VOTO NUMERO: 458-11 TRIBUNAL DE FAMILIA DE SAN JOSÉ, al ser las nueve horas cincuenta minutos del cinco de abril del dos mil once.Proceso de violencia doméstica establecido por L. […] contra F., […]. Conoce este Tribunal del presente asunto en virtud del recurso de apelación interpuesto por el presunto agresor contra la resolución dictada por el Juzgado de Violencia Doméstica de Desamparados, al ser las trece horas treinta minutos del veintitrés de febrero del dos mil once.Redacta el Juez SOTO CASTRO; y CONSIDERANDO: I.- AGRAVIOS: Apela el presunto agresor la resolución número 323-11 de las trece horas treinta minutos del veintitrés de febrero de dos mil once, dictada por el Juzgado de Violencia Doméstica de Desamparados, mediante la cual se mantienen las medidas de protección ordenadas interlocutoriamente. Las inconformidades del recurrente son las siguientes: a) que la sentencia violenta las reglas de la sana crítica, ya que tiene por acreditados hechos que no tienen asidero probatorio, salvo en el mal entendido principio de protección e igualdad de género; b) que él único testigo aportado por la solicitante es de "oídas" (sic), además de complaciente; c) que no hay prueba que determine que la actora esté sufriendo violencia y que se encuentre en una situación de desventaja, por género o dependencia; d) que la resolución recurrida violenta los principios de inocencia, igualdad y debido proceso; e) que la presunción tácita se aplica solamente en las resoluciones iniciales, no así en la final, donde las partes tienen que aportar pruebas para demostrar su dicho; f) que se demostró que no es cierto que él hubiera encerrado a la solicitante en la casa, ya que los testigos describieron que la misma tiene ventanales grandes que se abren desde adentro, por lo que pudo haber salido por ahí; g) que la solicitante confesó que interpuso la denuncia como reacción al hecho de que él, con anterioridad, la había denunciado por violencia doméstica. Dicha denuncia se hizo para proteger a sus hijos, mas no se brindó la ayudad pedida; h) que el informe de trabajo social se hizo con la información brindada por la solicitante, quien ha mentido; i) que no se tomaron en cuenta las contradicciones en las que incurrió la solicitante al decir que estaba incomunicada, pero su testigo admite que ella tiene celular propio y j) que el testigo aportado por la solicitante es meramente referencial por lo que no se debió dar crédito a sus manifestaciones. Con base en lo anterior, pretende se revoque la resolución recurrida y se levanten las medidas de protección (ver folios 81 a 89 y 93 a 97).II.- HECHOS PROBADOS: Se avala por completo el elenco de hechos probados.III.- NATURALEZA DEL PROCESO DE VIOLENCIA DOMÉSTICA: A efecto de resolver la presente impugnación y dados los agravios expresados por el apelante es menester referirse a la especial naturaleza del proceso de violencia doméstica, cuyas características son muy diferentes a las de la mayoría de los demás procesos judiciales. El fenómeno de la violencia intrafamiliar es tan complejo y multicausal que requiere de un abordaje igualmente especial para dar protección a las víctimas de dicho flagelo. De tal suerte, la Ley contra Violencia Doméstica"la Violencia Doméstica contempla una serie de medidas de protección que tienen como fin prevenir, evitar y eliminar los episodios de agresión, para de esa forma proteger a las personas agredidas. Dichas medidas no son sancionatorias, ni conllevan declaración de derecho alguna. En otras palabras, no se trata de "castigar" al agresor, sino proteger a la persona agredida. En caso de que los hechos violentos configuren delitos, obviamente la sede penal será la competente para conocer de ellos. Bajo esta tesitura el análisis de prueba que se hace en violencia doméstica, no es el mismo que se exige en materia penal, por ejemplo. Basta con la existencia de un mínimo probatorio para que las medidas se mantengan. Dicho mínimo lo podría constituir una entrevista, un parte policial, testigos referenciales y otros indicios similares. En consecuencia, no es absolutamente indispensable la existencia de plena prueba. IV.- EN CUANTO A SUPUESTA VIOLACIÓN DE LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, PRINCIPIO DE IGUALDAD Y DEBIDO PROCESO: Insiste el recurrente en el hecho de que se ha violentado el principio de igualdad, la presunción de inocencia y el debido proceso. No lleva razón el apelante en ninguno de estos agravios. Primeramente, en violencia doméstica no tiene aplicación la presunción de inocencia, propia del Derecho Penal, por la sencilla razón de que la persona agresora no está sujeta a una acusación de la cual vaya a derivar una pena o sanción. El principio que rige la materia de violencia doméstica es el de in dubio pro agredido, el cual manda que ante cualquier duda en la apreciación de la prueba, se tendrá que fallar conforme a lo que más convenga a la presunta persona agredida (ver artículo 13 Ley contra Violencia Doméstica"la Violencia Doméstica). Ahora bien, en cuanto al debido proceso y el principio de igualdad, tampoco se han violentado. La presunta persona agresora tiene derecho a ser escuchada, ofrecer prueba y en general ejercer el derecho al contradictorio en el proceso de violencia doméstica. Asimismo, el principio de igualdad consiste en tratar a las personas de la misma forma, siempre y cuando se encuentren en similares condiciones. Es decir, tratar a los "iguales como iguales y a los desiguales como desiguales". En las relaciones de violencia hay un desequilibrio, por lo que no se puede tratar igual a la víctima que al agresor. Por ello rige el principio, ya mencionado, de in dubio pro agredido. Al respecto de lo anterior, esta Cámara en voto número 820-10 de las once horas veinte minutos del veintidós de junio de dos mil diez, afirmó: "Conviene comenzar por aclararle al impugnante el alcance de la intervención judicial en esta materia. Para ello basta citar lo resuelto por la Sala Constitucional en su voto n.º 1997-5923, de las 18:06 horas del 23 de setiembre de 1997, reiterado en el n.º 7160-98, de las 15:51 horas del 7 de octubre de 1998: “Son dos los aspectos a considerar en el análisis del reclamo: en primer lugar, debe tomarse en cuenta que tanto el procedimiento seguido para el dictado de las medidas cuestionadas, así como la naturaleza de éstas (sic) últimas, no tienen carácter sancionatorio, ya sea de índole penal, o disciplinaria, porque no pretenden sentar responsabilidad alguna por parte del acusado en relación con los hechos examinados. Se trata por el contrario de la fijación de medidas de protección a favor de ciertas personas que en cierto momento se encuentran en una situación fáctica de debilidad que hace meritorio su resguardo por parte de los órganos estatales. En otras palabras, la intervención de la autoridad judicial no tiene como objeto el pleno ejercicio de su función de juzgar, pues no se trata de castigar al denunciado porque para ello existen -y deberán utilizarse-, otros mecanismos apropiados según la naturaleza de la falta: se persigue simplemente prevenir -de hecho- el acaecimiento de conductas estimadas lesivas a la dignidad del agredido. Se trata entonces del ejercicio de actividades de cautela, que como tales no contienen ningún grado de atribución de culpabilidad, ni prejuzgan sobre ella, pues como se dijo, todo el trámite probatorio y decisorio se agota en la demostración de la ocurrencia (o probabilidad de ocurrencia) de la conducta indeseable, pero no para declarar alguna responsabilidad del acusado respecto de ella, sino únicamente para acordar -de manera temporal- ciertas medidas de facto para que tal conducta no deseada no siga ocurriendo, todo ello mientras se dirimen en la vía correspondiente los conflictos que puedan haber surgido. Es así como resulta inapropiado aducir una infracción del principio de presunción de inocencia, porque éste (sic), tal y como ha tenido oportunidad de señalarlo la Sala en múltiples oportunidades, se levanta como un valladar ante el Estado, siempre que éste (sic) pretende ejercer su poder sancionatorio sobre el administrado, para que solamente pueda aplicarlo después de que se haya adquirido la certeza de su culpabilidad. En la especie, se trata del dictado no de actos positivos de castigo, sino de meros actos impeditivos de carácter provisional dirigidos a lograr una abstención de ciertas conductas por parte del denunciado.” De manera similar, en el voto n.º 2002-546, de las 8:55 horas del 14 de junio de 2002, la Sala Tercera advirtió “(…) que lo regulado en la Ley contra Violencia Doméstica"la Violencia Doméstica no es materia penal, sino que se trata de asuntos propios del Derecho de Familia, de modo que bajo ningún supuesto aquélla (sic) podría constituir una ley penal y en ese sentido no podría ser catalogada como “más favorable” en relación con alguna ley que sí sea penal.” Este Tribunal, en el voto n.º 838-04, de las 11:20 horas del 26 de mayo de 2004, puntualizó que “Con base en las regulaciones jurídicas señaladas también debe tomarse en cuenta que conforme lo ha establecido la jurisprudencia de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, la Ley contra Violencia Doméstica"la Violencia Doméstica no es materia penal, como lo señala en sus argumentos de inconformidad el recurrente, sino que se trata de asuntos propios del Derecho de Familia, de modo que bajo ningún supuesto aquélla (sic) podría constituir una ley penal y en ese sentido no podría ser catalogada como “más favorable“ en relación con alguna ley que sí sea penal (Voto 600-F-94).” Es claro, entonces, que no se está en presencia de materia penal y que, por eso, no rige el principio de inocencia. Por consiguiente, no puede haberse dado quebranto alguno de lo dispuesto en los artículos 39 de la Constitución Política y 14 del Pacto Internacional de derechos civiles y políticos y en la jurisprudencia constitucional." ( el destacado no es del original). Claramente, se puede concluir que los principios invocados por el apelante no se han transgredido, por lo que los reproches esgrimidos en este sentido se rechazan. V.- ANÁLISIS DEL CASO CONCRETO: La solicitante acudió a estrados judiciales y dio noticia de que el recurrente la dejaba encerrada en su casa, que consumía drogas, que una vez trató de lanzarla por un balcón, trató de asfixiarla, se dirigía a ella como "gorda","loca", que "está hecha leña" (sic) y la amenazaba con quitarle a sus hijos. En la audiencia oral la solicitante ratificó los hechos denunciados, mientras que el presunto agresor los rechazó, principalmente, indicó que no es cierto que dejara encerrada a doña L., ya que ella salía y entraba a placer de la casa, la cual tiene unas ventanas que se abren desde adentro. Además, negó que insultara a la mencionada señora y que la hubiera intentado lanzar por un balcón. Finalmente, señaló que la motivación de la solicitante, para presentar la denuncia, fue que él con anterioridad la había denunciado a ella para proteger a sus hijos (ver folios 33 a 35). En relación con la prueba testimonial, se cuenta con las declaraciones de dos deponentes, uno ofrecido por cada parte, a saber: I. y J.. El testigo I. es un testigo referencial, por cuanto manifesta lo que le han contado, especialmente su esposa quien es hermana de la presunta víctima y esta misma. Entre las cosas que le han relatado, se destaca que aparentemente a don F. no le gustaba que doña L. fuera a visitar a su familia. Además que el recurrente golpeó a doña L. contra unas verjas y que trató de tirarla por un balcón;así como que se refería a ella como gorda y la hacía sentir mal en razón de sus estudios (ver folios 35 a 38). Por su parte, la testigo J. indicó que durante el tiempo que las partes convivieron no hubo discusiones, que doña L. nunca se quejó de recibir algún tipo de agresión y que visitaba a su familia cuando ella quería (ver folios 38 a 40). Obviamente, contamos con dos declaraciones diametralmente distintas, por cuanto la testigo ofrecida por el apelante relata una relación armoniosa entre las partes, ajena, totalmente, de disgustos y discusiones. Mientras, que el deponente aportado por la presunta víctima narra todo lo contrario. Esta contradicción dejaría a cualquier juzgador(a) en el predicamento de determinar cuál de los dos relatos le merece fe. Sin embargo, en violencia doméstica la misma ley prevé un mecanismo ante esta situación de duda, cual es que al momento de apreciar la prueba, de existir duda sobre la misma, se ha de fallar a lo que más favorezca a la presunta víctima. Se trata, pues, del ya mencionado principio de indubio pro agredido, consagrado en el artículo 13 de la Ley contra Violencia Doméstica."la Violencia Doméstica. De tal suerte, lo que más favorece a la solicitante es mantener las medidas de protección, tal y como lo hizo la jueza de primera instancia.; con lo cual este Tribunal coincide plenamente. VI.- EN CUANTO AL VALOR DE TESTIGOS REFERENCIALES: Reprocha el impugnante que no se debe dar valor al testimonio del señor I., por cuanto es un testigo referencial que no presenció ninguno de los hechos. Es muy común que las personas contra las que se imponen medidas de protección cuestionen la idoneidad de los testigos aportados por las personas agredidas, aduciendo que al no ser presenciales no tienen valor. Estos argumentos no son de peso; ya se dijo líneas atrás que la naturaleza jurídica de los procesos de violencia doméstica es sui generis y no se pueden aplicar fórmulas o razonamientos propios del proceso penal o civil. Los eventos de violencia doméstica, generalmente, ocurren en la intimidad del hogar, por lo que es sumamente difícil que haya testigos presenciales. De ahí que la mayoría de las veces la víctima, simplemente, puede contarle a sus allegados la situación que está viviendo y éstos perciben el estado de ánimo de la persona agredida. En autos consta que el testigo en cuestión percibió que doña L. se encontraba deprimida, y además era de su conocimiento que a don F. no le gustaba que ella visitara a su familia. Ahora, en cuanto a los otros hechos narrados, el deponente fue claro en que no los presenció y que su conocimiento se limita a lo que le manifestaron su esposa y la propia víctima. Estas circunstancias no descalifican al testigo, por las razones dichas, además de que su relato constituye un mínimo probatorio. Pretender que alguien haya visto cuando don F. supuestamente intentó lanzar a doña L. por un balcón es algo prácticamente imposible, por cuanto ello habría sucedido en la intimidad de la pareja. Así las cosas, el testimonio rendido por el señor I. es aceptable. Este Tribunal ya se inclinado por este criterio, tal y como lo hizo en voto número 1787-08 de las once horas veinte minutos del dieciocho de octubre de dos mil ocho, al indicar: "En nuestro caso, luego de que se ha hecho una revisión del expediente a la luz de los argumentos de inconformidad del apelante se llega a la conclusión de que la resolución recurrida merece confirmarse. Dentro del contexto de violencia doméstica, en el cual muy a menudo no existen testigos directos, lo cierto es que detalles referenciales de lo acontecido anteriormente o bien incluso posterior a la solicitud de medidas de protección resultan relevante para proyectar lo acontecido en la relación. En nuestro caso, el Tribunal coincide con la autoridad de primera instancia en que el acontecimiento relatado por el padre de la solicitante da ese mínimo probatorio para que opere el principio de indubio pro agredido. Debemos recordar que acá no rigen los principios civiles ni penales, sino que se ha optado por un trámite cautelar autosatisfactivo para medidas de protección temporales para garantizar la integridad y la dignidad, en el cual no se decide definitivamente un asunto sino que se busca la protección de la posible víctima, lo que implica que en los casos de duda, se opta por la protección. Así las cosas lo que corresponde es confirmar la resolución venida en alzada" (en este mismo sentido ver voto 1658-06). VII.- EN CUANTO A PRUEBA SOCIAL: Además del testigo citado, en el expediente se cuenta con un informe social realizado a la solicitante, en el cual se concluyó, textualmente: "Los hallazgos sugieren situación de pareja con presencia de violencia, la cual podría incrementarse en su riesgo por el proceso de separación en el que se encuentran. Se encontró que la evaluada se ubica en una posición de desventaja por su condición de género, dependencia afectiva y económica hacia el accionado para la atención de sus propias necesidades" (ver folio 21, el destacado es nuestro). Este informe es menospreciado por el recurrente ya que dice que se formuló solo con la versión de la solicitante. Al respecto, se le hace ver a don F. que las profesionales en Trabajo Social y Psicología del Poder Judicial cuentan con gran experiencia, objetividad y profesionalismo, por lo que las conclusiones a las que arriban reflejan su experticia. Las objeciones que hace no pueden aceptarse, ya que solamente tendrían cabida si se formularan desde una óptica científica que cuestione la metodología, fuentes y hallazgos del informe. De lo contrario los reclamos no pasan de ser una simple diferencia de opinión. Consecuentemente, no son de recibo los agravios en relación con este extremo. VIII.- SOBRE PRINCIPIO PROTECTOR E IGUALDAD DE GÉNERO: En varias ocasiones el recurrente afirma, a lo largo de su libelo impugnatorio, que se ha mal entendido o mal aplicado el principio protector y el de igualdad de género, para con ello querer decir que se le ha perjudicado por el simple hecho de ser varón. No lleva razón don F. en su apreciación, la Ley contra Violencia Doméstica"la Violencia Doméstica no visualiza si se es hombre o mujer para aplicar las medidas. Lo determinante es el rol que la persona tiene en el proceso; o sea si es presunta víctima o presunta agresora, lo cual por sí solo tampoco es suficiente, ya que se requiere de un mínimo probatorio para mantener las medidas. En la especie se cuenta con dicho mínimo, el cual está constituido por el testimonio del señor I. y el informe de trabajo social. Gracias a esos elementos mínimos e indiciarios es que se mantienen las medidas, en atención al principio protector, la igualdad de género y el indubio pro agredido, los cuales no se han mal entendido o mal interpretado. Por consiguiente, se rechaza este agravio. IX.- EN CUANTO A "CONFESIÓN FICTA": Finalmente, afirma el apelante que doña L., en "confesión ficta", aceptó que la motivación para denunciarlo fue una primera denuncia por violencia doméstica que él interpuso. Al respecto, se le aclara que la confesión ficta opera cuando una persona llamada a confesión no se presenta a la diligencia respectiva (doctrina del artículo 343 del Código Procesal Civil). Posiblemente, el apelante quiso decir que doña L. confesó de forma pura y simple. Al margen de ello, en esta materia no se puede hablar de prueba confesional, al igual que no se puede conciliar debido a los "bienes en juego" y al desequilibrio existente entre las partes. En consecuencia, no tiene mayor valor la manifestación que haya hecho en este sentido la solicitante, la cual en todo caso no desvirtúa la posible situación de violencia que haya experimentado. Por último, don F. ha hecho referencia al hecho de que denunció a doña L. para proteger a sus hijos y que no recibió la protección buscada. Al respecto se le recuerda su derecho de acudir a la sede de Familia a discutir lo que estime pertinente en cuanto al bienestar de sus hijos. X.- CONCLUSIÓN: Con base en las consideraciones anteriores se rechazan todos los agravios planteados por el impugnante y se confirma la resolución recurrida en todos sus extremos.POR TANTO Se confirma la resolución recurrida.- LUIS HÉCTOR AMORETTI OROZCO ROLANDO SOTO CASTRO ANA LORENA BLANCO BONILLA r.s.