F O R O SO B R E V I O L E N C I A SE X U A L Y F E M I N I C I D I O D U R A N T E E L CONFLICTO ARMADO EN GUAT E MALA Promovido en el marco de la Iniciativa de las M ujeres Premios Nobel de la Paz Guatemala, 14 de junio de 2012 Ponencia: O bligaciones de los Estados frente al derecho internacional en materia de violencia de género. Paloma Soria Montañez, abogada y coordinadora de la línea de trabajo Crímenes Internacionales de Género GH:RPHQ¶V/LQN:RUOGZLGH1. En diciembre de 1999, un grupo de organizaciones no gubernamentales de España y Guatemala encabezadas por la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú presentaron ante la Audiencia Nacional de España una querella en contra de ocho altos oficiales guatemaltecos, entre ellos, el general Efraín Ríos Montt, quien ejerció la presidencia de facto de Guatemala entre 1982 y 1983, por los delitos de terrorismo, genocidio y tortura. La presentación del caso, a pesar de que los hechos habían ocurrido en Guatemala, fue posible gracias al principio de Justicia Universal. Este principio contribuye a evitar que las violaciones de derechos humanos queden en la impunidad. Permite que los tribunales investiguen y juzguen los más graves delitos y violaciones de derechos humanos, sin importar la nacionalidad de la víctima o de la persona que presuntamente ha cometido el crimen, ni el territorio en el que fueron cometidos. El espíritu de la Justicia Universal es que hay crímenes que son ofensas para toda la humanidad en su conjunto y por ello los Estados deben perseguir e investigar esos crímenes, incluso aunque hubieran sido cometidos fuera de su jurisdicción, como son el genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y la tortura. En septiembre de 2005, el Tribunal Constitucional español determina que España es competente para investigar los crímenes ocurridos en Guatemala bajo el principio de 1 :RPHQ¶V/LQN:RUOGZLGHWLHQHRILFLQDVHQ0DGULG(VSDxD\%RJRWi3DUDPiVLQIRUPDFLyQYLVLWDU www.womenslinkworldwide.org. Justicia Universal2 y el Juzgado Central de Instrucción nº 1 de la Audiencia Nacional inicia la investigación. En ese marco, en junio del año 2009, de la mano de la organización Centro de Justicia y Responsabilidad, :RPHQ¶V/LQN:RUOGZLGHpasa a integrarse junto a las organizaciones que denuncian ante la Audiencia Nacional lo ocurrido en Guatemala. Nuestra incorporación al caso tenía dos objetivos concretos: por un lado, visibilizar los crímenes de los que habían sido víctimas específicamente las mujeres y niñas indígenas durante el conflicto armado y el uso de la violencia contra ellas como medio para la destrucción de las comunidades y las familias y; por el otro, pedir que esos crímenes se investigaran, y se juzgara y condenara a los autores. (QHOPRPHQWRHQTXH:RPHQ¶V/LQNVHVXPDDOSURFHVRKDEtDQWUDQVFXUULGRdos años y varios meses desde que la denuncia fue admitida y alrededor de 30 personas, entre sobrevivientes y peritos, habían declarado ante el Juzgado. Asimismo, numerosas pruebas documentales habían sido aportadas a la causa. Frente a esta situación, el primer paso que se tomó fue analizar todos los testimonios, peritajes de personas expertas y material documental que existían en la causa y que podían dar elementos para probar los crímenes de género. Esta labor nos permitió advertir que si bien ninguna de las personas que había declarado ante el tribunal había sido nunca preguntada por los crímenes ocurridos contra las mujeres y niñas, en la mayoría de los relatos y algunos de los peritajes expertos se reflejaba la violencia sexual ocurrida durante el conflicto. :RPHQ¶V/LQNVROLFLWyODampliación de la querella criminal como resultado del análisis de toda esa investigación y como parte de la estrategia legal también se solicitó al tribunal la presentación de dos peritajes en violencia de género que fueron inmediatamente admitidos. Era la primera vez en el marco de los casos de justicia universal en España que se presentaban dos peritajes en materia de violencia de género, los cuales fueron elaborados por Patricia Sellers y María Eugenia Solís, que dieron al tribunal las claves para comprender qué impacto tuvo la violencia contra las mujeres y niñas, y como consecuencia para sus familias y comunidades, y cómo los Estados están obligados a perseguir y condenar esta violencia. 2 Sentencia del Tribunal Constitucional 237/2005, de 26 de septiembre. Los peritajes fueron aportados por escrito al tribunal en mayo de 2011 junto con el escrito de ampliación de querella, que analizaba la violencia que habían vivido las mujeres y niñas durante el conflicto, consistente principalmente en violaciones, esclavitud sexual y desplazamiento forzado. En definitiva, una violencia contra la mujer que no fue sólo un ataque a la integridad física, sino a la integridad moral y psicológica de quienes la sufrieron; y que no sólo afectó a las mujeres, sino que afectó a familias y comunidades enteras que fueron totalmente desestructuradas y destruido su tejido social y cultural. El 7 y 8 de junio las expertas acudieron a ratificar y exponer su peritaje personalmente ante el tribunal. Como consecuencia de esta doble estrategia implementada (ampliación junto con peritajes) dio frutos y el 26 de julio de 2011, el magistrado Santiago Pedraz, titular del juzgado de Instrucción nº 1 de la Audiencia Nacional, emitió un Auto donde afirmaba que la violencia ocurrida contra las mujeres fue constitutiva de crimen de genocidio y de tortura, y que éstos crímenes debían ser investigados. Era la primera vez que un tribunal nacional afirmaba la obligación de los Estados de investigar y sancionar los crímenes internacionales de género que constituyen genocidio3. La extraordinaria relevancia de esta decisión radica en que históricamente los crímenes de género, es decir aquellos que se cometen contra las mujeres por el hecho de serlo o que se cometen contra ellas de manera particular en contextos de violaciones masivas de derechos humanos, eran considerados atentados al honor a la familia, al honor masculino u ofensas privadas, y eran vistos como daños colaterales en los conflictos armados que quedaban en la total impunidad. No obstante, desde mediados de los años ¶gracias al esfuerzo de las organizaciones de mujeres, la comunidad internacional, incluyendo a los Estados que la integran, reconoció la necesidad de garantizar la persecución y condena de este tipo de violencia por parte de las jurisdicciones nacionales e internacionales. 3 Para información sobre el procedimiento ante los tribunales españoles, la estrategia legal para la persecución de los crímenes de género y acceso al Auto de 2 de julio de 2011, visitar: http://www.womenslinkworldwide.org/wlw/new.php?modo=detalle_proyectos&tp=proyectos&dc=22 En la actualidad hay una percepción clara de la gravedad y el impacto negativo de los crímenes de género, y así lo establece tanto el Derecho Internacional de los Derechos Humanos como el Derecho Penal Internacional y el Derecho Internacional Humanitario, que coinciden al señalar que esa violencia contra la mujer está prohibida y debe ser condenada. Así, en el marco del derecho internacional de los derechos humanos la violencia contra la mujer supone una forma de discriminación por género. La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer4, conocida como CEDAW por sus siglas en inglés, establece en su artículo primero que el término µGLVFULPLQDFLyQFRQWUDODPXMHU¶GHQRWD toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera´ Por su parte, en los últimos años el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha emitido una serie de resoluciones sobre Mujer, Paz y Seguridad donde se hacen recomendaciones y solicitudes a los Estados. La primera de ellas fue la Resolución TXH³subraya la responsabilidad de todos los Estados de poner fin a la i mpunidad y de enjuiciar a los culpables de genocidio, crímenes de lesa hum anidad y crímenes de guerra, especialmente los relacionados con la violencia sexual y de otro tipo contra las mujeres y las niñas´5. Posteriormente, las Resoluciones 1820 y 1889, afirmaron que los Estados son responsables de poner fin a la impunidad y enjuiciar a los culpables por los actos de violencia cometidos contra mujeres y niñas6. 4 Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer [en línea]. Naciones Unidas, 18 de diciembre de 1979. http://www2.ohchr.org/spanish/law/cedaw.htm Esta Convención fue ratificada por Guatemala el 12 de agosto de 1982. 5 Resolución 1325 (2000) [en línea]. Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 31 de octubre de 2000. Párrafo 11. http://www.un.org/womenwatch/ods/S-RES-1325%282000%29-S.pdf. 6 Resolución 1820 (2008) [en línea]. Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 19 de junio de 2008. Párrafo 4. http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=S/RES/1820%282008%29&lang=S; Resolución 1889 (2009) [en línea]. Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 5 de octubre de 2009. Párrafo 3. http://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=S/RES/1820%282008%29&lang=S. A este respecto, hay que destacar que recientemente el Comité CEDAW contra la discriminación de la mujer, ha reiterado su apoyo a las mencionadas Resoluciones y ha pedido a los Estados Parte de la Convención que las apliquen. En concreto, la CEDAW KD VHxDODGR TXH XQ PHFDQLVPR SDUD ORJUDUOR HV HQ FRQFUHWR ³ iniciar investigaciones nacionales, prestando atención a la violencia sexual ´7. Junto a este marco internacional, en el sistema interamericano la discriminación y violencia de género también están prohibidas y condenadas. Así, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer 8, conocida como Convención de Belem do Pará, reconoce en su preámbulo que la violencia de género es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres y establece el derecho de las mujeres a ser libres de toda forma de discriminación y a ser valoradas y educadas sin patrones estereotipados. En esta línea, la Comisión y la Corte Interamericanas han señalado la obligación de investigar los hechos de violencia contra mujeres y niñas en los conflictos. Destacamos en este sentido la sentencia de la Corte Interamericana en el caso de la Masacre de las Dos Erres donde condena a Guatemala. En esta sentencia la Corte explica que: ³la falta de investigación de hechos graves contra la integridad personal como torturas y violencia sexual en conflictos armados y/o dentro de patrones sistemáticos, constituyen un incumplimiento de las obligaciones del Estado frente a graves violaciones a derechos humanos, las cuales contravienen normas inderogables (jus cogens) y generan obligaciones para los Estados como la de investigar y sancionar dichas prácticas´9. 7 Ver: http://www.iidh.ed.cr/BibliotecaWeb/Varios/Documentos/BD_1772120041/Resolucion%201325%20CE DAW.html 8 Convención Interamericana para Prevenir, S ancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer [en línea]. Organización de los Estados Americanos, 9 de junio de 1994. http://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-61.html Esta Convención fue ratificada por Guatemala el 4 de abril de 1995. 9 Corte IDH. Caso Masacre de Las Dos Erres vs. Guatemala . Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C. No. 211. Párrafos 138-141. Esta violencia contra las mujeres también ha sido condenada por el Derecho Penal Internacional y el Derecho Internacional Humanitario. En este sentido, hay que destacar la labor del Tribunal Penal Internacional para la Ex-Yugoslavia10, creado en 1991, y el Tribunal Penal Internacional para Ruanda11, creado en 1994, por su lucha para condenar la violencia de género. Estos fueron los primeros tribunales que declararon responsabilidad individual por crímenes de género cometidos contra mujeres y niñas. Posteriormente, el Tribunal Especial para Sierra Leona continuando la labor de estos tribunales, también ha contribuido a condenar los crímenes de género. Entre otras, podemos destacar las sentencias del Tribunal de Ruanda en el conocido caso Akayesu, donde se condena por primera vez el crimen de violación como tortura, de violación como crimen de lesa humanidad y violación como genocidio12, y las del Tribunal para la Ex±Yugoslavia en los casos Kunarac y Furundzija , donde se condenan por primera vez los crímenes de esclavitud, incluida la que conlleva actos sexuales, como crimen de lesa humanidad13 y violación como crimen de guerra14. Por su parte, el Tribunal Especial para Sierra Leona15 que condenó por primera vez el crimen de matrimonio forzado como lesa humanidad16. La labor de estos tribunales, integrados entre otras por juezas y fiscales expertas en género, junto con el trabajo de numerosas organizaciones de mujeres de todo el mundo, impulsaron a que el Estatuto de Roma por el que se crea la Corte Penal Internacional17 10 El Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia fue instituido a través de la Resolución 827, de 25 de mayo de 1993, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para juzgar a los presuntos responsables de las graves violaciones del derecho internacional humanitario cometidas en la exYugoslavia desde el año 1991. 11 El Tribunal Penal Internacional para Ruanda fue creado de conformidad con la Resolución 955, de 8 de noviembre de 1994, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para juzgar a los presuntos responsables de actos de genocidio o de otras graves violaciones del derecho humanitario cometidas en Ruanda entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 1994. 12 Prosecutor v. Jean Paul Akayesu: case number ICTR-96-4-T. Tribunal Penal Internacional para Ruanda, 2 de septiembre de 1998. Párrafos 597, 695 y 731. 13 Prosecutor v. Kunarac, et al.: case number IT-96-23-T. Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, 22 de febrero de 2001. Párrafos 539 y 883. 14 Prosecutor v. Furundzija: case number IT-95-17/1-T. Tribunal Penal Internacional para la ExYugoslavia, 10 de diciembre de 1998. Párrafo 185. 15 El Tribunal Especial para Sierra Leona fue creado por el Gobierno de Sierra Leona y las Naciones Unidas por medio de la Resolución del Consejo de Seguridad 1315 (2000), de 14 de agosto, para juzgar a los responsables por las graves violaciones cometidas en dicho territorio desde el 30 de noviembre de 1996, en base al derecho internacional humanitario y de la legislación de Sierra Leona. 16 Prosecutor vs. Bri ma, Ka mara y Kanu: case number S C S L-04-16-T. Appeals Judgment, 22 de febrero de 2008. Tribunal Especial para Sierra Leona. Párrafos 195, 196 y 200. 17 La Corte Penal Internacional, que se rige por el Estatuto de Roma, adoptado el 17 de julio de 1998, es el primer tribunal permanente establecido para juzgar los crímenes de genocidio, lesa humanidad y crímenes de guerra que ocurren en la comunidad internacional. sea en la actualidad el tratado que condena el mayor número de crímenes de género como genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra. En el derecho internacional, las víctimas de las violaciones de los derechos humanos tienen derecho a: i) el respeto efectivo del derecho a saber, que entraña el derecho a la verdad, ii) el derecho a la justicia y, iii) el derecho a obtener reparación. Sin la completa garantía por parte de los Estados de estos tres derechos no puede haber recurso eficaz contra las consecuencias nefastas de la impunidad. Cuando un crimen no se condena, se está lanzando a la sociedad un mensaje de impunidad. Cuando un acto de violencia sexual contra una mujer o una niña no se investiga ni se condena, se está diciendo a la sociedad que pueden hacer lo mismo a otras mujeres y niñas. Los Estados no pueden permitir que esto ocurra, y deben acabar con la impunidad porque están obligados a ello. La Corte IDH entiende los derechos a la justicia, a la verdad y a la reparación como derechos sustantivos de las víctimas y sus familiares, cuya garantía corresponde al Estado18. Así, la Corte Interamericana ha señalado: ³ El derecho que tienen toda persona y la sociedad a conocer la verdad íntegra, completa y pública sobre los hechos ocurridos, sus circunstancias específicas y quiénes participaron en ellos, forma parte del derecho a reparación por violaciones de los derechos humanos, en su modalidad de satisfacción y garantías de no repetición. El derecho de una sociedad a conocer íntegramente su pasado no sólo se erige como un modo de reparación y esclarecimiento de los hechos ocurridos, sino que tiene el objeto de prevenir futuras violaciones´19. En este sentido, la investigación y condena de los crímenes ocurridos contra mujeres y niñas durante el conflicto que sufrió Guatemala es una obligación del Estado, tal y como 18 El concepto de un derecho a la verdad ha sido impulsado principalmente por la CIDH. La jurisprudencia de este organismo sobre el tema descansa, en parte, en dos instrumentos elaborados en el seno de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que son el Conjunto de Principios para la protección y promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad, y los Principios y Directrices Básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones de los derechos humanos a interponer recursos y obtener reparaciones. 19 Informe nº 37/00 [en línea]: caso 11.481. Salvador: Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 13 de abril de 2000. Párrafo 148. lo establecen los convenios y tratados que tales Estados han suscrito voluntariamente, y tal y como ha establecido la Corte Interamericana en la sentencia de la Masacre de la Dos Erres donde condena a Guatemala por no investigar los actos de violencia sexual contra las mujeres20. Además, la condena de los crímenes del pasado es un ejemplo de no impunidad para los crímenes que ocurren en la actualidad. Por otro lado, la justicia tiene la capacidad de ser reparadora. Las mujeres y niñas que fueron afectadas por el conflicto, porque fueron forzadas a desplazarse, sus compañeros y padres fueron torturados y desaparecidos y ellas sometidas a violaciones, esclavitud sexual y doméstica o uniones forzadas, deben escuchar de la justicia que lo que les ocurrió en el conflicto fue una violación de sus derechos humanos y que no va a existir impunidad. Y en base a ello, debe determinar las reparaciones adecuadas para las mujeres y niñas cuyos derechos fueron vulnerados durante el conflicto. Una justicia que no tiene en cuenta lo que ocurrió a mujeres y niñas es una justicia incompleta. Es por todo ello que jueces/zas, fiscales, abogados/as y todas aquellas personas que tienen un rol clave en los procesos ante tribunales por lo ocurrido en el conflicto armado en Guatemala, deben integrar las normas y pronunciamientos que en materia de justicia de género han establecido los diferentes tribunales, para acabar con la cultura de impunidad que contribuye a la violencia y discriminación sistemática contra la mujer y menoscaba la igualdad y la seguridad a la que tienen derecho todas las personas de la sociedad. Para concluir, únicamente hacer énfasis en que la discriminación y la violencia de género están prohibidas y los Estados, a través de jueces y juezas, fiscales y demás operadores jurídicos, tienen la obligación de prevenir que puedan volver a ocurrir y de promover justicia y reparación cuando ocurre. 20 Op. cit. Nota: 9.