¿Qué es una Escuela? Dr. C. José Angel Posada Jeanjacques Perito Principal Investigador Titular Profesor Titular Resumen: En el artículo se ofrece una definición acerca de lo que es una Escuela Filosófica de Pensamiento y se ofrecen elementos de juicio introductorios para valorar el fundamento de la Escuela Cubana de Criminalística. Aventurémonos en esta oportunidad a definir qué es una Escuela desde el punto de vista filosófico y refiriéndonos específicamente a la manera en que un conjunto de profesionales afines “piensan” más que hacen una ciencia, en este caso la Criminalística. Y por qué señalamos sólo el propósito de aventurarnos, porque cuando consultamos nuestro querido diccionario, la cantidad de acepciones de esta palabra es extraordinaria1: escuela proviene del latín schola, y este a su vez del griego σχολή y señala a un establecimiento público donde se da a los niños la instrucción primaria. Al establecimiento público donde se da cualquier género de instrucción. A la enseñanza que se da o que se adquiere. Al conjunto de profesores y alumnos de una misma enseñanza. Al método, estilo o gusto peculiar de cada maestro para enseñar. A la doctrina, principios y sistema de un autor. Al conjunto de discípulos, seguidores o imitadores de una persona o de su doctrina, arte, etc. Al conjunto de caracteres comunes que en literatura y en arte, distinguen de las demás a las obras de una época, región, etc. A una cosa que en algún modo alecciona o da ejemplo y experiencia. Al sitio donde estaban los estudios generales2. Platón 1 Sin embargo de todas estas acepciones, nos referiremos a aquella que en la historia se remonta a la época de Platón3, Y señalamos en rojo a aquellas más cercanas al tema que nos ocupa. Microsoft® Encarta® 2008. © 1993-2007 Microsoft Corporation. 3 Pseudónimo que en griego antiguo significaba “el de anchas espaldas”, con el que se identificó al filósofo griego Aristocles que vivió del 428 al 347 a.n.e. y que en el 387 fundó en Atenas la Academia, institución a menudo considerada como la primera universidad europea. En ella ofrecía un amplio plan de estudios, que incluía materias 2 cuando éste en unión de sus discípulos4 y en un lugar sosegado de las afueras, primero de Atenas, después de Siracusa y finalmente otra vez en Atenas hasta su deceso, transmitía su sapiencia a través de diálogos5, a los que en ocasiones se invitaba también a otros filósofos consumados, representantes de otras diferentes escuelas. como Astronomía, Biología, Matemáticas, Teoría Política y Filosofía y contó como su alumno más destacado al sabio Aristóteles. Platón sentó las bases de una Escuela Filosófica cuyo centro lo constituye su teoría de las formas o de las ideas. En el fondo, su idea (es decir la de Platón) del conocimiento, su teoría ética, su psicología, su concepto del Estado y su concepción del arte deben ser entendidos a partir de dicha perspectiva. 4 Discípulos precisamente y no alumnos, ya que este primer término derivado del latín discipŭlus identifica a una persona que aprende una doctrina, ciencia o arte bajo la dirección de un maestro. O a la persona que sigue la opinión de una escuela, aun cuando viva en tiempos muy posteriores a los maestros que la establecieron. Ibíd. Encarta. 5 En los Diálogos de Platón se sustenta todo su legado filosófico: 399-390 Obras de juventud. Diálogos socráticos: Hipias menor, Eutifrón, Ion, Laques, Cármides, Apología de Sócrates, Critón, Protágoras 390-385 Obras de transición: Gorgias, Menón, Hipias mayor, Eutidemo, Lisis, Menexeno, La República I 385-370 Diálogos de madurez: El Banquete, Crátilo, Fedón, La República II-X, Fedro 370-347 Obras de vejez. Diálogos dialécticos: Teeteto Diálogo de Platón en “La República I”: conocimiento (ser), ignorancia (no ser) y opinión (devenir) -[...] Dinos: el que conoce, ¿conoce algo o no conoce nada? Contéstame tú por él. -Contestaré -dijo- que conoce algo. -¿Algo que existe o que no existe? -Algo que existe. ¿Cómo se puede conocer lo que no existe? -¿Mantendremos, pues, firmemente, desde cualquier punto de vista, que lo que existe absolutamente es absolutamente cognoscible, y lo que no existe en manera alguna, enteramente incognoscible? -Perfectamente dicho. -Bien, y si hay algo tal que exista y que no exista, ¿no estaría en la mitad entre lo puramente existente y lo absolutamente inexistente? -Entre lo uno y lo otro. -Así, pues, si sobre lo que existe hay conocimiento e ignorancia necesariamente sobre lo que no existe, ¿sobre esto otro intermedio que hemos visto hay que buscar algo intermedio también entre la ignorancia y el saber, contando con que se de semejante cosa? -Bien cierto. -¿Sostendremos que hay algo que se llama opinión? -Por tanto, si lo cognoscible es el ser, ¿lo opinable no será el ser sino otra cosa? -Otra. -¿Se opinará, pues, sobre lo que no existe? ¿O es imposible opinar sobre lo no existente? Pon mientes en ello: ¿el que opina no tiene su opinión sobre algo? ¿O es posible opinar sin opinar sobre nada? Imposible. -Por tanto, ¿el que opina sobre alguna cosa? -Sí. -¿Y lo que no existe no es «alguna cosa», sino que realmente puede llamarse «nada»? -Exacto. -Ahora bien, ¿a lo que no existe le atribuimos forzosamente la ignorancia, y a lo que existe el conocimiento? -Y con razón -dijo. -¿Por tanto, no se opina sobre lo existente ni sobre lo no existente?... -(la opinión) ¿está en mitad de ambas? (en medio del conocimiento y de la ignorancia) -Sí. -Será, pues, un término medio entre una y otra… Platón citado en “Textos del Diccionario Herder de Filosofía”. Así que trataremos de referirnos a la doctrina, a los principios y al sistema de una manera de hacer ciencia Criminalística, en el contexto de nuestra geografía o al marco de su facultad de pensar en cualquier contexto geográfico, de los discípulos o seguidores de la Escuela Cubana de Criminalística6. Una doctrina es el sistema de conocimientos sobre el que se sustenta determinada ciencia, teoría, pensamiento o creencia, es en consecuencia el signo distintivo que diferencia a una manera de pensar de otra respecto a un mismo conocimiento. Así que podemos decir en virtud de ello que existen diferentes maneras de conceptuar en la Criminalística, en dependencia de las herramientas de cognición empleadas para desarrollarlas, de las leyes vigentes en el sitio donde se le estudia, del tipo de filosofía sobre la que se sustente, de las tradiciones socioculturales, políticas y científicas del propio lugar, e incluso de cómo la definieron los “padres fundadores” de la ciencia en cuestión para cada lugar y de la opinión particular de él o del resto de los líderes de la referida escuela de Criminalística. De ahí también, per se, las diferencias muchas veces antagónicas existentes entre diferentes sistemas de la Técnica Criminalística, sus exponentes (los peritos), sus operadores, los legisladores de diferentes estados y lógicamente entre las diferentes formas de hacer e interpretar la Criminalística imperantes en el mundo. El ejemplo más vívido, a nuestro juicio, de lo que constituye una escuela, lo representa en nuestro país la Escuela Cubana de Ballet7, que no se trata solamente de una manera particular de bailar o de enseñar a bailar, con un estilo característico de la danza cubana, diferente al norteamericano, al ruso y al francés8 en el estilo y el énfasis, sino que además entraña una filosofía diferente de percibir y transmitir el arte con los movimientos danzarios. No relacionaremos por ahora a los elementos que componen la doctrina de nuestra Escuela, el Dr. C. Rafael Hernández de la Torre ha sido vocero incansable en todas las tribunas de la existencia y de sus signos distintivos, y nosotros referimos algunos de ellos en otros artículos, sólo recordaremos intencionalmente que repetidas veces, quién además de prestigioso criminalista y científico cubano, fue nuestro tutor doctoral, repitió en diferentes estrados que dos sujetos ocupan prestigiosas cátedras en esa escuela: Fernando Ortiz Fernández, “Padre de la Criminalística Cubana” y Pedro Pérez García, “Precursor de la Escuela Cubana de Criminalística”. 6 Se dice que la mayor influencia se proyecta principalmente por medio de estos discípulos, quienes concuerdan en general con esos pensamientos, especialmente con los principios sustentados por la respectiva Escuela y sus líderes, los que son enseñados y difundidos, precisamente por ellos, a los círculos intelectuales, autoridades políticas y administrativas y a los sectores ciudadanos de mayor relevancia y prestigio intelectual. 7 “En Cuba el desarrollo del ballet llega a su culminación con la creación de la Compañía del Ballet Nacional de Cuba, fundada y dirigida por la coreógrafa y gran bailarina Alicia Alonso, quién confiere a la compañía tal grado de perfección y estilo que no sólo consiguen el éxito en las diferentes giras que realizan por todo el mundo, sino que obtiene un prestigio como escuela cubana de ballet universalmente reconocido”. Ibíd. Encarta. 8 Simplemente por citar a otras escuelas de ballet reconocidas, las tres señaladas además influyeron notablemente en el desarrollo del ballet cubano, o al menos en el desarrollo de su indiscutible “líder” Alicia Alonso, pese a poseer marcadas diferencias con éste. El primero con una amplia obra que hizo cimientos para el desarrollo de la Criminalística, obra que permanece desafortunadamente inexplorada y olvidada no sólo por nuestros cadetes y estudiantes de derecho, si no también por muchos de nuestros doctos pensadores9. El segundo llamado precursor, es decir “el que profesa o enseña doctrinas o acomete empresas que no tendrán razón ni hallarán acogida sino en tiempo venidero”10, especie de San Juan Bautista11 de la Criminalística Revolucionaria Cubana, nos anunció gozaríamos de una escuela, por la que aun hay que luchar y que hoy clama la consolidemos. Y señalamos intencionalmente a estas dos figuras, porque a diferencia de la Escuela Cubana de Ballet, cuyo líder continua dictando sus designios, la Escuela Cubana de Criminalística debe orientar su dictado en las obras de sus clásicos, de sus pensadores, de sus más preclaros investigadores, precisamente en aquellas obras que no estudiamos, muchas veces perdidas y olvidadas, o trocadas por artículos y folletines foráneos de dudosa procedencia y sin otro aval que un sello digital y un cuño “en extranjero” de algún lejano sitio WEB de Internet, que no importa posean data de factura de ahora mismo, si no reflejan nuestra realidad doctrinal, procesal y científica. Urge señalar, en primer término, que nuestra Criminalística se encuadra en el contexto de un sistema de Derecho romano, hispano y revolucionario cubano, de corte clasista, que también representa al sistema que enuncia la Constitución de la República, por lo que como signo distintivo exhibe ser una ciencia no sólo punitiva, si no también preventiva, algo que sólo era frecuente en las escuelas del extinto campo socialista y que perdura en el actuar contemporáneo de nuestra escuela. En segundo, esta ciencia trabaja en función de responder a las interrogantes que la Ley Penal vigente en nuestro país plantea a la práctica investigativa criminal, en los marcos de las restricciones impuestas por la Ley Procesal Penal, por tanto sus fundamentos teóricos deben de estructurarse a tenor con las leyes y demás documentos normativos vigentes. En tercer lugar, parte de esa teoría lo constituye la historia evolutiva tanto de la ciencia como de la escuela que nos ocupan y este elemento es tan importante como cualquiera de sus pilares teóricos, pues señala pautas y jalones de un desarrollo, mantiene vivas tradiciones, marca hitos en la vida de una institución cognoscitiva y también en la de sus representantes, señalando sucesos o hechos políticos, sociales, económicos, 9 No hay un solo monumento o referencia histórica a la persona de Fernando Ortiz en las instituciones criminalísticas cubanas, no ha ocurrido un solo intento de reunir una antología criminalística de su obra científica; éste afamado cubano además trasciende a la historiografía universal como antropólogo, etnógrafo, psicólogo, folclorista, historiador, político, sociólogo, arqueólogo y lexicólogo, pero pese a que lo consideramos “padre” de nuestra Criminalística, existen escasas referencias a su actividad en este campo y tampoco hemos realizado investigaciones serias alrededor de su obra, sin embargo estamos seguros de que, nadie hubiese osado importar a la evidencia, ni al apelativo forense (y de osarlo seguro no lo hubieran logrado), si en las academias nos enseñaran lo que Fernando Ortiz escribió en su obra “La identificación dactiloscópica” publicada en 1913. 10 Ibíd. Encarta. 11 Nacido en Judea, 8 a.n.e. – 27 n.e., antes de Cristo y según la tradición cristiana anunció su arribada como Mesías. culturales, científicos, etc., e identificando a sus personalidades12, todo lo cual además de educar, define identidad y confiere un sentido de pertenencia. Y finalmente, como señalamos en un trabajo anterior13, también se practica la fidelidad en ciencia: la fidelidad a una escuela, a un maestro, a una doctrina (aunque no a un dogma), a un pensamiento. Así como en moral, la ciencia exige revisiones, pero no acepta el revisionismo y quizás de todos los argumentos enarbolados sobre nuestra escuela, el más valiente sobre sus orígenes, es el referido a sus fuentes (Derecho Hispano, Criminalística Anglosajona y Criminalísticas Germana y Eslava), filtradas y atemperadas según Hernández de la Torre por las Tradiciones Jurídicas y Criminalísticas cubanas, que pese a la inevitable influencia política, jurídica, cultural y científica de diferentes períodos sociales, defendió la autonomía y la independencia de una Criminalística nacional, con su filosofía, su teoría y su esencia científica. Ser un digno representante de una Escuela y máxime de una Escuela de Criminalística, por lo trascendente de la “materia prima” objeto de su labor profesional, implica, además de conocerla, desarrollarla, defenderla y serle fiel, el dominio de un amplio conocimiento que podemos clasificar en tres grupos: conocimiento común o vulgar; conocimiento científico y conocimiento cultural, formal o sistemático El primero es el saber o el conjunto de conocimientos que se adquiere en la experiencia cotidiana; se trata de conocimientos inconexos entre sí, a veces superficiales, conformados por una yuxtaposición de situaciones disímiles y hechos; es el modo común, corriente y espontáneo de conocer, que se adquiere en el trato directo con los seres humanos y su obra, muchas veces empírica, con las cosas e incluso con los animales, es ese saber que llena nuestra vida diaria y que se posee simplemente sin haberlo buscado o estudiado, sin aplicar un método y sin haber reflexionado sobre algo, sólo con vivir y explotar adecuadamente todos nuestros órganos sensoriales; su contenido es la suma de todos nuestros conocimientos sobre la realidad, los que utilizamos de un modo efectivo en la vida cotidiana y del modo más heterogéneo. El segundo es el conjunto de conocimientos sistematizados sobre una materia, el conocimiento teórico, inductivo y sistemático sobre la realidad, derivado de la observación, el análisis y la experimentación metódicos en un determinado campo, no importa su amplitud. Mientras que el último es aquel conocimiento obtenido 12 Algo de significativa importancia para la Criminalística, si tenemos en cuenta que la Metodología de la Investigación de diferentes tipicidades delictivas no es más que el conjunto de recomendaciones científicas acerca de cómo investigar mejor y que la fuente de esas recomendaciones científicas lo constituye en cualquiera de los casos, la experiencia investigativa, es decir el hecho de haber conocido o enfrentado un hecho semejante con anterioridad, la práctica prolongada de investigaciones criminales que proporcionan conocimiento o habilidad para esclarecer investigar, prevenir y esclarecer delitos. En fin, el conocimiento adquirido por una ciencia y sus representantes debido a las circunstancias o situaciones vividas. 13 Ver “La investigación pericial del Lugar del Suceso en su versión digital en este mismo sitio, en el espacio correspondiente al enfrentamiento pericial. sistemática y metodológicamente mediante el método de enseñanza aprendizaje, el destinado al desarrollo de una profesión, arte u oficio o a la satisfacción de las necesidades intelectuales o espirituales del hombre. Así que resumiendo, una Escuela no es mas que una institución filosófica que acoge en su seno a un conjunto de profesionales cultos, seguidores de una doctrina particular, que define una forma de pensamiento con la que se identifican ideológicamente y a la que además han consagrado fidelidad y compromiso de desarrollo cultural, científico y filosófico.