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EL DERECHO DE LOS CONSUMIDORES A LA INFORMACION*
BELIÑA HERRERA TAPIAS
Abogada Universidad Libre de Colombia, Candidata a Magíster en Derecho. Docente Investigador y líder del grupo de Derecho
Privado de la Corporación Universitaria de La Costa Universitaria “CUC”. bherrera3@cuc.edu.co. Directora del proyecto de
investigación: “El Derecho a la Información como derecho Básico de los Consumidores en Colombia”
ADRIANA BARRAZA ACOSTA
Estudiante de Derecho de décimo semestre, miembro del semillero de investigación de Derecho privado de la Corporación
Universitaria de la Costa CUC, auxiliar de investigación en el proyecto: : “El Derecho a la Información como derecho Básico de
los Consumidores en Colombia”
RESUMEN
La protección del consumidor juega un papel fundamental en cuanto a la competitividad de los
mercados nacionales, la adquisición de bienes y servicios y el equilibrio en la relación que se
genera entre productores, comercializadores, importadores y consumidores. Las economías más
productivas del mundo, lo son gracias a la estricta y rigurosa protección del consumidor, destinatario cada vez de una mayor y sofisticada oferta de bienes y servicios, a quien el sistema de protección le inspira la confianza suficiente para efectuar sus transacciones.
PALABRAS CLAVE:
Consumidor, productores, información, bienes, servicios.
ABSTRACT
Consumer protection plays a key role in the competitiveness of domestic markets, the acquisition
of goods and services and the balance in the relationship generated between producers, traders,
importers and consumers. The world's most productive economies, have become thanks to the
strict and rigorous consumer protection, recipient of an increasingly sophisticated and offer more
goods and services, to whom the protection system inspires the confidence to transact business.
KEY WORDS
Consumers, producers, information, goods, services.
INTRODUCCION
La Constitución de 1991, introdujo importantes cambios para la estructura política, económica,
organizacional y administrativa del país, lo cual ha hecho necesario adaptar las normas especiales
* Este articulo es producto de la investigación denominada “El Derecho a la Información como derecho Básico de los Consumidores en Colombia” Desarrollada en el marco de la línea de investigación de asuntos mercantiles de la Corporación Universitaria de la Costa “CUC”.
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y específicas de cada sector, a la organización básica y a los principios contenidos en la
carta política. El Estatuto 3466 de 1982,
desarrolla lo relacionado con los derechos de
los consumidores, sin embargo, esta normativa mantiene el espíritu de la Constitución de
1886, donde ésta protección se derivaba
directamente de los deberes sociales del
Estado, que facultan la intervención en la
distribución de bienes y servicios.
Además de responder a las necesidades de
los consumidores de la época en la que fue
expedido el Decreto 3466, éste fue concebido
para una economía cerrada con un modelo de
Estado proteccionista propio de la década de
los ochenta. Sin embargo, después del proceso de apertura económica e incursión de la
economía colombiana en los mercados mundiales, el mercado nacional se modificó
sustancialmente al presentarse nuevos flujos
de bienes y servicios de origen extranjero, y
la adopción de nuevos modelos de desarrollo
y crecimiento a partir de la potencialización
de ventajas competitivas
El actual decreto 3466 de 1982, sólo aborda
el tema de la información referente a los
bienes nocivos y a los perecederos, sin
embargo, tanto la información como la publicidad son aspectos fundamentales para orientar la toma de decisiones por parte de los
consumidores dado que es esta la forma en
que él conoce realmente las características y
propiedades de lo que está adquiriendo, su
forma de instalación, mantenimiento y uso,
por tanto es necesario reglamentar algunas
obligaciones para con el consumidor referente a los productos adquiridos, más allá de
aquellas a las que se refiere el actual Estatuto,
así como precisar las necesidades y cargas
probatorias y los parámetros de responsabilidad del anunciante respecto del contenido de
la publicidad.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
El derecho a la información se ha convertido
en una demanda central de la lucha de los
consumidores en todo el mundo. Es necesario partir del principio de que la información
plena sobre los productos y servicios es
básica para poder realizar un acto de elección
de manera consciente. Con el acelerado desarrollo tecnológico y la introducción de
nuevos productos y riesgos, el derecho a la
información es una demanda constante y
nunca cumplida en su cabalidad.
El consumidor tiene derecho a conocer la
composición de los productos, las características de los servicios, su calidad, su precio
real y los riesgos que pueden representar.
En Colombia, no existe una educación del
consumidor que le permita realizar un ejercicio consciente de sus derechos, a la vez que
existe un legislación escasa y poco coherente
con los principios filosóficos, económicos y
sociales vigentes en la actual constitución
política; pues bien existe la necesidad de
políticas y normas que eviten la introducción
de nuevos productos, sustancias o compuestos que pudieran representar un daño a la
salud o al medio ambiente en tanto no se
demuestre que no tendrán un impacto negativo a corto, mediano o largo plazo en los usuarios y consumidores de bienes y servicios.
“Si esto no ha sido notificado oportunamente
a los consumidores es porque no se ha cumplido el derecho a la información, a lo cual se
han opuesto los fuertes intereses económicos
que han influido en los órganos reguladores y
el poder legislativo, a través de poderosas
agencias de relaciones públicas, para limitar
la información que pueden obtener los consumidores, sabiendo que esto podría influir
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sobre el éxito económico de sus productos o
servicios”1.
La protección del consumidor juega un rol
fundamental en cuanto a la competitividad de
los mercados nacionales, estimula la adquisición de bienes y servicios y equilibra la relación que se genera entre productores, comercializadores, importadores y consumidores.
Las economías más productivas del mundo lo
son gracias a una estricta y rigurosa protección del consumidor, destinatario cada vez de
una mayor y más sofisticada oferta de bienes
y servicios, a quien el sistema de protección
le inspira la confianza adecuada para efectuar
sus transacciones. Igualmente, en la Constitución de 1991, los derechos de los consumidores se constituyen en un elemento esencial
dentro del marco del Estado Social de Derecho, particularmente en cuanto se encuentran
íntimamente relacionados con el respeto a la
dignidad humana, la prevalencia del interés
general, la función social de la propiedad y el
deber de las autoridades de la República de
proteger a todas las personas en su vida,
honra y bienes.
Por lo anterior, se requiere de un ejercicio
conciente por parte de los consumidores para
cambiar esta situación y poder ejercer plenamente el derecho a la información sobre los
productos y servicios.
elementos del derecho a la información que
tienen los consumidores y usuarios de bienes
y servicios. Asimismo se aplicó el método
analítico – descriptivo, para realizar un
análisis de las diferentes situaciones que se
presentan en el mercado, para caracterizar el
tema de la información como un derecho
fundamental para los consumidores.
LOS CONCEPTOS FUNDAMENTALES
DEL DERECHO DEL CONSUMIDOR EN
EL MERCOSUR.
El MERCOSUR, según NOBERT REICH
(1999), como todo proceso de integración
regional, procura primariamente facilitar los
procesos de intercambio de mercancías entre
los países involucrados y en sus estadios más
avanzados lograr una libre circulación de
bienes, personas y capital, es decir, un espacio interior sin fronteras.
Asimismo, todos los procesos de integración
han presentado una paradoja en el ámbito de
los derechos del consumidor, debido a que la
creación de espacios intrarregionales donde
los bienes puedan circular libremente producen, en general, mejoras en los precios y
calidad de los productos y servicios, beneficiando así a los consumidores, que ven mejoradas sensiblemente su capacidad de elección.
De ahí surge el siguiente interrogante:
¿En qué consiste el derecho a la información
como derecho básico de los consumidores?
METODOLOGIA.
Este proyecto se desarrolló mediante el tipo
de investigación jurídica, para dilucidar a la
luz de la normatividad y la doctrina, los
1. BOTANA GARCÍA, Gema y RUIZ MUÑOZ, Miguel. Curso sobre protección jurídica de
los consumidores. Ed. McGraw-Hill. Madrid, 1999. p.179
Por otro lado la apertura indiscriminada de
fronteras puede redundar en un perjuicio para
los consumidores de los países cuyos Estados
les brinden una protección más completa al
exigir los standards de calidad e información
veraz, en el momento que los tratados de
integración introducen cláusulas que impiden
a los Estados miembros, restringir el intercambio de bienes que no llenen los requisitos
de calidad e información al consumidor,
argumentando dar cumplimiento a normas de
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orden interno. La Comisión primera de
MERCOSUR en el V Congreso Internacional
de Daños en 1997, afirmo que en éste dilema
se halla inmerso el organismo internacional
(MERCOSUR), pues se debate en torno a la
premisa de cómo brindar una efectiva protección al consumidor en el MERCOSUR sin
que ello implique, al mismo tiempo, trabas a
la libre circulación de los bienes.
Ahora bien, consideramos que los argumentos desarrollados son suficientes para
convencernos que resulta necesario brindar
protección al consumidor que se halle en el
seno de un proceso de integración regional,
pero la cuestión es saber cuáles son los mecanismos más idóneos para hacer efectiva esa
protección.
Para NOBERT REICH (1999), Hasta el
momento los tres sistemas básicos elaborados son:
• La creación de órganos supranacionales
con capacidad de sancionar normas jurídicas de aplicación directa e inmediata, que
sean a la vez comunes y obligatorias para
todos los Estados partes.
• La aprobación de disposiciones comunes, uniformes y obligatorias en un Instrumento de Derecho Internacional Público,
léase Tratado Internacional o Protocolo.
• La aprobación, por parte de los Órganos
de Gobierno del Proceso de Integración,
de Directrices o Directivas en las cuales
se fijen parámetros mínimos a las cuales
deben adecuarse las disposiciones de los
derechos internos de los Estados parte.
Después de haber estudiado la regulación de
la protección de los derechos del consumidor
en el mercado sur se puede aseverar que
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todas las constituciones de Latinoamérica
han velado por la protección de los consumidores, esta constituye un ordenamiento
jurídico no codificado, integrado por normas
de Derecho público, constitucional, administrativo, procesal, del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos, del Derecho
Privado, Civil y Comercial, sin embargo, las
normas de Derecho administrativo, de vigilancia, control, sancionadoras, etc, son las
más numerosas y las destinadas a prevenir y
evitar daños a los consumidores y usuarios.
Por lo tanto, los derechos del consumidor
forman parte de los derechos humanos o son
derivados de los mismos, por lo que no deben
ser formulados ni protegidos por separado,
ya que estos forman un conglomerado de
derechos que deben ser consagrados en un
solo bloque constitucional.
Aunque los mecanismos instaurados por el
MERCOSUR han creado modestos instrumentos, que han sido reforzados por las
diversas constituciones, que en el caso de
Latinoamérica sostiene EMILIO BIASCO
(1991), que han procurado en particular
con relación al derecho de la información por
: “El equilibrio en las relaciones de consumo,
asegurando el respeto a los valores de verdad
y lealtad, sobre la base del principio de la
buena fe, A la protección eficaz contra los
riesgos a la vida, salud y seguridad del consumidor, y al medio ambiente, A la provisión de
servicios - incluidos los públicos - y
productos
en condiciones de calidad,
eficiencia y seguridad, Acceso al consumo
con libertad de elección, sin discriminaciones ni arbitrariedades, La promoción de
la educación para el consumo, e incentivo
a la creación y desarrollo en la región, de
entidades que tengan por objeto la defensa del consumidor, A una información
suficiente, clara y veraz, A la protección,
conforme la legislación vigente, contra publicidades inadecuada de productos y servi
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cios, A la facilitación del acceso a los órganos
judiciales, administrativos y a medios alternativos de solución de conflictos, mediante
procedimientos ágiles y eficaces, para la
protección de los intereses individuales y
difusos de los consumidores.
Es entonces como a pesar de no existir una
legislación unificada, se puede observar que
los intentos por la protección de los consumidores ha sido muy fructífero, porque se ha
logrado la educación por parte de los consumidores, en cuanto a la defensa de sus derechos y a la toma de conciencia en la defensa
de los mismos. También en cuanto a los
proveedores y productores se ha logrado que
estos tengan en cuenta las regulaciones y
garanticen la calidad de sus productos,
teniendo en cuenta la publicidad, y la información que tienen como deber constitucional
otorgar a los consumidores.
ESTATUTO DEL CONSUMIDOR EN
COLOMBIA- DECRETO 3466 DE 1982
El Estatuto del Consumidor contenido en el
decreto 3466 de 1982 en su articulo 14 consagra que “Toda información que se dé al
consumidor acerca de los componentes y
propiedades de los bienes y servicios que se
ofrezcan al público deberá ser veraz y suficiente. Están prohibidas, por lo tanto, las
marcas, las leyendas y la propaganda comercial que no corresponda a la realidad, así
como las que induzcan o puedan inducir a
error respecto de la naturaleza, el origen, el
modo de fabricación, los componentes, los
usos, el volumen, peso o medida, los precios,
la forma de empleo, las características, las
propiedades, la calidad, la idoneidad o la
cantidad de los bienes o servicios ofrecidos.
De igual manera se define la propaganda
comercial, como todo anuncio que se haga al
público para promover o inducir a la adquisi-
ción, utilización o disfrute de un bien o servicio, con o sin indicación de sus calidades,
características o usos, a través de cualquier
medio de divulgación, tales como radio,
televisión, prensa, afiches, pancartas, volantes, vallas y, en general, todo sistema de
publicidad.
En razón de estas normas, el proceso de
comercialización de un producto en Colombia conlleva el obligatorio cumplimiento de
las disposiciones en materia de información
al consumidor, la cual debe ser veraz y suficiente, sin importar la forma o el medio en
que la misma sea suministrada. En tal sentido, no se debe inducir a error al consumidor
sobre el origen del bien, sus componentes, el
modo de fabricación, las características, la
forma de empleo y el precio, entre otros.
De conformidad con el artículo 31 del decreto 3466 de 1982, “todo productor es responsable por las marcas y leyendas que exhiban
sus productos (bienes o servicios), así como
por la propaganda comercial de los mismos,
cuando su contenido no corresponda a la
realidad o induzca a error al consumidor”2 y
de ocurrir alguna de estas irregularidades hay
lugar a la imposición de las sanciones administrativas consagradas en el artículo 32 del
citado decreto, con la observancia del debido
proceso.
La protección del consumidor juega un rol
fundamental en cuanto a la competitividad de
los mercados nacionales, estimula la adquisición de bienes y servicios y equilibra la relación que se genera entre productores, comercializadores, importadores y consumidores.
Las economías más productivas del mundo lo
son gracias a una estricta y rigurosa protección del consumidor, destinatario cada vez de
una mayor y más sofisticada oferta de bienes
y servicios, a quien el sistema de protección
le inspira la confianza adecuada para efectuar
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sus transacciones.
En la actualidad, no existe en Colombia una
reglamentación específica sobre el régimen
aplicable a los contratos de adhesión en general, ni una protección suficiente para la persona adherente. No cabe duda que dichas
normas son necesarias y que deben hacer
parte del ordenamiento jurídico dedicado a la
protección de los derechos de los consumidores, especialmente, cuando éstos se encuentran en situaciones que los hacen aun más
vulnerables frente a los comerciantes oferentes de productos y servicios de forma masiva.
EL ORIGEN DEL PRODUCTO
La Decisión 486 de la Comisión de la Comunidad Andina señala que se entenderá por
origen del producto: un nombre, expresión,
imagen o signo que designe o evoque un país,
región, localidad o lugar determinado. Así
mismo consagra que “una indicación de
procedencia no podrá usarse en el comercio
en relación de un producto o un servicio,
cuando fuese falsa o engañosa con respecto a
su origen o cuando su uso pudiera inducir al
público a confusión con respecto al origen,
procedencia, calidad o cualquier otra característica del producto o servicio.
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que se le suministre al consumidor debe ser
veraz y suficiente, la información suministrada en un idioma diferente al idioma oficial
colombiano no cumple con el requisito de
suficiencia y eventualmente, podría inducir a
error, en la medida en que no será comprendida por el consumidor colombiano, cuyo
idioma es el castellano.
El Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, señala que el término
“suficiente” significa “bastante para lo que se
necesita, apto o idóneo. En este sentido, la
información relacionada con el origen, el
precio, las instrucciones de uso, los contenidos, los ingredientes, las precauciones de uso
del producto y, en general, toda información
que los productores, proveedores o expendedores suministren a los consumidores, a
través de cualquier medio, en relación con
sus productos, deberá ceñirse a lo dispuesto
por el decreto 3466 de 1982, so pena que se
le impongan las sanciones pertinentes, previa
investigación.
DERECHO A LA INFORMACIÓN
En este orden de ideas, habrá que entender
que es publicidad engañosa la indicación de
procedencia cuando se designe como tal un
país, región, localidad o lugar determinado,
cuando no corresponda al lugar de origen o
procedencia del producto o servicio.
SUSANA LAMBOIS (2009), considera que
Uno de los derechos más importantes y que
menos se conoce y se exige su cumplimiento
es el de la información. En la medida en que
se capte en toda su dimensión el correlativo
deber de informar de los proveedores, tanto
en la etapa precontractual como en el desarrollo de la relación jurídica, se evitarán múltiples frustraciones en la adquisición de
bienes y servicios, por lo que a su vez la
autora sostiene que:
Información en otros idiomas. Sobre este
tema debe tenerse en cuenta que, en Colombia, de acuerdo con el artículo 10 de la Constitución Nacional de Colombia de 1991, el
castellano es el idioma oficial. Por esta razón
y teniendo en cuenta que toda información
Debe exigirse información especial en torno a
productos o servicios peligrosos para la salud e
integridad del consumidor. De igual manera, cabe
ejercitar este derecho exigiendo los presupuestos
pertinentes en la contratación de servicios, es
decir el detalle del trabajo a realizar o el servicio
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da prestar, sus modalidades en cuanto al tiempo,
materiales a utilizar, garantía y costos.
La información comprende múltiples aspectos:
la composición del producto, en particular los de
consumo, la fecha de fabricación y de vencimiento, el empleo a dar al producto y en lo que
atañe a los créditos dinerarios, la información
sobre el total de la deuda, con los intereses,
recargos y multas, etc.
El derecho a la información se encuentra estrechamente ligado a la publicidad, aunque sus
objetivos sean diferentes: la información es un
servicio debido al cliente, un deber que es
necesario cumplir; la publicidad, en cambio,
apunta a la captación del cliente. La publicidad
se encarga de alimentar el espíritu consumista,
de manera que los anunciantes se encuentren en
condiciones de decirnos qué alimentos comer,
qué bebidas tomar, qué automóviles conducir.
De acuerdo a lo anterior, el usuario debe
tener en cuenta que existen dos clases de
publicidad la informativa y la persuasiva,
siendo ésta última la ausente en los diferentes
productos y servicios que encuentra en el
mercado y se encuentra ante una situación de
disyuntiva frente a la adquisición de los
mismos, ya que no posee los conocimientos
ni la información necesaria para poder adquirirlos con seguridad,
En tal sentido reitera SUSANA LAMBOIS
(2009), que además debe alertarse al consumidor acerca de la publicidad engañosa y
abusiva, que promete efectos milagrosos o
pondera inadecuadamente las cualidades del
producto sin que ellas se correspondan con la
realidad. De la misma manera, la publicidad
debe atender a la capacidad intelectual del
consumidor al que está destinada, de forma
de no confundir más al usurario o consumidor.
En el mercado existen productos con una
publicidad exagerada, por lo que el usuario
no prevé los daños o perjuicios que puede
causar, ya que ellos hacen uso de la función
del comercio, el cual consiste en adquirir
productos y servicios que le son benéficos,
en este sentido es importante destacar como
muchos productos ofrecen más de las bondades que pueden estar inmersas en el producto
como tal.
De acuerdo a lo anterior, es también importante que el consumidor tenga conocimiento
al derecho que tiene que el proveedor cumpla
con lo estipulado en la publicidad, ya que no
puede ser ingenuo o distraerse de lo que
muchos productos ofrecen, y que prometen
calidades especiales cuando en realidad no
las tienen.
En consecuencia el consumidor puede hacer
defensa de estos derechos mediante tutela o
acudiendo a las asociaciones de consumidores de sus respectivas localidades, ya que a
ellas les corresponde la protección de estos
derechos.
En Colombia existe la Confederación
Colombiana de Consumidores, la cual tiene
como función principal ayudar a la conformación de asociaciones y ligas de consumidores para garantizar los derechos de protección, educación, representación y el derecho
de informar y ser informados de los consumidores, sobre todo en la libre elección de
adquirir bienes y servicios.
Violación de la responsabilidad social en la
comunicación comercial.
VASQUEZ
FERREYRA (2002), considera que la publicidad no solamente es la posibilidad que
tiene el comerciante de dar a conocer sus
productos o servicios, incluso algunos opinan
que es un derecho constitucional en cabeza
del anunciante que se materializa en la libertad de expresión comercial. Las formas de
expresión comercial no pueden ser arranca-
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das de los demás eventos en los que se aplica
la libertad de expresión; pues aunque la
publicidad se diferencia de la libertad de
prensa en que no es una información imparcial, ya que de lo que se trata es de hacer
resaltar un producto o servicio sobre los
demás, obviamente tendrá que ser siempre
una posición parcializada, esto no quiere
decir que la libertad que tiene un comerciante
de dar a conocer las ideas sobre sus productos no tenga que ser protegida inclusive constitucionalmente.
El artículo 20 de la Constitución Colombiana
de 1991, no solamente obliga a los publicistas y comunicadores a informar con la
verdad, sino que también ata la libertad de
expresión comercial al principio de responsabilidad social, el cual ha sido interpretado
como el respeto por los demás derechos y
principios constitucionalmente consagrados,
es decir, la publicidad no puede vulnerar
principios tales como la paz, la dignidad, el
buen nombre, el respeto por la vida y los
valores inherentes a ella, entre otros principios constitucionales.
Cuando la Corte Constitucional se ha planteado la ponderación entre el derecho a la
libertad de expresión comercial y los derechos constitucionales en las sentencias T381/94 y C-010/00 se ha mantenido bajo esta
idea:
Corresponderá entonces al anunciante, en todo
caso, suministrarle al medio de comunicación o
al interesado las pruebas que permitan comprobar la veracidad de los hechos o situaciones
expresadas en el anuncio, razón por la cual es
indispensable en criterio de la Sala, que los
medios de comunicación realicen una tarea de
investigación, averiguación y verificación
acerca del contenido de los avisos de publicidad,
150
en orden a evitar que lo que se divulgue pueda
afectar en forma grave derechos fundamentales,
normas jurídicas, la costumbre o la moral. Y más
adelante en la misma providencia (T- 381/94)
plantea que: Es importante destacar, que no
obstante entre nosotros predomina constitucionalmente el principio según el cual la prensa es
libre, no quiere decir que se trata de un derecho
de carácter absoluto, sino que por el contrario,
está circunscrito a que en su ejercicio se respeten los derechos fundamentales de las personas,
dentro del marco de la responsabilidad social.
Cuando la información desconozca estos principios y afecte en concreto los derechos enunciados de la persona mediante una publicación,
anuncio o aviso que no sea cierto, real, veraz, o
sea inexacto o erróneo, el medio de comunicación estará en la obligación de rectificar el aviso
correspondiente. En caso que este se niegue,
será el juez quien estará facultado, previa
petición del interesado, para ordenar la rectificación si encuentra que hay lugar a ella”3
Aquí la Corte Constitucional, en primer lugar
reconoce la comunicación comercial como
un derecho fundamental ligado a la libertad
de prensa; en segundo lugar, pone como
límite a la comunicación comercial los derechos fundamentales y constitucionales. Esto
concuerda con lo que el autor colombiano
LUÍS GABRIEL BOTERO (2004), sostiene
acerca de la publicidad, al decir que la
responsabilidad social incorpora el respeto
por los derechos fundamentales; por lo que
“cuando se presenta un choque entre la libertad de expresión y los demás derechos
fundamentales, son estos el límite para el
primero, es decir siempre que la libertad
de expresión vulnere un derecho funda
3. Corte Constitucional, sentencia T-381 de 1994, en este punto hay que aclarar que, para la
Corte Constitucional en la mentada sentencia, el medio idóneo para preservar los derechos
fundamentales de los consumidores frente a la publicidad es la autorregulación; pues esta
permite controlar la constitucionalidad del mensaje antes que el mensaje sea emitido, ya que
si se permite esto, el derecho constitucional será violado y lo único que se podría hacer sería
pasar, bien, a la indemnización de perjuicios si diera lugar, o bien, a la rectificación del
anunciante frente a lo dicho. Nos interesa citar este extracto para mostrar cómo para esta
corporación se reconoce la violación que pueden hacer los publicistas de los derechos
fundamentales. Sobre el tema de la Autorregulación Publicitaria abordaremos más adelante
en este trabajo.
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mental debe ceder ante este.
Las situaciones de engaño. Desde el artículo 20 de la Constitución Política que consagra la libertad de opinión, prensa e información, se puede comenzar a construir la veracidad, como un principio general del derecho
publicitario q ue ha de irradiar las diferentes
leyes y reglamentos que se dicten sobre esta
actividad.
Distintas normatividades como la ley 256 de
1996, sobre Competencia Desleal, el Estatuto
de Defensa del Consumidor, la ley 30 de
1986 Estatuto Nacional de frir con ocasión
de la información falsa o engañosa que le es
trasmitida.
Como lo dice el autor colombiano JORGE
JAECKEL KOVACS (2003), la veracidad
como principio gene¬ral que rige la publicidad se centra en que aquello que se dijo sobre
un producto (bien o servicio), no debe ser
susceptible de inducir a engaño al consumidor. De esta forma se busca que en el mercado reine la realidad y la transparencia en la
competencia, protegiendo al consumidor del
engaño que podría sufrir con ocasión de la
información falsa o engañosa que le es
trasmitida.
El principio de veracidad no es absoluto, no
basta con que un mensaje publicitario falte a
la verdad para que sea considerado de plano,
engañoso; sino que este ha de ser revisado de
acuerdo a unos parámetros que permitan
concretar la capacidad que tiene el mensaje
para engañar al destinatario.
INFORMACIÓN, PUBLICIDAD Y PUBLICIDAD CON INCENTIVOS.
El actual decreto 3466 de 1982 sólo aborda el
tema de la información referente a los bienes
nocivos y a los perecederos, sin embargo,
tanto la información como la publicidad son
aspectos fundamentales para orientar la toma
de decisiones por parte de los consumidores
dado que es esta la forma en que él conoce
realmente las características y propiedades
de lo que está adquiriendo, su forma de instalación, mantenimiento y uso, por tanto es
necesario reglamentar algunas obligaciones
para con el consumidor referente a los
productos adquiridos, más allá de aquellas a
las que se refiere el actual Estatuto, así como
precisar las necesidades y cargas probatorias
y los parámetros de responsabilidad del
anunciante respecto del contenido de la
publicidad.
RESPONSABILIDAD POR DAÑO POR
PRODUCTO DEFECTUOSO.
En los apartes del Art. 24 y 24 del Decreto
3466 de 1982, en los que se refiere a idoneidad, además se consagra que la responsabilidad por daño por producto defectuoso es un
elemento básico en la protección al consumidor, que se funda en que el criterio de responsabilidad objetiva del productor permite un
justo reparto de los riesgos inherentes a la
producción técnica moderna por cuanto la
protección del consumidor exige que todo
aquel que participa en un proceso de producción responda por la integridad física y
bienes de aquel, atendiéndose a las condiciones de seguridad a que éste tiene derecho;
verbigracia el caso de los medicamentos que
causan enfermedades mayores o malformaciones genéticas.
PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS
Y JURISDICCIONALES EN COMPETENCIA DESLEAL.
El artículo 78 de la Constitución DE 1991
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dispone que “la ley regulará el control de
calidad de bienes y servicios ofrecidos a la
comunidad, así como la información que debe
suministrarse al público en su comercialización”. De lo anterior se deduce que es un
deber brindar información comercial al público; el público tiene derecho a ser informado
sobre lo comercial; la comercialización implica información; la información comercial es
un hecho lícito.
El decreto 2153 de 1992 la Superintendencia
de Industria y Comercio ha venido conociendo
de los asuntos de Promoción de la Competencia en ejercicio de facultades administrativas;
posteriormente, en razón de lo dispuesto en la
ley 446 de 1998, se dijo que tendría “respecto
de las conductas constitutivas de la competencia desleal las mismas atribuciones señaladas
legalmente en relación con las disposiciones
relativas a la promoción de la competencia y
prácticas comerciales restrictivas.
Las normas que atribuyeron tales facultades a
la Superintendencia fueron demandadas ante
la Corte Constitucional, quien concluyó
respecto de las mismas, que ellas atribuyen
tanto funciones de tipo administrativo (las
mismas que en prácticas comerciales restrictivas) como de tipo jurisdiccional (las mismas
que desarrollan los jueces) y que “no es
incompatible el ejercicio simultáneo de
funciones administrativas y judiciales por
parte de las Superintendencias, siempre y
cuando no se lesionen los derechos de los
sujetos procesales ni se comprometa la imparcialidad del funcionario que está administrando justicia”.
La Superintendencia de Industria y Comercio
acatando el fallo de la Corte expidió las resoluciones 33323, 33324 y 33325 de 2001 para
procurar ajustar internamente sus procedimientos al condicionamiento de la sentencia
referida, se requiere que tal delimitación de
procesos y de competencias se efectúe por vía
de norma superior que se ocupe debidamente
del tema, puesto que la solución que se ha
152
dado por vía de resolución no tiene ánimo de
permanencia, sino de provisionalidad debido a
las limitaciones legales de la Superintendencia
para regular la materia.
CONCLUSIONES
Los primeros esfuerzos para la regulación de
los derechos de los consumidores según las
directrices de 1999 de la ONU para la protección al Consumidor se basan en: Lograr que
los países puedan mantener la protección
adecuada de sus habitantes y consumidores,
Responder por las necesidades de los consumidores para garantizar la distribución de los
productos y los deseos de los consumidores,
Regular a quienes producen y distribuyen
productos para adopten medidas éticas para su
distribución, en el cual tengan como principal
objetivo el bienestar del consumidor, Fomentar la cooperación internacional en cuanto a la
protección del consumidor, La educación del
consumidor, e Interventoría por parte del
Estado y la administración en la regulación, de
inspección, de control o represiva.
Estas premisas indican que es deber del
empresario poner a disposición de los consumidores sus productos y servicios, velando
porque éstos contengan la información necesaria para la protección de su salud física, de
sus intereses y sobre todos de la economía de
los mismos, con el fin de procurar la defensa y
derechos constitucionales consagrados a favor
de los consumidores.
El deber del empresario, productor, se traduce
en una responsabilidad precontractual que
debe ser asumida con compromiso, pues bien
este deber de información se deriva del principio de la buena fe y de la lealtad comercial,
que nace desde los tratos preliminares, donde
particularmente existe una relación de hecho
basada en la recíproca confianza”4.
4. Academia Colombiana de Jurisprudencia. Consulta en Internet.
http://www.acj.org.co/activ_acad.php?mod=posesion+rengifo+garcia.
Barranquilla, Noviembre 30 de 2009. 4:30 p.m.
Advocatus, Edición especial Nº 13: 143 - 156, 2009 Universidad Libre Seccional Barranquilla
“Por tanto la información es la que configura
el principio de la buena fe, como una actividad
de cooperación, en la cual se vincula al deudor
a poner lo mejor de sí, a favor de los intereses
ajenos, y el consumidor por su parte, no debe
jugar un papel pasivo con la información, sino
por el contrario buscar la manera de participar
y hacer que esta información pueda influir en
su proceso de entrega de un consentimiento
pleno a la hora de la adquisición o compra de
los bienes o servicios que requiera para la
satisfacción de sus necesidades”5.
Ahora bien, si se tiene en cuenta que el consumidor goza de un pleno derecho a la información tal como lo señala el articulo 78 de la
constitución Política de Colombia de 1991 y el
decreto 3466 de 1982(actual Estatuto del Consumidor), estableciendo que la publicidad y
la información precisa e idónea por parte del
productor-empresario paso de un deber social
a un deber jurídico, pues son aspectos esenciales para la toma de la decisión en la compra
o adquisición de uno u otro producto o servicio, dada que la información es la que le
permite conocer las características, propiedades, uso y disfrute del mismo que requiere
para la satisfacción de una necesidad, por lo
que a su vez la norma prohíbe aquellos avisos,
marcas, propagandas que no den cuenta de los
componentes, naturaleza, fabricación, precios,
volumen, forma de uso, calidad o cantidad de
los bienes y servicios ofrecidos o que no
correspondan con la realidad. Por tanto la
protección al consumidor, obliga al productor
a garantizarle plenamente en la información
suministrada, las condiciones de calidad e
idoneidad de los productos, entendiendo que
idoneidad no es la forma con la que se puede
llegar a satisfacer una necesidad, sino que
además incluye las condiciones como debe ser
utilizado este producto para la adecuada satisfacción de las necesidad para la cual está destinado.
Finalmente cabe resaltar que la figura del
consumidor se ha vinculado con el damnificado, el adquiriente o contratante débil y por
tanto la administración pública debe promover
la plena realización de los derechos reconocidos por la constitución a este sujeto como el
derecho a ser representado, resarcido, informado y escuchado para garantizar la eficacia
en los procedimientos de salvaguarda de la
seguridad y la salud de los consumidores y
usuarios de bienes y servicios en Colombia.
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