HU |^H ^^feH .i^^^. Ir ^B^^V 1H ^eP^embre ^B ^1 H H Fascículo H ^V •• ^n •• J^r Vk ^^V^^ B HÍ ^^B IB H Hn^ n Ara» J^ wk PROF. Dr. MARIANO BADELL SURIOL CONCEPTO HISTÓRICO TERAPÉUTICA FÍSICA PUBLICACIONES MEDICAS BIÓHORM.-SECCIÓN : MEDICINA E HISTORIA | N.° R.: B. IÓ23-Ó3 ¡ D. L.: B. 27541 -03 | EDITORIAL ROCAS.-DIRECTOR: DR. MANUEL CARRERAS ROCA. COLABORAN : DR. AGUSTÍN ALBARRACIN - DR. DELFÍN ABELLA - PROF. P. LAIN ENTRALGO - PROF. J. LÓPEZ IBOR-DR. A. MARTIN DE PRADOS-DR. CHRISTIAN DE NOGALES-DR. ESTEBAN PADROS - DR. SILVERIO PALAFOX - PROF. J. ROF CARBALLO - PROF. RAMÓN SARRO - PROF. MANUEL USANDIZAGA-PROF. LUIS S. GRANJEL-PPOF. JOSÉ M." LÓPEZ PIÑERO-DR. JUAN RIERA-PROF. DIEGO FERRER-DR. FELIPE CID-DIRECCION GRÁFICA: PLA-NARBONA De esta edición se han separado cien ejemplares numerados y firmados por el autor. Ejemplar n.° PROF. Dr. MARIANO BADELL SURIOL CONCEPTO HISTÓRICO DE LA TERAPÉUTICA FÍSICA Desde la más remota antigüedad —por las referencias de que disponemos— la práctica médica tuvo una estrecha relación con la de los ritos de las distintas creencias religiosas. Esta correlación se manifiesta a través de las varias civilizaciones de los pueblos primitivos. Partiendo de las ocultas raíces en las que la Ciencia, la Religión y la Filosofía constituyen un único cuerpo de doctrina, pasamos a la Ciencia helénica con sus tres bien definidas épocas : la griega, la alejandrina y la grecorromana. Durante esta etapa de progresiva evolución científica, la Medicina se separa de la Filosofía, pero no ocurre así con la Religión, puesto que los principales establecimientos médicos radicaban en los templos. En éstos se inició la primera época de esplendor de la Fisioterapia natural, así como el progresivo perfeccionamiento de otras ramas de la Ciencia. Es de notar que, en aquellos tiempos, la Fisioterapia era la parte más importante y significativa de la Terapéutica. La Fisioterapia llega a su máximo esplendor en la época grecorromana, en especial por lo que hace referencia a las prácticas y aplicaciones terapéuticas de los agentes físicos naturales, y, aunque en reducidas proporciones, también de otros de orden físico, artificialmente dispuestos. Sigue luego una época en la que, dadas las ideas preponderantes, influidas por los grandes progresos de la alquimia, la especialidad va perdiendo importancia ; su ejercicio pasa a manos inexpertas, y, con el tiempo, falta de la necesaria tradición, deriva hacia un curanderismo que motivó que los médicos dejaran de emplear y aconsejar los procedimientos fisioterapéuticos. Durante esa época se disiparon casi todos los conocimientos fisioterápicos, redescubiertos en parte a fines del siglo xvm y a principios del xix. Por otra parte, distinguimos en la historia de la Física tres etapas bien delimitadas. La primera, de TALES DE MJXETO (600 años a. de J.C.) hasta GAULEO, de unos veintidós siglos de duración, que abarca toda la civilización primitiva y la helénica. La segunda, de tres siglos de duración, podemos subdividirla en tres períodos : hasta NEWTON ; de éste al final del primer cuarto de siglo xix ; y por último, los siguientes setenta y cinco años, ó CASA DE BAÑOS •Sachsenspiegel» manuscrito de Heidelberg, siglo XIV. sea, exactamente hasta 1900, pese a que en las postrimerías del siglo se observa ya la aparición de los necesarios elementos para el establecimiento de la Física nueva, como así la ha llamado SCHURMANN, el descubrimiento de ROENTGEN y el de la Radiactividad por BECQUET y los esposos CURIE. La Medicina, al tratar de superar la decadencia a que llegó en la época medieval :—s. fines del xvi y durante los siglos siguientes—, se nos ha presentado renovada con la aparición de nuevos sistemas médicos, consecuencia del gran impulso del renacimiento científico. Era unos sistemas con sus bases éticas, doctrinales y científicas que apuntaban ya ideas asistenciales y sociales. Más adelante, coincidiendo con una fase de estabilización de dicho renacimiento, o sea, a partir del primer cuarto del siglo xix, vemos aparecer sucesivas corrientes ideológicas que van gozando del favor general, y encumbran a sus más característicos representantes. Fueron, por orden cronológico, la anatomo-patológica, la anatomo-clínica, la lesional, la fisiopatológica y, por último, la etiopatogénica. Obsérvese, recordando «in mente» los hechos más significativos de cada una de estas corrientes de opinión y sus más destacados defensores, que aquéllas 110 representan sino una oscilación entre dos puntos para llegar a la idea de síntesis. Volviendo a la Fisioterapia y a su revisión histórica, observamos que durante la época en que se edificó en su primera fase —GALIIVEO, NEWTON y L,API,ACE— la altiva estructura de la Física clásica, nuestra especialidad casi desapareció de la práctica médica. Los profesionales de la Medicina confiaban mucho más en la química. No obstante y como decíamos antes, al término de esta época resurgen determinadas ramas de la especialidad, y se establecen las bases e indicaciones de la Climatoterapia ; y al descubrirse las zonas invisibles limitantes del espectro visible y sus acciones biológicas, FINSEN establece las bases de la Fototerapia. Pero existe, además, otra razón más importante del manifiesto resurgimiento de la especialidad y, en particular, del nacimiento de algunos de sus nuevos capítulos. A principios del siglo xix, asistimos al viraje conceptual de ios escolásticos medievales, sobrepasados con el advenimiento del método experimental, que cobra forma y cuerpo de doctrina y se consolida en la llamada Física clásica, de la que conservamos todavía buenos capítulos dentro de nuestros actuales conocimientos. Es la plasmación del resurgimiento occidental después de un período de decadencia y transición, con la sola salvedad de la época científica arábiga. Al reunirse a través de infinidad de esfuerzos individuales que, a menudo, carentes de sistematización, convergían hacia un mismo fin, la mayoría de conceptos establecidos, y analizando los problemas que estaban planteados, vemos aparecer, casi simultáneamente, durante un período de diez años, nuevas, poderosas y, ya totalmente maduras, varias corrientes de pensamiento científico : y, en virtud, por lo general, de la inspiración de un espíritu superior, se instituyen ramas completas del saber. Es ésta una época de extraordinaria floración de científicos que permite la realización del progresivo salto dentro de la misma generación (1815-1825). Ya con anterioridad, COUUJMB había estudiado las leyes de la Electricidad y el Magnetismo, aunque sin señalar la estrecha relación existente entre ambas. Pero, en 1820, OERSTED descubre casualmente el Electromagnetismo, y sólo dos meses después, como fruto de esta observación, AMPÉRE establece perfectamente los principios y leyes de la Electrodinámica, que completa posteriormente FARADAY con el estudio de los fenómenos de la inducción. La teoría corpuscular de NEWTON, desplazada por la ondulatoria de HUYGENS, a pesar de su genial intuición, débilmente sostenida, de los accesos, como germen y precursora de la actual mecánica ondulatoria, no se podía mantener. Los seguidores de NEWTON se baten en retirada, siendo, curiosamente, un médico inglés, YOUNG, quien les plantea las primeras dificultades, al establecer de manera indudable el principio de las interferencias. Mientras se plantean éstos y otros muchos problemas, surge el genio de FRESNEL, que aplacó los ánimos casi hasta nuestros días. Grabado de Peter Schenk (1660-1718) lir^::" i: "'"' ' " "-"-"•-•'-' -•-^R^^^feWBtf¿^i3^j:..>---.:. t.. . -I-.-^ÍIÍ-^ÍT-.IISÍCS^ÍÑÍ**-*** 0 ^^ "'^^ «El diálogo del espíritu humano con la naturaleza que es la ciencia», según palabras de BERGSON, parecía quedar plenamente colmado con las conquistas logradas en esta gloriosa época científica. Habíase erigido el edificio de la Física clásica que, empezando en GAULEO y pasando luego por NEWTON y LAPLACE, se cimenta aún más en FRESNEL, por no citar más que a éste. A mediados del siglo xix, DUCHENE determina los principios de la Electrofisiología del movimiento y, casi al mismo tiempo, Du BOYS RAYMON sienta las leyes de la contractibilidad muscular (1849). Más tarde (1860), FINSEN establece el tratamiento del lupus por las radiaciones que se encontraban más allá del espectro visible de la zona de las longitudes de onda corta, y veinte años más tarde aparecen los extraordinarios trabajos de E R B y de D'ARSONVAI,. Este último, discípulo de CLAUDE BERNARD, estudia las acciones de los agentes físicos en general, desde el punto de vista fisiológico. A fines de siglo, HORWEG emplea la descarga de los condensadores para la exploración de la excitabilidad neuromuscular. Aparece entonces el primer profesor de Clínica Electrorradiológica : BERGONIE. La gloriosa eclosión y el extraordinario desarrollo que conoció la Electrologia médica había de sufrir un duro golpe. Apartándose de las bases que cimentaron los progresos de dicha ciencia, no pocos la practicaron sin un criterio determinado, e incluso, en muchas ocasiones, sin conciencia, originándose un estado de opinión desfavorable en todos los círculos médicos, que cayeron, respecto a esta especialidad, en el más absoluto escepticismo, sabia lección que no podemos olvidar. A principios del siglo xx, la armazón de la Física clásica ••—la de G A L M O , NEWTON, LAPLACE y FRESNEL— fue sacudida en sus cimientos. Sorprende el unánime e impresionante desprecio hacia todo lo que había creado aquella ciencia y que había sido aceptado como definitivo durante casi tres siglos. La causalidad determinista, definidora de la Física clásica, al alcanzar uno de sus más maravillosos triunfos, ve aparecer el esbozo y germen de su gran enemigo, el indeterminismo. Mientras LAVERRIER descubre y determina la situación de Neptuno •—planeta cuya existencia se ignoraba— mucho tiempo antes de su reconocimiento directo, JOULE, en medio del más grande desorden organizado que es la movilidad molecular en los gases, reencuentra la ley de BOYLE-MARIOTTE ; así nace, en medio del determinismo físico, la indeterminista teoría cinética de los gases. El laplaciano espíritu determinista se encuentra de pronto con la incertidumbre, la más absoluta posibilidad dentro de la probabilidad estadística. Esta física nueva impone trascendentes virajes conceptuales, similares a los que acometieron los peripatéticos o escolásticos medievales al advenimiento del método experimental. Como decíamos antes, el salto fue preparándose paulatinamente, pero el momento en que, según los historiadores de la ciencia, se precisa, es exactamente el año 1900, con la exposición por PLANK de su teoría de los quantas de acción y la definición de su constante universal. Con PI^ANK nace el concepto de discontinuidad. Recientemente, DE BROGUE y SCHRÓDINGER establecen la noción de complementariedad, hasta completarse la tríada fundamental merced a las incertidumbres de HEiSENBERG. Veamos las evoluciones de este proceso. La disposición de los átomos en las moléculas del organismo se muestra bien distinta de la regularidad periódica de las organizaciones atómicas que hasta entonces habían investigado los físicos y los químicos. Resulta poco menos que inimaginable que leyes y funciones reguladoras conocidas puedan aplicarse a sistemas que no presentan la estructura de las que constituyeron la base de aquellas leyes y regularidades. Pero, por otra parte, cualquier interacción física debe poseer por sí misma un cierto grado de orden físico, es decir, que debe someterse a rigurosas leyes físicas. M. Curie dando una conferencia en la Sorbonne. (Composición de A. Cashigne) El gran ejemplo de esta dificultad de comprensión de los fenómenos físicos en la escala inferior y ya lejos del alcance del rigurosismo mecánico clásico, es el estudio del movimiento de agitación térmica inter e intra-atómico. Este, completamente ordenado en su desorden, se opone a su comportamiento ordenado tal como lo concebiríamos nosotros si sólo analizáramos un reducido grupo de átomos ; sin embargo, cuando, mediante las leyes estadísticas, pasamos a considerar una cantidad infinitamente grande de éstos, observamos que a su comportamiento le son aplicables muchos de los conceptos básicos de la Física. Controlando estos conjuntos con una exactitud proporcionada al incremento de la cantidad de elementos considerados, los acontecimientos adquieren un carácter cada vez más ordenado. Todas las leyes físicas y químicas aplicables, en cierto modo, al comportamiento del organismo frente a los agentes físicos, son de índole estadístico. Cualquier fenómeno de intercambio energético que se desarrolla en el ámbito celular implicará la intervención de un gran número de átomos y, en consecuencia, tales fenómenos sólo pueden comprenderse bajo rigurosa exigencia de la física estadística respecto a los grandes números. Iva Medicina no escapa a esta revolución conceptual científica, y, con la cuantificación del átomo por BOHR, surge la incipiente mecánica biológica cuantificada, cuyo gran postulador es JORDÁN y, últimamente, SCHRODINGER, con su célebre libro. Por encima de esta corriente evolucionista en el conocimiento médico, encontramos la definitiva toma de posición de la esfera sensorial afectiva y el nacimiento de una medicina total que pretende llenar las escasas lagunas conceptuales. Clínicamente, debemos hoy observar al enfermo, en forma total, desde su esfera sensorial afectiva •—pasando por sus antecedentes remotos y próximos^—, hasta llegar al análisis de su más íntima biología, mediante las más sutiles exploraciones metabólicas y funcionales. Ya hemos visto cómo, a remolque del progreso físico del primer cuarto del siglo pasado, se desarrolló uno de los M. y Mm, Curie experimentando sobre radium. nuevos capítulos de la especialidad, hecho de enorme significación si tenemos en cuenta una particular circunstancia que aquella contracorriente de opinión escéptica ante la Electroterapia mal comprendida, y con peor estado de conciencia practicada, ocasionó un pasajero declive de la especialidad, cuyas reminiscencias todavía perduran, forzoso es reconocerlo, en alguno de nuestros medios. Creemos necesario, por ésta y otras razones, analizar tal contingencia. Constituye lo dicho una razón fundamental para que sopesemos la oportunidad y conveniencia de lanzarnos a determinadas aventuras, que tan fácilmente pueden acometerse en el movedizo terreno de nuestra especialidad. Finalmente, a raíz y remolque de \os dos grandes descubrimientos que hoy constituyen el más importante capítulo de la especialidad, los de ROENTGEN y BECQUERET-CURIE, y con los complementarios de RUTHERFORD, MOSELE^, COMPTON, etc., llegamos a la época actual, tan rica en hechos significativos y trascendentales que sería imposible analizarlos debidamente dada la necesaria brevedad de este trabajo. Además de lo considerado en esta revisión histórica y de nuestras palabras sobre la prudencia científica, otro hecho merece nuestra atención. El gran avance científico logrado a principios del siglo pasado, coincide significativamente con una época de retorno a la normalidad después de una profunda alteración de valores : la difusión de las ideas de la Revolución Francesa y el final de las guerras napoleónica. ¿No estaremos actualmente en un momento parecido, dado el extraordinario progreso actual del conocimiento científico? La misma inquietud científica que, aun en sus más modestos aspectos, estamos viviendo, ¿no indica un trastueque de valores? No cabe duda de que este sentir se manifiesta pujante en nuestra Patria, dado que la juventud que vivió nuestra guerra se halla ahora en el umbral de la madurez de sus funciones activas. En nuestra Patria la especialidad posee ya una sólida tradición y, a nuestro entender, ha alcanzado suficiente madurez para adquirir el necesario nivel científico. Hace ya cuarenta años, RECASENS y CONILL publicaron un magnífico libro de Terapéutica Física, que, aun cuando contiene casi exclusivamente indicaciones clínicas, es muy completo. Más recientemente, han aparecido obras de los hermanos RATERA, especialmente dedicadas a la radiología, del citado RECASENS, y otras del también mencionado CONILL. La misma Cátedra, hermana del doctorado que en la Universidad Central desempeña el profesor C. Gil, y GIL, cuenta ya con dos notables antecesores. La Cátedra de Terapéutica Física de Barcelona, con casi medio siglo de existencia, más de la mitad del cual bajo la personal dirección de su primer profesor el Dr. Don V. Canilla Riera, es otro eslabón. Hemos de recordar en este momento al antiguo profesor de Terapéutica de la Facultad de Medicina de Barcelona, el profesor CARULLA, por el notable impulso que dio a la creación de los servicios de nuestra especialidad. Aparte de los servicios universitarios, destacan en España determinadas instituciones dotadas de importantes centros de Terapéutica Física, de las que recordaremos algunas : el Instituto del Cáncer de Madrid, cuya sección de la especialidad dirige el Profesor GIL y GIL ; la del Instituto del Cáncer de Guipúzcoa y el de la casa de Salud de Valdecilla, así como el departamento del Cáncer Hospital de Santa Cruz y San Pablo de Barcelona. CONCEPTOS Los antiguos definían el concepto como «simplex apprehensio rei». El P. SUÁREZ, en su «Introducción a la metafísica», afirma «que el concepto es.el acto mismo por el cual el entendimiento concibe una cosa». Por vía de los conceptos diferenciales, se llegó a la definición de la Terapéutica Física, como especialidad destinada a ex- poner aquellos conceptos involucrados en la aplicación de los agentes físicos en terapéuticas), separándola de todos aquellos otros capítulos de la Medicina Física que se refieren a las maniobras de exploración diagnóstica. Debemos revisar analíticamente este concepto general por entender que es necesaria su discusión. Ante todo, pues, debemos enfocarla desde distintos puntos de vista a fin de que la representación de aquello cuyo concepto nos interesa perfilar sea más clara. Como dice BALMES, «el ver sólo desde un ángulo, acaba por conducir a resultados extravagantes». Entendemos que es necesario fijar claramente el concepto que, en el terreno práctico, merece nuestra definida orientación profesional. ¿Podemos considerar ésta como una especialidad práctica? LETAMENDI dice que especialización es «la aplicación de toda Ciencia a una rama particular del saber». Pe acuerdo con la orientación que se sigue actualmente, podríamos decir que un especialista es el que cada vez sabe más de una cosa más reducida ; que es un gran mal que, bien encauzado, puede ser un gran bien. Por esto dijo CHAMPY que «la especialidad en la práctica resulta un grado inferior del arte cuando no viene fecundado por los conocimientos generales ; y, por el contrario, es la perfección cuando constituye el conocimiento de la ciencia sistematizada». Sólo concebimos la especialización fundamentada en el vasto y armónico conocimiento de las más variadas disciplinas médicas. Las corrientes de especialización son un hecho común a todas las ciencias. Pero, si, en determinadas ramas de la medicina existen válidas razones para justificar la especialización —y aun la subespecialización—, no aparecen tan claras dichas razones cuando hacen referencia a la terapéutica física. Pues esta rama específica no se circunscribe tan sólo a un sistema terapéutico, al estudio de un órgano, de un grupo de enfermedades o de una concreta enfermedad. El contenido de la Terapéutica Física se sustenta en la posesión de un conjunto de conocimientos presididos por el denominador común de la aplicación práctica de parte de un ciencia pura, la Física. Y, desde el punto de vista terapéutico, en un complejo de agentes y medios físicos, cuya presencia observamos normal- CONCEPTO HISTÓRICO DE I A TERAPÉUTICA FÍSICA mente en. la naturaleza. En su aspecto práctico, la especialidad dirige la acción de estos medios a las distintas manifestaciones patológicas, susceptibles de ser influidas por ellos. El contenido de la Terapéutica Física, como especialidad práctica profesional, cobraría tal volumen que sólo medianamente podría dominarse. Por ello, y también por razones de vocación personal, se elige la subespecialización, sin que quiera significarse, que en su esencia y fundamentos generales, no existan unos principios comunes a todos o la mayoría de sus capítulos. Siendo la Terapéutica Física, como parte de la Medicina Física, una de las ramas de la Medicina de más conocido antiguo, sorprende cuan empíricas han sido hasta hace poco sus bases. Hoy, por el contrario, con el impetuoso avance de los conocimientos fundamentales, físicos y biológicos, y su sedimentada estabilización, vemos esta rama del saber de bien distinta manera. A principios de siglo, la fisioterapia clásica estaba reducida a unos esbozos disgregados de la especialidad, a una electrología limitada (por muchos mal comprendida, pero aplicada por otros), a los inicios de la fototerapia empírica, a los de una radiología rudimentaria, más peligrosa que útil, y, finalmente, a unos conocimientos muy simples de los demás agentes físicos : clima, aguas minerales, mecanoterapia, etc. En lo que va de siglo, la Terapéutica Física ha progresado enormemente. Bastan, para justificarlo, los descubrimientos de la radiactividad natural y de la artificial, así como la aplicación de diversas radiaciones ionizantes corpusculares, producidas por los grandes aceleradores de partículas. La misma Roentgen terapia ha alcanzado un punto culminante en su desarro lio. La Electroterapia ha entrado en un nuevo período, gracias a un más perfecto conocimiento de las bases fisiológicas, y la Fototerapia ha entrado francamente en el campo de lo científico. Así, todos los capítulos de la Fisioterapia han llegado a metas, hace relativamente poco, inesperadas, que prestigian la materia médica propia de esta especialidad, con el respeto y la consideración clínicas. La Terapéutica Física, en sus inicios, se regía por leyes aproximadas, medidas de comparación arbitrarias, y técnicas imprecisas. Todo cuanto se había establecido, con escaso fundamento científico, se basaba en meras intuiciones, apoyadas, en el mejor de los casos, en una reiterada observación empírica. Por el contrario, hoy día se sigue un camino más sólido y seguro, fruto de una vasta y bien fundamentada investigación.