BASURA Y MÁS BASURA INGRESA A NUESTROS DOMICILIOS Si usted, amigo lector, intenta comparar los índices de violencia entre estos últimos 15 años y los habidos hacen tres décadas hacia atrás, va a notar que en la actualidad esos índices han avanzado vertiginosamente. Ahora, si usted trata de comparar, para esos mismos periodos, la atrocidad y crueldad con la que se cometen, lo de ahora es exponencial respecto a los de la época anterior. Son variadas las causas. Desde la secuela violentista que nos dejó la guerra interna, hasta la debilidad y/o ambigüedad de las leyes para sancionar el delito, pasando por la existencia de jueces y fiscales involucrados en sonados casos de corrupción al liberar a prontuariados delincuentes, sin siquiera inmutarse por lo execrable de los delitos que esos magistrados deben encargarse de sancionar. Pero hay más, como causal hay que incluir, también, la apología del delito que hacen la mayoría de medios de comunicación masiva; sí apología del delito se llama. Veamos, en reiteradas ocasiones nos hemos ocupado de la prensa basura (escrita, radial o televisada), a la que indebidamente se le ha denominado “chicha”; esa es la prensa que a diario nos presenta en sus titulares, sonados casos de violaciones, asesinatos, filicidios, fratricidios, asaltos a mano armada seguidos de execrables asesinatos, etc., etc. Convierten casos de incontable criminalidad en casos emblemáticos. “La sangre vende”, deben razonar los editorialistas y directores de esa condenable prensa. Nos introducen en la vida privada de gentes que se convirtieron en víctimas o de despreciables criminales. Allí están los casos Feiffer, Llamoja, Espino, Ciro Castillo, entre otros “emblemáticos” a esto debemos llamarlo por su nombre: apología de la criminalidad. No contentos con esa subliminal defensa y difusión del crimen, se ocupan de “llevar a la pantalla” a casos muy sonados. Tenemos “La vida de Abencia Meza” o la vida de cuanto delincuente resultó con acciones mediáticas. El colmo de esta insanía de aquellos que fungen de periodistas es cuando se coluden con baratos y chabacanos productores de cine y/o televisión y, como en las actuales circunstancias, ”nos anuncian” la pronta puesta en TV de ¡¡“LA VIDA DE GRINGASHO”!! Qué gran ofensa para la inteligencia de los peruanos; qué tremenda y nauseabunda forma de ganarse la vida; qué bajísimo nivel cultural de esta gente que no tiene más cerebro para crear, innovar y proponer otro tipo de cine o televisión. ¿Qué hacen las autoridades para evitar semejante estupidez vestida de “arte”? ¿Qué hace la Asociación encargada de velar por la protección psicológica y emocional de los menores (ANDA)? ¿Es que acaso “todo vale” para ganarse unos frejoles? ¿Hasta cuándo los peruanos debemos soportar tanta ruina cultural? Todas estas preguntas no deberíamos estar haciéndonos, sino fuera porque hay un grueso segmento de población estupidizada con el bombardeo de esta dizque producción artística. Esto último lo demuestra la gran sintonía que tienen programas basura (con el rótulo de “entretenimiento familiar”) como “Al fondo hay sitio (torpes, diríamos mejor)”, “Esto es guerra”, “Combate” y otros bodrios creados, como se dice en la Ciencia de la Comunicación, en condición de producción narcotizante. Desde estas líneas se busca concientizar a la población a fin de que dejemos de consumir esa basura que ingresa a nuestras casas en forma de periódico escrito o de radio o de la muy sintonizada televisión.