LaTrampadelNovioBillonario KendraLittle –––––––– TraducidoporCintaGarciadelaRosa “LaTrampadelNovioBillonario” EscritoporKendraLittle Copyright©2015KendraLittle Todoslosderechosreservados DistribuidoporBabelcube,Inc. www.babelcube.com TraducidoporCintaGarciadelaRosa “BabelcubeBooks”y“Babelcube”sonmarcasregistradasdeBabelcubeInc. LATRAMPADELNOVIOBILLONARIO UnaNoveladelaFamiliaKavanagh KendraLittle Copyright2014KendraLittle TraducidodelOriginalporCintaGarcíadelaRosa kendralittle1@gmail.com VisitaaKendraenhttp://kendralittle.com TabladeContenidos PáginadeTitulo PáginadeCopyright PáginadeCopyright AcercadeLATRAMPADELNOVIOBILLONARIO CAPÍTULO1 CAPÍTULO2 CAPÍTULO3 CAPÍTULO4 CAPÍTULO5 CAPÍTULO6 CAPÍTULO7 CAPÍTULO8 CAPÍTULO9 CAPÍTULO10 CAPÍTULO11 CAPÍTULO12 EPÍLOGO YaalaVenta:|LaProposicióndelNovioBillonario la proposición del novio billonario ya está disponible. Descárgalo ahoraosigueleyendoparaleerunfragmento. Un fragmento de LA PROPOSICIÓN DEL NOVIO BILLONARIO | Copyright2014KendraLittle|CAPÍTULO1 LA PROPOSICIÓN DEL NOVIO BILLONARIO ya está disponible. Descárgaloahora. AcercadeLATRAMPADELNOVIO BILLONARIO Cleo sabe que su trabajo roza lo inmoral, pero ella se repite que los hombresdenegociosalosqueespíasonarrogantesyavariciosos.Además está bien pagado y necesita el dinero para las facturas médicas de su hermana y para hacerla entrar en la escuela de arte. Pero cuando la existenciadedichaescueladearteseveamenazadaporelúltimoobjetivo de Cleo, el billonario Reece Kavanagh, ella hará todo lo que esté en su poderparadetenerleyhacerquesuhermanaseafeliz. Hastaqueseenamoradeél. Supuestamenteéleraungilipollas,peroReeceresultasertodoloque Cleo siempre quiso en un hombre. Su corazón no es frío y vacío como le habíaninformado,sinoquelatesóloporCleo.Asíquecuandoélrevelael oscurosecretoquelellevaalcierredelaescuela,ellasabequetieneque detenerle,porsupropiobienasícomoporeldesuhermana. ¿PeroquéharáReececuandodescubraquelamujerenlaqueconfía haestadosaboteándoletodoeltiempo? CAPÍTULO1 –––––––– Los hombres son como cuentos para niños – fáciles de leer, ocasionalmenteentretenidos,perofaltosdesustanciaparamantenerauna mujeradultacautivadaalargoplazo.Mijefemedicequesoydemasiado cínica para tener veinticinco años, pero eso es lo que pasa cuando has estadohaciendoloqueyoheestadohaciendodurantedosañossólopara pagarlasfacturas. No soy una prostituta. Soy una trampera. Hay una diferencia. Las prostitutas duermen con tíos por dinero. A mí me pagan para conseguir queellosconfíenenmí,yquealgunasvecesseenamorendemí.Algunas tramperas cruzan el límite y acaban en la cama con su objetivo por un poco de dinero extra de su parte, mientras que otras piensan que están protagonizando Pretty Woman. Yo no. Me gusta demasiado mi salud mental.Nopodríatenersexoconunhombrequenofueraminovio. Sienmilíneadetrabajonofueratandifícilencontraralgúnnovio, me iría mejor en ese departamento. Desafortunadamente no demasiados tíos son comprensivos cuando les explicas lo que haces para ganarte la vida.Másbiendiríaqueninguno.Ellosnovenladiferenciaentreunaputa yunatrampera.Ytambiénestátodoelasuntodequecarecendesustancia. "Estetíoesgrande,"dijomijefaEllen.MetendióunpendriveUSB con forma de osito de peluche no mayor que dos de mis dedos. Había cambiadoasuhabitualninjarojo.Adiferenciadelninja,tuvequequitarle lacabezaalositoymetersucuelloenmiordenadorportátil.Elninjatenía elUSBsaliendodesuculo,asíqueparecíaqueseestabatirandopedosen elordenador.Elositosóloparecíadecapitado. "¿Cómo de grande?" pregunté mientras copiaba los archivos en mi discoduro. Ellencruzósuslargaspiernascomopalillosysereclinóenlasilla conunasonrisaqueestirósuslabiosrojovampiro."Yaloverás." Puselosojosenblancoantesumelodrama.ParecíapensarqueeraM deJamesBond,viviendounavidaclandestinadealtosvuelos,eliminando a los chicos malos. La verdad es que hundíamos a quienquiera que nuestrosclientesnospagaranporhundir.Porsuerte,hastaahoranuestros objetivos habían sido hombres de negocios de dudosa moral, de otra manera yo misma hubiera tenido un problema con mi trabajo. Sin embargo,nomeimportabaarruinaralgunostratosdenegociosaalgunos capullos. EsoresumíalaoperacióndeEllen.Ellanoscontratabaanosotras,las chicas, en nombre de sus clientes para aprender los secretos de ricos y poderosos empresarios. Sus clientes solían ser rivales suyos, que a menudo querían cerrar el mismo trato de negocio que ella. Estos tipos contrataban a Ellen – a nosotras – para aprender los secretos y las debilidades de sus competidores, o para averiguar documentos confidenciales que probasen conspiraciones u otras prácticas inmorales. Nuestro trabajo implicaba acercarnos a nuestros objetivos durante un periodo de tiempo hasta que confiaban lo suficiente en nosotras como para incluirnos en su santuario. Algunas veces me preguntaba si podría conseguir mis objetivos más rápidamente si me acostara con ellos. La genterevelaunmontóndecosascuandoestácegadaporlalujuria.Pero yoevitabaesetipodearreglosyEllennuncameobligaba.Yointerpretaba elpapeldelasimpáticaycoquetaayudante.Sialgunosdemisobjetivosse enamorabaunpocodemíduranteelproceso,puesmejor.Sufrustracióny susintentosdellevarmealacamaservíanmispropósitosperfectamente. Ellenserióantemigesto.“Esporesoqueserásperfectaparaéste, Cleo." “¿Quéquieresdecir?” “Eres divertida y descarada. Inteligente también. A él le gustan esas característicasenunamujer.Porsupuestoayudaqueerespreciosaysexy deltipomaestradeescuela.” Nopudeimaginarmeaningunademisantiguasmaestrashaciendolo queyoestabaapuntodehacer.Quizáslaantiguaprofesoradefrancésde mi hermana Becky pudiera haber salido bien parada con una doble vida. Los chicos solían babear por ella en clase. Y ella era encantadora, tomándose la molestia de ver si necesitaba algo cuando Becky se puso enferma. Por supuesto, yo siempre le decía, “Gracias pero no, gracias”. LoquenoledijefuequeloúnicoquenecesitabaeraaBecky.Nofuehasta más tarde, al entrar Becky en remisión, cuando me di cuenta de que necesitaba dinero para pagar sus facturas médicas. Una gran cantidad de dinero. Eso explicaba por qué había respondido al anuncio de Ellen y habíaterminadosiendounatrampera,encontradetodobuenjuicio.Dos años más tarde, el préstamo que había pedido para pagar las facturas médicasaúnestabaallíyyoaúneraunatrampera. Me reí y Ellen se rió también, una risotada afable y ronca que hizo que temblara todo su cuerpo. Algunas veces podía ser como un ninja y luegomesorprenderíaalconvertirseenunositodepeluche. Al igual que la M de James Bond, no sabía cuál era el apellido de Ellen,siestabacasada,siteníahijos,odóndevivía.Ellateníaunossesenta añosyestabatanperfectamenteacicaladacomounamodelodeVogue.Era unanunciodeChannelencarneyhueso,ynuncateníaunpelorubiodesu cabezafueradelugar.Yapodíaentraryoensuoficinadelpisocientouno con mi pelo despeinado por el viento de fuera, que ella siempre parecía inmaculada.Unavezdijoqueeramiencantoloquemehacíadestacarde sus otras chicas. Ellas tenían el tipo de modelo elegante, perfecto para trabajosdondelosobjetivosrespondíanaeseestereotipo.PeroEllenme utilizabaparatodolodemásynuncamefaltabaeltrabajo.Supongoque incluso a los billonarios arrogantes y gilipollas les gustan las chicas de tipomaestradeescuelasexy.Oalmenosconfíanmásenellas. LaayudantedeEllentrajodostazasdecaféylaspusosobrelamesa de cristal entre Ellen y yo. Había un montón de cristal en su oficina. La mesa, el escritorio, un enorme espejo sobre una estantería baja. La longitud de toda una pared también estaba hecha de ventanas. El edificio miraba a la bahía y hoy unos veleros salpicaban las cristalinas aguas de colorazul.Nohabíaniunanubeenelcielo.Eraunaperfectamañanade verano. Más tarde, las autopistas estarían colapsadas por el tráfico mientras todo el mundo salía de la ciudad para disfrutar de un fin de semanafueradelaciudadconestehermosoclima.Peroyono.Yoestaría trabajando. Laayudantesaliótansilenciosamentecomohabíaentradoycerróla puerta.Losarchivosfinalmenteterminarondecargarseylosabrídeuno en uno. El primero era un documento enumerando los intereses empresarialesdelobjetivo,susasociados,ylosdetallesdecómollegóa serelfundadorypresidenteejecutivodelGrupoFinancieroRKconsólo treintaytresaños.Elsiguientedocumentocubríasuvidapersonal–fecha de nacimiento, direcciones conocidas, los nombres de sus padres, colegios, y anteriores novias. Luego abrí el siguiente documento. Contenía varias fotos en primer plano del objetivo. Sabía quién era. Le habíavistoenlasnoticias. Reece Kavanagh era guapísimo. Pelo negro como el carbón, piel bronceada sin ninguna marca que manchara su perfección, y de una estructuraóseafuerte.Lanarizesrecta,lamandíbuladura.Subocaobien securvabahaciaunladoconunasonrisairónica,obiensehundíaenun intensoceñofruncido,dependiendodelángulodelafoto.Perofueronsus ojoslosquemecautivaron.Losojossiemprerevelabanaloshombres,y losojosdeReeceKavanagherandeunazulpálidoquenosecorrespondía consucálidapielysubocatraviesa.Merecordabanunlagocongeladoen invierno–fríos,profundos,ypeligrosos. Un pequeño escalofrío me recorrió la espalda y deseé haberme puestoalgomásabrigadoqueelcortovestidoamarillodepatinadora. “Teponenerviosa,”dijoEllen.Noeraunapregunta.Ellahabíavisto mireacción.Ellenloveíatodo. “Aún no estoy segura,” dije, encogiéndome de hombros despreocupadamente. Nadie puede determinar cómo es un hombre simplementeporunascuantasfotos.Noeraculpasuyaquesusojosfueran etéreamentepálidos.Élpodíasersimpático. “Según lo que dice todo el mundo, es un frío bastardo,” dijo Ellen. Adiós a mi teoría. “Algunos incluso dicen que es cruel, pero no he encontradopruebasdeello”. Traguésalivacondificultad.“¿Sabesporquéesfrío?” “Padresausentesquelearruinaronsuinfancia.Sindudaaúnlesculpa portodossusproblemaspasados,presentes,yfuturos”.Sacudiólacabeza comosiyahubieraescuchadotodoesoantes.Ellennocreíaquelagente sedeterioraseporloserroresdesuspadres.Segúnella,losniñoscrecían hastaseradultos,ylosadultosnecesitabantomarresponsabilidadporsus propios problemas. Vale, sus padres podrían haber sido abusivos o simplementenolequerían,peroyateníaquesuperarlo. Esoesloqueellamedijounavez.Mehizopensarenquealomejor teníahijos,peroquelaculpabandecualquierproblemaqueellostuvieran ahora. Nunca respondí. Mis padres murieron hacía siete años en un accidentedecoche.Aúnlesechodemenos. “¿FuetuclientequienafirmóqueReeceescruel?”preguntémirando fijamentelapantalla.Nopodíadesviarlamirada.Inclusopixelado,Reece Kavanaghteníaunapresenciaquehacíaquequisierasmirarleymirarley mirarle.Habíaunaseguridadensímismo,enesacaraqueprobablemente enlavidarealseconvertíaenpuraarrogancia.Éseeraelproblemacon loshombresricosyguapos.TodospensabanqueeranunregalodeDios paralapoblaciónfemenina.Supongoquenolosabríaconseguridadhasta queleconociera. “Mi cliente no.” Ellen tamborileaba con sus cuidadas uñas en un lateraldesutazadecafé.Elrojosangredestacabacompletamentecontra laporcelanablanca,elclic-clacenérgico.“Susrivales,algunasexnovias, conocidos... todo el mundo con quien he hablado dicen que mantiene las distancias.” “¿Yquéhaydeamigos?¿Tienealguno?” “Muypocos.” “Aquí dice que él es el mayor de cinco hijos nacidos en la familia Kavanagh. Ellos aún viven en Serendipity Bend,” dije, nombrando el suburbiomásexclusivodeRoxburg.“¿Tienebuenarelaciónconellos?” “La familia es extremadamente reservada sobre ellos mismos.” sonabamolestaantesurarofracasoenrecopilarinformación. Pinché sobre la página que enumeraba sus novias anteriores. Estaba llena.Reconocíatresmodelos,almenoscuatrofamosas,yunascuantas cuya descripción de trabajo sólo podía calificarse como que eran miembros de la alta sociedad. La colección de trofeos de Reece era impresionante.Mepreguntécualeslehabríandescritocomocruelyquées loquequerríandecirconeso. VolvíaabrirlasfotografíasdeReece.“Noocurreamenudoquese vea a hombres tan guapos en posiciones de poder. Normalmente son viejos,calvos,ygordos.” “Ycasados,”añadióEllen.Ellacontinuótamborileandosobresutaza decafé.Erairritante,peronoselodiría.Queríaconservarmitrabajo.De repente se detuvo y me dedicó una sonrisa sardónica. “En realidad te sorprenderías.Conozcoavarioshombresbillonariosquesontanricosy poderososcomoKavanagh,eigualdeguaposydisponibles.” “¿Porquénoestáncogidos?” “Casados con el trabajo, o con el poder, o tienen Problemas con P mayúscula.”Ellameregalóunadesusrarassonrisas. Ledevolvílasonrisa.“¿Acasonotienetodoelmundoproblemas?” Su sonrisa se esfumó y estudió su café. “Algunos más que otros.” TomóunsorboymiréaReeceotravez. Entonces cerré el portátil. Esos ojos me estaban llegando hondo. “¿Cuándoleconoceré?” “Estanoche.” Maldición.Teníaqueserestanoche,¿verdad?Yonuncasalía,nunca ibaaningunaparteexceptoatrabajaryalsupermercado,yparaunavez queteníaalgoaloqueacudir,teníaquechocarconlosplanesdeEllen.Y aEllennolegustabanloschoques.Aellalegustabasalirseconlasuya. Muchaschicashabíansido“liberadas”pormostrarfaltadecompromiso al anteponer su vida real al trabajo. Aunque Ellen sabía lo de Becky, no imaginaba lo importante que era la exposición de esta noche para mi hermanapequeña.Oparamí. LarecuperacióndeBeckyhabíasidolentayardua,perodespuésde haberledadoelaltasevolvióapáticayaburrida.Noleencontrabasentido avolveralcolegio.Casihabíaperdidolavidaynoqueríapasaruntiempo preciosoencerradaenunahabitaciónconalumnosmásjóvenesqueella. Había perdido todo su último año de instituto y volver significaba graduarsecongentequenoteníasuedad.Aunqueyomeencogíaantela idea de que no se graduara, no podía obligarla. Simplemente no podía. Ella tenía razón. La vida debería ser para vivirla, y no había modo de decirleaunasupervivientedecáncerqueesonoeraasí.Cuandoestuvotan enfermaymehacíapensarquecadafatigosarespiraciónseríalaúltima, juréqueprocuraríaquetuvieseunavidafelizyplenasisobrevivía.Nome ibaaecharatrásahoraquesehabíarecuperado. Una cosa era decirlo y otra muy diferente averiguar lo que una adolescente quería hacer. No podíamos permitirnos viajar – las facturas médicas nos exprimieron – pero gracias a Ellen teníamos lo suficiente paraqueellafueraalaescueladearte.Beckysiemprehabíatenidotalento para dibujar y parecía que eso le daba la paz que buscaba. Su primera exposición con los demás alumnos iba a tener lugar esta noche en una galeríadirigidaporunamigodesuprofesora. Yyomeloibaaperder. “¿Tesuponeunproblemaestanoche?”preguntóEllen,susvibrantes ojosazulesperforándomesobreelbordedesutaza.Malditasea,losabía. ¿Cómo hacía eso? Estaba segura de no haber mostrado mi decepción, peroparecíahaberrecibidomisvibracionesdetodosmodos. Pensé en contarle la verdad, pero decidí no hacerlo. Por ahora. A pesardelaanterioramabilidaddeEllen,elacerodesumiradameadvirtió quenorechazara. “Porsupuestoqueno.”Mereí.“¿Adóndetengoqueir?Essóloque pensé que iba a ser la ayudante de Reece Kavanagh”. Así es como normalmente funcionaban las cosas entre mis objetivos y yo. Ellen se deshacíadesusayudanteshabitualesyyotomabasulugar,todaeficiencia coqueta,ymehacíaindispensable.“¿Nodeberíaempezarellunes?” “Quieroqueprepareselterrenoenunagalaalaquevaaasistiresta noche.Conseguíunainvitación.Eslaoportunidadperfectaparaestablecer contacto y hacerle saber que estás disponible”. Del modo en que ella profundizó su voz al decir ‘disponible’ me hizo observarla en busca de signosdebroma.Noesqueellafueraeltipodepersonaqueencontrara divertidolosinmadurosdoblessentidos,perobusquéensucaradetodos modos.Nohabíanada.Todoprofesional. Se puso de pie y cruzó la habitación como una cigüeña con sus largas piernas, y posó su taza sobre el escritorio. “Había una invitación aquíporalgunaparte.” “¿A qué hora empieza esa gala?” pregunté, esperanzada. Quizás podríairalaexposicióndeBeckyduranteunahorayluegodirigirmea dondeReeceKavanaghestaría. Ella cogió una invitación negra y plateada, y la abrió. Parecía familiar. Mi corazón se elevó y luego cayó tan rápido que me sentí enferma. “Acepta mis disculpas, no es una gala,” dijo ella. “Es una pequeña exposición de arte de un grupo de estudiantes.” Ella me tendió la invitación. Nonecesitabamirarlaparasaberlahoraoellugar,peroobservéde todos modos. Era la exposición de Becky. Una especie de vaguedad paralizantemesobrevinomientrasintentabadigerirlacoincidencia.¿Era algo bueno ser una hermana comprensiva y una trampera al mismo tiempo?¿Oeraunamalaideadejarquemitrabajoseentrometieraenmi espaciopersonal?Nopodíapensarconclaridadatravésdelanieblaydar unarespuesta. Metílainvitaciónenmibolsoydeslicéelordenadorjuntoconella. Deigualmodo,mehabíalibrado.Ellennosedaríacuenta.“Mepregunto porquévaauneventotansencillo.¿Tienealgúnamigoexponiendo?” Ellensoltóunbufido.¡Unbufido!Eratanpocotípicodeellaqueme reí,peromecontuverápidamentecuandomefulminóconlamirada.“Sus amigosyfamilianosondeltipoartístico.No,hayunarespuestaobviaa por qué va a asistir. Es la razón por la que nos han contratado para este trabajo.” “¿Oh?” “Hacompradolosterrenosdondeestásituadalaescueladearte.” “¿Ah,sí?”Nisiquierasabíaqueeledificiohabíasidovendido.“Así queestáexaminandoasusnuevosinquilinos.Esosuenabastanteinocente.” Ella se cruzó de brazos. “No, él va a ir esta noche a examinar a la oposiciónyaevaluarelcarácterdelagentealaqueseenfrenta.” Mi pulso palpitaba ruidosamente en mis oídos. Tenía un mal presentimientosobreesto.“¿Alaqueseenfrenta?¿Quéquieresdecir?” “Éste hombre quiere cerrar la escuela y derribar el edificio para hacerunhotel.” CAPÍTULO2 –––––––– "Él espera oposición por parte de la profesora de arte y sus alumnos,” continuóEllen. Escuchéestandodeacuerdoconella,peroapenassabíaloqueestaba diciendo.Yoestabaenmodopilotoautomático,intentandodigerirloque meacababadecontar.ReeceKavanaghqueríacerrarlaescueladeartede Becky, el único lugar que ella amaba, la única cosa que la llenaba y la hacíafeliz. Quizásnofueraalgotanmalo.Laprofesorasemudaríaaunedificio diferente y mantendría la escuela abierta. El lugar actual era uno muy bonito en el barrio de Serendipity Bend, el mismo barrio donde Reece Kavanaghhabíacrecido.TheBend,comoseleconocíalocalmente,estaba acurrucado en una extensa curva del río Serendipity como un niño en el hueco de los brazos de su madre. Era una propiedad inmobiliaria cara cercadelcorazóndelaciudad,yunazonamuysolicitadaporlosricosy famosos. Los estudiantes de arte recibían su inspiración de los sauces llorones que se inclinaban sobre el agua y en los patos nadando perezosamente al pasar la vieja casa. Era un tranquilo oasis al límite del bulliciosodistritoempresarialdehormigóndeRoxburg.Seríaunalástima perder la casa, pero no una pérdida total. La profesora de Becky podría mudarseaotrolugarconlosbeneficiosdelaventa. “¿Kavanagh espera oposición?” le pregunté a Ellen. “Aparte de tu cliente,quierodecir.” Ella asintió. “El anterior dueño era el hermano de la profesora de arte. Él vendió el edificio a Kavanagh sin informar a su hermana. Aparentemente,estáfuriosayseniegaamarcharse.Lacasapertenecíaa su abuela y su hermana murió allí. Ella afirma que no dejará que la derriben y luchará contra el Grupo Financiero RK hasta las últimas consecuencias si tiene que hacerlo. Va a ser una interesante velada con esosdosenlamismahabitación.” “Sí,”dijedébilmente.“Muyinteresante.”Sobretodoparamí.Becky noestaríanadacontentacuandomevieraflirtearconelenemigo.Ellano sabíaaloquemededicabayyonoteníaintencióndecontárselo.Entraría enesacategoríadegentequeconsiderabaloqueyohacíacomoinmoral, aunqueledijeraquenomeacostabaconmisobjetivos.Subrújulamoral siempreapuntabaalnorte.Lamíafluctuabadeunladoalotro,yalgunas vecesgirabacomosisiguieraunimánborracho.Ellenteníarazón.Sería unanocheinteresante. *** Beckyclaramentenosabíaquelacasadelaprofesorahabíasidovendida asusespaldas.Eracomounaboladeenergíanerviosa,contoneándosey hablando todo el camino hasta la galería. No pude decir ni una palabra, pero no importaba. Yo también estaba nerviosa, pero de distinta manera. Minerviosismoeradetrepidación,nodeexcitación.Estabaacostumbrada alidiarconbillonariosVCG(viejos,calvosygordos),nocontíossexys como Reece Kavanagh. Era más fácil conseguir que un VCG se enamorarademí,¿peroporquéalguienquepodríaligarseaunamodelo responderíaamispobresintentosdecoquetear?AdiferenciadeEllen,yo nocreíaqueeltipomaestradeescuelasexypudierafuncionarconuntío quepodríaconseguiracualquierchicaquequisiera. “Mis tres obras estarán a la izquierda,” dijo Becky mientras mostramos nuestras invitaciones en la entrada. Estiró el cuello hacia la izquierdaysepusodepuntillas.Ellaeraunpocomásbajaqueyo,incluso consusbotastobillerasdetacón,perosóloporquemistaconeseranmás altos. Mehabíacambiadoderopadespuésdevolveracasadesdelaoficina deEllen.Meolvidédeloinformal,loquenecesitabaeraunasofisticación clásica.Fueunalivióverquenomeencontrabatotalmentefueradelugar. Habíaalmenosotramujercontaconesdeagujayunvestido.Elsuyotenía ungranescoteyrevelabaunaespaldahuesuda,mientrasqueelmíotenía una falda de tubo y un escote modesto. Casi todos los demás llevaban pantalonesvaqueros,pantalones,ofaldasveraniegas.Beckyhabíaelegido vaqueros y una camisa blanca, pero sólo después de haberle aconsejado que no llevara su camiseta con el eslogan político impreso delante. Por suerte,éstavezdecidióescucharme. Ella cogió una copa de champán de la bandeja de un camarero que pasaba y me la dio. “¿Quieres ver primero mis obras?” preguntó sonriendo.Nohabíadejadodesonreírdesdequenosbajamosdelcoche. “Muéstrameelcamino.” Mecogiódelamanoytiródemí.Examinélasala,peronohabíani rastrodeReeceKavanagh.Aúneratemprano.Lamiradadelamujerbien vestida se encontró con la mía, luego desvió la mirada y examinó la habitación.Mepreguntésiestaríabuscandoalamismapersona. Becky se detuvo delante del cuadro de una mujer a la que reconocí como su profesora, Cassie. Su consistencia se basaba principalmente en variostonosdegrisexceptoporelpelodeCassie,pintadoconunbrillante destello rojo. Al inspeccionarlo más de cerca, los mechones tenían diferentes tonos de rojo y naranja, dándole al pelo profundidad e infundiéndole vida. Era una obra vibrante y evocativa con los ojos de Cassiebajos,ysuslargaspestañasensombreciendosusmejillas. “¿Túhashechoesto?”ledijeaBecky. Ella se metió el pelo rubio detrás de su oreja, aún cuando era demasiado corto para quedarse allí y volvió a su posición otra vez. Su sonrisaseensanchó.“¿Tegusta?” “Claroquesí.Esincreíble.Cassiesevehermosa.” “Cassieeshermosa.” “¿Cuánto cuesta?” pregunté, volviéndome hacia el cuadro. “Quiero comprarlo.” “Ya está vendido.” Becky señaló la etiqueta adherida. “Alguien lo compróbasándoseenlafotoqueCasssubióalapáginaweb.Notieneni ideadequienhapodidoser.” “Intrigante.Unamantedelartemisterioso.” “OsimplementeunamantedeCassie,”dijoellariéndose.Medioun codazo.“Échaleunvistazoalosdemáscuadros,serámejorqueluegonos dispersemos.”Estabamirandoportodalasalaantesdeterminarsufrase. Mirélosotroscuadrosydecidícomprareldelríodetrásdelestudio de arte. Las amplias ramas de los sauces llorones estaban tan bien dibujadas como el cabello de Cassie, y la luz le daba a la escena una frescuraquetehacíaquerersentarteydescansarensusorillascubiertasde hierba. “No tienes que comprarlo. Yo te lo daré,” dijo Becky. “Eres mi hermana.Además,estásdesempleadaynopuedespermitírtelo.” “En realidad, la reunión que tuve hoy con la agencia ha sido productiva,”ledije.“Nadadefinitivoaún,perolasemanaquevienesabré conseguridadsiheconseguidoelnuevopuesto.”PorloqueBeckysabía, yo trabajaba para una agencia de trabajo temporal que me subcontrataba con contratos a corto plazo como asistente personal de empresarios de categoríasuperior.Estabatancercadelaverdadquenisiquierasentíaque leestuvieramintiendo.Nodemasiado. Ellamerodeóconsubrazoyapretó.“Loconseguirás.¿Cómopuede alguienresistirseamimaravillosahermanamayor?” Le devolví el abrazo. “No me importa que me llames maravillosa, pero¿podemosdejarlode‘mayor ’?” Ellaserióymecogiódelamano.“Vamos,Cleo.Vamosabuscara Cassie.” PasamospordelantedeltrabajodeotrosalumnosydiviséaCassieen medio de la galería, rodeada por sus invitados. La extravagante y vivarachapelirrojaestabaenmitaddeunaanimadaconversacióncuando observóalgojuntoenlapuertaqueleborrólasonrisadelacara.Susojos se oscurecieron. Sus labios dejaron sus dientes al descubierto y se abrió caminoentrelamuchedumbre. “¿Quéestástúhaciendoaquí?”saltó,lanzandoundedoendirección deltrajeadoreciénllegado. Reece Kavanagh. Incluso si no hubiera visto sus fotografías, habría sabido quién era basándome sólo por su mordaz saludo. Ella no quería tener al hombre que iba a derribar su querida casa y estudio en su exposición.Noselapodíaculpar. Reece sacó la tarjeta plateada y negra del bolsillo interior de su chaqueta. “Tengo una invitación.” Su voz era rica y profunda, vibrando desde las profundidades de su pecho. Le pegaba. Hubiese sido decepcionante que semejante tío tan sexy y masculino sonara como un adolescentecongranos. Nocreíquefueraposible,peroeramásguapoenlavidarealqueen las fotos. Su pelo era tan negro como la tinta, y esa barba incipiente tan oscura añadía un toque duro a su suave rostro. O bien le gustaba llevar trajesobienhabíavenidodirectamentedeltrabajo.Nosemedabanbien las marcas, pero apuesto a que era Armani o algo igualmente caro. Era sutilyelegante,exhibiendosusanchoshombrosalaperfección.Elchico era alto con la figura de un atleta, aunque podría haber una barriga escondidadebajodelachaqueta.Dios,esperoquesí,porquedeotromodo estaríatotalmentefuerademialcance.Joder,inclusosituvieraunapanza yunpenepequeñoaúntendríaquelucharporconseguirsuatención. “¿Quiéntehainvitado?”continuóCassie,paranadadistraídaporel deslumbrantebuenaspectodelhombrequeteníadelante.Ellaeradiminuta en comparación, llegándole casi a mitad de su pecho. No sólo no estaba distraída, sino que tampoco se sentía intimidada. Manos en las caderas, ellalemirabaconfuriaasusojosazulescomoelhielomientrasReecela mirabafijamente. “¿Sabesquiénes?”mesusurróBecky. “Reece Kavanagh,” dije, incapaz de desviar la mirada. “Empresario billonario.” “¿Sí?¿EntoncesporquénolequiereCassieaquí?” “Quizássonexamantesyélladejó.” Becky soltó un bufido. “Lo dudo. Los trajeados no son su tipo. Son másdeltipodeésa.”Señalóconlabarbillaalamujerbienvestidaqueyo habíavistoantes. Lamujer,unarubiaesbeltaconmejillasmarcadas,deslizósubrazo alrededordelacinturadeReece.Élnoreaccionó.“Yoleinvité,”dijoella. Cassiesegiróhaciaellayporunmomentopenséquelainterrogaría. Peroenvezdeesosacudiólacabezaysuspiró.“Debíhaberlosabido.Ten cuidado,Ally.Noesunbuentipo.”Ellasemarchóantesdequelamujer llamadaAllytuvieraoportunidadderesponder,yfueprontotragadapor lamultitud. Beckyseunióasuprofesora,dejándomelibreparapoderobservara Reece.Éldiounpasohaciaunlado,losuficientementelejosdeAllycomo paraquedejaracaersubrazo.Ellalehablósilenciosamente,suexpresión seria,sumiradanuncaabandonandosucara.Él,sinembargo,noparecía estar escuchando. Su mirada se paseó por la sala, evaluando. En unos momentos pareció haber asimilado las caras de todo el mundo aquí, incluida la mía. No se había detenido en ninguna de ellas más de un segundo. Era como si nadie fuera lo suficientemente interesante como paradesperdiciarunmomentomáslargodelacuenta. La enorme tarea que tenía por delante se acababa de hacer aún más dura. Se suponía que tenía que encandilar a Reece con mi eficiencia y habilidadmientrascoqueteabaconéldelantedesucitaydeunasalallena degentequeleodiaba,incluyendoamipropiahermana.Ytodavíapeor,ni siquierahabíacaptadosuinterésconmifaldadetuboabrazandomifigura niconelfantásticopeinado.Mepasésiglosintentandoconseguirquelos largos mechones se quedaran fijos arriba en un moño elegantemente despeinado.Eltipobienpodríahabermedadounpaloparaqueyopudiera metérmeloenelojo.Hubierasidomenosdolorosoqueintentarllamarsu atención. Noteníaniideadecuántotiemposequedaría,asíquenecesitabadar elpasoprontoomearriesgaríaaperderporcompletoestaoportunidad. Estabaclaroquenoerabienvenidoenlagalería,losalumnosdeCassieno estabanhaciendonadaporesconderlo.Todoslelanzabancuchillosconla miradamientrasellahablabaconellos. Beckyvinohaciamíymediolainformaciónqueyoyasabía.Casi no podía hablar; su mandíbula estaba tan rígida. “Aparentemente el gilipollasdelhermanodeCassielevendiólacasaaKavanagh.Yélvaa destruirla.”MásquedecirlaspalabraslasescupióendirecciónaReece.Ni élniAllysedieroncuenta.Estabanteniendounaconversación,aunquesu miradaaúnvagabaporlasaladevezencuando.¿Obienellaleaburríao él era simplemente del tipo que necesitaba moverse por la habitación en vezdequedarsequieto? “¿NopuedeCassiemudarelestudioaotrolado?”pregunté.“Séque lacasaseráunapérdida,peroessólounacasa.” “¡Era de su abuela! ¡Su hermana murió allí!” Como si eso lo explicara todo. “Es la inspiración de Cassie. Ella ama esa casa, ama su localización, la atmósfera, todo. Dijo que no podía permitirse vivir en SerendipityBendsituvieraquealquilarocomprarotracasa,ynecesitala quietud del río para sacar lo mejor de su trabajo. Encontrar esa tranquilidad otra vez significa tener que mudarse fuera de Roxburg. Vamos a perderla, Cleo.” Las lágrimas llenaban sus ojos, pero no caían. “Todoporculpadelaavariciadeesecapullo.” Pensé que se estaba refiriendo al hermano de Cassie, pero ella concentrótodasuenergíanegativaenReece.Tantoqueéldebiódehaber sentido su odio porque de repente miró directamente hacia nosotras. Entonces se acercó. Ally, tomada por sorpresa, se tambaleó sobre sus taconesparaalcanzarle. Mi pulso se aceleró, pero mantuve la compostura y reprimí mi nerviosismo.Estonoeradiferenteaningúnotrotrabajo.Nomereduciría aunmontóndenerviosporunpardeojosfríosyunacaraguapa. “¿Os conozco, señoritas?” preguntó con una voz que se derramó sobremícomoseda. “No,”saltóBecky.“SoyunaalumnadeCassie.” “¿Cuálessontuscuadros?” “Noteimporta.” “Megustaríacomprarlos.” Becky abrió la boca y luego la cerró, totalmente insegura de cómo reaccionaranteelimplacableempresarioamantedelarte.Probablemente sumenteestabateniendoproblemasparafiltrarsulimitadaexperienciaen elmundodeReeceKavanagh.Lamíano.Yosabíaquemuyamenudola gentenoguardacoherencia.Lostraficantesdedrogadabansudineroalos niños pobres, los ladrones devolvían una cámara cara con fotos personalesdentro,ylosempresariosgilipollasavecesveíanlabellezaen elarte.Lagentenosiempreseajustaalosestereotipos. LaconfusióndeBeckymediolaoportunidadquenecesitaba.Letendí la mano. “Soy Cleo Denny y ésta es mi hermana Rebecca. Encantada de conocerle,Mr.Kavanagh.” Las cejas de Reece se levantaron antes de volver rápidamente a su lugar. Me cogió la mano y le dio un firme apretón que no admitía tonterías. Había esperado que saltasen fuegos artificiales por su tacto, o incluso una pequeña chispa, pero no hubo nada tan cliché. Su mano era fuerte,grande,ycálida,perolapalmaeraáspera,comosipasaratiempo alejadodesuescritoriohaciendocosasdehombres. “¿Cómosabesminombre?”preguntó. “Leo las páginas financieras,” dije espontáneamente encogiéndome dehombros.“Megustaestaraldíadelasgrandesempresas.” “¿Por qué?” me lanzó la pregunta. ¿Me estaba desafiando? ¿Intentandopillarme?¿Pensabaqueestabamintiendoyqueenrealidadle conocía por las páginas de cotilleos? El hombre aparecía en ambas seccionesdelperiódicoconregularidad,peroeraciertoquepreferíalas páginasfinancierasalasdemássecciones.Megustabaseguirlosasuntos denegociosqueteníanmisobjetivosdespuésdehaberayudadoajoderles lavida. “Si voy a trabajar para grandes empresas, necesito saber qué es lo quehacen,”dije. “¿Asíquenoeresunaartistatambién?” “No.Nisiquierapuedopintarconlosdedos.” Su boca se alzó hacia un lado, pero la sonrisa se desvaneció rápidamente, si es que había sido eso. Su fría mirada me recorrió hacia abajo y luego hacia arriba otra vez. Mi cara se acaloró. Me mordí la lengua para distraer la emoción que cosquilleaba por mi espalda y me obligué a mi misma a mirarle a los ojos. Para mi sorpresa, sus ojos se habíananimadounpoco.Estabasonriendodenuevo,peroahoraeramás bien una sonrisa curiosa, como si algo le hubiera intrigado y quisiera descubrirmás. “Yotampoco,”dijo.“Encuentrodifícileslosmuñecosdepalitos.” ¡Elhombreteníasentidodelhumor!Nolohubieraimaginado.Sonreí y él me sonrió de vuelta. No fue un movimiento de sus labios, sino una genuinasonrisa. OíaBeckygruñirjuntoamí. “¿Entoncesaquéesaloquesededica,MissDenny?”mepreguntó. Fantástico, una oportunidad de plantar la semilla. “Llámeme Cleo. Soy asistenta personal. De hecho, mi último contrato terminó y estoy buscandotrabajo.”Busquéenmibolsodemanounatarjetadevisita.Via Beckyponerserígidaporelrabillodelojoymeestremecí.Sinembargo, nomedetuvo. LetendímitarjetaaReece.“Supongoquepodríapasarlemitarjetaa alguienque...” Allymearrebatólatarjetadelosdedos.“Mr.Kavanaghyatieneuna asistente.” Su tono duro y crispado no concordaba con el tono suave de Reece.“Yo.” Mierda. Ellen me había dicho que necesitaba una nueva asistenta, aunqueReecenoestuvoendesacuerdoconlarubia.ClaramenteAllyera másqueunaasistenta.EllaentrelazósubrazoconeldeReeceyseagarró hasta que sus nudillos se volvieron blancos contra el gris oscuro de su chaqueta.Ellatirómitarjetaencimadeunamesacercana. Becky fue a recogerla, pero Reece llegó allí primero. Se metió la tarjeta en el bolsillo. No sabía quién estaba más sorprendida y molesta, BeckyoAlly.Rehusémiraramihermanaalosojos,peromegustóver laslíneasrodeandolosanémicoslabiosapretadosdeAlly. “Sé de alguien que podría necesitar una nueva asistente personal,” dijoReece.“Unaqueestéaldíadelaspáginasempresarialesesdifícilde encontrar. Te llamará durante el fin de semana. Ten tu currículum preparado.” Se alejó con Ally aún enganchada a su brazo, pero ya no había triunfoensusojos.Ningunodeellosmiródenuevohaciaatrás. “Vaya zorra de primera clase,” dijo Becky, con las manos en las caderas,viéndolesirse.“Sonperfectoselunoparaelotro.” No dije nada. Mi corazón se estaba hundiendo. Había perdido mi oportunidadconReece,yaúnpeor,ahorasabíaquenohabíaunpuestode trabajolibre.Élledaríamitarjetaaotrapersonayyotendríaquedeclinar educadamente la oferta de trabajo. De algún modo, la terriblemente competenteEllensehabíaequivocado.Reecenonecesitabaunaasistentey ahora tendríamos que encontrar algún otro modo de forzar una amistad. Eso iba a ser trabajo duro para alguien como yo. Puede que Ellen tenga que cambiar y utilizar a una de las chicas a las que no les importa acostarseconelobjetivo. Mi corazón palpitaba en un ritmo de decepción a pesar de que mi cabezasabíaqueeraunaestupidezestarenamoradadeéltrasunencuentro tanbreve.Éleraunhombrecautivador,nosóloalmirarle,sinoaltenerle alrededor.Habíasonreídoconmigo.Habíacogidomitarjeta. Pero era importante recordar quién era. Llevaba las palabras empresariosinescrúpulosestampadasportodosuser,segúnlosarchivos deEllen.Flirteareraunacosa,perolosnegocioseranotra. MemezcléconBeckyycharléconsusamigosylaprofesora.Cassie nopodíahablarmejordeltalentodemihermana.Parecíahaberolvidado queReeceandabamerodeandoporlagalería,mirandotodosloscuadros, peroyosímedabacuenta.Nopodíaquitarlelosojosdeencima. “¿Qué crees que está haciendo aquí?” le pregunté durante un momentodecalmaenlaconversación. “Recordarmealoquemeestoyenfrentando.” “¿Vasaenfrentarteaél?” Ellasacudiósusrizosrojos.Teníalamayoríadeelloscontenidosen unmediomoño,peroalgunoshabíancaídoalrededordesucarayporsu espalda. Cassie tenía un cabello salvaje y bohemio que se ajustaba a su profesión.IbavestidadeformasimilaraBeckyconvaquerosycamiseta, aunquelasuyaeraverde.Normalmentellevabapantalonesconpetoynada en los pies, pero esta noche llevaba un par de zapatos de tacón que resaltabansusesbeltaspiernas.“Tengoquehacerlo,”dijo.“Elestudiono es sólo mi sustento; es mi hogar. Mis memorias e historia están en esa casa. Mi hermano, hermana, y yo crecimos allí con nuestra abuela. Mi hermana murió allí.” Su voz se vino abajo y se aclaró la garganta. “Mi hermano heredó, pero Abuela le hizo comprometerse para que me permitiese quedarme allí después de que ella muriera. Y no rompió ese acuerdo durante cinco años. Para él es un récord,” dijo con una triste muecaenlaboca. “¿Porquélavendió?” “Dinero.EspobrecomolasratasyReecehaestadohusmeandopor allíduranteaños.Parecequefinalmentehaganado.” “¿Reece?”repetí.“¿Leconocespersonalmente?” “Podríasdecirloasí.”Semetiólasmanosenlosbolsillostraserosde losvaquerosydesviólamirada.“Élsolíasalirconmihermana.Yyocon unodesushermanos.Ambasrelacionesterminaronmal.” MepreguntésisuhermanayReecehabríanrotoantesdesumuerte. Decualquiermodo,seguroquetambiénleafectó. “LoshermanosKavanaghnosontrigolimpio,”continuó.“Mantente alejadadeReece.” Yo quería preguntarle por qué no eran trigo limpio, pero tuve la sensación de que no quería discutirlo. “¿Qué harás si Reece consigue derribarellugar?” “No lo hará.” Sus ojos verdes chispearon llenos de vida y se puso firme.“Esunabusónyyoodioalosabusones.Lucharécontraélacada pasodelcamino.” “¿Puedespermitirtehacereso?” La llama se atenuó. Encogió un hombro. “Pediré prestado si tengo quehacerlo.” No me creía que el banco pudiera prestarle dinero a una artista sin hogarparalucharcontraunaenormecorporación,peronolomencioné. Ellaparecíadecididayyoqueríaquetuvieraéxito.LafelicidaddeBecky dependíadequeCassieganaraysequedaraenlaciudad.GraciasaDiosel cliente de Ellen también tenía interés en ver a Reece fracasar. Me sentía mejorsabiendoqueotrapersonaestabacuidandodeCassieydesucasa, aunque no podía imaginarme quien podía ser. Probablemente algún empresariorivaldeReece. LeapretéelbrazoaCassie.“Hazmesabersihayalgoqueyopueda hacer.” Era una respuesta vacía porque ¿qué demonios podía hacer yo? Ellamediolasgraciasdetodosmodosyluegosemarchóparareunirse consusalumnos. Losdiscursossesiguierondeunaodosburlassarcásticasacercade la venta de la propiedad, y me maravillé de ver que Reece pudiera estar allítanderechoeinmutablecomounpaloapesardeteneratodosenla saladeseandoquesefuera. Sin embargo, tan pronto como los discursos terminaron, le volví a buscar.ÉlyAllyhabíandesaparecido.Conunsuspiromeabrícaminopor el largo pasillo hacia el cuarto de baño. Las paredes blancas estaban alineadas con pequeñas fotografías en blanco y negro, y las admiré mientrascaminabadespacio. Lavozdeunhombrellamómiatenciónymedetuve,levantandola vista.EraReece.Debíadeestaralotroladodelaesquinaporqueaúnno podíaverle. “Aquíno,”dijocalladamente.“Alguiennosverá.” “Quelovean.”EraAlly,suvozunaatracciónrastreraybabosa.No podíaverlesperomelapodíaimaginarabrazándoseaReeceenunintento deevitarquesealejara. Oípasosyelinstintoentróenacción.Noqueríaquemevieran,así queabrílapuertamáscercanayentré.Lahabitaciónerapequeñayparecía ser usada para almacenaje. Olía ligeramente a productos químicos y a productos de limpieza con aroma de limón. Estaba completamente al cerrarlapuerta. Escuché mientras los pasos se acercaban y las voces continuaban. “Reece,cariño,notealejesdemí.Venga,hagamosesto.Aquí.Ahora.” “No.” “¿Por qué no? Nunca te ha detenido antes. Te encanta hacerlo en lugarespúblicos.” ¡Estaba hablando de sexo! Torcí el gesto. Por favor, no entres aquí parafollártelaenlaoscuridad.Opeor,queenciendanlaluzymevean. “Estanocheno,”dijoél.“Noestoydehumor.” “Venga, cariño, tú siempre estás de humor. ¿Qué te pasa últimamente?” “Nada. Éste no es ni el lugar ni el momento. Tenemos una cita mañana.” “Nunca me pusiste un horario,” arrulló Ally. “Solíamos hacerlo en todaspartes,todoelrato.¿Teacuerdas?Vamos,aquí.”Elpicaportedela puertatintineóyluegolapuertadelalmacénseabrió. ¡Joder! “Tedijeque...”Sufrasesecortó.Melaimaginébesándole,ahogando suprotesta. Enelmomentosiguientelapuertaseabriódeparenparyentrarona trompicones.Tuvelasensacióndequeestabatirandodeélhaciaella,pero elrectángulodeluzseapagócuandocerraronlapuertadeunportazo. Meescabullíhaciaatrás,metiéndomeenunpequeñohuecoentredos estanterías.Micorazóngolpeabaconfuerza.Recéporquenomevieranu oyeran. “Estoesunerror,”dijoReece,sucalladaycalmadavozllenandoel almacén.“Nodeberíamos.Noaquí.” “¿Aquiénleimporta?”preguntóAlly. “Nomeparecebien.” “Nadielosabrá.Estamossólotúyyo.Mira,estoharáquecambiesde idea.” Oí un crujido de tejidos y a Ally contener la respiración. Me la imaginé levantándose el vestido y colocando su mano sobre sus partes femeninas. Puse los ojos en blanco ante su atrevida actitud, pero no oí a Reeceprotestarmás.Parecíaqueeraigualquecualquierotrotíocuando selepresentasexofácil.Lotomó. Oí a continuación la abertura de una bragueta. Los pantalones de Reeceprobablemente.Élgimió. “Dios,erestansexy,”murmuróAlly.“Meencantatucuerpo.” “Shhh,”susurróReece.“Nohables.” “¿Porquéno?Tesolíagustarqueyohablara.” “Quítate el vestido, déjate los zapatos. Si vamos a hacer esto, hagámosloadecuadamente.” “Sí,señor,”dijoellariéndose. Entonceshubomáscrujidoderopasmientrasellasedeslizabafuera desuajustadovestido. “Tócame,”musitóella.“Mispechos.Chúpalos.” “Túnodaslasórdenes,yolasdoy.Pontederodillas.” “Pero...” “Hazlo.”nohabíaelevadolavoz,perolaordeneraindiscutible.No esperabaqueelladiscutieraconél.Ynolohizo.“Mmmm,”murmuróél. Me la imaginé metiéndose su polla en la boca. Apuesto a que era larga y gruesa. Una pequeña palpitación entre mis muslos me pilló por sorpresa.Parecíaquelaparejanoeralaúnicadisfrutandodeesto.Nunca antes había espiado a gente teniendo sexo, nunca había sido una mirona, aunqueparecíaqueeraalgoquemepodríagustar,perosóloensecretoy enmissueños.¿Hacíaesounsueñoqueseconvertíaenrealidad? “Para,”dijoél. Ella soltó un pequeño suspiro y me la imaginé levantándose en la oscuridad. Su voz lo confirmó. “Ahí,” murmuró ella. “Dios, sí, Reece, tócameahí.” El calor crecía en el almacén. Una gota de sudor cayó por la cara internademismuslos.Exceptoquenoerasudor.Erayo.Estabahúmeda porlossonidosdesexoqueestabansucediendoasólounosmetrosdemí enlaoscuridad. “Tómame,”susurróAlly.“Tómameahora.” Entonceshubounpequeñogolpecontralapuerta–suespaldaquizás – seguido por el rítmico slap slap de carne contra carne. Lo estaban haciendo justo allí delante de mí y yo no podía estar más caliente. Ojalá pudieraverles–verle–perotendríaquepermanecercomounmomento de privacidad y secreto. Lo reviviría más tarde cuando estuviera sola en mipropiacama. Aunqueestabaincómodaestrujadaentrelasestanterías,nomeatrevía a moverme. La incomodidad fue pronto abrumada por el calor que me recorría y los sonidos de sexo llenando el pequeño espacio. Los sentía cerca,comosipudieraalargarlamanoytocarsuscuerposdesnudos.Sus respiracionesseconvirtieronenmirespiración.Sucaloreramicalor.Su deseoflotabaamialrededoryeracasidolorosonopodertocarme. Su respiración se aceleró, luego llegó un gruñido de Reece y un pequeñogritodeAlly. Sehabíaacabado.Nadiehabló,peroalguien–creoqueReece–dejó escapar un largo suspiro, como si no pudiera creer lo que acababa de hacer. “Ponte la ropa y sal,” dijo de forma brusca. “Estaré allí en un minuto.” El susurro de la ropa fue seguido de una risita de Ally. “Bésame,” dijoella. “No.”Lapuertaseabrió,dejandoentrarunapequeñacantidaddeluz. Meestabadandolaespalda,sugranfiguraescudándolademivista,oamí deladeella. Micorazóngolpeabadentrodemipechoymicerebroeraunturbio lío de pensamientos a medio formar y demasiadas emociones. Mis terminaciones nerviosas tintineaban por el calor y el deseo que aún me recorrían. AllyseescabullófuerasindecirpalabrayReececerrólapuertade nuevo.Permanecióenelalmacén.Conmigo. “¿Hasdisfrutado?”preguntó. CAPÍTULO3 –––––––– Nadapuedeprepararteparaquetepillenenlamismahabitaciónconuna parejapracticandosexo.Queríaqueelsuelometragase,oquizásvomitar. Muysofisticado,Cleo. No había nada sofisticado en la situación en la que me había encontrado.Eracompletaytotalmentehumillante.Sóloteníaquerecordar queeramáshumillanteparaReecequeparamí.Quizás. Porunmomentopenséquesisimplementemequedabaallí,estrujada entrelasestanterías,sinmoverme,élpensaríaquesehabíaimaginadomi presenciayseiría.Peronolohizo. Encendiólaluz. Parpadeéantelarepentinaclaridadymeencogíaúnmáshaciaatrás. Cuando mis ojos se ajustaron, me atreví a mirar a la cara a Reece Kavanaghparacalibrarsureacciónantelararasituación. Maladecisión.Élnoestabasonriendoysombrasoscurasacechaban enesosojossinalma.Suscejassejuntaronysecruzódebrazossobreel pecho. Su chaqueta y corbata yacían sobre una estantería cercana y sus músculos resaltaban dentro de su camisa. El físico del hombre era tan impresionante e intimidante como su expresión. Estaba de pie entre la puertayyo;unimpenetrablemurodepuroacero. “Yo...yo...eh,losiento,”dijecontantafrialdadcomopudereunir,la cualeramuypoca.“Vineaquíbuscando...”Miréalrededoralcontenidode las estanterías. “Papel higiénico.” Hice una mueca de dolor. ¿Eso era lo mejorquesemeocurría? “¿Enlaoscuridad?” Mierda.Horaderetirarseymarcharseconlapocadignidadqueme quedaba.Parecíainjustoqueyofueralaavergonzada,cuandoaéllehabía pilladoconlospantalonesbajados. Diunpasohaciadelante,fuerademiescondite,peroélnosemovió. “Nohasrespondidoamipregunta,”dijo. “¿Eh?Oh,bueno,sí.Estababuscandoaoscuras.Estúpido,losé.”Me encogídehombros. Élaúnnosemovió.“Miotrapregunta.” “¿La otra pregunta?” De verdad que no podía acordarme. Mi mente estabahechapapilla.¿Quédemoniosmehabíapreguntado? “¿Hasdisfrutadodelespectáculo?” Demonios.¿Porquénopodíafingirquenadahabíaocurrido?Esoes lo que la gente normal hacía. Él podía dejarme salir con una sonrisa avergonzadayungestotorpe.Yoprometeríanocontárseloanadieytodo iríabien. Peronoibabien.Erararo,yyoaúnestabaterriblementecaliente,mi pielresbaladizaenlugaresincómodos.“Um...”Nohayrespuestasensataa esapregunta.Simplementenolahay.“Hasido...” “¿Interesante?”apuntó. “Supongo.” “¿Agradable?”Seinclinóhaciaatráscontraelmarcodelapuertay cruzó los tobillos perezosamente. Con sus párpados medio cerrados, parecía menos peligroso y más divertido ante mi incomodidad. Maldito sea. “Ésanoeslapalabraqueyousaría,”dije. “¿Teparecióexcitante?” Tragué saliva ruidosamente y bajé la vista a mis zapatos. “Yo... eh... supongo.”Aclarémigargantaymeacerquéunpasomás.Élnosehizoa un lado. El pánico revoloteaba en mi pecho, pero me negaba a que floreciese.Nocreíaestarenpeligroconestehombre,perosifueraéseel caso,¿porquénomedejabasalir?“Perdone,Mr.Kavanagh,megustaría irmeahora.” “Llámame Reece. Creo que deberíamos tutearnos después de lo que acabamosdecompartir.” “Nohemoscompartidonada.”Finalmenteestabarecuperandoalgode sentido común y una pizca de dignidad. Podía hacer esto. Podía estar concentrada y fingir estar ofendida en vez de excitada sexualmente. “He oídoundesafortunadoincidenteentretúytunovia.” “Ellanoesminovia.” “Tuasistenteentonces.” Élsimplementegruñó.“Parecequepensamosdeformaparecida.” “¿Sobrequé?” “Esto. Lo que has presenciado. Fue un desafortunado incidente y no debería haber sucedido.” Descruzó los brazos y recogió su chaqueta. “¿Quéquieres?” Fruncíelceño.“¿Quéquieresdecir?” Metiólamanoenelbolsillodelachaquetaysacóunfajodebilletes. Contóalgunosbilletesymelostendió.“¿Cien?” “¡Noquierotudinero!” “¿Quieres jugar duro? No te habría tomado nunca por una estafadora.”Metendiómásdinero.“¿Dos?” “¡No!Mr.Kav...Reece.Noquierotudinero.Simeestáspagandopara mantenermecalladasobreesto,olvídalo.Nohabloconperiódicosocon columnistas de cotilleos. No me importa con quien follas o sales o te comesunahamburguesa.Noesasuntomío;noesnecesarioqueelresto delmundotambiénlosepa.Notepreocupes.Nolevenderétuhistoriaa nadie.” Hizo una pausa, con los billetes en la mano. “No creí que fueras el tipodemujerquedicefollar.” “Y yo no creía que fueras un tío que tiene sexo en cuartos de almacenaje.” Él se rió y devolvió los billetes a su chaqueta. “Normalmente no lo hago.PerosentíaqueledebíaaAllyunaúltimavezantesdedespedirla,y ésta iba a ser nuestra única oportunidad, así que...” Se encogió de hombros. Justo así explicó el encuentro. Ni siquiera sonó pervertido cuandolodijo.Nisiquieraparecíaunhombreenamorado,oencelo.Sus mejillas no estaban ruborizadas, ni había calor delator en sus ojos. Él hablósobreAllyysuencuentrocomosifuerasólootrarondadegolf. “¿Sabes?Sivasaplantaraunamujer,nodeberíastenersexoconella poradelantado,”dije. “¿Deverdad?”Hizohumph.“Quizásseaporesoporloquetodasmis exnoviasmeodian.” “Podría ser,” dije. “O podría ser porque siguen enamoradas de ti cuandorompesconellas.” “¿Quiéndicequeyorompoconellas?” “Sólounacorazonada.” Entrecerrólosojosysealejódelapuerta.Ahorapodíamarcharmesi quisiera.Mequedé. “Detodosmodos,Allynuncahasidominovia.” “Oh. Vale.” Levanté las manos como rendición. “La relación que tengasconellanoesasuntomío.” “No,” murmuró. “No lo es.” Dio un paso hacia delante hasta que estuvo a tan sólo unos centímetros de mí. Era alto, imponente, y podía sentir su calor irradiando a través del espacio entre nosotros. Me observaba por debajo de sus pestañas bajadas. “Gracias por el consejo sobrerupturasysexo.Lotendréencuentalapróximavez.”Suvozerauna notagravebajaymelódicaquevibrabapormipiel. Traguésalivaconesfuerzo.“Nohaydequé.”Deberíairme.Debería deslizarme junto a él mientras estaba así inclinado y huir. Pero estaba clavadaalsuelo,miszapatospesadosytorpes.Siintentaramoverme,me caería.Asíquemequedéallíbajosuintensamiradaybajosuhechizo. Élalargósumano,colocándolacercademioreja.Podíaolerelsutil picantedesucoloniayunaromamásbásicoqueerapuramasculinidad. Seinclinóhaciadelante,sucaracerca.Nocreoquefueraabesarme. ¡Ibaabesarme! “Toma,” murmuró. Su aliento rozó mi frente; su voz volvió locos missentidos.“Noteolvidesdeesto.” “¿Hmm?”¿Quéestabadiciendo?¿Quéestabadiciendoyo?¿Porqué nomeestababesando? Éldiounpasoatrásyviloquemeestabadando.Unrollodepapel higiénico. Lo había cogido de la estantería detrás de mí. Una sonrisa traviesa rondaba sus labios y la travesura bailaba en esos ojos. Cogí el rolloypasérápidojuntoaél,micaraencendida,milenguatrabada,ymi estómagorevuelto. Surisotadamesiguiópasilloabajohastaelcuartodebaño. *** Para cuando salí del cuarto de baño, los alumnos y los empleados de la galería estaban recogiendo los cuadros y los invitados se habían ido. Reece y Ally no estaban por ninguna parte. Solté un suspiro, no muy segura de si debía estar aliviada de no tener que ver su sonrisa burlona otra vez, o frustrada porque había echado a perder mi oportunidad de trabajarconmiobjetivo.Tambiénhabíaotraemoción,cocinándosejusto pordebajodelasotras.Unaqueyonoqueríareconocer.Decepcióndeque nuncalevolveríaaver,denotenernuncalaoportunidaddeestartancerca deélcomolohabíaestadoenelalmacén. “Nopuedocreerqueellalotrajera,”dijoCassie.Estabahablandocon Becky y con otros alumnos mientras quitaban los cuadros de la exposición.“Allyconocenuestrahistoriayloqueéltienepensadohacer, yaúnasílehatraído.” “¿Quiénesella?”preguntóBecky. “Fuimosalcolegiojuntas.Solíamosseríntimasperonosseparamos en nuestro último año.” Sacudió la cabeza y sus rojos rizos rebotaron. “Gustarle a los tíos más atractivos se convirtió en algo más importante quesusamistades.” “¿Entoncesporquélainvitaste?” “Ellamismamepidióunainvitación.Yonolahabíavistodesdehace más de un año; entonces contactó conmigo a través de la dirección de email del estudio y preguntó si podía asistir con una cita. Me dijo que queríaponersealdíayrecuperarlaamistadconsusviejasamigas.”Sus hombros se derrumbaron un poco y sus labios se aplanaron. “Debería habersabidoquetodoeramentira.” “TalvezReecelaanimó,”intervine.Cassiememiró,unpequeñomal gestoconectabansuscejas.“Ellatrabajaparaél,”dije.“Quizásdescubrió suconexióncontigoylaobligóaconseguirunainvitación.” “Tal vez,” dijo Cassie. “no iba a darle a él una invitación si la pidiera.” Leapretéelbrazo.“Yodiríaqueélestápreparadoparaluchar.Pero haescogidoalamujerequivocadacontralaqueenfrentarse.” Cassie me dedicó una débil sonrisa. “Gracias. Pero no estoy segura depoderganar.Nopuedopermitirmeunbuenabogado.Nisiquierapuedo permitirmeunomalo.” “¿Hay alguien que pueda ayudarte?” Yo estaba pensando en el misteriosocliente.AlguienhabíacontratadoaEllenparadeteneraReece dederribarlacasadeCassie.Aunquepodíasimplementeserelcasodeun rival de negocios queriendo sabotear al Grupo Financiero RK, también podríaserunamigoquequisierapermaneceranónimo. “No,” dijo Cassie enfáticamente. Se alejó, sólo para estrellarse contraunabrazodeBecky. “¿Y si no ganas?” preguntó Becky, sus enormes ojos llenos de lágrimas.“¿Esésteelfindelestudio?” “¿Deverdadtevasamarchar?”intervinounodelosalumnos. CassiediopalmaditasenlaespaldadeBeckyyluegosealejódeella. Sostuvoamihermanaenunbrazodedistancia.“Nodiscutamoselfuturo hasta que sepamos si podemos parar a Kavanagh. No me voy a ir sin pelear.” Nolohabíadicho,perotodosoímosel‘pero’ensuvoz. Perosifracasomeiré. *** Becky despotricaba y criticaba lo cruel que era Reece Kavanagh durante todo el camino hasta casa y siguió haciéndolo la mañana siguiente. Después de desahogarse conmigo durante el desayuno, se retiró a su habitaciónyderramósusemocionesenunlienzoconcoloresoscurosy furiosos.Meescapéfuera,aljardín,parallamaraEllen. Nosotrasvivimosenlamismacasadetreshabitacionesquehabíamos heredado de nuestros padres. Era una casa de ladrillo crema de clase media en un suburbio de clase media. Nuestros vecinos eran principalmente cincuentones con el síndrome del nido vacío, con casas que parecían la misma que la nuestra y jardines con rosas, azaleas, y camelias. Me gustaba. Era mi hogar y siempre lo había sido. Becky lo encontrabaaburridoyqueríamudarsemáscercadelcentrodelaciudado alossuburbiosdelabahía,dondesusamigassereuníanencafésohacían footingalolargodelacosta.Peronopodíamospermitirnoselmudarnos a otra cosa que fuera lo suficientemente grande para nosotras dos. Además,nopodíasoportardejarlacasadondehabíacrecido.Todavíano. Measegurédequelapuertatraseraestuvieracerradaymesentéenel banco de piedra que papá había situado bajo un gran árbol al fondo del jardín. Una gardenia florecía cerca, su embriagador aroma era un reconfortanterecuerdodelamanoparalajardineríaqueteníamimadre. Marqué el número de Ellen en mi móvil. Ella descolgó al primer timbrazo. “¿Cómo fue?” preguntó. No un ‘¿Cómo estás, Cleo?’ o ‘¿No hace calorhoy?’Directaalgrano. “Fueundesastre.Túmedijistequenoteníaasistente.” Supausafueleve,peroestabaallí.“Ellanodurarámucho.” “¿Losabías?¿Porquénomelodijiste?” “Porquesehabráidoantesdeterminarlasemana.” “¿Cómopuedeserposiblequesepaseso?” “Espíasentodaspartes,¿recuerdas?” Puse los ojos en blanco. La red de Ellen era aterradoramente eficiente. “Nomepongaslosojosenblanco,”dijoconunasonrisaenlavoz. Casi dejé caer el teléfono. Miré alrededor pero estaba sola. Eso esperaba. “Muy graciosa.” Me levanté para comprobar la valla trasera sóloporsiacaso.Nohabíanadieallí. LarisaroncadeEllensepropagóporlalínea.“Notepreocupespor su actual asistente. Va a romper con ella este fin de semana. Todo rastro seráeliminadoparaellunesporlamañana.” “¿Siempre mezcla los negocios con el placer? Tanto tú como él lo hacéissonarcomoquesersuasistentetambiénsignificasersunovia.” “Noviaesunapalabracargadadeimplicaciones.Tieneunsignificado implícito que no concuerda con las mujeres de Reece. Ellas son más compañeras de alcoba con el beneficio añadido de ser su cita cuando se requiera.Perotienesrazón.Normalmenteseacuestaconsusasistentes.” “¿Esesoloqueesperasquehagayo?¿Convertirmeensuasistentey acostarmeconél?” “Yonoteharíaeso,Cleo,ymeofendequepiensesqueloharía.”De hechosonabaofendida,suvozsonandomásagudadelonormal.“Quiero quetúseasladiferente,laúnicaquenoseacuestaconél.Levolveráloco defrustraciónyesentoncescuandobajarálaguardia.” NopodíaimaginarmevolviendoaReecelococondeseoacumulado. Quizás un hombre viejo, calvo y gordo encontraría difícil saciar su lujuriaenotraparte,peronoReece.Élpodíaacostarseencualquierparte concualquiera. “¿Hiciste algún progreso?” preguntó Ellen. “¿Cogió tu tarjeta de visita?” “Lacogió,perodudoquemellame.” “¿Porquéno?Flirteasteconél,¿verdad?” “Algoasí.” “¿Creesquelecausasteimpresión?” “Ohsí,estoyseguradequesí.Sóloquenolacorrecta.” Otra ligera pausa en el otro extremo del teléfono. “¿Qué quieres decir?” De ningún modo le iba a contar lo que había presenciado en ese almacén. No sólo le había hecho una promesa a Reece, sino que se reflejaríatanmalenmícomoenél.NoqueríaqueEllenpensaraqueyo eraunapervertidaqueespiabaalagentemientraspracticabansexo.“Sólo digamos que probablemente no me llamará. Lo siento, Ellen. La he fastidiado esta vez. Simplemente no estoy acostumbrada a tipos como Reece Kavanagh. Es demasiado...” Suspiré, luchando por encontrar las palabras para describir lo fuera de mi alcance que Reece estaba. “Es demasiado.” “Tonterías.Túeresexactamenteloqueélnecesita.Sóloqueélaúnno losabeporquenoteconocelosuficientementebien.” “Creoqueesmejorqueconsigasaotrachicaparaestetrabajo.” Oí tamborileo de fondo, pero no estaba segura de si eran sus uñas sobreunataza,lamesa,oelteclado.“Yaveremos.Siélnotehallamado de aquí al lunes, necesitaremos hacer algo drástico.” Ella colgó, dejándomeconfundidasobrequémedidasibaatomar. Aspiréelaromadelasgardeniashastamispulmones.Consuertela próximavezquellame,metengauntrabajodiferentepreparado.Sólose me paga cuando un objetivo me contrata, no cuando yo fracasaba. Necesitaba el dinero. Mis ahorros habían disminuido hasta los últimos cientos de dólares y la deuda de la tarjeta de crédito iba creciendo. Era duromanteneradospersonas,pagarlasclasesdeartedeBecky,ypagar el préstamo que cubría sus facturas médicas. Ellen ya me había dado un aumento de sueldo hacía seis meses cuando se lo pregunté, y no podía pedírselootravez.QuizáserahoradesugeriraBeckyqueconsiguieraun trabajoatiempoparcial. Cadavezquepensabaenteneresaconversación,meacobardaba.Ella aún estaba demasiado frágil. Se cansaba fácilmente. Su arte era lo único queledevolvíalavida.Nohabíamaneraparaquelidiaracontrabajaren un escritorio todo el día o sirviendo cervezas por la noche. Esa sería su ideadelinfierno. Suspiréyestuveapuntodevolveradentrocuandomiteléfonosonó. Lapantallamostraba“NúmeroPrivado”,asíquenoeraEllen.Contesté. “Cleoalhabla.” “¿Hasescuchadomomentosíntimosdealguienúltimamente?” Dejécaerelteléfonoenmiregazoylomiréfijamente.Nocabíaduda dequeeralaprofundavozdeReece.Inclusosinolehubieradadolapista dequiénera,habríaconocidoesavozencualquierparte. “¿Tehesorprendidootravez?”leoídecir. Cogí el teléfono e intenté calmar mis nervios con unas cuantas respiracionesprofundasantesderesponder.“Estullamadadeteléfonolo que me ha sorprendido. No estaba esperando que fueras a continuar con nuestraconversación.” “¿Porquéno?” “Yo...eh...penséquehabíacausadounapobreimpresión.” “Entonces te equivocaste. Me prometiste que no le dirías a nadie lo quehabíapasadoenelalmacén,yhastaahoranolohashecho.Heestado al teléfono toda la mañana con mis contactos de los medios y no hay ni rastro de algún rumor circulando. Lo único que ha aparecido es mi asistenciaalagalería.Tú,CleoDenny,hasmantenidotupalabra.Esoes raro.Quierocontratarte.” Mibocaseabriódeasombroymipulsoseaceleró.“¿Cómoqué?” solté, las palabras de Ellen aún resonando en mis oídos – ‘normalmente duermeconsusasistentes’. “Como mi AP, mi asistente personal. ¿No es eso para lo que estás cualificada? ¿O quieres que te contrate como otra cosa?” El significado implícito hizo que mi piel cosquilleara y se tensara. Su voz rica y profundameestabaderritiendo. “APestábien,”dijealegremente,fingiendonotenerniideadeloque quería decir. “¿Pero quieres contratarme sin siquiera oír mis cualificaciones?” “¿Puedesmanejarunordenador?” “Sí.” “¿Puedescontestarelteléfonoytomarmensajes?” “Sí.” “¿Eresorganizada?” “Mucho.” “Esoessuficienteparamí.Enresumidascuentas,Cleo,conozcoala gente. Puedo juzgarlas muy rápidamente. Tú me pareciste eficiente, centrada, y divertida. En mi opinión, la gente divertida es inteligente y aprende rápido. También has demostrado ser de fiar. Eso es más que suficienteparamí.” La ironía de todo eso no se me escapaba. Él me estaba contratando porque sentía que podía fiarse de mí, y aún así Ellen me empleaba para traicionarle.“Tengoreferencias,”dije.Ylastenía.Legítimas.Ningunode misobjetivossabíaqueyohabíaayudadoaquesusnegociosfracasarany todos me habían dado buenas referencias después de dejar su empleo. Muchos me habían pedido que me quedara después de que mi contrato hubierasidocompletado,peroyosiempremenegaba.Yolesdecíaqueme gustabatenertrabajostemporales.Laverdaderaquenopodíaaceptarsus ofertasydejardetrabajarparaEllen.Habíasidobuenaconmigo,perono sólo me quedaba con ella por lealtad. Solía rechazar los trabajos permanentes porque no podía trabajar con gente a las que les había mentidoyengañado.Nopodíamirarlesalacaratodoslosdíassabiendo loquehabíahecho.Seríacomoesperaraqueunabombaexplotaraenmi cara. Cuanto más me quedara, más oportunidades tendría de que me descubrieran. “Si te hace sentir mejor, puedes enviármelas por email.” Me dio su dirección de email y luego la dirección de su oficina. “Espero que estés allíalasochoellunesporlamañana.” Así que realmente no quería ver mis referencias. “Claro,” me oí decir.“Estaréallí.” Élcolgóyyomiréfijamenteelteléfonoporloqueparecieronhoras. ReeceKavanaghestaballenodesorpresas.Parecíaimposibledescifrarle. Cada vez que pensaba que le entendía, hacía algo inesperado. Seguí mirandofijamentemiteléfonohastaqueBeckymellamódesdeelporche trasero. Saludé con la mano y luego entré. Sólo esperaba no estar tan confusacuandoaparecieraellunesporlamañanaenelcuartelgeneraldel GrupoFinancieroRK.Nopodíapermitirmebajarlaguardiaalrededorde Reece.Nosiqueríamantenermissecretosparamí. CAPÍTULO4 –––––––– Llevo los zapatos adecuados para mi primer día en el Grupo Financiero RK, y una falda y blusa formales en frías sombras de gris. Mi pelo está recogido en una alta y estirada coleta, intentando un look sexy y sofisticado.PorelligerofulgorenlosojosdeReececuandomevio,creo queloconseguí. He sido dirigida hacia la planta ejecutiva por la recepcionista de abajoysemedicequeespereaqueMr.Kavanaghsereúnaconmigoenel vestíbulo adjunto a su oficina. No tuve que esperar. Él ya estaba allí cuandolaspuertasdelascensorseabrieron. “Llegastemprano,”dijosintansiquieracomprobarloensuRolex.Se veía condenadamente sexy y sofisticado, también sin rastro de barba en sus mandíbulas y sin un pelo fuera de sitio. Llevaba otro traje caro con una elegante corbata amarilla y gemelos plateados sobresaliendo de las mangasdelachaqueta.Noestabasonriendo. “Nomegustallegartarde.” Reece estaba de pie delante de una pared de cristal con su nombre. Detrás de la pared había un área grande con un escritorio, una solitaria palmeramustia,yalgodeartemodernosobrelasparedes.Undiván,dos sillas,yunaestanteríabajaformabanelrestodelmobiliario.Laestantería estabacontraunapareddemaderapulidajuntoaunapuertaquellevabaa otraoficina.DebíadeserladeReece. “Bienvenida,”dijo,abriendolapuertadecristalpormí.“Puestoque hasllegadotemprano,tienestiempo.” “¿Tiempoparaqué?” “Parahacermeunatazadecaféantesdemiprimerareunión.” Dejémibolsosobreelescritorioymiréalrededor.“¿Dóndeestála cocina?” “Detrásdeesapared.”Tocóunpanelyesperómientrassedeslizaba silenciosamente para revelar una cocina pequeña. “Sólo, uno de azúcar. Hazteunotútambién.” Vaya,gracias. Medejóantesdequepudierahacermáspreguntas,cerrandolapuerta desuoficinaconunfirmeclic.Rápidamenteevaluémiestacióndetrabajo. Había una contraseña estaba escrita con un garabato infantil y desordenado en un post-it pegado al monitor, y el material de oficina estaba colocado ordenadamente en los cajones. Un juego de llaves descansabasobreuncuadernoyunglobodenieveaguantabaunmontón de papeles en una bandeja. Dentro de la esfera había un oso polar, un bosquedeabetosdetrásdeél.Erabarato;eltipodecosaquetecostaríaun par de dólares en una tienda para turistas. Me preguntaba si había pertenecido a Ally y si lo había dejado atrás a propósito o no. Parecía fueradelugarenmediodelabrillantemaderapulidadelescritorioylos carosmuebles. Me puse a hacer el café y luego llamé a la puerta de Reece. Él la abrió,elteléfonomóvilensuoreja,ymehizoseñasdequeentrara.Dejé latazasobresuescritorioyestabaapuntodemarcharmecuandoélcolgó. “Espera,”dijo,cogiendolataza.“Nollameslapróximavez.Siestoy al teléfono y no puedo contestar, podrías estar esperando allí durante horas.Además,nohaynecesidaddeformalidadentrenosotros.”¿Erami imaginaciónosuvozacababadebajarunanota? “¿Hayalgoquepuedahacerportiantesdequeempiecetureunión?” Tomó un sorbo y luego posó la taza. “Coge tu cuaderno y un bolígrafoparatomarnotas.¿Escribesentaquigrafía?” “Porsupuesto.” Asintióconaprobación.“Estaránaquíenunminuto.” Entendíesocomoun“Dateprisa”yregreséamiescritorio.Conseguí hacerme un café y volver a entrar en su oficina justo cuando su primer ejecutivoentraba. Pronto aprendí que la mayoría de los empleados sénior del Grupo Financiero RK tenían menos de cuarenta años, como Reece. No todos llevaban trajes caros. Uno no llevaba corbata y tenía las mangas de su camisaenrolladashaciaarriba,yotrollevabavaqueros.Meguiñóunojo cuandoentró. “AsíquetúereslaúltimavíctimadeReece,”dijoconunamueca. Ledevolvílasonrisa.“Temporalmente.” “¿Sí?Nomeextrañaquetehayacontratado.” No sabía lo que quería decir, pero me reí con él hasta que pillé la glacialmiradadeReeceporelrabillodelojo. “Gente, ésta es Cleo Denny. Cleo, estos son mis empleados más fiables.Aprenderássusnombresconformeavancemos.” Paraqueluegodiganquemequeríahacersentircómoda.Parecíaque seestabaesforzandoenhacermesentircomounaextraña.Podíalidiarcon eso.Yoeraunaextraña,yplaneabaenseguirasíporloqueconcerníaal restodeempleados. “SoyAustin,”dijoeltipodelosvaqueros,tendiéndomelamano. Selaestreché.“Encantadadeconocerle,”susurromientrasmesiento. La reunión fue corta y directa al grano. Consistía en cada hombre informandosobresudepartamentoycontestandoalaspreguntasdeReece. Incluso el alegre Austin habló con una sensata precisión. Resultó que estabaalcargodetodoslossistemasinformáticos. Nofuehastadespuésdequelareuniónhubieraterminadocuandome di cuenta de que no había mujeres en el grupo sénior. Intenté no sacar muchas conclusiones de eso mientras me preparaba para trabajar mecanografiandolasnotasyfamiliarizándomeconlasbasesdedatos,los archivos,ylosproyectosactuales.Allyhabíadejadolosarchivosconun poco de lío, y había algunos huecos en los registros de la base de datos queyoqueríacerrar.Hicealgunosobjetivosacorto,medio,ylargoplazo parahacerquetodoestuvieraorganizado. Después de comer, cuando Reece hubo desaparecido para otra reunión,busquétodoloquepudeencontrarsobrelacasadeCassie.Estaba amitaddeleerelcontratodeventacuandounamujerdemásomenosmi edadentróatravésdelapuertadecristal. “Hola,” dijo asintiendo con la cabeza, lo que hizo que su oscuro flequillocayerasobresusojos.“¿EstáReece?” “No.¿Puedoayudarte?” “Claroquesí.”Ellasesentóenelbordedelasillaalotroladodemi escritorioyseinclinóhaciadelante.“Parasersincera,mealegraqueno esté aquí.” Ella lanzó una mirada a la puerta de su oficina como si esperasequeélsaliera.“Meponenerviosa.” Yaéramosdos.“SoyCleo,”dije,tendiéndolemimano. Ellapareciósorprendidaalprincipio,luegocogiómimano.“Jenny. Soy la asistente del director de marketing. Mi jefe me ha enviado aquí a buscar información. Bueno, en realidad, él no me ha enviado; simplementedecidísubir.Queríaconocerte.” “Gracias.Mealegraquelohicieras.” Jennysonrió.Teníaunosdientesgrandesdentrodeunaampliaboca que parecía extenderse de oreja a oreja cuando sonreía. Sus suaves ojos marrones bailaban alegremente mientras miraba mi cara, mi ropa, y mi pelo.“Noeressutipohabitual,”dijo. “¿QuieresdecirquenomeparezcoennadaaAlly?” “Precisamente.” “Metomaréesocomouncumplido.” Ella se rió, una profunda carcajada que hizo que su gran pecho se sacudieradebajodesublusa.“Creoquemevasagustar.” Me incliné hacia delante sobre el escritorio y bajé la voz. “Dime lo quesepassobreMr.Kavanagh.” Ellamededicóunamiradavacía.“Todoloquehayquesabersobre Mr.Kavanaghlopuedesleerenlosperiódicos.Esaburridoperocierto.Su vida amorosa es un libro abierto, como creo que ya sabes, y su vida laboralestáenlaspáginasdenegociosparaquetodoelmundolalea.” Asentí. “Sí, pero cuéntame sobre él. Dime cosas que no pueda encontrarleyendolosperiódicosolosblogsdesociedad.” Derepentesereclinóhaciaatrásensusillaylanzósusmanosalaire. “¡SóloDioslosabe!Casinoveasusempleados,exceptoalosejecutivos. Todo lo que te puedo decir es que es demasiado guapo para su propio bien. Las mujeres se lanzan a sus pies y a él no le importa un carajo. A menosqueseasmodelo,olvídate.Noestáinteresado.” “Esomedescarta,”dijeriéndome. “Yamí.”Ellasuspiró.“Laúnicagentequerealmenteleconoceessu familia.” “LosKavanagh,”musité.“Sonunafamiliagrande,¿verdad?Creoque loheleídoenalgunaparte.” “Ajá.RicoscomoMidastambién.Lamayoríaviveríoabajo,perono enlamismacasa.” “Ahorameacuerdo.¿NosecompróReeceunaviejacasaporallí?” “Sí.” “¿Vaavivirenella?” “La va a derribar. Lo sabrás todo sobre eso pronto. Es su proyecto númerouno,oesoledijoamijefe.Noestoyseguradecómoafectaráasu familia, pero no creo que le importe mucho. Hay rumores de que casi nuncavaporelrío.Aparentementeodiaesazona.” “¿Hatenidoalgunariñaconsufamilia?” Ella se encogió de hombros. “Todo lo que sé es que nuestro Mr. Kavanagh vive en un ático en la ciudad. No estoy segura de dónde exactamente.Seguardaesoparasímismo,comotantasotrascosas.” “¿Quéotrascosas?” “Comoadóndedemoniosvacadajuevesporlatarde,llueva,truene, ohagacalor.” Fuiacomprobarsuagendaonline,peroJennysacudiólacabeza. “No te molestes. No está ahí. Ninguna de sus AP puedo descubrir a dondeiba.Nadie,incluidassus...am...favoritas.”Ellameguiñóunojoyse pusodepie.“Tengoqueirme.Hazmesabersinecesitasalgo.Miextensión esdos-uno-nueve.” Estaba a punto de marcharse cuando me acordé de algo y la llamé. Me reuní con ella en el vestíbulo cerca del ascensor. “¿Sabes por qué se fue Ally? ¿Hizo algo mal personal o profesionalmente? Sólo quiero saberlo para no cometer el mismo error,” dije con un encogimiento de hombros. “Buenaidea.”Jennysuccionósulabioyluegolodejóescaparconun pop. “Por lo que sé, se volvió demasiado pegajosa. Supongo que clasificaríasesocomoerrorpersonal.” “¿Demasiadopegajosa?¿Cómoquequeríamásdeél?” “Queríaunarelaciónconél.Últimamentebajabahastamiescritorioy se quejaba de que la trataba como sólo a una empleada y no como a su novia.” “Yaveo.” “De todos modos ella no era realmente su novia. Él nunca la había llamadoasí.SihubierasabidoqueéldormíacontodassusAPsantesde meterseensucama,probablementesehabríaahorradoquelerompieran elcorazónysólohabríatenidoalgodediversión.” “Pobre Ally.” Ahora sabía por qué la mujer se había pegado como unalapaaReeceenlagalería.Seguroqueyahabíasentidoqueélseestaba alejando y quería agarrarse a él todo el tiempo que fuera posible. No podíaculparla.Siyotuvierauntíoasí,tambiénquerríaconservarle. “Notepreocupes,élnoseacostarácontigo.”Seencogiódehombros. “Comohedicho,noparecessutipo.Losiento.” “Notedisculpes.”Mereíparaesconderelnudodedecepciónenmis entrañas. “Espero romper el ciclo y ser sólo su AP.” Era extraño como Jenny creía que yo no era su tipo, y yo tampoco, y aún así Ellen estaba convencidadeello.QuizáshabíaentendidomalaReece. El ascensor hizo ding y Reece salió. Jenny se quitó de su camino y murmuró,“Buenastardes,Mr.Kavanagh.” Éllasaludóconlacabeza.“Buenastardes,Jenny.Cleo,necesitolos últimosinformesfinancierossobrelaurbanizaciónDoveton.” Entróporlapuertadecristal.Jennysemetióenelascensoryarticuló Buenasuerte. Yo articulé Gracias y regresé a mi escritorio. Reece había visto la puertadesuoficinaabierta.Busquéentrelosarchivoseimprimílosque pidióyselosllevé. Me hizo un gesto para que me sentara sin levantar la vista de su monitor.Mesentéyesperéconlasmanosenmiregazo. Cuandoterminódeleer,sereclinóhaciaatrássincogerlosinformes. “¿Tehasinstalado?” “Sí,gracias.” “Veoquehasconocidoaalgunosempleados.” “Jennyesmuyamable.Todoelmundohasidoservicial.” “Poniéndotealdíaconloscotilleos,sinduda.” ¿Eraotraprueba?Decidíserhonesta.TeníalasensacióndequeReece era un hombre al que le gustaba la sinceridad en sus empleados. “De hecho,sí,perotristementeparecequeocurrenmuypocascosasqueyano seandeconocimientopúblico.” Seinclinóhaciadelante,suscodossobreelescritorio,ymeatravesó con esa helada mirada suya. “¿Ah sí? Dime, Cleo, ¿quieres preguntarme algo?” “Sí,”admití.Nomesentiríaintimidadaporestehombre. “Adelante.Pregúntamealgo.” “¿Adóndevaslosjuevesporlatarde?” Élparpadeódespacio.Luegoseechóareír.“¿Esoesloquequieres saber?” Asentí. “¿Noquieressaberaquiéntengoprevistacomomipróximacita,por ejemplo?Ésepareceserelcotilleodejour.” “Estoyseguradequemeenteraréensudebidomomento.Elconsenso alrededordelaoficinapareceserquenoseréyo.”Noestabaseguradesi loestabadiciendoenvozaltaparaconvencerleaéloamí. Suspárpadosbajaron.Subocaformóunalínea.“¿Yporquétodoel mundo pensaría eso cuando todas las pruebas apuntan a lo contrario? Tengoreputacióndedormirconmisasistentes.” Oh cielos. Su voz ahumada tenía una forma de desnudar unas defensas que yo creía sólidas. “No soy tu tipo. Demasiado directora de colegioynosuficientemodelo.” Su ceja izquierda se levantó. “¿Ah sí? Yo estaba colado por mi profesora de quinto, así que no subestimes el efecto. ¿Sabes? Te pareces muchoaella,sóloquenollevasgafas.Pelocastañolargo,guapa,esbelta peroconcurvasentodosloslugarescorrectos.” Meretorcí,peromeneguéabajarlamirada.Noseríaderrotadapor suintensidadosudeseo.Peroesonosignificabaquenosintieraeltirón derespuestaentremismuslos.Cogílospapelesyselostendíatravésde lamesa.“Dejemostansólounacosaclaraantesdequeeldíatermine.No mevoyaacostarcontigo,Reece.” Élsimplementemededicóunasonrisatorcida,comosisupieraalgo diferente.Gilipollas.“Supongoquenohasconsideradollevargafas.” Solté los papeles y aterrizaron suavemente sobre el escritorio, delantedeél.“¿Puedohacerteotrapregunta?” Laluzbailabaensusojos.“Adelante.” “¿Sabías que yo estaba en el almacén antes de hacerle el amor a Ally?” Laluzensusojosseapagó.¿Estabaavergonzadopormipregunta? Esperaba que sí, porque me sentía casi demasiado incómoda para preguntar. Pero parte de mí tenía que saberlo. No entendía por qué. “Después,” dijo sin mirarme a los ojos. “Si hubiera sabido que estabas allí, habría parado.” Recogió los papeles, aún evitando mi mirada, pero entonces los dejó sobre la mesa otra vez. “Puesto que estamos haciendo preguntaspersonales,tengounaparati.” “Adelante.Peronovoyarespondernadaqueseademasiadopersonal. Mantengamosnuestrarelaciónenunplanoprofesional,¿vale?” “Éstanodeberíaserdemasiadopersonal,peronopuedoprometerte esodefuturaspreguntas.” “Ynopuedoprometerquelascontestaré.” “Nomehagascuriosear.Nomegustaespiaramisempleados.” Maldición.¿Meespiaría?Traguésaliva.“Sólohaztupregunta.” “¿Causará problemas tu conexión con la propiedad en Serendipity Bend?” Me detuve por un segundo, pensando mi respuesta. “Ninguno que puedaprever.” “¿Nosepondráfuriosatuhermana?” “Mihermananosabequetrabajoparatiynuncalosabrá.Estetrabajo es sólo temporal y no hay diferencia si trabajo para ti o no; tú aún continuaráscontusplanes.” “¿Quétehacedecireso?” “Porquehayrumoresdequeeresunhijodeputasincorazónynote importará quien te pida que no derribes esa casa. Lo harás de todos modos.” Élsoltóunarisaronca.“Almenoseressincera.Pocaspersonaspor aquíloson.¿Notedamiedoperdertutrabajo?” “Soy una trabajadora temporal, Reece. Empiezo y termino trabajos todoeltiempo.Encontraréotro.” “Claro que sí. Pero ningún jefe será tan bueno para trabajar como yo.” Gilipollasarrogante.Mecoloquéunasonrisa.“Hablandodeeso,aún nohefirmadoelcontrato.¿Conquiéndeberíahablarparaelpapeleo?” “Déjameloamí.” “Pero me gustaría solucionarlo pronto, antes de que los dos nos pongamosdemasiadocómodos.” “Demasiado tarde. Ya estoy cómodo. Has tomado notas en mis reuniones,hechoplanesparasolucionarloserroresdeAlly,einclusohas regado la planta.” Ante mis cejas levantadas, me dedicó una sonrisa traviesa. “Husmeé alrededor de tu zona de trabajo mientras estabas almorzando.” “Esonoesmuyjusto.” “Yo no juego limpio, Cleo. Soy un hijo de puta sin corazón, ¿recuerdas?” Me puse de pie bruscamente y le clavé mi mirada más seria. Podía hacertodoloquequisieraparaintentarintimidarmeocontrolarme,olo quefueraqueestuvieraintentandohacer,peronofuncionaría.Enesencia, yo no trabajaba para él, yo trabajaba para Ellen y estaba empleada para detener su proyecto de Serendipity Bend antes de que las excavadoras aparecieran.Haceresoeramuchomásimportantequejugarsusjuegos. “Deja mi contrato de trabajo sobre mi mesa por la mañana,” dije y mefuiofendidahacialapuerta. De algún modo él llegó primero. Bloqueó la puerta con su formidablecuerpo.Estartancercadeéleracomoestarenelbordedeun agujero negro. Toda mi bravuconería se esfumó por su cautivadora presencia. La mujer en mí sólo quería alargar la mano y tocar sus abdominalesdebajodesucamisa.Perononostocamos,sólonosmiramos fijamente.Recéporquenopudieraverlaansiedadenmisojos. “Túnomedasórdenes,”dijoconunavozbajaqueretumbabadesde lasprofundidadesdesupecho.“¿Lohasentendido?” Asentí remilgadamente. “Por supuesto. Como su empleada, nunca soñaríaenhacerunacosasemejante.¿Ayudaríasidijeraporfavor?” Parecíainsegurodecómoreaccionarantemidulcegiro.Sumirada se suavizó y bajó el brazo. “Puedes traerme otro café antes de que te marcheshoy.” “Nodeberíasbebertantocafé.Esmaloparati.”Levantélasmanosen rendición. “Pero no soñaría en decirte qué hacer. Es tu salud.” Bajé las pestañas, buscando esa sexy expresión que él había perfeccionado. “Tu cuerpo.” Paséporsuladorozándole,conteniendoelalientoconlaesperanza dequesinorespirabasuaroma,nomeafectaría.Error.Miinteriordioun vuelco cuando mi brazo tocó el suyo. Puede que hubiera ropa entre nosotros, pero sentí la sacudida de conciencia de mi cuerpo con tanta seguridadcomounrelámpago. No miré atrás para ver si él también lo había sentido. Me apresuré hacia la pequeña cocina y le hice un café. Se lo llevé pero no levantó la vista de sus papeles. Dejé la oficina, cerré la puerta, y me instalé en mi escritorio.Eranlascincopasadas,peronoplaneéenmarcharmeaún.No sólo tenía un montón de trabajo de Reece que hacer, sino que también necesitabaseguirlastécnicasdeEllenparacongraciarme.Esosignificaba trabajarextraduro,másduroquecualquierAPquehubieratenidoantes. LlaméaBeckyylehicesaberquenollegaríaacasaparacenar.Elladijo queharíaalgoqueyopudieracalentarmástarde.Estabaacostumbradaa queyonollegaraacasahastalastantas. Tres horas más tarde, Reece emergió de su oficina. Se estaba frotandolacaraconunamano,asíquenomeviodirectamente.Mequedé sinaliento.Elbreveinstanteenqueélpensabaqueestabasolomedijomás sobre Reece Kavanagh que cualquier otra cosa hasta ahora. Estaba cansado,sí,perotambiénatormentado.Laformaenquebajólacabezay suspirocomoungemidoeraunsignosegurodequeteníaalgoenmente. Deseépoderaliviarsupresión. Elmomentodevulnerabilidadsehizoañicoscuandoretirósumano y me vio. Ambos nos miramos fijamente, ninguno habló. Intenté buscar algo que decir y fracasé. Ni siquiera pude esbozar una sonrisa. La necesidad de tomar su cara entre mis manos y eliminar las sombras con mispulgareserasobrecogedora. Clavémisdedosenelcuerodemiasiento. “Aúnestásaquí,”dijodébilmente. Asentí.“Haymuchascosasquehacer.” Le dio una pequeña sacudida a su cabeza y a sus hombros como si estuvieradesentendiéndosedesusproblemas.Lassombrasqueacechaban en sus ojos se desvanecieron, reemplazadas por la familiar frialdad que parecía envolverle cuando necesitaba ser el gran jefe malo. “Es tarde, Cleo.Veteacasa.” “Enunminuto.Sóloquieroterminardemirarestashojasdecálculo.” “¿Intentandoimpresionarme?” “No. Intentando averiguar por qué te gastaste tanto en servidores el añopasadoytusistemasiguetanlento.” Fruncióelceño.“¿Quéquieresdecir?” “¿No crees que es lento? He trabajado en diferentes empresas, algunas mayores que ésta, y sus sistemas funcionan de manera más eficiente.” “Austinmedicequeessólolanaturalezadelatecnologíaestosdías. Nuestra compañía está hambrienta de información y todos esos datos requieren más y más espacio. Él afirma haber comprado los mejores servidoresqueeldineropuedecomprar.” “Eso es lo que dice aquí en las hojas de cálculo.” Asentí hacia el monitoryéldiolavueltaparacolocarsedetrásdemí.Pudesentirsucalor e intensidad, pero no me tocó. Intenté concentrarme en la tarea que nos ocupaba. “Reconozco ésta marca de hardware, y Austin tiene razón, son losmejores.DeberíansercapacesdemanejarlasbasesdedatosdeRKsin problemas. Otros lugares en los que he trabajado han instalado estos mismosservidoresyestántanhambrientosdedatos,omás,queRK.” “Abrelosformulariosdepedidos,”dijo. “He estado intentándolo, pero están protegidos con contraseña.” Le enseñéunoparademostrarlo. Élgolpeóelrespaldodemisilla.“¿Quiénprotegeconcontraseñaun formulariodepedidos?” “Alguienconalgoqueocultar.” “Hay una forma fácil de comprobar esto,” dijo, caminando hacia la puertaquellevabahaciaelascensor.“Vamos.” Corrítrasélynosmetimosenelascensorjuntosybajamoshastala segundaplanta,hogardeldepartamentodeTecnologíadelaInformación. Aún había un tío trabajando, un chico con pinta de empollón con más granosquepecas. “¡Mr.Kavanagh!”gritóalvernos.“¿Puedoayudarle,señor?” “ÉstaesmiAP,Cleo,”dijoReece.“¿Cuálestunombre?” “Tad.” “Tad,llévamealasaladelservidor.” Tad saltó desde su escritorio y tecleó un código en el teclado de la pareddetrássuya.Lapuertadelasaladelservidorseabrióconunclicy nos vimos enfrentados a una corriente de aire frío y el zumbido de procesadores. Reeceseñalóelnombredeunodelosservidores.“¿Ésaesunabuena marca?”lepreguntóaTad. “Los servidores no son realmente mi área,” dijo el chico. “Yo soy másdesoftware.” “¿Sabessiesunabuenamarcaono?” Tadtragósalivayasintiórápidamente.“Unodelosmejores.” Reecememiróconlascejaslevantadas. “Mira el número de modelo,” le dije. “¿Es un buen modelo?” le preguntéaTad. Tad empujó sus gafas hacia arriba y comprobó el número. “Ahora tiene unos cuantos años ya, y sólo se debería utilizar para pequeñas o mediascargasdedatos.MesorprendeunpocoqueAustinaúnlostenga. Quizásesporesoquehayamosestadoteniendoproblemasdevelocidad.” “Gracias,”dijoReece. Salimosdelasaladelservidoryvolvimosasubiralnivelejecutivo. “Recogetuscosas,tevoyallevaracasa.Hablaremosporelcamino.”No sonabacomosiquisieraqueyolecuestionase.Sonabafurioso. Apaguéelordenadorycogímibolso.“Nonecesitoquemelleves,” dijemientrasvolvíamosalascensor. “Novasacogerunautobúsdevueltaacasaaestashorasdelanoche túsola.” “¿Cómosabíasquenovineconduciendo?” Sumiradaencontrólamía.“Simplementelosé.” No estaba segura de qué pensar. No quería que me llevara a casa, dondeBeckypodríavermesalirdesucoche,peromegustabalaideade pasarmástiempoconél,aúncuandoparecíaestarenunaterradormodo intenso. Al final, la necesidad del secretismo ganó. Ésa soy yo, siempre sensata. “Cogeréelautobús,”dije. Respiró hondo y miró al cielo. “Bien, si no te quieres subir a un cocheconmigo,déjamequetepagueuntaxi.” “Pero...” “Novasacogerelautobúsahora.Estaráoscuropronto.”Laspuertas seabrieronysalimosalvestíbulo.Nohabíanadieporallí. “Siinsistes.” “Insisto.Mañanapuedesvenirencocheyaparcarabajo.” Sacudílacabeza.“Nopuedo.Mihermanaavecesnecesitaelcoche.” “¿Ellanotieneunopropio?” “No.”Sólopodíamospermitirnosuno. Salimos a la cálida noche. Una ligera brisa despeinó mi pelo, impregnándosedeloshumosdelaciudad.Elsolsehabíahundidodetrás delosaltosedificiosquehabíadetrásdenosotros,sufulgorreflejadoen lospanelesdecristalmásaltosdelrascacielosdeenfrente.Laspartesmás bajasdelacalleestabanenvueltasensombras. Reecebuscóuntaxi.“¿Cómosabíastodaesainformaciónsobrelos servidores?”preguntó. “He trabajado en una variedad de compañías. Una tenía el mismo problemaquetú–unsistemalento,aparentementeelequipomásreciente, yunempleadocorrupto.Aprendímuchoallí.” Un taxi se detuvo y él abrió la puerta por mí. “Gracias, Cleo,” dijo suavemente.“Mealegrahabertecontratado.” Estaba a punto de decir algo improvisado para relajar el momento, perotanprontocomomimiradaconectóconlasuya,todalaligerezase desvaneció. No había coqueteo en sus ojos, ni burla, sólo auténtica admiración. Hizo que mi corazón se detuviera dentro de mi pecho. Yo estabacaminodeconvertirmeenparteinestimabledelGrupoFinanciero RK, y no podía estar más complacida. Y más preocupada. Me gustaba cuandomemirabaasí.Podríaacostumbrarmeaeso. “¿QuéharásconAustin?”pregunté. “Despedirle.” “¿Sindejarqueseexplique?” “¿Qué explicación puede inventarse para lo que ha hecho? No es la pérdida de dinero lo que me molesta, es el engaño. Pensé que era un amigo. Fui a su boda, por amor de Dios. Aparentemente esa amistad no significabanada.” Asentí levemente y me subí al asiento trasero del taxi, mi sangre bombeandocalienteyespesaatravésdemisvenas.Ledimidirecciónal taxista y no intenté detener a Reece cuando le pagó por adelantado. No pudemirarle.Nomeatrevíadejarquememirasealosojos.Silohiciera, sabríaqueyotambiénleestabaengañando. CAPÍTULO5 –––––––– Trabajéhastatardecadanochedeesasemanaydelasiguiente,ytambién me llevaba trabajo a casa los fines de semana. Becky se quejaba de que apenasmeveíaya,peroledijequenecesitabacausarunabuenaimpresión. “¿Es agradable tu jefe?” preguntó ella una noche mientras yo calentabaelarrozconpolloquehabíacocinadoellaantes. “Estábien.” “¿Cuál es el nombre de la compañía? No creo que me lo hayas dicho.” “Es una corporación financiera. Ellos compran y venden propiedades,acciones,negocios...esetipodecosas.” “Suenaaburrido.” Mereí,aliviadadequeellanosehubieradadocuentademifaltade respuestadirecta.“Enrealidadesbastanteinteresante.” “Sólo me alegro de que te guste, Cleo. Odiaría que estuvieras haciendotodoesetrabajoporalgoquedetestas.”Elmicroondaspitóyella sacóelplato,peronolosoltócuandolocogí.Ellaexaminómicara.“No te quedarías en un trabajo que odias sólo por el dinero, ¿verdad? Me lo diríassiestuviéramosteniendoproblemasfinancieros,¿no?” “Porsupuesto.” Ellasoltóelplatoysesentóenuntabureteanteelbanco.“Megustael trabajo.” Eso al menos no era una mentira. “Me han dado un montón de flexibilidad para trabajar a mi ritmo.” Reece me había dejado en gran partequemelasapañarasola,algoqueagradecía.Significabaquepodía husmear y descubrir todo lo que pudiera sobre el proyecto Serendipity Bend. Hasta ahora he aprendido muy poco. Él tenía planos preliminares dibujados para un hotel con encanto en el lugar, y a un contratista preparadoparaempezarcuandoquieraquelosplanesfueranaprobados. Nohabíanadaengañosoporloquepodíaver.Nohabíapresionespor acelerarlosplanes,locualnormalmenteindicabaquesehabíarealizado un pago secreto al departamento de urbanismo, y la venta había sido directa.ÉllehabíapagadoalhermanodeCassieunmontóndedineropor lacasa,asíquenisiquierapodíaafirmarqueReecelehubieraforzadoa vender. Loquemeresultabararoeraqueestabajustoalladodelacasadesus padresdondeélmismohabíacrecido.Seguramenteellosnoquerríanque su hijo construyera un hotel tan cerca de su hogar familiar. Aunque sus tierras eran lo suficientemente extensas como para que cualquier tipo de desarrollo no ocultara la casa y sus terrenos inmediatos, hundiría el vecindario.LosricosdetodalavidaquevivíanenTheBendnoquerrían unamonstruosidadmodernaenmediodeellos. Un día le preguntaría a Reece qué pensaba su familia, pero todavía no.Porloqueaéllerespectaba,yonosabíadondehabíasidocriado. “¿Cómo está Cassie?” pregunté. “¿Ha hecho algún progreso para detenerlosplanesdeReeceKavanagh?” Beckyapoyóloscodossobreelbancodelacocina,unvasodeagua fríaenlamano.“No.Élnoledevuelvelasllamadas.” Fruncí el ceño. Yo no le había pasado ninguna llamada de Cassie. Debióhabermarcadosuteléfonomóviluotronúmeroprivado.Ellahabía admitidoqueseconocían,yparecíaquehabíancrecidocomovecinos,así quenoerasorprendentequenohubieracontactadoconélpormediodela oficina. “Noloentiendo,”dijoBeckyconunasacudidadelacabeza.“Cassie dijoquenuncahabíasidotangilipollas,peroquehacambiado.” “¿Quélehacambiado?” “Nolodijo,perocreoquelosabe.” “Secretos,” musité, cogiendo más arroz con mi tenedor. “Todo el mundolostiene.” *** “Hasestadotrabajandoduro,”dijoReecemitercerjuevesporlamañana enRK.Sesentóenlaesquinademiescritorio,susbrazoscruzadossobre su pecho. Se había quitado la corbata y la chaqueta, y tenía las mangas enrolladas hasta el codo. Todas sus reuniones habían terminado ya y su agenda estaba libre para el resto de la tarde, como cada jueves. Él había dejado claro cuando yo empecé que nunca se podía organizar nada para losjuevesdespuésdelauna.“Temerecesundescanso.” Le miré cuidadosamente. Parecía demasiado alegre. “No vas a hacermeunirmeatienunarondadepaintballcorporativo,¿verdad?” Élserió.“No,perolotendréencuenta.” Yo también me reí. Reece parecía haberse relajado un poco en los últimos días. Había despedido a Austin la mañana después de que hubiéramos descubierto su engaño, y estuvo amargado por ello más de una semana. Sintió la traición profundamente y yo me di cuenta del cambio en la forma en la que trataba a todos sus empleados desde ese momento. Ya no bromeaba con ellos o les preguntaba por sus familias. Manteníaladistanciacontodoelmundo. Contodoelmundoexceptoconmigo. Cuanto más les alejaba, más me acercaba a mí. Me preguntaba por Becky, pero yo le contaba lo menos posible. Mantenía sus problemas de salud para mí. Él nunca preguntaba sobre mis padres y yo nunca los mencioné. Quería desesperadamente descubrir cosas sobre su pasado, pero no quería parecer demasiado interesada. De vez en cuando hablaba cariñosamente sobre sus hermanos, pero el tema de sus padres nunca surgió.Porloqueseveía,nolesvisitabayyonorecibíningunallamada de ellos para él. Por supuesto su familia tendría sus números privados, pero aún así su silencio sobre el tema me tenía intrigada. Puede que presumadesuscitasenpúblico,perotodolodemásestababienescondido ensupecho,incluyendoloquehacíalosjuevesporlatarde. Sin embargo, hablábamos de política y economía, de libros y películas, asuntos actuales e historia. Nuestras conversaciones iban de lo profundo a lo frívolo. Trabajábamos largas horas, a veces en el mismo escritorio,mirandoelmismomonitor.Suconocimientodelosnegociosy delasfinanzaseraimpresionanteyyomesentíacomopezfueradelagua, peroélmedemostrócomohabíallegadoaesasconclusionespasoapaso. Despaciomefuihaciendocargodemásactividadesinternasydiariasdela organización para que fuera libre de hacer lo que mejor sabía hacer – ganardineroparasusaccionistas. Nunca había estado tan sincronizada con mis jefes antes. Con ninguno. Era la perfecta colaboración. Es por eso que me asustaba muchísimo. ¿Quépodríahacersidescubríaquelehabíaestadomintiendo? Peronopodíapensarasí.Ningunodemisotrosjefeshabíaconocido miengañoyeraimprobablequeReeceloconsiguiera.Tanprontocomo yodescubrieraalgoparafrustrarsusplanesdeSerendipityypasárseloa Ellen,terminaríamicontratoafirmandoqueerahoradeseguiradelante,y dejaríamiempleodiscretamente. Mientras tanto, tenía que mantener mi sentido común intacto y mis hormonasaraya.Meibabienconloprimero,peronoconloúltimo.Mis hormonas saltaban cada vez que se rozaba contra mí. Él nunca volvió a mencionarelacostarseconmigo,perotengolaimpresióndequenosele habíaolvidadolapromesadequesiempredormíaconsusasistentes.Lo hacíaimposibledeolvidar.Estabaensusojoscuandomemiraba,yestaba definitivamente presente cada vez que nos tocamos accidentalmente. Era sólounamanoaquíounbrazoallí,peroelcontactosiemprehacíaquemi corazónlatieramásfuerteyquemisangreestuvieramáscaliente. “¿Qué tipo de descanso tienes en mente?” pregunté. Quizás me invitaraairconéladondequieraquefueralosjuevesporlatarde. “He sido invitado a una fiesta de lanzamiento por el presidente ejecutivo de una compañía en la que invierto. Van a lanzar una nueva versióndesuteléfono.” Me echo hacia atrás en mi asiento y parpadeo. “Quieres que sea tu cita,”digosinemoción. Se encogió de hombros. “Llámalo como quieras. Te estoy pidiendo quemeacompañes.” “Telodije,novoyaacostarmecontigo.” “Nunca paso de la primera base en la primera cita,” dijo con ojos chispeantes. Sí, claro. Como que me lo iba a creer. Además, yo sabía lo del lanzamientodelteléfono.Habíainclusovistolainvitacióncuandollegóa miescritorio.Asistiránlosmediosylosdifamadoresqueobservanalos tiposcorporativosdealtosvuelos.Todoelmundomeveríadelbrazode Reeceyconcluiríanqueyoerasuúltimopolvo.No,gracias.Noeraloque habíafirmado,yciertamentenoeraunabuenaideaporloquerespectabaa Becky.Ellameodiaríasilodescubriera. “Salir contigo no es mi idea de un descanso,” mentí. Una cita tranquila,sinllamarlaatención,sonabamaravilloso,peronoledijeeso. “Adiferenciadeti,yonomezcloeltrabajoconelplacer.” Sus labios dibujaron una línea y miró hacia abajo al escritorio. Después de un momento resopló y se puso de pie. “No hagas que te despida,” dijo perezosamente mientras entraba en su oficina. “Eres demasiadobuenaparaperderte.” Miré fijamente su puerta cerrada. No estaba segura de cómo interpretar ese comentario. Todo lo que sabía era que me había gustado tenerle sentado en mi mesa, flirteando conmigo, y pidiéndome salir. Me gustabamucho.Silascircunstanciasfuerandiferentes... No. Debo olvidar ese tipo de charla. Las circunstancias no eran distintas.Noteníasentidoanhelaralgoquenoeraparamí.Lostiposcomo Reece Kavanagh rompían corazones. Ellos no querían relaciones largas, sólo cortas. La prueba estaba en el documento que Ellen me había enumerando a sus novias. Sus muchas, muchas novias. O mejor, citas. Novia implicaba que a él le importaba. Dudaba que Reece se hubiera preocupado por chicas como Ally. Su despreocupada despedida tras follársela en el almacén lo demostraba. De ningún modo iba a permitir quemehicieraesoamí.YonoeradiferenteaAlly,enresumidascuentas. Odiaría tener a un hombre como Reece en mi cama sólo para perderle despuésdeenamorarmecomounatonta. *** Almorcé en mi mesa, como hacía a menudo. Estaba terminando el bocadillocuandoélpasópormilado,maletínenmano. “Te veo mañana, Cleo. No trabajes hasta muy tarde. Incluso tú necesitasundescansodevezencuando.” “¿Tienesplanesestatarde?”preguntéinocentemente. “Sabesquesí.” Le vi entrar en el ascensor y las puertas se cerraron. Tan pronto comoestuvieronfirmementecerradas,saltéycogímibolso.Corrítrasél ypulséelbotónhastaqueelsegundoascensorllegó.Digolpecitosconel pie en el suelo y recibí extrañas miradas de todo el mundo mientras bajábamos al nivel de la calle. Por suerte un taxi acababa de parar para dejarbajaraalguien.Mesubíaélconmibolsoenmiregazoymirépor elparabrisas. “Espere,” le dije al conductor. La puerta del aparcamiento subterráneo se deslizó hacia arriba y el brillante Jaguar negro de Reece salió.“Sigaaesecoche.” El conductor pisó el acelerador. Nos abrimos camino a través del tráfico de la ciudad, manteniendo el deportivo Jaguar justo delante. Una vezllegamosalaautopista,elconductortuvodificultadesparaseguirel ritmo.Reecenosobrepasóellímitedevelocidad,peroesquivabacoches comosiestuvierajugandoalSuperMario. Condujimos durante treinta minutos, luego giramos hacia una carretera más pequeña, y luego de nuevo a otra aún más pequeña. El tráfico era ligero y me preocupaba que Reece pudiera vernos con facilidad, pero él nunca redujo la marcha. La carretera se estrechó hasta ser un solo carril con bastos bordes y ramas crecidas que golpeaban su Jaguar.Finalmentegiramosenunacurvaypudeverqueestabafrenando más adelante. Había otros dos coches aparcados cerca, ambos con dos tablasdesurfatadasasustechos.Leordenéalchóferqueparara. “Espéreme aquí,” dije, abriendo la puerta. “Estaré aquí unos minutos.” Caminéporelrestodelcamino,manteniéndomeenlassombras.Mis taconessehundíanenlatierraarenosaylacálidabrisasaladahizoqueme quitaselachaquetaajustada.Lasolasseestrellabancontralasrocasenla distancia, pero no estábamos en ninguna playa que yo reconociera. Dondequiera que estuviésemos, era en algún lugar donde poca gente se aventuraba. ObservédesdedetrásdeunarbustocomoReecesaludabaaalgunos otros hombres. Me sorprendió ver que todos parecían similares. Todos eran altos, bronceados, y más guapos de lo que cualquier hombre tenía derechoaser.SabíasinningunadudaqueeranloshermanosdeReece.Sin embargo, eran sólo tres, no cuatro, y no parecían estar esperando a que llegase nadie más. Sacaron trajes de neopreno de sus maleteros y se desnudaroncercadeloscoches. ¡Ala! Es posible que mis ojos se salieran de las órbitas. Tenía una perfecta vista de la espectacular espalda y culo de Reece. Incluso a distancia podía ver los fuertes músculos como cuerdas a través de sus hombrosyquelebajabanporlaespalda.Sutraseroerafirmeeinvitabaa morderlo;todoelpaqueteeraunasexymasculinaV.Entrecerrélosojos, intentandovermejor,perosepusorápidamenteeltrajedeneoprenohasta lacintura.Luegosegiróypudeadmirarlavistafrontal. Era todo lo que sabía que sería. Tenía los abdominales de un atleta, tododepresionesycrestas,yelpechodeunnadador.Nopodíadesviarla vista.Estabacautivadaymuyposiblementebabeandotambién. Derepentelosotrostreschicossealinearonasulado,todosconsus trajes de neopreno abiertos hasta la cintura. Reece se giró hacia ellos y dijoalgo.Losotrostresleignoraronymirandohaciamí,saludaronen midirección. Me escondí detrás del arbusto. ¡Me habían visto! Maldita sea. Eso significabaqueReecesabíaqueyoestabaallítodoelrato.Miréentrelas hojas y le vi empujar al hombre más cercano en el brazo. Los tres hermanosseestabanriendo.Reeceno.Éllesdejómientrasdesatabanuna tablaenunodelosotroscoches.Finalmenteseunieronaélyloscuatro desaparecieronatravésdelosmatorralesmásalládeloscualespodíaoír lasrodantesolasdelmar. Queríaseguirlesymirar,perosabíaloqueeramejorparamí.Tenía quesalirdeallíypensarenunaexcusaquepreservaramidignidad.Pero no podía pensar en nada. Mi mente estaba en blanco. No, no en blanco. Aúnestabavisualizandoelmejorculoquejamáshabíavisto,yelmejor pecho,hombros,abdominales... Suspiré. Ahora que había visto el paquete que había estado rechazando todo este tiempo, estuve doblemente contenta de haber rechazado ya su invitación para acompañarle la noche siguiente. De ningunamanerapodíaresistirlafuerzadeReeceKavanaghsimevolvíaa preguntarporque...bueno,simplementeyanoquería. *** Lamañanasiguiente,unainvitaciónparalafiestadelanzamientoconmi nombrereposabasobremiteclado.Lamiréfijamente,preguntándomesi debería meter la pata y deshacerme de ella antes de que Reece la viera. Pero Reece probablemente ya sabía que estaba allí. Él lo sabía todo, malditasea. La puerta se abrió y llenó el hueco. La sonrisa que me dedicó era todotravesura.Élseñalólainvitaciónconlacabeza.“Odioperder.Pensé quetehabríasdadocuentadeesoya.” Almenosnohabíamencionadoqueporquéleseguíhastalaplaya. Aún.Dejémibolsoyencendíelordenador.“Hascontactadoconalguieny hashechoquemeenvíenesto.Esoesmalicia.” “Prefiero la palabra ingenioso.” Entró en mi zona de la oficina y parecióllenarlaconsupresencia.Pasójuntoamiescritorioypresionóel paneldelaparedpararevelarlacocina.“Deesemodopuedesasistir,pero noconmigo.Notienesqueservistaconmigosinoquieres.” “¿Entoncesporquéquieresquevayaallí?” “Paramástarde,”murmurómirándomeporencimadelhombro.Sus fríosojosexaminaronmicara. Traguésaliva. “Y porque deberías estar allí,” dijo mientras se hacía un café. “Este nuevoteléfonoesunimportantedesarrolloparaunacompañíaenlaque RKinvierte,ytúeresunaparteimportantedeRK.” Manoseélarígidatarjetacolorcremaypaséunauñasobrelasletras negras.“¿Ysidigoqueno?” “Noloharás,”dijo. “¿Cómolosabes?” “Porque te estoy ordenando que asistas. A menos que tengas algo importante que hacer, tienes que venir. Además...” se giró con la taza de caféenlamanoysereclinócontraelbanco.“...séquequieres.” Cálmate,Cleo.“¿Quétehacedecireso?” Susojosseencontraronconlosmíossobreelbordedelataza.Eran ojos diabólicos, omniscientes, e insondables. “No finjas no estar interesadaenvermásdemí.Ayerlodemostró.” Micarasepusorojayquiseescondermebajolamesa,peronohabía formadeescondersedeesosojos.Ellossemeclavabanymedesnudaban, dejándomeindefensa.“Vibastantedetiayer,”dijesecamente.“Esoesmás quesuficienteparamí,gracias.” “¿Lo es?” dijo arrastrando las palabras, como si no se creyera una palabra.“Yaloveremos.” Giréhaciamiordenadorymeobliguéanoimplicarmeconél.Cada vez que peleaba verbalmente con él parecía terminar mal. El hombre siempretienelaúltimapalabrayconsigueloquequiere. “Porcierto,aquelloseranmishermanos”dijo,dandolavueltahasta lapartefrontaldemiescritorio. “¿Lostres?”pregunté,fingiendoinocencia. Asintió. “Tengo cuatro hermanos, pero Blake está desaparecido.” Hablótansuavementequeolvidémipropósitodenomirarleylevantéla vista. Estaba mirando fijamente su taza, con un triste gesto en su boca. “Llevadesaparecidountiempo.” “¿Nosabesdóndeestá?” “Tenemos alguna idea. Es imposible esconderse de los Kavanagh parasiempre.Peroélnuncasecomunicaconnosotros.” “¿Porqué?” “Esunalargahistoria.” “Tengotiempo.” Sus pestañas se cerraron y cuando se volvieron a abrir, la dureza habíavueltoasusojos.Todorastrodevulnerabilidadhabíasidoborrado. “No,notienes.Tenemostrabajoquehacer.Quieroavanzarlascosascon elproyectoSerendipityBend.” Yjustoasímedejófuera.Lapequeñaventanahaciasualmasecerró tanrápidamentecomosehabíaabiertoyvolvióasuhabitualserformal. Yo quería preguntarle más sobre sus hermanos; no sobre Blake, sino sobrelosotrostres.MehabíanparecidotraviesosytandiferentesaReece queeradifícilimaginarqueeranparientes.Mepreguntabasialgunavez llegaríaaconocerles. El duro clic de su puerta cerrándose me sacó de esa especie de pensamientos. No quería conocer a la familia de Reece. No quería acercarme al hombre. Prefería que su lado travieso y surfero permanecieraescondido.Megustabademasiado. CAPÍTULO6 –––––––– “Te ves increíble,” dijo Becky cuando hice una pirueta para enseñar mi modelito. El vestido negro se levantó, revelando un montón de muslo. Tendría que recordar no dar vueltas en la pista de baile. No es que yo anticiparabailarenellanzamientodeunproducto. “¿Estánbienestospendientes?”pregunté,tocandolosconservadores aros de oro y diamantes. Papá se los había dado a nuestra madre por su vigésimo aniversario de boda. Eran las joyas más caras que Becky y yo poseíamos. “Perfectos.”sesentósobremicama,suspiernasestiradasparaquela húmeda laca de uñas de los dedos de sus pies no mancharan la colcha. Había decidido pintarse las uñas del mismo rosa oscuro que yo. “Y me gusta tu pelo así. Es un cambio de los estilos conservadores que has llevadoúltimamente.” Memiréenelespejo.Mipelohabíacrecido.Habíaestadodemasiado ocupada como para cortarlo, pero me gustaba el rizo que Becky había creadoconelrizadordepeloqueyonuncahabíasabidomanejar. “Sevaaimpresionar,”dijoella. Soltéungritoahogado.“¿Quién?” “Cálmate,Cleo.Nosédequiéntehasencaprichado.Sólosupuseque habríaalgúntíoenesacosaalquequieresimpresionar.” “Oh.Vale.No,nadie.Sóloseránunpuñadodeviejos,calvos,gordos hombresdenegocios.” “Sí, claro. Tú no te esforzarías tanto si sólo fuera un puñado de VCGs.” Ella soltó una risita. “Quienquiera que sea, querrá acostarse contigotanprontocomotevea.” Lamiréconfuriaenelreflejodelespejo.“Yonoquierodormircon él.Connadie.” Ellasólosonrió. Memirédenuevo.Quizásdeberíaponermeunostaconesmásbajosy quitarme algo de maquillaje. Y los rizos de mi pelo tenían que desaparecer.Dehecho,sólotendríaquerecogermeelpelo. Beckysaltódelacamaymesujetóporloshombros.“Conozcoesa mirada,” le dijo a mi reflejo. “No cambies ni una sola cosa. Encajarás genial.Hevistoestascosasenlosperiódicosytodaslasmujeresparecen estrellasdecine,perotúlassuperarásatodas.” Bufé.“Lodudo.” “¡No me puedo creer que consiguieras una invitación! Eres tan afortunada. Me encantan sus teléfonos. Supongo que no podrás conseguirmeunonuevo.” “Veréloquepuedohacer,peronoestoyallíparagorronear.” “¿Entoncesquésentidotiene?” “Representar a mi compañía ya que mi jefe no puede ir.” Le había contado a Becky todo acerca del lanzamiento del teléfono, incluso llegando tan lejos como para decirle que la compañía para la que yo trabajabainvertíaenellos.Noledijeelnombredelacompañíayellano preguntó. Había probablemente docenas de grandes inversores entre bastidores y tampoco era que Becky supiera como descubrir esa información de todos modos. Yo no corría peligro de ser descubierta siempre y cuando no entrara o saliera con Reece Kavanagh. Dentro, las únicas cámaras permitidas eran las oficiales y ésas no grabarían al público,sóloelescenario.Yoestaríaasalvoallí. Eltaxitocóelclaxonfuera.CogímibolsodemanoybeséaBecky enlamejilla.“Nomeespereslevantada.” “¡Pásatelobien!”gritómientrasmedirigíaalapuerta.“Envíameun mensajesinovienesacasaestanoche.” “¡Becky!” *** Odiabalosactosgrandesdondenoconocíaanadie.Partedemísehabía acostumbrado a ellos, habiendo sido invitada a unos cuantos por trabajo enotraépoca.Perolaintrovertidaquehabíaenmíqueríadarselavueltae irse a casa. Me obligué a quedarme y cogí una copa de champán de la bandejadeuncamareroquepasaba.BusquéaReeceentrelamultitud,pero yoerademasiadobajacomoparaversobrelascabezas,inclusoconmis tacones. Me abrí camino pasando junto a muchos hombres VCG que conversabanconmujeresfloreroyconotrosVCGs,hastaquefinalmente vilapartedeatrásdeunacabezaqueparecíafamiliar.Mejordos.Estaban inclinadasenconversacióncercadeunacortinaaunladodelescenarioy nomiraronhaciaatrásmientrasmeacercaba.Estabaseguradequeunade ellas era Reece y la otra debía ser uno de sus hermanos. No demasiados hombrestienenunfísicocomoloshombresKavanagh. Estaba a punto de saludarle cuando oí al que no era Reece decir, “Sobrelodeayer...” Casimegiréjustoahíparaalejarme.Deningúnmodoqueríaveral hombre que sabía que yo había seguido a Reece. Había sido bastante humillanteenaquelmomentoynoqueríarevivirlo. Pero la respuesta de Reece hizo que dejara de alejarme. “Se supone que los jueves son para hacer surf, no para otras mierdas,” gruñó. “Prometistenohablardenegocios.” “Nonosdisteotraopción.Nohasestadorespondiendoalasllamadas de nadie y es la única vez que podemos verte. Estamos acostumbrados a quenovengasacasa,peronoalsilenciotelefónico.” Así que era verdad que Reece nunca iba a casa. Me situé en ángulo dentrodelacortinaparaestarescondidadesuvistasisegiraban,perolo suficientemente cerca para escuchar. Desafortunadamente tampoco podía verles. “Noherespondidoavuestrasllamadasporquedecíslomismounay otravez,”dijoReece. El hermano suspiró. “Eso es porque se está acabando el tiempo. Necesitasparareso,ahora,antesdequesenosvayadelasmanos.” “Demasiadotarde.Sigueadelante.” “Jesús,Reece,nolehagasesoaCass.Ellanoselomerecedespuésde todoloquehasufrido.” “No se trata de ella.” El deje de acero en la voz de Reece era inconfundible. Muchos meros mortales recularían si él les hablara así, peronosuhermano. “Le afecta mucho,” dijo él, igualando el helado tono de Reece. “Si abrieraslosojos,loverías.” “¿TeolvidasdecómotratóaBlake?” “¿Teolvidasdecómolaamaél?” “Amaba,tiempopasado.” “¿Estássegurodeeso?”Lesiguióunpesadosilencio.Melosimaginé poniéndoseenguardia,quizásmirándosefijamenteconigualesojosazul hielo. Finalmente, cuando me empezó a preocupar que se hubieran marchado,elotroKavanaghdijo,“¿Aquiénestásbuscando?” “Cleo.” “Ah.Tupequeñacachorrita.” Me enfurecí. ¿Cachorrita? ¿Qué demonios? Sólo porque seguí a Reeceunaveznomeconvierteenunamalditacachorrita. “¿Voyapoderconocerlaestanoche?”preguntóelhermano. “Quizás.” “¿Vasaacostarteconella?” “Esonoesasuntotuyo.” Elhermanoserió.“Susceptible.Nosuelesserasíenloqueserefiere atusmujeres.” Hubomássilencio.Estavezsealargómuchotiempo.Echéunvistazo por el borde de la cortina y vi que habían desaparecido. Salí de mi escondite y me moví hacia el centro de la sala justo cuando alguien vestidoconunacamisainformalentróenelescenario. “Ahíestás,”dijolavozespesacomolamieldeReececercadetrásde mí.“Teheestadobuscando.” “Heestadojustoaquí,”dijesingirarme.Podíasentirleenmiespalda, sin tocarme, pero lo suficientemente cerca como para enviar escalofríos pormipiel. “Megustaesevestidoenti.” “Gracias.” “Mevaagustarmuchomáscuandoestésfueradeél.” Ohcielos.Miresoluciónsederrumbóunpocomásencadapalabra susurrada. De hecho, ni siquiera podía recordar por qué había decidido resistirmeaél.Algosobrelamoralylosplanesacortoplazo... Lamúsicasalíadelosruidososaltavocesyelpresentadorrecibióun educado aplauso. Yo también aplaudí, pero no escuché nada de la presentación. Los siguientes treinta minutos fueron un borrón. Yo era conscientedeReeceamiespalda,ysóloReece.Eracomosiestuviéramos sumergidos en una hermética y profunda burbuja bajo el agua. Sólo nosotrosdos,sinnadieanuestroalrededor. Finalmente la presentación terminó y la muchedumbre continuó mezclándoseybebiendo.Lapartedivertidadelanocheestabaapuntode comenzar. Me giré en redondo y pillé a Reece mirándome fijamente, su caraunestudioenintensidad.Creíescucharcomoconteníaelaliento,pero puedequemeequivocase. “Ereshermosa,”murmuró. Me ruboricé hasta la raíz de mi pelo. “Es el vestido,” musité, moviendo mi copa vacía. “Y mi hermana me arregló el pelo.” ¿Podía sonarmáscomounaidiota? Él me quitó la copa de la mano y la cambió por una llena cuando pasó un camarero. Me la tendió pero no la soltó. Nuestros dedos se tocaron.Lacombinacióndelafríacopaysucálidapielcausóestragosen missentidos,perounacosasabíaseguro:cadapartedemíeraconsciente deél.Sóloél.Elrestodelamultitudpodíamuybiennoestarallí.Éramos sólo nosotros dos, solos, tocándonos. Ni siquiera era suficiente para satisfacerme. “Quierollevarteacasa,Cleo.”Hizoqueminombresonaracomoun destellodeluzdelunasobreelagua,suaveyetéreoymuyhermoso. Debería haberle recordado que no iba a acostarme con él, pero me fallólavoz.Milenguanoqueríarechazarloquemicuerpoquería. “¡Kavanagh!” interrumpió el presentador, dándole una palmada a Reeceenelhombro.“Teheestadobuscando.” Los ojos de Reece brillaron momentáneamente de frustración, pero rápidamente cambió su expresión y se giró hacia el hombre cuya presentaciónmehabíaperdidograciasaReece. “Davies,” le saludó Reece. “Buena puesta en escena. Va a ser otro éxito.” Davies sonrió. “Haré que te envíen una docena a tu oficina el lunes porlamañana.” “Amisempleadoslesgustaráeso.Cleorecibirádos.”Élmeincluyó gentilmente en la conversación con una mano en mi codo. “Cleo es mi nuevaAP.Cleo,tepresentoaJarrodDavies.” Los ojos de Jarrod Davies se calentaron mientras me estudiaba. “Encantado de conocerte, Cleo. Kavanagh es un hombre afortunado.” Se inclinóhaciadelanteyguiñóunojo.“Sialgunaveztecansasdetrabajar paraél,llámame.” Erguílaespalda.Lafuriamenublólavista,unclarosignodemimal genioenaumento.“SoylaAPdeMr.Kavanagh,”dijeentredientesconmi mandíbulacerrada. La mano de Reece apretó más mi codo. “Y una realmente buena,” dijo.“Nosólohareorganizadolaoficina,sinoquemehahechoahorrar dinero en un número de departamentos. No la ofendas, Davies.” La nota amenazadoraquesecolabaatravésdesucalmadavozmedioescalofríos. “Nopuedopermitirmeperderla.” La lengua de Davies se asomó para pasarse por su labio inferior. Asintió rápidamente. “¿Y qué pensáis de la presentación? ¿Necesitamos másespectáculolapróximavez?¿Quizásmáschicasguapas?” Me disculpé y me dirigí al cuarto de baño. Fui interceptada en mi caminodevueltaporunhombrequeteníaqueserhermanodeReece.No había visto su cara tan de cerca aún, pero el parecido con Reece era indiscutible.Losrasgoseranlosmismosrasgosfuertesperodispuestosde un modo un poco diferente, y aún así era devastadoramente guapo. Sus ojosteníanuntonodiferentedeazulquelosdeReece.Eranmásoscuros, comounocéanoprofundo,yaterradoramenteintensos. “Tú debes de ser Cleo,” dijo, tendiéndome la mano. “Soy Ash Kavanagh.ElhermanodeReece.” Le estreché la mano. “Encantada de conocerte. ¿Dónde quedas en la jerarquía?” “Tercero,justoenelcentro.Justodebajodelosdosmásmandonesy porencimadelosdosquesiempremontanbroncas.” “¿Esoteconvierteenelpacificador?” Pensó en eso un momento y después asintió. “Supongo que eso me resume. Soy el que representa la línea familiar. Por eso estoy aquí esta noche.” “¿Quélíneadenegociossiguelafamilia?” “La misma que Reece. Kavanagh Corporation es el accionista mayoritarioenunpuñadodecosas.Papáseharetiradomásomenos,así quemecorrespondedirigirloestosdías.” Ahí estaba mi oportunidad de aprender más sobre Reece, pero necesitabahacerloantesdequenosdescubriera.Sospechabaqueaélnole gustaría que estuviera interrogando a su hermano sobre él. “¿Por qué Reecehaidoensolitarioynosehaunidoalnegociofamiliar?” “No ha estado mucho por aquí en los últimos años. Y Blake tampoco.”Subocaformóunalíneaysombrasllenaronsusojos.Loque fueraquelehubierapasadoaloshermanosleshabíaafectadoatodos.El deseo de preguntar me mataba, pero no podía. Aún no. No quería ahuyentarmiúnicafuentedeinformación.“Siendoelsiguientemásviejo, el negocio cayó en mis manos. Estamos intentando hacer que mis hermanos más jóvenes asuman más responsabilidades, pero están demasiado ocupados yendo a fiestas. Hay demasiadas distracciones cuandotienesveintitantos.” Me reí. “Seguro que tú también debes estar en la veintena aún. Si Reeceeselmayorysólotienetreintaytres,túdebestenertreintacomo mucho.¿Amenosqueseasgemeloconelhermanonúmerodos?” “No tengo ningún gemelo y tienes razón. Tengo treinta años. Pero mantenerlapazpuedeenvejecerprematuramenteacualquiera.” “Séloquequieresdecir,”dije.“Tengounahermanayhacerquesiga elbuencaminopuedeserunactodeequilibrismo.” “Reecedijoqueellaeramásjovenquetú.” “¿Mehamencionado?” Lascomisurasdesubocaselevantaronenunapequeñasonrisa.“Una odosveces.” Esapícarasonrisamerecordóalgo.“Deberíadisculparmeporlode ayer,”dijeconunguiño.“MehabíaestadopreguntandoadondeibaReece los jueves por la tarde y él no me lo quería decir. Supongo que la curiosidadseapoderódemí.” “¿Nunca te dijo que se reunía con nosotros?” Palideció. “Puede que seareservado,peropenséqueyatehabríainformado.Mealegrasaberque noestásenfadadapornuestrapequeñaescapada.Culpoalosdosfiesteros poranimarnosaunirnosaellos.” “Encuentro que culpar a los que montan bronca siempre funciona también.Yporsupuestoquenoestoyenfadada.Semepresentaroncuatro vistasmuyagradables.¿Porquéibaaestarenfadada?” Élserió.“NomesorprendequelegustesaReece.Tienessentidodel humor.Esuncambioagradabledesusotras...APs”.Seaclarólagarganta ybajólamirada. Casi ni noté su incomodidad. Las palabras ‘le gustas a Reece’ aún estabanresonandoenmicerebro. Ash miró por encima del hombro a la multitud. “Más vale que vuelvasprontoconélovendráabuscarte.” “No soy su cachorrita,” dije antes de poderme contener. Maldición. Debería haber mantenido la boca cerrada. Ahora sabrá que les había escuchadoantes,locualsóloconfirmabaqueyoseguíaaReeceporahí. Poralgunarazón,noqueríaqueestehombrepensasequeerapatética. “Claro. Lo siento.” Frunció el ceño y su mirada se volvió hacia el puntodondeélyReecehabíanestadodepieantescercadelacortina.“Lo sientodeverdad,Cleo.Ahoraqueteheconocidopuedoverquenoeres unaaduladora.Tienesagallas.” “Gracias. Eso creo.” Él aún parecía incómodo y genuinamente compungido,asíquesonreíparademostrarlequenoestabaofendida.Sin embargo, hablar con él había demostrado una cosa. Yo podía tener agallas, pero necesitaba usarlas más en cuanto a Reece. No más seguirle porahí. “Tengootromotivoparahablarcontigo,”dijo,unavezmásmirando por encima del hombro en busca de Reece. “Queremos que intentes convenceraReeceparaquedejeaCassieysucasaenpaz.” Ajá.Interesante.EmpecéapreguntarmesiAsholafamiliaKavanagh eran los clientes secretos de Ellen, pero si ése fuera el caso Ash no me estaríaproponiendoestoahora.ÉlsabríaqueEllenloteníabajocontrol. “¿Nosotros?”repetí. “Mishermanosyyo.” “¿Tuspadresno?” “Nuestros padres están...” Suspiró. “Nuestros padres se mantienen lejos de nuestros negocios y de nuestras vidas. Ellos nos dejan cometer nuestros propios errores y abrirnos camino hacia delante, o hacia atrás, sin interferir. Ha resultado ser una educación interesante, supongo, pero enmomentoscomoéstedesearíaquehicieranaReecesentarseyledieran unacharla.” “¿Nolevanadecircómosesienten?” “Estánsegurosdequeélfinalmentetomaráladecisióncorrecta.” Sonaba como si fueran de algún modo fríos y distantes. Mis padres habían sido lo contrario. No les habría llamado entrometidos, pero sí interesados. Había una diferencia. Parecía que Reece y sus hermanos nuncahabíanaprendidoesadiferencia. “¿Noestássegurodequetomaráladecisióncorrecta?”pregunté. Él soltó un suspiro. “Quiero confiar. Joder, de verdad que quiero. Pero se acaba el tiempo y no le veo flaquear. Parece tan decidido como siempre.Haceañospodíasconfiarenquehicieralocorrecto.Ahorano.” Reece también era frío y distante, al igual que sus padres. Tenía sentido,considerandoquenohabíatenidomodeloscálidosyamorososen suvida. “No sé si eres consciente,” continuó Ash, “pero Reece está acostumbradoaconseguirloquequiere.Quizástengaqueverconlode serelmayordecinco.Siemprenoshadadoórdenes,siemprehaestadoen control. Sólo Blake se enfrentó a él cuando éramos más jóvenes porque eraelqueestabamáscercadeReeceentamañoporaquelentonces.Pero Blakesehaido.”Soltóunsuspiro.“Éseesbásicamenteelproblema.” “¿Qué quieres decir?” Estaba empezando a ver el vínculo entre Reece, la ausencia de su hermano Blake, y Cassie, pero había algo que faltaba.Algoimportantequesentíaestabalosuficientementecercacomo paradescubrirlo,perodemasiadoresbaladizoparapillarlo.Esperabaque Ashproporcionaralarespuesta,perosólosacudiólacabeza. “EsossondemoniosqueReecedebecontar,noyo.” Malditasea.“Quieroayudarte,Ash,¿peroquécreesquepodríahacer paraquecambiaradeopinión?” Seencogiódehombros.“Nolosé.Algunasvecessientoqueyanole conozco.Nuncavieneacasa.Nohaestadoencasaporaños.” “¿Nisiquieraparaveratuspadres?” “No. Hoy en día espera que todos vayan a él. No creo que sea enteramente su culpa. Esos demonios de los que he hablado le visitan a menudoyaúnvivenenTheBend.” Micorazónseablandó.Eracasiimposiblepensarqueelduroyfrío Reece Kavanagh tenía demonios, y aún así tenía sentido. En varias ocasioneslehabíavistoparecervulnerableysabíaquehabíaalgomásen élapartedelduroygilipollastrabajador.Eracapazdesergenuinamente felizcuandoalgolehacíagracia.Parecíaquequisieraenterrareseaspecto desímismo.¿Paracomplacerasusricos,exitosos,ypocoemocionales padres?¿Oporalgunaotrarazón? El hecho de que sus padres fueran distantes arrojaba algo de luz sobreporquénuncateníanovias,sólocompañerasdecama.Claramente la intimidad le asustaba. No sabía cómo responder cuando alguien mostrabaauténticoafectoyqueríamásdeél.Asíquelasalejaba,aligual quealejabaasushermanos. Ésaeramiteoríaylacreíacierta.Quizás. “Tengoqueirme,”dijoAsh,alejándoseantesdequeyopudieradecir nada.TardéunmomentoendarmecuentaquehabíavistoaReeceviniendo hacianosotros.Lamultitudseapartabaparaélenproporcionesbíblicasy avanzabahaciamítanarrogantementecomounleónalfa. “¿Quéestabadiciendomihermano?”rugió. Me mantuve firme. Ahora sabía un poco más acerca del tipo. Escuchar el modo en que su hermano hablaba de él y de sus padres me ayudóaobservarmásalládelaarroganciayveralauténticoReece.Pero seguíasiendocondenadamentedifícilenfrentarseaélcuandoestabadeun humortannegro. “Seestabadisculpandoporavergonzarmeayer,”dije. Estrechólamirada.“Siesoeratodo,¿entoncesporquéesaretirada apresurada?” “Quizásnoleapetecíahablarconsuaterradorhermanomayor.” Pensé que vi el fantasma de una sonrisa revolotear por sus labios, peroeratanpequeñaytanfugazquebienpodíahabermeequivocado. “Nosoyaterrador,”dijo. Éldeberíaponerseenmilugar.Quizáspensaríadiferentesivierala determinaciónensumandíbulaylarigidezenelmodoenqueseponíade pie. Subocasecurvóenunasonrisamásamplia,peronohabíahumoren ella.Eratodadepredadora.“Perosoygrande.” Glup.Sí,vayaquesiloera. Se inclinó hacia delante y sus labios rozaron mi oreja, cálidos y suaves.“Venacasaconmigo,Cleo.Quierovertesinesevestidoyhacerte elamortodalanoche.” CAPÍTULO7 –––––––– Despuésdequemiestómagodejaradedarvueltasymicaraseenfriara, hubounpensamientoquemarcabaunritmocomodestaccatocontramis costillas. Sí. No tenía nada que perder y una maravillosa noche con un hombre sexyqueganar.Asíque,¿ysierasólounanoche,ounasemana?Yono quería nada a largo plazo con Reece Kavanagh. Le estaba espiando, por amor de Dios. Cualquier cosa que fuera más que una aventura me acercaríacadavezmásarevelarlaverdad.Unaodosnochesaquíyallí mientrastrabajábamosjuntoseraalgoquepodíahacer. Yoasentíyélmecogiódelamanosinprevioaviso.Eragentilpero insistente mientras nos abríamos camino a través de la multitud. Unos cuantossusurrosnossiguieron,peronopudeoírloquedecían.Novimos aAsh,nohablamosconnadie.Unavezfuera,unalimusinaconchóferse detuvoanuestrolado.Fuilevementeconscientedeunflashdestellandoa miderechamientrasmesubía,peronomeimportó. YoestababorrachaporelchampányporReece.Serelcentrodesu intensodeseomellenabalacabeza,nodejandolugarparanadamás. El coche aceleró y nos acomodamos en los asientos de cuero. Una botella de champán se enfriaba en un cubo de hielo, y Reece alargó la manohaciaella. “No,” dije, posando mi mano sobre la suya. “Quiero ser completamenteconscientedeesto.” Fuecomosimispalabrasactuarancomoundesencadenante.Lediola vueltaasumanoycogiólamíaconsumanoencallecida.Mepreguntési hacersurflehabíaprovocadoloscallos.Luegomeolvidédesusmanosy pensé sólo en nuestros muslos que se tocaban, su amplio hombro frotándose contra el mío. Sus ojos se nublaron en la pobremente iluminadacabinadelalimusina.Suslabiosseabrieron.Éldudóypareció serelmomentomáslargodemivida. ¡Bésameya! Para mi alivio, lo hizo. Empezó gentil, juguetón, como si me estuvierasaboreandoydisfrutandodelassensacionesqueleinundaban.Al menos,esoeraloqueyoestabahaciendo.Micuerpovibraballenodevida como un cable eléctrico. Me acerqué más hasta que casi estuve en su regazo,yahondéelbeso. Eracomosilehubieradadounaseñal.Élsoltómimanoymerodeó lacinturaconunbrazo,atrapándomecontraél.Suotramanosehundióen mi pelo y sujetó mi cabeza para que no pudiera alejarme. Yo no quería hacerlo.Elbesoeraferozybruto.Merompióenunmillóndetrozosyme recompuso de nuevo. Envió a mi corazón volando hasta que pensé que explotaríafuerademipecho. Peronoerasuficiente.Lequeríadentrodemí.Queríasentirletodo, tocarletodo,yteneresoslabiosentodaspartes. Élseretiróyyogemí.Vuelve. “Yaestamosaquí,”dijoconvozronca. Elcochesehabíadetenido.Lapuertaseabrióyelconductorsequedó depieenlaacera.SalíyReecemetomódelamanoyllevándomehaciael edificio.Eraaltoybrillantementeiluminado,peroesoestodoloquenoté. Nopodíacentrarme. “Buenas noches, Mr. Kavanagh,” dijo un sonriente conserje desde detrás de un escritorio en el lujoso vestíbulo de entrada. “¿Noche agradable?” Reeceasintióymedirigióhaciaelascensor.Nosmetimosdentroy tuvelucidezsuficientecomoparadarmecuentadequesólohabíaunbotón yquenoestabanumerado.Reeceusóunallaveyluegopresionóelbotón. Subimosensilencio,nuestrasmanosentrelazadas,ysalimosalaentrada de un apartamento. Plantas en macetas llenaban el espacio y lo hacían sentirtropical,encalma,acogedor. “¿Vives aquí?” le pregunté mientras me llevaba a otra habitación. Muebles modernos con maderas cálidas y cuero negro se veían suavizados por más macetas. La sala de estar era enorme. Todo era grande, incluyendo la televisión y la larga pared de ventanas. Las luces brillaban debajo a lo lejos y más allá no había nada más que un negro comolatinta.Labahía.LavistamáscaradeRoxburg. La riqueza de mi entorno se infiltró en la niebla inducida por el deseo.Miréalrededoryechéunvistazodelaotrahabitaciónatravésde unapuertamedioabierta.Lapartequeviestaballenadelibros. “¿Esesounabiblioteca?”pregunté. Colocósusmanossobremiscaderasytiródemíhaciaél.Sudeseo nosehabíaenfriado.Podíasentirladurezaatravésdesuspantalones. “Luegoteloenseño,”murmuró.“Ahora...ahora,voyaposeerte.” “¿Aquí?”chillé.¿Adóndesehabíaidomicoraje?Mevolvíaasentir comounratónamerceddelgato. “Aquí,allí,entodaspartes.Noimporta.Sólotengoquetenerte.” Yjustoasíyanofuimásunratón.Niunacachorrita.Erayo,Cleo,y elobjetodeldeseodeestearrebatadorhombre. Mebesódenuevoperoestaveznofuesuficiente.Estábamossolosy quería ver cada centímetro de su cuerpo. Empujé su chaqueta sobre sus hombros y peleé con los botones de su camisa. Él se peleó con sus gemelosy,conungruñidodefrustración,losarrancó. Finalmentequedódesnudoypudeponermismanossobresupiel.Era cálida y suave como la madera pulida. Los músculos se estremecían y formaban ondas bajo mi toque. Le toqué por todas partes. Seguí el contorno de sus amplios hombros, la subida y bajada de sus músculos como cuerdas en su estómago, la extensión de su pecho en medio. Me retiré y miré su piel bronceada, los duros pezones, y la pequeña cicatriz debajodesuscostillas. Él me dejó mirar, quizás consciente de que necesitaba absorberle. Pero entonces volvió a cerrar el espacio. Levanté mi mano. No había terminadodeadmirarle. “Dios,Cleo,”graznóél.“Bésamedenuevo.Meestástorturando.” Sonreí.Nopodíaevitarlo.¿Yoleestabatorturandoaél?¿Lapequeña einsignificanteyotorturandoaesafiguradelosdioses?Eraparareírse. Peronomeestabariendo.Mibocaestabademasiadoocupadabesándole. Desabrochó mi vestido por la espalda y bajó los tirantes de mis hombros.Melosacudídeencimayquedédelantedeélconmisujetador sin tirantes, zapatos, y ropa interior. Me encontré a mí misma siendo el centrodesuescrutinio.Élmeexaminócomoyohabíahechoconél,sus ojosardiendodecalor. “Ereshermosa,”murmurótomándomeentresusbrazosunavezmás. Mebesóotravez,contantafuerzayfierezacomolaprimeravez.Parece serqueelhombreeramástáctilquevisual,yaquesusmanosempezarona acariciar mi espalda, mis hombros, mis caderas, y mis muslos. Luego cogiómiculoylolevantó. Lerodeéconmispiernas,sinromperelbeso,ydejéquemellevara. Entramos en un gran dormitorio y me dejó caer gentilmente sobre una enorme cama. “Me has estado volviendo loco durante semanas,” dijo, retirándoseparaadmirarmemientrasyacíaallí. Micaraseacaloróbajosumirada.Fuiacubrirme,peroéldetuvomi mano. “No.Noteescondascuandoestésconmigo.Tucuerpoesmagníficoy merece ser visto. Pero sólo por mí.” Se arrodilló sobre la cama, una rodillaacadaladodemiscaderas,yseinclinósobremí,lasmanossobre elcolchónalosladosdemicabeza.Élaúnllevabapuestossuspantalones yparecíanotenerprisaenquitárselos. Yo quería cambiar eso. Desabroché el botón y la bragueta, y los empujéhaciaabajo.Mededicóunasonrisairónicaysepusodepiepara quitárselos. También se bajó sus calzoncillos y los lanzó lejos con los pantalones. Lamí mis labios secos. Oh Dios. Era bastante grande. Su larga y gruesa polla estaba erguida, preparada para la acción. Tragué saliva y levanté mi mirada hasta la suya. Sonrió con esa sonrisa depredadora de nuevo. “Estuturno,”dijo,agarrandomiropainterior. Levantémiscaderasyéltiródemisbragashaciaabajo,haciaabajo, siguiendo su camino con una hilera de diminutos besos todo el camino hastalosdedosdemispies.Mereíysentícomosonreíacontramipie.Me quitéelsujetadoryomismaymedeleitéconelmodoenquesusojosse centraron en mis pechos. Cosquilleaban bajo su mirada y se pusieron tensoscuandoelcalorseextendiósobremipieldepiesacabeza. Élsearrodillósobrelacamaotravezybajósubocahastamipecho. Arqueé mi espalda cuando su lengua acarició mi pezón y sus labios mordisqueabangentilmente.“Sssssí,”siseé. Acaricié su espalda y sus hombros, y clavé mis dedos en su carne cuandotoqueteómiotropezónconsusdedos.Jadeéyvolvíaarquearme, queriendo más, más. No era suficiente y aún así, al mismo tiempo era demasiado.Noerasóloelplacerfísico,erasaberqueeraReeceKavanagh elquemeestabahaciendoestascosas.Elhombrealqueyomásdeseaba desdequelohabíaconocido.Elhombrequeeratansexycomounpecado yquepodíateneracualquieraquequisiera,peroquemehabíaelegidoa mí. Lasangrepalpitabaenmisvenas,calienteyespesa.Deslicémimano entrenuestroscuerposyencontrésupolla.Élsoltómipezónytomóaire entresusdientes.Disfrutédesutactoenmimano,sussuavesrugosidades y su húmeda cabeza. Rodeé su verga con mis dedos y disfruté al oírle gemir. Presionó su frente contra la mía y respiró pesadamente, como si intentaracontrolarse. Pero yo no quería autocontrol. Quería que él lo perdiera, que se perdiera,yquerevelaraelladodeReeceKavanaghquenuncadejabaque nadieviera.Serpenteéunamanohaciaelhuecodesuespaldayusélaotra paraguiarsupenehastamiabertura. Seretiró.“Todavíano.”Bajópormicuerpoysuavementeabriómis piernas.Yoestabaexpuestaanteél,vulnerable,ynuncamehabíasentido máshermosa.¿Cómopodíanosentirmeasícuandoélmemirabacomosi yofueraalgopreciosoyraro? Unapequeñaydistantevozmepreguntabasiélmirabaasíasusotras APscuandoselasllevabaalacama,perodescartéesavoz.Nodejaríaque nada arruinara esta noche. Mañana sería el momento de reflexionar y preocuparse;estanocheeraparaelplacer. El primer lametón hizo que mi sangre se alterara. El segundo hizo queestrujaralacolchaentremispuños.Eltercerohizoquerespiraracon dificultad. Cerré los ojos, lo apreté todo aún más, mientras que el bucle dentrodemísubíaysubíaysubía.Dealgúnmodohizoquedurase.Cada vezquepensabaqueestabacerca,élaflojabahastaquelegritabaparaque continuase, temiendo que se detuviera y me dejara echa un ovillo tenso conresortesapuntodesaltar. Pero no se detuvo. Él me fue excitando despacio, cuidadosamente, cariñosamente.Mellevabaallímiteyluegomehacíabajardenuevoantes deempujarmehastaelprecipiciounavezmás.Cadavezquepensabaque ya estaba, que ahora ya caería por el borde, él demostraba que me equivocaba.Hastaquenopudesoportarlomás. “Por favor, Reece. Ahora. ¡Ahora!” Esa voz ronca no era mía. No podíaseryosuplicándole.Yonuncasuplicaba. Peroerayoynomeimportaba.Lesuplicaríaderodillassiesome ibaapermitirdisfrutardelorgasmo. Finalmente,finalmente, me llevó violentamente hasta el borde y me dejóir.Nocaí.Volé. Tododentrodemísedesató.Olascalientesmebañaron,porencima, atravésdemí,liberandotodoslosrolloshastaqueestuvieronlibres. “¡Reece!”grité,agarrandosucabezaconmismanos.Leatrajehacia arriba antes de que mi orgasmo tuviera oportunidad de deslizarse completamente. Éltrasteóenelcajónjuntoalacamaysacóunpaqueteplateado.Lo abrióconsusdientesysepusoelcondón,yentoncesmepenetróconun resbaladizoyseguroempujón.Hastaelfondo. De repente se detuvo, quedándose quieto. “Cristo, Cleo. Eres demasiado...todo.” Sonababiendelmodoenqueéllodijoconsuvozroncaysensual. Yoqueríasersutodo. Empujé ese pensamiento a un lado y levanté las piernas para acomodar su longitud. Le rodeé la cintura con mis piernas, uniendo mis tobillos en su espalda, y le mecí. Él cogió el ritmo y se inclinó para besarme.Sabíaamíynomeimportó. Me empujó más rápido, sus respiraciones haciéndose más rápidas, hastaqueacabógolpeandomiscaderascontraelcolchónencadaempuje. Merecogióensusbrazosdemaneraquequedéenvueltaporél,atrapada contrasudurocuerpo.Locualmehizopodersentirsuorgasmoamedida queibacreciendoensuinterior.Susmúsculostemblabanyseretorcían,su espaldaestabaresbaladizadesudorysuspoderososmuslossetensaron. Con un grave rugido primitivo, embistió fuertemente y me sostuvo mientrassecorría. Sequedómediotumbadosobremímientrassuorgasmosedisolvía. Elmíomehabíaabandonadodejándomeconlasextremidadesflojasyla cabeza nublada. Él rodó hacia un lado y tiró el condón, luego se reunió conmigo. Me estiré contra su cuerpo y él me rodeó con su brazo. Nos besamossuavemente,dulcemente,retiróelpelodemifrente,ymemiró conojossuavesdesprovistosdetodaarrogancia. Finalmente sentí que estaba viendo al auténtico Reece Kavanagh. Comosimeestuvierapermitiendover. Llevé mi pulgar a la comisura de su boca donde había surgido una sonrisaincierta.Crecióbajomisatenciones. “Creoquelanochehaidobien,¿nocrees?”preguntó. “Ellanzamientodelteléfonofuetodounéxito,”bromeé. “¿Alguienlanzóunteléfono?Nopuedocreerquemeloperdiera.” Él sonrió y tuve que capturarlo. Le besé y rodamos juntos por la cama,brazosypiernasentrelazadas.Nosquedamosquietosdenuevo,mi cabezasobresuhombro.Ellatidodesupulsoseuníaalmío,ahoramás despacio,peroaúnerráticodealgúnmodo.Queríahablarconél,hacerle preguntas,llegaraconocerlemásahoraquehabíamosrotoelhielo.Aún asínoqueríaromperlapazquehabíadescendidosobrenosotros.Unapaz quenuncaqueríadejaratrás. Él bostezó y me besó en la cabeza. “Duérmete, Cleo. Has estado trabajandodemasiadoduroúltimamente.” Escuché su respiración ir más despacio hasta que finalmente se profundizóparaseñalarqueestabadormido.Yopermanecíacunadaentre susbrazos,mássaciadadeloquemehabíasentidoenmuchotiempo. Aúnasínoestabacontenta.¿Cómopodíaestarcontentacuandohabía hecholomismoquehabíajuradoquenoharía?Mehabíaenamoradode él. ¿Era así como empezaba con todas sus mujeres? Esta cómoda intimidaddondetehacíasentircomosifueraslaúnicamujeralaquele había hecho el amor así. ¿Había sido este hombre dulce, amable, y tan atentoconAllyytodaslasdemás? Parecíaimpensableyaúnasítodaslaspruebasestabanantemisojos. Su historia pasada con las mujeres, su chulería, su habilidad en la cama. TodoelmundosabíaqueReecedormíaconsusAPsyluegolasdespedía cuandoqueríanmásdeél.Quizástodasellassecreíandiferentes,esperado ser las que le cambiarían. Después de todo, él pasaba de controlador a encantador,haciendofácilcreerquetambiénsehabíaenamorado. Si yo estuviese equivocada y él no hubiera sido este hombre tan maravillosamentedulceconellas,sóloconmigo,¿cómoibaadeshacerme dellíoenelquemehabíaencontraba?¿Cómoleibaadarlanoticiadeque mehabíancontratadoparatraicionarle? CAPÍTULO8 –––––––– Nospasamostodoelsábadoporlamañanaenlacama,alternandoentre hacerelamorydormir.Pedimoscroissantsycaféparaalmorzar.Aprendí que el conserje del edificio estaba a disposición de Reece. También aprendíqueteneraalguienatudisposiciónesabsolutamentemaravilloso. No hablamos mucho, pero estaba bien. Era mi cerebro el que no estaba funcionandodemasiadobien.Estabasufriendounaespeciederesacapor el cóctel de sexo increíble y la sobrecarga emocional. Reece me hizo sentir como la mujer más hermosa del mundo. Adoró mi cuerpo con su lengua,sumirada,sucuerpo.Mehacíasentirviva. Élnoteníaprisaporterminareldíayenviarmeacasa,peroamedia tardepenséqueseríamejorcomprobarcómoestabaBecky. “Hola,”dijecuandoelladescolgóelteléfono.“¿Estásbien?” “Claro.”Lasonrisaensuvozeraindiscutible.“¿Teloestáspasando bien?” “Sí,” dije. Sí, joder. Quizás demasiado bien. “Puede que no llegue a casahastamástarde.” “Mañana,”murmuróReece,acurrucándosedetrásdemí.“Dilequeno vasallegaracasahastamañana.Tarde.” “¿Éseesél?”preguntóBecky.“¿Cómosellama?” “Yo...eh...metengoqueir,”dijerápidamente.“Llámamesinecesitas algo.”Colguéantesdequepudierahacermáspreguntasincómodas. Reecemehizorodarsobremiestómagoycubriómicuerpoconel suyo. Estiró mis manos sobre mi cabeza y las encerró en una de sus grandesmanos,peronotanfuertecomoparanopoderescapar.Noesque yo quisiera. Quería ver hacia dónde se dirigía, quería sentirle dentro de mí. Retiró mi pelo hacia un lado con su otra mano y mordisqueó mi cuello. Sentí cosquillas y empecé a reírme, pero todo eso se me olvidó cuandoabriómispiernasconsurodilla.Levantémitrasero,invitando,y éldeslizósugruesalongituddentrodemídesdeatrás. Él gruñó. “Dios, es genial sentirte así, Cleo. Me encanta hacerte el amor. Me encanta estar dentro de ti, sentirte temblar de deseo por mí, sentir tu calor. Me encanta oír mi nombre en tus labios, oler tu aroma cuandotecorres.” No pensé que unas cuantas palabras murmuradas podrían excitarme tantoyllevarmealasalturas,peroestabatancachondaqueélpodríahaber hechocualquiercosaynomehabríaimportado. Pero no se aprovechó. Él me adoraba. Ponía mi placer antes que el suyo,siempre,ypreguntabaantesdeintentaralgonuevo.Mesentíacomo una compañera en igualdad de condiciones y en control de la situación concadagiro. No tenía sentido. Yo había esperado a un exigente y controlador ReeceKavanaghenlacamaporqueasíescomoerafueradeella.Peroen realidaderaelperfectocaballero. Mehacíasentiraúnmásculpable. “Reece,” dije cuando yacíamos una vez más en los brazos del otro, cansados y saciados. “No puedo quedarme aquí todo el día de hoy y mañana.” Élapoyólacabezasobresumanoyrecorrióconundedolacurvade miespalda.“¿Porquéno?” “Paraempezar,notengoropa.” Besómihombro.“Nonecesitasropa.” “Yademás,tengoquecuidardemihermana.” “¿Noeslosuficientementemayorcomoparacuidardesímisma?” “Sí,peroesinmadura.Nomegustadejarlasolapormuchotiempo.” Élseretiróysostuvosumiradaenlamía.“¿Porquéno?¿Estábien?” Tragué saliva pesadamente. No quería contarle lo de sus pasados problemasdesalud.Valequeestuvieraremitiendo,perosecansabamucho y yo me preocupaba por ella. Y contarle eso sólo me haría aún más vulnerable ante él. En conclusión, no podía dejar que él se acercara demasiado.ReeceKavanaghnoeraalargoplazo.Podíacontrolarelsexo conél,peronolaintimidad. “Claroqueestábien,”dije,quizáscondemasiadaalegría.“¿Porqué noibaaestarlo?” Su mano se detuvo sobre mi espalda. “Te llevaré a casa cuando quieras.” “Nopasanada.Cogeréuntaxi.” “No,yotellevaré.” “Reece,soyunamujer.Puedocogeruntaxi.” Élnodijonadamientrasselevantabadelacamaycogíasuteléfono. Habíaestadosonandotodoeldía,peronohabíarespondido. “No quise decir ahora mismo,” dije, sentándome. “Puedo quedarme mástiempo.” Élasintiósinlevantarlavistadelapantalla.“Perdóname,Cleo,mejor devuelvoalgunasdeestasllamadas.”Saliódescalzodelahabitación. Suspiré. Maldita sea. Acababa de arruinar el momento y le había ofendidoalinsistirencogeruntaxi.Muybien,Cleo. Suvozparecíalejana,peropudeescucharloquedecía.Lamayoría de las llamadas sonaban en relación con el trabajo, pero una llamó mi atención. Saludó a su hermano Ash, pero su tono se volvió brusco y entonces debió alejarse porque no pude escucharle más. El instinto hizo quemelevantarayfueraabuscarle.Leencontréenloqueparecíaserun estudio,dándonossuanchaydesnudaespaldaalapuertayamí.Mequedé cercadelapuerta,perofueradesuvista. “No es asunto tuyo,” dijo al teléfono. “No quiero hablar de ello.” Hizounapausa,escuchando,yluegoañadió,“Tampocoquierohablarde eso.”Mássilencio,seguidode,“Dileamamáyapapáquenosetratade ellos. Ni se trata de ninguno de vosotros. Estoy en el negocio de ganar dinero para mis accionistas, y mis accionistas quieren construir un hotel en el lugar. La localización es perfecta.” Escuchó de nuevo y luego suspiró. “Sí, sé que ella lo está,” dijo en respuesta a algo que Ash dijo. “Pero esa mujer puede encontrar otro estudio en otro sitio. No es mi responsabilidad.”Mássilencio,yderepenteungritodeReecehizoqueel corazón me saltara a la garganta. “¡Déjala fuera de todo esto, joder! No todo gira en torno a ella. ¿Me oyes? Te crees que todo lo que hago está subordinado a lo que pasó, pero escúchame hermanito. Algunas veces sólosetratadedinero.” Debió haber colgado porque algo en la habitación se estrelló. ¿El teléfono? Rápidamente corrí de vuelta a la habitación y me tumbé en la cama. Él no regresó y al momento siguiente oí agua corriendo desde el cuartodebaño.Comprobéelestudiodenuevoy,comoeradeesperar,el teléfonoestabahechoañicosenelsuelo.AlgoqueAshdijohabíapuesto furioso a Reece. Algo que ver con una mujer y un incidente en el que Reeceestuvoimplicado.¿HabíanestadodiscutiendosobreCassie? Volvíalahabitaciónybusquéunabataensuarmario.Eramejorque mefuerasiestabademalhumor,peroprimeronecesitabaunaducha.El armarioeratangrandecomomidormitorioyestabamediovacío.Parecía vergonzosodesperdiciareseespaciotanenormeenunhombre. “Hola,”mellególasuavevozdeReecedesdelapuertadetrásdemí. Megiréenredondo,nomuyseguradequéreacciónmellevaría,perono había pruebas de su anterior enfado. Todo eran sonrisas torcidas y ojos nubladosotravez. “Estababuscandoalgoqueponerme,”dije. “Cogecualquiercamisaquequieras.Mástarde.Porahora,quieroque vengasconmigo.”Mecogiódelamanoymeguióhaciaelcuartodebaño. El aroma de flores me llegó antes de que entráramos. El agua aún estabacorriendoymedícuentadequenoeraladucha,sinoelJacuzzi. “Pensé que podríamos darnos un baño,” dijo, las manos sobre mis hombros,supechoenmiespalda. Levantélacabezaparamirarle.“¿Cómosabíasquemismúsculoslo necesitaban?” Mebesóenlaboca.“Tuveunpálpito.” Elhombreteníaunahabilidadincreíbleparadejarunaemociónatrás y sustituirla con otra. ¿O era una máscara en vez de una sustitución? ¿Estaba aún furioso con su hermano por dentro pero decidido a no dejarmeverlo? ¿Oestabadecididoaolvidar?¿Olvidarlaconversación,olvidarala mujermisteriosayloquefueraquehubieraocurridoentreellos? Nos metimos en el baño y me recosté contra su pecho, mi cabeza sobresuhombro.Élmasajeósuavementemismuslosbajoelagua,pero noloconvirtióenalgosexual.Cerrélosojosysuspiré. “¿Tegusta?”murmuróenmioído. Asentí.“EselParaíso.Gracias,Reece.Temíhaberteofendidoconlo deltaxi.” Sentí que se encogía de hombros. “No quieres que conozca a tu hermanatodavía,”dijo.“Estábien.Loentiendo.” “Yalahasconocido.” “Nocomotu...” “¿Jefe?”Claramenteélestabateniendoproblemasclasificandoloque éramosahora,tantocomoyo. “Jefe,”aceptóél. “Ya veremos a donde nos lleva esto. No hay prisa. Además,” aventuré,“tútampocoparecesmuyansiosoporhablardetufamilia.” “HasconocidoaAsh.” “Noporquetúnospresentaras.” “Lohabríahecho.” Lemiréconojosentrecerrados. “Coneltiempo,”admitió,desviandolamirada. “¿Y qué hay de los demás? Ash me habló de Blake y de los más jóvenes.Losllamóprovocadoresdebroncas.” Él sonrió. “Lo son. Uno es capaz de encandilar a cualquier mujer parallevárselaalacamayelotroessimplementeunsalvaje.Mantenerles fueradeproblemasesuntrabajoatiempocompletoparanuestrospadres.” “Esta es la primera vez que has hablado realmente sobre tus hermanos,”dijo.“Háblamedeellos.” Movió sus manos hasta mis pechos, tocándolos, masajeando sus pulgares sobre los pezones hasta que fueron tiernos puntos llenos de hormigueo.“Nohaynadaquecontar.” Levanté mis brazos y los crucé detrás de su cabeza, animándole a continuar.“¿Yquéhaydetuspadres?”susurré,mimentehabíadejadoya laconversación.“Apenashablasdeellos.Tampoco.” “¿Ahoraquiereshablardemispadres?” “Hmm,quizásmástarde.Parecequehastenidoéxitoevitandoeltema contusmágicosdedos.” “Mágicos,¿eh?”Retorcióambospezones,enviandounadescargaque directaamivagina. Mesacudíygemí.“Tócameaquí,”dijeguiandosumanohaciaabajo. “Hazlotú.Quierovercómotecorrestúmisma.” Mi cara y garganta se acaloraron. Nunca antes había hecho eso delantedenadie.Retirémimanodemicalor,peroéllavolvióacoger. “Está bien, cariño. No estés avergonzada. Todo lo que haces es hermoso e increíble, incluyendo eso.” Dirigió mi mano más abajo, más abajo hasta que estuvo en posición. “Pon tu dedo dentro.” Él sostuvo mi mano debajo de la suya y yo llevé mi dedo corazón dentro de mis pliegues.“Sientelocalientequeestás,”murmuró,suvozcomomielsobre mipiel.“Sientelamagiadetusdedos.Ahorafrótateparamí.” No pensé que pudiera hacerlo con público, pero después de unos momentos,nomeimportó.Queríaqueélmeviera.Mefrotémientrasélse llenaba las manos con mis pechos y jugueteaba con mis pezones hasta convertirlos en puntos dolorosos y gloriosamente duros. Le di la bienvenidaalcalorfamiliarquemeinundabaygritésunombremientras mispropiosdedosmelanzabanalabismo. Yací en sus brazos, mi cuerpo un charco lánguido. Maldita sea, era inteligente.Habíaevitadoconéxitohablardesuspadresyyonosabíamás sobresufamilia. *** Pasamos el resto del día y gran parte de la noche juntos, pero regresé a casaelsábadoporlanochetardeenuntaxiqueélllamópormí.Parecía habersereconciliadoconlaideadequeyonoestabapreparadaparaque Becky supiera que nos estábamos acostando, quizás porque él tampoco estabapreparadoparapresentarmeasufamilia.Hizoqueunfindesemana maravilloso terminara de forma rara. El festival de placer tuvo un trasfondo de dulzura que me había sorprendido y me había hecho caer bajo el hechizo de Reece. Aún así la distancia entre nosotros era más grande que nunca. Aparentemente, él no quería que yo fuera parte de su vida,nomásalládesudormitorioysuoficina. Yamíesomeparecíabien.Totalmente.Absolutamente.Megustaba. No quería intimar más con el hombre cuyo proyecto se suponía que yo teníaquearruinar.Elpequeñoagujeroquehabíaabiertoenmicorazónse curaría una vez todo hubiera terminado y yo tenga la oportunidad de seguiradelanteyolvidarmedeél. Beckymerecibióconrisitasypreguntasdelasqueconseguíevitar dar respuestas completas. Pasamos el domingo juntas haciendo limpieza en la casa y holgazaneando hasta que ella necesitó pintar algo y yo no pude sentirme más alejada del trabajo. Era totalmente consciente de que ahoraqueteníalaatencióndeReece,completarmitrabajoparaEllenno metomaríamuchomástiempo. Demodoqueasíescómosesentíanlastramperasqueseacostaban con sus objetivos. Poderosas, en control. ¿Pero de qué manera cerraban sus corazones? ¿Cómo se enfrentaban a esta ansiedad que te revuelve el estómagoyalahorriblesensacióndepresentimiento?Esafuemisombra todo el domingo. Casi no pude comer nada y dormí mal esa noche, pensandoentodoloquepodríasalirmal.Pensandoenlomuchoqueno queríaquesalieramal. Estúpida, estúpida. Había hecho lo único que había jurado no hacer. MehabíaenamoradodeReece. *** Las flores frescas sobre mi escritorio fueron una agradable sorpresa y señal de que él no me iba a menospreciar en la oficina. Mientras mi ordenador se encendía, llamé a su puerta y entré. Él me saludó con una famosasonrisaReeceKavanagh,sexyytorcida. “Hola,” dijo él rodeando su escritorio. Cogió mi cara entre sus manos.Suspulgaresrozaronmismejillascondolorosaternura.“Teeché demenosayer.” “Yo también te eché de menos.” Nos besamos apasionadamente, como si no nos hubiéramos visto durante meses. Cuando nos retiramos, medicuentadequelapuertaaúnestabaabierta.Cualquierasaliendodel ascensornoshabríavisto. Él siguió mi mirada por debajo de párpados medio cerrados. “No quieresquenadiedelaoficinasepalonuestro,”dijoinexpresivamente. Intentéanalizarsuspensamientosperoeraimposiblesaberquéestaba pensandodetrásdesufríafachada.Porsuerteelteléfonodemiescritorio sonó,salvándomederesponder. Trabajamos separados el resto de la mañana, sólo para vernos en reuniones.Almediodíavinoamimesaymepidióquefueraacomercon él.Menegué. Se cruzó de brazos y frunció el ceño. “Lo dejé ir el viernes por la noche,” dijo, midiendo cuidadosamente sus palabras. “Era un ambiente loco y los paparazzi estaban esperando. Pero ahora... Cleo, ¿acaso pasa algo malo conmigo y por eso no quieres que te vean en público junto a mi?” “No.Porsupuestoqueno.” “¿Nosoytutípicacita?” Le dediqué una mirada fulminante y él me dedicó un inocente encogimientodehombros.“Sí,siempresalgoconatractivostrillonariosy túnoeresmásqueunbillonario,asíque...” “Oye,”dijo,“estoytrabajandoenello.” Lelancémilápizyéllocogió,sonriendo,aunquehabíaalgoincierto detrás. “Pasamos una noche juntos,” le dije. “Dejemos que se enfríen las cosas y veamos a donde va esto antes de dejar que la gente sepa nada. ¿Vale?” Élinclinólacabezayasintió.“Sinoquieressaliracomerconmigo, parecequetendréquepedirquetraiganelalmuerzo.” Volvióasuoficinaycerrólapuerta.Treintaminutosmástarde,una empresadecateringllegóconunacestadecomidaparaReece.Lellamé porelinterfonoysalió. “¿Tieneshambre?”mepreguntó. Miré las puertas del ascensor cerrándose tras el de la comida. “¿Quieresquealmuercecontigoaquífuera?” “No.Esdemasiadopúblicoynoheganadountrillóndedólaresenla última media hora. Vas a tener que esconderte en mi oficina y comer en secretohastaquemicorredordebolsallame.” “Jaja.Muygracioso.” Cogiólacestaymesiguiódentrodesuoficina.Habíacolocadouna manta de picnic en el cuadrado de luz del sol cerca de la ventana y una botelladevinoblancoenfriándoseenunacubiterajuntoalborde.Dejóla cestaymeinvitóasentarme,luegomesirvióelalmuerzodelaselección dequesos,ensaladas,yfiambres. “Estoesmuydulce,Reece.Gracias.” Élmemirósobreelbordedesuvaso.“Meestásmirandocomosino esperarasqueyohicieraalgoasí.” “Admitoquenoloesperaba.” “Yaveoquemireputacióncomogilipollasmevuelveapreceder.” Mordí el interior de mi mejilla y decidí ser honesta con él. O parcialmente honesta. “Había oído todo tipo de cosas sobre ti, pero las palabrascruelydespiadadohanaparecidorepetidamente.” “Cruel,”musitó.“¿EsesodeCassie?” Noqueríadarleunarespuesta.Siledijeraqueno,élpodríacontinuar preguntando y yo no podía hablarle de Ellen. Simplemente no podía. “Reece,¿quépasóentrevosotrosdos?¿Porquéteodiatanto?” “Ellacreequevoyaderribarsucasa.” Espera,¿qué?“¿Ellacreequelavasaderribar?¿Esosignificaqueno lovasahacer?” “Admitoquemeloestoyreplanteando.” Vaya.“¿Desdecuándo?” “Desdeelsábado.” Lefruncíelceñoperoélnomemiróalosojos.¿Quéhabíapasadoel sábado?Yohabíaestadoconéltodoeltiempoyélnohabíamencionado darmarchaatrásenlapropuesta.Quizásunadeesasllamadasdeteléfono le había hecho cambiar de idea, o quizás algo que Ash había dicho resolvióelproblema. “¿Esqueelconstructorsehaechadoatrás?”pregunté.“¿Ounodelos accionistasseharetirado?” Él sacudió la cabeza. “Aún no se lo he dicho. Estoy debatiendo el mejormododecontarleslanoticia.Novanaestarcontentos.” “Perderásunmontóndedinero.” Seencogiódehombros. Esperé,peronomedijonadamás.Elhombreeraunenigmaenvuelto enmisterio.Porunaparteparecíapreocuparseprofundamenteporganar dinero para sus accionistas, y por otra daba un giro completo y estaba preparado para enfrentarse a su ira y salvar la casa de una vieja amiga. Unaviejaamigaqueahoraparecíaodiarle. “La aversión de Cassie hacia ti viene desde mucho más atrás que eso,”dijemedioadivinando.“Dehecho,ellamencionóqueledesagradaba todatufamilia.” “Notodosnosotros.EllasellevamuybienconAsh.Peroclaro,todo elmundosellevabienconAsh.” “Estásevitandoeltemaotravez.” “Noconmuchoéxito,”dijoirónicamente. “Estábiensinoquiereshablardeello.SoytuAP,notu...confidente.” “Quiero contártelo,” dijo calladamente. “Pero hay algunas cosas de lasquenosepuedehablar.¿Loentiendes?” Sí,yasíselodije.Algunostemassontanprofundosquesusraícesse clavaban alrededor de los cimientos, y hablar de ellos sería igual que sacar los cimientos y traer toda la lamentable saga de nuevo a la superficie,dondenoqueríanestar. “Gracias.”Mecogiódelamanoyentrelazósusdedosconlosmíos. “Me gustas, Cleo. No quiero que pienses que sólo eres una AP para mí, porqueahorahaymásentrenosotros.¿Ono?” ÉlsonabavulnerableytandiferentealReeceKavanaghdelasúltimas semanasquemetomóporsorpresa.¿Quélehabíapasadoaestehombre paraquecambiasetantoensólounosdías?Dehecho,fuedesdeelviernes porlanoche. Conseguridadnoteníanadaqueverconmigo. Quiseasentirydecirlequesí,quehabíamásentrenosotrosquejefey asistenta personal. Yo quería besarle hasta que la incertidumbre abandonara sus ojos. Pero no podía. Tenía que reemplazar el calor con frialdadotravez.Necesitabaladistanciaylaactitudcontroladoradelviejo ReeceKavanaghdevuelta.Eramásfácilasí.Másseguro. Untoqueensupuertamesalvóderesponder.Élsoltóunapalabrota envozbajayllamó.Unodesusdirectoresejecutivosrespondió. “Mejorvuelvoamiescritorio,”dije,rápidamentemetiendolascosas delpicnicenlacesta.“Mijefeesuntiranoyodiacuandotardomuchoen almorzar.” Élserióymeayudó.Juntoseliminamostodaslaspruebasdenuestro picnicyabrílapuerta,bolígrafoycuadernoenmano. “Losiento,”ledijealhombreallídepie.“Teníamosqueterminarel dictado.” El hombre miró sobre mi cabeza a Reece y le guiñó un ojo. Me enfurecíymaniobréparapasarjuntoaélycerrarlapuerta.Trabajéenmi mesahastalascinco,cuandoBeckymellamóalmóvil. “VoyaquedarmeencasadeCassiealgomásdetiempo,”dijo.“Ella necesitabahablarconalguienyofrecíquedarmedespuésdeclase.” “¿Estábien?” “Aúnestádisgustadaporlodelacasayelestudio.” “¿Nohabíanadiemásconquienpudierahablar?” “¿Porquénopuedehablarconmigo?”saltóella. “Pornada,”dijerápidamente.“Essóloquesabequeestásenfermay nodeberíaagobiarte.” “Jesús,Cleo,ahoraestoybien.” “Aúntecansas.” “¡Sólovoyahablarconella,noacorrerunamaratón!” “Aún así es otra carga sobre tus hombros cuando ya tienes mucho conloquelidiar.” Ella resopló y murmuró algo que no pude oír. “Sólo llamaba para contártelo.Ahoradesearíanohaberlohecho.” “Terecogeréalassiete.” “Puedocogerelautobúsacasa.” “No,espérameallí.Noesporti,”dijeantesdequepudieraprotestar. “HayalgoquequieropreguntarleaCassie.”Estuvofuerademibocaantes detenerlaoportunidaddepensarlo,perorápidamentemeentusiasmécon laidea.SiReecenohablaconmigo,quizásCassielohaga. El único problema era cómo preguntárselo con Becky allí y sin hacerlessaberporquéestabainteresada. *** El suburbio de Serendipity Bend albergaba una mezcla de casas viejas y nuevasconunacosaencomún–todaseranenormes.Sólolasparcelasde tierraconsistíandeacresyacresdecuidadosjardines,algunasvecescon lagosyedificiosdecorativossituadosdemaneraquepudieranversedesde las casas. Sabía todo eso porque había visto un documental en el Canal Lifestyle, donde los dueños llevaban al presentador por toda su mansión dedoscientosañosdeantigüedad. MiúnicafamiliaridadconelsuburbioeralacalledondevivíaCassie. El dicho ‘la peor casa en la mejor calle’ no podía ser más acertado. WillowCrescentseguíalibrementelacurvadelríoconlaspropiedadesa un lado estrechándose orilla abajo. Estas casas eran las que tenían los precios más altos. No es que los dueños las vendieran. Las casas en WillowCrescentpasabandegeneraciónengeneración,parahorrordelos agentes inmobiliarios. La de Cassie era una excepción, aunque esa venta habíasidomanipuladaenprivado. Supuertaprincipalestabaabiertadeparenpar,adiferenciadeotras casas de la misma calle. Conduje por delante de ella hasta la casa de la familiaKavanaghqueestabaallado.Másalládelapuertadehierrocon afiladosrematesseextendíaunpavimentadocaminoalineadoconespesos árboles que escondían la casa a la vista. No había señales de Ash o de nadiemás.DilavueltaycondujeatravésdelapuertadeCassie. Su casa era realmente vieja, pero a diferencia de las otras grandes damasdeWillowCrescent,éstamostrabasuedad.Poralgunasparedesse podíavercómocorríangrietassimulandoarrugasdeestrésyunaventana del piso superior había sido cerrada con tablas desde que Becky había estado dando clase en la casa. Sabía que Cassie vivía sólo en el ala oriental, cerrando el resto cuando se volvió poco económico calentarla duranteelinvierno.Suestudioestabalocalizadoenlaterrazacubiertaen elladodelríodelacasa,esazonaestabamejoriluminada. Encontré a Cassie y a Becky sentadas en el amplio porche trasero disfrutandodeunabebida,CassieconvinoblancoyBeckyconlimonada. La luz se había difuminado, bañando la maraña de frondosos árboles y arbustosconunfulgordoradodeotromundo.Lasrosasyotrasfloresde verano florecían en los parterres del jardín, sus brillantes colores ofreciendoinspiraciónalosartistas.Eraeltipodejardíndondelasniñas pequeñasesperabanquevivieranlashadas. Cassiemesaludóconunbesoenlamejillaydesapareciódentropara coger otro vaso. “¿Estás bien?” le pregunté a Becky mientras ella no estaba. “Claro. ¿Por qué no lo iba a estar?” Se metió el pelo detrás de la orejasóloparaquesaltaradeallíotravez.Resistíeldeseodeechárselo haciaatrásporella. “Sólopreguntaba,”dije,intentandosonaralegre. “Noentiendoporquéestásaquí,Cleo.¿Pasaalgo?”Ellajadeóydejó elvasosobresuregazo.“Aúnnospodemospermitirlasclases,¿verdad?” “Por supuesto. De ningún modo te obligaría a dejar esto, Becky. Sé queteencanta.” “Losé,perosiesdinero...” “Noloes.”EliminésuspreocupacionescuandoCassieregresó. Ellametendióelvasoysesentóenlagransillademimbrejuntoa mí. Se echó el largo pelo rojo sobre el hombro y me dedicó una triste sonrisa. “Supongo que estás aquí para preguntar por mis planes. Sé que estáspreocupadayquieroagradecertetodotuapoyo.” “Estoypreocupada,”dije,saltandoantelaoportunidadquemehabía tendido. “Pero quizás ayudaría si supiera por qué eres tan reacia a marcharte.¿Porquénopuedesmontarotroestudioenalgúnotrositioen Roxburg?Tusalumnosteseguirían.” “NopuedohacerestoenningúnotrositioenRoxburg.Simplemente nopuedo.Ésteesmihogar.Haestadoenmifamiliaporgeneraciones.Mi hermana...” Tomó un largo sorbo de vino pero no escondió el brillo en susojos. “Losé,”dijeconsimpatía.“DebeserdifícilparatipensarenReece Kavanaghllegandoconsusexcavadorasyderribandotuhogar.” Ellaasintió. “Quizás puedas explicarme algo que no entiendo. ¿Por qué está tan decidido a derribar este encantador y viejo lugar para sustituirlo por un hotel?Nopuedesersólounesquemaparaganardineroyaqueloharíaen otrositio,enalgúnotrolugarlejosdelacasadesupropiafamilia.Debe haberotrarazón.” “Cleo,”siseóBecky.“Esonoesdetuincumbencia.” “Nopasanada,”ledijoCassie. “Seguramentesupropiafamiliaestáencontradeeso,”dije. “Eso me han dicho,” dijo Cassie irónicamente. “Pero Reece Kavanagh no les escucha. Él no les ha escuchado en mucho tiempo. No desde...”Apretóloslabiosyestudiósuvino. “Notienesporquéresponder.”Beckymemiróconfuria. Cassiegiróunosenormesojoshaciamí.“Noesunsecreto.Además, quieroqueelmundosepaqueReeceKavanaghesrepulsivo.” Sostuve mi vaso con más fuerza hasta que me dio miedo que se pudieraromper.“¿Quéhizo?” “Élmatóamihermana.” CAPÍTULO9 –––––––– ¿Reecelamató?Nomelocreía.Deningunamanerahabíamatadoanadie ese hombre. Podría ser duro por fuera, pero yo había visto un lado diferenteysabíaquenoleharíadañoanadie.Teníaqueserunerroroun malentendido. Becky se incomodó en su asiento, su interés claramente despertado. “¿Quieresdecirqueéllaasesinó?” Cassiesuspiróysesentósobresuspies.“Noasesinatoenelsentido tradicional.” “Unaccidente,”dijeconlabocaseca. “No fue un accidente. Según los informes oficiales, Wendy se suicidó.” Beckyjadeó.“Oh,Cass,losientomucho.”Sumiradaseposóenmí. PodíaverensucarapreguntándosecómopodíaserculpadeReece.“¿Él lallevóaello?Esloquesepuedeesperardealguiencomoél.” “Becky,”lereñí.“Cassie,mecontastequetuhermanayReecehabían salidohaceunosaños.” Cassieasintió,sumiradacentradaeneljardínenladistancia,ahora impregnado de largas sombras que lo hacían prohibido, peligroso. “Por unos seis meses, pero ella había estado enamorada de él durante años. Finalmentelepidiósaliryellaestabamuyfeliz.Másfelizdeloquehabía estadoenmuchotiempo.Susojosseiluminabancuandoélentrabaenla habitación. Estaba colada por él. Cuando él no estaba cerca, ella estaba tristeyleesperaba.Vigilabadesdesuhabitaciónysiveíasucochepasar, salía corriendo por el césped y trepaba por el agujero que conectaba nuestrasvallas.Estabatotalmenteenamoradadeél.Peroélnoloestabade ella.” “Supongo que fue él quien rompió con ella,” dije. “Y eso hizo que cayeraenunaespiralenpicado.” Cassieasintió.“Séloqueestáspensando.Quenoesculpasuya.Que ellaestabamentalmenteinestable.” Lo estaba pensando, pero no se lo dije. No era lo que ella quería escuchar. “Reece sabía que ella estaba débil,” continuó Cassie. “Todos le dijimosqueteníaquetratarlacondelicadeza,yaúnasílaechóaunlado comosinosignificaranadaparaél.Entoncesélcomenzóasalirconotra persona.” “Esterrible,”dijoBecky.“Pobrecilla.” “¿Cómolodescubrió?”pregunté. “Élmismoselodijo.Ellaestuvohistéricatodoesedía.Llorómucho hastaquenolequedaronfuerzasparaseguirhaciéndolo,yluegosetumbó enlacamamirandoalvacío.Nocomíanibebía,nihablaba.Sólomiraba fijamente.Eracomosisucuerpoestuvieravivo,perolapersonadentroya hubieramuerto.Nadiepodíacomunicarseconella.”Pasóundedoporel tallo de su copa de vino, una delicada uña sobre el frágil cristal. “La encontramosalamañanasiguienteflotandoenelrío.”Cassiesorbiópor lanarizyselimpióunalágrima. Letoquélarodilla.“Losiento.Puedoverqueestoesmuyduropara ti,inclusoahora.Estáclaroquequeríasatuhermana.” “Nolosuficiente,”susurró. ParecíaquenadiepodríaamaralgunavezalapobreytrágicaWendy losuficientecomoparahacerlafeliz. Becky sacudió la cabeza pensando que iba a decir algo, pero permaneciócallada,frunciendoelceñoprofundamente. “¿Cuántotiempohacequeocurrió?”pregunté. “Doceañoselmesqueviene.Teníadieciochoaños.” Reecetambiénhabíasidojovenentonces.Eraunacargamuypesada para alguien que apenas estaba entrando en la edad adulta. Deseaba que Cassiepudieravereso,peronointentéquitarleelenfadoquesentíacontra él. Había estado gestándose durante tanto tiempo, que el escuchar unas cuantas palabras de una mujer a la que casi no conocía no supondría ningunadiferencia. “Miedad,”musitóBeckysacudiendolacabeza.Sepusodepieyme diouncodazo.“Mejornosvamos.Comienzaahacerfrío.¿Estarásbien, Cassie?” Cassieasintióytambiénselevantó.Metiósusmanosenlosbolsillos traseros y nos dedicó una sonrisa triste. “Lo siento. No era mi intención sertanmorbosa.Peroelquemehayanvendidoestelugarmehaafectado. Ahora mismo estoy lidiando con cosas que pensaba que había dejado atrás.Laideadeabandonarestelugarhavueltoaenredarlotodo.” Beckyseacercóparadarleunabrazo.“Notienesquelidiarconesto sola.Llámamesinecesitashablar.” Cassie nos despidió desde el porche principal. La observé por el espejodelcoche,unaesbeltafiguraconlosrayosfinalesdelsolbruñendo su pelo. Era tan pequeña comparada con esa gran casa, tan vibrante y joven en contraste con el demacrado exterior. Por alguna razón, parecía injustoqueestuvieseviviendoallísola.Alguiencomoellamerecíaestar enunarelacióndeamorconunhombrequelaadorase.Noeracomosu dramáticahermana.Erafuertey,hastaahora,siemprehabíaparecidoestar feliz. “No lo entiendo,” dijo Becky mientras nos alejábamos conduciendo deWillowCrescent.“Teníamimismaedad.” “¿Wendy?Losé.Estantriste.PobreCassie.” “Sí,esterribleparaella,yesoesloquenoentiendo.Cassiequeríaa suhermanaysuabuelaparecíaseralguienquetambiénteníamuchoamor que dar. ¿Por qué iba a suicidarse Wendy por un tío?” Se encogió de hombros.“Vayadesperdicio.” Entendíasudificultadparaentenderelconcepto.Beckyhabíaluchado muchoparaaferrarsealavida,yescucharquealguiendecidieseterminar con la suya propia tuvo que ser un concepto difícil de entender. “Ya has oído a Cassie. Ella dijo que su hermana era débil y necesitaba un trato delicado.Suenacomosihubiesesufridoalgúntipodeobsesiónenloque sereferíaaReece.Nosoyexperta,peroprobablementeWendyteníaalgún trastornomental.Quizásnohabíasidodiagnosticado,osilofuenoestaba recibiendo la medicación adecuada. Si ése fue el caso, lo haría aún más triste.PeronoesculpadeReece.Almenosyonolocreo.” “Éllaabandonóporotrachica.Esoesunamierda.” “También él era un adolescente. Los chicos adolescentes hacen ese tipodecosassindarsecuenta.” Ella dijo ajá. No había tenido novio desde que venció al cáncer. Quizásnecesitabasaliryconoceraalguien.“EstáclaroqueCassiepiensa que la culpa fue suya,” dijo ella. “Si piensa que él es un gilipollas, entonces me inclino a creerla. Además, lo que sale en los periódicos le hacenparecerunbastardoavariciososincorazón.” Suspiré.“Notecreastodoloquelees,Bec.” “Va a derribar la casa de la hermana de una antigua novia que se suicidóporél.Nisiquieratúpuedesdecirqueesunbuentíodespuésde eso.” Talvez.Perotambiénsabíaqueseestabaarrepintiendo.Quizás,con unpocomásdepersuasión,olvidaríatodosesosplanesdecrearunhotel enSerendipityBend. *** Las flores llegaron a mi puerta antes de salir a trabajar la mañana siguiente. La tarjeta decía: Haz la maleta. Te vienes a casa conmigo esta noche.Reece.Parecíaquehabíadejadocompletamenteatrássunaturaleza mandona. Cogíunamudaderopaparallevarlaeneltrabajoaldíasiguientey dejéunanotaparaBeckyconlapromesadellamarmástarde.Deslicéla tarjeta de Reece en el bolsillo de mi chaqueta para eliminar pruebas del remitente. Beckymellamócuandomedirigíhaciamiescritorio.“Noesqueme importequepaseslanocheconélotravez,”dijoella.“Peronisiquierasé sunombre.” “Escucha,mamá,dejadepreocupartepormí,”bromeé.“Esunbuen hombre. Sé lo que estoy haciendo. Si te hace sentir mejor, te enviaré un mensaje con su dirección para que puedas decírselo a la policía si desaparezco.” “Notienegracia,Cleo.Sifuerayolaquepasaralanocheenlacasa dealgúntío,túquerríassaberhastaelúltimodetalle.” “Deja de preocuparte, Becky. Me tengo que ir. Mi jefe me está fulminandoconlamirada.” Reecenomemirabaconrabia.Estabadepieenlapuerta,unhombro contraelmarco,unasonrisacuriosajugueteandoensuslabios.“Aúnnole has hablado de mí a tu hermana, ¿verdad?” preguntó después de que yo colgara. “Sólo estoy esperando el momento idóneo,” mentí. No había momentoidóneo.Nunca. “¿Porquénoahora?” “Yatelohedicho,Reece.Esdemasiadorecienteytúnotienesnovias, ¿recuerdas?Túmismolodijiste.” Tuvoladecenciadeavergonzarse.“Sí,acercadeeso...”Seretiródel marco de la puerta y se acercó a mi mesa con la gracia de un león depredador. “Admito que ha pasado mucho tiempo desde que conocí a alguien con quien quisiera estar. Estar apropiadamente. Pero creo que podríahaberencontradoaalguien.” Tragué saliva. “Es demasiado pronto, Reece. Necesitamos ir más despacio.” Élapoyósusnudillossobremiescritorioybajólacabeza.“Siesoes loquequieres.Peroteloadvierto,nosemedabienirdespacio.Cuando veoalgoquequiero,voyylocojo.” “Entoncestú,ReeceKavanagh,tienesqueaprenderatenerpaciencia.” Leagarréporlacorbatayleatrajeparaunrápidobeso. Peroaélnolellególacircularsobrelodelaparterápidayahondó el beso. Dios, le había echado de menos durante el breve tiempo que habíamos estado separados. Quería seguir besándole e incluso a que me devorasesobresumesa,perodejéaunladomisemocionesymeretiré. No era sólo el hecho de que cualquiera podría salir del ascensor y pillarnos. También estaba la muerte de Wendy, y eso me molestaba. Le habíadichoaBeckyquelostíoshacíancosasdemierdacomosalircon novias nuevas antes de romper con las antiguas, pero no me acababa de creer mis propias palabras. Había sido algo cruel, sobre todo si él sabía queellanoeraeltipodechicaquepodíasuperarperderle. Cruel.AsíescomoCassielehabíadescrito. Mi teléfono dio un pitido y el nombre de Ellen parpadeó en la pantalla. Reece me dio un beso en la frente y se dirigió de vuelta a su despacho.ComprobéelmensajedeEllen. Llámame.¡Urgente! La puerta de Reece estaba cerrada, pero podía salir en cualquier momento, así que me dirigí al cuarto de baño al final del pasillo y entoncesledevolvílallamada. “¿Quéhay?”pregunté.“¿Haocurridoalgo?” “¿Hasvistolosperiódicosdehoy?”LavozdeEllenteníaundejede pánicoquenoleerapropio. “Estánporleersobremiescritorio.” “Mira el The Roxburg Chronicle, página cincuenta y ocho de la seccióndeSociedad.Esunalecturainteresante.” ¿Seccióndesociedad?Joder.“Dameunaversiónabreviada.” “Te hicieron una fotografía metiéndote en un coche con Reece Kavanagh. Según el periodista – y utilizó el término libremente – tú parecíasmuyíntima.Elcochetellevóasuapartamento.” Lasangreabandonómicara.Derepentemesentímareadaytuveque agarrarmeallavaboparaapoyarme.“¿Hesidoidentificada?” “TunombreestáallíytambiénelhechodequetrabajasparaReece. Continúa diciendo que él suele tener a menudo relaciones con sus empleadas.” Gruñí.“Mierda.Estoes...mierda.” “Puedequenoseatanmalo.Asíqueteacostasteconélyahoratodo el mundo lo sabe. Podría funcionar a nuestro favor. Normalmente es así conlasotraschicas.” “¡Yonosoycomolasotraschicas!”¿Porquénopodíavereso?¿Por qué no era capaz de ver que ahora no era mejor que una prostituta, intentandoconseguiralgodeReeceKavanaghacambiodesexo?Noera dinero en mi caso, pero no creí que él fuese a notar la diferencia. Ni Beckytampoco. “Lo sé,” dijo calladamente. “Y es exactamente por lo que te escogí paraestetrabajo.” Meapretélafrentedondeunterribledolordecabezahabíaarraigado. “Nomeimportasiteayudaono,”ledije.“¿QuépasaconBecky?¿Qué pensarácuandodescubraquemeestoyacostandoconelhombrequeestá jodiendolavidadesuamiga?” “¿EllaleeTheChronicle?” “No.” “Entonces probablemente no se enterará. Respira hondo, Cleo, y cálmate.Estonoeseldesastrequetúcreesquees.Yosóloqueríaquelo supierasantesquenadieparaquepudierasestarpreparada.” Teníarazón.Quizásnofueraunenormedesastre,siempreycuando Beckynoleyeraelperiódico.“Gracias,Ellen.Séquesiempremecubres lasespaldasyteloagradezco.” Ella no respondió directamente, lo cual fue raro. Ellen no solía quedarse en silencio. “Asegúrate de tomarte unas vacaciones y disfruta,” dijofinalmente,suvozsuave.“QuizásseasbuenaparaReece.” Alejé el teléfono de mi oreja y lo miré fijamente. ¿Qué demonios quería decir? “¿Cómo sabes que yo seré buena para él?” pregunté, volviendoacolocármelosobremioído. “Instinto.Heestadoenestejuegomuchotiempoyséloquehaceque tiposcomoReeceKavanaghcambien.Confíaenmí,noesloquepiensas.” “No,aúnnoentiendoloquequieresdecir.” “Notengotiempodeexplicarloahora.Llamamástarde,¿vale?”Ella colgó,dejándomemásconfundidaquenunca. Me dirigí de nuevo hacia mi mesa. La puerta de Reece aún estaba cerrada,asíquebusquéenlosperiódicos.Seentregabancadamañanapor la oficina de correspondencia y era mi trabajo escanearlos en busca de noticiasinteresantesquepudieranafectaraRK.Nuncamiréenlaspáginas socialeshastaahora. Allíestabayo,subiendoalcochedeReececonunamiradaanhelante enmisojosmientraslemirabafijamente.Anhelanteoborracha,eradifícil saberlo.Gruñíyvolvíadoblarelperiódico. Reece no salió de su despacho en toda la mañana, ahorrándome el tomarunadecisiónsobresienseñarleelperiódicoono.Nopodíadecidir quéhacer.Silove,alomejorquierehacerquenuestrarelación–oloque sea que se llamara – sea conocida en todo el mundo. Eso significaría contárseloaBecky,Cassie,yanuestroscolegas.Noestabapreparadapara lanegativareacciónquellegaríaporadmitirlo.Noestabapreparadapara serpresentadacomosunoviasóloparaserabandonadacuandoencontrase a otra, a otra con menos pinta de maestra de escuela y más pinta de modelooactriz. Me resultaba difícil concentrarme, pero conseguí escribir algunos informes. Incluso redacté un documento resumiendo todo el proyecto SerendipityBend.Alfinal,todoestodejóalgoclaroenmimente–Reece nohabíatrabajadocasinadaenelproyectoduranteunasemana,apesarde haberalgunastareasimportantesesperandosufirma.Eraunabuenaseñal que no estuviera continuando con ello. Necesitaba asegurarme que iba a seguirpensandodeesemodo. Justo antes de almorzar, las puertas del ascensor se abrieron y un torbellinoconlaformademihermanaemergióblandiendounperiódico enrollado,sucaralaimagendeestruendosafuria.Demonios,maldición,y joder. Ellalanzóelperiódicosobremitecladodelantedemí.“Teencontré,” siseó.Apuñalóconsudedoelperiódico.“Cassieviotufotoestamañanay me llamó. ¿Cuándo ibas a decirme que estabas trabajando para Reece Kavanaghyfollándotelo?” “Becky,cálm...” “¡Nomedigasquemecalme!¡Nomecalmaré!Estoytanjodidamente enfadadacontigoahoramismo,Cleo.” Rodeé mi mesa y la sujeté por los hombros. Podía sentir el enfado vibrandoatravésdeellayyotambiénempecéatemblar.Noderabia,sino depreocupación.Nuncalahevistotanemotivaantes.Nopodíaserbueno paraella. Sacudiómismanosdeencimaysealejódemialcance.“¿Cómohas podidohacermeeso?Mehasmentido...” “Nuncahementido.” “Evitastedecirlaverdadentonces.Malditasea,Cleo,¡eselenemigo!” “¿Lo soy?” dijo Reece arrastrando las palabras desde la puerta. No escuché la puerta abrirse. Había estado tan centrada en la reacción de Beckyquehabíaaisladotodolodemás. “Reece,” dije y me detuve. ¿Qué debería decir? ¿A quién debería dirigirme? Decidí que mi hermana era mi preocupación más inmediata. “Becky,¿podemosiraalgunaparteyhablardeesto?” Alarguélamanohaciaella,peroelladesviómimanodeunbofetóny luegogolpeósuscaderasconsuspuños.Reecesecolocódetrásdemí,una presenciasólidayfirme.Ansiabaquedarmeallíymostrarunfrenteunido, pero era el momento equivocado. Momento equivocado, hombre equivocado,segúnBecky. “Hablemosdeelloaquímismo,”dijoella. “Nocreoquedebamos.Necesitascalmarte.Enfadarteasínoesbueno parati.” “¡No soy una muñeca de porcelana, Cleo! Enfadarme no va a matarme.Cogerelautobúsoescucharlosproblemasdeotraspersonasno mevaaenviardevueltaalhospital.” “¿Hospital?”repitióReece.“¿Estásenferma?” Beckyledejóenelsitioconunaagudamiradadefuria.“Noesdetu incumbencia, pero tuve cáncer hace un tiempo. Ahora estoy bien pero alguna gente insiste en cubrirme de algodones porque piensan que no puedomanejarlascosas.” “¿Cosas como ésta?” Recogí el periódico y lo moví delante de su cara. Yo no pretendía enfadarme con ella, pero algo dentro de mí saltó. Algo que había estado fastidiándome durante las últimas semanas y finalmente se había enrollado con tanta fuerza que se rompió, liberando un río de emociones reprimidas. “Mira cómo estás reaccionando, Bec. Sabíaqueestopasaría.Esporesoquenoteloconté.” Reecemequitóelperiódicodelamanoylohojeó. “¡EstoyreaccionandoasíporqueteestásacostandoconelPutoReece Kavanagh!” “¡Becky!¡Yabasta!” Reece dejó de pasar páginas. “¿Por qué es esto un problema?” preguntó señalando con el dedo nuestra foto. “Me gusta Cleo y a ella le gustoyo.Esamableportupartepreocuparteporella,peroteprometoque nolavoyahacerdaño.” “Sí,claro.Comoquenuncahasheridoanadieentodatuvida.” Lacogídelbrazo,confuerza,yladirigíhacialapuerta.“No,”ledije demalosmodos. Ella se liberó y nos rodeó a los dos. “¿Cómo puedes estar ahí y decirmequenovasaheriramihermanacuandohasdañadoatantasotras personas?Cassieesmiamigaytúvasaalejarlacontuavariciosoplansin corazón.” EsperabaqueReeceledijeraqueestabareconsiderandolaidea,pero no dijo nada. Se quedó inmóvil como una estatua, sus ojos velados, su caraimpasible,yaceptósuinsulto. “CleosabeloqueCassiesientehaciati,”continuó.“Tambiénsabelo queyosientoyaúnasíeligiótrabajaraquí.Noloentiendo.”Ellasegiró haciamí.“Recibesfantásticasofertasdetrabajotodoeltiempo,yaúnasí elegistetrabajaraquícuandosabíascómomesentía.¿Porqué?” La mirada de Reece se deslizó hacia la mía y me estremecí bajo su miradaglacial.Nadaquedabadelacalidezdelospasadosdías,laternura ylavulnerabilidad.Ensulugarhabíahieloyaceroyunarabiacalladaque irradiaba de él en oleadas. Claramente se estaba preguntando lo mismo queBecky. Mi corazón palpitaba en mi pecho como un pájaro en una jaula. EstabaatrapadaentreReeceyBecky,ylaúnicasalidaeralaverdad.Pero no toda la verdad; sólo lo suficiente para crear una abertura por la que podermeescapar. “Admito que mi motivo para trabajar aquí no era inocente,” dije, arriesgándomeaecharunvistazoaReece.Losmúsculosdesumandíbula semovieron,peronodijonada.“Yoqueríaencontrarelmododesalvarla casa de Cassie y pensé que trabajar para ti me daría acceso a la información que necesitaba. Lo siento, Reece. Lo que hice fue terrible y soyunazorratotalporengañarte.Tienestodoelderechoadespedirme.” Sinembargo,nofueReecequiencontestó,sinoBecky.Ellamerodeó con sus brazos. “¿Aceptaste este trabajo para ayudarme? Oh. Vale. Eso tiene sentido totalmente.” Su mirada se desvió hacia Reece, aún de pie cercademimesa.“¿Ylootro?” “Esofueinesperado.Noplaneépasarlanocheconél.”Memordíel labioyesperésureacción.Notuvoninguna.Eracomosiyonohubiera hablado. Quería ir hacia él y decirle que me gustaba estar con él, pero Beckysedisgustaría.Estabaapuntodehacerlairhaciaelascensorcuando Reecesegiróenredondoysemetióconprisasensudespacho.Cerróla puerta. Parpadeé para no derramar lágrimas calientes, sintiéndome extrañamentevacíayllenaalmismotiempo. “¿Significaesoqueestásdespedida?”preguntóBecky. Presionémislabiosparahacerquedejarandetemblar.“Novoyaira casaestanoche,”ledije. Ellajadeó.“¿Vasaquedarteconél?¿Despuésdeesto?” “Siélquiere,sí.” Ellasacudiólacabeza.“Noloentiendo,Cleo.¿Quévesenél?” “Noesunmaltipo.” “¡Loes!¿Nohasestadoescuchando?Éldisgustótantoalahermana deCassiequelallevóalsuicidio.” “Nopuedesculparledeeso.Noesjusto.” “YahoravaaecharaCassiedesuhogar.Nopuedesnegareso.” “Élseloestávolviendoapensar.Séquesí.Becky,sipuedopasarun pocomásdetiempoconél,podríaconvencerledequedejelacasaenpaz. ¿Medejarásintentarloestanoche?” Pude ver que dudaba y supe que la había convencido cuando dejó escaparunsuspiro.“Vale.Peronoesperesunmilagro,Cleo.Leopardos, manchas,ytodoeso.Élnovaacambiarquienessóloporalgodesexo.” “Noesperoquecambie.Esperoquesequitelamáscaraquehaestado llevandotodosestosaños.” Ella puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza. “Eres tan romántica.”Peromeabrazódetodosmodosydijoquenomepreocupara por ella. “Haz lo que tengas que hacer. Es por el bien común. Supongo. Perotencuidado.Nodejesquetelleguealcorazón.”Lanzóotramirada furibunda a la puerta de Reece y luego salió de mi despacho. Parecía convencidadequeaúnestabadesuparte.Porahora. Vicerrarselaspuertasdelascensortrasellaysuspiré.Ahoraveníala partedifícil.LlaméalapuertadeReeceyentré.Élnolevantólavistade susdocumentos. “Sal,”rugió.“Estásdespedida.Cogetuscosasydejalasllavessobre elescritorio.Noquierovolveraverte.” CAPÍTULO10 –––––––– LaspalabrasdeReecemegolpearon.Mebalanceésobremispiesbajola fuerza de las palabras. “Reece,” susurré. “Escúchame. Deja que te explique.” Con calma le dio la vuelta al papel que estaba leyendo. “Te has explicado. Viniste aquí con el propósito expreso de traicionarme. Has visto como manejo a las personas que me traicionan. No sé por qué deberíatratartedemaneradistinta.” “¿No? Entonces eres idiota. A menos que también te acostaras con Austin.” Finalmentelevantólavistaymispiernassedebilitaronbajolacruda ybrutalrabiaensusojos.“¿Creesqueestoesdivertido?” Meneguéaacobardarme.Élteníaotrolado.Unladomássuave.Sólo teníaquevolveraencontrarloycreerquefueralosuficientementefuerte parasobrevivir.“Creoqueestástirandoporlabordaalgobuenoporun errorquehecometido.Admitoquevineatrabajarparatiparaencontrar unmododeevitarquederribaseslacasadeCassie.Peronoesporesoque me acosté contigo. Me acosté contigo porque quería.” Eso al menos era verdad.“DespídemedeRK,peronodetucama.” Élsoltóunarisaáspera.“Noesasícomofunciona.” “¿PorquénopuedessepararatusAPsdetuscompañerasdecama?” Él lanzó su silla hacia atrás y se levantó en toda su altura. Luego cruzóconfurialahabitaciónhaciamí,sinretirarniunasolavezsuhelada mirada de mí. “Porque no puedo estar con alguien que quiere verme fracasar.” Se me formó un nudo en la garganta que era imposible de tragar. Pero no iba a dejar que me intimidase. Estaba enfadado y tenía que ayudarle a distinguir lo correcto de lo incorrecto. “No es un fracaso retirartedeltratodelhotel.” “Intentadecirleesoamisaccionistas.Aúnmejor,intentadecirlesque meestoyretirandodeltratoporquesoydemasiadoamableparacerrarlo. Ellos no te creerán. Ellos saben que no soy amable. Todo el mundo lo sabe.Pregúntaleaquienquieras;todostediránlomismo.ReeceKavanagh esunbastardo.” “Nomeimportaloquepienselagente.Séquenoeresunbastardo.” Sequedóparalizado.Parpadeó. “No esperaba que me gustases,” aventuré. “De hecho, estaba preparada para despreciarte. Según todos los informes, deberías haber sidoungilipollas.Peronoloeres,Reece.Eresunhombremaravillosoy me gustas.” Di un paso hacia él, pero se alejó de mí. Coloqué mi mano sobre su espalda y sentí su calor a través de su camisa, y el fuerte y erráticolatidodesucorazón.“Megustasmuchoyquieroiracasacontigo estanoche.” Élrespiróhondo.Yvolvióarespirar.“Malditasea,”musitó.“Maldita sea,Cleo.”Pasójuntoamíycerrólapuertaconllave.Luegosegiróhacia míconojosaúnrebosantesdeemociones,predominandolarabia.Perose había diluido algo, y sólo podía ver la incertidumbre allí otra vez, la vulnerabilidadquesabíaacechababajosufachada. “Quítatelaropa,”ordenópasandoazancadasjuntoamí. “¿Ahora?¿Aquí?” “No puedo esperar hasta más tarde. Te quiero ahora.” Él tiró los documentos de su mesa y dejó que revolotearan hasta el suelo, luego colocóeltecladoyelmonitoraunlado.“Hedichoquetequiteslaropa. Loharíayoperopodríarasgaralgo.” Sus manos estaban temblando. Él me vio mirándolas y se agarró al bordedesuescritorio.Susnudillossevolvieronblancos.Desabrochémi blusa. La dejé caer al suelo y le siguió mi sujetador, la falda, y la ropa interior. Apenasmehabíaquitadolaúltimaprendacuandoélvinohaciamíy rodeómicinturaconsusbrazos.Melevantóbienarribayenterrósucara en mis pechos. Besó y lamió y jugueteó hasta que yo estuve jadeando, buscando aire, incapaz de controlar los deliciosos cosquilleos que me envolvíanporcompleto. Empecé a jadear, frustrada y excitada al mismo tiempo. Me tumbó sobreelescritorioy,envezdebuscarmiplacercomonormalmentehacía, sequitólaropaymetiósupolladuracomounarocahastaelfondo.Yo estabalosuficientementehúmedapararecibirlesinresistencia. Rodeé su espalda con mis piernas, atrayéndole más profundamente. Élmegolpeabacontralamesa,susembestidascadavezmásrápidasymás fuertes.Nomeestabamirando,asíquesujetésucaraentremismanosyle obliguéahacerlo. Cerrólosojos. “Mírame,”susurré.“Mírame,Reece.” Sucaraseretorcióysuritmosehizomáslento.Luegoabriólosojos y me miró. La crudeza en ellos se me agarró al corazón. Aún había una semilladeenfado,peroinclusoesodesapareciócuandoleacariciélalínea desumandíbula. Seretiróysecorriósobremiestómagoconunsordorugidogutural. No había tenido tiempo de ponerse un condón. Respiró profundamente, sus ojos cerrados con fuerza una vez más como si estuviera dolorido. Sujeté su cabeza y le atraje hacia abajo. Me abrazó con delicadeza y presionósuslabioscontralosmíos,besándomesinbesarme. “Losiento,”murmurócontramiboca.“Hasido...Nodeberíahaber...” “Shhh.Yotambiénquería.” “Peronoasí.” “Loaceptarédecualquiermodoquepuedatenerlo,gracias.” Éltocómifrenteconlasuyaydejóescaparunsuspirodesgarrado. “Venacasaconmigoestanocheytecompensaré.” “Notienesquecompensarmepornada,perosí,iréacasacontigo.” Me ayudó a incorporarme y juntos nos limpiamos con pañuelos de papel. Luego me tendió mi ropa prenda por prenda y esperó hasta que estuvevestidaantesdevestirseél.Abriólapuertaylasostuvoabiertapara mí. Toquélacomisuradesuboca.“Nadadetrabajartardeestanoche.No puedoesperartanto.” Él me dedicó una sonrisa fugaz, pero se desvaneció antes de que despegara.Aúnestabaclaramenteafectadoporlosacontecimientosdela mañana.Noeraelúnico.Nopodíaconcentrarmeyagradecícuandodijo queerahoradeirnosalascuatro. Condujohastasucasaensilencioyllegamosasuapartamentoantes de que alguno de nosotros dijera una palabra. Aún entonces, las únicas palabrasqueéldijofueron,“Túmbateenlacama.” Lohice.Levantómifaldaybajómiropainterior,yluegomelamió hastaqueestuveretorciéndomeconundeliciosoéxtasis.Entoncesmehizo elamordespacioyapasionadamente. Después yacimos de cara al otro, nuestras manos entrelazadas. “Quiero la verdad, Cleo,” dijo, su cálida mirada sin abandonar la mía. “¿Teestásacostandoconmigoparaganaralgooporquequieres?” “Porque quiero, estúpido. Si no puedes ver eso después de haberme hecho el amor, entonces debería irme ahora. Está claro que no soy suficiente.” Él colocó su brazo rodeando mi cintura y me acercó a su duro cuerpo. “No eres deficiente para nada, Cleo Denny. Eres todo lo que siemprequiseenunamujer.” Ohcielos.Yohmierda.¿Cómosesuponequeibaaresponderaeso? Era como sentarse en una alfombra voladora. Era estimulante y maravilloso, y aún así la alfombra debajo de mí era inestable y podía caermeencualquiermomento. “Siento haber reaccionado tan fuerte antes,” dijo besándome en la cabeza. “Estaba furioso, pero cuando me calmé fui capaz de pensar con másclaridad.Séquehicisteloquehicistesóloparaprotegeratuhermana. Séquenoerapormí.” Cerrélosojosymepusetensaenunintentopordetenerlaoleadade culpa que me recorría. Pero no sirvió de nada. Sabía que si alguna vez descubríaqueyotrabajabaparaEllen,nuncavolveríaahablarme. Peronopodíapensarasí.Élnolodescubriríaporque¿quiénseloiba adecir?Ellenyyoéramoslasúnicasquelosabíanyningunadenosotras ibaadecirniunapalabra. Era hora de terminar mi asociación con ella. Quería trabajar para ReeceysóloparaReece,aúncuandoderribaralacasadeCassie.Cruzaría esepuenteconBeckycuandollegaralahora.MañanaselodiríaaEllen. EstanocheeratodaparaReece. “YocuidarédetiydeBecky,”continuó.“Todoloquenecesitestelo conseguiré.Sóloházmelosaber.Ahoraeresmía,Cleo,yyoprotejoloque esmío.” Me retiré para poder ver bien sus ojos. La profundidad de emoción enellosmeconmocionó.¿Quiénhabríapensadoqueesteaterradorloco delcontrolsearrodillaríaantemí? “¿DejarásenpazlacasadeCassie?”preguntétentativamente. Se tensó entre mis brazos y me maldije por sacar el tema otra vez cuando las cosas iban tan bien. Pero tenía que preguntar. Necesitábamos aclararelambiente. “Tengo que hacerlo,” dijo simplemente. “Ahora más que nunca, tengoquehacerlo.” “Pero ya estabas dudando. ¿Por qué estás otra vez tan decidido a seguiradelanteconlosplanes?¿Tanpreocupadoestásporlareacciónde losaccionistas?” Él cerró los ojos y suspiró. “No es una cuestión de negocios. Es... personal.” “Dímelo,Reece.Háblame.¿Porquénecesitasderribarsucasa?” Élrespiróhondo,dosveces.“Porquequierovolveracasa.”Eldolor ensuvozderritiómicorazónehizoquemeagarraraaélconmásfuerza. “Has estado evitándolo,” dije, entendiendo finalmente. “Por los recuerdos.” “¿CassietehablódeWendyydemí?” “Sí.” “Ellameculpaporlamuertedesuhermana.” Me incorporé en la cama y atraje su cabeza contra mi pecho. Le acariciéelpelo,sushombros,ylaespalda.“Teculpasatimismo.” Untemblorrecorriósucuerpo. “No deberías,” dije. “No es culpa tuya. No importa lo que Cassie piense,lavidadeWendy–ysumuerte–dependíatotalmentedeella.” Pasó algo de tiempo antes de que respondiera. Pensé que no iba a hacerloyentoncesfinalmentesacudiósucabeza.“Erafrágil.Viomorira sus padres de forma horrible cuando era tan solo una niña. Estuvo atrapadaenelcocheconelloscuandorodóysellevósusvidas.Perdera tuspadresasí...nomesorprendequeleafectaradelmodoquelohizo.” Miestómagodiounvuelco.Micorazónseparóporuninstanteyél debió darse cuenta, situado como estaba. La similitud con mi propia situacióndabamiedo.Conunagrandiferencia–yonoquisequitarmela vidadespuésdeveramispadresmorir. “Tuvoquehabertenidootrosproblemasantesderomperconella,” dije.“¿Habíaseñales?” “Todo el mundo sabía que era sensible. Siempre lo había sido. Yo nuncadebíhabersalidoconella.Fueestúpidoaprovecharmedesuafecto pormícuandoyonomesentíaigual.Nuncatuvequedejarquelascosas llegarantanlejosentrenosotros.” “Erasjoven.Nopuedesculparteporhaceralgoquetodoslosjóvenes hacen.” “Cassienoestaríadeacuerdoconeso.” “Perotufamiliasí.Ashdesearíaquetúfuerasacasa.Apuestoaque tuspadresteechandemenos.” “Papá quizás, pero mamá...” Él suspiró. “Mi madre es única en su especie.Pensaríasqueconcincohijosseríadeltipomaternal,peronolo es.Papánuncahubiesetenidotantoéxitosinofueraporella.Sitúcrees queyosoydespiadado,Cleo,deberíasconocerla.” “Megustaría,”dije.“¿Mellevaríasatucasafamiliar?” Élasintió. “Si vamos juntos, los recuerdos no te perseguirán,” le aseguré, masajeando su espalda. “Y si lo hacen, tendremos que seguir visitando hastaqueparen.” Mebesólagarganta.“Siempreycuandoestésconmigo.” “Loestaré.” “EntoncesdejaréqueCassiesequede.” *** “Dimito,”ledijeaEllencuandolleguéasuoficinaalasseisenpuntola nochesiguiente. Ellaparpadeó,sindemostrarnisorpresanipreocupación.“Siéntate, Cleo.” Mesenté.“Nointentesconvencermedelocontrario.” “Noloharé.” “¿Deverdad?” Ellamesirvióunvasodealgodeunadelasbotellasqueguardabaen el aparador detrás de ella. Su asistente se había ido a casa ya. Yo había salidodeledificiodeRKtanprontocomopudeparairdirectamenteala oficinadeEllenadarleminotificación. “Suenassorprendida,”dijoella,tendiéndomeelvaso. Di un sorbo. Gin tonic. “Estaba esperando algo de resistencia,” admití.“creíquemevalorabas.” Ella se rió y cruzó las piernas. “Sí, Cleo. Eres mi favorita. Pero he sabidodesdehacetiempoqueteiríastardeotemprano.Tucorazónyano estáenestoyesuntrabajoquerequierecompromisoalcienporcien.” Pensé en ello y asentí. Ella tenía razón, sólo que no me había dado cuenta. Ser una trampera había sido un buen trabajo al principio, pero conformemehacíamayor,suéticahabíaempezadoamolestarme. “Al menos puedo irme de buena manera,” dije. “Reece no va a derribarlacasadeCassie.” Su sonrisa empezó despacio y luego creció rápidamente. “Bien hecho,Cleo.Sabíaquetúledetendrías.” “VoyaseguirtrabajandoenRK,”ledije. Ellaarqueóunaceja.“¿Trabajaryacostarosjuntos?¿Novesqueésa esunarecetaparaeldesastre?” “No.Siseconvierteenunproblemadimitiré.” Ellameestudióconesospenetrantesojosazulessuyos.“Tegustade verdad,¿eh?” Asentí.“Esungranhombre.Paranadacomoledescribiste.” Su mirada se deslizó hacia su bebida. “Mi información era de segunda mano. Siempre hay imprecisiones cuando confías en las opinionesdeotraspersonas.” “Ésas no eran sólo imprecisiones, sino que tu información era directamenteerrónea.Sifueratú,noharíamuchousodeesasfuentes.” Ella encogió un elegante hombro. Llevaba un elegante traje blanco conunachaquetacortadeverano,concomplementosdepesadasjoyasde plataylacadeuñasroja. “PortiyporReece,”dijobrindandopormí.“Ojaláosfuncione.” Ella dio un trago largo. Yo no. “Ellen, ¿fue éste tu plan todo el tiempo?” “¿Quéfuemiplan?” “QueyomeacostaraconReece.” “¿Porquédiceseso?” “Nolosé.Esdifícildeexplicar,perotengoestasensacióndequetú sabíasqueReeceyyonosacostaríamosinclusoantesdequeyoempezara atrabajarparaél.” “¿Cómo podría haberlo sabido? Tienes tu propia mente y voluntad propia, Cleo. Muy fuertes,” añadió con una irónica mueca de sus rojos labios. “Admito que pensé que tú serías el tipo de mujer ante la que respondería.” “Deltipomaestradeescuela.” Ella tamborileó con sus uñas sobre el cristal. “Sí. Él estaba contratandoysaliendoconmodelos,peroestabaclaroporelmodoenque nunca las mantenía mucho tiempo que necesitaba un tipo diferente de mujerensuvida.Penséquetúpodríasserella.Fueunasuposiciónquedio resultados,¿nocrees?” La miré con compostura, no muy segura de cómo interpretar su respuesta. Al final, decidí dejar el tema a un lado. Estaba claro que era muybuenaensutrabajo,consiguiendolosobjetivosdesusclientes. “Asíqueyaestá,”dije,soltandomivaso.“Esperonoestardejándote concarenciasdeempleadas.” “Encontraréaalguienparasustituirte.Pobrecilla.” Ladeémicabezahaciaunlado.“¿Porqué?” “Serádifícilencontraralguienqueestéatualtura.” Mereí.“Gracias,Ellen.Medistetrabajocuandorealmentenecesitaba eldineroymedejastehacercosasamimanera.Teloagradezco.” “Demostraste que tu forma de trabajar funciona.” Se puso de pie y alargólosbrazoshaciamí.Laabracé,deunmodounpocoincómodo.En realidadnuncanoshabíamostocadoantes. “Adiós,Cleo.” “Adiós, Ellen.” Caminé hacia la puerta, pero me giré frunciendo el ceño. Ella estaba aún de pie, sonriéndome. Era una extraña sonrisa, algo asícomodeseosaytriste,perofeliztambién.Parecíapoconaturalenella. “¿Seguirásencontacto?” “Siquieressí.” Asentí.“Quiero.” Mi último vistazo de Ellen fue el de ella dándome la espalda, llevándoseundedoalrabillodelojo.Lágrimasescocíanenloprofundo de mis ojos, pero unas cuantas respiraciones profundas las contuvieron. Era extraño sentirse vacía. No es que le tuviera cariño a Ellen. Sólo habíamossidojefayempleada.MyBond.Aúnasílaecharíademenos. *** Reecellegabatarde.Nocontestóamisllamadasentodalamañanayllamé docenasdeveces.Noteníareunionesprogramadasensuagendaynadie enlaoficinasabíanadadeél. Para cuando llegó a las once, yo estaba enferma de preocupación. “¡Ahí estás!” dije, saludándole en la puerta de cristal. “He estado intentandollamartey...¿Reece?¿Quépasa?” Sucaraestabalívida.Susojosenrojecidosyrodeadosdesombrastan oscurasqueparecíanmoretones.“Ahorasécuálestujuego,Cleo.Losé.” Mi corazón se detuvo. Me subió bilis a la garganta. La habitación parecía que giraba fuera de control y quise vomitar. “¿De qué estás hablando?”murmuré. Pero lo sabía. Simplemente sabía por su aspecto que había descubiertoloquemiotrotrabajoparaEllen.¿Perocómo?¿Quiénselo habríadicho?Nopodíafigurármelo.Tododentrodemíestabagritando, ahogandolaspreguntassensatas.TodoloquesabíaeraqueReeceahora meodiaba. Yteníabuenasrazonesparahacerlo. “Malditaseas.”Éltemblabaderabiamientrassecerníasobremí.Me encogí. “¡Confié en ti! Te que...” Cerró la boca de golpe, cerró los ojos. “Tedejéentrar.Temostréunapartedemíquenuncalehabíaenseñadoa nadie.” “Lo siento,” susurré. “Reece, cometí un error. Un enorme error y deberíahaberloadmitidoantes,peronopodía.Teníamiedodeperderte.” “Buenintento.”Pasópormiladoazancadashaciasuoficina.“Pero nomelovoyavolveratragar.Nosoytantonto.” Corrídetrásdeélybloqueélaentradaasudespacho.“No,Reece.No me alejes.” Puse mi mano sobre su pecho, pero él la empujó. Tragué saliva, pero no eliminó el pánico. “Esto es auténtico, Reece. Lo que tenemosnoesunafarsa,noestámanipulado.Nopretendíaenamorarmede ti,perolohice.” “¿Por qué debería creerte ahora? ¿Cómo puedo saber la diferencia entre la verdad y las mentiras, Cleo? Eres buena. Tu jefa debería estar totalmenteorgullosadeti.” Soltéunaexclamación.“¿Ellentehacontadotodoesto?” “Jesús,”gritó.“¿Esoesloquemásteimporta?” Sacudímicabezaenunintentoporeliminarlospensamientoslocosy enredados que la inundaban. Ellen debe haberle dicho algo. ¿Pero por qué?Penséqueeramiamiga.Penséqueestabacontentapormí.¿Porqué querríaarruinarlotodo? “Veyrecogetuscosas,Cleo.Tequierofueradeaquíenlospróximos diezminutos.” Mehiceaunlado,paralizadahastaeltuétano.Lasprimeraslágrimas calientescayeronpormismejillassincontrol.“¿Deverdadnotecreesque sientoalgoporti?” “No.”Almenostuvoladecenciadenomirarmealosojos. “Dimití,”ledije.“Ledijeamijefa–miotrajefa–quenoloharía más.” Élsacudiólacabeza.“¿Sesuponequeesodebehacermecambiarde idea?Esdemasiadotarde,Cleo.” Observécomoabríalapuertadesudespachoymetuvequecontrolar paranoponermederodillasysuplicarperdón.Noserviríadenada.Élno estabadehumorparaescucharmiparte.“Esaeralarazónporlaqueno quería acostarme contigo,” le dije, apenas consciente de lo que estaba diciendo.“Noqueríaimplicarmecontigodeningúnmodoexceptodeun modo profesional porque sabía que me romperías el corazón. Sólo era unacuestióndetiempo.” Entoncesélmemiró.Sumiradamerecorriócomoesquirlasdehielo. Meestremecí,fríahastaloshuesos. “Vete,”rugió.“Noquierovolveraverte.” “No hasta que me digas que no sientes nada cuando estás conmigo. Dimequeyonosignificabanadaparati.”Esperéyélnorespondió.“No puedesporquesíquesentistealgoyeraespecial.Notiresesoalabasura, Reece.Almenosintentahacerquefuncioneconmigo.” “Hay muchas cosas por las que se me puede culpar en mi vida. He hechoalgunascosasmuyasquerosasymehagocargodetodasellas.Pero novoyaserculpadoporarruinaresto.” Una caliente bola de lágrimas atascaba mi garganta. Quería decirle que estaba equivocado, que yo no le estaba culpando, pero no podía hablar.Además,Reecenoesperómirespuesta.Abriólapuertadegolpey lacerródeunportazoenmicara. CAPÍTULO11 –––––––– Me alegró que Becky no estuviera en casa cuando el taxi me dejó. Yo quería llorar tranquila sin tener que explicar que mi corazón estaba explotandodedolorenmipechoporqueelhombrealqueamabamehabía abandonado.Elhombrealqueellaodiaba.Ellanoloentendería. Lloréenlacamahastaquenomequedaronmáslágrimas;luegome levantéycomígalletasyheladodirectamentedelatarrina.Unavezquemi cabezaseaclaró,marquéelnúmerodeEllen. “¿Porquécojonesselohascontado?”gritécuandocontestó. Silencio, y luego: “¿Entiendo que no se ha calmado durante la noche?” “No, Ellen, no se ha calmado. Está furioso. Me ha gritado y...” Contuveunsollozo.“Ymehadespedido.Ahoraodiaverme.” “Oh,Cleo,losiento.Mesaliócompletamenteeltiroporlaculata.Yo penséqueestabahaciendolocorrectoalcontárselo,peroparecequeno.” “¿Leconocespersonalmente?” “Sí.” “¿Ycogistedinerodeunclienteparaespiarle?Esoesrastrero,Ellen, inclusoparati.” “No dejo que mis afiliaciones personales afecten mi negocio,” me cortó.“Silohiciera,lamayorpartedeRoxburgestaríafueradelímites.” Ellasuspiró.“Mira,Cleo,élcambiarádeidea.Yaloverás.” “¿Por qué tendrías que tener razón en eso cuando has estado equivocadasobretantasotrascosas?” “Tuverazóncuandodijequeseenamoraríadeti,¿verdad?” “Aparte de eso. Ellen, esto no es un juego. Reece nunca va a perdonarmeporesto.” “Niatiniamí,cariño.” Laslágrimascayeronpormismejillasydentrodelatarrinavacíade helado.“Paratitodoestábien,”sollocé.“Yoestabaenamoradadeél.Estoy enamoradadeél.Yahorasehaido.” “Voy a ir a tu casa. Podemos lamentarnos juntas y formar un plan parahacerquevuelvasasucorazón.” “¡No!Noquieroverte.Noquierohablarcontigo.Estoestodoculpa tuya,Ellen.Nodeberíashabérselocontadonunca.Nuncadeberíashaberlo preparado para que yo me enredara con él. Es todo un desastre y sólo... sólo quiero que me dejes sola.” Colgué y apagué el teléfono. Luego lo volvíaencenderporsiacasoBeckyintentaballamar.Ellanosabíaqueyo estabaencasa. MiteléfonosonóperoeraEllen.Dejéquesaltaraelcontestador,pero siguióllamandoasíquetuvequevolverloaapagar. Beckyllegóacasamástardeesatarde,meechóunvistazoysupoque algoibamal.Porprimeravezenmivida,llorésobresuhombroyellame consoló. No pareció estar muy compasiva cuando le dije lo que había pasado.Muchasdesusrespuestasconsistíanen:“Bastardo”o“Sabíaque estopasaría.” “Esunbuenhombre,”ledije.“Soyyolaqueesunazorraporloque lehehecho.” “Y una mierda. Si de verdad te conociera, entonces sabría cómo te sentías. Tú siempre vas con el corazón en la mano, Cleo, y él lo ha pisoteado.Leodio.” “Noleodies.”Fuiacogerotropañueloperolacajaestabavacía.La tiré al otro lado de la habitación. “No me has dicho si te asombra mi eleccióndecarrera.” Ella se reclinó en el sofá y levantó las rodillas. Las rodeó con sus brazosyapoyólabarbillaallí.“¿Teacostabascontodostusobjetivos?” “¡No!” Ella se encogió de hombros. “¿Entonces por qué debería estar asombrada?” “Porqueesengañosoyescasiprostitución.” Ellabufó.“Noseasmelodramática.Noeresunaprostituta.Peronoes ético,esohayqueadmitirlo.” Me mordí el labio y la miré. “Entonces continúa. Échame la charla sobrecomonodeberíahaberaceptadoeltrabajo.” “No.” “¿Porquéno?Melomerezco.” Ellapusolosojosenblanco.“Supongoqueeldineroestababien.” Simplementelamiré. “¿Muybien?”ellainsistió. Asentí. “¿Yteníasmuchasfacturasquepagar?” Yanopodíaseguirencarándola.Melevantéparaservirmeunacopa devino. “Cleo,nosoyidiota.Séquemisfacturasmédicasdebenserenormes. Eldineroteníaquesalirdealgúnsitioparapagarlas,ademásdelaescuela dearteyponercomidaenlamesa.Nuncanoshafaltado.Túteencargaste deeso.” De repente la sentí junto a mí, quitándome la copa de la mano. No podía verla muy bien a través de las lágrimas que nublaban mi visión, perosupresenciaeraunconsuelo. “Mehascuidadobien,Cleo.Ahorayovoyacuidardeti,empezando por darte un abrazo.” Ella me estrechó contra sí y yo lloré, otra vez. Después de un rato, me dirigió hacia el taburete de la cocina. “A continuación voy a servirte este vino y a cocinar algo de comer. Luego, mañana o al día siguiente, cuando tengas ganas, discutiremos qué hacer sobreeldinero.” “Conseguiréotrotrabajo,”ledije. “Todoasutiempo.” Lo que no le dije fue que de ningún modo podría ganar la misma cantidaddedinerocomosimpleAP.AdemásdeloquemepagabaEllen, habíaestadorecibiendoelsalariodemisobjetivos.Ningúntrabajonormal pagaríatanto. *** Ellen siguió intentando llamarme durante la próxima semana, pero la ignoré. A la semana siguiente, ella vino a casa. La vi conducir su coche deportivo rojo y desplegar esas largas piernas desde el asiento del conductor.NoabrílapuertaycomoBeckynoestabaencasa,noteníapor quéhacerlo.Ellensefue.Volvióallamartodoslosdíasdurantelasemana siguienteyyoborrétodossusmensajessinescucharlos. Reecenollamóniunavez. Para la cuarta semana, ya no me quedaba dormida llorando. Mis lágrimasparecíanhabersesecado,dejandounespaciovacíodentrodemí. No parecía poder reunir ningún tipo de respuesta emocional para nada. Becky me hablaba, pero yo apenas la escuchaba. Me levantaba por la mañana, compraba comida cuando se nos acababa, y completaba los movimientosdeducharme,vestirme,ycomer.Peroeracomosiestuviese enunaniebla,comoqueestabaallíperosinestar. Miré anuncios de trabajo, pero no solicité ninguno. O bien estaban localizados demasiado lejos, no pagaban lo suficiente, o sonaban aburridos.Vivíamosdenuestrosahorros,peroestabandisminuyendocada semana.Elpréstamoquehabíapedidoparapagarlasfacturasmédicasse comía los ahorros como una bestia feroz que necesitara ser alimentada continuamente. Hastaqueelpréstamoderepenteterminó.Recibíuninformefinaldel bancomostrandocadaúltimocéntimoquehabíasidopagadoenunpago único. Les llamé, pero no me quisieron decir quién había terminado de pagarelpréstamodebidoarazonesdeconfidencialidad. “Pero yo soy la única con acceso a esa cuenta,” le dije a la representante por teléfono. “Soy la única que puedo pagarlo. Alguien le habrá dado un número incorrecto y ha pagado mi préstamo por error. Necesitadevolverlessudinero.” “No,MissDenny,lacantidadpagadaenlacuentaeslacantidadexacta deloquedebía.Esdemasiadoprecisoparaserunerror.” “Entoncesdígamequienlohapagado.” “Nopuedo.Notengoaccesoaesainformación.” “Esraro,”ledije.“Muyraro.” “Siquieremiconsejo,MissDenny,sóloacépteloyestéagradecida.” Colgué y le dije a Becky lo que había pasado. “Debe haber sido Ellen,” dije. “Se siente culpable por haber terminado mi relación con Reece.” “¿Nocreesquepodríahabersidoél?” Negué con la cabeza. “Él no haría algo tan considerado cuando ni siquieraquierepensarenmí.TienequehabersidoEllen.” “Quien quiera que fuera, celebrémoslo con chocolate. ¡No más préstamos!¡Yuju!” No me uní al yuju, pero me comí el chocolate. No me sentía bien aceptando dinero de nadie, incluida Ellen, y particularmente semejante grancantidad.Parecequealfinaltendríaquehablarconella,perotodavía no. “Quizásestohagaquetumenteseolvidedeotrostemas,”dijoBecky, sacudiendounagruesatarjetacremadelantedemí.“¿Recuerdasesenuevo centrodebienestarparapacientesdecáncer?Lohanterminado.” “Penséquesehabíanquedadosinrecursos.” “Parecen que encontraron una nueva fuente. Esto es una invitación para su inauguración. El hospital debe haber pasado mi nombre. Tu nombretambiénestá.” “Yo no voy a ir, pero tú deberías. Puedes discutir tus batallas con otrossupervivientes.” Ella me dedicó una mirada fulminante. “No voy a ir sin ti. Vamos, serádivertidoyDiossabequenecesitamosalgodediversión.” Algo en su tono me hizo detener. Había estado tan envuelta en mi propiamiseriaquemehabíaolvidadodemihermanaysumundo.“¿Todo vabien,Bec?” “Claro.” Entrecerrélosojos.“Notecreo.¿EsCassie?”Micorazónempezóa palpitarcomolocoygolpeabacontramiscostillas.“¿Lacasa?” Ella me dedicó un pequeño movimiento de cabeza. “Le dieron una ordenjudicial.Sinosevaantesdellunes,seráechadaporlafuerza.Las excavadorasestaránallíalasnueve.” Bajé la cabeza hasta mis manos. No me sorprendía que hubiera cambiado de idea. Sabía que sucedería, aunque había esperado estar equivocada.“Malditoseas,Reece,”musité. “Es un cabrón, Cleo,” dijo Becky, rodeando mis hombros con su brazo.“Esosólodemuestraquehassidoafortunadadelibrartedeél.” Neguéconlacabeza.“Noesblancoynegro.Élnoesnecesariamente el villano y Cassie la heroína. Él está dividido por la muerte de Wendy, inclusoahora,doceañosdespués.AúnseculpayelqueCassietambiénle culpenoayuda.” Becky se mordió el labio y asintió sin ganas. Al menos no estaba cegadaporelafectoquesentíaporsuamigaparapoderverlaverdaden lo que yo decía. “¿Me estás diciendo que quiere vengarse de Cassie por culparle?” “No,noeseso.ÉlnopuedeenfrentarseaWillowCrescentmás,oa esa casa. Él quiere volver casa y pasar tiempo con su familia, pero los recuerdos de Wendy y su papel en su muerte le han jodido tanto que no puedehacerlo.Almenosnosolo.” “Supongo que lo entiendo,” dijo ella. “Doce años de culpa pueden afectarleacualquieraenlacabeza.” “Justo antes de que descubriera mi implicación con Ellen, me dijo que no tiraría la casa si yo iba con él. Íbamos a encarar sus demonios juntos.” “¿Porquénomedijisteeso?Omejoraún,¿porquénoselodijistea Cassie?” “Porquellegóaserirrelevantedespuésdequerompieseconmigo.” “PodríahabersuavizadoaCassieunpocohaciaélsiellasupieralo afectadoquehabíaestadoporlamuertedeWendy.Larazónporlaquele odiatantoesporquepiensaqueaélnuncaleimportó.Ellavealexitoso ReeceKavanaghenlosperiódicos,ganandobillonesdedólaresysaliendo con preciosas mujeres, y cree que simplemente se había deshecho de su hermana.” “Aélleimportaba.LeimportabatantoqueenterróalauténticoReece debajodeunofalsoparapodercontinuarconsuvida.” “Hacesquesuenevulnerable.” “Loes.Sesientesolo.”Laverdaddeesaafirmaciónmeafectó.Reece estabasolo. Mantenía a todo el mundo alejado, incluyendo a su familia. Todoelmundoexceptoamí–hastaahora. Ellasuspiró.“Esdifícilreconciliaraltipoquetúdescribesconelde losmedios,elqueCassieodia.” “Losé.Lapreguntaes,¿quéhacemosahora?Nopodemospermitirle quederribelacasa.” “¿Quieres enfrentarte a él después de todo lo que me has contado? Penséqueestabasdesuparte.” “Lo estoy. Derribar la casa de Cassie hará que se sienta aún más miserableconeltiempo.Peroaúnnopuedeverlo.” “Típicohombre.Tienenunavisiónmuycorta.” Mereíporprimeravezensemanas.“Gracias,”dije,abrazándola.“Sé quedifícilquetegusteeltíoquehasvisto,peroalqueyoconozcono.” Ella frunció el ceño. “Pensé que lo habías superado, pero no lo parece.” La ignoré y me alejé en dirección a mi habitación. “Ponte zapatos. NosvamosacasadeCassieparaformarunplandeacción.Sólofaltandos díasparaellunes.” *** PasamoslossiguientesdosdíasencasadeCassie,contactandoatodoel mundoqueconocíamosyagentequeno.Dejamosfolletosenlosbuzones portodoSerendipityBendypedimoselapoyodelosvecinos.Ashseunió a nosotras el domingo por la tarde para repasar el plan para la mañana siguiente. “Nadadeprensa,”dijomientrasnossentábamosenelsalóndeCassie contazasdecaféenlamano. “De acuerdo,” dije. “Le asustará y hará que haga lo contrario de lo quequeremos.” Asharqueólascejas.“Hasllegadoaconocerlebastantebien.” Asentí, totalmente consciente de que Cassie aún odiaba a Reece y podríanoestarpreparadaparaoírcosasbuenassobreél.Eraellalaque quería que la prensa estuviese presente. “No ha estado en casa durante años,¿verdad?” Ashnegóconlacabeza.“Diezomás.” Cassiecontuvolarespiración.“¿Porquéno?¿Tumadreleprohibió laentrada?” “No.Noesnadadeeso.Mamáypapálehansuplicadoquecambiase de opinión, pero él se niega. Odia este lugar, esta calle. Le recuerda a Wendy.” “¡No seas ridículo! Ella era mi hermana. Si yo puedo vivir aquí, entonces él puede visitar de vez en cuando. Estás equivocado acerca de Reece.Séqueestuhermano,Ash,peroesoteciegaanteelhechodeque hacambiado.” “¿Cómo lo sabes?” Fue Becky quien preguntó, tomándome por sorpresa. A Cassie también, a juzgar por su expresión boquiabierta. “¿Cuándofuelaúltimavezquelevisteenpersona,enprivado?” “Yo...eh...hapasadotiempo.Peroesonoesloimportante.Reecevaa derribarmihogarynovoyaecharmeaunladoydejarquelohaga.” “Ni nosotros tampoco,” le dije. “Ninguno de nosotros quiere que Reececontinúeconesto.”LeechéunvistazoaAshyaBecky,esperando poder expresar el mensaje de que deberían dejar el asunto. Cassie no estabapreparadaparaentenderaReece.Siélteníaéxito,seguramenteella nuncapuedacomprenderle. “Creo que veo un fallo en nuestro plan,” dijo Becky. “Su éxito depende de que él vea las consecuencias negativas, particularmente de la gentealaqueama.Perosinohaestadoaquíenaños,esimprobableque vengaahora.” “Déjame eso a mí,” dijo Ash. “Tengo un as en la manga que estaba reservandoparaelmomentocorrecto.Creoqueahoraeselmomento.” “¿Quées?”preguntóCassie,unasonrisataimadaensucara. “Noesqué.Esquién.” Susonrisasedesvaneció.Ellaparpadeóyéllamirófijamentehasta que desvió la mirada. Era como si hubieran hablado, y aún así ni una palabrahabíapasadosuslabios.MiréaBecky,peroellasóloseencogió dehombros,tanenlainopiacomoyo. *** PasamoslanocheencasadeCassieynoslevantamostempranoellunes porlamañanaparapreparar.Nopasómuchotiempoantesdequelagente llegarapocoapocoalapropiedaddeCassie,blandiendoletrerospintados amano.Reconocíalosdemásalumnosdesuclasedearteyaunparde hombres que se parecían a Reece y a Ash. Había personas mayores vestidas más para pasar un día navegando que protestando, y les identifiquécomovecinos.DiviséalmenosadosfamososyBeckyvioaun par más. Alguien debe haber contactado con la policía y la prensa, por desgracia.UnareporteraestabaenelporchetraserodeCassieeintentaba conseguirunaentrevistaconella,perohabíatenidoéxitoevitándolayla reporterafinalmenteserindió. Alasnueve,unsordoretumboenladistanciaseñalólallegadadelas excavadoras. Fui a buscar a Ash y le encontré de pie con un tipo con hombros como ladrillos. Tenía el pelo oscuro y el buen aspecto de los Kavanagh. AshmellamóymepresentócomolanoviadeReece. “No lo soy,” repliqué rápidamente. “Yo trabajaba para Reece hasta que me despidió. Éramos...” Me encogí de hombros, renunciando a explicarloqueReeceyyosignificábamoselunoparaelotro.Detodos modos,yanoimportaba.“¿Quéhermanoerestú?¿Elcuartooelquinto?” “El segundo,” dijo, su voz tronando desde un pecho que tensaba su camisetablanca.“SoyBlake.” Mi boca formó una O y me descubrí buscando a Cassie entre la multitud.Ésteeraeltíoconelqueellahabíasalido.Teníalasensaciónde quenolehabíavistoosabidonadadeélenaños.Nitampocosufamilia, comomehabíanhechocreer. “ÉlvolvióaRoxburgayer,”explicóAsh.“Lehemosreclutadopara ayudar.” “Eraéltuarmasecreta,”dije,recordandolareaccióndeCassie. AshasintióyletendiósumóvilaBlake.“Llámale.” “¿CreesquesupresenciaaquíharáqueReecerompaunacostumbre dediezañosdenovisitar?”preguntémientrasBlakebuscabaelnúmerode Reeceenelteléfono. “No es tanto la presencia de Blake como lo que le va a decir. Escucha.”Ashsecruzódebrazos,engreído,yobservóasuhermano. “No soy Ash,” dijo Blake al teléfono. “Soy yo.” Escuchó, su boca curvándoseaunlado.MeimaginéaReecedándolelacharlapornovenir asucasaenRoxburgduranteañosyaparecerahora,justoahora. “¿Hasterminado?”rugióBlake.“Porqueesmiturno.Eresunmaldito cobarde,Reece.”Silencio,yluego:“¿Siguesahí?” MiréaAsh.Parecíapreocupado. “Nomehagasirallíytraertearastras,”continuóBlake.“Ahorasoy másgrandequetúytengoformaciónmilitar.” “Cuelga,”dijoAshpesadamente.“Novendrá.” PeroBlakenoseibaarendir.Unafrialdadseinstalóensusojos,tan duros y amenazadores como los que había visto en Reece. “Eres un cobarde,hermano,”dijoentredientes.“Nisiquieratevasaenfrentarala gentecuyasvidasestáscambiando.”Élbuscóentrelamultitudhastaquesu miradaseposósobreunapelirrojarodeadaporungrupodepersonas.El hielodesapareciódesusojos,sustituidoporundeseoqueresquebrajómi corazón. Como si hubiera sentido su mirada, Cassie se giró, pero se alejó rápidamenteenladirecciónopuesta. “¡Malditasea,Reece!”gritóBlake. Me acerqué a él y apoyé mi mano sobre su brazo para evitar que lanzara el teléfono contra el árbol más cercano. “Cuelga,” dije calladamente.“Novendrá.”Micorazóncayóenpicado,directamentehasta mis pies. Gritarle a Reece e insultarle no iba a funcionar. Yo ya había intentadoeso. Blake me miró parpadeando rápidamente. “Sí, es ella,” le dijo al teléfono.Sequitóelteléfonodelaoreja.“Hacolgado.” “¿Mehaoído?” Asintió.“Hareconocidotuvoz.” “¿Yquéhadicho?” “Nada.Simplementecolgó.¿Quéestápasandoentrevosotrosdos?” Suspiré.“Ahorayanada.Lofastidiéyestáfuriosoconmigo.Estodo culpamía.Noleculpes.” “No lo hago.” Miró de nuevo por encima de mi cabeza, comprobando la multitud una vez más, probablemente buscando a una pelirrojaenparticular.“Nuncalohice.Éseeselmalditoproblema.”Élse alejóyyomequedéallídepieconAsh,preguntándomedequédemonios estabahablando. “BlakeapoyóaReecedespuésdequeWendymuriera,”explicóAsh, viendo como se apartaba la multitud ante su hermano como si temieran quepudierapisotearlessinolohacían.“Cassienopudoperdonarleporno culparaReece.LesseparóyBlakenohasidoelmismodesdeentonces.” “Oh,” susurré, aclarándome los ojos. Estaba a punto de llorar, mis nerviosdepunta,ynoerasóloporladramáticahistoriadeBlake.“Estan triste.” “Almenosahorahavuelto.” “¿Durantecuántotiempo?” “Depende.” El rugido de las excavadoras siendo descargadas de la parte trasera deloscamionesevitóquehicieramáspreguntas.LavozdeCassiellegóa través del megáfono, organizando a los manifestantes en una fila que recorríalalongituddelacasa,endoblefila.Alguienempezóuncánticoy lafiladepersonasuniósusbrazos,uniéndosealcántico. UncapatazintentógritarporencimadeCassie,pidiéndolealagente quesemoviera,perosuvozfueahogada.Élpidióayudaalapolicía,yse quedó mirando. Sólo había cuatro; no los suficientes para hacer un impacto.Noparecíaninteresadosenmoveranadieaún,ysimplementese encogierondehombros. Elcapatazcogióelteléfono.Losmiembrosdelaprensaseexcitaron, oliendounahistoriaqueteníanelpotencialdeexplotar.Nadavendemejor enlasnoticiasqueunoscuantosfamososimplicadosenunaprotesta.Lo únicoquevenderíamásseríaunaprotestaviolentaimplicandoafamosos. “¡Joder!”dijoBeckyjuntoamí.Señalóconlacabezaelcaminodela entrada,dondeotramediadocenadecochesdepolicíaaparecieron. “El capataz parece estresado,” dije. “No hay duda que Reece le está apretandolastuercas,diciéndolequeempieceya.” Becky agarró mi brazo. “Nuestro plan no está funcionando, ¿verdad?” “No,”dijepesadamente.“Noestáfuncionando.” El aumento de la presencia de los policías animó al capataz. “¡Váyanseacasaahoraoserándesalojadosporlafuerza!”gritóatravés desupropiomegáfono. Uno de los policías le arrebató el megáfono. “Váyanse a casa,” les dijo a los manifestantes con una voz más aplacada. “Tengo órdenes de arrestar a cualquiera que intente detener a los trabajadores de hacer su trabajo.” “Becky,quieroquetevayas,”dije. “Deningunamanera.”Ellasonabaexcitadaynopreocupada. “No voy a dejar que tengas antecedentes por esto. O que te hagan daño.” Ellasacópecho.“Yyotampocodejaréqueesotepaseati.Somosun equipo,Cleo.Túcuidasdemíyyocuidodeti.” Intenté convencerla, pero no estaba escuchando. Ella y casi un centenar de personas le gritaron al capataz cuando le hizo una señal al conductorparaquearrancaselaexcavadora. Lamáquinaavanzóysedetuvoantelalíneahumana.Nadiesemovió. Unaancianagolpeóconsuletreroalaexcavadora,yunpolicíalacogióy la quitó de en medio como si fuera tan insignificante como una ramita. Otropolicíalaesposó. Esoenfurecióalosmanifestantesaúnmás.Cassieeraclaramentela líder,depieenelcentro,animandoasusseguidoresaseguirenfila.Un policíasedirigióhaciaella,peroBlakeseinterpusoantesdequeelpoli pudierallevársela.Estabaapuntodedarleunpuñetazo,peroCassiesaltó hacia él y dijo algo que yo no pude oír. Ella le empujó, de algún modo consiguiendousarsupequeñocuerpocontraelgrandedeél,ytuvoéxito empujándolefueradeproblemas. Losotrosmanifestanteslesenvolvieronyavanzaron,extendiéndosea nuestro alrededor como una marea. Fuimos arrastradas hacia delante, empujadas, y nos dieron codazos. Perdí a Becky. Divisé a tres de los hermanosKavanaghmásjóvenes,todosgritandoysacudiendosuspuños alascuadrillasdedemolición.Lospolicíasformaronunabarreraunida, perosobrepasabanennúmero. No pasaría mucho tiempo antes de que comenzaran a utilizar gases lacrimógenosyviolencia. “¡Becky!” grité. Pero era inútil. No podía escucharme de ninguna manera. Ni siquiera podía verla. Subí al porche y examiné la multitud, peronofueaellaaquienvi. Una mujer alta y rubia abrió una brecha entre los manifestantes, yendodirectahacialoshermanosKavanagh.Detrásdeellaibaunhombre altoybienformadoconpelocanoso,perofuelamujerlaquellamómi atención. Era Ellen, que fue directamente hacia Ash y le abrazó. Parecía que ella conocía a todos los Kavanagh, no sólo a Reece. Observé mientras animaba a los tres para que se marchasen. Ellos negaron con la cabeza. Entonces el hombre se unió a ellos y ella también se enfadó con él e intentóalejarle.Élseagachóylabesócariñosamente,poniendofinasu enfado.Ningúnhermanoosimpleamigobesaasí.Eraunbesodeamante. Meinclinéhaciadelanteenlabarandilladelporche,intentandoverle mejor. Sus andares eran familiares, y también el modo en que estaba erguido. Era un poco imperial, como si estuviera por encima de los demás.Segiró,ofreciéndomeunavisióndirectadesucara. Jadeé y me eché hacia atrás. Era la cara de Reece, pero más vieja. Debesersupadre. Lo cual significaba que Ellen era o bien su esposa o su amante. La madredeReece.Osumadrastra. ¿Qué cojones? ¿Había conspirado para que yo espiara a su propio hijo?Todaslaspiezascayeronensusitio.Larazónporlaqueellalehabía establecidocomoobjetivoyesteproyecto–ellavivíaenlacasadeallado –suprofundoconocimientodeloqueaReecelegustaba,ysurazónpara finalmentedecirlequeyotrabajabaparaella.Alfinalsehabríasabido,y eramejorquevinieradeellamásprontoquetarde. Aún así, había juzgado mal a su propio hijo y su plan había producido un efecto no deseado. Por no mencionar que me había manipuladoamítambién,nosóloaReece.Teníalaimpresióndequeella había sabido todo el tiempo que yo me acostaría con él y que él querría tenerunarelaciónconmigo.Unaestable,nounmerorollo. Ungritoestridenteamiderechaapartómiatencióndelareuniónde lafamiliaKavanagh.Reconocíesegrito.Becky.Unpolicíaestabatirando de ella por los brazos. Otro se inclinaba sobre ella, amenazador. La miradaensucaraeradepuroterror. CAPÍTULO12 –––––––– LuchéporabrirmecaminohaciaBecky.Yanopodíaverlanioírla,pero seguíempujando.Medieronuncodazoenelpechoymegolpearonenla mejillaconelbordedeunletrerodemadera. Divisésupierosaymelancéhaciaél.Ellaestabasentadaenelsuelo, unbrazotorcidohaciaatrásporunpolicía,elotrodandogolpesaltuntún. Elotropolicíalegritóquedejaradelucharolaarrestaríanporasaltoaun oficial.PeroBeckynoestabaescuchando.Ellaestabahistérica,llorando, gritandoypataleando. Teníaquellegarhastaellaycalmarlaantesdequelalastimaranola arrestaran. “¡Becky!” grité mientras empujaba el cuerpo sudoroso de un hombrequeseacercódemasiado.Lamultituderaabundantecercadeella, elnivelderuidoensordecedor.Erauncaos.Losmanifestantesempujaban para mantener su posición y se adelantaban cada vez que la policía arrestabaaalguien. “¡Becky,soyyo!”dijecuandomeacerquéaúnmás.“Dejadeluchar contra los policías.” Otro hombre se estrelló contra mí y yo intenté alejarledeunempujón,peroerademasiadopesado.Desequilibrado,cayó enmidirecciónymederribóconél.Élaterrizóconmediocuerposobre mipecho,peroselevantóysevioengullidodenuevoporlamultitud. Se me escapó todo el aire. Mis pulmones se comprimieron y no se expandían. Intenté tomar bocanadas de aire, pero sólo conseguí un dolorosocarraspeo. “¡Cleo!” gritó Becky. La pude ver entre las piernas. Su cara era la imagen del pánico mientras me miraba con los ojos bien abiertos. Al menoshabíadejadoderesistirsealpolicíaquelasujetaba. Intentégritarydecirlequeestababien,perosinairelaspalabrasno salían.Elpánicometeníasujetaporlagarganta.Necesitabarespirar. Habíademasiadagentealrededor,peronadieparecíadarsecuentade mi presencia. Los pies me pateaban o me pisaban. Si no me movía me aplastarían.Peronopodíalevantarme,nopodíapedirayuda. “¡Cleo!”gritóBecky.“¡Ayudadla!¡Allí!” Unodelosoficialescargóatravésdelamuchedumbreymelevantó ensusbrazos.Mesostuvocontrasusólidopechoymealejódelpeligro, llevándome hacia un banco debajo de un árbol, donde me dejó suavemente, pero no me soltó. Me acunó contra su cuerpo, mi cabeza metida debajo de su barbilla. Me frotó la espalda con caricias lentas y melódicas, aliviando mi pánico. Mi pecho se infló cuando el pánico se desvanecía.Respiréuna,dosveces,ymegiréhaciamisalvador. MiréfijamentelapreocupadacaradeReece. Él se echó hacia atrás, respirando con fuerza, como si él también estuvieraluchandoporrespirar.Luegosegiróycorriódevueltaalacasa. Intenté llamar su nombre, pero mi voz no había vuelto completamente. Murióenmislabios. Unmomentomástarde,Beckyfueescupidaporlamultitudycorrió hacia mí. “¡Cleo! ¿Estás bien?” Ella ayudó a incorporarme y luego se sentójuntoamí.“Tevicaerylospolicíasnomedejabanirhaciati.Lo siguientequeséesqueReeceteestabarecogiendo.Ledijoalpoliqueme dejara ir justo ahora, y también está dispersando al resto de manifestantes.” “¿Ah sí? ¿Cómo?” Seguí su mirada para ver que las excavadoras estabansiendoconducidashacialapartetraseradeloscamiones. Los manifestantes vitorearon y la voz de Cassie se sobrepuso al megáfono, vitoreando como una victoria sobre el avaricioso Grupo FinancieroRKyReeceenparticular.Ellacontinuódiciendoquelaguerra aúnnohabíaterminado.Lasexcavadorasvolveríanmañana. Reecenosehabíarendido. Cerré los ojos y me concentré en llenar mis pulmones de delicioso aire, pero no podía bloquear completamente los pensamientos de Reece, delmodoenquemehabíarodeadoconsusbrazos,yelterrorquehabía sentidoalveraBeckysiendoarrastradaporlapolicía.Elpensarenvolver arepetirloaldíasiguientemederrotaba.Empecéallorar. Becky me envolvió en sus brazos. “Pasaremos por esto juntas, hermanita.Todoestarábien.”Eraloqueyosolíadecirleaelladespuésde que pasara por la quimio. Apenas pensaba en comparar las dos situaciones, pero claramente mis palabras habían tenido impacto. Me sentíaorgullosadeella,desucorajeysulucha,yledevolvíelabrazo.Era unagranchica.Mujer,mecorregí.Yahabíacrecido. “¿Cleo? ¿Cleo, estás bien?” Era la voz de Ellen, llena de preocupación. Meaclarélosojosyparpadeéalmirarla.“Eressumadre,”laacusé. “¿Quién?”preguntóBecky. “Ellen,” dije sin desviar la mirada de mi antigua jefa. “Mrs. Kavanagh.Ellamecontratóparaquemeacostaraconsuhijo.” “¡No!” dijo Ellen con las manos en las caderas. Ella negó con la cabeza y se sentó a mi otro lado. “Cleo, te contraté para que hicieras exactamente el trabajo que te dije que hicieras. Detener a Reece en su intentodederribarestelugar.” “Fracasamos.” “Amímeparecequeaúnestáenpie.” “Reece volverá con sus excavadoras mañana y con más policía. El alejamientonoduraráparasiempre.” “Bueno,”dijoella,suvozcrispadacomopapelseco.“¿Porquécrees quehavenidohoyaquí?Nohavenidoporaquíendiezaños,perovinoa pesardedecirnosamí,asupadre,yacadaunodesushermanosquenolo haría.” Me encogí de hombros. Yo no quería jugar con ella. Ellen era demasiadobuenayyoestabahechaunlío.“Nilosénimeimporta.” “Porsupuestoqueteimporta.BlakemedijoporquéhavenidoReece. Élconoceasuhermanomejorquenadie.Sonmuyparecidos.” “¿QuédijoBlake?”Yoestabademasiadocansadaparalucharcontra ella. No podía ver a Reece y por primera vez en semanas no quería hacerlo.Élnoerabuenoparamíyerahoradequemedieracuentaylo superara. “QueReeceescuchótuvozcuandoBlakellamóyvinodirectamente. Élsabíaqueibaahaberproblemas.Estabaentodaslasnoticias,yespor esoquevino.Reeceestabapreocupadoporti,Cleo.” Suspiréyexaminéalamultitudquesedispersaba.EncontréaReece hablando con la policía, quizás suavizando las cosas. En un momento dado,segiróenredondoylegritóalareporteraqueleestabaponiendo unmicrófonodelantedelacara.Ellaseescabullóaunadistanciasegura consuequipodecámaras. “No vamos a creerte,” le dijo Becky a Ellen. “Si estuviese preocupado habría venido a ver como estaba en las últimas semanas. Porque¿sabesqué?Ellanolohapasadonadabien.” “Becky,”lereñísuavemente.“No.” “Es demasiado orgulloso para dar marcha atrás y rendirse,” dijo Ellen.“Perocuidódetiasumanera.” Becky se cruzó de brazos y dijo ajá. Yo miré fijamente a Ellen. “¿Reecepagómipréstamo?” Ellaasintió. “¿Cómolosabía?Yonuncaselodije.Oati,loqueeslomismo.” “Lo descubrí cuando te contraté por primera vez. No me mires así, Cleo. No esperarás que contrate a gente sin comprobar su historial de créditosuotrosinformes,¿verdad?” Negué con la cabeza, no porque estuviera en desacuerdo con ella, sino porque no podía creerme que la hubiera subestimado. “Eso era informaciónprivada,¡yselacontasteaReece!Jesús,Ellen,esoes...”Me quedésinpalabras.Deberíahabermeenfadadodeloqueestaba,peroera difícilestarenfadadacuandoenrealidadellayReecemehabíanhechoun favor.“Sinescrúpulos,”terminé.“Detalmadre,talhijo.” “Parecequevienedefamilia.” “La información que me diste decía que el nombre de su madre es Bertha.¿Ésaerestú?” Ellahizounamueca.“Berta.Ugh.Ellenesmisegundonombre.” “¿YquéotrossecretoslecontastesobremíyBecky?” “¡Nada!”Ellalevantólasmanos.Losanillosdeoroencasicadadedo brillaronbajoelsol.“Sóloledijeesoporquemepreocupédespuésdeque él te despidiera. Sabía que tenías deudas y necesitabas un trabajo bien pagadoparaliquidarlas.Yoestabafuriosaconélyledijequenodebería haber tomado tan precipitada actitud. Te había puesto bajo una enorme presiónalhacereso.Élmismomepidiólainformacióndetucuenta.” “¿Porquénomelodijiste?” “Lohabríahechosimehubierasdevueltolasllamadas.” Memordíellabio. “Pero eso es todo lo que le dije,” explicó ella. “Nunca mencioné la muertedetuspadresolasaluddetuhermana.Nosécomosupodeella, perodebehaberlodescubiertoporqueélpagóporesecentrodebienestar delcáncer.” Beckysoltóunaexclamación.“¡Élpagó por él! Quiero decir... ¿por todoelcentro?” Ellen levantó un hombro. “Sólo necesitaban otro millón para terminarlo.” LosojosdeBeckyseabrieroncomoplatos.“¡Unmillón!” “Él sabía lo de Becky,” dije. “Lo descubrió justo antes de que nosotros...antesdequemedespidiera.” Ellen me dio un golpecito en el hombro suavemente con el suyo. “¿Ves?” “¿Veoqué?” “Élsepreocupaporti.Deotromodohabríahechoesascosassi.” “Lashizoporquesesentíaculpable.Despuésdedarsecuentadeque necesitaba el dinero, sintió que tenía que hacer algo. Eso es todo.” Pero sus noticias me agitaron. Probaba que él no me odiaba totalmente. “¿Así que...nadietecontratóparadeteneraReece?¿Nohabíacliente?” “Porsupuestoquelohabía.LafamiliaKavanaghmecontrató.” “Sontufamilia.” “Yporesoleshiceundescuento.Mitaddeprecioparamishijos,el dobleparamimarido.” Beckyserió. PuselosojosenblancoyEllenmesonrió.“Veahablarconél,”dijo ella,señalandoconlacabezaendirecciónaReece.Élestabadepiecerca de su coche, rodeado por sus cuatro hermanos y su padre. “Parece que podríaagradecerquelerescaten.” Sacudí la cabeza. “No tenemos nada que decirnos. No puedo disculparmemásantesdeperderlapocadignidadquemequeda.” “Sitúlodices.” Nos sentamos en silencio unos momentos hasta que yo lo rompí. “Aúnnopuedocreermequeseasmadre.” “Ni yo tampoco a veces. No tengo instinto maternal y nunca lo he tenido.Unbuendíaestabareciéncasadayluegoderepentemeconvertíen lamadredecincovivarachoshijos.Losiguientequesupeeraquehabían crecidoyniunosólodeellossabíacómoconseguiraunabuenachica.” “¿Quéquieresdecir?” “PenséqueBlakeestaríabienconCassie,peronofuncionó.Asíque decidíhaceralgoalrespecto,empezandoconelmayor.” “¿LestendisteunatrampaaReeceyaCleoparaesotambién?”dijo Becky,incrédula. “Noospongáisfuriosas,”nosdijoEllenalasdos.Sedirigióamí, “Pero en interés de nuestra recién encontrada honestidad la una con la otra,penséquedebíacontartequepartedelarazónporlaqueteelegíati paratrabajarenesteproyectofueporquepenséqueseríaisbuenoseluno paraelotroenotrosaspectosapartedelprofesional.Además,megustas. Nomeimportaríatenertecomonuera.” “Ellen... eso es... en realidad, algo así como dulce. Creo. Manipuladora,perodulce.¿SelohascontadoaReece?” “Sí.” “¿Yquéhadicho?” “Mellamómuchascosas,manipuladorasiendounadeellas,perono dulce.”Suspiró.“Mihijomayoresmiorgullo,peroyacasinileveo.No desdelamuertedeWendy.Élestádemasiadoocupadoenterrandosuculpa viviendolavidadeunapersonaconéxito.Leechodemenosysóloquiero quevuelvaacasadevezencuando.PeronoaexpensasdeCassie.Parece pensar que esta casa está unida a sus malos recuerdos y no atiende a razones.” “Cree que derribarla le permitirá olvidar,” dije. Todos miramos fijamenteendirecciónaloscincoguaposchicosKavanaghysupadre. “Estáaquíahora,”dijoBecky.“Ylacasaaúnestáenpie.” Ellateníarazón.Quizásestaraquíhabíabajadosusdefensasdealgún modo.Quizásésteeraelmomentodeenfrentarseaél. Melevantéantesdecambiardeideaymedirigíhaciaél.NiEllenni Becky intentaron detenerme. Tan pronto como un Kavanagh me vio, los demássegiraronrápidamenteparaobservarmiprogreso.Todosexcepto Reece.Élmiródirectamentehaciadelante,rígido,sumandíbulaunaroca. Losotrossedispersaron,dejándomesolaconél.Almenosélnosealejó. Traguésaliva.“Graciasporrescatarme.” “¿Estásbien?”preguntó. “No.” Sumandíbulaserelajóymeexaminódepiesacabeza.“¿Dóndeestás herida?” Megolpeéelpecho.“Aquí.Duele,Reece.” Suslabiosseapretaronyseabrieronlasaletasdesunariz.“No.” “Vale.No.Noestoyaquíparahablarsobrenosotros,detodosmodos. Estoy aquí porque Ellen – tu madre – está desesperadamente infeliz. Quierequevayasacasaparaunacenafamiliar.” “¿Tehaenviadoaquíparadecirmeeso?” “No.Estaríahorrorizadasisupieraqueestabahablandodeellacomo si poseyera algún instinto maternal. Cree que no lo tiene, pero sí que lo tiene.” Élladróunarisaáspera.“Nolaconocesmuybiensipiensaseso.” “Ellatequiere,Reece.Sólolecuestamuchodemostrarlo.” “Quizássinoseentrometieratanto...” “Nolaculpesaella,”salté.“Todossabemosporquéyanovienesa casa y voy a decirte una dura verdad porque, bueno, ¿qué tengo que perder?Yateheperdido,asíque¿quéimporta?” Sequedómuyquieto,comosiseestuvieraconteniendo.Esperabaque sefuerahechounafiera,peronolohizo. “Deja de culparte por la muerte de esa chica. No fue culpa tuya, no importaloqueCassiepiense.Wendyestabamentalmentedesequilibraday necesitabaayudaprofesional.” “Ésaestuopinión.” “Eslaopinióndetodoelmundo.” Él no dijo nada, sólo miró hacia delante, sus puños mostrando nudillosblancosasuslados. “Bien.Castígatesicreesquetútieneslaculpa,peronocastiguesalos que te quieren. Ve a casa. Visita a tus padres. Sólo evita esta casa si verdaderamentenopuedessoportarestaraquí.”Ahoraerayolaqueestaba enfadadayfrustradaporsutontacabezonería. “Parece que has perdonado a mi madre muy fácilmente,” dijo con lentitud.“¿Sabesqueellanostendióunatrampa?” “Losé.Denuevo,unamadrepreocupadaporsuhijo.” “No necesito que ella se preocupe por mí. Necesito que ella no se metaenmivida.” Lancé mis manos al aire y luego dejé que golpearan mis caderas. “¿Sabesloafortunadoqueeresdetenerpadresquesepreocupantantopor ti?”Paramivergüenzayhorror,semellenaronlosojosdelágrimasotra vez.Últimamentenosealejabandelasuperficie.“Haríaloquefuerapor tenerpadrescomolostuyos,loquefueraparatenerlesaquí.” Su cara se volvió blanca. Sus brazos cayeron a sus costados. “¿Por quélloras,Cleo?” Neguéconlacabeza,incapazdecontestarleatravésdelacascadade lágrimas. Él se acercó más, su cara un borrón. “Cleo... tus padres... ¿dónde están?” “CementerioRoxburgWest.” “Jesús,”musitó.“Nolosabía.”Cambióelpesodesucuerpo,miróa laizquierda,aladerecha,arriba,yfinalmenteotravezhaciaabajo,pero nuncaamí.“Sabíaquenovivíasconellos,peropenséqueeraporquete habíaspeleadoconellos.Penséquetunombreestabaenlosdocumentos delpréstamoporquetúganabasmás.” “Bueno,ahoralosabes.”Melimpiélaslágrimas,enfadadaporllorar delante de él. Había querido estar fuerte, despreocupada, no una masa balbuceanteypatética.“SólosomosBeckyyyo,yhasidoasídurantesiete años. Ellos murieron en el tiroteo de Roxburg Park High el día de mi graduación.” “Meacuerdodeeso,”susurróél.“Eldíadetugraduación.Esoquiere decirqueestabasallí.Lesvistemorir.” Asentí con la cabeza y me tragué más lágrimas cuando los oscuros recuerdos se acercaron, amenazando bloquear los buenos recuerdos que siemprehabíaintentadomanteneralaspuertasdemimente. “Jesús,” dijo él otra vez. “¿Criaste a tu hermana tú sola después de quemurieran?” “Sí.Eralosuficientementemayorparasersuguardiana.” “¿Noestabanvivoscuandoellaenfermó?” “¿Quéimportaeso?” “Importaporque...estástanentera.” Fruncíelceño.¿Quédemoniosestabadiciendo?” “Eresnormal,”continuó. “Vaya,gracias.¿Esésetumododedecirquesoyaburrida?” “Joder.”Sedejócaercontralapuertadelcocheymirófijamentela casa.Parecíaexhausto,triste.Casimematabanoabrazarleyconsolarle. Mordí mi tembloroso labio y me giré. Era hora de ir a casa y reagruparse.Mañanaibaaserotrolargodía.Mañana.OtrodíasinReece entre mis brazos y en mi cama. Tragué aire y mordí el interior de mi mejilla para evitar ponerme a llorar otra vez. Funcionó. Fui capaz de alejarmeconlacabezaaltaylosojosclaros. “Cleo,”llamó. Seguí caminando. Detenerme sólo me habría dado esperanzas, y la esperanzallevabaaquemedecepcionaranotravez,yquecadavezfuera másduraquelaúltima. Lagravillacrujiótrasdemí.Mecogiódelbrazo,haciéndomeparar. Meliberédesuagarreymeencaréaél.“No,Reece.Hasdichotodoloque querías decir. Lo entiendo. Soy una zorra y te he herido. Lo siento.” Mi vozsequebró.Meaclarélagarganta.“Losientomucho,peromeniegoa afligirmemásporloquepodríahabersido.Hehechoesodurantecuatro semanas y no me ha reportado más que un corazón dolorido y un culo gordoportodoelhelado.” Suslabiosdieronunasacudida.“Enmiopinióntuculosevebien.” “¡Cállate!¡Yanopuedesmirarmemáselculo!” “Entoncesnocaminesdelantedemí.” “¡Estonoesdivertido!”Fuiagolpearsuhombro,peroélcogiómi manoytiródemíhaciaél.“No,Reece,”sollocé,incapazdemirarle.“No seas maravilloso otra vez para luego abandonarme. Ya no puedo levantarmemás.Duele.” Presionó sus cálidos labios sobre mi frente y yo lloré con más fuerza. Mi corazón estaba lleno a rebosar, y aún así estaba golpeado y amoratado. No podía sacarle el sentido a nada más. ¿Por qué estaba volviendoasertanamableconmigo? “No lo haré,” murmuró contra mi frente. “No te voy a herir nunca más.Loprometo,Cleo.” Neguéconlacabeza.“Estoyseguradequefuiyolaquetehizodaño ati,noalrevés.” Le sentí sonreír. Su corazón latía contra mis antebrazos, atrapados entre nosotros. Su cuerpo era un cálido capullo en el que yo quería sumergirmeyquemeenvolvierasiempre.Miamorferozporélmedaba unmiedoterrible,peromequedéallíypeleémimiedoconlaesperanza dequealgúndíapudierasalirelotrolado. Élrespiróhondoydejósalirelairedespacio.“LamuertedeWendy nofueculpamía.” Levantélavistahaciaél.Parecíaquelehabíacostadomuchotrabajo decirlo, pero también parecía que se lo creía. “Eso es lo que todo el mundohaestadointentandodecirteperotehasnegadoaescuchar.” “Estoyescuchandoahora.” “¿Porqué,Reece?¿Quéhacambiado?” “Tú llegaste a mi vida.” Sus brazos me apretaron más. “Eres tan fuerteycapazymaravillosa.Nosabíaquehabíasvistomoriratuspadres y que tuviste que lidiar con el cáncer de Becky tú sola. Me tienes encandilado.” ¿Le tenía encandilado? Sus palabras enviaron un escalofrío de orgullo y placer susurrando por mi piel. “¿Qué tiene eso que ver con Wendyycontigo?”pregunté. “Todo.Penséqueellaerafrágilportodoloquehabíapasado.Mamá ypapáintentarondecirmeensumomentoqueellasiemprehabíasidoasí, peroWendymehizocreerqueeraporquehabíavistomorirasuspadres. Dijoqueellamenecesitabaparaayudarlaasuperarlo.Elegícreerlaaella, no a ellos. Pero después de saber que todo por lo que tú también has pasadoesigualmenteunamierda,veoquenofuelamuertedesuspadres loquelahizodelicada.Ellaerasimplementeasí.” “Tú tampoco fuiste.” Le retiré el pelo de la frente y acaricié su mejilla.Élinclinósucabezahaciamimano.“Nohabíanadaquepudieras hacer para ayudar a alguien así, no importa lo que ella dijera o cuánto tiempo le dedicaras. Nunca mejoraría sin medicación. Nunca iba a ser feliz.” Élasintió.“Ahoraséeso.Graciasati.”Élpasósusnudillospormi mejillaysujetósuavementemibarbilla.“Tequiero,Cleo.” Micorazónsehinchóypalpitóconunritmoerráticoperofelizenmi pecho.“Yotambiéntequiero,Reece.” Mebesó,finalmente,conaplausosdesonidodefondo. EPÍLOGO –––––––– ErararosentarsealamesaparacenarconEllentrashabertrabajadopara elladurantedosañosynosaberqueteníafamilia.Noeramuydiferentede laeficienteyfríamujerqueyoconocía.Gobernabalacasaconhumory unasutilmanipulaciónqueyoestabaseguranisushijospodíannotar. Su marido, Harry, parecía adorarla, pero él la riñó por su papel en hacer que Reece y yo estuviéramos juntos. A diferencia de ella, él era abiertoydivertido,peroyosabíaqueteníaquehaberunmañosocerebro paralosnegociosensucabezaparapoderhaberreunidounafortunatan grande. “Ella piensa que todos nosotros somos demasiado estúpidos como para seguir nuestros corazones nosotros solos,” me dijo Harry mientras llenabamicopadevino.“Intentédecirlequesimplementedeberíaponera todoelmundojuntoenunahabitaciónyverloquepasabaenvezdejugar aestosjueguecitos.Nuncafuncionan.” “MiraaReeceyaCleo,”protestóEllen.“Elloshanfuncionado.” “Nograciasati,miqueridavíbora.” Ellaledióunabofetadaenlamanocuandofueaabrazarla.Élserió. “¿YquépasaconBlakeyCassie?”dijoellaenunsusurroseñalandocon la cabeza en dirección a su segundo hijo mientras él hablaba con Ash al otroextremodelamesa. “Teniendoencuentaqueellosnohanfuncionado,nocreoquesean unbuenejemplo,”dijo. “Precisamente.Lesdejamosandaratientassolosymiraloquepasó. Nada más que corazones rotos en ambos lados.” Ella suspiró. Harry fruncióelceñomirandosuplatoynodijonadamássobreeltema.Tenía lasensaciónhaberperdidoesabatalla. Cassiehabíasidoinvitadaacenar,perodeclinólainvitación.Ellay Blakenohabíanhabladodesdelamañanadelaprotestahacíaunasemana. Supe que él había estado en el ejército todos esos años, pero no había explicado donde había sido destinado. Reece me dijo que a Blake no le gustabahablardeello. BeckysesentóentrelosdoshermanosKavanaghmásjóvenes,riendo ycoqueteando.Estabaempezandoapensarqueteníaquevigilarladecerca hastaqueReeceseinclinóhaciamí,suhombrocontraelmío. “Estará bien,” dijo calladamente, sus ojos brillando. “Esa chica ha tenidounincreíblemodeloaseguir.”Élcolocósumanosobreminucay seacercóparabesarme.Fuetiernoydulce,justocomoReece. Uno de sus hermanos gruñó. “No en la mesa de la cena. Me estás quitandoelhambre.” “Nadatequitaelhambre,”dijoEllen.“Normalmentenopermitolos besosenlamesadelacena,peroharéunaexcepciónsóloestavez.” “Enesecaso,”dijoHarry,dejandosutenedorycuchillo.“Mejorme aprovechomientraspuedo.”AgarróaEllenporlacinturaylasentósobre suregazo.Sebesaroncomounaparejalocamenteenamorada. Dosdesushijossetaparonlosojos,unohizounamueca,ytodoslos cincolesdijeronqueterminaran. Beckyyyonosreímos. FIN YaalaVenta: LaProposicióndelNovioBillonario CuandoBlakeKavanaghdejóSerendipityBendhaceochoaños,sellevóel corazón de Cassie West con él. Ahora él ha vuelto, dañado por sus experienciasenelejércitoyqueriendorecuperarsurelaciónconlaúnica mujeralaquehaamadojamás.PeroCassienoquieretenernadaquever con el hombre que la abandonó cuando más lo necesitaba, al igual que todosaquellosqueellaquisoalgunavez. CuandolleganlosproblemasalaordenadavidadeCassie,Blakese veobligadoaquedarseconellaparaprotegerla.Yesentoncescuandolas cuidadosamenteconstruidasmurallasdeCassieempiezanaderrumbarse. Ellaledejaentrar,sóloparadescubrirquelavaaabandonar.Otravez. laproposicióndelnoviobillonarioyaestá disponible.Descárgaloahoraosigueleyendo paraleerunfragmento. SuscríbetealaNewsletterdeKendra-¡Recibe5Historias GRATIS! 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SíguelaenTwitteryFacebook.Aprendemássobresuslibrosysuscríbete a su newsletter (donde puedes leer cinco historias cortas GRATIS) en su páginaweb:http://www.kendralittle.com UnfragmentodeLAPROPOSICIÓNDEL NOVIOBILLONARIO Copyright2014KendraLittle CAPÍTULO1 NuncaconfíesenunKavanagh.Ésehasidomimantraduranteochoañosy mehasidoútil.Misvecinosdealladohandemostradounayotravezque arrasaráncontodoycontodoelmundoqueseinterpongaensucamino paraconseguirloquequieren,incluyéndomeamíymicasa.Peroyono ibaarendirmealaligera.Lucharíacontodoloquetenía.Yloquetenía era una docena de estudiantes de mi escuela de arte y algunos vecinos igualmenteairadosquenoqueríanquesuexclusivacallesevierainvadida por promotores. Montamos un contingente de cien personas e hicimos muchoruido.Fuimostanruidososqueatrajimoslaatencióndelaprensa deRoxburgydelapolicía,quienesmeteníanenelpuntodemiracomola lídernooficial. Nunca confíes en un Kavanagh. Así que cuando Blake Kavanagh aparecióenmitaddelaprotesta,miinstintofuepreguntarporqué.¿Qué quería?¿Quéestabahaciendoelsegundodelosdemasiado-guapos-parasu-propio-bien hermanos Kavanaghde de vuelta en Serendipity Bend, Roxburg,despuésdehabermerotoelcorazónhacíaunosochoaños? Todo este tiempo me había mantenido íntegra y había seguido adelante,nuncamirandohaciaatrás.Habíaintentadocontodasmisfuerzas nopensarenélyenloquepodríahabersido.Yorecaítraslamuertede mi abuela, pero había conseguido encontrar mi camino para salir de la melancolía y regresar al cómodo patrón que había establecido para mi vida. Hasta que los poderosos brazos de Blake me arrastraron fuera de peligroysufuriacasihizoquelearrestaran. El asombro se extendió por mi cuerpo. Hizo que mis piernas se debilitaran e hizo que mis nervios tintinearan. Él estaba aquí, ahora, ¡cuandomáslenecesitaba!Habíaimaginadoestedíadurantetantotiempo, loquediría,loqueharía,loquellevaríapuesto.Nadadeesoimportaba. Todoslospensamientossensatosfueronechadosaunladoantelavisión desuhermosacara,desusfuerteshuesos,ybrillantesojosazulesconuna ferocidadquenuncahabíavistoantes. Meagarréatodoesoenunafraccióndesegundo.Queríaobservarle más tiempo, digerir cada pequeño cambio, pero no había tiempo. Blake levantó su puño para darle un puñetazo al policía que estaba a punto de arrestarme. “¡Blake,no!”grité.“Sitearrestanpormiculpa...”Mivozseperdió en la cacofonía que nos rodeaba, pero de todos modos Blake no estaba escuchando.Teníaasesinatoensusojosyseestabadirigiendoalpoli. “Nolatoques,”rugió.“Oteromperéelcuello.” Tuve que alejarle de allí antes de que hiciera algún daño serio. Le empujé en el pecho, pero fue como si una mosca se topase contra una pared de ladrillos. Era más grande de lo que recordaba, sus hombros comorocassólidas,forzandolascosturasdesucamisetanegra.Enotro momento los habría admirado, pero no ahora con el aumento de la multitud explotando a nuestro alrededor y la policía amenazando con arrestarnosamíyamisalumnos. “¡Cassie!”megritó.“Saldeaquí.Esdemasiadopeligroso.¡Vete!” “Nosinti.Nopuedotenertuarrestosobremiconciencia.” Élpalidecióydiounpasoatráscomosimismanossobresupecho estuvieran obligándole. Lo siguiente que supe, estábamos trastabillando hacia atrás a través de la multitud. No estaba segura de quién estaba propulsandoaquién,peroterminamosentrelafiladecameliasalladode miporchedelantero,asalvo.Asolas. Micorazónlatíatanrápidoquepenséexplotaríafuerademipecho. Noerasolamenteporelpeligroenelquemehabíaencontrado.Latíaasí porqueBlakehabíavuelto. Había vuelto, ocho años después de abandonarme con mi anciana abuela,elgilipollasdemihermano,ymisdemonios. Tuve la primera oportunidad de mirarle bien desde el día en que habíamos discutido en ese mismo porche cercano a donde estábamos ahora. Yo seguía llegándole por al pecho, pero el pecho era aún más grande,másancho,asícomotambiénloeransushombros.Susantebrazos abultaban fuera de la camiseta y me descubrí mirándolos fijamente. Era másfácilquemirarlealacaraconsusfaccionestanduras,subocasevera, yesamandíbuladegranito.Supeloestabamuycortocercadesucráneoy esosojosazulesenalertaalbergabanmássombrasquelaúltimavezque los había visto, algo que no pensé posible. Eran una cara y un cuerpo inflexibles,tannuevosyalaveztanfamiliares. Élmemirófijamentetantotiempocomoyolemiréaél,admirando cada pulgada de mí. Me pregunté si yo habría cambiado en ocho años tantocomolohabíahechoél.Lodudaba.Mipeloaúneraunamarañade rizos rojos y las pecas que fueron mi pesadilla durante mis años de adolescenciaaúnsalpicabanminariz,peroyamehabíareconciliadocon ellas. Lemiréalosojos,rehusandoretroceder.Yanoeralachicainocente queélhabíavistoporúltimavezllorandoenelporchedelantero.Eramás fuerteeibaahacérselosaber.“Hasvuelto,”dijesimplemente. Élasintió.“¿Estásbien?” “Porsupuesto.”Miréporencimademihombro.Misalumnoshabían comenzado un cántico y avanzaban rápido contra las excavadoras. La policíaaúnnohabíaarrestadoanadie,perolaprotestanoparecíaquerer terminar pronto. Bien. Quizás el hermano mayor de Blake, Reece, recibieraelmensaje.Sino,almenoslehabríaretrasado. “Nosotrosestamosintentandodetenerle,”dijoconunasacudidadesu cabeza. “¿Nosotros?” “Ash,mamá,papá,todosnosotros.” “¿Todosvosotros?” “Pero no nos escucha. Está decidido a borrar este lugar del mapa.” Esos ojos azules se suavizaron mientras examinaban mi cara. “Sólo está intentandodestruirsusrecuerdosde...” “No. No la nombres o hagas que él parezca algún tipo de alma perdidaafectadoporsumuerte.Ellaeramihermana.” LoslabiosdeBlakeformaronunalíneaymiróhaciaelcielo,como siestuvieraapelandoalespíritudeWendy.Sehabíasuicidadohacíadoce añosporelhermanodeBlake,Reece,quienlehabíapuestoloscuernos. YoculpabaaReece,peroparecíaserlaúnicaquelohacía.Ningunodelos Kavanagh lo pensaba. Ni siquiera Blake estaba de mi parte. Nuestras diferenciasdeopiniónsehabíanenconadodurantecuatroaños,infectando nuestrarelaciónydestrozandotodolobuenoquehabíaenellahastaque todo lo que quedó fue una carcasa podrida. Nuestro romance había terminadofinalmenteunanochedeveranoenmiporchedelanteroynunca lehabíavueltoaver. Hasta ahora. ¿Dónde había estado durante ocho años? Nunca le pregunté a los Kavanagh, prefiriendo evitarles por completo, y ellos nunca me habían ofrecido la información. Donde quiera que hubiera estado, le había cambiado. El chico que una vez fue feliz parecía que no habíasonreídoenaños. “¿Por qué has vuelto ahora?” le dije con más dureza de la que pretendía. Estaba cansada, mi hogar en peligro de ser derribado justo delantedemisnarices,yahoraesto.Misnivelesdeestrésnonecesitaban queélapareciesejustoahora. “Ash me llamó. Él pensó que si había alguien pudiera convencerle paraqueparaseesteerrormonumental,éseseríayo.” “Supongoqueestabaequivocado.” Sumiradasedesvióhacialamultituddetrásdemí.Ungritoseelevó, seguido por un rugido de respuesta por parte de los manifestantes. El temblordelmotordelaexcavadorarespaldabatodoslosdemássonidos. “¡Cassie!”gritóalguien. Me giré para irme, pero Blake me cogió del brazo. Su agarre era duro pero no violento. “No me rendiré, Cass. Estoy aquí para quedarme todoeltiempoquehagafalta.” ¿EstabahablandodedeteneraReece?¿Odeotracosa?Memirócon tal intensidad que estuve segura de que podía ver a través de mi alma. Durante un momento de infarto, pensé que me besaría. Podía haberme atraído fácilmente contra su cuerpo y yo no habría sido capaz de resistirme. Parte de mí quería que él lo hiciera. Una parte traidora, pero era pequeñayfuicapazdemitigarla.Lepiséunpie.Éltomóaireatravésde susdientesymedejóir. Huí, de vuelta hacia la multitud, donde uno de mis alumnos me abrazó. NoviaBlakeelrestodeldía.Paramitotalsorpresayalivio,Reece llegó y canceló la excavadora. Ahuyentó a la policía, la prensa, y las cuadrillasdedemolición,ylosiguientequesupefuequeestababesandoa Cleo Denny, la hermana mayor de una de mis alumnas, como si no pudierabesarlalosuficiente.Comosiellalohubierasalvado. Nopodíaquitarleslosojosdeencimamientrasseinclinabansobresu coche, envueltos en los brazos del otro. Ellos me llamaron y Reece dijo quedejaríamicasatranquila.Inclusoibaarenovarlaparamíyamantener elmismoalquiler. Bueno,vaya.ElgrandeymaloReeceKavanaghposeíaunauténtico corazón humano latiendo dentro del pecho después de todo. Sólo había hecho falta Cleo para ponerlo en marcha. Que Dios nos ayude si alguna vezledeja. *** NovolvíaveraBlakeduranteelrestodeesedía,oalsiguiente,locual me venía bien. Era suficiente con tener que lidiar con la prensa y con pensarencómoarreglareljardíndenuevo.Todounparterredeplantas anualeshabíasidopisoteado,yelpeldañomásbajodelporcheestabaen peligrodedesmoronarsesialguienmáspesadoqueyolopisaba. Porsuerte,eralosuficientementemañosaconelmartillo.Teníaque serlo. Mi hermano, Lyle, había sido inútil, así que no supuso ninguna pérdidacuandoselevantóysemarchótrasheredarlacasa.Nohabíasido laideadelaabuelaeldejarlelacasaasuúnicoparientemasculinovivo. Intentóenvariasocasionesmodificareltestamentodemifallecidoabuelo, pero no había tenido éxito. Lyle lo recibió todo después de que abuela muriera, aunque él le había prometido que yo me podía quedar. Desafortunadamente sus deudas habían aumentado tanto que él no podía treparporencimadeellasyrompiósupromesa.Lehabíavendidolacasa aReeceKavanagh,dejándomeendeudaconunmiembrodelafamiliapor el que sentía mutuo rechazo. Según Harry y Ellen Kavanagh, yo era la mujerquehabíajodidoaReecealculparleporlamuertedemihermana,y laquehabíaalejadoaBlakeporqueseenfrentóasuhermano. “¡Cassie!”llamóunavozfamiliardesdeelcamino. SoltéelmartilloysaludéconlamanoaBeckyDenny,lahermanade Cleoyunademisalumnasdearte.Unademisfavoritas,paradecirmás. Nosóloteníaespírituydeterminación,sinoqueeraunapersonapreciosa porfueraypordentro. “¿Quéestáshaciendoaquí?”pregunté. “CleoestáalmorzandoconlosKavanagh,asíquepensédarunpaseo yvisitarte.” “¿Notehaninvitado?” Ella se metió el pelo detrás de la oreja, pero los mechones rubios erandemasiadocortosparaquedarseyencontraronelmododeliberarse. “Sí,peropreferíaverte.” Sonreí.“Gracias,cariño.Nohaymuchamovidaporaquí.”Blandíel martillo.“Sóloestoyhaciendoalgunasreparaciones.¿Estásseguradeque noquierescomerconlosKavanagh?Suelenhacerunbuendespliegue.” “No.Voyaayudarte.¿Tienesunmartillodesobra?” Indiquélacajadeherramientasrojoóxido.“Notengootromartillo, peropuedespasarmelosclavos.” Ella se sentó en el escalón más alto y sacó la caja de clavos. “Será mejor que no utilice el martillo con nada. Seguro que acabaría golpeándomeelpulgaroalgoasí.” “¿Noeresmuymanitas?” Ellaseencogiódehombros.“Nolosé.Nuncahetenidoquearreglar nada. Cleo siempre se encarga de las reparaciones en la casa, o llama a alguiensiellanopuede.” Coloqué el soporte de apoyo debajo del escalón y golpeé el clavo. “Parece que te vendría bien aprender ahora que ella tiene un nuevo proyecto.” “¿Quénuevoproyecto?” “Reece.” Su boca formó una O. “No dejes que ella te oiga llamarle un proyecto.EsosuenacomoalgoacortoplazoyCleoestádefinitivamente decididaaqueseaalgoalargoplazo.” Mesentésobremistalonesylamiré.“Parecíanbastanteseriosayer. ¿Creesquedurará?” “Eso espero. Me gusta un poco.” Levantó las manos cuando yo me reí. “Cuando no está siendo un gilipollas, es amable. Sólo dale tiempo, Cassie.Quizástambiénveasquenoestanmalo.” “HeconocidoalosKavanaghmuchomástiempoquetú,Becky.”Lo dejé así. Ella no quería oír mi historia de pena con mis vecinos más cercanos y no quería entrar en ella. Era demasiado mala y era mejor dejarlo en el pasado. En vez de eso, me centré en lo positivo. “Ash está bien,esolopuedoadmitir.Yadmitoquenoconozcoalosdoshermanos másjóvenesmuybien.Silesveoenlacallemesaludan,peroyaestá.”Ash era el de en medio de los cinco hermanos, y un buen hombre. Si alguna vezteníaalgúnproblemaconmisvecinos,lellamabayélhablabaconsus padres.Ningunodeloschicosvivíaencasaya,aúncuandolacasateníael tamañodeuncampodefútbol.Ellosprobablementenoqueríanvivirbajo el mismo techo que el dragón que tenían por madre. “¿Van todos a almorzarhoy?” “TodosmenosBlake.” Micorazóndióunpequeñovuelcoenmipechocomosiemprehacía cuando oía su nombre. Era difícil deshacerse de los viejos hábitos, supongo. “Quizás se ha marchado de Roxburg otra vez.” Intenté sonar comoquenomeimportaba,perooíelnudoenmivoz.“AhoraqueReece hadecididonoderribarestelugar,Blakenotienemotivosparaquedarse.” “A lo mejor. Pero parece que ahora tampoco tiene ningún motivo paramarcharse.” Cogí torpemente el clavo que ella me pasó y se cayó a través del huecoentrelosescalonesyaterrizóenelsuelo.“¿Quéquieresdecir?” “¿Nolosabes?Hadejadoelejército.” Mierda. ¿Blake había estado en el ejército todo este tiempo? Eso explicabalosmúsculosencimadesusmúsculos.“Nisiquierasabíaquese habíaalistado.”Cogíotroclavoymeconcentréenlatarea.Sidejaseque miconcentraciónfallase,acabaríaconundedomachacado. “Alparecertampocoselocontóasufamiliaduranteaños.Creoque contrataronaundetectiveprivadoparalocalizarle,peronuncaescribióo llamó.¿Quétipodepersonalehaceesoasufamilia?” Unaquequieredesaparecer. “Parecía muy intenso contigo ayer.” El tono de Becky era juguetonamente curioso, pero no me iba a dejar engatusar y responder. “Vosotrosdostenéisalgunahistoria.”Noeraunapregunta. “Nos hemos conocido toda la vida. Yo solía salir con él.” Lo dejé caerasí.MegustabaBecky,peropreferíamantenernuestrarelaciónenel terrenoprofesora-alumna.Eramásfácilasí. “Buentrabajo,”dijoella,inspeccionandoelescalón. Lo probé con mi peso. Lo sostenía, así que salté sobre él y aún se mantuvo.“¿Caféprimeroonosponemosconeljardín?” “Café,”dijoellasonriendo.“Luegoteayudaré.Estoybastantesegura dequecontribuíaldaño.” Volví a meter el martillo en la caja de herramientas y cerré la tapa. “No te preocupes. Teniendo en cuenta el caos de ayer, el lugar resultó bastantebienparado.Además,lajardineríaesrelajante.” “Almenosnotienesquelimpiartuvalla.” “¿Qué?” Memirócomosiyofueraestúpida.“Lasvallasquerecorrentodatu calle.¿Nolashasvisto?” “Nohesalidodelacasa.”Mirécaminoabajo,peromivalladelantera estaba fuera de mi vista. Es lo que tiene vivir en un suburbio como SerendipityBend.Laspropiedadeseranenormesylasvallasestabanmuy alejadas de las casas. Podría haber habido una horda de elefantes caminandocalleabajoynolohabríasabido. “TodaslasvallasalolargodeWillowCrescentfueronmarcadasla pasadanoche,”dijoBecky. “¿Marcadascongrafiti?¿Todas?” “Menoslatuya.” Fruncíelceño.“¿Porquénolamía?” “EsoesloqueEllenKavanaghqueríasaber.” EllenKavanagheralamatriarcadelafamiliayunamujerindomable. Ella manejaba su propio negocio y le iba extremadamente bien, según todoslosinformes.Habíasidoestrictacuandoéramosniñosyunaferoz abogada de los derechos de la mujer y la conservación de Serendipity Bend.DesdelamanicuradesusuñashastasustaconesdePrada,eraaguda yferoz.Noeraunamujeralaquequisieraagraviar. Medirigícaminoabajo,Beckyjuntoamí,ypasamosatravésdela puertadehierro.Adiferenciademisvecinos,yodejabamipuertaabierta, enparteporquenoteníanadapararobarasíquelosladronesnoeranun problema, pero principalmente porque el interfono no funcionaba. A lo largodetodalacallehabíaseñalesdegentelimpiandolosgrafitisdesus vallas de piedra o ladrillo. No los miembros de las familias, sino los jardineros o alguien a quien hubieran contratado. Sólo mi valla permanecía sin tocar, y alguna otra en la que la valla era un seto y no ladrillosomadera. “Vaya,” dije en un susurro. “Me pregunto por qué han atacado esta calle.” “Mepreguntoporquétucasanolofue.” Situvieraqueadivinar,seríaporquealguienahífuerahabíavistoel caosdeayerenlasnoticiasyhabíasentidopenapormí.Eraeltípicocaso de David contra Goliat, y nadie simpatizaba nunca con Goliat. Quizás pensabanquelaluchanohabíaterminadoyestabanexpresandosuenfado por la América capitalista que exprime a los pequeños. O quizás s sólo alguien que vio todas las grandes y desnudas vallas en la televisión y pensóquesuarteluciríabiensobreellas. “Ése es bastante bueno.” Señalé con la cabeza la valla directamente enfrente.Lucíaundibujodelacaradeunpayasoconcoloresbrillantesy con lágrimas cayendo por sus mejillas. El resto de las vallas estaban simplemente marcadas con la firma del artista, pero ésa debió tardar tiempo en completarse, y en la oscuridad de la noche. Todas las proporciones eran correctas, y se había usado sombreado para mayor efectoparasubrayarlosojostristesdelpayasoylamanchalacrimógenaa través del maquillaje blanco. Era evocativo, hermoso, y me hizo querer darle al pobre payaso un abrazo. La verdad es que no quería borrarlo. Tristemente, eso era exactamente lo que el hombre vestido con el mono naranjaestabahaciendo. “¿Lapolicíahavistoesto?”pregunté,esperandoretrasarelproceso sólounpocomás. Beckyasintióyserió.“Vivesenunaburbuja,¿verdad?” “No puedo ver la calle desde la casa.” Encogí un hombro. “Está aisladayenpaz.” “Osolitaria.” Leguiñéelojoperonosediocuenta.Estabasaludandoconlamano a su hermana y Reece, de pie ante la puerta de Kavanagh. Ellos devolvieron el saludo. Becky me cogió de la mano y me arrastró hacia allí. MepreparéparamiprimeraconversaciónensíconReecedesdeque había cancelado las excavadoras. Los pocos minutos que había pasado diciéndome que dejaría mi casa intacta no contaban. Aún había estado agitadaporlaprotestaymiencuentroconBlake,yélhabíaestadocomo borrachodespuésdebesaraCleo.Quizásmediríaquehabíacambiadode idea. Cleomeabrazóantesdequeyopudierahacersalirun“Hola”demi boca. Miré más allá de ella a Reece y él me dedicó una sonrisa avergonzada. “NuncaseestátranquiloenWillowCrescent,”dijoél. “Vayalío,”dijoCleo,retirándosedemí.Ellaseñalóalpayasoconla cabeza. “Ése se vería bien en un lienzo, pero realmente no le pega a la calle.” Todos nos quedamos de pie dándole la espalda a la puerta de los Kavanaghymiramosaltristepayaso. “Nosé,”dijoReece.“Hayunoscuantospayasosviviendoporaquí.” “Payasos megaricos,” dijo Cleo, pasando el brazo alrededor de su cintura.“Apuestoaquenoestánllorando.” “Eldineronopuedecomprarlafelicidadytodoeso.”Éllabesóenla cabeza.Ellalevantólavistahaciaélcontantoamorensusojosquedolía verlodesdefuera.Sentíacomosimeestuvieseentrometiendo. “Alparecertumadrepiensaqueyoteníaalgoqueverconesto,”dije, cruzándomedebrazos. Reecefruncióelceño.“No.” “Peroellaseestápreguntandoporquémivallanohasidoatacada.” “Todosnoslopreguntamos,”dijoCleo.“Peronoporquepensemos quetútengasalgoqueverconesto.” Era fácil pelear con un Kavanagh, pero no cuando una Denny unía fuerzasconellos.MegustabanCleoyBecky.Noqueríadiscutirconellas. Dejéeltema. “La policía está inspeccionando las grabaciones de las cámaras de seguridad,” dijo Reece, señalando a las cámaras adheridas a las puertas cercanas.“Probablementecogeránprontoasusospechoso,especialmente conesamarca.Esbastantedistinguible.” “Sólo espero que el pobre chaval se escape con una advertencia,” dije.“Losgrafitisnosonundelitodefuerzamayor.” “En ese caso es mejor que esperes que no vuelva. Hay algunos por aquíquequierenqueledenlasentenciamáxima.” Meloimaginaba.LosresidentesdeWillowCrescent–deSerendipity Bendporloquerespectaba–seenorgullecíandesuscuidadoscéspedesy susperfectossetos.Sielgrafiteroeraunpobrechicosinhogarcomolo eranmuchosdeellos,nolesimportaríaloquelepasabasiempreycuando sedetuviese.Ellosnuncahabíantenidoquepreocuparsededóndesaldría su próxima comida o de cómo mantenerse abrigados en invierno. Me incluía a mí misma ahí. Puede que no fuese tan rica como el resto de personasenelBend,perosiemprehabíatenidountechosobremicabeza. Esperaba ser más compasiva que la mayoría, particularmente ante un artistadetalento,locualnuestrografiteroclaramenteera. “Estaba de camino a venir a verte,” me dijo Reece. “Tengo una proposiciónquehacerte.” “¿Yamevasaechar?” “Novoyaretirarmipalabra,Cassie.” Traguésalivaynodijenada. “Quierohacerrenovaciones,”dijo. “Esodijisteayer.¿Nohascambiadodeidea?” Élsonrió.“No.Necesitareparacionesymepreocupa–nospreocupa –quepuedacaersesobreti.” NomecabíaningunadudadequeteníaqueagradecerleaCleoeste cambioenlaactituddeReece.“Notienesporqué,”ledije. “Sí.Eslaresponsabilidaddelcasero.Además,quierohacerlo.Sidejo lapropiedadabandonadaahora,luegoserámáscostosoarreglarla.Esmás económicoatenderlosproblemasantesdequesehaganmayores.” Entendíaesaactitud.SonabamásdelmodoenqueReecepensaría.A él sólo le importaba el dinero y proteger su inversión, en vez de asegurarsedequeyopermaneciesesecabajounaguacero. “Vale,”dije.“Sólohazmesabercuándovendránlosalbañiles.” “Ésa es la cuestión.” Se aclaró la garganta. “Quiero contratar a Blake.” “¡No!” “Vamos,Cass,porfavor.Élsabeloqueestáhaciendo.” “Seguroquelosabe,peronomeimporta.Nolequieroporaquí.” CleoyBeckyintercambiaronpalabrasconlamirada.“Necesitaalgo quehacer,”continuóReece.“Élnotienenadaquehacer,yesalguienque necesitatrabajarosevolveráloco.Mepreocupa...” “Hedichoqueno.Encuéntraleotracosaquehacersiestáaburrido.” “Cassie,”dijosobriamente,demodoominoso.“Esmipropiedad.Si quierocontrataramihermano,puedohacerlo.” “Es mi hogar, no una propiedad. Y como inquilina, tengo todo el derechoderechazarteneraunobreroenparticularaquí.”Nosabíasieso era verdad o no pero no me importaba. Solo de pensar en tener a Blake entre las mismas paredes que yo me estaba mareando. Había resultado suficientemente penoso tener que haberle visto ayer, pero verle todo el día,todoslosdías,meconvertiríaenunrevoltijopatético.Nopodíadejar quemisalumnosmevieranasí.NopodíapermitirqueBlakemevieraasí. “Nolequierocercademicasaodemí.¿Estáclaro?” “Clarísimo,” dijo una voz detrás de mí tan afilada y fría como una hojadeacero.Unavozquemehizosentircalienteyfríaalmismotiempo. Blake. LAPROPOSICIÓNDELNOVIOBILLONARIO yaestádisponible.Descárgaloahora. –––––––– Tus comentarios fundamentales y recomendaciones son –––––––– Los comentarios y recomendaciones son cruciales para que cualquier autor pueda alcanzar el éxito. Si has disfrutado de este libro, por favor dejauncomentario,aunquesoloseaunalíneaodos,yházselosabera tus amigos y conocidos. 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