II.- JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL Esta sección reproduce resoluciones de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y aspectos trascendentales de los razonamientos que fundamentan los fallos, sobre materias relacionadas con la Seguridad Social. En la reproducción se mantiene la redacción literal de los aspectos sustanciales, con licencias puramente formales, como adoptar algunas siglas y abreviaturas conocidas, y dividir los párrafos largos en varios párrafos cortos, con el propósito de facilitar la lectura. Algunos pasajes no esenciales se han resumido, y aquellos que tienen poca relevancia incluso se han sustituido con puntos suspensivos. Con el mismo criterio, los nombres de las personas que intervienen como partes en los procesos se han sustituido por iniciales, pues se trata de resaltar los aspectos jurídicos doctrinarios que van configurando el Derecho Costarricense de la Seguridad Social. En todo caso, se proporcionan las referencias exactas para quienes deseen consultar los expedientes originales. 1.- DERECHOS ADQUIRIDOS. REQUISITOS Y CONDICIONES No se adquieren derechos para el NO uso de reloj marcador si no existe voluntad institucional de quitarlo y su falta se debe a necesidades de reparación. Tampoco es discriminatoria su aplicación sólo a los guardas nocturnos internos, porque es distinta la naturaleza de su función. Tal fue la jurisprudencia establecida por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en resolución de 16 horas del 6 de mayo de 1992, voto N°1173-92. * Recurso de amparo N°152-M-92, promovido por F.V.B. contra la Administración y la Jefatura de Aseo y Vigilancia del Hospital de la Anexión. RESULTANDO: 1°. Alega el accionante que la medida de instalar nuevamente un reloj marcador en ese Hospital, es contraria a las cláusulas 3 y 80 del laudo arbitral vigente y discriminatoria Revista Jurídica de Seguridad Social porque sólo se le impone al que funja como guarda del tercer turno. II°. Por su parte, los señores E.R.C. y J.A.A.A., Administrador y Jefe de Aseo del Hospital de la Anexión, al contestar la audiencia conferida informaron que, a partir del mes de noviembre del año pasado, se puso en operación un reloj de guarda en el tercer turno, con cuatro estaciones en los puntos extremos de las instalaciones del Hospital, para restablecer un valioso servicio que hace algunos años se había perdido, como consecuencia de haberse dañado en forma misteriosa el que existía. Añaden que nunca ha existido intención de quitar ese control, simplemente es hasta ahora que se obtienen los recursos institucionales tendentes a reponerlo. Consideran que no se violan las cláusulas 3 y 80 del laudo porque no se está frente a un derecho adquirido, y rechazan la discriminación que se alega por estimar que el hecho de que algunos guardas externos no marquen, se debe a que sus puestos externos fueron concebidos para ser fijos y para ello tienen su respectiva caseta. 51 CONSIDERANDO: UNICO: Estima esta Sala que en el presente caso, no se ha producido ninguna violación constitucional, porque queda muy claro del informe rendido bajo la fe de juramento, que nunca existió la voluntad institucional de quitar el reloj marcador, y por lo tanto no puede hablarse de un derecho adquirido. En esos términos el acto recurrido no resulta violatorio del laudo ni de derecho constitucional. Por otra parte, el problema de la discriminación que se alega, tampoco existe porque la labor del guarda interno, que es a quien se obliga con esa medida, no es igual a la de los guardas externos, porque estos últimos están obligados a llevar a cabo su labor desde casetillas o puestos fijos, siendo distinta la naturaleza de su función a la del guarda interno, que debe necesariamente circular para llevar a cabo su función. Como bien lo señala la parte recurrida, el reloj marcador es el único control que tiene la Institución para verificar que la vigilancia interna se esté dando conforme a los requerimientos institucionales. POR TANTO: Se declara sin lugar el recurso. 2.- NOMBRAMIENTO DE FUNCIONARIOS. NATURALEZA JURIDICA Y CONDICIONES El trámite interno que se utilice en una institución para el nombramiento de sus funcionarios, siempre y cuando no sea discriminatorio, es un asunto de índole administrativo. La igualdad jurídica establecida en el artículo 33 constitucional implica trato igual en idénticas condiciones. La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, mediante Voto N°1628-92, de 15:27 horas del 17 de junio de 1992, resolvió en el sentido apuntado. * Recurso de amparo N°1554-M-91 interpuesto por D.R.C. contra el Presidente Ejecutivo y el Gerente de la División Médica de la CCSS. mismo, actuación que considera violatoria de sus derechos constitucionales. 2°.- El Presidente Ejecutivo de la institución demandada contesta que el reclutamiento del personal de Trabajo Social, se rige por las "Normas para el Reclutamiento y Selección del Personal de Trabajo Social", y para llenar la plaza ocupada en forma interina por la recurrente, se realizó el 12 de febrero del año pasado un concurso interno, en que podían participar los trabajadores sociales que ocupaban en ese momento un puesto en propiedad. Si tal concurso se declara desierto, se debe realizar un concurso externo, en el que sí pueden participar los interinos y demás interesados. La Licda. D.R.C. por su condición de interina, no podía participar en el concurso interno para llenar la plaza en propiedad, de conformidad con las normas citadas. RESULTANDO: 1 °. - Alega la recurrente que trabaja para la CCSS desde octubre de 1987, en forma interina, primero como Profesional Técnico 1, siendo recalificada luego a Profesional 2. A pesar de estar ocupando una plaza vacante, cuando dicha plaza salió a concurso, no se le autorizó, por ser interina, a participar en el 52 CONSIDERANDO: 1 °.- Hechos probados de relevancia para la decisión de este amparo: a) que la recurrente labora para la CCSS desde el 19 de octubre de 1987 y desde el 25 N°3 - Abril de 1993 de febrero del año siguiente ocupa una plaza vacante. b) Que de conformidad con la normativa propia, la Caja sacó a concurso interno la plaza ocupada en forma interina por la recurrente. c) Que con fecha 4 de abril del año pasado, la Jefe de la Sección de Reclutamiento y Selección de la Dirección de Recursos Humanos de la Caja contestó una solicitud expresa de la recurrente para participar en el concurso interno de Trabajo Social, indicándole que por tratarse de un concurso interno, ella, como funcionaria interina, no podía participar. Agrega que superada la etapa del concurso interno, de ser necesario, se realizaría un concurso externo en donde podrán participar los funcionarios que la normativa existente ha dejado sin participar en el concurso anterior. 2°.- El trámite interno que se utiliza en una institución para el nombramiento de sus funcionarios, siempre y cuando no sea discri- minatorio, es un asunto de índole administrativo cuyo conocimiento no incumbe a esta Sala. La igualdad jurídica establecida en el artículo 33 constitucional implica trato igual en idénticas condiciones. No puede pretenderse entonces, un trato igual cuando las condiciones o circunstancias son desiguales. Para llenar una plaza vacante la institución recurrida acude, en primer término, a un concurso interno en el cual pueden participar, en igualdad de circunstancias, las personas que ocupen puestos en propiedad. El que se le impida a los servidores interinos participar en ese concurso interno no violenta el principio constitucional de no discriminación, pues su situación jurídica laboral es diferente a la de los que ocupan puestos en propiedad, por ello, al no observar la Sala violación alguna a los derechos fundamentales de la recurrente, se debe declarar sin lugar este recurso. POR TANTO: Se declara sin lugar el recurso. 3.- NOMBRAMIENTO DE FUNCIONARIOS El solo hecho de retrasar el concurso para que los interinos puedan optar a los cargos en propiedad, y mientras se respeten sus derechos como interinos, no constituye violación a los derechos fundamentales de éstos. Mediante Voto N°2790-92, de las 8:36 hs. del4 de setiembre de 1992, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia estableció esta jurisprudencia. * Recurso de amparo establecido por la Licda. L.S.S. contra la CCSS. I.- La Licda. L.S.S. interpuso recurso de amparo contra el Presidente Ejecutivo de la CCSS y el Jefe de la Sección de Laboratorios Clínicos de la Dirección Técnica de Servicios de Salud, por cuanto a pesar de laborar como Microbióloga 1 desde el 30 de junio de 1986 Revista Jurídica de Seguridad Social para la Caja y ocupar un puesto interino no ha sido nombrada aún en propiedad, omisión que considera la coloca en una posición de inferioridad laboral y salarial, así como de inseguridad, al no tener asegurado su puesto, y de desigualdad jurídica, pues se les niega el derecho de participar y ser elegidos, en igualdad de condiciones con los nombrados en propiedad, en los puestos de la materia de su interés. Lo anterior estima es contrario a los artículos 7, 11, 27, 28, 30, 33, 50, 51, 56, 57, 60, 62, 68, 71 y 74 constitucionales. II.- En su informe, los doctores E.J.F. y L.S.S., Presidente Ejecutivo de la CCSS y Jefe de la Sección de Laboratorios Clínicos de la Dirección Técnica de Servicios de Salud de esa Institución, respectivamente, indicaron que la recurrente actualmente se encuentra nombrada como Microbióloga 1 en el Hospital San Juan de Dios desde el 9 de junio de 1987, plaza que está vacante. 53 Que las plazas de profesionales en Microbiología para ser asignadas en propiedad están sujetas a concurso, según lo establecido por el Reglamento al Estatuto de Servicios de Microbiología y Química Clínica, por lo que no están sujetas a la discrecionalidad de ningún jefe de la Institución, de modo que la recurrente necesariamente se debe someter a concurso para ser nombrada en propiedad. Que de ninguna manera la condición de interina lesiona los derechos fundamentales de la gestionante, pues como profesional tiene la opción de participar en los concursos internos y externos por las plazas que a tal efecto saque la Institución, además de que ninguna discriminación laboral sufre, toda vez que el servicio prestado es igual que al de un profesional en propiedad y la recurrida le reconoce los aumentos anuales que tenga en su desempeño como interina. Que la Caja se vio en la necesidad de actualizar el Reglamento a la Ley del Estatuto de Microbiología y Química Clínica, por lo que se emitió uno nuevo, mediante Decreto Ejecutivo publicado en La Gaceta (Diario Oficial) del 9 de marzo del año en curso. Que al requerirse la aprobación del nuevo Reglamento, no había sido posible sacar a concurso las plazas vacantes que, como la que ocupa la recurrente, existen en la Caja. No obstante se han integrado las comisiones técnicas respectivas a fin de sacar a concurso esas plazas. En virtud de lo expuesto, consideran que lo actuado está ajustado a derecho, por lo que no existe violación a ningún derecho constitucional de la recurrente. CONSIDERANDO: Como del informe rendido –que se tiene dado bajo juramento- se constata que si bien la recurrente trabaja en forma interina como Microbióloga 1 desde el 26 de enero de 1987 para la institución recurrida, sin que a la fecha haya obtenido un nombramiento en propiedad, eso solo hecho no constituye violación alguna de sus derechos fundamentales, toda vez que ha gozado de estabilidad laboral -con las mismas condiciones laborales y salariales que los profesionales nombrados en propiedad – y como tampoco se ha tomado, por parte de la recurrida medida alguna que tienda a cesarla en el desempeño de sus funciones para sustituirla por otro nombramiento en forma interina, no encuentra esta Sala arbitrariedad alguna en lo actuado, máxime que lo alegado por la recurrente es más bien reflejo de temores u no de acciones concretas que la recurrida haya ejecutado en su perjuicio. Eso sí, debe la Institución accionada, de conformidad con el nuevo Reglamento del Estatuto de Servicios en Microbiología y Química Clínica, sacar a concurso la plaza que ocupa la recurrente dentro de un plazo razonable y dar a ésta la posibilidad de concursarla. En consecuencia, el recurso deviene improcedente y así debe declararse. POR TANTO: Se declara sin lugar el recurso. 4.- DERECHO A MORIR CON DIGNIDAD. Existe un derecho humano a morir con dignidad, que se explica para aquel paciente que, debidamente asesorado por un profesional de la salud, ha decidido pasar sus últimos días sin experimentar dolores que nublen su existencia. Así lo ha reconocido la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Jus- 54 ticia, mediante Voto N°1915-92, de las 14:12 horas del 22 de julio de 1992. * Recurso de amparo N°1784-M-92, promovido por M.M.V. y C.L.G.Ch., en favor de M.G.Ch. contra el regente farmacéutico de la farmacia F.F. y la farmacia del Hospital S.J.D. N°3 - Abril de 1993 RESULTANDO: 1°.- Alegan los accionantes que la amparada, M. G. Ch., sufre de un cáncer de cérvix metastásico en fase terminal y que debido al avanzado estado de la enfermedad, el único tratamiento posible es el del control del dolor, pues debido a que tiene metástasis en los huesos ella sufre dolores de indescriptible intensidad que sólo pueden aliviarse de manera temporal mediante la aplicación de sulfato de morfina pura inyectable, según lo prescrito por la doctora tratante y que de acuerdo a las recetas hechas por ella -que cumplen todos los requisitos que exige el Reglamento de la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes y Psicotrópicos- (la señora) M. G. Ch. debe recibir una dosis de morfina intramuscular cada cuatro horas, que equivalen a un total de 36 ampollas diarias. Agregan que pese a estar las recetas autorizadas, en múltiples ocasiones han tenido la acongojante experiencia de constatar que prácticamente en cada farmacia, el regente farmacéutico tiene una interpretación personal de las disposiciones que rigen la distribución de morfina, y que la interpretación que hacen de esas regulaciones es errónea, por lo que se niegan a entregar la totalidad de las dosis prescritas. Indica que los regentes aducen en algunos casos que, según las directrices del Ministerio de Salud, sólo pueden entregar seis ampollas al día, otros que 18, e incluso otros sostienen que el Reglamento sólo les permite despachar seis ampollas cada 48 horas. Esto ocurre a pesar de que el artículo 46 del Reglamento citado señala en forma clara que el máximo por receta es de seis ampollas, pero que el número de recetas por día queda a juicio y responsabilidad del médico. Señalan que pese a estar las recetas debidamente autorizadas, la farmacia F.F. y la farmacia del Hospital S.J.D., les negó la venta de la morfina en las dosis recetadas, lo cual a su criterio es violatorio de los derechos constitucionales de la amparada M.G.Ch. En consecuencia solicitan se obligue a los recurridos a vender la droga en las dosis pres- Revista Jurídica de Seguridad Social critas, ya que la negativa afecta profundamente a la amparada al privarla del medicamento idóneo para controlar los dolores intensos y agudos que le provoca su enfermedad y provoca un estado permanente de angustia y sufrimiento en su familia y amigos, al verla sufrir de dolores cuya intensidad resiste una adecuada descripción en este recurso." 2°.- El señor M.A.V.G., farmacéutico de la farmacia F.F., al contestar la audiencia conferida por la Sala indicó que la regente de la farmacia es la Dra. M.E.C.A. y que él actúa como co-regente debido a los horarios de atención de esa farmacia. En cuanto al fondo del recurso, estima que el mismo debe ser rechazado porque la farmacia para la que trabaja no está en una situación de poder para que impida a persona alguna mediante su negativa, la adquisición de productos farmacéuticos, además asegura que no existió de su parte violación a los derechos de la amparada. Lo que sucedió -según narra-, fue que el 27 de octubre de 1990, alrededor de las nueve de la mañana se presentó un señor desconocido pidiéndole que le preguntara a su jefe cuántas recetas de morfina podía suplirle; al revisar las recetas vio que autorizaban seis ampollas cada cuatro horas, lo que llamó su atención, por lo que consultó a su superiora la Dra. M.E.C.A., quien le indicó que solamente se podía despachar una receta diaria, lo que se le indicó al señor, por lo que éste se exaltó y les indicó que eran unos ignorantes de la ley y que regresaría con ella para que la leyeran. A raíz de lo sucedido la Dra. M.E.C.A. consultó al Departamento de Estupefacientes del Ministerio de Salud y una vez hecha la consulta, le informó que de acuerdo al artículo 46 de la Ley de Psicotrópicos, si el caso amerita y el médico se hace responsable de la prescripción, se podía despachar la cantidad que fuera necesaria; por último indica que el señor no regresó para entregarle las ampollas que a ese momento tenía disponibles la farmacia, que en total eran 30. Por último manifiesta que no ha existido dolo, culpa o negligencia alguna de su parte sino celo profesional, mal entendido por uno de los accionantes, quien posiblemente 55 por la angustia que sufre no supo explicarse ni volvió posteriormente. En razón de lo anterior, solicita que se rechace el recurso sin que ello signifique que van a negar el acceso al psicotrópico conforme a la ley. 3°.- Por su parte la Dra. N.M.Ch., regente de la farmacia del Hospital S.J.D., informó que la Dra. A.Q.S. recibió una llamada de la Dra. L. Q. T., en la que le informaba sobre el caso de su paciente M.G.Ch., quien utilizaba dosis altas de morfina solicitándole la ayuda en la entrega de lo prescrito en las recetas porque se trataba de una paciente privada. Cuando se le consultó cuántas ampollas requería, indicó que 18 ampollas diarias, ofreciéndole la Dra. A.Q.S. toda la ayuda mencionada. Posteriormente se presentó a la farmacia el señor M.M.V., esposo de la paciente, con cuatro recetas rosadas de estupefacientes emitidas por la Junta de Control de Estupefacientes del Ministerio de Salud, por seis ampollas de morfina cada una, con indicación de aplicar una intramuscular cada cuatro horas. Indica que esas recetas fueron debidamente despachadas, pero que al día siguiente se volvió a presentar el accionante con cuatro recetas más, y las farmacéuticas F.V.R. y VS.G.le indicaron que había autorización de la Dra. L.Q.T. de dispensar 18 ampollas de morfina por día, y no 24 como pretendía. El accionante amenazó al personal de la farmacia si no se le atendían sus pretensiones, por lo que se le indicó que si la paciente requería más morfina, ellas con mucho gusto le dispensarían las recetas cuando fuera necesario a cualquier hora del día, previa presentación de los casquillos vacíos de las ampollas que se le estaban entregando en ese momento, esto por ser una medida interna del hospital para la entrega de los casos de estupefacientes parenterales. El accionante luego de ese incidente, no volvió a presentarse en el resto del día, ni de los dos siguientes; al tercer día se presentó nuevamente, ahora acompañado de un notario, y solicitó que se le dispensaran cinco recetas del estupefaciente por un total de 30 ampollas de morfina, las cuales le fueron 56 entregadas atendiendo a la orden de suspensión del acto emitida por la Sala al darle curso a este amparo... 4°.- El señor C.O.F.L., Vicepresidente del Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica, al contestar la audiencia que se le confiriera, indicó que su representada no es parte en el recurso, pero que entiende que la audiencia que se le otorgó es para que se refiera a la materia objeto del amparo. Al respecto indicó que en cuanto a la venta de drogas estupefacientes, el Colegio no tiene facultad alguna de intervenir, por estar establecido por ley que, ese control le corresponde a la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes. Por otra parte, señala que según la normativa legal, el único profesional que puede despachar recetas de medicamentos es el profesional en farmacia, quien está obligado por ley a rechazar el despacho de toda receta que no se conforme a las exigencias legales. Ese profesional, cuando realiza el acto farmacéutico, también tiene la obligación de analizar si la receta que se le presenta es excesiva, pues puede causar daño e incluso la muerte al paciente y termina recalcando que el Colegio, nunca ha dictado norma alguna referente a la interpretación ni aplicación de las leyes y reglamentos que rigen la materia y que debido al problema de la drogadicción, el regente debe actuar con sumo cuidado no ya por razones de ley, sino por razones de moral. 5°.- El Dr. E.S.J., en su condición de gerente de la División Médica de la Caja Costarricense de Seguro Social, contestó la audiencia que sobre el punto en discusión se le otorgara, indicando que las farmacias de la CCSS, en cuanto a despacho de recetas de estupefacientes, siguen los lineamientos establecidos en los artículos 55, 56, 59 y concordantes de la Ley General de Salud, así como lo dispuesto por el Reglamento de la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes del Departamento de Drogas. Estima que la Dra. N.M.Ch. actuó en todo momento al amparo de esas disposiciones legales y reglamentarias, actuación que avala esa gerencia. 6°. - La Sala otorgó audiencia a la Dra. L.Q.T. por ser la médica tratante de la ampa- N°3 - Abril de 1993 rada, quien al contestarla, en lo que interesa indicó, que conoce la trascendencia del recurso pues la situación de M.G.Ch. es la realidad de miles de costarricenses que padecen de cáncer. La mayoría de ellos -manifiesta-, muere con dolor y con una calidad de vida deplorable en los últimos meses. Indica que a la amparada se le diagnosticó un cáncer terminal en el año 1987 y que en 1990, por primera vez en Alemania se le aplicó morfina por un catéter al espacio epidural, a la columna vertebral. A su juicio, este primer contacto que tuvo con la morfina, en forma tan directa, la sensibilizó de tal manera que cuando ella conoció a la paciente, ésta ya no era "virgen" en su contacto con la droga. Esto influyó para que desde un inicio ella necesitara dosis más altas de lo que normalmente se usa en un principio. Aclara que lo anterior no conlleva a calificar a la paciente como adicta, sino que ya había estado sesibilizada al medicamento. Es en el mes de agosto de 1990 que contratan sus servicios profesionales y al inicio, la paciente tomaba acetaminofen con codeína, droga que se usa para ese tipo de tratamientos, y debido al dolor que presentaba, fue necesario subir la dosis y aplicar otros medicamentos anti-inflamatorios. Cuando el dolor ya no podía ser aliviado con estas drogas y la paciente presentaba gastritis importante por su ingesta, fue necesario recetarle la morfina. Señala que también fue necesario aplicarle esta droga en diferentes formas (oral, intramuscular, indovenosa) y dosis, junto con algunos otros medicamentos, todo con la intención de aliviarle el dolor que no cedía. Ocho días antes de fallecer, se presentó el conflicto en la farmacia del Hospital S.J.D., asegura que no recuerda si le manifestó a la Dra. A.Q.S. si eran 18 ó 24 ampollas, pero en todo caso estima que ello era irrelevante, pues ella le había explicado el caso, los recetarios estaban en orden, la paciente tenía expediente en el hospital, por si cabía duda del diagnóstico, y era asegurada. Luego supo que la Sala había ordenado la venta de la droga en las Revista Jurídica de Seguridad Social dosis prescritas, y que el problema se había resuelto. Manifiesta que al final, poco antes de morir, se le aplicó a M.G.Ch. el medicamento vía endovenosa lo cual permitió que muriera sin dolor, consciente hasta minutos escasos antes de su muerte, logró despedirse de sus seres queridos y luego de rezar se quedó a solas con su esposo, en cuyos brazos murió momentos después... 7".- En escrito recibido el 16 de noviembre de 1990, los accionantes comunican que la amparada falleció el día 6 de ese mes y año... CONSIDERANDO: 1°.- Varios son los temas de fondo y muchas las interrogantes que, dentro de los límites que nos presenta el propio caso, se debe abordar para determinar si a la amparada M.G.Ch. se le lesionaron sus derechos constitucionales cuando, en vida y sufriendo de esa enfermedad terminal, debió enfrentar junto con sus familiares, obstáculos importantes para lograr obtener el tratamiento prescrito por su médico tratante, que –aunque destinado únicamente a aliviar el dolor- por la imposibilidad médica de curarla dado el estado avanzado de su enfermedad, se vio afectada por una serie de "actitudes" y disposiciones legales que al ser interpretadas presentaron problemas para que se entregara la dosis prescrita de morfina. Dentro de los aspectos más relevantes a definir se encuentran: a) si un farmacéutico tiene el derecho a oponerse a despachar una receta médica y si es así ¿en qué circunstancias?, b) ¿cuál es la interpretación que debe darse al artículo 46 del Reglamento de la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes y Psicotrópicos?, y c) si existe un derecho humano a morir con dignidad. De conformidad con el análisis anterior cabe determinar si existe o no responsabilidad de los demandados y de ser así, los efectos que el amparo tiene en un caso en que la 57 amparada ha fallecido durante el curso de los procedimientos. II°. - Antes de entrar a analizar los temas expuestos supra debemos definir otro de no menor importancia que se refiere a la naturaleza mixta del recurso -al estar recurrida una farmacia privada y otra que funciona bajo el régimen hospitalario dependiente de la CCSS- por haber sido cuestionada en un escrito de respuesta, la admisibilidad del mismo, al menos por una de las partes recurridas. Manifiesta el Sr. M.A.V.G. que el recurso debe ser rechazado en cuanto a la responsabilidad que se reclama de su representada -farmacia F.F.-, porque la negativa de ésta de vender algún producto farmacéutico no impide que esa persona lo obtenga, y que por lo tanto, no se encuentra en una posición de poder que afecte los derechos de esa persona. La función social que cumplen las farmacias del país y los regentes farmacéuticos que las controlan cuando el servicio es privado, necesariamente nos obliga a tener a los segundos como sujetos de derecho privado con potestades públicas, como sucede con los peritos o notarios en el ejercicio de sus cargos y a los primeros como sujetos de derecho privado con connotaciones sociales. La importancia de la función que realizan hace que los efectos de esa actividad repercutan en la salud pública de los administrados. Siendo ello así, indudablemente que éstos tienen derechos importantes que se le deben tutelar pese al carácter privado que además pueda tener la actividad, como lo es el de que no se le rehúse la venta de un medicamento necesario para garantizar la salud, si de conformidad con la ley y el criterio médico, éste puede ser despachado. Pareciera que es éste el punto en discusión y es de estimar que en caso que se dé una negativa, bajo las circunstancias expuestas, ello conllevaría a tener la farmacia en una situación de poder que amerita ser resuelta en esta vía, pues, como en el presente caso, se puede afectar la salud de una persona gravemente. Debe quedar claro que esta función 58 social no permite que teniendo el medicamento y no existiendo obstáculo legal o médico para despacharlo, sea negado a un paciente, pues dicha función obliga a la farmacia a prestar el servicio, igual que una clínica privada no puede discriminar a un paciente -salvo por razones legales o médicas válidasobligándolo a ir a otra para su tratamiento. Actualmente se acepta que los derechos públicos subjetivos se ejercitan no sólo frente al Estado, sino también frente a los sujetos de derecho privado cuando éstos se encuentren en posibilidad de afectar derechos fundamentales. La Ley de la Jurisdicción Constitucional en su artículo 57 acoge esta doctrina y permite que esos derechos sean reclamados directamente en esta sede, cuando los remedios jurisdiccionales ordinarios resulten insuficientes o tardíos para garantizarlos en el caso en que se encuentren en peligro de ser quebrantados. No hay duda que la vía más expedita para abordar este caso es esta instancia, única que tiene potestades legales como la de suspender en forma expedita los efectos del acto impugnado, suspensión que en el caso de la amparada le fue otorgada de inmediato, permitiéndole morir dignamente, sin dolor, al lado de su familia. IIIº.- Difícilmente de pocas cosas en la vida se tiene tanta certeza como de la inevitabilidad de la muerte. Todos estamos destinados a morir, lo que no sabemos es dónde y bajo que circunstancias hemos de enfrentar ese inevitable hecho. Aunque la muerte es incambiable, el morir humano si ha cambiado a través del tiempo conforme la ciencia médica ha avanzado. Antes la mayor parte de las personas moría en su casa (en el caso de muerte natural), en medio de seres queridos, con atención religiosa, sabiendo que iba a morir y con todas las facilidades para tomar las determinaciones grandes o pequeñas pertinentes a su situación. Hoy día, por el contrario, en la mayoría de los países desarrollados la generalidad de las muertes naturales acontece en clínicas y hospitales, donde diversos médicos se utilizan para intentar prolongar la vida, N°3 - Abril de 1993 sustituyéndose a veces la voluntad del paciente y de su familia, por la de los médicos y demás personal hospitalario. En protesta a ello, muchos han exclamado que el paciente ya no es ni dueño de su propia muerte, pues no sabe cuándo va a morir ni puede tomar la decisiones del caso. Este tipo de controversias, aún en discusión, han tomado más auge dentro del movimiento mundial de la bioética -al cual la Organización Mundial de la Salud le ha dedicado partes sustanciales de presupuesto-, movimiento que pretende humanizar la medicina y vincular la ética a todos sus aspectos, desde la investigación o alteración genética, hasta el más sencillo de los procedimiento médicos, para rescatar uno de los valores más importantes para el hombre como lo es su dignidad. Independientemente de la posición particular que se puede tener frente a ciertos de estos hechos, no viene al caso profundizar sobre ellos por no ser la materia propia en discusión. No obstante la narración anterior nos demuestra cómo el cambio tecnológico y científico en la rama de la salud, ha venido a transformar a través del tiempo el morir humano, suscitando mucha discusión y controversia en este proceso. Pero dichosamente, los avances científicos también nos han traído innumerables bondades, y específicamente en el caso de la muerte, hoy en día es reconocido que es mayor la cantidad de gente que puede morir sin dolor -gracias a los medicamentos que alivian al paciente-, que la que sufre en agonía el deterioro de su vida por eso se habla también en este sentido del derecho a morir con dignidad, no para hacer alusión a la conocida discusión de si el paciente con un proceso irreversible puede o no rehusar el tratamiento aún cuando le cause la muerte repentina o prematura, sino para referirse al derecho que tienen quienes estando conscientes de que van a morir, han escogido morir con el tratamiento médico que les permita hacerlo sin dolor. Si este derecho existe, como efectivamente existe -al menos en estos términos-, sería contrario a todo criterio de humanidad Revista Jurídica de Seguridad Social el negar el medicamento a un paciente que lo necesita para su alivio, y dentro de esta línea también lo sería el obstaculizar el acceso a éste. Establecido como está que existe un derecho a morir con dignidad que explica, al menos para efectos de este caso, la muerte sin dolor para aquel paciente que debidamente asesorado por un profesional de la salud ha decidido pasar sus últimos días sin experimentar dolores que nublen su existencia, lo que resta es establecer los alcances del artículo 46 del Reglamento de la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes, la potestad de los regentes frente a una receta médica y los alcances de las actuaciones de los recurridos en el caso. IVº.- La prescripción y despacho de drogas estupefacientes está específicamente regulado en el Decreto Ejecutivo 8361-PPS conocido como "Reglamento de la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefacientes del Departamento de Drogas Estupefacientes y Psicotrópicos" que encarga a una Junta el control de las importaciones, exportaciones, tránsito, compra, venta, distribución, donación, depósito y toda clase de contratación o convenio relacionado con las drogas estupefacientes o psicotrópicas. Este reglamento permite a los médicos, odontólogos y veterinarios -autorizados por el respectivo colegio profesional-, la prescripción de drogas con receta médica para fines terapéuticos con autorización expresa del Ministerio. Esos profesionales deberán registrar sus firmas en el Departamento de Control de Drogas del Ministerio de Salud, y el Ministerio les entrega recetarios oficiales; el profesional que los recibe es personalmente responsable de ellos y las recetas que expida deben ajustarse a las siguientes condiciones: a) Ser redactadas en forma clara conteniendo instrucciones precisas para su administración, b).- no se admiten abreviaturas, c) las dosis deberán ser escritas con letras y números, d) deberán ser prescritas en todos los casos para un paciente determinado, e) de puño y letra del profesional que la prescribe con tinta o bolígrafo, y f) la receta deberá 59 tener fecha de expedición e indicar el nombre completo del paciente, su cédula de identidad, domicilio, edad y el código oficial del médico. Por su parte, el reglamento permite que los médicos con autorización de la Junta receten dosis mayores a las prescritas en el artículo 44, cuando se trate de aliviar enfermedades que produzcan molestias o dolores agudos. Si la Junta lo autoriza se puede expedir un recetario especial a nombre del paciente; en el artículo 46 sobre este punto concreto se establece: "Si la Junta diere la autorización el Departamento extenderá un recetario oficial especial a nombre del paciente, en cuyo caso podrá prescribirse en cada receta seis ampollas como máximo, sin embargo, el número de recetas por día quedará a juicio y responsabilidad del médico". La norma y el sentido de todo el reglamento es suficientemente claro: lo que se pretende es controlar, en lo que nos interesa, el adecuado uso de la potestad de recetar, para evitar abusos o desviaciones del uso autorizado de las sustancias psicotrópicas. El control se le otorga principalmente a la Junta y ésta no puede hacer más que verificar las formalidades que se le indican en el reglamento, pues el sentido de control no sustituye ni pretende sustituir el criterio del médico tratante, y para ese efecto es que en el artículo 46 citado, se hace la salvedad de que el aumento de dosis en cada receta, quedará ajuicio y responsabilidad del médico, lo que no podía ser de otra forma, ya que el médico tratante es el que tiene el contacto directo con el paciente, su historial y problemática, y por ello es el único que puede asumir la responsabilidad médica y legal por lo recetado. Lo expuesto es válido no sólo ante la Junta, sino también frente a los farmacéuticos y farmacias que pese a que tienen la delicada función y obligación de controlar los medicamentos, el mejor resguardo de la salud y seguridad de las personas, y de verificar que las recetas se expidan conforme a las exigencias científicas, legales y reglamentarias (ar- 60 tículos 55, 56 Ley General de Salud), aplicando el principio de hermenéutica legal y la lógica racional, no podemos más que concluir que esos conceptos ("mejor resguardo de la salud", "exigencias científicas, legales y reglamentarias") contenidos en los artículos citados, no autorizan al farmacéutico a vetar una receta -si cumple los requisitos de forma contenidos en el Reglamento-pues no sólo no tiene los conocimientos específicos en el campo de la medicina que justifiquen que lo haga, sino que no conoce el historial del paciente, ni sus necesidades por no haber tenido nunca contacto con él. Bien sabemos que los farmacéuticos son serios profesionales muy preparados en su campo, pero pretender que esa preparación, que es específica, se extienda a la medicina y que sustituya la voluntad del médico frente a un tratamiento determinado, no es posible ni conveniente, los farmacéuticos deben procurar "el mejor resguardo de la salud" y revisar que las recetas contengan las exigencias científicas, legales y reglamentarias, únicamente dentro del ámbito de su profesión y si estiman que una receta expedida legalmente puede no ser conveniente, puede así indicarlo al paciente, o incluso al médico tratante -si es de urgencia vía telefónica-, pero no puede negar el despacho de la receta, pues la responsabilidad legal y médica de lo que suceda al paciente será únicamente del médico tratante. Sí puede, por el contrario, negar el despacho de una receta que no cumple los requisitos legales o que verse sobre un medicamento cuya venta ha sido prohibida, puede reportar cualquier situación anómala o sospechosa que detecte a las autoridades correspondientes, pero no puede invadir otro campo profesional-ni se puede pretender que lo haga-, pues perfectamente la falta de formación en él, o de conocimiento del caso concreto, puede llevarle a negarle a un paciente el tratamiento necesario y lesionarle así su derecho a la salud. Dentro del propio campo médico, existen mecanismos específicos creados para la discusión entre profesionales de la medicina, sobre un determinado caso, siendo prohibido el opinar o incursionar, fuera de estos proce- N°3 - Abril de 1993 dimientos, sobre el caso de un colega. Y si desafortunadamente el médico comete un error que causa un daño al paciente, la legislación penal ha establecido mecanismos para que se reclame ese hecho, por mala praxis. Vº.- Los recurridos sostienen que no lesionaron los derechos de la amparada y que la cantidad tan elevada de las dosis recetadas obligaba a tener cierto celo profesional o cuidado en su despacho. El co-regente M.A.V.G. de la farmacia F.F., quien intervino el día 27 de octubre de 1990 cuando el esposo de la amparada se presentó a solicitar el despacho de la medicina, estima que actuó correctamente cuando se negó a despachar una receta que tenía una prescripción de seis ampollas cada cuatro horas; alega que consultó a la regente vía telefónica -ya que él es co-regente-, indicándole la Dra. M.E.C.A., que solamente podía despachar una receta diaria, lo que se le indicó al accionante, el que indignado se retiró manifestando que regresaría con la ley en la mano. En vista de lo anterior llamó nuevamente a la Dra. M.E.C.A. quien a su vez consultó con el Jefe y Subjefe del Departamento de Estupefacientes, informándole luego que de acuerdo al artículo 46 citado, si el caso lo amerita y el médico se hace responsable de la prescripción, se podía despachar el medicamento, pero, alega en su descargo, que el accionante no regresó posteriormente, razón por la que no se despachó la receta, sin que en esto último exista responsabilidad alguna de él o la empresa para la que labora. A criterio de la Sala, que el Dr. M.A.V.G. no actuó con la diligencias debida y que sus acciones impidieron que la amparada recibiera oportunamente -a través de su esposo ya que ella estaba en cama en fase terminal- el medicamento necesario para aliviar su dolor. El farmacéutico encargado en ese momento del despacho de recetas, debió de limitarse a revisar los requisitos legales que el Reglamento de la Junta de Vigilancia establece -cuyos alcances debía de conocer-, y si tenía duda debió aclarar inmediatamente la situación, aún por la vía telefónica, pero el negarse a entregar la droga requerida le con- Revista Jurídica de Seguridad Social lleva responsabilidad por el posible daño causado. Lo procedente era indicar al señor M.M.V. que esperara para hacer las llamadas necesarias, a efecto de despachar el medicamento, una vez que se constatara que las recetas estaban en orden y conforme a la ley. El negarle en ese momento la entrega de lo recetado, por no conocer los alcances del Reglamento, cuyo conocimiento es obligado para cualquier regente de farmacia, sin duda lesionó el derecho a la salud de la amparada, causándole gran angustia y sufrimiento a su familia, a la que se obligó a efectuar una diligencia extra, cual era la de lograr que la droga le fuera proporcionada en otra farmacia, a lo que no estaban obligados a someterse. Por supuesto que dada la angustiosa situación que vivía el esposo de la amparada, difícilmente iba a regresar a donde ya se le había negado el medicamento. Por supuesto que la actitud que según narra el accionado, tuvo la regente Dra. M.E.C.A., de ser cierta, seria igualmente reprochable desde el punto de vista profesional y legal, pero por no habérsele tenido oportunamente como parte en este asunto, no procede tenerla como responsable, para no afectar su derecho de defensa. No obstante lo anterior, se estima que en el presente caso no resulta procedente condenar en lo personal al precitado regente, pues su actuar no pudo ser calificado como de culpa grave si se toma en consideración que no ha sido corriente se exija a las farmacias una actitud de protección a la salud en los términos que lo plantea esta sentencia y podría estimarse que actuó prudentemente al consultar a la regente propietaria o principal sobre la forma en que debía actuar, trasladándole en consecuencia a ella la responsabilidad por el actuar negligente de la empresa, pero por la razón dada supra, referida a la no audiencia de la farmacéutica M.E.C.A. y a los personeros de la farmacia F.F., sobre los términos del recurso, ahora no puede reconocerse dicha responsabilidad en este pronunciamiento sin lesionar los derechos legítimos de ellos a un debido proceso. 61 VIº.- Igualmente reprochable es la actitud asumida por los farmacéuticos del Hospital S.J.D. que se negaron a despachar el sábado 27 de octubre de 1990 la totalidad de las ampollas recetadas por la Dra. L. Q. T., porque en una conversación telefónica anterior, supuestamente ella se había referido a 18. Nuevamente hay que señalar que si la receta reunía los requisitos legales como se reconoce, no se podía legalmente negar su despacho, bastaba la consulta a la doctora -que en todo caso no era necesaria por estar en regla la receta-, y no procedía el despacho incompleto de la receta, porque como se explicó supra, que es válido también para la actitud asumida por el co-regente de la farmacia F.F., un farmacéutico no dispone de posibilidad de veto en relación con una receta legalmente expedida por un profesional médico autorizado. Con esas acciones obstaculizadoras, también se afectó el derecho a la salud y se obligó nuevamente al esposo de la señora M.G.Ch. a andar prácticamente mendingando de farmacia en farmacia, un medicamento indispensable para el alivio de su señora. La responsabilidad por este negligente actuar, la debe asumir -en el caso de la farmacia del Hospital S.J.D.- la CCSS, por ser ésta una farmacia perteneciente a su régimen. VIIº.- Cabe aclarar que pese a que la amparada falleció el6 de noviembre de 1990, no procede el archivo de esta causa, no sólo porque en el caso de una condenatoria, sus sucesores tienen derecho a cobrar la suma indemnizatoria, sino porque no siendo éste un caso de derechos patrimoniales, existe una obligación de la Sala, que en doctrina se le ha denominado función de juridicidad, de, una vez requerida su intervención, pronunciarse de oficio sobre la violación que se reclama; lo anterior porque la violación a un derecho humano nos afecta a todos como miembros de la raza humana. En consecuencia, la función de juridicidad de la Sala, de guardián de los valores contenidos en nuestra Constitución, nos obliga más allá de la afectación individual de una determinada persona. 62 VIIIº.- En cuanto al derecho a la salud, es importante aprovechar el contexto que nos presenta el caso en estudio para aclarar que, si bien nuestra Constitución Política no contempla en forma expresa ese derecho -aunque sí se preocupe de regular expresamente los aspectos con ella relacionados, catalogados como parte de los derechos constitucionales sociales, como el derecho a la seguridad social-, no se puede negar su existencia, por ser derivado directo del derecho a la vida protegido en el artículo 21 de nuestra Constitución, ya que éste -el derecho a la vida- es la razón de ser y explicación última del derecho a la salud. La conexión existente entre ambos es innegable, el derecho a la salud tiene como propósito fundamental hacer efectivo el derecho a la vida, porque éste no protege únicamente la existencia biológica de la persona, sino también los demás aspectos que de ella derivan. Se dice con razón, que el ser humano es el único ser de la naturaleza con conducta teleológica, porque vive de acuerdo a sus ideas, fines y aspiraciones espirituales; en esa condición de ser cultural radica la explicación sobre la necesaria protección que, en un mundo civilizado, se le debe otorgar a su derecho a la vida en toda su extensión, en consecuencia a una vida sana. Si dentro de la extensión que tiene este derecho está, como se explicó, el derecho a la salud o de atención a la salud, ello incluye el deber del Estado de garantizar la prevención y tratamiento de la enfermedad. IXº.- Por último, es preciso indicar que mediante escrito promovido por los accionantes, se denunció un incumplimiento de la orden de suspensión del acto contenida en la resolución del 29 de octubre de 1990. El accionante M.M.V. señala que se presentó a la farmacia del Hospital S.J.D. con cinco recetas de morfina prescritas por la Dra. L.Q.T. y que tras verificar los derechos de la señora M.G.Ch. como asegurada y los requisitos legales de la receta, se le indicó que el señor R. T. sería el encargado de despachar las recetas, que éste revisó minuciosamente los documentos varias veces y se negó a despacharlas alegando la falta de un sello y firma N°3 - Abril de 1993 de alguno de los servicios del hospital. Pero que luego de corregir la omisión se presentó nuevamente y se le indicó que sin las ampollas vacías no se le podía despachar la receta y que una vez que hizo entrega de las ampollas vacías, se le dijo que solo se despacharían tres de las cinco recetas presentadas. conocimiento del Ministerio Público, para que se determine si el denunciado cometió el delito contenido en el artículo 71 de la Ley de Jurisdicción Constitucional. Sigue diciendo el recurrente que advirtió de la resolución de la Sala y de que estaba acompañado de un notario, manteniéndose siempre la negativa. Una vez que el acta notarial se comenzó a confeccionar, apareció la regente y despachó las recetas restantes pidiendo que se continuara con la diligencia notarial. Esta denuncia de incumplimiento que formulan los accionantes, no puede ser resuelta en la vía, pero debe ser puesta en Se declara con lugar el recurso. Se condena a la CCSS al pago de las costas, daños y perjuicios causados, los cuales serán liquidados, en su caso, en la vía de ejecución de sentencia de lo contencioso administrativo. Testimóniense piezas al Ministerio Público para que determine si el denunciado R. T. incurrió en el delito de desobediencia contenido en el artículo 71 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional... POR TANTO: El concepto de salud que maneja la Seguridad Social implica los aspectos de la estima propia y la superación personal. Los planes de la tercera edad comprenden programas útiles que estimulan y encauzan las expresiones de la experiencia acumulada. Revista Jurídica de Seguridad Social 63 64 Nº3 – Abril de 1993 El Hospital San Juan de Dios, fundado el 3 de julio de 1845, se halla próximo a cumplir siglo y medio de servicio a la salud del pueblo costarricense. Sin embargo, su antecedente Inmediato data de 1791, en la ciudad de Cartago, pero debió cerrar por limitaciones económicas. Actualmente es el más grande, pues sólo sus pasillos miden más de ocho kilómetros de longitud.