Comercio internacional y normas laborales: el debate actual

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Comercio internacional
y normas laborales: el debate actual
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MOISÉS CETRÉ CASTILLO•
E
1 ex am e n de lo s te m as ambi e nt a les y la bo ral es ha s ido
insuficiente si se le co mpara co n e l de los come rc iales, como
sa lvag uardi as, normas de o ri ge n, pro pi edad inte lec tu al,
acceso a mercados y res tri cc iones sa ni ta ri as. Co n la firm a de l
Tratado de Libre Co mercio de Améri ca del Norte (TLCA ) creció la preoc upac ión real por esos te mas, aunqu e no se incorporaron al texto de l TLCAN, sin o qu e se inclu ye ro n co mo ac ue rdos
parale los . Los pocos trabajos relac io nados co n los as pectos no come rciales se in cl in an más por el estud io de los ví ncu los entre los
as untos ambientales y el libre comerc io y, en meno r grado , los de
és te co n la s norm as labora les y e l inte rca mbi o intern ac ional.
Además, en ambos tipos de es tudi os se pone en dud a la pos ibili dad de que un rég imen de comercio internac ional homo logue las
legislac iones internas so bre temas no co merc iales.
En este artícul o se describe e l de bate en to rno de la re lac ión
ent re normas labo ra les y co merc io internac iona l. E n la primera parte se revi san a lgun os as pectos teó ri cos y metodo lóg icos
re levantes. Luego se prese ntan alg unos antecede ntes de las políticas de Estados Unidos y se seña la n las d ifere nc ias en las normas laborales e n tanto ges to ras de la co mpetiti vidad . Por últi mo , se describe e l probl ema de l dese mpl eo co mo e l e le me nto
ce ntral motiv ador de las más di versas políticas y se prese ntan
las conc lu siones.
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as teorías de los me rcados labo ra les de las corr ientes clás ica, neoc lás ica y key nes iana co mp ar te n a lg un os rasgo s
pero tienen marcadas diferencias: todas bu scan ex plicar prec ios y cantid ades e n e l mercado labo ral, aunque d ifieren en las
bases ax io máti cas que utili za n para determin arl os . 1 Seg ún la
teo ría c lás ica trad ic io nal, e n e l mercado labo ra l se interca mbia
la mercancía fu e rza de trabaj o a su cos to de produ cc ió n (o reproducc ión). El sa lari o rea l se fij a a l margen de las ca ntid ades
y és tas se determin an por las condi c io nes de la de manda. Des de esta perspect iva, e l labo ra l operaría co mo un mercado de
prec ios relati vos autó no mos, por lo que pu ede fun c io nar co n
dese mpleo; es dec ir, hay exceso de oferta de mano de obra o, lo
que es lo mismo, sobrepob lac ión e n la eco nomía. Deb ido a la
naturaleza co nflicti va de las relac iones sociales entre capi talistas
y trabaj adores en c ualqui e r país, e l exceso de mano de obra dese mpe ña un pape l mu y impo rta nte e n e l fun c io na mi e nto de l
mercado labora l, pu es impi de e l aume nto de los sa lari os rea les
ante incre mentos de la de ma nd a y di sc iplin a a los trabaj adores .
Para la esc ue la neoc lás ica, e n e l me rcado labo ra l se intercambi a n serv ic ios labo rales por d inero. Los me rcados labo rales, como cualquier otro, operan como si fueran wa lrasianos, esto
es, cua ndo prec ios re lati vos y ca ntidades se de te rmin an de manera simultánea e independ iente de la es tru ctu ra de l mercado.
Es ta teo ría pos tul a qu e e l exceso de oferta de mano de obra debería ser cero . S in e mbargo, todos los países capita li stas ti ene n
tasas de desempl eo pos iti vas y vari abl es, lo que reve la la inco nsiste nc ia de es ta teo ría.
Vari os eco no mi stas han intentado rescatar la teo ría neoc lás ica
de esa inconsistencia empírica y han introdu c ido e l marco de in certidumbre . Arrow presenta e l ax ioma de los cos tos de in fo rmac ió n: ·'Hay un ni ve l óptim o de l gas to en que incurren los co mpra-
* Unive rsidad In dustrial de Sa ntande r, Bucamlll anga, Co!o111 bia.
l. Ado lfo Figueroa, ''La naturaleza de l mercado labora l", El Tri 1/lestre Eco nó111 ico , vo l. LXI (2), núm . 242, Méx ico , 1994, pp. 335-360.
comercio internacional y normas laborales
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dores y los vendedores para informarse de las co ndiciones del
me rcado '' .' Los comprado res no gastaría n más de lo óptim o e n
bu sca de trabaj ado res ni los vendedores de servicios en el empleo.
Desde esta perspect iva, el mercado labora l evo lucio na co n un a
tasa nat ural de de semp leo y estaría co nfigurada por un a corri e nte de trabajadores q ue e ncue ntra n trabaj o y otra q ue lo pierde n.
Para Keynes , e l mercado la bo ral es distinto de los de m ás: las
re lacio nes socia les so n más impe rso nales y s u f uncio na mie nto
depe nde de lo q ue dure la re lac ió n de trabajo. Ade m ás , es dec is ivo e l pape l de l sin di cato, pues: a] res iste la redu cció n sa larial
e n té rmin os no min ales, y b] pres io na para q ue los salari os re!ati vos (e n térmi nos rea les) sean inflex ibles a la baj a. La realidad
de América Latina m ues tra inc lu so q ue e n alg unos países (Colo m bia, E l Salvador, G uatemala, Paraguay, Perú y Urug uay) los
salari os m ínimos rea les urbanos han disminuido, lo que po ne e n
evide ncia los pla nteam ientos key nes ia nos (véase e l c uad ro).
Los s indicatos de los países ind ustria li zados son los que pugna n co n mayo r beli gera nc ia po r la ho m ologació n de las no rmas
la bora les y a mb ie nta les a f in de ev itar qu e las e mpresas de sus
econo mías se traslade n a las nac io nes con menores costos y ellos
pierdan su trabajo .
Desde la ópti ca metodo lóg ica se puede afirm ar qu e la g lobali zac ió n, ente ndi da co m o el aume nto acele rado del co mercio,
los f luj os f in ancieros y la integrac ió n econó mica, 3 ha tra ído
co nsigo la tesis de q ue por efecto de los procesos de integració n
se ha e ntrado e n un mercado mundi al de la fuerza de trabajo. E llo
se fund ame nta e n qu e la extrao rdinari a m ov ilidad de l capital ha
permitido e l cam bi o de un espac io geográfico a otro e n busca
de las mayores ventaj as relativas , incluidos de man era destacada
los di fe re nc ia les de sa larios.
Si n e mbargo , esa globalizac ió n es tá mu y lej os de ser reali dad, pues a fines de l s ig lo XX, rig urosame nte ha blando, se ha
e ntrado a la era de l fi n de las mi grac io nes libres. No sólo no hay
algo parec ido a la li bre mov ilidad internacio nal de la fuerza de
trabaj o, sin o qu e e n todas las eco no mías ce ntrales los trabaj adores migrantes se han usado po líticame nte como "chi vos expiatorios" de los graves problemas de dese mpleo q ue las aq uej an .4
El te ma laboral, al ig ual que el ambiental, son aspectos cruciales de las ac tu ales negoc iac io nes co merciales multil a te rales y
bil a tera les. De temas debatidos por dip lo má ticos, académicos,
empresari os, gobie rnos y sindi catos, se han convertido en "asuntos come rc iales", pues el c um p limi ento de las no rmas la borales y amb ienta les se ha co nstituid o e n una herra mi e nta po lítica
muy atractiva por su carácter emine ntemente in te rnac io nal.
Las normas amb ien tales y e l comercio ex terior se han tra tado e n d i versos estud ios q ue cons ig nan a rg um e ntos a favor o en
2. KennethArrow. Th e Econo111ics ofl nfonnation, Harva rd University Press. 1984.
3. D. Alarcón y T. Mcki nl ey, Globali¿ation: th e E[fects on E111plo\'111 ent and l nequalitr , docume nto de trabajo , 1996.
4. Alejandro Álva rez , Prese nte y.filluro de las re.fónnas a los 1/lerca dos laborales , ponencia presentada en el seminari o Emp leo. Mercado Laboral y Políti cas Púb licas. Di visión de Cie ncias Económ icas y
Admini strativas. Universidad de So nora. Méx ico. nov iemb re de 1997.
contra del establecimiento de políti cas ho mo logadoras .5 De otra
parte, los as untos relac io nados con las no rmas labo rales y e l come rcio in te rn acio nal se ha n es tudi ado con m e nos rigor. De ahí
qu e e l ace rca mie nto a ese te m a se cons ide re un re to teóricome todo lógico s in d ud a relevante. 6
Este art íc ulo se cen tra e n los aspec tos re lacio nados con las
normas labo rales y e l co merc io intern ac io nal y dej a de lado los
as untos a m bientales , q ue cas i sie mpre se negoc ia n e n conjunto
por los gob ie rn os. En Estados U ni dos es do nde m ás se c ues ti ona la lax itud de las no rmas la borales de Méx ico. E n ta l sentido
se hace una especial referencia a las políticas pretéri tas, presentes
y futu ras qu e dicha nac ió n pregona e impone aprovecha ndo su
hegem onía mund ial.
D
esde e l decenio pasado Estados Unidos incluye e n sus estatutos de comercio ex terior cláusul as condicio nales sobre derechos laborales q ue otorgan es tatu s prefe re ncial a
sus socios comerciales. La Iniciati va de la Cue nca de l Caribe de
1983 co ndic io nó alg un as preferencias come rcia les a la certi ficació n , cond ucid a de m a nera unila te ral por e l go bierno es tadounide nse, de que se protegieran los derechos la borales en el país
be nefi ciario.
C on base e n las no rm as elabo radas por la Organizació n Inte rnacional del Trabaj o (OIT), el Congreso aprobó e n 1984 el Siste ma Ge nerali zado de Preferenc ias (SGP); éste pe rmite al pres ide nte de Es tados U ni dos exc luir a un p a ís e leg ible de los
be neficios come rc ia les de di cha legis lación "si no ha aplicado
5. CEPAL, El d esa rrollo sustentable: transforma ción productiva,
eq uidad y 111edio amb iente, LC/G. 1648 (Co nf. 80/2) 1 Rev. 1, 5 de fe-
brero de 199 1, Sa nti ago, Chil e; Mo isés Cerré, "Co mercio y med io
am bi ente: tema inelu dibl e en el campo multil ateral", R evista Huma nidades , Uni ve rsidad Industria l de Santander, vo l. 26, núm. 2, Co lombia, 1997, pp. 59-68; Dani el Esty, T!·ade, Env iroment and the Futu re,
In stitute for In te rn ationa l Eco no mi cs, Was hin gton, 1994; Janin e
Ferreti , "The Intern ali zat ion ofEnvironme ntal Costs and Implicati ons
fo r the Trad ing System", ponenc ia presentada en el si mposio del GATT
sobre co merc io, med io am bi ente y desa rro ll o sustentab le, Comerc io
y medio ambien te, noticias y p untos d e vista de l GATT, 28 de jul io de
1994; G. Gross man y A. Kru eger, "Environmental Impac ts of a No rth
America n Free TradeAgreeme nt", en Peter M. Ga rber, The M ex icoUS Free TmdeAg ree111ent , MIT Press, Cambridge, Mass., 1993 ; Patrick
Low, Tradi ng Free: Th e GATT and US Trade Po licy , The Twe ntie th
Ce ntury Fu nd Press, Nueva York , 1993 , y James Sa lm an, "The Deba te Over the Use and Ab use of En viron mental Laws", Jou m al of
Industrial Eco log y, vo l. 1, núm. 2, Ya le Unive rsi ty-MITPress, 1997.
6. Alejand ro Álva rez , o p. c it. ; Ado lfo Fi gueroa , o p. cit. ; F. Talavera
y M. Rodríguez , " La crisis de l emp leo en Méx ico y en Estados Unidos", El Co tidian o, núm. 69 , Méx ico , 1995 , pp. 17-23; Jo sé Candian,
" De la sustitu ción de importacion es a la globa li zac ión de los mercados: la capacitación en la encrucijada" , El Co tidian o, núm. 79, Méx ico,
1996 , pp. 3-8 , y L. Mert ens y R. Wi lde , "U na visión del enfoq ue de
capac itac ión basado en competencias labora les ", El Cotidiano, núm.
79 , Méx ico , 1996 , pp . 18-24.
comercio exterior, octubre de 1998
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Tasa de crecimiento Va riación an ua l
Argentina 1
Bolivia 1
Brasi l 1
Chile 1
Co lomb ia 1
Costa Rica 2
Ec uador 1
El Sa lvador 2
Guatemala 2
Honduras 2
México 1
Panamá 2
Paraguay'
Perú 1
República Dominicana 1
Uruguay'
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1990-1996'
1996-1997
40.2
16. 1
55.4
73.3
105.7
127.2
33 .9
33 .9
108.7
8 1. 9
42.0
98.4
132. 1
2 1.4
65.2
68.8
52 .9
26.3
64.8
79 .9
103.5
123.3
30.9
34.6
99.5
83.5
39.6
97. 1
125.7
14.9
78.6
62.9
45.3
26.4
56 .5
83.4
101.8
125.4
33.0
29.2
87.5
100.1
38.3
95.5
11 4.7
15.6
74.7
60 .0
70 .0
28.8
63 .9
87.5
104.6
130.6
37.8
35.9
78.4
100.9
37.8
107.2
11 0.2
12. 1
72.7
5 1. 5
8 1.1
3 1.7
60.8
90. 8
102.8
134 .6
4 1.1
37.3
74.7
82.8
37 .7
105.8
11 3.2
14.4
73. 1
46 .0
78.4
3 1. 1
67. 1
94.8
102.4
129.9
49.5
36.8
89.3
80.2
33 .3
105.6
11 2.8
14.7
80.3
42.9
78.3
31.3
68.9
98.8
101.5
130 .3
52.3
33.5
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79.5
30 .5
111 .4
103. 6
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78.0
4 1. 7
11 .8
11 .7
3.7
5.1
-0.7
0 .4
7.5
-0.2
-3 .4
- 0.5
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2.1
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2.8
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3.9
2.0
l. O
-3 .1
0.9
0.9
1.1
0 .2
1.0
10.2
88.9
-3.8
a. Promedio simple.
l . Salario mínimo nac ional. 2. Salario mínimo más bajo de la industria.
Fuente: OIT, con base en estadís ti cas oficiales de los países; citado en Suma, núm. 128 , 1997, p. 19.
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o no aplica medidas para p roteger los derec hos laborales reconocidos internac ionalme nte de los trabajadores". 7 La leg islación del SGP ha sido e l medio m ás eficaz para combatir el esta tu s
comercial pre ferenci al con b ase e n supu estas v iol aciones a los
derechos de los trabajadores.
Aun cuando el representa nte comerc ia l de Estados Unidos
está facu ltado para negar e l acceso libre de de rec hos a l mercado estadounidense a los países e nlistados por sus vio laciones,
se argumenta que la redacción de la ley es inacep tablemente vaga
y ha permitido a los pre side ntes limita r su aplicac ión". 8
Con base e n e l proceso de re no vac ió n de l SGP de septie mbre
de 1994, alg unos defensores de los derechos laborales arg umentaron que e l gobierno de C linton te ndría que " refo rzar las d isposiciones sobre de recho laboral de la ley de l SGP y extende r su
vinculación con o tras leyes comerciales de Estados U nidos y e l
GATT" .
Tambié n hay di sposic iones la borales e n la leg islación qu e
renovó la Overseas Prí va te Inves tment Corpora ti o n (OPIC), la
cual aseg ura a las compañías de Estados Unidos contra riesgos
políticos de los países e n desarro ll o . La falta de c umplimi e nto
de derechos laborales ta mbié n se incorporó a la Omnibus Trade
7. La re forma a la Ley de Comerc io de 1974 defin e los "derechos
laborales reconoc id os internac io nalmente", como los derec hos de
asoc iación, a orga ni za rse y a negoc iar co lec ti va mente; la prohibi ción
de l trabaj o forzado; un a edad mínim a para e l empleo de menores , y
co ndi ciones de trabajo aceptab les co n res pecto a sa lar ios , jornada
laboral y seguridad e hi giene ocupac ionales.
8. Terry Co llin gswo rth et al. , "Time fo r a Global New Dea l", p. 13.
a nd Competiti venessAct de 1988, co mo una práctica desleal de
come rc io punibl e confo rme a la secc ión 301 de la Ley de Comercio de 1974.
E n efec to , e n 1992 se apro bó un paquete de e nmiendas de
derechos labora les para e l o torga mie nto de fondos de la Agenc ia pa ra e l D esarroll o Inte rnacio na l (AID) . Durante la última
década, a diversos países se les ha puesto e n d uda por supuestas vio lac iones a los derechos labora les y a otros más se les han
suspe ndido o retirado de m ane ra to ta l o parcial los be nefic ios
arancelarios de l SGP.9
S in e mbargo, varios observadores han puesto e n te la de juic io la imparci a lidad en la aplicación de dichos estatutos, dada
la lista de países que ha n sido " castigados" por no proteger los
derec hos de sus trabaj adores. E n 1987 se negó e l acceso a l SGP
a R um a nia, Nicarag ua y Parag uay; e l program a de la OPIC suspendió a esos tres países, además de C hile y Etiopía . 10
9. En 199 1 se retiró a Corea del Sur su estatus de benefi ciario de la
OP IC debido a supuestas viol ac iones de los derechos laborales; Chil e y
Paraguay sufrieron igual trato durante las dictad uras militares y Rumania
du rante su go biern o comuni sta. De igual forma en el ma rco del régimen
del SGP y al amparo de la enmi end a de derechos laborales se suspendi ó
a Haití, Guatema la, Repú bli ca Domini ca na , Birmania e Indon esia.
Intern ational Labor Rights Ed ucation and Research. Citado en Lance
Compa, "Labor Rights and Labor Stanclars in lnternati ona!Trade", Law
and Poli cy in ln temational Busin ess, núm . 25, 1994, p. 182 .
1O. Theresa A mato, "Labor Rights Co nclition ali ty: United S tates
Trade Legis lation ancl the Internati onal Tracle Order" , New Yo rk Unive rsity Law Review, núm . 79 , 1990 , pp . 92-94.
800
En rigor, estas medidas han sid o c uestio nado por los países
en desarroll o, qu e las consideran co mo un nu evo protecc io ni smo y co mo un pretexto de Estados Unidos para obstac uli zar s us
exportaciones, pues ello s no pu eden competir co n costos laborales crecientes.
Por ejemplo, los delegados de Co lombi a, Nigeri a, Corea y
Hong Kong ante el GATT respondi eron a las propuesta estadounide nses de crear un g rupo de trabajo sobre norm as labo rales
con e l argumento de que ell o co nstituía " un intento de cance lar
cualquier ventaja comparativ a que pudieran di sfrutar los países
en desarrollo" y que " Jos costos laborales más bajos de alg unos
países en desarroll o se debían a la situaci ón econó mi ca y no a
la 'esc lavización del trabajo ' necesari amente".
Ante ese fracaso, Estados Unidos propu so e l establecimi ento de un grupo de trabajo del GATTq ue examinara la relación entre
los derechos laboral es reconocidos internac ionalmente y e l comercio internac ional. Con la oposición de la mayoría de las naciones en desarrollo , en novi embre de 1987 el consejo del GATT
autorizó consultas informales para di scutir la propu esta estadouniden se.
Las presiones de Washington para impo ner normas laborales elevadas fueron cuestionadas con cierta severidad en la firma
de los acuerdos parale los de l TLCAN. Con todo , en la ac tu alidad
hay cierto consenso res pecto a que los cambios en las relaciones económ icas-labora les mundial es, de darse, de be n basa rse
en un conjunto de principios ace ptados en escala internaciona l,
de los cua les podrían deriv arse reg las con mayor consenso.
De hec ho , hay nume rosos tes timonios doc ume ntados qu e
demuestran que Estados Unidos mantiene normas laborales incluso inferiores a las de Méx ico. De ahí que q uienes deberían
tener te mores fundados serían lo s trabaj ado res de Jos países
pobres. 11
P
or la feroz competencia produc ti va de Japó n con sus ti gres
asiáticos y de Alemania con la Europa unid a, en Estados U nidos se ha desva nec ido el s ueño de Henry Ford de una producción e n masa in strumentada por obreros con a ltos sa larios
que los haría consumidores de Jos autos que producían. 12
Los problemas estructura les de las eco nomías en des arro ll o,
e n parti cular las defi c ie ncias productivas, han ge nerado un a
de fici e nte inserc ió n ocupacional , dado que la oferta de puestos
de trabajo es me nor que s u demanda rea l. E l desequilibrio obli ga en mu chos casos a los trabaj adores a ace ptar c ualqui er empleo, aunque es té mal remun erado y en condi c iones difíc il es o
a viajar a otros países e n bu sca de mej or suerte.
Los argume ntos exp resados por los inves ti gadores Tala ve ra
y Rodríguez para e l caso de Méx ico bi e n pueden ex trapolarse a
ot ra s nac ion es: " Lo peo r es qu e ge nte mu y joven y co n ni ve les
11. Roben A. Pa stor, lnteg mrion 11•ith Me.rico : Oprions.for U. S.
Policv, Twenti eh Century Fo und Press. Nueva Yo rk, 1993, p. 75.
12. F. Tal a ve ra y M. Rod ríguez, op. cir.
comercio internacional y normas labora les
de in stru cc ión cada vez mayores estará bu scando la emi gración
como últim a salid a para reso lver la situación económica de sus
hogares, co n lo qu e e l país estará perdiendo un potenci al enorme de su fu erza laboral, pese a que las estadís ti cas nacional es sólo
reflej an un in cremento mu y baj o en su dese mpleo abierto". 13
La cri sis de l empl eo está prese nte e n todos los países del orbe,
pero en los no indu striali zados aparece con mayo r virulencia.
Es ahí donde se reducen las oportunidades para conseg uir y conserv ar un trabajo con ca lid ad sufi cie nte para cubrir las nece sidades que impone la vida modern a; en otras pal abras , la gran
mayoría de la pobl ació n mundi a l sólo ti e ne acceso a una ac ti vidad econó mica precaria que le permite vivir en la pobreza o
en algunos casos e n la extrema pobreza .
E l probl e ma se ag rava si se conside ra el cálculo de la OJT, que
cuantifica e n 4 7 millones de personas la poblac ión anual que
inte nta inco rporarse a l me rcado de trab aj o, de los c ual es 38
millones so n de Asia , África y América Latin a. Es decir, en los
próximos 18 años, en el mundo no indu stri ali zado 750 millones
de hombres y muj eres alcanzarán la edad lega l de trabaj ar y se
sumarán a sus 700 millones de dese mpl eados y subempleados .
El dese mpl eo y la mi seri a son las dislocaciones sociales más
importantes de Améri ca Latina y de l mundo en ge neral. Según
estimaciones de la OCDE , 14 en todos los países que ag rupa hay
35 millones de parados, pero si se suman lo s trabaj adores involuntarios de ti empo parci al y e l subempleo que aparece escondido en las es tadísti cas como dese mpl eo encubierto, las cifras se
e levarían a 55 millones de personas. 15 Un dato significativo es
que au nque el paro es generali zad o en todo el mundo, hay pautas regional es: el saldo más alto corresponde a la Unión E uropea y Oceanía, seg uidas de América del No rte , los países de la
Asociación Europea de Libre Comercio y Japón , en ese orden.
Otro dato de aceptación universa l es qu e el paro no es coy untural, sino estructural , en el sentido de qu e pers iste aun en ciclos
de recuperación de las actividades econó mi cas . Así, los desarrollos clásico y neoc lás ico en s u sentido original carecen de
suste nto rea l.
E l comportamiento de los mercados labora les en cuanto a la
creación de ¡:-. uestos de trabaj o muestra gra ndes diferenci as regionales: 1. 8% promedio anua l desde 1960 en América del Norte,
1.2% e n Japó n y 0.6% en la Unión Europea. E n té rminos sectoriales, es notable la caída en la ag ri cultura (a só lo 7 % de l empl eo total) y e n la indu stri a (a só lo 30% de l total ), y e l ascenso
e n los se rvic ios (65 % e n 1992), ce ntrado e n los sectores fin anc iero, de seg uros, de servi c ios a las empresas y de servici os colectivos y personal es.
E n cualquie r economía e l proceso de dete rminación de los
salarios está e n fun c ió n de l juego rea l de influenc ias y pres iones so bre e l mercado de trabaj o , e mpeza nd o co n lo que Marx
ll a ma e l es tabl ec imi ento de un " mínim o hi stó ri co" , pero inclu 13. !bid.
14. OCDE. Est11dio sobre el e111pleo (hechos. análisis, esrraregias)
/ 950- / 995, EspaHa, 1994.
15. Jol111 Eatwell . " Di sg ui sed Unempl oy ment : th e G-7 Ex peri ence",
Ca mbridge y UNCTAD/CNTF4C/082. marzo de 1995.
comercio exterior, octubre de 1998
801
lgunos grupos sindicalistas de Estados Unidos y Europa plantean
que las normas comerciales internacionales desalientan las iniciativas
que buscan elevar los estándares laborales de muchos países y, por su
parte, los países menos desarrollados temen el surgimiento de un
nuevo proteccionismo que enmascare nuevas barreras no arancelarias
al comercio tras la bandera de los estándares laborales
ye tambié n las expectativas soc ial es, la legislación vi gente y los
sistemas de relación trabaj o-capital en e l mundo de la fábrica . 16
Sin embargo , la OCDE advierte con preocupación que si bien
los países que han seg uido sus recome ndaciones han creado
empl eos, persiste e inclu so crece e l desempleo estructura l, que
go lpea en espec ial a los hombres adu ltos y a los trabajadores no
calificados. 17 En varios países ha e mpeorado la situación de los
trabajadores de ingresos más bajos, por lo que hay inquietud de
que las recomendaciones de la OCDE conducen en realidad a un
rápido aumento de la pobreza y la inequidad.
Por otra parte, con base en el reconocimiento de que la naturaleza de los mercados laborales es diferente a la de los de productos (distanciándose de los neoclásicos tradicionales), los expertos del Banco Mundial exa minan las normas laborales y sus
consecuencias (fijació n de sa lar io mínimo, protecc ión a las
mujeres y minorías, prohibición del trabajo de menores, normas
de higiene y seguridad); e l papel de los sindicatos y su relación
con el Estado (importancia para e levar la productividad , mejorar la calidad, estab lecer alianzas sociales) ; las políticas para
hacer frente al problema de la in seg uridad de los in gresos (el
apoyo de la comunidad y las tran sferencias privadas, las pres taciones del desempleo , las inde mni zaciones por despido , los
programas de ayuda a quienes no pueden trabajar) , y la función
del Estado como emp leador.
En efecto , ni la OCDE ni e l Banco Mundial niegan qu e haya
desempleo y mucho menos su dinámica estructural. Arguyen que
e l libre comerc io es ese ncial para crear riqu eza entre las naciones y que, por tanto , los estándares laborales no de be n u ti 1izarse para frenar los flujos come rcia les. Sostienen qu e una mayor
participación en e l mercad o mundi al ge nera mayo res in gresos
16. Alejandro Ál va rez, op . cit.
17. OCDE, Th e OCDE Employme11t Out/ook, París , julio el e 1997.
a los países, lo que permite aumentar los gas tos e n programas
que doten de mayor calificación, directa o indirectamente, a la
fuerza laboral; además , la competenc ia alienta a las empresas a
adoptar normas laborales más altas.
A primera vista cohere nte , este razonamiento tiene un problema lógico y otro empírico . Primero, si aquellos expertos aceptan que el desempleo es estructural y que e l mercado laboral no
es el mercado walrasiano , entonces deben ex plicar los mecanismos , agentes e in stituci ones qu e permitan a los países lograr el
pleno empleo. Segundo, la evidencia empírica ha demostrado
que las políticas públicas recomendada s por los expertos de
ambos organi smos apuntan en la direcc ión de red ucir e l Estado
de bienestar; en consecuencia, es imposib le propugnar la confi guración de normas labo rales alt as sin un cuerpo institucional que las regule y supervi se .
Es notable que el Banco Mundi al, la Organización Internacional del Trabajo y la Organización para la Cooperac ión y e l
Desarrollo Económico no tengan un diagnóstico sobre el porqué de los aume ntos del dese mpleo en esca la mundial. Simplemente, se dedican a refutar algunas de las "creencias populares"
sobre los orígenes del probl ema y a re iterar la e norme sabiduría de los mecani smos y las políti cas de mercado.
NoH\1 \S 1 \1\0H \1.1-.S' CO\IPI· TITI\ m \O
A
1const ituir un tema re lativame nte nu evo y porque se trata
de un fenómeno que se manifi esta co n diversos g rado s de
intensidad a lo largo y ancho del planeta, res ulta qu e formalm ente las normas laborales varían de forma importante según la s prioridades labora les de cada reg ión y de acuerdo con
la dotac ión de recursos humanos, el niv e l tec nol óg ico, la educac ión , la c ultura labo ral, etcétera.
802
Esta heterogeneidad de marcos jurídicos, usos y costumbres,
que por lo de más aparece como una constan te en prácticamente todos los aspectos del qu ehacer político y económico internacion al, represe nta retos específicos para las normas laborales.1 8 Un argumento común es que el comercio internacio nal es
un vehícu lo transmi sor de las diferenc ias en las normas, que esas
diferencias afectan los costos de los prod uctos exportados y los
términos de in tercambio, así como la distribución del excedente global.
Esto se re laciona de manera estrecha con las di fere ncias en
las func iones de los costos entre países con normas laborales
diversas y su efec to en los precios. Por ejemp lo, si éstos no reflejan los costos de la laxitud en los estándares laborales, entonces
el consumo excesivo de un bien conduce al uso indiscriminado
de ese recurso humano en condiciones de "aparente" competitividad. Además, se supone que, a mayores requerimientos en
materia laboral, mayores los costos de equiparar! os para el productor, de manera que las diferencias en las regul aciones entre
los países afectan la competitividad de algunos a favor de los que
se enfrentan a normas más laxas.
En términos macroeconómicos esto se traduce en que un a
reglamentación laboral débil proporciona una ventaj a comparativa en escala globa l, pero no por la mayor eficiencia en el
proceso de producción, sino a cos ta de no pagar el costo completo de la protección al recurso humano en un sentido amplio.
Un aspecto que requiere especial cuidado son los criterios aceptados universalmente para medir los "costos laborales integrales" .
Muchos costos laborales no pueden estimarse de manera
confi ab le, y si la internalización de los costos identificables
conduce al eventual desplazamiento del consumo hac ia productos sustitutos que tienen mayor re perc usión laboral, entonces el
efecto neto será positivo. Por tanto, se puede prever que éste será
uno de los campos de investigación prioritarios en el futuro.
Hasta ahora no ha sido posible determinar con precisión los
efectos reales de las diferencias de cos tos por razones de reglamentación laboral sobre el comercio internac ional. Pero aun
suponiendo que fueran significativas las diferenc ias de costos
entre estados con estándares bajos y altos , queda la duda de si
e ll o se puede co nsiderar justo o inju sto.
La duda surge al entender que a fin de cue ntas un país que
evolucione con normas laborales bajas puede perder dicha ''apa-
18. Las "normas técnicas labora les" so n las leyes y los reg lamentos o sus disposicione s específicas que se re lacionen direc tame nte con
la prohibi c ión de l tra bajo , res tri cc iones sob re e l trabajo de menores,
cond ic io nes mínimas de trabajo (sa lari o mín imo, hora s extra), sa lario ig ual para homb res y mujeres, e liminación de la di scriminac ió n
po r e l e mpl eo por motivos diversos (raza, re li g ió n, edad, sexo), protección de los trabajadores migratorios, prevención de les io ne s y e nfermedad es oc up ac io nales, y compe nsac ión e n casos de les iones de
trabajo y e nfermedade s oc upa c io na les. Secretaría de Co merc io y
Fomento Indu stria l, Tratado de Libre Come rcio de América del Norte, Acuerdo de Cooperación Laboral de América de l Norte , México ,
1994.
co merc io internacional y normas labo rales
rente" ventaja comparat iva a en trar en el campo internacional,
donde existen otros costos de significativ a importancia: transporte, seg uro s, vo lúme nes de carga, experiencia internacional ,
laboratorios de prueba ava lados internacionalmente, etcétera .
En rigor, si las normas laborales aparecen e n un primer momento como un a ventaja e n el comerc io internac ional, el efecto neto debe medirse incorporando otros aspectos que suele n
"soslayar" los si ndicatos y demás grupos de presión en los países desarroll ados , es decir, ana li zar tod a la "cadena mercantil
global". 19
Tamb ién cabe cues ti onar si los mismos estándares laborales
son ap licab les e n condiciones divergentes. Se ha planteado el
arg umento respecto a que la capacidad de " incorporación" de
la fuerza laboral varía de un país a otro por las restricciones estructurales de algunos aparatos productivos. Según esta perspecti va, si los costos marginales son menores en el tercero y cuarto
mundos, entonces es irracional ap licar normas laborales iguales en todas partes .
Además, se puede argumentar también que la adopción de
estándares más rigurosos es una decisión voluntaria y soberana de cada nación , por lo que no se puede considerar un abuso
por parte de los países menos estrictos .
Desde esta perspectiva, se podría decir incluso que la homologación de normas y costos entraña negar que el principio de
la ventaja comparativa sea válido.20 Este debate ha conducido
a los países menos fuertes a expresar preocupación respecto de
que lo s argumentos relacionados con los es tándares laborales
puedan invocarse por intereses proteccionistas. Ello se debe a
que la imposición extrajurisdiccional de una política nacional
de internali zación de costos laborales puede utilizarse para justificar la aplicación de restricciones comerciales para productos de países que no internalizan sus costos.
Esas políticas pueden resultar demasiado costosas para los
países menos ricos , sobre todo c uando no se puede asegurar que
la internalización de los costos se verá reflejada en el prec io del
producto. Esto es particularmente cierto en las economías en
desarrollo cuyos productos tradicionales de exportac ión tienen
un precio bajo en el mercado internacional, amén del consiguiente deterioro de los términos de intercambio .
19 . Un ej emp lo se nci ll o no s puede dar mejores lu ces al re spec to:
Nica ra g ua es un país ce ntroamericano qu e indudab leme nte ti ene norma s labora les laxas (ventaja comparativa) , pero a la ho ra de expo rtar
ese país ado lece ele nav ieras , bue nos pue rtos, asegurado ras co n recono ci mi en to internac io nal, bancos co n pres ti g io m und ial, laboratorios
reconoc id os en e l campo internaciona l, mecanismos ele co ntrol y certifi cac ió n el e ca licl acl, etc. Es dec ir, para cada una ele esas etapas los
expo rtado res ni carag üenses debe n co ntrat ar emp resas ex tranjeras, casi
s iempre estado unid enses . En co nsec uencia , e l va lor agregado de la
acti viciad expo rtadora e n s u gran mayoría se queda fuera de l país. En
re sumen , no es ju sto ni se rio plantear e l prob lema só lo con e l component e lab oral , s in o qu e es prec iso in c luir otras variab les. Moi sés Cetré.
''Las as imetrías y la tran s ferencia ele rec ursos en e l co mercio ex te rior
ce ntro ameri cano", Com ercio Exterior. vo l. 46, núm. 5, México, ma yo
de 19 96, pp. 38 1-387.
20 . Moi sés Cet ré, ''Co merc io y medio ambiente ... " , op. cit., p. 63.
comercio exterior, octubre de 1998
Con res pec to a las preocupaciones del sector laboral en Estados Unidos sobre el riesgo de que la integración comercial
pudi era propiciar un a homologación de normas labora les " hacia abajo", pronto se hizo evidente que en algunas áreas ese país
tiene normas laborales inferiores, incluso, a las de México. De
ahí que quienes deberían tener fundados temores de sufrir una
disminución en sus derechos laborales serían los trabajadores
mexicanos.
803
s normas laborales
varían de forma
importante según las
prioridades laborales
Co'\cu sJO'ü:s
as teorías de los mercados laborales que surgen de la clási ca, la neoclásica y la keynesiana presentan algunos rasgos
comunes y también marcadas diferencias. Entre los primeros destaca que todas pretenden explicar precios y cantidades
en el mercado laboral. Las diferencias se encuentran en las bases axiomáticas que utilizan para la determinación de esos precios y cantidades. 21
Un dato aceptado universalmente (incluso por expertos de la
OCDE y el Banco Mundial) es que el desempleo es estructural,
pues persiste aun en ciclos de recuperación de las actividades
económicas. Así, los desarrollos clásico y neoclásico en su sentido original carecen de sustento real.
Es notable que las entidades como el Banco Mundial, la OIT
y la OCDE no tengan un diagnóstico propio sobre el porqué del
aumento del desempleo mundial. Simplemente, se dedican a
refutar algunas de las "creencias populares" sobre los orígenes
del problema y a reiterar la sabiduría de los mecanismos y políticas de mercado.
Los aspectos ambientales y laborales son temas de reciente
incorporación en los tratados comerciales multilaterales. Sin
embargo, Estados Unidos ha venido "castigando" -en el marco del SGP, la OPIC y otros regímenes comerciales- a algunos
países en desarrollo que supuestamente no cumplen con las
normas laborales mínimas que exigen las leyes estadounidenses .
Es claro que el problema es muy complejo y no basta con
establecer normas internacionalmente aceptadas, sino que además es preciso crear instituciones que aseguren su cumplimiento.
No es fáci l lograr esa consistencia cuando se examina la negociación entre países desiguales con grandes diferencias en cuanto
a instituciones laborales, cultura laboral , regulación gubernamental y disponibilidades presupuestarias.
Algunos grupos sindicalistas de Estados Unidos y Europa
plantean que las normas comerciales internacionales desalientan las iniciativas que bu scan elevar los estándares laborales de
muchos países y, por su parte, los países menos desarrollados
temen el surgimiento de un nuevo proteccioni smo que enmascare nuevas barreras no arancelarias al comercio tras la bandera de los estándares laborales .
A pesar de ello se puede afirmar que en la actualidad prácti camente hay consenso respecto a que , de darse, los cambios en
las rel ac iones económicas-laborales mundial es deben basarse
L
2 1. Adolfo Figueroa, op. cit.
de cada región y de
acuerdo con la
dotación de recursos
humanos, el nivel
tecnológico, la
educación, la cultura
laboral, etcétera
en un conjunto de principios mundialmente aceptados y derivar
reglas de mayor consenso. De hecho existen testimonios que han
demostrado que Estados Unidos mantiene en algunos sectores
normas laborales inferiores a las de México. De ahí que quienes deberían sentir temor por tercera vez son los trabajadores de
los países pobres.
Si los estándares laborales laxos se presentan en un primer
momento como una ventaja "aparente" en el comercio internacional, el efecto neto debe medirse con otros aspectos que suelen descuidar los grupos de presión en los países desarrollados ,
es decir, hay que analizar toda la "cadena mercantil global". Así
se podrá comprobar que la ventaja comparativa surgida de los
costos laborales bajos se pueden neutralizar por la carencia de
otros servicios asociados al comercio internacional (transporte, seguros, etc.) que por lo general explotan las economías ricas.
Las políticas laborales que surjan de lo s nuevos marcos integracionistas (Grupo de los Tres, Merco sur, Mercado Común
Centroamericano) y que favorezcan estándares más altos deben
tener una identidad mínima, en tanto que ciertas naciones podrían
adoptar regulaciones menos laxas de acuerdo con su estructura
productiva, niveles de desocupación , cultura laboral y niveles
tecnológicos. La agenda desde luego es muy amplia. (j
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