80112- 2007IE38283 Bogotá, D. C, Septiembre 28 de 2007 Doctor JAIME ALFREDO HERNÁNDEZ GÓMEZ Director Oficina de Sistemas e Informática Contraloría General de la República Ciudad Ref. LICITACIÓN. Inmodificabilidad del objeto contractual. 1- ANTECEDENTES. Mediante oficio radicado 2007IE36977 de septiembre 20 de 2007, recibió este Despacho su consulta, mediante la cual solicita el siguiente concepto sobre la posibilidad de modificar el objeto de la licitación después de la apertura de la licitación y de haber sido publicado el pliego de condiciones. 2- CONSIDERACIONES JURÍDICAS. 2.1. OBJETO DE LA LICITACIÓN. En toda licitación éste requisito reviste la mayor importancia, puesto que sólo serán admisibles las propuestas que ofrezcan el objeto solicitado por el ente licitante, debiéndose rechazar las demás, por no ser idóneas para la satisfacción de las necesidades públicas, toda vez que sólo de esta manera es viable la comparación objetiva de los ofrecimientos por que no es posible realizar una evaluación, si las propuestas se refieren a obras, servicios y bienes disímiles. La fijación imprecisa, ambigua o incompleta del objeto de una licitación, afectaría de nulidad la adjudicación de la misma o conduciría a que se declare desierta, comprometiéndose así la responsabilidad de los entes licitantes y de los servidores públicos como lo establece el Artículo 26, Numeral 3 de la Ley 80 de 1993. La libertad de concurrencia y la igualdad de condiciones de los participantes, exigen que con posterioridad a la apertura de la licitación y elaboración de los pliegos de condiciones, el objeto del contrato sea inmodificable. 2.2. LIBERTAD DE CONCURRENCIA EN LAS LICITACIONES. El principio de libertad de concurrencia u oposición garantiza el derecho de participar en el procedimiento concursal a todas las personas que tengan la real posibilidad de ofrecer los bienes, servicios y obras que la Administración pretende obtener en el tráfico jurídico. Es una manifestación jurídica del principio de igualdad ante la ley, recogido en los artículos 13 y 334 de la Constitución, que se traduce en el derecho de todos los ciudadanos al libre acceso a las oportunidades y beneficios que ofrece el Estado. La finalidad del principio es doble: en primer término, asegura a los asociados la igualdad de oportunidades promoviendo la participación del mayor número de oferentes, y en segundo lugar, facilita la selección de quien presente la propuesta más favorable en beneficio del interés público. Para el logro de la finalidad anterior, es preciso que la entidad pública permita la participación de todas las personas naturales o jurídicas que tengan interés en la licitación. Las excepciones a la libertad de concurrencia se derivan de la necesidad de asegurar la capacidad civil, la idoneidad moral (ausencia de inhabilidades e incompatibilidades), y las calidades técnicas, profesionales, económicas y financieras del contratista que aseguren el cabal cumplimiento de las prestaciones requeridas por la Administración Pública. Por lo anterior, es legítimo que atendiendo a las características propias del objeto del contrato, la entidad pública circunscriba la participación a una determinada categoría de contratistas, establecida conforme a las especialidades profesionales y a la calificación que éstos tengan en los registros de proponentes. Esta restricción es válida, siempre y cuando sea razonable y adecuada al objeto del contrato, toda vez que lo que es censurable, es que se limite la participación de proponentes, con la exigencia de calidades inocuas para el cumplimiento de las prestaciones a cargo del contratista. Una exclusión o restricción en este sentido, viciaría de nulidad el procedimiento licitatorio. 2.3. JUSTIFICACIÓN DEL OBJETO DE LA LICITACIÓN. La definición del objeto de una licitación, debe ser el resultado de un juicioso y detallado estudio de necesidades, oportunidad, conveniencia y factibilidad que deben realizar todas las Entidades Públicas, apoyándose en conocimientos técnicos idóneos que permitan solucionar adecuadamente sus necesidades y cumplir los fines del Estado. Las decisiones de la Administración Pública en cuanto a la ejecución del gasto, deben estar debidamente soportadas y fundamentadas en estudios que permitan comparar diferentes soluciones a las necesidades de la Entidad, y en principio se presumen idóneos y adecuados para la selección objetiva del contratista. Así las cosas, los estudios previos deben identificar la necesidad, la solución, las circunstancias de ejecución, los posibles riesgos de la contratación, los precios de mercado y deben identificar técnicamente el objeto del contrato en forma completa, con el fin de obtener la participación de todas las personas que tuvieran la posibilidad de cumplir con las especificaciones requeridas. En este orden, el Artículo 26, Numeral 3 de la Ley 80 de 1993 establece que “Las entidades y servidores públicos responderán cuando hubieren abierto licitaciones o concursos sin haber elaborado previamente los correspondientes pliegos de condiciones, términos de referencia, diseños, estudios, planos y evaluaciones que fueren necesarios, o cuando los pliegos de condiciones o términos de referencia hayan sido elaborados en forma incompleta, ambigua o confusa que conduzcan a interpretaciones o decisiones de carácter subjetivo por parte de aquellos”. Por lo anterior, si los estudios previos son completos y suficientes, no habría necesidad de modificar el objeto de la licitación, máxime si se tiene en cuenta que el cambio del mismo con posterioridad al llamado o convocatoria, constituiría una burla a las personas que optaron por no participar, como para quienes decidieron concursar, motivadas por la especialidad del objeto de la licitación, lo que afectaría la libertad de concurrencia que debe perseguir la escogencia de la propuesta más favorable para la Entidad. Así las cosas, la doctrina ha considerado que la violación de esta regla conduciría a la nulidad de la adjudicación del contrato y constituiría un motivo de responsabilidad precontractual para la Administración1. 1 ESCOBAR GIL RODRIGO, Teoría General de los Contratos de la Administración Pública, LEGIS, Página 75. 3- CONCLUSIÓN. La Oficina Jurídica en uso de las facultades establecidas en el Art. 43 del Decreto Ley 267 de 2000 y Art. 25 del Código Contencioso Administrativo, se permite emitir el siguiente concepto: El cambio del objeto de una licitación con posterioridad al llamado o convocatoria, constituye una burla tanto para las personas que optaron por no participar, como para quienes decidieron hacerlo, motivadas por la especialidad del objeto de la licitación, y afecta la libertad de concurrencia que debe perseguir la escogencia de la propuesta más favorable para la Entidad. Por lo anterior, el objeto de una licitación no puede ser modificado después de la publicación de los avisos en prensa, aviso a la cámara de comercio, apertura de la licitación y publicación de los pliegos de condiciones. Cordialmente, (Original Firmado) LUIS GUILLERMO CANDELA CAMPO Director Oficina Jurídica Proyectó Rossy Liliana Ascencio Pachón, Profesional Universitario Revisión Jurídica: Álvaro Barragán Ramírez, Coordinador de Gestión Radicado: 2007IE36977