Nº 12. En la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, a los 23 días de febrero del año dos mil dieciséis, se reunieron en Acuerdo los señores vocales de la Sala Tercera de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Laboral Dres. Ángel Félix Angelides, A. Ana Anzulovich y Eduardo Enrique Pastorino para resolver en autos: "UMERES, RAÚL ALFREDO C/CLUB ATLÉTICO CENTRAL CÓRDOBA S/COBRO DE PESOS" Expte. Nº 264 Año 2015, venidos en nulidad y conjunta apelación del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral de la Tercera Nominación de Rosario. Efectuado el examen del pleito se resolvió plantear las siguientes cuestiones: 1.- ¿ES NULA LA SENTENCIA RECURRIDA? 2.- ¿ES JUSTA LA DECISIÓN APELADA? 3.- ¿CUÁL ES EL PRONUNCIAMIENTO A DICTAR? Practicado el sorteo de ley resultó que la votación debía realizarse en el siguiente orden: Dres. Anzulovich, Pastorino y Angelides. 1.- A la primera cuestión. La Dra. Anzulovich dijo: El actor interpuso el recurso de nulidad (fs. 150). No siendo fundado en forma autónoma, conforme expresa disposición del art. 113 del CPLSF, corresponde declararlo desierto, en virtud de que la recurrente no cumplimenta con la carga respectiva (cfr. fs. 162/71). Al primer interrogante propuesto, mi voto es por la negativa. A idéntica cuestión, el Dr. Pastorino dijo: Comparto los fundamentos expresados por el vocal que me precede, por lo cual voto en su mismo sentido. A igual cuestión, el Dr. Angelides dijo: Advirtiendo la existencia de dos votos totalmente coincidentes, me abstengo de emitir opinión (art. 26 ley 10160). 2.- A la segunda cuestión. La Dra. Anzulovich dijo: La sentencia de primera instancia que lleva el Nº 1174 de 12/11/14, glosada a fs. 146/49 vta., a cuyos fundamentos de hecho y de derecho me remito en razón de brevedad, rechaza la demanda incoada por Raúl Alfredo Umeres, con costas. Difiere la regulación por honorarios. El actor demandante apela totalmente el acto decisorio a fs. 150. Concedido el recurso interpuesto, y elevadas las actuaciones a esta instancia, la recurrente expresa sus agravios conforme memorial de fs. 162/71. Corrido el pertinente traslado, la demandada no replica la presentación (cfr. fs. 173 y 178). LOS AGRAVIOS Las críticas del actor refieren a que la sentencia determina que entre las partes había un contrato de locación de servicios de índole deportivo amateur y no una relación de subordinación laboral, cargándolo con las costas. TRATAMIENTO DE LOS AGRAVIOS Adelanto que cotejados los agravios con el desarrollo argumentativo de la Sra. jueza de la causa, basado en las razones que expone y aplicando el derecho vigente, la recurrente no logra pasar el valladar de la mera disconformidad sin sustento gravitante como para considerar que el criterio sostenido en la primera instancia deba ser modificado. Por razones de método, y a fin de garantizar un examen sistemático del tema conflictivo, ahora en revisión, procederé a tratar conjuntamente los agravios; su vinculación íntima así lo dicta. 1. Quien recurre manifiesta agravio debido a que la judicante dispuso que no medió un típico contrato de trabajo entre el Club Atlético Central Córdoba (CACC, de aquí en más) y él, otrora director técnico de su 10° división de fútbol. Reputa errónea esta conclusión en tanto la demandada -dice- habría reconocido que había un contrato de locación de servicios oneroso y, aún así, la a quo encuadró al vínculo bajo la figura de "deporte amateur sin fines de lucro", siendo que -alegano sólo había contraprestación en dinero sino que también el club habría reconocido adeudarle los meses de febrero y marzo de 2009. Además de apuntar la supuesta incongruencia entre los reconocimientos de la demandada y lo sentenciado, el ex técnico se queja de la falta de examen de pruebas producidas y decisivas para desentrañar la subordinación económica que había en la relación, las que se describen a continuación: a) El contrato de locación de servicios acompañado por ambas partes. b) Carta Documento N° 116018466 enviada el 21/4/09 por el CACC, cuyo texto refiere la puesta a disposición de los honorarios. c) Título de Director Técnico Nacional de Fútbol. d) Informativa de la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF) que envía las planillas de partidos. e) Certificado del CACC a "Raúl Umeres por su destacada labor formando deportistas" de 14/12/07, fecha anterior -destaca- al contrato de locación de 27/01/09, y supuesto indicio de la relación "en negro". f) El reconocimiento, en la contestación de demanda, de que el club adeudaba los sueldos devengados de febrero y marzo 2009. En el segundo agravio, reprueba que la sentenciadora entendiera revertida la presunción del art. 23 LCT porque el demandante habría dirigido "divisiones inferiores" y que "la liga era amateur". En primer lugar, discrepa con el carácter de aficionado porque "...en el mundo del fútbol pese a que los clubes son asociaciones civiles estos manejan sumas millonarias y se nutren de la 'venta' de jugadores, sean mayores o menores. En última instancia, el apelante aclara que aún siendo la liga amateur y perteneciente a las divisiones inferiores, son cuestiones irrelevantes porque lo que se dirime es la relación entre el CACC y él, no la categoría en la que competía la institución. Por otro lado, el escrito impugnativo pone de relieve que, además de la presunción del art. 23 LCT, los testimonios habrían confirmado la subordinación técnica y jurídica, señalando que: tenía días y horarios predeterminados para las prácticas durante la semana y los partidos en los fines de semanas; el lugar de trabajo era el predio de Villa Gobernador Gálvez y los partidos en la sede o sedes de los rivales; usaba ropa de trabajo de la demandada. Se agravia, también, de que no estando controvertido que prestó tareas como director técnico a cambio de una remuneración, la judicante haya interpretado que hubo un "contrato de locación de servicios de índole deportivo amateur", que no existe normativamente y difiere de la postura de la demandada, es decir, contrato de locación de servicios oneroso (arts. 1623 y ss., Código Civil). En resumen explica que "...es incongruente la aplicación de un 'régimen amateur' al caso ya que el Sr. Umeres no prestaba sus tareas de forma desinteresada -léase, gratuita- sino que, como se probó, lo hacía con el fin -de lucro- de percibir $ 500 mensuales a cambio y porque su profesión era su medio habitual de vida...". El último agravio reside en que se le impongan las costas del juicio. 2. La médula del pleito radica en la calificación jurídica del contrato habido entre la entidad deportiva y uno de sus anteriores directores técnicos. La resolución judicial puesta en crisis aplicó la presunción sustantiva, ante el reconocimiento de la prestación de servicios, pero concluyó que "...la presunción del art. 23 cede, toda vez que las circunstancias analizadas respecto de la relación habida entre las partes no encuadran dentro de los términos del art. 21 LCT, esto es la subordinación económica, jurídica y técnica, mas considero a la misma dentro del engranaje descripto -en citas precedentes- respecto del deporte amateur" (fs. 149 y vta.). En esta instancia revisora, el dilema persiste y conduce ineludiblemente a recordar los orígenes de esta especial rama del Derecho, cuyo recorrido ya no es tan breve. Sanguineti Raymond, entre otros, acuerda en que la necesidad de delimitar el ámbito de aplicación de las normas laborales, mediante los elementos que identifican el objeto de protección de esta particular categoría negocial, no surge espontáneamente. En los comienzos de esta disciplina jurídica, la protección se orientó a los sujetos identificados con una situación económico-social sensible; la "cuestión social" de los trabajadores era lo suficientemente expresiva para dirigir la intervención estatal. El momento en que urge delimitar su esfera de competencia es cuando se desarrolla el ordenamiento jurídico-laboral, al extender su manto protector a sectores sociales más amplios. Ya no en función de la situación del sujeto que trabaja, sino atendiendo a la naturaleza del trabajo prestado, para así diferenciar el "trabajo asalariado" de otras modalidades receptadas en otros cuerpos normativos que todavía persisten (Sanguineti Raymond, Wilfredo, "Contrato de trabajo y nuevos sistemas productivos", Lima, ARA Editores, 1997, pág. 27). El catedrático de Salamanca menciona que el criterio de demarcación que se consolida jurisprudencial y, luego, legalmente en Europa es el de la subordinación o dependencia del trabajo a las órdenes o directrices del empleador. Y advierte que, aunque cause sorpresa, surgió como la respuesta de juristas de tradición civilista, Barassi como exponente principal, al "socialismo jurídico" que, en cambio, se sustentaba en la condición social proletaria. Para los primeros, el Derecho romano constituía la fuente principal de inspiración de los códigos vigentes, por lo que adaptaron el romano locatio conductio operarum ("locación de servicios", antiguo trabajo subordinado) a la situación creada por la revolución industrial. Para ello, el maestro italiano Barassi contraponía el anterior a la locatio conductio operis ("locación de obra", trabajo autónomo). Con ese sentido distintivo, se transformó a la subordinación jurídica en el elemento clave para la calificación del contrato de trabajo. La tutela no dependería de la situación económica del sujeto, sino que la tutela se dispensaría a la parte que se encuentra sometida al abuso, debido a la posición contractual de quien subordina su propio trabajo a las directrices del otro (ibídem, págs. 28 y ss.). Ahora bien, para no prolongar demasiado la exposición, lo que pondero es que, todavía en los presentes días, la dependencia persiste como caracterizadora del fenómeno objeto (arts. 4 y 21 LCT). La subordinación no se explica por sí misma, sino que es exigencia funcional indispensable para hacer efectivo los preceptos atinentes a una determinada forma de trabajo. 2.1. En estos términos, obligarse a prestar servicios no es sinónimo de obligarse a trabajar en sentido específico. Por empezar, las cláusulas primera y segunda de la locación de servicios -tantas veces citada- determinan la asunción de la dirección técnica de la categoría 10° de la División, pero no establece ningún compromiso horario (cfr. fs. 12 y 42). Precisamente, la jornada laboral es un instituto de tal importancia como nota de subordinación jurídica que fue la primera regulación de la Organización Internacional del Trabajo (Convenio N° 1). Destaco que la demandada negó en la audiencia de trámite que Umeres "...cumplía una jornada de trabajo los días martes, jueves y viernes de 18 a 20 horas y los días domingos de 14 a 16 horas generalmente" (cfr. fs. 48 y 52, posición 5°). No es cierto que el testigo Cantarutti compruebe ese hecho, ya que responde "no sé..." (fs. 58, pta. 4°). Curiosamente, Pintos manifiesta una franja mayor a la del demandante, 15 a 20.30, y Herrera otra distinta, 13 a 18.30 (cfr. fs. 58 vta. y 90, respondiendo a la 4°). Igualmente, aunque se entienda que corroboran esa dedicación horaria, lo valedero es que el poco tiempo relativamente empeñado -según la demanda- conspira contra la tesis del reclamante. Dentro de dicho contexto, tampoco es subordinación jurídica asistir a prácticas y partidos de fútbol ya que, en este asunto, no es más que la ejecución propiamente dicha del contrato de locación de servicio. La Corte Nacional ha distinguido acabadamente que aquélla no es equiparable al "control de la prestación", que existe en una serie de contratos de colaboración "...porque quien no puede hacer algo por sí mismo, lo delega en otro y lo controla" (CSJ, 1468/2011, "Cairone", considerando 9°). En el mismo precedente, el máximo Tribunal nacional descontó que la sola verificación de coordinación horaria sea indicativa de la dependencia (ibídem). Otro tanto acaece con el uso de la vestimenta del equipo, ya que no configura, en sí misma, injerencia esencialmente laboral. Caso contrario, y a título ilustrativo, la contratación de una promotora para un evento específico, sería trabajadora de la marca por utilizar el atuendo provisto. 2.2. Pero hay más evidencias en contra del haz de indicios que utilizo para dar respuesta a este "caso gris", en palabras de Adrián Goldin. Más allá de que la locación de servicios pacte la prestación dineraria bajo las denominaciones "remuneración" y "sueldo", la Corte Nacional define la subordinación económica -tipificante del contrato de trabajo- como un ingreso que permita la subsistencia del trabajador ("Cairone", considerando 8°; cfr. fs. 12, cláusula 3°). Por su lado, Umeres mantiene que existió un contrato laboral fuera del registro legal desde enero de 2006, no obstante se corrobora exclusivamente que empezó a devengar $ 500 mensuales desde enero de 2009 (cfr. fs. 48, posiciones 2°, 6° y 7°, y 52). Entonces, sin perjuicio de lo exiguo de la cifra, es todavía más inconsistente que se sugiera que un verdadero trabajador subsistió casi tres años sin remuneración, y -enfatizo- sin reclamo siquiera extrajudicial (en la misma línea, reenvío a mi voto en "GUZMÁN, VÍCTOR MARIO C/UABL SA S/COBRO DE PESOS LABORAL", Acuerdo N° 41 de 21/3/13). Esa misma pasividad es todavía más indicativa como comportamiento concluyente, debido a que Umeres confesó no prestar servicio para otra entidad deportiva, generando la razonable incógnita de cómo fue director técnico tanto tiempo sin ingresos. Téngase presente que el recurrente no ha dudado en exaltar su titulación de profesional, así como reniega de ser amateur, por lo que no convence que hiciese del fútbol su medio de vida. Desde la mirada opuesta, y a todo evento, la demandada mantuvo su tesitura sobre la contratación civil. En la misma misiva que cita el apelante, el club pone a disposición los "honorarios" adeudados, avisando de la alternativa de consignarlos judicialmente en el "Juzgado de Distrito Civil y Comercial", distinto del fuero laboral (cfr. fs. 66). Por lo demás, la impugnación parte de una premisa errónea. Confunde el galicismo amateur (aficionado) con la negación última de cualquier tráfico jurídico susceptible de apreciación patrimonial. En clave semántica, un deportista aficionado es aquel que lo practica sin volverlo medio de vida, ni más ni menos. Así como la locación de servicios es naturalmente onerosa, accidentalmente puede perder ese carácter por la intención del beneficio desinteresado (arts. 1627 y 1628, Cód. Civil). Del mismo modo, un emolumento poco significativo no trastoca la naturaleza civil de la contratación en una laboral, guiada por el fenómeno de la dependencia en sus tres aspectos: económica, jurídica y técnica. Lo expuesto, es el recto entendimiento que debe darse al razonamiento judicial anterior, y no la extravagante interpretación que insinúa una creación extralegal y pretoriana del "contrato de locación de servicios de índole deportivo amateur". Por lo tanto, desestimo los agravios, y propondré confirmar la sentencia venida en revisión respecto estas críticas insustanciales. 2.3. Cabe aclarar que la decisión contraria que tomó esta Sala en las causas afines "Muraca, Antonio" y "Klebcar, Nicolás", se debieron a la deserción tácita de las apelaciones del Club Atlético Central Córdoba, en consonancia con la carencia de crítica concreta y razonada a los argumentos del Juzgado de Distrito en lo Laboral de la Octava Nominación de Rosario (cfr. Acuerdos N° 339 y 349 de 2015). A la segunda cuestión, voto por la afirmativa. A similar cuestión, el Dr. Pastorino dijo: Coincido con las razones manifestadas, por lo cual voto en igual sentido. A igual cuestión, el Dr. Angelides dijo: Por análogas razones a las expresadas respecto de la primera cuestión, me abstengo de emitir opinión. 3.- A la tercera cuestión. La Dra. Anzulovich dijo: Corresponde: 1) Declarar desierto el recurso de nulidad. 2) Rechazar el recurso de apelación interpuesto por el actor, confirmando la sentencia en cuanto fue materia de recurso y agravios. Las costas de esta instancia se imponen al vencido (art. 101 CPL). Los honorarios de la Alzada se establecen en el 50% de los que se fijen en primera instancia (art. 19 de la ley 6767). A la misma cuestión, Dr. Pastorino dijo: Adhiero a la decisión propuesta por la Dra. Anzulovich, por lo cual voto en su mismo sentido. A igual cuestión, el Dr. Angelides dijo: Que habiendo tomado conocimiento de dos votos totalmente coincidentes, que hacen sentencia válida, me abstengo de emitir opinión (art. 26 ley 10160). Practicada la votación pertinente, la Sala Tercera de la Excma. Cámara de Apelación en lo Laboral; RESUELVE: 1) Declarar desierto el recurso de nulidad. 2) Rechazar el recurso de apelación interpuesto por el actor, confirmando la sentencia en cuanto fue materia de recurso y agravios. Las costas de esta instancia se imponen al vencido (art. 101 CPL). Los honorarios de la Alzada se establecen en el 50% de los que se fijen en primera instancia (art. 19 de la ley 6767). Insértese, hágase saber y, fecho, bajen. (Autos "UMERES, RAÚL ALFREDO C/CLUB ATLÉTICO CENTRAL CÓRDOBA S/COBRO DE PESOS" Expte. Nº 264 Año 2015). Fdo.: ANZULOVICH - PASTORINO - ANGELIDES (vocales), GUTIÉRREZ (secretario)