PATRONES DE INSTINTO Y CONJUNTO EN VUELO DEL BUCHÓN GRANADINO (CONTINUACIÓN DEL ESTÁNDAR MORFOLÓGICO) 1. INTRODUCCIÓN Desde tiempo inmemorial, al hablar de las palomas buchonas españolas, la primera denominación que salta a la mente es la de “palomos ladrones”. En estos días de reconocida y aireada corrección política, la aplicación de este calificativo a un animal que, simplemente, sigue su instinto de reproducción y trata de conseguir pareja, puede antojarse inapropiada y denigrante. Sin embargo, no hace en realidad tanto tiempo, un buen palomo ladrón era motivo de orgullo para el aficionado que lo había criado o lo tenía, de envidia por parte de los neófitos que lo codiciaban y de rencor por parte de los dueños de palomares de caseras y zuritas, que llegaban a odiarlos como a enemigos declarados. Casi en estos mismos términos habló de estas palomas especiales el escritor norteamericano Washington Irving, que fue embajador de su país en España (1842-1846) e incluyó en sus Cuentos de La Alhambra (1865) un relato sobre unos palomos ladrones granadinos, propiedad del administrador del palacio, que eran “el terror de los palomeros de la vecindad”. Anteriormente, en 1759, la Cancillería de Granada había promulgado unas ordenanzas, organizadas en 21 apartados, por las que se regulaba la diversión de los palomos “llamados vulgarmente Ladrones.” Algo ocurrió casi simultáneamente en Cádiz, y mucho antes, en la Sevilla del siglo XI, las autoridades se habían visto en la necesidad de regular el comercio de los palomos ladrones por considerar que se estaban cometiendo abusos que convenía erradicar. Hoy en día, la faceta más popular de la afición a las palomas buchonas en España parece centrarse en torno a exposiciones en recintos cerrado, donde los ejemplares son enjuiciados por su belleza y su conformación fenotípica con el correspondiente estándar morfológico. Ello no quiere decir que el instinto de palomo ladrón se haya perdido o que no siga siendo una característica primordial de nuestras buchonas. Al mismo tiempo, conviene recalcar algo evidente: que las palomas son aves de vuelo y que cada una de las razas de palomas buchonas españolas tiene una forma propia y distintiva de volar. En el año 1.977, la Federación Española de Columbicultura aprobó el ESTANDAR morfológico del BUCHÓN GRANADINO, (en adelante BG), en el que se incluían varias menciones al vuelo y un amplio capítulo, de cuatro apartados, denominado CONJUNTO EN VUELO, (en adelante CV), que definían perfectamente la forma de volar de los ejemplares de esta raza. Dicho trabajo quedó pendiente de ampliación, tarea que ahora se acomete. 1 El modo de volar y la figura en vuelo del Buchón Granadino provienen de los de las razas que están en su origen, especialmente del antiguo palomo buchón que fue vulgarmente conocido en toda Andalucía y el Levante español como Valenciano y del buchón llamado Quebrado, raza con la que el Granadino ha convivido durante más de sesenta años. 2. INSTINTO Siempre se ha dicho que la condición de un palomo ladrón, la que le hace distinguirse como tal y llevar a cabo con éxito su trabajo (o “faena”) se basa en la combinación de tres instintos: el de persecución, el de conservación y el de seducción. Un palomo sano está siempre alerta, presto a detectar la presencia de una posible conquista y dispuesto a partir tras ella (o incluso delante de ella, pues hay palomos que perciben la aproximación de una paloma a las inmediaciones de su palomar incluso antes de que se produzca de hecho). En el caso concreto del Buchón Granadino, se dice que, al arrancar a volar, “salta”, siempre buscando una salida que tiende a la vertical, batiendo las alas enérgicamente y dando unas sonoras “palmadas” que se antojan desafiantes y alegres. Durante unos momentos el palomo, mostrando su celo, puede adoptar la postura que llamamos “colocado”, que se definirá más tarde, aunque acto seguido iniciará definitivamente la persecución. Para ello, usará una figura más aerodinámica que conocemos como “tirar” y que le resulta más apropiada para cubrir terreno. Cuando se produce el encuentro con la posible conquista, el palomo se crece, se “coloca” y exhibe de nuevo, y mucho más si la reunión ocurre en las inmediaciones de su palomar, siendo éste un momento clave en el proceso de la selección. A la facultad que tiene un palomo para cambiar de comportamiento y emplear diferentes posturas según lo requiera cada momento se la conoce como “funcionalidad”. Es esta misma capacidad, por ejemplo, la que hace que un ejemplar, cuando va acompañado de hembra, realice un vuelo bajo y rasante, a muy poca distancia de tejados o terrazas, con el objetivo de fijar el vuelo de ella y acompasarlo al suyo propio, como anunciando que habrán de posarse en el palomar del macho en algún momento determinado, o bien para despistar a posibles rivales. Igual de apreciado resulta que el macho, en su afán por llevar la iniciativa, ascienda de repente y casi en vertical. Finalmente, será en el propio palomar, después de haber enseñado a la hembra como entrar a él mediante una serie de vuelos y paradas cortos (“trasteos”), donde el macho dará muestra inequívoca de su instinto de seducción. Tras posarse, se dirigirá rápidamente a su casillero, desde donde llamará a la paloma y de donde saldrá de un modo regular para asegurarse de que su conquista permanece cerca e interesada. En ocasiones, durante alguna de estas salidas, la arrullará brevemente, e incluso la empujará ligeramente con buche y pecho, preferiblemente sin picarla, para, inmediatamente, tirar de ella hacia el nido. Esta faena se repetirá cuantas veces sea preciso, hasta conseguir anidar a la hembra. En caso de que la hembra saliera a volar de nuevo, el macho habrá de seguirla y el ritual empezará de nuevo. 2 3. POSTURAS AZURITADO: A veces un palomo buchón vuela, a una altura considerable, adoptando la figura en vuelo de una paloma zurita o bravía. Para ello, recoge el buche al máximo (lo “pierde”), pliega la cola todo cuanto puede, y mueve las alas con celeridad. Claramente, el propósito de esta postura es el de conseguir la mayor aerodinámica y cubrir el mayor espacio posible en el menor tiempo posible. Esto suele ocurrir cuando el animal vuela asustado o perdido, o cuando regresa a casa después de haber realizado un vuelo de persecución excepcionalmente largo y tras haber cejado en su empeño. COLOCADO: Es una postura donde las características del vuelo de la raza se muestran con su mejor conjunción y mayor armonía. En esta postura, que usualmente se manifiesta en su máxima expresión en una reunión con otro ejemplar, el Buchón Granadino lleva el cuello y la cabeza en alto, por encima de la línea de la espalda, el morrillo visible, el buche redondeado y controlado, sin mecerlo en ningún sentido, y un poco inclinado hacia atrás, la cola arqueada hacia arriba por las plumas timoneras de los extremos y las patas bien recogidas bajo el cuerpo. El movimiento de las alas es rítmico y pausado. Para un ejemplar, esta postura es un intento de desplegar en vuelo todo su atractivo sexual, por lo que hay considerarla igual en importancia a la cualidad del arrullo y la llamada, básicos a la hora de conseguir una conquista. TIRANDO: También es ésta una figura típica, que parece un paso intermedio entre las dos anteriores. Básicamente, es la que emplea el palomo durante una persecución y, en conjunto, tiende a ser más horizontal o rectilínea que cuando el palomo está “colocado”. El cuello va estirado y la cola semiplegada, en tanto que el braceo se produce a buen ritmo, con el objeto de conseguir avanzar de un modo rápido y constante y alcanzar a la paloma que se persigue. También la utiliza un animal que quiere hacer que una hembra le siga para separarla de sus competidores. Al igual que en las otras, en esta postura las patas van recogidas y casi no se ven. En ninguna de estas tres posturas, ni en general en ninguna de las posiciones en vuelo, hará el cuerpo oscilaciones de arriba hacia abajo. EL ÁNGEL: Es ésta una figura que se considera muy propia del Buchón Granadino. Se dice que un palomo está “haciendo el ángel” cuando planea, con las alas en forma de uve (V) y sin batirlas. A veces un ejemplar recorre un buen trayecto en esa posición, que también utiliza para descolgarse a su posadero habitual. 3 4. CONJUNTO EN VUELO - CABEZA. Formará proyección con el cuello, aunque con una suave inclinación sobre el mismo que favorece la aerodinámica, girándola en cualquier dirección cuando convenga. Al ir “colocado” el palomo llevará su cabeza en alto. Por detrás de la parte superior de la cabeza, se exteriorizará el morrillo y, a partir de él, la espalda y la cola formarán una línea continua, sin que se ericen la espalda o la albardilla. - CUELLO. En posición de “colocado”, llevará también parte del cuello en alto, es decir por encima de la línea de la espalda y no presentara el cuello estirado, sino ligeramente inclinado hacia delante. El morrillo también será visible. La longitud del cuello no debe romper la armonía del conjunto, lo cual puede ocurrir si es excesiva. - BUCHE.- Bajo la cabeza la tirilla del cuello sirve para continuar con la línea del buche, que termina redondeado, hasta el inicio de la quilla, y tras ésta las patas, que el palomo llevará recogidas. Visto de frente, el buche debe ser ancho y rajado ligeramente. No será ni muy voluminoso ni escaso y, en vuelo, irá un poco inclinado hacia atrás. En ningún momento, perderá el palomo el control del buche ni le permitirá ningún movimiento durante el vuelo. - ALAS.- Las plumas serán anchas y fuertes y llevarán un movimiento pausado, con un visible remado. Al saltar, el palomo lo hará palmeando con fuerza para ir elevándose hasta el nivel deseado. Como se ha dicho, el palomo moverá las alas de arriba abajo, con un remar parsimonioso y rítmico que produce un vuelo aparentemente lento. Al saltar, el palomo lo hará palmeando con fuerza para ir elevándose hasta el nivel deseado. Al palmear pondrá las alas en forma de uve (V) y al planear también adoptará esta postura “en uve”, recorriendo un buen trayecto en esa posición, que también utiliza para descolgarse a su posadero. Como se ha mencionado anteriormente, a este planeo muy apreciado por los aficionados se le llama “hacer el ángel”. - COLA.- En su posición de “puesto o colocado”, la cola irá abierta, con los extremos arqueados hacia arriba, de forma moderada, sin llegar a la exageración y sin ser plana. Las plumas de la cola no deben ser largas pues ello afea la figura en el aire. Además, serán compactas. NOTA: El vuelo debe mantenerse a una altura razonable, que puede estar comprendida entre los 15 y 30 metros de altura sobre el palomar, si este está ubicado en una terraza. En cuanto a alejamiento, un animal que sea medianamente volador puede alejarse entre 100 y 200 metros. Evidentemente, éstos son datos aproximados y no se descarta que haya ejemplares con mayor capacidad de vuelo y mejores cualidades en relación al mismo en su radio de acción y trabajo. El tiempo de permanencia en el aire es muy digno de tener en cuenta, tanto si el palomo vuela 4 con otros ejemplares como si lo hace solo, en faena de trabajo. Si este tiempo se cronometrara, a veces se producirían datos considerables, especialmente cuando el palomo se pierde de vista de su palomar. La excepción es la del vuelo raseado que un animal efectúa durante una faena de trabajo, al objeto de tirar una pieza en su territorio. PATRONES DE INSTINTO Y CONJUNTO EN VUELO DEL BUCHON GRANADINO (PLANILLA DE EVALUACION Y PUNTUACION) A.- FAENA EN VUELO, FUNCIONALIDAD, DISTANCIA Y ALTURA, CAPACIDAD DE CONSERVACION.......... B.- FAENA EN EL PALOMAR Y ARRULLO…………........ 25 puntos APTO 25 “ APTO Se recuerda que la condición de APTO, para pasar a la fase siguiente, estará sujeta a la obtención de un mínimo de 15 puntos, indistintamente en cada elemento. 1º. POSTURA DE CABEZA Y CUELO………………..…. 10 2º. BUCHE (FORMA) ………………………………………. 5 “ 3º. MORRILLO……………………………………..………... 5 “ 4º. ALAS (MOVIMIENTO Y HACER EL ANGEL) .……… 10 “ 5º. COLA Y ESPALDA……………………………………… 5 “ 6º. PATAS……………………….…………………………… 5 “ 7º. ARMONIA DEL CONJUNTO (COLOCADO)………… 10 “ TOTAL 100 puntos puntos DEFECTOS En general será considerado defecto todo aquello que desvirtúe las propiedades que definen la raza, reflejadas en el cuerpo de los presentes PATRONES. Los defectos serán penalizados, en todo caso y según gravedad, restando puntuación al elemento evaluado. 5 Capítulo de conclusiones. Por lógica, los PATRONES DE INSTINTO Y CV., no podrán ser aplicados a palomos-as que previamente no hayan superado el ESTANDAR MORFOLOGICO, con una puntuación mínima de SUFICIENTE (61 puntos). A efectos de velar por el INSTINTO DE LA RAZA, no podrá finalizarse la puntuación si el ejemplar previamente no demuestra su actitud de trabajo EN VUELO y del PALOMAR con una nota que supere la nota media de los apartados que lo componen, 8º, 9º y 10º. Por razones obvias, las evaluaciones no podrán efectuarse fuera de la época de celo, en periodo de muda, en días de fuerte viento, lluvia o niebla, en horas previas al anochecer, etc., ni en cualquier otra circunstancia que las dificulten. Para suplir en lo posible, la escasa probabilidad de que se den los supuestos contemplados en las FAENAS EN VUELO y en el PALOMAR, el dueño de los palomos a evaluar deberá contar con una hembra en celo en perfecto estado de forma. Lo ideal sería una que no estuviera enseñada en el palomar donde se está evaluando. 6