El Museo del Prado presenta las conclusiones del estudio técnico y

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Tras concluir la restauración de la obra
El Museo del Prado presenta las conclusiones del estudio
técnico y restauración de su Gioconda
- La obra se expondrá en la sala 49 del Museo desde hoy y hasta el 13 de
marzo, antes de su traslado al Museo del Louvre para participar en una
exposición temporal
- La principal conclusión alcanzada durante el proceso de estudio técnico y
restauración de la pintura radica en su identificación como obra del taller de
Leonardo, pintada simultáneamente a la realización de la original
- El estudio cruzado de la documentación técnica existente ahora de ambas
obras, original y copia, está permitiendo conocer la secuencia de realización
de La Gioconda de Leonardo, conservada en el Louvre, y mejorar su
comprensión
El Prado ha presentado hoy el proceso y conclusiones del
estudio técnico y la restauración de la copia de la Gioconda que conserva en sus
colecciones desde su fundación como parte de las colecciones reales españolas que le
dieron origen. El trabajo, patrocinado por la Fundación Iberdrola como protector del
Programa de Restauraciones del Museo e iniciado hace dos años, ha puesto de
manifiesto que la obra fue realizada en paralelo al retrato original de Leonardo
conservado en el Museo del Louvre y que se trata de la copia más antigua además de la
versión más importante del famoso retrato que se conoce hasta la fecha. Los hallazgos
realizados, apoyados fundamentalmente en el estudio cruzado de las dos obras y de los
documentos técnicos de la obra del Prado obtenidos durante su estudio, constituyen un
descubrimiento de especial relevancia para la historia del arte para entender mejor el
cuadro original y apreciar detalles del mismo que hasta ahora habían pasado
desapercibidos o cuya comprensión no era fácil.
Madrid, 21 de febrero de 2012.-
Ruiz de Alarcón, 23
28014 Madrid. España
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area.comunicacion@museodelprado.es
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Procedente de las colecciones reales españolas, aunque aún se desconoce la forma y
fecha de su ingreso en las mismas, la copia de la Gioconda del Museo del Prado ha sido
sometida a un estudio técnico y restauración con motivo de la solicitud del Louvre,
hace dos años, para su participación en la exposición que inaugurará en su sede el
próximo mes de marzo: “L’ultime chef-d’œuvre de Léonard de Vinci, la Sainte Anne”
(29 marzo – 25 junio 2012). Gracias a este proceso, que ha permitido recuperar la
imagen original del cuadro del Prado, éste se sitúa ahora como uno de los testimonios
más representativos de los procedimientos del taller de Leonardo al haberse desvelado
como obra de alguno de los discípulos del gran maestro florentino que trabajaban en su
taller al mismo tiempo que éste pintaba la original. Por esta razón, la obra del Prado se
considera ahora la versión más importante, conocida hasta el momento, de la
emblemática pintura de Leonardo conservada en el museo parisino.
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El interés que suscitó la comparación del resultado de la primera reflectografía
infrarroja con la del original llevó a profundizar en el examen de la obra y, finalmente,
abordar su restauración. El estudio técnico realizado ha sido el habitual e incluye
reflectografía infrarroja, radiografía, fluorescencia inducida con luz ultravioleta y
examen con lupa binocular. Una de las aportaciones de interés que avalan también las
conclusiones alcanzadas durante estos estudios, realizados para conocer cómo se pintó
y determinar su estado de conservación, fue la identificación del soporte de esta obra
como tabla de nogal -madera habitual en obras de pequeño formato de Leonardo y su
taller y utilizada, entre otras, en La Dama del Armiño, La Belle Ferronière o San Juan
Bautista- y la constatación de que la pintura carece de la tradicional preparación de yeso,
sustituida en su caso por una doble capa compuesta por blanco de plomo y aceite de
lino, un tipo de preparación que, siendo inusual, aparece en numerosas obras de
Leonardo y su taller.
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La reflectografía infrarroja y el examen de la superficie con luz rasante descubrieron la
existencia de un paisaje bajo el fondo negro. Los análisis químicos concluyeron que
este fondo se trataba de un repinte no anterior a 1750 y que existía una capa orgánica
que lo aislaba físicamente de la pintura original, preservando su óptima conservación. A
pesar de su diferente calidad pictórica respecto a la original, el paisaje recobrado es
acorde con el cromatismo y las formas evanescentes de los escenarios de Leonardo. El
extraordinario interés de esta copia reside en que, desde el dibujo preparatorio y casi
hasta los últimos estadios, repite el paulatino proceso creativo de la Gioconda aunque
sin pretender hacerse pasar por ella. El análisis comparado de las reflectografías
infrarrojas de la obra original del Louvre y de la copia del Prado revela detalles
idénticos, subyacentes a la pintura, que evidencian un proceso de elaboración paralelo.
Las figuras son prácticamente iguales en dimensiones y formas, y lo que es más
importante, cada una de las correcciones del dibujo subyacente del original, se repiten
en la obra del Prado: la transformación del contorno de la cintura, la posición de los
dedos, el contorno del velo y el de la cabeza, incluso ajustes menores de los perfiles de
las mejillas y el cuello. Un copista "tradicional" transcribiría lo que ve en superficie y no
lo que está oculto bajo la pintura; sin embargo, tal y como demuestra su dibujo
subyacente, el autor de la tabla del Prado dibujó los mismos elementos que Leonardo,
incluidos los que ninguno de los dos pintaron posteriormente y, por tanto, no son
visibles en la superficie pictórica.
La conclusión de estos estudios apunta a un miembro del taller de Leonardo y a una
elaboración paralela de ambos retratos. En cuanto a la posible autoría, la factura
pictórica difiere de la producción de discípulos o colaboradores de da Vinci como
Boltraffio, Marco d'Oggiono o Ambrogio di Predis, que tienen una personalidad muy
definida. No obstante, es posible situarla estilísticamente en un entorno milanés,
próximo a Salaï (1480-1524) o quizás a Francesco Melzi (1493-1572/73), los alumnos
de más confianza del maestro, herederos de su obra.
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Por otro lado, la gran calidad de los materiales empleados en la tabla de Madrid sugiere
un encargo importante, a diferencia de las demás copias conocidas hasta la fecha, todas
ellas posteriores y realizadas ya con la conciencia de estar reproduciendo lo que ya era
un original famoso. Los análisis técnicos demuestran que la Gioconda del Prado fue
realizada a la par que el original, lo que da sentido a la hipótesis de un "duplicado" de
taller, realizado al mismo tiempo y con acceso directo al paulatino proceso de ejecución
del cuadro de Leonardo.
Tras el análisis de esta información, se inició la restauración con la limpieza de la
superficie pictórica, eliminando los barnices oxidados que transmitían una tonalidad
amarillenta, especialmente a las carnaciones. Esta intervención permitió recuperar las
tonalidades originales, así como los volúmenes de las telas y las transparencias de los
velos. Terminada esta limpieza se procedió a la eliminación del repinte negro que
cubría por completo el fondo de la composición de manera progresiva mediante la
aplicación de disolventes orgánicos hasta su total eliminación. Una vez incorporado el
paisaje a la superficie pictórica y para lograr la correcta transición entre la figura y el
fondo restableciendo la unidad y equilibrio entre ambos, se eliminó el repinte que
cubría el velo y parte del cabello en el lado izquierdo de la cabeza, lo que permitió
recuperar la transparencia del velo y la visión del paisaje a través de él. Esta zona tan
significativa de cuadro recobró así el aspecto etéreo original, captándose mejor el aire y
el espacio que rodean la cabeza. Dado el buen estado de la pintura, en la fase final de
reintegración cromática se ha ejecutado una intervención mínima y limitada a pérdidas
de pequeña consideración.
El estudio técnico ha sido realizado por Ana González Mozo, investigadora del
Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado, en colaboración con todos
los departamentos del Área de Restauración, y la intervención ha sido ejecutada por
Almudena Sánchez Martín, restauradora del Museo del Prado. Miguel Falomir Faus,
jefe del departamento de Pintura Italiana (hasta 1700) del Museo del Prado, ha
coordinado los trabajos.
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La obra
Esta copia forma parte de las colecciones del Prado desde su fundación en 1819 por
proceder de las colecciones reales españolas, germen de la institución. Aunque se
desconoce el dato exacto acerca de la forma y fecha de su ingreso en las colecciones
reales, probablemente se trate de la obra que aparecía ya en 1666 citada en el inventario
de la Galería del Mediodía del Alcázar como un retrato femenino vinculado a
Leonardo. El jefe del departamento de Pintura Italiana (hasta 1700) del Museo, Miguel
Falomir Faus, cree muy posible que esta copia estuviera ya en España en las primeras
décadas del siglo XVII.
Expuesta de forma habitual en el Museo hasta su traslado al taller de restauración en
junio de 2011, la obra constaba catalogada en ese momento como copia antigua
anónima del primer cuarto del siglo XVI pintada sobre tabla de chopo. En función de
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los nuevos datos aportados por su estudio técnico y restauración, la pintura queda
ahora catalogada como: La Gioconda, taller de Leonardo. H.1503-16. Óleo sobre tabla
de nogal.
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