
son numerosos: eliminamos las varroas,
cosechamos jalea real, provocamos y controlamos la enjambrazón, renovamos la
mitad de los panales, criamos las reinas en
forma natural, hemos manejado una colmena con dos reinas, doblamos el volumen de
la cresa y aumentamos lo mismo el volumen de la cosecha. Además, ningún producto tóxico entró en la colmena.”
Liberemos
las abejas
Liberemos las abejas antes que el síndrome del colapso de las colonias no se vuelva
el síndrome de colapso de las colonias
humanas.
Liberemos
las abejas de
sus universos
carcelarios,
de la procreación en
laboratorio,
de los fungicidas, pesticidas e insecticidas, de las
radiaciones
electromagnéticas,
y de las quimeras genéticas. Cuando hayan
salido de su
cautiverio, bien que se liberarán solitas de
sus parásitos o llamados tales, puesto que
cuando el terreno es sano, los parásitos no
son realmente que “los que comen al lado
de otro”, en el sentido griego del término. Y
el hombre, sin lugar a dudas, debe ser sumado al número de los parásitos de la abeja,
puesto que, desde el alba de los tiempos,
ella comparte con él los tesoros de la colmena. Esos tesoros, cuyos nombres es el número de los costados de su celdilla, son la miel,
el polen, la cera, la jalea real, el veneno y el propóleos. Esta última sustancia es seguramente una de las sustancias de las más terapéuticas del planeta: es por eso que fue llamada “propolis”, “frente a la ciudad” puesto
que aleja los males de la morada de la
abeja, por lo menos los males de origen natural. El propóleos se reveló
impotente para proteger la abeja de
los males de la tecnología humana.
Había en el siglo pasado, sin duda
todavía cerca de un millón de especies de insectos en esta gran colmena
planetaria. En el plazo de algunas
decenas de años, muy numerosas
especies fueron erradicadas por la
agricultura tóxica, por la deforestación, por la desertificación, por la
urbanización.
En este millón de especies de
insectos, la abeja es única. El poeta
pudo decir que la abeja nunca vuela
sola: esta siempre acompañada por
un espíritu de fuego quien la envuelve de un aura de luz cuya fuente es
cósmica. Porque la abeja es, por excelencia, el portador de polen, el mensajero del polen y el polen es un
pequeño trozo de sol. Es por eso que
las civilizaciones antiguas veneraban la abeja como una emanación
solar, una mensajera entre el Cosmos
y la Tierra.
¿No es extraño que la abeja, símbolo de fuego, se desata de una humanidad cuyo entusiasmo, en el sentido
griego de “fuego interno”, parece
marchitarse, asfixiado bajo las cenizas de una tecnología cuyo tener-más
le sirve de bien-estar?
¿No es extraño que la abeja solar
desierta de la Tierra en el momento
mismo en que el planeta empieza a
sofocar bajo las angustias de un
calentamiento que, ayudado por la
locura humana, la convertirá en muy
poco tiempo en un desierto ardiente?.
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l
Brasi
Se descubrió
un nuevo acuífero
Luis Tuninetti
Recientemente Brasil ha descubierto lo que podría ser la mayor reserva mundial de agua. Científicos encontraron en
el norte del país un inmenso acuífero que, si bien no es tan extenso como el Guaraní, posee mayor volumen de agua
almacenada, el acuífero fue denominado Alter do Chao. Según las proyecciones de los especialistas en hidrogeología,
se trataría del acuífero más grande del planeta y se encuentra cubriendo tres estados amazónicos, al norte del país.
Una de las ventajas de esta reserva de agua es que se encuentra a unos 300 a 350 metros de profundidad, lo que facilitaría enormemente su explotación como recurso hídrico.
S
egún Milton Matta, geólogo
de la Universidad Federal del
Estado de Pará, los estudios
realizados por los profesionales vienen desarrollándose desde hace 30
años y según el profesional “se trata
de la mayor reserva de agua dulce
subterránea del planeta”.
El acuífero de Alter do Chao tendría una superficie de 437.500 kilómetros cuadrados y un espesor
medio de 545 metros.
Hasta ahora el acuífero más importante
era el Guaraní, por su extensión y calidad
del agua, pero el nuevo reservorio brasilero
al ser de mayor espesor lo superaría en cantidad de recursos hídricos disponibles. El
geólogo Matta, expresó que de corroborarse los datos éste reservorio podría abastecer
de agua por cientos y cientos de años a la
población entera del planeta, detalle nada
menor si se tiene en cuenta que es un tema
de importancia geopolítica que moviliza numerosos intereses.
La geopolítica y el ejemplo del
Acuífero Guaraní
Los diversos estudios realizados
por sociólogos y analistas políticos
indican que el agua será próximamente motivos de conflictos arma-
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Se descubrió
un nuevo acuífero
fue el petróleo para el siglo XX,
el bien precioso que determina la
riqueza de las naciones, el control
del recurso determinará el poder
sobre el otro país. Un dato interesante es que 160 gobiernos reunidos en La Haya en el 2000 acordaron definir el agua como una
“necesidad humana” y no como
un “derecho del hombre”. Si bien
puede parecer un juego de palabras, una y otra definición, determina su naturaleza; un derecho
no puede ser comprado.
La preservación del acuífero
Alter do Chao
dos, ya se pueden inferir algunos
movimientos en este sentido y el acuífero Guaraní es un claro ejemplo.
El acuífero tiene una extensión
1.190.000 kilómetros cuadrados
(más grande que España, Francia y
Portugal juntas), incluso se presume
que en profundidades considerables,
se encuentra conectado con los lagos
de la Patagonia.
Si se tiene en cuenta que su capacidad podría abastecer 4 veces la
población de Argentina como mínimo, sería racional presuponer que se
ha estudiado en profundidad, pero
no. Las investigaciones sobre el Sistema Acuífero Guaraní (SAG) se
desarrollaron intensamente hasta el
año 1997 y estuvo a cargo de la Universidad
Nacional el Litoral y la Universidad de Buenos Aires, de la Universidad de Uruguay y
de varias Universidades Públicas Brasileras. Pero a partir de ésa fecha paso a ser
parte de un proyecto financiado por el
Banco Mundial y el tema se volvió oscuro.
Un estudio llevado adelante por Elsa Bruzzone llegó a una alarmante conclusión: la
recurrente presencia del Comandante del
Ejército Sur de los Estados Unidos, en la
Triple Frontera, no se debía a los rumores
de que allí habría terroristas sino que tenía
un objetivo específico: el control del Sistema Acuífero Guaraní, que casualmente
tiene en ese sector el principal punto de
recarga.
El agua parece ser en el siglo XXI lo que
Los brasileros son mucho más
celosos en el cuidado de los
recursos naturales que Argentina,
por lo menos puertas para afuera.
Resulta bastante difícil para las
potencias, inmiscuirse en sus
asuntos internos y mucho más
pretender tomar posesión indirecta de los recursos (compra de
tierra por extranjeros), cosa que
no ocurre enArgentina.
Estudios realizados por científicos de organismos internacionales sostienen que de toda el
agua que existe en el mundo, sólo
el 2.5 por ciento es dulce, de ese
porcentaje, los acuíferos y las
cuencas fluviales de Brasil produciría alrededor del 12 por ciento; si a esto le sumamos que tiene
la mayor reserva de biodiversidad del planeta por el Amazonas, es lógico que
muchas miradas apunten al país.
La mitad de sus reservas acuíferas está en
los ríos amazónicos, que corren por regiones con una menor tasa de habitantes por
kilómetro cuadrado del país, lo que en un
principio sería beneficioso, pero aún así no
escapan de peligros ambientales. La contaminación de los ríos de la Amazonía preocupa seriamente a diversos sectores producto de la actividad minera ilegal que lanzan al Amazonas el mercurio que utilizan
en la extracción de oro. La “Organización
del Tratado de Cooperación Amazónica”
(OTCA) (integrado por Brasil, Bolivia,
Colombia, Ecuador, Guayana, Surinam,
Perú y Venezuela) determinó que este tipo
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Se descubrió
un nuevo acuífero
de actividad emplea entre uno y tres kilos
de mercurio por cada kilo de oro extraído,
en definitiva, en los últimos 50 años se han
arrojado al Amazonas unas 1.300 toneladas
de mercurio.
La cercanía con la superficie del acuífero
de Alter do Chao que fue presentado como
una de sus principales ventajas, puede convertirse a su vez en la peor de sus características. Al estar tan accesible, también lo es a
los contaminantes locales, dado que existen
menos capas geológicas que actúen como
filtro de los tóxicos.
El otro punto importante a resolver por la
administración pública es el tema de la deforestación, de no disminuir las tendencias
actuales, por más importantes que sean las
reservas subterráneas de agua, la deforestación terminará degradando el recurso, dado
que uno de los principales puntos que se
evalúan en la calidad de un acuífero es la
capacidad de recarga del mismo y la deforestación de la zona impacta de inmediato e
irreversiblemente sobre esta característica.
Reflexión final
Los recursos hídricos en cualquiera de sus
formas están en acelerada vía de degradación, hay factores indirectos que atentan
contra el mismo como los cambios de clima
y de suelo, sequías y desertización. Sin
embargo, la acción humana directa sobre
algunas actividades es la que más afecta:
deforestación, sobreexplotación de recursos hídricos, represas, desvíos, etc.
En la agenda política internacional el
tema de la escasez del agua se ha vuelto
prioritario, compartir ríos es una cuestión
de índole de seguridad nacional, ciertamen-
te por la trascendencia del agua para
el desarrollo; actualmente cerca del
40% de la población mundial vive y
desarrolla sus actividades en más de
200 cuencas de ríos compartidos.
Es en este marco que la escasez del
agua representa un peligro en tres
aspectos fundamentales del bienestar humano: producción de alimentos, salud y la estabilidad política y
social.
Por ello la gestión de los recursos
hídricos deberá tender a evitar escenarios conflictivos, mediante medidas preventivas que procuren un uso
racional y de conservación; evitando
así su escasez, sobreexplotación y
contaminación.
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José Luis García Cnl (R)
Desde
la carpa
y la
trinchera
Introducción a la
problemática de la
Defensa Nacional
L
a doctrina de la seguridad
nacional constituyó el instrumento ideológico-militar
mediante el cual los EEUU tomaron
las riendas de la conducción política
militar en Latinoamérica y el Caribe,
respondiendo a las técnicas que exigió la lucha que libró contra la Unión
Soviética para lograr la suma del
poder mundial. Estas “técnicas” exigieron el uso de procedimientos
indescriptibles -utilizados por ambos
contendores- a fin de lograr la supremacía sobre el oponente. En nuestro
país, y en muchos otros latinoamericanos - caribeños, la llamada lucha
contra la subversión adquirió características de una crueldad que ofende
los principios morales elementales
que hacen a la condición humana y
que afortunadamente han comenzado a ser investigados por la justicia
para que, con ejemplares sanciones
para los responsables, no puedan
reproducirse en el futuro. Pero, a fin
de ser objetivos, es necesario puntualizar que en la Argentina este uso de
la violencia sin límites no nace en las
circunstancias que origina el fin de la
2ªGuerra Mundial, sino que se manifiesta a lo largo de nuestra historia.
Valga para ello un ligero repaso de algunos
episodios como las represiones del régimen
colonial hispano, las sangrientas guerras
civiles entre caudillos regionales, las
matanzas de los pueblos originarios, las
cueles represiones de gobiernos como los
de Roca, sus sucesores e Yrigoyen contra
las primeras manifestaciones gremiales, la
sangrienta represión fusiladora del régimen
de 1955, el terrorismo de estado de las dictaduras de los años 60, la represión del
gobierno de Frondizi, que movilizó al gre-
mio ferroviario por medio del plan Conintes, la masacre de Trelew, ocurrida durante
la dictadura de Lanusse, los crueles enfrentamientos entre los partidarios y opositores
del General Perón, las iniquidades cometidas por la organización paramilitar conoci-
da como la Triple A en los años 70, y los
intentos de De la Rúa y Duhalde de reinstalar el Terrorismo de Estado, que la reacción
popular hizo fracasar, luego de los asesinatos de algunos ciudadanos que se manifestaban libremente, entre ellos Maximiliano
Kosteki y Darío Santillán… Afortunadamente la condena de la opinión pública parece haber obrado como freno - hasta hoy contra los poderes violentos de turno.
A partir de estas consideraciones pasemos a analizar la manera como fue tomando
cuerpo la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional”.
En 1940, en la 2ª Reunión de Consulta de
Ministros de Relaciones Exteriores de las
Repúblicas Americanas celebrada en La
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Introducción a la problemática
de la Defensa Nacional
Habana, aparece por 1ª vez el concepto de
que “la agresión de una nación no americana contra alguna del continente, se consideraría como un ataque contra todas”. Si bien
la idea apuntaba aparentemente hacia las
potencias del Eje, estaba destinada a poner
en manos de los EE UU toda la seguridad
continental contra cualquier agresor. Esta
transferencia les permitió una creciente e
imparable injerencia en los problemas de la
defensa nacional de cada país, a fin de asegurarse - con lazos militares - una paralela
penetración económica.
En realidad la seguridad continental era
(y lo sigue siendo) un pretexto para convertir a las FF AA de la región en policías pretorianas de las decisiones políticas económicas producidas por la potencia central. En 1940 el Eje no estaba en condiciones de atacar la región, tampoco lo estuvo
nunca la Unión Soviética y mucho menos lo
está ningún poder en la actualidad. Sin
embargo y con distintos nombres la amenaza sigue siendo esgrimida para convalidar
todo tipo de agresiones, intervenciones y
despliegue de un enorme poder militar, que
sólo sirve a un objetivo permanente y vital
para el Imperio: el control y libre disposición de los recursos naturales y estratégicos
cuya utilización les permitirá continuar
siendo la superpotencia dominante. Para
ello fue armado un esquema que sólo respondió a una finalidad: ocultar la verdadera
identidad del agresor, desviando la atención hacia supuestos peligros fraguados por
los norteamericanos. La agresión Británica
a las Islas Malvinas, con incondicional
apoyo político - militar de los EE.UU., permitió desenmascarar, de manera indudable,
esta patraña diplomática. No obstante ello,
es tanta la incapacidad de reacción de América Latina frente al poder central (salvo
algunas protestas que afortunadamente se
comienzan a escuchar), que la mayor parte
de sus contenidos político militares siguen
aún vigentes. En 1942 y, aprovechando las
circunstancias producidas por el “inesperado” ataque japonés a Pearl Harbour, se realizó la 3ª Reunión de Cancilleres en Río de
Janeiro durante la cual se creó un organismo militar combinado, al que se lo denominó Junta Interamericana de Defensa
(JID).A esta Junta se le encargó la confección de un Plan de Defensa Continental
(tarea nunca efectuada). En realidad el Plan
ya estaba confeccionado en El Pentágono y
su puesta en marcha encomendada a un
Comando de los EE.UU llamado Sur, con
sede en la zona norteamericana del Canal
de Panamá. En 1947 se perfeccionó lo acordado y se firmó el Tratado Interamericano
de Asistencia Reciproco (TIAR), que permitió a los EE UU la absoluta penetración
en los sistemas defensivos de cada uno de
los países regionales, especialmente en el
plano de la captación ideológica. La ciudad
elegida en Brasil para la firma del Tratado Río de Janeiro - no fue casual pues ha sido
inestimable, para los EE UU, la colabora-
fue efectuada por las directivas emanadas por el Pentágono y puestas en
marcha a través del ya mencionado
Comando Sur, que opera como virtual Virreinato de América Latina,
dotado de suficientes medios político - militares de todo tipo y de la llamada Escuela de las Américas,
donde se enseñaron las nuevas técnicas por emplear en la llamada lucha
contra la subversión. Como dato ilustrativo de su accionar nos consta que
en la Embajada de los EE UU en Bue-
ción de la Escuela Nacional de Guerra de
ese país - con sede en esa ciudad - en la formulación ideológica y doctrinaria de las
bases para la llamada “Lucha contra el Sistema Comunista Internacional” que puso
en marcha la Doctrina de la Seguridad
Nacional. Aunque parezca increíble el
TIAR sigue incólume a tantas frustraciones
como las que originó, y sigue siendo piedra
angular del actual Sistema Interamericano
de Defensa. (Será analizado en el próximo
capítulo).
En 1948 se realizó en Bogotá la 9ª Conferencia de Cancilleres, que adaptó los estatutos de la Unión Panamericana a la carta de
la ONU dando origen a la Carta de Organización de los Estados Americanos (OEA),
teóricamente el órgano de conducción política del sistema y en la práctica elemento
decorativo, pues la verdadera conducción
nos Aires existió y existe un agregado militar destacado desde Washington y otro, destacado por el Comando
Sur (ahora con sede en Miami).
Este “sistema” fue muy eficiente y
- a través de “recomendaciones” - fue
estableciendo para nuestros países
las hipótesis de guerra por enfrentar,
el enemigo por combatir, la doctrina
y procedimientos para hacerlo, las
armas por utilizar, etc. Así desde
1942, fueron nuestros enemigos o
dejaron de serlo: alemanes, japoneses, italianos, rusos, chinos, cubanos, nicaragüenses, etc. Con el correr
del tiempo todos ellos se sintetizaron
en la denominación: “Sistema Comunista Internacional” y este enemigo
fue´ ubicado dentro de la propia
población. Surge así la Doctrina de la
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Introducción a la problemática
de la Defensa Nacional
Seguridad Nacional, la que estableció que el único enfrentamiento
internacional existente en el mundo
es el conflicto Este - Oeste; y a él
deben subordinar su accionar las
naciones emplazadas en cada una de
las zonas de influencia que las superpotencias se asignaron al fin de 2ª.
Guerra Mundial en la Conferencia de
Yalta. Sus previsiones se pueden
resumir así:
-El peso principal de la lucha armada contra el comunismo internacional lo llevarán los EE UU y sus aliados de la OTAN.
El resto de las naciones americanas
deberán:
- Posponer todo enfrentamiento
regional.
- Mantener el orden interno en sus
países respectivos, combatiendo
todo intento de infiltración marxista
y el desorden social resultante, de
cualquier manera y a cualquier costo.
- Colaborar en el mantenimiento
del libre tránsito marítimo por los
mares que bañen sus costas respectivas.
- Disponer de un reducido grupo de
su potencial militar a fin de poder ser
empleado, como fuerza combinada,
en algún país de la región en caso de
un supuesto desborde marxista (caso
de Sto. Domingo en 1962 ).
Durante la década de los años 60 la
Argentina acuerda con Francia un
tratado para la compra de material de
guerra en ese país, así se firmó el llamado “Plan Europa” lo que aparejó
la instalación de una misión militar
francesa en los comandos militares
argentinos. A través de ella penetró
en nuestras FF AA la llamada “Doctrina de la Guerra Contrarrevolucionaria” que realizó enormes aportes
ideológicos, estratégicos y tácticos
sobre el empleo de las FF AA en la
represión del comunismo. La prédica
de dos coroneles de esa misión,
Patricio de Naurois y Francois Badie
fue fundamental en la explicación de
la puesta en marcha de la doctrina de
la guerra contra-subversiva aplicada
enArgelia por los franceses para “detener el avance destructor del marxismo”. En realidad se había tratado
de la salvaje represión de un pueblo que
luchaba por su independencia. Contra ese
enemigo - decían los franceses - incluido tal
vez en la propia familia o entre las amistades más íntimas, son las FF AA de la nación
las que tienen que actuar, debiendo recibir
por ello todo tipo de ayuda e ilimitada colaboración. Cuando se conozca la existencia
de un individuo que, en cualquier orden de
cosas, ayude al objetivo del enemigo, tendrá que ser considerado traidor y tratado
como tal.
A su vez los norteamericanos no se que-
daron cortos en estas tareas de proporcionar
su aporte ideológico, enseñando todas las
técnicas de la “contrainsurgencia”, de la
“lucha antisubversiva ”o “guerra contrarrevolucionaria”: en definitiva, represión contra un enemigo interior. Para ello desarrollaron cursos destinados no sólo a las FFAA
sino también a las Fuerzas de Seguridad, en
lugares tales como la Escuela Militar John
F. Kennedy (Fort Bragg, en Carolina N); la
Escuela de Infantería (Fort Benning - Georgia); la Escuela de Asuntos Civiles y
Gobierno Militar (Fort Gordon - Georgia);
la Escuela de Comando y E.M. (Fort Leaventwork - Kansas); y el Colegio Interamericano de Defensa (Washington D.C.). Además de estos lugares en su territorio, funcionó otra Escuela - quizás la más tristemente célebre: la Escuela de las Américas
(USARSA), situada en Fort Gulick en la
zona norteamericana del Canal de Panamá.
Hasta 1975 se habían contabilizado más de
600 argentinos en esa Escuela, aprendiendo
las técnicas de las “operaciones de lucha
contra la subversión.” En la actualidad
sigue funcionando en instalaciones de la
Escuela de Infantería en Fort Benning, EE
UU.
En el año 1960 el jefe del Comando Sur,
General T. F. Bogart, invitó a sus colegas
latinoamericanos-caribeños a visitar la
sede de su comando en Fuerte Amador en
Panamá, con el propósito de “estrechar los
lazos de amistad”. En esa oportunidad
varios de los comandantes presentes propusieron una reunión anual de ese tipo, la que
podría aprovecharse para analizar problemas militares comunes. y así fue. Pronto las
Marinas de Guerra y las Fuerzas Aéreas
siguieron igual proceder. Lo que había
comenzado como una intrascendente reunión social se transformó en un formidable
factor de poder desestabilizador de los
pocos poderes democráticos de la región y
que puso en movimiento una verdadera
diplomacia paralela. Hasta se redactó un
reglamento para su funcionamiento en
cuyo artículo 2º se expresa: “es finalidad de
estas conferencias lograr una clara comprensión entre los ejércitos para estudiar en
conjunto los problemas militares de mutuo
interés, a fin de garantizar su seguridad y
defensa, especialmente contra la agresiva
campaña del comunismo internacional y
para que contribuyan al progreso social,
económico y cultural de sus países”. Hace-
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Introducción a la problemática
de la Defensa Nacional
mos constar que en la actualidad estas “conferencias se siguen efectuando sin mayores
inconvenientes. Pese al doble fracaso en la
aplicación de estas doctrinas contrainsurgentes, ya antes de la derrota en Vietnam y
aún antes de que Kennedy enviara los primeros “asesores” militares al SE asiático,
todo este conjunto de teorías y técnicas,
este cuerpo de doctrina yanqui - francés que
hemos descripto, había servido de base para
la creación de una mística, que de hecho iba
mucho más allá de lo militar, y que incluía
una concepción del mundo basada en la
guerra permanente y total, sin reglas, contra
un enemigo de ámbito universal. Así que –
se expresaba - “no hay escapatoria, todo
aquel que no se encuentre luchando activamente contra el enemigo, estará cooperando con él y deberá atenerse a las consecuencias.”
Lo que los norteamericanos y los franceses no habían considerado y pusieron
entonces en evidencia, fue que tanto la Doctrina de la Seguridad Nacional, cuanto la de
la Guerra Contrarrevolucionaria, habían
sido establecidas para ser aplicadas fuera de
sus respectivas fronteras nacionales contra
pueblos distintos a los propios. En cambio
tanto los militares argentinos cuanto los del
resto de Latinoamérica y El Caribe, adoptaron esas doctrinas para aplicarlas contra su
propia ciudadanía, iniciando un camino de
desvirtuación profesional y de alejamiento
de su propio pueblo que lo nutre y le da
razón de ser. Sus implicancias han sido trágicas. Por una parte han costado ríos de sangre derramada en aras de intereses espúreos. De otro lado, ha servido para hipotecar el futuro de casi todas nuestras naciones, originando una impagable deuda externa que
servirá para maniatar a los
estados por tiempos prolongados. En definitiva, se
puede resumir lo analizado
expresando que los factores más perniciosos de una
sociedad desarticulada por
tantos años de intervencionismo militar, de unas instituciones democráticas
debilitadas por tantos años
de dictaduras, del grave
efecto desestabilizador de
terrorismos contrapuestos,
de unas FF AA doctrinal-
mente obsesionadas por la idea del enemigo
interior, de militares cada vez más desviados hacia una mentalidad policial y cada
vez más alejados de una recta función castrense; todo ello unido a una arraigada pervivencia de la tortura como medio imprescindible para la represión, conformaron un
complejo atado de desviación del funciona-
miento institucional, que confluiría
fatalmente en la tragedia que duramente iba a castigar no sólo a la
sociedad argentina sino a la del resto
de Nuestra América, como consecuencia de la aplicación de la maldita
Doctrina de la Seguridad Nacional.
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Julio C. Gambina: Reflexiona sobre la crisis económica estadounidense: “Hace cuatro décadas que la potencia imperialista sobrevive en su condición hegemónica por el crédito que le otorgan los demás países a un estructural déficit comercial durante casi todo el
período, y un creciente déficit fiscal, solo matizado con algunos breves períodos superavitarios. Pero el origen más cercano puede
encontrarse también en la recesión a comienzos de la primera década del siglo XXI”.
Félix Alberto Luque: “El paradigma dominante en la teoría económica en los últimos cuarenta años, ha sido (no tan raramente)
denominado RARE por sus iníciales en inglés ( Rational Agents using Rational Expectations). La apropiación de la palabra “racional” para describir la conducta de los agentes económicos (consumidores, empresas, trabajadores y gobierno), es una muestra palpable de un fantástico golpe de propaganda para establecer el paradigma con carácter de dogma indiscutible”.
Pedro Trecco: Alerta sobre la pandemia del siglo XXI: “Hoy ya no se duda sobre la estrecha asociación entre drogas, violencia y
delito, en forma de narcotráfico o de presencia de estupefacientes en la comisión de otro tipo de delito. Las drogas son por tanto un
problema relevante de seguridad social ciudadana”.
Pablo Gentili: “Hay que refundar Haití con los haitianos, con sus organizaciones democráticas y populares. Refundar, desde su pueblo y junto a su pueblo, esa nación autónoma que no acabó de nacer, porque no la dejaron. La educación puede ser una buena forma
de hacerlo”.
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La crisis como expresión
del chantaje del capital
Julio C. Gambina
La explosión de la crisis en Estados Unidos es cuento largo,
pero se agudizó desde agosto de 2007 y se hizo evidente en el
septiembre negro de 2008 con impacto para las finanzas y la
economía global. La crisis puede rastrearse desde la declaración de la inconvertibilidad del dólar en 1971, medida que
marca el fin de los acuerdos globales al final de la segunda
guerra mundial. EEUU logra entonces la hegemonía del sistema mundial con la imposición de su moneda como patrón
mundial de cambio. Hace cuatro décadas que la potencia
imperialista sobrevive en su condición hegemónica por el
crédito que le otorgan los demás países a un estructural déficit comercial durante casi todo el periodo, y un creciente déficit fiscal, solo matizado con algunos breves períodos superavitarios. Pero el origen más cercano puede encontrarse también en la recesión a comienzos de la primera década del
Siglo XXI.
E
l pánico en el último semestre
del gobierno de Bush (2008)
llevó a fortísimas intervenciones estatales de liquidez en los
principales países capitalistas del
mundo para sostener corporaciones
transnacionales en crisis. Fueron
intervenciones que tiraron por la
borda la prédica “neoliberal” que
sostenía la innecesaria intervención
de los Estados nacionales. Junto a la
gigantesca intervención pública, la
iniciativa de Bush promovió la
extensión del acuerdo político supranacional del G7-G8, al G20, involucrando en la toma de decisiones a
países del sur del mundo, especialmente China (de América Latina se
sumó a México, Brasil y Argentina).
Por aquel momento, el presidente de
EEUU anunció un salvataje por
700.000 millones dólares. Pocos
meses después, con nuevo ocupante
en la Casa Blanca, se aplicaría un
nuevo salvataje por 800.000 millones de dólares. En poco tiempo se
habían destinados en EEUU 1,5
billones de dólares para salvar las
empresas transnacionales en crisis.
En ese periodo se estiman más de 5
billones de dólares aplicados por los
principales países capitalistas.
El objetivo era rescatar las carteras morosas (“deudas tóxicas”), sanear el sistema
bancario y relanzar la actividad a costa del
conjunto de la sociedad, con la intención de
amortizar ese costo socializado en el sistema mundial. En el discurso de Bush presionando a los parlamentarios estadounidenses se pudo leer cierto tono catastrofista
para inducir la aprobación del paquete de
salvataje. Así se calificó la “profundidad de
la crisis” que no admitía el rechazo del
paquete de “estatización”, pues el impacto
en costos sociales y económicos sería peor.
Las políticas de “continuidad” en la gestión
de la crisis, ahora bajo el gobierno de Obama, no son muy alentadoras. Es el chantaje
usual de quienes asumen la responsabilidad
en el curso de la crisis y aprovechan la ocasión para socializar las contribuciones del
rescate público para continuar con el rumbo
de la acumulación interrumpida.
Sobre fines del 2009 se destacaba el fin de
la recesión de la economía mundial. Era una
batalla sobre el imaginario social que se
derrumbó cual castillo de naipes cuando
eclosionaron los gravísimos escenarios que
observamos en Grecia, España, Portugal e
Irlanda. La imagen que se pretendía instalar
es que “ya había pasado lo peor”, pero a la
luz de los acontecimientos es preciso discu-
tir y desarmar ese discurso, porque el
chantaje induce nuevas rondas de
ajuste que se descargan sobre los
sectores más vulnerables, los trabajadores y los pobres del mundo. El
ajuste europeo anuncia tiempos recesivos o de crecimiento muy lento,
destrucción de beneficios sociales y
disputa global por transferir el costo
social de la crisis capitalista. En un
informe reciente, el Banco Mundial
reconoce que, producto de la crisis,
hasta 50 millones más de personas
podrían quedar desempleadas en
2009. Por su parte, la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por
sus siglas en inglés) informa que son
1.020 millones los hambrientos en el
mundo (uno de cada seis habitantes
del planeta). Son referencias contundentes para enterrar la ilusión de “solución” luego de la crisis recesiva,
por lo menos para millones de personas afectadas.
Datos para la recesión
La crisis en EEUU, manifestada
como recesión hacia el 2001 se reve-
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La crisis como expresión
del chantaje del capital
la a partir del análisis del cuadro 1.
Éste muestra el escaso crecimiento
que tiene EEUU entre los años 2001
y 2008, y la definitiva baja que se
consolida en el 2009. Ante este escenario, el país define profundizar la
estrategia de libre circulación del
capital.
EEUU necesitaba financiamiento
del mundo y lo logra a expensas de
un crecimiento gigantesco de su
deuda externa y una inversión de
activos dolarizados de todos los países del mundo, posibilitado por la
libertad de movimiento del capital
global. En ese marco aparece como
fundamental el proyecto del Área de
Libre Comercio de la Américas,
ALCA, que suponía la consolidación
de un área de explotación propia para
el capital de origen estadounidense.
El objetivo era el usufructo de la
riqueza en petróleo, agua, minerales,
biodiversidad, es decir, recursos naturales y fuerza de trabajo capacitada y
barata con relación al precio de la fuerza de
trabajo en el capitalismo desarrollado.
Derrotado el proyecto del ALCA, desde
Washington se empujó una estrategia de
negociaciones bilaterales, junto a esfuerzos
por hacer avanzar las negociaciones multilaterales en la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio, la OMC
(obviamente manteniendo sus políticas
nacionales proteccionistas). En este proceso, la potencia imperialista se transformó
en el gran comprador del mundo agigantando su déficit comercial (cuadro 2) y en el
mayor país endeudado para sostener un
inmenso déficit fiscal (cuadro 3) que sus-
tentó su política de militarización y agresión global.
La crisis recesiva del 2001 pudo sortearse
una vez más con crecimientos restringidos
en comparación con años anteriores y postergando el momento de la explosión hacia
2007, con fuerte recesión en el 2009 y la
búsqueda de rebote en el 2010. No es distinta la situación en la Eurozona, con tasas de
crecimiento que oscilan apenas por menos
del 1% al 3% entre 2002 y 2007, para desacelerarse violentamente entre 2008 y 2009
en una recesión aún más prolongada que la
de EEUU. Su punto más bajo es la caída del
6,3% producida en 2009. Japón por su parte
registra sus propios y alarmantes datos de
evolución entre el 0,2% para el 2001 hasta
el pico del 2,7% en 2004 y una recesión en
el 2009 del -5,2%. Para la región latinoamericana y caribeña la variación porcentual
del PBI en el año 2009 registró un descenso
menor respecto de la eurozona, los Estados
Unidos y Japón, ya que bajó un 1.8% respecto del año anterior (cuadro 4). Sostenemos que el impacto de la crisis fue menor en
nuestra región, dado que el ajuste anticipado, realizado en los años 80´y 90´, amortiguó la colisión de la crisis mundial en curso.
Pero la recesión no es solo disminución en
la generación de producto, sino y especialmente desempleo. La Revista The Economist señala en una nota bajo el título “Redefiniendo la recesión” que muchos economistas asumen que ésta se deriva de una
caída en el Producto Bruto Interno de los
países y que por lo tanto es necesario repensar la definición standard sobre el tema, ya
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La crisis como expresión
del chantaje del capital
que en la forma tradicional de medición
alcanza con dos trimestres de caída del PBI.
El artículo destaca que el desempleo es la
mejor forma de medir el fenómeno recesivo, acudiendo a un viejo relato en clave
humorística que afirma que “cuando tu vecino pierde su trabajo, a eso se le llama desaceleración de la economía. Cuando pierdes
tu trabajo, eso es recesión. Pero cuando un
economista pierde su trabajo, esto se transforma en depresión. Los economistas que
ignoran el reciente crecimiento del desempleo merecen perder su trabajo”. Vale la
mención por tratarse de una Revista especializada y muy comentada en el mundo de
las finanzas y el poder económico y más
allá de tecnicismos sobre que es recesión,
se destaca el papel del desempleo para definir la crisis recesiva.
Veamos la evolución reciente de la tasa de
desempleo para EEUU (cuadro 5). El incremento de la desocupación es también manifiesto en la Eurozona (cuadro 6) cuyo último índice alcanza al 10% de la población.
Por otro lado, la región latinoamericana
también ostenta graves índices de desempleo a lo largo de esta última década, aún
cuando desde 2005 se evidencia una tendencia a la baja, producto principalmente
del incremento de trabajo no registrado. La
Organización Internacional del Trabajo
(OIT) advierte en uno de sus últimos documentos que: “El desempleo es sólo la punta
del iceberg de la angustia del mercado de
trabajo. El subempleo se ha incrementado
significativamente, aumentando las preocupaciones que muchos trabajadores desa-
lentados se puede deshacer de manera permanente el mercado de trabajo. Un marcado incremento en el empleo vulnerable y
pobreza de los trabajadores también se ha
producido entre 2008 y 2009. Trabajadores
temporales y subcontratados han estado
entre los primeros en perder sus puestos de
trabajo. Los salarios y beneficios se han
reducido para muchos trabajadores.”
La liberalización es el rumbo
del capital
Mientras tanto, el grado de apertura de la
economías latinoamericanas y caribeñas
sigue su tendencia creciente, lo que deja en
clara evidencia que en todos los rincones
del planeta la respuesta a la crisis se manifiesta simultáneamente tanto como un “salvataje” a las grandes corporaciones financieras trasnacionales, como con la profundización de la liberalización de las economías nacionales (cuadro 8) que impacta
directamente en detrimento de las clases
subalternas quienes finalmente terminan pagando la crisis por cualquiera de aquellas vías. Por su parte,
la inflación a escala mundial parece
reavivarse con el encarecimiento del
precio del petróleo y los alimentos.
No resulta sorprendente ese crecimiento de los precios, especialmente
si se piensa en un paradigma productivo sostenido en el petróleo, el cual
parece haber alcanzado el pico de las
reservas históricas, según un reciente
estudio, situación que estimula el
alza del precio sin techo imaginable,
más allá de las alzas y bajas en la
coyuntura. Adicionemos a ello el
incremento de los precios de los alimentos, motivado en una mayor
demanda motorizada por China y la
India, donde habita el 36% de la
población mundial. Es cierto que las
commodities elevan sus precios por
inversiones especulativas, que incluye la compensación por las debilidades del dólar y que cualquier modificación que actúe en el fortalecimiento de la moneda estadounidense afecta a la baja de los precios, pero no
debe obviarse las tendencias estructurales que explican integralmente la
aceleración de precios de la energía,
los metales y los alimentos.
Las cifras de inflación y el incremento del desempleo y la pobreza,
son referentes claros de que la crisis
se descarga sobre los trabajadores y
sectores sociales de menores ingresos. La crisis la están pagando con
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La crisis como expresión
del chantaje del capital
desempleo y peores condiciones de
trabajo y vida la población vulnerable del capitalismo global. Surge
entonces el interrogante sobre las
perspectivas de los precios internacionales. No es un dato menor si se
piensa que buena parte del crecimiento económico, de la holgura
fiscal y de las balanzas comerciales
en la región estuvieron motivadas en
los últimos años en la benevolencia
del mercado internacional de productos primarios. Al mismo tiempo
cualquier indagación acerca de los
precios, no debe soslayar el papel de
China en su formación. ¿Por qué?
Porque su economía sostiene un
crecimiento del 10% acumulativo
desde hace 30 años, fenómeno que
no se detuvo ante la crisis actual
alcanzando un incremento del 8,7%
en el año 2009. Esta tendencia se
mantendría, según un informe del
Banco Mundial, que estima un crecimiento del 9.5% de su Producto
Bruto Interno (PBI) para el año 2010.
La evolución macroeconómica
china y sus favorables perspectivas a
futuro, han propiciado la expansión
capitalista en su territorio y facilitado la inversión productiva con fuerza
de trabajo barata para capitales ávidos de superar la crisis de rentabilidad presentada en los años 70´. El
capital resuelve su crisis en este tiempo con una ofensiva contra el trabajo
vivo existente, al tiempo que genera
millones de nuevos puestos de trabajo en Asia en condiciones “inmejorables” por el bajo precio de reposición
de la fuerza laboral y el carácter subordinado del mismo a las necesidades de los inversores capitalistas. Es
el escenario ideal a fin de restablecer
rentabilidad al capital afectado y reproducir
las condiciones mundiales para la generación y apropiación de plusvalor, posibilitando transferir ese nivel del costo de producción como standard mundial de remuneración del trabajo. Es un hecho que China
bajó su pobreza del 80% en 1980 al 20% en
2006 y se manifiesta como mayor demanda
de alimentos en el mercado mundial. El
aumento del precio del petróleo y de los
alimentos se complementa para estimular
la espiral creciente de los precios de mercado que dan sustento a la inflación mundial.
Ambos fenómenos disparan a su vez mecanismos especulativos, con apuestas a los
mercados a futuro, que verifican con su
accionar en tendencias recurrentes al alza
de los precios, tal como ocurre, especialmente desde comienzos de 2007. En fin, las
respuestas políticas ante el preocupante
panorama que muestran las cifras, se
encuentran en pleno desarrollo. Por un lado
las clases dominantes impulsan políticas
estatales que oscilan entre el salvataje, el
ajuste y la liberalización de las economías
nacionales a fin de sostener la tasa de
ganancia y las condiciones para la continui-
dad de la acumulación y dominación
capitalista. Por el otro existe una dinámica alternativa que se procesa, especialmente en América Latina y el
Caribe en pos de construir relaciones
sociales para otro mundo posible.
Este es el desafío presente ante el
cambio político regional en el marco
de la crisis capitalista.
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La crisis global:
¿Es posible una mayor desigualdad aún?
Félix Alberto Luque
Se han escrito toneladas de papeles sobre la mayor
crisis mundial desde la Gran Depresión y se esperan
muchísimos más. Ya no sólo de economistas, sino
también de sociólogos, psicólogos, politólogos,
antropólogos y aún de físicos. Especialmente se ha
recorrido la larga memoria histórica para constatar
que las crisis financieras, monetarias, bancarias,
devaluaciones y default no son nada nuevo y constituyen un rito por el que han pasado todos los países y
especialmente los imperios.
F
elizmente la economía está
dejando de ser patrimonio de
los economistas. Como dijo
Jacob Viner, si “la economía es lo
que hacen los economistas”, ha merecido el mote de “Ciencia Maldita”
(“dismal science”, en inglés), o aún
mejor dicho, los desgraciados resultados que ha logrado, se han desplegado en el elevado número de chistes
sobre economistas, desde “un economista es el que ofrece explicaciones
complicadas de lo obvio”, hasta “un
economista es alguien que no sabe de
lo que habla y te hace pensar que tu
no lo entiendes”, pero invariablemente sigue vigente el dicho aquel
que un economista es alguien que
explica por qué lo que predijo ayer
no sucedió hoy. Lo que nos lleva al
no increíble caso de la Gran Crisis de
2008, que pocos pudieron prever, y
cuya magnitud se puede valorar en
Gráfico 1
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La crisis global:
¿Es posible una mayor desigualdad aún?
relación a otras grandes caídas de los
mercados en el siglo pasado, en el
Grafico 1: El índice Standard &
Poors de Wall Street, bajó en 3 años
casi el 90% desde su pico más alto en
la Gran Depresión, y la crisis de las
hipotecas subprime de 2007-2008,
en solo un año y medio, cayó un
50%:
Véase Gráfico 1: 2008, La Crisis
más profunda desde la Gran
Depresión (según el índice S&P)
Un minucioso estudio identifica
sólo 12 conocidos economistas, los
que la anticiparon, sin embargo, no
fueron escuchados, y se impuso un
pensamiento mayoritario, contrario
a la voluminosa evidencia de la historia, desde los tiempos de Adam
Smith, como se puede observar en el
Graf 2, para ilustrar sólo un tipo de
crisis, que muestra poquísimos
períodos de “relativa estabilidad” o
“moderación del ciclo”.
Existen 4 variedades de crisis: 1)
Crisis de la Deuda; 2) Crisis bancarias (Gráfico 2); 3) Crisis monetarias
(alta devaluación); 4) Crisis de alta
inflación. Serían 5 si incluimos la
práctica de rebajar el contenido metálico (oro, plata, etc.) de las monedas
(p.ej., el contenido de plata en las
monedas europeas bajó desde 9 gr en
el año 1400, hasta 1gr en 1800). Es
decir, no hay nada nuevo bajo el sol,
y cuando hacemos un racconto de la
historia económica, se confirma una
y otra vez esta característica saliente
de la economía, la recurrencia de las
“crisis”, y no sólo pero en forma creciente, en el capitalismo industrial
primero, y vertiginosamente en el
capitalismo financiero global, con la
lamentable consecuencia de que siempre
los más perjudicados son los menos favorecidos en la escala social. Siendo sus consecuencias tan graves, ¿por qué los economistas no le han dedicado mayor importancia y
profundidad al estudio de la recurrencia de
las crisis disminuyendo su significado, identificándolos sólo como “ciclos reales de los
negocios”?
Véase Grafico 2: Porcentaje de Países
con Crisis Bancarias y Libre Movilidad
de Capitales (1800-2007)
Kindleberger en “Manías, Pánicos y
Cracs” contabiliza 6 grandes crisis en todo
el siglo XVIII, un promedio de una crisis
cada 17 años. Ya en el capitalismo industrial del siglo XIX, registra 17 grandes acontecimientos, lo que baja el período de estabilidad a 6 años en promedio, lo que se mantiene hasta la Gran Depresión. En contraposición, los 25 años del Estado de Bienestar
desde la posguerra hasta 1970, caracterizado por las regulaciones financieras, sólo
cuenta 5 episodios aislados de especulación
en divisas.
En los 37 años de preponderancia del capitalismo financiero desde 1970 hasta 2007,
el propio FMI contabiliza 124 crisis bancarias sistémicas, 208 crisis monetarias, y 63
crisis de deuda soberana, con lo cual no hay
un sólo año sin que estalle alguna crisis en
algún país del mundo, reconociendo que la
liberalización financiera tuvo un rol principal en su generación, como se puede ver en
el gráfico.
¿Por qué los modelos que han decidido la
política económica han descansado en los
supuestos de agentes y expectativas racionales que tienden al equilibrio? Entonces,
surge la pregunta obvia, ¿quiénes resultan
beneficiados y quiénes perjudicados? y la
Gráfico 2
conclusión no puede ser otra sino la
influencia del poder político y económico
en la elaboración de las teorías y políticas
económicas.
Para ser precisos, son más que conocidas
las legendarias leyendas de las crisis, desde
la manía de los tulipanes en Holanda en
1637, las famosas burbujas simultáneas de
1720, tanto que Walter Bagehot decía en
1856: “Se ha escrito mucho acerca de los
pánicos y manías, mucho más de lo que
podemos observar o concebir… pero lo que
sí es evidente, es que, en determinados
momentos, muchísimas personas estúpidas
poseen muchísimo dinero estúpido… De
tiempo en tiempo, y por razones que no vienen al caso, el dinero de estas personas el
capital ciego del país, como lo llamamos
resulta particularmente abundante e insaciable: busca alguien que lo devore y se
produce una 'plétora'; lo encuentra y hay
'especulación'; es devorado y estalla el
'pánico'”.
Quizá por eso Joan Robinson, la mayor
economista de la historia, nos advertía:“El
propósito de estudiar economía no es
adquirir un grupo de respuestas ya previamente confeccionadas a los problemas económicos, sino aprender cómo evitar ser
engañados por los economistas.” ("Economics and Public Purpose", 1973), agregando en 1982, “tenemos la sensación de
haber efectuado avances muy importantes
en la comprensión de los efectos de la política económica y, sin embargo, se llevan a
cabo políticas que producen resultados
altamente perniciosos”, por eso, “las doctrinas económicas siempre nos llegan
como propaganda”.
La mayor crisis que vive el mundo desde
la Gran Depresión, llevó a uno de los economistas con mayor responsabilidad en las
decisiones que llevaron a provocarla, a reconocer que “Todo el edificio intelectual que
hemos construido, ha colapsado” (Alan
Greenspan, October 23, 2008 ). Muchos
economistas deberían seguir su ejemplo y
cambiar radicalmente su paradigma que ha
demostrado tan claramente sus graves errores ontológicos, epistemológicos y metodológicos. Esos economistas deberían
hacerse cargo, en lugar de culpar simplemente a una abstracción sin sujeto, como la
ciencia económica. Las ideas que han predominado en el pensamiento económico y
continúan influyendo hoy, solo sirven el
propósito de proveer una mera justificación
intelectual a las políticas económicas con
consecuencias desastrosas para las clases
populares de todos los países del mundo,
afectando con mayor gravedad a los países
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La crisis global:
¿Es posible una mayor desigualdad aún?
más pobres.
La historia del reino del
mercado... Y la miseria
A medida que el capitalismo industrial
desarrollaba sucesivas eras tecnoeconómicas, el pensamiento dominante
generaba diversos modelos explicativos y
de promoción de sus ideas. Es claro que el
predominio de la economía clásica fue más
el resultado del poder económico de Inglaterra que de los argumentos de Smith,
Ricardo y Mill, aplicados a otros países
menos competitivos y a sus colonias. La
liberalización de la economía británica
llegó recién en 1860, 84 años después del
mito de la “mano invisible”. Esta época es
conocida como “El Reino del Mercado… y
la Miseria”, dando lugar a la Crítica de la
Economía Política, con los trabajos de los
socialistas, y fundamentalmente Marx y
Engels.
Alrededor de 1870 bajo el patrón oro, la
era de la industria pesada despliega el ferrocarril, la navegación a vapor y las comunicaciones, generando lo que algunos llaman
la primera globalización capitalista,
mientras en la teoría económica se desarrollaba el paradigma neoclásico (1870-1929).
Estados Unidos vive un proceso de concentración de la riqueza y opulencia, codicia y
especulación, con el 10% de la población
reteniendo el 45% del ingreso, que Mark
Twain (1873) satirizó como “La Era Dorada” (The Gilded Age), sólo barnizada de
oro, con prácticas fraudulentas, estafas y
corrupción. Llamada “La Era de los Robber Barons” (1861-1901), un término despreciable en esa época, para designar a los
ricos magnates producto de estafas y fraudes, como los Rockefeller, J.P. Morgan, y J.
Gould.
En 1931, Aldous Huxley, proyecta el
mundo después de seiscientos años en su
novela “Un Mundo Feliz”, el género humano se ha dividido en varias especies distintas: los Alfa, los Beta, los Gamma, los Épsilon, y las reservas salvajes. Cada una de
estas especies es distinta por su condicionamiento mental, realizado en laboratorio
mediante técnicas de “hipnopedia” y todos
son felices. Uno de los párrafos que mas
impresionan es aquel que reza: “Estabilidad, estabilidad, estabilidad... La necesidad primaria y última…”.
La Gran Depresión puso fin a la época de
auge y de la teoría neoclásica, al menos en
su versión histórica original, y los años '20
son conocidos como los años de la “gran
teoría”, desarrollos analíticos importantes
que desafiaron su predominio, como la competencia imperfecta (J. Robinson) y la teoría keynesiana. Pasada la guerra, las políticas económicas keynesianas aplicadas en
todo el mundo, entre 1945 y 1970, junto al
auge de la “planificación del desarrollo”
dieron lugar a la llamada “Era de Oro del
Capitalismo” (The Golden Age), que Paul
Krugman reconoce como la época de la
clase media americana. El mundo desarrollado se expandía a tasas de crecimiento
sostenido que hicieron olvidar las crisis y
depresiones del pasado, duplicando la participación del Estado en la economía. Con
la creación de los bancos centrales y la regulación prudencial, no hubo ninguna crisis
bancaria en el mundo entre 1945-1971 (véase Gráficos 2 y 3).
Véase Gráfico 3: Estados Unidos, Participación del 10% más rico en el Ingreso
Como se observa en el gráfico, la euforia
de los ricos llega hasta alcanzar el 50% del
PBI, bajando por la Gran Depresión, sólo
hasta el 45%. La gran caída se produce
como efecto de la Segunda Guerra Mundial, y se mantiene en un nivel del 33% en la
posguerra producto de las políticas keynesianas, hasta 1970.
La globalización financiera:
De vuelta a la exhuberancia
Un lugar común en la literatura es que la
historia se repite a sí misma, como recordó
Marx en el 18 Brumario: “Hegel dice en
alguna parte que todos los grandes hechos y
personajes de la historia universal apare-
Gráfico 3
cen, como si dijéramos, dos veces.
Pero se olvidó de agregar: una vez
como tragedia y la otra como farsa.”
A comienzos de los años '70 sucedieron varios hechos importantes,
que cambiaron radicalmente el contexto económico mundial. En primer
lugar, y como consecuencia de los
déficits provocados por la Guerra de
Vietnam, Estados Unidos declara la
inconvertibilidad del dólar rompiendo unilateralmente los acuerdos de
Bretón Woods de 1944, y establece el
privilegio, propio de una potencia
hegemónica, de emitir sin control la
divisa de reserva internacional. Los
productores de petróleo se agrupan
en el cartel de la OPEP cuadruplicando los precios del petróleo, poniendo
fin a los años de complacencia, y
para mediados de esa década, un problema desconocido desafiaba las
políticas keynesianas: la estanflación.
El pensamiento Keynesiano fue
desechado y, en su lugar, la ortodoxia
de base neoclásica se posicionó
como “la economía”, dando sustento
teórico a lo que llamamos “neoliberalismo”. La experiencia piloto fue
en el Chile de Pinochet (1973), con
Milton Friedman y sus “Chicago
boys”, con todos sus ingredientes:
desregulación, banca libre, y privatizaciones. A pesar de su fracaso, en
1979 el triunfo de Thatcher en Inglaterra y en 1980 de Reagan en
EE.UU., fue ampliando el movi-
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La crisis global:
¿Es posible una mayor desigualdad aún?
cuidando las ovejas,
principales causantes
de los shocks que, emanando de los países centrales, provocaron las
crisis de los últimos
treinta años (ver Grafico 2). Los capitales especulativos, entran y salen
en “manada” de los países periféricos, “contagiando” como una epidemia según “el sentimiento de los mercados”, calculado por tres
agencias internacionales de estimación del
“riesgo país”, cuyos
modelos “bancados”,
tampoco previeron el
estallido de las hipotecas subprime, ni el
miento que abarcó hegemónicamente todo el mundo. El triunfo ideológico fue aplastante, el pensamiento
dominante se volvió pensamiento
único: la inflación como principal
problema económico, rebajas de la
tasa máxima del impuesto a la renta,
mientras la desocupación aumentaba, los salarios se estancaban y la
desigualdad volvía a niveles de fines
del siglo XIX.
Pero el aspecto fundamental que
define esta nueva era, es el predominio del capital financiero por sobre el
capital productivo industrial. La referencia a “los mercados” ya no corresponde tanto a las bolsas de acciones
sino más a la transacción con derivados, divisas y bonos. Nacía una “Nueva Economía”, bajo la Globalización Financiera, y con ella todo un
período plagado de crisis monetarias, cambiarias y bancarias. “Adiós
a la supervisión bancaria, Bienvenidas las Crisis Financieras”, como
avizoró el economista cubano Carlos
DíazAlejandro en 1982.
Tres son los instrumentos básicos
de política económica para el triunfo
del financierismo a escala global: 1)
la liberalización de los movimientos de capital a través de las fronteras, impuesto por el FMI y el Banco
Mundial en todos sus programas de
“ayuda”; 2) la desregulación financiera, con el falaz argumento que los
bancos se saben cuidar solos. El lobo
default de Grecia en 2010; 3)
La rebaja de la tasa máxima
del impuesto a la renta que
igualmente se propagó rápidamente al resto del mundo, por
temor a la fuga de capitales
hacia los paraísos fiscales.
El impuesto a la renta de las
personas es el más importante
en todos los países desarrollados, representando un 10-25%
del PBI, y ha sido uno de los
pilares de la reforma neoliberal
en los EE.UU., iniciada por
Reagan en 1981 y finalizada
por Bush en 2003. Reagan
redujo la tasa máxima a las
rentas altas del 70% al 28%, y
Bush del 40% al 35%, y aún así, representa
un 10% del PBI, similar a los países de la
OCDE, pero la mitad de los países nórdicos, las sociedades más igualitarias del mundo.
Surge así con enorme fuerza una exaltación hacia la riqueza, al contrario del desprecio que experimentaba la cultura de
fines del siglo XIX, y ahora los ricos son
admirados como iconos del éxito y mientras más altas sean sus ganancias, mayor es
la admiración mundial. Tom Wolfe la parodió como “La Hoguera de las Vanidades”
(1987) y Galbraith la analizó en “La Cultura de la Satisfacción” (1992), también
como la “Era de los Robber 'Boomer'
Barons” que se desarrolla entre 1980-2008,
cuando estalla nuevamente una burbuja
(boom). En el Grafico 3, se puede ver este
ciclo de frenesí hacia la codicia, o la “exuberancia irracional” como la llama Alan
Greenspan. Lo increíble es que a pesar de
este frenesí hacia la riqueza, los
economistas ortodoxos insisten
en llamarla la “Era de la Gran
Moderación”, por priorizar políticas antiinflacionarias; el Grafico 3 se resalta esta “virtud”, que
tuvo su dramático final con el
crash de 2007-2008, muy similar
a 1929.
A raíz de esta tendencia hacia
la concentración de la riqueza,
un importante grupo de economistas (Picketty, Saez, Atkinson) realizan un amplio programa internacional de investigación de las altas rentas originado
en Francia y continuado en más
de 20 países, de donde surge el
Gráfico 3 que ilustra esta tenden-
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La crisis global:
¿Es posible una mayor desigualdad aún?
cia: en EE.UU., el 10% más rico llega a igualar el 50% justo antes de las dos grandes
crisis (1929 y 2008) y lo interesante para
nosotros es que en Argentina incluso se
supera como veremos luego.
Con excepción de los tiempos de guerra,
en todo el siglo XX y hasta 1980 los activos
financieros crecieron al mismo ritmo que el
Producto Bruto Mundial (PBM). Pero todo
el “dinero estúpido” que describió Bagehot,
tiene que ir a algún lado y reproducirse.
Entre 1980 y 2007, el valor total de estos
activos alcanzaron un máximo de 194 billones de dólares, 343% del PBM, hasta caer a
$178 bn, a fines de 2008. El valor del mercado de derivados en los mercados extrabursátiles (OTC), en Junio de 2008, según
el BIS (Banco de Pagos Internacionales)
alcanzó la suma nominal de 683 billones de
dólares, con un valor bruto de mercado de
20 billones de dólares, creciendo a una tasa
anual del 30% desde 2004, y cubre los derivados relacionados con divisas, tipos de
interés, acciones, commodities y otros, ya
sean futuros, swaps u opciones.
La volatilidad financiera de la globalización es uno de los males públicos mundiales más graves de esta etapa del capitalismo, y junto al cambio climático, la
pobreza, el agua, la energía y los alimentos constituyen los problemas estructurales
más acuciantes que debe enfrentar la humanidad. Como tales, no hay ninguna estrategia viable de solución si no hay reglas mundiales que gobiernen la imposición de bienes públicos mundiales capaces de remediarlos. La coordinación de la humanidad
casi nunca ha funcionado en bienes públicos, como lo demuestra el Teorema de
Coase en la literatura económica.
Gráfico 4
Su reproducción en Argentina
El proyecto de investigación de las altas
rentas también incluye a la Argentina, el
único país de Latinoamérica, con la participación del economista argentino Facundo
Alvaredo en la Escuela de Economía de
París. La concentración del ingreso es aún
más pronunciada que en todos los países
desarrollados.
Véase Cuadro 1: Participación por
Grupos de Renta (en U$S año 2.000)
Con cifras actuales (2003-2004) el 10%
de la población gana más del 60% del total
del Ingreso Nacional, es decir que el 40%
restante se reparte entre el 90% de la población. En el Cuadro 1, se detalla como se
reparte la torta en el año 2.000 en el
país. Se puede observar que el 1% de
la población adulta retiene el 21%
del total del ingreso nacional, y luego
se divide este 1% entre fracciones
más pequeñas aún hasta llegar al
0.01%, o sea 2.383 personas que
ganan cada una un promedio de U$S
2.145.079 al año. Y el Gráfico 4,
muestra como ha sido la participación de este grupo en el siglo pasado.
Véase Gráfico 4: Participación
del ingreso del 0.01% en Argentina
y EEUU.
La guerra y el imperio PonziMadoff
Las doctrinas del imperio norteamericano se inician casi en su propia
independencia con la Doctrina Monroe, siguen con la del Destino Manifiesto, continúan con la Diplomacia
del dólar a inicios del siglo XX, para
consolidarse con la Hegemonía del
Dólar a raíz del acuerdo con la OPEP
para establecer el precio del petróleo
exclusivamente en dólares. Como se
puede observar en el Gráfico 3, a
partir de 1971 del default de su convertibilidad en oro, la cantidad de
billetes emitidos crece exponencialmente desde 100.000 millones hasta
los 900.000 millones de hoy. Un 60%
de esos billetes están fuera de
EE.UU., es decir que el mundo está
financiando gratis a la potencia por
unos 500.000 millones de dólares.
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La crisis global:
¿Es posible una mayor desigualdad aún?
Gráfico 5
En vista de sus enormes déficits fiscales y externos, ahora debidos a la
Guerra de Irak, costo estimado en 3
billones, el mundo seguirá acumulando dólares como divisa de reserva.
Véase Gráfico 5: Dólares en circulación
El esquema Ponzi de 1920, hoy
llevado a nivel de 50.000 millones de
dólares por Bernie Madoff, fue establecido como categoría académica
por el economista Hyman Minsky
como la última fase de las crisis
financieras. El análisis, siendo
mucho más profundo, no difiere en
sus líneas básicas de lo conocido:
una primera fase de estabilidad, que
da paso a otra de auge o euforia, terminando en una “fase Ponzi” de crisis cuando los especuladores deben
pedir prestado para pagar los intereses de su endeudamiento. Analizando las proyecciones de los déficits y
la deuda norteamericana, destacados
economistas la han llamado La
Nación Ponzi. Desde la perspectiva
de los países periféricos que la financian lo llamamos El Imperio PonziMadoff.
Conclusión: Exhuberancia y
exclusión
La Gran Recesión que atraviesa la
economía mundial es consecuencia
de las políticas económicas neoliberales iniciadas en la década de 1970
en el seno del poder imperial y transmitida
al resto del mundo por la globalización y los
organismos financieros internacionales. La
ola de crisis que hemos reseñado en todo el
planeta han llevado mayor inestabilidad y
pobreza a todas las regiones, pero esta vez
ha sido en la propia sede del imperio donde
se han sentido sus efectos. Los enormes
costos de la guerra de Iraq, y el endeudamiento de las clases medias y bajas tuvieron
que ser contrarrestados por tasas de interés
casi nulas para aumentar el consumo y la
compra de viviendas. Esto provocó un auge
de los valores inmobiliarios que se transformaron en derivados financieros con los
cuales la banca financiera hizo enormes
ganancias que terminaron en una burbuja
que explotó en Agosto de 2007, tuvo su
peor caída en octubre de 2008, continúa con
su transmisión a través de la crisis de Grecia
y Europa en 2010, y parece no tener final
anunciado.
Las grandes fortunas financieras ya se
han recuperado de sus pérdidas y los bonos
de sus ejecutivos han vuelto a ser escandalosos. En EE.UU., lo que queda es una
población con más del 10% de desocupación, 15 millones de trabajadores, de los
cuales un 40%, 6 millones no encuentran
trabajo hace más de 7 meses, un record histórico. En Europa se ha alcanzado el record
histórico del 10% con 23 millones de desocupados. En total, en el mundo hay 1.000
millones de personas sin un trabajo estable,
150 millones desocupados y 850 millones
subempleados.
El concepto de exclusión supera al
de pobreza. Incluye no sólo aspectos
económicos, sino también sociales,
étnicos, políticos y culturales. Esta
nueva categoría social se ha venido
perfilando en Latinoamérica con la
aplicación de las políticas de ajuste
del Consenso de Washington, y si
bien pueden mostrar islas de modernidad comparables a los países del
primer mundo en algunas de nuestras
capitales, la gran mayoría de la
población ha visto aumentar su
pobreza y miseria, a un grado que se
ha denominado exclusión social.
Algunas cifras incendiarias provocarían en otras épocas un Gran Mayo
Francés, como las siguientes:
- Presupuesto del FMI o del BM =
70 Millones de pobres
- Los Bonos 2009 de Goldman
Sachs = 224 Millones de pobres
- El Ingreso de los 400 más ricos de
EEUU = 640 Millones de pobres
- El Ingreso del 1% de los más ricos
de EEUU = 1606 Millones de pobres
- El Ingreso del 1% de los más ricos
del mundo = 4275 Millones de
pobres.
Hace unos años Goodwin profetizó
que debido a la irrelevancia y alienación de la homogeneidad ortodoxa
quizás sólo “otra gran depresión o
gran guerra pueda venir al rescate de
la (verdadera) economía”.
El paradigma dominante en la teoría económica en los últimos 40
años, ha sido (no tan raramente) denominado RARE por sus iniciales en
inglés (Rational Agents using Rational Expectations). La apropiación de
la palabra “racional” para describir
la conducta de los agentes económicos (consumidores, empresas, trabajadores y gobierno), es una muestra
palpable de un fantástico golpe de
propaganda para establecer el paradigma con carácter de dogma indiscutible. Después de todo, quién quisiera invocar un pensamiento irracional como base de sus argumentaciones, o sugerir que los agentes
actúan irracionalmente? Para recordar nuevamente la advertencia de la
Sra. Joan Robinson, las doctrinas
económicas siempre nos llegan
como propaganda.
a
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de
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Dro
La pandemia del siglo XXI
Pedro Trecco
La problemática de
la drogadependencia
se ha incrementado
de manera alarmante
en los últimos 20 años,
los intentos a la fecha
de revertir esta penosa realidad han sido
por demás frustrantes, las drogas ilícitas
se han expandido por
e l m u n d o e n t e ro
transformándose en
una verdadera pandemia que a la fecha
padecemos todos.
L
as adicciones son un síndrome
constituido por un conjunto
de signos y síntomas característicos, en los cuales el resultado
final es el deterioro progresivo de la
relación del hombre con sus mas preciadas raíces, tradiciones, valores y
fundamentalmente una profunda
forma de aislamiento de sus pares
con un final trágicamente inevitable,
la pérdida de la dignidad humana. El
origen de las adicciones es multifactorial, entre los comunes que podemos mencionar están los factores
biológicos, genéticos, psicológicos y
sociales.
Algunos síntomas característicos
de las adicciones son: Daño o deterioro progresivo de la calidad de vida
de la persona asociado a la pérdida
profunda de su estado de ser humano, debido a las consecuencias negativas de la práctica de la conducta
adictiva.
Perdida de control, caracterizada
por la práctica compulsiva de la conducta adictiva.
Negación o auto engaño, que se
presenta como una dificultad para
percibir la relación entre la conducta
adictiva y el deterioro personal.
Uso a pesar del daño, lo cual se
manifiesta como la práctica continuada de la conducta adictiva. Este
daño es tanto para la persona como para los
familiares.
Diversos estudios trataron de demostrar
que existirían cambios neuroquímicos involucrados en las personas con desordenes
adictivos y que además es posible que exista predisposición biogenética a desarrollar
estas enfermedades a la fecha las respuestas
definitivas a estas hipótesis aún no han
sido reveladas.
Puede desarrollarse adicciones tanto a
sustancias psicotrópicas como a actividades y hasta relaciones. Algunos casos de
adicciones que podemos mencionar son:
las sustancias psicotrópicas, como el
alcohol (etilismo o enolismo), tabaco (nicotina) y diferentes tipos de drogas (legales o
ilegales), juegos de azar (ludopatía), comidas o componentes comestibles (obesidad
mórbida), sexo, trabajo, relaciones interpersonales, por ejemplo una pareja.
Como expresamos anteriormente la naturaleza exacta de las adicciones continua
siendo motivo de análisis científicos y cada
día se hacen descubrimientos que nos facilitan la comprensión de este fenómeno con
el consecuente surgir de nuevas interrogantes para esta pandemia que afecta a miles
de personas a nivel mundial.
Dentro del campo de las adicciones la
drogadicción o drogodependencia es una
enfermedad biopsicosocial, caracterizada por el abuso y la dependencia
de sustancias químicas. Produce graves problemas físicos, familiares,
laborales y sociales. Cabe destacar
que el interés público prevalece
sobre las libertades individuales
cuando éstas afectan derechos e intereses de terceros. En sí esta depen-
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La pandemia del siglo XXI
dencia es una forma
de conducta social
disvaliosa, pero al
mismo tiempo no
cumple los fundamentos elementales
como para que esta
conducta sea merecedora de penas. Podemos señalar que la
experiencia demuestra que la aplicación
de medidas represivas legales frente a
esta situación (penalización del adicto),
provoca un aumento
de los perjuicios y no
así de los beneficios
que puede acarrear.
Los sistemas actuales
de tratamiento para
adictos, estatales o
privados, son escasos, de alto costo y
tienen escasa efectividad. Generalmente
para la recuperación
se plantea la creación de granjas
comunitarias, con un régimen flexible, y de amplia y activa participación familiar y social.
La mayor posibilidad de éxito en
un programa de intervención en esta
patología social que pueda mitigar o
disminuir el consumo se encuentra
en la promoción de la vida saludable
y la prevención de las adicciones, es
decir en la captación de los individuos con determinantes sociales de
riesgo.
Cuando se buscan las causas que
determinan el consumo, se denominan factores de riesgo a aquellas
características sociales, culturales
y/o individuales que en conjunto, en
un momento determinado, incrementan las condiciones de vulnerabilidad de la persona para el consumo de drogas. En contra partida de
estos, existen factores de protección
se refieren a los estímulos y situaciones originadas en el individuo, el
grupo o el medio social que al estar
presente en un determinado periodo
de la vida, determinan una menor
vulnerabilidad en relación con el uso
de estupefacientes.
La droga se presenta en la sociedad
con múltiples caras, siendo la más
visible la del delito: el narcotráfico y
la violencia que es capaz de instaurar en la
sociedad. Otra faz es el micrográfico o tráfico hormiga, que se infiltra en los espacios
que la comunidad ha construido para el
desarrollo y esparcimiento de la infancia y
la juventud (escuelas, clubes de barrio, estadios, fiestas). Hoy ya no se duda de la estrecha asociación entre drogas, violencia y
delito, en la forma de narcotráfico o de presencia de estupefacientes en la comisión de
otro tipo de delito. Las drogas son, por tanto, un problema relevante de seguridad
social ciudadana.
Los hombres cualquiera sea su condición
social o nivel cultural no pueden permanecer indiferentes y ajenos al entorno social
cotidiano, para contribuir a erradicar los
peligros que a diario acosan a nuestros
niños y adolescentes, y poder apostar a una
juventud consciente y comprometida con
su tiempo.
Con el claro objetivo de intentar aportar
una alternativa humana al abordaje de la
problemática que nos desvela y desde los
mas profundo de nuestro ser tratando de dar
una respuesta a la penosa realidad que los
habitantes del barrio refirieron como su
principal adversidad, nos aventuramos a
presentar este programa de promoción de
vida saludable y prevención de la drogadicción en cualquiera de sus formas. Programa
este que se asienta en nuestra firme convic-
ción en la existencia de valores absolutos y eternos, como el bien común,
la solidaridad, la lealtad, la belleza y
verdad humana que son inclaudicables y florecen a cada momento en
cada ser. Principios estos, naturales y
superiores a la voluntad misma del
hombre, fundacionales de toda
sociedad y herramienta elemental en
la superación de toda adversidad.
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La educación en Haití:
Del abandono
al caos
Pablo Gentili
Haití está en ruinas. Su sistema educativo se
encuentra entre las instituciones más afectadas
del país como consecuencia del reciente terremoto, que dejó 200 mil muertos y un vendaval de calamidad.
Informaciones brindadas por el gobierno local y
por agencias internacionales, dan cuenta de la destrucción física de más de la mitad de los establecimientos educativos nacionales, la muerte de cientos de docentes y personal escolar, además de
varios miles de alumnos y alumnas en todos los
niveles del sistema. El Ministerio de Educación ha
sufrido también, severos daños y la pérdida de
técnicos y administrativos, que se desempeñaban
en la gestión educativa.
E
l sistema escolar haitiano es
la marca emblemática de una
nación en colapso.
La educación de Haití está en ruinas. La ayuda internacional se apresta a brindarle condiciones para su
reconstrucción. Las aspiraciones de
un importante número de agencias
de cooperación, de gobiernos, organizaciones no gubernamentales, iglesias, movimientos sociales y universidades de todo el mundo son valiosas y permiten movilizar lo que quizás sea el volumen más importante
de recursos económicos que ha atraído la ayuda externa ante una catástrofe. A pocos días de la tragedia, se
indica que podrán alcanzarse cerca
de 20 mil millones de dólares recaudados de forma directa o indirecta
por la comunidad internacional. Sin
embargo, se correrán grandes riesgos
de fracaso y frustración, de prepotencia y arrogancia, si se desprecia o
desconsidera la situación que vivía la
educación nacional el día 11 de enero, víspera del terremoto que ha
sumado un nuevo capítulo de desolación y muerte en el país. Prepotencia
y arrogancia internacional que Haití
conoce desde que tuvo la impertinencia de
declarar su independencia de Francia, en
1804. Entender las condiciones que enfrentaba el sistema educativo haitiano antes del
sismo quizás pueda ayudar a que una de sus
más probables réplicas deje de amenazar a
su ya castigada población: el fracaso de
nuevas promesas de bienestar que consumen millones de dólares y sepultan millones de ilusiones.
Después del terremoto, la educación haitiana se encuentra, como el país, en el más
absoluto caos. Antes, estaba simplemente
abandonada.
Raíces del abandono
Si el Haití de hoy parece estar condenado
al olvido, la historia haitiana suele ser despreciada por quienes reducen los procesos
históricos latinoamericanos a una sucesión
de gestas heroicas comandadas por hombres ilustres. Así, se ignora que fue ésta la
primera nación latinoamericana y caribeña
en independizarse de un imperio colonial y
la primera del mundo en abolir la esclavitud.
La algarabía del festejo bicentenario que
invade nuestros países debería haber
comenzado hace ya algunos años,
cuando se cumplieron dos siglos de
esa lucha por la libertad. Un acontecimiento que parece hoy, de cierta
forma, incomprensible: un contingente de esclavos venció a las tropas
de Napoleón Bonaparte y asentó en
América Latina los principios del
reconocimiento igualitario entre los
miembros de una nación; virtud que
casi todos los países del continente
reconocieron formalmente sólo
medio siglo después y Brasil nada
menos que 84 años más tarde.
La impertinencia le costó cara a los
haitianos: Francia estableció severas
sanciones económicas a su ex colonia, imponiendo el pago de 150
millones de francos-oro en concepto
de reparaciones. Estados Unidos,
nación también independiente, tratando de evitar que la insolencia haitiana se expandiera como la peste,
también impuso sanciones económicas a la nueva nación, demorando
más de medio siglo en reconocer la
legitimidad de su gobierno. La cifra
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La educación en Haití:
Del abandono al caos
la deuda con Francia fue pagada finalmente
hacia 1948, casi 150 años después de la independencia.
Pero Haití no sólo fue el primer país autónomo, sin esclavitud y estructuralmente
endeudado de América Latina y el Caribe,
fue también el que tuvo la primera ley de
educación obligatoria. Sabían esos esclavos impertinentes y valerosos que para
librarse de la opresión había que dominar
las herramientas del saber, construir escuelas, educar al pueblo para hacerlo soberano.
Lo sabían e imaginaron la necesidad de un
sistema educativo que se adelantó en varias
décadas a lo que luego sería identificado
por la historiografía oficial como el faro
iluminista del Sur de las Américas, donde
se gestaría la fundación de los modernos
sistemas escolares en la región. Lo sabían y
lo imaginaron, aunque las guerras internas
y los delirios protoimperiales de quienes
del castigo quizás pierda dimensión
en su perspectiva histórica. Bill Quigley (2010) recuerda con propiedad
que Francia vendió todo el territorio
de Luisiana a los Estados Unidos por
un poco más de la mitad de ese dinero: 80 millones de francos. Napoleón
se deshizo así de una extensión territorial que superaba los 2 millones de
kilómetros cuadrados en lo que hoy
son los estados de Arkansas, Misuri,
Iowa, Oklahoma, Kansas, Nebraska,
Minnesota y las Dakotas; en suma, la
cuarta parte del actual territorio norteamericano, además de los estados
de Alberta y Saskatchewan en Canadá. No debería sorprender que un
territorio 80 veces más grande que el
de Haití costara la mitad que el valor
impuesto a la pequeña isla como
pago por su dignidad. El poder colonial mide el valor de los escarmientos, por la eficacia que éstos tendrán
en infringir sufrimiento y penuria a
los pueblos.
El castigo francés contra Haití constituiría hoy algo más de 21 mil millones de dólares, valor superior a toda
la ayuda internacional que prometen,
después del terremoto, países, organismos internacionales, iglesias,
ONGs, movimientos sociales, sindicatos y universidades. Se calcula que
habían luchado por la independencia parecían conspirar contra esta posibilidad. Alexandre Pétion, uno de los artífices de la
lucha anticolonial, presidente entre 1807 y
1818 prometió escuelas para todos los hombres y mujeres libres de Haití. Sin embargo,
al final de su gobierno, el país contaba con
dos escuelas de salud, un liceo y una escuela primaria para hombres (Louis, 2010).
Alas limitaciones impuestas por la precoz
deuda externa se le sumó la persistente incapacidad de los gobiernos haitianos por
hacer de sus horizontes de libertad una rea-
lidad efectiva. La inestabilidad política y
las reyertas internas, que solían cobrar la
vida de los ocasionales gobernantes, impidieron la edificación de las bases de sustentación de un sistema educativo universal y
progresivamente democrático. Pasada la
primera mitad del siglo XIX y luego de diez
gobiernos de presidentes, reyes, emperadores y dictadores, la educación haitiana rozaba la insignificancia comparada con la
gesta de libertad que había significado el
proceso de lucha anticolonial. Ya en 1860,
bajo el gobierno de Fabre Nicolas Geffrard,
el Estado haitiano firmó un tratado con la
iglesia católica para el desarrollo y creación
de escuelas en todo el país. Se inició así el
proceso de privatización del sistema educativo nacional, beneficiado por las ventajas
ofrecidas al clero: promoción para la apertura de escuelas confesionales, donación de
terrenos, subsidios para el pago de docentes
y otros aportes que fueron definiendo la
fisonomía de un sistema escolar atravesado
por el crecimiento de las instituciones privadas y el abandono estatal, una característica que se mantiene hasta hoy.
La privatización del sistema educativo
avanzó así de forma sostenida, aunque no
los ideales universalistas que habían imaginado los padres de la patria. En el centenario de la independencia, de los 350.000
niños y niñas en edad escolar sólo un poco
más de 30.000 asistían a una escuela pública o privada.
Un sistema educativo abandonado a su
suerte, en un país que transitaba entre el
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La educación en Haití:
Del abandono al caos
naufragio y opresión. Un país, para algunos, sin suerte.
La política
del abandono
A comienzos del siglo XX, menos de la
mitad de los niños y niñas haitianos asistían
a la escuela.
Entre 1915 y 1934 el país fue ocupado por
los Estados Unidos. Los motivos de tal arrebato fueron los que siempre
esgrimen las potencias coloniales
para justificar sus atropellos. Sin
embargo, además de profundizar
el proceso de degradación económica vivido en el país, la ocupación significó un drenaje sistemático de recursos haitianos hacia
sus invasores. Una verdadera
expoliación que se garantizó
mediante el control norteamericano de las aduanas, el cobro de
impuestos y la depredación de
todos los bienes rentables existentes en el país.
La ocupación trajo muchos más
daños que ventajas a la población
haitiana, como suele ocurrir cuando el gobierno de Estados Unidos
decide fundar, de la mano de su ejército y de
su tecnocracia, el reino de la libertad y del
progreso más allá de sus fronteras. El crecimiento del sistema educativo siguió a ritmo
lento, agónico. La privatización escolar,
por el contrario, a ritmo acelerado, siendo
ya, en la segunda década del siglo XX, prácticamente irreversible. Como modesta contribución al futuro educativo del país, la
ocupación norteamericana contribuyó a
estructurar en 1926 la Escuela de Medicina.
Un minúsculo aporte a un país que, aún hoy,
tiene una de las esperanza de vida más bajas
del mundo y arrastra, desde siempre, pésimas condiciones de salud en su población.
Nada nuevo bajo el sol del Caribe. Los Estados Unidos pasaron como un vendaval, se
llevaron todo lo que de valor se interpuso en
su camino, violaron derechos y dignidades
y dejaron un par de placas de bronce que
aspiraron a ocultar el brillo del sol con las
manos. La educación haitiana le debe
mucho menos a la ocupación norteamericana que lo que la comunidad educativa norteamericana de ayer y de hoy, le deben a
este pequeño y maltratado país. En 1934
terminó la invasión estadounidense a Haití,
aunque la ocupación se mantiene hasta nuestros días, con una permanente presencia e
intervención militar en el país y con un ocasional, paternalista y casi siempre inefectivo aporte de recursos que, en el campo educativo, sólo consolidó los procesos de privatización y el desprecio estatal por el derecho a la educación de todos los haitianos.
A mediados del siglo XX Haití recibió
ayuda norteamericana para “saldar” su
deuda reparadora con Francia y, pocos años
de la región.
No se trata de una paradoja, sino de
una cruel evidencia: el país más
pobre de las Américas, uno de los
más miserables del mundo, es el que
tiene su sistema escolar más privatizado en todo el continente, con 90%
de sus escuelas bajo el comando de
iglesias, ONGs o pequeños empresarios, con más de 80% de la población
escolar estudiando en ellas.
No se trata de una paradoja. Se trata de una política que hace del abandono y del desprecio a la
dignidad humana su
misión más valorable.
La persistente
transición del
abandono al abandono
más tarde, en 1957, el nada despreciable
soporte político que llevó a la dinastía Duvalier al gobierno de la nación y la mantuvo en
el poder hasta 1986. Dictadura brutal y sangrienta, corrupta y asesina, pero lo suficientemente útil y necesaria como para blindar
de anticomunismo ese pedazo del Mar del
Caribe, tan cerca del temido infierno cubano, tan lejos de los más elementales derechos humanos y del respeto a la vida. La
dictadura de los Duvalier mató millares de
haitianos, multiplicó casi 20 veces la deuda
externa, saqueó los cofres públicos incrementando la fortuna de la familia dictadora
en más de 900 millones de dólares, empobreció y produjo, ante la indiferencia o la
mirada cómplice de los gobiernos de algunas de las naciones más desarrolladas del
mundo, el proceso de expropiación educativa más brutal que se haya conocido en el
continente. Los Duvalier huyeron de Haití
con millones de dólares en sus maletas,
millares de muertos pegados en la suela de
sus zapatos y dejando un sistema educativo
que se transformaría en el más privatizado
Lo que siguió en la historia reciente de Haití
puede no ser plenamente
conocido, aunque seguramente sospechado. La
inestabilidad política y el
conturbado escenario
interno continuaron profundizándose. Una insurrección
popular derrumbó finalmente la
dinastía dictatorial en 1986, expulsando a Duvalier Jr. del país. (El
Bébé Doc, como era internacionalmente conocido, se exilió en Francia
gozando de inmunidad y los beneficios que le ofrecía la fortuna expropiada por él y su padre al pueblo haitiano). Asumió el gobierno una junta
militar comandada por un aspirante a
dictador, Henry Mamphi, hasta que,
en enero de 1988, luego de un proceso electoral muy cuestionado, Leslie
François Manigat se transformaría
en el 36º mandatario del país. Seis
meses más tarde, Mamphi, haciendo
uso de una gala militar tan frecuente
en la región, consideró que le volvía
tocar el turno de gobernar y derrocó
al frágil Manigat. La ambición de
Mamphi duró poco para él y mucho
para los haitianos. Tres meses más
tarde, el presidente de facto fue des-
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La educación en Haití:
Del abandono al caos
tituido por un conspirador profesional y, como no podría ser de otra forma, militar de carrera: Prosper Avril,
quien se mantuvo en el poder un año
y medio, siendo por su parte depuesto por otro militar, el general Hérard
Abraham, Comandante en Jefe de
las Fuerzas Armadas que nombró en
la presidencia provisoria del país,
por primera vez, a una mujer, Ertha
Pascal Trouillot, jueza de la Corte de
Casación y encargada de organizar
las esperadas elecciones libres.
En diciembre de 1990, el pueblo
haitiano votó.
Jean-Bernard Aristide se transformó así en el primer presidente democráticamente electo, con un abrumador apoyo popular, 186 años después
de la independencia del primer país
abolicionista del mundo. Aristide
había sido un destacado sacerdote
adepto a la Teología de la Liberación
y, aunque consiguió escapar a varias
tentativas de asesinato llevadas a
cabo por bandas militares o paramilitares, no pudo evitar ser expulsado
de la Orden Salesiana, que lo consideraba un estorbo, en 1988. Las perspectivas y esperanzas abiertas en
Haití eran, sin lugar a dudas, enormes. Entre tanto, una vez más, los
anhelos de felicidad duraron muy
poco. Luego de un mes de haber asumido la presidencia, el gobierno de
Aristide sufrió la primera tentativa
de golpe militar y, antes de haber
concluír un año de mandato, fue destituido por Raoul Cedras. Heredero
de toda la prepotencia militar ejercida en el país, Cedras lideró la Junta
Militar hasta 1994, e hizo uso de un
triunvirato de marionetas que ejercieron ocasionalmente la presidencia
durante este período: Joseph Nérette,
Emile Jonassaint y Marc Bazin. Este
último había sido funcionario del
Banco Mundial y uno de los candidatos que había disputado las elecciones contra Aristide, recibiendo un
amplio apoyo de los Estados Unidos,
por medio de la National Endowment for Democracy. En 1990, la
truculenta NED, nacida gracias al
apoyo del Presidente Ronald Reagan
en 1983 y cuya función real siempre
ha sido la desestabilización de los
gobiernos progresistas y democráticos en
América Latina y el Caribe, había aportado
a la campaña de Bazin la nada modesta
ayuda de 40 millones de dólares. Pólvora en
chimangos. El candidato norteamericano
obtuvo sólo el 12% de los votos. Meses más
tarde, ejercería su destino histórico como
bufón del régimen militar, hasta que, con
ayuda del propio gobierno norteamericano,
Aristide regresó a la presidencia en un con-
texto de gran inestabilidad y brutal violencia política. En 1995, se celebraron nuevas
elecciones presidenciales, en las que venció
con 88% de los votos por René Garcia Preval, primer ministro y compañero de exilio
del ex padre salesiano. Los senderos de la
política haitiana son sinuosos y complejos,
demasiado empinados para quien aspira a
transitarlos desde el llano y provisto apenas
de una racionalidad lineal y previsible.Aristide volvió al poder luego de nuevas y muy
cuestionadas elecciones nacionales, en el
año 2001, más cerca de Cuba y Venezuela
que de Estados Unidos. Más interesado en
atender las demandas de las mayorías
pobres y excluidas que en prestar atención a
las exigencias de los tutores coloniales que
siempre guiaron los rumbos del país. Sin
embargo, nada de esto logró realizar. La
violencia política se extendió a niveles
extremos. La crisis económica no dejó de
profundizarse, elevando aún más, los niveles de desigualdad y miseria. Una nueva
conspiración volvería a gestarse. Si Aristi-
de había vuelto del exilio con ayuda norteamericana, con ayuda norteamericana volvería a ser desplazado del gobierno y del
país en febrero del 2004. El presidente que
alguna vez supo sembrar esperanzas marcharía a un nuevo destierro, esta vez a Sudáfrica, dejando un vendaval de muertos,
rebeliones y enfrentamientos de bandas
paramilitares y militares, policiales y parapoliciales, con una población indefensa y
sometida a los más brutales atropellos. El
país estaba en ruinas, como casi siempre
durante el último siglo.
Asumió el poder Boniface Alexandre,
juez de la Suprema Corte. El 30 de abril de
ese mismo año, el Consejo de Seguridad de
la ONU estableció la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití
(MINUSTAH). En mayo de 2006, volvió a
asumir el debilitado gobierno, René Preval.
Desde entonces, las temporadas de ciclones
de 2007 y 2008 azotaron la isla. Los huracanes Noel, Ike, Gustav y Hanna dejaron centenas de muertos. El 12 de enero de 2010,
un apocalíptico terremoto destruyó 200 mil
vidas, buena parte de la ya precaria infraestructura nacional y casi todas las esperanzas
en poder hacer de Haití una tierra de felicidad y bienestar para los haitianos. En una de
sus desorientadas y estupefactas declaraciones públicas después de la tragedia, el
presidente Preval sugirió que era mejor que
sus conciudadanos abandonaran de una
buena vez, lo que quedaba del país.
¿Qué pasó con la educación en este período marcado por las dictaduras, las intervenciones externas e internas, la corrupción, la
violencia y la miseria, la interminable,
honda y dolorosa miseria propinada del
pueblo haitiano?
Como se ha mencionamos, la dictadura
de Duvalier dejó una herencia de privatización educativa, brutal evidencia de su persistente violación de los derechos humanos,
de la militarización del Estado y de la
expropiación casi ilimitada de la riqueza
nacional. Poco y nada avanzaron para
revertir esta tendencia las breves administraciones civiles de una democracia siempre tutelada y frágil. Ni siquiera, consiguieron revertir las ofensivas de contrarreforma
autoritaria que llevaron a cabo las intervenciones militares y el desgobierno de los
poderes provisorios que se instituyeron en
el país desde mediados de los años 80. Con
la caída de Duvalier, lejos de consolidarse
políticas públicas democráticas y genera-
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La educación en Haití:
Del abandono al caos
doras de un mínimo bienestar para la mayoría de la población excluida, se profundizaron acciones orientadas a “liberalizar” la
economía, privatizar los precarios servicios
públicos existentes, reducir el gasto social y
estimular “alianzas” con el sector privado
para dotar al raquítico Estado haitiano de
mayor competitividad y dinamismo en la
economía regional. Haití, prometían,
podría transformarse en la Taiwan del Caribe. De tal forma, las mejoras necesarias en
el campo social serían la consecuencia inevitable de la modernización económica,
algo que, claro, nunca ocurrió.
Las políticas nacionales han sido más que
limitadas para atender la enorme deuda
social existente en el país. La ayuda externa
ha navegado entre las recetas inocuas para
revertir la crisis, el despilfarro, la corrupción y la inoperancia de la burocracia
nacional, así como la ampliación de un
endeudamiento externo que Haití a conocido desde que tuvo la impertinencia de declarar su independencia más de 200 años atrás y
fue, como afirma Eduardo
Galeano, “arrojada al basural,
por eterno castigo de su dignidad”.
meten el desarrollo de la infancia, colocando a millones de niños y niñas en una situación de precariedad extrema en el acceso a
los bienes fundamentales para su sobrevivencia. La desnutrición infantil y la falta de
prevención no sólo cobran la vida de centenas de niños y niñas cada año, sino también
condicionan severamente las oportunidades educativas de aquellos que acceden al
sistema escolar. Menos del 75% de los
niños y niñas son vacunados contra la
tuberculosis, 53% contra la difteria y el
tétano, 52% contra la poliomielitis, 58%
contra el sarampión y vaya a saber cuántos
pocos contra la hepatitis B.
En Haití, los derechos del niño son pisoteados cotidianamente ante la mirada indiferente de sus gobernantes y la incompetencia cómplice de algunos organismos internacionales que, como el Banco Mundial y
el Fondo Monetario Internacional, han promovido políticas de ajuste que no han
La educación en
el abismo
El Censo Nacional de 2006
reveló las carencias de una
población de 8,4 millones de
personas, casi todas ellas en
estado de pobreza extrema.
Hoy, con casi 10 millones de
habitantes, Haití tiene indicadores sociales alarmantes que
la posicionan entre las naciones
más pobres y desiguales del planeta: altas
tasas de mortalidad materna (523 mujeres
mueren por cada 100 mil partos), 1 de cada
8 niños y niñas mueren antes de cumplir
cinco años de vida y 1 cada 14 antes de cumplir un año, la esperanza de vida es de 59
años para los hombres y de 63 para las mujeres. La tasa de alfabetización de la población adulta no llega al 60% y la de niños y
niñas que asisten a un establecimiento educativo no supera el 50%. Más de 500 mil
niños y niñas en edad escolar nunca pisaron
una escuela.
La falta de alimentos y el vaciamiento de
la capacidad productiva del país compro-
hecho otra cosa que profundizar las condiciones de miseria y abandono en los sectores más vulnerables de la población.
La escuela pública es casi inexistente y,
como se afirma anteriormente, más del
80% de los niños y niñas escolarizados asiste a una escuela privada. Estas, casi siempre, poseen pésimas condiciones de
infraestructura y ni siquiera pueden ser reconocidas como establecimientos escolares a
la observación de los ocasionales visitantes
de Puerto Príncipe. En efecto, antes del
terremoto, una recorrida por las calles de la
ciudad permitía identificar que decenas de escuelas funcionaban en galpones o en el segundo piso de construcciones altamenteprecarias, mezcladas con viviendas y negocios,
superpuestas, apelmazadas, en ruinas antes que se anunciara que Puerto Príncipe había sido destruida por
causa del temblor de tierra.
La escuela privada tiene un costo
muy alto. El país que gasta menos del
2% de su PBI en educación, siendo el
65% de los gastos educativos sustentados por las familias haitianas,
según un informe de la Coordinación
Haití-Europa. (Louis, 2010) El costo
promedio de una escuela preescolar
haitiana ronda los 70 dólares anuales
y el de una escuela primaria los 160.
Un valor desmedido en un país con
un ingreso medio per cápita de 414
dólares. En otras palabras, enviar a
un niño o una niña a
la escuela primaria
consume el 40% de
la renta anual promedio de un adulto
haitiano, suponiendo que éste posea
algún tipo de ingreso. Considerando
que más de 30% de
la población no
posee empleo formal o informal, que
no existen políticas
asistenciales que
financien la falta de
recursos derivados
de la inexistencia de
una renta laboral y
que sólo el 10% de
las escuelas nacionales son públicas,
es inevitable reconocer la trágica
insignificancia del derecho a la educación para las familias más pobres
en Haití.
Por otro lado, al igual que en todos
los países latinoamericanos y caribeños, los beneficios educativos, como
la riqueza, se distribuyen de manera
muy desigual. De los niños y niñas
que no asisten a la escuela, casi 75%
de ellos pertenecen a los dos quintiles más pobres de la población, un
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La educación en Haití:
Del abandono al caos
dato que se agudiza mucho más en
las zonas rurales y, particularmente,
en la población femenina.
La reconstrucción de la escuela
pública parecería ser una urgencia
democrática y un imperativo ético en
Haití, aunque no parece haberlo sido
para el Banco Mundial, uno de cuyos
proyectos consistía, antes del terremoto, en financiar las matrículas de
100 mil niños y niñas haitianas que
cursaban sus estudios en mil escuelas privadas de todo el país. Tampoco, ciertamente, una prioridad del
gobierno nacional que, en el año
2006, gastó la irrisoria suma de 82,9
millones de dólares en el financiamiento educativo público, siendo
menos de la mitad aplicado en la enseñanza fundamental. Las familias
pobres haitianas que no tuvieron la
suerte de contar con el subsidio aportado por el Banco Mundial, debieron
arcar con algo más de los 270 millones de dólares que fueron necesarios
para escolarizar a sus hijos e hijas.
Un dato espantoso: más de la mitad
de la población sobrevive con menos
de un dólar diario y casi 80% con
dos; donde el 20% más rico concentra más del 60% de los ingresos
nacionales y el 20% más pobre apenas el 2%. Dicho de otra forma, mientras el Estado gastó menos del 2% de
su PIB en educación, las familias
gastaron cerca de 9% del PBI en
garantizar la escolaridad de la mitad
de los niños y niñas que asisten a la
escuela. La otra mitad, simplemente,
no asiste.
El primer país de América Latina
en poseer una ley de escolaridad obligatoria no establece ni garantiza aún
hoy, la gratuidad de la educación en
su legislación nacional.
Es en este marco, que cualquier
debate acerca de la calidad de la educación, de las condiciones de aprendizaje y educabilidad en las escuelas,
de los procedimientos y métodos de
instrucción, de los currículos y de
libros didácticos, puede parecer irrelevante. En Haití se gradúan un poco
más de 350 docentes por año: ¿puede
hablarse aquí de algo parecido a la
“formación docente”? Por su parte,
el sistema universitario, altamente
precario y frágil, produce profesionales que
rápidamente abandonan el país, huyendo a
República Dominicana y, cuando pueden, a
Canadá, Estados Unidos o Francia. Casi
85% de los haitianos con nivel superior de
educación han salido del país durante los
últimos años, según datos proporcionados
por el SELA. El tamaño de abismo que separa el sistema escolar haitiano de los valores
y principios democráticos que hacen de la
educación un derecho, no parecen haber
sacado del autismo a gobiernos locales y
agencias internacionales más proclives a
ver la infancia como un mero producto de
exportación destinado a satisfacer las
carencias afectivas de solidarias familias
extranjeras, que como un sujeto de derechos plenos y efectivos.
El abandono se nutre de una política indiferente al sufrimiento de millares de niños y
niñas que, al igual que su país, son vistos
como objetos de saqueo o chatarras que
sólo pesan en la borda de un naufragio que
se hace visible ocasionalmente, apenas
cuando la tierra tiembla.
Caos y reconstrucción
El terremoto del 12 de enero de 2010 destruyó la educación haitiana, que ya se
encontraba en ruinas. Escombros sobre
escombros, destrucción sobre destrucción.
El tamaño de los desafíos abiertos es tan
enorme como las carencias que desde antes
del sismo se ponían en evidencia, aunque se
silenciaban o ninguneaban por parte de los
gobiernos locales y de la llamada comunidad internacional, hoy tan visiblemente
conmovida ante la tragedia.
Durante los días que sucedieron al desastre, un eco resonó tanto en el Norte como en
el Sur: se abre ahora la posibilidad de una
reconstrucción duradera. Sin embargo,
para que esto sea posible, no parece ser un
buen camino despreciar la experiencia que
nos aporta la mala cooperación ejercida por
algunos organismos internacionales y los
trágicos errores que siempre ha significado
militarizar las estrategias de ayuda externa
a naciones que han sufrido desastres sociales o naturales. Por eso, es necesario estar
atentos a las propuestas providenciales que
aportarán los sagaces y siempre listos funcionarios de los bancos solidarios o las prepotentes acciones de guerra que aportarán
ejércitos imperiales más acostumbrados a
bombardear naciones periféricas que a
reconstruirlas. Aunque quizás resulte simplista proclamar que las fuerzas de la ONU
deben retirarse de forma inmediata del país,
no menos irresponsable puede resultar que
dejen de ponerse bajo estricta evaluación la
contribución efectiva que éstas han tenido
para la pacificación y la reconstrucción de
una nación en ruinas. La educación, una vez
más, puede ser la clave desde la cual imaginar la edificación de un futuro de libertad y
justicia para este país que iluminó los horizontes de igualdad en nuestro continente al
fundar, dar sentido y legibilidad al abolicionismo anticolonial.
Hay que hurgar en los escombros que
apiló el trágico terremoto. También en los
que había antes que la tierra se pusiera a
temblar. Cuando la ONU instaló la
MINUSTAH esta fuerza conformada por
6.700 efectivos militares, 1.622 agentes de
policía, 548 funcionarios internacionales,
154 voluntarios de las Naciones Unidas y
995 funcionarios nacionales más. Ningún
maestro.
Hay que revisar, evaluar, ponderar con
cuidado y con rigor, el tenor de la ayuda
internacional ofrecida al pueblo haitiano en
materia educativa. No sólo porque la aspiración a la repetición de malas experiencias
por parte de los organismos internacionales
poco ha ayudado a superar las demandas
educativas de los países más pobres, sino
también porque buena parte de los recursos
destinados a estos programas suelen no ser
otra cosa que mera pirotecnia propagandística. Haití recibía, en el 2006, nueve dólares
por año de ayuda internacional para la educación básica por cada niño o niña en edad
escolar, bastante menos que República
Dominicana, que recibía 32 dólares y Nicaragua, que recibía 97 o Guyana, que recibía
52.
Fueron sólo algunos pocos países los que
mandaron a Haití, antes del terremoto, algo
más que armas, blindados y ropa de batalla.
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La educación en Haití:
Del abandono al caos
Hay que reconstruir Haití con los
haitianos, con sus organizaciones
democráticas y populares. Refundar,
desde su pueblo y junto a su pueblo,
esa nación autónoma que no acabó
de nacer, porque no la dejaron. La
educación puede ser una buena
forma de hacerlo.
Acurrucadas en
la esperanza
Cuba, como siempre, brindó su ejemplo de
solidaridad, aportando más de 400 médicos
y paramédicos, quienes estaban en el país
trabajando arduamente el 11 de enero, víspera de la tragedia, y pudieron contribuir
enormemente en el socorro y el auxilio a las
víctimas.
Haití precisa de ayuda y la precisaba antes
del terremoto. Los huracanes y ciclones que
asolaron el país algunos pocos años atrás
habían destruido centenas de escuelas y no
se hizo mucho por ellas. Casi un centenar de
niños y niñas murieron al derrumbarse una
escuela en Puerto Príncipe en noviembre
del 2008. Ese día la tierra no tembló. La
escuela se cayó simplemente porque, como
casi todas, estaba mal construida. La noticia
duró pocos días en los periódicos y nadie
juntó dinero para ayudar a las familias de
las víctimas. Ni siquiera llamó la atención
que esta escuela se llamaba “La Promesse”.
Días más tarde, otro edificio escolar se vino
abajo. El tema dejó de ser noticia porque ya
lo sabemos: lo que se repite de forma sistemática deja de ser atractivo en materia
periodística. Y una vez más, todos se olvidaron de Haití. Nuevamente, ejerciendo
nuestra obsesión por el olvido y el habitual
desprecio hacia los más pobres del planeta.
Como nos olvidamos cuando, gracias a la
valerosa acción de un conjunto de organizaciones de mujeres haitianas, los soldados de
Sri Lanka que servían a las fuerzas de la
ONU, fueron expulsados de Haití por sus
reiteradas violaciones a niñas indefensas, a
aquellas niñas hacia las cuales ellos, los
soldados de la MINUSTAH, debían ofrecerles protección y seguridad, respeto y
dignidad. La prensa olvido también a esas
niñas y mujeres que valerosamente las
defendieron: Myriam Merlet y Magalle
Marcellin, dos de esas grandes militantes,
dirigente de las organizaciones feministas
que denunciaron el atropello, fueron algunas de las tantas víctimas fatales del terremoto del 12 de enero. ¿Quién defenderá a
las niñas haitianas ahora que ellas no están
y que nosotros siquiera llegamos a olvidarlas porque nunca llegamos a recordarlas?
La violencia sexual era brutal antes del
terremoto. Y era ésta una de las tantas causas que explicaba el abandono escolar de
las niñas haitianas. La Brigada de Protección de Menores contaba en Haití, en marzo
de 2008, con 12 agentes en todo el país.
Carecían de vehículos para su movilidad.
Una catástrofe humanitaria en una nación
donde la violación es y ha sido desde hace
mucho tiempo un arma política; donde 19
de cada 100 niñas que viven en Puerto Príncipe ha sido violadas. (Amnistía, 2008) Una
catástrofe humanitaria en un país donde
casi la mitad de los hogares tiene como cabeza de familia a una mujer. Esas mujeres que
dejan casi todos sus ingresos, cuando los
tienen y cuando no los tienen, para permitir
que sus hijos e hijas vayan a la escuela, sospechando, imaginando, soñando que allí
será posible tejer un horizonte de felicidad
y prosperidad.
La madrugada del 13 de enero un
llanto estremeció las calles de Puerto
Príncipe. Minutos antes hubiera parecido absurdo que fuera posible diferenciar uno de entre los miles de llantos que inundaban la ciudad, que
bañaban con lágrimas de luto y dolor
tanta muerte y tanta destrucción, ese
desarraigo absoluto que se cuela por
las grietas del alma y de una tierra
seca que parece querer vengar todos
los crímenes que se cometieron contra ella. En una pequeña tienda de
campaña, en una especie de hospital
improvisado sobre los escombros de
la Cité Soleil, había nacido una niña.
Las lágrimas de su madre iluminaban silenciosas el cielo gris de ese
pequeño pedazo del mundo, donde
se espejan la indiferencia, la impotencia y la obsesión del mundo por el
olvido. El llanto de la niña reinaba
milagroso en las calles de Puerto
Príncipe, mientras su madre la abrazaba, todavía marcada por las heridas de los escombros que la habían
cubierto hasta hacía algunas pocas
horas, en una escuela cerca de allí. Te
llamarás Lu, le dijo al oído en un creole dulce y amoroso. La enfermera
brasilera que había asistido el parto
cerró los ojos y rogó no volver, una
vez más, a llorar desconsoladamente. La niña llevaría su nombre como
forma de agradecimiento. Así lo
había prometido su madre. Y allí estaban ellas, abrazadas, acurrucadas,
fundidas en sus lágrimas de amor y
en la esperanza de un futuro que,
como su patria querida, también estaba naciendo.
Haití, una vez más, pese a todo, la
utopía.
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Fondo
Gérard Pierre-Charles
de Apoyo a la
Reconstrucción de
Instituciones Educativas
en Haití
www.clacso.net/haiti
El Fondo Gérard Pierre-Charles ha sido creado por
la Secretaría Ejecutiva del Consejo Latinoamericano
de Ciencias Sociales (CLACSO) para contribuir de
forma solidaria con la reconstrucción de instituciones
educativas que han sufrido la devastación y la destrucción como producto del terremoto producido en
Haití el 12 de enero de 2010. El Fondo lleva el nombre
de Gérard Pierre-Charles (1935-2004), uno de los
más destacados intelectuales haitianos y luchador
incansable por los derechos humanos y por la democratización de su país.
CLACSO ha realizado un primer aporte de USD
50.000 (cincuenta mil dólares) al Fondo Gérard Pierre-Charles de Apoyo a la Reconstrucción de Instituciones Educativas en Haití.
¿Quiénes pueden colaborar?
Todas las personas, grupos de personas, instituciones,
movimientos y organizaciones interesados en apoyar
el objetivo del Fondo.
¿Cómo colaborar?
Con donaciones en dinero u otro tipo de aportes, los
que serán aplicados a la reconstrucción de instituciones educativas haitiana.
¿Cómo se administrará el Fondo?
La Secretaría Ejecutiva y el Comité Directivo de
CLACSO serán los responsable de llevar adelante las
acciones de captación de recursos y apoyos solidarios, los que serán distribuidos en instituciones educativas haitianas, según prioridades que serán establecidas por un Equipo de Trabajo coordinado por la Dra.
Suzy Castor del Centre de la Recherche et de Formation Economique et Sociale pour la Develeppement
(CRESFED, Puerto Príncipe, Haití).
CLACSO certificará cada contribución y presentará
un informe detallado acerca del uso de los recursos,
distribuido a su comunidad de instituciones asociadas, a todos/as los/as donantes y al público en general.
Depósitos
Nombre del titular de la Cuenta: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO)
Nombre de la Cuenta: Solidaridad con Haití
Número de la cuenta: 20381904176000215767
Banco: CAJAMADRID
Dirección del banco: CALLE MAYOR ,46 - 28013 Madrid - ESPAÑA
BIC/SWIFT: CAHMESMMXXX
UID: 153837
IBAN: ES11 2038 1904 1760 0021 5767
Contribuciones con Tarjeta de Crédito: www.clacso.net/haiti
El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO) es una institución internacional, no
gubernamental, que promueve la investigación y la
formación académica de investigadores/as y de instituciones provenientes de países de Iberoamérica. Fundada en 1967, en la actualidad agrupa a 270 centros de
investigación y programas de posgrado en 25 países
de América Latina, el Caribe, Europa y Estados Unidos.
Comité Directivo:
Carmen Caamaño Morúa (Costa Rica), Eduardo
Toche Medrano (Perú), Gabriel Misas Arango (Colombia), Gerardo Caetano (Uruguay), Guillermo
Gómez Santibañez (Nicaragua), Ingrid Sarti (Brasil),
Jenny Nathaly Torres Gómez (República Dominicana), Jesús Redondo Rojo (Chile), José Vicente Tavares dos Santos (Brasil), Julio César Gambina (Argentina), Luciano Concheiro (México), Luis Tapia (Bolivia), Olga María Zarza (Paraguay), Carlos Barba
(México), Pablo Andrade (Ecuador) y Suzy Castor
(Haití).
Secretaría Ejecutiva:
Emir Sader (Secretario Ejecutivo), Pablo Gentili (Secretario EjecutivoAdjunto)
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Margarita Victoria Gómez: nos dice por qué Paulo Freire es un clásico, para esto hace hablar al pedagogo brasileño: “Soy un clásico, sí. No porque me considere así de modo subjetivo y presuntuoso, sino porque así me consideran todos aquellos que ven en mi
obra un instrumento para afrontar un problema clásico: la existencia de opresores y oprimidos. Por eso, mientras persista ese problema, quiero seguir irritando, incomodando, fustigando a aquellas personas, contemporáneas o no, que defienden la permanencia de
las desigualdades”.
Roberto Fernández Retamar: “Con las mismas manos”. Poema
José Eustáquio Romão afirma: “Si se desea reinventar el legado freireano -como él mismo sugería a sus colaboradores más cercanos- tendrá que darse mayor extensión a este principio: sólo el (las) oprimidos (as) es que hacen la liberación, solo ellos (ellas) es que
hacen cultura, arte, religión, ciencia, tecnología, en fin,
sólo ellos (as) tienen el potencial para desarrollar el proceso civilizador. Los opresores, ocupados en oprimir y
en apropiarse de todo, no son capaces de continuar la
marcha de la humanización…”.
María Luz Ayuso: reflexiona sobre la dialéctica: educación / trabajo. “Los saberes del trabajo disponibles en
la sociedad -sostiene la autora- constituyen un punto
central para la planificación estratégica nacional en el
marco de un proyecto de crecimiento endógeno. Conocerlos, nombrarlos, realizar su genealogía y estudiar sus
luchas por la regulación permitiría profundizar líneas de
investigación y de generación de política pública para el
beneficio del conjunto”.
Andrés Donoso Romo: remite a la vigencia del pensamiento latinoamericano de tres pensadores emblemáticos: “José Carlos Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña y
José Vasconcelos,… fueron algunos de los muchos latinoamericanos que eligieron el camino de la reflexión y
del análisis para enfrentar los temas culturales. Y aunque no coincidieron en todos sus planteamientos, todos
ellos compartieron un atributo fundamental, la originalidad”.
Beatriz Cajías: en su columna habitual Abriendo Sendas nos introduce en el ideal pedagógico de José Carlos
Mariátegui. Aquí sostiene la autora: “La educación es
analizada por Mariátegui como un aspecto esencial de
la realidad peruana, aunque la agudeza de sus juicios
permite su aplicación a otros países latinoamericanos”.
Septiembre 2010
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La pedagogía de
Paulo Freire:
Más allá de
corrientes,
líneas y
jerarquizaciones
Margarita Victoria
Gómez
La
propuesta
de este debate
es sin duda
provocativa, y no
se agotará -ni comienzaaquí. Por eso, aprovechando
reflexiones realizadas anteriormente
voy a considerar algunos
momentos importantes
de la propuesta pedagógica
de Paulo Freire para
dejar algunas
pistas para
el diálogo.
Paulo Freire: un pedagogo
que no se contentó
con irritar sólo a sus contemporáneos
E
s sabido que en el contexto de
la teoría de la educación, la
pedagogía clásica y la pedagogía crítica se encuentran referenciadas en los sistemas pedagógicos.
En la estructura de las relaciones
jerárquicas, que se nos presentan
muchas veces en la universidad, la
pedagogía clásica está estrechamente vinculada a la paidéa y la pedagogía crítica vinculada a la pedagogía
conscientizadora, a la pedagogía de
la autonomía, a la pedagogía crítico
social o de los contenidos o a la educación socialista. En el contexto de
estos mismos sistemas pedagógicos,
la educación popular se encuentra
separada y relacionada a una educación funcional y no a la pedagogía -y
esta sería otra cuestión para ser
investigada y reflexionada-. Más allá
de este mundo de descriptores,
corrientes, líneas y jerarquías, hay
que reconocer que cuando Freire
publicó el libro Pedagogía del Oprimido (1970), hoy ya considerado un
clásico, quedó evidente que el pensamiento pedagógico latinoamericano
se estaba apartando de ciertas ‘lí-
neas’ filosófico-pedagógicas, iluministas,
behavioristas, tecnicistas, positivistas,
entre otras. Con Freire se da origen a una
revolución popular de la educación, distanciándose de la revolución pedagógica burguesa. Entendiendo popular, en la perspectiva de Freire, como una educación del pue-
blo y no solamente de los pobres.
Desde niño Paulo Freire decía que alguna
cosa no andaba bien en este mundo y no es
casual que cuando se tornó adulto se ocupó
de alfabetizar un grupo de adultos de la
población más pobre del nordeste brasileiro, por aquel entonces. Freire pensó, busco
desvendar y vincular, en el proceso de
aprendizaje, las condiciones de dominación
con el hombre y la mujer situados en su propia cultura, tiempo y espacio. Problematizó
la situación social de esta gente, desnaturalizó la situación de que los adultos sean -los
que eran- alfabetizados con métodos utilizados para alfabetizar niños. Así, en su propuesta, el hombre, su situación y su praxis
son el eje del proceso de aprendizaje. La
introducción de la cultura a la escuela está
en estrecha relación con la apertura de la
escuela a la sociedad. La perspectiva cultural fue una contribución de la sociología de
la educación con la cual Freire, entre otros
educadores, contribuyó para pensar e interpretar los procesos de cambio educativo a
través de entender la cultura contemporánea. Como decíamos, con la publicación de
Pedagogía del oprimido, la educación pronto comenzó a ser repensada también a partir
de esta propuesta. Estaba claro que la edu-
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La pedagogía de Paulo Freire:
Más allá de corrientes, líneas y jerarquizaciones
cación comportaba y comporta, según sea
la propuesta pedagógica, diversas concepciones de sujeto, de aprendizaje, de conocimiento y de la ética. Llegó a reconocerse el
hombre ideal, el del deber o el hombre
como resultado de las relaciones de producción y de consumo y, específicamente, el
hombre oprimido que en la perspectiva de
Freire implica, también el hombre de la
praxis, el hombre en potencia y el hombre
de la transformación. Quedó evidente que
no es suficiente trabajar a favor de un ideal
y por un sujeto desconectado de las condiciones sociales de los hombres y de sus prácticas educativas pues sabemos que el camino al infierno está empedrado de buenas
intenciones, según reza una frase popular.
Para tratar de invertir la lógica burguesa de
pensar y hacer educación, Freire entonces
coloca en el eje al hombre praxiológico,
aquél que es producto de sus quehaceres,
que transforma y es transformado, siempre
inconcluso y consciente de eso se abre al
otro. Por eso, en una sociedad llena de conflictos no es suficiente la conscientización,
la conceptualización, la tematización y la
teorización del hombre desvinculado de su
realidad.
Ese quehacer educativo implica el diálogo pues quien dialoga lo hace con alguien
sobre algo que puede convertirse en un
nuevo contenido de producción. En esta
perspectiva, el diálogo incluye la palabra, el
lenguaje, el afecto, la humildad, la fe en el
hombre, la esperanza- como espera activade aquellos que tratan ser éticos y presentes, como explica Paulo Freire.
Presencia ésta que, reconociendo la otra
presencia como un no yo, se reconoce como
si propia. Presencia que se piensa a sí misma, que se sabe presencia, que interviene,
que transforma, que habla de lo que hace
pero también de lo que sueña, que constata,
compara, evalúa, valora, que decide, que
rompe. Es en el dominio de la decisión, de
la evaluación, de la libertad, de la ruptura,
de la opción, donde se instaura la necesidad
de la ética y se impone la responsabilidad.
La ética se torna inevitable y su trasgresión
posible es un desvalor, jamás una virtud
(Freire, 1999:20).
Esta existencia original y singular es una
cuestión humana y social que resulta de las
relaciones en conexión, que nos tiran de la
monotonía, de la mismice, del anonimato.
Así, al permitirnos ser, el otro también
puede ser y se amplía en una existencia
colectiva y social. Esto nos remite al concepto del cuerpo consciente acuñado por
Paulo Freire; aquél que sin ser puro objeto
es la mediación de la consciencia con el
mundo y con la intersubjetividad (Freire,
1975).
Darse existencia en la perspectiva de
Paulo Freire es vivenciar y experimentar ya
que su propuesta no puede ser aplicada
como si fuera una vacuna. Su método de
alfabetización, como es conocido, y que él
considera una teoría de conocimiento,
incorpora al adulto en el proceso de alfabetización como adulto y no como niño. Esa
es una de las originalidades de su ‘método’.
Así, también, la alfabetización y la educación son entendidas como procesos que
comprometen las competencias específicas
y conceptuales de lo que se quiere enseñar o
aprender y la competencia política del para
qué, con qué, para quién, con quién y contra
quién. Freire afirma que analfabeto político
es el más problemático por no conocer las
causas de su situación.
Freire, es uno de los primeros educadores
brasileros que entiende que la educación se
puede realizar en otros lugares, además de
la escuela. Su propuesta pedagógica impli-
ca el círculo de cultura como una
estrategia y como un lugar de aprendizaje. Durante la interacción, en el
círculo, los participantes empeñan su
cultura, sus conocimientos y el uso
del diálogo para encontrar el eje temático a partir del cual problematizar y
desarrollar el proceso de aprendizaje. No hay un detentor del saber, el
profesor y el estudiante son activos y
ambos -de manera interactiva- construyen un nuevo conocimiento. El
vínculo funciona de acuerdo al principio establecido por Paulo Freire
(1975): aquí nadie educa a nadie.
Nadie se educa a sí mismo; las personas se educan entre sí mediatizadas
por el mundo. Así, despertar la curiosidad epistemológica del alumno es
primordial para juntos conocer más.
Esta es una apertura respetuosa
donde no hay un Yo pienso individual sino un Pensamos como un acto
colectivo. Y, es a través del diálogo
que se puede decir la propia palabra,
producto de la acción y de la reflexión. La expresión se constituye en
un acto político-pedagógico pues
puede generar crítica, creatividad y
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La pedagogía de Paulo Freire:
Más allá de corrientes, líneas y jerarquizaciones
acciones transformadoras.
Si bien en la pedagogía de Freire no
existe centralidad ni del alumno ni
del maestro este es quien orienta el
proceso de aprendizaje. Pero, cuando el docente se transforma en un
mero tío(a), o en un mero ejecutor de
políticas públicas ligadas a intereses
bancarios, se torna difícil atender y
trabajar a favor de las demandas
populares. La educación bancaria,
literalmente se refiere a banco y, es
un concepto acuñado por Freire para
designar ese modelo por él criticado.
De acuerdo con Freire ni el alfabetismo ni cualquier situación de opresión puede ser arrancada de raíz de
un momento para otro si entendemos
que tal situación es una construcción
social e histórica, sustentada en parte
por políticas públicas. La politicidad
del acto educativo adquiere una fuerte connotación cuando hombres y
mujeres, seres en relación pueden
participar de la lectura y comprens i ó n d e l m u n d o , c o d i f i c a n-
do/decodificando una realidad para la realización del inédito viable, de aquello que
perciben inédito, porque nadie lo estrenó,
pero viable porque están dadas las condiciones para realizarlo. Y, cuando percibido,
es una cuestión ética realizarlo para permitir la educación.
Abratte (2003) dice que la ausencia, ignorancia u olvido de un estudio previo de la
situación del sujeto amerita la falta de un
concepto claro y fundamental de lo que es
el hombre. La lectura de mundo no puede
ser hecha por “leguleyos” de escritorio que,
hayan o no leído algo sobre la educación de
adultos, jamás se han embarrado los zapatos caminando por los estrechos senderos
de algún barrio habitado con personas
carenciadas. Estos programas no pasan más
allá de considerar al hombre, como un objeto para usar a bajo costo; un objeto que produzca mucho, en caso de tener trabajo, y
que sea un buen consumidor en caso de
tener cómo comprar”. Este autor, todavía
afirma que “esto tiene que ver con este tiempo fatal donde a la falta de trabajo, se suma
la miseria diaria de no poder adquirir ni lo
más esencial para sobrevivir. De nada sirve
decir hoy que vivimos en libertad, si sólo
podemos avizorar que estamos inmersos en
la más tremenda dictadura pseudodemocrática y que, en mayor o menor medida, somos los nuevos esclavos del siglo
XXI, de un sistema neoliberal perverso.”
La raíz más profunda de la políticidad de
la educación está en la capacidad que los
seres humanos tienen de educarse entre sí,
la cual se funda en su naturaleza inacabada
y de la cual él o ella son conscientes. Inacabado e consciente de su in-acabamiento,
necesariamente, el ser humano se torna ético, capaz de optar y decidir. Un ser humano
conectado a los intereses y en relación a los
cuales tanto puede mantenerse fiel a su
ética o transgredirla, lo que se tornaría un
anti-valor. (CF. Freire, 1999).
Con esto quiero llamar la atención para
una pedagogía mojada de existencia y no
simplemente de ideas. Pues, no es consintiendo con la sociedad, a la que Aratte hace
referencia, que la educación va a permitir la
concientización. Si bien la educación no
puede, sola, transformar la realidad, puede
alguna cosa para contribuir a resolver las
desigualdades instauradas por el sistema
capitalista, entre otros, que continua desarrollando la lógica de excluir para, en seguida, crear políticas de inclusión. La educación en la pedagogía de Paulo Freire es una
posibilidad y puede ser hecha entre los participantes del proceso de aprendizaje, nada
se da a priori, ni el sujeto ni la educación.
Enseñar más que transmitir conocimientos
es crear espacios -con las diferencias- para
la construcción de los mismos. Tal vez lo
más original de la pedagogía propuesta por
Paulo Freire y que lo torna un clásico es que
incomoda a muchos y mueve a otros a reinventarlo o inventar cosas nuevas. Desde
cuando leemos ya su escrita ‘oral’nos llama
la atención, la invención de palabras, como
“boniteza”, por ejemplo. Su texto manso,
crea (o no) empatía y fluye sin violencia, sin
grandes elucubraciones, pero, sincero y
preciso con lo que quiere decir. Su discurso
es radical, no es endulzado y lo interesante
es que su lectura nos remite de inmediato al
pueblo y no a la academia. Nos remite al
pueblo, a la situación del hombre y de la
mujer, porque como dice Ernani Fiore, él no
piensa las ideas y sí la existencia, piensa el
ser humano, histórica y socialmente situado. En el tercer milenio ya no estamos tan
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La pedagogía de Paulo Freire:
Más allá de corrientes, líneas y jerarquizaciones
“Yo como educador, político, y
hombre que tiene practica educativa, sigo profundamente esperanzado”.
“El profesor, la profesora no tienen derecho de llegar a su clase y
hacer un discurso incomprensible en nombre de la teoría académica”.
preocupados con las clasificaciones y sí con
los procesos, en ver cómo dialogan los pedagogos llamados clásicos con los otros y
cómo nos mueven a la reflexión, a la toma
de posición político- pedagógica y a la
acción. Y me gustaría concluir este texto
que abre el debate, con palabras de Paulo
Freire respondiendo en parte a la cuestión
colocada. Mario Sergio Cortella nos cuenta
que en 1986, en ocasión de la conferencia
inaugural del curso de pos grado en Educación -Área Supervisión y Currículo- de la
Pontífica Universidad Católica de São Paulo, Brasil, preguntó a Paulo Freire si se consideraba un clásico y qué pensaba de la
frase de Millor Fernandes que decía: “Clásico es un escritor que no se contentó con
irritar solo a sus contemporáneos”.
Freire respondió: Soy un clásico, sí. No
porque me considere así de modo subjetivo
y presuntuoso, sino porque así me consideran todos aquellos que ven en mi obra un
instrumento para afrontar un problema clásico: la existencia de opresores y oprimidos. Por eso, mientras persista ese problema, quiero seguir irritando, incomodando,
fustigando a aquellas personas, contemporáneas o no, que defienden la permanencia
de las desigualdades. Tal vez se puedan
indagar otros motivos por los cuales la pedagogía de Paulo Freire es diferente y se circunscribe -o no- en la pedagogía clásica.
Pensar si podemos decir que hay dos pedagogías: la conservadora reaccionaria y la
pedagogía progresista. Se puede interpelar
a la pedagogía clásica y hasta redescubrir la
actualidad de pedagogos que como Juan
Amos Comenio, Juan Enrique Pestalozzi,
Celestin Freinet y John Dewey todavía
están presentes en la formación pedagógica
de las universidades contribuyendo cada
uno a su manera. Y, sin dudas, podemos leer
e interpelar la obra de un educador que
escribiendo tanta(s) pedagogía(s), que dialogando con muchos de los clásicos, no se
manifestó preocupado por saber en qué
clasificación entraba. Claro que él decía
que no le gustaría tener imitadores o apóstoles pero, sin dudas, inspiró e inspira con
su obra a muchos educadores a la reflexión,
al diálogo y a la acción bien como a reinventarlo. La actualidad de su obra se mantiene en el tiempo sin perder la especificidad político-pedagógica fruto de haber radicalizado una situación concreta de hombres
y mujeres y propuesto al mundo una perspectiva otra que lo torna universal. Después
de conocer su obra todo indica que era un
hombre de su tiempo, un humanista.
“Somos seres sociables, históricos y comunicativos. Por esta
razón es que el quiebre de la relación dialógica no es simplemente
el rehusar un principio democrático, es también rehusar la
naturaleza misma del ser humano”.
“La tarea fundamental nuestra
de educadores y educadoras, es
vivir la ética diariamente con los
niños, con los jóvenes. Mucho
más que una clase de biología, si
soy un profesor de biología, es el
testimonio con el cual yo doy la
clase”.
“Una de las tareas fundamentales hoy para mí, aquí como en
Brasil, en Brasil como en Chicago, es la pedagogía crítica. Quien
dice que Paulo Freire ya fue, carece científicamente de sentido,
porque nadie que esta haciendo
fue, y yo nunca estuve tan vivo a
pesar de la edad”.
*Encuentro con Paulo Freire. San
Luis. Argentina. 1996.
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Con las mismas manos
Roberto Fernández
Retamar
Con las mismas manos de acariciarte estoy
construyendo una escuela.
Llegué casi al amanecer, con las que pensé que serían
ropas de trabajo, pero los hombres y
los muchachos que en sus harapos esperaban
todavía me dijeron señor.
Están en un caserón a medio derruir,
con unos cuantos catres y palos: allí pasan
las noches ahora, en vez de dormir
bajo los puentes o en los portales.
Uno sabe leer, y lo mandaron a buscar cuando
supieron que yo tenía biblioteca.
(Es alto, luminoso, y usa una barbita en el
insolente rostro mulato).
Pasé por el que será el comedor escolar, hoy sólo
señalado por una zapata
sobre la cual mi amigo traza con su dedo en el aire
ventanales y puertas.
Atrás estaban las piedras, y un grupo de muchachos
las trasladaban en veloces carretillas. Yo pedí una
y me eché a aprender el trabajo elemental de los
hombres elementales.
Luego tuve mi primera pala y tomé el agua silvestre
de los trabajadores,
y, fatigado, pensé en tí, en aquella vez
que estuviste recogiendo una cosecha hasta que la
vista se te nublaba.
Como ahora a mí.
¡Qué lejos estábamos de las cosas verdaderas, Amor,
qué lejos como uno de otro!
La conversación y el almuerzo
fueron merecidos, y la amistad del pastor.
Hasta hubo una pareja de enamorados
que se ruborizaban cuando los señalábamos riendo,
fumando, después del café.
No hay momento
en que no piense en tí.
Hoy quizás más,
y mientras ayude a construir esta escuela
con las mismas manos de acariciarte.
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Paulo Freire:
Un Clásico
Anticlásico
P
aulo Freire puede ser considerado un clásico en el primer
sentido y diametralmente
opuesto al segundo significado del
término “clásico”.
Hay varias razones por las que
Paulo Freire no puede ser considerado un clásico en el sentido de ser un
representante de la Pedagogía hegemónica, instituida, conservadora.
Destacamos, a continuación, las que
consideramos más significativas,
que confieren al legado pedagógico
freireano el carácter anti-clásico,
innovador, revolucionario.
La primera y, quizás, el más paradigmático cambio que Paulo Freire
introdujo en la práctica educativa y
en el pensamiento pedagógico fue la
sustitución de la “enseñanza” para el
"aprender", como un eje estructurador de la Educación y de la Pedagogía. Inicialmente, no fue entendido,
pero a menos de la mitad de un siglo
después, el principio fue incorporado
por la Unesco, en la caracterización
de los cuatro pilares de la educación
para el siglo XXI (véase Delors,
1998).
En Pedagogía de la autonomía
(2004), Paulo Freire escribió: “Enseñar no existe sin aprender y viceversa
y fue aprendiendo socialmente
como, históricamente, mujeres y
hombres descubrieron que era posible enseñar. Fue así, aprendiendo
socialmente, como en el transcurso
de los tiempos mujeres y hombres
percibieron que era posible -después,
preciso- trabajar maneras, caminos,
métodos de enseñar. Aprender precedió a enseñar o, en otras palabras,
enseñar se diluía en la experiencia
José Eustáquio
Romão
El adjetivo
clásico, es
polisémico, designa
cosas diferentes, aunque,
en este trabajo, vamos a tratar sólo
de uno de sus significados, pero no antes
de explicitarlo en oposición a otro que, también,
es muy utilizado. “Clásico”, en su connotación histórica
y sociológica positiva indica un autor, o su obra, como un logro
que se universalizó por la calidad, convirtiéndose en una
referencia y que, por lo tanto, no puede ser desconocido/a
por los especialistas del área. Así, en la expresión,
“él ya se ha convertido en un clásico”, el término
se refiere a esta connotación. Sin embargo,
también puede significar lo instituido,
lo hegemónico, lo predominante, lo
conservador y, por tanto, tiene
una connotación politológica
negativa, ya que, hoy en día,
a nadie le gustaría
ser llamado
conservador.
realmente fundadora de aprender. No temo
en decir que carece de validez la enseñanza,
que no resulta en un aprendizaje en que el
aprendiz no ‘volvió capaz de recriar o de
rehacer lo enseñado, en que lo enseñado
que no fue aprendido no puede ser realmen-
te aprendido por el aprendiz´ (p. 2526)”.Un segundo aspecto que forma
parte de la revolución paradigmática
que Paulo Freire provocó en la Educación y la Pedagogía se refiere a los
componentes de la matriz curricular.
Ya sea por no entender o por estar en
contra, los críticos del legado y de los
seguidores de Freire afirman que la
educación freireana, los contenidos
del currículo, los círculos de cultura,
sustituyen a las clases, son mediaciones educativas en las que no hay contenido, porque todo nace de las palabras generadoras (en la alfabetización), de los temas y contextos generadores (en la educación continua).
Hay componentes de contenido en
la propuesta freireana. La diferencia
es que ellos no son dados previos, y
sí identificados, a partir de la investigación de la realidad de los alumnos,
ya sea en el campo, ya sea a través de
su discurso, de sus representaciones,
verbalizadas en los círculos de cultura.
Sin embargo, la transformación
más radical propuesta por Freire es la
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Paulo Freire:
Un Clásico Anticlásico
ventaja gnoseológica y política de
los oprimidos, de los dominados, de
los “desharrapados del mundo” Y,
¿qué significa esto? Según el autor
de Pedagogía de la Esperanza
(1992), los oprimidos y las oprimidas son quienes harán la transformación liberadora y, si ellos y ellas no la
hicieran, ella no va a suceder. “Quién
mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de una sociedad opresora?¿Quién sentirá mejor que ellos los
efectos de la opresión? ¿Quién más
que ellos para ir comprendiendo la
necesidad de la liberación? Liberación a la que no llegarán por casualidad, sino por la praxis de su búsqueda; por el conocimiento y reconocimiento de la necesidad de luchar por
ella. Lucha que, por la finalidad que
le darán los oprimidos, será un acto
de amor, con el cual se opondrán al
desamor contenido en la violencia de
los opresores, incluso cuando ésta se
revista de la falsa generosidad a que
nos hemos referido. (FREIRE, 2002,
p. 31-32)”.
Esta ventaja gnoseológica política
de los oprimidos se indica claramente a continuación en la misma obra,
sin embargo, transformada en competencia política: “Mientras la violencia de los opresores hace de los
oprimidos hombres a quienes se les
prohíbe ser, la respuesta de éstos a la
violencia de aquéllos se encuentra
infundida del anhelo de búsqueda del
derecho de ser. Los opresores, violentando y prohibiendo que los otros
sean, no pueden a su vez ser; los oprimidos, luchando por ser, al retirarles
el poder de oprimir y de aplastar, les
restauran la humanidad que habían
perdido en el uso de la opresión. Es
por esto por lo que sólo los oprimidos, liberándose, pueden liberar a los
opresores. Éstos, en tanto clase que
oprime, no pueden liberar, ni liberarse. (id., ib., p. 43)”.
Si se desea reinventar el legado
freireano -como él mismo sugería a
sus colaboradores más cercanostendrá que darse mayor extensión a
este principio: sólo el (las) oprimidos
(as) es que hacen la liberación, solo
ellos (ellas) es que hacen cultura, arte, religión, ciencia, tecnología, en fin, sólo ellos
(as) tienen el potencial para desarrollar el
proceso civilizador. Los opresores, ocupados en oprimir y en apropiarse de todo, no
son capaces de continuar la marcha de la
humanización, el proceso de civilización,
lo que justifica hablar, a partir de aquí de
“civilizaciones oprimidas”.
Este principio freireano es muy radical
para que la escuela “clásica” lo absorba,
pues que significa renunciar a la creencia en
la superioridad del conocimiento escolar,
del saber erudito, y reconocer el potencial
transformador de la sabiduría popular. Y no
es populismo, ni basismo, que cree que todo
lo que proviene de las capas más vulnerables de la sociedad es bueno. Sabemos
cómo el propio Freire reconocía que los
oprimidos y las oprimidas son, en la mayoría de los casos, hospederos de sus propios
opresores, es decir, leen el mundo a través
de los ojos de los dominadores. Ahora bien,
si esto es cierto, ¿cómo harán la transformación, si los opresores no hacen nada, salvo
apropiarse de todo y ocuparse con la dominación de todos y todas? ¿Cómo los oprimidos harán la transformación, partan de la
perspectiva y utilicen las herramientas de
quién es impotente para la transformación
(los opresores)? Paulo Freire respondería
que sólo cuando los oprimidos dejen de
interpretar la realidad y renuncien a intervenir en el mundo con las armas de los dominantes, sólo entonces harán la transformación. En resumen, los oprimidos y las oprimidas, en su mayor parte, no hacen la conversión porque están pensando y actuando
como el doble de sus opresores. Sólo en
momentos raros y específicos de
relaciones históricas y sociales
puede surgir la conciencia crítica de
los (las) propios (as) oprimidos y
oprimidas. Pero esta oportunidad
histórica de transformación se traducirá en nada, si no hay un proceso de
educación transformadora. En otras
palabras, y en una imagen más popular: el caballo de la transformación
histórica pasa de prisa, pero es preciso montarlo y manejarlo con competencia (para usar un término de
moda). Para que esto ocurra, para
hacer posible el desarrollo de la competencia transformadora, necesitamos una educación transformadora,
cuya pedagogía no se propone a
poner cualquier cosa en la cabeza del
oprimido y de la oprimida, y sí a retirar lo que en ella pusieron como trazos, valores, aspiraciones, proyecciones e ideales espurios (alienación). De ahí, que sea tan importante
el concepto freireano de concientización que, según él mismo Freire, no
debe ser confundido con la “toma de
conciencia”.
Muchos otros aspectos del pensamiento de Paulo Freire no encajan en
una “Pedagogía clásica”, ni sus procedimientos serían convergentes con
los de la “Educación clásica” en el
sentido de fortalecer la Educación y
la Pedagogía que, hoy, lamentablemente, son hegemónicas entre nosotros.
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El dispositivo de
regulación de los
saberes del trabajo
en el ámbito
ferroviario:
Una estrategia de
empoderamiento colectivo
María Luz Ayuso
El
estudio de
la producción,
transmisión y circulación
de los saberes del trabajo ha
sido poco explorado desde el punto
de vista pedagógico. Este proceso que
históricamente buscaron monopolizar las
empresas en algunos ámbitos de la producción y el
trabajo fue resistido por organizaciones sindicales, sociales,
cooperativas, etc., propiciando regulaciones que favorecieron
la defensa de los saberes producidos, recreados, inventados
por los trabajadores. Desde mi perspectiva,
un estudio de esta naturaleza puede aportar
en la definición de políticas públicas
para la regulación, distribución y
legitimación de los
saberes del
trabajo.
L
os saberes del trabajo disponibles en la sociedad constituyen un punto central para la
planificación estratégica nacional en
el marco de un proyecto de crecimiento endógeno. Conocerlos, nombrarlos, realizar su genealogía y estudiar sus luchas por la regulación permitiría profundizar líneas de investigación y de generación de política
pública para el beneficio del conjunto. Para la profundización del estudio
alrededor de esta temática se recortó
el ámbito del trabajo ferroviario. El
caso del ferrocarril en la Argentina
constituye un analizador privilegiado para estudiar el tema de educación
y trabajo, en particular los vínculos
entre sujetos, saberes del trabajo e
instituciones, en la perspectiva de los
saberes socialmente productivos.
Por un lado, el ferrocarril constituyó
un elemento estructurante en la constitución del Estado moderno por el
lugar que ocupaba el tren en la circulación de mercancías para la incorporación del país en el intercambio
capitalista internacional. Por otro
lado, los saberes asociados a esa tecnología constituían un saber ausente
en la Argentina criolla, y para instalarlo se desarrollaron múltiples
estrategias de importación, localiza-
ción, distribución y apropiación. Al tiempo
que se producía la extensión de los kilómetros del riel se desplegaban complejos procesos urbanísticos, sociales, comunicacionales, además del tecnológico y productivo
que desarrollaba la industria ferroviaria y
sus industrias asociadas. En su entramado,
la red hilvanaba también, multiplicidad de
saberes que significaban empoderamiento
subjetivo, pero por sobre todo empoderamiento social para muchísimas comunidades, pueblos y ciudades. De ese empoderamiento social hablamos cuando reflexionamos sobre los saberes socialmente produc-
tivos: del enriquecimiento del capital
cultural de la sociedad, de saberes
capaces de potenciar tejido social
inclusivo y democrático, fundando
nuevos intereses –sociales, culturales, productivos- para el conjunto
social, integrando distintos sectores
involucrados a través de alianzas
estratégicas, que situados históricamente, se articulan alrededor de un
proyecto político (Puiggrós, 2004;
Sessano et al, 2009). Focalizando el
estudio en los trabajadores de la conducción, nos propusimos indagar la
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Saberes del trabajo
en el ámbito ferroviario
experiencia pedagógica que como
colectivo, los conductores de trenes
construyeron alrededor de la Sociedad “La Fraternidad”. Delimitamos
en primer lugar el estudio en el período comprendido entre 1870 y 1930
para la producción de la tesis de
Maestría (FLACSO- Argentina), que
llevó por título: “Saberes del trabajo
de foguistas y maquinistas de locomotoras: la lucha por la apropiación
del dispositivo de regulación del
saber”. En ese trabajo se sostiene la
siguiente hipótesis: en la lucha por la
mejora laboral frente al abuso de las
empresas ferroviarias hacia fines del
siglo XIX, los maquinistas y foguistas de locomotoras agremiados en La
Fraternidad construyeron un complejo dispositivo de regulación del
saber, a partir de la apropiación, participación y creación de elementos
del dispositivo, con la consecuente
ganancia de poder para la negociación de la Sociedad en sus luchas por
la regulación de los saberes del trabajo frente a las empresas ferroviarias y
el Estado Nacional.
Recuperando la categoría foucaultiana, entendemos al dispositivo
como “un conjunto heterogéneo que
implica discursos, instituciones, disposiciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas
administrativas, enunciados científicos,
proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas; en síntesis, tanto lo dicho cuanto
lo no- dicho, he aquí los elementos del dispositivo” (Foucault, 1979). El dispositivo
es la red que puede establecerse entre esos
elementos, y como formación en un
momento histórico, tiene la función de responder a una urgencia –debilidad hegemónica- y por ello a una posición estratégica
dominante (Arata y Telias, 2006). Es decir,
dispositivo está siempre inscripto en un
juego de poder, situado históricamente y
articulado a un proyecto político (pedagógico, productivo, social y cultural) más
amplio. La construcción histórica del dispositivo fraterno de regulación del saber
A instancias de este estudio inicial, diferenciamos distintas etapas en la conformación del dispositivo de regulación del saber
del trabajo de los conductores de trenes. En
cada una de estas etapas se pueden reconocer ganancias parciales en la construcción
de los distintos elementos del dispositivo
hasta alcanzar una complejidad y articulación significativa para la década del 30,
configuración que posiciona al gremio
como un interlocutor obligado para su definición.
La primera etapa la delimitamos entre
1870 y 1896, caracterizándose por la indeferenciación en la regulación de los saberes
del trabajo de los conductores de trenes. Por
un lado, producto de la incorporación de
técnicos y trabajadores extranjeros por la
ausencia de saberes relacionados a este
desarrollo productivo, por otro lado, por la
poca institucionalización e informalización
de los procesos de transmisión del saber del
trabajo; finalmente, por la ausencia de campos profesionales regulados y conformados
como tales, con las implicancias en el
recorte del saber que ello implica. El caso
de los ingenieros tal vez es el más representativo, por la alianza estratégica que construyeron junto a los maquinistas en la diferenciación del saber de uno y otro. Los primeros Estatutos, el pedido de personería
jurídica, la organización de las primeras
Academias para la preparación de los aspirantes a maquinistas, son algunas de las
tareas que realizan conjuntamente el gremio y este campo profesional aún en conformación. En particular en esta primera
época fueron quienes enseñaron el oficio
junto a los maquinistas extranjeros los saberes técnicos de la conducción, al tiempo que
incorporaban los saberes para la organización política gremial. Para 1887 se crea la
“Sociedad de maquinistas y foguistas de
locomotoras, La Fraternidad”. Hacia final
del periodo, se acuerda un régimen de idoneidad con exámenes de competencia para
la conducción de máquinas (decreto del
PEN 29/08/1896) dando inicio a una nueva
etapa en la conformación del dispositivo de
regulación del saber del trabajo de los
maquinistas. La siguiente etapa se delimitó
entre los años 1896 y 1912, periodo en el
cual se produjeron los primeros elementos
hacia la construcción del dispositivo de
regulación de los saberes del trabajo. Al
mismo tiempo la Sociedad buscó legitimarse ante sus propios asociados, las empresas
y el Estado, como la asociación representativa de este colectivo de trabajadores.
Durante esta etapa la red aumentó sustantivamente, como también las toneladas de
cargas transportadas y los trabajadores asociados a esa actividad productiva: de las
3.844.045 toneladas de carga trasportadas
en 1887, se pasó a 11 millones de toneladas
en 1896, 14 millones en 1902 y 40 millones
en 1912 (Lobato y Suriano: 2004). Una vez
establecidas las reglamentaciones para la
idoneidad, se publicaron los primeros “manuales” y “catecismos” escritos por maquinistas para la transmisión de sus saberes
(Arévalo, 1898; Russell, 1918; Gallini,
1920) y se impulsó desde la Asociación la
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Saberes del trabajo
en el ámbito ferroviario
creación de escuelas técnicas para maquinistas en todas las seccionales sociales del
país bajo el lema: “en cada seccional una
escuela”. Allí se preparaba a los foguistas
aspirantes a maquinistas para la obtención
de la certificación, para el ascenso y promoción en el trabajo. Se articuló así experiencia, saber e identidad, pugnando por un escalafón uniforme y por una reglamentación
del trabajo homogénea para todas las líneas
ferroviarias existentes. En este periodo también comenzó a publicarse la Revista oficial fraterna (Revista La Fraternidad, creada en 1907) coadyuvando desde sus columnas a la consolidación de la identidad alrededor de la solidaridad, unión y fraternidad
como “familia fraterna”. A través de este
medio se trasmitieron los saberes técnicos
específicos para el trabajo. Constituyó además un canal de comunicación entre las
seccionales del país y fundamentalmente
un sostén en la transmisión de saberes político- gremiales de la corporación. Durante
el periodo se estructura un fuerte debate
entre grupos políticos y campos profesionales para la regulación del saber (Suriano,
1991 y Palermo, 2004). El informe oficial
confeccionado por Bialet Massé (1904) es
un ejemplo de ese debate, presentando posiciones alrededor de algunos temas estructurantes para la definición de los vínculos
entre educación y trabajo: el papel del Estado en la mediación entre capital y trabajo, el
papel de la educación y alfabetización de
los trabajadores, la incorporación de trabajadores y técnicos extranjeros frente al
saber del criollo e indígena, entre otros. La
tercera etapa marcó un punto de inflexión
en las luchas obreras ferroviarias en general, y en particular para La Fraternidad que
logró legitimarse ante los poderes públicos
como el interlocutor y representante de los
trabajadores de la conducción. Esta etapa la
delimitamos entre las huelgas de 1912 y
1917, y se categorizan como dos huelgas
estructurantes para la regulación del saber
del trabajo del gremio. Por un lado, por el
debate que desató la primera acción de
lucha por el reclamo de una reglamentación
de trabajo. Recién para 1917 se concretará
esa norma haciéndose extensiva para todo
el personal ferroviario a través del decreto
que dicta la intervención del Ejecutivo y
que permite el cese del conflicto. Por otro
lado en la lucha que da La Farternidad, frente a trabajadores “adventicios” que las
empresas ubicaban al frente de las máquinas ante la ausencia de trabajadores en huelga que paralizaban el servicio ferroviario en
época de cosecha. Las empresas buscaron
quebrar los procesos institucionalizados de
transmisión del saber del cual los fraternales formaban parte, creando sus propias
iniciativas de transmisión y certificación
las escuelas fraternas continúa
expandiéndose, se crean nuevas
escuelas y bibliotecas a lo largo de
las redes, se producen y publican
nuevos materiales para la enseñanza
escritos por maquinistas avezados
que constituyen una referencia ineludible en la preparación de los aspi-
sin mediación del Estado para garantizar la
circulación de los trenes y el transporte de
las cargas hacia el puerto de Buenos Aires
en los periodos de paralización total de los
trenes. Los fraternales van a enfrentar estas
iniciativas pugnando por la incorporación
de los huelguistas alejados de sus puestos y
a través de fuertes propagandas de concientización y “escrache” frente al peligro
público de mantener al frente de los trenes a
conductores sin certificación –ni saberreglamentaria. Luego de la reglamentación
del trabajo ferroviario para 1917, y frente a
la lucha por la certificación de los adventicios, la legitimidad como agremiación
empieza a consolidarse. La transmisión en
rantes para el examen de idoneidad.
Se acuerdan con La Fraternidad las
reglamentaciones para los programas de exámenes, y se incorporan
como fiscalizadores en la mesa de
exámenes maquinistas fraternos,
tarea hasta entonces realizada por las
empresas y el estado, finalmente se
instituyen las escuelas fraternas
como la institución monopólica en la
transmisión de los saberes del trabajo para la conducción de trenes. Para
1920 se logra imponer un escalafón
uniforme a nivel nacional (1920),
previa a la reglamentación de la ley
de jubilaciones y pensiones ferrovia-
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en el ámbito ferroviario
rias (1919) y para fines de esta etapa
se instituye la mesa única de exámenes bajo control de la Dirección
General de Ferrocarriles (1927),
donde participan los conductores de
trenes en su fiscalización. Es también en esta etapa, que bajo el modelo fraterno se consolida una forma de
organización sindical, que seguirán
el resto de las organizaciones ferroviarias -para este periodo, es de destacar el caso de la Unión Ferroviaria
(1922)-. A través de la regulación de
todos estos elementos, los trabajadores ferroviarios de la conducción,
organizados alrededor de la “Sociedad de maquinistas y foguistas de
locomotoras”, logran afianzar su
corporación alrededor de un saber
diferenciado y distinguido respecto
al resto de los saberes del trabajo
ferroviario (Gordillo, 1988). A través
de la organización fraterna, en la institucionalización del saber y en las
regulaciones del trabajo se desplegaron la complejidad y diversidad de
elementos del dispositivo de regulación del saber: ordenamientos discursivos, prácticas, materialidades e
identidad conformando la base del
poder de la Sociedad al tiempo que la
principal estrategia para su perpetuación. Tupacamarización ferroviaria
durante la privatización menemista:
ataque al corazón del dispositivo de regulación del saber.
El trabajo que actualmente estoy desarrollando (Proyecto de Tesis de doctoradoUBA: “Los procesos de producción, transmisión, circulación y distribución de los
saberes del trabajo de los conductores de
trenes (1984-2006)”), centra su interés en
los procesos de regulación de los saberes
del trabajo desde el proceso de reapertura
democrática, poniendo especial interés en
la década de los 90 por la fuerte reestructuración que produjo en el trabajo para la
sociedad argentina. El impacto en los saberes fue ineludible, en la pérdida, disminución y desconexión de saberes del trabajo
históricamente trasmitidos. El avance neoliberal de los 90 provocó una perdida y
reconversión de los saberes del trabajo e
impulsó a los Ministerios de Trabajo a
emprender avances en la conformación de
un curriculum en base a competencias para
varios perfiles profesionales de diferentes
ámbitos productivos. Lejos de la recuperación y reconocimiento de los saberes construidos históricamente por los trabajadores,
se buscó incorporar a una grilla normada
complejos procesos de producción del
saber. Para los conductores del tren en particular, la privatización significó un fuerte
ataque al dispositivo de regulación del
saber. De las 150 escuelas fraternas que
llegaron a contabilizar, sólo quedaron
abiertas alrededor de 25, la mayoría de las
cuales se localizaban en la región metropolitana. La función de transmisión se detuvo
por completo y el sindicato presenció la
mayor baja de asociados de su historia por
jubilaciones, retiros voluntarios, cesantías
y despidos. Muchas de las seccionales distribuidas a lo largo de la red nacional fueron
cerradas al igual que las escuelas. Las
empresas concesionarias buscaron imponer
sus propias regulaciones del trabajo, atomizando el dispositivo fraterno único y homogéneo para toda la red. Se buscó también
formar conductores fuera del ámbito fraterno, a través de la apropiación de la distribución de saber para la idoneidad. Se desmembró la pareja conductor- ayudante del
conductor para algunos trenes y desaparecieron varios puestos de trabajo, directamente vinculados a la seguridad del trasporte ferroviario. Al mismo tiempo incorporaban un nuevo saber en los puestos de
trabajo, “la seguridad e higiene” bajo normas internacionales y al unísono a la destrucción de un sistema de saberes del trabajo productivo para el tren. En palabras de
los protagonistas: “Las empresas concesionadas en un inicio cuando tomaron las concesiones quisieron apoderarse de toda la
capacitación. En este proceso de los últimos diez años el gremio fue trabajando para
que vuelva a ser lo que fue en su momento… Cuando vino el 90 y el tema de la competitividad, el tema de sálvese quien pueda,
el ferrocarril no fue ajeno a eso. Nosotros
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Saberes del trabajo
en el ámbito ferroviario
tenemos la suerte de tener un sindicato fuerte, supo contrarrestar todo eso... Los únicos
que pudieron mantener en el gran cambio
su actividad fueron los conductores porque
estaban formados. Después en todas las
otras actividades en un 90% entró gente
nueva, de la calle que tal vez no sentía el
ferrocarril como lo sentíamos aquellos que
hacía 20 años que estábamos trabajando.
Hubo un crack ahí (…) nos salvó el conocimiento”. (Entrevista a un instructor de la
Escuela Técnica Central “Ingeniero Carlos
Echague”, Buenos Aires, diciembre de
2006). A partir del 2001 se presenta una
nueva coyuntura en relación al ciclo anterior en la lucha de distintos colectivos de
trabajadores. Para el caso del ferrocarril, y
en particular de los conductores de trenes,
se inaugura una nueva etapa de negociación
colectiva y de recuperación gradual de las
conquistas históricas. Se logran entre otras
acciones, la recuperación de la jornada reducida de trabajo, la diferenciación y restricción de tareas, una fuerte regeneración salarial, la incorporación de nuevos conductores como también la reincorporación de
muchos cesanteados durante el proceso de
privatización. La puesta en marcha de
varias escuelas fraternas que permanecieron cerradas por más de diez años producto
del detenimiento en el proceso de transmisión y de la importante reducción de Kms.
de vías de la red tras el lema altamente destructivo de “ramal que para, ramal que cierra”, permitió, lentamente, la recuperación
del papel histórico de La Fraternidad en la
transmisión de los saberes del trabajo para
la conducción y su posición como sujeto de
determinación en la regulación del dispositivo de regulación del saber. Nuestras preguntas se recortaron especialmente sobre el
proceso que se desarrolló alrededor de la
regulación de los saberes del trabajo en las
luchas entre empresas, Estado y trabajadores agremiados para esa definición: su
desintegración, la búsqueda por inscribir el
dispositivo de regulación de los saberes del
trabajo en nuevas lógicas de transmisión y
comandada por nuevos sujetos, la resistencia por su reproducción articulada a elementos fraternos. En el estudio de esa
genealogía, la pregunta que tracciona el
trabajo se ubica en las posibles construcciones prospectivas para el ferrocarril. Buscamos explorar alternativas para la proposición de Zemelman (1989) en dos perspecti-
vas: 1. desde el punto de vista fraterno, a
través del reconocimiento del empoderamiento que significó para este colectivo de
trabajadores organizar su base gremial articulada a la regulación del saber del trabajo
(técnico, pedagógico, gremial y político).
Consecuentemente, la ganancia como sujetos de definición en las regulaciones del
saber y del trabajo que respondieron a los
intereses del conjunto de estos trabajadores
y que promovieron al mismo tiempo nuevas direccionalidades al modelo de transporte ferroviario argentino. 2. La segunda
perspectiva busca sumar a la discusión para
la experimentación del nuevo papel del
sindicalismo en la Argentina, en particular
en su posición como sujetos de determinación en la construcción de proyectos social-
mente productivos, que defendiendo
los intereses corporativos, amplíen
sus efectos al conjunto social. Una
hipótesis para discutir, un desafío de
renovación.
Propone Hugo Zemelman en su
libro “De la historia a la política. La
experiencia de América Latina”: “Es
difícil potenciar el futuro, en términos de una utopía que no sea una proyección de la misma naturaleza del
sujeto. Es la realidad de éste la que
hace posible dicha utopía, o bien que
se transforme en el principal obstáculo para la realización de otras
que contravengan su naturaleza. El
caso de los sindicatos, como actores
sociales, es un buen ejemplo. Una
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Saberes del trabajo
en el ámbito ferroviario
organización centrada en la defensa
del salario puede no ser capaz de
imponer un proyecto alternativo al
orden establecido, ni consolidar y
desarrollar un modelo de organización que rompa con la relación
empleador- empleado; de aquí que
los sindicatos “hayan tomado buena
distancia de la idea utópica de autogestión” (Heller y Feher, 1985: 210).
Por eso el poder para impulsar una
visión de la sociedad no puede violentar la propia naturaleza del sujeto,
aún cuando el actor participe en
alianzas que aparenten orientarse en
una dirección opuesta a sus propias
posibilidades. El poder es en principio la capacidad para reproducirse
como sujeto, predominando esta
lógica sobre la de su transformación”
(Zemelman, 1989: 35).
El sindicato no pudo contener la
cantidad de cesantías y despidos de
compañeros conductores que fuera
perpetrada durante los años noventa,
resistiendo en su lucha sindical para
una pequeña porción de asociados.
El costo por la defensa de la organización, sustentada alrededor del dispositivo de regulación del saber, fue
la pérdida de una cantidad significativa de trabajadores formados. Para
los que “se quedaron”, tal vez constituía la única estrategia posible para
mantener el sindicato y esperar nuevas condiciones para la lucha por la
reincorporación de trabajadores y
activación del dispositivo. Para los
que se fueron, significaba repudiar
un nuevo entramado ferroviario que
legitimaba el ordenamiento territorial más injusto de la Argentina: producir, sobre-explotar y sobre extraer
de las provincias ricas abandonando
las regiones más pobres a una lógica de
extracción pura, en el cual sin inversión, se
vivía un latente “Cromagnon sobre rieles”
(caracterización realizada por un conductor
ferroviario cesanteado). La decisión tomada por el sindicato frente al avance de las
políticas neoliberales - en relación al papel
del estado, el sistema ferroviario, la regulación del trabajo y del saber- fue defender los
intereses corporativos que sustentaron al
gremio por más de 100 años. Más allá de la
defensa gremial, ¿qué lugar podría ocupar
este colectivo de trabajadores para poner en
discusión, promover, diseñar, un modelo de
ferrocarril que potencie en desenvolvimiento de saberes socialmente productivos
más allá de los únicamente rentables que
defiende el capital? Para el periodo de privatización, probablemente ninguno, se presentaban otras urgencias. Sin embargo se
abrió una nueva etapa para la construcción política, superando el “sin
salida” del discurso único neoliberal
que se tornó hegemónico durante los
años noventa. ¿Qué luchas reivindicaron los trabajadores a partir de esa
fecha? ¿Cuáles fueron las alianzas
construidas? ¿Quiénes son los sujetos de diálogo para la organización?
¿Qué relaciones se establecen con el
Estado, las empresas y el resto de los
trabajadores ferroviarios? ¿Qué proyecto de transporte ferroviario sustenta la reconstrucción salarial, el
dispositivo de regulación del saber
del trabajo de los conductores, la
reconstrucción sindical?
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Andrés Donoso Romo
Identidad y educación
en nuestra América:
José Carlos Mariátegui,
Pedro Henríquez Ureña y
José Vasconcelos
E
ntre los fenómenos que
comenzaron a sucederse
entre los años 1870 y 1930
hay muchos que hoy nos parecen
inmemoriales. Las mejoras sustantivas en los transportes y las comunicaciones, los inicios de una decidida
concentración de la población en
pueblos, puertos y ciudades, la
reconfiguración de los sectores populares y la aparición los sectores
medios, la conformación de los partidos políticos de masas y el fortalecimiento de los Estados son algunas de
las principales implicancias que trajeron consigo los inicios de la industrialización y la urbanización. Asimismo, como podremos apreciar a lo
largo del artículo, estas transformaciones fueron cruciales para que la
nacionalidad se tornara desde entonces en la principal identidad compar-
José Carlos Mariátegui
Entre
los años
1870 y 1930
se inauguró la época
contemporánea de América
Latina de la mano de los inicios de la
industrialización y la urbanización de la región.
Y es que ambos procesos, en conjunto,
desencadenaron una infinidad de pequeños y
grandes cambios que hicieron que la cotidianidad de las
personas dejara de ser como hasta entonces.
Ya nada volvió a ser como antes para
la población del continente. Es más,
el antes en estricto rigor ya
no importaba. Desde ese
momento lo relevante
será, como ahora,
el porvenir.
tida de la población y, a su vez, para que la
educación adquiriera una importancia
nunca antes vista. La nacionalidad fue tornándose uno de los principales referentes
identitarios de la población latinoamericana, desplazando muchas veces a la familia,
la comunidad o la religión, porque mientras
más avanzaban las transformaciones económicas y sociales, más fútil se tornaba la
cultura tradicional para las personas. Tres
acercamientos distintos nos servirán para
aprehender más sustancialmente este proceso.
La identidad de la población latinoamericana se vio tensionada porque en este período comienza un fenómeno, vivo hasta nues-
Pedro Henríquez Ureña
tros días, conocido como migración
campo-ciudad. El hambre y la violencia resultantes de la inserción de
América Latina en los circuitos del
moderno capitalismo mundial fueron
los grandes propulsores de estos
movimientos. En este tránsito, que
muchas veces incluyó un océano de
por medio, las personas fueron dejando atrás lo conocido con un equipaje
de dolor por sentir que en su mundo
ya no había espacio para ellos. A esto
se debe sumar que en su migrar les
acompañaron, al igual que como ocurre en todos los viajes prolongados y
más aún si se sospecha que éste no
José Vasconcelos
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Identidad y educación
en nuestra América
tendrá retorno, preguntas de índole
existencial que les invitaban, entre
otras cosas, a evaluar su propia identidad.
La identidad de la población latinoamericana se vio exigida, además,
porque al arribar a sus nuevos trabajos se enfrentaron a un modo de producción que les exigía conocimientos que no adquirieron en sus lugares
de origen.Asimismo, tanto en el espacio laboral como en general en toda
su vida social, las personas se vieron
involucradas en novedosas relaciones interpersonales pues, a diferencia de las de antaño, los participantes
provenían de distintos cantos del
mundo. Esto implicaba que muchas
veces no compartían una misma historia, lengua o creencia, lo que dificultaba la comunicación y, al mismo
tiempo, ponía en primer plano la arbitrariedad de la propia identidad.
La identidad de la población regional se vio sacudida, igualmente, porque las transformaciones económi-
cas y sociales fueron
secundadas por una
violencia de tal magnitud que no dejó a
nadie indiferente. Las
desmedradas condiciones de vida y trabajo que encontraron los
recién llegados, graficadas en sus casas
hacinadas e insalubres
y en sus bajos salarios,
jornadas extenuantes
y nulas condiciones de
seguridad, se transformaron rápidamente en
descontento y éste no
tardó en hacerse proclama, manifestación
y huelga. Los sectores
dirigentes sólo atinaron a responder a estas
demandas con indiferencia, caridad y/o
represión, fórmula
explosiva que no hizo
más que avivar los
espirales de violencia
hasta tornar crítica la
situación en muchos
países latinoamericanos. La Revolución
Mexicana fue la expresión más elocuente
de las crisis descritas, no obstante, fueron
muchas las semanas trágicas que, como la
vivida en Buenos Aires en 1919, enlutaron
a todas las sociedades de la región. En este
sentido, la sensación de que la violencia se
incrementaba a cada momento y que uno
mismo podía ser su próxima víctima instó a
toda la población a buscar soluciones y también a repensar sus identidades compartidas. Los tres acercamientos esbozados nos
hablan de que la realidad no estaba siendo
inteligible para la población a la luz de sus
marcos de interpretación tradicionales.
Siendo éste el caldo de cultivo perfecto para
que la idea de nación adquiriera el gran protagonismo que hasta hoy mantiene. Siendo
éste, a su vez, el escenario ideal para que la
educación se instalara definitivamente en la
mente y en los corazones de la población
regional. En todos los países latinoamericanos los sectores dirigentes tuvieron una
importancia decisiva en el resurgimiento
que tuvo la idea de nación en estos años. Y
es que en su evaluación del crítico escena-
rio vivido, acorde por cierto a las respuestas
que dieron a las peticiones de los sectores
populares, entendieron que la génesis de los
problemas radicaba en la identidad oscura,
bárbara y/o tradicional del conjunto de la
población. Ella sería, en último término, la
que alentaría la violencia y provocaría las
crisis. Este análisis los llevó a proponer que
había que infundir una nueva identidad a la
población que tuviera las características
que ellos mismos como elite le atribuían a
su identidad, es decir, que fuera luminosa,
civilizada y moderna. En esta tarea, pensaron, todos los medios eran válidos, pero
entre ellos la educación fue sin duda uno de
los más reputados. Los sectores populares,
por su parte, también coincidieron en que
era la identidad, su misma identidad, la causante de los males que la sociedad sufría.
Por un lado no pudieron resistirse a lo
encantos de los discursos nacionalistas los
cuales, por ser altamente emotivos, incluyentes y propositivos, llenaban muy bien el
vacío cultural que dejaban como saldo los
procesos de industrialización y urbanización. Por otro lado, entendían también que
abrazar la misma identidad que el resto de
la población los haría merecedores de los
beneficios que hasta entonces les estaban
siendo privados.
La educación nacional, en tanto, comenzó
a ostentar un carácter sagrado porque,
como bien señala Beatriz Sarlo, desde este
momento la cultura pasó a ser un capital a
adquirir que no podía ser completamente
tomado de los padres ni tampoco de la vida
cotidiana. Por ello, si hasta antes de este
período al interior de los sectores dirigentes
la educación era defendida sólo por un puñado de ilustrados bienintencionados, ahora
ella era vista con otros ojos porque instruiría a los futuros trabajadores y/o porque
aportaría a frenar las crisis mediante la
inculcación de una identidad compartida
por toda la población. Igualmente, si hasta
ese momento los sectores populares desestimaban la educación por considerarle básicamente carente de utilidad, ahora era ella
vista como deseable pues les entregaba
herramientas básicas para sobrevivir en el
emergente escenario social y laboral y porque cooperaba en su proceso de inclusión a
esa comunidad imaginada que llamamos
nación. Para ayudarnos a dimensionar la
importancia que adquirió la educación para
los sectores populares se recuerda que fue
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Identidad y educación
en nuestra América
una escuela el refugio que escogieron los
miles de obreros salitreros que en 1907 participaron en la Huelga Grande de Tarapacá,
en el norte de Chile. Que fue desde ahí que
demandaron la supresión del sistema de
pago mediante fichas, la toma de medidas
para prevenir los accidentes laborales y la
facilitación de locales para poder instalar
establecimientos educacionales. Que fue
ahí mismo donde pasaron a la historia en la
que se recuerda como la matanza de la
Escuela Santa María de Iquique, una de las
mayores masacres que se perpetraron en
este período en todaAmérica Latina.
Con todo, esta coincidencia en torno a la
importancia de la educación nacional hizo
que al mismo tiempo que las aulas latinoamericanas se poblaran de himnos, héroes y
banderas, se ampliara la cobertura educacional y se inauguraran las bases de los
actuales sistemas de educación nacional.
Quienes se encargaron de implementar
gran parte de estos cambios fueron los sectores medios de las sociedades. Quienes se
dedicaron a analizarles, encauzarles y mejorarles fueron los intelectuales de la región.
Sobre éstos últimos y su pensar es que se
posará nuestra atención en la próxima sección.
Identidad y educación en los orígenes
del pensamiento latinoamericano
contemporáneo
Los recién formados sectores medios de
las sociedades latinoamericanas, entre ellos
los pequeños y medianos comerciantes, los
funcionarios públicos y los intelectuales,
no se quedaron al margen de los procesos
descriptos. Así como sufrieron las crisis,
también propusieron alternativas para abordarlas. Aunque la mayoría de sus propuestas comulgó con las posiciones de los sectores populares o de los sectores dirigentes,
una parte de ellos, más específicamente
aquellos pensadores que pudieron participar de la primera red intelectual latinoamericana, tuvo posiciones originales. Sobre el
cómo llegaron a gestarse dichas posiciones,
así como las características que ellas asumieron en el plano cultural, es que tratará
este apartado.
Agrandes rasgos se entiende que las mejoras en los transportes y las comunicaciones,
junto con favorecer al comercio internacional, aportaron también a la conformación
de la primera red intelectual latinoamericana. Y es que en los mismos trenes o barcos
donde viajaron mercancías, ejércitos y futuros asalariados, lo hicieron también libros,
revistas e intelectuales. Este movimiento
hizo que las reflexiones que se estaban produciendo en las distintas latitudes de la
región ampliaran su radio de circulación y
lograran así ser más fácilmente apropiadas
por otros intelectuales interesados en los
mismos temas. Esto redundó en que se
incrementara el conocimiento recíproco
entre los intelectuales de la región, el que se
constituyó, ya con claridad a finales del
período en estudio, en la base de un pensamiento compartido, ahora de signo latinoamericano. Entre los distintos medios que
aportaron a la conformación de esta red las
revistas Americana, Amauta y Repertorio
Americano, editadas en Brasil, Perú y
Costa Rica respectivamente, fueron quizás
las que tuvieron mayor repercusión. Por
ellas circularon los más variadas noticias e
interpretaciones relativas a América Latina, entre ellas las referidas a las intromisiones que sobre la región hicieron los Estados
Unidos de América. Esto se verifica en la
amplia cabida que tuvieron en la prensa
regional la suma de acontecimientos que
terminaron adjudicándole a los Estados
Unidos la anexión de Cuba y Puerto Rico en
1898, todo lo que fue su participación en la
separación de Colombia y Panamá en 1903-1904, así como
también sus prolongadas ocupaciones militares en Nicaragua, Haití y República Dominicana. Desde diversos puntos
del continente se condenó este
actuar de los Estados Unidos.
Muchos como el nicaragüense
Rubén Darío, el uruguayo José
Enrique Rodó, el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre o los
mismos estadounidenses Mark
Twain y Waldo Frank entendieron que dicho accionar sólo
podía ser entendido como imperialismo. No obstante, hubo
también quienes sostuvieron
posiciones condescendientes
con el país del norte, como el
argentino Domingo Faustino
Sarmiento o el brasileño Joa-
quim Nabuco. Más allá de lo serias o
consistentes que puedan haber sido
estas últimas posturas, la sola presencia de aquellas que entendían que
los Estados Unidos no se detendrían
hasta conquistar Tierra del Fuego
hizo que todos se vieran obligados a
tomar partido y a reflexionar sobre la
identidad latinoamericana. Esto nos
permite comprender, por tanto, que
en el resurgimiento de la idea de
Patria Grande que se dio en este
período, las mejoras en los medios de
comunicación y de transportes, así
como las arremetidas militares estadounidenses al sur del rio Bravo,
fueron dos de sus antecedentes principales. ¿Cómo entendieron la identidad latinoamericana los integrantes
de esta primera red intelectual de la
región? ¿Qué relaciones entre identidad y educación establecieron? Para
poder responder a estas preguntas se
analizarán los aportes de tres de sus
más destacados exponentes: el
peruano José Carlos Mariátegui
(1895-1930), el dominicano Pedro
Henríquez Ureña (1884-1946) y el
mexicano José Vasconcelos (18821959). Los tres comparten el hecho
de haber sido parte de las primeras
generaciones de intelectuales lati-
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Página 68
Identidad y educación
en nuestra América
noamericanos que lograron vivir de
este oficio, ya sea escribiendo para
diarios o revistas, dando clases en
distintos tipos de instituciones educacionales y/o ejerciendo funciones
públicas vinculadas a las humanidades, la educación o las artes. Los tres
tenían, a su vez, aquella glándula
llamada latinoamericanitis que,
como explicaba Augusto César Sandino, se inflamaba cuando sentían
que la región estaba siendo maltratada. Mariátegui, Henríquez Ureña y
Vasconcelos coincidieron en denominar a la región como NuestraAmérica, independientemente que cada
uno haya utilizado al mismo tiempo
otras expresiones como por ejemplo
Indoamérica o Iberoamérica. Ellos
coincidieron, a su vez, en la comprensión de que las identidades
colectivas eran construcciones
sociales y que la identidad latinoamericana estaba inacabada, en formación y/o en construcción. En este
proceso entendían que la identidad
latinoamericana debía nutrirse con
elementos de todas las culturas presentes en el territorio, distinguiendo
entre ellas muy especialmente a las
indígenas e ibéricas. Su deferencia
para con el legado cultural ibérico
venía dado porque por mucho que
españoles y portugueses hubieran
salido por la puerta trasera
del continente recién a fines
del siglo XIX, entendían que
ellos habían dejado como
herencia algunos preciados
elementos culturales que
aglutinaban a la población
regional y que servían, entre
otras cosas, para levantar
una resistencia común a las
incursiones del nuevo imperio. Su defensa de lo indígena, en tanto, estaba en sintonía con el vigoroso indigenismo que nacía también por
estos años en toda la región y
que buscaba poner atajo a
los atropellos que sufrían. La
campaña del desierto, en
este sentido, sólo fue una
entre muchas atrocidades
que se cometieron contra
ellos en todo el continente. Si paradójica
resulta la alta estima de lo ibérico en consideración de que las luchas independentistas
estaban aún muy frescas en la memoria.
Paradójica resulta también su pujante
defensa de lo indígena en consideración
que ellos mismos no se consideraban indígenas. Esto último quizá se debió a que vieron en las culturas indígenas una suerte de
manantial desde donde poder obtener los
sentidos que habían sido extraviados en el
tránsito hacia la contemporaneidad latinoamericana. A ciencia cierta no lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que desde estos años
el indigenismo se ha atribuido la protección
de los intereses indígenas sin siquiera preguntarles su parecer. Desde los lejanos días
en que Colón llegó a estas tierras han sido
pocos los que se han acercado a los indígenas para dialogar, no siendo el caso tampoco de los tres intelectuales pesquisados.
Ello nos incita a complementar la tesis de
Edmundo O’Gorman que sostiene que los
europeos inventaron América, afirmando
que los indigenistas hicieron lo propio con
los indígenas. Este desconocimiento de lo
indígena es lo que explicaría, a su vez, la
oscilante estigmatización e idealización en
que se debaten las posiciones más extendidas sobre su integración hasta la actualidad.
Antes de pasar a analizar como José Carlos
Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña y José
Vasconcelos entendieron los vínculos entre
identidad y educación, se debe remarcar
que lo tres autores entendieron que la identidad latinoamericana sólo era una entre
otras identidades colectivas. En este sentido, cual círculos concéntricos, a la identidad individual se le sobrepondría una de
tipo nacional, a ésta una de carácter regional y a todas una de cariz universal. Uno de
los trabajos en donde más profundidad
encontró esta comprensión fue sin duda en
el libro La raza cósmica de José Vasconcelos. Ahí el autor sostuvo que se debía tomar
lo mejor de todas las culturas existentes
para formar una nueva raza que pudiera
incluir en su seno a toda la humanidad. Esta
saludable concepción de las identidades
colectivas probablemente se deba, como
bien sugirió Leopoldo Zea, a que los latinoamericanos vivimos la experiencia de ser
dominados y dominantes al mismo tiempo,
lo que nos llevaría a tratar de esquivar los
horrores que conllevan ambas posiciones y
a intentar hermanarnos con toda la humanidad. En este sentido, no es por casualidad
que el poema con que Mario Benedetti
homenajeó a José Martí llevara por título
Patria es humanidad.
Ahora sí, respecto a la educación nacional
estos tres intelectuales sostuvieron muchas
cosas. Su preocupación no sólo se debió a
que ellos trabajaron directa e indirectamente en la enseñanza, respondió también a que
la escuela pasó a ser para el conjunto de la
sociedad un verdadero altar de la patria. En
educación, el único punto sustancial en que
los tres intelectuales analizados coincidieron fue en que era fundamental tener un
sistema de educación nacional, coordinado
por el Estado, que permitiera hacer realidad
la meritocracia, es decir, que hiciera posible
que los estudiantes ascendieran por la pirámide educacional conforme a sus aptitudes
y conocimientos. En Mariátegui esta posición se encuentra implícita en la principal
crítica que hace a la educación de su tiempo, cuando denuncia la existencia de dos
sistemas educacionales paralelos que se
distinguen únicamente por el dinero que
poseen las familias de los estudiantes. En
Vasconcelos y Henríquez Ureña, en tanto,
esta idea es parte integrante de sus propuestas educacionales, siendo este último quien
en sus Seis ensayos en busca de nuestra
expresión va un paso más allá y postula que
serían el esfuerzo y el amor los principales
motores que permitirían a los estudiantes
encumbrarse. En este sentido, los tres inte-
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Identidad y educación
en nuestra América
lectuales estuvieron sintonizados con los
esfuerzos que por esos mismos años estaban dando a luz a sistemas de educación
nacional en todos los países de la región. En
cuanto al debate relativo a la ampliación de
la cobertura educacional que se dio en todos
los países de América Latina, Mariátegui se
distingue de Henríquez Ureña y Vasconcelos al sostener que antes de multiplicar las
escuelas había que sopesar a quienes estaba
siendo funcional la educación que se estaba
promoviendo. De esta manera el autor de
los Siete ensayos de interpretación de la
realidad peruana advirtió, como lo hizo
también Iván Illich ya en la segunda mitad
del siglo XX, que más educación no necesariamente era deseable, sobre todo si ello
significaba que habría más de lo mismo,
más escuelas en precarias condiciones, más
estudiantes con un deficiente nivel de
aprendizaje. Henríquez Ureña y Vasconcelos, al contrario, fueron educacionistas a
ultranza. Ellos pensaron que más educación, independientemente de las características específicas que ella adquiriera, siempre iba a ser mejor que no proveer nada.
Henríquez Ureña fue especialmente agudo
en este aspecto porque evaluaba que las
herramientas que entregaba la educación, la
lectoescritura y las matemáticas básicas,
eran imprescindibles para que toda persona
se pueda desenvolver adecuadamente en la
sociedad contemporánea. Sobre los vínculos que apreciaron entre identidad y educación, pese a que los tres intelectuales compartieron el mismo horizonte identitario, la
humanidad, y concordaron en que el Estado
debía tener una función protagónica en la
articulación de las agencias educacionales,
las propuestas que imaginaron para alcanzarles fueron totalmente disímiles. Así por
ejemplo, mientras José Carlos Mariátegui
proponía que debía instituirse una Escuela
Única que no discriminara a los estudiantes
según criterios económicos y en donde se
infundiera el mito de la revolución socialista, José Vasconcelos proponía la Escuela
Unificadora, a saber, que todas las escuelas,
independientemente de sus características
particulares, aportaran a la tarea de formar
una sola raza con lo mejor de las culturas de
la región. Dicho de otra forma, si para
Mariátegui había que subvertir primero el
plano económico para mudar el plano cultural, Vasconcelos pensaba exactamente de
manera inversa, primero lo cultural, luego
lo económico.
Todas estas anuencias y desavenencias en las comprensiones sobre la identidad y la educación que tuvieron los tres
autores reseñados, lo mismo
que las relativas a los otros
muchos asuntos que fueron de
su interés, siguen presentes en
la intelectualidad de la región
y, por cierto, en parte significativa de su población. El por
qué y el cómo de esta vigencia
es lo que podrá apreciarse en el
tercer y último apartado.
Sobre la vigencia del
pensamiento
latinoamericano
de esos años:
palabras finales
A todos nos pasa que cuando
se trata de hablar y/o analizar
aspectos eminentemente culturales como lo son la identidad o la misma educación, la
inercia nos lleva a asumir posiciones conservadoras que descalifican todo aquello que no
se ajusta a los parámetros propios, pues se asume, implícitamente, que lo propio es lo
mejor y por tanto lo deseable
para todos. José Carlos Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña
y José Vasconcelos, por el contrario, fueron algunos de los
muchos latinoamericanos que
eligieron el camino de la reflexión y del
análisis para enfrentar los temas culturales.
Y aunque no coincidieron en todos sus planteamientos, todos ellos compartieron un
atributo fundamental, la originalidad. Su
originalidad, tan irreverente como consecuente a la vez, se alimentó de la premura
de aportar a la contención del desangramiento que aquejaba a las sociedades latinoamericanas. La originalidad, bien lo
sabían ellos, era el único camino para intentar asir nuestra utopía, para acabar con nuestra condición de dominados y dominadores,
para liberar nuestros brazos y nuestras inteligencias. En vista de que aún existen
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Identidad y educación
en nuestra América
escuelas para ricos y escuelas para
pobres en América Latina. Debido a
que aún los sectores populares moran
y trabajan en precarias condiciones.
Producto de que las manifestaciones
de descontento siguen siendo ignoradas o acalladas. No nos debe extrañar
que el pensamiento de estos tres autores, lo mismo que los de aquellos que
participaron de esta primera red intelectual latinoamericana, sigan siendo
vigentes. Como esta misma red continuó expandiéndose hasta nuestros
días, tampoco nos debe sorprender
que muchos de sus razonamientos se
hayan transformado en sentido
común y nos acompañen tanto en las
aulas universitarias como en las cocinerías populares. Con otras palabras,
pese a que no hayamos leído personalmente a Mariátegui, Henríquez
Ureña o Vasconcelos, conocemos
sus postulados si leímos a Ernesto
Guevara, Paulo Freire, Roberto Fernández Retamar, Horacio Cerutti y/o
Pablo Gentili. Si no hemos tenido la
suerte de leer a ninguno de ellos,
igualmente les conocemos en lo
medular pues muchos de los maestros que tuvimos en nuestro paso por
el sistema educacional sí los estudiaron y sí los aplicaron. Creemos
importante saber que lo que estamos
pensando ya ha habido otros que lo
reflexionaron antes, así como tomar
conciencia de que lo que uno piensa
lo entienden así también muchas
personas en toda la región. Creemos
que es nuestra responsabilidad
aprender de los aciertos y errores de
aquellos que también pusieron en el
centro de sus preocupaciones a América Latina porque si no somos nosotros los que recreamos nuestras identidades colectivas terminaremos
aceptando, resignadamente, aquellas
que nos son impuestas. Como cantó
Alfredo Zitarrosa, “hay olvidos que
queman y memorias que engrandecen”. Aquí hemos optado por la
memoria. Aquí, como nos enseñaron
los fundadores del pensamiento latinoamericano contemporáneo, hemos
optado por el porvenir.
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Abriendo
sendas
José Carlos Maríategui
una visión crítica de
la Educación
Latinoamericana
D
ando continuidad al propósito de esta columna, de
recuperar posiciones, experiencias y propuestas educativas
innovadoras, que “abrieron senda”
en nuestro continente, hoy quiero
referirme al pensador peruano José
Carlos Mariátegui.
Su vida fue corta, pero muy fructífera. Nació en Moquegua, el 14 de
junio de 1894 y murió en Lima, el 16
de abril de 1930. A sus 8 años, sufrió
un accidente en la escuela, cuyas
consecuencias lo acompañan a lo
largo de toda su vida y que llevarían a
la amputación de su pierna en 1924.
No concluyó sus estudios, pero
escribió muy bien, por lo que, paso a
paso, se dedicó de manera autodidacta a la labor periodística, llegando a fundar su propio periódico: La
Razón, en 1919. De 1919 a 1923,
recorrió Europa; en Italia, no sólo se
casa y tiene un hijo, sino que profundiza su conocimiento del pensamiento marxista, asumiendo desde
ese momento el marxismo como su
método de estudio. A su retorno a
Perú, mantuvo relaciones -luego
rotas- con Víctor Raúl Haya de la
Torre, del APRA, fundó la revista
Amauta, en 1926, el Partido Socialista Peruano, en 1928 y la Confederación General de Trabajadores del
Perú, en 1929. Su obra teórica esencial también fue elaborada en esa
época, entre 1923 y 1930. La mayor
parte de su obra escrita fue publicada
en revistas, principalmente peruanas, que fueron recopiladas por él
(como los imprescindibles “Siete
ensayos de interpretación de la realidad
peruana” en 1928) o por sus hijos, después
de su muerte.
Entre sus preocupaciones más importantes y recurrentes, se encuentra “el problema
del indio”, centrado en el problema de la
tierra, la permanente explotación del indígena, más allá incluso de la existencia de
algunas leyes que lo protegían y el fenómeno del gamonalismo, como expresión y
sustento de esa explotación. Para Mariátegui, la conquista española rompió con la
cultura y con las economías incaicas, con su
organización colectivista, e impuso una
visión individualista y de expoliación. La
independencia de los países americanos
sólo se decidió por necesidades capitalistas,
ya que España impedía el desarrollo económico real de sus colonias.
La educación es analizada por Mariátegui
como un aspecto esencial de la realidad
peruana, aunque la agudeza de sus juicios
permite su aplicación a otros países latinoamericanos. Sus reflexiones están incluidas
en el ensayo “El proceso de la instrucción pública”, que forma parte
de los “Siete ensayos…” y complementadas con los artículos recopilados por sus hijos en el volumen “Temas de Educación”.
Ambos textos se refieren a las
bases de la educación peruana, la
reforma educativa y la universitaria,
en particular, y la cultura peruana en
general. Entre los aspectos analizados por Mariátegui, surge un tema de
constante preocupación: el carácter
ajeno de la educación de su país. Por
un lado, esto implica que la educación es ajena a la realidad nacional y
a sus necesidades: “Impotente para
preparar una clase dirigente apta y
sana, la enseñanza ha tenido en el
Perú (…) el vicio fundamental de su
incongruencia con las necesidades
de la evolución de la economía
nacional y de su olvido de la existencia del factor indígena (7 ensayos:
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Septiembre 2010
Abriendo sendas
106)”.
Para él, la educación peruana ha
tenido un proceso son tres influencias externas que se suceden en el
tiempo: la española, la francesa y la
norteamericana, desconociendo la
realidad nacional. Así, afirmaba: “La
educación nacional (…) no tiene un
espíritu nacional: tiene más bien un
espíritu colonial y colonizador. Cuando en sus programas de instrucción
pública el Estado se refiere a los
indios, no se refiere a ellos como a
peruanos iguales a todos los demás.
Los considera como una raza inferior
(7 ensayos: 106)”.
Estas herencias marcaron una educación elitista, selectiva, cuyo objetivo principal estaba ligado al mantenimiento de los privilegios de casta y
de clase: “(La reforma educativa es)
restringida en su aspiración y conservadora en su alcance. Mantiene en la
enseñanza, sin la menor atenuación
sustancial, todos los privilegios de
clase y fortuna. No franquea los grados superiores de la enseñanza a los
niños seleccionados por la escuela
primaria, pues no encara absolutamente a ésta dicha selección. Confina a los niños de la clase proletaria en
la instrucción primaria dividida, sin
ningún fin selectivo, en común y
profesional, y conserva a la escuela
primaria privada, que separa desde la
niñez, con rígida barrera, a las clases
sociales y hasta sus categorías. Establece únicamente la gratuidad de la
primera enseñanza sin sentar por lo
menos el principio de que el acceso a la educación
secundaria, que el
Estado ofrece a
un pequeño porcentaje con su
antiguo sistema
de becas, está
reservado expresamente a los
mejores... (7 ensayos: 121)”.
Y reafirma después: “En nuestra
América, como
en Europa y como
en Estados Unidos, la enseñanza obedece a
los intereses del orden social y económico.
La escuela carece, técnicamente, de orientaciones netas; pero, si en algo no se equivoca, es en su función de escuela de clase.
Sobre todo en los países económica y políticamente evolucionados, donde el espíritu
de clase suele ser, y medioevalmente, espíritu de casta (Temas de educación: 44)”.
La educación universitaria, para Mariátegui, formaba parte de esta misma práctica
educativa, era parte de la crisis de la educación burguesa, sin ideas ni catedráticos
renovadores, pues estaba principalmente al
servicio del sistema social injusto. Por ello,
la crisis universitaria es estructural e ideológica. Como respuesta a esta crisis, Mariátegui reivindicaba “la lucha de
los estudiantes de Córdoba” que
“señala el nacimiento de una
nueva generación latinoamericana. (…) Los estudiantes de toda
la América Latina, aunque movidos a la lucha por protestas peculiares de su propia vida, parecen
hablar el mismo lenguaje” (7
Ensayos…: 122)”. Como se trata
de una lucha que iba mucho más
allá de lo estrictamente universitario, Mariátegui consideraba
que: “Únicamente a través de la
colaboración cada día más estrecha con los sindicatos obreros, de
la experiencia del combate contra las fuerzas conservadoras y
de la crítica concreta de los intereses y principios en que se
apoya el orden establecido, podían
alcanzar las vanguardias universitarias una definida orientación ideológica (7 Ensayos…: 123)”. Para concluir con esta breve exposición del
pensamiento de Mariátegui, me parece muy oportuno señalar su planteamiento de una educación nueva:“La
idea democrática no permite mantener en la sociedad compartimentos
estancos, castas. Los individuos son
libres e iguales y todos tienen el
mismo derecho a desarrollarse
mediante la cultura. Los niños
deben, pues, instruirse juntos en la
escuela comunal; no debe haber
escuela de ricos y escuelas de pobres.
Al cabo de algunos años de instrucción recibida en común se revelan
aptitudes del niño y debe entonces
comenzar una diferenciación y una
multiplicación de las escuelas en
escuelas primarias, superiores,
escuelas técnicas, y liceos clásicos o
modernos. Pero no ser por el hecho
del nacimiento o de la fortuna por el
que se envíe al niño a esta o a la otra
especie de escuela; cada uno frecuentará aquella en que, dadas sus
disposiciones naturales, pueda llevar
sus facultades al maximun de desenvolvimiento (Temas de Educación:
42)”.
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Helio Gallardo: pone al día la situación en Honduras develando la posición actual del presidente derrocado: “El punto central, sin
embargo, es que no se advierte que el nuevo papel político de Zelaya no es solo el de un presidente derrocado por un golpe de Estado
sino, también y sobre todo, el de una personalidad política cuya reivindicación es una señal para una nueva Honduras”.
Enrique Dussel: reflexiona sobre la Revolución Mexicana de 1910: “México termina con el terrateniente, de tal manera que la Revolución de 1910 como bien dice Arnaldo Córdoba: “Es una revolución provinciana y en un país subdesarrollado, pero es una revolución burguesa”. El campesinado se levanta y destruye al gran terrateniente exportador y permite el nacimiento de una cierta burguesía nacional, que sin interrupción gobernó hasta hoy”.
José Pantoja Reyes: “A diferencia de otros países americanos, como Perú, Colombia, Venezuela o Ecuador, México consumó su
independencia mediante un acuerdo político, sin una victoria militar contundente sobre las tropas coloniales”.
Gennaro Carotenuto y Chiara Calzolaio: “Mientras los niveles de violencia trepan y en Juárez una madre puede morir por tener
un auto parecido al de un narco buscado por los sicarios, hay quién dice: “Lo mejor para Juárez sería que ganara El Chapo y pacificara a su manera la ciudad”, cual vietcongs en Saigón”. Anoticia el autor sobre Ciudad Juárez-México y las chances del más moderno
empresario neoliberal “Chapo” Guzmán de ganar las elecciones.
Jorge Aguilar Mora: “A diferencia de la vida, que
siempre está a merced del azar, las obras indispensables
para la identidad y la salud del mundo, una vez hechas,
dejan de ser contingentes”: Una aproximación a Pedro
Páramo de Juan Rulfo.
FranciscoArvizu Hugues: Nos introduce en el enigma
y legado de Juan Rulfo. Su propuesta: Itinerario inconcluso por El Llano en llamas muestran una preocupación por dar con la “tónica vivificante” del novelista, la
de sus cuentos. En esta singular mirada, Rulfo pareciera
más cercano a examinar las acciones humanas que en
desnudar las costumbres del campesinado mexicano.
Osvaldo Cuesta: Reseña la vida y obra de aquel hombre que dudaba del sentido de su vida y a quien Perón le
reconoció la “Magistratura Moral de la República
Argentina”: Raúl Scalabrini Ortiz.
Jorge Torres Roggero: Marca el ocaso del sistema
ferroviario argentino, la tenaz resistencia de los años
sesenta no pudo frente al imbécil raciocino de los
noventa del siglo pasado: “Ramal que para, ramal que
se levanta”-cita el autor- , para convocarnos a la evocación y la esperanza.
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uras
Hond
Del politicismo reduccionista
a un enfoque político
Helio Gallardo
Cuando el 28 de junio del año 2009 fuerzas políticas locales e internacionales ejecutaron el golpe de Estado que derrocó al
presidente Manuel Zelaya en Honduras, los focos políticos más inmediatos y relevantes dibujados se centraron en la continuidad de la institucionalidad política hondureña y la Carta Democrática Interamericana (promulgada por la OEA el año
2001). En el primer foco, los golpistas y sus medios periodísticos afirmaron, sin haber procedido, como correspondía, a presentar una acusación judicial, que el entonces presidente Zelaya había roto el orden jurídico básico y que su expulsión del
Gobierno debía entenderse como una necesaria sucesión constitucional. Después, celebraron su éxito proclamando que
habían políticamente derrotado al “comunismo”. Por supuesto tuvieron la interesada credibilidad de quienes promovieron
el golpe (el Departamento de Estado de EUA, la oligarquía hondureña y su partidocracia, los aparatos clericales, la clientela
funcionaria asentada en los poderes judicial y legislativo y los medios masivos comerciales) y el repudio de la Organización de
Estados Americanos y de gobiernos de todo el mundo que vieron en el golpe de Estado no sólo la ruptura de la institucionalidad hondureña sino también una amenaza para todaAmérica Latina.
U
n año después del golpe
los énfasis políticos
han cambiado. Hoy se
entiende, por parte de
importantes sectores sociales
hondureños, la institucionalidad hondureña de una manera distinta, y ello
cambia el carácter con que se lee el
golpe de Estado del 2009, y la aten-
ción se concentra en la voluntad de esos
mismos sectores para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que abra paso
a un Estado Social Soberano Laico y Democrático que destruya la estructura oligárquica que propició el golpe de Estado y desmantele su aparato represivo y criminal
haciendo de esta manera posible políticas
públicas sostenibles orientadas al progreso
y bienestar del pueblo hondureño.
Los puntos centrales del 2009, el enfoque
politicista centrado en el golpe de Estado
contra 'la' democracia hondureña, y su restitución/continuidad ligada a decisiones
internacionales (OEA, EUA), han ido siendo desplazados durante el 2010 por una
comprensión sociohistórica del conjunto
de la historia hondureña (dominación oli-
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Septiembre 2010
Del politicismo reduccionista
a un enfoque político
gárquica y sujeción paracolonial a EUA,
régimen democrático aleatorio y restrictivo) y y por el reconocimiento del papel revolucionario de las fuerzas populares hondureñas en la necesaria transformación de
una Honduras oligárquica y groseramente
dependiente ('falsa' nación a la que corresponde un Estado 'frustrado') cuya pobreza y
miseria, durante este siglo, se han movido
entre el 70% y el 63%. De hecho, Honduras
presenta los porcentajes más altos de pobreza y miseria en América Latina (exceptuando a Haití), y con ello una extremada mala
distribución del ingreso, aspectos que han
potenciado la corrupción y venalidad (“legal” e ilegal) de sus políticos y sectores
empresariales. En el mismo proceso se han
acentuado el hambre y la desnutrición crónicas en sectores mayoritarios de la población a los que se niega estructuralmente su
posibilidad de acceso a una educación de
calidad, por citar dos referentes sociales
significativos.
Específicamente el desplazamiento del
eje de sentido de lo que ha ocurrido en Honduras durante el año 2010 es el paso desde
una exigencia de 'retorno' a la institucionalidad democrática, rota por el golpe, hacia
la exigencia social de una Constituyente
que refunde al Estado y establezca la normativa jurídica que posibilite una sociedad
hondureña inclusiva sostenida por la organización y participación de la ciudadanía y
el pueblo.
Aspectos determinados de este desplazamiento son: Manuel Zelaya ya no es visto
como el presidente democrático derrocado
por un golpe de Estado, sino como el agente
político catalizador que pone en evidencia
la corrupción sistémica de la estructuración
social, política y cultural de Honduras. Su
eventual retorno no se liga ya más entonces
con la recuperación de una democracia que
jamás existió, porque no se dio las condiciones sociales para ello, sino como el
retorno de una personalidad que contribuye a dinamizar la movilización y organización populares orientadas a la creación de
una nueva Honduras. Un segundo alcance
remite a la 'legitimidad' del gobierno de
Porfirio Lobo, “electo” presidente en tanto
continuidad salvadora del golpe de Estado
en noviembre del 2009. Lobo se autodetermina como deseoso de encabezar un
gobierno de unidad nacional. Pero esta
'unidad' no rompe con la matriz oligárquica,
neoligárquica y
dependiente de
Honduras, sino
que la supone. Es
así, 'unidad con
exclusión' de la
mayor parte de
hondureños. La
administración
Lobo resulta de
esta manera
doblemente ilegítima: “restaura”
falsamente la institucionalidad
'democrática'
mediante una
elección amañada
y con polémica
participación (menos del 50%
incluso para las
cifras oficiales;
25% para los
observadores de
oposición), y se
propone como
continuador sin
pausa de un sistema socio-político y cultural que ha funcionado históricamente en
contra de la mayoría del pueblo hondureño.
Honduras: entre el simulacro
y la esperanza
Reconocer el desplazamiento del eje político de significación de los sucesos hondureños permite asimismo determinar el
carácter de los actores que procuran incidir
en sus escenarios y el sentido de los escenarios mismos. Por un lado están quienes procuran mantener el panorama político en los
términos que lo configuraron durante el
2009. Básicamente es la línea del gobierno
de Estados Unidos, de los golpistas internos
y de gobiernos latinoamericanos alineados
internacionalmente o con Estados Unidos
(Costa Rica, Colombia, Chile, Panamá,
Perú) o presionados por los empresarios
que resienten en sus negocios el aislamiento hondureño. Para estos sectores, Honduras debe ser calificado y tratado como un
país democrático con un Gobierno surgido
de elecciones libres y que posee las creden-
ciales para participar de manera
plena en la comunidad democrática
mundial (La Nación, editorial,
4/07/2010). Su aislamiento se debe a
un “pequeño pero estridente” grupo
de países que no conceden legitimidad al Gobierno de Porfirio Lobo y
que consiguen bloquear su reingreso
a la OEA, al BID o al SICA.
Según esta versión, el grupo “estridente”, encabezado por el gobierno
de Venezuela, que ha logrado seducir
al gobierno brasileño por la pretensión de Lula de obtener reconocimiento internacional (sic), ve facilitada su acción por la ambigüedad del
gobierno de Obama y su carencia de
una política clara haciaAmérica Latina. Con esta falta de determinación,
Obama facilitaría las “aventuras de
Chávez” con el terrorismo de Irán y
el armamentismo ruso. Debería asumir, en cambio, la tarea de encabezar
una gran 'alianza hemisférica' democrática que, reintegrando a Honduras, restablezca los espacios para la
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Del politicismo reduccionista
a un enfoque político
democracia, la libertad y la dignidad
del ser humano.
El enfoque de este sector, que
posee diferencias internas, como se
advierte en sus observaciones sobre
el presidente Obama, es enteramente
politicista. “La” democracia, “la”
libertad y “la” dignidad humana carecen de todo vínculo con la miseria, el
hambre y la discriminación. Se
siguen únicamente de elecciones que
legitiman al gobierno, y al gobernante, que resultó electo en ellas. El
gobierno de Zelaya se mostró ilegítimo por sus coqueteos con los sectores populares, su integración al
ALBA y su decisión de cancelar la
base militar estadounidense en territorio hondureño y, por ello, fue
correcta y democráticamente removido aunque el procedimiento haya
parecido a algunos grotesco o pintoresco. A grandes trazos este discurso
se apoya en la doctrina del “monitoreo de las democracias latinoamericanas” propuesto por Bush
Jr/Condoleezza Rice a la OEA (35ª
cumbre de la Organización de Estados Americanos, Florida, 2005) y
rechazada de plano en el seno de esta
última.
Conceptualmente, la doctrina del
“monitoreo de
los regímenes
democráticos
latinoamericanos” se inscribe
en el imaginario de los regímenes democráticos restrictivos que
emergió como
“salida” a las
insostenibles
dictaduras de
Seguridad
Nacional en la
transición
desde la década
de los ochenta a
la de los noventa del siglo
recién pasado.
Las 'restricciones democráticas' se aplican en primer término a la completa subordinación de las economías a la
mundialización (y su 'libre comercio'), cualesquiera sean sus alcances sociales. De
esta manera 'la' democracia queda enteramente independizada de la producción de
hambre, miseria o falta de oportunidades
médicas y salud. Por ello, en el caso hondureño, Porfirio Lobo (y hasta el golpista
Micheletti) resulta “democrático” y
Manuel Zelaya no. La segunda condición
restrictiva se aplica a las organizaciones
políticas y sociales que promueven la “lucha de clases” o, más ampliamente, tesis
doctrinarias “populistas” (término amplio
que cubre a quienes se atribuye ignorar la
absoluta 'verdad' del mercado global).
Estos grupos no deberían acceder a los
gobiernos ni menos gobernar de acuerdo a
sus propósitos. Sus doctrinas y posicionamientos son ilegítimos por sí mismos.
Mediante esta restricción, la administración colombiana de Álvaro Uribe (ligada a
la violación sistemática de derechos humanos y al narcotráfico) resulta 'democrática'
y la boliviana de Evo Morales o la ecuatoriana de Rafael Correa no. Pero el menos
'democrático' es sin duda Chávez y su proceso bolivariano. Una de las acusaciones
más reiteradas para justificar la 'sucesión
constitucional' (golpe de Estado) en Honduras, es que Zelaya era “amigo” de Chá-
vez.
Las 'restricciones' acerca de lo que es
democrático y lo que no lo es se han ramificado de acuerdo a las circunstancias y, más
específicamente, a los requerimientos geopolíticos. Así, del rechazo al “populismo”
venezolano y de la aceptación del carácter
democrático de la administración Uribe en
Colombia se aterriza con facilidad en el
término “narcoterrorismo”, un derivado del
“narco-guerrillero” inicialmente utilizado
para descalificar a los aparatos políticomilitares que luchan en Colombia. Desde
aquí resulta también sencillo avanzar hacia
el Eje del Mal Mundial encabezado actualmente por Irán y Corea del Norte (República Popular Democrática de Corea) y sus
'fundamentalismos' (mulsulmán o socialista). El discurso de restricciones tiene su
frente propositivo: contra el altermundismo, el populismo, las doctrinas fundamentalistas y el terrorismo, se debe promover y
aplaudir el pragmatismo. Así, por ejemplo,
cuando Lula 'mundializa' Brasil, es un pragmático gran estadista. Pero cuando Lula
hace gestos amistosos a Irán, entonces o se
transforma en un 'enigma' (actúa irracionalmente), no se lo comprende, o es un ambicioso populista que quiere cargos internacionales.
Ser democrático pasa entonces por comportarse pragmáticamente. Y no serlo, por
afirmarse en 'ideologías' o 'doctrinas' o 'fundamentalismos' que, cualesquiera sean,
determinan acciones populistas que, inevitablemente, llevan a asociarse con el terrorismo y otros delitos. Este es, a trazos gruesos, el imaginario del 'monitoreo democrático' para América Latina que la administración Obama hereda de la administración
Bush y de la que asume, sin objeciones, el
“Plan Colombia” pero con reticencia y
dudas (está más ocupada en su frente interno y mundial) ante la situación hondureña.
Sin embargo, las dudas y vacilaciones de la
administración Obama no afectan a su
Departamento de Estado (Hillary Clinton)
que las 'resuelve, en términos del 'realismo'
geopolítico, a favor de los golpistas hondureños.
La reciente resolución de la OEA (junio
del 2010) para conformar una Comisión de
“alto nivel” (la componen EUA y Canadá,
dos países sudamericanos, dos de Centroamérica y uno del Caribe) que deberá presentar un informe a finales de este mes de
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Septiembre 2010
Del politicismo reduccionista
a un enfoque político
julio, puede ser asumida entonces en al
menos dos escenarios encontrados: el de la
hipocresía y el simulacro que clama, con
Hillary Clinton, que “Ha llegado el
momento en que el hemisferio debe acoger
nuevamente a Honduras en la comunidad
interamericana. Hemos trabajado con
muchos de ustedes para ayudar a Honduras
encontrar el sendero democrático” y el de la
esperanza que en este mismo momento
mueve a sectores significativos del pueblo
hondureño (coordinado por el Frente
Nacional de la Resistencia Popular) para
avanzar en la creación de condiciones económico-sociales, políticas y culturales para
que en Honduras, por primera vez en su
historia, se puede hablar con propiedad de
un régimen democrático de gobierno sostenido por un Estado de derecho que reconoce y potencia, mediante sus políticas públicas, derechos humanos.
El informe de la Comisión “de alto nivel”
puede de esta manera constituirse en un
paso hacia una doble trampa: legitimar el
'retorno' de la democracia sin contenido
social en Honduras, y reintroducir oblicuamente en el seno de la OEA la doctrina del
'monitoreo de los regímenes democráticos'
y, con ello, avanzar en la legalización de los
golpes de Estado en América Latina y el
Caribe para confirmar, ideológicamente, la
reducción de sus regímenes de gobierno y
sensibilidad política a regímenes democráticos restrictivos. A este escenario contribuyen, por desgracia, quienes invisibilizan
que el gobierno de Porfirio Lobo practica y
consiente la violación sistémica de derechos humanos tanto mediante asesinatos
(los más espectaculares son los de periodistas), desapariciones y torturas, como por su
propósito de consolidar un Estado y una
democracia oligárquicos y corruptos cuyas
políticas “públicas” contribuyen a la polarización social y a la explotación y exclusión de la mayoría.
Escenario politicistas: la Comisión
oficial de la Verdad y el retorno
incondicional de Zelaya
La oposición frontal entre el simulacro, la
hipocresía y la esperanza políticas en la
situación hondureña admite matices. Existe
un enfoque que no se limita a procurar la
reaceptación de Honduras en la OEA y en el
SICA (Sistema de la Integración Centroamericano) porque ya 'la' democracia ha
sido restaurada mediante la elección del
gobierno de Porfirio Lobo, sino que advierte también que lo que se ha llamado “democracia hondureña' ha entrado en una fase de
crisis de acabamiento y que el golpe de
Estado contra la administración Zelaya no
es sino una señal de este agotamiento. Este
planteo no resulta aceptable para los golpistas por razones obvias ni, por el momento,
para el Departamento de Estado de EUA en
cuanto podría poner en cuestión su doctrina
del 'monitoreo democrático' continental y
la legitimación de solo 'democracias restrictivas', o sea compatibles con la violación sistémica de derechos humanos, aunque formalmente se afirmen en ella derechos civiles y políticos leídos en clave
comercial.
El matiz intermedio admite también al
menos dos versiones: una se expresa en el
discurso con que algunos Gobiernos latinoamericanos se oponen, en el seno de la
OEA, a la reincorporación de Honduras a
esa instancia, como es el caso de Brasil. Su argumento es que la acción de
expulsión del presidente Zelaya no
es negociable y que su restitución
como presidente, o al menos su retorno incondicional, cortaría de raíz la
intención de algunos de retornar a los
golpes de Estado que históricamente
caracterizan a América Latina. Este
posicionamiento, que parece fuerte y
que descansa en una interpretación
fiel de la seriedad vinculante de la
Carta Democrática Interamericana,
no es, sin embargo, realista, y reduce
el papel de Zelaya al de presidente
“legítimo”. Por ello, su derrocamiento no debería quedar impune. La
traba de esta posición consiste en que
la OEA actual no puede hacer mucho
para asegurar que el rompimiento
institucional en ningún país del
hemisferio sea castigado y esto ha
sido puesto en evidencia entre junio
del 2009 y julio del 2010. La OEA,
sin la voluntad política estadounidense, carece de capacidad para
castigar los golpes de Estado. Y el
retorno de Zelaya a Honduras, como
'presidente' o 'sin condiciones', no es
factible porque sería juzgado por
magistrados comprometidos con el
golpe que lo derrocó. Ésta, al menos,
es la observación que ha realizado la
Comisión de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (dependencia
de la OEA). El fondo de la observación dice: Honduras, bajo la administración de Porfirio Lobo, no posee
una institucionalidad judicial que
garantice un proceso justo a Manuel
Zelaya. Lo que no dice la Comisión
es que Honduras nunca ha tenido un
sistema judicial que garantice nada
a nadie porque este aparato judicial
constituye, como su 'democracia', un
simulacro.
El punto central, sin embargo, es
que no se advierte que el nuevo papel
político de Zelaya no es solo el de un
presidente derrocado por un golpe de
Estado sino, también y sobre todo, el
de una personalidad política cuya
reivindicación es una señal para una
nueva Honduras. Ese papel puede
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Del politicismo reduccionista
a un enfoque político
jugarlo retornando a Honduras y siendo procesado por los golpistas, retornando a Honduras amnistiado (perdonado) por las “leyes” locales y las
personalidades que lo derrocaron, o
permaneciendo en el exilio como
figura política de la necesidad de un
cambio estructural en Honduras.
Luego, el desafío no está en el retorno o no de Zelaya a su país, sino en el
reconocimiento de la factibilidad del
programa de cambios que proponen
la ciudadanía y el pueblo que se organizan en Honduras para producir una
nueva Constitución antioligárquica.
En esta última percepción, Zelaya es
un actor catalizador y eventualmente, si él lo asume, uno de los líderes
del proceso popular y ciudadano.
El posicionamiento político de
Brasil y otros países en la OEA debería conducir entonces no a la 'exigencia' del retorno incondicional de Zelaya como presidente o no, sino al
apoyo político a Zelaya por lo que
representa para el pueblo y la ciudadanía progresista y democrática de
Honduras. Lo intransable políticamente, en el caso de Zelaya, es que él
no debe ser “sentenciado” por la antigua institucionalidad hondureña ni
tampoco “perdonado” por ella, sino
el que sea factor de realización de las
acciones que contribuyan a crear una
nueva institucionalidad que él,
durante su mandato, presintió o vislumbró
como necesaria. Y en esto se puede avanzar
con o sin Zelaya dentro del territorio hondureño. En este sentido, el voto de la OEA
debe ser en contra de la reinserción de Honduras, cualquiera sea el lugar de residencia
de Manuel Zelaya. El punto puede leerse en
otra clave que integra el total rechazo de los
gobiernos latinoamericanos a los golpes de
Estado: cero impunidad y ninguna amnistía
para golpistas y criminales. Pero este planteamiento demanda otra institucionalidad
hondureña. Esta nueva institucionalidad no
es trabajo de la OEA sino de los hondureños
mismos. Pero la mayoría de gobiernos
representados en la Asamblea General de la
OEA puede contribuir con los procesos que
llevarían a esta meta. Sin embargo, hasta la
Secretaría General de la OEA coquetea hoy
abiertamente con una salida politicista de la
situación hondureña, salida que, sin duda,
contribuye a falsear la Carta Democrática
Interamericana cuya defensa llevó a ese
organismo en el 2009 a condenar el golpe.
El segundo posicionamiento que puede
considerarse intermedio entre la hipocresía
y la esperanza parte del reconocimiento de
que el golpe de Estado hondureño fue una
señal de la descomposición institucional de
ese país (K. Casas: “Honduras, un año después”). Sin embargo, esta 'descomposición
institucional' se interpreta sesgadamente al
mencionar sus factores sociales (“niveles
atroces de exclusión social”) pero considerándolos como algo que las camarillas plu-
tócratas y reinantes y sus clientelas deben y
pueden superar para no excitar y convocar
al 'populismo'. En breve, es necesario transformar a Honduras para que no existan
manueles zelayas ni mucho menos protagonismo popular. Y esta 'transformación'
deben dirigirla las actuales camarillas
corruptas y sus clientelas arraigadas en las
instituciones estatales y clericales.
La propuesta es, bajo muchas consideraciones (aunque con diverso signo) irreal.
Primero, porque asigna a los camarillas
reinantes (que consideran que han salido
“exitosas” de su golpe de Estado) una
voluntad política de la que no solo carecen
sino que no pueden construir porque su
accionar se liga con intereses particulares
patrimoniales ('legales' e ilegales) que
entran en conflicto entre sí y con toda
voluntad estrictamente 'política' y ciudadana, o sea propuesta desde un emprendimiento colectivo tendencialmente sin
exclusiones y regulada por un Estado de
derecho efectivo. Lo que existe en Honduras es una 'clase' política delincuencial
patrimonialista y venal que disfruta de su
“éxito” porque se siente respaldada por
sectores poderosos de Estados Unidos.
“Éxito” e “impunidad” constituyen una de
las claves para leer la realidad 'política' de
América Central, en especial la hondureña.
El punto es reconocido por el mismo proponente de la tesis que esbozamos, pero
bajo una sensibilidad de 'incógnita', 'misterio' e 'indeterminación'. Así, se señala que
es la camarilla 'política' hondureña “… la
que ha llevado al país al borde del abismo”
y que esta misma camarilla 'no ha dado evidencia alguna de estar a la altura de los
retos' en material de gobernabilidad (democracia) y equidad (inclusión) y que su disposición para asumirlos es “improbable”.
Se trataría de una camarilla (argollas pseudo partidistas, empresarios, líderes clericales,, tecnócratas, militares) suicida que
muestra su carácter al negarle a la Comisión
de la Verdad (mayo del 2010) instalada por
la administración de Porfirio Lobo capacidad tanto para recomendar transformaciones institucionales (reforma tributaria, despolitización de la Corte Suprema de Justicia, Contraloría General de la República y
Tribunal Electoral) como para investigar
con seriedad las violaciones de derechos
humanos ocurridas bajo el gobierno de
facto de Micheletti y también bajo la admi-
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Del politicismo reduccionista
a un enfoque político
nistración 'electa' de Porfirio Lobo. Y permanece en el limbo la cuestión de la necesaria reforma constitucional o nueva Constitución. Pero, pese a todos estos señalamientos, se espera que esta misma camarilla encabece los cambios necesarios.
Invisibilizada en esta propuesta la organización y movilización ciudadana y social
autónomas (FNRP) por responder a espontaneidades 'populistas' (contra las que se
dio el golpe de Estado), queda solo la administración de Porfirio Lobo como
impulsora de las transformaciones que se valora inevitables.
Pero la administración de Lobo
solo ha realizado 'gestos' y carece
de la disposición y capacidad
políticas para transformar nada.
Primero, asume su mandato
como un retorno a la 'normalidad'
hondureña y juzga esta 'normalidad' como buena. Segundo, ha
asegurado la impunidad de los
golpistas bajo la fórmula de una
amnistía general, decretada en el
momento mismo de su investidura. La amnistía se extiende a los
delitos políticos de “traición a la
patria, contra la forma de Gobierno, terrorismo y sedición, y los
delitos comunes conexos de usurpación, delitos cometidos por
particulares contra el ejercicio de
los derechos constitucionales,
desobediencia, abuso de autoridad y violación de los deberes de
los funcionarios”. Aunque la
excusa oficial es que se trata del
“principio de la reconciliación
nacional, el perdón del Estado
para perdonarnos todos”, se trata
de una exculpación de los actores
del golpe a los que se añade una exculpación de Zelaya por sus “delitos políticos”.
Hemos insistido en que la cuestión hondureña ya no se mueve entre zelayistas constitucionalistas e institucionales y facciosos,
sino entre una ciudadanía y población que
desea una Honduras inclusiva y quienes
aspiran a mantenerla como un feudo de privilegios y delitos impunes realizados desde
el poder. Los actos de Lobo se inscriben en
este segundo proyecto, con alteraciones
cosméticas. Equivale a decirle al país,
borrón y sigamos tan amigos como antes. Y,
con un mensaje específico para Zelaya,
“ven, reunite con nosotros y sigamos
esquilmando al pueblo. No te vamos a
hacer nada”. Pero en Honduras la 'reconciliación' nacional pasa tanto por el acabamiento de la impunidad de los poderosos
como por la inclusión social y ciudadana.
Debe insistirse, además, en que durante la
administración Lobo los signos de un régimen y sensibilidad de “Seguridad Nacional”, en especial la precariedad de derechos
humanos, que caracterizó al gobierno de
facto de Micheletti, se han mantenido. Especialmente notorio es el asesinato de periodistas independientes. En los primeros cuatro meses de la administración Lobo fueron
asesinados seis periodistas. La cifra es solo
superada por los siete periodistas mexicanos asesinados en el mismo período. Que se
trata de crímenes 'oficiales', o sea no necesariamente cometidos por actores de
gobierno pero sí amparados por el aparato
estatal y gubernamental, lo revela el que sus
autores no aparecen por parte alguna y el
que ni la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP) ni Reporteros Sin
Fronteras (RSF), ligados a los monopolios empresariales y a los posicionamientos del Gobierno de EUA, los
conceden importancia.
Más pintorescamente, en el reciente pasado mes de junio, el presidente
Lobo hizo noticia afirmando que
“querían darle un golpe de Estado”.
No dio detalle ninguno de la supuesta
conspiración. Se trató de
un esfuerzo de auto victimización burda para
atraer sobre su figura el
apoyo de la mayoría de
hondureños que, desde su
historia larga enfatizada
por los sucesos del 2009,
rechazan tajantemente los
golpes de Estado, las dictaduras militares, los
gobiernos de facto y los
falsos gobiernos 'democráticos' de la oligarquía.
El esfuerzo de auto victimización en procura de
respaldo ciudadano y
social de Lobo cayó en el
vacío. Cualquier hondureño sabe que en Honduras no se puede dar un
golpe de Estado sin el
consentimiento y apoyo
de la Embajada de Estados Unidos y sin el protagonismo de los militares.
Es decir, el golpe se puede
intentar, pero abortaría en
horas.
Los posicionamientos
intermedios entre el hipócrita simulacro y la esperanza ciudadana y popular hondureña, entonces,
incurren en un mismo error que los
torna peligrosos y, al mismo tiempo,
irreales. Los gobiernos que desde la
OEA insisten en juzgar a Zelaya
como un presidente víctima de un
golpe de Estado y no como una personalidad cuyo accionar detonó una
crisis de acabamiento del sistema
político hondureño pueden caer en la
trampa politicista (contenida ya en
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Del politicismo reduccionista
a un enfoque político
los acuerdos de Tegucigalpa/San
José) de aceptar un retorno 'incondicional' de Zelaya como garantía de
que la Carta Democrática Interamericana está vigente. No es así. El
golpe de Estado en Honduras muestra que aunque exista la Carta… se
darán golpes de Estado en América
Latina cuando EUA, el libre comercio, las oligarquías/empresarias y
sectores de las FuerzasArmadas nativas se pongan de acuerdo. La política
de golpes de Estado podrá ser desplazada solo si la OEA (o un organismo
internacional semejante) adquiere
una fuerza política y militar autónoma que le permita derrotar estas
acciones o si existe una organización
ciudadana y social popular y democrática en cada país que consiga bloquear los golpes y también convocar
a una cultura de solidaridad hemisférica y mundial efectiva. Es tarea latinoamericana y de las organizaciones
populares y ciudadanas trabajar para
alcanzar logros en ambos frentes.
El otro posicionamiento es también fantasioso y hace el juego, queriéndolo o no, al statu quo oligárquico e imperialista prevaleciente en
Honduras al invisibilizar (o temer) la
capacidad de transformación inclusiva y democrática contenida en la
organización ciudadana y social
popular y al depositar en las acciones
de la administración de Porfirio
Lobo y en la camarilla política reinante las posibilidades de salir de la
crisis con un proyecto que beneficie
al pueblo hondureño y se constituya
en garantía de su gobernabilidad. Al
descalificar la organización y movilización social y ciudadana el enfoque acierta con la necesidad de las
transformaciones estructurales sustanciales, pero yerra al identificar su
protagonista. No solo se equivoca de
protagonista o invoca uno políticamente no factible. Desahucia al sujeto popular y ciudadano, único al que
puede interesarle una democratización efectiva, social y ciudadana,
atribuyéndole proclividad hacia una
tentación “populista”. Haciendo
esto, el análisis se autoinscribe en el
imaginario de las 'democracias res-
trictivas' y del monitoreo democrático
hemisférico.
El difícil camino para un horizonte
de lucha y esperanza
Se ha insistido en este trabajo en que el
golpe de Estado de junio del 2009 en Honduras creó las condiciones para un proceso
de movilización y organización ciudadanas
que no solo repudia el golpe, sino que principalmente se propone avanzar en la creación de las condiciones políticas que, por la
vía de una nueva Constitución e institucionalidad, potencie una Honduras inclusiva y
democrática.
Por supuesto se trata de un proceso político que combina diversos actores sociales y
ciudadanos y que encuentra su desafío más
inmediato en lograr su articulación constructiva. En esto se empeña el Frente
Nacional de la Resistencia Popular
(FNRP). Su propuesta es clara y puede
entenderse en sus líneas básicas cuando se
atiende su discernimiento respecto del
papel del gobierno de Zelaya. Señala el
FNRP que la administración Zelaya (20052009) se inscribió en una aguda crisis
social no factible de manejar por un bipartidismo moribundo (liberales y nacionales)
que era tensionado por un movimiento popular en ascenso y un nuevo escenario latinoamericano signado por el fracaso social
y ciudadano de las experiencias neoliberales y la emergencia de gobiernos que impulsaban profundos cambios socioeconómicos, políticos y culturales. En este
marco, Zelaya asumió un compromiso
social que lo enfrentó a una oligarquía hondureña parasitaria, corrupta y criminal,
impune en sus crímenes e impúdica en sus
privilegios. Este compromiso social, con
inevitables repercusiones nacionales en la
situación hondureña, se tradujo inicialmente en reformas económicas que buscaban
fortalecer la producción y demanda internas y frenar las privatizaciones de los últimos servicios y recursos públicos en manos
del Estado. Geopolíticamente este esfuerzo
nacional de la administración Zelaya se
tradujo en su intención, negociada con el
gobierno de EUA, de transformar la base
militar estadounidense de Soto Cano (Palmerola) en un aeropuerto civil que reemplazara al obsoleto y peligroso aeropuerto de
Tegucigalpa (Toncontín), proyecto que se
pensó realizar con fondos venezolanos
(ALBA y Petrocaribe) ante la dificultad de
conseguir otro financiamiento internacional. En el mismo plano, Zelaya buscó
ampliar el espectro de relaciones internacionales de Honduras manteniendo vínculos cordiales tanto con EUA como con
Cuba o Venezuela. Este perfil de acercamiento a los sectores hondureños históricamente preteridos y una política internacio-
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a un enfoque político
nal que entendía que la Guerra Fría se había extinguido
a inicios de la década de los
noventa, más la intuición de
que la construcción de un
país-nación requería de una
nueva Constitución que
potenciara su modernización,
fueron los factores que exasperaron al amplio espectro de
intereses de los grupos conservadores hondureños y precipitaron el golpe. Los golpistas no imaginaron que los
posicionamientos de Manuel
Zelaya y su derrocamiento
tuvieran como resultado una
sostenida y amplia movilización social popular y ciudadana que el FNRP busca articular para establecerlo como
factor determinante de la política hondureña.
Por el momento, puesto que
el FNRP entiende que la etapa
actual de su proceso tiene
como meta la conformación
de una Asamblea Nacional Constituyente
integrada por diputados que surjan desde
las etnias, obreros, afro descendientes,
pobladores, mujeres, campesinos, profesionales, jóvenes y ciudadanía progresista y
democrática, asamblea que eche las bases
para un Estado Social Soberano, Laico y
Democrático, la propuesta inmediata mínima de una fuerza política modernizadora
(que para Honduras debe leerse como “revolucionaria”) pasa por la acción de una
Comisión de Verdad que esclarezca las responsabilidades de las violaciones sistemáticas de derechos humanos desde el golpe
del 28 de junio del 2009, ponga a los responsables en los circuitos judiciales para su
juzgamiento y castigo y ordene la reparación de los daños causados a las víctimas y
sus familiares, cuando corresponda. Este
punto no sería factible si no se procede a
reconstruir el sistema institucional de justicia eliminando de él la influencia de las
argollas partidarias con vistas a configurar
un Estado sólido de derecho. En ese mismo
movimiento reconfigurador deberá atenderse la recomposición profesional de los
aparatos militares y policiales.
Para el FNRP el Estado de derecho tiene
su contraparte en una población y ciudadanía a la que se le reconocen derechos humanos básicos: libre expresión, asociación y
movilización. Estos derechos elementales
se asientan en un nuevo pacto social distributivo que detenga y haga retroceder el proceso de concentración del ingreso y potencie oportunidades de movilización social
ascendente. Este 'nuevo' Honduras requiere
de una Asamblea Nacional Constituyente
gestada desde la diversidad de los sectores
populares, históricamente excluidos y desagregados, y sus necesidades y horizontes de
esperanza.
La nueva Constitución debe fijar el marco
para que los medios masivos, actualmente
al servicio de la desinformación y propaganda 'partidocrática' expresen y refuercen un pluralismo que actualmente niegan
al ser correas de transmisión de camarillas
de poder que se han apoderado del Estado y
del Gobierno y lo utilizan para beneficiar
sus intereses particulares. Desconcentrar y
desmonopolizar el espacio radioeléctrico
resulta una acción decisiva para alcanzar
este propósito inscrito en la necesidad de
una población y ciudadanía
hondureña informada, deliberativa y democráticamente organizada e incidente.
En política exterior, el
FNRP propone la tarea
hemisférica y mundial de
avanzar en la consecución
de relaciones internacionales que potencien institucionalmente capacidades para
mediar con efectividad en
conflictos como el hondureño entendido este último en
su sentido histórico: dependencia, dominación interna
oligárquico-clerical, ausencia de emprendimiento
nacional inclusivo, golpe de
Estado.
En breve, la movilización
popular y ciudadana hondureña mira no solo su propia
crisis social y políticocultural, sino que se propone tareas de largo aliento
que incidan en la realidad hemisférica de modo de evitar en ella una
regresión autoritaria gestada tanto
por la conflictividad interna o local
como por las crisis en el mundo de la
acumulación y del trabajo generados
por la mundialización en curso y sus
contradicciones.
No es menudo programa para una
esperanza social y humana activada
en su etapa actual por un golpe de
Estado en la región centroamericana.
En este trabajo se utilizaron materiales de La Nación (periódico) “El
caso de Honduras” (editorial,
4/07/2010), San José de Costa Rica),
Kevin Casas: “Honduras, un año
después”, Lídice Valenzuela: “Asesinatos y resistencia popular”, Frente de Resistencia Nacional Popular:
“Manifiesto Político” (20/06/2010)
y Joaquín Mejía y Víctor Fernández
(cooordinadores): “El golpe de Estado en Honduras desde una perspectiva de Derechos Humanos.
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Revolución Mexicana
Enrique Dussel
E
n el movimiento
campesino
mexicano hay
tres grandes etapas: la
Revolución de 1910,
la Revolución Cristera
del 26 en adelante, y
Chiapas hoy. En México no han pasado dos o
tres años sin un levantamiento, hubo cientos; sin embargo, el
levantamiento del 10
fue importante. Una
verdadera guerra campesina; me gusta compararla con las guerras campesinas de
Alemania en el siglo
XVI, que limpia, en
gran parte de Alemania, la hegemonía feudal. Esta guerra prepara el camino de la burguesía.
La revolución campesina mexicana es contra la gran oligarquía
terrateniente y prepara el camino
a un México que no va a tener
como Argentina la contradicción
entre el gran terrateniente exportador y la burguesía industrial que
necesita un mercado interno.
Todas las diástoles y sístoles de la
trágica historia argentina es que
al exportador le gusta que el dólar
valga; y a la industria nacional
interesada en su mercado interno
le apetece un dólar bajo para
poder comprar maquinarias e
insumos. Esto último ha produci-
do el populismo industrialista; lo anterior, las dictaduras militares más bien
exportadoras. México termina con el
terrateniente, de tal manera que la Revolución de 1910 como bien dice Arnaldo
Córdoba: “Es una revolución provinciana y en un país subdesarrollado, pero
es una revolución burguesa”. El campesinado se levanta y destruye al gran
terrateniente exportador y permite el
nacimiento de una cierta burguesía
nacional, que sin interrupción gobernó
hasta hoy.
El campesinado destruyó al enemigo de una posible burguesía mexicana.
Esto es lo que explica la continuidad de un régimen que ha durado décadas y que en la actualidad
está en crisis, pero no de fondo; el
Partido de Acción Nacional, rival
del sempiterno gobernante, Partido Revolucionario Institucional
en lo sustantivo seguirá el mismo
proyecto, y el Partido Revolucionario Democrático no lo puede
modificar mucho. Vale decir que
el proyecto vas a seguir mucho
tiempo todavía en México.
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La independencia
de México
José Pantoja Reyes
En la madrugada del 16 de septiembre de 1810, reunidos frente a la
parroquia de la pequeña villa de Dolores, en el actual estado de Guanajuato, los pobladores de mayoría indígena escucharon la arenga de párroco
Miguel Hidalgo y Costilla para iniciar las hostilidades en contra del
“mal gobierno” y en defensa de Fernando VII, quien fue capturado por
las tropas napoleónicas que habían
invadido la península y descabezado
el imperio español: “Este movimiento tiene por objeto quitar el mando a
los europeos…, que se han entregado
a los franceses y quieren que corramos la misma suerte, lo cual no debemos consentir jamás ¡Viva la Independencia! ¡Viva la América! ¡Muera el mal gobierno!”.
L
a insurrección promovida por el cura
Hidalgo fue la culminación de una conspiración
en la que además de él, participaban oficiales del ejército (Ignacio
Allende, JuanAldama, MarianoAbasolo, funcionarios (el corregidor
Domínguez de Querétaro y su esposa, Josefa Ortiz) y otros personajes
de la élite de la región (entre otros el
José Mariano Jiménez, ingeniero de
minas).
Esa conspiración como otras promovidas en Nueva España (Querétaro, Celaya, Guanajuato, San Luis
Potosí y la ciudad de México) fue una
reacción frente al golpe de estado de
1808 impulsado por miembros españoles de la audiencia y del consulado
de la ciudad de México en contra del
Virrey Iturrigaray y sus aliados del
Cabildo de la ciudad de México, para
impedirles que convocaran a una
Junta de representantes del reino de
la Nueva España con la que buscaban
enfrentar y aprovechar la crisis política y de legitimidad en el Imperio
español producida por la invasión
francesa.
A la movilización del pequeño destacamento de Hidalgo (que marchaba bajo las consignas de “Viva nuestra señora Virgen de Guadalupe,
Viva nuestro rey Fernando VII!
¡Muera el mal gobierno!), se sumaron pobladores de los pueblos circunvecinos, sobre todo indígenas, y
con ellos se formó el primer ejército
insurgente. Hidalgo y sus oficiales,
entre los que sobresalió el capitán
Ignacio Allende, se dirigieron hacia
la ciudad de San Miguel el Grande
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de México
(actualmente de Allende), en el estado de Guanajuato y a su paso por los
pueblos y rancherías del Bajío se le
unieron campesinos, trabajadores
mineros, jornaleros y artesanos sin
más armas que las herramientas de
trabajo.
Las tropas de Hidalgo marcharon
hacia la ciudad Guanajuato uno de
los centros mineros de plata más
importantes de la Nueva España, a la
que tomaron el 28 de septiembre después de un cruento enfrentamiento
con la nutrida participación de los
mineros de la zona.
Después del triunfo insurgente en
tan importante centro, las tropas
insurgentes, que ya sumaban 80 mil
hombres, se dirigieron hacia la ciudad de Valladolid (hoy Morelia,
Michoacán) a la cual tomaron el 12
de octubre. En dicha ciudad y en su
calidad de jefe de la insurgencia,
Hidalgo emitió una declaración en la
que llamaba a formar un congreso de
representantes de las ciudades.
Los insurgentes se encaminaron
hacia la ciudad de México, capital de
la Nueva España y tuvieron varios
enfrentamientos con el ejército realista, al cual derrotaron en el monte
de las cruces y se abrieron paso hacia
la capital. Los insurgentes acamparon en las
goteras de la ciudad (en Cuajimalpa el 30 de
octubre), sin embargo la indecisión cundió
entre los dirigentes mientras que Allende
propugnaba por realizar el asalto, Hidalgo
prefirió retirarse hacia el occidente, hacia
Guadalajara. Si bien existen varias teorías,
de porque los insurgentes no tomaron la
ciudad (algunos historiadores dicen que
Hidalgo subestimaba la capacidad militar
de sus huestes, otros señalan que presumía
que la “muchedumbre” atacaría indiscriminadamente a los habitantes de la ciudad) lo
cierto es que la decisión fue crucial para el
curso siguiente de la insurrección independentista.
Las tropas insurgentes tomaron Guadalajara e Hidalgo emitió un decreto el 29 de
noviembre en el que se abolía la esclavitud,
se derogaban los tributos, se prohibía el
papel sellado, la extinción de los estancos,
la declaración de independencia. Con la
declaración de Guadalajara el movimiento
insurgente adquirió un tono mucho más
radical no sólo por la participación popular
en la lucha sino por que el programa vinculó la independencia a las reivindicaciones
sociales que habían surgido desde fines del
siglo XVIII contra las políticas de los borbones (que centralizaron el poder en manos
de los españoles, eliminando a los competidores del poder del rey como las ordenes
religiosas, los criollos los principales puestos de la burocracia, la iglesia y el ejército),
reorganizaron la administración colonial
para garantizar que un mayor excedente
saliera hacia la metrópoli).
Sin embargo, la retirada hacia Guadalajara dio oportunidad a la reorganización del
ejército realista y a la contraofensiva
comandada por el general Félix María
Calleja. En contra de las opiniones de sus
oficiales, Hidalgo decidió enfrentar en una
batalla campal a las tropas realistas en el
Puente de Calderón, en las cercanías de
Guadalajara, y fue derrotado el 17 de enero
de 1811. Esa derrota le costó la conducción
militar y su papel dentro de las fuerzas
insurgentes. Dirigidos desde ese momento
por Allende, el ejército insurgente decidió
replegarse hacia el norte del país, hacia las
ciudades de Zacatecas, Saltillo, Chihuahua,
acosados y perseguidos por los realistas y
después de varias derrotas el ejército insurgente fue diezmado hasta casi su desaparición. Esta fase de la guerra de independencia finalizó cuando Hidalgo,Allende, Aldama y los principales dirigentes de insurgentes fueron capturados en el camino hacia
Chihuahua el 21 de marzo de 1811, cuando
se dirigían hacia la frontera con Estados
Unidos para obtener apoyos y armas. Una
vez enjuiciados por la justicia militar y eclesiástica, en el caso de Hidalgo, fueron fusilados y sus cabezas fueron trasladas y exhibidas en la ciudad de Guanajuato.
Sin embargo, la guerra de independencia
no terminó con la muerte de Hidalgo, pero
el escenario de la lucha se traslado hacia el
sur del país, a los actuales estados de Guerrero y Oaxaca, y hacia el oriente (Puebla,
Tlaxcala, Veracruz), zonas con población
predominantemente indígena y dedicada a
la producción agrícola. En este fase de la
insurgencia la dirigencia recayó José María
Morelos y Pavón, cura seguidor de Hidalgo.
Muy diferentes en sus perfiles sociales y
en su actuación política y militar. Mientras
Hidalgo se identificaba claramente con el
criollismo, Morelos pertenecía a las “castas” pues era considerado mulato, mientras
que Hidalgo pertenecía a los grupos ilustrados, Morelos vivió durante su infancia
como peón en una hacienda en el estado de
Guerrero para luego convertirse arriero
antes de tomar la carrera de clérigo, lo que
le permitió conocer a la población, la geo-
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grafía y los caminos del sur y centro del
país. La insurgencia se coloreó social y políticamente. Militarmente la guerra cambio
de modalidad, pues además de mantener en
ejército permanente se incorporó la guerra
de guerrillas, políticamente se fortaleció la
perspectiva independentista pues se creó un
congreso (en Chilpancingo, en el actual
estado de Guerrero en septiembre de 1813)
que emitió la Acta de Independencia en
1813 y se formuló la primera constitución
(en Apatzingán, Guerrero en 1814). En la
constitución de Apatzingán se estableció
que la soberanía estaba en manos del “pueblo”, se prohibía la esclavitud y se definía a
México como un país independiente.
La estrategia general de Morelos fue la de
tomar las principales ciudades del sur (Acapulco, Chilpancingo, Oaxaca, Cuautla)
todas puntos fundamentales del circuito
comercial que alimentaba el sistema económico novohispano, apoyado con la población local para crear así una zona liberada
en donde hubiera condiciones para la instauración de un gobierno independentista.
Esta estrategia contó con el respaldo social,
un ejército más disciplinado y una conducción militar acertada, sin embargo, las condiciones políticas se modificaron con la
expulsión francesa de la península y la reorganización militar de las tropas realistas. La
campaña realista contrainsurgente se intensificó e incluyó las tácticas de arrasamiento
de poblados y relocalización de la población.
Asimismo, al interior de los insurgentes
surgieron serias diferencias al interior del
congreso y el mando militar. De hecho, las
intrigas entre los congresistas culminaron
con el desplazamiento de Morelos de la
comandancia militar a favor de Ignacio
Rayón y el cambio de estrategia militar.
Morelos fue obligado a custodiar a los diputados del congreso en medio de una feroz
ofensiva realista y con ello tuvo que presentar combate en condiciones desfavorables,
todo ello culminó con la derrota de Morelos
y su captura y fusilamiento el 22 de diciembre de 1815.
Con la caída de Morelos, la lucha independentista perdió iniciativa y el ejército
realista pasó a controlar las principales
zonas económicas y urbanas del país. La
mayor parte de los grupos insurgentes se
mantuvieron en zonas de difícil acceso y
siguieron la estrategia de guerra de guerri-
llas, atacando haciendas, convoyes comerciales, emboscando tropas y en contadas
ocasiones atacaron ciudades o puntos militares de importancia. Los principales dirigentes fueron capturados o se indultaron. A
finales de la década, sólo algunos destacados dirigentes quedaban en acción, Pedro
Moreno en Zacatecas, Osorno en la zona de
Tlaxcala y sierra norte de Puebla, Guadalupe Victoria en Veracruz y Vicente Guerrero
en el sur.
En esta última fase, la insurgencia fue
más radical y su composición social fue aún
más popular, fundamentalmente las comunidades campesinas sostuvieron la guerra,
tanto en el reclutamiento, el abastecimiento
como en la protección de las fuerzas insurgentes. De las filas insurgentes surgieron
de 1812) un peligro pues con el
regresaba él predominio de los nacidos en España y la sangría de recursos y riquezas de Nueva España
hacia la metrópoli. Así que las publicaciones y los conspiradores que
apoyaban a los insurgentes armadas
continuaron y operando en las zonas
dominadas por los realistas.
Así a pesar de los grandes recursos
y tropas (el ejército realista se duplicó entre 1810 y 1820 pues pasó de 30
mil hombres a 68 mil) las corona
española no pudo someter a los
insurgentes, los que, si bien estaban
reducidos en fuerza se encontraban
apoyados socialmente y en posiciones favorables para sostener la lucha.
los nuevos líderes de las comunidades campesinas que dieron la batalla en el periodo
post-independiente por la defensa de los
derechos comunitarios, contra el despojo
de los bienes y tierras campesinas.
Si bien la lucha armada se redujo en esta
fase, no así el sentimiento independentista
que penetró entre casi todos los grupos
sociales y étnicos, incluidos “el bajo criollismo” (rancheros, burócratas oficiales del
ejército, clérigos de pueblo) que vieron en
la restauración de Fernando VII (y la eliminación de la constitución liberal de Cádiz
Aún más, la crisis política de 1820 en
la metrópoli, provocada por un
nuevo triunfo de los liberales y la
restauración de la Constitución de
Cádiz, aceleró el triunfo de la causa
independentista.
El restablecimiento de la Constitución de Cádiz inconformó al virrey
Juan José Ruiz de
Apodaca, a los españoles realistas
y la aristocracia criolla (compuesta
por mineros, hacendados y comerciantes) que habían apoyado y finan-
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La Independencia
de México
ciado la guerra contra la insurgencia.
Esos sectores promovieron ahora
una conspiración de carácter independentista conocida como Conspiración de la Profesa, pues los conspiradores se reunían en esa iglesia de la
Ciudad de México para impedir la
aplicación de la Constitución liberal,
pues decían que el rey la había jurado
en cautiverio, por lo que era nula.
Mientras se definía la situación del
monarca, el gobierno virreinal estaría en manos del virrey Ruiz de Apodaca.
Sin embargo, Ruiz de Apodaca se
vio obligado a aceptar la constitución. Esto forzó a los conspiradores a
actuar. Presionaron para que el coronel criollo Agustín de Iturbide (un
oficial oportunista, acusado de
corrupción, pero carismático y que
se había afanado en hacer fama de
hombre cruel y militar avezado en la
lucha contra los insurgentes) recibiera el mando del ejército realista del
Sur. Al recibir su nombramiento,
Iturbide buscó aliarse con el general
Vicente Guerrero principal dirigente
de la insurgencia, a quien convenció
de suscribir un pacto para consumar la independencia.
El Plan de Iguala recogió las demandas de
los criollos que lucharon por la autonomía
novohispana y algunos reclamos de los
insurgentes. En él se reconoció la autoridad
de Fernando VII, pero se declaró al virreinato una monarquía independiente, invitando al monarca o a algún miembro de la familia real española a gobernar el nuevo reino,
asimismo se declaró a la religión católica
como la única aceptada, mantuvo los fueros
de la Iglesia y el ejército, y otorgó el derecho de los mexicanos a ejercer cualquier
empleo. El plan fue proclamado el 24 de
febrero de 1821 y para respaldarlo se formó
el Ejército Trigarante o de las Tres Garantías al cual se sumaron las tropas insurgentes y casi todo el ejército realista.
Bajo esas condiciones, el recién llegado
virrey Juan de O'Donojú, se vio obligado a
firmar los tratados de independencia en la
ciudad de Córdoba, Veracruz. El 27 de septiembre de 1821, Agustín de Iturbide, aclamado como libertador, entró triunfal a la
ciudad de México.
A diferencia de otros países americanos,
como Perú, Colombia, Venezuela o Ecuador, México consumó su independencia
mediante un acuerdo político, sin
una victoria militar contundente
sobre las tropas coloniales. Pero para
que esto ocurriera, habían transcurrido más de diez años de luchas y
derramamiento de sangre, en la guerra de independencia perdieron la
vida el 10% de la población (alrededor de 600 mil personas de una
población de 6 millones), el mayor
número de bajas sufrido en Hispanoamérica durante las guerras de independencia. El pacto que logró unificar tendencias y grupos sociales divergentes y confrontados para
la consumación de
independencia no
pudo garantizar la estabilidad política pues
los intereses sociales
en juego se presentaban irreconciliables de
tal suerte que México
fue incapaz de establecer una forma definitiva de gobierno hasta la
restauración de la
República en 1867, en
el campo sufrió la invasión de las potencias
europeas, la pérdida de
la mitad de su territorio
y una guerra social
permanente.
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árez
Ju
iudad
C
Viaje al fin del neoliberalismo
Gennaro Carotenuto
Chiara Calzolaio
Qué mujeres tan extrañas
Armando Vázquez Peralta
El sueño de la industrialización neoliberal se transformó en pesadilla. En los últimos dos años la guerra entre narcos, en la que está involucrado el ejército, ya causó 4.600 muertos y 100 mil refugiados. Llegando a Ciudad Juárez desde el sur, la última hora de avión muestra
con creciente angustia uno de los desiertos más áridos del mundo. No
era así antes, cuentan los pocos lugareños autóctonos. Juárez tenía 30
mil habitantes en 1930, 300 mil en 1970, 1,5 millones en 2000, y perdió
varias batallas por el control del agua del Río Bravo con El Paso, que
desde 1848 pertenece a Texas.
D
el viejo y fértil valle
de Juárez quedan apenas los topónimos. Entre
ellos está el “Campo algodonero ”, donde en 2001 fueron encontraron los restos de ocho mujeres
víctimas de “feminicidios”. En
noviembre pasado la Corte Interamericana de Derechos Humanos
condenó a México por “indiferencia”: las mujeres violadas y asesinadas, jóvenes de clase humilde, no
valían nada. Desde los años sesenta,
y más aun después del tratado de
libre comercio con Estados Unidos
de 1994, llegaron a Juárez infinidad
de mujeres para trabajar en las
maquiladoras, las fábricas exportadoras de propiedad extranjera con
regímenes fiscales especiales, bajos
sueldos y escasos derechos, pero con
la esperanza de un futuro mejor.
Las muertas no valían nada, como
nada valen los 4.600 cadáveres
que contó Juárez desde inicios
de 2008, cuando comenzó la
guerra entre narcos por el control de la ciudad entre los cárteles de Juárez y de Sinaloa y llegó
el ejército a jugar su propio partido. Cuenta a Brecha el periodista de El Universal Ignacio
Alvarado que “el 65 por ciento
de ellos son menores de 25 años
e hijos o nietos de obreras de
maquiladoras”. Ese dato, además de trazar un perfil etnográfico de la masacre actual, atestigua el fracaso de un modelo de
desarrollo.
Elizabeth Ávalos, sindicalista, ex obrera en las maquiladoras, confirma: “hoy vive en Juárez medio millón de jóvenes a
Qué mujeres tan extrañas
tan lejanas…
no se ven.
1, 3, 5 en Juárez
Semi-enterradas con la piel de plástico
y tuertas por labor de los gusanos,
creen ver la luz
¿pensarán que es dios?
10, 18, 23 de Juárez
Pero la inmaculada blancura languidece
y se retira de las superficies:
ola derrotada por la playa,
reconocen el destello:
son fotones de la cámara forense.
35, 68, 76 en Juárez
¿Indagarías la razón?
por mi muerte…
yo no estoy.
97, 102, 133 de Juárez
Oxidándose en sales, con las ropas roídas,
los pedazos de osamenta
son festín del insecto carroñero
del carroñero ser humano
del humano-insecto!
179, 200, 268 en Juárez
¿Alguien conoce a un agresor?
343, 368, 422 de Juárez
Parece que nadie las quiso
parece que fue por despecho
parece que comían de la noche
parece gran fiesta de un loco extranjero
parece que forjan la industria!
o un nuevo entretenimiento.
494, 531, 596 en Juárez
Y si se da la oportunidad…
lucirías bonita
lucirías igual
parece que pereces,
sucumbe en el lugar.
608, 701, 933 de Juárez
No importan tus cuentas,
no importa el desdén:
tu esposa, tu hija
la hermana y sobrinas
tu nieta y tu madre:
¡morirán también!
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los cuales el modelo neoliberal no
ofrece nada, ni educación, ni salud,
ni trabajo y ven en el narco la única
posibilidad de ganancia y de reconocimiento social”. Captados por los
cárteles, son perseguidos por el ejército, que los ajusticia, secuestra, tortura y mata o arreglan sus cuentas a
tiros. Esto en un contexto sin ley
donde el quiebre del sistema judicial
va más allá de la impunidad, y hay
apenas 150 expedientes judiciales
abiertos.
¿Y los otros 4.450 cadáveres?, pregunta Brecha al jurista Óscar Maynez: “Si el asesinato fue cometido
con armas automáticas o semiautomáticas se da por descontado que se
trata de un ajuste de cuentas entre
narcos, y ya no se procede”. Otro
testigo, que prefiere el anonimato,
calcula: “En 2008, 80 por ciento de
los muertos fueron asesinados por la
tropa de ocupación (el ejército). El
porcentaje bajó algo en 2009 porque
hubo la contraofensiva de los narcos
locales, desplazados pero no derrotados”. Los organismos de derechos
humanos comprobaron la responsabilidad de los militares por lo menos
en cinco casos de desapariciones de
personas y hay cientos de denuncias
por crímenes cometidos por uniformados. “En Juárez -sigue el testigono hay una guerra entre narcos en la
cual el Estado llega a restaurar el
orden sino una masacre cometida por
el ejército enviado para sustituir un
cartel con otro más controlable”.
Aquí la pretensión punitiva del
Estado ni siquiera caducó por ley.
Simplemente el Estado renunció a
castigar, porque está involucrado
en la violencia.
Así, comenta Maynez, matar se
volvió la mejor manera de solucionar asuntos prácticos: “Si le debes
20 mil pesos (unos 1.700 dólares) a
alguien te sale más barato pagarle 3
mil pesos a un sicario. Liberarse de
una esposa o una amante molesta
hoy día es muy fácil. Hace poco
mataron en su cama a un ex chofer
que había quedado tetrapléjico en
un accidente de tránsito. Todo indica que lo mató su patrón para no
indemnizarlo, pero no hay ningún expediente abierto por este asesinato”.
Tampoco hay un expediente abierto por la
muerte deAlfredo Portillo, el yerno de Marisela Ortiz, dirigente de Nuestras Hijas de
Regreso a Casa. Marisela, que recibe a Brecha en la escuela donde da clases, es considerada la “madre de Plaza de Mayo” juarense por su lucha contra los feminicidios.
Alfredo, como el docente universitario
Manuel Arroyo, el dirigente campesino
Armando Villareal, el periodista Armando
Rodríguez, Josefina Reyes y otros siete
defensores de los derechos humanos, junto
con anónimos militantes de los movimientos sociales u organizaciones barriales, sindicalistas, estudiantes, jóvenes inconformes, integran la lista de las decenas de “homicidios políticos” en Juárez que ni el Estado ni los medios admiten ni investigan.
Los asesinatos de estos luchadores sociales son falazmente atribuidos a “balas perdidas” o a “asuntos privados”. “Algo
habrán hecho”, se dice de ellos. Los responsables de esos crímenes no son, a menudo,
ni narcos ni delincuentes comunes, sino el
propio ejército. Para los organismos de derechos humanos está comprobada la responsabilidad de los militares en por lo menos
cinco casos de desapariciones de personas,
y hay cientos de denuncias por abusos cometidos por uniformados.
Modernidad
Juárez es enorme. El espacio de la urbanización hacia el desierto no tiene límites.
Las grandes avenidas son recorridas por
decenas de patrullas del ejército y de la poli-
cía federal. Cada camioneta carga ocho
hombres con pasamontañas, armados hasta
los dientes y que apuntan en todas direcciones. Camuflados van los militares, casi de
negro los policías federales. Su presencia es
agobiante, y los retenes bloquean el tránsito
de una ciudad donde el deseo de normalidad choca con la realidad. No habían pasado dos horas de mi llegada a la ciudad y ya
me bajaron del auto para una revisión corporal a cargo de militares armados.
La mayoría de los autos particulares no
tienen placas, pero sí vidrios polarizados,
contribuyendo a acrecentar la constante
sensación de inseguridad. Por las calles
circulan viejos autobuses estadounidenses
que vinieron a terminar sus vidas en Juárez.
Las caras de los pasajeros sintetizan los
distintos pueblos indígenas de todo el país.
Cualquier viaje se hace largo entre fraccionamientos habitacionales, grandes centros
comerciales y enormes lotes baldíos que se
encuentran también en zonas céntricas o
semicéntricas. Para llegar a su trabajo los
habitantes de estas zonas pierden horas.
Seguramente muchos de ellos formaron
parte de las importantes luchas comunitarias que tuvieron lugar años atrás para acceder a los servicios básicos. Luz, agua y poco
más es lo que quedó del “sueño juarense”.
El urbanista colombiano Edwin Aguirre,
investigador del Colegio de la Frontera Norte, ofrece una interesante clave de lectura:
“Desde los setenta Ciudad Juárez multiplicó por cinco su población. En estas cuatro
décadas no fue abierta ni siquiera una
escuela preparatoria. Quedan las que había
en los años sesenta”. La preparatoria, en el
sistema escolar mexicano, equivale al liceo
y da acceso a la universidad. Queda claro
que ni siquiera se pensó que los inmigrados
de primera y segunda generación pudieran
ascender socialmente llegando a tener estudios universitarios. “Nunca se los concibió
como ciudadanos comenta Óscar Maynez y
la ciudad entera fue creciendo atendiendo a
los intereses de unas pocas grandes familias.” La gente no vive donde sería mejor
sino donde les convino a los dueños de la
ciudad: los Zaragoza, los Fuentes, los Vallina. En el México del siglo XXI es fácil reconocer la categoría de “república oligárquica” que caracterizó la América Latina del
siglo XIX. Para Ignacio Alvarado, “PRI o
PAN no importa. Todos los alcaldes, gobernadores, jefes policiales siempre fueron
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Viaje al fin del neoliberalismo
expresión de la cámara empresarial de la
ciudad”. Cuando en los setenta el narcotráfico se superpuso al contrabando fronterizo
tradicional “era un negocio para jóvenes de
clase media alta subordinados a la DNS (la
policía política del PRI)”. El narco juarense
aparece así como la expresión estructural
de la clase dirigente de la ciudad, una forma
de acumulación primaria más junto al lavado de dinero o al contrabando. Se exportaba
droga, se importaban armas y todos “mordían”.
En el centro histórico, a orillas del Río
Bravo y del muro que George Bush erigió y
que ningún Barack Obama desmantelará, la
mayoría de los antros (bares, night clubs)
están cerrados. Todavía en 2006 el casco
antiguo de Juárez era el centro de la vida
nocturna binacional. Miles de estadounidenses pasaban la frontera para divertirse,
emborracharse, perder dinero en los casinos o comprar sexo barato en los prostíbulos. Cuando pasamos el puente hacia El
Paso (que se define orgullosamente como la
segunda ciudad más segura de Estados Unidos) tardamos dos horas y media en colas y
humillantes trámites fronterizos. Volviendo
a México ni siquiera nos chequearían el
pasaporte. En El Paso Brecha se reunió con
Gustavo de la Rosa, defensor de los derechos humanos, amenazado de muerte y
refugiado allí desde varios meses atrás.
Gustavo es objeto de una campaña de solidaridad de Amnistía Internacional y sigue
trabajando a tiempo completo para su ciudad: “Los consumos hídricos no mienten.
En dos años ya se fueron de Juárez unas 100
mil personas. Las clases medio-altas se
mudaron a El Paso. Las obreras retornan al
resto de México, en Oaxaca, Durango, Veracruz”. El 25 por ciento de las casas de Juárez estarían vacías. Elizabeth Ávalos
denuncia: “Apareció el hambre en las colonias (barrios) más pobres, algo que acá no
se conocía. La violencia está destruyendo
puestos de trabajo en todos los sectores,
incluyendo el informal, que en otros períodos de crisis fue un refugio para muchos.
Las maquiladoras que quedan están pagando sueldos de 500 pesos semanales (unos
40 dólares) y hacen contratos de hasta 15
días de duración”.
En dos años, en las maquiladoras se perdieron 80 mil puestos de trabajo, de los 280
mil de apenas un par de años atrás. Ya no es
un vaivén como en las crisis del 82 y de
2000. A la desarticulación neoliberal del
mercado de trabajo, la crisis internacional
que México sufre (el PBI cayó 6,5 por ciento en 2009) en el marco de una economía
totalmente dependiente de Estados Unidos,
Juárez suma los límites difíciles de destrabar entre legalidad e ilegalidad, política y
mafia, empresa y narco. La ciudad ya no
representa una esperanza para los explotados campesinos y campesinas del interior.
Estado de Sitio
años de ausencia, se toparon con
importantes manifestaciones de protesta en las que se les acusó de ser
responsables política y judicialmente
de la catástrofe juarense. El presidente ofreció una militarización aun
mayor de la ciudad, además de unos
pocos millones de pesos que serán
invertidos después de décadas de
olvido. Muy poco y muy tarde,
comentaron los diarios de derecha
mexicanos. Por el contrario, los gran-
Desde que fue elegido, el presidente
Felipe Calderón declaró la guerra al
narcotráfico. Su estrategia no consiste
en invertir en la sociedad civil y en la
legalidad sino en militarizar el territorio valiéndose del controvertido ejército mexicano. Éste está volcado al
orden interno y fue acusado en múltiples instancias de estar plenamente
involucrado en el narcotráfico. Lo
demuestra el hecho que el 16 de
diciembre del 2009, en Cuernavaca
(cientos de kilometros del mar en el
estado Morelos), la DEA estadounidense recurrió a la marina, en las operaciones por detener y matar a Arturo
Beltran Leyva, alias “el jefe de jefes”.
Éste, aquella noche misma, esperaba
para la cena al general Leopoldo Díaz
Pérez, responsable de toda la región.
Desde los operativos de 2007 en Michoacán, Guerrero y Baja California, pasando
por el de Chihuahua, iniciado en 2008, 45
mil soldados fueron desplegados en todo el
país. El punto crítico de esta estrategia es
Juárez, la principal plaza de drogas de México, donde se ha producido casi el 40 por
ciento del total de bajas de la guerra narco,
sin que se lograra detener la sangría. El 31
de enero de 2010 marcó un hito en la historia de la guerra en Juárez: 15 estudiantes
fueron asesinados en una fiesta en una colonia popular en el sur de la ciudad. Uno o
algunos de ellos “estaban metidos en algo”,
pero la mayoría eran jóvenes “normales”.
La opinión pública, que había permanecido
en silencio, aterrorizada por el agravamiento diario de la situación, esta vez reaccionó.
Calderón y su ministro del Interior, Fernando Gómez-Mont, en las repetidas visitas
que hicieron a la ciudad el mes pasado, tras
des medios internacionales evitan
ensañarse con este país, fiel aliado de
Estados Unidos. Es el caso de El País
de Madrid, que a menudo exalta los
triunfos (sic) de Calderón en su combate al narcotráfico. La de Calderón
es “una política de alta simulación”,
afirma en cambio Marisela Ortiz.
Durante su visita a Juárez el presidente fue increpado por Ñuz María
Dávila, madre de dos de los estudiantes asesinados, un hecho simbólico
que contribuyó a desnudar al rey.
Obligados por primera vez a dar la
cara, Calderón y Gómez-Mont sostuvieron, sin que nadie les creyera,
que el ejército no es una de las causas
principales de la violencia. Sin
embargo, la totalidad de los expertos
que Brecha entrevistó en Juárez concordaron en considerar que el ejército y la policía federal no sólo tomaron partido en la guerra entre narcos
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Viaje al fin del neoliberalismo
sino que importaron formas de criminalidad como los secuestros y el
pago de “protecciones” (“cuotas”),
delitos que agravaron la crisis económica y contribuyeron al cierre de
más de 5 mil pymes.
Hoy día en Juárez la vida económica, social y política es simplemente
inviable. Nadie espera nada de las
inminentes elecciones a gobernador
y alcalde, y el PRD, el partido de centroizquierda que en 2006 había llegado al 20 por ciento, en 2009 bajó a 2.
La UNESCO denuncia que hasta las
escuelas se ven obligadas a pagar una
cuota por cada estudiante para que no
sean acribillados a la salida de clases.
Los jóvenes sicarios se entrenarían
demostrando su hombría matando
gente anónima en la calle. En la
escuela donde trabaja Marisela Ortiz
una enorme pancarta invita a los estudiantes a utilizar autobuses: “No te
arriesgues”. Hasta la industria más
pujante de la ciudad, la funeraria,
está en crisis después de varios casos
de amenazas, atentados, secuestros y
asesinatos durante los velorios. Son
numerosos los entierros “secretos”.
Concluye Elizabeth Ávalos: “Hace
treinta años que los movimientos
sociales denunciamos que este modelo de desarrollo no podía más que
llevar a la situación actual. Nunca
nos escucharon y esto es lo que sembraron”.
¿La guerra del “Chapo”
Guzmán?
No es fácil sintetizar el actual estado de la guerra entre narcos ni diagnosticar hasta cuándo puede durar
esta violencia sin límites. Lo que está
claro es que poco está haciendo el
gobierno contra el cártel de Sinaloa.
Joaquín Guzmán Loera, 1954, apodado “Chapo”, jefe del cártel de Sinaloa, es probablemente el mayor narcotraficante del mundo. Según la
revista estadounidense Forbes, acumuló una fortuna de más de mil
millones de dólares y está entre las
40 personas más influyentes del planeta. Arrestado en 1989, logró fugarse de la cárcel de alta seguridad de
Puente Grande en 2001, apenas después de
que el derechista PAN llegara al poder en
México. Quien habría gestionado su fuga
habría sido el propio procurador general de
la República en épocas de Vicente Fox,
Eduardo Medina-Mora. Hoy sólo la DEA
estadounidense parece interesada en su
captura, ya que Calderón, un presidente que
nunca habla de corrupción en uno de los
países más corruptos del planeta, no muestra ningún apuro en detenerlo.
La lógica de los “operativos conjuntos”
en Chihuaua y en otros estados responde
teóricamente a la estrategia concordada con
la DEA desde los primeros días del gobierno de Felipe Calderón: exterminar a los
cárteles menores y “controlar” a los mayores. Sin embargo, el gobierno mexicano
“malinterpretó” las líneas de la DEA y en
lugar de “controlar” al Cartel de Sinaloa
parece colaborar con éste. Múltiples investigaciones y testimonios recogidos por Brecha cuentan una guerra donde el bando del
Chapo entra en Juárez sólo cuando pudo
contar con el apoyo militar. El ejército, el
propio partido de gobierno, el PAN, y la
policía federal en Juárez serían, según las
distintas interpretaciones, aliados o subordinados de Guzmán, que sólo con esta
ayuda pudo colocar a los suyos en el lugar
ocupado antes por las pandillas aniquiladas, como los “aztecas”. Lo que es seguro
es que fuera quien fuera que haya decidido
desatar la guerra por Juárez el Chapo, Calderón, el ejército, la DEA dos años y 4.700
muertos después aún no pudo ganar.
Si el cártel del Chapo es considerado la
expresión empresarial y profesionalizada
del narcotráfico, el de Juárez, implicado en
varios casos de feminicidio, aparece como
una estructura criminal tradicional que ya
no está capacitada para gestionar el
mayor negocio del país. Sin embargo, el cártel de Juárez sigue jugando
de local y el precio de la traición es la
muerte. Al controlar aún a las policías locales y contar con la cantera
infinita de los hijos y nietos de la
maquila, pudo resistir a la primera
avalancha y contraatacar utilizando
incluso técnicas de guerrilla. En ese
contexto, el sentido de la matanza de
los estudiantes del 31 de enero habría
sido crear un evento mediático para
que el “aliado” Calderón pudiera
terminar de militarizar la ciudad.
Con una Juárez inundada de soldados podrían llegar hasta 50 mil,
según algunas fuentes, se podría acabar con el cártel de Juárez, a un precio de muertes, violaciones y desapariciones tal vez sin precedentes en la
violenta historia del país.
Mientras los niveles de violencia
trepan y en Juárez una madre puede
morir por tener un auto parecido al de
un narco buscado por sicarios, hay
quien dice: “Lo mejor para Juárez
sería que ganara el Chapo y pacificara a su manera la ciudad”, cual vietcongs en Saigón. Miles serían los
muertos y cientos de miles los refugiados adicionales en una guerra
abierta que al complejo mediático
mundial no le interesa narrar porque
da cuenta del recorrido histórico del
neoliberalismo: con la sociedad civil
desmantelada y si todo lo que da
ganancia es bueno, el triunfo sonreirá a los Chapo Guzmán, el más
moderno de los empresarios neoliberales.
Septiembre 2010
Tríada y paradoja:
Arte, literatura y vida…
“He sido capaz de hallar una forma personal de
expresarme en la pintura, sin que me empujara
prejuicio alguno”.
Frida Kahlo.
“Toda pintura tiene un antes, pero también un después.
Una vez concluida anuncia el comienzo de otra”.
Eduardo Stupía.
“Creo que el escritor nunca debe saber cómo se
escribe. Eso es malo. El saber, casi en cualquier arte
determina un anquilosamiento. Lo bello del arte es el
experimento, la aventura, la búsqueda”.
Augusto Monterroso.
“Creo que no hay más compromiso que el que uno
acepta tácitamente cuando se pone a trabajar o jugar.
Es un compromiso con uno mismo. Se trata siempre de
escribir lo mejor que nos sea posible; con total
sinceridad, sin pensar nunca en los hipotéticos fulanos
que van a leernos”.
Juan Carlos Onetti.
“Todo humorista es primero un moralista”.
Carlos Monsiváis.
“Yo creo que se puede hacer ficción a partir de una
realidad social, creo que no hay ficción, salvo la
ciencia ficción, que no esté basada en la realidad”.
Elena Poniatowska.
“Todos los hombres nacemos para cumplir dos
actividades: el conocimiento y la expresión”.
Leopoldo Marechal
“En el encierro de la cárcel fue concebido Don
Quijote, el más andante de los caballeros. Y para colmo
de paradojas, Don Quijote nunca dijo su frase más
célebre. Nunca dijo, ladran Sancho, señal que
cabalgamos”.
Eduardo Galeano.
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Septiembre 2010
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Juan
Rulfo
I
Fragmento
de una carta
a un hijo
(Una aproximación a Pedro Páramo)
Jorge Aguilar Mora*
...ayer me preguntaste, Diego, por
qué estaba leyendo un libro que ya
me habías visto leer tantas veces. En
tus doce años de vida me has hecho
muchas preguntas que he respondido
sabiendo que no tienen respuesta y
de las que tú esperas al menos una
señal mía de que son inevitables. Te
contesté que esos libros eran tan
indispensables para mi vida como lo
eres tú. Y hoy te quiero agregar que
vivo, y leo, para que cada momento
exista; para que cada cosa me toque y
me vea; para agradecerle a este
mundo único, insustituible, que sea
único e insustituible; para recoger el
asombro ante cada rostro diferente, y
para acogerme a la incomprensión de
que un rostro, el tuyo, Diego, sea
diferente de los otros y como los
otros, y sea finalmente el rostro sin el
cual este mundo, el mío, no sería
mundo.
Y vivo, Diego, para tener el privile-
gio de poder leer estas palabras: «Vine a
Comala porque me dijeron que acá vivía mi
padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo
dijo».
¿Qué lugar tienen estas palabras en el
mundo? ¿Qué quería el mundo cuando hizo
todo lo posible para que se escribieran?
¿Qué rostro del mundo descubrió ese hombre cualquiera, taciturno, que las escribió?
También quiero seguir vivo, Diego, para
releer y releer estas otras palabras: «Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se
fue desmoronando como si fuera un montón de piedras».
Releo para dejarme llevar a ese lugar milagroso donde las palabras de este libro,
desde la primera hasta la última, me revelan
que están en el único sitio posible en que
pueden estar; cada una en el lugar de su destino. Regreso a este libro para que esas palabras me hagan saber que, juntas, son necesarias para la salud del mundo.
A diferencia de la vida, que siempre está a
merced del azar, las obras indispensables
para la identidad y la salud del mundo, una
vez hechas, dejan de ser contingentes. En la
literatura vital, las figuras de un poema o los
hechos de una narración o las imágenes de
una descripción no pueden ser otra cosa que
lo que son. Al contemplarlas, descubrimos
que su ser es en realidad un nacimiento constante, radical, de la obra frente a sí misma
como fórmula azarosa de la necesidad.
Y así nos permiten acceder a la posibilidad de agradecerles que existan y que nos
coloquen ante una evidencia comprometedora: la necesidad es la fuerza secreta de la
verdadera libertad y de la única eternidad.
¿Por qué nos hemos dejado quitar la
facultad de bendecir lo que ha sido, de bendecir la necesidad del hecho consumado, de
asumir nuestro pasado como nuestro destino? La literatura, y el arte en general, existe
para recordarnos que sólo así, bendiciendo
la necesidad del mundo, reconoceremos su
inocencia, su fragilidad, su belleza y su
inmensa capacidad de durar eternamente en
un instante de nuestra vida. Si no reconocemos la necesidad del mundo, no hay castigo, Diego, pero la vida, como decía un solitario alemán, se vuelve efímera.
Ese asombro ante la necesidad de la obra
es un reconocimiento de la objetividad inherente a su existencia. Y a ese reconocimiento se agrega la posibilidad de que yo asuma
mi capacidad de ser, para la obra, un lector o
un espectador necesario. Cuando ayer me
sorprendiste releyendo Pedro Páramo, estaba tratando de sentir cómo esta obra se ve
siempre a sí misma como nueva en el mundo, recién nacida en cada momento; tratando de evitar la débil reacción de la interpretación, del «análisis»...
Yo también he contribuido a esa acumulación de balbuceos críticos. En un texto,
quise mostrar que las palabras finales de la
novela eran el desenlace de una de sus fuerzas organizadoras: la inversión, y destrucción, de algunos mitos occidentales. Aún
más, quise decir que esas 33 palabras primero invertían un mito cristiano (Mateo 16,
18) y luego lo hacían regresar a su verdadero origen, la materia de este mundo.
El mito de Pedro, la piedra, como cimiento de la Ciudad de Dios se vuelve primero
irrisorio cuando el apellido del personaje le
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Fragmento de una
carta a un hijo
responde al sujeto simbólico, al
nombre propio, convirtiéndose
en su paisaje. Pedro no es una
piedra solitaria y fundamental,
es una piedra más en un desierto. Y luego, el aspirante a símbolo que ha perdido toda dignidad de fundador se vuelve
impotente para rebasar su calidad de objeto, se niega a sí mismo: sólo es piedra, piedra hasta
el final.
Cuando ayer recordé esta
idea, no me arrepentí de haber
hecho interpretaciones inútiles, pero quise partir de lo ya
sucedido, como una necesidad,
para preguntarme: ¿qué nudo,
qué punto de contacto, qué
encrucijada de mí mismo me
están dejando ver esas palabras
cuando me dejan ver sus
comarcas propias? ¿Cómo la
obra me regresa a mí, su lector,
a mi verdadero origen? ¿Cómo me convierte en un objeto de asombro para ella?
Al mismo tiempo que me hacía estas preguntas, Diego, estaba leyendo otras palabras, en las primeras líneas de la novela,
que repentina e instantáneamente se abrieron y me dejaron vislumbrar apenas cómo
el principio era contemporáneo del final, y
todas y cada una de las partes eran contemporáneas entre sí: «No dejes de ir a visitarlo
me recomendó. Se llama de este modo y de
este otro. Estoy segura de que le dará gusto
conocerte».
«Se llama de este modo y de este otro…».
Juan Preciado comienza transmitiéndonos las palabras literales de su madre. De
pronto, introduce una expresión que no es
de ella (quien seguramente dijo: «Se llama
Pedro Páramo»), que pertenece al lenguaje
de la distancia que el hijo ya tiene frente a la
muerte de la madre y a la intención de no
repetir el nombre que dijo en la primera
frase de la novela. Juan Preciado incrusta su
discurso en el de ella, no para que se confundan, sí para que, sabiéndose diferentes,
se vuelvan inseparables.
La historia de la convivencia del lenguaje
directo con el indirecto es paralela y casi
equivalente de la historia misma de la novela moderna occidental. Esa convivencia
comienza con una narración que copia los
protocolos de una conversación o de un
epistolario (Tom Jones, Clarissa), pasa por
la aparente desaparición del narrador y del
tiempo de la enunciación (Stendhal y gran
parte de Balzac); y finalmente llega a la
etapa en que los personajes se apoderan de
la enunciación y del tiempo narrativos sin
recurrir nunca a la primera persona (de Flaubert a los umbrales de la primera vanguardia del siglo XX).
En la narrativa mexicana, Al filo del agua
de Agustín Yáñez es la ocurrencia más acabada de ese último estadio al que había llegado la novela europea y norteamericana a
principios del siglo XX.
El caso mexicano es complejo porque el
desarrollo que va de Los de abajo (1915) a
la novela de Yáñez (1947), y que incluye a
El águila y la serpiente y La sombra del
caudillo de Martín Luis Guzmán, a Cartucho de Nellie Campobello, a Vámonos con
Pancho Villa y Se llevaron el cañón para
Bachimba de Rafael F. Muñoz, es en sí
mismo un proceso completo y en miniatura
de lo que sucedió en Europa en un período
de siglo y medio.
Estos resúmenes casi groseros de dos historias muy complejas sirven al menos para
indicar cómo Pedro Páramo debe incluirse
como uno de los momentos más notables de
dos procesos decisivos en la literatura occidental. Primero, el de la destrucción de los símbolos y el desmoronamiento de los mitos que se inició
de manera radical con Ulises de
Joyce para continuar como unas de
las empresas más importantes de la
vanguardia hasta fines de los sesentas; y, segundo, el de la consolidación de un sujeto autónomo e integral
en las novelas de Flaubert y la posterior disolución en el monólogo interior de Ulises, en la animalización de
Kafka y en la neutralidad fragmentada de Beckett.
Pedro Páramo es, en esta empresa
colectiva, una de las propuestas más
renovadoras. Con esta novela parece
regresar un sujeto... un sujeto que se
revela como escindido, no entre dos
«personalidades» mentales, sino
entre un ser vivo y otro muerto; o un
sujeto que se presenta mítico y que
termina siendo la materia pura de su
nombre.
La mezcla monstruosa que hace
Juan Preciado de lenguaje directo
con discurso indirecto ignora el simbolismo y se presenta como la expresión inmediata, tangible, de la convi-
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Fragmento de una
carta a un hijo
vencia de los vivos con los muertos.
Quién sabe si Juan Preciado está ya
muerto, pero sí sabemos que ya tiene
la sabiduría de los difuntos.
La conversación inicial entre Juan
y Abundio está construida precisamente con elementos formales que
apuntan directamente a esa convivencia, a esa mezcla.
Abundio dice una cosa que el otro
no escucha o no entiende, y cuando
la repite resulta ser una frase de otra
línea de la conversación. Y luego, el
juego se invierte. Juan pregunta:
«¿Qué pasó por aquí?», y Abundio
entiende mal la pregunta.
Ese diálogo desdoblado o de caminos paralelos y cruzados, sucede en
un tiempo muy diferente del tiempo
en el que ocurre la caminata de
ambos personajes en dirección de
Comala; se dan varios contrasentidos alrededor de Pedro Páramo
como padre de ambos personajes; se
repite incongruentemente información que ya se había dado...
El tiempo se ha vuelto un objeto,
tan tangible como una piedra. Y así
como el tiempo, los actos. Juan Preciado no oye palabras, oye actos:
«¿Y a qué va usted a Comala, si se
puede saber? oí que me preguntaban». Y así también oye el silencio,
en vez de sonidos. Tiempo, actos,
personajes, ya desde el principio
todo ha regresado a su matriz original: la materia.
La primera escena, con un aspecto
de acontecimiento coherente, anuncia soterradamente la fragmentación
del cuerpo de la novela, el desmoronamiento final de Pedro Páramo y el
regreso del mito a su matriz natural,
literal.
¿Podré entonces responder a la
pregunta sobre el lugar de mi destino
en las palabras de Pedro Páramo?
¿Dónde me quiere colocar la novela
a mí, su lector, en este entramado de
inversiones de mitos, de disolución
de la personalidad, del tiempo, de los
actos, las pasiones?
Te has dormido, Diego. Y con
razón. De pronto dejé de hablarte y
me perdí en el lenguaje y los argumentos que quería evitar desde el
principio. No te despierto.
Termino con un monólogo, como el de
Juan Preciado o como el del narrador en
tercera persona que describe conmovido
los últimos momentos de Pedro Páramo.
La novela de Rulfo afirma el poder de la
pluralidad y el inacabamiento de toda
narración moderna. Aunque nuestro asombro de lectura sea ir corroborando que la
palabra siguiente siempre es la palabra justa, las obras inolvidables nunca ocultan la
zozobra de estar naciendo en un mundo
que, amorosa, bellamente, desea la necesidad en cada hecho y el azar en cada ley de su
destino. Y el cruce de los lenguajes que
hace Juan Preciado, y el doble diálogo de
éste y Abundio, insisten en esa zozobra:
Dolores, Juan, Abundio tienen un lenguaje
propio, y otro muy distinto tienen la madre,
el hijo parricida, el hijo pródigo y huérfano.
Y cada momento de cada uno tiene otro
más. La primera aparición de Pedro Páramo
en la cual usa dos lenguajes, uno para sí
mismo y otro para su madre, tiene la máscara de contingente sobre un rostro de inevitable.
Este doble movimiento, lleno de sabiduría, se extiende al conjunto, correspondiendo a las partes despedazadas de su cuerpo
con el desmoronamiento de su protagonista. Y lo gozoso, el humor sordo de la obra,
es que en ninguno de los dos procesos hay
símbolos. Las fuerzas son más abstractas y
alucinantes: todo es necesario como hecho
y todo es azaroso como ley. Ese
doblez tiene un movimiento pendular, inacabable, gracias al humor
sordo y regocijante que recorre toda
la novela.
Y así una doble herida se prolonga
después de las últimas palabras.
Acaba la novela, pero no concluye:
no hay final, ni meta, para la experiencia humana. El Apocalipsis ha
dejado de ser un mito posterior a la
Historia y se ha convertido en una
forma de vivir dentro de este mundo.
No hay orden en la naturaleza, pero
sin el azar no hay reconocimiento de
que la única salud, la única belleza y
la indispensable tragedia es que las
palabras se transformen en nuestras
palabras, los objetos en nuestros objetos, el mundo en nuestro mundo.
Y ésa es mi condición ante el texto:
una contingencia más en una necesidad absoluta, una vida de tiempos
despedazados, una identidad ilusoria, una mirada a la piedra viva que
voy siendo.
*Escritor y poeta mexicano
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I
ulfo I
R
Juan
Francisco
Arvizu Hugues*
Itinerario inconcluso por
El Llano en llamas
Tras haberse cumplido los
primeros veinticuatro años de
la muerte del escritor jalisciense Juan Rulfo (16 de mayo de
1917-7 de enero de 1986), siempre a la consecución de enigmas
atraen todo tipo de resultados,
caso de ediciones “críticas” de
su legado. Aunque, un hecho es
claro: la personalidad irrepetible de una obra magna en dos
títulos paradigmáticos, El
Llano en llamas (1953) y Pedro
Páramo (1955). Ahora bien, el
tono de lo multívoco normaría
lecturas -siempre la primera,
nunca la última- del legado de
Juan Rulfo. Desde esta óptica,
la inversa es la clave de la pertinencia cronológica: desde la
novela Pedro Páramo hacia los
cuentos de El Llano en llamas.
L
os universos de la lectura claman la remisión
del texto. En 2005 la Fundac i ó n Juan Rulfo, presidida por Víctor Jiménez y voz oficial de los herederos del también fotógrafo, dieron a
conocer dos ediciones, asumidas
como “texto definitivo”, de sus obras
éditas, en la extensión de la palabra.
Curioso, regresar a esas páginas, en
pulcra tipografía y una diagramación
que hace “respirar” lo impreso, constituye afrontar una experiencia sujeta
al tiempo y el peso de la historia de
una obra que ha llegado a tomar los visos de
“letra sagrada” (en la catadura de Mircea
Eliade). Quizá se deba a ello el ánimo
hagiográfico de la familia Rulfo Aparicio
por conservar y preservar lo impoluto de un
habla literaria devenida en mito. No falta
razón, además de estar en sus derechos. Lo
importante son las páginas abiertas de Juan
Rulfo, disponibles y reiterables, además,
por el mero placer, dejada atrás la tarea escolar.
Por fortuna, los ojos estuvieron al día en
la llegada de Pedro Páramo al mercado lector del México de finales del primer lustro
de los años 50, hecho seguido con minuciosidad y erudición por el investigador Jorge
Zepeda en La recepción inicial de Pedro
Páramo (1955-1963), editado por RM y la
Fundación Juan Rulfo. Allí quedaron vertidos testimonios y líneas de una aventura,
primero, en los ensayos, premuras, dubitaciones y recapitulaciones que conformaron
el paso de Rulfo por el Centro Mexicano de
Escritores, alrededores de 1953, plasmados
en “avances” de la novela, con nombres
provisionales y disímbolos (“Los
murmullos”, “Una estrella junto a la
luna”, términos y pasajes quedados
ínsitos en el texto final de la publicación, debida al Fondo de Cultura
Económica, a mediados de marzo de
1955) en publicaciones varias -de las
que se ofrecen testimonios facsimilares- y la llegada a la letra de molde
en formato de libro, que tuvo su primera reseña, según Zepeda, en oficios de Alí Chumacero, a la sazón,
corrector de la editorial. Por supuesto, las polémicas crecieron desde
allí, o incluso antes, como lo fijó
Yvette Jiménez de Báez en Juan Rulfo: del páramo a la esperanza Una
lectura crítica de su obra (FCE,
1998).
Por demás, el núcleo emanador de
variopintas “leyendas urbanas” (por
denominar de algún modo) en que se
ha visto envuelto no sólo el escritor
Juan Rulfo sino la persona cotidiana,
familiar e histórica, es parte de esa
cauda, por la que múltiples esfuerzos
por brindar un equilibrio en criterios
ha sido parte de la iconografía legendaria del narrador en investigaciones
y recopilaciones editadas de sus cuadernos, desde los años 70, en donde
el uruguayo Jorge Ruffinelli tuvo un
papel fundamental, junto con reimpresiones y ediciones revisadas por
el propio Rulfo, el cotejo hecho por
Juan Manuel Galaviz entre el texto
impreso de Pedro Páramo y los
borradores rescatados de los archivos del Centro Mexicano de Escritores, que vino a demostrar el ojo
reductor y el tino rítmico del autor
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Septiembre 96
Itinerario inconcluso por
El Llano en llamas
jalisciense, junto con una edición,
por cuenta de Jorge Ayala Blanco,
del guión El gallo de oro, base para
dos películas, la primera, con texto
de Gabriel García Márquez, dirigida
por Roberto Gavaldón en 1964, y la
segunda, en 1987, por Arturo Ripstein, con el nombre de El imperio de
la fortuna, reflejaron la vigencia de
su impronta.
En síntesis, difícilmente se puede
marginar la obra literaria de Juan
Rulfo, ante propios y extraños. Para
ejemplificar su noción de “muda”
(tránsitos dramáticos en la estructura
de una narración, por lo general,
entre extremos opuestos), Vargas
Llosa no tuvo mejor uso didáctico a
la mano que los 69 fragmentos que
José Carlos González Boixo distinguió en su edición crítica de Pedro
Páramo (Madrid, Cátedra, 19832002), sobre la que se basa el “texto
definitivo” dado a conocer por la
Fundación JR en 2005: “¡Comala!
¿No es esa aldea mexicana el primer
nombre que se le vino a la memoria
en relación a las mudas? Una asociación justificadísima, pues es difícil
que quien haya leído Pedro Páramo,
de Juan Rulfo, olvide nunca la
impresión que le causa descubrir, ya
bien avanzado el libro, que todos los
personajes de aquella historia están muertos, y que la Comala de la ficción no pertenece a la 'realidad', no, por lo menos, a aquella donde vivimos los lectores, sino a otra,
literaria, donde los muertos, en vez de desaparecer, siguen viviendo.” Mario Vargas
Llosa, Cartas a un joven novelista (ArielPlaneta, 1997, p. 110).
He allí otra de las “leyendas”, puesta en
entredicho por Juan Rulfo, en 1983, entrevistado por González Boixo: en sus conceptos, el único personaje vivo de la novela es
Juan Preciado, quien muere hacia la mitad,
solitario narrador asible aunque no tan identificable entre las brumas de murmullos que
siguen resonando desde hace más de medio
siglo en las distancias.
Cuando los emparejamientos de la escritura del autor nativo de Sayula, o de San
Gabriel, e inclusive Apulco, como lo determinó José Carlos González Boixo en su
edición crítica de Pedro Páramo, lo hicieron
convivir con la estela naciente de Juan José
Arreola e imperdible colofón -fantasioso,
por demás- de Al filo del agua, de Agustín
Yáñez, los años de distancia a la fecha de la
edición príncipe (1955) de Pedro Páramo
han ido contribuyendo a establecer los filtros lectores y los decantamientos necesarios, aunque no suficientes, para abordar el
universo rulfiano, es decir, la ruptura de la
urbe, los ojos de lo contemporáneo por
sobre el laconismo de ese espectro asumido
en la armadura de lo “rural”, lo “arcaico” y lo “premoderno”. Contra
toda lógica, desde allí debe situarse
la huella literaria de Juan Rulfo,
quien sigue dando líneas a nuevas
generaciones de escritores del México entre siglos, caso del sinaloense
Élmer Mendoza, quien con Cóbraselo caro (Tusquets, 2005) rinde cuentas a la solicitud de Dolores Preciado
a su deambulante hijo vivo-muerto
Juan Preciado, en la primera página
de Pedro Páramo.
Sin embargo, y en sostenimiento de
lo dicho, las perspectivas allende
linderos del terruño, y de una crítica
literaria sujetante a casilleros (hecho
que el propio Juan Rulfo manifestó
desde los años cincuenta, al advertir
sobre la hegemonía sobreviviente de
Los Contemporáneos, que trataban a
escritores de la novela de la Revolución mexicana como “reporteros” y
no como autores literarios) antes que a un
estudio recapitulatorio y capitulatorio de la
valía de una obra, con todos los escollos
antepuestos como “novedad” bibliográfica,
incorporan aires inéditos a su escritura.
Tanto el estudio, matizado desde el argot de
la lingüística, de Jorge Zepeda, La recepción inicial de Pedro Páramo (1955-1963),
como labores de cubículo universitario,
caso de Yvette Jiménez de Báez, Juan Rulfo: del páramo a la esperanza Una lectura
crítica de su obra, y de algunos más, que
escapan a este “vuelo de vampiro” (Michel
Tournier dixit) han dado fe de las disímbolas y ricas, en la mayoría de los casos, lecturas de los títulos publicados del escritor
jalisciense. Para muestra, va un botón que
identifica y une: “En la obra de Juan Rulfo
se expresa la voz áspera y lacónica del México campesino, al margen de la modernización urbana y del capitalismo industrial: es
el testimonio del campo mexicano, hundido
en la pobreza, en el caciquismo, en el fanatismo y las supersticiones, antes de ser
aplastado por los tiempos modernos. Después de tantas décadas, siglos incluso, de
tratar de expresar al campesino mexicano,
fue Rulfo el novelista que logró desidealizarlo, desefebizarlo, desbucolizarlo por
completo; y darlo entero, concreto, en su
mutismo fatal, con sus atmósferas envenenadas y opresivas, y en su violencia y su
desesperanza.” José Joaquín Blanco, Cró-
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Itinerario inconcluso por
El Llano en llamas
nica literaria Un siglo de escritores mexicanos (Cal y arena, 1996, pp. 454-455).
Al margen de lo que deseó expresar José
Joaquín Blanco con eso de “desefebizarlo”,
la atalaya interpretativa muestra los perfiles
de Juan Rulfo de cara a lo “idílico” de la
provincia, por un lado, y, por el otro, la
supuesta radiografía de un símil del lenguaje -habla intersectada por silencios- campesino del sur de Jalisco, un universo criollo
anquilosado de frente el almanaque y los
ritmos diarios de lo citadino, junto con desmentirse -como lo llegó a determinar Octavio Paz, en Corriente alterna- folclorismos
y atavismos de personajes que, en realidad,
constituyen soportes de imágenes literarias, nunca inmóviles, siempre al acecho.
Eso es lo que importa.
Durante 2005, la Fundación Juan Rulfo
dio a conocer su “texto definitivo” de El
Llano en llamas (con mayúscula Llano, por
tratarse de una región geográfica específica
con nombre propio), 17 cuentos, dos más
que los incluidos en la versión príncipe del
FCE, por 1953. Será el orden de los textos
de esa publicación reciente el que se asumirá para este repaso personal.
El cuento inicial, “Nos han dado la tierra”, publicado primero en revistas (América y Pan), en los años 40, finca raíces en el
paisaje y el espectro de la justicia sin redención de sectores campesinos, todavía lejano
el viso de “atmósfera” rulfiana”, pero con el
sello de la casa: el eje dialogal de sus relatos. “La Cuesta de las comadres”, voz en
primera persona en el trazo descriptivo, ya
con la presencia del silencio tipográfico (el
valor de los dobles y triples espacios blancos en funciones expresivas y base visual
de los entornos temporales), además con
incursión de personajes (tal vez, demasiado
parecidos todos, como ha sido señalado por
analistas y críticos). Un cuento que juega
con lo arcaico y el toque de lo pintoresco,
“Es que somos muy pobres”, avista el orden
“pueblerino” localista del mutismo rulfiano. “El hombre”, rezagos de huellas paternas en camuflaje (el asesinato del “abuelo
Cheno”, vuelto documental fílmico por un
hijo de Juan Rulfo), con la voz interior puesta en cursivas. Los apuntes ambientales
saltan en “En la madrugada”, aunque ya en
la mira de los fragmentos aparentemente
aislados, columna vertebral de Pedro Páramo. “Talpa” es una pequeña obra maestra,
no hay mucho por añadir.
Se ha ponderado hasta el hartazgo “Macario”, pero en realidad es un relato simple,
con exultación oral, aunque modesto en
anécdota y en contornos. El cuento homónimo, “El Llano en llamas”, evidencia las
potencialidades de Juan Rulfo en la síntesis
de la fuerza de los acontecimientos y maestría en perfiles caracterológicos a trasuntos
de hechos históricos regionales (la banda de
Pedro Zamora). “¡Diles que no me maten!”,
al que en citas y en otras ediciones se le ha
despojado del vocativo, es uno de los derroteros formales de la colección, por su efectividad narrativa y el tiempo justo en el traslape de sucesos. Por declaraciones de Juan
Rulfo, “Luvina” tenía ya el sambenito de
haber sido el laboratorio formal de Pedro
Páramo. Cierto, ya está ese laconismo ambiguo e incitante de su única novela.
Tintes melodramáticos, con regusto de
mexican curious, en “Las noche que lo dejaron solo”. Ensayo de altibajos, pero en pertinencia desde los días que corren, mediante clichés lacrimógenos, por el entrañable y
desnivelado “Paso del Norte”, seguido por
el coloquialismo austero de
“Acuérdate”.
“No oyes
ladrar los
perros”, también sobrevalorado en su
momento, con
pérdida de
lustre ante el
paso del tiempo. “El día del
derrumbe”, de
los escasos
avistamientos
de crónica
periodística
de frente la
estulticia de
políticos y sus
modos y maneras. “La
herencia de
M a t i l d e
Arcángel”,
retrato de
caracteres en
prosa directa,
con voz narrativa en papel de un espejo “encubridor” del compadrazgo
testigo aunque culposo. “Anacleto
Morones” cierra el volumen: ejemplar narrativa, tinta en sornas y críticas al paisaje, sus criaturas y la credibilidad chapucera en todos sus sentidos.
Vale lo instantáneo de lo anterior, a
fuerza de seguir por las páginas
abiertas de Juan Rulfo en la tónica
vivificante de sus cuentos que, de
acuerdo con J. S. Brushwood, “no
son de ninguna manera costumbristas, ya que el motivo que llevó al
autor a escribirlos no fue el de mostrarnos costumbres singulares, sino
el de examinar las acciones humanas.” (México en su novela, FCE,
1973, p. 57). No se debe olvidar eso.
*Ensayista y periodista mexicano
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Scalabrini Ortiz
Osvaldo Cuesta
no está solo
Desde su libro El hombre que está solo y espera, Raúl Scalabrini Ortiz, correntino de nacimiento, porteño por adopción, nos convoca a creer, afirmando que allí reside toda la magia de la vida, en atreverse a transformar en creencia los
sentimientos arraigados en cada uno aun cuando contraríen la rutina de extintas creencias.
En Acentos de una Soledad, un nota publicada en La Gaceta del Sur algún tiempo atrás e incorporada a su libro como
oración del Hombre de Corrientes y Esmeralda, concluye con el agudo párrafo final que une fatalismo y esperanza:
“El cadáver de mis empeños vanos fecundiza el pavimento estéril de las calles, y en cada pena ha de nacer un júbilo ajeno y
venidero. En ellos revivirán mis sueños”.
De tal naturaleza han sido estos trabajos sociológicos sobre la porteñidad que incluyen la receta para relativizar la
derrota, en el sentido que ésta se exprese, ya que alguien vendrá a retomar el mandato dando vida a una nueva ilusión.
Este juego constante entre soledad, creencias, esperanzas y fatalismo recorrerá toda la vida y la obra de Scalabrini. Es
el fruto de una diversidad de hechos, factores y ajetreadas indagaciones existenciales.
M
arangatu (en guaraní:
virtuoso, leal) tal su
apodo familiar infantojuvenil, tuvo tres hermanos,
dos hermanas, una abnegada madre
católica, Ernestina Ortiz, de antepasados patricios, preocupada por la
crianza, la educación y los valores
morales de sus hijos y un padre,
Pedro Scalabrini con una fuerte
presencia y severa conducta. Pedro
era paleontólogo, llegó a la Argentina en el año 1868 emigrado de su
Italia natal donde adhería a las ideas
de libertad e integración de Giuseppe
Mazzini. Arribó solo y pobre y logró
sustentar su hogar de clase media
acomodada con los ingresos provenientes de la docencia y los estudios
científicos.
La formación primera es la que se
recibe en el hogar y en el ambiente
social en que se desarrolla y es la que
marca toda la vida. Scalabrini no es
la excepción y allí podemos visualizar varios componentes que influirán significativamente en su recorrido personal y profesional.
El elemento religioso se hallaba
presente por vía materna e inclusive
por vía paterna si tenemos en cuenta
que un tío, Juan Bautista, fue Obispo de Piacenza. Cuenta Norberto
Galasso, que en una visita por la
Argentina el tío pretendió llevarse a
Raúl para encausar su vida y servir al
“Señor”, cuestión a la que obviamente el
padre de Raúl se opuso.
Pedro, convencido librepensador, en su
juventud y allá en Italia, había tenido interminables discusiones filosóficas con su
hermano Juan Bautista, ya ordenado sacerdote.
La más acabada muestra de diferencias de
enfoque sobre la cuestión religiosa la brindará Pedro en su lecho de muerte. Ernestina, presintiendo lo inexorable del hecho,
convoca un sacerdote junto a la cama del
enfermo para que cumpla su misión sacerdotal, la reacción de Pedro no se hace esperar y con sus últimas fuerzas hace gestos
para que se vaya y susurra palabras negativas.
Don Pedro, fervoroso positivista, hombre de ciencia, incansable investigador,
amigo de FlorentinoAmeghino, quien reconoce sus aportes designando con su nombre
varias piezas fósiles: scalabrinitherium
bravardi, scalabrinitherium rothii, prophactrus scalabrini,
perimys scalabriniano, dejará un
fuerte sello en
Raúl.
Los comentarios
de su padre sobre la
evolución de las
especies, los libros
de Darwin, de Comte, de Spencer,
junto a tertulias
hogareñas con amigos irán despertan-
do en él el interés por la exploración y descarta el catolicismo que le proponía su
madre:
“Mi padre era paleontólogo. Vivía rodeado de fósiles en un mundo de ideas encantadoramente simples, en que unas se deducían de las otras con el razonamiento
incontrovertible de un teorema. Cuando me
hartaba de pelearme con los chicos del
barrio y de jugar a los 'vigilantes y ladrones', solía sentarme a su lado, junto a sus
cajones repletos de piedras y de huesos
fósiles. Yo era allí el único pedacito de porvenir entre tantos restos del pasado. Se
divertía y me divertía resumiendo la historia de la humanidad con anécdotas sencillas. Ilustraba su disertación mostrándome
algunas láminas coloreadas que abundaban en los libros de popularización.
La lógica positivista daba a las etapas
sucesivas de la humanidad una continuidad evolutiva simple, clara e irrefutable.
Partíamos del mono más primitivo, el orangután, y a través de figuras esquemáticas
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Scalabrini Ortiz no está solo
Estrellas, estudios,
rabonas y muerte
en que los esqueletos eran cada vez menos
erectos, veíamos acercarse a la vertical
humana al chimpancé y al gorila. Y así,
cada vez más verticales y cada vez menos
parecidos a Darwin, los monos cumplían
su alta y nobilísima función darwiniana de
sustituir a Dios en la responsabilidad de
habernos creado.”
Y completa sus expresiones dejando en
claro cuánto significan en su vida:
“En el transcurso de mi vida madura he
recordado con frecuencia estas pequeñas
anécdotas personales, porque ellas me
explican a mí mismo, con su raigambre
freudiana,…” (RSO, Revista Que, n°133,
junio 1957).
“Con premurosa ingenuidad, hurgué
todos los conocimientos… Bajo la tutela de
mi padre, maestro de maestros, me inicié en
razonamientos eruditos, descifré textos de
filosofía, supe de discrepancias conceptuales, aprendí a arrebañar y conducir abstracciones”. (RSO. Tierra sin nada, tierra
de profetas, Ed. Reconquista, 1947, pág.
16).
Espíritu inquieto y buscador de verdades, nace en
Corrientes pero hace su
primer reconocimiento del
mundo en Esquina, al sur de
la provincia, un pueblo por
donde 'el progreso' importado de Europa no ha pasado. Allí, junto a las barrancas del Rio Paraná, bajo un
manto de estrellas y constelaciones,
Scalabrini da
sus primeros pasos. A los
cinco años y ya en Buenos
Aires, crecerá conociendo
las enormes contradicciones de la gran ciudad.
Su niñez transcurre entre
la disciplina del estudio y el
alegre retozar en las calles
del barrio. Años más tarde
confesara en una carta a
Muñoz Aspiri (12/12/954):
“Entre los juncales del
Maldonado tuve tantas
osadías y aventuras como
Díaz de Solís… Al rio lo
exploré en la educación
magistral de las rabonas”.
En Noticias Gráficas (27/7/931) comenta: “Aprendí elementos de aritmética, geometría, historia, botánica, etc. Pero '¿qué
más?' En ese '¿qué más?' está el más grave
defecto de la enseñanza. Ese algo más que
está ausente en el espíritu. Nuestra enseñanza no comulga con el educando, está
fuera de él y de todas sus devociones”.
Así, Raúl va adquiriendo costumbres y
valoraciones. De su hermano mayor,
Pedro, y sus amigos poetas asimila inquietudes intelectuales y se asoma al mundo de
los escritores.
Por aquel entonces un luctuoso suceso
modificara plenamente su percepción de la
vida, su hermano Luis que se hallaba cumpliendo con el servicio militar, enferma
gravemente y muere
“Lo finito apareció en mi cerebro, como
una revelación prematura. Analizaba el
'jamás' que alguien había dicho en el velatorio y su indefinible significado me hundía
en angustiosas cavilaciones. El 'nunca más' lo identifiqué poco a poco
con la idea de la muerte y fue en adelante el centro de todos mis pensamientos. Fui imaginando muertos a
mis amigos, muertos a mis padres,
muerto yo mismo y encerrados todos
en herméticos cajones negros. El
dolor real, verdadero, me hizo llorar
por primera vez… La terrible noción
adquirida en tan temprana edad por
mi cerebro aun virgen, carente de
otras más elementales, e incapaz de
defenderse, se arraigo como una
idea fundamental” (RSO. La Manga, Ed. Gleizer, 1924, págs. 43/44).
Tiempo más adelante también
fallece su padre, al profundo dolor
que cala en lo más hondo debe agregarle el sentido de soledad que esto le
representa ya que su padre era el
amigo y el consejero de todo
momento.
Boxeo, agrimensura,
literatura y La Manga
Le entusiasma el deporte, practica
natación, equitación, basquetbol,
lucha grecorromana, boxeo, llegando a ser Campeón Argentino amateur
de esta disciplina. La pelea final termina en un empate y en una extraña
resolución: la Federación Argentina
de Box en lugar de convocar a una
nueva lucha decide dar por ganador a
los dos contendientes, esto irrita a
Scalabrini que se siente defraudado
con medio campeonato y resuelve
abandonar el ejercicio pugilístico. El
esfuerzo, la tenacidad y la capacidad
de absorber duros golpes es una enseñanza que le deja la práctica deportiva.
Su facilidad para la matemática lo
inclina hacia los estudios universitarios de Ingeniera, comienza con
ímpetu e inclusive genera un Folleto
que edita el Centro de Ingeniería,
Errores, que afectan a la taquimetría. Con el tiempo esa intensidad
decrece. Realiza el servicio militar
obligatorio. Vuelto a la vida civil y
ante la insistencia de su madre y de
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Scalabrini Ortiz no está solo
sus amigos para que complete los
estudios, decide cambiar de carrera y
se recibe deAgrimensor.
A los estudios formales los acompaña ampliando su universo literario: “Yo tenía 19 años. Después de
atosigarme de literatura francesa
atravesaba el deslumbramiento de
Dostoievsky, de Andreiev, de
Gorki, de Gogol, de Tolstoi.
Me asombraba el inmenso
cariño que esos autores
manifestaban por su pueblo
y sorda, subconscientemente, adquiría la convicción de
que esa fidelidad que los
artistas rusos demostraban
a su pueblo alguna vez debía
rendir frutos óptimos” (Que,
15/10/957).
La pasión por las letras lo
moviliza a escribir, y escribe
una comedia y también una
serie de cuentos que espera
poder publicar. Se acerca a la
librería editorial de Manuel
Gleizer donde se daban cita jóvenes
literatos vanguardistas con quienes
comienza a departir las tertulias.
Algún tiempo después, logra publicar “La Manga”.Asoma en sus páginas algo de languidez y escepticismo
rematado con agudas observaciones,
sutiles toques de humor, ironía y también melancolía. Los cuentos están
bien logrados y con un buen manejo
del lenguaje. El libro recibe críticas
muy favorables en los medios de la
época. Y se le abren las puertas de los
diarios y revistas de Buenos Aires en
los que posteriormente volcará sus
experiencias, opiniones y críticas.
Puertos, ferrocarriles, un
maestro y Europa
Un trabajo en la Dirección Nacional de Puertos le permite comenzar a
imaginar un viaje a Paris; el río le
brinda inspiraciones pero la labor
que debe cumplir no lo deja elevarse
demasiado. Algún tiempo después
debe realizar unas tareas de mensura
en la Provincia de Entre Ríos y cuando regresa, es designado en la Dirección de Ferrocarriles para encarar un
proyecto de un túnel en Catamarca; más
adelante también realizará un trabajo en
Salta. La designación lo pone en contacto
con un tema al que, con el tiempo, se abocará con pasión: los ferrocarriles. De la experiencia catamarqueña da cuenta en un
artículo aparecido en el diario La Nación
del 6 de mayo de 1923, titulado “Aspectos
cionado con la decisión, me fui a Europa en
un barco de carga”. (RSO. Tierra sin
nada… ob. cit., pág. 19).
Scalabrini volvió decepcionado de ese
viaje. Comprendió que los hombres de ésta
tierra eran más fértiles, que tenían la savia
del futuro: “Desde entonces mi vanidad es,
no de libros leídos, sino de vidas ojeadas en
que sentí similitud con la mía. Mi
orgullo, el saber licuarme entre los
hombres que sienten como yo. Mi
fe, la de que los hombres de esta
tierra poseen el secreto de una fermentación nueva del espíritu” (Tierra sin nada… ob. cit., pág. 22).
Florida, Boedo, bohemia y
El Hombre…
de la vida provinciana. El túnel más grande
de Sudamérica”. El deambular laboralmente por el país le facilita la apreciación
de las vicisitudes diarias de la vida y la
explotación del trabajador por parte de las
oligarquías lugareñas desde una visión alejada del porteñismo, lo cual le hace comprender como viven y que sueñan sus compatriotas.
Sus trabajos de agrimensura y el consiguiente descubrimiento de otra realidad
social, le permiten agregar valor a su pasión
literaria. Se vincula a la polemista e ingeniosa Revista Martín Fierro. Por ese tiempo
se vincula con personajes de reconocida
talla en el ambiente intelectual, entablando
una gran amistad con Macedonio Fernández, un idealista filosófico, el primer metafísico porteño, de él dirá Scalabrini que
aprendió a “pensar”, su figura influenciará
definitivamente en la vida de Scalabrini.
Como todos los intelectuales de la época,
tenía un sueño: conocer Europa “Comencé
a buscar mi verdad, huyendo. Había conocido la pampa, los bosques, la cordillera.
Había andado en los ásperos altiplanos
tocadores de quena y en las orillas de mi río
natal, cuyas aguas descienden al mar con
un silencio de siglos. Y un día sin importancia, un día cualquiera, un día despropor-
El ambiente literario de la época
se halla cruzado por la rivalidad de
dos grupos, el de Florida y el de
Boedo. El centro o los suburbios.
Florida proponía una nueva vanguardia estética, sin ingredientes
ideológicos. Boedo apuntaba su
literatura a reflejar los problemas sociales,
el mundo del trabajo y la ciudad.
Scalabrini mantiene amistad y comparte
ámbitos sociales con hombres de los dos
grupos, sin embargo su extracción social lo
inclina más a hacia el grupo Florida, aunque por su propia naturaleza era renuente a
integrar grupos que pudieran, en algún sentido, condicionar su propio criterio.
Con un cierto grado de bohemia, Scalabrini ha recorrido, vivido y estudiado
calles céntricas y suburbios, bares y billares, sentimientos contradictorios y personajes extraños, la noche porteña con toda su
magia y sordidez. Ha estado cercano a la
izquierda en su vida universitaria y años
después también tuvo contactos con sectores del nacionalismo de los hermanos Irazusta. Esas experiencias también le sirven
de aprendizaje.
Con su obra El hombre que está solo y
espera finalmente le pasará por arriba a
aquella disputa de los grupos de Florida y
Boedo y reconciliará ambas vertientes en
una estética que le es propia.
El libro, premios, Borges y duelo
Scalabrini nos manifiesta en su trabajo:
“Este libro, que compendia los sentimien-
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Scalabrini Ortiz no está solo
tos que yo he soñado y proferido durante
muchos años en las redacciones, cafés y
calles de Buenos Aires, fue vivido durante
los treinta y tres años del autor y escrito en
un mes; septiembre de 1931”.
Si bien Scalabrini redactó en un mes su
obra, existen indicios de lo que cree y piensa en sus escritos anteriores. No es un rapto
de inspiración sino un proceso de acumulación de experiencias en su constante pesquisa del vivir.El libro resulta un éxito literario por las ventas y por las críticas positivas que recibe; inclusive obtiene varios
premios. Aunque en un bochornoso hecho
le otorgan el segundo premio municipal
cuando de acuerdo a las calidades del ensayo le hubieran correspondido indudablemente el primero.
Entre quienes ponderaron la obra podemos citar a Jorge Luis Borges (aun cuando
años más adelante negara conocer a Scalabrini o su obra) quien le dedicó este comentario al Hombre que está solo y espera: “Reúne un justo análisis del sujeto que considera: el hombre cotidiano de Buenos Aires,
con una valoración fastuosa de los méritos
imaginarios del mismo o de sus deplorables
defectos exaltados a virtudes, para mayor
satisfacción de nuestro patrioterismo. A
pesar de lo señalado creo en los tres mil
pesos del mérito que un jurado en otras resoluciones erróneo, le ha discernido y aún
creo que debiera debido otorgarle los cinco
mil” (JLB en Jornada 1/1/932). Obviamente los cinco mil pesos correspondían al primer premio.
Una anécdota puede mostrar la personalidad de Scalabrini, sencillo, humilde y
modesto para calificar a su propia obra pero
irreductible para defender su honor.
El crítico literario de la época Ramón
Doll descalifica con duros comentarios la
obra de Scalabrini. Scalabrini lo considera
malintencionado e insultante y en tal sentido es contundente “Para mí y para todas las
personas decentes, las injurias alcanzan, si
leves hasta la longitud de los puños, si graves, los veinte pasos de una bala” (RSO.
Martín Fierro, agosto 1927). El 29 de
marzo de 1933 se baten a duelo y se impone
Scalabrini al herir a Doll en su antebrazo.
El Espíritu de la Tierra, El Hombre
de Corrientes y Esmeralda
En su indagación por la identidad porte-
ña, en la obra El hombre que está solo y
espera, Scalabrini construye el concepto
del Espíritu de la Tierra, una abstracción,
algo más allá de lo tangible que nos incluye
y guía, que sólo registramos y conectamos a
través de las emociones:
“Si por ingenuidad de fantasía le es enfadoso concebirlo, ayúdeme usted y suponga
que el 'espíritu de la tierra' es un hombre
gigantesco. Por su tamaño desmesurado es
tan invisible para nosotros, como lo somos
nosotros para los microbios… Solamente
la muchedumbre innúmera se le parece un
poco. Cada vez más, cuanto más son… La
conciencia de este hombre gigantesco es
inaccesible para nuestra inteligencia. No
nos une a él más cuerda vital que el sentimiento. Cuando discrepemos con sus terminaciones, quizá en el corazón tengamos
una avenencia” (RSO El hombre que está
solo y espera. Ed. Plus Ultra, ed.16, pág.
19).
Nos plantea la idea de un hombre nuevo y
lo sitúa en la ciudad puerto ya que es en la
ciudad donde se da la química de multitudes. Es un ser que se
suma al conjunto,
que se integra en un
ser colectivo. Es
diverso, dinámico,
pluricultural, multígeno.
En su mirada del
porteño incorpora a
los tipos criollos
precedentes mixturados con los nuevos inmigrantes:
“En el pulso de hoy
late el corazón de
ayer, que es el de
siempre” y revela
el extraordinario
poder de Buenos
Aires “su facultad
catalíptica de las
corrientes sanguíneas”. Y lo ejemplifica con el proceso por el cual la
combinación de
dos gases, el hidrógeno y el oxígeno,
dan por resultado
un tercer elemento que es el agua.
“El porteño es una combinación
química de las razas que alimentan
su nacimiento. El porteño es esa gota
de agua, incolora, inodora e insípida
que brota en el fondo del tubo de
ensayo o que el cielo envía para que
la tierra fructifique”.
En esas décadas donde la Argentina necesitaba de mitos fundantes,
Scalabrini nos presenta el arquetípico Hombre de Corrientes y Esmeralda, lo porteño como núcleo de la
identidad nacional, ubicado en esa
esquina céntrica donde se mixturan
las muchedumbres. “El Hombre de
Corrientes y Esmeralda es el vértice
en que el torbellino de la argentinidad se precipita en su más sojuzgador frenesí espiritual”… “el Hombre de Corrientes y Esmeralda está
en el centro de la cuenca hidrográfica, comercial, sentimental y espiritual que se llama República Argentina. Todo afluye a él y todo emana de
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Scalabrini Ortiz no está solo
él”.
Para auscultar y alcanzar la comprensión del porteño nos dice que
hay que estar atentos a la mirada,
que revela el estado de ánimo; a la
música del tango, que expresa las
amarguras de los porteños; al don de
la amistad, que es un olvido del
egoísmo humano. Amor, amistad,
soledad, tragedia sexual, tedio, finitud, fugacidad del tiempo, política,
sentires, percepciones son tópicos
sobre los que vibra esta biblia porteña.
Esta reflexión psicosociológica y
política, con aires ciertamente ilusorios, donde se mezcla lo celeste con
lo terrenal, es un hito en la historia
del ensayo y describe el proceso de
modernización en el que se halla la
sociedad en ese momento. El Hombre que está solo y espera… espera
algo que sacuda su aletargamiento.
Así refería Scalabrini las intenciones de El hombre que está solo y
espera
“Yo realzaba en mi libro las virtudes de la muchedumbre criolla, y
demostraba que su valoración no
debía emprenderse de acuerdo a las
reglas y cánones europeos: daba una
base realista a la tesis esencial de la
argentinidad y sentaba la tesis de
que nuestra política no es más que la
lucha entre el espíritu de la tierra,
amplio, generoso, henchido de aspiraciones aún inconcretas, y el capital extranjero que intenta constantemente someterla y juzgarla” (Revista Rivadavia, febrero 1932 citada
por Norberto Galasso en Vida de
Scalabrini Ortiz).
Forja, cuadernos, libros y
el 17 de octubre
A posteriori de El hombre que está
solo y espera, Scalabrini avanza por
nuevos caminos.
Participa del levantamiento radical
de Paso de los Libres de 1933, tras lo
cual debe exiliarse en Europa. Sus
artículos periodísticos son más comprometidos; nace Forja, da conferencias y se publican los Cuadernos
de Forja. Su obra comienza a refle-
jar, de manera concreta, las vicisitudes del
argentino. Scalabrini, en su búsqueda constante, desentraña como la dependencia del
poder económico extranjero, principalmente inglés, es el limitante del desarrollo
nacional. En este sentido, resultan de lectura obligada Historia de los Ferrocarriles
Argentinos y Política Británica en el Río
de la Plata.
Scalabrini no es ajeno al proceso político, social y cultural que originará el 17 de
octubre de 1945 y el surgimiento del peronismo.
Si bien el desarrollo de esta fructífera
etapa excede las posibilidades de este
artículo, es importante destacar que el 17 de
octubre de 1945, Raúl Scalabrini Ortiz,
verá y será parte de aquella “muchedumbre
que iba por la mañana y volvía por la tarde” de la que nos hablaba en el cuento Los
Humildes, en La Manga, sentirá el “Espíritu de la Tierra” que nos presentaba en El
Hombre que está solo y espera, y producirá
la más hermosa descripción de aquella jornada que cambiaría la historia del país:
“…Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad. Un hálito áspero crecía en
densas vaharadas, mientras las multitudes
continuaban llegando… Era el subsuelo de
la patria sublevado. Era el cimiento básico
de la nación que asomaba por primera vez
en la tosca desnudez original, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la
conmoción del terremoto… Presentía que
la historia estaba pasando junto a
nosotros y nos acariciaba suavemente como la brisa fresca del río. Lo
que yo había soñado e intuido durante muchos años estaba allí presente,
corpóreo, tenso, multifacetado, pero
único en el espíritu conjunto. Eran
los hombres que están solos y esperan, que iniciaban sus tareas de reivindicación. El espíritu de la tierra
estaba presente como nunca creí
verlo…” (RSO Tierra sin nada…
ob.cit. pág. 33)
Para concluir
En la dedicatoria a su esposa, en
1951, de la reedición de Política Británica en el Rio de la Plata, Scalabrini denota la compleja profundidad
de su pensamiento:
“Para Mecha Comaleras que me
ayudó a tener 5 hijos, catorce libros y
folletos, una esperanza en cada
derrota y que, espero, me ayudará a
morir sin más espanto que el constante asombro de no saber porque
viví”. (Biblioteca particular de Scalabrini Ortiz en posesión de la Asociación del Personal de Dirección de
FerrocarrilesArgentinos -APDFA).
Este hombre, que dudaba del sentido de su vida, a quien Juan Domingo Perón le reconoció la “Magistratura Moral de la República Argentina” (Biblioteca…), y que seguía
considerándose “uno cualquiera
que sabe que es uno cualquiera”,
también decía, en 1946 en una misiva a Arturo Jauretche, “yo he vivido siempre para la construcción de
una gran idea argentina y esa es mi
única razón de ser, el único justificativo de mi existencia, la columna
vertebral de mis ideas…” (Biblioteca…).
Hoy, que estamos cruzados por
egoísmos lacerantes e individualismos perversos que sólo buscan el
éxito material, vano y superficial,
rescatar la figura de Scalabrini
Ortiz es un deber si deseamos vivir
en una sociedad más justa y equitativa.
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Erre con erre carril
el ferrocarril “costeado por sus rentas”, empieza a derramar beneficios:
“ligando entre sí ciudades y provincias mientras el telégrafo hace “de
toda la República un barrio”. Son
reclamos de los “intereses actuales
de los pueblos” que construyen “espontáneamente escuelas”. Cuando la
“estación de ferrocarril se levanta”,
pide “también una estación para la
inteligencia”. Ambos propugnaban
comunicación, circulación de bienes
que deben llegar “al más lejano de
los miembros de la sociedad”. Y lo
más importante: a los ferrocarriles se
los piensa construidos por el Estado.
Las empresas extranjeras, protegidas
por la Ley Mitre de 1905 que las eximía de impuestos y les donaba tierras, adujeron durante la década del
30 dificultades financieras. Intentaron de nuevo una gigantesca sociedad mixta que planeó y “realizó el
doctor Federico Pinedo. Por su proyecto de simonía los ferrocarriles le
pagaron 10.000 libras esterlinas. De
acuerdo a las pretensiones de los
ferrocarriles, esa sociedad mixta
estaría autorizada para realizar toda
clase de transportes: ferroviario,carretero, fluvial y aéro” (Scalabrini).
Se hubiera perdido el dominio de los
Ferrocarriles del Estado, se los
hubiera dejado fundidos en la masa
informe de una sociedad mixta.
Entonces llegó Perón y la nacionalización sin trabas ni sociedades mix-
(viene de pág. 104)
tas. Y los Ferrocarriles Argentinos
fueron 41.521 kilómetros. Pero después de 1955 renacen los intentos de
desmantelamiento.
En 1957 el doctor
Verrier comienza a
hablar del déficit de
los ferrocarriles y
la necesidad de “olvidar los factores
sentimentales”. Así
comenzó la política
de endeudar y
endeudar a las
miento del Estado.Advinieron Cavallo, Menem y el imbécil raciocinio:
“Ramal que para, ramal que se levanta”. Agonía de la Patria, tortura y
desaparición de los cuerpos de sus
hijos, mutilación de la base material
de su existencia, entrega gratuita del
patrimonio nacional más cuantiosos
subsidios al polo sojiaceitero.
4.- Elegía/esperanza: Uno de los
niños de la escuela fiscal que, como
estudiante-ferroviario, se había
fogueado en la huelga de 1961, dedicó el libro Elogio del pensamiento
plebeyo al pueblo de su infancia. Ya
no había rieles, ni playa de maniobras, ni planchada, ni monte, ni chi-
empresas del Estado para justificar luego su
privatización.
3.-Resistencia y ocaso: En 1961 Frondizi
habló por primera vez de “racionalización”,
o sea, de levantamiento de ramales y despidos masivos. Pero los cuarenta días de huelga de los ferroviarios y el apoyo del pueblo,
frenaron la embestida. Hambreados, movilizados militarmente, traicionados por su
dirigencia, habían resistido. Pero llegó la
dictadura con Martínez de Hoz y el achica-
cos jugando. Sin embargo, el antiguo trabalenguas suena secretamente y sueña. Como Leopoldo Marechal, nos convoca al alegrón de la
esperanza: “Sea como fuere, todo
está aquí en movimiento y como en
agitaciones de parto. ¡Entonces, dignos compatriotas, recomencemos
otra vez!”.
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